La izquierda y el futuro de Europa

  • Javier Doz

    Javier Doz

    Miembro del Comité Económico y Social Europeo por CCOO

¿Tiene futuro la UE? ¿Tiene futuro la izquierda? Después de leer el texto de Francisco Louçā y, sobre todo, la principal de sus seis conclusiones mi respuesta a ambas preguntas sería “no”.

Porque el artículo -con el que coincido, no obstante, en parte de sus diagnósticos y algunas de sus conclusiones- tiene un mensaje claro: la única solución frente al estado de cosas en la UE, agravado por las políticas de austeridad y devaluación interna, es salirse del euro y adentrarse en lo que sería una versión de izquierdas del nacionalismo económico (sustitución de importaciones para mejorar las balanzas comerciales nacionales). No aclara Louçā, que lleva ya algún tiempo pidiendo la salida de Portugal del euro, si lo preconiza sólo para algunos Estados miembros de la UE o para todos. Tampoco hace ninguna referencia a las consecuencias que el fin del euro, o su abandono por un conjunto de países, tendría sobre el porvenir de la UE. En todo caso, los medios que propone para mejorar las balanzas comerciales nacionales –a costa de los vecinos europeos, se supone, dada la estructura del comercio europeo- serían incompatibles con las reglas del mercado interior. Más allá de esto, acabarían teniendo consecuencias económicas negativas para todos.

No es necesario extenderse mucho en argumentar que una propuesta como la que hace Francisco Louçā en su artículo implicaría, en caso de prosperar, no sólo el fin del euro, sino la destrucción de la Unión Europea.

Lo que nos propone el profesor Louçā es, nada menos, que la izquierda entre a competir en el terreno de juego que nos está marcando la extrema derecha europea y Donald Trump, y que lo haga asumiendo como propias algunas de sus propuestas más destacadas: el fin del euro -y por lo tanto de la UE- y una parte, al menos, de los postulados del nacionalismo económico y el proteccionismo comercial. La pinza programática que nos propone Loucā no sólo podría precipitarnos hacia el fin de la UE, sino que, así mismo, alejaría a la izquierda europea, sometida también a una profunda crisis, de cualquier horizonte de hegemonía cultural y política. Y eso sin referirnos a los nada desdeñables riesgos de que dicho proceso de demolición llevara a las naciones europeas a volver a su “vieja historia”, a la de antes de 1945.

Escribo esto desde una posición política alejada de cualquier complacencia con el estado de cosas de la UE. Soy muy crítico con la gestión de la crisis económica que han hecho sus instituciones políticas, sometidas a los dictados del gobierno alemán que bebe en las fuentes de una economía política antikeynesiana, híbrida de ordoliberalismo y neoliberalismo. La política europea frente a la crisis ha sido un fracaso. La ha agudizado, haciendo que la Gran Recesión haya sido en nuestro continente más larga y profunda que la vivida en otras regiones del planeta, estableciendo un reparto de sus cargas socialmente muy injusto y produciendo una divergencia entre sus Estados miembros que ha deteriorado mucho la cohesión política entre ellos.

De esta manera ha alimentado la actual crisis política europea, que es crisis de funcionamiento y de proyecto, Es una crisis que si no se afronta con ideas de progreso –aglutinadoras y restauradoras de la confianza de la ciudadanía y de la solidaridad entre las poblaciones europeas-, y con energía y capacidad de gobierno, se transformará en crisis existencial de infeliz final.

Parto también de lamentar el tristísimo papel jugado por la socialdemocracia europea, incapaz de construir una alternativa política, ni siquiera programática, a la gestión conservadora de la crisis, impuesta por Alemania. Con ello, ha agudizado su propia la crisis, la de muchos de sus partidos políticos nacionales (el PSE y el grupo parlamentario S&D siguen sin jugar un papel significativo en la política europea). La crisis de la socialdemocracia ha venido gestándose desde la caída del Muro de Berlín y su complacencia con el neoliberalismo de los noventa, de la mano de las “terceras vías” de Blair y Schröder cuyos éxitos electorales sólo consiguieron ocultarla temporalmente, y se manifiesta en toda su extensión por su carencia de alternativas a las políticas de austeridad y al declive electoral en muchos Estados.

