Las series, una nueva forma de narrar y de investigación sociológica

Lourdes Lucía

Foto de Jeremy Yap en Unsplash

Conversamos con Ángel Luis Lara 

Doctor en Sociología y guionista, Ángel Luis Lara es profesor de Estudios Culturales en la State University of New York (SUNY). Sociólogo e investigador social, guionista… posee un currículo tan amplio que hemos preferido publicarlo al final de esta conversación. Recientemente ha estado en España donde ha participado, en Granada, en el  Taller de Capacitación en Socioanálisis Narrativo y Etnografía creativa a  través de las Historias.

Con este motivo Espacio Público tenemos hoy la oportunidad de conversar con él.

En primer lugar, le damos las gracias por dedicarnos una parte de su tiempo. Antes que nada, podría explicarnos qué es eso del socioanálisis narrativo.

El socioanálisis narrativo es una propuesta metodológica en el ámbito de la investigación social y la práctica comunitaria que se articula a partir de situaciones grupales que colocan en el centro de su hacer las capacidades narrativas y fabuladoras, muchas veces olvidadas, que tenemos las personas. A partir de una práctica que erosiona la diferencia entre un sujeto investigador y un objeto investigado, el socioanálisis narrativo conforma colectivos de investigación-intervención con un horizonte transformador. Conjugando y rescatando saberes narrativos, realizamos ejercicios de autoanálisis grupal y diagnósticos situados que nos sirven para construir tejido comunitario. De este modo activamos procesos que generan conocimiento crítico sobre lo real, al tiempo que inventamos instrumentos de intervención y comunicación a través de los lenguajes de las ficciones.

En cualquier caso, el nombre “socioanálisis narrativo” no es nuestro, fue propuesto por el colectivo italiano Sensibili alle Foglie, que lleva años trabajando con este tipo de dinámicas. Igualmente, la propuesta socioanalítica no es nueva: nació en Francia en los años sesenta del pasado siglo ligada a ese laboratorio de prácticas sociales que fue el mayo del 68,  en torno a investigadores-activistas como George Lapassade, René Loureau o Félix Guattari. En nuestro país, el sociólogo Jesús Ibáñez realizó una labor de profundización metodológica y teórica muy importante en los años ochenta, al igual que Tomás Rodríguez Villasante y otros investigadores e investigadoras, quienes recogieron todo ese archipiélago de claves para la investigación-acción transformadora en una caja de herramientas abierta llamada “sociopraxis”.

Tenemos que felicitarnos de que la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Complutense de Madrid, muchas veces a pesar de la propia universidad, haya funcionado como uno de los epicentros mundiales de este tipo de propuestas en el ámbito de las ciencias sociales.

¿En qué campos es útil esta herramienta? ¿Podemos decir que se trata de otra forma de investigación en el campo de las ciencias sociales?

Dada la familiaridad con las series de televisión que presenta un porcentaje cada vez mayor de la población, así como el enorme peso de estos mundos de ficción en los imaginarios y en el curso de la vida cotidiana, en nuestra práctica socioanalítica llevamos varios años trabajando sobre todo con los códigos propios de las ficciones mediáticas seriales. Cuando usamos estos códigos para articular tejido social o para construir conocimiento e intervención junto a movimientos y colectivos sociales lo llamamos socioanálisis narrativo. Por el contrario, cuando utilizamos las ficciones para comunicar investigaciones realizadas desde la academia con un lenguaje no académico que juega con los modos de contar propios de las series de ficción lo llamamos etnografía creativa a través de las historias.

Ambos prismas abren campos de intervención: en el primer caso, las investigadoras trabajamos con gentes y colectivos no familiarizados con la investigación social, mientras que en el segundo caso las investigadoras tratamos de que nuestras investigaciones trasciendan el corto alcance social que normalmente presenta la actividad académica, entre otras cosas debido a la jerga y a los formatos en los que ésta suele expresarse. Comunicando nuestras investigaciones a través de los lenguajes de las ficciones seriales, consumidas masivamente en nuestros días, tratamos de hacerlas llegar a la gente, al tiempo que desarrollamos procesos de alfabetización mediática, intentando estimular posiciones críticas acerca de los lenguajes y los productos mediáticos que consumimos.

¿Las radionovelas, series televisivas, teatro social son las modalidades narrativas de esta investigación o hay alguna más?

