La pobreza energética: un problema de gobernanza. Propuestas más allá de las lógicas del mercado.

  • Victoria Pellicer

    Victoria Pellicer

    Activista de Ingeniería Sin Fronteras, Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y cooperativa de energía verde Som Energia

06.04.2015

Debate principal: ¿A quién enriquece la pobreza energética?

La pobreza energética es un término que recientemente hemos empezado a introducir en nuestro léxico, aunque se trate, como dice el informe de la Asociación de Ciencias Ambientales, de una “nueva etiqueta para una vieja realidad”.

La pobreza energética es un término que recientemente hemos empezado a introducir en nuestro léxico, aunque se trate, como dice el informe de la Asociación de Ciencias Ambientales, de una “nueva etiqueta para una vieja realidad”. La urgencia por visibilizar la problemática de la pobreza energética en la coyuntura de la actual crisis española hizo que, en la mayoría de los casos, los discursos que se han manejado hasta ahora en la denuncia del problema (informes, noticias, definiciones, etc.) se hayan tomado directamente de la información recopilada durante el trabajo realizado desde hace años en Reino Unido, caso de referencia por excelencia.

Pero desde las organizaciones sociales ya llevamos tiempo también insistiendo en que la definición actual es incompleta al aterrizarlo en la realidad política, sociocultural y ambiental de nuestro país. Por ello, considero que es sumamente pertinente y necesario crear espacios de debate público como éste, para construir colectivamente la conceptualización del problema de la pobreza energética y las medidas para erradicarlo. Procedo pues a comentar algunas de las cuestiones que Rodrigo Moretón plantea en su ponencia, tratando de complementar las ideas que el resto de intervenciones han aportado, y siempre con el ánimo de seguir construyendo y ampliando el debate.

La cuestión sobre la necesidad de PLANTEAR UNA NUEVA DEFINICIÓN DE LA POBREZA ENERGÉTICA es, sin lugar a dudas, estrictamente necesaria. La que se viene utilizando actualmente focaliza el argumento en dos elementos: el térmico (la temperatura a la que se consigue mantener el hogar) y el económico (el coste que ello supone). Y es aquí donde nos encontramos con el primer obstáculo, pues dicha definición no recoge, por un lado, las causas del problema y, por otro, tampoco refleja las consecuencias del mismo. Podemos afirmar, por tanto, que la definición actual no contempla la extrema complejidad del problema de la pobreza energética, y ello juega en su contra para poder ser considerado como un alarmante problema social.

Comparto plenamente las propuestas anteriores en donde se considera que la definición de la pobreza energética debería ser ampliada. Asimismo, considero que en el centro de la definición deberían estar las personas y la falta de libertad a la que se enfrentan para poder llevar a cabo la vida que valoran. En esta línea, el enfoque de Desarrollo Humano nos puede prestar sugerentes ideas para avanzar hacia una definición más completa que cuente con el mayor número de elementos que consigan caracterizar la magnitud del problema. Para profundizar sobre el tema, enlazo un artículo en el que se conceptualiza la pobreza energética desde el enfoque de Desarrollo Humano. En él se proponen elementos a incorporar a dicha definición, que principalmente giran en torno a los valores de: justicia, derechos humanos, equidad, participación, sostenibilidad y honestidad frente a la corrupción.

Enlazando con esto último, lanzo otras propuestas que por extensión no podré desarrollar, pero que considero interesante plantear en este espacio de debate abierto, para que sigamos reflexionando al respecto y retomándolas en estos u otros espacios. Más allá de la definición, considero asimismo que deberíamos revisar, a su vez, otras tres cuestiones:

– CAUSAS: Existe consenso de que las causas de la pobreza energética son tres (ingresos, viviendas ineficientes y altos precios de la energía) pero, siendo el que es el modelo energético español, debemos hacer un esfuerzo por hilar más fino en la definición de estas causas e intentar comprender la intensidad de las mismas. Y ahí nuevamente nos brotarán múltiples argumentos que demuestran dos cosas: que nuestro modelo energético es antidemocrático y al servicio del oligopolio, y que la solución pasa necesariamente por una reforma estructural del mismo acompañada de voluntad política para llevarla a cabo.

