El trumpismo, caos y balcanización de Latinoamérica

  • Aram Aharonian

    Aram Aharonian

    Periodista y comunicólogo uruguayo. Creador y fundador de Telesur.

29.05.2019

Debate principal: El Trumpismo, la nueva barbarie

De la mano de gobiernos de ultraderecha y coincidiendo con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, resurgieron en América latina el neofascismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia y el racismo, tras dos décadas de experiencias progresistas en varios países, que colaboraron para este retorno con su reticencia a realizar cambios estructurales y aferrarse a los preceptos de la democracia burguesa.

En las últimas siete décadas nunca Argentina, Chile y Brasil estuvieron gobernados por la derecha al mismo tiempo. Hoy, en cambio, una derecha elegida por los votos se ha asentado en el poder no solo en estos tres países, sino también en Paraguay, Colombia, Perú, Ecuador y en Centroamérica. Ya no hicieron falta tanques, metralletas, torturas, muertos ni desaparecidos, como hace casi siete décadas atrás.

Pero estas derechas han sido ineficientes al desarrollar el libreto trazado por Washington y apenas logran levantar la mano cuando el guión así lo expresa. Estos gobiernos –algunos de los cuales reivindican las dictaduras militares y los genocidios- estén alineados totalmente con la geopolítica de Trump, EEUU y/o la OTAN, y también con la regresión en los salarios, en las condiciones de empleo y beneficios de los trabajadores y de los sectores de menores recursos, en la privatización de las jubilaciones y pensiones, en la imposición de las políticas del Fondo Monetario Internacional (shock y endeudamiento condicionante de futuro).

La percepción insertada en los imaginarios colectivos de que mesiánicos candidatos ajenos a la política pueden combatir la corrupción y la inseguridad –los dos caballitos de batalla electoral de la derecha-, marcan, también, la crisis de la democracia al estilo occidental y cristiano. Me abstengo de usar la clasificación de “derecha populista”, pues pareciera tener como fin a hacer olvidar a los grandes movimientos de la región (Cárdenas, Vargas, Perón) y su preocupación por la soberanía de las naciones y la redistribución de la riqueza.

La insistente estrategia del trumpismo es la de fracturar definitivamente el territorio latinoamericano-caribeño incluyendo sus esfuerzos –hoy bastante exitosos- de terminar con los procesos de integración soberanos de la región, como Mercosur, Unasur y la Celac; crear la desestabilización y el caos en cada uno de los países, balcanizar la región, para garantizar el control total de su “patio trasero”.

Pero para los latinoamericanos Donald Trump no es un tipo simpático, a quien querer o admirar. Es el prototipo del arrogante, pedante, autoritario multimillonario que le pisa la cabeza a todos para lograr sus objetivos. Es un hombre de temer, es el del garrote.

Hoy una idea -autoritaria, disciplinante, invariablemente defensora del empresariado- del “orden” que define la perspectiva de la derecha. A los principios conservadores de religión, tradición y jerarquía; se suma la defensa del libre mercado, la defenestración de los modelos de integración regional, el control social, la destrucción del estado de bienestar, con el uso permanente de los falsos mensajes desde los medios masivos, llenos de violencia y con la alarma del terrorismo o del comunismo, contra todo aquello que signifique pensar, con fuertes brotes xenofóbicos, homofóbicos, misóginos.

El escritor mexicano Octavio Paz denunciaba que “la derecha no tiene ideas, sino sólo intereses”, que muchas veces ni son los propios. Para ser de derecha hoy ni siquiera hay que pensar, sino seguir los dictados de la guerra psicológica y neurológica (de quinta generación) a través de los medios masivos de comunicación y de las llamadas redes digitales: asumir como ciertas (como en cualquier credo) las mentiras y la información que se irradia desde las usinas del pensamiento capitalista y dejarse llevar por la ola.

