Nos jugamos la convivencia

  • Marià de Delàs

    Marià de Delàs

    Periodista

15.04.2020

Debate principal: ¿Qué nos estamos jugando en esta crisis?

La derecha utiliza, “todos los recursos, trampas y demagogia a su alcance”, señala Orencio Osuna en el arranque de estas reflexiones. No hay duda. De hecho, los sectores alérgicos a la democracia están en campaña desde el momento en que empezó la crisis del coronavirus. Su agresividad en redes sociales ha ido en aumento. En los medios tradicionales, escritos y audiovisuales, que controlan casi al cien por cien, no hay día en el cual no se despachen con mensajes deshumanizados, en contra de cualquier medida de protección de la ciudadanía más vulnerable, la más castigada, la que ha padecido los efectos de la deliberada desregulación de la economía y que, con el impacto del coronavirus, encuentra más y más dificultades.

Son así y se comportan de esta manera. Hay que contar con ello. Lo que cuesta entender es que gentes demócratas quieran presentar la campaña española contra la epidemia como un éxito. Las cifras son terribles y el sufrimiento demasiado grande y no resulta útil para nadie que se pretenda acallar, en nombre de la unidad y la cohesión, a quienes discrepan de las políticas gubernamentales. De ahí el valor de espacios de reflexión como el de Espacio Público, en el que se exponen argumentos diversos, con aprecio, reconocimiento y valoración de todos ellos.

Parece evidente que en el ámbito sanitario todas las administraciones del Estado español han cometido errores. Unas más que otras, pero conviene recordar la frivolidad con la que se observó desde los diferentes gobiernos la propagación inicial del virus en países asiáticos e incluso los primeros casos detectados en el Estado español, después de ver lo que pasaba en Italia.

Frivolidad e ignorancia, porque los virólogos y epidemiólogos a los que la Generalitat de Catalunya solo escuchó cuando la epidemia ya estaba aquí, ya habían advertido con bastante antelación sobre la llegada inevitable del virus. Ya se habían pronunciado, por ejemplo, en contra de la celebración del Mobile World Congres (MWC) en Barcelona, mientras los gobernantes de todas las administraciones descartaban la existencia de cualquier riesgo e intentaban mantener el evento. No procedía “tomar ninguna medida”, dijo entonces el ministro Salvador Illa.

Estaba claro que la importancia económica del MWC provocaba una sordera selectiva en Catalunya y en el resto del Estado. Los expertos en materia de infecciones colectivas ya advertían en voz alta sobre la llegada de la enfermedad pero no les escuchábamos.

El Gobierno español declaró el estado de alarma el 14 de marzo, tardíamente, y necesitó quince días más para hacer caso a quienes reclamaban confinamiento absoluto y cierre de fronteras. Cuando las autoridades catalanas reclamaban la restricción de toda actividad productiva que no fuera esencial respondían que no era necesaria, que en realidad la Generalitat “deliraba”, porque estaba “en otra cosa” que nada tenía que ver con la pandemia, y que las medidas de aislamiento decretadas por Moncloa ya eran suficientes. Desde el Gobierno de Pedro Sánchez se llegó incluso a negar la necesidad de confinar y suspender la actividad industrial no esencial en la Conca d’Òdena. Era una muestra de tozudería cruel. No hacía falta cualificación profesional para entender que cada vez que un ciudadano entraba o salía de aquel entorno infeccioso, de tanta letalidad, se exponía al contagio o podía contagiar a quien no lo estaba.

Todos reaccionaron tarde, unos más que otros, pero todavía se espera que algún responsable político o equipo de gobierno se autocritique, que pronuncie alguna expresión parecida a “lo sentimos”, “teníamos que haber hecho caso desde el primer momento a epidemiólogos e infectólogos”.

Esos expertos han sido de nuevo ignorados a la hora de tomar decisiones sobre el momento de suspender el confinamiento absoluto y de permitir la actividad en sectores no esenciales de la producción o los servicios.

Tendrían que empezar por ahí, por un firme propósito de enmienda, por sentido de responsabilidad, para ganar la credibilidad que necesitarán cuando pretendan que se escuchen sus propuestas para el nuevo período, que convendría que fueran coherentes con las necesidades elementales de la población, más independientes del poder económico y menos inspiradas en las futuras encuestas.

Se abre un período realmente complicado. Las secuelas de la enfermedad perdurarán. Habrá que mejorar los medios materiales y humanos del sistema sanitario y elevar su capacidad de reacción para hacer frente a los posibles rebrotes que anuncian los expertos.

