“Las palabras enseñan, los ejemplos arrastran” (Dicho latino).

“Si las elites traicionan, las sociedades fracasan” (Albert Camus, 1950).

“El corazón tiene razones que la razón no entiende” (Pascal, matemático francés y teólogo. Siclo XVII).

“Si una mentira se repite constantemente, acaba por convertirse en verdad” (Goebbels).

La lectura del libro del profesor Tamayo me ha abierto todo un mundo de interrogantes.

En principio solo veo actitudes no compasivas e inmisericordes:

Actitud de la Conferencia Episcopal Española, incapaz de visitar durante años, a los niños de la Cañada Real.

Oigo, en un programa de televisión la voz inmisericorde de un cocinero: “¡Concursantes, quedan cinco minutos!” Una concursante derrotada se quitó posteriormente la vida (¿)

“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo” (José Ortega). Hemos heredado las circunstancias de millones de años de historia anterior. Tenemos que conocerlas para actuar, cambiando continuamente para seguir “haciendo camino”.

Por mi formación y profesión científico técnica he tenido que estudiar geotecnia y geología para poder cimentar “sobre roca” o terreno firme. Los arqueólogos profundizan mucho más en la historia al quitar la roña de siglos nos descubren tesoros antiguos que relucen al sol.

Los paleontólogos, como Arsuaga, nos descubren muchos más tesoros. Creo que era un poeta el que afirmaba que la Verdad era como una joven pudorosa que gustaba de esconderse y que había que descubrirla. Cuando Poncio Pilatos pregunta a Jesús: “¿Qué es la Verdad?” Éste no contesta, sus silencios son muy elocuentes.

En los campos de lo infinitamente pequeño, mecánica cuántica, el ser es reemplazado por la probabilidad de existir, o de lo infinitamente grande el Universo creciendo y muriendo la mente se nubla y solamente unos privilegiados son capaces de vislumbrar lo maravilloso.

Si nos adentramos en el cerebro humano estamos en pañales todavía.

El ansia de saber y conocer es innata y no se sacia nunca “Si no os hacéis como niños…”. Mateo, el apóstol, nos recuerda posteriormente: “Cualquier pecado será perdonado menos el pecado contra el Espíritu”.

En un principio y para “educar” las religiones primitivas han empleado el soborno, premiando al sumiso, y el miedo al castigo, expulsión del paraíso, castigando al díscolo. El proceso continúa. Nuestros antepasados expulsaron a judíos y moriscos, que se llevaron consigo los conocimientos matemáticos filosóficos, médicos… Dejaron una península yerma y estéril, dominada por la incuria y el miedo a la Inquisición.

Posteriormente fuimos una especie de apéndice del Primer Reich o Sacro Imperio Romano Germánico, fundado por Carlomagno, y al que perteneció Carlos V: «Entre septiembre de 1547 y junio de 1548 Carlos celebró en Augsburgo el «Reichstag acorazado» (Geharnischte Reichstag) tutelado por una fuerte presencia militar» (desde «El Sacro Imperio Romano Germánico: Mil años de historia de Europa (Otros títulos)» de Peter H. Wilson, Javier Romero Muñoz).

Las guerras de religión asolaron Europa. Los judíos fueron tanto tolerados como perseguidos en otras ocasiones. Las Españas (denominación de los Austrias al conglomerado de pueblos de la Península), se desangraron en aventuras ajenas. El oro traído de América no cubría los gastos guerreros. Estábamos en manos de prestamistas y banqueros.

Un inciso sobre nuestra actuación en el Nuevo Mundo, los historiadores se dividen en antiespañoles, partidarios de la Leyenda Negra y los contrarios. Charles Darwin, en “Viaje de un naturalista alrededor del mundo”, nos narra, sin juzgar, lo que ve en su viaje en el Beagle al mando del aristócrata Robert FitzRoy. Ambos eran gente de orden.

