La UE, entre el bloqueo y la implosión: las fuerzas del cambio ante el desafío internacionalista.

  • Daniel Albarracín Sánchez

    Daniel Albarracín Sánchez

    Consejero de la Cámara de Cuentas de Andalucía. Sociólogo y economista. Miembro de Anticapitalistas y del Consejo Asesor de Viento Sur.

La Unión Europea lleva años en una fase de bloqueo para cualquier reforma de calado. Esta se mueve conjugando una tensión retórica tecnocrática y federalista, que procura de algún modo legitimar a la institución -sobre todo a la Comisión-, y una realidad palmaria intergubernamental que hace del revuelo ganancia de pescadores (Alemania), plasmada en la parálisis del Consejo. Al mismo tiempo, la Unión Europea, y el Eurogrupo en particular, juega el papel de espacio de concertación de las oligarquías europeas, que se amparan en sus orientaciones para justificar políticas de gobierno propicias a la austeridad social, el sostenimiento del sistema financiero privado y la mercantilización. La Unión Europea, entre la institucionalidad más innovadora y el espacio práctico de colaboración de las clases dominantes, legitima así la política de los gobiernos favorables a la depresión salarial y el socorro público a las corporaciones privadas, sin embargo, cualquier otra iniciativa de importancia se ve sujeta por la esclerosis institucional europea.

Los inesperados fenómenos que vienen sucediendo no podían preverse en su concreción, pero la tensión bajo el suelo desde tiempo que se estaba presentando. Más allá de la parálisis política y la verborrea eufemística acostumbrada, la tectónica de placas social, económica y medioambiental presionan hacia movimientos sísmicos que están desbordando el status político en vigor.
Cuando una estructura o una institucionalidad son inconsistentes se rompen por sus eslabones más frágiles. Cuanto menos son cinco los puntos débiles de la arquitectura de lo que hoy entendemos como Unión europea.

1. Los cinco puntos frágiles de la cadena.

En primer lugar, como espacio de concertación de las clases dominantes, ha mostrado el fracaso, desde arriba, en la capacidad de coordinar los intereses de todas las fracciones de las clases dominantes de cada país. Secciones de la burguesía que no se mueven a escala europea o supranacional no han encontrado en la Unión Europea más que un lastre, en tanto que las reformas realizadas y las ayudas revertidas han recaído fundamentalmente en las capas empresariales oligopólicas y/o transnacionales agrícola, industrial o financiera vinculadas a la construcción del mercado único europeo. Todo el liderazgo económico e influencia de presión de la que han disfrutado las transnacionales industriales y financieras, lo han sentido como desdén otros sectores económicos.

En segundo lugar, una crisis de indiferencia, distancia y legitimación. Las clases populares y trabajadoras europeas han sentido las políticas de austeridad social, privatización de servicios públicos y deterioro de las garantías democráticas. Dependiendo de la posición del país o la región, centro, periferia Este o periferia mediterránea (más Irlanda), la intensidad de la desprotección social y laboral y la depresión salarial, se ha experimentado de manera más o menos fuerte. Mientras se creció, aun cuando el capital ficticio creado siente las bases para la mayor crisis financiera que se conocerá, la legitimidad de la UE se sostuvo de algún modo entre los sectores sociales integrados. Cuando la tasa de beneficio efectiva (tasa de rentabilidad menos costes financieros) descendió empezó a quedar en entredicho. El paro en vastas regiones y la precariedad del empleo aplastaron las expectativas del mundo del trabajo y, por tanto, de las mayorías sociales, especialmente en la periferia. De ahí nacen los motivos de los movimientos interiores de población por la búsqueda de empleo. De toda la crisis social mundial, aún más grave, se produce una situación de movimiento de migrantes forzados que se está empleando para crear una crisis humanitaria de fronteras generando miedo social injustificado. Se pone así en tela de juicio tanto el principio de libre circulación de personas en la propia UE, como se ha construido unas relaciones con países vecinos para que hagan de guardianes de frontera.

De los dos motivos de crisis anteriores, articulados con la asimilación socialiberal de la socialdemocracia como fuerza legitimadora del establishment y la ausencia de un sujeto político transformador y alternativo, proviene el factor de atracción del populismo nacionalista autoritario y xenófobo. Por otra parte, también se alimenta de otras frustraciones, fragmentaciones y temores: el miedo de la clase trabajadora a tener que compartir recursos o empleos con migrantes (de los Países del Sur más al Sur de Europa, del Este y del Sur de Europa), y el señalamiento de nuevos enemigos exteriores -que realmente se han cultivado en nuestro interior-, y que se han caricaturizado y simplificado en la figura del Islam.

La tercera, la hipertrofia financiera, vinculada a fenómenos económicos de fondo: el formidable volumen de capital ficticio existente que no podrá valorizarse y que acabará destruyéndose más tarde o más temprano.

Hoy por hoy, el frágil consenso de las clases dirigentes pasa por recuperar la tasa de beneficio mediante la presión sobre los salarios, condiciones laborales (y una dualidad de empleos a tiempo completo, con una extensión del empleo a tiempo parcial a la carta e inestable), servicios públicos y derechos sociales; descartan desinflar el balón de deuda de manera ordenada (una deuda que sigue pesando sobre las espaldas de trabajadores y contribuyentes netos reales -lo que supone que no están entre ellos fundamentalmente las grandes corporaciones y fortunas privadas, que evaden fiscalmente de manera masiva-), y que a nuestro juicio debiera recaer sobre acreedores y accionariado, principalmente. Varias manifestaciones del fenómeno: crisis bancaria, crisis de la deuda privada y pública, y la crisis hipotecaria. Desde entonces, no han cesado de imponerse unas políticas monetarias extravagantes.
El Banco Central Europeo generalizó la política más ultraexpansiva que jamás se ha conocido (orientada a sostener las cuentas de la banca privada, no para animar ni la economía ni el bienestar social) a pesar de los registros japonés y estadounidenses. Lo que ha hecho posible que el nuevo ciclo periódico aliviase la dinámica de acumulación, sin lograr zafarse de la amenaza de la deflación, y con unos niveles de producción e inversión inferiores a la situación anterior a la Gran Recesión. La crisis financiera se ha contenido, por el momento, señalándose procesos de desendeudamiento significativo, gracias a la mini-reactivación o “efecto rebote cíclico” (que tuvo su momento álgido en 2016 y ya ha realizado su inflexión). Si bien estamos lejísimos de espantar el riesgo de una nueva y próxima recesión, que, ante las patadas hacia adelante dadas en este periodo, será mucho más dura. Su potencial destructor se presenta con apenas dos muestras: el de la banca italiana -que ha exigido un nuevo rescate (bail-out) del Estado italiano, contra toda reglamentación europea-, y el Deutsche Bank. En vez de presentar una política decidida que revierta los fundamentos para desactivar ordenadamente ese capital ficticio, no, tenemos una nueva línea dibujada de socialización de las deudas. Esta vez sería a la escala europea, con lo que podría significar una segunda fase de la Unión Bancaria (tras algunos bail-in en la periferia) y la formación de un Fondo Monetario Europeo a partir de varios gigantescos instrumentos financieros (por ejemplo, el MEDE), que a su vez serviría de látigo financiero para imponer la austeridad en países de “una segunda velocidad”, haciendo caer sobre ellos todo el peso del espíritu del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Todo ello, bajo un Sistema Euro (Michel Husson) que, como maquinaria de exportación de la crisis del centro a la periferia, también resulta incapaz de contener la decadencia de la capacidad de acumulación capitalista.

Quizá lo más relevante en términos históricos sin duda alguna, la tendencia, una vez que se agote la prórroga del fracking y otras formas de extracción agresiva, a que la energía fósil se encarezca de manera irreversible. Cuando eso suceda, la combinación de bajas tasas de rentabilidad, altos costes financieros y de materias primas, la Gran Recesión nos parecerá una broma. Esta crisis será más dura en Europa, por su alta dependencia energética y porque los beneficios que permiten las prórrogas extractivas (suicidas, en cuanto al caos climático al que contribuyen, pero también de escaso recorrido) y la consiguiente rebaja temporal de los precios de las energías fósiles, podrán verse en entredicho con el ascenso de políticas proteccionistas en los bloques exportadores.

La quinta razón, extraordinariamente poderosa, es la reordenación y repliegue parcial de la globalización, en un contexto de acumulación débil o menguante de la economía capitalista, y el papel subordinado y relativamente aislado de la Unión Europea de los polos de poder viejos y nuevos en este contexto.

Es en todo este contexto, en el que cabe comprender que varias de las piezas se desencajen. El Brexit, el desencanto de las clases populares periféricas (con distintos signos) o la humillación financiera y política aplicada a la derrotada Grecia, que aunque no se haya traducido en la expulsión, nada la descarta en un futuro.

El auge comercial de China y la pérdida de preponderancia de EEUU, ante un electorado cansado de promesas incumplidas por el Partido Demócrata, con una situación laboral depauperada, han aupado reactivamente a Trump al frente de un imperio, en decadencia pero aún sin rival en muchos terrenos, que puede estar dando al traste con muchos de los esquemas sobre los que interpretábamos el sistema-mundo. Alianzas geocomerciales con Reino Unido y abandono del Tratado Transpacífico e interrupción o reforma del TTIP; pactos extractivistas petroleros con Rusia (Ártico); remilitarización de EEUU, que deja su papel de guardián, dejando sin protección a otros aliados; y una política de tipos de interés al alza, para emprender una carrera competitiva para atraer los capitales internacionales y poder seguir haciendo frente a sus dos torres de deuda (externa y pública). Esta política podría generar un efecto centrifugador de algunos Estados Miembros, que podrían verse atraídos por el polo anglosajón o por el ruso, más aún cuando la UE se queda en tierra de nadie, muy dependiente energéticamente, y sin perspectivas de prosperidad.

