¿Hacia dónde va Europa con la austeridad?

  • Gabriel Flores

    Gabriel Flores

    Economista

01.06.2016

Debate principal: ¿Hacia dónde nos conduce la austeridad?

¿Tendremos austeridad durante mucho más tiempo? ¿Predominarán las fuerzas que intentan mantenerla a toda costa o las que pretenden humanizarla? ¿Hacia dónde nos conduce?

Debo reconocer que no sabría responder a esas preguntas, pero creo que tiene algún interés intentar respuestas precavidas y provisionales que contribuyan a señalar los complejos problemas que afronta la Unión Europea (UE) y lo que se juega la ciudadanía europea y española en este viaje.

La austeridad imperante en la Eurozona desde 2010 está cargada de ideología. Y por ello resulta tan difícil para sus partidarios (y para algunos de sus detractores) confrontar lo que se dice pretender con su aplicación y los resultados que se obtienen tras aplicarla. En la práctica, la austeridad se traduce hoy en una completa y elaborada panoplia de medidas de ajuste presupuestario, devaluación salarial y reformas denominadas estructurales que asfixian el crecimiento de la Eurozona y dinamitan los consensos sobre los que se construyeron los Estados de bienestar y el propio proyecto de unidad europea.

Algo sabemos de los impactos inmediatos que han provocado las medidas aplicadas: una desregulación del mercado laboral que presiona a la baja los salarios, elimina derechos laborales y debilita la negociación colectiva y la representación sindical; una mengua del Estado de bienestar que recorta y deteriora bienes públicos y extiende la vulnerabilidad y la exclusión entre los sectores sociales con menores recursos; una búsqueda ciega de la competitividad como suprema guía de las relaciones económicas y sociales que arrincona los principios de cohesión y solidaridad que eran considerados pilares básicos del proyecto de unidad europea y habían contribuido a matizar, equilibrar y regular la pulsión competitiva que provoca la lógica de acumulación de capital.

Se conocen también los resultados obtenidos con las políticas de austeridad aplicadas en los últimos 6 años: una segunda recesión de la UE entre 2011-2013 que no se contagió al resto de economías avanzadas ni al conjunto de la economía mundial y que afectó especialmente a los países del sur de la Eurozona que sufrieron extremistas recortes del gasto y la inversión del sector público para reducir el déficit de las Administraciones Públicas; tasas de paro que en España doblan las de la UE y que afectan especialmente a jóvenes, mayores de 55 años y personas de menor formación y cualificación laboral; y una fuerte presión sobre los costes laborales encaminada a contener la demanda doméstica y equilibrar las cuentas exteriores.

Los impactos sociopolíticos de la austeridad

La resistencia y la contestación ciudadana a las políticas de austeridad siguen creciendo en los países del sur de la Eurozona y poniendo en cuestión las bases sobre las que se sustenta su imposición y un control de la Comisión Europea sobre los presupuestos nacionales que no cuadra con ningún tipo de concepción democrática.

Los riesgos de inestabilidad política y crispación social aumentan a medida que la utilidad de la Eurozona se diluye, crece la heterogeneidad entre los Estados miembros y desaparece la movilidad del capital que la justificaba. Como, además, muchos gobiernos de la Eurozona siguen atrincherados en la defensa de unos esquemas de austeridad presupuestaria y reducción de costes laborales que impactan especialmente sobre los sectores sociales más vulnerables, la indignación ciudadana se extiende.

Especialmente en los países del sur de la Eurozona que han padecido los mayores ajustes y en los que se percibe un claro contraste entre los sacrificios que se exigen a la mayoría social y la manga ancha con la que se ha tratado la corrupción de las élites políticas y económicas hasta que despertó la ciudadanía.

Lo que en los países del sur de la Eurozona toma la forma de indignación y reivindicación de mejores políticas y mejores instituciones comunitarias, en buena parte de los países del centro de la Eurozona se presenta como reclamación soberanista, capitalizada fundamentalmente por una derecha xenófoba que presiona a favor de repatriar competencias cedidas a las instituciones europeas y, en último término, salir del euro y recuperar la plena soberanía sobre su moneda. Diversos hitos (el último, el de las elecciones presidenciales en Austria del pasado 22 de mayo) dan cuenta del penoso deslizamiento de las sociedades de varios países del centro de la Eurozona hacia la extrema derecha política y el nacionalismo excluyente y xenófobo, como respuesta a la deriva reglamentista y sancionadora de la UE.

