Postdemocracia Europea.

  • Leo Moscoso

    Leo Moscoso

    SPO-Consulting (director)

1. La Crisis Política en Tiempos Duros.

La lección de la crisis griega era ésta: o prevalecía la democracia a expensas de los intereses de la oligarquía financiera internacional, o bien, si eran esos intereses los que había que hacer respetar, entonces se hacía necesario el estado de excepción. De ahí el golpe propiciado por los Junker, Dijsselbloem, & Co. Puede que Syriza continúe al frente del ejecutivo en Grecia, pero no nos engañemos: Grecia está administrada desde el exterior y los extremistas que la tienen intervenida también tienen el poder y están en el gobierno de Europa.

Los extremistas están en el gobierno, y la cuestión es que la alternancia entre liberales y socialdemócratas ha desaparecido detrás de la idea que afirma que no hay alternativa. Los partidos socialdemócratas convencionales se hunden en Austria, Holanda, Francia, Italia, Grecia y España. Entonces – sólo entonces – el juego se convierte en Europa sí/Europa no. Y es ahí donde nos reencontramos frente a los monstruos políticos que creíamos desparecidos. Bélgica, Grecia, Italia o España muestran – como sociedades habituadas a largos períodos sin gobierno – el camino hacia la desaparición de la política. No se me malinterprete: no es que la política desaparezca en ausencia del poder ejecutivo del estado. Al contrario, con postdemocracia quiero decir varias cosas: una de ellas es que, en vista de que ha sido colonizada por la economía, la política ha dejado de ser ideológicamente importante para amplios sectores de la sociedad.

Sorprende que el batacazo del capitalismo financiero internacional desde el verano de 2007 no haya desencadenado una potente contraofensiva de la izquierda. Pero la crisis se ha ido profundizando, la depresión se ha instalado como un huésped permanente en las economías europeas… y nada parece ocurrir. Estamos frente a una izquierda occidental aparentemente incapaz de reaccionar. Puede que la respuesta a esta incapacidad radique en las derrotas acumuladas por la izquierda desde los años del Consenso de Washington: sindicatos debilitados, empleos precarios, atomización de los trabajadores, dispersión geográfica y funcional de los asalariados, disminución de las rentas del trabajo tanto en términos absolutos como en relación con las rentas del capital, fuerte endeudamiento de los trabajadores… La clase trabajadora organizada parece haber quedado convertida en un lobby minoritario cuyas organizaciones están condenadas a defender el mantenimiento de las conquistas de los insiders en los mercados de trabajo, al tiempo que, mientras este proceso tenía lugar, poco o nada podían hacer por evitar la segmentación de los mercados de trabajo y la precarización de la mayoría de los integrantes de las generaciones de trabajadores más jóvenes.

En resumen, la izquierda carece no sólo de plataformas de comunicación de masas o de medios financieros para propagar sus ideas: es que ni siquiera dispone de un relato coherente de lo sucedido, pues una parte de los viejos aparatos socialdemócratas tienen a sus cuadros noqueados bajo la alucinación – que hizo estragos en los ochenta y los noventa – del marxismo pasado por los dogmas de la economía neoclásica, o del oxímoron (en modo alguno la “síntesis”) del “socialismo liberal”. Antes de sugerir el cambio de relato, veamos la crisis política.

Su etiología hay que buscarla en la negativa del estado a enfrentarse con los poderosos oligopolios que lo mantienen chantajeado. Su origen se encuentra en el sistema capitalista que, sostenido políticamente, se sirve del ciclo económico para organizar el chantaje de la coyuntura, y forzar su programa máximo, es decir, la aceptación del mandato de los grandes poderes económicos de buscar una salida a la crisis en la erosión de los derechos de los trabajadores y no en una reforma del sistema capitalista. Para ello, será preciso disponer de mecanismos que induzcan – si es preciso, por la fuerza – a los trabajadores a aceptar el retroceso de los derechos adquiridos. Es ahí donde el carácter democrático y representativo de la constitución del estado habrá de ser significativamente debilitado. Se suele aludir a los imperativos de la presión externa (guerra, terrorismo internacional…) para explicar la deriva de los poderes del estado hacia formas autoritarias de ejercicio de sus funciones. Pero hay una lógica interna que conduce hacia el mismo resultado, y esta tiene su origen en el carácter excepcional de ciertas crisis económicas. Podríamos hablar de una crisis de dispersión del poder inducida por la propia lógica institucional del sistema democrático representativo, y reforzada por las situaciones de emergencia ocasionadas por los cambios en las relaciones económicas en tiempos duros. La erosión de los principios de representación y de participación es acumulativa, de tal modo que, con el paso del tiempo, se podría decir que sólo por la fuerza de la costumbre continuamos llamando “representativos” a nuestros regímenes democráticos. No sólo es posible ser liberal sin ser demócrata. De ello ya estábamos advertidos desde el siglo XIX. Pero nos vendrá bien recordar que ser capitalista sin ser demócrata es incluso más fácil.

La conexión entre las vertientes interna y externa de la actual deriva hacia el deterioro de las libertades públicas se encuentra, precisamente, en la conexión entre la lucha internacional contra el terror y la manera en la que el terrorismo financiero se ha servido de la crisis para promover su propia agenda de desregulación, disciplina fiscal y equilibrio presupuestario. Ambas, la lucha contra el terror, y la lucha contra la crisis (suponiendo que alguien esté luchando contra ella y no empleándola al servicio de su agenda máxima), tienen un punto en común: aluden a los imperativos de la gobernanza en tiempos duros, es decir, excepcionales. Pero el declive de los poderes públicos y el debilitamiento de su capacidad para tutelar los derechos de los ciudadanos vistos como efectos de la globalización es un tipo de explicación en el que el estado de una entidad se explica por medio de la influencia ejercida sobre ésta por otra entidad desde el exterior: es un lugar común. ¿Por qué no buscar una explicación endógena? Los regímenes democráticos representativos hace tiempo que dejaron de ser representativos y están empezando a dejar de ser democráticos. Nuestro postulado es que la lógica de la globalización no explica por sí sola estas transformaciones. Si existe una posibilidad de reconciliar la globalización y la democracia (incluso al precio de la pérdida total. o parcial de la soberanía), entonces es preciso identificar una dinámica endógena. Veamos

Igual que el red scare desempeñó un papel, pero no explica por sí solo la aparición del estado de bienestar keynesiano, el colapso de las burocracias socialistas del este de Europa no explica por sí solo el nuevo régimen neoliberal. Cuesta trabajo pensar que el buen rollo entre la Dama de Hierro y aquel actor de segunda fila y no muy listo que había llegado a la Casa Blanca a comienzos de los ochenta pudieran, por su cuenta, cambiar el rumbo del capitalismo euro-atlántico e imponer el Consenso de Washington en América Latina. Hay factores endógenos. Por eso el auge de la extrema derecha no está unido sólo al ciclo económico y al desempleo, como algunos creen: es estructural, como muestra su proliferación en países en los que no hay serios problemas de desempleo. La xenofobia crece en lugares donde no hay inmigración, la islamofobia en lugares sin población musulmana significativa, y hasta en la republicanísima Francia hemos visto hace pocos años un arrebato de histeria anti-gitana… ¡en un país sin gitanos!

2. Cambio de Relato.

Que el estado capitalista haya ofrecido a los trabajadores esferas limitadas de igualdad y derechos sociales a lo largo del siglo XX no significa que vaya a seguir haciéndolo. Es posible que haya que abandonar la desaforada defensa de lo estatal a la que se había acostumbrado la izquierda del siglo XX. Aunque hay quien sigue creyendo que la única alternativa está en el regreso a una forma socialdemócrata de gestión de lo público que las economías occidentales ahora dicen no estar en condiciones de poder permitirse, las sociedades liberales se muestran cada día más patentemente incapaces de asegurar un futuro a las llamadas clases medias sobre las que descansaba la viabilidad de la propia democracia liberal. Muchos de los que creen que el estado es la solución probablemente han olvidado que el propio Karl Marx – en la Crítica del Programa de Gotha – advirtió a los seguidores de Lassalle contra su encendida defensa de la escuela pública: nada de nombrar al estado educador del pueblo; el estado prusiano necesitaba – antes bien – ¡de una enérgica educación impartida por el pueblo!

Son los mismos que olvidan que el estado del bienestar no era el objetivo, sino que resultó ser un efecto no buscado de la confrontación entre clase y estado capitalista que tuvo lugar durante el siglo XX: los derechos sociales fueron intercambiados por consenso. Lo que estaba en juego no era la cooperación con el proceso de producción capitalista (la retribución que los trabajadores obtienen a cambio de esa cooperación se llama salario) sino el consenso en torno al estado capitalista. El cambio de relato de la izquierda pasa, a mi juicio, por aquí: lejos de haber construido el estado social, el movimiento obrero se encontró con él.

Una confirmación de ello la obtenemos examinando la morfología de lo que podríamos llamar la mutación neoliberal. Wendy Brown ha explicado bien que el neoliberalismo surgido del Coloquio Walter Lippmann del año 38 y de la Escuela de Friburgo es, a la vez, una política económica, una modalidad de gobernanza y un orden de la razón que implica culto a la desigualdad, comercio no ético, intimidad entre las corporaciones y el estado, y caos económico creado por la libre circulación de capitales financieros. Aunque somos muchos los que vemos complicado el regreso a la empresa pública y al modelo proteccionista del import substitution, puede que a algunos les parezca que el regreso a lo público es la solución, pero a éstos les convendría reparar en que un estado que contrata con poderes económicos privados en un régimen que podríamos definir como de colusión no es ciertamente una entidad que pueda ponerse del lado de la gente.