– CONSECUENCIAS: más allá de las consecuencias inmediatas (enfermedades, exclusión, etc.) sobre las que hay ya mucho escrito, no hay que perder de vista que el problema de la pobreza energética supone una vulneración de derechos humanos que, en última instancia, priva a las personas de libertad para poder desarrollar una vida digna.

– MEDICIÓN: Los porcentajes de hogares en pobreza energética que barajamos nos orientan para tomar conciencia de la magnitud del problema, pero de nuevo encontramos el problema de la definición sesgada y limitada: se basan en los elementos “temperatura” e “ingresos” para medir el fenómeno. De igual manera, hasta el momento la medición de la pobreza energética explora las consecuencias del problema, pero no sus causas. Y seguramente la situación de una persona que sufra pobreza energética será más drástica en España, donde no existe todavía voluntad política para abordarlo, que en otro país de la Unión Europea donde existan medidas estructurales para hacerlo. Por ello, hay que seguir investigando el fenómeno y desarrollar así un índice que cuantifique también la vulnerabilidad e intensidad del problema.

En relación a la cuestión sobre la ADECUACIÓN DEL BONO SOCIAL como medida paliativa, me sumo a los argumentos de Rodrigo Moratón y posteriormente de la intervención de Cote Romero, donde vehementemente se defiende el porqué del bono social que, tal y como actualmente está planteado, no es una medida real para combatir el problema. Algunos motivos ya se han nombrado: no incluye el gas, no pueden acogerse clientes de comercializadoras distintas a las de referencia, supone únicamente un descuento del 25%… entre otros. A los argumentos ya expuestos quisiera añadir el hecho de que muchas de las personas que podrían acogerse a esta medida no conocen su existencia o el procedimiento para solicitarla, hecho que nuevamente demuestra la desconexión de la ciudadanía con la gobernanza de la energía en nuestro país.

Y recupero en este punto el debate abierto por Cote Romero sobre QUIÉN DEBE PAGAR EL BONO SOCIAL, no para extenderme en argumentaciones (por limitación de espacio) sino para nombrarlo nuevamente e insistir en la importancia de resolver esta cuestión de tal controversia: comparto que las empresas energéticas, como actores de la sociedad, no pueden evadir sus corresponsabilidades con la sociedad; y aplaudo la propuesta de la autogeneración solidaria, pues plantea una solución al problema de la financiación del bono social, visibilizando el potencial social de las energías renovables gestionadas por la ciudadanía y fuera de la lógica de los mercados.

La cuestión de la posibilidad de DISMINUIR LA FACTURA de luz a la vez que GENERAR EMPLEO se defiende ampliamente en el informe de la Asociación de Ciencias Ambientales al que remitía al inicio de esta intervención. En él se expone cómo la inversión en rehabilitación de edificios y medidas de eficiencia energética contribuiría no solamente a disminuir la factura de la luz sino también a generar empleo. Considero que se trata de un planteamiento totalmente pertinente que debemos impulsar, pero siempre acompañado de un giro más en la reflexión, que cuestione nuestros modelos de consumo actuales. No se trata de hacer mejores viviendas, para seguir consumiendo lo mismo. Simplemente porque ya está demostrado, con la presencia diaria de los efectos del cambio climático, que el planeta no es capaz de soportar nuestros ritmos actuales. Las medidas de rehabilitación de edificios y de eficiencia energética deben ir acompañadas de la construcción de una nueva cultura de consumo más sostenible.

Y llegando ya a las últimas de las cuestiones planteadas en la ponencia inicial, sí considero que es necesario replantear el SISTEMA TARIFARIO DEL PRECIO DE LA ENERGÍA, aunque me surgen dudas acerca de que la renta familiar sea el elemento más pertinente para dicha tarificación. Considero que el propio recurso “energía consumida” es más apropiado, puesto que con ello impulsamos el ahorro y evitamos el despilfarro. Planteo la posibilidad de tomar un sistema tarifario análogo al que plantean para el agua en la Declaración Europea por una Nueva Cultura del Agua. Basándonos en ello, y trasladándolo a la energía, deberíamos distinguir cuatro categorías éticas. En cada una de ellas, la naturaleza de los objetivos a cubrir y de los derechos y deberes en juego implica distintos niveles de prioridad y demanda criterios de gestión y tarifas diferentes. Lanzo la propuesta contando con que éste es un debate para proponer y construir, pues soy consciente de la complejidad que supone fijar las franjas que diferencien las cuatro categorías.

– La energía-vida, en funciones básicas de supervivencia, debe tener prioridad máxima. No se puede justificar la inexistencia de energía vida, puesto que ello supone como consecuencia la vulneración de derechos humanos. Por ello, se debe garantizar el acceso a un mínimo básico de energía para desarrollar una vida digna.

– La energía-ciudadanía, en actividades de interés general (lavavajillas, secadoras, hornos, sistemas de calefacción de mayor confort y mayor consumo, entre otros) debe situarse en un segundo nivel de prioridad.

– La energía-economía, en funciones productivas, por encima de lo que podrían considerarse niveles de suficiencia para una vida digna, debe reconocerse en un tercer nivel de prioridad.

– La energía-delito, en usos productivos ilegítimos, que por tanto deben ser ilegales (fracking, extracciones abusivas, vertidos contaminantes…), en la medida que lesionan el interés general de la sociedad, deben ser evitados y perseguidos aplicando con rigor la ley.

Es bien probable que no sea este el modelo más pertinente, pero sea cual fuere, no hay ya duda de que es urgente cambiar el modelo actual. Es necesario avanzar y profundizar en estos debates para construir una ciudadanía consciente, informada y crítica que contribuye a trabajar hacia un cambio de modelo energético en el que la energía pueda ser gestionada a partir de criterios de solidaridad, cooperación mutua, acceso colectivo, equidad, control democrático y sostenibilidad. Y es también evidente que estos criterios son, a todas luces, incompatibles con cualquier aproximación mercantil que está, por su propia naturaleza, engendrada con expectativas cortoplacistas de lucro privado y beneficio personal.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Héctor Alonsio

    Periodista y editor de actualidadhumanitaria.com

    Pobreza energética es un concepto hasta hace poco desconocido en nuestro país. Los años de bonanza trajeron a nuestros hogares bombas de calor y aparatos de aire acondicionado para producir aire caliente en invierno y frío en verano, cocinas vitrocerámicas, calefacción por gas natural... Eran años de bonanza y derroche. Sin embargo por culpa de la crisis económica que sufrimos ahora muchas familias en nuestro país -el 10 por ciento- no puedan hacer frente al coste de energía para calentar sus hogares, ducharse con agua caliente o incluso cocinar. Son diez millones de pobres energéticos. Desde 2007 la factura del suministro...
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  • Ramón Górriz

    Presidente Fundación 1 de Mayo

    Las cifras que se han puesto de manifiesto en este debate muestran con claridad la gravedad y extensión de esta pobreza energética en nuestro país, así como la urgencia de las medidas para hacer frente a la misma, lo que exige una mayor presencia de este problema en el debate político y social. Si bien coincidimos con lo ya señalado en el sentido de que la pobreza energética es sólo una de las caras del empobrecimiento que afecta de forma creciente a amplios colectivos, como consecuencia de las políticas aplicadas para hacer frente a la crisis por los dos últimos...
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  • Laia Ortiz