Los líderes europeos y las fuerzas políticas que los sustentan no terminan de entender que la moneda única no puede sobrevivir sin una idea de pertenencia común de la ciudadanía que requeriría, para desarrollarse, del apoyo de unas instituciones comunes de carácter federalista capaces de alentar y sostener con medidas prácticas ese sentimiento y compensar la deriva hacia una creciente heterogeneidad de estructuras y especializaciones productivas que a medio plazo es incompatible con el mantenimiento del euro como moneda común.

Un funcionamiento más democrático de la Eurozona y la UE exigiría que las autoridades e instituciones comunes se responsabilizaran de sus decisiones y respondieran ante la ciudadanía y sus representantes políticos por los estragos que han ocasionado sus decisiones. Un poder legítimo europeo, asentado en una relación de confianza con la ciudadanía, tendría que justificarse mediante la creación de una red de protección social real, cuantificable, que conviviera y se complementara en una primera etapa con la menguante seguridad social que ofrecen los Estados miembros. De esta forma, se facilitaría el crecimiento de ese sentimiento de identidad o pertenencia común a un espacio político europeo, democrático, abierto, respetuoso con los derechos humanos y al servicio del conjunto de la ciudadanía.

El próximo 23 de junio, con el referéndum británico sobre el Brexit, sabremos hasta qué punto una sociedad con una larga y profunda tradición democrática se dejará arrastrar por la demagogia política de la extrema derecha nacionalista, pero también por la reivindicación de un soberanismo que sigue generando adhesiones entre buena parte de la población frente a una europeización que se entiende como un proceso de desposesión del Estado nacional y de pérdida continua de la protección que proporcionaba. Es bastante probable que la sangre no llegue al río y que el Brexit no se produzca, pero será muy interesante ver de nuevo en acción el proceso de deterioro de los viejos partidos y el tirón popular de las propuestas de fuerzas políticas emergentes que coquetean con las ideas de la extrema derecha y el nacionalismo xenófobo.

Por otro lado, la estrategia de austeridad que defiende el bloque de poder que lidera Merkel (asentado en partidos conservadores y liberales aliados con buena parte de la socialdemocracia de los países del norte de la Eurozona) no actúa en el vacío, sino en el contexto de una economía mundial que muestra una notable inestabilidad financiera, débil inversión productiva, baja inflación, mínimo crecimiento de la productividad y una muy baja rentabilidad marginal del capital. Características que afirman y dotan de credibilidad a la hipótesis de una nueva fase de desarrollo del capitalismo mundial caracterizada por la hipótesis del estancamiento secular.

¿Un recambio técnico o una estrategia alternativa progresista y europeísta?

No es extraño que la delicada situación de la UE y los nubarrones que se ciernen sobre la economía mundial promuevan cierto alivio en algunas de las exigencias más perniciosas de la austeridad y alienten la búsqueda de alternativas de carácter técnico o tecnocrático por parte de sectores de las propias instituciones europeas y diversos centros de análisis e investigación que intentan abrir una nueva senda o régimen de crecimiento y la paulatina atenuación de los factores de riesgo e inestabilidad que sufren la Eurozona y la UE. Búsqueda que, en lo que se ha concretado hasta ahora, pasa por reformas institucionales muy limitadas y la creación de herramientas orientadas a favorecer el surgimiento de nuevos campos de mejora de la productividad y rentabilidad empresarial que permitan atender o comenzar a hacer frente al desafío que supone el cambio climático.

Esa búsqueda de un recambio técnico pausado y muy moderado proporciona pistas sobre las grietas que han aparecido en la estrategia conservadora de austeridad y devaluación salarial que, de mantenerse tal cual está ahora, acabaría arruinando el proyecto de unidad europea. Las políticas de austeridad solo pueden conseguir parte de sus objetivos provocando altísimos costes económicos y sociales o, lo que es lo mismo, deteriorando el consenso social en torno a la necesidad del euro y la propia UE. Y, de paso, tensan el viejo sistema de representación política que permitió la creación y el desarrollo de un proyecto de unidad europea que en la actualidad hace aguas y se enfrenta a un cuestionamiento minoritario, pero creciente.

Las élites europeas necesitan ofrecer con cierta urgencia un recambio a la actual estrategia de austeridad, pero las propuestas que han puesto encima de la mesa las propias instituciones europeas son muy limitadas y se encuentran con la barrera infranqueable de las necesidades electorales de Merkel. Así se explica que la concreción de la reestructuración de la deuda soberana griega se haya pospuesto a 2018, tras las elecciones generales en Alemania. Pesan más los votos de la derecha conservadora alemana del CDU-CSU que puedan desviarse hacia la euroescéptica y crecientemente xenófoba “Alternativa para Alemania” que las perentorias necesidades de la mayoría social griega. Así está Europa y hasta ese punto han ocasionado destrozos las políticas de austeridad.

