Desarraigo y memoria en un rincón de la España sumergida (Virginia Mendoza Benavente)
En los años sesenta del siglo pasado el tramo final del río Guadalope fue mutilado para dar lugar a un gran embalse, el de Mequinenza, que anegó 3.500 huertas y provocó la desaparición de Cauvaca, una pequeña población cercana a Caspe (Aragón) según cuenta el libro “Cauvaca. El paraíso perdido” de Alfredo Grañer, perteneciente a la colección Tedero de la Asociación de Amigos del Castillo del Compromiso de Caspe, referido en su blog por Dragón Chorche.
Ahora, ha retomado el relato de esta historia la escritora “perioantropodista” Virginia Mendoza Benavente –autora de ¿Quién te cerrará los ojos? Historias de soledad y arraigo en la España rural (Libros del KO, 2017) y Heridas del viento, crónicas armenias (La Línea del Horizonte, 2018)– en Detendrán mi río. Desarraigo y memoria en un rincón de la España sumergida (libros del KO, 2021). Y lo hace con su personalísimo estilo, que impregna de magia literaria la realidad que cuenta.
Personajes inolvidables, reales, y en especial Mercedes, rememoran con nostalgia desde el presente lo que fue su infancia en una tierra de huertas y agua. Una tierra llena de vida y contacto con la naturaleza. Una tierra en la que hay pobreza habitada por personas llenas de dignidad. Un mundo en el que María, una campesina ve morir a varios de sus hijos, uno detrás de otro, mientras pare también uno tras otro. Ciega después de tantos partos, conoce “ve” por primera vez el mar de la mano de su marido. El agua, siempre presente, el agua del río en el que Mercedes aprendió a nadar y que fue el escenario de su infancia y adolescencia. Una niña capaz de cazar serpientes y hacerse con la piel de una de ellas un cinturón que podía predecir la lluvia.
Otros personajes, sobre los que la autora ha investigado y otros a los que la autora ha entrevistado y ha rescatado del olvido forman también parte de este bellísimo relato. Un ingeniero estadounidense especialista en embalses que embarca en el último y trágico viaje del Lusitania. Un niño que quiere ser ingeniero y será años después uno de los encargados de la construcción de la presa. Las maestras, los campesinos, los soldados…
Y la guerra, la terrible guerra de 1936 provocada por las fueras del general Franco, que años después se dedicará a promover nuevos embalses: “Queda inaugurado este pantano”, quedará ya como recuerdo del Caudillo de España “por la gracia de Dios”.
“Se caían las estrellas del cielo y los hombres se reunían y decían: ‘Va a haber guerra, que se caen las estrellas’. Yo veía que se caían, se desprendían del cielo, pero yo no sabía ni lo que era una guerra cuando lo decían.” Recuerda Mercedes de su vivencia cuando la guerra llegó a Cauvaca. Señales que anuncian años de miedo, miseria, tristeza, lo mismo que se vivía en el resto de España.
Es también el recuerdo de los trabajadores de las empresas hidroeléctricas, que no arraigan, que siempre están de paso mientras se mantiene la dura tarea de acabar con pueblos y de enviar a la migración a sus habitantes.
Un relato que cuenta una realidad y parece una fábula. Un libro necesario para mantener viva la memoria de lo que un día fueron tierras llenas de vida.
Un libro para disfrutar leyendo. Una lectura muy recomendable.