La pandemia del coronavirus, una crisis del sistema con los cuidados en el centro

  • Ana Almirón Mengibar

    Ana Almirón Mengibar

    Feminista y Activista Pro Derechos Humanos. Miembro de la Red LIESS-UPO (Laboratorio Iberoamericano Estudios Sociohistóricos de las Sexualidades)

28.04.2020

Debate principal: ¿Qué nos estamos jugando en esta crisis?

Como activistas pro derechos humanos, andábamos más que atareadas los meses de enero y febrero tratando de dar respuesta a la situación de las personas refugiadas en los CIES, con los campamentos de Lesbos acaparando nuestra atención y nuestras acciones de solidaridad y denuncia de la vulneración de derechos humanos. Y más que atareadas también como activistas feministas, en la organización de la huelga, acciones y manifestación del 8M de este año. Pero ya por aquellas fechas, las noticias que habían ido llegando de China y luego de Italia, sobre el número de personas infectadas por el coronavirus y su letalidad, así como su imparable extensión a otros países y tan particularmente a España, paralizaron cualquier otra actividad. En apenas una semana se identificó la situación como de pandemia y se inició el confinamiento de la población en todo el país.

Desde entonces y hasta hoy, el activismo pro derechos humanos y feminista, vía teléfonos móviles, redes sociales y todo tipo de recursos telemáticos, no ha parado, ante una situación de emergencia social sin precedentes, informando de las medidas aprobadas a las que poder o no acogerse (desempleo, vivienda, alquileres..), de los medios disponibles en algunas instituciones y ONGs (alimentos, ropa, duchas…), organizando redes de ayuda mutua (compras, gestiones…), abriendo cajas de resistencia, suscribiendo demandas en defensa de los colectivos más vulnerables, como los sin techo, los asentamientos en los que habían cortado el agua, los barrios más pobres y estigmatizados, las limpiadoras, las cuidadoras del hogar, los inmigrantes y refugiados, con y sin papeles, las personas mayores y/o con dificultades de movilidad, las encarceladas, las prostitutas que de un día para otro se encontraron sin nada, al no tener reconocido ni un solo derecho, y un largo etcétera. No, el coronavirus no nos ha afectado a todos y a todas por igual, cebándose en la población más pobre, con menos recursos y derechos, de aquí y llegados de fuera, con una sobrecarga brutal sobre las mujeres, familiar y profesionalmente (Joana G. Grenzner. Pikara Magazine 15/4).

Pero la crisis del coronavirus, pese al confinamiento, no nos ha dejado ciegos ante lo que estaba pasando, ni acríticamente mudos ante la situación de emergencia social de los sectores más afectados, ni insolidariamente sordos a sus demandas y reivindicaciones, sino que ha habido una reacción de defensa, soporte y ayuda, movilizando todos los recursos a nuestro alcance. Las iniciativas han sido múltiples y a una velocidad de vértigo. Las primeras, cuya situación nos dejó heladas a las propias feministas, fueron las prostitutas callejeras, vecinas, cercanas, con familias e hijos a su cargo, esa fue la primera caja de resistencia que se abrió para lo más urgente, a nivel estatal, hasta que sus propios colectivos orientaron la negociación de los alquileres en clubs, pensiones u hoteles y derivaron hacia los servicios públicos y redes de apoyo, otras necesidades de comida, ropa, etc.

Al mismo tiempo, las trabajadoras domésticas, internas, limpiadoras, cuidadoras migrantes sin papeles ni contrato, etc., para las que también se abrieron cajas de resistencia y se impulsó la campaña “Cuida a quien te cuida”, llamando a no dejar sin alojamiento a las internas y a intentar mantener los sueldos durante el confinamiento, mientras sus colectivos analizaban las medidas aprobadas por el Gobierno y reivindicaban algunas medidas imprescindibles más. Y así, rápidamente, fueron organizándose las Redes de Apoyo Mutuo (RAMUCA) en barrios y pueblos cercanos de Sevilla, recopilando información sobre los recursos disponibles, ofreciendo ayuda a personas mayores solas, para compras, gestiones, etc., incluso ayuda en los deberes de los niños y niñas.

Múltiples han sido igualmente las iniciativas desplegadas por las asociaciones y plataformas pro inmigrantes, como la APDHA, Somos Migrantes, etc., pidiendo por ejemplo el cierre de los CIES y una Regularización urgente, con papeles, para garantizar la seguridad de las personas internadas, pudiéndose acoger a algunas posibilidades de trabajo en la agricultura, etc. Particularmente necesaria está siendo la Campaña de Ayuda a las Trabajadoras Marroquíes de la Fresa en Huelva, trabajando sin las medidas de prevención exigidas para la población de aquí, hacinadas en chabolas sin las suficientes condiciones de salubridad e higiene, especialmente exigibles en esta situación. También se ha impulsado otra campaña de ayuda para el alquiler a las personas migrantes, dedicadas a la venta ambulante, en los semáforos, etc. Y una Caja de Resistencia Antirracista, para aquellos casos más urgentes por necesidades económicas, de acogida y protección, por violencia, abuso o discriminación.

