Repensando la economía

  • Ignacio Liniers Barreiros

    Ignacio Liniers Barreiros

    Economista

Respecto a si saldrá fortalecida la democracia con la actual crisis

Nada me hace pensar lo contrario, no creo que exista hoy por hoy ninguna alternativa a la democracia, los ataques a la misma que vienen a través del populismo parece que chocan con los checks and balances y parece que las democracias responden con bastante eficacia. Claro que hay excepciones, como parece ser Venezuela, y que hay otras democracias, que siempre han sido deficitarias de tales equilibrios y reparto de poderes, que sí sienten el golpe, como pueden ser el caso de Rusia o de Turquía. El análisis internacional sería toda una disertación inagotable pero hoy por hoy no parece que pueda decirse que la democracia como sistema de gobierno esté en ciernes.

Hoy día puede decirse que los países son democracias o que hacen todo lo posible por parecerlo y no creo que esta crisis, que es de orden económico en lo fundamental, redistribución de la riqueza y precariedad, vaya a cambiarlo. Cosa distinta es que salgan fortalecidas, para ello habría que solucionar el tema de fondo, la enfermedad subyacente que nos ha traído hasta aquí y es ahí donde empiezan los problemas pues el primer paso es acertar en el diagnóstico. Así como los síntomas son conocidos, precariedad, peor reparto de la riqueza, mercantilización del contrato laboral (temporalidad, externalidad del concepto de empleo…) parece que todos los analistas del tema, de la rama a la que pertenezcan, nos hablan del neoconservadurismo y de la tercera vía como los vehículos de la crisis, a lo que hay que sumar el efecto de la globalización, esa convergencia de terceros países que, si bien debería de ser una ayuda a la economía (además de inevitable), no está exenta de sus efectos colaterales: deslocalización de empresas, disminución de salarios y de condiciones laborales por el aumento de la oferta de trabajo,…

Hay que acertar con el diagnóstico y además tenerlo mecanizado y unificado entre los posibles actores que le puedan dar solución. Y en segundo lugar hay que atajar dicho problema. Mientras tanto las democracias sufrirán de estrés, lo que no es bueno, pero tampoco malo. Los problemas de precariedad, evolución regresiva de los impuestos y evolución negativa de la redistribución de la riqueza hay que solucionarlos y provocarán dolores de cabeza a la democracia, pero es posible que la democratización sea la solución última, tal y como indica el título de este debate.

Respecto a si es el momento en el que la democracia entre en el terreno vedado de la economía

O incluso en lo que podríamos llamar terreno enemigo como es el de la sagrada empresa privada, creo que sí que es el momento. La socialdemocracia creo que ha sido una política subsidiaria respecto del reparto de las rentas, es decir una vez que el sistema capitalista ha repartido mal las rentas, la socialdemocracia, como un Sísifo impenitente, tiene el encargo (o la maldición) de hacer que ese mal reparto se mitigue en lo posible para que el sistema siga funcionando, de manera que se crea un estado subsidiario en lo que a las necesidades y oportunidades se refiere: el sistema de sanidad universal, la educación, las universidades, etc.

A menudo me viene la imagen de un forzudo sosteniendo a la torre de Pisa, como esas postales que todos tenemos, pero con una torre de Pisa que se cae de verdad y que tenemos que sostener con nuestros brazos. Ese sistema es lo que en física se llama equilibrio inestable, pues tiene varios puntos de equilibrio. Los logros anteriores de la socialdemocracia, Bretton Woods u Olof Palme son dos ejemplos de cómo se puede montar un sistema bueno (que funciona) y como puede revertirse en el tiempo, o llegar a otros puntos de equilibrio no deseados.

Creo que una gran parte de la desafección política y del éxito de los populismos tiene como base no solo de la precariedad, sino el hecho de haber vuelto atrás en nuestras prerrogativas, lo que antes se podía ahora ya no se puede y esto se ha producido en un escenario donde la socialdemocracia es uno de los actores protagonistas. El sistema ha defraudado a la gente que ahora se ven con un problema de precariedad por un lado y con otro problema adicional de falta de perspectivas y el hecho de no ver el futuro produce vértigo y el vértigo es irracional, temperamental, de agarrarse a un clavo ardiendo o peor todavía, de querer arrojarse al abismo antes de tener que seguir lidiando tal situación. Ese el estado de ánimo que sospecho hay en la sociedad, no solo en España, que no es el país donde este populismo sea más pujante, sino a nivel mundial.

El socialismo científico es empíricamente un gran fracaso y creo que hoy nadie piensa en una revolución comunista 2.0 como solución a los problemas, más aun, en gran medida la aversión al comunismo ha sido un acicate espectacularmente eficaz para el desmantelamiento del estado del bienestar de las décadas doradas, en donde la economía tenía una salud de hierro. Cierto es que hoy se lee otra vez a Marx, pero creo que es un ejercicio estético.

Nos queda pues la solución de encontrar otra salida y la teoría de democratizar la economía es ya antigua, tanto con Ferdinand Lassalle y sus sociedades voluntarias, que no son otra cosa que sociedades con capital compartido o alícuota, muy distintas a las sociedades cooperativas propuestas por Schulze-Delitzsch, que no eran otra cosa que un paso intermedio a un mejor reparto del capital y que se han quedado en el mero autoconsumo en la mayor parte de los sectores y son de escaso recorrido, sin embargo, las primeras, en donde el capital era alícuota, sí podrían ser la solución. Además, Lassalle aboga por que abarquen a toda la economía, es decir, a que todas las empresas sean de este tipo y no solo la parte estatal, o las de un sector protegido, sino cualquier sociedad mercantil, sea su producción del sector que sea, opten por esta vía.

