Construyendo alternativas

  • Joan Herrera

    Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

12.12.2016

Debate principal: El socialismo de este siglo

Marx decía lo que la revolución surgirá de las fábricas, no de los agricultores, ya que los agricultores están dispersos. Siglo y medio después las estrategias de dispersión del trabajador es sin lugar a dudas uno de los motivos por los cuales es tan difícil construir una alternativa. Una dispersión que no es sólo geográfica sino que también es organizativa e incluso de asunción cultural.

George Lakoff escribió que la ciudadanía se siente más más motivados con la “identidad moral y los valores” que con cualquier otra cosa. El reto es construir comunidad y conectar con el sufrimiento, pero también con la vida, los anhelos y los sueños, construir un escenario de ilusión, y crear comunidad. Y si bien la propuesta debe fijarse en el lenguaje, la respuesta no es sólo cuestión de lenguaje, sino proponer ideas que mueva el marco, y que permitan abrir puentes que canalicen resignación y malestar hacia un escenario de cambio.

Para ello, hay que construir un escenario de cambio a partir de la experiencia histórica acumulada. En la etapa de postguerra había dos cosas que se discutían. La participación del trabajo en las decisiones de la empresa, y el reparto de la riqueza. La distribución más igualitaria de rentas que la izquierda reclamaba pivotaba sobre ese ejercicio del poder dentro y fuera de los muros del centro de trabajo.

Ante el gran temor de las clases dominantes a un modelo de poder alternativo instaurado en media Europa y a la constatación del hartazgo de los trabajadores a un estatus quo en el que habían sacrificado dos generaciones en sendas guerras mundiales, se produce un acuerdo en la distribución de rentas, aunque no así en la democratización de la empresa. Ello se tradujo jurídicamente en la consagración constitucional del derecho a la propiedad y a la libre empresa a cambio de la constitucionalización del derecho a la igualdad formal, la Seguridad Social y los instrumentos colectivos del Derecho del Trabajo (libertad sindical, huelga y negociación colectiva). Las empresas quedaron libres de trabas para determinar qué se produce, cómo se produce y en qué condiciones se produce, salvo sus obligaciones fiscales o responsabilidades penales, y con algún elemento de control como el sindicalismo y la negociación colectiva. La “época de oro” del trabajo, de los trabajadores y del Derecho Social tuvo como contrapartida la renuncia a discutir sobre el “poder” -y no sólo el gobierno- de la economía y de las decisiones de la empresa.

Setenta años después el modelo social y económico neoliberal rompe claramente el acuerdo, no hay distribución de rentas (pérdida del poder adquisitivo), y se pone fin a las políticas de redistribución de rentas (cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres, mientras se adelgaza el Estado del bienestar), además de situar el ámbito del problema a escala planetaria y ya no únicamente en los países del primer mundo.

Ganar la igualdad

Si el incremento de la desigualdad es el resultado de un cambio, en el que el poder financiero se impone al poder político e, incluso, al económico, y la desigualdad, como señala Tony Judt, se convierte en «corrosiva, en la medida en que corrompe las sociedades desde dentro», el reto principal es volver a ganar la igualdad. A la pregunta de ¿cuánta desigualdad puede soportar la democracia? hay que responder que ya no puede soportar más.

Es acuciante por tanto definir estrategias, propuestas para ganar esa igualdad. De ahí que la propuesta debe basarse en la redistribución de rentas. Tanto en el trabajo remunerado, como en el terreno del trabajo no remunerado. En las rentas indirectas que significan y representan las previsiones sociales. Esa igualdad se basa en un reparto equitativo de las rentas acumuladas. En primer lugar mediante la necesidad de garantizar un trabajo decente y también en definir la estrategia y la propuesta para garantizar rentas debido a los efectos que va a suponer en las estructuras de trabajo la uberización o la robotización. Distribución de rentas existentes y redistribución de la riqueza. Ambas propuestas son necesarias.

Pero como siempre este es un debate vinculado a la correlación de fuerzas. Cuando el capital cedió en este terreno lo hizo por una correlación de fuerzas más equilibrada y con poder de persuasión por la otra parte.

Pero ganar la igualdad cumple otra función: continuar vinculados a los valores de la cooperación y la solidaridad. Y es la desigualdad cumple una valor funcional. Cuando ésta impera los valores son los de la competitividad o el egoísmo. Como nos recordaba Bruno Estrada en su artículo <em>El socialismo de este siglo, se observa un crecimiento continuo de los valores altruistas de libertad, postmateriales, laicos y solidarios, como indica la World Value Survey (encuesta realizada en más de 100 países que abarcan mas del 90% de la población mundial). Se trata pues que pasemos de una agenda política basada en aquello que marcan los latifundistas del capital, a la cooperación, al compartir en vez de competir. La igualdad entendida también desde la perspectiva del feminismo, de la igualdad desde la diferencia, del cuidado y la colaboración con el prójimo.

Democracia económica

La cuestión es si hoy nos basta con reclamar el pacto de redistribución de rentas cuando la desigualdad social no es una consecuencia indeseada del actual sistema dominante, jugando un papel funcional, permitiendo que el egoísmo o la escasa sociabilidad jueguen un papel predominante en el funcionamiento de nuestras sociedades.

Las izquierdas, las partidaria y las sociopolítica, han venido reclamando el cumplimiento del pacto social, exigiendo una redistribución más igualitaria de las rendas, también en el ámbito laboral. Sin embargo: ¿reside ahí el mayor problema o es sólo una consecuencia de la progresiva descompensación del poder en la empresa?

Además de la redistribución de la riqueza hace falta entrar en el terreno de la democracia económica. En los valores democráticos y no en los oligárquicos, en el mundo de la empresa. Y es que el dilema está en como introducir aquellos elementos que permitan democratizar la economía -y dejar de transitar hacia la privatización de la política-.

Democracia económica, que no sólo supone desarrollar elementos de participación y ganar espacios para la negociación colectiva, sino incidir en la organización y en las condiciones de trabajo como eje de actuación sindical a medio y largo plazo, sobre la base de un principio de enunciado sencillo, el derecho a ser informado, consultado habilitado para expresarse en las formulaciones que se refieran a su trabajo, rompiendo la separación entre conocimiento y ejecución, impulsando los saberes del trabajo y su actividad creativa. Ello se traduce en la participación en la empresa. Pero democracia económica no es solo eso, sino que debe traducirse que en aquello que vertebra la sociedad es imprescindible una decisiones que operen en función del interés general y no particular, jugando un papel central aquellos nichos económicos que juegan que caracterizan la dimensión extractiva por excelencia; es decir sector financiero y sector energético.

No se trata pues tan solo de repartir la riqueza y garantizar el bienestar. Se trata de recuperar la decisión colectiva y compartida sobre la economía, en un equilibrio entre igualdad y libertad.

La energía como vector para reconectar con humanidad con la biosfera

El tercer eje es la reconexión con la biosfera. Si la nueva etapa del capitalismo abre una nueva era, la del antropoceno, el socialismo del siglo XXI debe reconectar a la humanidad con el medio en el que habita, ya que ésta no tiene futuro a partir de la depredación, degradación y destrucción del medio en el que habitamos. Y es que el conflicto capital-biosfera no es un elemento más en este siglo XXI, sino un eje tan central como el conflicto capital-trabajo.

Eso significa vivir distinto, y ello tiene una estrecha conexión con la aspiración y la consecución de sociedades mas igualitarias. El socialismo, debe ser necesariamente ecologista, una economía que haga balance de lo consumido por nuestra economías y aquello que aportamos y devolvemos al planeta. Se trata pues de incorporar un balance entre el sistema natural y los subsistema sociales y económicos, interconectando crecimiento económico y los límites biológicos y físicos de los ecosistemas. Si la mayoría de población global vive en ciudades, y estas consumen mas del 70% de la energía del planeta, ¿no es hora que en estas realidades empecemos a pensar en como producir aquello que necesitamos para estar vivos?

¿Qué tenemos como actor palanca? –entendiendo estos como aquellos que sin ser los más numerosos ni poderosos tienen la capacidad de organizar los agentes a su alrededor-. La propuesta es que sea la energía. A sabiendas que la extracción de energía primero, en forma de combustibles fósiles, y la transformación de energía procedente de estos, ha sido una herramienta de dominio y de explotación, de la humanidad con la humanidad y de la humanidad con el planeta. Esa extracción no sólo ha supuesto una gran acumulación de capital, sino que también ha sido uno de los factores que han contribuido a construir un escenario de dominio sobre la misma humanidad.

La cuestión es si hoy, hacemos de la energía un factor de reapropiación. Si transitamos de un modelo de capitalismo extractivo a un modelo en el que la relación entre humanidad y energía se basa en la democratización en el acceso a la energía y en la redistribución. Y la propuesta es que la energía, el ahorro, la eficiencia y el desarrollo de las energías renovables sea el vector, que no sólo nos permite dejar de extraer, acumular, dominar y contaminar sino que nos permite producir, distribuir, repartir la riqueza y reapropiarnos de la economía.

Hoy la energía, con su capacidad de reducir consumos, pero de producir de forma democrática, es sin lugar a dudas uno de los elementos con mayor capacidad de cambiar no sólo el tejido productivo sino las mismas relaciones de poder. Desde el momento que la producción de un kw/h ya cuesta lo mismo captando la energía del sol o del viento que quemando combustibles fósiles, la capacidad para democratizar la relación entre humanidad y energía pasa a ser histórica.

El socialismo del siglo XXI tendrá que asumir que hay que construir una propuesta para dejar de estar de espaldas al planeta, el reto es cómo reconectar humanidad con la biosfera.

Por primera vez en la historia, se ha invertido casi tanto en eficiencia y renovables (533.000 millones) que en la inversión en extracción y producción de petróleo (583.000). Pero dicha inversión no es una inversión cargada sólo de buenas intenciones. Aquellos que han tenido una posición de dominio en un mundo dominados por los combustibles fósiles intentan construir ahora una posición de dominio en el campo de la generación de origen renovable.

En contraste la izquierda debería ser consciente que la batalla energética es una batalla para la democratización de la economía, o para el mantenimiento de ésta en una dimensión privada y privatizada. Cuando se habla de renovables, y particularmente de autoconsumo, no hablamos sólo de generación de electricidad, sino que hablamos de poder y distribución de este. Un estudio reciente de la EREF (European Renewable Energies Federation), conjuntamente con Greenpeace y Amigos de la Tierra explica como en el marco europeo es posible el abastecimiento eléctrico para más de la mitad de la población europea. El autoconsumo puede ser del 19% para el 2030, del 45% para el 2050. Pero para conseguirlo el problema no es técnico, sino político. Y en lo político está que el socialismo del siglo XXI entienda que lo ambiental, y concretamente lo energético, es una batalla para la reapropiación de la economía, a favor de la democracia económica, y por supuesto, para la defensa del medio en el que queremos continuar viviendo.
La propuesta es operar allí donde opera el gran capital; en uno de los vectores que mayor acumulación de capital se produce y mayores escenarios de dominio genera: lo energético. Partiendo de la base que el cambio tecnológico permite, quizás por primera vez en la historia, definir estrategias de reapropiación para ciudadanía de la producción de energía.

Poder y deliberación

El cuarto elemento es la necesidad de disputar el poder. Hoy la democracia es un auténtico enemigo de los latifundistas de capital, entre otras cosas porque se está demostrando que son los marcos democráticos, y el socialismo democrático, el que hoy puede alterar la agenda de desposesión.

Pero el marco democrático está en crisis. Es cierto que hay mas activismo. Pero también es cierto que la mayoría vive preocupada por sobrevivir y sacar adelante sus proyectos vitales. Así el activismo de muchos contrasta con una actitud mayoritaria que es la de ciudadanos que se muestran necesariamente alejados del resto de los problemas del mundo y de su complejidad. Cuanto más angustioso es el presente inmediato, menos espacio queda para entenderlo. Por muy accesible que esté una información en las redes, cuando una persona debe realizar una evaluación sobre algo, echa mano de aquello que recuerda mejor, de lo más cercano y accesible que suele coincidir con lo más repetido o lo más resaltado: la televisión.

De ahí que transitemos hacia marcos en que lo democrático es cada vez menos deliberativo y más plebiscitario. En ese marco la intermediación y la representación cada vez tienen menos crédito, ya que sobre lo sustancial -la economía- siquiera se puede hablar, habiendo una única política posible.

Pericles definió en 431 a.C., nada menos que hace casi 2.500 años, la democracia de forma ejemplar, como el sistema donde «la administración se ejerce en favor de la mayoría, y no de unos pocos», donde los ciudadanos son iguales ante la ley, los poderes públicos están sujetos a normas y rige el principio del mérito y no del origen social en el acceso a los cargos públicos. En la visión de Pericles, la democracia no es solo la eficacia utilitarista de conseguir el bien de la mayoría, algo que, al menos en teoría, el despotismo ilustrado podría alcanzar, sino alcanzar ese bien de una forma que incluya a los ciudadanos. Pero la inclusión en el debate público es lo que ha saltado por los aires.
Socialismo es disputar el poder por parte de la mayoría y a la vez conseguir hacerlo desde la deliberación y la propuesta. Hay que emocionar, pero a la vez hay que proponer, con una agenda de reapropiación, de igualdad, de democracia económica y de reconexión con la biosfera que consiga emocionar, pero que cambie la realidad. y todo ello necesita de capacidad de persuadir, y por tanto de amenazar, pero mucha necesidad de seducir. Es por tanto una cuestión de correlación de fuerzas.