Quisiéramos destacar aquí, cómo el coronavirus afecta especialmente a la población inmigrante y racializada, aunque el coronavirus no haya hecho más que empezar en Latinoamérica, India o África, afectando especialmente a China, Europa y EEUU, ya hay datos de cómo está afectando en mayor medida a la población negra y latinoamericana en estos otros continentes, fruto y resultado de la historia de su llegada a los mismos (Manuel Ruiz Rico. Público. 15/4 y 18/4) y de sus condiciones de vida y de trabajo, desde entonces, hasta los actuales procesos migratorios, con peligrosísimo viaje, difícil entrada y precariedad posterior de trabajo, vivienda o salud.

La pandemia del coronavirus, dado su alcance, extensión y gravedad, supone un dolor inconmensurable, por todas las muertes, por tantísimas personas sufriendo la enfermedad, por tan amplios sectores de la población que lo están pasando rematadamente mal en las más diversas y precarias situaciones en China, Europa y EEUU y por el terror que nos invade solo de pensar qué puede llegar a pasar en Latinoamérica, India o África… Un dolor inmenso que nos lleva también a la necesidad de querer informarnos y conocer la respuesta a no pocas preguntas, como la “Causalidad de la pandemia, cualidad de la catástrofe” (Ángel Luis Lara. El diario.es 29/3), constatando que guarda estrecha relación con la imposición de los modelos intensivos industriales agrícolas y ganaderos, pese a comprometer seriamente la seguridad y soberanía alimentaria de los pueblos y su hábitat (Nuria Rius. Público 19/4).

No es por tanto un fenómeno aislado, sino que las señales ya estaban ahí, en esos otros brotes de virus SARS capaces de pasar de una especia a otra, en 1994, 1998, 2000, 2012 y el último del Ebola en 2014 (Richard Horton. El diario.es 11/4) y, pese a todo, se aplicaron contra viento y marea las políticas de austeridad, de recortes en sanidad y del gasto público en general, debilitando los sistemas sanitarios y las condiciones de vida de las personas.

La pandemia global del coronavirus está dejando al desnudo nuestro sistema de vida, mostrando todas sus vergüenzas. Un sistema profundamente injusto, desigual y cada vez más peligrosamente incapaz de solucionar los problemas que genera, pudiéndonos llevar al colapso total y acabar con todo (Eudald Carbonell. Público 12/4). Una desnudez que muestra a su vez su fragilidad, económica, política y social. Fragilidad económica de su producción y de su consumo, basados en el mayor beneficio y los menores costes, cuyo resultado es un planeta enfermo, sin poder disponer de las mascarillas necesarias, donde convive mucha gente hambrienta con otra extremadamente despilfarradora, perdiéndose de vista que el fin último económico era ser capaz de abastecer de lo necesario al conjunto, con la imprescindible calidad, partiendo de que los recursos disponibles no son infinitos ni inagotables.

Fragilidad política de los estados y sus gobiernos impregnados de esa misma filosofía económica, capitaneados hoy por los Trump, Boris Johnson o Bolsonaro, y una UE, con fantasías inmunitarias y sueños de omnipotencia en su gestión de la epidemia (Paul P. Preciado. El País 28/3), más pendiente de poder sostener el crecimiento económico que de asegurar la vida misma. Y ahí va China, en su ascenso como potencia hegemónica del s. XXI, tejiendo su tela de araña sobre el África negra (Alexis Rodríguez Rata. La Vanguardia 15/4), pero cuyo autoritarismo, censura y represión nos alertan de que no sería tanto el modelo a seguir sino del que huir (Ángel Munarriz. Infolibre 31/3).

Antes tendríamos que plantearnos qué mundo queremos y poder elegir entre vigilancia totalitaria o empoderamiento ciudadano y entre aislamiento nacionalista o solidaridad europea y mundial, sin dejarnos llevar por el determinismo histórico, gestión dictatorial o democrática, y más nos vale saber qué están decidiendo los políticos en este preciso momento, porque nuestros enemigos no son los virus, sino la codicia, el odio y la ignorancia (Yuval Noah Harari. La Vanguardia. 5/4 y 19/4). Este es un sistema cuya fragilidad social ha ido creciendo crisis tras crisis, a base de políticas de austeridad, llegando a una situación de emergencia social sin precedentes nada más estallar la pandemia, como hemos explicado, y la que nos espera.

La pandemia del coronavirus ha desnudado el sistema mostrándonos, como decíamos, sus feas vergüenzas y no creo que debamos, asombrados, taparnos los ojos con miedo o pudor, sino muy al contrario, deberíamos tratar de abrirlos de par en par, no perdiéndonos ni un solo detalle, porque nos va la vida en ello. Y lo que más ostensiblemente ha mostrado y podemos observar horrorizados por la tragedia, es que, este sistema, no ha puesto nunca la vida en el centro, como venimos señalando las feministas. Este sistema ha venido despreciando, desconsiderando y desvalorizando el cuidado de las personas, de los demás seres vivos, de los territorios y de su hábitat común.