Si hay algo en lo que Marx y Engels tenían razón es en la crítica al capitalismo, a esa acumulación de la propiedad de los medios de producción (latifundistas de capital he leído en algún sitio). Es decir, Marx y Engels aciertan en la parte izquierda de la ecuación ese Left Hand Side en el acrónimo sajón (LHS), donde fallan es a la hora de elaborar las soluciones para el desarrollo de la economía pues abogan por un estado, o más bien a un meta-estado dirigido por el proletariado para tal labor, es decir la parte derecha de la ecuación o su Right Hand Side (RHS) no fue acertada.

Utilizar el método ya conocido como solución universal de la política, es decir, la democracia, para solucionar también los problemas generados por el capitalismo en las empresas es un método por investigar, pero fácil de exponer. De la misma manera que el contrato social de Rousseau es la solución a los problemas políticos, cabe pensar que establecer otro contrato social, pero a nivel empresarial, pueda ser la solución a que los latifundistas de capital dejen el paso a la soberanía del empleado en el ámbito empresarial, pero claro no a un contrato laboral tal y como hoy está diseñado.

Si podemos expresar el contrato laboral actual como un mero contrato mercantil en donde se intercambian horas de trabajo por un dinero establecido, eso habría que cambiarlo por un auténtico contrato laboral, en consonancia con el contrato social político. Por las mismas razones y en la misma medida que la soberanía política representa a los ciudadanos, debería de haber una soberanía del capital para los empleados de las empresas, algo así como: “a cada empleado, una participación alícuota del capital social de aquellas”.

Las constituciones serían ese padrino necesario para la redefinición del contrato laboral, pues en ella encontramos todos y cada uno de los principios rectores necesarios: reparto de la riqueza, progresividad impositiva, igualdad de oportunidades y, sobre todo, igualdad en ese sentido rousseauniano del término que, a mi parecer y como ya hemos mencionado, es lo verdaderamente legítimo. Reparto de la riqueza en origen, es decir, allí donde ésta se genera, donde se materializa el valor añadido y por lo tanto el origen de la riqueza en el más amplio sentido del término.

He de puntualizar que en la crítica al capitalismo no está incluida la crítica al mercado, que considero no solo fundamental sino sinónimo de libertad, y que tampoco está incluida la crítica a la empresa en sí misma, a la que considero sujeto fundamental de generación de la riqueza y vehículo imprescindible de la actividad económica. Sino que la crítica se centra en la propiedad de las acciones de las empresas, que contrariamente a ser una actividad económica es en realidad una actividad especulativa y de naturaleza muy distinta, incluso opuesta a dicha actividad económica. Muchos la llaman economía no real, pero el término especulativo que rima con latifundio de capital es mucho más expresivo de su labor, que en lugar de ser loable, ese mantra del empresario benefactor y visionario, entraña un elemento tóxico a la actividad de la empresa, pues genera necesariamente un comportamiento de burbuja, dado que lo único que pone a salvo a una empresa de las garras de su competencia o de los especuladores bursátiles son unos beneficios cada vez mayores, lo que de por sí es una paradoja absurda que genera tensiones y fluctuaciones imposibles de gestionar.

Equiparar democracia y empresa creo que es la solución a los problemas y a su vez un programa de máximos, es decir la manera de subir un escalón que después no haya manera de revertir.

Respecto a si una democracia a la defensiva solo ha cosechado retrocesos en lo social

Resulta evidente que, desde la segunda guerra mundial, Roosevelt y Bretton Woods hasta el momento actual con las tesis de Thatcher y Reagan, apuntaladas por Gerhard Schröder y Tony Blair, ha habido un cambio de paradigma completo, un giro de ciento ochenta grados, ya que desde hace varias décadas la economía no está dirigida por un horizonte socialdemócrata sino por uno liberal (o neoliberal).

Que esto sea porque la democracia está a la defensiva o por el hecho de que lo realizado en Bretton Woods no fuera “suficiente” es algo por dilucidar. Con seguridad estaríamos mejor con aquellos mimbres, revertir la situación a aquellos tiempos en donde no solo se atajó la crisis, sino que se pusieron las bases de una economía sostenible: oferta y demanda, beneficios y salarios, derechos laborales, futuro de las pensiones, regulación de los mercados, políticas anticíclicas… Pero lo cierto es que se han ido cayendo todos los mitos sociales en favor de los mitos empresariales, tomando al empresario como factótum de la economía, como razón del progreso, como líder emprendedor alrededor del cual han de girar las herramientas (por no llamarlo privilegios): la bajada de impuestos, de la externalización de actividades como manera de no responsabilizarse de los empleados como es el caso de los falsos autónomos, las exenciones a las empresas, los incentivos a las inversiones empresariales, las sicavs como premio a la riqueza, etc.

Por el contrario, todos aquellos principios detallados en las constituciones han ido decayendo, formando un relato de lo deseable pero imposible o de lo directamente imposible. La igualdad de oportunidades, el derecho a un trabajo o a una vivienda, una renta suficiente, han ido cayendo en desuso. ¿Es todo ello producto del estar a la defensiva o del cansancio y la desidia? ¿Es algo estructural en la economía que nos avoca al neoconservadurismo y a una economía de casino o directamente hemos de asumir que lo económico sea sinónimo de la selva?

Creo que el “estado del bienestar” no es el puerto al que hay que llegar, creo que la socialdemocracia, tal y como hoy día se entiende, trata los síntomas, pero no la enfermedad; la parte que hemos recogido de Ferdinand Lassalle no ha sido el espíritu de esas sociedades voluntarias que hoy podrían traducirse por sociedades anónimas de capital compartido. Creo que la enfermedad es el reparto de la riqueza en las empresas, y que hay que solucionar el problema en su origen. No parece ser una cuestión meramente política, sino que lo que realmente hace falta es un cambio en la manera de pensar de los empleados y de los sindicatos. Este cambio ha de ser una revolución silenciosa en donde lo público, los poderes políticos se han de limitar a abrir las vías de dicho desarrollo, cambiando la ley de sociedades anónimas y sobre todo gestionar la primacía de aquellas de capital compartido, cediéndolas los privilegios fiscales necesarios por el hecho de estar en sintonía con lo que pone en nuestras constituciones, igualdad, reparto equitativo, derechos, oportunidades, etc.