Algunas otras respuestas en el campo de la izquierda política y social

La llegada al gobierno griego de Syriza, con la voluntad de enfrentarse a las políticas de austeridad desde dentro de la UE, encendió las alarmas de la mayoría de los partidos de las dos principales corrientes políticas europeas. El gobierno alemán, asistido por el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem (Partido del Trabajo, PSE), propició, con la aquiescencia o el silencio cómplice de los demás gobiernos europeos, la derrota política del gobierno de Syriza a costa, una vez más, del pueblo griego pero también de la cohesión de la UE y de la racionalidad económica.

En la península ibérica la crisis ha propiciado escenarios y conductas diferentes. En España ha surgido con fuerza un nuevo partido a la izquierda del PSOE, Podemos. Sin embargo, a pesar de que la aritmética electoral lo permitía, no se ha producido el desplazamiento del gobierno de un PP, castigado en las urnas por su gestión antisocial de la crisis y por la corrupción. Este hecho lamentable tiene, a mi juicio, más de un culpable. En Portugal, por el contrario, la iniciativa política del partido que contribuyó a fundar Francisco Louçā, el Bloco de Esquerda, ha logrado el muy difícil entendimiento del PCP y el PS en torno a un programa común que permite gobernar a los socialistas portugueses (por el momento bien y sin acoso excesivo de la troika). En Italia, el liderazgo autoritario de Mateo Renzi, que ha propiciado la escisión del ala izquierda del PD y el choque frontal con la CGIL, parece querer cortar definitivamente con las raíces históricas de su partido. La formación que puede sustituir al PD como primer partido italiano, el Movimiento 5 Estrellas, tiene un muy difícil encuadre en las categorías políticas clásicas, pero no ha tenido inconveniente de formar grupo parlamentario europeo con un partido de extrema derecha, el UKIP británico.

En el terreno social y laboral, aunque ha habido importantes movilizaciones contra las políticas de austeridad, éstas han sido manifiestamente insuficientes para lograr su derrota o su modificación sustancial. En buena medida porque el ámbito en donde dichas políticas se decidían era europeo y no nacional y la mayoría de las movilizaciones han tenido una dimensión nacional. Las centrales sindicales europeas han convocado en los Estados de la UE más huelgas generales que en cualquier otro período histórico, sobre todo en el momento álgido de la crisis (2009-2013) y en los países del Sur. Sin embargo, sólo el 14 de noviembre de 2012 se produjo un intento serio de coordinación de las mismas en una jornada de dimensión europea.

Traigo a colación estos ejemplos porque no quiero ocultar las grandes dificultades que tiene la construcción de una alternativa de izquierdas en Europa.

La recuperación de la izquierda sólo vendrá de la mano del internacionalismo
De lo que no tengo la menor duda es que jamás la recuperación de la izquierda en Europa (y en el mundo) vendrá de la mano de planteamientos nacionalistas, aunque estén tamizados por el pensamiento de Ernesto Laclau. La recuperación y renovación de la izquierda pasan por recuperar o fortalecer el internacionalismo, una de las componentes esenciales de la ideología que le ha dado mayor consistencia a lo largo de la historia, el marxismo, máxime cuando el mundo de hoy está muchísimo más intercomunicado y globalizado que el de Carlos Marx cuando hablaba del fantasma que recorría Europa.

La recuperación de la izquierda no pasará nunca por oponerse al modelo neoliberal de globalización desde los postulados del nacionalismo económico y el proteccionismo comercial, como hace una parte del movimiento antiglobalización. La recuperación de la izquierda se producirá cuando sea capaz de construir un programa político transnacional e internacionalista basado en la globalización de los derechos, la promoción del comercio justo y la construcción de un gobierno democrático del mundo, con instituciones políticas, leyes y tribunales.

La recuperación de la izquierda no se producirá jamás apostando, por activa o por pasiva, por la destrucción de un proyecto político, la UE, que ha asegurado a los Estados que la componen casi tres cuartos de siglo de paz, tras muchos siglos de guerras entre ellos, y progreso económico y niveles de bienestar social e igualdad desconocidos en la historia. Aunque estos han venido deteriorándose en las últimas dos décadas, especialmente a partir de la Gran Recesión, nuestro continente sigue siendo todavía la región del planeta con un mayor nivel de igualdad y protección social. Si se produjera la implosión de la UE, y existe un peligro real a corto o medio plazo, sería el terreno de juego ideal para el progreso de Le Pen, Wilders, Farage, Trump y compañía.

