En estos días la Agencia Tributaria ha publicado los datos de las declaraciones de la Renta de 2019 agrupados por códigos postales, que pese a que cogerlos siempre con reservas, nos dan una panorámica de las desigualdades que se producen por barrios en nuestro país, y en especial, en Andalucía. Estos datos van en consonancia con los publicados por el INE en los indicadores urbanos 2020, que vienen a confirmar dos cuestiones, la brecha social y la brecha territorial se agrava desde la crisis del 2008 hasta el año 2019 (últimos con datos disponibles). Como las políticas no se hacen en abstracto, es interesante comparar la situación actual de Andalucía con las medidas que intenta, vía presupuestos de la Comunidad, aplicar el bipartito de derechas que gobierna en la Junta, apoyado por VOX.
Si observamos los indicadores urbanos de 2020 publicados por el INE, vemos una imagen escalofriante de nuestra Comunidad. Los 10 municipios más ricos están situados en Madrid y Barcelona. El resto están situados en Cataluña, la Comunidad de Madrid, País Vasco, más Toledo, Oviedo y Santiago de Compostela. De los municipios más ricos de nuestro país ninguno está situado en Andalucía. Sin embargo, tenemos el triste record de tener 34 de los 49 municipios más pobres, entre ellos el que menos renta tiene: Níjar (Almería).
Atendiendo a la variable del empleo, con datos de 2019 que han variado, Linares (30,9%), La Línea de la Concepción (27,4%) y Córdoba (26,7%) presentaron las tasas de paro más elevadas. No hay ninguna ciudad andaluza entre las ciudades con menos paro. Tenemos 11 de las 15 ciudades con más paro de España.
Como es natural, a mayor pobreza y paro, menor esperanza de vida. Andalucía no tiene ninguna ciudad con las mayores esperanzas de vida, pero sí 9 de las que tienen menos, compartiendo esta lista negra con Canarias, Alicante, Melilla y Ceuta (datos de 2017).
Si aterrizamos a las rentas por barrios, las rentas más bajas se localizaron en Sevilla –zonas 5-A (barrio Polígono Sur del distrito Sur), 4-E (barrios de Los Pajaritos y Amate del distrito Cerro-Amate) y 9-A (ocupada parcialmente por el barrio Colores/Entreparques) y en la zona 4-A de Alicante/Alacant (que incluye en su mayor parte al barrio Juan XXIII). No hay ningún barrio andaluz entre los que tienen mayor renta en España. Todos los de mayor renta se encuentran en las ciudades de Madrid y de Barcelona. Con los datos de 2017, de los 15 barrios más pobres de España 13 se encuentran en Andalucía, principalmente en Sevilla, Córdoba, Málaga y Campanillas. También hay dos barrios de Alicante y uno de Madrid.
Con los datos obtenidos de la Agencia Tributaria para 2019, seguimos manteniendo la tendencia. El barrio más rico de Andalucía es la Malagueta-Monte Sancha (53.453 euros brutos de renta, número 43 sobre 606 números estudiados por la Agencia Tributaria), en Sevilla están el Casco Antiguo-Este-Nervión Sur (60) y otros 4 barrios favorecidos. A pesar de esto están lejos de los 245.400 euros de renta media de La Moraleja en Madrid.
Otro de los datos interesantes que obtenemos es que en los barrios más ricos, a pesar de los enormes salarios que cobran, suelen percibir gran parte de sus ingresos a través de las rentas del capital, del ahorro, de los bienes inmuebles, los rendimientos por sus empresas y las ganancias patrimoniales, que están menos gravadas que las del trabajo. A lo que tenemos que añadir que, durante la recuperación económica, éstas han recuperado lo que han perdido y han crecido tres veces (o más) sobre las rentas de las familias e individuos más pobres.
Observando los datos y la realidad que se cierne sobre nuestra tierra, uno pensaría en la necesidad de realizar una política redistributiva y predistributiva enérgica para reducir la desigualdad y lograr una sociedad más equilibrada, cohesionada y justa. Esto sería el sentido común de alguien que cree en la necesidad de evitar la concentración de riqueza, por un lado, que además no es eficiente económicamente ni justa socialmente, con el aumento de la pobreza, la precariedad, el descenso de la esperanza de vida, etc., por el otro. Sin embargo, la Junta de Andalucía, gobernada por el PP y CS, sostenida por VOX, realiza una política distinta a la del sentido común. ¿Qué política realiza?