Creo que no ha de ser el estado el que entre en lo económico (o privado) sino que como muy bien se enuncia en la pregunta ha de ser el espíritu democrático el que permee la vida empresarial, lo que, ciertamente, resulta menos cruento de aceptar.

Respecto al temor a que una parte de la sociedad haya dejado de apreciar la democracia y ese sea el origen de la desafección a lo político, de la volatilidad del voto y del éxito de los populismos

Como he comentado más arriba, la razón de la crisis no creo que sea política sino económica, el pánico de no ver la salida del túnel dado que son muchas décadas de empobrecimiento social y, lo que es peor, de estar instalados en un paradigma neoconservador (ese enaltecimiento del éxito), todo ello no son términos políticos, los cuales están bien asentados sobre la igualdad y sobre la libertad que son bien distintos de lo que el nuevo (pero viejo) conservadurismo nos propone.

La crisis política, la volatilidad, la desafección, el triunfo de lo antisistema, el discurso barato y provocador que es el lugar en donde nos encontramos han conducido a un sinfín de ejemplos imposibles de mencionar uno a uno, Le Pen en Francia, Salvini en Italia, Bolsonaro en Brasil o Macron en Francia que, por mucho que diste abismalmente con los anteriores, es un personaje sin partido, desclasado, una completa novedad en todos los aspectos posibles que, sin embargo, ha obtenido un triunfo incontestable en la sede del país de la revolución. En España, sin embargo, los populismos no nos han terminado de avasallar por ahora. Creo que toda esta desafección a nivel mundial obedece a un impulso irracional de solucionar lo que hoy parece tan lejano, como es volver a un paradigma en donde el trabajador tenga un papel protagonista.

No creo que exista una presión por cambiar el sistema, incluso los partidos a los que consideramos populistas antisistema (Movimiento Cinco Estrellas en Italia o Podemos aquí) solo han tratado los temas colaterales: mayor representación popular, coparticipación en las decisiones, más consultas o cesión de poder a los Ayuntamientos y sistemas locales, a modo de un perfeccionamiento del sistema, pero no hay un planteamiento de cambio del sistema democrático en sí mismo, el hartazgo es de expectativas (como nos enseñaban en macroeconomía de la facultad), que marcan las tendencias de la economía y hay que incluirlas en nuestros sistemas de econometría y claro, cuando éstas llevan empeorando décadas, el tema de las expectativas se transforma en una depresión endógena.

La democracia no es una construcción frágil o irreversible, tal y como plantea la ponencia, otra cosa es que tenga que soportar las tensiones de una crisis que, lejos de ser pasajera, parece que se ha instalado en el sistema de manera que le tendremos que encontrar una solución, pues parece que no va a ser suficiente un tratamiento paliativo de sus síntomas, sino que vamos a tener que diagnosticar y tratar la causa subyacente de la misma.

¿En qué consiste la democratización de la economía?

Respecto a la primera pregunta de si versa sobre la participación de las trabajadoras o trabajadores en los órganos de dirección, yo diría que es una medida insuficiente, por mucho que desde luego y en todos los sentidos es aconsejable, ya que cualquier propuesta maximalista, como la de un capital compartido, pasa necesariamente por esa medida. Si la tomamos aislada de un entorno de mayor control empresarial sería efectiva solo según cada caso y según cada momento. La misma reversibilidad que el sistema ha tenido a nivel global desde la década de Olof Palme y su estado del bienestar maximalista hasta hoy la tendría la empresa, reversibilidad mediante cambio en los estatutos por motivos coyunturales, por necesidad de una nueva tendencia comercial, reestructuración de los cuadros de dirección, EREs, por la necesidad de llevar a cabo una joint venture, o por el simple desuso del día a día.

Sin embargo, es cierto que puede ser el camino para conseguir otras metas adicionales que realmente cristalicen en una democratización generalizada de las empresas. Sin embargo, renunciar a una visión completa y dejar como objetivo la transformación del actual capital social accionarial a otro compartido, posiblemente a largo plazo no sea suficientemente eficaz.

Respecto a la participación de los sindicatos y resto de los agentes sociales en la política económica

Creo que los sindicatos, de la misma manera que el estado, han de ser el “marco” en donde se dibujen las medidas a tomar para que dicha democratización sea efectiva. Sin embargo, los protagonistas han de ser los trabajadores y en concreto aquellas empresas que tengan una estructura democrática, es decir, no solo que dichos trabajadores tengan acceso a las decisiones de la empresa, sino que coparticipen del capital social y de los correspondientes beneficios. Solo el éxito empresarial de estas formaciones garantizará el cambio.

Y con ello respondo también a la siguiente cuestión de si el capital público ha de aumentar su participación en el conjunto de la economía, y la respuesta vuelve a ser la misma, no es el aspecto fundamental del funcionamiento de la economía privada, sin embargo, el marco de las políticas económicas ha de seguir siendo el mismo que con la tradicional socialdemocracia y con la visión keynesiana subsidiaria del estado que equilibre los ciclos. Aunque en el caso de una empresa fuertemente democratizada y, por lo tanto, con la vista puesta en el largo plazo, dichos ciclos tenderían a suavizarse.

Todas las medidas clásicas de lo que se entiende por socialdemocracia son buenas y deben de aplicarse, pero no pueden sustituir a lo que podríamos llamar un programa de democratizar las empresas, en donde la trabajadora o el trabajador sean el centro de la vida de la empresa y la toma de decisiones en lugar de una junta de accionistas.

