La reconquista del Espacio Público

Francisco Altemir

Valencia, nuestras calles y nuestras plazas por Joan Olmos Lloréns

Nada grande se ha hecho sin pasión” (Hegel)

La frase hegeliana es lo primero que se me ocurre al intentar glosar el libro de Joan Olmos Lloréns que ha dedicado toda su vida a pensar, escribir y enseñar urbanismo y que, ya jubilado, nos hace este regalo dedicado a su amada ciudad de Valencia, por la que sigue luchando en contra de la codicia, ignorancia y corrupción del poderoso caballero, D. Dinero.

Joan Olmos es un ingeniero de mente y corazón: “Imposible parece que un facultativo de corazón que no tiemble al trazar las primeras líneas del plano de una ciudad cuando debe saber que esas líneas deciden el porvenir material y humano de un sinnúmero de familias” (Ildefonso Cerdá).

Para un castellano de la meseta es muy difícil glosar un libro sobre una ciudad mediterránea basado en vivencias. No obstante, trataré con empeño extraer de ellas algo universal que presiento en ellas.

Joan nos transmite sus sentimientos por medio de fotos, de planos y de la historia de Valencia, me recuerda a mi abuela materna, valenciana, cuando me contaba que la comitiva de una boda que transitaba por el cauce del Turia fue arrastrada por una riada.

¿Existe actualmente el Espacio Público en nuestras ciudades? Nos pregunta el autor. Contesta, a priori, que no cuando habla de “reconquista”. ¿Saben las generaciones actuales en qué consiste el Espacio Público?

Tenemos que volver la vista atrás, a los clásicos griegos y romanos para saber cómo nacieron la polis, la civitas y la urbs. La urbanización ha desplazado a la ciudadanía, deshumanizándola y despolitizándola. El poder hegemónico del mercado y de las inmobiliarias ha fomentado el aislamiento (isla) y la fragmentación social. Refiriéndome a Madrid recuerdo los PAU (Plan de Actuación Urbanística). Primero se construye la urbanización, con todos los servicios requeridos (desde las calles al wi-fi, pasando por el agua potable, alcantarillado, iluminación…). Para combatir el miedo e inseguridad ciudadana (posiblemente amplificados), se construyen manzanas amuralladas, con entrada vigilada y toda clase de servicios comunes interiores: piscinas, gimnasios, pistas deportivas, jardines…

En principio los ingenieros de caminos, herederos de los pontífices romanos, son constructores de puentes y carreteras que sirven para unir poblaciones y personas, pero no murallas excluyentes (los muros no nos son ajenos pues son elementos auxiliares e imprescindibles en la construcción de caminos y puentes). Este sistema nos retrotrae a la Edad Media, retroceso de la ciudadanía a épocas dominadas por el miedo, tratando de protegerse mediante murallas y castillos. Los “señores actuales”, el “mercado y el capital” están venciendo a la Razón tanto Intelectual como Cordial (Adela Cortina, valenciana de pro). Es necesario reconquistar la ciudad en su acepción humana de Polis y de Civitas. Lo “actual y moderno” nos lleva a la deshumanización, segregación, fragmentación y desigualdad social, aislamiento, ceguera e ignorancia…Imitando a Kant me atrevería a decir que: El problema del restablecimiento de la civitas y la polis tiene solución, incluso para un pueblo de demonios con tal de que tengan entendimiento y no estén cegados por la necedad, la codicia, el individualismo y el miedo al otro, al diferente…

Notas:

*Francisco Altemir, Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos