Ondas largas del capitalismo y revoluciones industriales: su impacto sobre las relaciones laborales

  • Francisco Javier Braña Pino

    Francisco Javier Braña Pino

    Investigador asociado en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI)

31.05.2019

Debate principal: El Trumpismo, la nueva barbarie

Retomando uno de los temas con los que comencé mi carrera académica, el papel de la industria en sociedades y economías que, como la española, están en algún punto de la periferia del capitalismo, el debate se está centrando ahora en si estamos ante una nueva revolución industrial, que sería la cuarta, iniciada a finales del siglo pasado, o estamos en una nueva onda larga del capitalismo, iniciada en el último cuarto del siglo pasado con el declinar del paradigma tecno-económico conocido como fordismo y la crisis de los años 90. Si bien me inclino por esta segunda interpretación, desde una concepción institucionalista-evolucionista de las ciencias sociales (dentro de ellas de la economía), lo relevante es que las relaciones de producción que se establecieron al término de la Segunda Guerra Mundial entraron en crisis a principios de los años 70 del siglo pasado, con una ruptura del pacto social acordado entre las clases trabajadoras, la creciente clase “media” y las clases dominantes; al tiempo que en el ámbito de la producción emerge la llamada revolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la financiarización y un nuevo impulso a la globalización del capitalismo. En particular, las nuevas TIC van a permitir la hibridación entre el mundo físico y el mundo digital, borrando las fronteras entre ambos, gracias a lo que conoce como la revolución digital o digitalización.

Como ha señalado, entre otros, Giovani Dosi (2017), empieza a producirse un desajuste creciente entre el sistema tecnológico, la forma de producir y distribuir la renta, y el sistema de instituciones y de relaciones sociales, una de cuyas consecuencias es la ruptura del precario equilibrio logrado entre las rentas del trabajo y las del capital, en favor de estas últimas, con el 1 por 100 de la población acaparando un parte creciente de la tarta y amenazando la misma existencia de las clases medias (OCDE dixit, 2019). La aplicación de la digitalización a la industria da lugar a lo que se ha venido en llamar la Industria 4.0 (para muchos la cuarta revolución industrial). Si bien sus efectos van bastante más allá del sector industrial, puesto que las tres tecnologías clave, a saber, el internet de las cosas, la fabricación aditiva (impresión en 3D) y la automatización (la robótica avanzada más la inteligencia artificial), afectan a todos los sectores económicos (aunque hay quien cita hasta doce tecnologías emergentes: World Economic Forum, 2018).

Se argumenta que estas tecnologías son disruptivas y que su implantación ocurre de forma exponencial, de ahí que se considere que nos encontramos ante una nueva revolución industrial. Bien es cierto que esa nueva revolución industrial depende en gran parte de la implantación masiva de tecnologías como las redes de telefonía 5G, que no se espera hasta al menos una década (se prevé que para 2025 sólo represente el 15% de las conexiones móviles). Lo que si se está comprobando son dos efectos que está teniendo la digitalización: a) la polarización de los puestos de trabajo en función de la complejidad de las tareas desempeñadas y, b) la pérdida de puestos de trabajo o, al menos, la existencia de un número muy elevado de empleos en riesgo a causa de la automatización. Y lo que está por saber es cuál va ser el impacto de la digitalización y la automatización sobre las condiciones laborales.

La contribución de Miguel Martínez Lucio aboga por “una nueva visión real y concreta del papel de los trabajadores en la economía”, lo que no quiere decir que los trabajadores hayan regresado al centro de la política económica, como titula su contribución. Al menos no me lo parece cuando se leen los informes de la OCDE, del Foro Económico Mundial o de Eurofound (la Fundación Europea para la mejora de las condiciones de vida y trabajo, financiada por la Comisión Europea) que sólo tratan la cuestión de forma adyacente, pues se centran, una vez más, en la supuesta inadecuación entre el sistema educativo y las necesidades de las empresas.

