Para regenerar el socialismo hay que dejar de asesinarlo

  • Andrés Villena Oliver

    Andrés Villena Oliver

    Economista, periodista y doctor en Sociología

07.12.2016

Debate principal: El socialismo de este siglo

La historia del socialismo es, lamentablemente, la de una matanza permanente que, no obstante, dista mucho del relato de ficción narrado por historiadores y voceros anticomunistas patrocinados.

Quizá el primer crimen que merezca la pena reseñar sea el cometido contra Jean Jaurés en 1914, tres días después del inicio de la Primera Guerra Mundial, que acabó enfrentando a la clase obrera de los distintos países implicados. La muerte de Jaurés representa el fracaso de un internacionalismo que los socialistas alemanes rematarán al no impedir el asesinato en 1919 de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebkenecht, al comienzo de la débil República de Weimar, y que los comunistas rusos culminarán con la desastrosa doctrina del socialismo en un solo país y con la eliminación de miles de cuadros del partido bolchevique que no compartían este y otros principios.

A partir de 1945, los asesinatos comienzan a distinguirse por un carácter simbólico que no los abandonará hasta la actualidad. Estos tienen que ver más con la idea del crimen perfecto, formulada por Jean Baudrillard en una de sus provocativas obras. Según Baudrillard, la producción de nueva realidad por los medios de comunicación y por el arte eclipsa la antigua realidad, así como todo vestigio de que esta existió en algún momento. Este fenómeno, propio de la vida social, se convierte durante la segunda mitad del siglo XX en una constante en los partidos socialistas. Tras la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y el Plan Marshall definen condiciones obligatorias para lo que ya se enarbola como una alternativa al socialismo real.

En una búsqueda de consenso, los principales partidos socialistas europeos renuncian al avance en la socialización de los medios de producción a cambio de la garantía de la consecución del pleno empleo. Nos encontramos en el apogeo de los Estados del Bienestar, esa nueva realidad que oculta la lucha de clases mediante su institucionalización bajo una serie de reglas que se considerarán propias de estadistas “responsables”. Al otro lado del Telón de Acero, la URSS compite con los Estados Unidos por desarrollar una sociedad tecnológica que incremente los niveles de producción y de consumo. Las variables en las que estos dos imperios rivalizan son propias de un terreno ideológico capitalista que cuenta con el incremento de la producción como una señal clave de la salud del sistema.

El siguiente asesinato nos acerca más a nuestro presente. La crisis de los años setenta ha sido analizada por numerosos expertos como el economista británico Andrew Glynn como el resultado de la incapacidad del capital para aumentar su tasa de ganancia. La huelga de inversiones por parte de las grandes empresas, el incremento de la inflación por las exigencias sindicales y el comienzo de las deslocalizaciones representan un combate de clases que se ha salido del marco establecido al principio de la etapa de paz y acuerdo arriba expuesta. Michael Useem ha analizado cómo los empresarios más poderosos de cada país, los miembros del denominado inner circle, constituyen un Frente de Liberación Empresarial para proteger sus beneficios de las garras regulatorias y sindicales. La inflación energética y la ruptura de Bretton Woods, con la especulación cambiaria desatada, completan el cuadro de una complicada crisis que tiene muchas relaciones de parentesco con la actual.

Inglaterra, cuna del capitalismo, advierte en 1976 cómo la sombra del Fondo Monetario Internacional se acerca ante la fuerte inflación y el hundimiento de la libra. La presión lleva al gobierno laborista de James Calaghan a aceptar un préstamo del FMI que exige la puesta en marcha de medidas de austeridad. Existiendo numerosas soluciones ante un problema cambiario y de fuerte inflación, las ideas monetaristas abrazadas por la academia gracias al liderazgo de intelectuales y propagandistas como Milton Friedman parecerán las únicas de sentido común en estos momentos de crisis e incertidumbre. Con la aceptación de esta doctrina en una situación aparentemente extrema, la izquierda destruye sus apoyos y pavimenta el camino para la conocida revolución de Margaret Thatcher. Alemania, dos años antes y Estados Unidos, dos después, aplican medidas similares, subrayando la emergente hegemonía ideológica de un neoliberalismo que acumulaba casi treinta años entre bambalinas.

Si bien fueron los conservadores (Reagan, Thatcher, Kohl, etc.) los que con más entusiasmo aplicaron las ensayadas teorías de los sabios de Mont Pelerin, serían los socialdemócratas de los felices años noventa los que cerrarían el candado de la nueva realidad, aniquilando todo recuerdo de una socialdemocracia que a partir de entonces se denominará clásica y que remitirá a un período ya alejado. Si James Calaghan, François Mitterrand o Jimmy Carter actuaron constreñidos por fuerzas que no habían alcanzado todavía a comprender, la Tercera Vía posterior al thatcherismo ya se encontraba ideologizada en los principios pragmáticos de la globalización, de la apertura de los mercados, de la nueva regulación financiera y de la admiración del avance tecnológico como un acicate para el desarrollo de las sociedades. Toda una estrategia cosmética para mantener puestos de poder y de prestigio en un período en el que la caída del Muro de Berlín había conseguido grabar a fuego en el consumidor-espectador una identidad entre comunismo, miseria y tiranía.

El fin de la historia no fue tal, por fortuna o por desgracia. La irresponsabilidad política desatada en los noventa solo tuvo parangón con la empresarial. Como ha documentado Mark Mizruchi en The fracturing of the American Corporate Elite, la victoria del capital sobre el trabajo en las décadas de los setenta y los ochenta tuvo consecuencias inesperadas, al romper alianzas entre las élites empresariales que habían marcado los años cincuenta, sesenta y setenta. Dichas élites, que antaño se asociaban para no ceder terreno a los sindicatos, comenzaron un proceso de descentralización sectorial y nacional que incrementó estructuralmente la adopción de posiciones de riesgo corporativo.

La nueva regulación del tejido empresarial, las grandes fusiones, la ingeniería financiera y las novedosas fórmulas para ganar dinero de manera exponencial precipitaron una sucesión de bombas especulativas que culminarían en el año 2008 con el aparente hundimiento del casino financiero… y con su rescate por parte del Estado. La amplia derrota ideológica y moral sufrida durante los ochenta, los noventa y los dos mil por unos partidos socialistas que habían comulgado en silencio con las prácticas más radicales del neoliberalismo (especialmente, Bill Clinton y Tony Blair) les llevaron a ser también los grandes derrotados de la crisis financiera 2007-2016.

La actual coyuntura es la del denominado “estancamiento secular”: una fase semi-estacionaria en la que las economías no crecen sustancialmente y en la que la inflación apenas se incrementa. Una de las razones que explica este fenómeno, raramente expuesta, es la debilidad de la antaño clase trabajadora (que no consume y no incentiva, con ello, las inversiones en la economía real). La realidad parece haberse vuelto a invertir, generando un escenario aún más adverso para la izquierda: la dominación ideológica es tal que las reivindicaciones progresistas devienen reaccionarias. Un simple ejemplo sirve para ilustrar esta situación: si la multinacional IKEA ofreciera en la Comunidad de Madrid 100 puestos de trabajo a 700 euros brutos sin especificar la duración de la jornada, tal oferta de trabajo sería satisfecha en cuestión de minutos. Cualquier manifestación sindical, política o social en contra de unas condiciones de trabajo explotadoras sería disuelta por los trabajadores beneficiados por el ansiado puesto de trabajo, que desempeñarían el rol de cuerpos de seguridad. A partir de este ejemplo puede entenderse que el trabajo haya sido parcialmente absorbido por el capital que, como factor productivo dominante, dicta sus condiciones a lo largo y a lo ancho del globo.

El escrito derrotista es un género muy socorrido en España, tierra de frecuentes lamentos por lo que se perdió y nunca volverá. No obstante, una vez analizado el terreno, debe quedar energía para dibujar un camino posible y factible para ese sujeto necesario del siglo XXI, que no es otro que el que tiene nombre y apellidos y no se refugia tras una Sociedad Anónima. El impulso socialista regenerador no es una cuestión de líderes o de caras que salgan bien en la televisión, sino de ideas que no tienen por qué ser nuevas, sino que deben servir para encontrar soluciones que en principio no están a la vista. Los pilares de dicho impulso deben ser sin duda la redistribución de la riqueza, la protección del medio ambiente y el replanteamiento de la noción de trabajo. No obstante, la alternativa socialista ha de dotarse de herramientas para poder actuar a corto y a medio plazo:

.La adquisición y la puesta en marcha de una política monetaria nacionalmente soberana que acabe con la falsa independencia de los Bancos Centrales y que convierta el pleno empleo en un objetivo irrenunciable.

.Un debate serio y concluyente sobre las nociones de renta básica y trabajo garantizado que produzca una síntesis entre las numerosas corrientes que persiguen proporcionar a las personas condiciones dignas en la sociedad.

.La implementación de un conjunto de cambios en el proceso globalizador que combinen la fundación (o refundación) de nuevas organizaciones internacionales con regulaciones estatales que devuelvan a estas entidades la capacidad de proveer de riqueza y de bienestar a sus ciudadanos.

.Un planteamiento sistémico del fenómeno climatológico como inexcusable punto de partida para un nuevo modelo productivo y energético.

.La extensión de los derechos individuales y sociales conquistados en los países desarrollados al resto de las naciones del mundo con un especial respeto por la singularidad cultural de cada pueblo.

.La promoción de formas de asociacionismo civil que superen el colapsado modelo sindical del trabajador asalariado indefinido y que incluyan, integren e incluso federen a los desempleados, a los trabajadores pobres, a los inmigrantes, a las mujeres explotadas, a los pensionistas, a todos los tipos de contratados precarios, a los consumidores concienciados, a los ecologistas, etc. Una amplia franja ciudadana protestataria que sirva para superar la falsa homogeneización de esta sociedad tecnológica de consumo y que encuentre en la reivindicación de la dignidad del ser humano y de su papel central en la historia el anclaje fundamental para su actuación.

Vistas estas premisas, hemos de concluir que si el socialismo o los socialistas no despiertan no es por un exceso de sueño, sino por el miedo a la magnitud del trabajo que les queda por hacer. Si bien las condiciones estructurales no son las mismas que a finales del siglo XIX dieron lugar a los primeros esbozos de los partidos de los trabajadores, podríamos arriesgarnos a afirmar que, sin socialismo, el futuro de la sociedad como tal queda en entredicho. Y las criaturas que han emergido electoralmente de manera reciente nos demuestran que las reflexiones aquí expuestas no andan precisamente desencaminadas. Esperamos estar aún a tiempo.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    El término socialismo tiene varias acepciones. Las distintas definiciones que se pueden dar son el resultado tanto de elaboraciones teóricas como de la evolución histórica política y económica. La primera diferencia vino dada cuando Marx y Engels contrapusieron a la concepción del socialismo utópico la de socialismo científico. A pesar de la hegemonía del marxismo en los partidos y sindicatos, que se crearon en el siglo XIX, tuvo lugar en el incipiente movimiento obrero, la primera gran escisión con el anarquismo. Las ideas marxistas fueron mayoritarias en casi todos los países en que comenzaron a arraigar, sin embargo, el...
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  • José Luis Zárraga

    Sociólogo

    Demasiados temas y demasiadas cuestiones se amontonan en este debate. Lo fundamental en él, lo que en primer lugar hay que aclarar si queremos discutir con sentido todos esos temas y cuestiones, es de qué hablamos cuando hablamos de socialismo. Dejaré aparte otras cuestiones que se han planteado a lo largo del debate, cuestiones urgentes, que será indispensable tratar también. Las experiencias históricas de socialismo y las lecciones que debemos extraer de ellas; el análisis del capitalismo actual y de los cambios que se han consolidado en él con la crisis; y sobre todo la cuestión política práctica: cómo puede...
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  • lluisraeco

    Economista y sociólogo

    ¿Cómo puede el sindicalismo ayudar a construir otro modelo social? Sin duda el núcleo vertebrador de la acción sindical es la negociación colectiva. Dos ideas al respecto. Por un lado, la orientación de la política sindical y los contenidos sustantivos de negociación colectiva hacia objetivos de política económica de altos salarios y pleno empleo. Las dos reivindicaciones clave del movimiento sindical vasco cómo salario mínimo de 1200 euros mensuales y jornada laboral máxima de 35 horas semanales, deben integrarse para mejorar las condiciones de vida con la generación y reparto del empleo. Por otro lado la introducción de contenidos...
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  • Eduardo González de Molina Soler

    Sociólogo y politólogo

    “El hombre que no dispone de más propiedad que su fuerza de trabajo, tiene que ser, necesariamente, en todo estado social y de civilización, esclavo de otros hombres, quienes se han adueñado de las condiciones materiales de trabajo. Y no podrá trabajar, ni, por consiguiente, vivir, más que con su permiso” (Marx, 1875). ¿Qué significa hoy la libertad o la igualdad para un socialista? ¿Cómo definimos hoy el socialismo? Son interrogantes que hoy en día difícilmente son (bien) respondidos: la deriva ideológica del socialismo ―fruto de la derrota histórica del movimiento obrero― es de tal calibre, que la confusión...
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  • Enrique del Olmo

    Sociólogo

    Cuando Bruno Estrada propuso en Espacio Público un Debate sobre el Socialismo del siglo XXI, todos nos quedamos un poco sorprendidos pero a la vez alabamos el valor de plantearlo y la necesidad de empezar a abordarlo. Ahora con la ventaja de que otros 'valientes' se han tirado a la piscina, intento aportar una visión en relación a algunos temas, visión por supuesto parcial, incompleta e inconclusa. Las aportaciones realizadas por otros amigos, han avanzado muchas piezas extraordinariamente interesantes del puzzle de recomposición del fragmentario big bang de los conceptos y las prácticas del socialismo. Además frente a un pensamiento que...
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  • Armando Fernández Steinko

    Sociólogo

    Hacia 1800 nacía una sociedad dinámica e impetuosa. ¿Cómo abordar política, moral y culturalmente el capitalismo? Para los liberales la nueva fuerza desplegada por los mercados sería capaz de dar las respuestas con lo cual todo debía orientarse a asegurar su funcionamiento y la propiedad privada: la libertad es, por encima de todo, la libertad de hacer negocios. Los grandes asuntos, incluido el democrático, se acabarán solucionando si se deja actual al mercado y florecer los negocios, la sociedad tenderá mágicamente al equilibrio en beneficio de todos, la política se acoplará a la economía. La propuesta conservadora aceptaba los cambios,...
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  • José Manuel Mariscal

    Secretario general del PCA

    Socialismo. Una palabra antigua, aunque no más antigua que capitalismo, explotación, emancipación, pobreza o lucha. Apropiada, manipulada o canonizada, ¿huele a viejo una palabra tan moderna? En mi caso, como comunista, no debería desligar el debate sobre el socialismo del objetivo final de un sociedad sin clases, del comunismo. Nos han contado, más o menos, que el socialismo sería una etapa intermedia antes de la definitiva sociedad sin clases. El caso es que socialistas se llamaban las repúblicas soviéticas y socialista se llama el partido de Susana Díaz y también el de Nicolás Maduro. Socialista era el partido que...
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  • José Eduardo Muñoz Negro

    Doctor en Medicina y socialista

    Alguien dijo que no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época. Esta realidad ha sido interpretada, narrada o conceptualizada de muchas maneras. Desde la sociedad líquida de Baumann a la sociedad del riesgo de Beck, pasando por la ultramodernidad de J.A. Marina, las teorías sobre la posmodernidad o la modernidad inacabada de Habermas. Aunque diferentes, todos comparten y asumen el paradigma de la complejidad y la pérdida de referentes cognitivos, simbólicos e ideológicos. Puede parecer un tópico pero el tiempo se ha acelerado y la realidad se construye en los medios de una manera instantánea...
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  • ¿Qué socialismo?

    19/12/2016

    Juan Antonio Molina

    Periodista, escritor y socialista

    Este artículo toma el título de un opúsculo de Norberto Bobbio donde el ensayista turinés intentaba contestar el interrogante que le daba nombre al libro. ¿Es hoy también el socialismo en nuestro país un interrogante? La estrategia cortoplacista de sus dirigentes, enmarañada en la banalidad del marketing y el eslogan publicitario, representa la reinvención de una realidad tan ajena al pulso de la calle que produce frustración en las mayorías sociales. El Partido Socialista se percibe en un espacio político donde el debate ideológico se ha diluido ante un pragmatismo ad hoc al establishment que expulsa de su formato polémico...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    Algunas de las propuestas presentadas en este debate tienen por objetivo recuperar o refundar el proyecto socialista que se identifica con la corriente de la socialdemocracia europea, llenándolo de nuevos contenidos o reciclando experiencias interesantes de otros tiempos. Intentan sus autores resucitar una vieja y, mucho me temo, periclitada historia. ¿Es posible salvar la experiencia socialdemócrata? ¿Tiene sentido echar vino nuevo en odres viejos cuyo olor a caduco o viejuno repele a los jóvenes de entre 18 y 35 años y provoca mayores rechazos a medida que aumenta el nivel de estudios de las personas a las que intenta atraer? Tiene...
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  • Javier Franzé

    Profesor de Teoría Política

    La primera dificultad para hablar de socialismo hacia el futuro es precisar a qué se está haciendo referencia. El socialismo —como el liberalismo— es una corriente política y de pensamiento vasta, diversa, cuyo elemento aglutinante sería la primacía del valor igualdad. Pero esto remite a la superficie del problema, pues la cuestión no es tanto qué valor se privilegia, que es lo que reúne, sino cómo se piensa ese valor. Esto último suscita las divergencias más profundas, que determinan diferencias acerca de los caminos para construir esa igualdad. ¿Y si el problema fuera que el socialismo ha sido occidental, demasiado...
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  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    La respuesta a la cuestión de los retos del socialismo debe comenzar por reconocer que las realidades y preocupaciones expresadas en el debate en curso en 'Espacio Público'-'CTXT', incluyendo esta aportación, están condicionadas por la experiencia política, los parámetros culturales y la producción teórica del socialismo, permítaseme la expresión, del mundo occidental y cristiano industrializado. Si bien, dadas las características del capitalismo mundial actual, algunas de las cuestiones que se plantean suponen incursiones en terrenos globales y comunes por lo que podrían tener utilidad para las reflexiones que se produzcan en otras latitudes. Lo ideal sería poder identificar los rasgos...
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  • Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

    Marx decía lo que la revolución surgirá de las fábricas, no de los agricultores, ya que los agricultores están dispersos. Siglo y medio después las estrategias de dispersión del trabajador es sin lugar a dudas uno de los motivos por los cuales es tan difícil construir una alternativa. Una dispersión que no es sólo geográfica sino que también es organizativa e incluso de asunción cultural. George Lakoff escribió que la ciudadanía se siente más más motivados con la “identidad moral y los valores” que con cualquier otra cosa. El reto es construir comunidad y conectar con el sufrimiento, pero también...
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  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    La socialdemocracia no cayó del cielo, ni surgió de la necesidad de cubrir con más producción una mayor demanda en un contexto de escasez de mano de obra, y desde luego no fue un regalo del capitalismo al movimiento obrero. El pacto socialdemócrata (el pacto entre capital y trabajo) fue consecuencia de la fuerte presión del movimiento obrero y del temor del capitalismo al modelo político-económico comunista. En Europa Occidental el socialismo devino en socialdemocracia cuando la pugna entre capitalismo y comunismo se sustanció en un sistema mixto de economía de mercado y de garantía de los derechos sociales, la...
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  • Andrés Villena Oliver

    Economista, periodista y doctor en Sociología

    La historia del socialismo es, lamentablemente, la de una matanza permanente que, no obstante, dista mucho del relato de ficción narrado por historiadores y voceros anticomunistas patrocinados. Quizá el primer crimen que merezca la pena reseñar sea el cometido contra Jean Jaurés en 1914, tres días después del inicio de la Primera Guerra Mundial, que acabó enfrentando a la clase obrera de los distintos países implicados. La muerte de Jaurés representa el fracaso de un internacionalismo que los socialistas alemanes rematarán al no impedir el asesinato en 1919 de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebkenecht, al comienzo de la débil...
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  • Ana Barba

    Edafóloga, activista social y política por la democracia participativa, el feminismo y la ecología.

    Tradicionalmente, las propuestas sociales y económicas de la izquierda han topado con los intereses de los pequeños propietarios, los pequeños agricultores y los pequeños comerciantes, lo que solemos llamar pequeña burguesía desde la época de la revolución francesa. Pese a que son explotados por las oligarquías, se sienten más cercanos a ellas que al proletariado, en parte por el temor a sufrir una desposesión en el transcurso de una hipotética revolución social y en parte por el espejismo del ascenso social. En el transcurso de los últimos 100 años, esta postura antagónica de la pequeña burguesía frente al proletariado se...
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  • Tasio Oliver

    Responsable de Servicios Sociales y Consumo de IU

    Escribo esta aportación desde la certeza, apesadumbrada, de que el socialismo en España nunca ha existido. Y si no ha existido socialismo como tal, el amago socialdemócrata que ha supuesto el trasiego político del PSOE en estos 40 años, ha sido convenientemente desmontado por unas élites orgánicas aliadas ya descaradamente con los intereses de las grandes corporaciones nacionales. La memoria de los tímidos logros de ese trasiego ha sido ultrajada por un vaciamiento progresivo, una cobardía política evidente y un desdibuje absoluto en cuanto a sus preceptos sociales, territoriales y democráticos en la última década. Lo peor y más doloroso...
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  • Daniel Puerto

    Investigador científico y miembro del secretariado de Alternativa Socialista

    Un artículo de Suso del Toro hablaba de la culpabilidad del PSOE en el descrédito de la política. Aunque mezclaba los conceptos de izquierda y socialismo en la culpabilidad de este deterioro de la política, cuando realmente solo se refería a un PSOE muchas veces alejado de estos dos conceptos, creo que da en el clavo en lo referente a la “degradación moral de la izquierda”. Que la derecha española sea mentirosa, autoritaria y corrupta entra dentro de la lógica al ser fiel heredera del franquismo y no haber sufrido las necesarias y profundas transformaciones que la hubiesen llevado...
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  • Brais Fernández

    Redactor de 'Viento Sur' y miembro de Anticapitalistas

    Quizás para tener un debate en torno a la cuestión del socialismo tendríamos que aclarar la polisemia de la palabra. Para la mayoría de la gente, socialismo es un concepto frío, que no va asociado a una experiencia emancipadora real. En el peor de los casos, se asocia a los exabruptos de los dirigentes del PSOE, que apelan al socialismo como una identidad partidaria con la que cada vez menos gente se identifica. En otros casos, por desgracia, se asocia a aquella distopía totalitaria en la que acabó convirtiéndose el socialismo soviético. Sin embargo, creo que hay algunas razones...
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  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    En un mundo que afronta para las próximas décadas formidables retos por el agotamiento de los recursos naturales y la crisis ecológica, así como por la formación de sociedades con fuertes fracturas sociales y desigualdades crecientes, la única forma de mantener un nivel de vida digno para la población será conseguir hacer más con menos, y esto sólo pasará en las sociedades que tengan organizaciones productivas que lo logren. Nuestra capacidad para construir una sociedad más productiva, más ecológica, una sociedad en la que sea posible alimentarse, desplazarse, tener una vivienda, calentarse, curarse, educarse, informase, investigar, producir... no se parecerá...
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  • Manuel Escudero

    Coordinador del Foro de Economía Progresista

    No esperen en esta reflexión un hilo de argumentación lógico y encadenad. Más bien voy a funcionar como se hace en las sesiones de diseño, cubriendo la pared con 'post-its' ideas y argumentos que vienen al caso, que van completando el cuadro de modo impresionista, a ráfagas, echándose para atrás y viendo lo que falta o lo que aflora. Sobre el nombre El socialismo en el siglo XXI, así, a secas, será cosa de nostálgicos, pero no de los que luchan por el progreso de la humanidad. Lo digo porque ya desde comienzos del siglo XX, el socialismo solamente ha servido...
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  • Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

    ¿Estamos ante el mismo capitalismo que hace 30 o 40 años? ¿Debemos responder ante este desde los mismos parámetros? Las respuestas a estas preguntas son obvias. No, ni el capitalismo es el mismo ni la respuesta puede ni debe ser la misma. Pero vayamos por pasos. En primer lugar hay que adentrarse en el escenario de los últimos años, la nueva etapa del capitalismo en algunos de sus aspectos mas destacados. Por un lado en el conflicto entre capital trabajo. Por otro lado, en el conflicto capital biosfera, y por último en los elementos de control político del mismo. Capital...
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  • Pedro González de Molina Soler

    Profesor de Geografía e Historia

    "Nunca separé la República de las ideas de justicia social, sin la que sólo es una palabra." Jaurès. Para comenzar, quiero agradecer la invitación de Bruno Estrada a participar en este debate que deseamos que sea fructífero, de un tema que sigue siendo candente en la actualidad, y más tras ver las crisis de los partidos socialdemócratas en Europa y las lecciones de la nueva izquierda latinoamericana en retroceso. En líneas generales, podemos estar de acuerdo con la exposición de Bruno Estrada sobre el socialismo, tanto en su pasado como en sus perspectivas futuras, aunque podríamos matizar algunas cuestiones, que...
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  • Carlos Martínez

    Co-primer secretario de Alternativa Socialista

    La idea socialista supera a los aparatos de la mayor parte de los partidos llamados socialistas y socialdemócratas “oficiales” y vinculados a la llamada internacional socialista. Hay demasiadas personas a un lado y otro del espectro político y por supuesto las oligarquías que viven a costa de esos partidos, deseando que el socialismo sea un engranaje profesional, dedicado exclusivamente a gestionar el capitalismo y a ser su cara algo más amable y caritativa. Todo lo más mejoras en sanidad, pensiones –si puede ser- y educación. Igualdad de oportunidades, pero sin corregir precisamente lo que impide que las oportunidades sean las...
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  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    La victoria de Donald Trump nos golpea en las retinas, en el corazón, en el cerebro. Intuimos que este hecho tendrá consecuencias imprevisibles y negativas. Los “poderes salvajes” de los que hablaba Ferragoli, la emergencia de poderes privados que colonizan el espacio público en beneficio propio, se han cobrado una pieza mayor: nada menos que Estados Unidos. Y una vez más, y no es la primera en la historia ni será la última, un representante de las clases dirigentes se aúpa al poder empujado por una fuerza en la que encontramos muchos brazos y esperanzas venidas desde abajo. Por...
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  • Mario del Rosal

    Profesor de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid

    En primer lugar, me gustaría agradecer sinceramente el debate que Bruno Estrada ha abierto acerca de la cuestión del socialismo en la actualidad. En estos tiempos en los que las versiones más primitivas y descarnadas de la derecha amenazan con capitalizar el descontento de la clase trabajadora, me parece una discusión enormemente oportuna y necesaria. Creo que cualquier reflexión sobre el socialismo se debe centrar, como bien hace Bruno, en la cuestión de la democracia. Y es que, en sus más profundas raíces, el socialismo no es sino democracia más desarrollo económico (o soviets más electrificación, como diría Lenin). Es...
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  • Ignacio Muro Benayas