Y en materia económica habría que planificar inteligentemente la necesaria reconstrucción de los destrozos provocados por la covid-19. No se puede delegar esta tarea en “la mano invisible del mercado”, porque la inteligencia no se encuentra ahí. Tal como reconocía recientemente un economista nada radical, el mercado está bien para que los ciudadanos puedan escoger el color de su ropa interior.

Es el momento del sector público, aunque cueste modificar el comportamiento de burócratas más pendientes de elevar su poder administrativo que de las tareas propias de la responsabilidad que ejercen.

Los estados deberían actuar y hacerse cargo de rescatar a las personas con la misma energía, al menos, que utilizó cuando rescató a la banca. No pueden limitarse a ofrecer líneas de crédito y a dictar medidas para que quienes no puedan pagar alquileres, hipotecas, impuestos… puedan diferir los pagos en el tiempo. No pueden proponer como solución más endeudamiento de familias y de las empresas que conforman el tejido productivo.

El panorama posterior a la pandemia es incierto, pero se adivina duro, especialmente para la gente que vive de su trabajo. Tal como explican Maria Eugenia Rodríguez Palop y Juan Suárez, ahora es preciso detener la oleada de despidos. Hay que mantener el empleo y el tejido productivo, pero la empresa privada da para lo que da y el paro aumenta de manera escalofriante. Después de los ERTE vendrán los ERE y a todo ello habrá que añadir quiebras y liquidaciones por cierre. Y en consecuencia, más precarización.

Los estados, las instituciones internacionales han de poner solución. Esa debiera ser su razón de existir, pero no lo harán si no es bajo presión. Una presión social que hoy no se ejerce y es preciso que se articule.

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La solidaridad europea no existe

Más allá de los remiendos propuestos por la Comisión y del consenso alcanzado en el Eurogrupo para abrir líneas de crédito, sería buena cosa saber algo sobre la existencia de algún verdadero plan de la Unión Europea para poner remedio efectivo a la crisis. No se sabe porque no existe. En su agenda no aparece ninguna oferta de recursos que permita el aprovechamiento de todas las capacidades, aquellas de las que tanto se habló cuando se discutía el tratado de la Unión.

El panorama es incierto, duro y desolador. Miles y miles de muertos, centenares de miles de personas sin empleo, empobrecidas, gente mayor aterrorizada, familias endeudadas, aparatos de estado autoprotegidos, el poder judicial español empeñado en actuar como poder político y en administrar ciega e irracional represión, persecución policial del extranjero y del diferente, abiertamente, sin complejos… ¿Cómo corregir todo esto?

Filósofos, como Antoni Aguiló, apuntan a la imperiosa necesidad de aprender de la historia, pero ese aprendizaje exige la aparición de colectivos con inteligencia.

Colectivos con el claro propósito de conseguir, como dice Orencio Osuna, “el fortalecimiento de los servicios y de las políticas públicas, especialmente la sanidad, la enseñanza, las pensiones, la dependencia, las residencias y la vivienda; una distribución más igualitaria de las rentas y la progresividad fiscal”.

Exigir todo ello, dice, “sin maximalismos, ni retóricas vacuas, sin gesticulaciones estériles, ni pequeñas políticas de campanario. Pero siempre sabiendo cual es la correlación de fuerzas realmente existente y que ésta siempre es cambiante”.

Es ciertamente cambiante. No es estática. Evoluciona a favor de unos o de otros. Eso nos lo jugamos también en esta crisis y conviene reflexionar sobre ello, porque para inclinar la correlación de fuerzas en favor de los defensores de la igualdad hace falta algo más que pequeñas políticas, de campanario, de sacristía o de procesión solemne, da igual. No se pudo cambiar en los años 70 alegando que si se intentaba la ruptura vendría el bunker, ni ahora se puede modificar con políticas que pongan en cuestión el actual régimen, porque la alternativa a lo que tenemos es el gobierno del PP con Vox y Cs. Lo que necesitan estos partidos para ganar peso es que la izquierda les conceda credenciales de credibilidad democrática, de la misma manera que en la transición se aceptó que los tardofranquistas se presentaran como “demócratas de toda la vida”.

¿Ayuda a cambiar la correlación de fuerzas que la comunicación sobre un tema tan serio como es el de la pandemia se ponga en buena parte, todos los días, en manos de altos mandos uniformados del ejército, de la Guardia civil y de la policía? ¿Ayudan los elogios a la figura del monarca? ¿la utilización de lenguaje castrense? ¿la recentralización del Estado? ¿el silencio impuesto a los científicos?

