Cambios hacia una nueva psiquiatría alternativa

  • Iñaki Markez

    Iñaki Markez

    Médico psiquiatra. Zubiok, Instituto Vasco de Psicoterapia. Bilbao

08.02.2020

Debate principal: En defensa del derecho a la salud mental

En el último medio siglo se ha construido y afianzado la dicotomía normal-patológico, la diferencia, con diferentes teorías explicativas de distintos procesos de enfermedad: el delirio, la histeria, la neurosis, la psicosis, la esquizofrenia… Todo aquello que no pudiera estar en un contexto entendido como normal quedaba excluido y señalado como patológico. Nos hemos ido encontrando con no pocos posicionamientos y actuaciones autoritarias en la práctica clínica y en las teorías psiquiátricas y psicológicas, pero también encontraremos discursos emancipatorios, de protesta, con prácticas reflexivas que permiten introducir pistas para pensar y actuar de modo diferente ante la enfermedad mental y las personas con trastorno mental. Desde los tiempos de la antipsiquiatría hasta corrientes cercanas como la postpsiquiatría o la psiquiatría crítica, y la siempre presente biopsiquiatría (Markez, 2017). En la actualidad ¿será posible una nueva psiquiatría alternativa?

La Antipsiquiatría

Esta corriente trató de reformar el manicomio y transformar las relaciones entre el personal y los internados mediante una gran apertura a “la locura”, eliminando la propia noción de enfermedad mental. Recuerdo que para Thomas Szasz, psiquiatra, filósofo y crítico político de la psiquiatría, esta no formaba parte de la medicina sino de la filosofía, la sociología y la psicología. Con posicionamientos críticos hacia la nosología psiquiátrica, considerando que los diagnósticos psiquiátricos no tienen justificación desde un punto de vista científico pues son juicios formulados por el profesional sobre la conducta del paciente y no síndromes clínico-médicos como se presentan en los escritos de psiquiatría. Si la principal fuente de información es el relato del paciente sobre sus síntomas, ¿cómo puede saber que este no miente? Claro que si miente también se le asignará otras categorías diagnósticas. Los diagnósticos psiquiátricos de los fenómenos mentales son subjetivos. El propio Szasz (1974) diría que la psiquiatría inventa sus propias enfermedades al margen de un método científico, lo que no ocurre en ninguna otra rama de la medicina. Si la enfermedad mental carece de evidencia objetiva, los psiquiatras, con sus diagnósticos, medican problemas de la vida cotidiana, lo que le llevó a plantear la abolición de la psiquiatría institucional. La psiquiatría institucional no va a desaparecer pues cumple una función social, muchas veces de difícil justificación, pero necesaria. Szasz prefirió la crítica política a la labor educativa en los ámbitos sociales y profesionales, y abogó por la abolición de la psiquiatría coercitiva, de la hospitalización y tratamiento psiquiátrico involuntario.

Baste recordar que cuando alguien se acerca a conocer sobre la antipsiquiatría, aparecen nombres como Szasz, Laing, Cooper (quien primero utilizó el término), Goffman, Basaglia o Foucault, poco conocidos entre sí en sus primeras publicaciones y, por cierto, algunos de ellos como Goffman, Szasz y Foucault, sin conocer directamente hospital psiquiátrico alguno. Todo para aludir a un amplio colectivo de psiquiatras y psicólogos que, a finales de los años 60 y en los 70, rechazó la psiquiatría médica hegemónica, y propuso otra psiquiatría alternativa más social y comunitaria, con una gran resonancia en una época de crítica generalizada a la autoridad y a la represión, era el Mayo 68, donde la reclusión psiquiátrica es el paradigma de una represión legitimada por el “saber-poder” psiquiátrico con tópicos reduccionistas como la idea de que la Antipsiquiatría sostuvo que la Psiquiatría es esencialmente represiva y basada en una ideología médica equivocada.

La Postpsiquiatría
La Postpsiquiatría intenta sobrepasar el conflicto entre la psiquiatría y antipsiquiatría. Según desaparecía el movimiento antipsiquiátrico, fue surgiendo un movimiento de usuarios de la psiquiatría contra la estigmatización que provocan los diagnósticos psiquiátricos y contra las prácticas psiquiátricas coercitivas, a través de los tratamientos farmacológicos indiscriminados y las hospitalizaciones involuntarias. Postpsiquiatría es la corriente psiquiátrica que apoya estos postulados reivindicativos, es la propuesta que se presenta como posmoderna y renovadora de la psiquiatría, inspirada en la tesis según la cual el surgimiento de la psiquiatría moderna, no es resultado de un hecho científico sino político: el internamiento de gente considerada “irracional” en los manicomios (Foucault, 1976). El propósito de los postpsiquiatras sería que se preste atención a las demandas de sus protagonistas, ciudadanos con todos los derechos y no son personas molestas que deben ser apartadas de la sociedad. Siendo consecuentes, los psiquiatras debieran abandonar el modelo médico tradicional en el que se formaron, aunque no se trata de sustituir las técnicas médicas de la psiquiatría con otras terapias hacia la “liberación”, más es un conjunto de iniciativas que nos pueden ayudar a superar la realidad actual, es una oportunidad para repensar nuestros objetivos, funciones y responsabilidades. Además de los tratamientos institucionales y biomédicos hay que prestar atención a los aspectos psicosociales y a la comunidad misma. Pacientes, familias y grupos sociales son expertos en su saber sobre la salud mental.

