De qué hablamos cuando hablamos de socialismo

  • José Luis Zárraga

    José Luis Zárraga

    Sociólogo

23.01.2017

Debate principal: El socialismo de este siglo

Demasiados temas y demasiadas cuestiones se amontonan en este debate. Lo fundamental en él, lo que en primer lugar hay que aclarar si queremos discutir con sentido todos esos temas y cuestiones, es de qué hablamos cuando hablamos de socialismo.

Dejaré aparte otras cuestiones que se han planteado a lo largo del debate, cuestiones urgentes, que será indispensable tratar también. Las experiencias históricas de socialismo y las lecciones que debemos extraer de ellas; el análisis del capitalismo actual y de los cambios que se han consolidado en él con la crisis; y sobre todo la cuestión política práctica: cómo puede articularse hoy la alternativa socialista; cuál es la estrategia adecuada para alcanzar el objetivo y las condiciones en que es posible; cuáles serían las etapas, los instrumentos y los métodos, la organización; cuáles son las tareas en la etapa actual…; en suma, todo lo relacionado con el cómo llegar al socialismo. Aquí solo discutiré lo que diferencia esencialmente al socialismo de cualquier forma de capitalismo, porque es indispensable para avanzar en la dirección correcta. Para llegar a algún sitio es imprescindible tener idea clara de a dónde se va, a dónde se quiere ir. Si no se sabe a dónde se va, o se tiene de ello una idea equivocada, nunca se podrá llegar. El camino, desde luego, es esencial, pero es otro debate. En esta intervención no intentaré responder a la pregunta ¿qué hacer?, no porque no sea cuestión esencial, sino porque es otra cuestión, que requiere otro debate.

[Como no quiero hacer un monólogo, sino intervenir dialógicamente en el debate, lo haré, en las líneas que siguen, utilizando, tanto en lo que suscribo como en lo que discrepo, palabras e ideas de quienes han intervenido hasta ahora… Para ello, entrecomillaré las palabras de otros e indicaré entre paréntesis las iniciales del autor]

El socialismo, alternativa al capitalismo

Lo que el socialismo es (y ha sido siempre, desde sus primeros balbuceos históricos) es una alternativa al capitalismo: otra sociedad, un sistema alternativo, una lógica social y económica distinta a la de la sociedad capitalista…; más precisamente –como diría Marx- una alternativa al modo capitalista de producción. “La tarea fundamental es… formular una alternativa socialista”, “un sistema socioeconómico alternativo” (CT). El socialismo es “cuestionamiento del sistema capitalista” (JB).

La desigualdad y la explotación son consustanciales al sistema capitalista. El objetivo de ‘civilizar el capitalismo’ con una mayor regulación, o ‘domarle’ con un mayor control, es tan engañoso como el de ‘reformar el capitalismo’ que al principio de la crisis proclamaron como consigna los líderes políticos mundiales…, para someterse luego a los intereses y dictados más egoístas y salvajes del capitalismo financiero. “Intentar ‘domesticar’ o ‘humanizar’ el capitalismo es una batalla perdida de antemano; combatirlo y abatirlo es precisamente el objetivo primero del proyecto socialista” (MG): no hay una alternativa socialista que no sea anticapitalista. Por eso, es necesario traer “de nuevo al primer plano el viejo dilema: ‘Socialismo o barbarie’” (JB).

[El populismo de derechas –como el fascismo hace un siglo- es, precisamente, un simulacro de alternativa que prospera ante la falta de una verdadera alternativa al sistema, cuyo efecto es ayudar al sistema a superar una crisis sistémica…]

La ausencia del socialismo

Hoy, sin embargo, “la palabra ‘socialismo’ está ausente del debate político” (BE). El gran éxito del capitalismo ha sido devaluar, neutralizar, inhibir, borrar la idea del socialismo como alternativa, incluso “erradicar el término” (JB), y correlativamente, imponer la aceptación del sistema socioeconómico capitalista como el único posible. Lograr que nadie se atreva hoy a reivindicar “la idea de la construcción de una sociedad socialista” (MD). Es “la incapacidad de pensar más allá del capitalismo”, la idea de que “todo es posible, menos superar el capitalismo” (BF). “La sociedad occidental actual vive atrapada en el paradigma capitalista, de modo que incluso los antiguos partidos socialdemócratas se han reconvertido en social-liberales, incapaces de concebir una sociedad al margen del capitalismo” (AB)

En la perspectiva histórica, se ha logrado imponer en las conciencias el mensaje de que ‘el socialismo ha fracasado’; y, en la perspectiva del futuro, la idea de que el socialismo (entendido en sentido estricto, como sistema socialista) es imposible hoy, por “los cambios experimentados en la economía”, por “la globalización” (JAM). Por el contrario, partimos de la hipótesis de que “es factible técnicamente… y posible políticamente…”; que “sí hay alternativa, y se llama socialismo” (CT, p9, 13)

Hoy vivimos bajo la hegemonía ideológica del individualismo insolidario (BE) que ha logrado desalojar de las conciencias cualquier aspiración comunitaria. Tenemos que recuperar la crítica al sistema capitalista y los conceptos que nos permitan entender la situación actual e intervenir eficazmente en ella para cambiar el sistema

Para neutralizar la idea socialista, complementando a la pura descalificación, se ha tratado de reducirla, o bien a mero reformismo del sistema, capitalismo caritativo, o bien a mera aspiración ética, propuesta ideológica de una mayor igualdad. Se trata, en suma, si no se logra erradicar del todo la palabra ‘socialismo’ (o ‘socialdemocracia’), de vaciarla de contenido.

Por otra parte, el uso actual de ‘socialdemocracia’ en lugar de ‘socialismo’ no es inocente ni carece de consecuencias. ‘Socialdemocracia’ podría ser sinónimo de ‘socialismo’ –como lo fue históricamente-, un sinónimo para enfatizar la componente democrática esencial del socialismo. Pero no se usa así, sino para contradistinguirse del ‘socialismo’, para eliminar lo que era esencial en el socialismo histórico: la construcción de una sociedad socialista, la implantación de un sistema socialista en lugar del sistema capitalista. Llamándolo ‘socialdemocracia’ se pretende mutilar de su anticapitalismo al socialismo.

En la teoría, era necesario desahuciar a Marx, darle por liquidado y enterrarlo; en la práctica, destruir a los partidos comunistas y reorientar a los partidos socialistas en una dirección que no pusiera en cuestión el sistema. Con perspectiva histórica, hay que interpretar la ‘Tercera Vía’ de los partidos socialdemócratas como dominación de la ideología neoliberal (BE).

El socialismo no se reduce a “una gestión diferente de los marcos actualmente existentes, percibiéndolos como inamovibles y eternos” (BF), consiste en cambiar los marcos. Y para ello no basta con gobernar el Estado, acceder al poder político: eso es solo el medio (indispensable, pero insuficiente) para cambiar los marcos. Cuando decimos que el socialismo aspira a ‘cambiar el mundo’, no queremos decir solo que aspira a ‘hacerlo mejor’ (PC)…

Volvamos a la cuestión inicial: de qué hablamos cuando hablamos de socialismo. Y para responder a esta cuestión no basta con decir qué resultados –igualdad, justicia distributiva, bienestar…- habría de producir el socialismo; ni tampoco qué características políticas –soberanía popular, democracia participativa, control por la base social…- o ideológicas –solidaridad, valores…- habría de tener. Porque nada de eso, por sí solo, define al socialismo como alternativa. ¡Qué duda cabe de que el socialismo –la ideología socialista y la sociedad que el socialismo quiere implantar- es todo eso! Pero definiéndolo como si una de esas propuestas constituyeran su esencia, se confunde ideológicamente y se extravía políticamente. Y por eso hay que rechazar las concepciones que identifican la esencia del socialismo con una de ellas.

Concepciones ideologicas del socialismo

Sin duda el socialismo histórico supuso “una formulación de valores” distinta (BE) frente a los valores dominantes en la sociedad capitalista. Pero la concepción de la revolución socialista como revolución moral, de las conciencias, como cambio de valores con un sentido distinto de la vida, es insuficiente y equívoca. La lucha ideológica es un componente indispensable, pero no autónomo, de la lucha por el socialismo. La hegemonía ideológica neoliberal va inseparablemente unida a una sociedad cuyas prácticas sociopolíticas y económicas están gobernadas por el neoliberalismo. Ni basta –ni es posible- cambiar las conciencias sin cambiar las prácticas.

La cuestión de la ‘centralidad del individuo’, ‘colocar al individuo en el centro [del] proyecto histórico [emancipador]”, que plantea PC, es confusa, porque la propia noción de ‘individuo’ lo es. ‘Individuo’ es una noción ideológica que no se reduce a ‘ser humano’, sino que enfatiza una condición monádica que es a la que reduce al ser humano la ideología propia de un determinado sistema social, contra una condición comunitaria, solidaria. Por eso es confusa y contradictoria la idea de un ‘socialismo del individuo’.

Vale la identificación del socialismo con la democracia –que se hace en muchas intervenciones-, pero solo si se asume una concepción de la democracia que va mucho más allá del ámbito restringido que tiene el concepto en nuestra sociedad, para referirse a “la soberanía del pueblo para decidir sobre [todos] los asuntos comunes, entre los que se encuentran, como es obvio, los relativos a la producción, la distribución y el consumo de bienes para satisfacer las necesidades humanas” (MR).

Lo mismo sucede con la identificación de ‘socialismo’ con ‘igualdad’, con “la primacía del valor igualdad” (JF). Lo característico del socialismo no es la igualdad política, valor que –como el de la libertad- le precede y presupone. Pero tampoco la igualdad económica. La lucha contra la desigualdad es, desde luego, una parte esencial del proceso de lucha por el socialismo, y un resultado irrenunciable en la sociedad que el socialismo quiere construir. Pero el socialismo no es una “estrategia para ganar igualdad” (JH), ni su objetivo estratégico es la redistribución de rentas y la redistribución de la riqueza. El socialismo no es una cuestión de ‘redistribución’, aunque, desde luego, conlleve redistribución de rentas y de riquezas. Ese objetivo, por sí solo, será siempre o insuficiente o imposible sin cambio sistémico, si no resulta de una ‘democratización de la economía’, en el sentido más fuerte de “recuperar la decisión colectiva y compartida sobre la economía” (JH).

También es muy equívoca la identificación del socialismo con el ‘estado de bienestar’ (BE). Desde luego, la sociedad socialista ha de ser un ‘estado de bienestar’, pero eso no es lo que la define esencialmente frente a las sociedades capitalistas. Que “el socialismo son patatas”, es decir, que ha de ser un sistema económico que garantice condiciones de vida dignas a todos (BE), es obvio, como condición necesaria. Pero como objetivo político es algo que proclaman hoy todos, desde la derecha a la izquierda, sin que signifique nada.

Como no significa nada tampoco la identificación del socialismo con el ‘binomio ‘justicia social y democracia’, como expresión sintética de los principios y valores que representaría, porque no hay nadie en el escenario político actual que no suscriba semejante objetivo.

Concepciones economicistas del socialismo

En el plano económico se dice frecuentemente que el socialismo ha de ser la integración de Estado y mercado “como elementos complementarios” (BE). Pero no es posible realmente tal ‘complementariedad’. En el sistema capitalista, el mercado –no el imaginario mercado regulador de la oferta y la demanda de mercancías de la ideología económica liberal, sino el de los movimientos, reales y especulativos, de los capitales en busca de su máxima valorización- es siempre lo determinante en última instancia. En el sistema socialista, el papel del mercado solo puede ser el del mecanismo de ajuste final de la distribución del producto social; no es ‘complementario’, sino subsidiario. Una versión alternativa a la de la ‘complementariedad’ es la del supuesto ‘socialismo de mercado’, que con razón se califica de “oximoron sin remedio” (MR).

También en ese plano de lo económico se habla de una construcción ‘molecular’ del socialismo bajo el capitalismo (IM). Equívoca propuesta y de dudoso significado. Como estrategia puede ser válida; no como ideología, como concepción del socialismo, porque se funda en la engañosa idea de que es posible ‘coger lo bueno de los dos sistemas’, una idea que, en la práctica, no significa nada más que mantener en esencia el sistema dominante y renunciar a cambiarlo radicalmente. Pero “el socialismo será anticapitalista o no será” (MR).

Por último, se propone la ‘propiedad de las empresas’ como clave del socialismo, ‘sinónimo de socialismo’ (BE, JAM), entendiendo la ‘democratización de la economía’ como ‘democratización de la propiedad de la empresa’ o ‘democratización del gobierno corporativo’. Pero mientras la ‘empresa’–con independencia de quien sea su propietario, individual, privado colectivo, cooperativo, público o estatal- siga sometida al marco económico del sistema capitalista seguirá funcionando como una empresa capitalista, por muy democratizada que esté su propiedad, y ello, sobre todo, porque no podrá funcionar eficazmente de otra forma… La ‘toma de decisiones democrática’ sobre la economía que caracteriza al socialismo no puede producirse (ni solo ni prioritariamente) al nivel de la empresa, sino al nivel de la sociedad, en todos sus ámbitos (de la comunidad local al Estado). [Por otra parte, ¿qué sentido tiene este planteamiento en un mundo en el que las empresas han dejado de ser propiedad de quienes las dirigen y gestionan, para serlo cada vez en mayor grado de capitales financieros puros…?]

De qué hablamos, en fin, cuando hablamos de socialismo…

En el discurso socialista histórico siempre ha ocupado un lugar central la idea de ‘emancipación’, del socialismo como ‘proyecto emancipador’ (EGM)… Sin duda, pero ¿de qué emancipa la emancipación socialista? ¿De todo ‘poder despótico’? Pero ¿en qué consiste y dónde está la clave del ‘poder despótico’? En la explotación: la explotación del hombre por el hombre es aquello de lo que el socialismo ha buscado emancipar. El capitalista es el sistema de la explotación de una mayoría por una minoría que posee el control de los recursos económicos clave, a través del trabajo asalariado y de la primacía del interés individual y el beneficio privado.

Frente al sistema capitalista, como alternativa sistémica, el socialismo es la primacía de la política sobre la economía, la planificación democrática de los objetivos de la producción social, para garantizar una atención a las necesidades de la población que haga posible la realización plena de todos y un desarrollo ecológicamente equilibrado; supone la asignación por la sociedad de los recursos adecuados a ello y la fijación colectiva de los principios y criterios del uso del común y del reparto del producto social. Ello requiere sin duda una “redistribución radical del poder” y ha de conllevar la eliminación progresiva de “todas las formas sociales y estructurales de poder despótico” (EGM).

Que tal alternativa no esté, ni mucho menos, al alcance de la mano; que las dificultades sean enormes y el resultado incierto; que solo a través de etapas y de luchas concretas de muy diversa naturaleza se pueda ir avanzando… Todo ello es cierto, pero tan cierto como ello es que si no concebimos el socialismo como una alternativa sistémica al capitalismo, marcharemos –como las ‘terceras vías’- en la dirección contraria.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    El término socialismo tiene varias acepciones. Las distintas definiciones que se pueden dar son el resultado tanto de elaboraciones teóricas como de la evolución histórica política y económica. La primera diferencia vino dada cuando Marx y Engels contrapusieron a la concepción del socialismo utópico la de socialismo científico. A pesar de la hegemonía del marxismo en los partidos y sindicatos, que se crearon en el siglo XIX, tuvo lugar en el incipiente movimiento obrero, la primera gran escisión con el anarquismo. Las ideas marxistas fueron mayoritarias en casi todos los países en que comenzaron a arraigar, sin embargo, el...
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  • José Luis Zárraga

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  • lluisraeco

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    ¿Cómo puede el sindicalismo ayudar a construir otro modelo social? Sin duda el núcleo vertebrador de la acción sindical es la negociación colectiva. Dos ideas al respecto. Por un lado, la orientación de la política sindical y los contenidos sustantivos de negociación colectiva hacia objetivos de política económica de altos salarios y pleno empleo. Las dos reivindicaciones clave del movimiento sindical vasco cómo salario mínimo de 1200 euros mensuales y jornada laboral máxima de 35 horas semanales, deben integrarse para mejorar las condiciones de vida con la generación y reparto del empleo. Por otro lado la introducción de contenidos...
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  • Eduardo González de Molina Soler

    Sociólogo y politólogo

    “El hombre que no dispone de más propiedad que su fuerza de trabajo, tiene que ser, necesariamente, en todo estado social y de civilización, esclavo de otros hombres, quienes se han adueñado de las condiciones materiales de trabajo. Y no podrá trabajar, ni, por consiguiente, vivir, más que con su permiso” (Marx, 1875). ¿Qué significa hoy la libertad o la igualdad para un socialista? ¿Cómo definimos hoy el socialismo? Son interrogantes que hoy en día difícilmente son (bien) respondidos: la deriva ideológica del socialismo ―fruto de la derrota histórica del movimiento obrero― es de tal calibre, que la confusión...
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  • Enrique del Olmo

    Sociólogo

    Cuando Bruno Estrada propuso en Espacio Público un Debate sobre el Socialismo del siglo XXI, todos nos quedamos un poco sorprendidos pero a la vez alabamos el valor de plantearlo y la necesidad de empezar a abordarlo. Ahora con la ventaja de que otros 'valientes' se han tirado a la piscina, intento aportar una visión en relación a algunos temas, visión por supuesto parcial, incompleta e inconclusa. Las aportaciones realizadas por otros amigos, han avanzado muchas piezas extraordinariamente interesantes del puzzle de recomposición del fragmentario big bang de los conceptos y las prácticas del socialismo. Además frente a un pensamiento que...
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  • Armando Fernández Steinko

    Sociólogo

    Hacia 1800 nacía una sociedad dinámica e impetuosa. ¿Cómo abordar política, moral y culturalmente el capitalismo? Para los liberales la nueva fuerza desplegada por los mercados sería capaz de dar las respuestas con lo cual todo debía orientarse a asegurar su funcionamiento y la propiedad privada: la libertad es, por encima de todo, la libertad de hacer negocios. Los grandes asuntos, incluido el democrático, se acabarán solucionando si se deja actual al mercado y florecer los negocios, la sociedad tenderá mágicamente al equilibrio en beneficio de todos, la política se acoplará a la economía. La propuesta conservadora aceptaba los cambios,...
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  • José Manuel Mariscal

    Secretario general del PCA

    Socialismo. Una palabra antigua, aunque no más antigua que capitalismo, explotación, emancipación, pobreza o lucha. Apropiada, manipulada o canonizada, ¿huele a viejo una palabra tan moderna? En mi caso, como comunista, no debería desligar el debate sobre el socialismo del objetivo final de un sociedad sin clases, del comunismo. Nos han contado, más o menos, que el socialismo sería una etapa intermedia antes de la definitiva sociedad sin clases. El caso es que socialistas se llamaban las repúblicas soviéticas y socialista se llama el partido de Susana Díaz y también el de Nicolás Maduro. Socialista era el partido que...
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  • José Eduardo Muñoz Negro

    Doctor en Medicina y socialista

    Alguien dijo que no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época. Esta realidad ha sido interpretada, narrada o conceptualizada de muchas maneras. Desde la sociedad líquida de Baumann a la sociedad del riesgo de Beck, pasando por la ultramodernidad de J.A. Marina, las teorías sobre la posmodernidad o la modernidad inacabada de Habermas. Aunque diferentes, todos comparten y asumen el paradigma de la complejidad y la pérdida de referentes cognitivos, simbólicos e ideológicos. Puede parecer un tópico pero el tiempo se ha acelerado y la realidad se construye en los medios de una manera instantánea...
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  • ¿Qué socialismo?

    19/12/2016

    Juan Antonio Molina

    Periodista, escritor y socialista

    Este artículo toma el título de un opúsculo de Norberto Bobbio donde el ensayista turinés intentaba contestar el interrogante que le daba nombre al libro. ¿Es hoy también el socialismo en nuestro país un interrogante? La estrategia cortoplacista de sus dirigentes, enmarañada en la banalidad del marketing y el eslogan publicitario, representa la reinvención de una realidad tan ajena al pulso de la calle que produce frustración en las mayorías sociales. El Partido Socialista se percibe en un espacio político donde el debate ideológico se ha diluido ante un pragmatismo ad hoc al establishment que expulsa de su formato polémico...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    Algunas de las propuestas presentadas en este debate tienen por objetivo recuperar o refundar el proyecto socialista que se identifica con la corriente de la socialdemocracia europea, llenándolo de nuevos contenidos o reciclando experiencias interesantes de otros tiempos. Intentan sus autores resucitar una vieja y, mucho me temo, periclitada historia. ¿Es posible salvar la experiencia socialdemócrata? ¿Tiene sentido echar vino nuevo en odres viejos cuyo olor a caduco o viejuno repele a los jóvenes de entre 18 y 35 años y provoca mayores rechazos a medida que aumenta el nivel de estudios de las personas a las que intenta atraer? Tiene...
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  • Javier Franzé

    Profesor de Teoría Política

    La primera dificultad para hablar de socialismo hacia el futuro es precisar a qué se está haciendo referencia. El socialismo —como el liberalismo— es una corriente política y de pensamiento vasta, diversa, cuyo elemento aglutinante sería la primacía del valor igualdad. Pero esto remite a la superficie del problema, pues la cuestión no es tanto qué valor se privilegia, que es lo que reúne, sino cómo se piensa ese valor. Esto último suscita las divergencias más profundas, que determinan diferencias acerca de los caminos para construir esa igualdad. ¿Y si el problema fuera que el socialismo ha sido occidental, demasiado...
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  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    La respuesta a la cuestión de los retos del socialismo debe comenzar por reconocer que las realidades y preocupaciones expresadas en el debate en curso en 'Espacio Público'-'CTXT', incluyendo esta aportación, están condicionadas por la experiencia política, los parámetros culturales y la producción teórica del socialismo, permítaseme la expresión, del mundo occidental y cristiano industrializado. Si bien, dadas las características del capitalismo mundial actual, algunas de las cuestiones que se plantean suponen incursiones en terrenos globales y comunes por lo que podrían tener utilidad para las reflexiones que se produzcan en otras latitudes. Lo ideal sería poder identificar los rasgos...
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  • Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

    Marx decía lo que la revolución surgirá de las fábricas, no de los agricultores, ya que los agricultores están dispersos. Siglo y medio después las estrategias de dispersión del trabajador es sin lugar a dudas uno de los motivos por los cuales es tan difícil construir una alternativa. Una dispersión que no es sólo geográfica sino que también es organizativa e incluso de asunción cultural. George Lakoff escribió que la ciudadanía se siente más más motivados con la “identidad moral y los valores” que con cualquier otra cosa. El reto es construir comunidad y conectar con el sufrimiento, pero también...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    La socialdemocracia no cayó del cielo, ni surgió de la necesidad de cubrir con más producción una mayor demanda en un contexto de escasez de mano de obra, y desde luego no fue un regalo del capitalismo al movimiento obrero. El pacto socialdemócrata (el pacto entre capital y trabajo) fue consecuencia de la fuerte presión del movimiento obrero y del temor del capitalismo al modelo político-económico comunista. En Europa Occidental el socialismo devino en socialdemocracia cuando la pugna entre capitalismo y comunismo se sustanció en un sistema mixto de economía de mercado y de garantía de los derechos sociales, la...
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  • Andrés Villena Oliver

    Economista, periodista y doctor en Sociología

    La historia del socialismo es, lamentablemente, la de una matanza permanente que, no obstante, dista mucho del relato de ficción narrado por historiadores y voceros anticomunistas patrocinados. Quizá el primer crimen que merezca la pena reseñar sea el cometido contra Jean Jaurés en 1914, tres días después del inicio de la Primera Guerra Mundial, que acabó enfrentando a la clase obrera de los distintos países implicados. La muerte de Jaurés representa el fracaso de un internacionalismo que los socialistas alemanes rematarán al no impedir el asesinato en 1919 de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebkenecht, al comienzo de la débil...
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  • Ana Barba

    Edafóloga, activista social y política por la democracia participativa, el feminismo y la ecología.

    Tradicionalmente, las propuestas sociales y económicas de la izquierda han topado con los intereses de los pequeños propietarios, los pequeños agricultores y los pequeños comerciantes, lo que solemos llamar pequeña burguesía desde la época de la revolución francesa. Pese a que son explotados por las oligarquías, se sienten más cercanos a ellas que al proletariado, en parte por el temor a sufrir una desposesión en el transcurso de una hipotética revolución social y en parte por el espejismo del ascenso social. En el transcurso de los últimos 100 años, esta postura antagónica de la pequeña burguesía frente al proletariado se...
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  • Tasio Oliver

    Responsable de Servicios Sociales y Consumo de IU

    Escribo esta aportación desde la certeza, apesadumbrada, de que el socialismo en España nunca ha existido. Y si no ha existido socialismo como tal, el amago socialdemócrata que ha supuesto el trasiego político del PSOE en estos 40 años, ha sido convenientemente desmontado por unas élites orgánicas aliadas ya descaradamente con los intereses de las grandes corporaciones nacionales. La memoria de los tímidos logros de ese trasiego ha sido ultrajada por un vaciamiento progresivo, una cobardía política evidente y un desdibuje absoluto en cuanto a sus preceptos sociales, territoriales y democráticos en la última década. Lo peor y más doloroso...
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  • Daniel Puerto

    Investigador científico y miembro del secretariado de Alternativa Socialista

    Un artículo de Suso del Toro hablaba de la culpabilidad del PSOE en el descrédito de la política. Aunque mezclaba los conceptos de izquierda y socialismo en la culpabilidad de este deterioro de la política, cuando realmente solo se refería a un PSOE muchas veces alejado de estos dos conceptos, creo que da en el clavo en lo referente a la “degradación moral de la izquierda”. Que la derecha española sea mentirosa, autoritaria y corrupta entra dentro de la lógica al ser fiel heredera del franquismo y no haber sufrido las necesarias y profundas transformaciones que la hubiesen llevado...
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  • Brais Fernández

