Enric Tubert, profesor de Lengua y Literatura e historiador del arte, impulsa en un pueblo del Alt Empordà ‘PUNT DE LECTURA’, una iniciativa cultural de éxito sobre narrativa catalana contemporánea.

“Escribir es difícil”, pero aun así “cada vez hay más gente que escribe”. “La iniciación a la lectura tiene cierta dificultad”. Lo reconocía con estas palabras una representante más que reconocida de las letras catalanas, Maria Mercè Roca, ante una cantidad de personas que para algunos resulta sorprendente.

Las ofertas culturales de calidad y el interés por la cultura no son ni de lejos patrimonio de las grandes capitales.

Son las que cada viernes de los meses de julio y agosto se reúnen con narradoras o narradores catalanes, en un pueblo del Alt Empordà, Agullana, para escuchar, hablar y reflexionar sobre lo que representa el hecho de escribir y sobre sus últimas novelas.

“Leer y escribir cuesta”, insistió la decana de la Institució de les Lletres Catalanes, cuando explicaba cómo había concebido y elaborado, “con mucha calma”, su último libro, Marí (La Magrana).

Maria Mercè Roca participaba por tercera vez en uno de los ciclos literarios que desde hace trece años organiza y dirige en Agullana Enric Tubert, historiador del arte y profesor de Lengua y Literatura, que demuestra reiteradamente, de muy diversas maneras, que las ofertas culturales de calidad y el interés por la cultura no son ni de lejos patrimonio de las grandes capitales.

Una actividad minoritaria

“Es un tópico decir que antes se leía más”, a pesar de que “la lectura siempre ha sido una actividad minoritaria”. “En el mundo en que vivimos hay mucha más gente que sabe leer de la que había antes”, “inevitablemente hay más gente que acaba leyendo literatura”, explica Enric Tubert, en una entrevista en la cual pone el énfasis cuando habla sobre la manera de incentivar el hábito de leer.

«La clave importante para que haya lectores se encuentra en la escuela y en la familia… y en las bibliotecas».

“La clave importante para que haya lectores se encuentra en la escuela y en la familia. La gente que crece en un contexto en el cual la lectura forma parte de la cotidianidad es muy difícil que en alguna de las fases de su vida no sea lectora”. “Y pienso que otro lugar donde ocurren milagros es en las bibliotecas. En estos momentos, en Catalunya, en las bibliotecas, especialmente entre las franjas sociales más desfavorecidas, se hace un trabajo ingente, enorme, como espacio para hacer deberes, espacio de trabajo, y con ello como espacio para descubrir la lectura”.

Punt de Lectura

Tubert es un intelectual catalán, de l’Empordà, que ha hecho posible a lo largo de estos años que sesenta y tres autoras y autores de novela en catalán participaron en las diferentes ediciones de Punt de Lectura, que es el nombre con el que se conoce “el ciclo centrado en narrativa” que tiene lugar cada verano en Agullana.

Ocho escritoras y escritores han sido seleccionados y convocados una vez más entre quienes han publicado libro en el último año. Y se ha hecho de nuevo de acuerdo con una serie de criterios: respeto de la paridad de género, “que dos o tres autores hayan obtenido premios de novela entre los más conocidos del país”, como los ‘Prudenci Bertrana’, ‘Josep Pla’, ‘Ramon Llull’ o ‘Proa’, “que como mínimo uno o dos fueran debutantes, es decir, que aquella narración que han publicado sea la de su primera novela”, como es el caso de Gemma Ventura o de Helena Guilera; que al menos uno de los autores invitados al ciclo proceda “de mundos diferentes al de la novela”, como por ejemplo el de la música, la poesía, o el periodismo, y que participe también un o una novelista como mínimo de un territorio de habla catalana que no sea el Principat de Catalunya.

Sesenta y tres autoras y autores de novela en catalán participaron en las diferentes ediciones de Punt de Lectura.

Este año, por ejemplo, se ha podido contar con la presencia del científico y narrador del País Valencià Martí Domínguez.

En Punt de Lectura se favorece además la diversidad de grupos editores y que no falte “quién publica y apuesta por editoriales más alternativas”.