Desde la postpsiquiatría se propone el debate crítico sobre las prácticas psiquiátricas con la participación de médicos y usuarios en igualdad de condiciones. Los postpsiquiatras cuestionan, como hicieron los críticos de la antipsiquiatría, las políticas psiquiátricas coercitivas, con el poder y el rol de la psiquiatría en el etiquetaje y la estigmatización en la sociedad. A diferencia de la antipsiquiatría, la postpsiquiatría no aboga por la abolición de la psiquiatría institucional, sino que mantienen una posición ambigua. Critican las justificaciones del poder psiquiátrico mientras admiten que haya excepciones que justifican el empleo ocasional de la fuerza y la coacción. Tomando a Moncrieff (2013) encontramos un puñado de trabajos sobre el efecto placebo y los antidepresivos, la atrofia cerebral por antipsicóticos, las resistencias de sectores de psiquiatras a admitir las hipótesis no demostradas: el déficit de serotonina en la depresión, la carencia de síndrome de abstinencia debido a psicofármacos neurolépticos o antidepresivos, el exceso de dopamina en la esquizofrenia, la necesidad incuestionable de tratamiento farmacológico precoz para evitar el deterioro en la psicosis, la ausencia de efectos secundarios a largo plazo de los psicofármacos, etc. Hemos de reflexionar sobre una dicotomía entre dos modelos de entender el funcionamiento de los fármacos psiquiátricos: el “modelo centrado en la enfermedad” que hegemoniza la intervención clínica y supone que el fármaco corrige el desequilibrio bioquímico, base del trastorno psiquiátrico; o el “modelo centrado en el fármaco” centrado en el efecto del psicofármaco sobre el sistema nervioso central y sobre todo el organismo con sus repercusiones positivas o negativas ante un posible trastorno.

Expresan también sus críticas a los intentos de etiquetar la desviación del comportamiento, señalado como enfermedad mental, con el Manual diagnóstico y estadístico (DSM), con sus más de 300 enfermedades, muchas identificadas en las últimas décadas, y que ha tenido un gran efecto sobre la psiquiatría y la psicología, hasta hacer que sea la Biblia de Psiquiatría, con categorías que han sido creadas para reorientar nuestro pensamiento sobre importantes asuntos sociales. La Postpsiquiatría fue un intento de democratizar en campo de la salud mental a través del debate sobre los contextos, las intervenciones, los valores y las asociaciones.

La Psiquiatría Crítica

De la mano de la Psiquiatría social, italiana sobre todo, con Franco Basaglia, Giovanni Jervis, Franco Rotelli y otros al frente, fue progresiva la transformación de la atención psiquiátrica institucional desde los hospitales psiquiátricos hacia el hospital general y la atención comunitaria, así como la reducción y eliminación de los métodos más traumáticos (lobotomía, electroshock, choques de insulina…) utilizados ya durante varias décadas. Desde los años 80, se produjeron notorios “avances” psiquiátricos, supuestamente revolucionarios, tales como la clasificación diagnóstica iniciada por el DSM-III, la aparición de nuevos psicofármacos que garantizaban efectividad terapéutica con menos efectos secundarios que los precedentes y las técnicas de neuroimagen que, decían, confirmaba etiología cerebral del trastorno psíquico. Esta presunta revolución científica fue política y económicamente respaldada con la declaración oficial de los años noventa como “la década del cerebro”. Al tiempo, en estas últimas décadas ha surgido una corriente que cuestiona con el positivismo y el organicismo en psiquiatría, que ha sido llamada “psiquiatría crítica”, una corriente que no es homogénea sino más bien diversa que les une el cuestionamiento del reduccionismo cientificista en la psiquiatría y del paradigma biomédico o neokraepeliniano muy propios de la enseñanza académica.

Destacados críticos con el modelo biomédico de la psiquiatría han opinado, algunos muy reconocidos como David Ingleby, Germán Berrios y Allen Frances. El primero acuñó el término “psiquiatría crítica” y desarrolló un acertado análisis crítico del positivismo psiquiátrico; Berrios es quizá el más conocido internacionalmente en el campo de la epistemología psiquiátrica. Consultor de los DSM, editados por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), no lo ha convertido en devoto de los mismos. “Son una especie de compromiso adecuado a la economía, a la política y a la sociología de los Estados Unidos, un país complejo y difícil, donde las compañías de seguros médicos y las farmacéuticas tienen injerencia en qué entra y qué no en la lista de ese manual” (Berrios, 2014); Frances, que fue director del comité de diagnóstico de la APA en 1987 y director del Manual diagnóstico DSM-IV, por lo que su opinión sobre los usos y abusos diagnósticos y farmacológicos desde la psiquiatría es especialmente valiosa, más tras la preocupación que le generó la inminente publicación de la siguiente versión del DSM: “el DSM-5 lleva la diagnosis en dirección equivocada, creará nuevas epidemias falsas y favorece aún más el abuso de medicación”. A pesar de la alta tecnología en la investigación neuropsiquiátrica, no hay pruebas de laboratorio sobre el origen biológico de los trastornos mentales (Frances, 2014). Critican los intentos de superar la ilusión epistemológica de la psiquiatría biológica: el mito de que la ciencia llegará a descubrir los elementos orgánicos que permitirán resolver la duda sobre el origen del trastorno psíquico, conocer la realidad de la enfermedad mental y la pertenencia de la psiquiatría a la ciencia médica, a las ciencias naturales objetivables.

La Biopsiquiatría

Una de las principales consecuencias de la asociación entre la Psiquiatría y la medicina en su conjunto ha sido la creación o aparición de nuevas categorías diagnósticas, algo que no ocurre en otras especialidades médicas. El ámbito de la salud mental es más proclive a esto, pues los problemas mentales se basan en criterios más subjetivos. Estos hechos se han reflejado en el incremento de 203 etiquetas diagnósticas entre 1980 y el 2000; y en el DSM-5, el número ha aumentado. En este último manual, se han incluido diagnósticos de “precursores de las enfermedades”, como es “el síndrome del riesgo de psicosis” y, para escándalo y oposición de muchos profesionales de la salud mental, se ha conocido que se debatió la propuesta de convertir la timidez y la rebeldía en posible trastorno mental.