    Director Fundación Espacio Público

    Tiene gracia esto de discutir sobre el socialismo días después que el fascismo haya encontrado una nueva puerta de entrada de la mano de Trump en EEUU, la economía capitalista más rica del mundo. Tiene gracia porque recuerda aquella disyuntiva de 'Socialismo o barbarie’ que representó Rosa Luxemburgo hace justamente 100 años, en 1916, tres antes de que fuera asesinada por movimientos prefascistas. Una disyuntiva que tenía como antecedente a Friederich Engels que dijo otros 30 años antes: "La sociedad capitalista se halla ante un dilema: avance al socialismo o regresión a la barbarie". Como vemos, el debate nos...
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  • José Babiano

    Director del Área de Historia, Archivo y Biblioteca de la Fundación 1º de Mayo

    El neoliberalismo no es sólo una política económica determinada, ni siquiera una filosofía política exclusivamente. Constituye asimismo y de forma evidente una cultura. De manera que la victoria indiscutible del neoliberalismo representa también una victoria cultural. Esencialmente, esa victoria reside en que la gran mayoría de la sociedad, incluida la izquierda, haya naturalizado su discurso. En eso consiste la hegemonía cultural. De este modo, el lenguaje de clase ha desaparecido de la izquierda política, que ha hecho suya la retórica de la ciudadanía. Es verdad que, como señalara T. H. Marshall, la ciudadanía es un constructo que hace compatibles...
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  • Carlos Tuya

    Periodista y escritor

    Una vez más, lo que no podía ocurrir ha ocurrido: Trump se incorpora a la ola populista (mayoritariamente de derechas) que recorre, como un fantasma, el mundo globalizado. Tras el húngaro Viktor Orban y el polaco Kaczynski, la lista no para de crecer, esta vez con el presidente de la nación más poderosa del planeta a la cabeza. Y no es descartable que en un futuro próximo puedan unirse Marine Le Pen (Francia), Strache (Austria), Brunner (Suiza), Soini (Finlandia), Geert Wilders (Holanda), Matteo Salvini en competencia con Beppe Grillo (Italia), Thulessen (Dinamarca), etc. Todos con un mensaje tan elemental como...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Me alegro mucho por la apertura de este nuevo Debate sobre el futuro del Socialismo, y de que se haya encargado la Ponencia a Bruno Estrada, un compañero de Comisiones Obreras. Sigo atentamente los avatares internos de mi sindicato, y estimo que su iniciativa de ‘aggiornamento’ se está haciendo con seriedad y constancia, de lo cual es expresión la excelente labor intelectual de Estrada. Lástima que algunos intelectuales izquierdistas y medios digitales progresistas aún no se hayan enterado de los cambios internos que se están operando en mi sindicato –y no precisamente gracias a su apoyo y participación. Pero vayamos...
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  • José Ángel Moreno

    Economistas sin Fronteras y Plataforma por la Democracia Económica.

    El sugerente texto de mi estimado Bruno Estrada me plantea algunas pequeñas discrepancias de matiz y una coincidencia de base con la que me parece su sugerencia principal. Apunto muy brevemente las primeras, para centrarme después en la segunda. Por una parte, me temo que la pérdida de base electoral de los partidos socialistas y socialdemócratas desde los años 80 del siglo pasado no se debe sólo a su -indudable en muchos casos- aproximación a las ideas neoliberales y a su renuncia a algunos de sus principios tradicionales. Desde luego, es innegable la hegemonía cultural del neoliberalismo, pero creo que...
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  • Marià de Delàs

    Periodista

    Millones y millones de personas imaginaron durante décadas un estado de cosas diferente al que viene impuesto por el poder del dinero. Un estado de bienestar y de justicia, gracias a la igualdad de derechos económicos y sociales. Confiaban en que una fuerza representativa de los trabajadores podía hacerse con el control de todo o parte del poder político y en que la economía y la vida social podían funcionar de otra manera, bajo criterios democráticos, sin obediencia a los intereses y directrices de los poseedores de capital. La producción de bienes debía racionalizarse, había que distribuir la...
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