Para cambiar la correlación de fuerzas es preciso generar ilusión en torno a un nuevo proyecto social y eso es incompatible con concesiones al régimen nacido de los pactos de la Moncloa. Otro estado de cosas es posible y en esa perspectiva pueden ganar fortaleza las organizaciones de la clase trabajadora [algún día habrá que volver a llamar a las clases sociales por su nombre], el movimiento feminista, el activismo ecologista, la militancia sindical, las asociaciones vecinales, las entidades culturales, la autoorganización por la base ¿O hay que asumir indefinidamente su progresiva debilidad? El cambio de esa correlación a favor de la gente que vive de su trabajo sólo se puede conseguir mediante la defensa de las propias recetas y no con la asunción como propias de las del poder de los rentistas.

Si una lección hay que extraer [de esta crisis] es la de cómo tenemos que cuidar la sanidad pública. No solo cuidarla, sino potenciarla cada vez más”, me decía hace poco en una entrevista un médico cubano que trabaja desde hace años en un hospital catalán. Es una necesidad que la emergencia sanitaria ha puesto en evidencia a ojos de buena parte de la población. Sanidad pública que la ciudadanía reivindica todos los días con aplausos y que ha empezado a defender con pancartas desde los balcones.

La covid-19 nos ha planteado a todos un problema enorme, inesperado. Nos ha situado ante un futuro incierto, también a los gestores financieros, que no saben cómo actuar, pero saben dónde están y buscan la manera de obtener provecho de las “oportunidades” que les pueda ofrecer la actual situación. Algunos ya lo consiguen. A la vista está en los mercados de valores. Como escribió Walter Benjamin, el capitalismo no morirá nunca de muerte natural.

Hay que buscar la manera de reinventar un proyecto de reapropiación de lo que ha ido quedando progresivamente en manos de unos pocos.

Se trata de defender lo que es público y hay que decirlo sin cortarse, aunque eso ponga en cuestión lo que algunos consideran que es su derecho a la propiedad.

Tal como escribió Fernando Ruiz en este mismo espacio hay que explicar “que solo con soluciones colectivas en defensa de lo público, de los bienes comunes, de la solidaridad y el apoyo mutuo, el futuro será viable; además, es la garantía para evitar tanto la descomposición de los poderes públicos como el asentamiento de un control totalitario”.

No se puede aceptar como bueno o como una concesión que nos permitan endeudarnos, porque en esa deuda basan el crecimiento de su riqueza los que viven de las rentas del capital. En las actuales circunstancias ese «realismo» posibilista nos conduce al infierno en la tierra.

Durante las recientes décadas de hegemonía neoliberal y socioliberal, se ha echado en falta la existencia de un frente, que recuperara explícitamente el proyecto socialista. No existió y así nos fue. Ahora quizás se pueda ver con más claridad la necesidad de impulsar la acción colectiva, con la voluntad de poner en pie otro modelo producción, de distribución de la riqueza y de la propiedad. Otro modelo de convivencia.

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Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Gabriel Flores

    Economista

    El coronavirus acabó atropellando al mundo y lo dejó maltrecho. La pandemia y el confinamiento han trastocado en los dos últimos meses nuestras vidas y todos nuestros planes. Hemos tenido que acomodarnos a una nueva, incómoda y, en muchos casos, terrible situación. La catástrofe humanitaria ha supuesto hasta ahora, según los datos a 19 de mayo de 2020 del Coronavirus Resource Center (John Hopskin University), más de 300 mil muertos y cerca de 5 millones de personas contagiadas en todo el mundo. Un macabro recuento provisional de víctimas que nadie sabe cuándo acabará ni qué techo alcanzará. Una...
    - Seguir leyendo
  • Gonzalo Andrés García Fernández

    Historiador. Investigador en el Instituto Universitario de Estudios Latinoamericanos (IELAT) de la Universidad de Alcalá

    De una forma un tanto burda podríamos decir que el presente, nuestro presente, se nos ha abalanzado. Y que en dicho repentino y salvaje suceso se nos ha arrebatado por el camino nuestro frágil pero existente futuro inmediato. Una vez desprovistos del mismo, sea tanto para bien como para mal, nuestro futuro inmediato ha sufrido de una especie de reprogramación exógena realmente abrupta por parte de las denominadas “autoridades científicas”. Y mientras esto sucede contemplamos melancólicamente un pasado que, si bien no era perfecto, era llevadero y nos permitía seguir conectados a lo que denominábamos como la normalidad. Podríamos...
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  • Jaume Bosch

    Abogado. Exdiputado en el Parlamento catalán. Autor del libro “La nostra policia”. Miembro del Consejo Nacional de Catalunya en Comú

