Muchos fans de Iron Maiden pensaron que el disco en directo titulado Life after Death, Vida después de la muerte, era el legado póstumo del grupo. Nada más lejos de la realidad; ya que, como se ha visto, la vida del grupo británico se ha prolongado después más de 30 años. De igual manera, ¿cómo un monasterio cisterciense pudo seguir vivo tras el abandono provocado tras la desamortización de Mendizábal en 1835 hasta 1973? La realidad es compleja, pero vamos a intentar explicarla. El Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias situado en Pelayos de la Presa fue pasando de mano en mano, mientras diversos elementos arquitectónicos iban desapareciendo, la portada renacentista en su exterior, las estatuas del interior, los azulejos talaveranos, columnas, dinteles y capiteles del claustro plateresco y otros muchos elementos. En algunos casos como necesidad para construir casas y corrales en el pequeño municipio de Pelayos, en otros casos para hacer la puerta de entrada o decorar una ermita en una finca de lujo en El Alamín, Toledo, caso del Marqués de Comillas.
Sin embargo, su estado de semiruina en la niebla daba el aspecto perfecto y tenebroso para escenas de películas de horror de los años 60. O eso debieron pensar los guionistas y el director de The Blancheville Monster en 1963 contando con una jovencísima Helga Liné. La película rodada en inglés tiene bastantes minutos en diferentes estancias del Monasterio, la iglesia, el claustro e incluso la capilla mozárabe, lugar donde se encontraba la ermita que dio origen al Monasterio en el siglo XII, según algunos estudiosos del monasterio. Mucho más tarde Helga Liné repetiría como actriz principal con Las garras de Lorelei junto a Tony Kendall.
Después, el conocido director y actor Paul Naschy usó el mismo escenario para varias de sus películas actuando como hombre lobo en los años 70. Quizás, la película más destacada fue La Noche de Walpurgis, una película serie B de vampiros. Cuenta la leyenda que, durante su rodaje se tiraron desde la fachada barroca dos estatuas al suelo, San Benito y San Bernardo. La primera de ellas, tuvo el dudoso honor de aparecer en la película Necrophagus con la actriz Beatriz Elorrieta como una de las protagonistas para iniciar un juego de escondite dentro del Monasterio.
Muchas películas rodadas en el Monasterio fueron del género de spaghetti western y hay que destacar entre ellas, 100 Rifles con una escena icónica con Burt Reynolds y Raquel Welch montando a caballo frente a la iglesia; destacada también fue la aparición de George Peppard en Cañones para Córdoba, conocido por sus papeles en Desayuno con diamantes y el coronel Hannibal Smith en El Equipo A. No de menor importancia son las películas Garringo, La Hora del Coraje, ¿Quién grita venganza? y ¡Vamos a matar compañeros!, con actores de la talla de Peter Lee Lawrence, Antonio de Teffé, José Bódalo, Mark Damon, Mónica Randall o Fernando Rey.
¿Se puede usar un monasterio en ruinas para una película de comedia con Tony Leblanc, Concha Velasco, Alfredo Landa y Manolo Gómez Bur? Efectivamente. En la película, Los que tocan en piano, que era una forma de decir en aquella época tardofranquista que algunas personas estaban metidas en asuntos turbios, principalmente estafas y timos. En este caso, el timo consiste en la venta de un cuadro a un coleccionista alemán a las puertas del monasterio en una hilarante escena finalizada con Alfredo Landa portando un cerdo.
Otra película que llama la atención es El Caballero de la Rosa Roja con una jovencísima Raffaella Carrà, fallecida el pasado 5 de julio. Hay varias versiones de esta película de aventuras con la revolución francesa de fondo, en castellano, alemán y francés. La actriz tenía 25 años cuando rodó esta película y algunas partes del Monasterio son usadas en la caratula de la película.