El cuidado de todo ello ha venido siendo un coste importantísimo a evitar, no un deber ni mucho menos una obligación publica ineludible, en defensa del bien común, de partida, no ya por amor o solidaridad sino por pura supervivencia. Y desde la defensa del bien común, en igualdad, los cuidados no pueden ser un negocio en manos privadas, sino un servicio público, universal, gratuito y de calidad. Pero los cuidados en general se han considerado un coste innecesario, una carga que no había porqué soportar públicamente, reduciendo vía impuestos las ganancias de las élites, una carga atribuida obligatoria y unilateralmente desde siempre a las mujeres, para que fuera gratis, en calidad de buenas amas de casa sin derechos, invisibilizándolo como trabajo, prohibiéndolo si eres migrante, haciéndolo clandestino si eres trabajadora sexual, o pagándolo al menor precio posible en todas y cada una de las profesiones en las que destacamos (docentes, sanitarias, limpiadoras, cuidadoras, agricultoras manuales de la tierra o pescadoras artesanales del mar, entre muchas otras).

La gestión de los cuidados siempre ha sido un tema central, por tanto, en la filosofía capitalista de nuestro modo de vida, que es además machista, antiecológico, xenófobo… Y la tragedia del coronavirus ha puesto de manifiesto más que nunca su centralidad en la injusticia y las desigualdades que padecemos, entre grupos sociales y étnicos, géneros, territorios y hábitats, asignándonos unilateral y obligatoriamente el papel que cada cual debe jugar en el tablero de la vida en el mundo. Unos países y territorios deberán soportar el extractivismo de sus recursos naturales y humanos, dejándoles los “pulmones” destrozados y empujándoles al éxodo masivo, permitiendo la entrada solo a los imprescindibles, mientras que otros, de burbuja en burbuja inmobiliaria y financiera, derrochan los resultados y ya no son capaces de fabricar las mascarillas ni los respiradores imprescindibles para salvarse de la pandemia.

Nosotras deberíamos soportar, cual heroínas, los cuidados de una humanidad, envejecida, enferma y aislada que nos ha convertido en víctimas, pero también nos ha hecho más humanas, más fuertes y capaces emocionalmente de sobrevivir a casi todo, mientras los otros, incapacitados para cuidarse ni cuidar, arremeten violentamente contra sus cuidadoras si se sienten abandonados o engrosan las filas de los sin techo, al no haber podido sostener su papel como productores y abastecedores, ni haber sabido desarrollar los imprescindibles lazos de sociabilidad emocional, que los hace tan particularmente débiles, frágiles y vulnerables.

Sí, la trágica pandemia del coronavirus ha desnudado el sistema mostrándonos toda la fealdad de nuestro modo de vida, tan falto de cuidados a todos los seres vivos, territorios y hábitat común, pero también ha resaltado la importancia de la belleza que aún nos queda, la valentía incansable de quienes nos cuidan, sanitarias y sanitarios, limpiadoras de hogares y hospitales, cuidadoras migrantes con y sin papeles o contratos, cajeras y reponedores de supermercados, taxistas, basureros y barrenderos, etc. La belleza de la solidaridad en tantos activistas pro derechos humanos, feministas, vecinales, ecologistas y muchos otros, organizando el apoyo y la resistencia en el territorio, desde la cercanía comunitaria. La belleza de la empatía y el agradecimiento, en esos aplausos colectivos, con canciones, música y actuaciones en los balcones de barrios, pueblos y ciudades, cada día a las ocho. La belleza de los lazos de amistad, compañerismo y cariño, de familiares, vecinos y conocidos, en ese ir y venir de teléfonos móviles y redes, comunicándonos el estado de salud y de ánimo, las peores y las mejores noticias. La belleza también está siendo inconmensurable y esperanzadora. La belleza pondrá, sin duda, la vida en el centro.

En esta pandemia mucha gente hemos perdido a seres muy queridos, a quienes ni siquiera pudimos abrazar para despedirnos. En estos días nos dejó también, entre otros, Luis Eduardo Aute, que nos acompañó con sus canciones en “la noche más larga”. Con él quisiera terminar, feliz y esperanzada, porque es cierto que sufrimos, pero rozamos la belleza: “Mercaderes, traficantes, Más que nausea dan tristeza, No rozaron ni un instante. La belleza”.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Gabriel Flores

    Economista

    El coronavirus acabó atropellando al mundo y lo dejó maltrecho. La pandemia y el confinamiento han trastocado en los dos últimos meses nuestras vidas y todos nuestros planes. Hemos tenido que acomodarnos a una nueva, incómoda y, en muchos casos, terrible situación. La catástrofe humanitaria ha supuesto hasta ahora, según los datos a 19 de mayo de 2020 del Coronavirus Resource Center (John Hopskin University), más de 300 mil muertos y cerca de 5 millones de personas contagiadas en todo el mundo. Un macabro recuento provisional de víctimas que nadie sabe cuándo acabará ni qué techo alcanzará. Una...
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  • Gonzalo Andrés García Fernández