La recuperación de la izquierda se producirá, por el contrario, cuando sea capaz de proponer y realizar un proyecto de refundación política de la UE que implique más integración, en un sentido federal, más democracia y un fuerte pilar social, que plasme el “nuevo contrato social” que sustituya al implícito de la posguerra, roto por el austericidio, tal como preconiza la Confederación Europea de Sindicatos. Cuando la izquierda política, sindical y social europea sea capaz de actuar por encima de las fronteras con un discurso coherente y con una voluntad de acción inequívocamente internacionalistas, podrá luchar con garantías de éxito contra las ideologías nacionalistas, xenófobas y racistas que están penetrando en las sociedades europeas y en muchos de sus sectores más populares y desfavorecidos.

Un proyecto unitario de izquierdas que articule lo nacional con lo europeo e internacional
El internacionalismo es una condición necesaria pero no suficiente para la renovación y la recuperación de la izquierda. Por supuesto que es en los ámbitos locales y nacionales en donde tiene que desarrollarse el grueso de la acción política, social y sindical para progresar hacia los objetivos que deben seguir estructurando el programa de la izquierda política y social: la redistribución de la riqueza en los ámbitos primario –a través de la negociación colectiva- y secundario –a través de las políticas fiscal y presupuestaria-; la igualdad en todas sus facetas; el fortalecimiento de lo público, en particular en los servicios esenciales; y la profundización de la democracia en la política, la sociedad y la economía. Lo que no hay que olvidar nunca es la dimensión europea e internacional de la acción política – de movilización social y de gobierno- y la articulación de las prácticas locales y nacionales con las europeas e internacionales desde la óptica del internacionalismo solidario.

Muchos problemas vitales tienen un ámbito de resolución necesariamente transnacional. Hay que tenerlo claro por mucho que nos pueda desasosegar la dificultad para vislumbrar los medios eficaces de acción en ese ámbito. Un ejemplo: si los salarios disminuyen en los países desarrollados por el dumping laboral que practican las empresas multinacionales (EMN) a través de sus cadenas de producción globales (el 60% del PIB mundial, según la OIT), y la protección social (salario diferido) se deteriora por el fraude/elusión fiscal que las EMN practican con la ayuda de algunos gobiernos (de dentro y de fuera de la UE), el ámbito de solución de estos dos macroproblemas es necesariamente europeo e internacional. Por un lado está la acción sindical internacional para obligar a las EMN a firmar acuerdos marcos mundiales que involucren a las cadenas de empresas subcontratadas y a que los cumplan; por otro, la acción política y sindical para que gobiernos y empresas suscriban y cumplan los convenios de la OIT.

Para hacer que las EMN paguen los impuestos que deben y donde deben, y de un modo más general para luchar eficazmente contra el fraude fiscal, el blanqueo de capitales y la propia existencia de los cada vez más boyantes y numerosos paraísos fiscales –entre ellos varios Estados de la UE y de los EE UU-, el ámbito de resolución es necesariamente transnacional, europeo y mundial. La UE se juega mucho si no es coherente en este terreno –y estamos viendo como el Consejo y el Eurogrupo pone trabas a las buenas iniciativas de la Comisión sobre el tema- pero, en cualquier caso, un desmembramiento de la Unión haría imposible cualquier progreso hacia la erradicación de estas lacras que minan los ingresos fiscales y la democracia.

Las oportunidades para el cambio se abrirán en Europa sólo si somos capaces de establecer una alianza sólida entre la izquierda política y la izquierda social, en torno a un programa socialmente avanzado y democrático que tenga un signo inequívocamente europeísta e internacionalista.

No hay espacio en los límites de este artículo para desarrollar sus contenidos Hay ya bastantes personas y organizaciones empeñadas en trabajar en esta dirección. Sólo añadiré, a lo dicho hasta ahora, que es urgente que la zona euro tenga los requisitos de una “zona monetaria óptima”: BCE en plenitud de funciones, Tesoro común, eurobonos, política fiscal armonizada, etc. Y que la propuesta de refundación política debería basarse en: un gobierno económico que incluya como objetivos principales de sus políticas la creación de empleo de calidad y la búsqueda de la cohesión social; el establecimiento de sistemas europeos de normas marco sociales y laborales avanzadas; y, el diseño de un modelo de gobierno de la UE más democrático, transparente y eficaz.

