Sueños de independencia judicial

  • Manuel Ruíz de Lara

    Manuel Ruíz de Lara

    Magistrado

03.03.2015

Debate principal: La Justicia: hay que reinventarla

Una joven jurista que sueña con un país distinto, me decía que la actual situación de la Justicia se asemeja mucho a un drama teatral escrito por Mario Benedetti y cuyos protagonistas eran Pedro y El Capitán. A Pedro le ponía el nombre de Justicia y a El Capitán, el nombre de todo lo que ha atentado contra ella, es decir la política.

Y así Berta imaginaba al enemigo delante del dolor del torturado (la Justicia), desconcertado ante el talante del protagonista, el guerrero que a pesar del ataque defiende lo que cree hasta el final.
Porque esta es la situación que simboliza la realidad presente: una guerra sin violencia que va mucho más allá de ideologías y de partidos políticos, un conflicto entre dos frentes en el que uno de ellos representa al Estado de Derecho, a la libertad de un pueblo, de juristas y de ciudadanos.

Porque lo que para algunos es solo un personaje teatral, para esa joven jurista, tiene el nombre y apellidos de los muchos jueces que sobreviven día a día la manipulación de políticos espúreos, que luchan en contra de la designación de los vocales del CGPJ por la clase política y abogan a favor de la libertad de los jueces para votar a los vocales del Consejo General del Poder Judicial y garantizar así la independencia judicial.

Asistimos a tiempos difíciles, huérfanos de referencias, de liderazgos ideológicos y de responsabildad institucional, la ciudadanía, los jueces que creemos en los principios, observamos cómo una clase política carente de valores consistentes, denigra las instituciones básica del país y los pilares de nuestro Estado de Derecho.

Las políticas de izquierda y derecha en el ámbito de la administración de justicia han tenido como objetivo socavar la independencia del Poder Judicial. Una dotación de medios materiales tercermundista, una tasa de jueces por habitante impropia de un país desarrollado, los ataques directos mediante declaraciones públicas a la labor jurisdiccional de jueces y magistrados ante resoluciones que incomodan al partido político de turno y la sucesión de reformas en aras de convertir en una falacia la separación de poderes, nos han llevado a la situación actual. La Justicia simplemente no interesaba, o peor aún si interesaba era en tanto en cuanto fuese susceptible de manipular.

No obstante en la actual legislatura y bajo el paraguas de una crisis económica, se ha pretendido dar la estocada definitiva. Si bien ninguno de los recientes ministros de Justicia pasará a la historia por su defensa de la independencia judicial, Alberto Ruiz-Gallardón pasará por convertirse en un verdugo de la separación de poderes y de algunos de los derechos esenciales de la ciudadanía.

Desahucios y tasas que limitan derechos

Se han sucedido reformas que limitan el derecho a la tutela judicial efectiva. Así la Ley de Tasas restringió el derecho de ciudadanos sin recursos a acceder en condiciones de igualdad a la defensa de sus derechos ante los órganos jurisdiccionales. Particularmente desoladora así mismo es la limitación de la Justicia Universal, que sacrificaba la defensa de derechos humanos en aras de garantizar intereses o relaciones comerciales con países que denigran los derechos y garantías universales de cualquier ciudadano.

Ciertamente llamativa resulta la inacción ante el drama de las ejecuciones hipotecarias y desahucios, con disposiciones legislativas que no adaptaban de forma adecuada los derechos reconocidos a los consumidores por las Directivas Europeas. Dando lugar a una situación inédita, donde el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, a partir del esfuerzo de jueces y magistrados planteando cuestiones prejudiciales, ha corregido de manera reiterada la contumaz falta de ética y responsabilidad del legislador en la efectiva protección de la ciudadanía.

Otras iniciativas legislativas como la Ley de Seguridad Ciudadana, o la reciente reforma del Código Penal en trámite, han sustituido libertad y derechos de la ciudadanía por razones de seguridad estatal. Pero sin duda y aparte de estas reformas, lo que más ha degradado la situación de la justicia y por ende nuestro estado de derecho, ha sido el plan estructurado para reducir la independencia del Poder Judicial, atacando de forma directa el órgano de gobierno de la judicatura. Hecho éste en el que merece hacer un análisis pausado.

El Partido Popular concurrió a las elecciones generales de 2011 con una propuesta clara: “Promoveremos la reforma del sistema de elección de vocales del Consejo General del Poder Judicial, para que, conforme a la Constitución, 12 de sus 20 miembros sean elegidos de entre y por jueces y magistrados de todas las categorías”.

Conforme con la promesa electoral efectuada en su día, ratificada por el ministro de Justicia en su toma de posesión, el acuerdo del Consejo de Ministros de 2 de Marzo de 2012 constituyó una comisión institucional (integrada entre otros por el actual Presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes) para la elaboración de un texto articulado de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial. El acuerdo del Consejo de Ministros expresamente indicaba que para garantizar la Independencia Judicial debía procederse a modificar el sistema de elección de los vocales judiciales del Consejo General del Poder Judicial, garantizando que fuesen elegidos por y entre los Jueces y Magistrados de todo el territorio nacional.

El ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón presentó un primer informe de dicha comisión en el que se establecía la modificación del sistema de elección de vocales judiciales del CGPJ, que pasarían a ser designados por los Jueces.

No obstante, la promesa electoral de la clase política y del partido gobernante no iba más allá de una mera declaración programática ajena a cualquier tipo de compromiso político con el Estado de Derecho. La promesa duró hasta que valoraron, que con una elección judicial de los vocales del CGPJ, el órgano de gobierno de la Judicatura sería un órgano autónomo ajeno a cualquier tipo de control político.

Desde el Gobierno de la Nación, se intentó presionar a los vocales judiciales del anterior Consejo General del Poder Judicial para que mantuviesen a Carlos Dívar como presidente del Tribunal Supremo, pese a los escándalos que se sucedían tras la aparición de una serie de gastos de dudosa justificación. Se alegaba que la dimisión del presidente del Tribunal Supremo provocaría una mala imagen exterior del país, en un momento en el que el Gobierno negociaba eludir un posible rescate económico a España.

La jugada política iba más allá

Sin embargo la jugada política iba mucho más allá. El Ministro Ruiz-Gallardón pretendía presentarse ante la opinión pública y ante su propio partido, como el político que regeneraba el sistema, viéndose obligado a modificar su promesa electoral ante unos jueces que mantenían en el poder a un presidente, acosado por actuaciones reprobables. De paso también se aseguraba hasta la finalización del mandato del anterior CGPJ, un presidente de perfil bajo que no pondría reparo alguno a las reformas que emprendería. Nunca hubo mayor muestra de cinismo, simplemente para traicionar una promesa electoral en la que nunca se creyó, dado que suponía dejar al margen del control partidista al Consejo General del Poder Judicial y por tanto reforzar la Independencia Judicial.

No obstante la “desobediencia” de los vocales judiciales, negándose a mantener a Dívar como Presidente, precipitó los acontecimientos. Al ministro Ruiz-Gallardón y al presidente del Gobierno Mariano Rajoy, ya no le valía siquiera el sistema de elección vigente, que establecía un primer filtro de designación por las asociaciones judiciales. Ahora necesitaban la designación directa por los partidos políticos. Y ello, aún a costa de desprestigiar el Consejo General del Poder Judicial y consagrar una nueva categoría judicial, la de jueces con “padrino político”, los únicos que tendrían opciones de alcanzar determinados cargos de la Judicatura.

Debe contextualizarse además dicho giro en el marco de un clima, en el que de manera sistemática afloran escándalos de corrupción que afectan de manera directa a los principales partidos políticos. En ese contexto, resultaba innegable la tentación política de controlar el órgano de gobierno de la Judicatura, y en particular los nombramientos de aquellos cargos judiciales con competencia juzgar a políticos aforados.

La designación pasaría a ser una decisión exclusivamente política y partidista, que no se vería sometida siquiera al filtro relativo a la terna presentada por las distintas asociaciones judiciales. Bastaría con que un juez o magistrado presentase el exiguo número de 25 avales para que pudiese ser elegido por el poder político. Se soslayaba así la STC 108/1986 que determinaba que lo más ajustado al espíritu constitucional era la elección de los vocales judiciales por y entre los jueces y magistrados de todas las categorías judiciales.

Correlativamente a lo anterior, la Comisión Institucional compuesta por 7 integrantes, entre ellos Don Carlos Lesmes Serrano, el 3 de Noviembre de 2012 procedió a modificar su informe y a emitir otro proponiendo que la designación de los vocales judiciales fuese por las Cortes Generales. Resulta evidente que el cambio de criterio de la Comisión Institucional nombrada mediante Acuerdo del Consejo de Ministros de 2 de Marzo, obedecía a las instrucciones políticas del Ministro de Justicia y del Gobierno de la Nación.

Se cocinaba así una farsa institucional que se consagraría en la Ley Orgánica 4/2013 que al margen de instituir el nuevo sistema de elección, configuraba al Consejo General del Poder Judicial como una mera delegación del Ministerio de Justicia, con competencias reducidas y con un marcado cariz presidencialista, con vocales de primera (los integrantes de la Comisión Permanente) y segunda categoría (aquellos que no tendrían dedicación exclusiva).

Una falacia evidente

El desarrollo del sistema de elección parlamentaria de vocales obedeció a una evidente falacia, concurriendo tan sólo 53 candidatos de más de 5000 jueces, a alguno de los cuales se les prometió de manera falaz desde el Ministerio de Justicia que saldrían elegidos, en un intento desesperado de otorgar alguna apariencia de legitimidad y participación, a lo que no era sino una elección predeterminada.