Tubert explica también el peso de otro criterio no explícito y es que “en cada una de las ediciones siempre se cuente al menos con un autor o autora de una novela en la cual el arte, como tema, esté presente directa o indirectamente”. “Creo que esto es una debilidad que yo tengo”, confiesa en alusión a su formación y a su perfil de experto simultáneo en literatura y artes plásticas.

En esta decimotercera edición, por ejemplo, uno de los autores con más poder de convocatoria, Màrius Serra, se prodigó al hablar sobre La dona més pintada (Edicions Proa), un libro que combina realidad y ficción, que le exigió un gran trabajo de investigación sobre la obra y vida del pintor Maties Palau Ferré, y cuya lectura obliga a reflexionar sobre la complicada relación entre arte y comercio.

El pasado verano, la escritora Tània Juste, pudo compartir con los asistentes las inquietudes que la llevaron a escribir Amor a l’art (Columna 2021), [Amor al arte, (Ediciones Maeva, 2021)], un libro reivindicativo de la visibilidad de las mujeres artistas y de su obra.

Un momento de la sesión de ‘Punt de Lectura’, en los jardines de la sociedad La Concòrdia, de Agullana (Alt Empordà). “Públic”.

Literatura, arte, periodismo…

¿En qué estado se encuentra la literatura catalana?

“Creo que en el terreno de la narrativa pasamos por un momento francamente muy interesante. Hay autores de mucha calidad y con estilos muy diferentes. Existe una avalancha de autores que provienen del mundo del periodismo, como formación, y que a menudo tienen una posición personal mediática, de tal manera que cuando publican una novela suenan mucho y resultan exitosos en ventas, pero rápidamente te das cuenta de quienes han entrado en un mundo en el que se quedarán y de los que han hecho una pieza que ha funcionado bastante bien y que quizás es bastante buena, pero que quedará como una anécdota”, responde Enric Tubert.

«En el terreno de la narrativa pasamos por un momento francamente muy interesante».

Y añade. “También es interesante ver a gente que proviene del mundo de la pintura o de las artes plásticas y que de repente entra en el mundo de la literatura y lo hace con una mirada renovada”. “Hay una generación muy joven que en las novelas que publican utilizan dibujos, gráficos… entran con una serie de elementos que son nuevos y que conectan con toda una generación de gente a la cual le gusta seguramente un tipo de discurso más delimitado, más fragmentado”.

El poder de la palabra y el de la imagen

Sociólogos y comunicadores entran a veces en polémica sobre cambios en los paradigmas culturales. Unos valoran el poder de la palabra por encima del de la imagen que, según dicen, pone en peligro el pensamiento abstracto, y otros, profesionales y artistas, son defensores de diferentes formas de creación iconográfica y de lenguaje visual. Ya hace una barbaridad de tiempo que se dice y se repite aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”.

Enric Tubert, en su condición de profesor de literatura, de experto en artes plásticas, y de intelectual comprometido en la difusión cultural, toma partido en favor de todas las formas de comunicación.

“Yo creo que cada vez queda más claro que el arte, más allá de ser una actividad, cuyo resultado son unos objetos que tradicionalmente se ha considerado que son ‘bonitos’, -entre comillas-, es una forma de comunicación, que está al servicio de quien sea, en función de las épocas, de un poder o de otro, de un mercado o de otro”, afirma. “Cuando eres profesor de literatura, en ocasiones, cuando quieres que quede claro un concepto estético, o un detalle propio de un autor o de una época, el mejor recurso que tienes es proyectar imágenes de pintores contemporáneos”. “A veces, lo que no se entiende al analizar las palabras o la estructura del texto, sí que se entiende viendo una imagen”, asegura.

El impulsor de Punt de Lectura, además, es también un activista cultural más que interesado en el mundo de la fotografía y, particularmente, en el legado a menudo olvidado en cajas, cajones, álbumes y estantes de muchas casas. Entre los libros que ha publicado, se encuentra el dedicado a la ‘Agullana desaparecida’, en el cual rescata un montón de imágenes en blanco y negro, que comenta para transmitir conocimiento histórico, económico, urbanístico, artístico, arquitectónico y social a través de infinidad de escenas de la vida cotidiana de su pueblo.