Respecto a si es necesario un gobierno progresista

La respuesta es un sí por lo obvio, sin embargo, un programa como el expuesto de ir a por un objetivo de máximos no casa demasiado bien con hablar de un posible gobierno cercano que pueda plantearlo en su programa. No hay, ni se le espera, algo parecido en el programa socialista ni en el de Unidas Podemos o, mucho menos, en el resto de los partidos de otro sesgo como el PP o Ciudadanos.

Por el contrario, creo que sería condición previa un cierto consenso mundial sobre un cambio de paradigma, y además un amplio acuerdo sobre el diagnóstico de la crisis que padecemos, sobre el que sí parece que hay convergencia entre los economistas y analistas de corte progresista. Creo que actualmente solo hay un partido que tiene incorporadas medidas en este sentido y es el Laborismo inglés, actualmente en la oposición y sin mucho empuje en las encuestas para pasar a ser gobierno. Las medidas que John McDonnell ha recogido en el programa laborista hablan de incorporar a los trabajadores en los consejos de administración, apelando a una cierta horquilla de los asientos del mismo en las empresas estatales (que parece que piensa ampliar con nuevas nacionalizaciones, ferrocarril, etc.), creo que resulta fundamental que se implementen estas medidas y ver si, como en el caso de Suecia, son positivas para la economía. Personalmente no tengo dudas de que tales medidas, correctamente implementadas y aceptadas (quizá lo más difícil) por las actuales estructuras empresariales serían positivas para el devenir del sector empresarial.

La democratización ha de ser al principio progresivo y actuar desde la fiscalidad concediendo un forfait privilegiado a aquellas empresas que cumplan con dichos requisitos. Sin embargo, el objetivo final ha de ser que el contrato laboral sea esa renta del trabajo en lugar de un mero salario que siempre estará luchando en la arena de la precariedad.

Creo que todos los políticos y votantes progresistas entienden necesario un cambio de paradigma y que, en un mundo polarizado, volátil y siempre atento al oportunismo, podría ser el momento para una medida de este corte que nos abra las puertas de un futuro, en los términos más amplios posibles, como es un contrato laboral que deje de ser un mero contrato mercantil y proporcione a cada trabajador una parte alícuota de capital.

Quizá toque ya dicha revolución, quizá se necesiten décadas para llevar a cabo el cambio de mentalidad a una empresa codirigida por sus empleados o quizá haya otros pasos intermedios para poder, algún día, trabajar en empresas donde uno se sienta soberano, sin nadie por encima, con lo que ello supone de motivación y de satisfacción personal, lo que repercutirá sin duda en el beneficio de las empresas y, mediante su valor añadido, beneficiará a la postre al resto de la sociedad.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • El modelo neoliberal capitalista y el orden mundial desregulado y cargado de incertidumbres que se sustenta en ese modelo acumulan ineficiencias y desórdenes que se manifiestan en un sinfín de tensiones políticas, étnicas y culturales, pulsiones nacionalistas, crispación social, desajustes económicos y climáticos o conflictos militares en los extrarradios del sistema. La crisis del capitalismo neoliberal se entrecruza, desde hace una década al menos, con una crisis de la democracia y los derechos humanos y con una amenaza climática y ecológica que requiere con urgencia tomar medidas globales, nacionales y locales para empezar a afrontarla de forma inmediata y poder superarla en las próximas décadas, cuando aún es posible. La tarea de proponer y acordar reformas destinadas a corregir esos desórdenes y disolver esas amenazas debe estar situada en un lugar prioritario de la agenda de la opinión pública y del conjunto de las fuerzas progresistas. Parece aconsejable, si no obligado, intentar definir con más precisión las medidas a aplicar y exigir ritmos más rápidos en su aplicación. Al tiempo, hay que remover los obstáculos que levantan poderes económicos elitistas que no parecen tener ninguna prisa en reducir esos desórdenes mientras puedan aprovecharlos como nuevas fuentes de ganancia y mecanismos...
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  • Miguel Martínez Lucio

    Profesor de la Universidad de Manchester

    Muchos debates en las relaciones laborales se centran a menudo en retomar ciertas regulaciones y prácticas. Después de un periodo de desregulación continuada en relación al alcance de los sindicatos y su influencia en la negociación colectiva, ahora se vuelve a poner el foco en revertir estos desarrollos y reconstituir las regulaciones laborales en términos colectivos. El debate a menudo se centra en la necesidad de subrayar los impactos sociales negativos de estas reformas en lo que se refiere a la igualdad y las condiciones de vida. También se centra en la necesidad de que tanto intelectuales progresistas como...
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  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    “El trabajo es el Padre y el principio activo de la riqueza, como la tierra es la Madre”. William Petty (1667). A Treatise of Taxes and Contributions Para quienes consideramos que la clase trabajadora es, junto a la naturaleza, la fuente real de creación de riqueza en el proceso productivo, constatamos que la economía capitalista niega la evidencia tanto en la distribución del ingreso como en la construcción del poder de decisión en toda la cadena de valor. La empresa (pública y privada) y las políticas económicas gubernamentales ignoran la realidad y adolecen de falta de democracia en el primer...
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  • Ricardo Molero Simarro

    Profesor de la Universidad Autónoma de Madrid

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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    Como bien dice el título del debate que realiza Espacio Público, “Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores”, entra de fondo una cuestión clave que tuvo su auge en el proyecto thatcherista de los años 80. Para la “Dama de Hierro”, apoyada por teóricos posmodernistas y ultraneoliberales como la Escuela de Chicago liderada por el Premio Nobel de Economía Milton Friedman, el concepto de clase trabajadora dejaba de existir y todos nos convertíamos, supuestamente, en una “clase media”. La meritocracia, la emprendedoria, el éxito personal, cuajaban en la ideología dominante neoliberal en un momento de crisis del socialismo...
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  • José Manzanares Núñez