Los 53 candidatos obtuvieron un número de avales irrisorios. La carrera judicial renegaba del sistema establecido. En unas elecciones alternativas, bajo fe notarial, organizadas por algunos jueces y magistrados, los candidatos que concurrieron superaron con creces los avales obtenidos por los candidatos que participaron en el sistema oficial.

La traición del Gobierno al Estado de Derecho y a la separación de poderes, no se perpetró en solitario. Cómplices de la ignonimia fueron gran parte de las fuerzas parlamentarias (PP, PSOE, IU, PNV y CIU). Cada una quería su parte del pastel en el Consejo General del Poder Judicial. Políticos de uno y otro signo, una vez más no estaban a la altura de las exigencias de un Estado de Derecho pleno.

La elección de los vocales se caracterizó por una evidente falta de transparencia. Los designados ni tan siquiera comparecieron ante las Cortes Generales, la elección se desarrolló a puerta cerrada y ajena a cualquier tipo de motivación, exposición de méritos de los candidatos y de las razones de la elección de unos y preterición de otros. Simplemente era “un intercambio de cromos” pactado entre los líderes políticos.

En algunos casos incluso se circunscribió a un ejercicio de nepotismo o apadrinazgo político, siendo elegidos diputados de las propias fuerzas políticas en la anterior legislatura, vocales con vínculos matrimoniales con cargos políticos en determinadas comunidades autónomas, con el anterior Fiscal General del Estado durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero o apadrinados por el actual Secretario General de la Administración de Justicia.

Herido de muerte

El nuevo Consejo General del Poder Judicial nacía ya herido de muerte, considerado como un cuerpo extraño por la carrera judicial, con una designación fundamentada en un gran consenso que no era sino una gran farsa política consensuada y una elección predeterminada.

Y ese mismo Consejo General del Poder Judicial, ahondó más su herida cuando designa como presidente a Don Carlos Lesmes Serrano, justo el anunciado previamente por los partidos políticos como nuevo Presidente. Los antecedentes suscitaban serias dudas en este punto concreto, sobre la autonomía de los vocales del CGPJ para proponer a los candidatos a Presidente y para efectuar la designación del mismo.

No resulta creíble que los recién designados vocales sólo encontrasen dos candidatos adecuados (Carlos Lesmes y Pilar Teso) para proponer como Presidente del Tribunal Supremo, ni que ningún otro Magistrado del Tribunal Supremo tuviese interés en ser Presidente.

El desarrollo de éste Consejo General del Poder Judicial, disminuido en sus competencias, pese a que se ha tratado de incidir en la transparencia de su actuación, ha adolecido de falta de la misma en alguna de sus actuaciones. Dos recientes informes del Observatorio de nombramientos de la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial resaltaban de manera clara la dudosa elección de determinados cargos judiciales por el actual Consejo General del Poder Judicial.

Así con carácter ejemplificativo, las presidencias de los Tribunales Superiores de Justicia de Aragón y de Navarra, fueron cubiertas por los candidatos con menos méritos objetivos verificables de los que concurrían. En el caso de la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, según la base quinta de la convocatoria de la plaza (BOE 09/04/14), se ponderarían, entre otros, el tiempo de servicio en órganos colegiados. El candidato elegido carecía de experiencia alguna en ellos mientras que los restantes cinco candidatos tenían entre 9 y 17 años de antigüedad. En el caso de la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, concurriendo dos candidatos, el candidato no elegido tiene 11 años más de experiencia en la carrera judicial y 21 años más de experiencia en órgano colegiado que el finalmente designado. Siendo dichos méritos los únicos objetivamente verificables.

Ciertamente criticable resulta la gestión del CGPJ en relación a la cobertura de plazas judiciales a través de los sucesivos concursos. La manifiesta falta de previsión y organización en la convocatoria de plazas, la falta de transparencia en cuanto a la no renovación de la comisión de servicio del magistrado Pablo Ruz en la Audiencia Nacional previo sorprendente anuncio por el ministerio de Justicia que la plaza ocupada saldría a concurso y los sucesivos aplazamientos en cuanto a la convocatoria de ascensos en la carrera judicial, han llevado a oscurecer la transparencia prometida y a menoscabar la actuación autónoma del CGPJ.

Presidencialismo

Asistimos por otro lado a la transformación del Consejo General del Poder Judicial en un órgano marcadamente presidencialista, donde el grueso de la política judicial es decidida por un número reducido de vocales que integran la comisión permanente y particularmente por su Presidente. La reciente falta de renovación de la comisión permanente del Consejo o la convocatoria de un concurso oposición para designar un cuerpo de letrados permanente al servicio del CGPJ, que cocinará la política judicial a gusto del Presidente, ha ahondado más en el desprestigio de la institución.