    Historiador. Investigador en el Instituto Universitario de Estudios Latinoamericanos (IELAT) de la Universidad de Alcalá

    De una forma un tanto burda podríamos decir que el presente, nuestro presente, se nos ha abalanzado. Y que en dicho repentino y salvaje suceso se nos ha arrebatado por el camino nuestro frágil pero existente futuro inmediato. Una vez desprovistos del mismo, sea tanto para bien como para mal, nuestro futuro inmediato ha sufrido de una especie de reprogramación exógena realmente abrupta por parte de las denominadas “autoridades científicas”. Y mientras esto sucede contemplamos melancólicamente un pasado que, si bien no era perfecto, era llevadero y nos permitía seguir conectados a lo que denominábamos como la normalidad. Podríamos...
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  • Jaume Bosch

    Abogado. Exdiputado en el Parlamento catalán. Autor del libro “La nostra policia”. Miembro del Consejo Nacional de Catalunya en Comú

    La pandemia que afecta nuestro presente va a condicionar nuestro futuro en muchos ámbitos, entre ellos los relacionados con la seguridad. Nos vamos a enfrentar a polémicos retos hasta ahora tan solo intuidos, como los derivados de la geolocalización por teléfono o de la obtención de datos de movilidad, que podrían afectar a derechos como el de la protección de datos personales; la posible expedición de certificados de inmunidad puede generar nuevos tipos de discriminación. Las circunstancias han cambiado: la policía ya ha tenido que arbitrar nuevas formas de aviso ante posibles episodios de violencia machista en casos en...
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  • Oderto Rodríguez Abelarde

    Profesor de Teorías Políticas en la Universidad de Camagüey Cuba. Máster en Ciencias Políticas y profesor auxiliar

    Circulan por estos días hermosos poemas, cartas, canciones, llamando a los habitantes del planeta Tierra a enfrentar unidos el peligro de la pandemia. Invitaciones a un mundo diferente cuando pase este suceso, expresiones vaticinando que sobrevendrán nuevos valores que serán compartidos por todos: valores limpios, solidarios, altruistas y de hermandad entre las personas, alejando para siempre la mezquindad, el odio y las diferencias entre razas, religiones, sexos, poder adquisitivo, que han prevalecido desde la antigüedad. La covid-19, ha uniformado los medios noticiosos, ha detenido la economía global, ha recluido en sus casas a las familias, ha paralizado el desplazamiento...
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  • La bolsa o la vida

    15/05/2020

    Laura Gómez

    Politóloga, investigadora y experta en políticas de igualdad de género y participación ciudadana

    Uno de los grandes dilemas en la respuesta a la covid-19 ha sido la de decidir si poner o no a hibernar la economía, con el fin de contener la pandemia y evitar que el colapso sanitario impidiera salvar muchas vidas. Hibernar la economía ha significado en la práctica limitar el trabajo mercantil presencial, redirigiendo buena parte de la actividad laboral a los hogares vía teletrabajo, a excepción del empleo vinculado con los sectores considerados esenciales. El shock en el mercado laboral no se ha hecho esperar y ha adquirido dimensiones históricas: miles de empleos destruidos o suspendidos temporalmente....
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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    Espacio Público ha abierto un interesante, pero a la vez complejo, debate titulado “Qué nos estamos jugando en esta crisis”, rompiendo el hielo el director de la misma Fundación, Orencio Osuna, con un texto “Ahora y Después de la Pandemia”. La gran mayoría de intervenciones están enfocadas en variopintos ámbitos, desde la economía, política nacional, seguridad ciudadana, libertades individuales y colectivas, nuevas tecnologías, sistema sanitario, el papel del Estado o la Unión Europea, y otras muchas que no nombro no por su destacada transcendencia sino para no hacer una retahíla cansina. La mejor manera es que el mismo lector...
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  • Javier Madrazo Lavín

    Profesor. Ex Consejero Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco.

    Escribo estas líneas mientras me preparo para mi primer paseo, después de un largo encierro, obligado por un virus que ha llegado a nuestras vidas para poner todo patas arriba. Me sorprende lo rápido que hemos asumido el impacto de la covid-19 y aún más nuestra capacidad para aceptar con sumisión el falso discurso que sostiene que para preservar nuestra salud es imprescindible renunciar a la libertad, cuando no a la esencia de la propia democracia. El estado de alarma puede ser necesario y estar justificado. No lo pongo en duda. Pero no puedo dejar de preguntarme y...
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  • Pilar Garrido

    Diputada de Unidas Podemos y Secretaria de Políticas Sociales de Podemos.