    Consejo de Redacción de ARGUMENTOS SOCIALISTAS

    Desde mediados del siglo XIX que aparecen los primeros sindicatos de clase –superando los sindicatos de oficio o de rama, existentes- uno de sus primeros objetivos fundacionales fue la lucha por la emancipación de los trabajadores. Esto es, la conquista de unas condiciones de trabajo y de vida dignas, la búsqueda de un reparto de la riqueza más equilibrado a través de mejoras sociales: educación, sanidad, vivienda... y el desarrollo de un modelo de sociedad con derechos para todos, basado en la igualdad o, en palabras actuales, en combatir la marginación y la exclusión social. En estos casi dos siglos...
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  • Ramon Boixadera

    Economista

    Tras una década de estancamiento económico, que amenaza con prolongarse en los próximos años, los estragos de la crisis han adquirido un carácter permanente. Dos datos parecen especialmente reseñables. El primero es la evolución del desempleo en nuestro país, que cerró el segundo trimestre en el 14,1%, muy por encima de la media europea (6,3%), frustrando la fugaz convergencia producida por la burbuja inmobiliaria.   Tasa de desempleo 16-64 años, % (EU-LFS). Fuente: EUROSTAT. Otros indicadores sugieren que el peso del subempleo en la economía española sería todavía mayor. Señaladamente, un 6,4% de la población empleada a tiempo parcial desearía poder hacerlo...
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  • Enrique Negueruela Cortés

    Asesor de la Secretaría Confederal de Empleo y Cualificación Profesional de CCOO

    En 2018 se trabajaron de media 687 millones de horas habituales, unas 18,3 millones de personas ocupadas a una jornada completa de 37,5 horas, de las que el 83% correspondía personas asalariadas. Este volumen de trabajo es un 10,1% inferior al del inicio de la crisis en 2008. Las horas asalariadas disminuyeron en un 7,6%. Por situar un segundo punto, en 2017 el volumen de trabajo era de 8,9 millones de horas habituales menos que en 2011. La situación del trabajo es clara: ahora no hay un volumen mayor que cuando empezó la crisis en 2008, ni en el periodo...
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  • Lluís Camprubí

    Profesor de Organización de la Salud Pública (UPF, Máster Salud Pública). Focalizado en la perspectiva europea

    En un mundo globalizado, compartir soberanía es una forma de recobrar soberanía, dijo Mario Draghi hace unos meses en su discurso de despedida. Mancomunar capacidad democrática (y riesgos, especialmente económicos) debería ser uno de los grandes objetivos (que pueden llevar a otros) de la izquierda social y política en el siglo XXI. Desde el nivel territorial que lo pueda hacer mejor y sin olvidar ningún ámbito de actividad humana (en especial, el productivo). El título, como planteamiento para la acción, tiene dos componentes inseparables: democratizar la economía, y europeizar esa democratización. El primero no será posible sin el segundo,...
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  • Marcos de Castro Sanz

    Psicólogo industrial, expresidente de CEPES (Confederación Empresarial Española de la Economía Social)

    La compleja crisis multidimensional actual (económica, ecológica, social, de cuidados, etc.) por la que se transita desde 2007, dibuja un futuro incierto en el que el cooperativismo emerge como fórmula útil para organizar diferentes necesidades vitales (empleo, vivienda, educación, etc.) ante los desafíos que están por venir. El modelo actual, dominante, de empresa nace en la revolución industrial, en Inglaterra entre los siglos XVIII y XIX. Antes de 1750 la producción económica era básicamente artesanal y manufacturera, se producía en pequeños talleres de propiedad individual. El salto de la economía feudal a la capitalista fue el tránsito de una economía...
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  • Pablo Luis Pló Alonso

    Jubilado. Activo en las redes de economía solidaria.

    Parece anacrónico que no se repiense la economía desde una democratización de la misma. Igual que en otras esferas de la vida social se viene pidiendo sobre la democratización de la justicia, por ejemplo, o sobre el necesario cambio de valores que el conjunto de nuestras vidas contemplan. Quiero recordar el enfoque que Amartya Sen hacía de la democracia. Él decía, evidentemente resumido, que hay democracia cuando se participa, se debate y se decide sobre las cuestiones que nos atañen. O sea, todos tenemos la oportunidad de participar, debatir y decidir y, si no hay obstáculos para ello, estaremos hablando...
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  • José Antonio García Rubio

    Miembro de la Colegiada Federal de IU, responsable de Empleo.

    Es evidente que la democracia representativa está hoy amenazada. La salida de la crisis de 2008, impuesta con rotundidad por los grandes poderes económicos, está también recortando las libertades democráticas. Es verdad que con una perspectiva histórica amplia el avance de la libertad siempre ha prevalecido, pero en el corto y, a veces, en el medio plazo ha habido periodos de retroceso. Creo que estamos en uno de ellos y que la cuestión central del debate propuesto por la Fundación 1 de mayo de CC.OO. es cómo salir de esta situación. Es preciso ultimar un análisis profundo de esa crisis. El...
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  • Ignacio Liniers Barreiros

    Economista

    Respecto a si saldrá fortalecida la democracia con la actual crisis Nada me hace pensar lo contrario, no creo que exista hoy por hoy ninguna alternativa a la democracia, los ataques a la misma que vienen a través del populismo parece que chocan con los checks and balances y parece que las democracias responden con bastante eficacia. Claro que hay excepciones, como parece ser Venezuela, y que hay otras democracias, que siempre han sido deficitarias de tales equilibrios y reparto de poderes, que sí sienten el golpe, como pueden ser el caso de Rusia o de Turquía. El análisis internacional...
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  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    En la década de los sesenta del siglo pasado cuando estudiaba económicas se hablaba con frecuencia, en las clases y fuera de ellas, de la cogestión en las empresas privadas de los países capitalistas industrialmente desarrollados. José María Maravall (1967) escribía que sobre ella había una bibliografía abundante. Se trataba en concreto de que los trabajadores, a través de los sindicatos, participaran en los órganos de dirección de las empresas y fueran parte de la toma de decisiones. La importancia del tema hace que Maravall dedicara un capítulo de su libro Trabajo y conflicto social a la cogestión. Lo...
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  • ¿Hay Europa?