3. La Crisis de la UE y la Trumpificación de Europa.

Al contrario de lo que mucha gente cree, la actual crisis de la UE no es una consecuencia inmediata del estallido de la burbuja del crédito depredador en 2008. Es verdad que ambos ciclos – el de la crisis económica y el de la crisis institucional – se han conjugado en Europa de una forma sorprendente, al punto que, aunque los muñidores del euro creían que forjaban un rival del dólar americano cuando en realidad – como han denunciado tanto liberales como socialdemócratas – recrearon una versión del patrón oro que condujo al contagio internacional de la depresión en los años treinta. Con todo, sería un error cargarlo todo sin más a los efectos “políticos” de la crisis económica. La UE arrastra un déficit de legitimidad democrática que viene de muy atrás y cuyo último episodio se ventiló discretamente en los años anteriores a la crisis económica, cuando el mecanismo plebiscitario de refrendo de una oscura Constitución Europea cocinada de espaldas a los pueblos empezó a arrojar en varios países resultados adversos a las preferencias de los burócratas responsables del diseño institucional de la moneda única y tuvieron que optar por remplazar discretamente los plebiscitos por votaciones en los parlamentos nacionales.

Ahora que los pueblos de Europa están descubriendo que el tinglado de la UE no es democrático, que ha construido un parlamento sin atribuciones legislativas, y ha nombrado una Comisión Europea que no rinde cuentas ante los ciudadanos, tal vez sea el momento de reparar también en que la alternativa a una Unión Europea genuinamente democrática – si ésta se encontrase a nuestro alcance – sólo puede ser un sucedáneo de la soberanía obtenido mediante el nacionalismo económico y la xenofobia. La cuestión no es, por tanto, si Europa sí o Europa no: si dices que no, te conviertes en un radical o en un “populista” tout court a los ojos de todos esos medios que se muestran incapaces de reconocer que la unidad europea es un imposible mientras Francia rechace la unidad política sin unidad económica y Alemania rechace la unidad económica sin unidad política. En este contexto, sería más sensato expulsar del euro a Alemania y a su periferia privilegiada en lugar de excluir a las economías deudoras del sur de Europa que han sido empobrecidas por las políticas de desindustrialización y endeudamiento privado y público impuestas por los acreedores y oligopolistas industriales y financieros del norte. Aquí es donde se ve cuál es la auténtica divisoria entre el populismo de derecha y el de izquierda: democracia es gobernar por y para la gente. La diferencia entre el populismo de derechas y el populismo de los partidarios de la libertad y la democracia es que estos últimos nos fiamos mucho menos de la libre circulación de capitales y mercancías que de la libre circulación de personas. De ahí que llame la atención tanto aspaviento de la derecha oficial europea con la victoria del señor Trump al otro lado del Atlántico. Trump ha prometido bajadas de impuestos a los ricos, desmantelamiento de los servicios públicos y mano dura con la inmigración. Disculpen… ¿no es ese el programa del PP?

Tal vez sea esta ceguera la que nos impide darnos cuenta de que Europa empieza a llenarse de tics de eso que por otras latitudes ya se llamó hace años fascismo simpático. Al otro lado del océano, el señor Trump ha prometido prolongar un muro que ya tiene mil kilómetros contra la inmigración centroamericana en los Estados Unidos. No digo que no vaya a ocurrir pero, por el momento, sin embargo, no hemos visto a Trump disparar munición de goma contra ningún naufrago luchando por no morir ahogado en el río Bravo. Aquí, en cambio, en la frontera sur de Europa, esto ya lo hemos visto en El Tarajal. Sería un error creer – como parecen haberlo hecho muchos análisis que se tienen por “sensatos” – que España es un santuario a salvo de la peste de la extrema derecha. Ésta está en la sociedad civil y, cuando llega la hora de votar, no votan a ningún autobús pintado de naranja: votan casi todos al PP. Con la probable excepción de Polonia, el gobierno del PP en España es el más “populista” y el más extremista de todos los gobiernos de derecha que hay en Europa.

Es cierto que la peste ultraderechista se ha instalado en España – si bien esto es cada vez menos cierto – en el disimulo y la ocultación en el interior del PP, pero es posible ver también a la extrema derecha convencional avanzando por todo el viejo continente. El ascenso de la ultraderecha ha adoptado en algunos lugares (por ejemplo, en Francia, España y Polonia) la forma del nacionalismo chovinista, en algunos otros (como Hungría, Austria, Holanda y Francia) la xenofobia, o la islamofobia (como en Francia, Suiza, Holanda, Austria, Hungría, Eslovaquia, Alemania y Dinamarca), en otros (como en Hungría y Polonia) el anticomunismo más rancio y, en según qué casos, el anti-semitismo (como en Polonia), la misoginia (como en Polonia también), la homofobia (como en España), la eurofobia (como en Holanda y el Reino Unido), el anti-multiculturalismo (como en Holanda y Suiza) y el odio a la democracia disfrazado de “eficiencia” (como en España). Auténticos nazis quedan en Grecia, Hungría y Ucrania. El FN francés y el FPÖ de Austria tienen orígenes en el colaboracionismo pro-nazi. AfD en Alemania y PEGIDA (Patriotische Europäer gegen die Islamisierung des Abendlandes) son chovinistas, eurófobos, xenófobos e islamófobos. La extrema derecha holandesa, suiza, inglesa y danesa es simplemente eurófoba, xenófoba e islamófoba.

