La hipótesis socialista

  • Manuel Garí

    Manuel Garí

    Economista ecosocialista

14.12.2016

Debate principal: El socialismo de este siglo

La respuesta a la cuestión de los retos del socialismo debe comenzar por reconocer que las realidades y preocupaciones expresadas en el debate en curso en ‘Espacio Público’-‘CTXT’, incluyendo esta aportación, están condicionadas por la experiencia política, los parámetros culturales y la producción teórica del socialismo, permítaseme la expresión, del mundo occidental y cristiano industrializado.

Si bien, dadas las características del capitalismo mundial actual, algunas de las cuestiones que se plantean suponen incursiones en terrenos globales y comunes por lo que podrían tener utilidad para las reflexiones que se produzcan en otras latitudes. Lo ideal sería poder identificar los rasgos comunes pero también las diferencias y especificidades que constituyen las distintas expresiones coexistentes del capitalismo en el momento global y las manifestaciones de la crisis del capitalismo en los diferentes espacios segregados por la división internacional del trabajo, pero es una tarea que excede al debate en curso.

Venimos de una gran derrota de los movimientos emancipatorios con objetivos pos capitalistas, pero no es el fin de la historia. Baste recordar los años que transcurrieron entre las primeras impugnaciones del Antiguo Régimen y la caída del mismo y sustitución por el orden capitalista. No es el objeto de este artículo analizar las causas de las victorias del capital ni las de la postración de sus antagonistas.

Desde una perspectiva de medio y largo plazo, un hilo conductor del diálogo entre muy diversos y geográficamente lejanos sujetos políticos y sujetos emancipatorios puede ser establecido en torno a qué producir (mejor deberíamos decir extraer y manipular, pues la producción primaria no la realiza el homo sapiens), para satisfacer qué necesidades humanas (debate de alcance civilizatorio: cuales son las básicas y qué es bienestar), cómo hacerlo (técnicas, materiales, procesos, residuos) y quienes deciden sobre cada una de las cuestiones anteriores (la democracia como pilar y herramienta de la emancipación social).

Viejos y nuevos retos

La disputa en torno al ingreso y la riqueza, característica del capitalismo industrial, sigue siendo central. La lucha entre las clases por el excedente y el tiempo y condiciones de trabajo sigue siendo un “caso no cerrado” aunque se exprese con sordina. El programa máximo y mínimo del capitalismo es lograr el máximo beneficio que le permita la demanda social efectiva. De ahí que el capitalismo y el socialismo atribuyen un papel diferente a fines y medios, para el primero la eficacia se sustancia en el beneficio privado (la ganancia), para el socialismo los beneficios públicos (bienestar de la mayoría, calidad ambiental y derechos humanos).

Por tanto es pertinente la pregunta ¿puede existir una alternativa socialista que no sea explícitamente anticapitalista? Anticipo una respuesta: intentar “domesticar” o “humanizar” el capitalismo es una batalla perdida de antemano; combatirlo y abatirlo es precisamente el objetivo primero del proyecto socialista condición sine qua non para desplegar su alternativa; cómo hacerlo no tiene respuesta ni fácil ni unívoca, en eso consiste precisamente el quid del debate y el quehacer político central de quienes pretendan una sociedad humana de guales y libres en armonía con la naturaleza

La necesidad de construir sociedades auto gobernadas en las que la democracia no se detenga ni a la puerta de las empresas ni tope con límites en su pleno ejercicio, es batalla esencial en el lento avanzar de la humanidad hacia la igualdad. El estado moderno si bien aseguró en un corto plazo de tiempo la extensión del bienestar social en los países industrializados y basó en ello su legitimación, actualmente vuelve a tener como función principal la primigenia: la contención y domesticación de la mayoría social en los límites que impone el capital. Pero ello nos refiere a tres debates de calado: a) cómo articular la combinación de las formas de ejercicio de la soberanía a partir de la delegación y representación con las formas directas de autodeterminación social; b) cómo lograr el control efectivo de la sociedad sobre su gobierno mediante la creación de contrapoderes populares efectivos; y c) cómo articular lo local con lo global, cómo sustituir el Leviatán por la libre confederalización de las instituciones locales, nacionales, regionales e internacionales . Ello supone desacralizar la arquitectura constitucional y atreverse a imaginar otro orden político, abrir una fase destituyente y luchar por la apertura de los diversos procesos constituyentes necesarios.

Pero han venido a añadirse nuevas contradicciones sociales preexistentes si bien agudizadas por la financiarización del capitalismo. Un sector creciente de mujeres han puesto en valor ante la sociedad lo que el enfoque de la economía hegemónica olvida porque no tiene “valor monetario” dado que se produce fuera del mercado: la reproducción, mantenimiento y cuidado de la especie humana.

El capitalismo necesita para realizar la ganancia el crecimiento económico sin límites. El propio Joseph Schumpeter en su Capitalism in the Postwar World estableció que un capitalismo estacionario es una contradicción en los términos. La naturaleza del sistema es productivista porque su lógica es la puesta en el mercado de nuevas mercancías, nuevos artefactos que exigen ingentes recursos materiales para su producción. Sin embargo existen límites biofísicos que entran en colisión con ese crecimiento económico. Por ello un proyecto socialista no puede basarse en la premisa del aumento continuo de la actividad productiva para solventar los problemas (sea el del empleo, sea el de asegurar unos mínimos de bienestar masivo). Las características productivistas y extractivistas del capitalismo presentes desde sus orígenes se han agudizado. El modelo de producción está indexado a la emisión de gases de efecto invernadero, la crisis energética es desde los años setenta el talón de Aquiles del crecimiento ilimitado al que está abocado el capitalismo y, a su vez, la financiarización de la economía ha impulsado la financiarización del territorio y de la ciudad, lo que supone en un incremento incesante de la depredación del espacio físico y la pérdida acelerada de biodiversidad.

En 2016 es más evidente, ante el grave conflicto entre el crecimiento capitalista y el equilibrio de la biosfera, la afirmación realizada en 1667 por William Petty “el trabajo es el padre y el principio activo de la riqueza como la tierra es la madre” en su A Treatise Of Taxes and Contributions, idea que posteriormente desarrolló Karl Marx en El Capital al afirmar que la fuente de los valores de uso son el trabajo y la tierra y que el capitalismo realiza su crecimiento sobre la base de la explotación de ambas fuentes. Para Pierre Calame hemos entrado en la era del Antropoceno, una era geológica
caracterizada por el impacto cada vez más masivo de las actividades humanas sobre la biosfera. A la vista de lo expuesto podríamos decir que Lenin se quedó corto cuando definió, cierto es que hace un siglo, que el socialismo era el poder de los soviets más la electrificación. De ser así todo lo anterior determina los retos del socialismo.

Crisis de la perspectiva socialista

La expansión de la financiarización de la economía a escala mundial incentivada por Reagan y Thatcher fue la respuesta neoliberal al fracaso del modelo de acumulación capitalista de los años precedentes y al fin de la energía fósil barata. Y fue posible por la deriva y derrota a finales de los años setenta y primeros ochenta del movimiento obrero tal como se había configurado tras la Segunda Guerra Mundial en los países industrializados.

En esta segunda parte de la ecuación, la de la mayoría social, conocimos una descomposición de las formas de agrupación, socialización y formación de comunidades elementales de las clases trabajadoras y su progresiva abducción por la ideología y cultura de la individualización, la pérdida de identidad como colectivo o conjunto de colectivos, la desaparición de lazos y un retroceso de la fuerza de las organizaciones políticas y sindicales en las que se reconocía. En nuestro entorno más inmediato, en la Unión Europea, tal como plantea Stanislav Holubec, si algo caracteriza el cambio experimentado por las sociedades es que ha disminuido la confianza mutua y la solidaridad. Determinando todo ello lo que afloró fue la crisis del proyecto que se reclamaba del socialismo.

El vendaval de la globalización capitalista -preñado de competencia, productivismo e insolidaridad- encontró enfrente una caricatura de sociedades “socialistas” provenientes de la evolución burocrática de los estados que las regían tras las revolución rusa de 1917. Los estados totalitarios auspiciados por el estalinismo carecían de dos elementos básicos para significar no ya un avance sustantivo para la humanidad, sino simplemente un parapeto ante el neoliberalismo: ni lograron satisfacer el conjunto de necesidades sociales de forma igualitaria y sostenible, ni crearon mecanismos democráticos que legitimaran el ejercicio del poder. Uno de los mayores errores cometidos en los países del glacis soviético fue identificar propiedad colectiva y social con estatismo. El “socialismo real” simplemente hizo implosión en su loca carrera por emular al capitalismo y lo malo es que dejó tras de sí el desprestigio de las ideas en las que decía inspirarse.

Si la pregunta ¿Cuáles son los restos del socialismo de este siglo? se formulara en cualquiera de las agrupaciones, direcciones o gestoras del PSOE, probablemente los allí presentes se enzarzarían en un debate sobre el futuro del propio partido. Buena muestra del lo afirmado lo constituye el artículo de Jonás Fernández titulado Un futuro para el socialismo y publicado en El País el 29/11/2016. Cosa que posiblemente también ocurriría en el Partido Socialista francés de Hollande y en buena parte de los partidos europeos entroncados con la socialdemocracia devenida en social liberalismo. Cada vez este asunto, así planteado y por relevante que sea para la gobernabilidad del sistema, importa poco o menos a la mayoría de la sociedad. El problema de esta corriente política no radica tanto en sus formas de organización, en el tipo de liderazgos o en las maneras de relacionarse con la sociedad, aunque también constituyan asignaturas pendientes. El problema de la socialdemocracia del siglo XXI es que no tiene un proyecto social, económico y político autónomo y no subordinado al del neoliberalismo. El problema de los partidos socialistas es que se han convertido, como diría Gramsci, en tutores de los intereses populares y lejos de ser “agentes conscientes de la liberación” de las clases subalternas en su proceso de emancipación, han devenido en un tipo de institución funcional al mantenimiento del propio capitalismo.

La misma palabra socialismo perdió su significado en el camino y está por ver si podrá recuperarlo en el marco de los futuros procesos de cambio. Si bien de forma coyuntural el vocablo “socialismo” volvió al debate político con la aparición de políticos como Jeremy Corbyn o Bernie Sanders. Pero ni uno ni otro definen muy bien a que se refieren cuando lo refieren. De momento a falta de otra palabra mejor y consciente de que le atribuyo contenidos que no forman parte del “sentido común” vigente en la sociedad e incluso son todavía minoritarios en una izquierda empeñada en “resistir” pero cuyo problema real es “existir” y volver a pesar en un contexto en el que la contradicción capital versus trabajo ya no se expresa únicamente en el marco del proceso productivo, sino en múltiples espacios y temas.

Hipótesis socialista: la lucha por una sociedad segura

Si hoy hiciéramos en cualquier ciudad de nuestro país la pregunta ¿cómo quiere vivir? a gente común, ajena al debate teórico y no encuadrada en organización política alguna, probablemente buena parte nos diría: vivir sin miedo. La característica de la sociedad actual es que cunde el temor y la inseguridad y los poderes públicos no garantizan la solución. Tras el huracán de la crisis, el creciente calentamiento atmosférico, la proliferación de las guerras y atentados, y el desorden mundial la seguridad se ha convertido en un objetivo revolucionario para vivir sin miedo al paro, a perder la casa o la salud, a la guerra, el terror y la violencia –sea de género o institucional-, a no llegar a fin de mes, a gobernantes que deciden sobre nuestra existencia sin pedirnos opinión, a leyes mordaza y derechos menguantes de un Estado crecientemente autoritario, a unos tribunales que impiden la libre autodeterminación de los pueblos, a una Unión Europea cortada a la medida de los bancos, a unos tratados comerciales internacionales que dan todo el poder a las multinacionales y se lo quita a los pueblos, a un cambio climático que de no detenerse traerá hambrunas, sufrimiento y conflictos. Son cosas sencillas las que configuran ese vivir sin el miedo que hoy atenaza a millones de personas en nuestra sociedad. Cosas sencillas que afectan a la gente y la gente entiende, cosas alejadas de los juegos de palabras vacías que rellenan tantas páginas y presiden tantos debates propios de las élites ilustradas y politizadas pero alejadas de la gente.

Es a partir de cuestiones tan elementales que podemos establecer la nueva hipótesis socialista, el embrión de proyecto de sociedad alternativa, la estrategia que permita -a partir de las necesidades, aspiraciones y conciencia de las gentes- avanzar en el proceso de auto afirmación, auto organización, movilización y empoderamiento de la mayoría social en pos de una alternativa no capitalista, y con ello dar sentido a la lucha electoral y política para formar gobiernos del cambio. Gobiernos capaces de resistir las presiones inimaginables del sistema: acreedores de la deuda pública, poderes oligárquicos financieros e industriales, maniobras de las cloacas y de los poderes visibles del aparato de estado, y chantajes internacionales. Gobiernos valientes que generen las condiciones para lograr la seguridad que demanda la mayoría social.

Alain Badiou planteó como axiomas -que no programa- de la hipótesis comunista: 1) el objetivo de una sociedad igualitaria; 2) el estado no es imprescindible (por cierto, ni estalinistas ni socialdemócratas tomaron nota del pensamiento de Marx al respecto); y 3) la organización del trabajo no implica su división, el trabajo puede ser poliforme y no puede tomarse como base material de las divisiones entre clases sociales como en el capitalismo (ni, añado, entre sexos como en el patriarcado).

Podríamos reformular la hipótesis socialista partiendo de lo anterior sumando algunas proposiciones y siendo conscientes de que como toda hipótesis debe ser verificada. En este caso, en el marco de un proceso histórico no determinado, abierto y por tanto plurilineal que comportará ensayos prácticos, pruebas, errores, reorientaciones y aproximaciones sucesivas. Hipótesis que se sustanciará en un conjunto de transiciones entrelazadas y contradictorias. Hipótesis que presupone que el cambio necesario es social (del conjunto de las relaciones humanas de clase y género) pero que también implica una profunda modificación de las relaciones de la sociedad con la naturaleza, comenzando por un cambio modal energético.

En sintonía con las aportaciones de Michel Husson y Daniel Tanuro y sin pretender (ni poder) ser exhaustivo y refiriéndome exclusivamente al campo de una alternativa productiva no productivista de un proyecto socialista antagonista del capitalismo, propongo algunos hitos para la transición socialista: a) control social sobre las prioridades económicas frente al dictado de los mercados; b) control social sobre las condiciones laborales y la organización del trabajo frente al dictado patronal; c) asunción colectiva de las tareas del trabajo reproductivo y de los cuidados frente a su invisibilización y asignación “automática” a las mujeres; d) reducción del tiempo de trabajo frente al recorte salarial y la precarización; e) extensión y gratuidad de los servicios públicos básicos frente a las privatizaciones y los recortes presupuestarios en gasto social; f) inversión pública democráticamente decidida y controlada con el desarrollo de diversas formas de propiedad social frente al oligopolio privado; g) autosuficiencia alimentaria basada en la agricultura ecológica frente al modelo agroindustrial; h) relocalización productiva, “pacificación” del tráfico y transporte de materiales y mercancías por todo el mundo y cooperación internacional frente al dictado de las transnacionales; i) restructuración de la deuda y anulación de la ilegitima frente a las exigencias de organismos como el FMI y el BCE; j) energías renovables y ahorro energético frente a la explotación de los recursos fósiles; k) limitación de las actividades extractivistas y opción por bienes duraderos frente al usar y tirar que preside el consumo mundial.

Nadie dijo que fuera fácil y tendremos que hacerlo en compañía, volviendo a tejer nuevas complicidades, identificando nuevos sujetos políticos y recordando siempre con Daniel Bensaïd que la emancipación no es un placer solitario.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    El término socialismo tiene varias acepciones. Las distintas definiciones que se pueden dar son el resultado tanto de elaboraciones teóricas como de la evolución histórica política y económica. La primera diferencia vino dada cuando Marx y Engels contrapusieron a la concepción del socialismo utópico la de socialismo científico. A pesar de la hegemonía del marxismo en los partidos y sindicatos, que se crearon en el siglo XIX, tuvo lugar en el incipiente movimiento obrero, la primera gran escisión con el anarquismo. Las ideas marxistas fueron mayoritarias en casi todos los países en que comenzaron a arraigar, sin embargo, el...
    - Seguir leyendo
  • José Luis Zárraga

    Sociólogo

    Demasiados temas y demasiadas cuestiones se amontonan en este debate. Lo fundamental en él, lo que en primer lugar hay que aclarar si queremos discutir con sentido todos esos temas y cuestiones, es de qué hablamos cuando hablamos de socialismo. Dejaré aparte otras cuestiones que se han planteado a lo largo del debate, cuestiones urgentes, que será indispensable tratar también. Las experiencias históricas de socialismo y las lecciones que debemos extraer de ellas; el análisis del capitalismo actual y de los cambios que se han consolidado en él con la crisis; y sobre todo la cuestión política práctica: cómo puede...
    - Seguir leyendo
  • lluisraeco

    Economista y sociólogo

    ¿Cómo puede el sindicalismo ayudar a construir otro modelo social? Sin duda el núcleo vertebrador de la acción sindical es la negociación colectiva. Dos ideas al respecto. Por un lado, la orientación de la política sindical y los contenidos sustantivos de negociación colectiva hacia objetivos de política económica de altos salarios y pleno empleo. Las dos reivindicaciones clave del movimiento sindical vasco cómo salario mínimo de 1200 euros mensuales y jornada laboral máxima de 35 horas semanales, deben integrarse para mejorar las condiciones de vida con la generación y reparto del empleo. Por otro lado la introducción de contenidos...
    - Seguir leyendo
  • Eduardo González de Molina Soler

    Sociólogo y politólogo

    “El hombre que no dispone de más propiedad que su fuerza de trabajo, tiene que ser, necesariamente, en todo estado social y de civilización, esclavo de otros hombres, quienes se han adueñado de las condiciones materiales de trabajo. Y no podrá trabajar, ni, por consiguiente, vivir, más que con su permiso” (Marx, 1875). ¿Qué significa hoy la libertad o la igualdad para un socialista? ¿Cómo definimos hoy el socialismo? Son interrogantes que hoy en día difícilmente son (bien) respondidos: la deriva ideológica del socialismo ―fruto de la derrota histórica del movimiento obrero― es de tal calibre, que la confusión...
    - Seguir leyendo
  • Enrique del Olmo

    Sociólogo

    Cuando Bruno Estrada propuso en Espacio Público un Debate sobre el Socialismo del siglo XXI, todos nos quedamos un poco sorprendidos pero a la vez alabamos el valor de plantearlo y la necesidad de empezar a abordarlo. Ahora con la ventaja de que otros 'valientes' se han tirado a la piscina, intento aportar una visión en relación a algunos temas, visión por supuesto parcial, incompleta e inconclusa. Las aportaciones realizadas por otros amigos, han avanzado muchas piezas extraordinariamente interesantes del puzzle de recomposición del fragmentario big bang de los conceptos y las prácticas del socialismo. Además frente a un pensamiento que...
    - Seguir leyendo
  • Armando Fernández Steinko

    Sociólogo

    Hacia 1800 nacía una sociedad dinámica e impetuosa. ¿Cómo abordar política, moral y culturalmente el capitalismo? Para los liberales la nueva fuerza desplegada por los mercados sería capaz de dar las respuestas con lo cual todo debía orientarse a asegurar su funcionamiento y la propiedad privada: la libertad es, por encima de todo, la libertad de hacer negocios. Los grandes asuntos, incluido el democrático, se acabarán solucionando si se deja actual al mercado y florecer los negocios, la sociedad tenderá mágicamente al equilibrio en beneficio de todos, la política se acoplará a la economía. La propuesta conservadora aceptaba los cambios,...
    - Seguir leyendo
  • José Manuel Mariscal

    Secretario general del PCA

    Socialismo. Una palabra antigua, aunque no más antigua que capitalismo, explotación, emancipación, pobreza o lucha. Apropiada, manipulada o canonizada, ¿huele a viejo una palabra tan moderna? En mi caso, como comunista, no debería desligar el debate sobre el socialismo del objetivo final de un sociedad sin clases, del comunismo. Nos han contado, más o menos, que el socialismo sería una etapa intermedia antes de la definitiva sociedad sin clases. El caso es que socialistas se llamaban las repúblicas soviéticas y socialista se llama el partido de Susana Díaz y también el de Nicolás Maduro. Socialista era el partido que...
    - Seguir leyendo
  • José Eduardo Muñoz Negro

    Doctor en Medicina y socialista

    Alguien dijo que no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época. Esta realidad ha sido interpretada, narrada o conceptualizada de muchas maneras. Desde la sociedad líquida de Baumann a la sociedad del riesgo de Beck, pasando por la ultramodernidad de J.A. Marina, las teorías sobre la posmodernidad o la modernidad inacabada de Habermas. Aunque diferentes, todos comparten y asumen el paradigma de la complejidad y la pérdida de referentes cognitivos, simbólicos e ideológicos. Puede parecer un tópico pero el tiempo se ha acelerado y la realidad se construye en los medios de una manera instantánea...
    - Seguir leyendo
  • ¿Qué socialismo?

    19/12/2016

    Juan Antonio Molina

    Periodista, escritor y socialista

    Este artículo toma el título de un opúsculo de Norberto Bobbio donde el ensayista turinés intentaba contestar el interrogante que le daba nombre al libro. ¿Es hoy también el socialismo en nuestro país un interrogante? La estrategia cortoplacista de sus dirigentes, enmarañada en la banalidad del marketing y el eslogan publicitario, representa la reinvención de una realidad tan ajena al pulso de la calle que produce frustración en las mayorías sociales. El Partido Socialista se percibe en un espacio político donde el debate ideológico se ha diluido ante un pragmatismo ad hoc al establishment que expulsa de su formato polémico...
    - Seguir leyendo
  • Gabriel Flores

    Economista

    Algunas de las propuestas presentadas en este debate tienen por objetivo recuperar o refundar el proyecto socialista que se identifica con la corriente de la socialdemocracia europea, llenándolo de nuevos contenidos o reciclando experiencias interesantes de otros tiempos. Intentan sus autores resucitar una vieja y, mucho me temo, periclitada historia. ¿Es posible salvar la experiencia socialdemócrata? ¿Tiene sentido echar vino nuevo en odres viejos cuyo olor a caduco o viejuno repele a los jóvenes de entre 18 y 35 años y provoca mayores rechazos a medida que aumenta el nivel de estudios de las personas a las que intenta atraer? Tiene...
    - Seguir leyendo
  • Javier Franzé

    Profesor de Teoría Política

    La primera dificultad para hablar de socialismo hacia el futuro es precisar a qué se está haciendo referencia. El socialismo —como el liberalismo— es una corriente política y de pensamiento vasta, diversa, cuyo elemento aglutinante sería la primacía del valor igualdad. Pero esto remite a la superficie del problema, pues la cuestión no es tanto qué valor se privilegia, que es lo que reúne, sino cómo se piensa ese valor. Esto último suscita las divergencias más profundas, que determinan diferencias acerca de los caminos para construir esa igualdad. ¿Y si el problema fuera que el socialismo ha sido occidental, demasiado...
    - Seguir leyendo
  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    La respuesta a la cuestión de los retos del socialismo debe comenzar por reconocer que las realidades y preocupaciones expresadas en el debate en curso en 'Espacio Público'-'CTXT', incluyendo esta aportación, están condicionadas por la experiencia política, los parámetros culturales y la producción teórica del socialismo, permítaseme la expresión, del mundo occidental y cristiano industrializado. Si bien, dadas las características del capitalismo mundial actual, algunas de las cuestiones que se plantean suponen incursiones en terrenos globales y comunes por lo que podrían tener utilidad para las reflexiones que se produzcan en otras latitudes. Lo ideal sería poder identificar los rasgos...
    - Seguir leyendo
  • Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

    Marx decía lo que la revolución surgirá de las fábricas, no de los agricultores, ya que los agricultores están dispersos. Siglo y medio después las estrategias de dispersión del trabajador es sin lugar a dudas uno de los motivos por los cuales es tan difícil construir una alternativa. Una dispersión que no es sólo geográfica sino que también es organizativa e incluso de asunción cultural. George Lakoff escribió que la ciudadanía se siente más más motivados con la “identidad moral y los valores” que con cualquier otra cosa. El reto es construir comunidad y conectar con el sufrimiento, pero también...
    - Seguir leyendo
  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    La socialdemocracia no cayó del cielo, ni surgió de la necesidad de cubrir con más producción una mayor demanda en un contexto de escasez de mano de obra, y desde luego no fue un regalo del capitalismo al movimiento obrero. El pacto socialdemócrata (el pacto entre capital y trabajo) fue consecuencia de la fuerte presión del movimiento obrero y del temor del capitalismo al modelo político-económico comunista. En Europa Occidental el socialismo devino en socialdemocracia cuando la pugna entre capitalismo y comunismo se sustanció en un sistema mixto de economía de mercado y de garantía de los derechos sociales, la...
    - Seguir leyendo
  • Andrés Villena Oliver

    Economista, periodista y doctor en Sociología

    La historia del socialismo es, lamentablemente, la de una matanza permanente que, no obstante, dista mucho del relato de ficción narrado por historiadores y voceros anticomunistas patrocinados. Quizá el primer crimen que merezca la pena reseñar sea el cometido contra Jean Jaurés en 1914, tres días después del inicio de la Primera Guerra Mundial, que acabó enfrentando a la clase obrera de los distintos países implicados. La muerte de Jaurés representa el fracaso de un internacionalismo que los socialistas alemanes rematarán al no impedir el asesinato en 1919 de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebkenecht, al comienzo de la débil...
    - Seguir leyendo
  • Ana Barba

    Edafóloga, activista social y política por la democracia participativa, el feminismo y la ecología.

    Tradicionalmente, las propuestas sociales y económicas de la izquierda han topado con los intereses de los pequeños propietarios, los pequeños agricultores y los pequeños comerciantes, lo que solemos llamar pequeña burguesía desde la época de la revolución francesa. Pese a que son explotados por las oligarquías, se sienten más cercanos a ellas que al proletariado, en parte por el temor a sufrir una desposesión en el transcurso de una hipotética revolución social y en parte por el espejismo del ascenso social. En el transcurso de los últimos 100 años, esta postura antagónica de la pequeña burguesía frente al proletariado se...
    - Seguir leyendo
  • Tasio Oliver

    Responsable de Servicios Sociales y Consumo de IU

    Escribo esta aportación desde la certeza, apesadumbrada, de que el socialismo en España nunca ha existido. Y si no ha existido socialismo como tal, el amago socialdemócrata que ha supuesto el trasiego político del PSOE en estos 40 años, ha sido convenientemente desmontado por unas élites orgánicas aliadas ya descaradamente con los intereses de las grandes corporaciones nacionales. La memoria de los tímidos logros de ese trasiego ha sido ultrajada por un vaciamiento progresivo, una cobardía política evidente y un desdibuje absoluto en cuanto a sus preceptos sociales, territoriales y democráticos en la última década. Lo peor y más doloroso...
    - Seguir leyendo
  • Daniel Puerto

    Investigador científico y miembro del secretariado de Alternativa Socialista

    Un artículo de Suso del Toro hablaba de la culpabilidad del PSOE en el descrédito de la política. Aunque mezclaba los conceptos de izquierda y socialismo en la culpabilidad de este deterioro de la política, cuando realmente solo se refería a un PSOE muchas veces alejado de estos dos conceptos, creo que da en el clavo en lo referente a la “degradación moral de la izquierda”. Que la derecha española sea mentirosa, autoritaria y corrupta entra dentro de la lógica al ser fiel heredera del franquismo y no haber sufrido las necesarias y profundas transformaciones que la hubiesen llevado...
    - Seguir leyendo
  • Brais Fernández