Si bien es cierto que en algunas escenas se puede ver que se produjeron daños al monasterio en algunos rodajes, el resultado de todas las grabaciones fue darle una historia al mismo desde los años 60 hasta 1973, momento en que el convento es comprado por Don Mariano García Benito. De otra manera, el monasterio hubiera acabado desmantelado completamente o como una urbanización más; y sin embargo, hoy podemos comprobar la evolución de su arquitectura durante sus siglos de historia: románico, mozárabe, renacentista, barroco y gótico. El monasterio, Bien de Interés Cultural, es un compendio de historia, el único cisterciense de la Comunidad de Madrid y también el más antiguo.
Don Mariano García fue un arquitecto madrileño que compró el Monasterio tras leer un anuncio en el periódico ABC en 1973. A partir de ese momento, dedicó su vida a proteger el monasterio, tanto en solitario como con ayudas de conocidos, pero sin apoyo institucional. En un video comentaba: “Venían camiones a llevarse las piedras y yo evité la destrucción total del monumento”. En los últimos años, la Comunidad de Madrid ha invertido en rehabilitar y consolidar diversas partes del monumento, aunque todavía falta un plan claro de difusión regional y nacional y un proyecto para que tenga un uso más continuado y controlado, como por ejemplo convertirlo en un museo del Cister. La Fundación del Monasterio y muchos particulares trabajan para poner en valor este lugar, aún desconocido para muchos madrileños.
Muchas de sus obras de arte recogidas por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1836, se encuentran dispersas en diversos puntos del país. La sillería del coro y el facistol en la catedral de Murcia, muchas pinturas de Correa de Vivar, pintor renacentista están en el Museo del Prado, pero sin exponer. Otros lienzos se encuentran en el Museo de Santa Cruz de Toledo y hay algunas otras piezas en Pontevedra, Barcelona y Málaga. Recientemente se encontraron dos relieves mencionados por Antonio Ponz en sus libros de Viajes por España, Jesucristo con la cruz a cuestas y La Piedad en el Museo del Prado, pero muchos otros cuadros, estatuas y otros dos relieves mencionados en los inventarios que llegaron al convento de la Trinidad continúan en paradero desaparecido. Otras muchas pinturas continúan en el Museo del Prado, pero se perdió su trazabilidad y se tiene que seguir investigando para catalogarlas, incluyendo un lienzo posiblemente de Sofonisba Anguissola.
El monumento vive de nuevo tras 80 años de expolio continuado desde la desamortización, que lo llevaron casi a su desaparición. El cine en este caso es un elemento más a añadir a la dilatada historia del monasterio con sus pleitos, incendios, derrumbes, época de esplendor, declive y narración por parte de un monje en el conocido como Tumbo de Valdeiglesias de sucesos históricos como la muerte del Condestable Don Álvaro de Luna.
Las visitas se han reanudado tras la pandemia y se puede visitar todo el verano, los sábados de 10 a 14 horas.
Lista de películas:
- TheBlancheville Monster, 1963.
- Los que tocan el piano, 1968.
- La marca del hombre lobo, 1968.
- El aventurero de la rosa roja, 1968.
- ¿Quién grita venganza?, 1968.
- Junio 44. Desembarcamos en Normandía, 1968.
- La hora del coraje, 1968.
- Los desesperados, 1969.
- 100 rifles, 1969.
- Cañones para Córdoba, 1970.
- La noche de Walpurgis, 1970.
- Garringo, 1970.
- ¡Vamos a matar, compañeros! 1970.
- Drácula vs Frankenstein, 1971.
- La noche del terror ciego, 1971.
- El ataque de los muertos sin ojos, 1973.
- La noche de las gaviotas, 1974.
- El mariscal del diablo, 1974.
- Necrophagus, 1973.
- Hora Cero: Operación Rommel, 1969.
- El jorobado de la morgue, 1973.
- La llamada del vampiro, 1972.
- Las garras de Lorelei, 1973.
* Mario Cuellar es exconcejal de Unidas Podemos e Investigador.