Fuera de la ultraderecha convencional es posible identificar todos los tics del fascismo simpático en los partidos que quieren dejar a los inmigrantes sin tarjeta sanitaria, o en los que quieren limpiar Badalona de musulmanes, o los que, con la coartada de la lucha contra la corrupción, y en nombre de la eficiencia económica de los presupuestos públicos, buscan llevarse por delante buena parte de las instituciones de la democracia. Como son simpáticos no dicen que, en verdad, lo más eficiente en gestión pública es una dictadura, y lo más flexible en el mercado de trabajo es un esclavo. No son demócratas, pero tampoco el NSDAP lo era y ganó unas elecciones, por lo que conviene prever que emplearán las elecciones democráticas para hacer avanzar su agenda. Todos ellos han explotado, de hecho, la crisis económica como la izquierda no lo ha hecho hasta el momento: la mejor prueba es el PP español que sobrevive gracias a la lealtad de su clientela corrupta y al nacionalismo chovinista que exuda su discurso. Hace muchos años era popular entre los marxistas la tesis de que el fascismo era un recurso de la burguesía para poner coto al movimiento obrero en caso de necesidad. Algunos han podido inferir que, si el movimiento obrero no representa ya una amenaza para el capital, entonces no hay amenaza fascista. Es un error: Europa es también un continente de fascismo friendly, y lo peor de él es que no sabemos a qué clase de monstruos podría dar lugar. El populismo de extrema derecha es parte de la mutación neoliberal en curso.

4. Conclusiones.

La UE no se puede permitir una quiebra a la griega de España – y menos aún un exit a la británica. De ahí el poder de chantaje sobre sus socios europeos que el PP ha conservado durante los años que España lleva intervenida. Ese poder de chantaje basado en el principio de too big to fail se ha mantenido incólume pese a la intervención (que en España, al contrario que en otros sitios, vino antes que la asistencia financiera). Con todo, y al contrario que Italia – cuya patente crisis bancaria representa una amenaza parecida para el futuro de la moneda única – hay una excepción española, y es que en España, junto al populismo de extrema derecha representado por el PP en el gobierno junto a un puñado de partidos extraparlamentarios y de organizaciones de extrema derecha de la sociedad civil, ha surgido una alternativa populista de izquierda.

La alternativa PODEMOS entenderá antes o después que al fascismo (el friendly y el unfriendly) se le combate, igual que a la oligarquía financiera, con democracia, internacionalismo, xenofilia, interculturalidad, tolerancia religiosa, feminismo y políticas públicas pro-LGTBI. Aunque tal vez convendría mejorar en el terreno de la tolerancia religiosa (después de todo, tiene poco sentido, ser más tolerantes con los del hiyab que con los de las sotanas), PODEMOS avanza visiblemente en todos esos frentes. PODEMOS ha hecho en cambio mejor lo que más necesitamos, que es romper con la ubicuidad del homo economicus como forma canónica de capital humano, con la desigualdad como premisa de la relación entre los ciudadanos, las corporaciones y el estado, con el declive de la ciudadanía y el interés público, y con la obsesión de la clase política con el crecimiento y la eficiencia detrás de la que se oculta una patente falta de compromiso con la justicia democrática

Pese a sus promesas, por desgracia, los años de flirteo entre el pensamiento de izquierda y el republicanismo académico no han producido resultado alguno en ninguna de estas direcciones. Ese republicanismo bobalicón, que nada tiene que ver con las mejores tradiciones políticas democráticas, que nunca ha comprendido la movilidad de los confines de la república y que cree que es posible hacer frente al neoliberalismo y a sus criaturas políticas como si el estado-nación fuera una entidad dotada de confines estables, tendrá que entender aún muchas más cosas que las que le quedan por entender a PODEMOS: que l.as soluciones populistas basadas en los derechos de ciudadanía volverán incluso aunque no quede un estado-nación que pueda velar por esos derechos. Con un poder del estado cada vez más debilitado, la cuestión es si lo harán bajo la forma autoritaria, paternalista y retrógrada de una democracia vigilada que funciona al servicio de los intereses privados, o si lo hace bajo una forma democrática y progresista a favor del interés público. El dilema democracia o postdemocracia quiere decir democracia o barbarie.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • camelias31

    Secretario de Comunicación de Alternativa Republicana

    Es hora de abrir los ojos: esta crisis no es sólo una crisis financiera. Es sobre todo una crisis económica y de gobernanza, que refleja la ausencia de una política económica a nivel de la UE y la falta de regulación del mercado. La verdadera respuesta a todos estos problemas será, ante todo, política: nuevo orden Económico Mundial y una Europa federal. Somos europeístas, pero no es aceptable la deriva neoliberal que impone injustas e insostenibles restricciones sociales a los Estados. No creemos en la existencia de una moneda única sin una política económica y fiscal única y avalada por...
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  • Nacho Alvarez