    La pandemia que afecta nuestro presente va a condicionar nuestro futuro en muchos ámbitos, entre ellos los relacionados con la seguridad. Nos vamos a enfrentar a polémicos retos hasta ahora tan solo intuidos, como los derivados de la geolocalización por teléfono o de la obtención de datos de movilidad, que podrían afectar a derechos como el de la protección de datos personales; la posible expedición de certificados de inmunidad puede generar nuevos tipos de discriminación. Las circunstancias han cambiado: la policía ya ha tenido que arbitrar nuevas formas de aviso ante posibles episodios de violencia machista en casos en...
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  • Oderto Rodríguez Abelarde

    Profesor de Teorías Políticas en la Universidad de Camagüey Cuba. Máster en Ciencias Políticas y profesor auxiliar

    Circulan por estos días hermosos poemas, cartas, canciones, llamando a los habitantes del planeta Tierra a enfrentar unidos el peligro de la pandemia. Invitaciones a un mundo diferente cuando pase este suceso, expresiones vaticinando que sobrevendrán nuevos valores que serán compartidos por todos: valores limpios, solidarios, altruistas y de hermandad entre las personas, alejando para siempre la mezquindad, el odio y las diferencias entre razas, religiones, sexos, poder adquisitivo, que han prevalecido desde la antigüedad. La covid-19, ha uniformado los medios noticiosos, ha detenido la economía global, ha recluido en sus casas a las familias, ha paralizado el desplazamiento...
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  • La bolsa o la vida

    15/05/2020

    Laura Gómez

    Politóloga, investigadora y experta en políticas de igualdad de género y participación ciudadana

    Uno de los grandes dilemas en la respuesta a la covid-19 ha sido la de decidir si poner o no a hibernar la economía, con el fin de contener la pandemia y evitar que el colapso sanitario impidiera salvar muchas vidas. Hibernar la economía ha significado en la práctica limitar el trabajo mercantil presencial, redirigiendo buena parte de la actividad laboral a los hogares vía teletrabajo, a excepción del empleo vinculado con los sectores considerados esenciales. El shock en el mercado laboral no se ha hecho esperar y ha adquirido dimensiones históricas: miles de empleos destruidos o suspendidos temporalmente....
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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    Espacio Público ha abierto un interesante, pero a la vez complejo, debate titulado “Qué nos estamos jugando en esta crisis”, rompiendo el hielo el director de la misma Fundación, Orencio Osuna, con un texto “Ahora y Después de la Pandemia”. La gran mayoría de intervenciones están enfocadas en variopintos ámbitos, desde la economía, política nacional, seguridad ciudadana, libertades individuales y colectivas, nuevas tecnologías, sistema sanitario, el papel del Estado o la Unión Europea, y otras muchas que no nombro no por su destacada transcendencia sino para no hacer una retahíla cansina. La mejor manera es que el mismo lector...
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  • Javier Madrazo Lavín

    Ex-Consejero de Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco (2001-2009)

    Escribo estas líneas mientras me preparo para mi primer paseo, después de un largo encierro, obligado por un virus que ha llegado a nuestras vidas para poner todo patas arriba. Me sorprende lo rápido que hemos asumido el impacto de la covid-19 y aún más nuestra capacidad para aceptar con sumisión el falso discurso que sostiene que para preservar nuestra salud es imprescindible renunciar a la libertad, cuando no a la esencia de la propia democracia. El estado de alarma puede ser necesario y estar justificado. No lo pongo en duda. Pero no puedo dejar de preguntarme y...
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  • Pilar Garrido

    Diputada de Unidas Podemos y Secretaria de Políticas Sociales de Podemos.

    La crisis del Coronavirus es en primer lugar una crisis sanitaria. Pero no sólo eso, el Coronavirus ha provocado una crisis total, una pandemia con consecuencias sociales y económicas difíciles de evaluar a día de hoy. Aunque sus consecuencias resultan en gran medida impredecibles, lo que sí podemos asegurar, tal como lo expresaba el geógrafo David Harvey en un artículo publicado recientemente, es que la crisis del Coronavirus exhibe todas las características de una crisis de clase, género y raza. La realidad que nos rodea lo confirma. Esta crisis no afecta de igual manera a todas las...
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  • Héctor Maravall

    Abogado de CCOO

    Sumidos en la crisis del coronavirus, aún es pronto para saber cuáles van a ser las consecuencias sociales, económicas y políticas, ni en la sociedad española ni en Europa ni el mundo globalizado. Tampoco podemos aun asegurar cuales van a ser las respuestas de carácter más estructural que van a impulsar los gobiernos y las instituciones supraestatales. Nos movemos, por tanto, en un terreno muy inestable y cambiante, en el que es difícil pronunciarse con un mínimo rigor y seguridad. Aun y así, hay algunas cuestiones fundamentales que al menos en España parecen muy evidentes. La pandemia ha puesto de...
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  • Marga Ferré