De hecho, en la edición de este año de Punt de Lectura, destaca también la presencia de autores de libros en los que la fotografía ocupa un papel más que destacado. Maria Mercè Roca otorga una función especial a una Leica R4, en manos de su protagonista, la Marí. A su abuelo le gusta mucho la fotografía. “La fotografía siempre dice la verdad, sobre todo las antiguas”, piensa la escritora. El periodista y escritor Martí Gironell, que fue el primer invitado del ciclo de este verano, centra su última novela, El fabricant de records (Columna Edicions), en un fotógrafo ambulante que a principios del siglo XX recorrió Catalunya para fotografiar a su gente. Gironell, explica Tubert, “reivindicó la fuerza de la fotografía como herramienta para construir recuerdos y para aprender a mirar”.

En otro extremo se encuentra Severina,  protagonista de la novela de Imma Monsó,  La mestra i la bèstia (Anagrama), que leía compulsivamente desde muy pequeña, “marcada a fuego” como su madre por la palabra escrita. “Leía porque quería salvarse. Leía porque quería ser libre, sabia, rica y feliz”, se dice en este libro también comentado con y por su autora en el ciclo literario de Agullana.

Un ciclo sobre narrativa catalana, ¿allí arriba?

«En un lugar remoto, un micropueblo de menos de mil habitantes, situado en un extremo del territorio, existe la posibilidad de dialogar con autores contemporáneos interesantes».

Punt de Lectura se ha consolidado como una iniciativa cultural de éxito. Muchos autores quedan sorprendidos por el hecho de que “en un lugar remoto, un micropueblo de menos de mil habitantes, situado en un extremo del territorio, existe la posibilidad de dialogar con autores contemporáneos interesantes con la misma naturalidad y calidad que se podría conseguir si la cita se diera en el barrio de Gràcia de Barcelona”, explica su impulsor.

“Lo que ha ido pasando es que gente del mismo pueblo… y de pueblos del alrededor, de La Jonquera, de Maçanet de Cabrenys, Darnius, La Vajol, pero también de Colera, Figueres, Llançà… ha ido adquiriendo el hábito, en función del autor que acude, de ir hacia Agullana los viernes, asistir a la sesión y, si conviene después, cenar o tomar algo en los jardines de La Concòrdia. Eso hace que a menudo el número de asistentes sea más o menos un centenar, que haya noventa, ciento veinte… este año, algún día 135… y claro, los autores, cuando contactas por primera vez con ellos, si no saben dónde está Agullana y se lo explicas, dicen, ¡ostras! ¿Allí arriba? Lo ven como un lugar alejado, remoto… Autores como Joan Benesiu, o el mismo Martí Domínguez, que ha venido este año, se desplazan desde Alacant o desde València. Para ellos es un extremo, pero una vez están aquí, cuando empieza a llenarse el espacio, y a menudo hay que añadir sillas, quedan muy sorprendidos ”.

«Se trata de entrar en las estrategias técnicas que un novelista asume a la hora de construir una novela».

“El libro es como un artefacto”, dice Enric Tubert  a las personas que manifiestan interés por su iniciativa. Lo dice porque le gusta considerarlo en su conjunto, desde la portada, “como metáfora de lo que hay dentro”, hasta su estructura. Y lo más importante, como una excusa para que los autores puedan compartir con el público lo que representa para ellos el hecho de escribir narrativa, “qué trabajos de documentación, de edición, de corrección han tenido que superar”, y para poder tratar sobre “aspectos formales de contenido y de estilo de la novela, de su trabajo”. “Se trata de entrar en las estrategias técnicas que un novelista asume a la hora de construir una novela”.

Este es seguramente uno de los secretos del éxito de Punt de Lectura.

La escritora Tània Juste explica “el motor” de su última novela en ‘Punt de lectura’, un ciclo de charlas-coloquio literarias consolidado en un pueblo del Alt Empordà

La vida cultural en los pueblos es mucho más intensa y enriquecedora de lo que se suele imaginar desde las capitales. Más allá del impacto que puedan tener algunos macroconciertos y festivales musicales en los meses de alta temperatura, existen citas literarias y artísticas con un poder de convocatoria que sorprendería a no pocos dinamizadores y gestores culturales acostumbrados a la movilidad que existe entre semáforos.

