Los retos del feminismo

  • Cynthia Duque Ordóñez

    Cynthia Duque Ordóñez

    Analista de geopolítica, especialista en Oriente Medio y feminista abolicionista. Estudiante de último curso de Derecho y ADE.

14.06.2018

Debate principal: ¿Una nueva ola feminista?

Estamos en un momento de gran auge de la influencia del movimiento feminista, pero hasta qué punto es esto posible en una sociedad, en la cual el principal modelo productivo parte de la desigualdad social y sexual, llegando incluso a generar la propia segregación sexual con la finalidad de maximizar los beneficios económicos de unos pocos privilegiados.

De qué nos sirven líneas de ropa diseñadas en homenaje a ilustres mujeres como Frida Kahlo si esas mismas firmas de ropa fabrican en países extremadamente pobres y se aprovechan de la precariedad y vulnerabilidad extrema de las mujeres y las niñas, es decir, si se aprovechan de la feminización de la pobreza, de su exclusión social. Gracias a la misma y al modelo heteropatriarcal pagan menores sueldos que los habituales de hombre adulto y trabajan en condiciones insalubres de semi esclavitud.

Qué de verdad hay en todo el auge feminista y qué de adaptación del viejo régimen que se niega a dejar de existir. Y es en este punto cuando debemos analizar qué es lo que busca el feminismo como corriente política y en qué punto de la “guerra” por la equidad nos encontramos.

La meta del feminismo es desprender de la sociedad los roles de género basados en el sexo, esos prejuicios irracionales asignados a cada bebé por nacer hembra o macho y que condicionarán toda su existencia y sus relaciones con la sociedad. Hoy somos muchas las que denunciamos que nuestro sexo no condiciona cómo somos o debemos ser, qué seremos, ni cómo hemos sido, sin embargo, el espectro social está inundado de conquistas superficiales y parciales, muchas de ellas oportunistas y que solo benefician a una minoría de mujeres, pero no ataca la feminización extrema de la pobreza.

El motivo fundamental que lo explica es que atacar la pobreza agravada por la condición de sexo es atacar al modelo económico y productivo capitalista. Un síntoma de que quizás las luchas pueden en ocasiones enmascarar la modernización de la alianza patriarcado y capital.

Una forma de cumplir con el reto al que se enfrenta el feminismo es combatir la cosificación de la niña y la mujer, que tuvo su origen histórico en el Neolítico durante la privatización de las tierras de labranza, que antes eran colectivas, coincidiendo con el cambio del culto de la divinidad femenina de la Tierra por el culto al disco solar, momento en el cual la mujer empezó a perder influencia social y familiar. La instauración del patriarcado significó que el hombre empezaría a transmitir la propiedad privada a su prole y para “asegurarse” de cuál sería ésta trata de eliminar la participación femenina fuera del hogar y se busca la “pureza física” en la mujer no comprometida con el ánimo de asegurarse que verdaderamente sean sus propios hijos los que vayan a heredar sus propiedades. En el patriarcado la mujer es un enser más de los hombres para negociar o usar libremente, primero de sus padres y después de sus maridos. Ayer el patriarcado surgió para controlar el acceso a nuestros cuerpos dejando a un lado nuestros deseos.

Han pasado milenios desde entonces y aunque parezca que todo ha cambiado, la sexualidad femenina y su control por el varón sigue siendo la raíz de la violencia machista. Las expresiones contemporáneas de la misoginia son la prostitución, los “vientres de alquiler”, la pornografía y la cultura de la violación. Todas ellas son formas de controlar el acceso al cuerpo femenino por parte de los hombres, por y para su disfrute o deseo unilateral. Además, comparten un mismo factor común que aumenta el riesgo de ser víctima de los mismos: la pobreza de la niña o mujer.

Cuando una niña o mujer pobre se explota sexualmente primero se la deshumaniza y “brutaliza” o “animaliza” con la finalidad de validar el abuso sobre sus cuerpos bajo la falacia de “así los países subdesarrollados crecen” o “ha consentido”, un consentimiento viciado por la necesidad y urgencia que convierte la carencia de deseo y la coacción social en aceptación como última forma de subsistir. La libertad con la que se otorga consentimiento es proporcional a la necesidad y al dinero que tengas en el bolsillo.