    La crisis del Coronavirus es en primer lugar una crisis sanitaria. Pero no sólo eso, el Coronavirus ha provocado una crisis total, una pandemia con consecuencias sociales y económicas difíciles de evaluar a día de hoy. Aunque sus consecuencias resultan en gran medida impredecibles, lo que sí podemos asegurar, tal como lo expresaba el geógrafo David Harvey en un artículo publicado recientemente, es que la crisis del Coronavirus exhibe todas las características de una crisis de clase, género y raza. La realidad que nos rodea lo confirma. Esta crisis no afecta de igual manera a todas las...
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  • Héctor Maravall

    Abogado de CCOO

    Sumidos en la crisis del coronavirus, aún es pronto para saber cuáles van a ser las consecuencias sociales, económicas y políticas, ni en la sociedad española ni en Europa ni el mundo globalizado. Tampoco podemos aun asegurar cuales van a ser las respuestas de carácter más estructural que van a impulsar los gobiernos y las instituciones supraestatales. Nos movemos, por tanto, en un terreno muy inestable y cambiante, en el que es difícil pronunciarse con un mínimo rigor y seguridad. Aun y así, hay algunas cuestiones fundamentales que al menos en España parecen muy evidentes. La pandemia ha puesto de...
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  • Marga Ferré

    Presidenta de la FEC (Fundación Europa de los Ciudadanos) y miembro de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    “El Estado es todo el complejo de actividades prácticas y teóricas con las cuales la clase dirigente no sólo justifica y mantiene su dominio, sino también logra obtener el consenso activo de los gobernados”. A. Gramsci Cuando hace eones me afilié a PCE, lo primero que hice fue meterme diez días en una escuela de formación que por aquel entonces dirigía Manuel Monereo. Éramos jóvenes, un poco impetuosos y con muchas ganas de debatir y entre la variedad de alumnos que allí encontré, había un grupo que habían conformado una tendencia interna a la que dieron el glorioso nombre de...
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  • Iván González Sarro

    Investigador del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT) - Universidad de Alcalá (UAH)

    A medida que pasa el tiempo se van dibujando con mayor nitidez todas las aristas de este fenómeno epidémico poliédrico que es la COVID-19, tan intenso localmente y de dimensión mundial, y sus repercusiones. Entre estos impactos previsibles parece vislumbrarse sin duda un aumento de la desigualdad, una desigualdad que se está haciendo ya más visible en la propia forma de afrontar la lucha contra la pandemia. La respuesta de los Estados para intentar contenerla difiere de un país a otro y entre regiones. No es lo mismo disponer de un sistema público de salud universal, como el caso...
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  • Mikel Arriaga Landeta

    Sociólogo. Miembro de la Asociación Batera ibiliz

    África subsahariana, la población más joven y de crecimiento más rápido en el mundo. Si se diera un descenso de la tasa de fecundidad, la tasa de población activa sería mayor aumentando el ingreso familiar. El que pudiera darse un salto así requeriría, además de empleo, una juventud sana y formada. Gobiernos y tutores neo-coloniales deberían invertir en salud y en capacitación desde la infancia, aunque sólo fuera porque la educación, la salud, los derechos sexuales y reproductivos y la igualdad entre géneros facilitarían la inclusión productiva de las personas jóvenes. Sahel, de nivel de vida muy bajo, empleo...
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  • Roberto Uriarte Torrealday

    Profesor de Derecho constitucional en la Universidad del País Vasco.

    Aunque la del “capitán a posteriori” ha sido una de las metáforas más exitosas de esta crisis, lo cierto es que los debates sobre los eventuales escenarios postcrisis nos sacan también ese otro “capitán a priori” que todos llevamos dentro. Optimistas irredentos aprecian señales evidentes de que nada volverá a ser igual. De que la crisis es ante todo un momento de oportunidad. Un momento que deja al desnudo las impudicias del sistema-mercado y refuerza la necesidad del vínculo comunitario y la demanda de intervención pública. Para algunos. incluso, esta será la crisis definitiva de un capitalismo que ya...
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  • Giuseppe Quaresima

    Economista

    La pandemia está golpeando duramente y con una intensidad sin precedentes la economía mundial. Los primeros datos oficiales de China, Francia, la Unión Europea o los Estados Unidos, por ejemplo, así como los primeros estudios de las instituciones internacionales de referencia, dibujan un escenario nefasto y una profunda crisis económica y social solo comparables a la Gran Recesión y a las dos Guerras Mundiales. No obstante, en esta crisis global no todos los países están sufriendo por igual: hay algunos que presentan ya unos mayores efectos sobre el crecimiento, la producción, el empleo y las cuentas públicas. Así como...
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  • Lluís Camprubí

    Profesor de Organización de la Salud Pública (UPF, Máster Salud Pública). Focalizado en la perspectiva europea

