De mujeres, libros y bibliotecas

Lourdes Lucía

¿Dónde están las mujeres en las bibliotecas, cuántos libros escritos por mujeres hay en ellas?  Esto es lo que trata de averiguar el proyecto Bibliotecas en Igualdad, impulsado por la asociación feminista Clásica y Modernas (https://www.clasicasymodernas.org/), para poner de manifiesto que el porcentaje es muy desfavorable a las autoras, aunque no todo el mundo lo sepa. Por ello, llevan realizando durante varios meses el taller “El misterio de las mujeres desaparecidas en las bibliotecas”. La actividad es muy sencilla: se escoge una biblioteca, se prepara una estantería separada del resto y se pide a las personas que participan en el taller que vayan buscando libros escritos por mujeres y los depositen en ella. El resultado es evidente: son muy pocas las obras de autoras femeninas en comparación con las realizadas por hombres.

Tan clara es la diferencia entre obras de autores y autoras, que Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional de España, explicaba en la Universitat de Valencia durante el simposio “Bibliotecas en igualdad” celebrado el pasado 12 de abril, que un reciente estudio sobre el catálogo bibliográfico de la BNE muestra cómo de 1.351.143 títulos registrados, sólo 232.047 corresponden a autoras. Este estudio ha sido el resultado de un encargo de la BNE al INE para comprobar cuántos de los nombres de las autorías de estas obras coinciden con el listado de nombres femeninos que consta en las bases de datos del INE. Los resultados tendrán que ser afinados, pero la conclusión no puede ser más reveladora: solamente algo más de un 15% de los libros que están en la BNE son obra de mujeres.

Sólo aproximadamente el 15% de los libros que están en la Biblioteca nacional de España son obras escritas por mujeres.

Esta diferencia es consecuencia de la discriminación y sometimiento de las mujeres a lo largo de la historia: tengamos en cuenta que la BNE se fundó en el año 1711 y que sólo 126 años más tarde una mujer fue autorizada a consultar sus fondos. La valiente se llamaba Antonia Gutiérrez Bueno y tuvo que obtener en 1837 un permiso especial de la Reina Regente María Cristina para poder acceder a los fondos de la Biblioteca. Y lo logró porque estaba escribiendo un libro. Aislada y en una habitación especial dispuesta para ella sola, Antonia pudo hacer las consultas que necesitaba para escribir su obra, que, además, tuvo que publicar con el seudónimo de un hombre. Y no fue hasta ochenta y un años después (1918) cuando entró a trabajar la primera bibliotecaria en la BNE, que hasta 1990 no tuvo a una mujer como directora.

En este simposio, durante 10 horas un centenar de personas, en su mayoría mujeres, debatieron, compartieron ideas y experiencias y pusieron de manifiesto la desigualdad que sufren las mujeres hoy en el mundo de la cultura.

La BNE se fundó en el año 1711 y sólo 126 años más tarde una mujer fue autorizada a consultar sus fondos. La valiente se llamaba Antonia Gutiérrez Bueno y tuvo que obtener en 1837 un permiso especial de la Reina Regente María Cristina para poder acceder a los fondos de la Biblioteca. Y lo logró porque estaba escribiendo un libro.

Desde experimentadas escritoras como la académica Carme Riera o la profesora Anna Caballé a jóvenes especialistas en videojuegos: Marina Amores y Diana P. Gómez, autoras del libro ¡Protesto!, los videojuegos desde una perspectiva de género (Editorial AnaitGames), pasando por autoridades académicas, representantes de las instituciones y profesionales del mundo de la cultura hablaron de cómo han vivido (o sufrido) en carne propia la desigualdad de género.

Carme Riera subrayó que  la invisibilidad de la mujer es mundial y destacó los análisis realizados por Amartya Sen que afirman que el 70% de los pobres de la Tierra son mujeres, y que mujeres son dos tercios de las personas analfabetas que existen en el planeta.

Por su parte, Anna Caballé enfatizó en que cuando una mujer toma la iniciativa en cualquier rama de la cultura los hombres piensan que eso no les concierne. Ellos (y la opinión socialmente dominante) ven la cultura hecha por mujeres como un espacio protegido “de mujeres para mujeres”, aunque según Caballé esto afortunadamente está empezando a cambiar. Pero tampoco tanto se destacó a lo largo de esta jornada, porque si el papel de las mujeres es secundario en el mundo de los libros, el cine, la pintura o la música, en nuevas modalidades como pueden ser los videojuegos las mujeres están absolutamente relegadas. No sólo el lenguaje que se emplea es totalmente excluyente, es que en esta modalidad las mujeres han sido prácticamente borradas: Marina Amores destacó que sólo el 3% de las programadoras de videojuegos son mujeres.

Sólo el 3% de las programadoras de videojuegos son mujeres.

Otra importante cuestión que se constató es el desconocimiento que hay de lo que hacen y han hecho las mujeres en otras partes del mundo. Esto se vio claro cuando la periodista María Márquez informó del proyecto la “Feminoteca” que se está realizando en las bibliotecas públicas de Madrid. Un expositor itinerante está recorriendo varias bibliotecas de los barrios periféricos en los que se desarrollan a la vez  debates, conciertos, charlas y otras actividades que tienen por protagonistas a mujeres. En este expositor figuran veinte escritoras destacadas que han sido votadas por un amplio grupo de socias de C&M como las autoras que más les han influido. Pues bien, el perfil general de estas escritoras es que son blancas, europeas y norteamericanas.

Por último, Marina Gilabert, coordinadora del simposio,  informó de que algo va a cambiar, y de hecho ya está empezando a hacerlo, puesto que se están recibiendo centenares de adhesiones a este proyecto provenientes del personal que trabaja en numerosas bibliotecas, en las que se está suscribiendo un compromiso de aumentar los fondos bibliográficos de obras escritas por mujeres.

La Feria del Libro de Madrid, que también apoya y colabora con las Bibliotecas en Igualdad, será el escenario este mes de mayo de nuevas actividades de este proyecto, que no ha hecho más que empezar.