Frente a ese recambio liderado por las élites europeas, una alternativa progresista y europeísta requiere la emergencia de una ciudadanía crítica con la estrategia conservadora de austeridad y capacidad para rebasar los límites de los países del sur de la Eurozona y extenderse al conjunto de países de la UE. Y exige también la consolidación de nuevas fuerzas políticas capaces de tejer un amplio campo de alianzas con corrientes sindicales de izquierdas, socialdemócratas y verdes a favor de una estrategia alternativa que ponga en un primer plano las necesidades y aspiraciones del conjunto de la ciudadanía y un cambio profundo de las instituciones y las políticas europeas, que las ponga al servicio de la mayoría social.

Mientras tanto, los partidos progresistas y de izquierdas contrarios a la austeridad que conquisten posiciones institucionales en sus respectivos países tendrán que usar toda su inteligencia y todo el apoyo electoral que les otorgue la ciudadanía para intentar agrupar al máximo de fuerzas dispuestas a parar el empobrecimiento de la población, proteger de forma efectiva a los sectores en riesgo de exclusión y establecer como tareas prioritarias de su acción política la creación de empleos decentes, la redistribución del poder de compra a favor de los sectores con menores ingresos y la recuperación de los bienes públicos perdidos. No va a ser posible a corto plazo o en una primera etapa romper por completo con las políticas de austeridad actualmente imperantes.

Se trata, como ha hecho el nuevo Gobierno de izquierdas de Portugal, de abrir un nuevo ciclo político que permita desembarazar a las instituciones de la derecha y distanciarse tanto como sea posible de la estrategia de austeridad.

Situarse lo más lejos posible de la austeridad presupuestaria que destruye tejido productivo, reduce el crecimiento potencial e impide disminuir la tasa de desempleo no significa desdeñar el objetivo de la consolidación fiscal, sino que, por el contrario, lo facilita y acerca. Resulta imprescindible compatibilizar la consolidación fiscal y la necesaria reducción de la tasa de endeudamiento público respecto al PIB con un incremento de la inversión pública modernizadora de estructuras y especializaciones productivas. A la espera de un hipotético plan de inversiones en infraestructuras de envergadura diseñado y financiado por instituciones y fondos europeos, que sería la mejor de las soluciones posibles, la compatibilidad a corto plazo entre consolidación fiscal, incremento de la inversión pública y el imprescindible rescate de la ciudadanía empobrecida exige una reforma fiscal progresista.

Con el objetivo de incrementar los ingresos tributarios, hay que exigir un esfuerzo fiscal a los sujetos que, lejos de haber sufrido los impactos de la austeridad, han mejorado su situación: los beneficios de los grandes grupos empresariales (haciendo efectivos los tipos impositivos que ya existen); los grandes y muy grande patrimonios que son atesorados por un restringido club de alrededor de 300.000 personas; el 20% de la población que forma parte de los dos deciles con mayores ingresos que han incrementado sus rentas durante la crisis.

Las tareas y objetivos señalados son posibles y son necesarios para seguir avanzando y lograr una hegemonía cultural y política en Europa que permita completar las instituciones de la Eurozona, superar las debilidades e incoherencias con las que fueron concebidas y realizar un cambio de estrategia de salida de la crisis basado en la solidaridad, la cohesión y un reforzamiento de la democracia y la participación de la ciudadanía.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Marx distinguía (en sus ‘Teorías de la Plusvalía’) dos tipos de economistas: por un lado, las personas serias y rigurosas, es decir los buenos profesionales; por otro lado, «los retóricos de largos discursos» y «los vulgarizadores». Entre los primeros yo sitúo a Gabriel Flores, economista al que leo siempre con mucho interés; y entre los segundos, a Luis Garicano por hacer esa defensa a ultranza del liberalismo económico que ninguno de los economistas clásicos, empezando por Adam Smith, se atrevió nunca a realizar. Entrando en materia, me gustaría puntualizar y también ampliar algunas de las ideas vertidas por Gabriel Flores...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    El debate que propone y acoge Espacio Público sobre la austeridad tiene componentes muy diferentes que no son fáciles de deslindar ni pueden ser abordados en todos sus aspectos en aportaciones que deben ser razonablemente breves. Creo, no obstante, que en aras de una mayor claridad en el debate convendría entrar en las diferencias que existen entre los que hemos planteado nuestra oposición al marco ideológico y a los contenidos de la estrategia de austeridad y devaluación salarial impuesta a partir de mayo de 2010 y que han sufrido con especial virulencia los países del sur de la Eurozona. Diferencias...
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  • Iván H. Ayala