Durante la segunda mitad del siglo pasado era habitual que familias sin hijos compraran bebés en maternidades donde iban adolescentes y mujeres jóvenes que habían sido repudiadas por sus familias por rebelarse contra la moral que regulaba el acceso a su cuerpo o haber sido víctimas de violaciones. En estas maternidades era habitual que les robaban a sus hijos e hijas bajo diferentes artimañas como decirle a la madre que había parido un hijo muerto o también se las humillaba e insultaba durante todo el embarazo para que al final, durante el parto, fuera sencillo coaccionarlas para firmar una adopción mientras parían (véase el caso de Peña Grande o Nuestra Señora de la Almudena, un reformatorio del Franquismo para adolescentes “inmorales” perteneciente a la orden de las Cruzadas Evangélicas, que estuvo abierto hasta 1984, en el que las jóvenes de entre 11 y 25 años eran maltratadas, coaccionadas, engañadas, humilladas, obligadas a trabajar y vendidas ellas como esclavas sexuales a prostíbulos y sus bebés a familias que pudieran pagar por ellos).

Hoy lejos de superar la idea de que las mujeres no somos incubadoras se debate e incluso se ve con buenos ojos que aquellos que puedan pagar por un ser humano lo compren y se llamen padres. Se debate la legalidad de seleccionar a una “gestante” o mujer incubadora de un país en guerra o subdesarrollado por no realizar los trámites de la adopción, esperar, o directamente para elegir sexo y etnia del hijo que deseas adquirir por contrato rescindible si nace con alguna discapacidad, rasgo o sexo no elegido.

¿Qué debe ser la ley? Debe ser la plasmación de la justicia, escrita desde la ética.

La adopción sirve para reconstruir los lazos afectivos de los menores con un entorno familiar, sin embargo, el alquiler del útero de la mujer elimina los derechos humanos de la madre, que pierde la autonomía sobre su propio organismo –ya no es dueña de sí misma, sino que es propiedad de los señores que la han adquirido y se convierte así en una esclava- y rompe los lazos afectivos que se generan durante el embarazo entre la madre y el feto, provocando daños psicológicos irreparables en las madres biológicas.

Verdaderas redes de explotación sexual operan en Ucrania, país en guerra, y en la India, país en el que la mujer sirve lo que sus padres pagan por ella en forma de dote, entre otros lugares donde operan las mafias para satisfacer el creciente deseo de aquellos, hombres en su mayoría, de llamarse “padres” a cualquier coste.

Redes que encierran a las mujeres en fábricas durante meses, donde las vigilan y aíslan. Redes que ofrecen mujeres por catalogo. Redes y demandantes que deshumanizan a mujeres muy jóvenes que pierden su autonomía, no de manera deseada, solamente aceptan convertirse en propiedad ajena a cambio de poder comer o seguir con vida. En la India incluso se da la paradoja de que son los propios maridos los que venden a las mujeres cuando no encuentran la dote “suficiente” y éstas por miedo “aceptan”.

¿Queremos una sociedad en la que las mujeres se vean explotadas sexualmente por necesidad? ¿Es suficiente el consentimiento sin deseo?

¿Creen que aquellos hombres y algunas mujeres, que defienden la “maternidad subrogada” como el derecho de los que no pueden ser ni padres ni madres biológicos de adquirir mediante precio niños y niñas, querían eso para ellas, para sus hijas, para sus parejas? No lo harían, ¿saben por qué? Porque son supremacistas. Puro y duro racismo que rechaza el robo de bebés a nacionales, pero no a extranjeras.

La normalización de que las mujeres puedan estar al servicio sexual de los hombres –prostitución- entraña que las relaciones en igualdad entre hombres y mujeres sean imposibles, porque se ha normalizado que nuestro cuerpo sea la cosa que ellos puedan usar a voluntad, un cuerpo laxo e inerte que inhibe su propio deseo, para que ellos haciendo uso de ellas satisfagan el suyo propio.

Un tema macabro del que muchos recelan por el asco que genera y es por ese mismo motivo, por el cual, no debemos bajo ningún concepto mirar para otro lado, porque negar su existencia no hará que desaparezca, sino todo lo contrario: en las sombras y tinieblas de nuestra sociedad impávida crecerá hasta que nos ensucie las botas y su viscosidad nos impida seguir huyendo.