    Profesor de Economía, UAM, y Responsable de Economía de Podemos

    El debate político europeo está hoy marcado por dos preguntas ineludibles: ¿Qué significa terminar con el neoliberalismo en Europa? ¿Qué estrategia política permite caminar en esa dirección cuando uno forma parte de la Eurozona? Recordemos que Europa y los países occidentales ya terminaron una vez con el liberalismo. La primera globalización (1870s-1920s) entró en crisis con la I Guerra Mundial, y fue definitivamente desarmada con la Gran Depresión de 1929. Las políticas económicas keynesianas, vinculadas al ascenso de la socialdemocracia y a las conquistas del movimiento sindical, pusieron un punto y aparte en la tendencia a la mercantilización de las...
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  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    La Unión Europea (UE) ha puesto de manifiesto su incapacidad para afrontar las dos grandes crisis que han conmocionado a la economía y a la política: La Gran Recesión y la grave situación de los refugiados. Esto pone de manifiesto la debilidad institucional y los cimientos nada sólidos con los que se ha tratado de construir la unión monetaria. El fracaso tan evidente pone en cuestión el proyecto europeo de integración. La UE no hace honor a su nombre pues se encuentra desunida ante las respuestas que se han dado con los refugiados, al tiempo que se agranda la...
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  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    A seis décadas de la firma del Tratado de Roma y a pocas semanas del primer aniversario del Brexit, la sensación de implosión de la UE se generaliza. Todo hace pensar que el proyecto actual de la UE deriva hacia una especie de Europa bajo hegemonía alemana, debilitada por la crisis del euro e incapaz de reformarse desde dentro, donde las demandas de soberanía de los Estados miembros crecen. La hipótesis de la que parte el presente artículo se sitúa precisamente en el punto en el que la crisis de la UE parece irreversible, mientras el horizonte del regreso...
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  • Javier Doz

    Miembro del Comité Económico y Social Europeo por CCOO

    El segundo artículo de Francisco Louça, después del inicial que promovió este debate, lleva por título “Actuar en Europa con los pies en el suelo”. En él, su autor realiza una breves glosas de la mayoría de los artículos que lo precedieron para llegar a una inicial conclusión de que todas las personas que hemos participado en el debate compartimos que “la izquierda debe desarrollarse fuera de esas instituciones o de esa política”, en referencia a las instituciones de la UE y a la política que éstas han aplicado en los últimos tiempos (o desde su creación). Comparto la...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    Durante los últimos cien años (más intensamente durante los últimos setenta y aún más en los últimos veinticinco años) Europa ha ido perdiendo su papel económico, cultural, tecno-científico y geo-estratégico; y, lo que es aún más grave, está perdiendo su propia identidad política y social, heredera de más de veinticinco siglos de historia. Parece que el mundo eurocéntrico ha dejado de existir definitivamente. Los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera potencia económica mundial al terminar la Gran Guerra y, a pesar de la crisis de los años 30, consolidaron su poder al término de la Segunda Guerra Mundial....
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  • Isidor Boix

    Ex Secretario de Negociación Colectiva y Acción Sindical Internacional de FITEQA-CCOO.

    Me ha sorprendido la nueva aportación al debate de Francisco Louça respondiendo a las intervenciones producidas a partir de la suya inicial. Sorpresa y desacuerdo por el método, por el tono y por su contenido. Me parece un mal método referirse a las diversas aportaciones recogiendo de muchas de ellas sólo un párrafo, o una frase, y, a partir de ello, sin intentar entender su sentido, polemizar con adjetivos como “prueba de sectarismo”. En esta segunda entrega Louça desarrolla su planteamiento contrario a las diversas opciones de “más Europa” centrándolo en su apuesta por los “Estados nación”. Por mi parte...
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  • El desastre europeo

    04/04/2017

    Fernando Luengo

    Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del círculo de Podemos Chamberí

    “La Europa de dos o más velocidades”. Consigna de moda en la siempre opaca y confusa jerga empleada en los documentos comunitarios. Aunque la expresión no es nueva en la gramática de la Unión Europea (UE) –ha justificado, por ejemplo, la decisión de crear la Unión Económica y Monetaria (UEM)-, ha cobrado una renovada actualidad. Designa uno de los cinco escenarios contemplados en el Libro Blanco sobre el futuro de Europa; concretamente el tercero, denominado “Los que desean hacer más, hacen más”. La idea es, básicamente, la siguiente. Para sacar de su letargo el denominado “proyecto comunitario”, hay que...
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  • Daniel Albarracín Sánchez

    Consejero de la Cámara de Cuentas de Andalucía. Sociólogo y economista. Miembro de Anticapitalistas y del Consejo Asesor de Viento Sur.