    Investigador del ICEI y miembro de EconoNuestra

    La presente crisis ha tenido consecuencias económicas y sociales sin precedentes en Europa, con casos dramáticos como el de Grecia donde incluso el impacto ha sido peor que el de la Gran Depresión de 1929. En particular los efectos han sido en cada uno de los países netamente diferentes, con unas consecuencias sociales claramente diferenciadas entre el centro y las periferias. Por poner un ejemplo, el incremento del desempleo ha sido mucho más acusado en estas últimas regiones que en los países centrales –o que en la Eurozona-. La política económica de gestión de la crisis en la Eurozona ha...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    La socialdemocracia fue el resultado de un pacto entre la burguesía capitalista industrial y el movimiento obrero tras la Gran Guerra y la Revolución de 1917. Los partidos y sindicatos obreros renunciaban a la revolución y aceptaban la propiedad privada de los medios de producción y la democracia liberal a cambio del reconocimiento de derechos sociales; la burguesía aceptaba contribuir al sostenimiento de la protección social a cambio de paz laboral. Fue en la Constitución de Weimar de 1919 donde por primera vez aparecen esos derechos como principios constitucionales. Esa fue la base teórica de la socialdemocracia. El neoliberalismo actual...
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  • Francisco Javier Braña Pino

    Investigador asociado en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI)

    Al leer las contribuciones a este debate lo primero que se me vino a la cabeza son las tres frases citadas de 'Alicia a través del espejo', de Lewis Carroll: -“Cuando yo uso una palabra –insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso– quiere decir lo que yo quiero que diga. Ni más ni menos. -La cuestión –insistió Alicia– es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes. -La cuestión –zanjó Humpty Dumpty– es saber quién es el que manda…, eso es todo.” Y está claro quién manda y lo que significa hoy la palabra...
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  • Jorge Uxó

    Profesor de Economía

    Toda estrategia de política económica empieza por establecer un orden de prioridades en los objetivos que se quieren alcanzar, para después seleccionar aquellos instrumentos que mejor pueden contribuir a alcanzarlos. En un país con un 21% de desempleo y una elevada precariedad laboral, con un 28% de la población en situaciones de pobreza o de riesgo de exclusión social, y con un modelo productivo que no ha resuelto los problemas que le llevaron a la crisis (baja productividad, dependencia energética, especialización en sectores de bajo valor añadido), estas prioridades deberían estar claras. Si por algo debemos empezar es por reducir...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    ¿Tendremos austeridad durante mucho más tiempo? ¿Predominarán las fuerzas que intentan mantenerla a toda costa o las que pretenden humanizarla? ¿Hacia dónde nos conduce? Debo reconocer que no sabría responder a esas preguntas, pero creo que tiene algún interés intentar respuestas precavidas y provisionales que contribuyan a señalar los complejos problemas que afronta la Unión Europea (UE) y lo que se juega la ciudadanía europea y española en este viaje. La austeridad imperante en la Eurozona desde 2010 está cargada de ideología. Y por ello resulta tan difícil para sus partidarios (y para algunos de sus detractores) confrontar lo que...
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  • Bruno Estrada

    Economista, adjunto al Secretario General de CCOO

    Creo que lo más interesante del debate que estamos teniendo en Espacio Público sobre las políticas de austeridad y devaluación salarial imperantes en la zona euro es analizar el horizonte político al que nos conducen. En este sentido, Joaquín Estefanía hace una oportuna cita a Mark Blyth: “la razón de su existencia (de la socialdemocracia) es hacer algo más que simplemente permitir un paraíso para el acreedor en Europa”. Los reiterados y contrastados errores de esta política económica están condenando a una parte importante de los ciudadanos europeos al desempleo, a un profundo deterioro de sus condiciones de trabajo o...
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  • José Molina Temboury

    Economista y miembro de Economistas Frente a la Crisis

    Un título chocante sabiendo del sufrimiento que la política de austeridad impuesta por la Troika viene causando en grandes porciones de la población de los países que la aplican, incluido España. Pero bajo un sistema que impulsa una desigualdad extrema, creciente y sin límite, caben argumentos tan desquiciados como el propio sistema. Y en este caso no lo es tanto. Basta con preguntarse: ¿un éxito para quién? A los economistas que hace largo tiempo pasamos por la facultad nos enseñaron que el debate debiera ser científico, en el sentido de que si a alguien se le ocurre que una política...
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  • mrisquez