Todo ha abocado a una patologización y medicalización de los problemas de salud mental, pues desde el momento que un problema se diagnostica como enfermedad, la persona queda etiquetada y habitualmente quedará justificada la asignación de un fármaco. El DSM se reformuló, pasando a definir los trastornos mentales en base a sus síntomas a identificar que, tras el diagnóstico, tendría asignados fármacos adecuados. Con críticas a este manual como que sus conclusiones no están basadas en estudios científicos ni experimentales, sino en el consenso de sus autores en los criterios diagnósticos. Un cambio de paradigma impulsado desde sectores con fuertes intereses económicos, un gran negocio está en juego en esta alianza entre la psiquiatría y la industria farmacéutica.

Sería injusto no reconocer la gran inversión investigadora y los progresos científicos impulsados desde la empresa privada y que han colaborado con la psiquiatría. Sabemos de la escasa inversión desde las administraciones públicas en I+D+i, pero no es el lugar de su valoración. La industria farmacéutica supo sacar partido de la perspectiva biológica de la psiquiatría y optó por realizar grandes inversiones en la creación de fármacos para los diferentes diagnósticos y la criticable divulgación en el sector médico. Como la financiación de asociaciones y profesionales que provenía de las compañías farmacéuticas.

Se ha observado el cuestionamiento de la eficacia de algunos fármacos antidepresivos. Comparados estos fármacos con placebos y con psicoterapias, señalan que estos segundos son tan eficaces como los primeros en cuanto a lograr mejorías en el estado de ánimo, según la dosis, incluso con mayor eficacia en la combinación de medicación antidepresiva y psicoterapia. Esto cuestiona la hipótesis neuroquímica como causa de la depresión, debido a un desequilibrio químico cerebral, pues la acción neuroquímica del fármaco sobre los receptores serotoninérgicos determina que no siempre es responsable de la mejoría del paciente. Todo esto sintoniza con la crítica del modelo de atención en salud mental imperante en la actualidad, modelo hegemonizado por la medicalización.

Hacia una nueva psiquiatría alternativa

Es necesario ofrecer una alternativa a la medicalización una vez constatado que los resultados científicos de los últimos tiempos evidencian que la teoría del desequilibrio neuroquímico para explicar la enfermedad mental no se sostiene.

Contamos con un excelente trabajo de Alberto Ortiz Lobo (2014), ‘Hacia una psiquiatría crítica’ Psiquiatrías críticas, salud mental alternativa, magnífico recurso para ayudarnos en la reflexión para haciéndonos preguntas llegar a actuar de otra manera. Este autor, interesado por las corrientes de la “psiquiatría crítica”, “postpsiquiatría”, “oidores de voces” u otras que cuestionen el paradigma dominante, trata de aportar más información acerca de lo que sucede en la práctica clínica, en la investigación y en las iniciativas de prevención con resultados evaluables, de modo que conozcamos las debilidades y plantear elementos de mejora desde todos los agentes: terapeuta, paciente, entorno social… Y es que la salud es responsabilidad individual y lo es colectiva e institucional, con determinantes sociales del sistema en que vivimos. La psiquiatrización de la vida cotidiana y entender el malestar psicosocial como cuestión a cambiar y mejorar en su salud deben ser desmontadas y resignificadas en el contexto de la atención sanitaria pública lo que abre el debate social que posiblemente se prolongue en los próximos años. Esa situación ha llevado a tratamiento de personas sanas, con consecuencias negativas de producir diagnósticos categoriales, iatrogenia del tratamiento farmacológico o psicológico.

Todo ello sin reducir la salud mental a un dilema psiquiatría sí/no o psicofármacos sí/no pues la realidad clínica es mucho más compleja. Podemos llegar a enfermar, por elementos endógenos o exógenos, los medicamentos pueden paliar dolencias y en algunas ocasiones tener repercusiones no deseables, en entornos psicosociales, entornos familiares, sociales, económicos y políticos. Ahí están los desahucios, el desempleo, y todo tipo de calamidades y acontecimientos vitales que no están en el cerebro, tampoco lo está la injusticia social, ni el dolor que siente el que ha sufrido alguna expresión de violencia. Los acontecimientos vitales, los factores predisponentes o de protección juegan su importante rol.

Si preguntamos a políticos, gestores, instituciones, profesionales, usuarios de los recursos de salud mental comprobaremos que hay consenso sobre el modelo del sistema de atención a la salud mental, que ha de ser universal, público, integral, comunitario, eficaz, equitativo y evaluable. Al hablar de Modelo comunitario de atención nos referimos a aquél cuyos objetivos se orientan a la inclusión social, a la participación activa de la comunidad y en las redes sociales, así como a la mejora de la calidad de vida y de las relaciones interpersonales de quienes tienen una enfermedad mental. El proceso de desinstitucionalización, exige este modelo de atención en el que la participación social, las respuestas individualizadas, la continuidad de los cuidados, o la corresponsabilidad y la coordinación sectores y servicios son condiciones indispensables. Los dispositivos de atención han de estar pensados no desde la condición de enfermo con su etiquetaje diagnóstico sino desde sus derechos como persona en igualdad de condiciones para el acceso a los recursos normalizados, eso es la atención comunitaria de la enfermedad mental. Ocurre que las personas con trastorno mental crónico viven, en general, en peores condiciones que el conjunto de la población: con necesidades sanitarias y también de residencia, de ocupación, de desarrollo personal, de integración social, etc. así como bajos niveles de ingresos y de ocupación laboral, peor salud, relaciones sociales más limitadas (sobre todo las personas de mayor edad y con enfermedades crónicas), una vida menos autónoma y satisfactoria.