El actual presidente del Tribunal Supremo ante determinados ataques a la labor independiente de jueces y magistrados, en ningún momento ha hecho gala de responsabilidad y determinación en la defensa de la Independencia Judicial. Así ante los escritos promovidos por magistrados de la Sala Penal del Tribunal Supremo ante valoraciones y presiones del ministro del Interior, les emplazó a solicitar amparo ante el CGPJ eludiendo cualquier tipo de actuación al respecto. Igualmente ante la solicitud de amparo de magistrados de la Audiencia Nacional ante determinadas críticas procedentes del Gobierno de la Nación, no promovió el amparo solicitado, y el CGPJ se refugió en la consideración de que el ataque a la independencia judicial, la perturbación de la función jurisdiccional no se había producido porque las resoluciones judiciales ya habían sido dictadas. Confunde así el presidente del Tribunal Supremo y los vocales que denegaron el amparo, la responsabilidad institucional con lo que no es sino una mera dejación de funciones en la defensa de la independencia judicial en aras de otros intereses.

Malestar continuo

En lo que respecta al pulso a la carrera judicial, se denota un malestar continuo de los jueces y magistrados, que con esfuerzo y sacrificio personal suplen de manera vocacional las carencias que los responsables políticos infligen a la administración de justicia. Siendo esos jueces a la par víctimas de diversos ataques a través de declaraciones de prensa y presiones encubiertas, por el simple ejercicio independiente de su jurisdicción cuando asumen causas de repercusión mediática.

La actuación de las asociaciones judiciales ha sido diversa. Si en un primer momento, se constituyó una Comisión Interasociativa de Conflicto que reunía a las cuatro asociaciones judiciales, y que se oponía de manera frontal a las reformas que menoscababan la independencia judicial, promoviendo una postura de firmeza ante los ataques emprendidos por la clase política; Posteriormente la Asociación Profesional de la Magistratura, con fuertes divergencias entre sus asociados, se desmarcó de dicha línea de actuación.

El cambio vino motivado por la creencia errónea de determinados sectores de la asociación de que una postura conciliadora con unos responsables políticos que despreciaban la independencia judicial, redundaría en una mayor influencia de la asociación en las reformas en trámite. Nada más lejos de la realidad, la estrategia condujo a la asociación a la irrelevancia, consiguiendo únicamente avances menores que en modo alguno paliaban los ataques a la independencia judicial que se habían puesto en marcha. El resultado deja a una asociación mayoritaria en tierra de nadie, con dos almas dividida entre sus asociados, con una manifiesta pérdida de influencia política a la par que una evidente debilidad en la defensa firme de la independencia judicial con actuaciones concretas. Ahora más que nunca, se hace necesario un cambio en el devenir de dicha asociación judicial y una renovación de su comité ejecutivo.

Sí resultan valorables determinadas actuaciones emprendidas por otras asociaciones judiciales con la presentación de recursos ante el Tribunal Supremo y ante el Tribunal Constitucional frente al sistema de elección de vocales del Consejo General del Poder Judicial, o la oposición firme a reformas e iniciativas que menoscaban la independencia del poder judicial.

Igualmente valorables son las actuaciones emprendidas por otros colectivos como la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial, compuesta por jueces, magistrados, fiscales, juristas y ciudadanos que han puesto en marcha diversas iniciativas para trasladar a la opinión pública la relevancia de la pérdida de garantías en nuestro Estado de Derecho. Desde la presentación de una queja formal ante Naciones Unidas en relación a la reforma del CGPJ, posteriormente secundada por tres asociaciones judiciales, hasta la creación del Observatorio de Nombramientos Judiciales del CGPJ o la creación de proyectos universitarios como torneos de debate o conferencias para concienciar a la ciudadanía y a los futuros juristas de la precaria situación de la justicia española.

Guerra larvada y silenciosa

En esa guerra larvada y silenciosa, seguimos moviéndonos con una Justicia herida de muerte, que no obstante sobrevive por el trabajo incansable e independiente de la mayoría de jueces y magistrados que ajenos a cualquier tipo de interés personal, alejados de las influencias políticas y sometidos a las carencias materiales y estructurales que asolan a nuestra justicia, protegen los derechos y garantías que determinados políticos pretenden arrebatar a la ciudadanía.

Se hace necesaria una reforma del Consejo General del Poder Judicial que permita la elección de sus miembros por y entre los jueces de todas las categorías judiciales, que dote al Consejo de plena autonomía presupuestaria y competencias en todo lo que afecte a la política judicial y a la organización de la Judicatura, ajeno a cualquier injerencia política.

Urge una mayor inversión de justicia que dote a los Juzgados de medios materiales y personales suficientes, la creación de órganos especializados en materias complejas, el incremento de la planta judicial, una apuesta firme por la especialización en jurisdicciones y en tipologías delictivas, la derogación de la ley de tasas en aras de garantizar la tutela judicial efectiva, una reforma en profundidad de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Urge en definitiva una reforma en profundidad de la Administración de Justicia, tomando como bandera la Independencia Judicial.

