Una historia gráfica dedicada a la recuperación de la memoria de unos años de fuerte movilización social, trascendentales en la historia contemporánea de Catalunya
Quienes vivieron y participaron de alguna manera en las actividades contrarias a la dictadura franquista encontrarán seguramente en los dibujos y la narración de Lluís Juste de Nin (1945-2020), en Temps de rebel·lia, una gran cantidad de experiencias ya históricas que les resultarán familiares. Se trata de una parte de la obra póstuma de un diseñador, dibujante, ilustrador y guionista, que ha dejado testimonio de una enorme capacidad creativa en muchos ámbitos, y en las últimas décadas de su vida lo hizo en el de la novela gráfica Temps de rebel·lia es un retorno a los orígenes, es ir a su propia vida. De alguna manera es como un cierre de ciclo y además sobre una época que él tenía muchas ganas de explicar, que es la de los años setenta, el momento álgido de la lucha antifranquista, durante la cual convirtió su lápiz en una arma«, explica su hija, la escritora Tània Juste.
«Yo era una niña en medio de barbudos que luchaban por las libertades desde mi casa, de muchas maneras, y en este libro se encuentra dibujada mi infancia. Es como yo la recuerdo y como fue. El piso de Infanta Carlota, que era como se llamaba nuestra calle en aquellos momentos, que hoy es Josep Tarradellas, era donde yo vivía de pequeña con mis padres. Además de ser la redacción del semanario del PSUC, era también el centro de reunión de todos los amigos de la época, porque muchos de ellos no tenían piso todavía y por tanto pasaban por casa día sí y día también. Gente como Ovidi, que yo conocí con ojos de niña».
«Jo sóc fill d’una família molt humil. Tan humil que d’una cortina vella una samarreta en feren: vermella. D’ençà per aquesta samarreta, no he pogut caminar ja per la dreta» (“Soy hijo de una familia muy humilde. Tan humilde que de una cortina vieja hizo una camiseta: roja. Desde entonces por esta camiseta, no he podido caminar ya nunca más por la derecha”) cantaba Ovidi Montllor en La samarreta, recuerda Juste de Nin en su libro, entre otros muchísimos episodios íntimos y sociales vividos en aquellos años sesenta y setenta de toma de conciencia, compromiso y movilización.
En Temps de rebel·lia evoca el impacto que tuvieron acontecimientos tan diversos como la elección de Salvador Allende como presidente de Chile, el primer festival de poesía catalana, los conciertos multitudinarios, las huelgas en empresas como Seat, Maquinista, Harry Walker, la fundación de la Assemblea de Catalunya, la detención de dirigentes de CCOO, entonces en la clandestinidad, el atentado contra Carrero Blanco, la ejecución de Salvador Puig Antich, la revolución de los claveles en Portugal, la derrota de Estados Unidos en el Vietnam y la muerte del dictador Francisco Franco.
Compromiso político y desengaño
Juste de Nin deja constancia de la estrecha colaboración que mantuvo con el PSUC y con el PCE, y de su militancia, pero también reconoce «tremendas decepciones».
«En un momento determinado, como se ve en el libro, queda huérfano de partido«, explica Tània Juste. «Él se inició con todo el tema de las colaboraciones en los semanarios del PSUC, de diferentes barrios. Primero empezó a dibujar, como se ve en el libro, para la revista del PSUC del barrio de Horta, con la firma de El Zurdo (y después en Sant Andreu) y el Bon Pastor, y trabajaba sobre lo que la dirección del Partido le iba encargando… esos muñecos de Franco que hacía y que no podía publicar en la prensa legal, porque en caso contrario le habrían detenido, por culpa del lápiz. Y en aquellos momentos se aproxima evidentemente al PSUC, hasta el punto de que se hace del partido, pero un poco más adelante se produce un punto de inflexión para él muy importante, y también por Neus, su compañera, mi madre, en 1976, cuando viajan por primera vez a la Unión Soviética. Es el momento en el que pueden contrastar sobre el terreno la situación del comunismo allá. Todas aquellas lecturas realizadas, aquella ideología discutida con los compañeros de lucha… encuentran el momento de vivirla in situ y de ver cómo se encuentra implementada en la URSS. Es aquí cuando empieza el desengaño. A mí me lo había explicado muchas veces pero al leerlo la he vivido con él esta decepción. Quedó huérfano pero todavía aguantó en el PSUC, porque de alguna manera consideraba que quedaba mucha lucha para hacer y que era un buen medio para llevarla a cabo y mantiene muchos puntos en común, pero poco a poco empieza a distanciarse, sobre todo en el momento en el que el PSUC renuncia a aquel cuarto punto de la Assemblea de Catalunya del derecho a la autodeterminación. Él siempre lo explicaba esto. Es un punto de inflexión en el cual él dice: ‘Amigos, hasta aquí la lucha con vosotros. Ahora nos tenemos que separar’. Y es cuando empieza a colaborar mucho con Nacionalistes d’Esquerra, en donde encuentra más esta convicción, gracias a la influencia de la lectura de Andreu Nin, de que la liberación social y la nacional tenían que ir de la mano. Para él eran cuestiones indisociables y es aquí donde se acerca más a Nacionalistes d’Esquerra y a toda una serie de gente y de entidades que se ve en el libro».