Nota: Este texto es la segunda parte de un texto más amplio del autor, por razones prácticas se ha decidido presentarlo en dos artículos. La primera parte se publicó con el título ¿A qué capitalismo nos enfrentamos?

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Carlos Berzosa

    Catedrático emérito de la Universidad Complutense. Presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).

    El término socialismo tiene varias acepciones. Las distintas definiciones que se pueden dar son el resultado tanto de elaboraciones teóricas como de la evolución histórica política y económica. La primera diferencia vino dada cuando Marx y Engels contrapusieron a la concepción del socialismo utópico la de socialismo científico. A pesar de la hegemonía del marxismo en los partidos y sindicatos, que se crearon en el siglo XIX, tuvo lugar en el incipiente movimiento obrero, la primera gran escisión con el anarquismo. Las ideas marxistas fueron mayoritarias en casi todos los países en que comenzaron a arraigar, sin embargo, el...
    - Seguir leyendo
  • José Luis Zárraga

    Sociólogo

    Demasiados temas y demasiadas cuestiones se amontonan en este debate. Lo fundamental en él, lo que en primer lugar hay que aclarar si queremos discutir con sentido todos esos temas y cuestiones, es de qué hablamos cuando hablamos de socialismo. Dejaré aparte otras cuestiones que se han planteado a lo largo del debate, cuestiones urgentes, que será indispensable tratar también. Las experiencias históricas de socialismo y las lecciones que debemos extraer de ellas; el análisis del capitalismo actual y de los cambios que se han consolidado en él con la crisis; y sobre todo la cuestión política práctica: cómo puede...
    - Seguir leyendo
  • lluisraeco

    Economista y sociólogo

    ¿Cómo puede el sindicalismo ayudar a construir otro modelo social? Sin duda el núcleo vertebrador de la acción sindical es la negociación colectiva. Dos ideas al respecto. Por un lado, la orientación de la política sindical y los contenidos sustantivos de negociación colectiva hacia objetivos de política económica de altos salarios y pleno empleo. Las dos reivindicaciones clave del movimiento sindical vasco cómo salario mínimo de 1200 euros mensuales y jornada laboral máxima de 35 horas semanales, deben integrarse para mejorar las condiciones de vida con la generación y reparto del empleo. Por otro lado la introducción de contenidos...
    - Seguir leyendo
  • Eduardo González de Molina Soler

    Sociólogo y politólogo

    “El hombre que no dispone de más propiedad que su fuerza de trabajo, tiene que ser, necesariamente, en todo estado social y de civilización, esclavo de otros hombres, quienes se han adueñado de las condiciones materiales de trabajo. Y no podrá trabajar, ni, por consiguiente, vivir, más que con su permiso” (Marx, 1875). ¿Qué significa hoy la libertad o la igualdad para un socialista? ¿Cómo definimos hoy el socialismo? Son interrogantes que hoy en día difícilmente son (bien) respondidos: la deriva ideológica del socialismo ―fruto de la derrota histórica del movimiento obrero― es de tal calibre, que la confusión...
    - Seguir leyendo
  • Enrique del Olmo

    Sociólogo

    Cuando Bruno Estrada propuso en Espacio Público un Debate sobre el Socialismo del siglo XXI, todos nos quedamos un poco sorprendidos pero a la vez alabamos el valor de plantearlo y la necesidad de empezar a abordarlo. Ahora con la ventaja de que otros 'valientes' se han tirado a la piscina, intento aportar una visión en relación a algunos temas, visión por supuesto parcial, incompleta e inconclusa. Las aportaciones realizadas por otros amigos, han avanzado muchas piezas extraordinariamente interesantes del puzzle de recomposición del fragmentario big bang de los conceptos y las prácticas del socialismo. Además frente a un pensamiento que...
    - Seguir leyendo
  • Armando Fernández Steinko

    Sociólogo

    Hacia 1800 nacía una sociedad dinámica e impetuosa. ¿Cómo abordar política, moral y culturalmente el capitalismo? Para los liberales la nueva fuerza desplegada por los mercados sería capaz de dar las respuestas con lo cual todo debía orientarse a asegurar su funcionamiento y la propiedad privada: la libertad es, por encima de todo, la libertad de hacer negocios. Los grandes asuntos, incluido el democrático, se acabarán solucionando si se deja actual al mercado y florecer los negocios, la sociedad tenderá mágicamente al equilibrio en beneficio de todos, la política se acoplará a la economía. La propuesta conservadora aceptaba los cambios,...
    - Seguir leyendo
  • José Manuel Mariscal

    Secretario general del PCA

    Socialismo. Una palabra antigua, aunque no más antigua que capitalismo, explotación, emancipación, pobreza o lucha. Apropiada, manipulada o canonizada, ¿huele a viejo una palabra tan moderna? En mi caso, como comunista, no debería desligar el debate sobre el socialismo del objetivo final de un sociedad sin clases, del comunismo. Nos han contado, más o menos, que el socialismo sería una etapa intermedia antes de la definitiva sociedad sin clases. El caso es que socialistas se llamaban las repúblicas soviéticas y socialista se llama el partido de Susana Díaz y también el de Nicolás Maduro. Socialista era el partido que...
    - Seguir leyendo
  • José Eduardo Muñoz Negro

    Doctor en Medicina y socialista

    Alguien dijo que no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época. Esta realidad ha sido interpretada, narrada o conceptualizada de muchas maneras. Desde la sociedad líquida de Baumann a la sociedad del riesgo de Beck, pasando por la ultramodernidad de J.A. Marina, las teorías sobre la posmodernidad o la modernidad inacabada de Habermas. Aunque diferentes, todos comparten y asumen el paradigma de la complejidad y la pérdida de referentes cognitivos, simbólicos e ideológicos. Puede parecer un tópico pero el tiempo se ha acelerado y la realidad se construye en los medios de una manera instantánea...
    - Seguir leyendo
  • ¿Qué socialismo?

    19/12/2016

    Juan Antonio Molina

    Periodista, escritor y socialista

    Este artículo toma el título de un opúsculo de Norberto Bobbio donde el ensayista turinés intentaba contestar el interrogante que le daba nombre al libro. ¿Es hoy también el socialismo en nuestro país un interrogante? La estrategia cortoplacista de sus dirigentes, enmarañada en la banalidad del marketing y el eslogan publicitario, representa la reinvención de una realidad tan ajena al pulso de la calle que produce frustración en las mayorías sociales. El Partido Socialista se percibe en un espacio político donde el debate ideológico se ha diluido ante un pragmatismo ad hoc al establishment que expulsa de su formato polémico...
    - Seguir leyendo
  • Gabriel Flores

    Economista

    Algunas de las propuestas presentadas en este debate tienen por objetivo recuperar o refundar el proyecto socialista que se identifica con la corriente de la socialdemocracia europea, llenándolo de nuevos contenidos o reciclando experiencias interesantes de otros tiempos. Intentan sus autores resucitar una vieja y, mucho me temo, periclitada historia. ¿Es posible salvar la experiencia socialdemócrata? ¿Tiene sentido echar vino nuevo en odres viejos cuyo olor a caduco o viejuno repele a los jóvenes de entre 18 y 35 años y provoca mayores rechazos a medida que aumenta el nivel de estudios de las personas a las que intenta atraer? Tiene...
    - Seguir leyendo
  • Javier Franzé

    Profesor de Teoría Política

    La primera dificultad para hablar de socialismo hacia el futuro es precisar a qué se está haciendo referencia. El socialismo —como el liberalismo— es una corriente política y de pensamiento vasta, diversa, cuyo elemento aglutinante sería la primacía del valor igualdad. Pero esto remite a la superficie del problema, pues la cuestión no es tanto qué valor se privilegia, que es lo que reúne, sino cómo se piensa ese valor. Esto último suscita las divergencias más profundas, que determinan diferencias acerca de los caminos para construir esa igualdad. ¿Y si el problema fuera que el socialismo ha sido occidental, demasiado...
    - Seguir leyendo
  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    La respuesta a la cuestión de los retos del socialismo debe comenzar por reconocer que las realidades y preocupaciones expresadas en el debate en curso en 'Espacio Público'-'CTXT', incluyendo esta aportación, están condicionadas por la experiencia política, los parámetros culturales y la producción teórica del socialismo, permítaseme la expresión, del mundo occidental y cristiano industrializado. Si bien, dadas las características del capitalismo mundial actual, algunas de las cuestiones que se plantean suponen incursiones en terrenos globales y comunes por lo que podrían tener utilidad para las reflexiones que se produzcan en otras latitudes. Lo ideal sería poder identificar los rasgos...
    - Seguir leyendo
  • Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