Pero el resurgimiento de la derecha en Latinoamérica tiene que ver con una derrota política de los gobiernos progresistas de los últimos tres lustros en la región y con su abstención de realizar cambios estructurales en sus países, pero, sobre todo con una derrota cultural. Ya no se habla –al menos desde el poder- de igualdad, justicia social y de sociedades de derechos, ni del “buen vivir”, de democratización de la comunicación, de democracia participativa.

La guerra cultural del capitalismo actual pretende compensar la desaparición de su gran promesa abstracta de progreso, desarrollo y buen gobierno; y fuerza a aceptar el despojo de la mayoría de las conquistas sociales y políticas logradas; y prevenir o desmontar todas las resistencias y protestas mediante el control social. Y cuando éste no funciona por las buenas, aplican el plan b, su control militar.

Esta guerra cultural se propone que todos, en todas partes acepten el orden que impone el capitalismo como la única manera en que es posible vivir la vida cotidiana, la vida ciudadana y las relaciones internacionales. El imperialismo cultural ha desempeñado un papel fundamental en prevenir e impedir que individuos explotados y alienados respondiesen colectivamente a sus condiciones cada vez más deterioradas. Su mayor victoria no es sólo la obtención de beneficios materiales, sino su conquista del espacio interior de la conciencia a través de los medios de comunicación de masas, primero, y de las llamadas redes digitales.

El conservadurismo cultural latinoamericano argumenta que los valores tradicionales se están perdiendo frente a lo que denominan “ideología de género”, una etiqueta vaga donde arrojan todo lo que rechazan: el movimiento feminista, los derechos reproductivos de la mujer, el matrimonio igualitario, que atribuyen a una alianza internacional que incluye a las Naciones Unidas, fundaciones filantrópicas occidentales y organizaciones que operan a nivel nacional con el objetivo de filtrar prácticas extranjeras. Además de comunistas y fundamentalistas árabes, claro.

Imponen sus políticas neoliberales, que acrecienta el desempleo de personal no calificado, calificado y especializado y el surgimiento de la generación que no tiene educación, ni trabajo, ni futuro, mientras se verifica la destrucción o el debilitamiento de las antiguas organizaciones populares y la criminalización de las que representan a los ciudadanos, empleados, trabajadores y campesinos junto a la mutilación política, moral, social, cultural, económica de los partidos políticos, convertidos en meros instrumentos para obtener empleos de elección popular.

La desestructuración intelectual, política y moral es el mayor estrago que causa la guerra financiera del neoliberalismo globalizador del cual Trump es paladín, que lleva a que las protestas y resistencias de la población a fragmentarse en luchas sectoriales y coyunturales. Tampoco existe un movimiento o una articulación internacional, una vanguardia, una solidaridad internacional.

La exaltación del individuo, la fragmentación de las familias y las sociedades, la conversión de los trabajadores en consumidores, y la religión del dios Dinero y sus tarjetas de crédito, que transforma a individuos, empresas y Estados en esclavos de la deuda, son algunos de los efectos del capitalismo cultural y financiero.

El gobierno de Trump, junto a las elites económicas locales, está empeñado en terminar con la política externa independiente de nuestros países y con los procesos de integración, de destruir la memoria histórica de los pueblos, tienen como fin privatizar (entregar a las empresas trasnacionales) los recursos naturales, las empresas estatales y los bancos públicos financieramente rentables, además de vender las tierras a individuos y empresas extranjeros, comprometiendo la producción de alimentos, la soberanía alimentaria y el control sobre las aguas.

Preparando el desembarco ultraderechista.

La internacional capitalista, movilizada y generosamente financiada por el movimiento libertario de extrema derecha (libertarians en inglés) que funciona a través de un inmenso conglomerado de fundaciones, institutos, ONGs, centros y sociedades unidos entre sí por hilos poco detectables, entre los que se destaca la Atlas Economic Research Foundation, o la “Red Atlas”, que ayudó a alterar el poder político en diversos países como extensión tácita de la política exterior de EEUU.

Los think tanks asociados a la Red Atlas son financiados por el Departamento de Estado y la National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia – NED), brazo crucial del softpower estadounidense y directamente patrocinada por los hermanos Koch, poderosos billonarios ultraconservadores. Entidades públicas funcionan como centros de operación y despliegue de líneas y fondos como la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), Freedom House y la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid), que reparten directrices y recursos a la ultraderecha latinoamericana, a cambio de resultados concretos en la guerra asimétrica en la que participan.

La Red Atlas cuenta con 450 fundaciones, ONGs y grupos de reflexión y presión, con un presupuesto operativo de diez millones de dólares, aportados por sus fundaciones “benéficas, sin fines de lucro” asociadas, que apoyaron, entre otras al Movimento Brasil Livre y a organizaciones que participaron de la ofensiva en Argentina, como las fundaciones Creer y Crecer y Pensar, un think tank de Atlas que se incorporó al partido (Propuesta Republicana, PRO) creado por Mauricio Macri; a las fuerzas de oposición en Venezuela y al derechista presidente chileno, Sebastián Piñera.

La Red Atlas tiene trece entidades afiliadas en Brasil, doce en Argentina, once en Chile, ocho en Perú, cinco en México y Costa Rica, cuatro en Uruguay, Venezuela, Bolivia y Guatemala, dos en República Dominicana, Ecuador y El Salvador, y una en Colombia, Panamá, Bahamas, Jamaica y Honduras. La extrema derecha “moderna” es el movimiento libertario que hoy navega con pabellón republicano, y que tiene en la Red Atlas a su principal propulsor en América Latina.

La administración Trump está repleta de ex alumnos de grupos relacionados con Atlas y amigos de la red como Sebastian Gorka, el asesor islamofóbico de contraterrorismo de Trump, la secretaria de Educación Betsy Devos lideró el Acton Institute, un grupo de reflexión de Michigan que desarrollaba argumentos religiosos a favor de las políticas de de ultraderecha, pero la figura principal del entramado es Judy Shelton, economista y miembro principal de la Red Atlas, quien se hizo cargo de la NED, tras ser consejera de la campaña de Trump.

Balcanizar para dominar

La balcanización de Latinoamérica es un rasgo característico de la actual geopolítica en disputa, aunque sus antecedentes vengan desde la época colonial (dividir para reinar), con el genocidio humano y cultural. Washington está forzando a cambiar la lógica de inserción, provocando un reordenamiento geopolítico en Latinoamérica, viraje que será determinante en unos años cuando se visualice mejor cómo la región se transforma no sólo al interior sino también en su relación con el exterior.

El gobierno de Trump usa todas las armas de una guerra híbrida y multidimensional, que van desde la amenaza de intervención armada, pasando por una guerra psicológica permanente por medios masivos de comunicación trasnacionales y las llamadas redes digitales, hasta el chantaje de condicionar préstamos crediticios de los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo al seguimiento estrictos de sus deseos políticos.

Como botón de prueba, el vicepresidente Mike Pence presionó al mandatario ecuatoriano Lenín Moreno para atacar a Venezuela; acabar con la integración sudamericana, y entregar al fundador de WikiLeaks Julian Assange, a cambio de un mísero préstamo del Fondo Monetario Internacional.

Hoy Washington trabaja en la balcanización de Venezuela. Intenta desmembrar a los estados fronterizos de Táchira y/o Zulia de Venezuela para formar una nueva republiqueta. No se puede olvidar que Panamá era territorio de Colombia y que Estados Unidos desmembró ese territorio en 1903 para formar una nueva República. La teoría de la balcanización sigue estando presente en la mente del imperio.

Los planes y estrategias de balcanización están en el menú de opciones de la guerra híbrida y multidireccional de Estados Unidos. Por ello, las próximas elecciones en Uruguay, Argentina y Bolivia son fundamentales para, al menos, ponerle coto a la política imperial estadounidense.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Gabriela Pinheiro Machado Brochner

    Activista y Doctora en Ciencias Políticas

    Ya es sabido que en Brasil la situación política es compleja, no del todo democrática, y no del todo legal. Sabemos por todo lo que hemos visto hasta el momento que de cierta forma, desde el año 85, la democracia se encuentra en una situación inusitada para el país, y aunque el impeachment de Dilma Roussef no fuese el primero en el período de la redemocratización, post dictadura, es el primero que ahora podemos afirmar con seguridad se ha tratado de un golpe de Estado, en una nueva forma. Nuevos golpes, desde los mecanismos institucionales. En este sentido, y sin...
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  • Irene Bassanezi Tosi

    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

    Diálogos Feministas Europa/América Latina (Nota de la redacción: Publicamos por el interés que tiene para este este debate sobre el “trumpismo” una crónica-resumen del coloquio en el que participaron este mes de septiembre en Madrid la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff y nuestra compañera del grupo promotor de Espacio Público, María Eugenia Rodríguez Palop.) “La ultraderecha ha conseguido protagonismo en muchas democracias y la más corrosiva es la de Brasil”. “Existe una hermandad entre el neoliberalismo y el neofascismo. No existe lo uno sin lo otro”. Así se pronunció el miércoles 25 de septiembre en Madrid la expresidenta de...
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  • Vicenç Navarro

    Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

    Se están produciendo grandes cambios en EEUU que apenas han sido dados a conocer en España por parte de los mayores medios de información que, en su intento de informar a los españoles sobre la situación política en aquel país, se centran en presentar (y predominantemente ridiculizar) la figura del presidente Trump, comentando sus extravagancias y falsedades. Tal atención a la figura de Trump crea una percepción errónea de que el mayor problema que tiene EEUU es su presidente, ignorando que el problema real, apenas citado por los medios, es que la mayoría de la clase trabajadora de raza...
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  • Jaime Pastor

    Politólogo y editor de Viento Sur

    No es difícil compartir el diagnóstico que nos proponía Pedro Chaves en su introducción a este debate propiciado por Espacio Público, según el cual nos encontramos desde hace al menos 10 años en un periodo de interregno global. En efecto, en pocos años hemos pasado de la perplejidad ante el estallido de la mayor crisis sistémica conocida por el capitalismo desde la vivida en los años 30 del pasado siglo -que hizo pronto famosa la falsa promesa de “refundación del capitalismo”- a una nueva y radical vuelta de tuerca austeritaria y desdemocratizadora, frente a la cual una ola de movilizaciones...
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  • Lorena Fréitez Mendoza

    Psicóloga Social y Analista Política. Doctoranda en Ciencias Políticas y de la Administración (UCM). Activista de movimientos sociales en Venezuela.

    Trump lidera una estrategia que, siendo revolucionaria, funciona para afrontar el problema de la regeneración de las élites conservadoras. Las ideas de igualdad política y libertad de elección de todos los individuos que traducían democracia, han quedado vaciadas de eficacia para un liberalismo que ya no es capaz de gestionar políticamente su conflicto estructural: la desigualdad económica. La legitimidad del dominio capitalista está seriamente cuestionada y estas élites lo saben. Trump lidera una cruzada ideológica para producir un nuevo campo político que legitime estas brutales formas de dominio económico a nivel global. No solo se trata de preservar a Estados...
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  • Julián Castro Rea

    Profesor titular de Ciencia Política en la Universidad de Alberta, Canadá

    La victoria electoral de Donald J. Trump en noviembre de 2016 tomó por sorpresa a la vasta mayoría de politólogos y científicos sociales, que reaccionaron con sorpresa e incredulidad cuando los resultados electorales fueron anunciados. Quienes supimos que esa victoria era una posibilidad real habíamos observado las tendencias recientes de la política estadounidense, y los motores que la mueven. El trumpismo es el resultado de la convergencia de por lo menos tres factores: ciertos rasgos inherentes a la cultura política estadounidense, la actividad de la derecha, y una estrategia novedosa para hacer campaña política. La cultura política estadounidense se define por...
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  • Carlos Fernández Barbudo

    Doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Colaborador Honorífico en la Universidad Complutense de Madrid.

    El éxito del trumpismo político difícilmente puede entenderse sin atender a lo que ha sido una de sus señas de identidad más características, a saber, un estilo de comunicación política que ha sabido entender y explotar con éxito la configuración actual del espacio público digital. No me estoy refiriendo, al menos no exclusivamente, al más que comentado fenómeno de las fake news, sino a la peculiar confluencia de fenómenos sociotécnicos que ha permitido movilizar los afectos y la propaganda política a una escala nunca antes ensayada. El escándalo de Cambridge Analytica no sólo puso en cuestión las políticas de Facebook...
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  • Bolsonarismo

    13/06/2019

    Esther Solano

    Profesora de la Universidad Federal de São Paulo

    El tsunami bolsonarista atropelló la política brasileña con una fuerza inesperada. El llamado “Trump de los trópicos” tiene su propia versión del Trumpismo, el Bolsonarismo. Veamos algunos de sus elementos. Neoliberalismo-neoconservadurismo La autora estadounidense Wendy Brown (2006[1]) explica cómo en las últimas décadas asistimos a la confluencia del neoliberalismo y el neoconservadurismo, dos racionalidades diferentes pero que se unifican de modo que el neoconservadurismo se convierte en una justificación moral del neoliberalismo. Brown afirma que el neoliberalismo, transformado en la forma de ordenar la vida social, fuerza reguladora de las subjetividades y la vida colectiva, necesita un conjunto de valores y...
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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    Mucho se ha escrito sobre el fenómeno Donald Trump desde diferentes enfoques políticos y desde diversos objetos de estudio, como podemos ver en este interesante debate de Espacio Público. Sobre los diferentes enfoques políticos desde si Trump rompe con la globalización neoliberal o es un producto más del statu quo de este sistema; desde si Trump es populista de extrema derecha o un republicano reaganista; si Trump es perfil de la élite política o más de la élite empresarial; o incluso si Trump es un loco compulsivo o un estratega de la nueva política comunicativa. Y sobre los objetos...
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  • Leo Moscoso

    Sociólogo y politólogo

    “All governments rest on opinion” (James Madison). Cuenta Jenofonte que —espetado por Sócrates, que le recriminaba no atender adecuadamente a sus obligaciones ciudadanas— Cármides respondió alegando que en la asamblea generalmente prevalecía el argumento del más necio. La verdad es que sí; y esta vez nos hemos superado. Contra todo pronóstico, e igual que habíamos visto venir —sólo cuando ya era inminente— el Brexit de finales de junio, a Trump lo vimos venir el 8 de noviembre de 2016. No antes. Too bad, too late! Yes, we Trumped! Habíamos subestimado la desafección del votante demócrata con respecto a la...
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  • Ignasi Gozalo-Salellas

    Profesor de Estudios Hispánicos y Estudios Cinematográficos en Ohio State University (EEUU)

    Vivimos con estupor, en mi caso desde la misma Nueva York, las elecciones del 2016 en que el outsider Trump se imponía, contra pronóstico, a todas las encuestas y cálculos de las élites políticas y mediáticas: una derrota clara ante la candidata del sistema, Hillary Clinton. Hoy, superado el ecuador de su primera legislatura, nadie se atreve a afirmar que el fenómeno Trump sea simplemente un error del sistema. Porque es, y de hecho lo fue siempre, parte del mismo. Para entender el personaje y su performance política y mediática, hay que mirar a la sociología. En 1965 Norbert...
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  • Juan Manuel Vera

    Economista, Consejo editorial de Trasversales

    “El fruto está ciego. Es el árbol quien ve” (René Char). Los rostros del poder son desagradables, pero en los últimos tiempos se están afeando cada día más. La podredumbre se agranda. Hay cambios políticos amenazantes en muchas zonas del mundo. El crecimiento global de la nueva extrema derecha debe ser explicado. Se alimenta del miedo, del odio al diferente y de una pulsión extrema hacia el dominio. Me gustaría pensar en estas líneas sobre las condiciones que lo hacen posible, desarrollando brevemente algunas intuiciones y reflexiones, esbozando unas explicaciones provisionales. El vendaval derechista El capitán retirado Jairo Bolsonaro acaba de asumir la...
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  • Francisco Javier Braña Pino