    28/11/2019

    Cristina Faciaben

    Secretaria Internacional CS. CCOO.

    Ante la pregunta de si “¿Hay Europa?”, la respuesta deseable sería decir “Si, hay Europa”, pero la respuesta más realista es “Si, pero Europa tiene que cambiar, y mucho”. La deriva que ha tomado el proyecto europeo ha ido desencantando paulatinamente a más y más ciudadanos y ciudadanas. Sin duda, una valoración objetiva lanza un balance positivo de la existencia y la pertinenza a la Unión Europea. Son muchos más los pros que los contras, pero lo cierto es que gran parte de la ciudadanía percibe de forma más directa los efectos negativos, especialmente en forma medidas de recorte y...
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  • Carlos Gutiérrez Calderón

    Secretario confederal de Juventud y Nuevas Realidades del Trabajo

    En el libro“La cuestión juvenil ¿Una generación sin futuro?”, José Félix Tezanos y Verónica Díaz, realizan una pormenorizada radiografía de la situación de la juventud en España. Resultado de este estudio señalan, con todos los matices posibles, que “no es inapropiado hablar de una cuestión juvenil de una manera similar a como en su momento se hablaba de una cuestión social, o una cuestión obrera; aun con todas las salvedades y diferencias que hacen al caso”. La exclusión laboral o subposicionamiento económico que sufren los jóvenes, subrayan los autores, suponen un “fallo sistémico en la dinámica de inserción societaria”,...
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  • Jorge Uxó

    Profesor de Economía

    Recientemente, Antón Costas escribía, con mucho acierto, que “la desigualdad es el rasgo más característico de la evolución de la economía desde la década de los ochenta del siglo pasado. Y, a la vez, es el factor más determinante de la crisis financiera de 2008, del débil crecimiento de las economías, del malestar social y del populismo político”. Esto ha generado que las cuestiones en torno a la desigualdad, sus causas y la posible contribución de las políticas económicas a su disminución hayan ganado peso en el debate público (aunque, lamentablemente, esta demanda social no se haya trasladado todavía...
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  • José Ángel Moreno

    Economistas sin Fronteras y Plataforma por la Democracia Económica.

    Sin duda, una de las dimensiones imprescindibles para “repensar la economía con los trabajadores” radica en el modelo de gobierno de las empresas, y sobre todo de las grandes. Un modelo dominado en nuestro tiempo por la soberanía de los accionistas -de los mayores-, a menudo en el contexto de una alianza cortoplacista con los máximos directivos, no pocas veces a costa de la sostenibilidad de la empresa en el medio y largo plazos. Un modelo que la teoría económica ortodoxa, sin embargo, considera óptimo y que constituye un pilar esencial del neoliberalismo. Es una apología frente la que se...
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  • Henar Álvarez Cuesta

    Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social

    La relación (tensa e intensa) entre economía y legislación laboral desencadena consecuencias esperadas, inesperables, deseadas (o no) e inevitables para ambos subconjuntos. En los últimos tiempos, las dos realidades aparecen unidas y contrapuestas (a semejanza del dios Jano) ignorándose pese a la indivisibilidad. Y el tema que ha acaparado todas las discusiones en los últimos tiempos deriva del impacto de la tecnología en el mundo de las relaciones laborales. La digitalización de la economía presenta múltiples implicaciones y efectos en las formas de trabajar y de organizar el trabajo, y por ello en las relaciones laborales y en las condiciones...
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  • Joaquín Pérez Rey

    Profesor Titular de Derecho del Trabajo UCLM

    Sí, aunque no lo crean, la Constitución habla de sindicatos y de negociación colectiva En tiempos de constitucionalismo a tiempo parcial, esa estrategia infame que insiste en leer en la Carta Magna solo aquello susceptible de ser utilizado de forma demagógica y partidista, conviene insistir en los pasajes que se ocultan, en los que permanecen deliberadamente en el olvido. La negociación colectiva es uno de ellos. Cuando nuestro Estado presume de pluralista, y lo hace desde el primer momento, persigue, entre otras cosas más evidentes, señalar que la conformación de las reglas que rigen nuestra convivencia tiene orígenes distintos y...
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  • Albert Recio Andreu

    Economista

    I. El debate al que me habéis invitado trata de cuestiones complejas. Cuestiones cruciales en el debate actual. Que tienen que ver, cuando menos, con dos de los temas sobre los que debería centrarse el debate socio-político: el de las desigualdades y el de las dinámicas sociales. Como es evidente dar respuestas claras y sencillas sobre los mismos es imposible (sólo los demagogos creen tenerlas) y por esto voy a tratar de hacer algo más modesto. Trataré de situar elementos que considero básicos para encarar estas cuestiones. II. En los últimos años, cuando el aumento de las desigualdades...
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  • Flavio Benites

    IG Metall Wolfsburg

    Más allá del marco legal en que se desarrolla la acción sindical en la empresa transnacional, en este caso, en Volkswagen, se debe examinar también la cultura de la empresa y, sobre todo, su dimensión internacional y los hechos más recientes que condicionan en la actualidad el conjunto de temas que aquí nos proponemos analizar. Cabe resaltar que el modelo alemán de relaciones laborales se encuentra ante tensiones que ponen en cuestión sus fundamentos esenciales. Es decir, por una parte un incremento de la precarización de las condiciones de trabajo pactadas individualmente, mediante la contratación temporal masiva y, en...
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  • Ignacio Muro Benayas