Esta perspectiva europea es inseparable de una nueva política mundial que promueva: la paz a través de la justicia en las relaciones internacionales y la universalización de todos los derechos humanos (Declaración de 1948 de la ONU y normas derivadas); un nuevo modelo de relaciones económicas y comerciales que impulse los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Agenda 2030) y el cumplimiento del Acuerdo de París (2015) sobre cambio climático, el crecimiento económico de la mano del comercio justo, los derechos laborales y sociales y una más justa distribución de la riqueza; la reforma del sistema de Naciones Unidas y sus agencias para hacerlo más democrático y coherente en sus normas y actuaciones en el camino de prefigurar un gobierno democrático del mundo; y, la justicia universal a través de los tribunales internacionales.

La izquierda europea debería unirse superando los sectarismos para trabajar en esta perspectiva y hacer que el agente de este cambio fuera una UE unida y fuerte. Así recobraría la hegemonía cultural y política. Propiciar la destrucción de la UE, por mucho que nos disguste en su rostro actual, sería el suicidio de la izquierda y, tal vez, de la humanidad.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • camelias31

    Secretario de Comunicación de Alternativa Republicana

    Es hora de abrir los ojos: esta crisis no es sólo una crisis financiera. Es sobre todo una crisis económica y de gobernanza, que refleja la ausencia de una política económica a nivel de la UE y la falta de regulación del mercado. La verdadera respuesta a todos estos problemas será, ante todo, política: nuevo orden Económico Mundial y una Europa federal. Somos europeístas, pero no es aceptable la deriva neoliberal que impone injustas e insostenibles restricciones sociales a los Estados. No creemos en la existencia de una moneda única sin una política económica y fiscal única y avalada por...
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  • Nacho Alvarez

    Profesor de Economía, UAM, y Responsable de Economía de Podemos

    El debate político europeo está hoy marcado por dos preguntas ineludibles: ¿Qué significa terminar con el neoliberalismo en Europa? ¿Qué estrategia política permite caminar en esa dirección cuando uno forma parte de la Eurozona? Recordemos que Europa y los países occidentales ya terminaron una vez con el liberalismo. La primera globalización (1870s-1920s) entró en crisis con la I Guerra Mundial, y fue definitivamente desarmada con la Gran Depresión de 1929. Las políticas económicas keynesianas, vinculadas al ascenso de la socialdemocracia y a las conquistas del movimiento sindical, pusieron un punto y aparte en la tendencia a la mercantilización de las...
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  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    La Unión Europea (UE) ha puesto de manifiesto su incapacidad para afrontar las dos grandes crisis que han conmocionado a la economía y a la política: La Gran Recesión y la grave situación de los refugiados. Esto pone de manifiesto la debilidad institucional y los cimientos nada sólidos con los que se ha tratado de construir la unión monetaria. El fracaso tan evidente pone en cuestión el proyecto europeo de integración. La UE no hace honor a su nombre pues se encuentra desunida ante las respuestas que se han dado con los refugiados, al tiempo que se agranda la...
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  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    A seis décadas de la firma del Tratado de Roma y a pocas semanas del primer aniversario del Brexit, la sensación de implosión de la UE se generaliza. Todo hace pensar que el proyecto actual de la UE deriva hacia una especie de Europa bajo hegemonía alemana, debilitada por la crisis del euro e incapaz de reformarse desde dentro, donde las demandas de soberanía de los Estados miembros crecen. La hipótesis de la que parte el presente artículo se sitúa precisamente en el punto en el que la crisis de la UE parece irreversible, mientras el horizonte del regreso...
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  • Javier Doz

    Miembro del Comité Económico y Social Europeo por CCOO

    El segundo artículo de Francisco Louça, después del inicial que promovió este debate, lleva por título “Actuar en Europa con los pies en el suelo”. En él, su autor realiza una breves glosas de la mayoría de los artículos que lo precedieron para llegar a una inicial conclusión de que todas las personas que hemos participado en el debate compartimos que “la izquierda debe desarrollarse fuera de esas instituciones o de esa política”, en referencia a las instituciones de la UE y a la política que éstas han aplicado en los últimos tiempos (o desde su creación). Comparto la...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    Durante los últimos cien años (más intensamente durante los últimos setenta y aún más en los últimos veinticinco años) Europa ha ido perdiendo su papel económico, cultural, tecno-científico y geo-estratégico; y, lo que es aún más grave, está perdiendo su propia identidad política y social, heredera de más de veinticinco siglos de historia. Parece que el mundo eurocéntrico ha dejado de existir definitivamente. Los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera potencia económica mundial al terminar la Gran Guerra y, a pesar de la crisis de los años 30, consolidaron su poder al término de la Segunda Guerra Mundial....
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  • Isidor Boix

    Ex Secretario de Negociación Colectiva y Acción Sindical Internacional de FITEQA-CCOO.

