El pasado 13 de septiembre se inauguró en el Palau Robert de Barcelona, un emotivo acto al que tuve la fortuna de poder acudir, la exposición “Jordi Sierra i Fabra: 50 anys creant històries”, en castellano, “50 años creando historias”, que reúne y recoge una amplia y documentada muestra de toda la obra periodística, literaria y social a favor de la cultura de uno de los escritores más grandes de la historia contemporánea de nuestra literatura, autor de más de 500 libros entre novelas, ensayos y biografías.
Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas, entre los que se cuentan por supuesto el inglés o el francés, pero también el japonés, chino, ruso, griego, checo o polaco entre muchos otros, lo cual nos proporciona una muestra enormemente significativa de la transversalidad y la universalidad del talento, y la creatividad de Jordi Sierra i Fabra. Un escritor que es todo un patrimonio de nuestra historia del cual no siempre se ha proyectado adecuadamente su dimensión más completa como autor, motivo por el cual, como seguidor de su obra y como lector suyo, me congratulo de que se celebre esta exposición en su ciudad natal, en su Barcelona escenario de tantas y tantas de sus mejores novelas, que entiendo debería reivindicar más aún su figura literaria y dar a conocer más la ingente labor a favor del mundo de los libros que Jordi lleva haciendo desde hace muchísimos años.
En la inauguración de esta exposición, además del propio Jordi Sierra i Fabra, acompañado de sus lectores, familia y amigos más cercanos, intervinieron Izaskun Arretxe, directora de la Institució de les Lletres Catalanes y Jofre Llombart, Secretario de Difusión del Departament d’Economía i Hisenda de la Generalitat desde el ámbito más institucional, reconociendo y poniendo muy en valor todos ellos en cada una de sus intervenciones la aportación a la cultura, tanto catalana como universal de la obra de Jordi Sierra i Fabra a lo largo de estos 50 años.
Por otro lado, lo que el propio Jordi llamaba el “núcleo duro” del equipo que trabaja habitualmente con él, sus colaboradores más cercanos, Hortensia Galí y Jordi Bianciotto, quienes han trabajado de manera ejemplar, con un cuidado, una dedicación y una profesionalidad encomiables en la puesta en pie de esta exposición, también intervinieron para dejar su testimonio acerca de lo que había significado para ellos acometer esta tarea, para terminar con una sorpresa sensacional.
Jordi contó en su alocución que una de las dedicatorias más emotivas que recordaba haber hecho en sus libros constaba solo de cuatro palabras: “A Santi Arisa, músico”. Santi Arisa es con toda seguridad uno de los baterías y maestros de la percusión más grandes del mundo, quien suscribe estas líneas le lleva siguiendo desde hace casi 40 años, desde los tiempos de los míticos Pegasus y pese a que no fue posible instalar en el jardín del Palau Robert una batería, Santi apareció desde la escalinata principal con dos baquetas y haciendo, como no podía ser de otra manera en él, un ejercicio de percusión que arrancó encendidos aplausos por su originalidad y su maestría.
Entre el público asistente, fue entrañable y muy placentero encontrar y saludar a gente como Pere Gené, cantante de los míticos Lone Star con su hijo Jordi, a miembros de la Companya Eléctrica Dharma o a Lluís Gendrau, director y editor de la publicación decana del periodismo musical centrado en la difusión de la música en catalán, ‘Enderrock’, y que también ha sido uno de los principales impulsores de este proyecto de exposición.
La expo puede visitarse en la Sala 1 del Palau Robert (Paseo de Grácia 107, Barcelona) hasta el próximo día 30 de octubre, y aunque por el reducido espacio del recinto no abarca todo lo que conforma la obra de nuestro protagonista, la exposición es aún así muy completa, muy bien estructurada, y su visita pormenorizada ofrece una visión de conjunto interesante, atractiva y estimulante de toda la obra y la vida de Jordi Sierra i Fabra.