El meollo de la cuestión lo expone, a mi juicio con meridiana claridad, Carlos Martín, responsable del Gabinete Económico del sindicato CCOO “La digitalización y automatización en España persigue convertir a los asalariados en proveedores, las nóminas en facturas y la protección social en una cuenta de capitalización. Porque las empresas ya no quieren tener empleados” (citado en “Automatización: así es la batalla entre trabajo y tecnología”, Revista Retina. El País, 25 de mayo de 2019). Pues los estudios disponibles nos dicen: que la automatización afecta mucho más a los trabajos de los jóvenes, y España es un país con un alto desempleo juvenil; que las oportunidades para el empleo futuro de los jóvenes se ven lastradas por el alto abandono escolar, en el que influye la repetición de cursos, siendo España campeona en abandono escolar temprano; que la digitalización contribuye al desajuste entre oferta y demanda de empleo, por lo que se requieren fuertes inversiones por parte de las empresas en formación en el empleo y, una vez más, España es de los países que menos proporcionan esta formación que, de darse, se proporciona a los que ya están mejor dotados; que aquellas personas que tienen trabajos en riesgo de perderse por la automatización tienen salarios más bajos y trabajan menos horas, con lo que la automatización las hará más vulnerables aún; y por último, pero no lo último, los mercados laborales con un alto porcentaje de empleo temporal, como España, destruyen las competencias y habilidades de los trabajadores, debido a la alta rotación en el empleo y a la falta de vínculos entre empleador y empleado, lo que afecta a los trabajadores más jóvenes y a los mayores atrapados en el desempleo de larga duración (por cierto, al escribir estas páginas, los medios de comunicación se hacen eco de una nueva oleada de despidos de mayores de 50 años por las grandes empresas de muy diversos sectores).

Lo que está ocurriendo con la llamada economía de las plataformas es una pista de a dónde vamos con la revolución digital, por supuesto si no se pone remedio, pues las tecnologías en sí mismas serán neutras, pero no lo son las políticas que permiten su desarrollo en una u otra dirección y que terminan decidiendo quiénes ganan y quiénes pierden con su implantación. El informe Colleem (2018) señala que la naturaleza real de la relación de empleo es nebulosa en muchos casos. Aunque, a la fecha del informe, el empleo en las plataformas es de tamaño modesto, tiene una importancia creciente. Pero advierte de que un escenario de generalización de las plataformas en los mercados laborales y en las condiciones de trabajo requerirá un profundo replanteamiento de las instituciones del mercado laboral y de los sistemas de bienestar social.

Aunque muchos de los afectados por la revolución digital, en particular los más jóvenes, opten por la abstención, ahí pueden encontrar votantes en abundancia los partidos de la Nueva Derecha y la extrema derecha, pues la socialdemocracia los ha ignorado o los ha abandonado, tras abrazar sin disimulo las prescripciones de política económica de esa variante del neo-liberalismo conocida como ordoliberalismo.

No parece descabellado pensar que los populismos y las derechas estén alimentándose, estén sacando votos, de aquellas personas que se sienten amenazadas por la revolución digital y han perdido el sentimiento de identidad y de seguridad ante los avances de la globalización, por lo que aplauden las políticas de guerra comercial del gobierno de Trump. Políticas que llevan camino sino de revertir la globalización, al menos de frenarla y eso que hay optimistas (el Foro Económico Mundial) que hablan de Globalización 4.0.

Puede que el viraje a la izquierda del Partido Laborista que describe Miguel Martínez Lucio, y las propuestas de política económica que lo acompañan, consigan revertir o frenar los aspectos más negativos de la revolución digital. Pero no parece que en España (y en el resto de Europa), esto esté ocurriendo o vaya a ocurrir con los partidos de la socialdemocracia, a juzgar por los programas presentados en las elecciones nacionales y en las europeas, al adherirse a los análisis y políticas más rancias preconizadas (e impuestas) por la Comisión Europea y los euro-grupos. Baste como muestra un botón: la ministra de economía, Nadia Calviño, considera que la deuda pública “no es progresista (sic), puesto que supone una carga para nuestros hijos y nietos” (declaraciones a El Confidencial, 14 de abril de 2019) y la considera un desequilibrio que pone al mismo nivel que la desigualdad y el desempleo.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Gabriela Pinheiro Machado Brochner