Por un lado, rebajan los impuestos en torno a unos 329 millones, en un contexto donde la pandemia, aunque ha remitido, no ha desaparecido, y las consecuencias sociales y económicas no se han solucionado. Empiezan por una reducción al ya menguado Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados al 7%, que beneficia principalmente a las rentas más altas y a las empresas, y en menor medida al resto. En 2019 se bonificó el impuesto de sucesiones y donaciones al 99%, que antes sólo pagaban las rentas altas y que es un mecanismo de redistribución de la riqueza muy potente y al que los Think Tanks de la derecha han logrado colgarle un sambenito de mala fama, ahora se pretende reducirlo aún más. En 2019 rebajaron 3 puntos el tramo autonómico a las rentas más altas, y en 2021 pretenden rebajarlo aún más. Se pretenden rebajar la fiscalidad sobre los Tributos sobre el juego (TJ), en plena epidemia de ludopatía, y al Impuesto Especial sobre Determinados Medios de Transporte. Además de otros impuestos menores, se pretende que se pueda deducir, siguiendo el modelo de Madrid, los gastos de las Escuelas Privadas y de las Academias, dicho de otra manera, todos los andaluces y andaluzas perderemos prestaciones de servicios públicos porque gente que no lo necesita se va a poder deducir de la renta los gastos de las Escuelas privadas a las que sólo va la “élite” y las Academias privadas. Esto es el “triunfo de la injusticia”, tal y como reza el libro de Saez y Zucman sobre las bajadas de impuestos y la desigualdad.
Si estas noticias se unen al cierre de las aulas públicas en la Educación, a la contratación de la mitad de los docentes COVID de refuerzo (2700 docentes menos entre las dos medidas), que redujeron el curso pasado el abandono escolar, o que se vaya a echar a 8000 sanitarios de sus puestos de trabajo mientras se benefician las empresas privadas de Educación o de Sanidad, echar a parte de la plantilla de INFOCA, gracias a la negligencia de este gobierno, uno puede llegar a la conclusión siguiente: Este gobierno no pretende una “Bajada Masiva de Impuestos” sino un “birle masivo de impuestos” a favor de los más ricos y grupos económicos afines a la derecha andaluza.
Justamente, todas las medidas que han beneficiado a las clases populares y a las clases medias en Andalucía vienen de la legislación aprobada por el Gobierno de Coalición de izquierdas en el Congreso y el Senado, o de las ayudas contra la COVID19 aportada por el Gobierno central, que muchas no se saben dónde se han gastado, por consiguiente no dependen de la acción de la Junta. Dicho de otra manera se han logrado pese a la Junta.
Cuando usted vea que pide cita al médico y se lo dan para varias semanas más tarde, que le retrasan una intervención, que su hija o hijo estudia en aulas masificadas, que no hay plazas suficientes para la FP en la Pública y debe desembolsar una cantidad importante en la Privada, que la atención a la Dependencia es lenta, etc. Recuerde, todo esto ha sido gracias a las bajadas de impuestos que reducen los servicios, aumentan las desigualdades, y a ese dinero que se han ahorrado los más pudientes por llevar a su hijo o hija al Colegio Privado religioso y a su Academia de Inglés, a costa de todo lo demás.
Joseph Chamberlain, primer ministro conservador británico, pronunció las siguientes palabras, en plena crisis producida por el crack del 29: “El propósito de mi existencia es hacer la vida más agradable a la gran mayoría; no me preocupa si para ello debe volverse menos agradable para la minoría acomodada.” Sin embargo, los actuales partidos gobernantes pretenden que nuestra tierra retroceda a costa del bienestar de la mayoría de la gente, para que unos pocos vivan mucho mejor de lo que ya viven. No son la solución, son parte del problema.
Esta tierra se merece un gobierno que haga políticas para la mayoría, no para una minoría. Esta tierra se merece un gobierno que priorice la Justicia Social y pretenda dar oportunidades a todos y a todas para que puedan tener un futuro digno. Como hombres y mujeres comprometidos con el cambio social esta debe ser nuestra guía.