No resulta incompatible con el ejercicio independiente de la función jurisdiccional, la oposición firme, mediante actuaciones concretas y manifestaciones públicas, a reformas que menoscaban las bases esenciales de nuestro estado de derecho. Es hora de que la judicatura asuma en pleno que nos encontramos ante una evidente degradación de nuestro estado de derecho, y que la defensa activa de la independencia judicial no es sino nuestra propia reafirmación como Poder Judicial autónomo, independiente y ajeno a cualquier influencia política. No es sino, ser fiel y coherente con el juramento que realizamos en su día.

Luchar por un ideal

Hay veces en la vida, que hay ideales por los que merece la pena luchar y los juristas, la ciudadanía debemos tenerlo presente, hoy más que nunca. Quizás no haya ideal más noble que defender nuestro Estado de Derecho ante la manipulación de unos pocos, porque quizás en éste minuto del partido, sobrevivir, soñar, resistir cuando el respirar es una hazaña terminará convirtiéndote en un héroe y a la Justicia Independiente en una realidad efectiva.

El sueño y las esperanzas de esos futuros juristas como Berta, como Jaime, José, Albert, Cipriá o Álvaro y como tantos otros que sueñan con un país distinto, con un estado de derecho pleno hace merecer la pena cualquier riesgo, sacrificio y esfuerzo que haya que asumir. A veces, sólo depende de una persona, que las cosas cambien, a veces como en la más hermosa historia de amor, todo empieza y todo acaba en cada uno de nosotros. Es hora de transformar el Poder Judicial y garantizar nuestro Estado de Derecho. España y sus ciudadanos lo merecen.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Bien está que se critique a los jueces cuando su comportamiento no responde a las exigencias de la moral o de la ley pública; o por la acumulación, en algunas instancias, de privilegios abusivos que los separan de la ciudadanía y los convierte, como decía Marx, en un poder hostil a la misma ciudadanía. Pero la crítica debe ser, al menos tal y como yo la entiendo, constructiva y no sesgada. Digo esto a raíz de la intervención de Jaume Asens. Dejando de lado los indudables méritos del documento –valiente y directo, como debe ser-, encuentro en él cierto estilo...
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  • La casta judicial

    08/04/2015

    Jaume Asens

    Abogado

    La administración de justicia, hegemonizada por sectores conservadores, se enfrenta hoy en día a una gran encrucijada. Con la sacudida del 15-M arrancó un ciclo de movilizaciones que desbordó los marcos establecidos. Las hegemonías, los relatos sistémicos, saltaron por los aires y se abrió paso un nuevo ciclo de impugnación a lo viejo. Desde entonces el régimen de los últimos 30 años se tambalea y su capacidad de regeneración es cada vez más baja. Los recortes en derechos, la degradación democrática y la metástasis de la corrupción alimentan la desafección ciudadana. En ese contexto, no resulta extraño que normas o...
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  • Mariano Casado

    Secretario General de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME)

    Hace tiempo que vengo diciendo que en el debate general sobre la Justicia, sobre su evolución, sobre cómo ha de organizarse, con qué medios y a través de qué procedimientos, siempre se olvida analizar cómo se otorga el derecho fundamental a la obtención de tutela judicial efectiva a los ciudadanos de uniforme. Es decir, a los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil. Parece que este ámbito de la Justicia es desconocido para todos los que, de una u otra manera, juegan algún papel en esta transcendental cuestión. Lo cierto es que lo que se puede...
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  • Margarita Robles

    Magistrada del Tribunal Supremo

    El análisis de cualquier planteamiento sobre la Administración de Justicia en España debe hacerse no solo desde el punto de vista utópico, sino mirando la realidad del país, que atraviesa un complicado momento de crisis económica, y que hace unos años no existía. ¿Qué Justicia queremos en ese contexto actual de crisis económica, y de clara restricción de los derechos y libertades de la ciudadanía? La obligación de los juristas es ser realistas. Los jueces tienen que ser el punto esencial y básico de la protección de los derechos de los ciudadanos. El Poder Judicial debe de tener un compromiso...
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  • Joaquim Bosch

    Magistrado y portavoz de Jueces para la Democracia

    En nuestro país hay áreas de gestión, servicios públicos o prestaciones sociales que no funcionan adecuadamente. Y se discute con toda la razón sobre sus niveles de eficacia y los grados de implicación de los poderes públicos. Sin embargo, es probable que no haya ningún ámbito como el de la Justicia en el que exista una coincidencia tan generalizada en la percepción de un patente abandono institucional. Esta perspectiva es muy visible tanto por parte de los profesionales como por parte de la ciudadanía, a la vista de los estudios de opinión que han sido publicados. Intentaría aportar cinco claves...
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  • Antonio Segura Hernández

