Hablemos de bolsonarismo, masculinidades y resistencia

  • Gabriela Pinheiro Machado Brochner

    Gabriela Pinheiro Machado Brochner

    Activista y Doctora en Ciencias Políticas

04.10.2019

Debate principal: El Trumpismo, la nueva barbarie

Ya es sabido que en Brasil la situación política es compleja, no del todo democrática, y no del todo legal. Sabemos por todo lo que hemos visto hasta el momento que de cierta forma, desde el año 85, la democracia se encuentra en una situación inusitada para el país, y aunque el impeachment de Dilma Roussef no fuese el primero en el período de la redemocratización, post dictadura, es el primero que ahora podemos afirmar con seguridad se ha tratado de un golpe de Estado, en una nueva forma. Nuevos golpes, desde los mecanismos institucionales.

En este sentido, y sin entrar en mucho detalle de lo ocurrido en el año 2016, es necesario tomar en consideración de todo lo que ha venido después se encuadra dentro de un nuevo marco político, que está marcado por una crisis política profunda, además de la económica, que ha llevado a que la política en Brasil esté ahora operando de forma atípica. Hay un conjunto de circunstancias que han llevado Bolsonaro a la presidencia de Brasil, entre contexto social y manipulación de la información, que hasta el momento su análisis no es una tarea simple, ni tan siquiera para expertas y expertos, especialmente porque creímos por mucho tiempo, que ese resultado electoral no era posible, ya que hasta el momento el perfil de los gobernantes tanto del espectro de la derecha como de la izquierda había sido otro. Y aquí entramos con la cuestión que es fundamental para entender parte del proceso, Brasil no es el único, estamos experimentando el crecimiento de la ultra derecha en muchos lugares, en parlamentos, en gobernanza local, pero también en presidencias. Creo que Trump es el ejemplo más icónico, en términos globales de la muestra de esa ascensión, aunque no el único.

Este pequeño articulo parte fundamentalmente de una perspectiva feminista, y el objetivo aquí es hablar de forma breve de algunos aspectos que se consideran fundamentales para entender el contexto político actual en Brasil, y entender el llamado “bolsonarismo”. En primer lugar hay que entender ese bolsonarismo, quienes son los bolsonaristas, y qué defienden, cual es la agenda. El análisis también contempla las masculinidades tóxicas que se están produciendo, y desde la cual el Bolsonaro y el bolsonarismo se apoyan, y como eso repercute no solo en la reproducción de un machismo exacerbado, pero también del racismo y de la lgtbiq+fobia. Y por último un análisis de cómo tanto la izquierda institucional y los movimientos sociales están respondiendo a esos ataques.

Para empezar a hablar de Bolsonaro y del bolsonarismo se intentará no entrar en todo lo que ha hecho hasta ahora, primero porque es constantemente portada de los periódicos en Brasil y en el mundo, y porque sería una lista interminable de hechos. Por ello se usarán ejemplos puntuales para ilustrar los argumentos que se presentan. En este sentido, lo primero es aclarar que Bolsonaro, no es un desconocido en la política brasileña, ha sido diputado federal por el estado de Río de Janeiro por 28 años, antes de ello consejal de Rio de Janeiro por 4 años, y anteriormente comandante del ejército, sin embargo, nunca había tenido mayor relevancia política. Sus posiciones políticas desde entonces han sido fundamentalmente las mismas.

Algunos, especialmente dentro de los sectores de la izquierda, han acusado a Bolsonaro desde antes de que asumiera el gobierno de no tener un plan de gobierno claro, ya que tanto su inteligencia como capacidad están siempre en debate. Pero eso no es una realidad, sus acciones como presidente han demostrado hasta el momento que tiene un claro plan de gobierno, que tiene una agenda socialmente conservadora y económicamente neoliberal. Además, es un gobierno que tiene una participación militar en cargos de poder expresiva, teniendo dentro los 22 ministerios 8 son comandados por militares, a ello podemos agregar que el vicepresidente, así como el portavoz de la presidencia. El numero de ministros militares de Bolsonaro supera todos los gobiernos de la dictadura militar brasileña a excepción de uno. Es importante resaltar que los militares no son el único grupo que tiene representatividad ministerial, también cabe destacar que el grupo religioso tiene dos ministerios, siendo uno de ellos el Ministerios de la Mujer, Família y Derechos Humanos, y el grupo llamado “bancada ruralista” tiene el Ministerio de Agricultura.