    Esta emergencia sanitaria ha puesto brutalmente de manifiesto a escala europea y global tanto la densidad de los vínculos como la interdependencia. En el plano económico muchos economistas, como por ejemplo Lídia Brun, están insistiendo estos días en la necesidad de mancomunar respuestas, en buscar soluciones de reconstrucción que requieren la escala europea y global. Plantean que no es sólo una cuestión de “solidaridad”, o de apelaciones morales, sino que también es una cuestión de interés común y compartido. Aunque los impactos sanitarios y económicos puedan tener en un momento determinado intensidades diferentes, las evoluciones temporales no son sincrónicas...
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  • Adolfo Telmo Pérez

    Médico de Atención Primaria

    De golpe, nos encontramos con las consultas vacías, no había pacientes, delante teníamos un enorme listado de personas a las que teníamos que llamar por teléfono. En Galicia se habían cerrado los Centros de Salud (CS) y con esa decisión de las autoridades sanitarias nos trasmitían que la Atención Primaria (AP) era prescindible, pensáramos lo que pensáramos los médicos y las médicas de AP y todas las asociaciones médicas. Nada más lejos de la realidad, los profesionales han entendido que el cierre de los CS no significa el cierre de la AP. Hasta ahora hemos atendido a casi un...
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  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    El confinamiento al que nos ha conducido la pandemia es duro, ya está generando problemas psicológicos en muchas personas y los agravará en el futuro. Los trastornos pueden ser muchos y de diversa índole. Las consecuencias que puede tener en la evolución de los niños no las sabemos aún. Si el confinamiento es soportable es porque en estos momentos de miedo por la salud, el hecho de estar bien tanto uno como la familia, amigos y conocidos, hace que el encierro pase a un segundo plano. No es lo mismo para los que están perdiendo a sus seres queridos,...
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  • Ana Almirón Mengibar

    Feminista y Activista Pro Derechos Humanos. Miembro de la Red LIESS-UPO (Laboratorio Iberoamericano Estudios Sociohistóricos de las Sexualidades)

    Como activistas pro derechos humanos, andábamos más que atareadas los meses de enero y febrero tratando de dar respuesta a la situación de las personas refugiadas en los CIES, con los campamentos de Lesbos acaparando nuestra atención y nuestras acciones de solidaridad y denuncia de la vulneración de derechos humanos. Y más que atareadas también como activistas feministas, en la organización de la huelga, acciones y manifestación del 8M de este año. Pero ya por aquellas fechas, las noticias que habían ido llegando de China y luego de Italia, sobre el número de personas infectadas por el coronavirus y...
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  • Pedro Pérez Herrero

    IELAT-UAH

    A mediados de abril de 2020 todos los medios de comunicación hablan de la pandemia generada por el COVID-19. TV, radio y prensa dedican horas y páginas a este tema. Se narra en tiempo real cómo evoluciona el número de contagiados, los curados y los muertos. Se indica la edad el género de los fallecidos y si tenían enfermedades previas. Los jefes de Estado y los presidentes ofrecen mensajes oficiales con tono grave y caras serias indicando el número de muertos y recordando la necesidad de quedarse en casa para reducir el número de los contagios. Se publican fotos...
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  • María Eugenia Rodríguez Palop

    Eurodiputada de Unidas Podemos. Titular de filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid.

    Frente a la incertidumbre, lo lógico es tener miedo, pero es fundamental no caer en paranoias que nos arrastren a unos diagnósticos equivocados y a pronósticos que profundicen nuestros errores. Presento aquí, muy brevemente, cinco tensiones de las que tenemos que salir dignamente. 1. La falsa dicotomía entre libertad y seguridad no puede sustituirse ahora por la también falsa dicotomía entre derecho a la intimidad (protección de datos) y derecho a la salud o seguridad sanitaria. Ya hemos asumido que cedemos datos, muchas veces sin saberlo, y el riesgo ahora es cederlos voluntariamente para que grandes corporaciones como Google o Amazon,...
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  • Sisenando García-Tenorio Ronda

    Jubilado

    Decía Walter Benjamin que el capitalismo no era solo, como afirmaba Weber, una secularización de la fe protestante, sino esencialmente un fenómeno religioso que se desarrolla como parásito a partir del cristianismo, como religión de la modernidad. Ahora, cansado de intentar destruir el Estado como vector coadyuvante de las clases pobres, el capitalismo opta por comprarlo y ponerlo a su servicio con todas sus herramientas disponibles. La competencia puede generar progreso, pero sin regulaciones por parte del Estado no se da en igualdad de condiciones. Samuelson se fue por el desagüe de la irracionalidad. Bajo el mantra del (neo)liberalismo...
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  • Luís Miguel Sáenz

    Coeditor de la revista Trasversales, colabora con un colectivo social de lucha contra la pobreza y la exclusión de Madrid.