    Portavoz de ICV y candidata de Barcelona en Comú

    Hemos entrado en primavera y seguro que esto también es un motivo de alivio para el Gobierno, ya que le facilita pasar página y continuar ignorando un problema social que afecta a la salud y a las condiciones de vida de millones de personas como es la pobreza energética. Por eso es oportuno que desde los medios de comunicación y movimientos sociales no pasemos página. El debate debe continuar para evitar que el próximo invierno nada haya cambiado. De hecho, la pobreza energética es la expresión del fracaso absoluto de la regulación eléctrica y gasística en nuestro país. El claro...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    En mi primera aportación al Debate saqué a colación la vinculación existente entre los recursos humanos y la libertad efectiva de las personas. Es por ello me ha causado gran satisfacción leer, en el escrito de Victoria Pellicer, la propuesta de situar «en el centro de la definición [de pobreza energética] las personas y la falta de libertad a la que se enfrentan para poder llevar a cabo la vida que valoran». Très bien!, como dicen los franceses. Así pues hemos pasado del problema de la pobreza energética a esa otra cuestión, filosófica y abstracta, de la libertad humana. Pero...
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  • Victoria Pellicer

    Activista de Ingeniería Sin Fronteras, Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y cooperativa de energía verde Som Energia

    La pobreza energética es un término que recientemente hemos empezado a introducir en nuestro léxico, aunque se trate, como dice el informe de la Asociación de Ciencias Ambientales, de una “nueva etiqueta para una vieja realidad”. La pobreza energética es un término que recientemente hemos empezado a introducir en nuestro léxico, aunque se trate, como dice el informe de la Asociación de Ciencias Ambientales, de una “nueva etiqueta para una vieja realidad”. La urgencia por visibilizar la problemática de la pobreza energética en la coyuntura de la actual crisis española hizo que, en la mayoría de los casos, los discursos...
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  • Cecilia Aguilar

    Miembro de ECOoo

    Me gustaría comenzar esta aportación recordando que el sistema energético, entendido como la cadena energética, es un sistema injusto a lo largo de todas sus fases, desde la producción, la transformación y la distribución, hasta el consumo y los residuos que se generan. El modelo energético actual está demostrando ser causa de grandes problemas a escala global, tanto como sustento de un modelo económico que nos está abocando a una grave crisis ecológica, como elemento que provoca conflictos geoestratégicos, abusos de derechos humanos y aplastamiento de resistencias ciudadanas. La pobreza energética es una más de las consecuencias que evidencia este...
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  • Guilermo Fernández Maíllo

    Sociólogo y trabajador social del Equipo de Estudios de Cáritas Española y del Comité Técnico de la Fundación FOESSA .

    Desde hace tiempo escuchamos voces de personas y organizaciones que ponen sobre la mesa las consecuencias de la pobreza desde diferentes puntos de vista. Bien focalizando la atención sobre alguna de las consecuencias de la misma, bien sobre características que la definen en un espacio de tiempo. Se ponen sobre la mesa datos de “pobreza infantil”, “trabajadores pobres”, “la pobreza de los mayores”… expresiones que enfatizan la pobreza en función de un colectivo; “feminización de la pobreza”, “el factor étnico de la pobreza”…, por ejemplo, dan peso en su descripción a algún componente sociodemográfico; otras se relacionan con...
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  • Marta García París

    Coordinadora de Proyectos de Ecoserveis

    Un debate interesante que permite poner encima de la mesa la realidad de esta nueva prioridad social. En un año de campañas y elecciones, los ciudadanos, los candidatos y partidos tenemos el reto de reivindicar, definir y defender una realidad más justa. Mucho hablamos y teorizamos sobre la pobreza energética, un problema que afecta, cada día, a más familias y para el que debemos exigir, exigirnos encontrar cuanto antes, la forma de dar respuesta a los millones de hogares que no pueden mantener su casa a una temperatura de confort. Argumentando la primera de las preguntas que plantea Rodrigo como...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    La visión que tenemos de la realidad y la forma de actuar en ella dependen en gran medida de nuestros conceptos e instrumentos de medición, que por cierto no son neutrales al estar construidos sobre determinadas premisas morales y cognitivas. Y esto ocurre también con la forma que tenemos de medir el bienestar de las personas. Viene a cuento lo dicho porque si queremos introducir en el debate intelectual y en la agenda política las nuevas formas de pobreza, habremos de ser radicales –en el sentido de tomar las cosas por su raíz- y empezar por cuestionar la forma tradicional...
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  • Florent Marcellesi

