«Camino de flores», un recuerdo especial para las mujeres asesinadas en 2020

Si estás en Madrid y pasas por la calle Alcalá, donde se encuentra el Ministerio de Igualdad puede que te sorprenda ver decenas de ramos de flores blancas en la puerta.

Son el personal homenaje de Concha Mayordomo a las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en 2020, y por extensión a todas las mujeres víctimas de la violencia machista. «Camino de Flores» es el nombre de este homenaje, que consiste en la colocación de tantos ramos de flores como mujeres han sido asesinadas víctimas de la violencia machista.

Concha Mayordomo es una artista multidisciplinar, comisaria independiente, gestora cultural y directora de cursos de arte. Es presidenta fundacional de la asociación de mujeres artistas BLANCO, NEGRO Y MAGENTA.

Según Concha, esta idea surgió de la necesidad de denunciar la violencia machista desde una obra conceptual por lo que decidió hacer esta instalación artística, que comenzó en el año 2000 en Alcobendas (Madrid) cuando según la artista, “hablar de violencia de género era casi obsceno”. Posteriormente se ha realizado en Arganda del Rey, en la Junta Municipal de Carabanchel y en Galapagar.

Esta instalación permanecerá desde el 2 de noviembre (Día de Difuntos) hasta el 25 del mismo mes (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer). El aspecto del ramo sufrirá un notable deterioro, de tal forma que comenzará siendo admirado y atractivo. Pero el paso del tiempo, y las agresiones que por vandalismo pueda sufrir, lo convertirán en otro ajado, seco e incómodo a la vista, como una metáfora del problema real, del sufrimiento de las mujeres que padecen algún tipo de violencia, insulto, desprecio o agresión, indica la artista.

Camino de flores sugiere un agradable paseo por el campo en un día soleado con el canto de la pájaros como tema de fondo, nos dice Concha Mayordomo, y cuesta pensar que ese camino también se pueda producir entre las tumbas de un cementerio, donde también abundas las flores, lozanas unas, ajadas otras.

Cada uno de los ramos incluye un tarjetón atado a modo de cartela, que lleva las iniciales, el lugar y la fecha del asesinato de cada una de las víctimas.

Esta iniciativa, emprendida y realizada en solitario, es un intento de expresar la desgracia que suponen los asesinatos machistas, una desdicha que además se ha visto agravada por la situación creada por la pandemia del Covid-19.