    Presidenta de la FEC (Fundación Europa de los Ciudadanos) y miembro de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    “El Estado es todo el complejo de actividades prácticas y teóricas con las cuales la clase dirigente no sólo justifica y mantiene su dominio, sino también logra obtener el consenso activo de los gobernados”. A. Gramsci Cuando hace eones me afilié a PCE, lo primero que hice fue meterme diez días en una escuela de formación que por aquel entonces dirigía Manuel Monereo. Éramos jóvenes, un poco impetuosos y con muchas ganas de debatir y entre la variedad de alumnos que allí encontré, había un grupo que habían conformado una tendencia interna a la que dieron el glorioso nombre de...
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  • Iván González Sarro

    Investigador del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT) - Universidad de Alcalá (UAH)

    A medida que pasa el tiempo se van dibujando con mayor nitidez todas las aristas de este fenómeno epidémico poliédrico que es la COVID-19, tan intenso localmente y de dimensión mundial, y sus repercusiones. Entre estos impactos previsibles parece vislumbrarse sin duda un aumento de la desigualdad, una desigualdad que se está haciendo ya más visible en la propia forma de afrontar la lucha contra la pandemia. La respuesta de los Estados para intentar contenerla difiere de un país a otro y entre regiones. No es lo mismo disponer de un sistema público de salud universal, como el caso...
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  • Mikel Arriaga Landeta

    Sociólogo. Miembro de la Asociación Batera ibiliz

    África subsahariana, la población más joven y de crecimiento más rápido en el mundo. Si se diera un descenso de la tasa de fecundidad, la tasa de población activa sería mayor aumentando el ingreso familiar. El que pudiera darse un salto así requeriría, además de empleo, una juventud sana y formada. Gobiernos y tutores neo-coloniales deberían invertir en salud y en capacitación desde la infancia, aunque sólo fuera porque la educación, la salud, los derechos sexuales y reproductivos y la igualdad entre géneros facilitarían la inclusión productiva de las personas jóvenes. Sahel, de nivel de vida muy bajo, empleo...
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  • Roberto Uriarte Torrealday

    Profesor de Derecho constitucional en la Universidad del País Vasco.

    Aunque la del “capitán a posteriori” ha sido una de las metáforas más exitosas de esta crisis, lo cierto es que los debates sobre los eventuales escenarios postcrisis nos sacan también ese otro “capitán a priori” que todos llevamos dentro. Optimistas irredentos aprecian señales evidentes de que nada volverá a ser igual. De que la crisis es ante todo un momento de oportunidad. Un momento que deja al desnudo las impudicias del sistema-mercado y refuerza la necesidad del vínculo comunitario y la demanda de intervención pública. Para algunos. incluso, esta será la crisis definitiva de un capitalismo que ya...
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  • Giuseppe Quaresima

    Economista

    La pandemia está golpeando duramente y con una intensidad sin precedentes la economía mundial. Los primeros datos oficiales de China, Francia, la Unión Europea o los Estados Unidos, por ejemplo, así como los primeros estudios de las instituciones internacionales de referencia, dibujan un escenario nefasto y una profunda crisis económica y social solo comparables a la Gran Recesión y a las dos Guerras Mundiales. No obstante, en esta crisis global no todos los países están sufriendo por igual: hay algunos que presentan ya unos mayores efectos sobre el crecimiento, la producción, el empleo y las cuentas públicas. Así como...
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  • Lluís Camprubí

    Profesor de Organización de la Salud Pública (UPF, Máster Salud Pública). Focalizado en la perspectiva europea

    Esta emergencia sanitaria ha puesto brutalmente de manifiesto a escala europea y global tanto la densidad de los vínculos como la interdependencia. En el plano económico muchos economistas, como por ejemplo Lídia Brun, están insistiendo estos días en la necesidad de mancomunar respuestas, en buscar soluciones de reconstrucción que requieren la escala europea y global. Plantean que no es sólo una cuestión de “solidaridad”, o de apelaciones morales, sino que también es una cuestión de interés común y compartido. Aunque los impactos sanitarios y económicos puedan tener en un momento determinado intensidades diferentes, las evoluciones temporales no son sincrónicas...
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  • Adolfo Telmo Pérez