    Me ha sorprendido la nueva aportación al debate de Francisco Louça respondiendo a las intervenciones producidas a partir de la suya inicial. Sorpresa y desacuerdo por el método, por el tono y por su contenido. Me parece un mal método referirse a las diversas aportaciones recogiendo de muchas de ellas sólo un párrafo, o una frase, y, a partir de ello, sin intentar entender su sentido, polemizar con adjetivos como “prueba de sectarismo”. En esta segunda entrega Louça desarrolla su planteamiento contrario a las diversas opciones de “más Europa” centrándolo en su apuesta por los “Estados nación”. Por mi parte...
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  • El desastre europeo

    04/04/2017

    Fernando Luengo

    Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del círculo de Podemos Chamberí

    “La Europa de dos o más velocidades”. Consigna de moda en la siempre opaca y confusa jerga empleada en los documentos comunitarios. Aunque la expresión no es nueva en la gramática de la Unión Europea (UE) –ha justificado, por ejemplo, la decisión de crear la Unión Económica y Monetaria (UEM)-, ha cobrado una renovada actualidad. Designa uno de los cinco escenarios contemplados en el Libro Blanco sobre el futuro de Europa; concretamente el tercero, denominado “Los que desean hacer más, hacen más”. La idea es, básicamente, la siguiente. Para sacar de su letargo el denominado “proyecto comunitario”, hay que...
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  • Daniel Albarracín Sánchez

    Consejero de la Cámara de Cuentas de Andalucía. Sociólogo y economista. Miembro de Anticapitalistas y del Consejo Asesor de Viento Sur.

    La Unión Europea lleva años en una fase de bloqueo para cualquier reforma de calado. Esta se mueve conjugando una tensión retórica tecnocrática y federalista, que procura de algún modo legitimar a la institución -sobre todo a la Comisión-, y una realidad palmaria intergubernamental que hace del revuelo ganancia de pescadores (Alemania), plasmada en la parálisis del Consejo. Al mismo tiempo, la Unión Europea, y el Eurogrupo en particular, juega el papel de espacio de concertación de las oligarquías europeas, que se amparan en sus orientaciones para justificar políticas de gobierno propicias a la austeridad social, el sostenimiento del...
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  • Leo Moscoso

    SPO-Consulting (director)

    1. La Crisis Política en Tiempos Duros. La lección de la crisis griega era ésta: o prevalecía la democracia a expensas de los intereses de la oligarquía financiera internacional, o bien, si eran esos intereses los que había que hacer respetar, entonces se hacía necesario el estado de excepción. De ahí el golpe propiciado por los Junker, Dijsselbloem, & Co. Puede que Syriza continúe al frente del ejecutivo en Grecia, pero no nos engañemos: Grecia está administrada desde el exterior y los extremistas que la tienen intervenida también tienen el poder y están en el gobierno de Europa. Los extremistas...
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  • Francisco Louça

    Político y economista

    El diario Público inició un debate sobre el tema ¿Se abren o se cierran oportunidades para el cambio en Europa?, al que fui invitado a participar, junto a sus lectores y lectoras. El debate, que ha sido abordado por varios ponentes desde diferentes puntos de vista, puede seguirse aquí, por lo que agradezco a todos los participantes las ideas o críticas que han planteado a partir de mi texto inicial. Se trata de un debate vivo, en el que se adivinan experiencias, trayectorias y conclusiones diferentes, pero que comparten una preocupación: ninguno de los textos aplaude la senda que ha...
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  • Juan Carlos Barba

    Economista

    A mi modo de ver Francisco Louça acierta en que está desapareciendo el espacio para las políticas de capitalismo con rostro humano en Europa. Sin embargo disiento de él en dos puntos: -No creo que Europa sea reformable. La UE es una superestructura creada por EEUU y se adaptó al cambio de rumbo surgido a raíz del Consenso de Washington y esa adaptación se manifiesta en las instituciones actuales y sobre todo en la Eurozona. Pretender que tales superestructuras se reformen con otras finalidades más sociales (entiendo que se sugiere algún tipo de socialdemocracia) no me parece plausible por cuanto...
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  • camelias31