Es la crónica de una travesía dando testimonio de la aniquilación bestial de tribus indígenas y de las torturas a los esclavos. Darwin, hombre de su tiempo, les considera inferiores pero nos narra sus matanzas sistemáticas por el argentino general Rosas, dictador posterior de su país.

El filósofo protofascista, FiedrichNietsche, propone, en el siglo XIX, el ideal del superhombre capaz de escapar de todas y cada una de las cadenas que atrapan a los hombres normales. El superhombre es el ideal, para él todo es lícito: saltarse todas las reglas, no tiene freno y quiere acabar con todos nosotros.

Para “los divinos” (hospital Puerta de Hierro, “Calle M-30”, tenistas, presidentes de clubs de fútbol, presidentes de bancos, de eléctricas, de televisiones, futbolistas…) todo está permitido, no hay límites para su poder.

Por otra parte, nace la psicología con Freud, que considera al hombre como un haz de instintos que hay dominar. Tiene una visión pesimista del ser humano al llegar a su consulta solamente enfermos patológicos.

Con el tiempo surge la psicología conductista, representada principalmente, por Skinner. Nos considera robots sometidos a estímulos (s) a los que correspondemos con respuestas (r), como los célebres perros de Pavlov o las ratas de laboratorio sometidas a descargas eléctricas.

Finalmente surge la psicología humanista de Maslow y Rogers que estudian las circunstancias en las que se han desarrollado las personas que han alcanzado “experiencias cumbre”.

Mucha ciencia pierde su autonomía para sobrevivir.

Los métodos “goebbelianos” actuales han suplantado al pensamiento y a los sentimientos. El humanismo primitivo ha sido sustituido, lenta y silenciosamente, por la lucha sin cuartel entre los humanos. Se fomenta, subliminalmente, la competencia, en busca de la “excelencia” de la “optimización de resultados”. Lo importante es ganar a cualquier precio para conseguir el ansiado premio ya sea deportivo o de cocina.  El que no lo consigue será excluido del paraíso del consumo y relegado a los bajos fondos separados por muros tanto invisibles como visibles. Los concursos televisivos, reality shows, no tienen otra razón de ser que producir un lavado de cerebro, lo importante es derrotar al adversario. “Comunicadores” de poca monta y sin escrúpulos dirigen el cotarro: se convierten en flautistas de Hamelin que nos conducen, ciegos, tontos y sordos a la felicidad.

Los “influencers” y psicólogos del sistema han encontrado la clave: “piensa en positivo”, es decir no existas, no pienses, adáptate…

Existen muchas ONGs y Fundaciones que pretenden transmitir caridad, buenos sentimientos, misericordia… Casi todas tienen sus Patronatos, encargados de que no se desvíen del “camino correcto”. Consiguen apoyos financieros con tal de que no se investiguen las causas que producen el Cambio Climático, sequías, ciclones, huracanes, emigraciones masivas de pueblos empobrecidos huyendo de hambrunas, guerras y persecuciones.

¿Quién soy yo para juzgar a los miembros de esas organizaciones? No puedo ver en su interior. Si no se atreven a “salvar la circunstancia” y analizar las raíces profundas del empobrecimiento será por algo, tampoco yo soy un héroe.

Agradezco a Tamayo la mención que hace del teólogo posconciliar José María González Ruiz, su pequeño libro “Creer es comprometerse” me despertó. En él figura lo que llama el autor “parábola de los ateos”. En el Juicio Final llama el Padre a su derecha porque le dieron de comer o de beber cuando tuve hambre o sed ¿Cuándo, Señor, hicimos eso? Cuando se lo hicisteis a uno de mis pequeñuelos lo hicisteis conmigo.

El compromiso con el compañero es otro concepto barrido por la inconsistencia en las relaciones humanas en el trabajo, que, como dice Bauman, se han vuelto líquidas y terminan conduciendo a la soledad más inhumana.