    Médico de Atención Primaria

    De golpe, nos encontramos con las consultas vacías, no había pacientes, delante teníamos un enorme listado de personas a las que teníamos que llamar por teléfono. En Galicia se habían cerrado los Centros de Salud (CS) y con esa decisión de las autoridades sanitarias nos trasmitían que la Atención Primaria (AP) era prescindible, pensáramos lo que pensáramos los médicos y las médicas de AP y todas las asociaciones médicas. Nada más lejos de la realidad, los profesionales han entendido que el cierre de los CS no significa el cierre de la AP. Hasta ahora hemos atendido a casi un...
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  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    El confinamiento al que nos ha conducido la pandemia es duro, ya está generando problemas psicológicos en muchas personas y los agravará en el futuro. Los trastornos pueden ser muchos y de diversa índole. Las consecuencias que puede tener en la evolución de los niños no las sabemos aún. Si el confinamiento es soportable es porque en estos momentos de miedo por la salud, el hecho de estar bien tanto uno como la familia, amigos y conocidos, hace que el encierro pase a un segundo plano. No es lo mismo para los que están perdiendo a sus seres queridos,...
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  • Ana Almirón Mengibar

    Feminista y Activista Pro Derechos Humanos. Miembro de la Red LIESS-UPO (Laboratorio Iberoamericano Estudios Sociohistóricos de las Sexualidades)

    Como activistas pro derechos humanos, andábamos más que atareadas los meses de enero y febrero tratando de dar respuesta a la situación de las personas refugiadas en los CIES, con los campamentos de Lesbos acaparando nuestra atención y nuestras acciones de solidaridad y denuncia de la vulneración de derechos humanos. Y más que atareadas también como activistas feministas, en la organización de la huelga, acciones y manifestación del 8M de este año. Pero ya por aquellas fechas, las noticias que habían ido llegando de China y luego de Italia, sobre el número de personas infectadas por el coronavirus y...
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  • Pedro Pérez Herrero

    IELAT-UAH

    A mediados de abril de 2020 todos los medios de comunicación hablan de la pandemia generada por el COVID-19. TV, radio y prensa dedican horas y páginas a este tema. Se narra en tiempo real cómo evoluciona el número de contagiados, los curados y los muertos. Se indica la edad el género de los fallecidos y si tenían enfermedades previas. Los jefes de Estado y los presidentes ofrecen mensajes oficiales con tono grave y caras serias indicando el número de muertos y recordando la necesidad de quedarse en casa para reducir el número de los contagios. Se publican fotos...
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  • María Eugenia Rodríguez Palop

    Eurodiputada de Unidas Podemos. Titular de filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid.

    Frente a la incertidumbre, lo lógico es tener miedo, pero es fundamental no caer en paranoias que nos arrastren a unos diagnósticos equivocados y a pronósticos que profundicen nuestros errores. Presento aquí, muy brevemente, cinco tensiones de las que tenemos que salir dignamente. 1. La falsa dicotomía entre libertad y seguridad no puede sustituirse ahora por la también falsa dicotomía entre derecho a la intimidad (protección de datos) y derecho a la salud o seguridad sanitaria. Ya hemos asumido que cedemos datos, muchas veces sin saberlo, y el riesgo ahora es cederlos voluntariamente para que grandes corporaciones como Google o Amazon,...
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  • Sisenando García-Tenorio Ronda

    Jubilado

    Decía Walter Benjamin que el capitalismo no era solo, como afirmaba Weber, una secularización de la fe protestante, sino esencialmente un fenómeno religioso que se desarrolla como parásito a partir del cristianismo, como religión de la modernidad. Ahora, cansado de intentar destruir el Estado como vector coadyuvante de las clases pobres, el capitalismo opta por comprarlo y ponerlo a su servicio con todas sus herramientas disponibles. La competencia puede generar progreso, pero sin regulaciones por parte del Estado no se da en igualdad de condiciones. Samuelson se fue por el desagüe de la irracionalidad. Bajo el mantra del (neo)liberalismo...
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  • Luís Miguel Sáenz

    Coeditor de la revista Trasversales, colabora con un colectivo social de lucha contra la pobreza y la exclusión de Madrid.

    1. Creo que ante la pandemia global el distanciamiento físico es necesario. No asumo las restricciones de movimientos y encuentros por obediencia sino por convencimiento de que son necesarias. Estar en contra de todo lo que diga o haga un gobierno es tan equivocado como pensar que algún gobierno puede representarnos. Ahora bien, aislarnos físicamente no es recluirnos en la "vida privada" mientras unos pocos deciden todo. Las clases populares conocemos mejor lo que ocurre que los que viven en palacios, mansiones y urbanizaciones de lujo. Tenemos que ser sujetos activos. Ya lo hacen quienes siguen trabajando en condiciones...
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  • Acuerdos necesarios

    21/04/2020

    Javier Aristu

    Coordina la revista digital de reflexión social Pasos a la Izquierda y el blog de opinión En Campo Abierto

    Nadie es capaz de predecir lo que va a ocurrir tras esta pandemia, cuando seamos ya capaces de, al menos, controlarla o mantenerla a raya. Ni economistas, sociólogos, politólogos ni cualquier otro científico social son capaces de pronosticar cómo vamos a vivir y cómo nos vamos a relacionar en un próximo futuro. Aunque parece bastante claro que algo o mucho va a cambiar, no sabemos a qué nivel ni en qué proporción puesto que la hondura con que está penetrando este fenómeno pandémico en los entresijos de nuestro modelo civilizatorio son incalculables e inapreciables todavía. Simplemente, nos estamos acercando...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Doctorando en Comunicación e Interculturalidad en la Universidad de Valencia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía. Licenciado en Geografía e Historia.