Las personas con enfermedad mental precisan recursos suficientes y estar adaptados a sus necesidades; la coordinación entre las diferentes redes y servicios de atención es imprescindible; y, como no, mayor desarrollo del espacio sociosanitario, entendido como un espacio de colaboración intensa y estructurada entre los servicios de salud y los servicios sociales. No es solo cuestión de mayor capacitación, también mejorar la sensibilidad en torno a la salud mental, tanto de sus profesionales como de líderes sociales, organizaciones de la comunidad, instituciones educativas y población general, y las instituciones mismas. Tenemos que cambiar la percepción sobre la enfermedad mental y con ello el estigma que subyace, creando una sensibilidad hacia quienes están sufriendo el estigma, los prejuicios y los estereotipos relacionados con el trastorno mental.

Es el momento de reorientar las miradas hacia los derechos humanos de tantas personas afectadas por las persecuciones, el hambre, las guerras, la pobreza… o acontecimientos vitales mucho más cercanos y cotidianos en nuestro entorno; paliar los sesgos que lastran la investigación y nuestro conocimiento; interrogarnos y preocuparnos por los saberes profanos, los saberes compartidos y la escucha. Necesitamos una psiquiatría y una psicología que consideren y estén atentas al saber acumulado por las ciencias de la salud, la historia, la sociología, la antropología y otras ramas del conocimiento pues posiblemente nos ayuden a comprender el sufrimiento humano, mucho mejor que las concentraciones de serotonina o noradrenalina en sangre.

Bibliografía

1. Berrios G. (2014). Historia de los Síntomas de los Trastornos Mentales. Fondo de Cultura Económica.
2. Foucault M. (1976). Historia de la locura en la edad clásica. México: Fondo de Cultura Económica.
3. Frances A J. (2014). ¿Somos todos enfermos mentales? Manifiesto contra los abusos de la psiquiatría. Ariel: Barcelona.
4. Markez I. (2017). Ayer y hoy, en la Psiquiatría, épocas de cambio posible. Cuadernos de Psiquiatría Comunitaria Vol. 14, nº 1: 53-65.
5. Moncrieff J (2013). Hablando claro. Una introducción a los fármacos psiquiátricos. Edit. Herder.
6. Ortíz Lobo A (2014). Hacia una psiquiatría crítica. Psiquiatrías críticas, salud mental alternativa. Grupo 5. Madrid.
7. Szasz T. (1974). El Mito de la Enfermedad Mental. Amorrortu, Buenos Aires.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Francesc Maestre Lorén

    Especialista en Psicología Clínica y Psicoterapeuta. Adjunto del Servicio de Psicología Clínica de la Fundació Puigvert (Barcelona)

    La aportación al debate del Dr. Talarn titulada “Una experiencia docente”, nos acerca al impacto que se deriva de estar junto a personas que sufren psíquicamente. Nos habla de que conectar con las experiencias emocionales de los otros puede cambiarnos personal y profesionalmente. Y nos sugiere que sólo desde la posición de proximidad podemos hacer la tarea de cuidar que caracteriza nuestra profesión, en mi caso de psicólogo clínico y de la salud. Mientras leía “Una experiencia docente” recordaba dos momentos importantes en mi trayectoria profesional. La primera fue una reflexión, atribuida a Francesc Tosquelles, que escuché en una conferencia...
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  • Nicoletta Cappello

    Pedagoga teatral para la innovación social

    Tal y como apunta el Prof. Joseba Achotegui en este mismo debate el mayor predictor de salud física y mental es “una educación de calidad”. Si le preguntamos al diccionario qué es la calidad nos contesta que es “la capacidad de satisfacer una necesidad o de aportar valor”. El sistema escolar tradicional –que sigue actual- nos ha acompañado hasta esta época en la que la depresión viene definida como “la enfermedad de nuestro siglo”. El número de personas que la sufren a lo largo de su vida se sitúa entre el 8% y el 15%. Según la OMS, en la...
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  • Afirma el Dr. Achotegui que la salud mental no es compatible con sociedades estructuradas en la desigualdad radical. Y, sin embargo, vivimos en una sociedad cuyos cimientos son precisamente esa desigualdad; una sociedad que reparte unos papeles a hombres y mujeres que son desiguales, complementarios, organizadores de una convivencia injusta. También insiste acertadamente el Dr. Achotegui que la exclusión social se haya ligada a los trastornos mentales. Y las mujeres, ¿cómo ponerlo en duda?, somos las grandes excluidas sociales. En términos generales somos excluidas de todos los ámbitos relacionados con el poder. Y eso nos coloca en el ámbito de la impotencia, del no-poder, del pedir al otro, del depender del otro. Con esta exclusión del poder no nos referimos únicamente a las altas esferas empresariales e institucionales (que, por supuesto, también), sino al ámbito privado, a la intimidad de nuestras relaciones personales. Incluso las personas que reconocen sin ningún problema que viven en una sociedad desigual entre hombres y mujeres, pueden tener grandes dificultades para reconocer la desigualdad en sus propias relaciones. Esto hace que la desigualdad se mantenga invisible y que nos relacionemos como si nuestra relación fuera igualitaria, cuando no lo es. Una definición sencilla de...
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  • Teresa Burguete Uriol