¿Por qué el consentimiento no es suficiente? Responderé con una nueva pregunta: ¿queremos que las relaciones sexuales de nuestra sociedad se rijan por la sola iniciativa y deseo de los hombres? ¿Queremos una sociedad en la que nosotras solo tengamos la opción de transigir o no? Quiero una sociedad basada en los deseos de ambos, en la que no esté mal visto que sintamos deseo, una sociedad que no nos consideren muñecas, una sociedad en la que seamos iguales porque los géneros, aquellas características que socialmente se asignan a cada sexo desde nuestro nacimiento, estén abolidos. Y sueño con que ese día llegue para todas nosotras con independencia de nuestra etnia, raza, religión, posición económica, social o laboral.

La autonomía sexual de la mujer solo es compatible con el sexo deseado, cuando la atracción y el placer sean mutuos y recíprocos. Además, los límites siempre sean revisables. Solo así estaremos ante relaciones sexuales entre iguales y no ante abuso de poder.

La teoría del consentimiento como adalid de legalidad y legitimidad, por supuestamente libre e informado que sea, oculta a quién y por qué se consiente. Oculta la desigualdad de género entre quienes proponen y quienes aceptan o no, es decir, el modelo sexual actual sigue siendo patriarcal en tanto que se basa en un condicionado acceso al cuerpo de la mujer por el hombre por imposición de la masculinidad patriarcal, que impone el modelo económico a los jóvenes enseñándoles a aceptar la violencia sexual a través de la visualización de la pornografía y poniendo en práctica esa violencia con mujeres prostituidas y más tarde con cualquier mujer que conocen y etiquetan como “suyas” o la denominada cultura de la violación.

Pornografía y prostitución banalizan la violencia hacia la mujer y sirven de escuela de cuadros para los criminales que atentan contra la libertad e indemnidad sexuales de mujeres y niñas. Un ejemplo de ello lo encontramos en Alemania, donde tras legalizarse la prostitución aumentaron en un 92% las agresiones sexuales en 2004. Actualmente no solo no se ha reducido la trata en el país germano, sino que ha aumentado percibiéndose un repunte tras la llegada de inmigrantes traídas desde los campos de refugiados de toda Europa y procedentes del Este, mujeres extremadamente pobres, desconocedoras del idioma y muy vulnerables, mujeres que son llevadas de burdel en burdel para ser penetradas las 24 horas del día hasta que pierden la noción del tiempo y del espacio entre las luces de neón.

La prostitución es un arma del capitalismo patriarcal a través del cual destruye el vínculo de igualdad entre hombres y mujeres, porque cuando un hombre alquila a una mujer no la ve como a un ser humano, sino como una posesión, por lo tanto nunca la tratará como a su igual porque, para él, es un producto más del mercado. Un mercado que para ellos no solo se circunscribe a las mujeres prostituidas sino que la pornografía les ha enseñado a emplear la violencia o cosificación en sus relaciones sexuales con todas las mujeres, a las que simplemente utilizan sin tener en cuenta sus deseos.

Sin embargo, debemos ser optimistas y creer en que un cambio social y económico es posible por el bien de las generaciones futuras.

A corto plazo son tres las batallas que debemos librar para conseguir romper con el modelo heteropatriarcal.

En primer lugar, promover la corresponsabilidad en la crianza, ya que en tanto el hombre toma parte de la misma, entendiendo que es su deber como progenitor, la mujer puede realizarse con mayor facilidad fuera del hogar. Cuando la responsabilidad de la crianza recae exclusivamente sobre la mujer o anecdóticamente el hombre ayuda levemente, la mujer desempeña un trabajo no remunerado que no le corresponde y que le imposibilita desarrollarse como profesional, mientras que el hombre se beneficia del tiempo extra que no dedica a sus hijos o a la casa y lo invierte en su promoción profesional, es decir, el hombre prospera en detrimento de la mujer.