    Redactor de 'Viento Sur' y miembro de Anticapitalistas

    Quizás para tener un debate en torno a la cuestión del socialismo tendríamos que aclarar la polisemia de la palabra. Para la mayoría de la gente, socialismo es un concepto frío, que no va asociado a una experiencia emancipadora real. En el peor de los casos, se asocia a los exabruptos de los dirigentes del PSOE, que apelan al socialismo como una identidad partidaria con la que cada vez menos gente se identifica. En otros casos, por desgracia, se asocia a aquella distopía totalitaria en la que acabó convirtiéndose el socialismo soviético. Sin embargo, creo que hay algunas razones...
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  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    En un mundo que afronta para las próximas décadas formidables retos por el agotamiento de los recursos naturales y la crisis ecológica, así como por la formación de sociedades con fuertes fracturas sociales y desigualdades crecientes, la única forma de mantener un nivel de vida digno para la población será conseguir hacer más con menos, y esto sólo pasará en las sociedades que tengan organizaciones productivas que lo logren. Nuestra capacidad para construir una sociedad más productiva, más ecológica, una sociedad en la que sea posible alimentarse, desplazarse, tener una vivienda, calentarse, curarse, educarse, informase, investigar, producir... no se parecerá...
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  • Manuel Escudero

    Coordinador del Foro de Economía Progresista

    No esperen en esta reflexión un hilo de argumentación lógico y encadenad. Más bien voy a funcionar como se hace en las sesiones de diseño, cubriendo la pared con 'post-its' ideas y argumentos que vienen al caso, que van completando el cuadro de modo impresionista, a ráfagas, echándose para atrás y viendo lo que falta o lo que aflora. Sobre el nombre El socialismo en el siglo XXI, así, a secas, será cosa de nostálgicos, pero no de los que luchan por el progreso de la humanidad. Lo digo porque ya desde comienzos del siglo XX, el socialismo solamente ha servido...
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  • Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

    ¿Estamos ante el mismo capitalismo que hace 30 o 40 años? ¿Debemos responder ante este desde los mismos parámetros? Las respuestas a estas preguntas son obvias. No, ni el capitalismo es el mismo ni la respuesta puede ni debe ser la misma. Pero vayamos por pasos. En primer lugar hay que adentrarse en el escenario de los últimos años, la nueva etapa del capitalismo en algunos de sus aspectos mas destacados. Por un lado en el conflicto entre capital trabajo. Por otro lado, en el conflicto capital biosfera, y por último en los elementos de control político del mismo. Capital...
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  • Pedro González de Molina Soler

    Profesor de Geografía e Historia

    "Nunca separé la República de las ideas de justicia social, sin la que sólo es una palabra." Jaurès. Para comenzar, quiero agradecer la invitación de Bruno Estrada a participar en este debate que deseamos que sea fructífero, de un tema que sigue siendo candente en la actualidad, y más tras ver las crisis de los partidos socialdemócratas en Europa y las lecciones de la nueva izquierda latinoamericana en retroceso. En líneas generales, podemos estar de acuerdo con la exposición de Bruno Estrada sobre el socialismo, tanto en su pasado como en sus perspectivas futuras, aunque podríamos matizar algunas cuestiones, que...
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  • Carlos Martínez

    Co-primer secretario de Alternativa Socialista

    La idea socialista supera a los aparatos de la mayor parte de los partidos llamados socialistas y socialdemócratas “oficiales” y vinculados a la llamada internacional socialista. Hay demasiadas personas a un lado y otro del espectro político y por supuesto las oligarquías que viven a costa de esos partidos, deseando que el socialismo sea un engranaje profesional, dedicado exclusivamente a gestionar el capitalismo y a ser su cara algo más amable y caritativa. Todo lo más mejoras en sanidad, pensiones –si puede ser- y educación. Igualdad de oportunidades, pero sin corregir precisamente lo que impide que las oportunidades sean las...
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  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    La victoria de Donald Trump nos golpea en las retinas, en el corazón, en el cerebro. Intuimos que este hecho tendrá consecuencias imprevisibles y negativas. Los “poderes salvajes” de los que hablaba Ferragoli, la emergencia de poderes privados que colonizan el espacio público en beneficio propio, se han cobrado una pieza mayor: nada menos que Estados Unidos. Y una vez más, y no es la primera en la historia ni será la última, un representante de las clases dirigentes se aúpa al poder empujado por una fuerza en la que encontramos muchos brazos y esperanzas venidas desde abajo. Por...
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  • Mario del Rosal