El bolsonarismo, como el propio nombre lo indica, se trata del movimiento de apoyo hacia el presidente, y sus políticas. Incluye tanto las políticas y la perspectiva del gobierno, como aquellos que las apoyan. El bolsonarismo tiene muchas características, entre ellas la apertura de los mercados, las privatizaciones, el control militar, el rechazo a cualquier política que pueda ser en mayor o menor medida progresista (se apoya en el fantasma del comunismo), el racismo, el rechazo a las diferentes identidades de género, al feminismo. En esta línea defiende el núcleo familiar tradicional cristiano, defiende la expansión del extractivismo y de la agricultura ostensiva, el fin de la demarcación de las tierras indígenas, y de los quilombos (territorios de resistencia de la población negra). El bolsonarismo también sostiene un discurso anticorrupción potente, aunque ya sea de conocimiento general la corrupción vinculada a su familia, y se apoya fuertemente en el antipetismo (Anti-Partido de los Trabajadores), como la Dra. Esther Solano ya había mencionado en su aportación en este debate.

Los bolsonaristas son la “base” popular del gobierno, no están necesariamente organizados, pero se identifican o con la agenda, o con algunos de los valores del gobierno. No es justo decir que son todos acríticos, pero si es notable el afán de justificar todas las decisiones tomadas por el gobierno con diferentes grados de agresividad. Algo que también es característico del contexto actual y de los apoyadores del gobierno. Muchos de los argumentos para su defensa es que es muy temprano para ver resultados, y que el país se encontraba en una situación económica muy complicada que justificaría ciertas políticas, y por otro lado muchos conservadores, especialmente hombres han salido del armario. Es decir, está la justificación de las políticas económicas, pero también de las declaraciones conservadoras y discriminatorias del gobierno.
Entre su base social de apoyo, encontramos una gama muy amplia de personas, de diferentes colores de piel, clase social, género y orientación sexual, sin embargo, el hombre blanco es predominante en su base de apoyo.

El bolsonarismo se alimenta constantemente de lo que podemos llamar la información desinformada, que es la propagación de noticias falsas, así como el gasto en propaganda de las políticas del gobierno. Su repercusión es tal, que la población recibe un exceso de información de diferentes medios y la diferenciación entre las noticias falsas y aquellas que tienen un contenido informativo está muy difuminada. A esto podemos unir también la dificultad que hay en diferenciar aquello que es cortina de humo y las políticas reales de gobierno, esto ocurre por que todos los días hay nuevas declaraciones del propio presidente o de algún miembro de su gobierno o familia, que a su vez contienen o datos manipulados, o noticias falsas, o declaraciones estramboticas.

La agenda de Bolsonaro ha quedado muy clara en su discurso en la Asamblea de las Naciones Unidas, en el aparece tanto su defensa del neoliberalismo como política, y los intereses que representa. Bolsonaro es la representatividad de una masculinidad bélica, agresiva, excluyente que coloca al hombre blanco rico y de clase media en el centro. Esa construcción de masculinidad que parecía reproducirse en menor, que responde directamente en contra de los derechos de las minorías. Este fenómeno, como mencionado anteriormente no ocurre solo en Brasil, aunque todas las practicas discursivas, especialmente la retórica de Bolsonaro sean emblemáticas, y muchas veces de forma más soez que incluso Trump, en España podemos reconocer elementos similares en las prácticas discursivas en Vox.

La masculinidad bélica, es aquella que a la vez que apoya la violencia estatal, institucional y civil, fomentando la adquisición de armas, la justicia con las propias manos y que, a la vez que refuerza los roles patriarcales de género, la desigualdad racial y social. El constructo de esa masculinidad se basa en la recuperación del poder del hombre blanco heterosexual con mayor poder económico además de la fuerza. En este sentido, lo que nos encontramos es que ataca directamente a determinados grupos de la sociedad civil y que son los primero en responder a esos ataques, especialmente porque se han visto desde un principio afectados por la pérdida de derechos y por la práctica de la violencia. Como algunos ejemplos de esto tenemos los ataques a la apariencia de Brigitte Macron, que ha generado un problema en las relaciones de Brasil y Francia, también el uso de retorico de la “ideología de género” y la necesidad de combatirla (muy frecuente en los discursos de extrema derecha en todo el mundo), o bien acusar a los indígenas de prender fuego a la Amazonía y el belicismo en su apoyo explicito a la liberalización de las armas, siendo su marca de campaña poner las manos simulando tener un arma.

Por ello, aunque el panorama en Brasil sea por el momento un tanto desolador, es preciso tener en cuenta otro aspecto fundamental del contexto político actual, que es la resistencia a ese proceso impulsado por el bolsonarimo: hay diversos sectores de la sociedad civil y movimientos sociales que han intensificado, que si se puede ver el crecimiento de algunos movimientos y como estos están ganando espacio, a ejemplo del movimiento feminista, el movimiento negro, el movimiento indígena, campesino, por la vivienda, lgtbiq+, entre otros. Este año las manifestaciones y reivindicaciones a pie de calle han sido intensas. Las agendas de estos movimientos están en gran medida relacionadas con los derechos humanos y en los últimos meses con la preservación del medio ambiente, que no afecta solo a la naturaleza y a las especies que viven en la amazonia, pero también a los pueblos indígena que en ella habitan.