2. Las tendencias políticas de las clases dirigentes en la UE.

Todos estos factores, están acentuando tendencias políticas aún desdibujadas. Ahora bien, algunas se empiezan a esbozar. De algún modo se ha querido expresar la respuesta de la Comisión Europea en el Libro Blanco que ha redactado Jean Claude Juncker.

Así, de todas las estrategias observadas en el tablero político europeo, el establishment va apuntando sus respuestas. Se trata de una fórmula que trataría de esquivar los frecuentes bloqueos del Consejo, que imponen la unanimidad para las grandes reformas, así como una respuesta federalizadora y selectiva (“no todos los países pueden ir al ritmo planteado”) en reacción al Brexit. Consistiría en la recentralización de competencias y recursos para blindar los privilegios de un club restringido de países (centroeuropeos y nórdicos). Se trataría así de una estrategia dual, federal para los países de la primera velocidad -no por ello menos neoliberal-, así como disciplinaria y subordinante económicamente para los que vayan “más despacio”. Tendría como bases teóricas el Informe de los 5 presidentes, en una versión excluyente para el cinturón de países periférico. Como base material contaría con el conjunto de acuerdos e instrumentos financieros fuera de los Tratados, con acuerdos intergubernamentales, levantados desde hace años (MEDE, Plan Juncker, Plan de inversión exterior, etcétera). En suma, una UE a varias velocidades, competencias y recursos desiguales, y fórmulas de adhesión y jerarquía a varias escalas.

Una segunda tendencia se orienta al repliegue nacional. Aquí cabe señalar formulaciones muy distintas. Una tendencia de blindaje proteccionista, conservador y soberanista, para si acaso establecer lazos bilaterales a la carta en la que el país pudiera establecer otros vínculos, dentro de su pleno control. Aquí podemos encuadrar la emergencia de algunas fuerzas reaccionarias tanto en centro Europa como en el Este. El hermano rebelde de las clases dominantes, la extrema derecha, si triunfa en algún país puede reproducir el esquema del Brexit, pero suponemos que nada impedirá que puedan formar otro bloque de países en el proceso de desglobalización parcial en el que estamos incursos.

3. Una Europa con un sujeto europeo por construir. ¿Qué hacer contra el populismo reaccionario y contra el establishment?.

Cabría también hablar de varias posiciones de izquierda, que confrontan con el modelo de la UE.
La primera para negociar reformas paneuropeas que hicieran valer un, a nuestro juicio improbable dada la naturaleza del proyecto, modelo alternativo dentro de una UE y un sistema euro revisados.
La segunda, una opción de salida del euro y soberanista popular para retomar el instrumental del Estado Nación -política monetaria, fiscal y de gasto-, para reestablecer relaciones bilaterales con quien se desee, en unos términos que no se han desarrollado en el debate.

La tercera, la que apostaría, mientras no se modifiquen los Tratados, por redefinir y reconstruir los lazos a escala supranacional con aquellos conformes no con las “velocidades”, sino en un rumbo común y alternativo; lo que podría suponer una estrategia de desobediencia de los Tratados y políticas europeas, para tratar de emprender una política autónoma y progresista abierta a cooperar y converger realmente con otros pueblos formando una confederación o federación nueva de países que llevarían a cabo una política comercial justa y cooperativa, una política redistributiva fuerte, y un cambio de modelo productivo y una política de inversión socioecológica común, sin descartar la formación de una nueva moneda cuando se presenten las condiciones.

Estos últimos discursos, en un pueblo europeo que apenas habla de Europa salvo como mito o como fantasma, cobran cuerpo, dentro de una escasa difusión, en iniciativas como las del Plan B, Diem 25 y otras, aún con una perspectiva muy focalizada en los réditos electorales que puedan recabarse a nivel nacional.

Sin embargo, la coherencia práctica del discurso y su acogida consecuente por la población dependen de la construcción de un sujeto que está por construir. Un sujeto que difícilmente se reconocerá mientras se conforme a escala de la comunidad nacional exclusivamente. De hecho, se trata de un sujeto que sólo puede desarrollarse mediante una “solidaridad entre desconocidos”, tal y como suscitó en su día Daniel Bensaid. El capital es global, y opera a nivel de grandes mercados continentales al menos, mientras que los sujetos subalternos se fragmentan y apenas actúan a esa misma escala. Ese sujeto no puede confundirse con grupos que viajen haciendo turismo revolucionario -aunque la coordinación internacional lo haga necesario-, o que simplemente representa a organizaciones partidarias, pues ha de enraizar en las clases populares y trabajadoras en cada país. Ese sujeto, esa subjetividad antagonista expresada materialmente en prácticas, organizaciones y medios de comunicación comunes, sólo puede labrarse mediante experiencias comunes con propuestas compartidas frente a un adversario común.

Pero para ello, las fuerzas políticas deben comprender e identificar que parte de los problemas experimentados por cada población son comunes y de posible abordaje colectivo. Y no son pocos esos problemas, aunque su expresión sea asincrónica: el desarrollo de un mercado lucrativo oligopólico donde grandes corporaciones operan a escala transnacional contra los derechos de los pueblos y la naturaleza; la degradación y la naturaleza explotadora y antidemocrática de la relación salarial; el retroceso de la protección social y los servicios públicos, entre otros. Es ante este desafío donde se presentan las oportunidades para la solidaridad económica internacionalista, proyectos de convergencia real, de cooperación y de inclusión y reconocimiento de la diversidad entre pueblos iguales y distintos. Y, certeramente, esas políticas coinciden con un perfil: pueden desarrollarse tanto hacia dentro como hacia fuera, sin contradecirse, pero que poniéndose en marcha de manera coordinada serán más eficaces políticamente. No se trata de problemáticas y soluciones de a primera vista, pero, sea como fuera, son las únicas capaces de superar todo aquello que nos aqueja.

Mientras ese sujeto se conforma, primero en aspiración -reconociendo el fuerte retroceso para lo que refiere ese horizonte-, para dar pie luego a formas de organización práctica concreta, resulta también clave abordar un debate. Estamos ante un nuevo panorama, una refundación austeritaria y excluyente de la UE -abanderada por el establishment-, al mismo tiempo que la emergencia rebelde de populismos reaccionarios. A pesar de la tensión que guardan ambas líneas, no son incompatibles entre sí pudiendo tomar lugar de varios modos. Sea bien con la asimilación del ideario de la extrema derecha por parte del establishment para conservar electorado, sea bien con el liderazgo directo de la derecha radical si se suman gobiernos en esta clave.

Y nos preguntamos, ¿cuál es la vacuna contra el populismo nacional autoritario?. Sin duda alguna, la defensa de la democracia y el empoderamiento popular resultan fundamentales al librar esta batalla. Debemos comprender que la emergencia del “hermano rebelde de las élites” es fruto del fracaso de la política del “extremo centro” (como diría Tariq Alí), del establishment. Es contra este eje donde debemos focalizar nuestros esfuerzos. Así, cabría leerse como la extrema derecha deviene tanto un intento de reafianzar los intereses de las burguesías nacionales (no tanto como las transnacionales) integrando a las clases populares nacionales, siendo ante todo fruto del fracaso de otros (neoliberalismo y socialdemocracia). Coyunturalmente la UE expresa una debilidad. Por tanto, en este momento político debemos aprovecharlo, antes que las clases dirigentes reafirmen su nuevo proyecto si resuelven sus diferencias.

La extrema derecha bebe de la ilegitimidad de las políticas de las grandes coaliciones, del fracaso de la socialdemocracia para con los intereses de la mayoría, pero se sostiene políticamente apoyándose en viejos prejuicios, a lo que suma oportunistamente algunas propuestas de la vieja izquierda nacional para legitimarse. Naturalmente, si se aupara el populismo autoritario y xenófobo con el poder debiéramos enfrentarnos directamente con ellos. Pero la clave consiste en orientarse a sus bases sociales, las clases trabajadoras, y otros sectores populares afines, con una política impugnatoria y alternativa incluyente y democrática, precisamente volcando toda nuestra iniciativa política contra los regímenes, como el nacido en la transición española, y contra el propio establishment europeo.
La alternativa pasa por levantar un proyecto supranacional solidario, que ponga en común los problemas de los diferentes sujetos populares de cada país, para encontrar soluciones compartidas y cooperativas, contra un adversario en declive. Para eso, hagamos compatibles la agenda política de las fuerzas del cambio dentro de cada Estado, enfatizando aquellos puntos que son de común interés para los pueblos de Europa (o de cualquier continente que los comparta) para actualizar, en suma, una nueva política de los comunes radicalmente democrática tan capaz de potenciar la soberanía popular como el hermanamiento internacionalista de los pueblos.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • camelias31

    Secretario de Comunicación de Alternativa Republicana

    Es hora de abrir los ojos: esta crisis no es sólo una crisis financiera. Es sobre todo una crisis económica y de gobernanza, que refleja la ausencia de una política económica a nivel de la UE y la falta de regulación del mercado. La verdadera respuesta a todos estos problemas será, ante todo, política: nuevo orden Económico Mundial y una Europa federal. Somos europeístas, pero no es aceptable la deriva neoliberal que impone injustas e insostenibles restricciones sociales a los Estados. No creemos en la existencia de una moneda única sin una política económica y fiscal única y avalada por...
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  • Nacho Alvarez

