Un presente incierto, un futuro sin casa

  • Alba Agraz

    Alba Agraz

    Coordinadora del área de Vivienda y Trabajo de Ideas en Guerra

15.07.2025

Debate principal: La vivienda, cómo blindarla como un derecho

En España, emanciparse siendo joven se ha convertido en un privilegio, un hecho que sucede muy pocas veces y siempre en condiciones precarias. Miramos a nuestro alrededor y no vemos la imagen idílica del joven que, tras formarse en aquello que le gustaba, obtiene un trabajo con condiciones dignas y se independiza pronto para construir su vida adulta. Sin embargo, se nos hace mucho más común encontrar sueldos precarios, alquileres imposibles, condiciones laborales del siglo pasado y un sistema económico que, no solo perpetúa, sino que cada vez acentúa más las desigualdades sociales. Todo esto mientras nos bombardean con el discurso de si quieres, puedes.

Según datos de Eurostat, la edad media de emancipación supera ya los 30 años, situando a España como cuarto país a la cola de la Unión Europea. Leemos y escuchamos opiniones al respecto que puede hacernos pensar que se trata de caprichos de toda una generación; como salimos el viernes a tomar algo con los amigos, no nos podemos permitir pagar un alquiler o dar la entrada para acceder a una hipoteca. Bien sabemos que estos discursos simplemente derivan el foco del problema donde no es, por supuesto de manera interesada. El problema de la emancipación, como en general toda la crisis de la vivienda que estamos sufriendo en España, no es otra cosa que algo estructural de un mercado laboral que no genera condiciones dignas a las generaciones más jóvenes, una administración incapaz de dar soluciones eficaces, y un mercado inmobiliario que nos expulsa sistemáticamente.

Trabajo: la trampa del esfuerzo

El trabajo es una de las cuestiones clave para entender la problemática. No estamos, únicamente a la cola de Europa en lo relativo a la emancipación, también lo estamos en lo relativo al desempleo juvenil. Es cierto que España ha avanzado en los últimos años en materia laboral: se ha reducido la temporalidad, se han recuperado ciertos derechos que perdimos con la última reforma laboral, pero no son mejoras que los jóvenes españoles hayan percibido de una manera estable y duradera en sus vidas. Todo ello, por supuesto, afecta a nuestro derecho al acceso a la vivienda, sin un salario digno y sin estabilidad, independizarse se convierte en el mayor obstáculo para desarrollar nuestros proyectos.

A la vez que suceden estas cuestiones vemos continuamente en diversas plataformas digitales y medios de comunicación como la cultura del esfuerzo gana más adeptos. Estudia, esfuérzate, trabaja duro y conseguirás todo lo que te propongas. Mientras, la realidad es que encadenamos becas mal pagadas, trabajos temporales o jornadas parciales para conseguir un salario que pocas veces supera los 1.000€.

Entonces, ¿qué sentido tiene hablar de esfuerzo cuando no todos partimos de la misma casilla de salida? A día de hoy, como ha pasado siempre, el origen socioeconómico de tu familia limita tu acceso a ciertos derechos, como el de la vivienda, que tenemos reconocidos. Diversos estudios indican que la probabilidad de que un niño que provenga de una familia con bajos recursos acabe en la clase más alta es solo del 12%, mientras que un niño nacido en una familia de la clase más alta (el 1% de la población) tiene 24 veces más probabilidades de seguir en esta clase social que el resto. Esto explica un modelo donde el acceso a la vivienda depende de la capacidad económica de tu familia, del capital que puedas heredar. Las reglas del juego, por tanto, no son iguales para todos.

A fin de cuentas, el ascensor social del que algunos presumen no es otra cosa que la persistencia de un sistema económico que beneficia a quien más tiene.

La falacia de la igualdad de oportunidades:

Este relato sobre la meritocracia nos asegura que vivimos en una sociedad justa donde todos tenemos las mismas oportunidades, independientemente de su clase social. Sin embargo, ya hemos comprobado que este relato es algo tramposo y que nos engaña con el fin de mantener vivas ciertas estructuras de poder. Quienes nacen en entornos acomodados cuentan con mayores facilidades para dedicar tiempo al estudio, a una educación de calidad, a tejer redes de contacto sin tener que preocuparse por su bienestar básico, como por ejemplo, un techo.

Por el contrario, quienes procedemos de clases trabajadoras, que somos la mayoría de la población, nos enfrentamos a barreras infinitas: necesidad de trabajar desde jóvenes para costearse los estudios, precariedad habitacional, difícil acceso a la sanidad, a la educación, falta de recursos…Muchas veces el mero hecho de terminar los estudios superiores ya es un logro enorme, aunque solo sirve para darnos de bruces con trabajos basura.

Así, la meritocracia no es solo una mentira, sino toda una crueldad. Convierte la desigualdad estructural en un fracaso individual y hace sentir culpables a quienes no llegan a donde quieren porque, sencillamente, no nacieron con las mismas oportunidades. Además de cruel, es muy peligroso, porque lemas del estilo “cada uno recibe lo que merece” legitiman la desigualdad convirtiéndola en algo relacionado con la justicia. Convierte la pobreza, la exclusión social o los desahucios en una responsabilidad individual en vez de una responsabilidad social y colectiva. Así nace el odio al pobre.