    La Unión Europea lleva años en una fase de bloqueo para cualquier reforma de calado. Esta se mueve conjugando una tensión retórica tecnocrática y federalista, que procura de algún modo legitimar a la institución -sobre todo a la Comisión-, y una realidad palmaria intergubernamental que hace del revuelo ganancia de pescadores (Alemania), plasmada en la parálisis del Consejo. Al mismo tiempo, la Unión Europea, y el Eurogrupo en particular, juega el papel de espacio de concertación de las oligarquías europeas, que se amparan en sus orientaciones para justificar políticas de gobierno propicias a la austeridad social, el sostenimiento del...
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  • Leo Moscoso

    SPO-Consulting (director)

    1. La Crisis Política en Tiempos Duros. La lección de la crisis griega era ésta: o prevalecía la democracia a expensas de los intereses de la oligarquía financiera internacional, o bien, si eran esos intereses los que había que hacer respetar, entonces se hacía necesario el estado de excepción. De ahí el golpe propiciado por los Junker, Dijsselbloem, & Co. Puede que Syriza continúe al frente del ejecutivo en Grecia, pero no nos engañemos: Grecia está administrada desde el exterior y los extremistas que la tienen intervenida también tienen el poder y están en el gobierno de Europa. Los extremistas...
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  • Francisco Louça

    Político y economista

    El diario Público inició un debate sobre el tema ¿Se abren o se cierran oportunidades para el cambio en Europa?, al que fui invitado a participar, junto a sus lectores y lectoras. El debate, que ha sido abordado por varios ponentes desde diferentes puntos de vista, puede seguirse aquí, por lo que agradezco a todos los participantes las ideas o críticas que han planteado a partir de mi texto inicial. Se trata de un debate vivo, en el que se adivinan experiencias, trayectorias y conclusiones diferentes, pero que comparten una preocupación: ninguno de los textos aplaude la senda que ha...
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  • Juan Carlos Barba

    Economista

    A mi modo de ver Francisco Louça acierta en que está desapareciendo el espacio para las políticas de capitalismo con rostro humano en Europa. Sin embargo disiento de él en dos puntos: -No creo que Europa sea reformable. La UE es una superestructura creada por EEUU y se adaptó al cambio de rumbo surgido a raíz del Consenso de Washington y esa adaptación se manifiesta en las instituciones actuales y sobre todo en la Eurozona. Pretender que tales superestructuras se reformen con otras finalidades más sociales (entiendo que se sugiere algún tipo de socialdemocracia) no me parece plausible por cuanto...
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  • camelias31

    Secretario de Comunicación de Alternativa Republicana

    Frente a este desastre anunciado, nuestros líderes políticos sólo ofrecen soluciones tecnocráticas, sin darse cuenta de que lo que está en juego hoy no es tanto la salud financiera de cada país en concreto sino la capacidad política de Europa sobre el control de sus políticas fiscales y frente a la presión de los mercados financieros. Y soluciones aisladas tipo "brexit" no son la respuesta. Es hora de abrir los ojos: esta crisis no es sólo una crisis financiera. Es sobre todo una crisis económica y de gobierno, que refleja la ausencia de una política económica a nivel de...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    El futuro de la Unión Europea y del euro está en duda. Y hay muchas razones para ello. La simple enumeración de los problemas a resolver muestra la importancia del desafío que afronta el proceso de unidad europea iniciado hace 60 años. Los excedentes de ahorro de los países con superávit en sus balanzas corrientes (Alemania y Holanda, fundamentalmente) no se prestan a los países del sur de la eurozona, cuya solvencia presupuestaria y bancaria está en entredicho. Mientras los países deficitarios han tenido que hacer tremendos esfuerzos de ajuste para equilibrar sus cuentas exteriores y corregir...
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  • Sabino Cuadra

    Abogado y miembro de la izquierda abertzale.

    Hace solo unos días una noticia apareció en todos los medios: “Bruselas pide expulsar a más de un millón de migrantes sin papeles”. No han pasado ni dos años desde que la UE aprobó una lista de cupos de refugiados a acoger por cada país –consciente y flagrantemente ignorados por todos ellos-, hasta plantear ahora una política de detención, internamiento y expulsión por cientos de miles. Es decir, “donde antes dije digo, ahora digo diego”. Se acabó lo que se daba. Las formaciones xenófobas europeas han aplaudido la medida. De la Europa que acogió a decenas de miles de...
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  • Javier Doz

    Miembro del Comité Económico y Social Europeo por CCOO

    ¿Tiene futuro la UE? ¿Tiene futuro la izquierda? Después de leer el texto de Francisco Louçā y, sobre todo, la principal de sus seis conclusiones mi respuesta a ambas preguntas sería “no”. Porque el artículo -con el que coincido, no obstante, en parte de sus diagnósticos y algunas de sus conclusiones- tiene un mensaje claro: la única solución frente al estado de cosas en la UE, agravado por las políticas de austeridad y devaluación interna, es salirse del euro y adentrarse en lo que sería una versión de izquierdas del nacionalismo económico (sustitución de importaciones para mejorar las balanzas...
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  • Jaime Pastor

    Politólogo y editor de Viento Sur

    El diagnóstico que nos ofrece Francisco Louça sobre el momento que atraviesa la Europa postBrexit es rotundo, pero no por ello menos realista: “la Unión Europea se destruye por dentro porque es divergencia y no es Unión”, “Europa está cambiando, sí, pero sus instituciones forman parte de esta deriva hacia la derecha”. Un panorama que amenaza con ir a peor porque “la pesadilla de una nueva crisis financiera está por llegar“ y la pregunta solo es “cuándo llegará” y cuánto contribuirá a la descomposición de la UE tras la salida del que era su segundo mayor Estado miembro y...
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  • Eppur si muove