    Profesor de Economía, UAM, y Responsable de Economía de Podemos

    El debate político europeo está hoy marcado por dos preguntas ineludibles: ¿Qué significa terminar con el neoliberalismo en Europa? ¿Qué estrategia política permite caminar en esa dirección cuando uno forma parte de la Eurozona? Recordemos que Europa y los países occidentales ya terminaron una vez con el liberalismo. La primera globalización (1870s-1920s) entró en crisis con la I Guerra Mundial, y fue definitivamente desarmada con la Gran Depresión de 1929. Las políticas económicas keynesianas, vinculadas al ascenso de la socialdemocracia y a las conquistas del movimiento sindical, pusieron un punto y aparte en la tendencia a la mercantilización de las...
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  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    La Unión Europea (UE) ha puesto de manifiesto su incapacidad para afrontar las dos grandes crisis que han conmocionado a la economía y a la política: La Gran Recesión y la grave situación de los refugiados. Esto pone de manifiesto la debilidad institucional y los cimientos nada sólidos con los que se ha tratado de construir la unión monetaria. El fracaso tan evidente pone en cuestión el proyecto europeo de integración. La UE no hace honor a su nombre pues se encuentra desunida ante las respuestas que se han dado con los refugiados, al tiempo que se agranda la...
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  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    A seis décadas de la firma del Tratado de Roma y a pocas semanas del primer aniversario del Brexit, la sensación de implosión de la UE se generaliza. Todo hace pensar que el proyecto actual de la UE deriva hacia una especie de Europa bajo hegemonía alemana, debilitada por la crisis del euro e incapaz de reformarse desde dentro, donde las demandas de soberanía de los Estados miembros crecen. La hipótesis de la que parte el presente artículo se sitúa precisamente en el punto en el que la crisis de la UE parece irreversible, mientras el horizonte del regreso...
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  • Javier Doz

    Miembro del Comité Económico y Social Europeo por CCOO

    El segundo artículo de Francisco Louça, después del inicial que promovió este debate, lleva por título “Actuar en Europa con los pies en el suelo”. En él, su autor realiza una breves glosas de la mayoría de los artículos que lo precedieron para llegar a una inicial conclusión de que todas las personas que hemos participado en el debate compartimos que “la izquierda debe desarrollarse fuera de esas instituciones o de esa política”, en referencia a las instituciones de la UE y a la política que éstas han aplicado en los últimos tiempos (o desde su creación). Comparto la...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    Durante los últimos cien años (más intensamente durante los últimos setenta y aún más en los últimos veinticinco años) Europa ha ido perdiendo su papel económico, cultural, tecno-científico y geo-estratégico; y, lo que es aún más grave, está perdiendo su propia identidad política y social, heredera de más de veinticinco siglos de historia. Parece que el mundo eurocéntrico ha dejado de existir definitivamente. Los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera potencia económica mundial al terminar la Gran Guerra y, a pesar de la crisis de los años 30, consolidaron su poder al término de la Segunda Guerra Mundial....
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  • Isidor Boix

    Ex Secretario de Negociación Colectiva y Acción Sindical Internacional de FITEQA-CCOO.

    Me ha sorprendido la nueva aportación al debate de Francisco Louça respondiendo a las intervenciones producidas a partir de la suya inicial. Sorpresa y desacuerdo por el método, por el tono y por su contenido. Me parece un mal método referirse a las diversas aportaciones recogiendo de muchas de ellas sólo un párrafo, o una frase, y, a partir de ello, sin intentar entender su sentido, polemizar con adjetivos como “prueba de sectarismo”. En esta segunda entrega Louça desarrolla su planteamiento contrario a las diversas opciones de “más Europa” centrándolo en su apuesta por los “Estados nación”. Por mi parte...
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  • El desastre europeo

    04/04/2017

    Fernando Luengo

    Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del círculo de Podemos Chamberí

    “La Europa de dos o más velocidades”. Consigna de moda en la siempre opaca y confusa jerga empleada en los documentos comunitarios. Aunque la expresión no es nueva en la gramática de la Unión Europea (UE) –ha justificado, por ejemplo, la decisión de crear la Unión Económica y Monetaria (UEM)-, ha cobrado una renovada actualidad. Designa uno de los cinco escenarios contemplados en el Libro Blanco sobre el futuro de Europa; concretamente el tercero, denominado “Los que desean hacer más, hacen más”. La idea es, básicamente, la siguiente. Para sacar de su letargo el denominado “proyecto comunitario”, hay que...
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  • Daniel Albarracín Sánchez

    Consejero de la Cámara de Cuentas de Andalucía. Sociólogo y economista. Miembro de Anticapitalistas y del Consejo Asesor de Viento Sur.

    La Unión Europea lleva años en una fase de bloqueo para cualquier reforma de calado. Esta se mueve conjugando una tensión retórica tecnocrática y federalista, que procura de algún modo legitimar a la institución -sobre todo a la Comisión-, y una realidad palmaria intergubernamental que hace del revuelo ganancia de pescadores (Alemania), plasmada en la parálisis del Consejo. Al mismo tiempo, la Unión Europea, y el Eurogrupo en particular, juega el papel de espacio de concertación de las oligarquías europeas, que se amparan en sus orientaciones para justificar políticas de gobierno propicias a la austeridad social, el sostenimiento del...
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  • Leo Moscoso

    SPO-Consulting (director)