    Médico Atención Drogodependencias en un CAS

    Disponer de momentos de reflexión y debate ya son a mi parecer una forma específica de abordar la atención en el área de la salud mental. Considero que aportan profundidad, relación y compromiso personal. Antes de plantear formas de abordar la atención de la salud mental me pregunto acerca del grado y tipo de conocimiento que tenemos los profesionales que trabajamos en y para ella del mundo de hoy, de las ideologías que imperan en nuestra sociedad, del tipo de relaciones interpersonales y modelos de atención que fomentan, de los grupos vulnerables que existen hoy en nuestra sociedad, de las...
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  • Javier Ramos García

    Psicólogo Clínico de la Unidad de Psicoterapia del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid

    Hace ya más de 125 años Freud regresaba de París a Viena para fundar allí un modo de aproximación terapéutica que se constituye en el primer referente de lo que podemos considerar la psicoterapia moderna. Su giro fue impactante porque hace posible pasar de la “clínica de la mirada” (centrada en el síntoma, con una pretensión de radical objetividad) a una “clínica de la escucha” en la que se convertía en crucial el atender a la subjetividad de los pacientes. El punto central radica en que Freud permitió que sus pacientes, verdaderas creadoras de la “cura por la palabra”,...
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  • José A. Castillo-Garayoa

    Profesor de la Facultat de Psicologia Blanquerna (URL)

    Subrayaré a continuación algunos de los aspectos que el Prof. Achotegui recoge en su inventario sobre las dificultades actuales en la atención a la salud mental. Es flagrante la falta de recursos. Una psicóloga clínica que trabaja en un centro de salud mental infanto-juvenil atiende a una adolescente “cuando puedo, hay días que me quedo sin comer”. Es una psicóloga joven, capaz y entusiasta, pero ¿es justo para profesionales y pacientes que un trabajo tan complejo y delicado se realice en esas condiciones? La precariedad con la que se trabaja, las visitas de periodicidad bimensual, hacen muy difícil generar un...
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  • Kholoud Rouaz

    Estudiante de psicología Cuarto Curso, Universidad de Barcelona

    Desde mi yo y situándome en la subjetividad de una persona que padece en exceso mental y emocionalmente y llega a desarrollar por ello trastorno de esquizofrenia, porque quizá es lo único que le queda para sobrevivir a tantas adversidades provocadas por miembros de una sociedad que se cuelga la medalla de ser una sociedad avanzada y moderna; pienso ¿qué mejor experto en el trastorno que la propia persona que lo sufre? ¿Necesita ésta persona pasar por un proceso para que los profesionales de salud mental le adjudiquen la etiqueta de paciente experto con la que después harán un...
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  • Toni Comi

    Eurodiputado, fue Consejero de salud de la Generalitat de Catalunya (2016-17)

    1. Un dato alarmante: una salud mental peor y más desigual El impacto de la crisis económica que se desencadenó a partir de 2007 sobre la salud de los ciudadanos es indiscutible. En el caso de Catalunya, el sistema sanitario resistió bien el embate, gracias a un sobreesfuerzo nunca suficientemente reconocido de los profesionales sanitarios. Pero más allá de la fortaleza de nuestra red asistencial –fortaleza doblemente admirable, porque el sistema sanitario catalán tiene que lidiar con una situación de infrafinanciación crónica- en un momento de crisis se confirma como nunca todo lo que ya sabemos sobre los condicionantes sociales...
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  • Adolfo Jarne Esparcia

    Psicólogo Clínico. Profesor de Psicopatología de la UB

    Hola a todos, me llamo Adolfo Jarne y soy psicólogo clínico y compañero de trabajo de algunas personas de este foro, que me han invitado amablemente a participar. He leído las contribuciones de los demás y me parece que hay algo en común en todo ellas; por descontado son críticas con el sistema actual de ordenación de la atención a la salud mental y tienden a defender la diversidad por encima de todo. No creo que nadie pueda estar en contra de estas dos ideas; ya que una defiende intrínsecamente que no hay ningún proceso totalmente acabado y por...
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  • Diego Figuera Alvarez

    Psiquiatra. Psicoterapeuta. Director del Hospital de Día Ponzano. Hospital Clínico San Carlos. Madrid. Diputado de Más Madrid Asamblea de Madrid.

    Llevo toda mi vida profesional como psiquiatra intentando enterarme de qué va esto de la salud mental, cómo estudiarla, dónde están sus límites, o cómo saber tratarla. En más de treinta años de aprendizaje todavía no sé con suficiente certeza donde debo estar, cuáles son los paradigmas científicos que debo seguir para tener argumentos suficientemente sólidos y por lo menos no dañar a los que se acercan a pedirme consejo, ayuda y sobre todo tratamiento. Mis dificultades ya empezaron cuando tuve que elegir el lugar en el que estudiar la especialidad de psiquiatría. Para ello, estuve meses preguntando a...
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  • Jordi Obiols Llandrich

    Psiquiatra. Catedrático de Psicopatología-UAB

    En los convulsos años sesenta del siglo pasado hubo un movimiento llamado "Antipsiquiatría", liderado por psiquiatras radicales como Cooper, Laing, Szasz o Basaglia, que clamó contra el modelo médico de la psiquiatría, sus instituciones, y que llegaba a negar la existencia de la propia enfermedad mental (empezando por la esquizofrenia). Aquello pasó a mejor vida, o sea, desapareció, entre otros motivos, por el imparable auge del modelo científico de la psiquiatría y de los éxitos terapéuticos incontestables de la psiquiatría. Por algún motivo que habrá que analizar más hondamente en otro momento y lugar, parece que asistimos a una...
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  • Karina Escamilla