Libro en el que aparecen dibujos y referencias a las manifestaciones multitudinarias del 76, a las elecciones de 1977 y del 79, a las conversaciones sobre el régimen soviético que había mantenido con personajes clave de aquellos años, como Josep Lluís López Bulla o Paco Frutos, la lectura de textos de Victor Serge y George Orwell, las charlas sobre las opiniones de su pariente Andreu Nin sobre el estalinismo o sobre la cuestión nacional que mantuvo con Manuel Vázquez Montalbán, a quien se refiere reiteradamente.
«A Manolo le tenía devoción», asegura su hija. «Recuerdo perfectamente cuando murió y mi padre estuvo muy triste, porque para él era una persona muy importante, tanto por los dibujos y colaboraciones que hicieron juntos como por la amistad, como persona. Se tenían un gran aprecio mutuo. Además a Manolo siempre le estuvo muy agradecido, porque fue la persona que le dijo: ‘Lluís, tú tienes que compartir estos dibujos con la gente. Esto no te lo puedes quedar para ti, lo tienes que publicar’, y a partir de aquí es cuando mi padre empezó a publicar las novelas gráficas». Así una parte de su obra la dedicó a personajes históricos que consideró excepcionales, como Salvador Seguí, El Noi del Sucre; o Joan Pujol, Garbo; o Andreu Nin. «Siempre tenía palabras de agradecimiento para Manolo. Imagino que es uno de los grandes candidatos que tenía para ser dibujado», piensa Tània Juste.
Ella misma es otra persona más que destacable en Temps de rebel·lia. «Tal como me ha dibujado es como yo lo recuerdo», nos dice. Aparece a menudo en el libro, por motivos vitales, evidentemente, pero también porque a principios de los ochenta Juste de Nin se encargó de crear un personaje para una campaña de normalización de la llengua catalana, la Norma, en uno de los momentos en los cuales el Gobierno español puso más en cuestión la capacidad de autogobierno del País Vasco y de Catalunya con una ley que llamaron «de armonización autonómica», la LOAPA.
«Él tenía que reproducir la cara de una niña, la Anna Solà, y a partir de aquí ir haciendo la figura del personaje que ilustraba los textos de Tisner, cada semana. Resulta que el dibujante tenía una niña de diez años en casa y por tanto… Mis recuerdos de la Norma eran casi como si fuera una amiga mía y, además, en casa mi padre me utilizaba un poco, porque, claro, no tenía a Anna Solà tan a mano como a mí y cuando construía el personaje me decía “ahora ponte así, ahora asá…” e iba dibujando.
Una herramienta de conocimiento
Lluís Juste de Nin explica en el epílogo de Temps de rebel·lia que a través de sus libros ha «querido construir un gran rompecabezas de la historia contemporánea de Catalunya… deseando que para muchos, especialmente para los jóvenes, pueda ser una herramienta de conocimiento de su país». Su hija nos ha explicado que todavía queda bastante obra por publicar:
«Tenemos la suerte de que mi padre no podía dejar el lápiz prácticamente ni un solo día y por tanto nos ha dejado, además de Temps de rebel·lia, un par de obras más que están acabadas y que en un futuro tenemos intención de publicar. Una es de esta tipología más personal, más biográfica, autobiográfica de hecho, en la cual viaja todavía más hacia atrás, viaja a su juventud, a aquella España rabiosamente franquista y a cómo lo vivía un niño de su edad y de su generación. Y tenemos otro que no te puedo avanzar de qué personaje se trata, pero sería también de esta tipología de biografías dibujadas de personajes históricos».