    1. Creo que ante la pandemia global el distanciamiento físico es necesario. No asumo las restricciones de movimientos y encuentros por obediencia sino por convencimiento de que son necesarias. Estar en contra de todo lo que diga o haga un gobierno es tan equivocado como pensar que algún gobierno puede representarnos. Ahora bien, aislarnos físicamente no es recluirnos en la "vida privada" mientras unos pocos deciden todo. Las clases populares conocemos mejor lo que ocurre que los que viven en palacios, mansiones y urbanizaciones de lujo. Tenemos que ser sujetos activos. Ya lo hacen quienes siguen trabajando en condiciones...
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  • Acuerdos necesarios

    21/04/2020

    Javier Aristu

    Coordina la revista digital de reflexión social Pasos a la Izquierda y el blog de opinión En Campo Abierto

    Nadie es capaz de predecir lo que va a ocurrir tras esta pandemia, cuando seamos ya capaces de, al menos, controlarla o mantenerla a raya. Ni economistas, sociólogos, politólogos ni cualquier otro científico social son capaces de pronosticar cómo vamos a vivir y cómo nos vamos a relacionar en un próximo futuro. Aunque parece bastante claro que algo o mucho va a cambiar, no sabemos a qué nivel ni en qué proporción puesto que la hondura con que está penetrando este fenómeno pandémico en los entresijos de nuestro modelo civilizatorio son incalculables e inapreciables todavía. Simplemente, nos estamos acercando...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Doctorando en Comunicación e Interculturalidad en la Universidad de Valencia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía. Licenciado en Geografía e Historia.

    Centraré mi breve intervención en un tema que está suscitando mucha atención: el de la respuesta que las instituciones políticas de la Unión Europea están dando a la brutal crisis sanitaria, económica y social que estamos viviendo, y de cómo evolucionará esta respuesta. Los historiadores y los economistas, a la hora de hacer predicciones, se basan en un principio sencillo pero útil: el pasado es el mejor predictor del futuro. En efecto, la forma en que la Unión Europea afrontó el problema de la deuda europea (en el año 2010) y la crisis de los refugiados (en 2015) hacía prever...
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  • “El Servicio Nacional de Salud durará mientras existan personas dispuestas a defenderlo”, Aneurin Bevan (Ministro de Salud británico, creador del SNS), 1946. La política neoliberal fue aplicada con toda su crudeza contra la sanidad pública en nuestro país. Durante los años de la crisis, se deterioraron los servicios, se desprestigió la sanidad pública. Es cierto que nuestra sanidad tenía unos “riesgos visibles”: financiación raquítica, copagos, recortes, exclusiones, privatización, atención primaria marginada… pero también operaban contra ella los llamados “riesgos ocultos”, el mercado, el neoliberalismo, los corporativismos y unas situaciones laborales muy deterioradas. La conjunción de unos y otros complicó de una manera evidente el futuro de nuestra sanidad pública. Un informe de la OCDE, sobre nuestro Sistema Nacional de Salud, señalaba que nuestro gasto sanitario total disminuyó entre 2010-2018 una décima parte en porcentaje del PIB, mientras que el promedio de los países de la OCDE aumentó en similar cuantía. Fueron los años en los que se fue cronificando una distribución desigual (que sigue en la actualidad) de la financiación sanitaria entre las CCAA. Según el informe del año 2018 elaborado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), el gasto por habitante y año era de 1.164...
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  • José Vicente Barcia

    Periodista, Jefe de Gabinete de la Alcaldía de Cádiz y coautor del libro 'Voces del cambio'

    Reivindico el derecho a apoyar el grueso de las medidas de compensación social que está llevando adelante el Gobierno en la actual crisis sanitaria, social, económica y ecológica, pero lo hago con espíritu crítico, sin asumir los chantajes que provienen de una parte significativa de mi propio cuerpo social. Lo hago, además, teniendo en cuenta razones de urgencia, pero sin negar la necesidad de desarrollar razones e ideas que nos posibiliten superar el actual modelo. La anormalidad como palanca de cambio Observo contrariado cómo en infinidad de voces se consolida un posicionamiento de apoyo acrítico al Gobierno. Este apoyo se...
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  • Marià de Delàs

    Periodista

    La derecha utiliza, “todos los recursos, trampas y demagogia a su alcance”, señala Orencio Osuna en el arranque de estas reflexiones. No hay duda. De hecho, los sectores alérgicos a la democracia están en campaña desde el momento en que empezó la crisis del coronavirus. Su agresividad en redes sociales ha ido en aumento. En los medios tradicionales, escritos y audiovisuales, que controlan casi al cien por cien, no hay día en el cual no se despachen con mensajes deshumanizados, en contra de cualquier medida de protección de la ciudadanía más vulnerable, la más castigada, la que ha padecido...
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  • Antonio Navarro

    Sindicalista y activista social

    En el momento de escribir este artículo la reclusión continúa, no sabemos cuándo y de qué manera finalizará la crisis de Salud global. Quienes visitamos las redes sociales, hemos asistido a un festival de bulos y mensajes enviados por rabiosos energúmenos con una notable ausencia de sensatez. Debe ser una reacción psicosomática al confinamiento. Muchas personas de buena fe, presentan un cuadro clínico en el que la impotencia y la ira anulan su objetividad. Hagamos un breve recuento cronológico, el pasado 7 de enero se constituyó el primer gobierno de coalición desde el restablecimiento de la democracia; dos meses...
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  • Lorena Fréitez Mendoza

    Psicóloga Social y Analista Política. Doctoranda en Ciencias Políticas y de la Administración (UCM). Activista de movimientos sociales en Venezuela.