    Director Fundación Espacio Público

    Es evidente que hablar hoy de democracia económica es adentrase en un terreno sobre el que se ha producido una pérdida casi absoluta de referencias comparada con los años 70 del siglo pasado. En el que términos como autogestión, cogestión o participación del trabajo en las empresas, que en aquellos años eran aspiraciones comunes entre sindicatos y fuerzas progresistas, hayan perdido vigor es una muestra de que las fuerzas democráticas interesadas en la democratización social están a la defensiva. Y sin embargo, la realidad es que el neoliberalismo que ha marcado la gestión económica los últimos 30 años ha agotado...
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  • Mari Cruz Vicente Peralta

    Secretaria de Acción Sindical CS de CCOO

    La utilización de las políticas de austeridad como método para la salida de la crisis nos ha llevado a una situación de gran divergencia social. Gran parte de quienes trabajan lo hacen con salarios más bajos, trabajadoras y trabajadores pobres, más precariedad, menor cobertura por desempleo, mayor tasa de riesgo de pobreza. En resumen, polarización, exclusión social y gran desigualdad. Es precisamente esa desigualdad la que en buena parte, como venimos diciendo, está influyendo en el avance en Europa de los populismos, de las opciones políticas de extrema derecha, en la desafección política y en un malestar social en general...
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  • Andreu Missé

    Periodista y socio fundador de la revista Alternativas Económicas

    La concentración de empresas, la digitalización, la creación de gigantes tecnológicos y financieros, con poderes superiores a los de los estados, han supuesto un aumento de la desigualdad y la eliminación de muchos derechos laborales. La aparición de un nuevo tipo de empresas como las plataformas tecnológicas, especialmente en el reparto de comida, transporte y alojamiento, con empleados sin vinculación laboral, ha comportado un aumento de trabajadores sin derechos, como los falsos autónomos. Este proceso y el aumento de la robotización han conducido a una notable caída de la afiliación sindical. La consecuencia ha sido una debilitación de la capacidad...
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  • Daniel Raventós

    Editor de Sin Permiso, presidente de la Red Renta Básica y profesor de la Universidad de Barcelona. Es miembro del comité científico de ATTAC

    Me invitan a participar en este “debate abierto” de Espacio Público sobre “Repensar la economía con los trabajadores y trabajadoras”. Voy a apuntar una parte de lo que me parece más interesante de un debate con este título. Los tiempos cambian y algunos miran a otro lado. Es habitual el miedo a los cambios. Y los sindicatos, con los enormes méritos que tienen, no son precisamente la “vanguardia” del cambio intelectual. Quizás no les corresponda, pero sí sería deseable algo más de flexibilidad. Pertenezco a CCOO desde hace 40 años, he participado en estructuras de dirección en distintos momentos y...
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  • Antonio Palacián

    Economista y miembro de La Plataforma por la Democracia Económica

    Hay que ser contundentes, no será posible recuperar la influencia necesaria de las organizaciones sindicales sin apostar por la participación del trabajador en el nuevo contexto donde se desenvuelve la empresa. Un entorno cada vez más abierto, más diverso, más líquido, que requiere organizarse de otra forma para participar en la creación de espacios más focalizados en la gestión empresarial. El germen de un nuevo sindicalismo puede pasar por impulsar “Lab” experimentales centrados en la micro, como por ejemplo han realizado los recientes premios nobel de economía, para luchar contra la pobreza huyendo de los grandes planes macro. Hace varios...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    ¿Qué es el cooperativismo? El cooperativismo nació en el mismo medio social, en la misma época, de la misma miseria proletaria y de la misma opresión, bajo el impulso del mismo espíritu que el sindicalismo y el socialismo. Expresa las mismas profundas aspiraciones y la misma concepción de la vida. Pero lo que distingue el cooperativismo de las demás formas de acción es su medio de acción, que se basa en la creación de empresas para sustituir la figura del empresario, y así escapar a la explotación de las empresas privadas con las que tenían relación como trabajadores, clientes o...
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  • Mónica Melle Hernández

    Profesora de Economía Financiera, miembro de Economistas Frente a la Crisis y Secretaria General de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas

    La transformación digital está alterando el mundo empresarial y laboral, con efectos en la calidad de los empleos, los costes de producción y la productividad de las empresas. Para conseguir un crecimiento económico sostenido y sostenible que permita avanzar hacia una sociedad más inclusiva e igualitaria, resulta clave mejorar la productividad de nuestra economía. Uno de los argumentos que motivaron la reciente reforma laboral fue precisamente el de aumentar la baja productividad estructural de nuestra economía. Sin embargo, entre 1995 y 2018 la productividad creció en promedio un 0,8%, pero en 2017 ya se estancó, y en 2018 y 2019...
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  • Unai Sordo

    Secretario General de CCOO

    La democratización de la empresa y la participación de los trabajadores en ella es una de las mayores aspiraciones desde una perspectiva del interés social de la economía. El movimiento sindical, y el conjunto de la sociedad, no pueden renunciar a que las decisiones de inversión privada se tomen teniendo en cuenta el interés general. Por eso hoy en día el gran reto de la izquierda política y social comprometida con la transformación del mundo es repensar la economía y la empresa —que fundamentalmente es un espacio de poder— desde la democracia, ya que lo más relevante para generar...
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  • Alexander Guschanski

    Profesor de Economía en el Centro de Investigación de Economía Política de la Universidad de Greenwich