    Marx decía lo que la revolución surgirá de las fábricas, no de los agricultores, ya que los agricultores están dispersos. Siglo y medio después las estrategias de dispersión del trabajador es sin lugar a dudas uno de los motivos por los cuales es tan difícil construir una alternativa. Una dispersión que no es sólo geográfica sino que también es organizativa e incluso de asunción cultural. George Lakoff escribió que la ciudadanía se siente más más motivados con la “identidad moral y los valores” que con cualquier otra cosa. El reto es construir comunidad y conectar con el sufrimiento, pero también...
    - Seguir leyendo
  • Jesús Pichel Martín

    Profesor de Filosofía

    La socialdemocracia no cayó del cielo, ni surgió de la necesidad de cubrir con más producción una mayor demanda en un contexto de escasez de mano de obra, y desde luego no fue un regalo del capitalismo al movimiento obrero. El pacto socialdemócrata (el pacto entre capital y trabajo) fue consecuencia de la fuerte presión del movimiento obrero y del temor del capitalismo al modelo político-económico comunista. En Europa Occidental el socialismo devino en socialdemocracia cuando la pugna entre capitalismo y comunismo se sustanció en un sistema mixto de economía de mercado y de garantía de los derechos sociales, la...
    - Seguir leyendo
  • Andrés Villena Oliver

    Economista, periodista y doctor en Sociología

    La historia del socialismo es, lamentablemente, la de una matanza permanente que, no obstante, dista mucho del relato de ficción narrado por historiadores y voceros anticomunistas patrocinados. Quizá el primer crimen que merezca la pena reseñar sea el cometido contra Jean Jaurés en 1914, tres días después del inicio de la Primera Guerra Mundial, que acabó enfrentando a la clase obrera de los distintos países implicados. La muerte de Jaurés representa el fracaso de un internacionalismo que los socialistas alemanes rematarán al no impedir el asesinato en 1919 de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebkenecht, al comienzo de la débil...
    - Seguir leyendo
  • Ana Barba

    Edafóloga, activista social y política por la democracia participativa, el feminismo y la ecología.

    Tradicionalmente, las propuestas sociales y económicas de la izquierda han topado con los intereses de los pequeños propietarios, los pequeños agricultores y los pequeños comerciantes, lo que solemos llamar pequeña burguesía desde la época de la revolución francesa. Pese a que son explotados por las oligarquías, se sienten más cercanos a ellas que al proletariado, en parte por el temor a sufrir una desposesión en el transcurso de una hipotética revolución social y en parte por el espejismo del ascenso social. En el transcurso de los últimos 100 años, esta postura antagónica de la pequeña burguesía frente al proletariado se...
    - Seguir leyendo
  • Tasio Oliver

    Responsable de Servicios Sociales y Consumo de IU

    Escribo esta aportación desde la certeza, apesadumbrada, de que el socialismo en España nunca ha existido. Y si no ha existido socialismo como tal, el amago socialdemócrata que ha supuesto el trasiego político del PSOE en estos 40 años, ha sido convenientemente desmontado por unas élites orgánicas aliadas ya descaradamente con los intereses de las grandes corporaciones nacionales. La memoria de los tímidos logros de ese trasiego ha sido ultrajada por un vaciamiento progresivo, una cobardía política evidente y un desdibuje absoluto en cuanto a sus preceptos sociales, territoriales y democráticos en la última década. Lo peor y más doloroso...
    - Seguir leyendo
  • Daniel Puerto

    Investigador científico y miembro del secretariado de Alternativa Socialista

    Un artículo de Suso del Toro hablaba de la culpabilidad del PSOE en el descrédito de la política. Aunque mezclaba los conceptos de izquierda y socialismo en la culpabilidad de este deterioro de la política, cuando realmente solo se refería a un PSOE muchas veces alejado de estos dos conceptos, creo que da en el clavo en lo referente a la “degradación moral de la izquierda”. Que la derecha española sea mentirosa, autoritaria y corrupta entra dentro de la lógica al ser fiel heredera del franquismo y no haber sufrido las necesarias y profundas transformaciones que la hubiesen llevado...
    - Seguir leyendo
  • Brais Fernández

    Redactor de 'Viento Sur' y miembro de Anticapitalistas

    Quizás para tener un debate en torno a la cuestión del socialismo tendríamos que aclarar la polisemia de la palabra. Para la mayoría de la gente, socialismo es un concepto frío, que no va asociado a una experiencia emancipadora real. En el peor de los casos, se asocia a los exabruptos de los dirigentes del PSOE, que apelan al socialismo como una identidad partidaria con la que cada vez menos gente se identifica. En otros casos, por desgracia, se asocia a aquella distopía totalitaria en la que acabó convirtiéndose el socialismo soviético. Sin embargo, creo que hay algunas razones...
    - Seguir leyendo
  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    En un mundo que afronta para las próximas décadas formidables retos por el agotamiento de los recursos naturales y la crisis ecológica, así como por la formación de sociedades con fuertes fracturas sociales y desigualdades crecientes, la única forma de mantener un nivel de vida digno para la población será conseguir hacer más con menos, y esto sólo pasará en las sociedades que tengan organizaciones productivas que lo logren. Nuestra capacidad para construir una sociedad más productiva, más ecológica, una sociedad en la que sea posible alimentarse, desplazarse, tener una vivienda, calentarse, curarse, educarse, informase, investigar, producir... no se parecerá...
    - Seguir leyendo
  • Manuel Escudero