    Activista y Doctora en Ciencias Políticas

    Ya es sabido que en Brasil la situación política es compleja, no del todo democrática, y no del todo legal. Sabemos por todo lo que hemos visto hasta el momento que de cierta forma, desde el año 85, la democracia se encuentra en una situación inusitada para el país, y aunque el impeachment de Dilma Roussef no fuese el primero en el período de la redemocratización, post dictadura, es el primero que ahora podemos afirmar con seguridad se ha tratado de un golpe de Estado, en una nueva forma. Nuevos golpes, desde los mecanismos institucionales. En este sentido, y sin...
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  • Irene Bassanezi Tosi

    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

    Diálogos Feministas Europa/América Latina (Nota de la redacción: Publicamos por el interés que tiene para este este debate sobre el “trumpismo” una crónica-resumen del coloquio en el que participaron este mes de septiembre en Madrid la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff y nuestra compañera del grupo promotor de Espacio Público, María Eugenia Rodríguez Palop.) “La ultraderecha ha conseguido protagonismo en muchas democracias y la más corrosiva es la de Brasil”. “Existe una hermandad entre el neoliberalismo y el neofascismo. No existe lo uno sin lo otro”. Así se pronunció el miércoles 25 de septiembre en Madrid la expresidenta de...
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  • Vicenç Navarro

    Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

    Se están produciendo grandes cambios en EEUU que apenas han sido dados a conocer en España por parte de los mayores medios de información que, en su intento de informar a los españoles sobre la situación política en aquel país, se centran en presentar (y predominantemente ridiculizar) la figura del presidente Trump, comentando sus extravagancias y falsedades. Tal atención a la figura de Trump crea una percepción errónea de que el mayor problema que tiene EEUU es su presidente, ignorando que el problema real, apenas citado por los medios, es que la mayoría de la clase trabajadora de raza...
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  • Jaime Pastor

    Politólogo y editor de Viento Sur

    No es difícil compartir el diagnóstico que nos proponía Pedro Chaves en su introducción a este debate propiciado por Espacio Público, según el cual nos encontramos desde hace al menos 10 años en un periodo de interregno global. En efecto, en pocos años hemos pasado de la perplejidad ante el estallido de la mayor crisis sistémica conocida por el capitalismo desde la vivida en los años 30 del pasado siglo -que hizo pronto famosa la falsa promesa de “refundación del capitalismo”- a una nueva y radical vuelta de tuerca austeritaria y desdemocratizadora, frente a la cual una ola de movilizaciones...
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  • Lorena Fréitez Mendoza

    Psicóloga Social y Analista Política. Doctoranda en Ciencias Políticas y de la Administración (UCM). Activista de movimientos sociales en Venezuela.

    Trump lidera una estrategia que, siendo revolucionaria, funciona para afrontar el problema de la regeneración de las élites conservadoras. Las ideas de igualdad política y libertad de elección de todos los individuos que traducían democracia, han quedado vaciadas de eficacia para un liberalismo que ya no es capaz de gestionar políticamente su conflicto estructural: la desigualdad económica. La legitimidad del dominio capitalista está seriamente cuestionada y estas élites lo saben. Trump lidera una cruzada ideológica para producir un nuevo campo político que legitime estas brutales formas de dominio económico a nivel global. No solo se trata de preservar a Estados...
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  • Julián Castro Rea

    Profesor titular de Ciencia Política en la Universidad de Alberta, Canadá

    La victoria electoral de Donald J. Trump en noviembre de 2016 tomó por sorpresa a la vasta mayoría de politólogos y científicos sociales, que reaccionaron con sorpresa e incredulidad cuando los resultados electorales fueron anunciados. Quienes supimos que esa victoria era una posibilidad real habíamos observado las tendencias recientes de la política estadounidense, y los motores que la mueven. El trumpismo es el resultado de la convergencia de por lo menos tres factores: ciertos rasgos inherentes a la cultura política estadounidense, la actividad de la derecha, y una estrategia novedosa para hacer campaña política. La cultura política estadounidense se define por...
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  • Carlos Fernández Barbudo

    Doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Colaborador Honorífico en la Universidad Complutense de Madrid.