    Coordinadora de Asuntos de Salud en el Consulado General de México en Nueva York

    En el plano internacional, se proclamó por primera vez en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de 1946, en cuyo preámbulo se define la salud como "un estado de completo bienestar físico, mental y social", y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades. También se afirma que "el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social"(1). Son los gobiernos quienes tienen que procurar ese derecho a las personas, siendo fundamental...
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  • Carolina Zanolla Balbuena

    Psicóloga y Psicoterapeuta especialista en intervención social y ayuda humanitaria

    El fenómeno migratorio es tan antiguo como la humanidad. Nos movemos en busca de alternativas climáticas, trabajos, amores, en definitiva, de mejores realidades. “…Migrar es ir de un lado para otro. Migran las plantas, migran los animales y migran las personas...que venden sus cosas y dejan su tierra y su familia para desplazarse lejos, muy lejos y defender una discreta opción a la mejoría personal...” (Pere Borrell Salvador). Este fenómeno nos toca tan de cerca, que hoy, quien más quien menos, tiene una opinión formada, respecto de las personas que vienen “de fuera”. Es notoria la mayoría que sigue eligiendo...
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  • Silvio Sember

    Psicólogo Clínico

    Como profesional de la Salud Mental me alegro que se abra este debate, tan necesario. A la evidente bajísima oferta de salud mental en el sector de la salud pública, se añade la paulatina desaparición de profesionales que trabajen desde la perspectiva dinámica, en aplicación de las teorías neoliberales de la resolución rápida y barata de las demandas. La principal demanda tácita, la de la escucha comprensiva y la empatía, quedan así totalmente desatendidas, abocando a los demandantes a la supresión de los síntomas. Los descubrimientos de la etiología de los síntomas, que ya tiene bastante más de un siglo de trabajo...
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  • Julia Moreno Sánchez

    Trabajadora social de Médicos del Mundo Aragón

    Yo soy una firme convencida de que la diversidad es riqueza, pero la realidad nos dice lo contrario. A día de hoy la sociedad en general ve la diversidad como una carga y el resultado es la exclusión. Las personas con problemas de salud mental forman parte de la diversidad de nuestra sociedad, y a día de hoy, sufren la exclusión. Nuestra sociedad aísla y excluye a la persona diferente. Lo que la hace diferente pueden ser muchas cosas: tener diferentes capacidades, tener otro color de piel, tener una enfermedad mental, amar a una persona de su mismo sexo, o...
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  • Javier Peteiro Cartelle

    Doctor en Medicina. Jefe de Sección de Bioquímica. A Coruña.

    Precisamente hoy, que inicio este texto como modesta participación, me han comunicado el suicidio de un compañero del que hacía ya años que no sabía nada. De aquí surge mi reflexión emocionada. Además del estupor y tristeza que eso me causó, inmediatamente me afectó algo más íntimo; podría pasarme a mí o a un familiar. En el segundo caso, creo que no me lo perdonaría, aunque yo fuera absolutamente inocente. Claro que, ¿quién es inocente del mal en el mundo? Pero, aunque no se me haya pasado nunca por la cabeza, creo que ni yo ni nadie está absolutamente...
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  • Daniel Cruz Martinez

    Psicólogo clínico, psicoterapeuta. Responsable de Formación y Docencia de Salud Mental Comunitaria del Hospital Sant Joan de Déu. Profesor médico asociado de la Universidad de Barcelona.

    La ponencia de Joseba Achotegui y las diversas intervenciones plantean temas fundamentales sobre el porvenir de la Salud Mental. Me gustaría plantear aquí algunas reflexiones a partir del trabajo con adolescentes. Constatamos desde hace un tiempo el auge de los trastornos graves de conducta en adolescentes, con las dificultades que presenta su manejo en el ámbito familiar, escolar y asistencial. Muchos de estos casos han vivido diferentes tipos de adversidades en sus infancias o en su vida diaria actual, y manifiestan un funcionamiento mental precario, con dificultades para reconocer su problemática y aceptar ayuda. Para ellos nuestra oferta asistencial...
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  • O diferentes o nada

    18/02/2020

    Joan Creixell Sureda

    Psiquiatra, psicoterapeuta

    Los embriones humanos son todos femeninos hasta que unos cambios hormonales provocan que algunos seamos varones. Sin estos cambios ni usted ni yo ni nadie estaríamos aquí. En este sentido o somos diferentes o no somos. Si la salud es la ausencia de enfermedad estamos todos enfermos. Todos tenemos una enfermedad, seguramente más de una, activa o latente. Pero las personas somos algo más que las enfermedades que soportamos o soportaremos. La película Joker de Tood Phillips, con todas las obras de arte impacta por muchos motivos, personales, políticos y sociales. En este debate sobre diferencia y patología conviene recordar que somos enfermos,...
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  • Arte y psicología

    17/02/2020

    Jolanda F. Ruiz

    Psicóloga. Fundadora de la Asociación Insolitart. Art for all mental conditions

    Yo venía del arte. De ese territorio fronterizo entre la genialidad y la locura, ese espacio en el que el sufrimiento psicológico, emocional, puede convertirse en el lugar en el que "los cuerdos" se refugian cuando la vida se vuelve insoportable. Yo venía del arte y no os comprendía. Tan solo deseaba entenderos en grupo, como bloque, como movimientos, como corrientes, para después aproximarme a cada uno de vosotros, acercarme tanto como para fundirme en vuestra individualidad y volverla aprehensible, y traducirla a mi propio lenguaje. Sin embargo, soy consciente que en cada viaje que inicio cuando soy invitada a...
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  • Rosa Royo Esqués

    Psicóloga clínica. Psicoanalista. Supervisora servicios salud mental. Docente URL