En segundo lugar, la sociedad necesita urgentemente que a sus niñas, niños y jóvenes se les eduque en valores éticos sin ningún tipo de estereotipos de género asignados y construidos en torno al sexo de cada individuo. La política sexual formaría parte de la construcción de la ética de la nueva sociedad, es decir, sin prohibir la propaganda de la violencia misógina (pornografía) y con ella la lacra que fomenta y enmascara (la prostitución) nunca podremos estar seguras porque no nos verán como a sus iguales, es decir, si no abolimos la explotación sexual nunca acabaremos con la violencia machista y la cultura de la violación de nuestras calles.

Y de ambos devendría el tercer pilar: igualdad salarial entre hombres y mujeres por igual trabajo, que parte de la construcción moral de una nueva sociedad y a su vez de la igualdad salarial se desprende la igualdad de oportunidades y el distanciamiento con la pobreza “feminizada”.

Estas medidas cortoplacistas palian los efectos del patriarcado, pero no lo eliminan si no parten de un análisis exhaustivo de las metas, objetivos y herramientas del feminismo cuya repetición se convierta en costumbre, en la costumbre de una sociedad más justa, para lo cual debemos cumplir con el primer reto al que las feministas nos encontramos: no caer en el engaño de una purga superficial del sistema que solo beneficie a las mujeres de clases altas sin depurar la raíz del patriarcado, es decir, sin arrancar del ideario colectivo que los hombres tengan “legitimidad” para controlar el acceso a nuestros cuerpos.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • María Rubio

    Periodista de Públic

    Que la violencia machista esté en la primera plana de todos los medios sólo se puede explicar gracias a la fuerza de las movilizaciones feministas de los últimos meses. 'La Manada' como punta de lanza, pero también Palamós, Canarias, Molins de Rei, las temporeras del campo de Huelva, y otros que llegarán. Porque de violencia contra las mujeres ha habido siempre, pero ahora el músculo feminista está presente en las calles de nuestro país como hacía tiempo que no lo estaba. ¿Qué se puede esperar de este movimiento? "Ahora Europa tiene la mirada puesta en el movimiento feminista español",...
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  • Cynthia Duque Ordóñez

    Analista de geopolítica, especialista en Oriente Medio y feminista abolicionista. Estudiante de último curso de Derecho y ADE.

    Se suele decir que después de la tormenta viene la calma, en la sociedad patriarcal dicha teoría no es cierta, pues tras un duro golpe a nuestra libertad e integridad sexuales las víctimas son revictimizadas una y otra vez, ya que como he dicho en millones de ocasiones cuando una mujer o niña es violada la sociedad misógina la juzga a ella, analiza su duelo, analiza si evitó su violación, pero no analiza por qué unos tipos aparentemente normales disfrutan vejando en grupo a mujeres mucho más jóvenes que ellos. No se analiza donde han aprendido a disfrutar de...
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  • Confusión

    20/06/2018

    Gulliver Aristos (Jesús Casado López)

    Filósofo, pensador, investigador

    Para las feministas resulta muy recurrente mencionar el supuesto desconcierto de los hombres por el cambio repentino de comportamiento del conjunto de las mujeres, que, en algunos casos, como es el de las feministas, viene acompañado de un frente con una primera línea de agresiones verbales hacia los varones. Lo que parece cierto, es que en los hombres se ha despertado un grado de perplejidad por el enorme despiste y desorden lógico que padecen las feministas, que ha llegado a convertirse en muchas de ellas en ofuscación, y que, lejos de ayudar a la mayoría de las mujeres a aclarar...
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  • Cynthia Duque Ordóñez

    Analista de geopolítica, especialista en Oriente Medio y feminista abolicionista. Estudiante de último curso de Derecho y ADE.

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  • Sara Díaz Chapado

    Responsable de participación y asociacionismo del PCM

    Hablar del auge del movimiento feminista hoy queda resumido en la frase que miles y millones de mujeres hemos coreado en los últimos días. Si algo sabemos es que no estamos solas, que los espacios compartidos de mujeres donde hemos sido capaces de hablar de lo más profundo de nuestras opresiones hoy son ya una realidad. Que la vergüenza, las dudas y las culpabilidades que nos amedrentan van diluyéndose, en pro de una sociedad donde cada vez sea más fácil poner sobre la mesa lo que llevamos dentro. El primer mensaje es sin duda: hoy, hay esperanza para más...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    Jean Paul Sartre, pareja libre de la muy libre Simone de Beauvoir que con El Segundo Sexo abrió la puerta a la segunda ola del feminismo e inició un camino hasta hoy ininterrumpido, nos advertía y se advertía a sí mismo que, pese a su militancia y su activismo de izquierdas, era un burgués. Y, salvando las distancias, así me siento yo: feminista convencido no puedo negar ni evitar mi condición de varón —ni los tics androcéntricos grabados en mi conciencia y que no he sido capaz de detectar. Simone de Beauvoir entendió con perspicacia que la tesis fundamental...
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  • Laura Aznar y Laia Soldevila