    Coordinador del Foro de Economía Progresista

    No esperen en esta reflexión un hilo de argumentación lógico y encadenad. Más bien voy a funcionar como se hace en las sesiones de diseño, cubriendo la pared con 'post-its' ideas y argumentos que vienen al caso, que van completando el cuadro de modo impresionista, a ráfagas, echándose para atrás y viendo lo que falta o lo que aflora. Sobre el nombre El socialismo en el siglo XXI, así, a secas, será cosa de nostálgicos, pero no de los que luchan por el progreso de la humanidad. Lo digo porque ya desde comienzos del siglo XX, el socialismo solamente ha servido...
    - Seguir leyendo
  • Joan Herrera

    Director de la Escuela Superior de Cuadros de CCOO

    ¿Estamos ante el mismo capitalismo que hace 30 o 40 años? ¿Debemos responder ante este desde los mismos parámetros? Las respuestas a estas preguntas son obvias. No, ni el capitalismo es el mismo ni la respuesta puede ni debe ser la misma. Pero vayamos por pasos. En primer lugar hay que adentrarse en el escenario de los últimos años, la nueva etapa del capitalismo en algunos de sus aspectos mas destacados. Por un lado en el conflicto entre capital trabajo. Por otro lado, en el conflicto capital biosfera, y por último en los elementos de control político del mismo. Capital...
    - Seguir leyendo
  • Pedro González de Molina Soler

    Profesor de Geografía e Historia

    "Nunca separé la República de las ideas de justicia social, sin la que sólo es una palabra." Jaurès. Para comenzar, quiero agradecer la invitación de Bruno Estrada a participar en este debate que deseamos que sea fructífero, de un tema que sigue siendo candente en la actualidad, y más tras ver las crisis de los partidos socialdemócratas en Europa y las lecciones de la nueva izquierda latinoamericana en retroceso. En líneas generales, podemos estar de acuerdo con la exposición de Bruno Estrada sobre el socialismo, tanto en su pasado como en sus perspectivas futuras, aunque podríamos matizar algunas cuestiones, que...
    - Seguir leyendo
  • Carlos Martínez

    Co-primer secretario de Alternativa Socialista

    La idea socialista supera a los aparatos de la mayor parte de los partidos llamados socialistas y socialdemócratas “oficiales” y vinculados a la llamada internacional socialista. Hay demasiadas personas a un lado y otro del espectro político y por supuesto las oligarquías que viven a costa de esos partidos, deseando que el socialismo sea un engranaje profesional, dedicado exclusivamente a gestionar el capitalismo y a ser su cara algo más amable y caritativa. Todo lo más mejoras en sanidad, pensiones –si puede ser- y educación. Igualdad de oportunidades, pero sin corregir precisamente lo que impide que las oportunidades sean las...
    - Seguir leyendo
  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    La victoria de Donald Trump nos golpea en las retinas, en el corazón, en el cerebro. Intuimos que este hecho tendrá consecuencias imprevisibles y negativas. Los “poderes salvajes” de los que hablaba Ferragoli, la emergencia de poderes privados que colonizan el espacio público en beneficio propio, se han cobrado una pieza mayor: nada menos que Estados Unidos. Y una vez más, y no es la primera en la historia ni será la última, un representante de las clases dirigentes se aúpa al poder empujado por una fuerza en la que encontramos muchos brazos y esperanzas venidas desde abajo. Por...
    - Seguir leyendo
  • Mario del Rosal

    Profesor de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid

    En primer lugar, me gustaría agradecer sinceramente el debate que Bruno Estrada ha abierto acerca de la cuestión del socialismo en la actualidad. En estos tiempos en los que las versiones más primitivas y descarnadas de la derecha amenazan con capitalizar el descontento de la clase trabajadora, me parece una discusión enormemente oportuna y necesaria. Creo que cualquier reflexión sobre el socialismo se debe centrar, como bien hace Bruno, en la cuestión de la democracia. Y es que, en sus más profundas raíces, el socialismo no es sino democracia más desarrollo económico (o soviets más electrificación, como diría Lenin). Es...
    - Seguir leyendo
  • Ignacio Muro Benayas