    Centraré mi breve intervención en un tema que está suscitando mucha atención: el de la respuesta que las instituciones políticas de la Unión Europea están dando a la brutal crisis sanitaria, económica y social que estamos viviendo, y de cómo evolucionará esta respuesta. Los historiadores y los economistas, a la hora de hacer predicciones, se basan en un principio sencillo pero útil: el pasado es el mejor predictor del futuro. En efecto, la forma en que la Unión Europea afrontó el problema de la deuda europea (en el año 2010) y la crisis de los refugiados (en 2015) hacía prever...
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  • “El Servicio Nacional de Salud durará mientras existan personas dispuestas a defenderlo”, Aneurin Bevan (Ministro de Salud británico, creador del SNS), 1946. La política neoliberal fue aplicada con toda su crudeza contra la sanidad pública en nuestro país. Durante los años de la crisis, se deterioraron los servicios, se desprestigió la sanidad pública. Es cierto que nuestra sanidad tenía unos “riesgos visibles”: financiación raquítica, copagos, recortes, exclusiones, privatización, atención primaria marginada… pero también operaban contra ella los llamados “riesgos ocultos”, el mercado, el neoliberalismo, los corporativismos y unas situaciones laborales muy deterioradas. La conjunción de unos y otros complicó de una manera evidente el futuro de nuestra sanidad pública. Un informe de la OCDE, sobre nuestro Sistema Nacional de Salud, señalaba que nuestro gasto sanitario total disminuyó entre 2010-2018 una décima parte en porcentaje del PIB, mientras que el promedio de los países de la OCDE aumentó en similar cuantía. Fueron los años en los que se fue cronificando una distribución desigual (que sigue en la actualidad) de la financiación sanitaria entre las CCAA. Según el informe del año 2018 elaborado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), el gasto por habitante y año era de 1.164...
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  • José Vicente Barcia

    Periodista, Jefe de Gabinete de la Alcaldía de Cádiz y coautor del libro 'Voces del cambio'

    Reivindico el derecho a apoyar el grueso de las medidas de compensación social que está llevando adelante el Gobierno en la actual crisis sanitaria, social, económica y ecológica, pero lo hago con espíritu crítico, sin asumir los chantajes que provienen de una parte significativa de mi propio cuerpo social. Lo hago, además, teniendo en cuenta razones de urgencia, pero sin negar la necesidad de desarrollar razones e ideas que nos posibiliten superar el actual modelo. La anormalidad como palanca de cambio Observo contrariado cómo en infinidad de voces se consolida un posicionamiento de apoyo acrítico al Gobierno. Este apoyo se...
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  • Marià de Delàs

    Periodista

    La derecha utiliza, “todos los recursos, trampas y demagogia a su alcance”, señala Orencio Osuna en el arranque de estas reflexiones. No hay duda. De hecho, los sectores alérgicos a la democracia están en campaña desde el momento en que empezó la crisis del coronavirus. Su agresividad en redes sociales ha ido en aumento. En los medios tradicionales, escritos y audiovisuales, que controlan casi al cien por cien, no hay día en el cual no se despachen con mensajes deshumanizados, en contra de cualquier medida de protección de la ciudadanía más vulnerable, la más castigada, la que ha padecido...
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  • Antonio Navarro

    Sindicalista y activista social

    En el momento de escribir este artículo la reclusión continúa, no sabemos cuándo y de qué manera finalizará la crisis de Salud global. Quienes visitamos las redes sociales, hemos asistido a un festival de bulos y mensajes enviados por rabiosos energúmenos con una notable ausencia de sensatez. Debe ser una reacción psicosomática al confinamiento. Muchas personas de buena fe, presentan un cuadro clínico en el que la impotencia y la ira anulan su objetividad. Hagamos un breve recuento cronológico, el pasado 7 de enero se constituyó el primer gobierno de coalición desde el restablecimiento de la democracia; dos meses...
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  • Lorena Fréitez Mendoza

    Psicóloga Social y Analista Política. Doctoranda en Ciencias Políticas y de la Administración (UCM). Activista de movimientos sociales en Venezuela.

