Brasil es un país musical, vivimos intensamente la música como parte de nuestro día a día, tenemos canciones para cada momento importante, para cada amor… hablamos de los y las artistas con el cariño de quién los conoce de toda la vida, aunque solo los hayamos visto de lejos en algún concierto, y a veces ni eso; el lanzamiento de un nuevo disco es motivo de largas conversaciones, sobre el ritmo, la poesía y la filosofía que abundan en sus letras. Escuchar, sentir y vivir la música hace parte de nuestra identidad cultural, como también lo hace llorar la muerte de un músico como a la de un ser querido que ha partido. Así fue con João Gilberto, uno de los más grandes músicos brasileiros, nació en Juazeiro, en Bahia, hace 88 años y ha fallecido recientemente.
João Gilberto es querido y admirado en Brasil por su arte, por haber creado un estilo revolucionario en la música brasileira, reinventado la forma de tocar la guitarra. En la composición “Chega de Saudade”, de Tom Jobim y Vinícius de Moraes, él presentó un ritmo sincopado, rompiendo el orden establecido, explorando la riqueza de acordes e incorporando elementos del jazz norte-americano. En ese momento surgió la bossa nova, teniendo como base el samba y samba canción. Para Caetano Veloso, João Gilberto innovó al sugerir una línea maestra del desarrollo del samba, con origen en el samba de rueda del Recóncavo baiano y maduración en el samba urbano carioca.
João Gilberto innovó también a la hora de cantar: utilizando técnicas de respiración de yoga, alargaba las frases melódicas sin perder el aliento, y cantando más bajo, podía adelantar o retrasar el canto en relación al ritmo, siempre que el ritmo fuera constante, creando así su propio tiempo. Ha introducido en la grabación de «Chega de saudade» el uso de dos micrófonos, uno para la voz y otro para la guitarra; hasta entonces, se grababa con un solo micrófono, destacando la voz en detrimento de la guitarra. Ha sido un revolucionario de la música, considerado por muchos como un artesano musical, ha reinventado canciones, recomponiendo ritmo, armonía y melodía.
Como movimiento musical, la bossa nova tuvo una vida corta e intensa: surgió en 1958 y duró hasta alrededor de 1963, pero abrió espacio a muchos artistas, como Baden Powell, Marcos Valle, Caetano Veloso, Chico Buarque, Gilberto Gil, Gal Costa, Maria Bethânia y muchos más.
En 1964, el álbum grabado junto con el saxofonista americano Stan Getz ganó el Grammy, premio análogo al Óscar en la música. En 2000 João Gilberto conquistó su segundo Grammy, en la categoría World Music, con el álbum João Voz e Violão, producido por Caetano Veloso. João Gilberto ha tenido su talento y genialidad reconocidos a nivel internacional, tanto en América cuanto en Europa y Japón. A ese reconocimiento internacional les damos mucha importancia en Brasil, quizá porque una parte nuestra necesita descolonizarse, quizá porque muchas veces nuestros gobernantes no dan el merecedor valor y apoyo a la cultura.
En este sentido, el actual gobierno ultra derechista de Jair Bolsonaro está quitando financiación a las políticas públicas dirigidas a la cultura; la poca o nula importancia que tiene el sector cultural para Bolsonaro quedó de manifiesto al no hacer ningún pronunciamiento sobre la muerte del padre de la bossa nova. Al ser presionado por periodistas se limitó en decir «era una persona conocida. Nuestros sentimientos a la familia, ¿ok?» además de la negación en decretar una jornada de luto nacional. Pero Brasil ha llorado su muerte, sabemos cuánto aportó a nuestro país y somos conscientes del maravilloso legado que ha dejado para todo el mundo.
Damos infinitas gracias a João Gilberto por la grandiosidad de su arte. Su música seguirá tocando nuestra alma y llenando nuestros corazones.
¡Gracias maestro!