    10/03/2017

    Ángel Requena

    Profesor de Matemáticas

    Ante la pregunta categórica que se me plantea en esta tribuna (“¿Se abren o se cierran las oportunidades de cambio en favor de mayor justicia social y mejores garantías democráticas?”) no queda menos que recurrir a la celebre frase que Galileo nunca pronunciara ante el Santo Oficio, porque pese a todo el movimiento es incesante. El pasado enero falleció Zygmunt Bauman, el filósofo político comprometido y lúcido analista que acuño el término de sociedad líquida. Bauman no generalizó la liquidez al propio análisis político pero, sin duda, la obsolescencia de las reflexiones de coyuntura es también una característica de...
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  • Joan Subirats

    Catedrático UAB y Coordinador de Doctorado en el Institut de Govern i Polítiques Públiques (IGOB-UAB)

    La integración europea generó, como sabemos, una notable asimetría entre las políticas que promovían la eficiencia del mercado (que siempre fueron el motor del proceso integrador) y las políticas que querían promover protección y equidad. A medida que el proceso de integración económica se aceleró y se quiso acompañar esa dinámica con mayores cuotas de integración social y política, surgieron graves inconvenientes. Por un lado, los estados de bienestar de cada estado miembro fueron sufriendo los efectos de los procesos de liberalización y de aumento de la competitividad, mientras que los esfuerzos para generalizar las políticas sociales chocaban con...
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  • El cambio en Europa

    10/03/2017

    Rosa Martínez

    Diputada de Unidos Podemos y coportavoz de EQUO

    Sin duda Europa está cambiando, lleva tiempo cambiando. Lo que hoy vivimos no es sino la aceleración y concreción de diferentes tendencias y fenómenos, que desde hace décadas (con diferencias cronológicas y de intensidad según los países) están transformando el orden y los elementos sobre los que se edificaron nuestras sociedades tras la Segunda Guerra Mundial: - Las altas tasas de crecimiento de económico de la posguerra que pusieron las bases del funcionamiento de nuestras economías y se tradujeron en una mejora sustancial del nivel de vida de las personas en Europa, ya no existen y posiblemente no volverán....
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  • José Luis Atienza

    Teniente alcalde de ICV de Viladecans

    José Luis Atienza y M.A Díaz La Unión Europea está en una crisis política sin precedentes. Es evidente que el Brexit ya ponía al proyecto europeo en inesperadas dificultades, pero sumado a la irrupción de Trump y al confuso panorama electoral de nuestros vecinos mediterráneos pone a Europa en una situación inédita desde el fin de la segunda guerra mundial. La Unión Europea está también en el centro del debate de la izquierda. Una parte de ella anuncia que ha llegado el momento de salir del euro y volver a las monedas nacionales, porque la moneda...
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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    El 2016 ha sido un año que muchos analistas lo han calificado como el inicio del fin de la Unión Europea (UE) a causa de 3 importantes sucesos. El primero, la victoria electoral del BREXIT y la consecuencia de la dimisión del conservador europeísta, a la manera británica, David Cameron. El segundo evento, la derrota del Primer Ministro italiano Matteo Renzi en el referéndum constitucional y su posterior renuncia. Y el tercero, la cercana posible victoria de la ultraderecha euroescéptica del Partido de La Libertad (FPÖ) en la segunda vuelta de unas repetidas elecciones en Austria. Además, y como...
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  • Miguel Guillén

    Politólogo

    Se me pide desde Espacio Público que dedique unas líneas a reflexionar sobre una pregunta de muy difícil respuesta, pero que sin duda debemos formularnos: ¿se abren o se cierran las oportunidades de cambio en favor de mayor justicia social y mejores garantías democráticas? Se trata de una cuestión fundamental que necesariamente se tiene que abordar desde una perspectiva global, levantando la vista más allá de nuestras fronteras. Vivimos en un país situado en la periferia de Europa (a nivel geográfico y no solamente a este nivel), que forma parte de la Unión Europea y que en los últimos...
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  • Pere Vilanova

    Politólogo.

    Parece emerger una opinión difusa de que “estamos saliendo” de la crisis iniciada a finales de 2008. Incluso algunos expertos apuntan, a comienzos de 2017, que se ha salido de la crisis durante 2016. Habrá que ver si la tendencia se confirma. Pero algún hecho es de difícil refutación a escala europea e incluso transnacional. Admitiendo que se haya salido de la crisis, lo que es seguro es que ello no significa que “volveremos a estar como antes (de la crisis)”. En absoluto, pues con el tiempo veremos que hemos asistido a un reajuste estructural de proporciones históricas, a...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    Durante los últimos cien años (más intensamente durante los últimos setenta y aún más en los últimos veinticinco años) Europa ha ido perdiendo su papel económico, cultural, tecno-científico y geo-estratégico; y, lo que es aún más grave, está perdiendo su propia identidad política y social, heredera de más de veinticinco siglos de historia. Parece que el mundo eurocéntrico ha dejado de existir definitivamente. Los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera potencia económica mundial al terminar la Gran Guerra y, a pesar de la crisis de los años 30, consolidaron su poder al término de la Segunda Guerra Mundial. El desgaste de Europa durante...
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  • Andy Durgan