    Occidente mira con nerviosismo cómo la eficiencia del modelo asiático para vencer al coronavirus puede producir cambios en los sentidos comunes liberales de sus democracias. Desde distintos análisis parece derivarse una conclusión: el miedo creará las condiciones subjetivas para el despliegue de un estado policial de máxima vigilancia y control sobre la ciudadanía. Sin embargo, las condiciones que pudieran otorgar liderazgo político al modelo asiático no solo derivan de la aparición de una pandemia y su eficiente gestión. La democracia liberal tiene décadas en proceso de desgaste, toda vez que se ha retirado del liderazgo de las soluciones a los...
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  • Vivimos circunstancias que podríamos calificar de incertidumbre irreductible. Robert Skidelsky, historiador y biógrafo de Keynes, basándose en las interpretaciones de este último, distingue entre incertidumbre epistemológica, según la cual cabe esperar que con una mayor cantidad de información se reduzca la incertidumbre a riesgo calculable, e incertidumbre ontológica, que es aquella que no puede ser eliminada. En palabras de Skidelsky: “El futuro no está ahí fuera esperando que lo conozcamos, sino que nosotros mismos estamos influyendo en la creación de ese futuro”. El futuro depende de la acción humana y de circunstancias imprevistas que puedan surgir. Transponiendo las ideas al momento actual, por ejemplo, un nuevo brote del virus en otoño podría echar por tierra muchas de las estrategias en las que ahora pensamos para recobrar la vida y la economía del país. Es una oportuna lección en un momento en el que nos sentimos tan inclinados a hacer predicciones que pretenden ser convincentes sobre el futuro, o nos dejamos llevar por sesgos de retrospectiva al hacer críticas del tipo “si se hubiera hecho tal o cual cosa en el momento X no estaríamos ahora en la situación Y”. Reflexión a la que a menudo se añade, para empeorar las...
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  • Miguel Guillén

    Politólogo

    Me parece muy pertinente este debate que se propone desde Espacio Público a raíz de la crisis del coronavirus, y desde aquí quiero saludar la iniciativa. La pregunta que se plantea es sencilla, pero de muy difícil abordaje: "¿Qué nos estamos jugando en esta crisis?". Voy a intentar esbozar algunas ideas que me rondan la cabeza desde hace algunos días, y reconozco que la primera intervención de Orencio Osuna me va a facilitar mucho escribir estas modestas notas. Tal y como explica Osuna en su escrito, "la catástrofe va a afectar a muchos de los modelos y valores sobre los...
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  • Salud y libertad

    05/04/2020

    Gloria Elizo

    Vicepresidenta Tercera del Congreso y Secretaria Anticorrupción de Podemos

    A veces la realidad se vuelve inasumible. La situación actual es seria, imprevisible y carece de precedentes. Como un túnel que atravesamos por primera vez, la incertidumbre profundiza la zozobra en nuestra situación. Miles de personas se despiden a distancia de sus fallecidos, otras se preguntan por el estado de sus enfermos y se extiende por la sociedad el miedo sobre los resultados sociales de esta crisis sanitaria. Una realidad que en términos humanos solo puede clasificarse como catastrófica, propia de un desastre natural sin antecedentes que nos llega reducido a frías cifras, cómo si se pudiera anestesiar así...
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  • Fernando Ruiz-Goseascoechea

    Periodista

    Cuenta Yuval Noah Harari, en su artículo del pasado día 20 en el Financial Times, The World after coronavirus, que la tormenta pasará, la mayoría sobreviviremos, pero en un mundo que será diferente; y añade un pequeño detalle: muchas de las medidas de emergencia seguirán vigentes. Explica Hararai que con el coronavirus se plantea la posibilidad, absolutamente viable, de que cada ciudadano use un brazalete biométrico que transmita continuamente su temperatura y pulso. Los algoritmos revelarían quién está enfermo, y en cuestión de días se detendría la epidemia. Y ante esta magnífica noticia viene el razonamiento inquietante: Sería ilusorio pensar...
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  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    Hubo un momento, al principio de toda esta situación, en que nuestros whatsapps se llenaron de memes divertidos sobre el coronavirus, nos reíamos un poco de lo que estaba pasando en otros sitios: ¿quién demonios conocía Wuhan, ciudad China en la provincia de Hubei? Después de algunas semanas algo más, básicamente cifras y cosas así. Cuando lo ignoramos todo las cifras reconfortan, nos dan la sensación de que controlamos algo: 11 millones de habitantes y la provincia casi 57 millones. Todos ellos y ellas, a partir de determinado momento, confinados en casita, paralización casi total de la actividad productiva,...
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