    Abogado miembro de ALA y vicepresidente del Foro de abogados de izquierdas

    A nadie se le escapa que los poderes de un estado y sus estructuras están construidos con y por la ideología dominante. A nadie debería pues sorprender que cada régimen diseña sus estructuras en relación con la correlación de fuerzas dominantes en el momento de su constitución. Los poderes actuales en nuestro estado, se constituyeron hace 36 años, en el año 78, y todos ellos nacieron, no de una ruptura con la dictadura, sus instituciones y poderes, sino con un encaje de las viejas estructuras en la nueva democracia. El paso del tiempo y la necesidad de más democracia y...
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  • Ignacio González Vega

    Magistrado

    Un reciente artículo publicado en The New York Times (“Why Judges tilt to the Right”) se preguntaba cómo es posible que, siendo los abogados norteamericanos mucho más progresistas que la población en general, los jueces, que se extraen de aquel colectivo, sean más conservadores. La respuesta se encuentra, evidentemente, en el procedimiento de selección. Fuera de esas latitudes, entre nosotros, José Luis Requero, antiguo vocal del Consejo General del Poder Judicial y hoy magistrado del Tribunal Supremo, escribió en su día que “la izquierda sigue teniendo a la Justicia como objetivo político e ideológico. Sabe que, según como se seleccione,...
    - Seguir leyendo
  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Como es bien sabido, ‘De los delitos y las penas’ es el título de un libro publicado por el filósofo ilustrado Cesare Beccaria (1738-1794). Según la Wikipedia, este libro fue uno de los primeros alegatos contra la pena de muerte, e inspiró reformas en los códigos penales de muchos países europeos. En él se dice cosas tan importantes como la siguiente: «Toda pena (dice el gran Montesquieu) que no se deriva de la absoluta necesidad, es tiránica: proposición que puede hacerse más general de esta manera. Todo acto de autoridad de hombre a hombre, que no se derive de la...
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  • Una idea feliz

    24/03/2015

    Alfonso Ruiz Miguel

    Catedrático de Filosofía del Derecho de la UAM

    La propuesta de Manuela Carmena de reinventar la Justicia tiene la virtud de poner la mirada más allá de una mera reforma de nuestra Administración de Justicia. Ante las reformas de nuestro sistema judicial, incluido el Consejo General del Poder Judicial, casi siempre resulta pertinente el comentario de Lord Astbury ante la presentación de otra reforma del inglés: "Realmente, me pregunto por qué. Me sorprende que no se considere ya lo bastante malo". Cierto que se puede apostillar que no toda reforma es por fuerza mala. Sin ir más lejos, si en una legislatura se comienza introduciendo un severo desincentivo...
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  • Gloria Elizo

    Vicepresidenta Tercera del Congreso y Secretaria Anticorrupción de Podemos

    O de cómo –y por qué- el Régimen del 78 acabó con de la Separación de Poderes. La Ley Orgánica del Consejo General del Poder Judicial, de 10 de enero de 1980 desarrollaba sin más la interpretación literal del artículo, ocho miembros del CGPJ eran elegidos por el Parlamento y doce por los componentes del Poder Judicial. "Partidismo: 1. m. Adhesión o sometimiento a las opiniones de un partido con preferencia a los intereses generales 2. m. Inclinación hacia algo o alguien en un asunto en el que se debería ser imparcial.” - Diccionario RAE “Un político divide a la humanidad en dos...
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  • Rafael Lafuente

    Portavoz del Sindicato de Secretarios Judiciales @rafalafuentese

    En el antiguo Restaurante Nostromo de Barcelona, un grupo de personas decidimos impulsar en 2012 el Manifiesto de la Plataforma Ciudadana Justicia de Todos. Los objetivos de esta iniciativa eran contribuir al cambio definitivo en la justicia, su mayor democratización, la superación del corporativismo y su conquista por parte de la ciudadanía. Al hilo de esta declaración, dicho cambio debe producirse desde una doble vertiente, la transformación democrática del poder judicial y la modernización organizativa de la administración de justicia. Para ello debemos de partir de una premisa: los protagonistas del cambio no son jueces, secretarios judiciales, fiscales, abogados o demás...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    A estas alturas del siglo XXI se ve claro que la legitimidad social de la Justicia va a depender de muchos factores: del carácter democrático del régimen político en el que se inserta, de sus reglas de funcionamiento también democráticas y transparentes, de sus medios de funcionamiento materiales y humanos, y del propio contenido del ‘corpus’ normativo cuyo cumplimiento trata de asegurar. Como bien han señalado varios intervinientes en el Debate con relación al contenido de las Leyes, es necesario que la formulación e implementación de las mismas responda a una estricta racionalidad, y sean sometidas a una evaluación continua....
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  • Piter