Hasta ahora no hemos trabajado con la dramaturgia y los lenguajes teatrales, sino que nos hemos propuesto explorar el uso de los modos de narrar de las series de ficción mediática a partir, sobre todo, de los códigos de la televisión y del podcast serial, así como de las formas más clásicas de la radionovela.

Usted es autor de Of Kites and Borders (Yolanda Pividal, 2013), definida como “una película única y esencial para comprender cómo las fronteras afectan la vida de la gente”. Este documental habla de la lucha diaria de ser niño al otro lado de la frontera con Estados Unidos. La historia es narrada por tres niños y una niña que trabajan en Tijuana. ¿Puede contarnos su experiencia concreta de socioanálisis narrativo en este caso?

En la construcción de la película Of Kites and Borders no empleamos el socionálisis narrativo, sino que nos movimos en las coordenadas tradicionales del oficio del guionista en el ámbito del cine documental. A continuación, le facilito la información de algunos de los proyectos más reseñables en los que hasta ahora hemos activado procesos socioanáliticos o hemos jugado con los lenguajes de las ficciones mediáticas para socializar los resultados de una investigación social de carácter convencional:

  • Una séptima mujer: políticas e infrapolíticas migrantes en la ciudad neoliberal (Nueva York). Una práctica de etnografía colaborativa y narrativa comunitaria desde el querer vivir. Proyecto de investigación que formó parte de la iniciativa “Procesos emergentes y agencias del común: praxis de la investigación social colaborativa y nuevas formas de subjetivación política. [Acrónimo: PEAC]”. Convocatoria 2014, modalidad 1: Proyectos de i+d, del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia, Subprograma Estatal de Generación del Conocimiento. Ministerio de Economía y Competitividad; Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación; Gobierno de España. Referencia: CSO2014-56960-P.
  • Una experiencia de etnografía colaborativa junto al colectivo STOP Desahucios-15M de Granada. El proyecto se ha inscrito en el programa PEAC [CSO2014-56960-P] citado anteriormente, dirigido por investigadoras del Departamento de Antropología Social de la Universidad de Granada. El resultado de este proyecto ha sido la radionovela “Ya no estás sola”, que fue presentada el pasado 11 de junio.
  • “Epistemologías feministas y activismos en salud: practicas, cuidados y saberes emergentes en contextos biomédicos”. Subprograma Retos, Plan Nacional de I+D+I, Ministerio de Educación y Ciencia de España. Entidades participantes: Universidad Complutense de Madrid, Universidad Rey Juan Carlos, CSIC, Universidad de Valencia, Hospital Universitario de Alcorcón, Media Lab Prado-Madrid y State University of New York. 1 de enero de 2017 / 31 de diciembre de 2020. Referencia: FEM2016-76797-R.

Algo que nos esperábamos cuando comenzamos a activar este tipo de dinámicas es que el socioanálisis narrativo abre también un espacio común de cuidados. Las mujeres latinoamericanas indocumentadas con las que hemos trabajado en Nueva York lo han llamado “terapearse”.

¿Qué importancia tiene explorar el hacer grupal con los lenguajes de las ficciones en series de televisión, radionovelas, podcasts, etc.?

En los proyectos que hemos desarrollado hasta la fecha hemos descubierto que se activan tres fenómenos combinados: procesos de análisis y diagnóstico crítico de los modos de vida en los que estamos insertos, dinámicas de politización de la existencia y experiencias de alfabetización mediática a partir del aprendizaje de las herramientas y los lenguajes propios de las ficciones televisivas y radiofónicas. Esta pauta alfabetizadora no solo nos hace pasar del papel de espectadores al de productores de historias, sino que nos regala una perspectiva útil para comprender el carácter sistémico de la mayoría de las ficciones mediáticas que consumimos en nuestra vida cotidiana.

Cuando trabajamos junto a colectivos y movimientos sociales, los procesos de socioanálisis sirven además para generar radionovelas o series de podcast con las que se comunican proyectos e iniciativas de intervención, así como se convoca a la participación o se denuncian situaciones locales. Algo que nos esperábamos cuando comenzamos a activar este tipo de dinámicas es que el socioanálisis narrativo abre también un espacio común de cuidados. Las mujeres latinoamericanas indocumentadas con las que hemos trabajado en Nueva York lo han llamado “terapearse”.