Tamayo ha sido perseguido, pero sigue, valiente, encabezando la batalla entre la Autonomía de la Razón Humana y su guerra sin fin contra su domesticación por el poder.

Notas:

Francisco Altemir: Dr. Ingeniero de Caminos.

En estos días la Agencia Tributaria ha publicado los datos de las declaraciones de la Renta de 2019 agrupados por códigos postales, que pese a que cogerlos siempre con reservas, nos dan una panorámica de las desigualdades que se producen por barrios en nuestro país, y en especial, en Andalucía. Estos datos van en consonancia con los publicados por el INE en los indicadores urbanos 2020, que vienen a confirmar dos cuestiones, la brecha social y la brecha territorial se agrava desde la crisis del 2008 hasta el año 2019 (últimos con datos disponibles). Como las políticas no se hacen en abstracto, es interesante comparar la situación actual de Andalucía con las medidas que intenta, vía presupuestos de la Comunidad, aplicar el bipartito de derechas que gobierna en la Junta, apoyado por VOX.

Si observamos los indicadores urbanos de 2020 publicados por el INE, vemos una imagen escalofriante de nuestra Comunidad. Los 10 municipios más ricos están situados en Madrid y Barcelona. El resto están situados en Cataluña, la Comunidad de Madrid, País Vasco, más Toledo, Oviedo y Santiago de Compostela. De los municipios más ricos de nuestro país ninguno está situado en Andalucía. Sin embargo, tenemos el triste record de tener 34 de los 49 municipios más pobres, entre ellos el que menos renta tiene: Níjar (Almería).

Atendiendo a la variable del empleo, con datos de 2019 que han variado, Linares (30,9%), La Línea de la Concepción (27,4%) y Córdoba (26,7%) presentaron las tasas de paro más elevadas. No hay ninguna ciudad andaluza entre las ciudades con menos paro. Tenemos 11 de las 15 ciudades con más paro de España.

Como es natural, a mayor pobreza y paro, menor esperanza de vida. Andalucía no tiene ninguna ciudad con las mayores esperanzas de vida, pero sí 9 de las que tienen menos, compartiendo esta lista negra con Canarias, Alicante, Melilla y Ceuta (datos de 2017).

Si aterrizamos a las rentas por barrios, las rentas más bajas se localizaron en Sevilla –zonas 5-A (barrio Polígono Sur del distrito Sur), 4-E (barrios de Los Pajaritos y Amate del distrito Cerro-Amate) y 9-A (ocupada parcialmente por el barrio Colores/Entreparques) y en la zona 4-A de Alicante/Alacant (que incluye en su mayor parte al barrio Juan XXIII). No hay ningún barrio andaluz entre los que tienen mayor renta en España. Todos los de mayor renta se encuentran en las ciudades de Madrid y de Barcelona. Con los datos de 2017, de los 15 barrios más pobres de España 13 se encuentran en Andalucía, principalmente en Sevilla, Córdoba, Málaga y Campanillas. También hay dos barrios de Alicante y uno de Madrid.

Con los datos obtenidos de la Agencia Tributaria para 2019, seguimos manteniendo la tendencia. El barrio más rico de Andalucía es la Malagueta-Monte Sancha (53.453 euros brutos de renta, número 43 sobre 606 números estudiados por la Agencia Tributaria), en Sevilla están el Casco Antiguo-Este-Nervión Sur (60) y otros 4 barrios favorecidos. A pesar de esto están lejos de los 245.400 euros de renta media de La Moraleja en Madrid.

Otro de los datos interesantes que obtenemos es que en los barrios más ricos, a pesar de los enormes salarios que cobran, suelen percibir gran parte de sus ingresos a través de las rentas del capital, del ahorro, de los bienes inmuebles, los rendimientos por sus empresas y las ganancias patrimoniales, que están menos gravadas que las del trabajo. A lo que tenemos que añadir que, durante la recuperación económica, éstas han recuperado lo que han perdido y han crecido tres veces (o más) sobre las rentas de las familias e individuos más pobres.

