Cuando nosotras tenemos el power
No descubro nada si digo que cuando una mujer llega a un puesto de poder históricamente ocupado por un hombre su día a día se llena de suspicacias y exigencias que su antecesor no afrontaba. A ser la más preparada y la mejor gestora de equipos se sumará la demanda de ser muy amable, simpática, empática y que, por supuesto, su apariencia muestre también su mejor versión. Si además esa mujer con responsabilidad es joven y trabaja en una universidad fundada y mantenida por una raza distinta a la suya, la cosa se pone seria. La directora (Netflix) arranca cuando Ji-Yoon Kim (Sandra Oh) llega a su despacho de jefa del departamento de Literatura Inglesa en la universidad (ficticia) de Pembroke: madera por doquier, retratos de señoros en marcos doradosy una silla regia que se rompe en minutos, presagio de lo que la protagonista vivirá a lo largo de los seis divertidos e interesantes capítulos.
Hasta aquí puedes pensar que esto va de feminismo y de reivindicar cuotas de poder en un contexto tan androcéntrico como el universitario. Y por supuesto la reflexión sobre esto es potente, pero hay mucho más. No te dejes llevar por la posible pereza de ver una serie ambientada en el mundo universitario porque aunque este es el escenario de casi el cien por cien de la trama, acompañar a Ji-Yoon en su día a día supone adentrarnos en cuestiones muy presentes en el debate social actual. En esta primera temporada de La directora (que haya más!) hay reflexiones sobre el rol desquiciado que han adquirido las redes sociales; la familia no normativa; el racismo que erróneamente se cree superado; la sororidad; la inexistencia de la conciliación de la vida familiar y laboral; las relaciones amorosas sin clichés; la poca permeabilidad del sistema educativo ante los cambios sociales y las nuevas metodologías de enseñanza… Todo ello aderezado con un tono amable donde el humor negro juega sin descanso. Y para capitanear algo tan real y desquiciante qué mejor actriz que Sandra Oh, a la que habrás visto en Anatomía de Grey o más recientemente en Killing Eve. Oh demuestra una vez más que es una gran actriz que se maneja increíblemente bien en guiones como este en los que la frontera entre la comedia y el drama no existe.
Mención especial también para su partanaire, Jay Duplass, quien gusta de peculiares retos interpretativos (como Josh Pfefferman en la magnífica Transparent) y para Holland Taylor, estupenda en ese juego de espejos con la protagonista, con la que comparte espíritu crítico poniendo en valor la importancia de la red femenina en contextos tan hostiles.
Más razones para verla: los capítulos son cortos (bien!), te vas a reír, y es muy probable que te sientas identificada/o al reconocer cómo funciona el sistema y cómo este te obliga a ser. Pero el mensaje de la serie es positivo: se le puede plantar cara y no es tan dramático como lo pintan.
Ilustración: @lafemme_agitee