    Redactor de 'Viento Sur' y miembro de Anticapitalistas

    Quizás para tener un debate en torno a la cuestión del socialismo tendríamos que aclarar la polisemia de la palabra. Para la mayoría de la gente, socialismo es un concepto frío, que no va asociado a una experiencia emancipadora real. En el peor de los casos, se asocia a los exabruptos de los dirigentes del PSOE, que apelan al socialismo como una identidad partidaria con la que cada vez menos gente se identifica. En otros casos, por desgracia, se asocia a aquella distopía totalitaria en la que acabó convirtiéndose el socialismo soviético. Sin embargo, creo que hay algunas razones...
    - Seguir leyendo
  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    En un mundo que afronta para las próximas décadas formidables retos por el agotamiento de los recursos naturales y la crisis ecológica, así como por la formación de sociedades con fuertes fracturas sociales y desigualdades crecientes, la única forma de mantener un nivel de vida digno para la población será conseguir hacer más con menos, y esto sólo pasará en las sociedades que tengan organizaciones productivas que lo logren. Nuestra capacidad para construir una sociedad más productiva, más ecológica, una sociedad en la que sea posible alimentarse, desplazarse, tener una vivienda, calentarse, curarse, educarse, informase, investigar, producir... no se parecerá...
    - Seguir leyendo
  • Manuel Escudero

    Coordinador del Foro de Economía Progresista

    No esperen en esta reflexión un hilo de argumentación lógico y encadenad. Más bien voy a funcionar como se hace en las sesiones de diseño, cubriendo la pared con 'post-its' ideas y argumentos que vienen al caso, que van completando el cuadro de modo impresionista, a ráfagas, echándose para atrás y viendo lo que falta o lo que aflora. Sobre el nombre El socialismo en el siglo XXI, así, a secas, será cosa de nostálgicos, pero no de los que luchan por el progreso de la humanidad. Lo digo porque ya desde comienzos del siglo XX, el socialismo solamente ha servido...
    - Seguir leyendo
  • Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

    ¿Estamos ante el mismo capitalismo que hace 30 o 40 años? ¿Debemos responder ante este desde los mismos parámetros? Las respuestas a estas preguntas son obvias. No, ni el capitalismo es el mismo ni la respuesta puede ni debe ser la misma. Pero vayamos por pasos. En primer lugar hay que adentrarse en el escenario de los últimos años, la nueva etapa del capitalismo en algunos de sus aspectos mas destacados. Por un lado en el conflicto entre capital trabajo. Por otro lado, en el conflicto capital biosfera, y por último en los elementos de control político del mismo. Capital...
    - Seguir leyendo
  • Pedro González de Molina Soler

    Profesor de Geografía e Historia

    "Nunca separé la República de las ideas de justicia social, sin la que sólo es una palabra." Jaurès. Para comenzar, quiero agradecer la invitación de Bruno Estrada a participar en este debate que deseamos que sea fructífero, de un tema que sigue siendo candente en la actualidad, y más tras ver las crisis de los partidos socialdemócratas en Europa y las lecciones de la nueva izquierda latinoamericana en retroceso. En líneas generales, podemos estar de acuerdo con la exposición de Bruno Estrada sobre el socialismo, tanto en su pasado como en sus perspectivas futuras, aunque podríamos matizar algunas cuestiones, que...
    - Seguir leyendo
  • Carlos Martínez

    Co-primer secretario de Alternativa Socialista

    La idea socialista supera a los aparatos de la mayor parte de los partidos llamados socialistas y socialdemócratas “oficiales” y vinculados a la llamada internacional socialista. Hay demasiadas personas a un lado y otro del espectro político y por supuesto las oligarquías que viven a costa de esos partidos, deseando que el socialismo sea un engranaje profesional, dedicado exclusivamente a gestionar el capitalismo y a ser su cara algo más amable y caritativa. Todo lo más mejoras en sanidad, pensiones –si puede ser- y educación. Igualdad de oportunidades, pero sin corregir precisamente lo que impide que las oportunidades sean las...
    - Seguir leyendo
  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    La victoria de Donald Trump nos golpea en las retinas, en el corazón, en el cerebro. Intuimos que este hecho tendrá consecuencias imprevisibles y negativas. Los “poderes salvajes” de los que hablaba Ferragoli, la emergencia de poderes privados que colonizan el espacio público en beneficio propio, se han cobrado una pieza mayor: nada menos que Estados Unidos. Y una vez más, y no es la primera en la historia ni será la última, un representante de las clases dirigentes se aúpa al poder empujado por una fuerza en la que encontramos muchos brazos y esperanzas venidas desde abajo. Por...
    - Seguir leyendo
  • Mario del Rosal