    El éxito del trumpismo político difícilmente puede entenderse sin atender a lo que ha sido una de sus señas de identidad más características, a saber, un estilo de comunicación política que ha sabido entender y explotar con éxito la configuración actual del espacio público digital. No me estoy refiriendo, al menos no exclusivamente, al más que comentado fenómeno de las fake news, sino a la peculiar confluencia de fenómenos sociotécnicos que ha permitido movilizar los afectos y la propaganda política a una escala nunca antes ensayada. El escándalo de Cambridge Analytica no sólo puso en cuestión las políticas de Facebook...
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  • Bolsonarismo

    13/06/2019

    Esther Solano

    Profesora de la Universidad Federal de São Paulo

    El tsunami bolsonarista atropelló la política brasileña con una fuerza inesperada. El llamado “Trump de los trópicos” tiene su propia versión del Trumpismo, el Bolsonarismo. Veamos algunos de sus elementos. Neoliberalismo-neoconservadurismo La autora estadounidense Wendy Brown (2006[1]) explica cómo en las últimas décadas asistimos a la confluencia del neoliberalismo y el neoconservadurismo, dos racionalidades diferentes pero que se unifican de modo que el neoconservadurismo se convierte en una justificación moral del neoliberalismo. Brown afirma que el neoliberalismo, transformado en la forma de ordenar la vida social, fuerza reguladora de las subjetividades y la vida colectiva, necesita un conjunto de valores y...
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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    Mucho se ha escrito sobre el fenómeno Donald Trump desde diferentes enfoques políticos y desde diversos objetos de estudio, como podemos ver en este interesante debate de Espacio Público. Sobre los diferentes enfoques políticos desde si Trump rompe con la globalización neoliberal o es un producto más del statu quo de este sistema; desde si Trump es populista de extrema derecha o un republicano reaganista; si Trump es perfil de la élite política o más de la élite empresarial; o incluso si Trump es un loco compulsivo o un estratega de la nueva política comunicativa. Y sobre los objetos...
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  • Leo Moscoso

    Sociólogo y politólogo

    “All governments rest on opinion” (James Madison). Cuenta Jenofonte que —espetado por Sócrates, que le recriminaba no atender adecuadamente a sus obligaciones ciudadanas— Cármides respondió alegando que en la asamblea generalmente prevalecía el argumento del más necio. La verdad es que sí; y esta vez nos hemos superado. Contra todo pronóstico, e igual que habíamos visto venir —sólo cuando ya era inminente— el Brexit de finales de junio, a Trump lo vimos venir el 8 de noviembre de 2016. No antes. Too bad, too late! Yes, we Trumped! Habíamos subestimado la desafección del votante demócrata con respecto a la...
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  • Ignasi Gozalo-Salellas

    Profesor de Estudios Hispánicos y Estudios Cinematográficos en Ohio State University (EEUU)

    Vivimos con estupor, en mi caso desde la misma Nueva York, las elecciones del 2016 en que el outsider Trump se imponía, contra pronóstico, a todas las encuestas y cálculos de las élites políticas y mediáticas: una derrota clara ante la candidata del sistema, Hillary Clinton. Hoy, superado el ecuador de su primera legislatura, nadie se atreve a afirmar que el fenómeno Trump sea simplemente un error del sistema. Porque es, y de hecho lo fue siempre, parte del mismo. Para entender el personaje y su performance política y mediática, hay que mirar a la sociología. En 1965 Norbert...
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  • Juan Manuel Vera

    Economista, Consejo editorial de Trasversales

    “El fruto está ciego. Es el árbol quien ve” (René Char). Los rostros del poder son desagradables, pero en los últimos tiempos se están afeando cada día más. La podredumbre se agranda. Hay cambios políticos amenazantes en muchas zonas del mundo. El crecimiento global de la nueva extrema derecha debe ser explicado. Se alimenta del miedo, del odio al diferente y de una pulsión extrema hacia el dominio. Me gustaría pensar en estas líneas sobre las condiciones que lo hacen posible, desarrollando brevemente algunas intuiciones y reflexiones, esbozando unas explicaciones provisionales. El vendaval derechista El capitán retirado Jairo Bolsonaro acaba de asumir la...
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  • Francisco Javier Braña Pino