    1. La Crisis Política en Tiempos Duros. La lección de la crisis griega era ésta: o prevalecía la democracia a expensas de los intereses de la oligarquía financiera internacional, o bien, si eran esos intereses los que había que hacer respetar, entonces se hacía necesario el estado de excepción. De ahí el golpe propiciado por los Junker, Dijsselbloem, & Co. Puede que Syriza continúe al frente del ejecutivo en Grecia, pero no nos engañemos: Grecia está administrada desde el exterior y los extremistas que la tienen intervenida también tienen el poder y están en el gobierno de Europa. Los extremistas...
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  • Francisco Louça

    Político y economista

    El diario Público inició un debate sobre el tema ¿Se abren o se cierran oportunidades para el cambio en Europa?, al que fui invitado a participar, junto a sus lectores y lectoras. El debate, que ha sido abordado por varios ponentes desde diferentes puntos de vista, puede seguirse aquí, por lo que agradezco a todos los participantes las ideas o críticas que han planteado a partir de mi texto inicial. Se trata de un debate vivo, en el que se adivinan experiencias, trayectorias y conclusiones diferentes, pero que comparten una preocupación: ninguno de los textos aplaude la senda que ha...
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  • Juan Carlos Barba

    Economista

    A mi modo de ver Francisco Louça acierta en que está desapareciendo el espacio para las políticas de capitalismo con rostro humano en Europa. Sin embargo disiento de él en dos puntos: -No creo que Europa sea reformable. La UE es una superestructura creada por EEUU y se adaptó al cambio de rumbo surgido a raíz del Consenso de Washington y esa adaptación se manifiesta en las instituciones actuales y sobre todo en la Eurozona. Pretender que tales superestructuras se reformen con otras finalidades más sociales (entiendo que se sugiere algún tipo de socialdemocracia) no me parece plausible por cuanto...
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  • camelias31

    Secretario de Comunicación de Alternativa Republicana

    Frente a este desastre anunciado, nuestros líderes políticos sólo ofrecen soluciones tecnocráticas, sin darse cuenta de que lo que está en juego hoy no es tanto la salud financiera de cada país en concreto sino la capacidad política de Europa sobre el control de sus políticas fiscales y frente a la presión de los mercados financieros. Y soluciones aisladas tipo "brexit" no son la respuesta. Es hora de abrir los ojos: esta crisis no es sólo una crisis financiera. Es sobre todo una crisis económica y de gobierno, que refleja la ausencia de una política económica a nivel de...
    - Seguir leyendo
  • Gabriel Flores

    Economista

    El futuro de la Unión Europea y del euro está en duda. Y hay muchas razones para ello. La simple enumeración de los problemas a resolver muestra la importancia del desafío que afronta el proceso de unidad europea iniciado hace 60 años. Los excedentes de ahorro de los países con superávit en sus balanzas corrientes (Alemania y Holanda, fundamentalmente) no se prestan a los países del sur de la eurozona, cuya solvencia presupuestaria y bancaria está en entredicho. Mientras los países deficitarios han tenido que hacer tremendos esfuerzos de ajuste para equilibrar sus cuentas exteriores y corregir...
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  • Sabino Cuadra

    Abogado y miembro de la izquierda abertzale.

    Hace solo unos días una noticia apareció en todos los medios: “Bruselas pide expulsar a más de un millón de migrantes sin papeles”. No han pasado ni dos años desde que la UE aprobó una lista de cupos de refugiados a acoger por cada país –consciente y flagrantemente ignorados por todos ellos-, hasta plantear ahora una política de detención, internamiento y expulsión por cientos de miles. Es decir, “donde antes dije digo, ahora digo diego”. Se acabó lo que se daba. Las formaciones xenófobas europeas han aplaudido la medida. De la Europa que acogió a decenas de miles de...
    - Seguir leyendo
  • Javier Doz

    Miembro del Comité Económico y Social Europeo por CCOO

    ¿Tiene futuro la UE? ¿Tiene futuro la izquierda? Después de leer el texto de Francisco Louçā y, sobre todo, la principal de sus seis conclusiones mi respuesta a ambas preguntas sería “no”. Porque el artículo -con el que coincido, no obstante, en parte de sus diagnósticos y algunas de sus conclusiones- tiene un mensaje claro: la única solución frente al estado de cosas en la UE, agravado por las políticas de austeridad y devaluación interna, es salirse del euro y adentrarse en lo que sería una versión de izquierdas del nacionalismo económico (sustitución de importaciones para mejorar las balanzas...
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  • Jaime Pastor

    Politólogo y editor de Viento Sur

    El diagnóstico que nos ofrece Francisco Louça sobre el momento que atraviesa la Europa postBrexit es rotundo, pero no por ello menos realista: “la Unión Europea se destruye por dentro porque es divergencia y no es Unión”, “Europa está cambiando, sí, pero sus instituciones forman parte de esta deriva hacia la derecha”. Un panorama que amenaza con ir a peor porque “la pesadilla de una nueva crisis financiera está por llegar“ y la pregunta solo es “cuándo llegará” y cuánto contribuirá a la descomposición de la UE tras la salida del que era su segundo mayor Estado miembro y...
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  • Eppur si muove