Cuatro escenarios, cuatro espacios son los que construyen este recorrido vital y literario sobre los que se ha construido la vida de Jordi. En la expo, el primero de ellos nos lleva a sus recuerdos y testimonios de una infancia que no fue fácil en algunos aspectos –sufrió acoso escolar por su tartamudez, aunque en cierta medida esa circunstancia le ayudó a encontrar en la literatura un refugio, una evasión, un camino de superación- y en el que quizá está más presente su memoria más personal, tanto en el juego de ajedrez con el que solía jugar con su padre como en sus recuerdos del Barça, su equipo de toda la vida y del que afirma que sigue sin perderse ni un solo partido.
El segundo nos introduce en la faceta de Jordi como pionero del periodismo musical rockero en el Estado español y como autor de numerosos libros que han sido toda una escuela para quienes, como es mi caso, hemos desarrollado una carrera profesional en la información rockera. El impacto que supuso en él descubrir la música, tanto con Stravinsky como con los Beatles, su ingente labor como periodista musical y autor de muchísimos libros sobre esta temática, entre ellos obviamente su primer trabajo, “Historia de la Música Rock” de 1972 y su faceta de cronista, editor y director de revistas musicales es otro capítulo fundamental de su trayectoria y en esta expo se revela como algo fundamental, muy especialmente con la magnífica reproducción a gran escala del árbol genealógico del “Rock Catalá”, que hizo a mano en su libro sobre esta temática y que en esta expo nos permite además conocer y escuchar a aquellas bandas a través de los códigos QR que se han implementado en esta reproducción.
El tercer escenario es el que se centra en su faceta como narrador y novelista, en la cual se pueden conocer los consejos que como autor el propio Jordi ofrece a quienes quieran sumergirse en el mundo de la literatura, ejemplares de sus propios y más primigenios manuscritos – lo confieso: me encantaría leer “Memorias de un perro”- y muestra sus herramientas de trabajo, desde las antiguas máquinas de escribir Olivetti a su primer Macintosh LC III y hasta borradores de alguno de sus libros.
Finaliza el recorrido de la expo con esa otra faceta más social que creo que debe ser mucho más conocida, apreciada y agradecida del trabajo que Jordi Sierra i Fabra ha hecho siempre por la cultura. Desde 2004 tiene dos fundaciones, una en Medellín, Colombia y otra en Barcelona, cuyo propósito es impulsar la lectura y la escritura entre los jóvenes. Ambas fundaciones se dedican a promover actividades culturales en el ámbito de la literatura tanto en el Estado español como en América Latina, y ponen en marcha programas para jóvenes en escuelas, bibliotecas y estamentos culturales diversos. Entre los más reseñables, el Premio Literario Sierra i Fabra para menores de 18 años, con gran éxito de convocatoria que se convoca desde 2004 y la edición de la revista gratuita online La Página Escrita, así como desde Colombia la publicación El Conde Letras, vinculada a la Fundación Taller de Letras, otra iniciativa puesta en pie por Jordi.
Para quienes estén en Barcelona entre septiembre y octubre, Jordi Sierra i Fabra estará en persona los días 3,18, 24 y 25 de octubre en persona para acompañar a los visitantes en unas jornadas de puertas abiertas y ampliar más detalles acerca de toda esta interesantísima exposición.
Mi felicitación más cordial y sincera a quienes han hecho posible esta maravillosa exposición, que recomiendo de corazón a todo aquel que sienta inquietud por la literatura, la música, la creatividad, la imaginación, todo lo que es el mundo de nuestro Jordi Sierra i Fabra, un autor de fecundidad inagotable que es, repito una vez más, todo un auténtico patrimonio de nuestra cultura. Al mismo tiempo que felicito a la Generalitat de Catalunya por su apoyo a esta iniciativa, desde esta tribuna emplazo al Ministerio de Cultura español, al Instituto Cervantes y al Instituto de Cooperación Iberoamericana a que se pongan manos a la obra para que esta exposición, como merece, trascienda fronteras y pueda ser disfrutada en muchos más lugares.