La tendencia a describir etapas o pensadores del pasado con nombres del futuro (como cuando a Kierkegaard se le llama existencialista) se da también en el otro sentido cuando catalogamos la actualidad con etiquetas del pasado. Es lo que hace el filósofo italiano Giacomo Marramao en un libro de reciente publicación en nuestra lengua. Por un nuevo Renacimiento trata de examinar esta corriente histórica al tiempo que traza paralelismos con el pensamiento de nuestros días.
Comienza el libro con un capítulo dedicado a la figura de Leonardo Da Vinci. De modo didáctico, y recurriendo a distintas fuentes, entre las que destaca un texto de Paul Valéry, Marramao trata de establecer lo que, a su juicio, es el rasgo más importante de esta importante figura del Renacimiento. En su opinión, Da Vinci es el ejemplo de que filosofía y ciencia no solamente deben colaborar, sino que son variantes de la misma idea de ars, prácticas de conocimiento y construcción. Es como si la separación en ambas disciplinas fuera completamente artificial y moderna y fuera necesario volver a leer el legado renacentista intentando realizar una lectura más ajustada al espíritu personificado por Da Vinci. De esta forma, lo renacentista, al igual que lo barroco según Eugenio d’Ors, no es tanto un periodo bien delimitado de la historia, sino un movimiento cultural que puede aparecer en distintas épocas. Marramao, en este libro, trata de trazar las líneas maestras de la recuperación para la actualidad de ese espíritu del Renacimiento.
Por cierto, no es el filósofo italiano el primero en formular la necesidad de que ciencia y filosofía colaboren. En los capítulos finales de la Teoría del todo, Stephen Hawking advierte cómo los físicos de nuestro tiempo han avanzado en la difícil y extraña comprensión del tiempo mientras los filósofos han ignorado estos descubrimientos, lanzando quizás una pulla al que ha sido el pensador más importante del pasado siglo, Heidegger, cuya concepción del tiempo no tiene nada que ver con la de la física más moderna. Como lectores, debemos extraer la lección, formulada de dos maneras distintas por Marramao y Hawking, de que un libro de filosofía debe combinar distintos saberes: literatura, historia, arte, y también ciencia. Un buen libro de filosofía, como los que escribía George Steiner, es aquel que es capaz de combinar muchas ideas provenientes de diversos campos y con ellas formular una crítica o una teoría que ayude a contestar las preguntas trascendentales. Otra lección que como lectores debemos extraer: la filosofía reciente es un extravío, una fantasía de las ideas como la que construye Hegel en el siglo XIX. Esto pueden pensar los lectores, que deben pensar también muchas otras cosas, hasta lo contrario de lo que se ha dicho en el presente párrafo.
La segunda parte de este breve libro trata de construir una genealogía de la palabra humanidad, echando mano de la etimología y la crítica cultural. Si bien el lector deberá descubrir estos razonamientos por sí mismo, queden las siguientes ideas como invitación a la lectura. Uno: el que vive fuera de la polis es una bestia o un dios. Esto tiene gran importancia: muchos filósofos (Mill, Nietzsche) han animado a vivir una vida singular y distinta, lo que supone poner en práctica la verdadera libertad. Ello supone apartarse de la costumbre y la comunidad. Ser libre, por lo tanto, puede convertirnos tanto en bestias como en dioses. Hay que esforzarse en ser diferente, podría sugerir Marramao. Dos: la libertad irrumpe en muchas ocasiones en lugares, situaciones y épocas en las que no habría debido darse. Quisiera añadir una tercera idea, aunque esta es de mi propia lectura (tres): el renacimiento sirve para construir un ser humano libre y total, un ser humano de muchos conocimientos. Un ser humano solitario y que por lo menos espiritualmente vive apartado.
POR UN NUEVO RENACIMIENTO Giacomo Marramao Traducción de Francisco Amella Gedisa, 2022