    Occidente mira con nerviosismo cómo la eficiencia del modelo asiático para vencer al coronavirus puede producir cambios en los sentidos comunes liberales de sus democracias. Desde distintos análisis parece derivarse una conclusión: el miedo creará las condiciones subjetivas para el despliegue de un estado policial de máxima vigilancia y control sobre la ciudadanía. Sin embargo, las condiciones que pudieran otorgar liderazgo político al modelo asiático no solo derivan de la aparición de una pandemia y su eficiente gestión. La democracia liberal tiene décadas en proceso de desgaste, toda vez que se ha retirado del liderazgo de las soluciones a los...
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  • Vivimos circunstancias que podríamos calificar de incertidumbre irreductible. Robert Skidelsky, historiador y biógrafo de Keynes, basándose en las interpretaciones de este último, distingue entre incertidumbre epistemológica, según la cual cabe esperar que con una mayor cantidad de información se reduzca la incertidumbre a riesgo calculable, e incertidumbre ontológica, que es aquella que no puede ser eliminada. En palabras de Skidelsky: “El futuro no está ahí fuera esperando que lo conozcamos, sino que nosotros mismos estamos influyendo en la creación de ese futuro”. El futuro depende de la acción humana y de circunstancias imprevistas que puedan surgir. Transponiendo las ideas al momento actual, por ejemplo, un nuevo brote del virus en otoño podría echar por tierra muchas de las estrategias en las que ahora pensamos para recobrar la vida y la economía del país. Es una oportuna lección en un momento en el que nos sentimos tan inclinados a hacer predicciones que pretenden ser convincentes sobre el futuro, o nos dejamos llevar por sesgos de retrospectiva al hacer críticas del tipo “si se hubiera hecho tal o cual cosa en el momento X no estaríamos ahora en la situación Y”. Reflexión a la que a menudo se añade, para empeorar las...
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  • Miguel Guillén

    Politólogo

    Me parece muy pertinente este debate que se propone desde Espacio Público a raíz de la crisis del coronavirus, y desde aquí quiero saludar la iniciativa. La pregunta que se plantea es sencilla, pero de muy difícil abordaje: "¿Qué nos estamos jugando en esta crisis?". Voy a intentar esbozar algunas ideas que me rondan la cabeza desde hace algunos días, y reconozco que la primera intervención de Orencio Osuna me va a facilitar mucho escribir estas modestas notas. Tal y como explica Osuna en su escrito, "la catástrofe va a afectar a muchos de los modelos y valores sobre los...
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  • Salud y libertad

    05/04/2020

    Gloria Elizo

    Vicepresidenta Tercera del Congreso y Secretaria Anticorrupción de Podemos

    A veces la realidad se vuelve inasumible. La situación actual es seria, imprevisible y carece de precedentes. Como un túnel que atravesamos por primera vez, la incertidumbre profundiza la zozobra en nuestra situación. Miles de personas se despiden a distancia de sus fallecidos, otras se preguntan por el estado de sus enfermos y se extiende por la sociedad el miedo sobre los resultados sociales de esta crisis sanitaria. Una realidad que en términos humanos solo puede clasificarse como catastrófica, propia de un desastre natural sin antecedentes que nos llega reducido a frías cifras, cómo si se pudiera anestesiar así...
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  • Fernando Ruiz-Goseascoechea

    Periodista

    Cuenta Yuval Noah Harari, en su artículo del pasado día 20 en el Financial Times, The World after coronavirus, que la tormenta pasará, la mayoría sobreviviremos, pero en un mundo que será diferente; y añade un pequeño detalle: muchas de las medidas de emergencia seguirán vigentes. Explica Hararai que con el coronavirus se plantea la posibilidad, absolutamente viable, de que cada ciudadano use un brazalete biométrico que transmita continuamente su temperatura y pulso. Los algoritmos revelarían quién está enfermo, y en cuestión de días se detendría la epidemia. Y ante esta magnífica noticia viene el razonamiento inquietante: Sería ilusorio pensar...
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  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    Hubo un momento, al principio de toda esta situación, en que nuestros whatsapps se llenaron de memes divertidos sobre el coronavirus, nos reíamos un poco de lo que estaba pasando en otros sitios: ¿quién demonios conocía Wuhan, ciudad China en la provincia de Hubei? Después de algunas semanas algo más, básicamente cifras y cosas así. Cuando lo ignoramos todo las cifras reconfortan, nos dan la sensación de que controlamos algo: 11 millones de habitantes y la provincia casi 57 millones. Todos ellos y ellas, a partir de determinado momento, confinados en casita, paralización casi total de la actividad productiva,...
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