Observando los datos y la realidad que se cierne sobre nuestra tierra, uno pensaría en la necesidad de realizar una política redistributiva y predistributiva enérgica para reducir la desigualdad y lograr una sociedad más equilibrada, cohesionada y justa. Esto sería el sentido común de alguien que cree en la necesidad de evitar la concentración de riqueza, por un lado, que además no es eficiente económicamente ni justa socialmente, con el aumento de la pobreza, la precariedad, el descenso de la esperanza de vida, etc., por el otro. Sin embargo, la Junta de Andalucía, gobernada por el PP y CS, sostenida por VOX, realiza una política distinta a la del sentido común. ¿Qué política realiza?

Por un lado, rebajan los impuestos en torno a unos 329 millones, en un contexto donde la pandemia, aunque ha remitido, no ha desaparecido, y las consecuencias sociales y económicas no se han solucionado. Empiezan por una reducción al ya menguado Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados al 7%, que beneficia principalmente a las rentas más altas y a las empresas, y en menor medida al resto. En 2019 se bonificó el impuesto de sucesiones y donaciones al 99%, que antes sólo pagaban las rentas altas y que es un mecanismo de redistribución de la riqueza muy potente y al que los Think Tanks de la derecha han logrado colgarle un sambenito de mala fama, ahora se pretende reducirlo aún más. En 2019 rebajaron 3 puntos el tramo autonómico a las rentas más altas, y en 2021 pretenden rebajarlo aún más. Se pretenden rebajar la fiscalidad sobre los Tributos sobre el juego (TJ), en plena epidemia de ludopatía, y al Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte. Además de otros impuestos menores, se pretende que se pueda deducir, siguiendo el modelo de Madrid, los gastos de las Escuelas Privadas y de las Academias, dicho de otra manera, todos los andaluces y andaluzas perderemos prestaciones de servicios públicos porque gente que no lo necesita se va a poder deducir de la renta los gastos de las Escuelas privadas a las que sólo va la “élite” y las Academias privadas. Esto es el “triunfo de la injusticia”, tal y como reza el libro de Saez y Zucman sobre las bajadas de impuestos y la desigualdad.

Si estas noticias se unen al cierre de las aulas públicas en la Educación, a la contratación de la mitad de los docentes COVID de refuerzo (2700 docentes menos entre las dos medidas), que redujeron el curso pasado el abandono escolar, o que se vaya a echar a 8000 sanitarios de sus puestos de trabajo mientras se benefician las empresas privadas de Educación o de Sanidad, echar a parte de la plantilla de INFOCA, gracias a la negligencia de este gobierno, uno puede llegar a la conclusión siguiente: Este gobierno no pretende una “Bajada Masiva de Impuestos” sino un “birle masivo de impuestos” a favor de los más ricos y grupos económicos afines a la derecha andaluza.

Justamente, todas las medidas que han beneficiado a las clases populares y a las clases medias en Andalucía vienen de la legislación aprobada por el Gobierno de Coalición de izquierdas en el Congreso y el Senado, o de las ayudas contra la COVID19 aportada por el Gobierno central, que muchas no se saben dónde se han gastado, por consiguiente no dependen de la acción de la Junta. Dicho de otra manera se han logrado pese a la Junta.

Cuando usted vea que pide cita al médico y se lo dan para varias semanas más tarde, que le retrasan una intervención, que su hija o hijo estudia en aulas masificadas, que no hay plazas suficientes para la FP en la Pública y debe desembolsar una cantidad importante en la Privada, que la atención a la Dependencia es lenta, etc. Recuerde, todo esto ha sido gracias a las bajadas de impuestos que reducen los servicios, aumentan las desigualdades, y a ese dinero que se han ahorrado los más pudientes por llevar a su hijo o hija al Colegio Privado religioso y a su Academia de Inglés, a costa de todo lo demás.