Las reivindicaciones y protestas no tienen ni la misma repercusión, ni tan siquiera la misma adhesión, las concentraciones por la Amazonia en Brasil han sido multitudinarias en todo el país, a la par que no ocurre lo mismo en relación a las mujeres de personas negras en la favela de Rio de Janeiro por la policía. Tampoco hay la misma adhesión a las protestas indígenas, sin embargo, el movimiento feminista parece ser el más transversal en todos ellos, participando de más ampliamente de las convocatorias en las diferentes localidades.

Por otro lado, cuando hablamos de resistencia no podemos dejar de hablar de los partidos de izquierda que hacen la labor institucional, y que representan formalmente parte de los intereses de los movimientos sociales en el congreso. Aquí es importante destacar que esto no ocurre sin conflictos, la izquierda, aunque defienda masivamente la pauta de Lula Libre tiene divergencias en torno a su protagonismo en otras luchas, y eso genera malestar, especialmente de los movimiento sociales con el PT.

También se constata que la izquierda institucional no está logrando avanzar en sus pautas por el bloqueo que encuentran dentro del congreso, y por los ataques constantes que viene sufriendo, el lawfare, amenazas de muerte constantes, entre otras formas. Este panorama es todavía más complicado para el PT, ya que a pesar de ser el partido con mayor representación en el congreso, cuenta con un rechazo que no debe ser desconsiderado, el anti-petismo es una de las cuestiones que le costó a Fernando Haddad la segunda vuelta, y eso es algo que tiene que ser revertido cuanto antes para que el mayor partido de Brasil pueda volver a construir una relación de confianza con la ciudadanía y tenga mejores chances en el próximo proceso electoral, y mayor protagonismo en las luchas sociales.

Para finalizar merece la pena resaltar que desde la izquierda queda un gran trabajo por hacer, y aunque se sepan las líneas del bolsonarismo, se pueden hacer algunos análisis hacia el futuro desde perspectivas más amplias, pero predecir las políticas concretas es muy complicado, porque en ese sentido es muy dinámico, la rapidez con que el gobierno va haciendo cambios en las políticas dificulta una visión hacia el futuro. Estos tiempos también son una dificultad para los movimientos sociales afectando muchas veces el poder de convocatoria. No obstante, los movimientos sociales, en especial el feminista, negro y lgtbiq+ se han conformado como los grandes pilares de la resistencia con acciones constantes desde grupos pequeños, trabajo en asociaciones, arte, además de manifestaciones a escala estatal, regional y global.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Gabriela Pinheiro Machado Brochner

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    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

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  • Vicenç Navarro

    Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

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  • Lorena Fréitez Mendoza

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  • Carlos Fernández Barbudo

    Doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Colaborador Honorífico en la Universidad Complutense de Madrid.

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  • Bolsonarismo

    13/06/2019

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  • Ignasi Gozalo-Salellas

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  • Juan Manuel Vera

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  • Francisco Javier Braña Pino

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  • Aram Aharonian

    Periodista y comunicólogo uruguayo. Creador y fundador de Telesur.

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  • Emilio Muñoz

    Profesor de Investigación "ad honorem" del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

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  • Mónica Melle Hernández

    Profesora de Economía Financiera, miembro de Economistas Frente a la Crisis y Secretaria General de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas

    Es difícil que el capitalismo salvaje de mercado nos sorprenda con sus actuaciones a estas alturas de la historia. Pero hay que reconocer que Donald Trump y el “trumpismo” están consiguiendo dar una, o mejor muchas, vueltas de tuerca adicionales a los principios del dios dinero y del todo vale si el resultado es rentable. Ya no es solo la falta de ética y de humanismo la que inspira las decisiones políticas del “imperio”, sino una verdadera ley de la selva, basada en la carencia de escrúpulos, de civilidad y de respeto hacia “los otros”, instaurando un capitalismo de...
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    Este mes de abril el humorista Volodymyr Zelensky se convirtió en el presidente de Ucrania con más del 73 por ciento de los votos. Un resultado avasallador que vuelve a cuestionar los parámetros habituales de la política en Europa. De hecho, los parámetros habituales de la política en Europa, y en el resto del mundo, hace tiempo que se cuestionan, y la victoria del humorista ucraniano simplemente aporta un nuevo dato en esa dirección. Naturalmente, se puede criticar a Zelensky como un arribista o como un intruso, aunque creo que su elección simplemente refleja uno de los desafíos cruciales a...
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