    10/03/2017

    Ángel Requena

    Profesor de Matemáticas

    Ante la pregunta categórica que se me plantea en esta tribuna (“¿Se abren o se cierran las oportunidades de cambio en favor de mayor justicia social y mejores garantías democráticas?”) no queda menos que recurrir a la celebre frase que Galileo nunca pronunciara ante el Santo Oficio, porque pese a todo el movimiento es incesante. El pasado enero falleció Zygmunt Bauman, el filósofo político comprometido y lúcido analista que acuño el término de sociedad líquida. Bauman no generalizó la liquidez al propio análisis político pero, sin duda, la obsolescencia de las reflexiones de coyuntura es también una característica de...
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  • Joan Subirats

    Catedrático UAB y Coordinador de Doctorado en el Institut de Govern i Polítiques Públiques (IGOB-UAB)

    La integración europea generó, como sabemos, una notable asimetría entre las políticas que promovían la eficiencia del mercado (que siempre fueron el motor del proceso integrador) y las políticas que querían promover protección y equidad. A medida que el proceso de integración económica se aceleró y se quiso acompañar esa dinámica con mayores cuotas de integración social y política, surgieron graves inconvenientes. Por un lado, los estados de bienestar de cada estado miembro fueron sufriendo los efectos de los procesos de liberalización y de aumento de la competitividad, mientras que los esfuerzos para generalizar las políticas sociales chocaban con...
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  • El cambio en Europa

    10/03/2017

    Rosa Martínez

    Diputada de Unidos Podemos y coportavoz de EQUO

    Sin duda Europa está cambiando, lleva tiempo cambiando. Lo que hoy vivimos no es sino la aceleración y concreción de diferentes tendencias y fenómenos, que desde hace décadas (con diferencias cronológicas y de intensidad según los países) están transformando el orden y los elementos sobre los que se edificaron nuestras sociedades tras la Segunda Guerra Mundial: - Las altas tasas de crecimiento de económico de la posguerra que pusieron las bases del funcionamiento de nuestras economías y se tradujeron en una mejora sustancial del nivel de vida de las personas en Europa, ya no existen y posiblemente no volverán....
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  • José Luis Atienza

    Teniente alcalde de ICV de Viladecans

    José Luis Atienza y M.A Díaz La Unión Europea está en una crisis política sin precedentes. Es evidente que el Brexit ya ponía al proyecto europeo en inesperadas dificultades, pero sumado a la irrupción de Trump y al confuso panorama electoral de nuestros vecinos mediterráneos pone a Europa en una situación inédita desde el fin de la segunda guerra mundial. La Unión Europea está también en el centro del debate de la izquierda. Una parte de ella anuncia que ha llegado el momento de salir del euro y volver a las monedas nacionales, porque la moneda...
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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    El 2016 ha sido un año que muchos analistas lo han calificado como el inicio del fin de la Unión Europea (UE) a causa de 3 importantes sucesos. El primero, la victoria electoral del BREXIT y la consecuencia de la dimisión del conservador europeísta, a la manera británica, David Cameron. El segundo evento, la derrota del Primer Ministro italiano Matteo Renzi en el referéndum constitucional y su posterior renuncia. Y el tercero, la cercana posible victoria de la ultraderecha euroescéptica del Partido de La Libertad (FPÖ) en la segunda vuelta de unas repetidas elecciones en Austria. Además, y como...
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  • Miguel Guillén

    Politólogo

    Se me pide desde Espacio Público que dedique unas líneas a reflexionar sobre una pregunta de muy difícil respuesta, pero que sin duda debemos formularnos: ¿se abren o se cierran las oportunidades de cambio en favor de mayor justicia social y mejores garantías democráticas? Se trata de una cuestión fundamental que necesariamente se tiene que abordar desde una perspectiva global, levantando la vista más allá de nuestras fronteras. Vivimos en un país situado en la periferia de Europa (a nivel geográfico y no solamente a este nivel), que forma parte de la Unión Europea y que en los últimos...
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  • Pere Vilanova

    Politólogo.

    Parece emerger una opinión difusa de que “estamos saliendo” de la crisis iniciada a finales de 2008. Incluso algunos expertos apuntan, a comienzos de 2017, que se ha salido de la crisis durante 2016. Habrá que ver si la tendencia se confirma. Pero algún hecho es de difícil refutación a escala europea e incluso transnacional. Admitiendo que se haya salido de la crisis, lo que es seguro es que ello no significa que “volveremos a estar como antes (de la crisis)”. En absoluto, pues con el tiempo veremos que hemos asistido a un reajuste estructural de proporciones históricas, a...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    Durante los últimos cien años (más intensamente durante los últimos setenta y aún más en los últimos veinticinco años) Europa ha ido perdiendo su papel económico, cultural, tecno-científico y geo-estratégico; y, lo que es aún más grave, está perdiendo su propia identidad política y social, heredera de más de veinticinco siglos de historia. Parece que el mundo eurocéntrico ha dejado de existir definitivamente. Los Estados Unidos de América se convirtieron en la primera potencia económica mundial al terminar la Gran Guerra y, a pesar de la crisis de los años 30, consolidaron su poder al término de la Segunda Guerra Mundial. El desgaste de Europa durante...
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  • Andy Durgan