    Historiador

    Andy Durgan (historiador) y Mike González (escritor) El panorama mundial en las dos semanas posteriores a la inauguración de Trump, como señala Francisco Louçã, no se veía muy alentador. Pero precisamente por eso sería importante recordar que la historia no es un momento, sino un proceso. De no ser así, la sucesión de Brexit a Trump llevaría inexorablemente hacia una nueva edad de hierro bajo el dominio de un fascismo europeo renaciente. Nada es inevitable. La cuestión es cómo conseguir un cambio que responda a las esperanzas expresadas en las manifestaciones multitudinarias contra Trump a través del mundo. Por...
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  • Javier Madrazo Lavín

    Profesor. Ex Consejero Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco.

    Hablar de Europa en el año 2017 significa hablar de frustración, decepción e impotencia. Recuerdo la admiración que la izquierda española sentía en el franquismo y la transición por una Europa, que percibíamos como un espacio de libertad, igualdad, justicia social, derechos humanos y democracia. Cabría preguntarse ahora en qué nos equivocamos; qué hicimos mal entonces y cuál es el precio a pagar por los errores cometidos. Personalmente, lo tengo claro. Dejamos que el proceso de Unión Europea lo liderara la derecha más neoliberal y el socialiberalismo, doblegado por la presión de los poderes económicos y militares. Las élites tomaron...
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  • Maria Corrales Pons

    Periodista y miembro de Un País en Comú

    Para responder a la pregunta de si se está abriendo o cerrando la brecha histórica para la oportunidad de un cambio en sentido progresista, es fundamental, en primer lugar, situar, desde los enfoques teóricos de cada cuál, el porqué de su apertura. Desde mi perspectiva, una de las principales causas que hay que atender para comprender el desarrollo de la crisis y sus respuestas en nuestro contexto es el de la crisis orgánica del proyecto económico y político de la Unión Europea. Tal y como explica Gerardo Pisarello, a partir de la crisis económica de 2008 que pone...
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  • Julian Ariza

    Sindicalista

    Comparto la idea de que no hay motivos para el optimismo si nos asomamos al panorama político, económico y social que nos rodea, tanto a nivel internacional como dentro de nuestro país. Efectivamente, si pensamos, por ejemplo, en los dos acontecimientos más próximos y sobresalientes, el problema no sería sólo que los británicos apostaran por el Brexit y los estadounidenses le otorgaran el poder a un energúmeno. Lo peor es que la deriva por la que nos deslizamos hace años adquiere mayor gravedad con estos hechos. Me refiero a los retrocesos en materia de regulación frente a los desmanes...
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  • Rosa Cañadell

    Licenciada en Psicología. Profesora. Articulista. Co-fundadora del SIEC (Seminari Ítaca d’Educació Crítica).

    Las crisis son una oportunidad, se acostumbra a decir. La verdad es que las crisis (personales, psicológicas, políticas, económicas...), si se superan, acostumbran a abrir nuevas perspectivas, pero si no se superan, en vez de una oportunidad, pueden llevarnos a la ruina. España, Europa y, posiblemente, el mundo entero, está atravesando una de las mayores crisis después de la II guerra mundial. Crisis financiera, política, social y moral con todas sus consecuencias: aumento brutal de la desigualdad, del desempleo, de la explotación laboral, de la desprotección social, de la privatización de todos los servicios públicos, de la pobreza, de...
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  • Isidor Boix

    Ex Secretario de Negociación Colectiva y Acción Sindical Internacional de FITEQA-CCOO.

    Comparto prácticamente todas las consideraciones de Francisco Louça en su trabajo “Europa está cambiando” que encabeza este debate. También las de Rafael Poch en su “Adiós, Unión Europea” (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2017/02/01/adios-union-europea-42041). Ambos pueden parecer demasiado pesimistas, apocalípticos casi, pero probablemente aciertan en su mensaje de crítica y alerta. Menos comparto las líneas de avance apuntadas cuando Louça propone “abandonar el euro”, con lo que supone de deconstrucción europea, y Poch ya entona el “adiós” a Europa. En ambos me falta una mayor reflexión sobre la necesaria iniciativa social para responder a los presentes desafíos. Es fácil coincidir con Francisco Louça cuando...
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  • Héctor Maravall

    Abogado de CCOO

    Las alternativas progresistas se alejan, pero no desaparecen No es fácil responder a la pregunta de si hoy estamos o no en mejores condiciones para impulsar y conseguir un cambio político y socioeconómico en España e incluso en la Unión Europea. Hay muchas razones para responder negativamente y también algunas para hacerlo en positivo. Todo ello partiendo de una primera constatación, el tablero político estatal e internacional se mueve a gran velocidad, surgiendo novedades no previstas, que dificultan cualquier proyección a medio plazo mínimamente fiable. El triunfo de Trump, el Brexit, la caída de Renzi y de Dilma Rousseff, la...
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