    Profesor de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid

    En primer lugar, me gustaría agradecer sinceramente el debate que Bruno Estrada ha abierto acerca de la cuestión del socialismo en la actualidad. En estos tiempos en los que las versiones más primitivas y descarnadas de la derecha amenazan con capitalizar el descontento de la clase trabajadora, me parece una discusión enormemente oportuna y necesaria. Creo que cualquier reflexión sobre el socialismo se debe centrar, como bien hace Bruno, en la cuestión de la democracia. Y es que, en sus más profundas raíces, el socialismo no es sino democracia más desarrollo económico (o soviets más electrificación, como diría Lenin). Es...
    - Seguir leyendo
  • Ignacio Muro Benayas

    Director Fundación Espacio Público

    Tiene gracia esto de discutir sobre el socialismo días después que el fascismo haya encontrado una nueva puerta de entrada de la mano de Trump en EEUU, la economía capitalista más rica del mundo. Tiene gracia porque recuerda aquella disyuntiva de 'Socialismo o barbarie’ que representó Rosa Luxemburgo hace justamente 100 años, en 1916, tres antes de que fuera asesinada por movimientos prefascistas. Una disyuntiva que tenía como antecedente a Friederich Engels que dijo otros 30 años antes: "La sociedad capitalista se halla ante un dilema: avance al socialismo o regresión a la barbarie". Como vemos, el debate nos...
    - Seguir leyendo
  • José Babiano

    Director del Área de Historia, Archivo y Biblioteca de la Fundación 1º de Mayo

    El neoliberalismo no es sólo una política económica determinada, ni siquiera una filosofía política exclusivamente. Constituye asimismo y de forma evidente una cultura. De manera que la victoria indiscutible del neoliberalismo representa también una victoria cultural. Esencialmente, esa victoria reside en que la gran mayoría de la sociedad, incluida la izquierda, haya naturalizado su discurso. En eso consiste la hegemonía cultural. De este modo, el lenguaje de clase ha desaparecido de la izquierda política, que ha hecho suya la retórica de la ciudadanía. Es verdad que, como señalara T. H. Marshall, la ciudadanía es un constructo que hace compatibles...
    - Seguir leyendo
  • Carlos Tuya

    Periodista y escritor

    Una vez más, lo que no podía ocurrir ha ocurrido: Trump se incorpora a la ola populista (mayoritariamente de derechas) que recorre, como un fantasma, el mundo globalizado. Tras el húngaro Viktor Orban y el polaco Kaczynski, la lista no para de crecer, esta vez con el presidente de la nación más poderosa del planeta a la cabeza. Y no es descartable que en un futuro próximo puedan unirse Marine Le Pen (Francia), Strache (Austria), Brunner (Suiza), Soini (Finlandia), Geert Wilders (Holanda), Matteo Salvini en competencia con Beppe Grillo (Italia), Thulessen (Dinamarca), etc. Todos con un mensaje tan elemental como...
    - Seguir leyendo
  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Me alegro mucho por la apertura de este nuevo Debate sobre el futuro del Socialismo, y de que se haya encargado la Ponencia a Bruno Estrada, un compañero de Comisiones Obreras. Sigo atentamente los avatares internos de mi sindicato, y estimo que su iniciativa de ‘aggiornamento’ se está haciendo con seriedad y constancia, de lo cual es expresión la excelente labor intelectual de Estrada. Lástima que algunos intelectuales izquierdistas y medios digitales progresistas aún no se hayan enterado de los cambios internos que se están operando en mi sindicato –y no precisamente gracias a su apoyo y participación. Pero vayamos...
    - Seguir leyendo
  • José Ángel Moreno

    Economistas sin Fronteras y Plataforma por la Democracia Económica.

    El sugerente texto de mi estimado Bruno Estrada me plantea algunas pequeñas discrepancias de matiz y una coincidencia de base con la que me parece su sugerencia principal. Apunto muy brevemente las primeras, para centrarme después en la segunda. Por una parte, me temo que la pérdida de base electoral de los partidos socialistas y socialdemócratas desde los años 80 del siglo pasado no se debe sólo a su -indudable en muchos casos- aproximación a las ideas neoliberales y a su renuncia a algunos de sus principios tradicionales. Desde luego, es innegable la hegemonía cultural del neoliberalismo, pero creo que...
    - Seguir leyendo
  • Marià de Delàs

    Periodista

    Millones y millones de personas imaginaron durante décadas un estado de cosas diferente al que viene impuesto por el poder del dinero. Un estado de bienestar y de justicia, gracias a la igualdad de derechos económicos y sociales. Confiaban en que una fuerza representativa de los trabajadores podía hacerse con el control de todo o parte del poder político y en que la economía y la vida social podían funcionar de otra manera, bajo criterios democráticos, sin obediencia a los intereses y directrices de los poseedores de capital. La producción de bienes debía racionalizarse, había que distribuir la...
    - Seguir leyendo

¿Quiéres participar en este debate?

Ve al apartado 'Cómo participar' y revisa los pasos necesarios para poder intervenir en los debates abiertos.