    Investigador asociado en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI)

    Retomando uno de los temas con los que comencé mi carrera académica, el papel de la industria en sociedades y economías que, como la española, están en algún punto de la periferia del capitalismo, el debate se está centrando ahora en si estamos ante una nueva revolución industrial, que sería la cuarta, iniciada a finales del siglo pasado, o estamos en una nueva onda larga del capitalismo, iniciada en el último cuarto del siglo pasado con el declinar del paradigma tecno-económico conocido como fordismo y la crisis de los años 90. Si bien me inclino por esta segunda interpretación,...
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  • Federico Mayor Zaragoza

    Escritor y diplomático

    El nombramiento y primeras decisiones del Presidente Norteamericano Donald Trump, insólito en tantos aspectos, hubiera debido tener inmediata respuesta de desaprobación por muchas razones y muchos sectores… La adopción por las Naciones Unidas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) “para transformar el mundo”, y de las medidas sobre el cambio climático decididas acto seguido en el mes de noviembre de 2015 en París, aparecieron como un destello de esperanza y como una manera adecuada y oportuna para, por fin, controlar la situación y evitar un deterioro mayor e irreversible de la habitabilidad de la Tierra. Pero el neoliberalismo que...
    - Seguir leyendo
  • Aram Aharonian

    Periodista y comunicólogo uruguayo. Creador y fundador de Telesur.

    De la mano de gobiernos de ultraderecha y coincidiendo con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, resurgieron en América latina el neofascismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia y el racismo, tras dos décadas de experiencias progresistas en varios países, que colaboraron para este retorno con su reticencia a realizar cambios estructurales y aferrarse a los preceptos de la democracia burguesa. En las últimas siete décadas nunca Argentina, Chile y Brasil estuvieron gobernados por la derecha al mismo tiempo. Hoy, en cambio, una derecha elegida por los votos se ha asentado en el poder no solo en...
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  • Emilio Muñoz

    Profesor de Investigación "ad honorem" del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

    Quienes me siguen no se extrañarán de que aborde esta contribución bajo la perspectiva de una visión particular de la filosofía de la política científica, en un momento crítico asimismo para la ciencia. Trump ha sido una catástrofe para la ciencia y las políticas que promueven su fomento y gestión desde lo público. Trascribo de un texto previo[1]: “… en Estados Unidos la responsabilidad de la política científica reside en el Presidente de la nación con el apoyo de un asesor (Director of the Office of Science and Technology), una personalidad generalmente de altura científica y/o tecnológica, mientras que los...
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  • Mónica Melle Hernández

    Profesora de Economía Financiera, miembro de Economistas Frente a la Crisis y Secretaria General de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas

    Es difícil que el capitalismo salvaje de mercado nos sorprenda con sus actuaciones a estas alturas de la historia. Pero hay que reconocer que Donald Trump y el “trumpismo” están consiguiendo dar una, o mejor muchas, vueltas de tuerca adicionales a los principios del dios dinero y del todo vale si el resultado es rentable. Ya no es solo la falta de ética y de humanismo la que inspira las decisiones políticas del “imperio”, sino una verdadera ley de la selva, basada en la carencia de escrúpulos, de civilidad y de respeto hacia “los otros”, instaurando un capitalismo de...
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  • Eugenio García Gascón

    Periodista

    Este mes de abril el humorista Volodymyr Zelensky se convirtió en el presidente de Ucrania con más del 73 por ciento de los votos. Un resultado avasallador que vuelve a cuestionar los parámetros habituales de la política en Europa. De hecho, los parámetros habituales de la política en Europa, y en el resto del mundo, hace tiempo que se cuestionan, y la victoria del humorista ucraniano simplemente aporta un nuevo dato en esa dirección. Naturalmente, se puede criticar a Zelensky como un arribista o como un intruso, aunque creo que su elección simplemente refleja uno de los desafíos cruciales a...
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