«Y la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía» es la frase que, desde el 25 de noviembre, miles de mujeres en todo el mundo gritan en las calles y publican en las redes sociales, evidenciando los abusos a los que nos exponemos cada día y de los que lamentablemente todas hemos sido víctimas al menos una vez.
Se trata de la intervención “Un violador en tu camino” del colectivo chileno Lastesis, que comenzó como un acto callejero, en medio de la conmemoración de un nuevo Día Internacional Contra la Violencia de Género y del estallido social que vive Chile desde octubre y que en pocas horas se convirtió en un himno feminista, coreado por mujeres de distintas edades, credos, etnias e idiomas.
Hace pocos días el grupo de mapeadoras feministas Geochicas OSM publicó un mapa con todas las ciudades donde se ha replicado la intervención, dando cuenta que el grito “el violador eres tú” ha llegado a casi todo América Latina, además de ciudades de Europa, Asia y África.
Este himno feminista refleja lo que las mujeres enfrentamos desde que somos niñas, pero también es una canción de lucha que denuncia los abusos del Estado opresor chileno que desde el 17 de octubre ha dejado a más de 3,500 personas heridas, de las cuales más de 600 son mujeres, niñes y adolescentes, según cifras oficiales. El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) también revela que se han presentado al menos 134 querellas por violencia político-sexual cometidas por agentes del Estado.
Las líneas de “Un Violador en tu camino” han traspasado fronteras y en algunos casos se han modificado según el contexto de cada país o ciudad donde se ha replicado, hecho que da cuenta de la multiplicidad de violencias que ocurren en distintos lugares, y que han visto en esta performance un reflejo, una voz que necesitaba gritar y ser escuchada.
Toda la presentación está llena de simbolismos que dan cuenta de la situación de abusos vivida por los y las manifestantes en estos ya más de 60 días de estallido social chileno. Por ejemplo, las sentadillas que se realizan en la coreografía de “Lastesis” hace referencia a que algunas de las personas detenidas han sido obligadas a hacer sentadillas, muchas incluso desnudas, según testimonios recogidos por organismos que investigan las vulneraciones a los DDHH.
Además, se toma un trozo del himno de Carabineros de Chile (nuestra Policía Nacional), enseñado en todas las escuelas durante la educación primaria, y en el que se alude a la protección y resguardo que esta Institución debe proveer a las mujeres: “Duerme tranquila niña inocente, sin preocuparte del bandolero, que por tus sueños dulce y sonriente vela tu amante carabinero”. Esta frase suena irónica cuando han sido ellos mismos los principales encargados de violentar, abusar, torturar, reprimir y violar a jóvenes y adultas, sin olvidar, que además de estos hechos condenables, altos mandos de su dirección han cometido desfalcos de millonarias cifras dinero, en una impunidad tal que es un grano de arena más en el total de la rabia que produjo el estallido, y que hace que esta institución, décadas atrás una de las mejores evaluadas socialmente, sea en la actualidad una de las más repudiadas.
En ninguno de estos abusos se ha pronunciado la ministra de la Mujer y Equidad de Género de Chile, Isabel Plá, habiéndose manifestado únicamente para defender a las fuerzas policiales chilenas que han resultado heridas durante sus horas de servicio reprimiendo al pueblo que se manifiesta en las calles de todo el país, ignorando que las chilenas sólo por salir a las calles a interpretar la canción de apenas dos minutos de duración, se arriesgan a perder un ojo en el camino y sumarse a la lista de más de 350 personas que han sufrido la mutilación de sus ojos en manos de la fuerza policial.
Esos no son los únicos casos en los que el gobierno sudamericano ha perpetuado su violencia machista, ya que tras el anuncio del Pacto por la Paz Social y la Nueva Constitución se empezó a discutir sobre la necesidad de asegurar la participación protagónica de mujeres, pueblos originarios y de independientes a partidos políticos en el órgano constituyente que se elegirá en abril, donde en un principio todo el oficialismo se negó.
¿A qué le teme el gobierno chileno?, ¿Tanto miedo les da que las mujeres nos unamos y nos tomemos los espacios de poder de los que siempre hemos sido relegadas? En Chile más de la mitad de la población es mujer y si el pueblo lleva más de dos meses en las calles exigiendo cambios sustanciales que hagan al último país del mundo un lugar más justo y digno para todos y todas, tienen que entender que ese nuevo Chile tiene que construirse de la manos con las mujeres, los pueblos originarios y la comunidad LGBTIQ+. Esto no es un favor que nos debe el Estado de Chile, es un acto de justicia. Es un derecho que durante mucho tiempo se nos ha negado al callar y opacar nuestras voces, pero ya es tiempo de cambiar.
Porque Chile despertó ¡Porque la nueva constitución será feminista o no será!