    Secretario de Comunicación de Alternativa Republicana

    Frente a este desastre anunciado, nuestros líderes políticos sólo ofrecen soluciones tecnocráticas, sin darse cuenta de que lo que está en juego hoy no es tanto la salud financiera de cada país en concreto sino la capacidad política de Europa sobre el control de sus políticas fiscales y frente a la presión de los mercados financieros. Y soluciones aisladas tipo "brexit" no son la respuesta. Es hora de abrir los ojos: esta crisis no es sólo una crisis financiera. Es sobre todo una crisis económica y de gobierno, que refleja la ausencia de una política económica a nivel de...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    El futuro de la Unión Europea y del euro está en duda. Y hay muchas razones para ello. La simple enumeración de los problemas a resolver muestra la importancia del desafío que afronta el proceso de unidad europea iniciado hace 60 años. Los excedentes de ahorro de los países con superávit en sus balanzas corrientes (Alemania y Holanda, fundamentalmente) no se prestan a los países del sur de la eurozona, cuya solvencia presupuestaria y bancaria está en entredicho. Mientras los países deficitarios han tenido que hacer tremendos esfuerzos de ajuste para equilibrar sus cuentas exteriores y corregir...
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  • Sabino Cuadra

    Abogado y miembro de la izquierda abertzale.

    Hace solo unos días una noticia apareció en todos los medios: “Bruselas pide expulsar a más de un millón de migrantes sin papeles”. No han pasado ni dos años desde que la UE aprobó una lista de cupos de refugiados a acoger por cada país –consciente y flagrantemente ignorados por todos ellos-, hasta plantear ahora una política de detención, internamiento y expulsión por cientos de miles. Es decir, “donde antes dije digo, ahora digo diego”. Se acabó lo que se daba. Las formaciones xenófobas europeas han aplaudido la medida. De la Europa que acogió a decenas de miles de...
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  • Javier Doz

    Miembro del Comité Económico y Social Europeo por CCOO

    ¿Tiene futuro la UE? ¿Tiene futuro la izquierda? Después de leer el texto de Francisco Louçā y, sobre todo, la principal de sus seis conclusiones mi respuesta a ambas preguntas sería “no”. Porque el artículo -con el que coincido, no obstante, en parte de sus diagnósticos y algunas de sus conclusiones- tiene un mensaje claro: la única solución frente al estado de cosas en la UE, agravado por las políticas de austeridad y devaluación interna, es salirse del euro y adentrarse en lo que sería una versión de izquierdas del nacionalismo económico (sustitución de importaciones para mejorar las balanzas...
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  • Jaime Pastor

    Politólogo y editor de Viento Sur

    El diagnóstico que nos ofrece Francisco Louça sobre el momento que atraviesa la Europa postBrexit es rotundo, pero no por ello menos realista: “la Unión Europea se destruye por dentro porque es divergencia y no es Unión”, “Europa está cambiando, sí, pero sus instituciones forman parte de esta deriva hacia la derecha”. Un panorama que amenaza con ir a peor porque “la pesadilla de una nueva crisis financiera está por llegar“ y la pregunta solo es “cuándo llegará” y cuánto contribuirá a la descomposición de la UE tras la salida del que era su segundo mayor Estado miembro y...
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  • Eppur si muove

    10/03/2017

    Ángel Requena

    Profesor de Matemáticas

    Ante la pregunta categórica que se me plantea en esta tribuna (“¿Se abren o se cierran las oportunidades de cambio en favor de mayor justicia social y mejores garantías democráticas?”) no queda menos que recurrir a la celebre frase que Galileo nunca pronunciara ante el Santo Oficio, porque pese a todo el movimiento es incesante. El pasado enero falleció Zygmunt Bauman, el filósofo político comprometido y lúcido analista que acuño el término de sociedad líquida. Bauman no generalizó la liquidez al propio análisis político pero, sin duda, la obsolescencia de las reflexiones de coyuntura es también una característica de...
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  • Joan Subirats

    Catedrático UAB y Coordinador de Doctorado en el Institut de Govern i Polítiques Públiques (IGOB-UAB)

    La integración europea generó, como sabemos, una notable asimetría entre las políticas que promovían la eficiencia del mercado (que siempre fueron el motor del proceso integrador) y las políticas que querían promover protección y equidad. A medida que el proceso de integración económica se aceleró y se quiso acompañar esa dinámica con mayores cuotas de integración social y política, surgieron graves inconvenientes. Por un lado, los estados de bienestar de cada estado miembro fueron sufriendo los efectos de los procesos de liberalización y de aumento de la competitividad, mientras que los esfuerzos para generalizar las políticas sociales chocaban con...
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  • El cambio en Europa