Casi todas las series de televisión están siendo producidas por grandes plataformas privadas: Netflix, HBO, Filmin…, ¿qué influencia cree que tienen en sus contenidos?

Antes sólo veíamos televisión en el televisor, ahora la cargamos en el bolsillo y la activamos en cualquier momento. El relato televisivo posee un carácter ubicuo: ha colonizado íntegramente nuestra existencia. En este contexto, la influencia de las series de televisión en nuestras vidas es enorme. Intervienen en el tejido de lo sensible, construyen sentido común, socializan formatos estéticos y modulan nuestras inclinaciones éticas. Lejos de expresar la vida, la representan. Como ocurre en toda forma de representación, aquello que resulta representado está siempre ausente. No por casualidad los políticos funcionan cada vez más a partir de los lenguajes de este tipo de ficciones: lo crucial no es lo verdadero, con toda la cautela con la que siempre conviene usar este término, sino lo verosímil.

El primero que lo entendió fue Ronald Reagan, quien empleó dichos lenguajes en su campaña electoral de 1981. Su alumno más aventajado ha sido Barack Obama: para materializar su histórica visita a Cuba en 2016 no puso como condición reunirse con los mandatarios políticos de la isla, sino que exigió formar parte de uno de los episodios de la serie más importante del primetime televisivo cubano: Vivir del cuento. La clave de la intervención política de Obama no fue su encuentro con Raúl Castro, sino su comunión con don Pánfilo, un personaje de ficción. Volodimir Zelenski ha rizado el rizo al saltar directamente de un mundo televisivo ficticio, la serie ucraniana Servidor del pueblo, a la presidencia de su país.

Las ficciones han sido siempre un campo de batalla. La industria mediática y la clase política nos las han privatizado. Los movimientos de matriz emancipadora deberían tomarse más en serio las series. Esos relatos mediáticos son mucho más que aparatos ideológicos o instrumentos propagandísticos: constituyen el mundo en el que vivimos. Necesitamos con urgencia producir una ecología de la comunicación social que nos capacite para construir laboratorios comunitarios que construyan y disparen series de ficción televisiva y podcast.

Fotografía de Paloma Candela Soto, 2023.

¿Qué experiencia le ha proporcionado este taller que acaba de realizarse en Granada?

En este caso, se trataba de una iniciativa promovida y organizada por el Grupo de Investigación Charles Babbage en Ciencias Sociales del Trabajo, de la Universidad Complutense de Madrid. Amén de algunas personas que provenían del activismo vecinal o de la práctica del Teatro del Oprimido, la mayor parte de la gente tenía en común la condición académica, entre docentes y estudiantes de máster y doctorado. Uno de los aprendizajes que me he llevado del taller ha sido, precisamente, la enorme dificultad que tenemos las personas que habitamos la academia para pensar y expresarnos a partir de otra razón que no sea la académica. Definitivamente, me ha quedado claro que la universidad funciona, entre otras cosas, como un aparato de erosión de la creatividad y de la inventiva.

Por otro lado, hemos vuelto a comprobar el entusiasmo grupal que despierta el trabajo con las historias y el rescate de nuestras capacidades fabuladoras, así como el aprendizaje crítico de las herramientas narrativas con las que la industria mediática fabrica las series que consumimos. En este tipo de encuentros entendemos el carácter eminentemente político de las historias. La humanidad las ha usado desde sus orígenes para hacer sentido del mundo, pues su utilidad ha sido siempre la de posibilitarnos un puente explicativo entre lo conocido y lo desconocido. Se trata de un común que, como otros, ha sido privatizado. Desde mediados del siglo pasado la industria mediática, con su epicentro en Hollywood, nos ha arrebatado nuestra capacidad para contarnos historias. Hubo un tiempo en que las historias nos las contaban nuestras abuelas o las construíamos colectivamente alrededor de un fuego, ahora las adquirimos en un mercado. Hemos sido desposeídos de una de las principales herramientas que teníamos para construir sentido en común.

Por último, ¿qué le parece La Casa de papel y qué serie nos recomienda?

La Casa de papel es un muy buen producto mediático: espectaculariza la vida y genera distancia con lo real. Como casi todas las narrativas de este tipo, posee una naturaleza perversa: presentándose como mundo aparentemente crítico, ofrece un relato realmente sistémico. Nos condena al papel de espectadores dentro y fuera del propio relato: los atracadores hacen, la gente común mira. Este tipo de historias nos entretienen al tiempo que nos despolitizan.