    Historiador

    Andy Durgan (historiador) y Mike González (escritor) El panorama mundial en las dos semanas posteriores a la inauguración de Trump, como señala Francisco Louçã, no se veía muy alentador. Pero precisamente por eso sería importante recordar que la historia no es un momento, sino un proceso. De no ser así, la sucesión de Brexit a Trump llevaría inexorablemente hacia una nueva edad de hierro bajo el dominio de un fascismo europeo renaciente. Nada es inevitable. La cuestión es cómo conseguir un cambio que responda a las esperanzas expresadas en las manifestaciones multitudinarias contra Trump a través del mundo. Por...
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  • Javier Madrazo Lavín

    Profesor. Ex Consejero Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco.

    Hablar de Europa en el año 2017 significa hablar de frustración, decepción e impotencia. Recuerdo la admiración que la izquierda española sentía en el franquismo y la transición por una Europa, que percibíamos como un espacio de libertad, igualdad, justicia social, derechos humanos y democracia. Cabría preguntarse ahora en qué nos equivocamos; qué hicimos mal entonces y cuál es el precio a pagar por los errores cometidos. Personalmente, lo tengo claro. Dejamos que el proceso de Unión Europea lo liderara la derecha más neoliberal y el socialiberalismo, doblegado por la presión de los poderes económicos y militares. Las élites tomaron...
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  • Maria Corrales Pons

    Periodista y miembro de Un País en Comú

    Para responder a la pregunta de si se está abriendo o cerrando la brecha histórica para la oportunidad de un cambio en sentido progresista, es fundamental, en primer lugar, situar, desde los enfoques teóricos de cada cuál, el porqué de su apertura. Desde mi perspectiva, una de las principales causas que hay que atender para comprender el desarrollo de la crisis y sus respuestas en nuestro contexto es el de la crisis orgánica del proyecto económico y político de la Unión Europea. Tal y como explica Gerardo Pisarello, a partir de la crisis económica de 2008 que pone...
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  • Julian Ariza

    Sindicalista

    Comparto la idea de que no hay motivos para el optimismo si nos asomamos al panorama político, económico y social que nos rodea, tanto a nivel internacional como dentro de nuestro país. Efectivamente, si pensamos, por ejemplo, en los dos acontecimientos más próximos y sobresalientes, el problema no sería sólo que los británicos apostaran por el Brexit y los estadounidenses le otorgaran el poder a un energúmeno. Lo peor es que la deriva por la que nos deslizamos hace años adquiere mayor gravedad con estos hechos. Me refiero a los retrocesos en materia de regulación frente a los desmanes...
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  • Rosa Cañadell

    Licenciada en Psicología. Profesora. Articulista. Co-fundadora del SIEC (Seminari Ítaca d’Educació Crítica).

    Las crisis son una oportunidad, se acostumbra a decir. La verdad es que las crisis (personales, psicológicas, políticas, económicas...), si se superan, acostumbran a abrir nuevas perspectivas, pero si no se superan, en vez de una oportunidad, pueden llevarnos a la ruina. España, Europa y, posiblemente, el mundo entero, está atravesando una de las mayores crisis después de la II guerra mundial. Crisis financiera, política, social y moral con todas sus consecuencias: aumento brutal de la desigualdad, del desempleo, de la explotación laboral, de la desprotección social, de la privatización de todos los servicios públicos, de la pobreza, de...
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  • Isidor Boix

    Ex Secretario de Negociación Colectiva y Acción Sindical Internacional de FITEQA-CCOO.

    Comparto prácticamente todas las consideraciones de Francisco Louça en su trabajo “Europa está cambiando” que encabeza este debate. También las de Rafael Poch en su “Adiós, Unión Europea” (http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/2017/02/01/adios-union-europea-42041). Ambos pueden parecer demasiado pesimistas, apocalípticos casi, pero probablemente aciertan en su mensaje de crítica y alerta. Menos comparto las líneas de avance apuntadas cuando Louça propone “abandonar el euro”, con lo que supone de deconstrucción europea, y Poch ya entona el “adiós” a Europa. En ambos me falta una mayor reflexión sobre la necesaria iniciativa social para responder a los presentes desafíos. Es fácil coincidir con Francisco Louça cuando...
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  • Héctor Maravall

    Abogado de CCOO

    Las alternativas progresistas se alejan, pero no desaparecen No es fácil responder a la pregunta de si hoy estamos o no en mejores condiciones para impulsar y conseguir un cambio político y socioeconómico en España e incluso en la Unión Europea. Hay muchas razones para responder negativamente y también algunas para hacerlo en positivo. Todo ello partiendo de una primera constatación, el tablero político estatal e internacional se mueve a gran velocidad, surgiendo novedades no previstas, que dificultan cualquier proyección a medio plazo mínimamente fiable. El triunfo de Trump, el Brexit, la caída de Renzi y de Dilma Rousseff, la...
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