    En primer lugar agradezco a los promotores de ese foro la posibilidad que nos han abierto para conversar y compartir ideas sobre nuestra profesión y la sociedad en la que la practicamos. Solo algunas ideas para contribuir a este debate abierto: En defensa del derecho a la salud mental. Uno de los problemas iniciales que nos encontramos es la propia idea de salud mental. La supuesta salud mental en nuestra sociedad neoliberalista, es en gran parte patológica. Imagina personas autosuficientes, individualistas, que no se deben a nadie, súper seguros de sí mismos. Por descontado que animados, activos y rehaciéndose pronto...
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  • Rosa García Toldra

    Activista por experiencia propia en salud mental

    Querido Joseba Achotegui, ¿te has dado cuenta de que tu artículo está compuesto por un listado de violencias sociales?, en tu artículo pides empatía, respeto a los diferentes colectivos sociales, de forma velada nos pides que opinemos con un poco de conocimiento, sentido común, sin caer en estereotipos insultantes, y un largo etc… Tengo la sensación de que en tu artículo está descrito todo aquello que nos FALTA para para llegar a ser una sociedad realmente inclusiva, y por ende, una sociedad en que la diferencia se considere un valor en sí misma. Hay realidades a nuestro alrededor que no queremos...
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  • Clara Blasco Querol

    Persona que ha pasado un trastorno mental

    No soy ninguna experta en la salud mental, ni tengo estudios en ello como la mayoría de la gente que participa en este debate, lo que sí he tenido y tengo es un trastorno mental y conozco todo este mundo de muy cerca. No tengo algo concreto a preguntar, me gustaría aportar lo siguiente, ya que pienso que son cosas que no se suelen tener en cuenta o saber si no se viven. Para poneros en situación: vivo en España, tengo 19 años y tengo una depresión con ansiedad aproximadamente desde que tenía 14 años, lo cual se fue...
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  • Iñaki Markez

    Médico psiquiatra. Zubiok, Instituto Vasco de Psicoterapia. Bilbao

    En el último medio siglo se ha construido y afianzado la dicotomía normal-patológico, la diferencia, con diferentes teorías explicativas de distintos procesos de enfermedad: el delirio, la histeria, la neurosis, la psicosis, la esquizofrenia... Todo aquello que no pudiera estar en un contexto entendido como normal quedaba excluido y señalado como patológico. Nos hemos ido encontrando con no pocos posicionamientos y actuaciones autoritarias en la práctica clínica y en las teorías psiquiátricas y psicológicas, pero también encontraremos discursos emancipatorios, de protesta, con prácticas reflexivas que permiten introducir pistas para pensar y actuar de modo diferente ante la enfermedad mental...
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  • Susana Hontangas

    Psicóloga clínica y psicoteraterapeuta

    La sociedad es cada vez más individualista. Priman los tratamientos rápidos e individualizados, reducidos en muchas ocasiones a fármacos (lo físico frente a lo psíquico y social), como forma de trabajo establecida, por falta de personal para abarcar las otras áreas de intervención etc. Tratamientos que solamente trabajan el síntoma externo y en gran medida hace que las personas dependan de la farmacología. En estos últimos años, los tratamientos y programas psicológicos han sufrido muchos recortes a la vez que la calidad ha empeorado en gran medida, tanto en Sanidad como en Servicios Sociales. Han salido a concurso, para no...
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  • Maria Bilbao

    Psicóloga y feminista. Mariabilbaopsicologia.com

    Hace unos meses leí en la revista del Colegio de Psicología un articulo sobre un manifiesto elaborado por un grupo de médicos en Canadá [1] que alertaban del sobrediagnóstico en Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en niños y niñas en este país norteamericano. El contenido de este artículo bien podía hablar de nuestro país, porque venía a decir que la incidencia de diagnóstico de este trastorno había crecido exponencialmente en los últimos años y que su tratamiento farmacológico también. El TDAH, como todo el mundo sabe, se medica con metilfenidato que es una anfetamina que, según los...
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  • Teotiste Pérez Sanz

    Psicóloga Clínica. Funcionaria de Carrera

    No hay duda que, mientras las teorías que investigan el comportamiento y sus resultados, siguen cuestionando y desmontando que la enfermedad mental, este ahí situada dentro de “ese espacio”, la mente, y, que algo en ella no funciona “como debería”, la mayor parte de la formación y práctica clínica sigue reforzando estos planteamientos por múltiples razones, funciones, e intereses, algunos económicos, llamemos a las cosas por su nombre. Y hay que ser muy valientes, políticamente hablando, para empezar a poner el cascabel al gato, y potenciar estas investigaciones que, con todas las dudas e interrogantes que existen, y no...
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  • Maribel Rodríguez Fernández

    Médico Psiquiatra y Psicoterapeuta

    En España se suicidan una media de 10 personas cada día; cada una de ellas tiene una historia que le habrá llevado al suicidio. Es altamente probable, que la mayoría de quienes se han suicidado tuvieran algún problema de salud mental, o que se enfrentaran a una situación de intenso sufrimiento de la que no supieran como salir. Resulta sorprendente lo poco que se habla de ello. Parecen ser más importantes los pacientes que mueren por enfermedades físicas, pues este no es un tema tabú. Simultáneamente, nos encontramos con que los recursos disponibles para la atención en salud mental son...
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  • Regina Bayo-Borrás

    Psicóloga Clínica. Psicoanalista - Presidenta Comisión de Psicoanálisis (Colegio Oficial de Psicología de Cataluña ) – Plan de Salud Mental ( Ayuntamiento de Barcelona)

    Ustedes pensarán, ¿primero las mujeres y los niños? ¿Acaso no necesitan también una buena atención en S.M. varones de todas las edades? Pues desde luego, quién lo puede negar. Hemos de defender por todos los medios que hombres, mujeres, niños, jóvenes y mayores, reciban la atención que precisen cuando así lo necesitan, no sólo al estallar la crisis que descompensa su frágil equilibrio interno. Sin embargo, es preciso distinguir lo que es necesario de lo que es prioritario. Como los recursos en Salud Mental siempre han sido escasos e insuficientes para asumir las necesidades de la población en su...
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  • Antonio Talarn Caparros

    Profesor titular de la Facultad de Psicologia de la Univ. de Barcelona. Psicoterapeuta.