    Profesor de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid

    En primer lugar, me gustaría agradecer sinceramente el debate que Bruno Estrada ha abierto acerca de la cuestión del socialismo en la actualidad. En estos tiempos en los que las versiones más primitivas y descarnadas de la derecha amenazan con capitalizar el descontento de la clase trabajadora, me parece una discusión enormemente oportuna y necesaria. Creo que cualquier reflexión sobre el socialismo se debe centrar, como bien hace Bruno, en la cuestión de la democracia. Y es que, en sus más profundas raíces, el socialismo no es sino democracia más desarrollo económico (o soviets más electrificación, como diría Lenin). Es...
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  • Ignacio Muro Benayas

    Director Fundación Espacio Público

    Tiene gracia esto de discutir sobre el socialismo días después que el fascismo haya encontrado una nueva puerta de entrada de la mano de Trump en EEUU, la economía capitalista más rica del mundo. Tiene gracia porque recuerda aquella disyuntiva de 'Socialismo o barbarie’ que representó Rosa Luxemburgo hace justamente 100 años, en 1916, tres antes de que fuera asesinada por movimientos prefascistas. Una disyuntiva que tenía como antecedente a Friederich Engels que dijo otros 30 años antes: "La sociedad capitalista se halla ante un dilema: avance al socialismo o regresión a la barbarie". Como vemos, el debate nos...
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  • José Babiano

    Director del Área de Historia, Archivo y Biblioteca de la Fundación 1º de Mayo

    El neoliberalismo no es sólo una política económica determinada, ni siquiera una filosofía política exclusivamente. Constituye asimismo y de forma evidente una cultura. De manera que la victoria indiscutible del neoliberalismo representa también una victoria cultural. Esencialmente, esa victoria reside en que la gran mayoría de la sociedad, incluida la izquierda, haya naturalizado su discurso. En eso consiste la hegemonía cultural. De este modo, el lenguaje de clase ha desaparecido de la izquierda política, que ha hecho suya la retórica de la ciudadanía. Es verdad que, como señalara T. H. Marshall, la ciudadanía es un constructo que hace compatibles...
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  • Carlos Tuya

    Periodista y escritor

    Una vez más, lo que no podía ocurrir ha ocurrido: Trump se incorpora a la ola populista (mayoritariamente de derechas) que recorre, como un fantasma, el mundo globalizado. Tras el húngaro Viktor Orban y el polaco Kaczynski, la lista no para de crecer, esta vez con el presidente de la nación más poderosa del planeta a la cabeza. Y no es descartable que en un futuro próximo puedan unirse Marine Le Pen (Francia), Strache (Austria), Brunner (Suiza), Soini (Finlandia), Geert Wilders (Holanda), Matteo Salvini en competencia con Beppe Grillo (Italia), Thulessen (Dinamarca), etc. Todos con un mensaje tan elemental como...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Me alegro mucho por la apertura de este nuevo Debate sobre el futuro del Socialismo, y de que se haya encargado la Ponencia a Bruno Estrada, un compañero de Comisiones Obreras. Sigo atentamente los avatares internos de mi sindicato, y estimo que su iniciativa de ‘aggiornamento’ se está haciendo con seriedad y constancia, de lo cual es expresión la excelente labor intelectual de Estrada. Lástima que algunos intelectuales izquierdistas y medios digitales progresistas aún no se hayan enterado de los cambios internos que se están operando en mi sindicato –y no precisamente gracias a su apoyo y participación. Pero vayamos...
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  • José Ángel Moreno

    Economistas sin Fronteras y Plataforma por la Democracia Económica.

    El sugerente texto de mi estimado Bruno Estrada me plantea algunas pequeñas discrepancias de matiz y una coincidencia de base con la que me parece su sugerencia principal. Apunto muy brevemente las primeras, para centrarme después en la segunda. Por una parte, me temo que la pérdida de base electoral de los partidos socialistas y socialdemócratas desde los años 80 del siglo pasado no se debe sólo a su -indudable en muchos casos- aproximación a las ideas neoliberales y a su renuncia a algunos de sus principios tradicionales. Desde luego, es innegable la hegemonía cultural del neoliberalismo, pero creo que...
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  • Marià de Delàs

    Periodista

    Millones y millones de personas imaginaron durante décadas un estado de cosas diferente al que viene impuesto por el poder del dinero. Un estado de bienestar y de justicia, gracias a la igualdad de derechos económicos y sociales. Confiaban en que una fuerza representativa de los trabajadores podía hacerse con el control de todo o parte del poder político y en que la economía y la vida social podían funcionar de otra manera, bajo criterios democráticos, sin obediencia a los intereses y directrices de los poseedores de capital. La producción de bienes debía racionalizarse, había que distribuir la...
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