Si os acercáis cualquiera de los próximos viernes a Agullana (Alt Empordà), poco antes de las siete y media de la tarde, preguntad por “la sala”, o por “la societat”, o “La Concòrdia”, como queráis, y os podréis reunir en sus jardines con decenas y decenas de personas interesadas por la lectura, con ganas de escuchar y hablar con una escritora o escritor que durante el último año haya publicado un libro.

El pasado 8 de julio la invitada al Punt de lectura de Agullana fue Tània Juste, premiada en 2021 con el Prudenci Bertrana de novela, por su Amor a l’art, (Columna, 2021), [En castellano, Amor al arte, (Ediciones Maeva, 2021)] un libro reivindicativo de las mujeres artistas y de su obra.

Se trata, dijo, de una novela pensada a lo largo de bastantes años, porque ella, licenciada en Historia del Arte, cuando estudiaba y estudia textos sobre la materia, se hizo y se hace con frecuencia la siguiente pregunta: “¿Dónde están las mujeres artistas?” En este libro ofrece abundantes respuestas, para rescatar del olvido el arte de mujeres libres que dieron vida al Montparnasse parisiense de los años veinte.

“El motor de la novela”, explicó Tània Juste, es el amor al arte que profesan ella misma y la principal protagonista de su relato, Olivia, una joven barcelonesa, estudiante de Filosofía y Letras, que vive con su abuelo anticuario y al que ayuda en su trabajo. Es en el ejercicio de esta profesión que descubre un autorretrato excepcional, escondido bajo otro lienzo, el de Valèria Sans, una mujer sobre la que inicia un extenso trabajo de investigación.

Olivia realiza este descubrimiento a mediados de los años 70 y no es una época elegida al azar. “Eran años muy intensos”, explicó Tània Juste. Por su casa, cuando era niña, pasaba mucha gente. Allí tenían lugar reuniones y conversaciones hasta las tantas de la madrugada, entre personas de la generación de sus padres, implicadas en actividades culturales y políticas casi siempre clandestinas, bajo la dictadura franquista.

La autora dedica el libro, significativamente, a su padre, Lluís Juste de Nin, y “a todas las mujeres libres, independientes y valientes que han elegido y defendido una vida propia”.

Valèria Sans es producto, precisamente, de la inmersión en la trayectoria de muchas mujeres artistas, reales, que tuvieron que luchar para actuar de acuerdo con lo que escogieron como eje de su vida.

En relación a este personaje y a su perfil, el impulsor y organizador del Punt de lectura, Enric Tubert, abrió el libro para leer unas palabras de Valèria ciertamente impactantes: “Había decidido renunciar al hombre que la quería y a unos futuros hijos para dedicarse plenamente a su arte. O una cosa o la otra, las mujeres siempre tenían que escoger. Escoger a qué renunciaban, en favor de lo que más estimaban. ¿Y los hombres? Ellos no renunciaban a nada. Ellos lo podían tener todo”.

‘Temps de rebel·lia’, un libro autobiográfico de Lluís Juste de Nin

Punt de lectura

La cita de los viernes por la tarde en los jardines de la sala de Agullana es siempre excepcional por su invitación a la conversación y a la reflexión sobre literatura y, a través de ella, sobre las huellas que deja la humanidad en nuestro planeta. Tal como explicó Enric Tubert, existen muchas maneras de entender la escritura. Las más de cincuenta autoras y autores que se han desplazado hasta “allí arriba”, como dicen algunos, hasta aquel extremo geográfico, en los últimos doce años, han dejado buena muestra de la diversidad cultural catalana. Y así seguirá.

El pasado 1 de julio, fue con Rafel Nadal, sobre su libro Quan s’esborren les paraules, en el cual la protagonista principal es también una mujer, como “líder intelectual” de una gran familia de Girona.

Juste y Nadal han compartido en sus obras, en forma asimismo diversa, la inquietud ante la gran dificultad que representa la reparación necesaria de los daños causados contra la memoria.

Sergi Belbel, Maite Salord, Xavier Aliaga, Glòria de Castro y Agnès Marquès serán las pròximas invitadas e invitados al Punt de lectura de Agullana. La última charla de este año de este encuentro literario tendrá lugar el 26 de agosto, con Laia Aguilar, en la plaza mayor de una localidad más pequeña del mismo municipio: la Estrada.