    Director Fundación Espacio Público

    Tiene gracia esto de discutir sobre el socialismo días después que el fascismo haya encontrado una nueva puerta de entrada de la mano de Trump en EEUU, la economía capitalista más rica del mundo. Tiene gracia porque recuerda aquella disyuntiva de 'Socialismo o barbarie’ que representó Rosa Luxemburgo hace justamente 100 años, en 1916, tres antes de que fuera asesinada por movimientos prefascistas. Una disyuntiva que tenía como antecedente a Friederich Engels que dijo otros 30 años antes: "La sociedad capitalista se halla ante un dilema: avance al socialismo o regresión a la barbarie". Como vemos, el debate nos...
    - Seguir leyendo
  • José Babiano

    Director del Área de Historia, Archivo y Biblioteca de la Fundación 1º de Mayo

    El neoliberalismo no es sólo una política económica determinada, ni siquiera una filosofía política exclusivamente. Constituye asimismo y de forma evidente una cultura. De manera que la victoria indiscutible del neoliberalismo representa también una victoria cultural. Esencialmente, esa victoria reside en que la gran mayoría de la sociedad, incluida la izquierda, haya naturalizado su discurso. En eso consiste la hegemonía cultural. De este modo, el lenguaje de clase ha desaparecido de la izquierda política, que ha hecho suya la retórica de la ciudadanía. Es verdad que, como señalara T. H. Marshall, la ciudadanía es un constructo que hace compatibles...
    - Seguir leyendo
  • Carlos Tuya

    Periodista y escritor

    Una vez más, lo que no podía ocurrir ha ocurrido: Trump se incorpora a la ola populista (mayoritariamente de derechas) que recorre, como un fantasma, el mundo globalizado. Tras el húngaro Viktor Orban y el polaco Kaczynski, la lista no para de crecer, esta vez con el presidente de la nación más poderosa del planeta a la cabeza. Y no es descartable que en un futuro próximo puedan unirse Marine Le Pen (Francia), Strache (Austria), Brunner (Suiza), Soini (Finlandia), Geert Wilders (Holanda), Matteo Salvini en competencia con Beppe Grillo (Italia), Thulessen (Dinamarca), etc. Todos con un mensaje tan elemental como...
    - Seguir leyendo
  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Me alegro mucho por la apertura de este nuevo Debate sobre el futuro del Socialismo, y de que se haya encargado la Ponencia a Bruno Estrada, un compañero de Comisiones Obreras. Sigo atentamente los avatares internos de mi sindicato, y estimo que su iniciativa de ‘aggiornamento’ se está haciendo con seriedad y constancia, de lo cual es expresión la excelente labor intelectual de Estrada. Lástima que algunos intelectuales izquierdistas y medios digitales progresistas aún no se hayan enterado de los cambios internos que se están operando en mi sindicato –y no precisamente gracias a su apoyo y participación. Pero vayamos...
    - Seguir leyendo
  • José Ángel Moreno

    Economistas sin Fronteras y Plataforma por la Democracia Económica.

    El sugerente texto de mi estimado Bruno Estrada me plantea algunas pequeñas discrepancias de matiz y una coincidencia de base con la que me parece su sugerencia principal. Apunto muy brevemente las primeras, para centrarme después en la segunda. Por una parte, me temo que la pérdida de base electoral de los partidos socialistas y socialdemócratas desde los años 80 del siglo pasado no se debe sólo a su -indudable en muchos casos- aproximación a las ideas neoliberales y a su renuncia a algunos de sus principios tradicionales. Desde luego, es innegable la hegemonía cultural del neoliberalismo, pero creo que...
    - Seguir leyendo
  • Marià de Delàs

    Periodista

    Millones y millones de personas imaginaron durante décadas un estado de cosas diferente al que viene impuesto por el poder del dinero. Un estado de bienestar y de justicia, gracias a la igualdad de derechos económicos y sociales. Confiaban en que una fuerza representativa de los trabajadores podía hacerse con el control de todo o parte del poder político y en que la economía y la vida social podían funcionar de otra manera, bajo criterios democráticos, sin obediencia a los intereses y directrices de los poseedores de capital. La producción de bienes debía racionalizarse, había que distribuir la...
    - Seguir leyendo

¿Quiéres participar en este debate?

Ve al apartado 'Cómo participar' y revisa los pasos necesarios para poder intervenir en los debates abiertos.