    * Coautora del artículo: Özlem Onaran, Catedrática de Economía, codirectora del Centro de Investigación de Economía Política/Instituto de Economía política, Gobernanza, Finanzas y Contabilidad, Universidad de Greenwich. En los últimos 40 años hemos asistido a un notable incremento de la desigualdad en cuanto a ingresos personales y a un declive de la participación de los salarios en el PIB en las economías avanzadas y emergentes. ¿Se trata de consecuencias inevitables de la era de la automatización, o podemos diseñar políticas que inviertan estas tendencias? ¿Qué papel pueden desempeñar los sindicatos? ¿Y cuál sería el impacto del incremento de la igualdad...
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  • Sara Lafuente Hernández

    Investigadora en el Instituto Sindical Europeo (ETUI)

    La democracia está en crisis. Desde hace ya décadas, nos preocupa la pérdida de legitimidad y calidad democráticas, de confianza en las instituciones, el auge de la abstención electoral y de formaciones políticas de extrema derecha. Sin embargo, rara vez buscamos una explicación a esta deriva en la experiencia cotidiana del trabajo. Y es que el espacio-tiempo del trabajo -aquel que (aún) ocupa la mayor parte de su jornada a la ciudadanía- se rige por prácticas dignas de regímenes autocráticos, más que democráticos. Bobbio (1987) aludía a esta contradicción como una de las promesas incumplidas de la democracia. En...
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  • Ramón Górriz

    Presidente Fundación 1 de Mayo

    Los días 14 y 15 de Noviembre, la Fundación 1 de Mayo de CCOO ha convocado el III Congreso de "Trabajo, Economía y Sociedad", que tratará sobre "Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores". Se debatirán las políticas contra la desigualdad, la democracia en la empresa, la brecha intergeneracional, la negociación colectiva. También destacar las que se dedicarán a la experiencia portuguesa, a cargo de Francisco Louça de la Universidad Técnica de Lisboa, antiguo diputado y dirigente del Bloco de Esquerda, y la comunicación que presentará sobre Europa, Raymond Torres, Director de Coyuntura y Análisis Internacional de Funcas y anterior...
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  • Antonio Baylos

    Catedrático de la Universidad Castilla de la Mancha

    La democracia exige que las cuestiones fundamentales para definir la existencia social de las personas que componen la comunidad estatal de referencia sean debatidas en el marco de un proceso de negociación entre partidos para obtener un apoyo parlamentario suficiente para formar gobierno y llevar adelante unas políticas adecuadas y conformes con ese proyecto sostenido por la mayoría. La reforma laboral forma parte de estas condiciones fundamentales sobre las que la democracia tiene que pronunciarse. En efecto, no es un asunto que se pueda dejar en el olvido, dando por supuesto que son cambios irreversibles y definitivos que no pueden...
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  • Juan Manuel Vera

    Economista, Consejo editorial de Trasversales

    El neoliberalismo representa una poderosa fuente de creencias individualistas, que intentan trasladar a toda la sociedad los valores propios del empresario capitalista. Nació como una respuesta a las conquistas sociales y democráticas desarrolladas sobre todo en Europa después de 1945. Pero, también, fue una reacción al cuestionamiento del poder disciplinario que generaron mayo del 68 y los movimientos sociales de esa década. Al inscribirse en una etapa de mundialización capitalista, coincidente con el derrumbe de la URSS y del resto de estados burocráticos europeos, el éxito del neoliberalismo apareció como un triunfo completo. Pero desde la gran crisis económica de...
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  • Oskar Arenas

    Secretario Institucional e Internacional CCOO Euskadi

    A la hora de abordar cualquier debate conviene hacerse las preguntas oportunas. Hay una que nos sobrevuela desde el título de este que nos plantea Espacio Público, “Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores, conectar la democracia con la economía”: ¿quién debe conectar y/o empujar para hacer esa conexión? En realidad la respuesta está en el propio título: las trabajadoras y los trabajadores. Parece una obviedad, pero tras una década larga de crisis y cuatro de capitalismo desatado dejémoslo claro desde el principio. Nadie va a regalar nada graciosamente. De eso hablaremos más tarde, porque la siguiente pregunta tiene...
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  • Olga Cantó Sánchez

    Profesora de la Universidad de Alcalá e integrante de EQUALITAS

    Los autores del último informe sobre desigualdad global publicado por el World Inequality Lab en 2018 (WIL, 2018) concluyen que la desigualdad de ingresos se ha incrementado en las últimas décadas, si bien a distintas velocidades, en prácticamente todas las regiones del planeta. Desde 1980 la desigualdad de ingresos ha crecido en Norteamérica, China, India y Rusia y también en los países europeos, pero con importantes diferencias en el nivel y en la tendencia. Es decir, se observa que países con un nivel similar de desarrollo tienen niveles de desigualdad muy distintos, lo que muestra la relevancia de las...
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  • Javier Álvarez Dorronsoro

    Ingeniero Industrial

    A comienzos del presente siglo el eminente sociólogo Anthony Giddens en su libro Un mundo desbocado expresaba la paradoja de que mientras en el mundo la marea a favor de la democracia era incontenible, en la mayor parte de los países democráticos los niveles de confianza en los políticos habían caído en los últimos años. Señalaba cómo especialmente las generaciones más jóvenes estaban perdiendo interés en la política parlamentaria. Rechazaban el monopolio de la información, se incrementaba su sensibilidad ante la corrupción, percibían que la política parlamentaria se alejaba de los cambios que demandaba la gente y desconfiaban cada...
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  • Manel García Biel

    Sociólogo y economista. Jubilado, afiliado a CCOO y a ICV.

    Marcelino Camacho siempre decía que “la democracia se ha quedado en la puerta de las empresas”. Y tenía toda la razón. En la transición, el acuerdo político permitió la construcción de una democracia política, pero se olvidó de la democracia económica. Nuestra democracia se ha construido sobre una contradicción, hay una parte de la sociedad que vive bajo una dictadura, en las empresas el poder omnímodo es el del empresario o del capital, para decirlo de una forma más general. La democracia política convive con una realidad empresarial donde impera una falta de democracia total, donde todo el poder organizativo...
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