    10/03/2017

    Rosa Martínez

    Diputada de Unidos Podemos y coportavoz de EQUO

    Sin duda Europa está cambiando, lleva tiempo cambiando. Lo que hoy vivimos no es sino la aceleración y concreción de diferentes tendencias y fenómenos, que desde hace décadas (con diferencias cronológicas y de intensidad según los países) están transformando el orden y los elementos sobre los que se edificaron nuestras sociedades tras la Segunda Guerra Mundial: - Las altas tasas de crecimiento de económico de la posguerra que pusieron las bases del funcionamiento de nuestras economías y se tradujeron en una mejora sustancial del nivel de vida de las personas en Europa, ya no existen y posiblemente no volverán....
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  • José Luis Atienza

    Teniente alcalde de ICV de Viladecans

    José Luis Atienza y M.A Díaz La Unión Europea está en una crisis política sin precedentes. Es evidente que el Brexit ya ponía al proyecto europeo en inesperadas dificultades, pero sumado a la irrupción de Trump y al confuso panorama electoral de nuestros vecinos mediterráneos pone a Europa en una situación inédita desde el fin de la segunda guerra mundial. La Unión Europea está también en el centro del debate de la izquierda. Una parte de ella anuncia que ha llegado el momento de salir del euro y volver a las monedas nacionales, porque la moneda...
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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    El 2016 ha sido un año que muchos analistas lo han calificado como el inicio del fin de la Unión Europea (UE) a causa de 3 importantes sucesos. El primero, la victoria electoral del BREXIT y la consecuencia de la dimisión del conservador europeísta, a la manera británica, David Cameron. El segundo evento, la derrota del Primer Ministro italiano Matteo Renzi en el referéndum constitucional y su posterior renuncia. Y el tercero, la cercana posible victoria de la ultraderecha euroescéptica del Partido de La Libertad (FPÖ) en la segunda vuelta de unas repetidas elecciones en Austria. Además, y como...
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  • Miguel Guillén

    Politólogo

    Se me pide desde Espacio Público que dedique unas líneas a reflexionar sobre una pregunta de muy difícil respuesta, pero que sin duda debemos formularnos: ¿se abren o se cierran las oportunidades de cambio en favor de mayor justicia social y mejores garantías democráticas? Se trata de una cuestión fundamental que necesariamente se tiene que abordar desde una perspectiva global, levantando la vista más allá de nuestras fronteras. Vivimos en un país situado en la periferia de Europa (a nivel geográfico y no solamente a este nivel), que forma parte de la Unión Europea y que en los últimos...
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  • Pere Vilanova

    Politólogo.

    Parece emerger una opinión difusa de que “estamos saliendo” de la crisis iniciada a finales de 2008. Incluso algunos expertos apuntan, a comienzos de 2017, que se ha salido de la crisis durante 2016. Habrá que ver si la tendencia se confirma. Pero algún hecho es de difícil refutación a escala europea e incluso transnacional. Admitiendo que se haya salido de la crisis, lo que es seguro es que ello no significa que “volveremos a estar como antes (de la crisis)”. En absoluto, pues con el tiempo veremos que hemos asistido a un reajuste estructural de proporciones históricas, a...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    Durante los últimos cien años (más intensamente durante los últimos setenta y aún más en los últimos veinticinco años) Europa ha ido perdiendo su papel económico, cultural, tecno-científico y geo-estratégico; y, lo que es aún más grave, está perdiendo su propia identidad política y social, heredera de más de veinticinco siglos de historia. Parece que el mundo eurocéntrico ha dejado de existir definitivamente. Los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera potencia económica mundial al terminar la Gran Guerra y, a pesar de la crisis de los años 30, consolidaron su poder al término de la Segunda Guerra Mundial. El desgaste de Europa durante...
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  • Andy Durgan

    Historiador

    Andy Durgan (historiador) y Mike González (escritor) El panorama mundial en las dos semanas posteriores a la inauguración de Trump, como señala Francisco Louçã, no se veía muy alentador. Pero precisamente por eso sería importante recordar que la historia no es un momento, sino un proceso. De no ser así, la sucesión de Brexit a Trump llevaría inexorablemente hacia una nueva edad de hierro bajo el dominio de un fascismo europeo renaciente. Nada es inevitable. La cuestión es cómo conseguir un cambio que responda a las esperanzas expresadas en las manifestaciones multitudinarias contra Trump a través del mundo. Por...
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  • Javier Madrazo Lavín