Joseph Chamberlain, primer ministro conservador británico, pronunció las siguientes palabras, en plena crisis producida por el crack del 29: “El propósito de mi existencia es hacer la vida más agradable a la gran mayoría; no me preocupa si para ello debe volverse menos agradable para la minoría acomodada.” Sin embargo, los actuales partidos gobernantes pretenden que nuestra tierra retroceda a costa del bienestar de la mayoría de la gente, para que unos pocos vivan mucho mejor de lo que ya viven. No son la solución, son parte del problema.

Esta tierra se merece un gobierno que haga políticas para la mayoría, no para una minoría. Esta tierra se merece un gobierno que priorice la Justicia Social y pretenda dar oportunidades a todos y a todas para que puedan tener un futuro digno. Como hombres y mujeres comprometidos con el cambio social esta debe ser nuestra guía.

Las desigualdades están creciendo a un ritmo galopante en un sistema capitalista voraz e incontrolado, que ha alcanzado su cara más descarnada y brutal en la actual época de la financiarización. Hay datos que lo dicen todo: en las últimas cuatro décadas, el 1% más rico de la población mundial se ha apropiado del 27% del crecimiento económico, frente al 13% de la población más pobre, que representa el 50% del total de personas que habitan el planeta. O lo que es lo mismo: 3.500 millones de personas se han quedado con menos de la mitad de lo que ha recibido la reducida elite más acaudalada.

El Atlas de las desigualdades en el mundo se propone reflejar las múltiples y crecientes desigualdades que agobian al mundo y descubrir sus causas profundas, el modo en que se retroalimentan entre ellas y las intolerables injusticias que producen.

Por ello, no solo analiza las desigualdades en el campo meramente económico y lleva sus análisis a otros ámbitos: ecología, derechos civiles, género, educación, distribución de bienes, precariedad laboral. ¿A quién pertenecen los recursos? ¿Quién se apropia de los bienes comunes? ¿Cómo es posible que mientras las grandes potencias siguen acaparando tierras de países subdesarrollados, más de la mitad de la humanidad viva con menos de 5,5 dólares al día? ¿Cómo han ido derivando las condiciones de trabajo hasta llegar a la actual precariedad laboral? ¿Hemos avanzado en el reconocimiento de los derechos civiles en todo el mundo? ¿Están reconocidos y garantizados los derechos de las mujeres, de las personas LGTBI en todos los países, el derecho a la información, el sufragio universal? ¿Tiene acceso a la salud todas las personas que habitan el planeta? ¿Es universal la enseñanza, el derecho a la educación? ¿Hasta qué punto se ha degradado el planeta, cómo es el aire que respiramos, qué agresiones están sufriendo los océanos, los ríos, el medio ambiente?

A estas preguntas y otras muchas da respuesta este Atlas con profusión de datos y análisis.

Nombres reconocidos internacionalmente, también muchos de ellos españoles, como los de Thomas Piketty, Branko Milanovic, François Dubet, Olga Cantó, Antonio Elio Brailovsky, Mariela Baladrón, Javier Padilla, Nazaret Castro, Miguel Presno Linera, Edith Rodríguez, Cachera, Enric Puig Punyet, Leire Salazar, Sergio Federovisky, Rossana Mazzola, Virginia García Beaudoux y hasta una treintena de especialistas en diferentes temas han trabajado en este Atlas de las desigualdades, que ha sido coordinado por Creusa Muñoz y publicado en España por la editorial Clave Intelectual (2021). A los textos acompaña un gran número de mapas, gráficos e infografías.

Para hablar de todo ello, el próximo 7 de julio habrá debate internacional, que se podrá seguir a través del canal internacional de youtube de Capital Intelectual, a las 19:00 h en España, en el que participarán: Creusa Muñoz (editora de la obra), Mélany Barragán, que hablará de género; Mariela Belsky sobre derechos humanos; Antonio Brailovsky de ecología; y Nazaret Castro que intervendrá sobre la riqueza en el mundo.