    Miembro de EconoNuestra y de Economistas sin Fronteras

    La austeridad, entendida ésta como el proyecto político-económico que las élites han articulado como estrategia para la gestión de la crisis en Europa, ¿ha sido un fracaso? Y si es así, ¿para quién? Si partimos del hecho de que las políticas económicas implementadas a lo largo de los últimos años tenían como objetivo trazar un escenario de salida de la crisis basado en un crecimiento sostenido y en una corrección de los factores estructurales que se encuentran en el origen de la crisis, obviamente se trata de un fracaso. Sin embargo, más que de una errónea gestión de la crisis,...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    Al menos desde las obras de Nietzsche, sabemos que el lenguaje no es neutral: esconde valores y prejuicios, ideología y estrategias de dominación, sentimientos y resentimientos. Cuando un lenguaje logra imponerse, configura la realidad de una determinada forma, de manera que bien puede decirse que el verbo -la palabra- se hace carne. Y el neoliberalismo ha ganado sin duda la partida del lenguaje construyendo términos y expresiones que han saltado de los manuales de economía a los medios y de los medios a la calle hasta ser interiorizados por todos, como si fueran mantras. La lista es interminable. Se habla...
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  • Mónica Melle Hernández

    Profesora de Economía Financiera, miembro de Economistas Frente a la Crisis y Secretaria General de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas

    A principios de mayo de 2010 se unieron varios factores económicos muy negativos: se había desencadenado la crisis de las deudas soberanas en la UE. Grecia estaba al borde de la quiebra y había peligro de contagio a otras naciones. Y ello se solapaba sobre la crisis financiera de las 'subprimes', afectando gravemente al sistema financiero global. Y coincidieron además factores políticos relevantes: la UE estaba gobernada por una mayoría conservadora, que aprovechaba la situación para imponer su ideología neoliberal. Bajo el argumento de la consolidación fiscal se imponía en los Estados miembros, como vía para prevenir situaciones de insolvencia, una...
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  • Ramon Gorriz y Manuel Lago

    Secretario de Acción Sindical y economista del Gabinete Técnico Confederal de CCOO

    El negacionismo también está presente en el análisis económico porque por difícil que resulte asimilarlo, hay quien niega los recortes en el gasto público en España. Utilizando torticeramente las dificultades para controlar el déficit y el imparable crecimiento de la deuda, los negacionistas niegan lo evidente: que en 2014 nos gastamos 31.000 millones menos que en 2009 pero, como se han destinado 25.000 millones más a pensiones, 18.000 millones más al pago de intereses de la deuda y 5.000 millones más en gasto energético, en el resto de partidas el gasto se ha reducido en 77.000 millones. Hace unas...
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  • Carles Manera

    Economistas Frente a la Crisis sobre las políticas de austeridad

    Las políticas de austeridad están fracasando. La afirmación, vehemente, viene avalada por múltiples datos, procedentes de entidades públicas y privadas, que conducen a una conclusión nítida: la situación económica y social ha empeorado, con la aplicación de los recetarios que emanan desde Bruselas y Berlín. Los sacrificios que se exigen a la ciudadanía europea del sur son ingentes. Y difíciles de cumplir, sin erosionar servicios públicos esenciales. La obstinación en mantener las mismas fórmulas que llevan al fracaso constituye la hoja de ruta de los gobernantes europeos. Las cifras del Reino Unido, Francia, Italia, España y la misma Alemania,...
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  • Nalonso

    Profesora en la URJC y miembro de EconoNuestra

    Sin duda, la ortodoxia liberal es, y ha sido, absolutamente eficaz en la creación de una terminología eufemística y aséptica para denominar medidas, situaciones o políticas que suponen de una u otra forma el empeoramiento de las condiciones de vida y empleo de muchas personas y el enriquecimiento de otras. Claros ejemplos los tenemos en los términos, ya de uso común, como flexibilización, desregulación, liberalización, consolidación fiscal, moderación salarial, reformas estructurales y, por supuesto, austeridad y austeridad expansiva… En el caso concreto del término austeridad, las connotaciones positivas de rigor y moderación frente al despilfarro han enmascarado reducciones del gasto...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    En el pasado Debate sobre las Migraciones, varios intervinientes apuntaron que las últimas decisiones de las autoridades europeas con respecto a los refugiados políticos en particular, y los inmigrantes en general, permiten fechar con precisión la muerte de Europa en el 20 de marzo del corriente año. Sin ánimo de polemizar, me gustaría decir algunas cosas sobre cuándo creo yo que la idea de una Europa solidaria y humanista se fue al traste - si la izquierda no le pone remedio. En mi opinión ello ocurrió unos pocos años atrás, cuando estalló la crisis de la deuda soberana en Europa....
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