    Parado

    Una de las grandes conquistas del derecho (que ya se han apuntado por otros comentaristas) fue el paso de la presunción de culpabilidad a la presunción de inocencia, constituyendo ésta última una de las garantías judiciales (y derechos) fundamentales del Estado de Derecho Democrático. Pero la realidad nos demuestra, nuevamente, que existen dos tipos de “derechos” y, en consecuencia, dos tipos de justicia, o lo que es lo mismo, la inexistencia de la justicia como derecho universal. Nuevamente lxs robagallinas frente a lxs ciudadanxs de pleno Derecho, las élites. Todxs recordamos el revuelo que recientemente se formó a raíz del...
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  • Héctor Maravall

    Abogado de CCOO

    Como es habitual en ella, Manuela Carmena en sus reflexiones sobre la Justicia, que vienen de muy lejos, siempre aporta una perfecta combinación de experiencia, de imaginación y frescura, de capacidad de alternativa y de ambición política. Comparto lo esencial de sus análisis y propuestas y por ello me voy a limitar a algunas reflexiones en unos casos quizás más ideológicas y en otros más periféricas. Siempre me ha llamado la atención que siendo los derechos ciudadanos una cuestión importante para la vida de la gente, la inmensa mayoría de las personas se encuentran desvalidos, perdidos, angustiados, cuando de una...
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  • Piter

    Parado

    Todos conocemos el drama de los desahucios, e incluso trascendiendo el aspecto humano (el fundamental, con mucho), en el daño que ha causado a la economía del país y a la credibilidad del sistema financiero, político y jurídico. Este es un claro ejemplo de cómo no sólo las leyes son para los “robagallinas” -la ciudadanía en general que no está englobada en los pequeños grupos de poder- sino que también la justicia forma parte (colaborando activamente unas veces, con su silencio otras) de un sistema de explotación y expolio planificado por los grandes poderes económicos y políticos. La justicia,...
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  • Lorena Ruiz-Huerta

    Área de Justicia Podemos Madrid

    La Justicia Gratuita (JG), un servicio público imprescindible en un Estado de Derecho, se encuentra amenazada por graves problemas, desde que la Comunidad de Madrid asumió las competencias sobre esta materia, en el año 2003: 1º.- El primero de esos problemas, es que la Consejería de Justicia retrasa el pago de las cantidades destinadas a sufragar el Turno de Oficio (TO), retraso que viene produciéndose de manera sistemática desde el año 2008. 2º.-El segundo, más grave aún, es que el Gobierno de la Comunidad de Madrid no sólo no paga a los letrados y letradas del TO, sino que procura desprestigiar...
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  • Matías Nso

    CEO y co-fundador de Kuorum.org

    "No es país para innovadores". Desde que nuestra organización ha trasladado su sede a las instalaciones de la incubadora del Instituto de Empresa, no dejo de escuchar esta frase. Sin embargo, cuando compartes tu día a día con algunos de los emprendedores más brillantes del momento resulta difícil pensar que la innovación sea algo que se le pueda negar así como así a todo un país. Incluso cuando se intenta con ahínco, como parece que ocurre en España. La innovación se abre camino de las formas más insospechadas; con el ímpetu de Marte, con la velocidad de Hermes. Y...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    En mis anteriores intervenciones me he posicionado claramente a favor de que la Justicia siga siendo un contrapoder del Ejecutivo. Pero lo he hecho aduciendo la lucha contra la ‘razón de Estado’ que eventualmente esgrimen los Ejecutivos, o sea: que el fin justifica los medios, y que para lograr el interés general en ocasiones hay que utilizar medios inmorales o ilegales. Eso debió pensar José Barrionuevo, Ministro de Interior del Gobierno de Felipe González, cuando participó en la trama de los GAL... Esta inclinación autoritaria y antidemocrática no es una enfermedad que haya aquejado solamente a miembros del Partido...
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  • Manuel Ruíz de Lara

    Magistrado

    Una joven jurista que sueña con un país distinto, me decía que la actual situación de la Justicia se asemeja mucho a un drama teatral escrito por Mario Benedetti y cuyos protagonistas eran Pedro y El Capitán. A Pedro le ponía el nombre de Justicia y a El Capitán, el nombre de todo lo que ha atentado contra ella, es decir la política. Y así Berta imaginaba al enemigo delante del dolor del torturado (la Justicia), desconcertado ante el talante del protagonista, el guerrero que a pesar del ataque defiende lo que cree hasta el final. Porque esta es la...
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  • Piter