    (Reproducimos el artículo publicado en el diario Crític por su interés para este debate) Se cumplen dos meses del 8 de marzo, una huelga feminista histórica que situó las reivindicaciones de las mujeres en el foco mediático. Miles de personas de edades, procedencias y trayectorias diversas ocuparon las calles aquel día. Lo volvieron a hacer semanas después, el 26 de abril, cuando se hizo pública la sentencia del caso de ‘la Manada’. El movimiento feminista está en plena ebullición y ahora tiene el reto de conseguir que la visibilidad que han logrado sus reivindicaciones no sea flor de un solo...
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  • Concha Torralba

    Filósofa

    Asistir a las enormes movilizaciones de estos días, después de la sentencia de Pamplona, me invita a revolver entre la transversalidad y, con toda la lógica posible, extraer un hilo necesario que conecte este hecho con tres hitos imprescindibles en la historia del feminismo: Mayo del 68, del que ahora se cumplen cincuenta años, y el 15M. Tres movilizaciones que tienen en común la salida a las calles de una juventud que no consiente, que no calla porque es rebelde al silencio, al silencio que se impone desde el poder de las instituciones, el silencio hacia el movimiento político...
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  • Antoni Aguiló

    Filósofo político del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra

    La sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra que absuelve a los miembros de La Manada de violación, tipificando el acto delictivo como un abuso sexual, constituye un indulto repugnante revelador de la íntima relación entre patriarcado e (in)justicia. Varias de las injusticias contra las que luchan las mujeres se derivan de un patriarcalismo que permea el sistema jurídico, directamente implicado en la reproducción de la dominación masculina y la cultura patriarcal. ¿No es violación que cinco hombres penetren forzadamente a una joven? ¿Qué tipo de mentalidad es la de un juez que solo aprecia en el vídeo...
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  • Javier Segura

    Profesor de Historia

    Las movilizaciones masivas y la huelga internacional de mujeres del pasado 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, convocadas en más de 150 países, ha entrado a formar parte, por su éxito incuestionable, en la memoria colectiva del feminismo y del conjunto de los movimientos sociales en favor de la realización plena y efectiva de los derechos humanos. En efecto, en la medida en que el feminismo propugna, como idea base sobre la que se cimienta todo su desarrollo posterior, la igualdad entre mujeres y hombres en derechos y libertades y, por consiguiente, la erradicación de todas las...
    - Seguir leyendo
  • Patricia Merino

    Autora de Maternidad, Igualdad y Fraternidad

    El pasado 8 de marzo millones de mujeres de todas las edades y ámbitos sociales marcharon por las calles para pedir igualdad. Pero ¿cuál es exactamente la demanda de igualdad que ha sacado a todas esas mujeres a la calle? Sin duda es una demanda variada y plural, pero lo que es seguro es que no es el proyecto feminista burgués liberal lo que de la noche a la mañana ha convertido al feminismo en un movimiento de masas. Es la vertiente más crítica con el sistema la que ha desencadenado esta explosión de protesta que expresa el hartazgo...
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  • Ana Barba

    Edafóloga, activista social y política por la democracia participativa, el feminismo y la ecología.

    Durante las semanas previas a la #HuelgaFeminista8M pudimos asistir a un sinfín de entrevistas, tertulias, actos, declaraciones, publicaciones diversas, artículos, reportajes y millones de tuits y post de FB. La mayoría con su interés y sus aportaciones, pero algunos demasiado superficiales o desinformados e incluso unos cuantos con muy mala baba o abiertamente anti feministas. No se puede negar que hay tantos matices sobre el feminismo como experiencias vitales, pero hay que advertir que no todo vale y que por mucho que se autodenominen feministas, hay muchas personas que no lo son, que ni se aproximan con sus ideas a...
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