    Investigador asociado en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI)

    Retomando uno de los temas con los que comencé mi carrera académica, el papel de la industria en sociedades y economías que, como la española, están en algún punto de la periferia del capitalismo, el debate se está centrando ahora en si estamos ante una nueva revolución industrial, que sería la cuarta, iniciada a finales del siglo pasado, o estamos en una nueva onda larga del capitalismo, iniciada en el último cuarto del siglo pasado con el declinar del paradigma tecno-económico conocido como fordismo y la crisis de los años 90. Si bien me inclino por esta segunda interpretación,...
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  • Federico Mayor Zaragoza

    Escritor y diplomático

    El nombramiento y primeras decisiones del Presidente Norteamericano Donald Trump, insólito en tantos aspectos, hubiera debido tener inmediata respuesta de desaprobación por muchas razones y muchos sectores… La adopción por las Naciones Unidas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) “para transformar el mundo”, y de las medidas sobre el cambio climático decididas acto seguido en el mes de noviembre de 2015 en París, aparecieron como un destello de esperanza y como una manera adecuada y oportuna para, por fin, controlar la situación y evitar un deterioro mayor e irreversible de la habitabilidad de la Tierra. Pero el neoliberalismo que...
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  • Aram Aharonian

    Periodista y comunicólogo uruguayo. Creador y fundador de Telesur.

    De la mano de gobiernos de ultraderecha y coincidiendo con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, resurgieron en América latina el neofascismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia y el racismo, tras dos décadas de experiencias progresistas en varios países, que colaboraron para este retorno con su reticencia a realizar cambios estructurales y aferrarse a los preceptos de la democracia burguesa. En las últimas siete décadas nunca Argentina, Chile y Brasil estuvieron gobernados por la derecha al mismo tiempo. Hoy, en cambio, una derecha elegida por los votos se ha asentado en el poder no solo en...
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  • Emilio Muñoz

    Profesor de Investigación "ad honorem" del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

    Quienes me siguen no se extrañarán de que aborde esta contribución bajo la perspectiva de una visión particular de la filosofía de la política científica, en un momento crítico asimismo para la ciencia. Trump ha sido una catástrofe para la ciencia y las políticas que promueven su fomento y gestión desde lo público. Trascribo de un texto previo[1]: “… en Estados Unidos la responsabilidad de la política científica reside en el Presidente de la nación con el apoyo de un asesor (Director of the Office of Science and Technology), una personalidad generalmente de altura científica y/o tecnológica, mientras que los...
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  • Mónica Melle Hernández

    Profesora de Economía Financiera, miembro de Economistas Frente a la Crisis y Secretaria General de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas

    Es difícil que el capitalismo salvaje de mercado nos sorprenda con sus actuaciones a estas alturas de la historia. Pero hay que reconocer que Donald Trump y el “trumpismo” están consiguiendo dar una, o mejor muchas, vueltas de tuerca adicionales a los principios del dios dinero y del todo vale si el resultado es rentable. Ya no es solo la falta de ética y de humanismo la que inspira las decisiones políticas del “imperio”, sino una verdadera ley de la selva, basada en la carencia de escrúpulos, de civilidad y de respeto hacia “los otros”, instaurando un capitalismo de...
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  • Eugenio García Gascón

    Periodista

    Este mes de abril el humorista Volodymyr Zelensky se convirtió en el presidente de Ucrania con más del 73 por ciento de los votos. Un resultado avasallador que vuelve a cuestionar los parámetros habituales de la política en Europa. De hecho, los parámetros habituales de la política en Europa, y en el resto del mundo, hace tiempo que se cuestionan, y la victoria del humorista ucraniano simplemente aporta un nuevo dato en esa dirección. Naturalmente, se puede criticar a Zelensky como un arribista o como un intruso, aunque creo que su elección simplemente refleja uno de los desafíos cruciales a...
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