    Parado

    ¿REINVENTAR LA JUSTICIA? NO, CONSTRUIRLA Con todos mis respetos hacia la ponente (de quien tengo alto concepto) y hacia el resto de comentaristas, aunque pueda estar de acuerdo con bastantes cosas de las que se dicen, no estoy de acuerdo con la cuestión fundamental que se plantea. Ello es debido a que, al menos desde mi punto de vista, se están entremezclando dos cuestiones: El concepto en sí de Justicia, y su puesta en práctica. Probablemente tendré que hacer varios comentarios y, aviso, voy a ser especialmente duro con “la justicia”. Todo ello puntualizando que no tengo ningún tipo de...
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  • José María Fernández Seijo

    Juez

    La crisis de la justicia, escrita con o sin mayúsculas, es una de las cuestiones más debatidas en los mentideros políticos, sociales, culturales y judiciales; se afirma que la justicia es ineficaz, poco garantista, cara, lenta, ineficiente, lejana, politizada, manipulable, voluble, caótica, anticuada, inhumana… Los adjetivos son kilométricos. La discusión sobre la justicia, sus males y sus remedios ha terminado por ser aburrido tanto desde la perspectiva de quienes defienden que no está tan mal y que sólo hacen falta algunos ajustes, como de quienes abogan por una transformación radical partiendo del incremento de medios materiales, la creación de...
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  • María Victoria Cinto Lapuente

    Vocal del Consejo General del Poder Judicial, magistrada

    Hay que reinventar la Justicia. Hay que reinventarla y cambiarla, pero hay que cambiarla a mejor. Y para ello hay que trabajar en dos planos: por una parte se debe conocer lo que no funciona, lo que crea insatisfacción, identificar los problemas que es preciso solucionar y las deficiencias estructurales que requieren un cambio, y por otra, se deben definir los horizontes, las metas y los objetivos concretos que se persiguen. En definitiva, la reinvención de la Justicia precisa una hoja de ruta innovadora sustentada en un amplio análisis de la situación que quiere modificarse a fin de alcanzar...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Me ha gustado mucho la intervención de María Victoria Cinto, Vocal del Consejo General del Poder Judicial: es valiente y dice las cosas claras. Sin embargo ha introducido una propuesta que, modestamente, deseo discutir para perfilarla y mejorarla. Dice en efecto en su intervención que hay que diseñar la Justicia para que funcione «como servicio público y no como poder». Adviértase del riesgo que ello supone: una Justicia convertida en un órgano administrativo sin más, como los servicios sanitarios o educativos, no sería otra cosa que un apéndice del Gabinete, que dispondría de él a su antojo. ¡Sería el sueño...
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  • Sobre la justicia

    24/02/2015

    Mercedes García Arán

    Catedrática de Derecho Penal de la UAB

    Tomo el punto de partida de las muchas y –como siempre- lúcidas propuestas de Manuela Carmena sobre el servicio público de la Justicia, para aportar algunas reflexiones personales que no siempre consiguen superar el nivel de la duda. Me refiero a la sugerente y, a mi juicio, indiscutible idea de que la justicia debe ser útil en la resolución de conflictos y, para ello, constituirse en instrumento de intercomunicación social. En efecto, es posible propiciar una transformación de la Justicia con mecanismos de actuación más horizontal, con participación de agentes sociales y alejada de los ritos que hoy la...
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  • Carlos Carnicer

    Presidente del Consejo General de la Abogacía Española

    Se ha dicho en demasiadas ocasiones que nuestra Justicia quedó desenganchada del último vagón de la transición hacia la democracia; que ni siquiera tiene ya abogados que la defiendan. Desenganchada y, también, olvidada porque durante mucho tiempo, los políticos han pensado que la Justicia ni daba ni quitaba votos. Existen tensiones entre los poderes concurrentes en la Administración de Justicia que generan, como poco, posiciones encontradas cuya falta de acuerdos paraliza o, al menos, retrasa las decisiones necesarias para acceder a un servicio público eficiente que además, como todos los esenciales, debería ser gratuito en su esencia porque persigue...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Licenciado en Geografía e Historia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía.

    Adjunto remito un pequeño texto que por razones de espacio debo enviar como archivo aparte. Sin ser yo mismo jurista, e interesado desde hace tiempo como ciudadano y como científico social por los temas relacionados con el Derecho, hago unas reflexiones para incitar la discusión y abrir las perspectivas del Debate.
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  • Joan Baucells Lladós

    Profesor titular de derecho penal en la Universitat Autònoma de Barcelona y miembro de la Junta del Grupo de Estudios de Política Criminal.

    Coincido en la oportunidad y la necesidad de “reinventar la justicia”, si la utilizamos en los términos que lo hace Manuela Carmena. Es decir, como “el servicio público que precisa la gran mayoría de ciudadanos para resolver sus litigios, basados en los derechos y obligaciones, tanto entre sí como entre ellos y el Estado”. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la actual crisis económica y política ha agudizado más el debate sobre este servicio público –piénsese, por ejemplo, en la introducción de tasas judiciales- y si consideramos que se trata de un ámbito, el judicial, profundamente conservador, sin...
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