Una serie española que me resulta muy recomendable es Antidisturbios, dirigida por Rodrigo Sorogoyen y creada por él mismo y Belén Peña. De las últimas que he visto, sin duda recomendaría El último artefacto socialista, una maravillosa serie croata dirigida por Dalibor Matanic que se puede encontrar en Filmin. Un clásico que reside un mi cofre particular del tesoro es Okupas, escrita y dirigida por Bruno Stagnaro.

Como guionista y profesor de guion en el campo de las ficciones televisivas no soy de fiar a la hora de recomendar series, pues lo devoro todo y en toda historia suelo encontrar elementos que me interesan…

Una serie española que me resulta muy recomendable es Antidisturbios, dirigida por Rodrigo Sorogoyen y creada por él mismo y Belén Peña. De las últimas que he visto, sin duda recomendaría El último artefacto socialista, una maravillosa serie croata dirigida por Dalibor Matanic que se puede encontrar en Filmin. Un clásico que reside un mi cofre particular del tesoro es Okupas, escrita y dirigida por Bruno Stagnaro. Buenos ejemplos de relatos seriales estadounidenses basados en rigurosos procesos de investigación de lo real son series como Dopesick, producida por Michael Keaton, o todas las series creadas por David Simon.

Algunas de las series que se hacían en España en los años ochenta del pasado siglo resultan infinitamente más recomendables que la mayoría de las que se emiten en la actualidad. Verano azul o Curro Jiménez nos ayudan a entender parte del grave deterioro producido en la esfera mediática local a partir de su completa liberalización en los años noventa. Globomedia no fue una productora más: operó como paradigma de captura de lo imaginable y de encierro de lo posible. En aquel tiempo, Italia produjo a Berlusconi y España a Los Serrano. El viejo costumbrismo patrio de las comedias de Lope de Vega pasado por el tamiz neoliberal. Lo llamaron dramedia. De aquellos lodos, estos ansiolíticos.

Ángel Luis Lara es Profesor Titular de Estudios Culturales en la State University of New York, 
donde además dirige El Conuco, un centro cultural y académico centrado en las culturas iberoamericanas 
y latinas en Estados Unidos. Ángel ha enseñado Métodos de Investigación Social 
en Eugene Lang College-The New School for Liberal Arts y Parsons The New School for Design (Nueva York). 
También ha sido docente de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.
Profesor invitado de escritura de guion de ficción televisiva en la 
Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba, desde 2007,
ha impartido también seminarios y cursos de guion en la escuela de cine “Lugar de Cinema” en Belo Horizonte (Brasil) 
y en el Instituto Cervantes de Nueva York. Ha coordinado programas de escritura audiovisual comunitaria 
en el Jacob Burns Film Center-Arts Media Lab de Nueva York y ha dirigido seminarios sobre usos de la ficción mediática 
para la investigación social en la Universidad de Costa Rica, la Universidad de Granada y la Universidad Complutense de Madrid. 
En el campo del documental, Ángel ha impartido seminarios de guion en el Instituto del Cine de Madrid (ICM). 
En los últimos años, ha participado en diferentes proyectos de investigación social y comunitaria a través de las historias y 
las narrativas mediáticas de ficción.
Autor de numerosos artículos, ha sido coguionista de Caminantes de Fernando León de Aranoa (2001) 
y formó parte del equipo de guionistas de Hospital Central, una de las series más premiada de la televisión española. 
Igualmente, es el autor del guion de Of Kites and Borders (Yolanda Pividal, 2013), definida como “una película única y 
esencial para comprender cómo las fronteras afectan la vida de la gente”, premiada como mejor película documental en el 
San Diego Film Festival, Festival Internacional de Cine Documental de Ciudad de México y New York Havana Film Festival. 
Acaba de adaptar a España la serie Far Away Cows Have Long Horns, creada por el guionista escocés Paul Laverty.
Además de todo esto, es gran aficionado al cante flamenco, campo sobre el que ha investigado en los últimos años. 
En el mes de julio, durante la celebración de la LIV Reunión de Cante Jondo de La Puebla de Cazalla, 
participará en un laboratorio de construcción de ficciones seriales entorno al flamenco.