    Me gustaría empezar a participar en este foro comentando una experiencia que pudimos vivir, hace poco, en las clases de Psicopatología de la facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. Como profesor de esta asignatura al inicio de cada curso sondeo cuales son las ideas que mis alumn@s tienen sobre los trastornos mentales. Normalmente son ideas basadas en la genética, la herencia, la actividad cerebral y la dinámica de los neurotransmisores.. (y eso que estamos en una facultad de psicología..!!). Estas ideas las obtienen de otros profesores y de los medios de comunicación. Mi tarea principal no es...
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  • Estudiar y ejercer la psicología en Chile nos cambió la mirada de forma muy positiva y crítica respecto de nuestra profesión, sin nosotras esperarlo. Con veintipocos años y muchas ilusiones, partimos saliendo aún como estudiantes, con la cabeza y el corazón llenos de preguntas que nunca nos pudieron responder en la Universidad. En nuestra escuela, así como en la mayor parte de las universidades públicas españolas, la visión que se tiene de la persona y de la psicología es tremendamente obsoleta; partiendo desde paradigmas aparentemente cientificistas, se transmiten conocimientos sobre el ser humano desde un modelo de enseñanza profundamente acrítico y centrado en la réplica y no en el cuestionamiento. Todo ello, sumado a una enseñanza compartimentada y rígida acerca del funcionamiento humano, basada en procesos cognitivos, perceptivos y de procesamiento de la información, da lugar a una visión del ser humano profundamente mecánica y fragmentada que se acompaña, además, de una gran dificultad para establecer la permeabilidad y el diálogo entre diferentes corrientes clínicas, simplemente porque no están avaladas por los criterios que marcan las instituciones que acuartelan el ejercicio de la profesión en España. En los cuatro años de carrera que estudiamos, nunca pensamos sobre qué es la...
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  • Ricardo Daniel Ortega Gallardo

    Usuario en el ámbito de la salud mental

    Como persona que ha vivido en primera persona un gran sufrimiento psíquico, no he dejado de preguntarme por las causas de este sufrimiento y, aunque no descarto un componente genético en todo esto, tengo claro que lo que desencadenó en mí lo que he conocido como "enfermedad mental" fueron causas sociales, que sobre todo apuntan a la falta de recursos económicos y a la soledad e incomprensión que he sentido con respecto a mi entorno cercano, además de que, quizás, ciertos hábitos (por otro lado habituales en mucha gente) y ciertas sustancias pudieron agudizar sus efectos... Pero que me llama...
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  • Laura Peláez Upegui

    Psicóloga, docente universitaria.

    Las personas enfermas siempre tienen aspectos sanos. Así como las causas de enfermedad están en el lugar social del paciente, allí están también las probables soluciones. Al leer el planteamiento del Doctor Achotegui es inevitable preguntarse por la salud mental, un término que genera debate y dificultades en su conceptualización, actualmente se le considera un derecho fundamental y como todo derecho implica un camino lleno de vulneraciones y utopías. En la psiquiatría la salud mental “es el estado de equilibrio y adaptación activa y suficiente que permite al individuo interactuar con su medio, de manera creativa, propiciando su crecimiento y...
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  • Manuel Desviat

    Psiquiatra. Director de Atopos, salud mental, comunidad y cultura.

    Las políticas de salud son en la actualidad uno de los grandes debates, tanto teórico-técnico como político y económico; un debate a nivel internacional que enfrenta dos formas de entender la sociedad y de pensar la salud. Hay dos formas de entender la salud y sus modelos de atención, dos formas de pensarla como sanitarios y como ciudadanos: como una responsabilidad individual o como un asunto social, colectivo. Dos formas que corresponden a dos modelos asistenciales y a dos modelos de Estado. Dos formas que atraviesan toda la historia de la sanidad y la salud pública y que en...
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  • Consuelo Escudero

    Psicóloga Clínica

    Para empezar a hablar de la salud mental es preciso situar el contexto social, político y económico en el que nos encontramos. En este sistema neoliberal que prima sobre todo los beneficios económicos de grandes grupos y empresas multinacionales, la competitividad y la producción, siguiendo las directrices del banco mundial y el banco central europeo; la protección de la salud deja de ser un derecho para convertirse en una mercancía sujeta a las leyes, coste-beneficio, del libre mercado. El mayor beneficio con el menor coste, cabe preguntarse cuando hablamos de salud cual es el beneficio que se obtiene desde...
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  • J. Guillermo Fouce Fernandez

    Coordinador Psicologia sin Fronteras

    Desde tiempos atrás, quizá con Foucault como uno de los autores que más brillantemente lo analizó, sabemos que la salud mental es, o puede ser, un instrumento de control social, y que puede servir como instrumento también de represión y estigmatización recluyendo a los disidentes o a los diferentes en espacios de sanción social que persigan la diferencia. Desde hace tiempo, cuando se plantea la ruptura del modelo de reclusión en centros psiquiátricos y se plantean alternativas, en lo que denominamos la revolución psiquiátrica, se saca a los pacientes de estos centros, el problema es que en muchas oportunidades al...
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