    Coportavoz de Verdes Equo y ex-eurodiputado de Los Verdes/ALE

    Los datos ofrecidos en la ponencia de partida son demoledores, la realidad de la pobreza energética nos pesa por su dureza y, sobre todo, porque somos plenamente conscientes de que es evitable. La pobreza energética es el espejo de una sociedad donde la desigualdad y el paro se han disparado, y el modelo energético fósil nos lleva a un callejón sin salida a nivel social y ecológico. Mientras, impera la cultura del despilfarro, el analfabetismo energético y la política del gobierno sirve a los intereses de un oligopolio energético cuya ilimitada ambición nos empuja al colapso. El imparable aumento de...
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  • […] Sigue leyendo en Público.es. […]
  • José Luis Velasco

    Miembro del Observatorio Crítico de la Energía

    “La pobreza energética es posible que no sea la más acuciante” dijo en cierta ocasión el presidente de la patronal de las grandes empresas eléctricas. Es cierto, como indica la ponencia inicial, que la pobreza energética no es sino un síntoma de un problema más amplio: la pobreza creada por las políticas realizadas por los Gobiernos, en España y en otros países, sistemáticamente en beneficio de unos pocos y en perjuicio de los ciudadanos. ¿Cuál es entonces la utilidad de usar un término como “pobreza energética” para denotarlo? ¿Por qué centrarse en un síntoma y no en su origen?...
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  • Elias G.

    Profesor

    Hay una opción más ecológica que la de ayudar a la gente a consumir más energía: ayudarle a mejorar el aislamiento térmico de sus viviendas.
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Cuando hablamos de la pobreza nos referimos a una situación de privación, de carencia de los recursos necesarios para satisfacer determinadas necesidades humanas. De ahí surgen varias preguntas: esta privación, ¿obedece a causas naturales (escasez) o sociales? es decir, ¿a una distribución desigual de los recursos?; estos recursos, ¿son sólo materiales o también humanos?, y ¿puede ser otro ser humano un recurso para mí?; por último, ¿de qué necesidades estamos hablando? En su estupenda Ponencia, Rodrigo Moretón ha contemplado a la energía como un recurso necesario para satisfacer ciertas necesidades humanas, consideradas como básicas. Ello nos remite a la...
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  • Cote Romero

    Coordinadora de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético y Coordinadora de Ecooo

    Considero oportuno el momento de abrir un espacio de información, reflexión y debate “público” sobre la pobreza energética, cuestión ésta que, a pesar de ser objeto de estudio desde hace más de cuarenta años y tener carta de naturaleza propia, en nuestro país ha pasado prácticamente desapercibida tanto para las instituciones como para la sociedad en su conjunto. En un año pluri-electoral y antes de la celebración de la primera cita de comicios, es conveniente poner encima de la mesa la realidad de la pobreza energética, a fin de poder influir en los programas de los partidos políticos y que...
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  • José Vicente Barcia

    Periodista, Jefe de Gabinete de la Alcaldía de Cádiz y coautor del libro 'Voces del cambio'

    El hecho más esencial para que una persona sea constitutiva de derechos es su propia existencia. Por tanto, el grado máximo de violencia estructural sería aquel cuya trágica consecuencia diera al traste con vidas que podrían seguir su rumbo y desarrollo si las decisiones políticas fueran diferentes. Este es el caso de la pobreza energética en España. La verdad global de la pobreza energética vista desde la crueldad insoslayable de los datos, 7.500 personas mueren todos los años en el Estado español por esta razón, sólo es desbordada por el caleidoscopio vivencial y singular de cada uno de esos dramas....
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