    Ex-Consejero de Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco (2001-2009)

    Hablar de Europa en el año 2017 significa hablar de frustración, decepción e impotencia. Recuerdo la admiración que la izquierda española sentía en el franquismo y la transición por una Europa, que percibíamos como un espacio de libertad, igualdad, justicia social, derechos humanos y democracia. Cabría preguntarse ahora en qué nos equivocamos; qué hicimos mal entonces y cuál es el precio a pagar por los errores cometidos. Personalmente, lo tengo claro. Dejamos que el proceso de Unión Europea lo liderara la derecha más neoliberal y el socialiberalismo, doblegado por la presión de los poderes económicos y militares. Las élites tomaron...
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  • Maria Corrales Pons

    Periodista y miembro de Un País en Comú

    Para responder a la pregunta de si se está abriendo o cerrando la brecha histórica para la oportunidad de un cambio en sentido progresista, es fundamental, en primer lugar, situar, desde los enfoques teóricos de cada cuál, el porqué de su apertura. Desde mi perspectiva, una de las principales causas que hay que atender para comprender el desarrollo de la crisis y sus respuestas en nuestro contexto es el de la crisis orgánica del proyecto económico y político de la Unión Europea. Tal y como explica Gerardo Pisarello, a partir de la crisis económica de 2008 que pone...
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  • Julian Ariza

    Sindicalista

    Comparto la idea de que no hay motivos para el optimismo si nos asomamos al panorama político, económico y social que nos rodea, tanto a nivel internacional como dentro de nuestro país. Efectivamente, si pensamos, por ejemplo, en los dos acontecimientos más próximos y sobresalientes, el problema no sería sólo que los británicos apostaran por el Brexit y los estadounidenses le otorgaran el poder a un energúmeno. Lo peor es que la deriva por la que nos deslizamos hace años adquiere mayor gravedad con estos hechos. Me refiero a los retrocesos en materia de regulación frente a los desmanes...
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  • Rosa Cañadell

    Licenciada en Psicología. Profesora. Articulista. Co-fundadora del SIEC (Seminari Ítaca d’Educació Crítica).

    Las crisis son una oportunidad, se acostumbra a decir. La verdad es que las crisis (personales, psicológicas, políticas, económicas...), si se superan, acostumbran a abrir nuevas perspectivas, pero si no se superan, en vez de una oportunidad, pueden llevarnos a la ruina. España, Europa y, posiblemente, el mundo entero, está atravesando una de las mayores crisis después de la II guerra mundial. Crisis financiera, política, social y moral con todas sus consecuencias: aumento brutal de la desigualdad, del desempleo, de la explotación laboral, de la desprotección social, de la privatización de todos los servicios públicos, de la pobreza, de...
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  • Isidor Boix

    Ex Secretario de Negociación Colectiva y Acción Sindical Internacional de FITEQA-CCOO.

    Comparto prácticamente todas las consideraciones de Francisco Louça en su trabajo “Europa está cambiando” que encabeza este debate. También las de Rafael Poch en su “Adiós, Unión Europea” (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2017/02/01/adios-union-europea-42041). Ambos pueden parecer demasiado pesimistas, apocalípticos casi, pero probablemente aciertan en su mensaje de crítica y alerta. Menos comparto las líneas de avance apuntadas cuando Louça propone “abandonar el euro”, con lo que supone de deconstrucción europea, y Poch ya entona el “adiós” a Europa. En ambos me falta una mayor reflexión sobre la necesaria iniciativa social para responder a los presentes desafíos. Es fácil coincidir con Francisco Louça cuando...
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  • Héctor Maravall

    Abogado de CCOO

    Las alternativas progresistas se alejan, pero no desaparecen No es fácil responder a la pregunta de si hoy estamos o no en mejores condiciones para impulsar y conseguir un cambio político y socioeconómico en España e incluso en la Unión Europea. Hay muchas razones para responder negativamente y también algunas para hacerlo en positivo. Todo ello partiendo de una primera constatación, el tablero político estatal e internacional se mueve a gran velocidad, surgiendo novedades no previstas, que dificultan cualquier proyección a medio plazo mínimamente fiable. El triunfo de Trump, el Brexit, la caída de Renzi y de Dilma Rousseff, la...
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