Vivienda: cuando un derecho se convierte en privilegio

No es difícil imaginar qué ocurre cuando mezclamos los ingredientes anteriores con un mercado de la vivienda basado en el negocio y no en el derecho. En España venimos de una crisis de 2008 que se vio intensificada por el modelo inmobiliario basado en la construcción orientada al negocio y a la especulación. Hoy, siendo la compra un sueño muy lejano para muchos, es el alquiler la principal vía de emancipación.

Según el Índice Inmobiliario de precios Fotocasa [1] el precio medio de una mensualidad de alquiler en España para un piso de 80 m2 supera ya los 1.000€. En ciudades como Madrid son 1.577€ y en Baleares 1.447€, mientras que los salarios de los menores de 30 años se sitúan en 1.520€, provocando que solo alrededor del 14% de los jóvenes puedan emanciparse en nuestro país. Así, compartir piso o vivir en casa de nuestros padres no es una elección, sino una necesidad.

Podríamos imaginar entonces la figura que dé solución a este problema: vivienda pública de alquiler asequible, pero de nuevo nos situamos a la cola de Europa en esta materia. En España, representa menos del 2% del parque de vivienda total, mientras que Países Bajos o Austria rondan el 25%. Entonces, el mayor mal de nuestro país es la no existencia, de manera deliberada, de una política de vivienda robusta que de soluciones a grandes problemas como es, entre otros, la emancipación juvenil.

El ascensor averiado:

Todo el entramado que intenta justificar un sistema meritocrático se apoya en la educación como factor que hace funcionar ese ascensor social. Muchos somos los primeros de nuestras familias en acceder a estudios superiores, pero aun así no se cumple aquello de “viviremos mejor que nuestros padres”. En ocasiones, no es ni siquiera el mismo nivel de vida que nuestros padres a nuestra edad, sino peor: menos estabilidad, menos acceso a vivienda, menos oportunidad de ahorro. Todo esto conlleva una dificultad enorme para desarrollar un proyecto de vida propio.

Esto no pone en juego sólo la capacidad de emancipación, sino la confianza en el sistema político. Las dificultades para emanciparse abren telediarios, son parte del debate político tanto en las instituciones como fuera de ellas. Sin embargo, la herramienta diseñada para dar solución a diversos problemas, la política institucional, no desarrolla políticas dirigidas a la juventud haciendo que esta no perciba los beneficios de este instrumento, no le llegan las diferentes medidas para paliar la problemática. Todo esto acaba por convertir la frustración en desencanto, desafección, apatía… sentimientos que la extrema derecha sabe aglutinar muy bien.

Hacia un nuevo pacto intergeneracional:

Frente a esta crisis es necesario repensar el modelo socioeconómico que queremos. Necesitamos políticas públicas que aborden de forma valiente la raíz de todos los problemas: la desigualdad. Políticas públicas de vivienda que tengan una perspectiva de clase y que recuperen la función social de la vivienda.

Por ello, la futura política de vivienda no debe de ser una cuestión aislada de diversas políticas sociales: empleo digno, una renta universal, inversión en vivienda pública, educación pública, políticas fiscales basadas en la redistribución, y un largo etcétera. Necesitamos un pacto intergeneracional que asegure un futuro a quienes, ahora, sufriremos de manera más latente las crisis que nos esperan, entre ellas, la crisis de la vivienda.

Hablar de emancipación juvenil no es hablar de caprichos, como tampoco lo es hablar de vivir en nuestros barrios, de recuperar el centro de nuestras ciudades o de que las casas no son negocios. La emancipación no debería ser un sueño frustrado, un proyecto de vida imposible, sino una pata más del Estado del Bienestar.

¿Generación de cristal? Respondemos con un grito político.

Querer construir nuestros proyectos de vida en nuestros barrios, cerca de donde hemos crecido no es inmadurez o comodidad, es simple lógica. Trabajar ya no basta, estudiar no garantiza un futuro mejor y vivir bajo un techo digno se ha convertido en privilegio y somos la juventud quien está empezando a tambalear la historia del esfuerzo personal y el mérito individual.

Frente a aquellos discursos que aseguran que somos una generación de cristal los jóvenes respondemos con organización y tenacidad, respondemos con un grito político.

Esta supuesta generación de cristal está dispuesta a alzarse contra un sistema que condena a las futuras generaciones a subsistir con un alquiler abusivo y un salario indigno. Rechazamos el relato que nos culpa por no llegar, cuando son otros quienes nos han cerrado las puertas a ese futuro que nos prometieron. Plantamos cara al neoliberalismo que privatiza derechos, que especula con nuestros hogares. Así, exigimos lo que nos pertenece y construimos desde abajo una sociedad donde nuestras vidas valgan más que su beneficio.

[1] https://www.fotocasa.es/indice-precio-vivienda

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Lucía Lois

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  • Alba Agraz

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  • Una vivienda propia

    02/07/2025

    Esperanza F. Nieto

    Periodista y activista del movimiento de vivienda

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  • Jesús Gago

    Arquitecto con más de 40 años de experiencia en el campo del urbanismo Ha ganado en cuatro ocasiones el Premio Nacional de Urbanismo.

    La realidad cotidiana es avasalladora, ya que acontecen muchas cosas a la vez, de modo que los hechos nos aturden, se muestran contradictorios o nos resultan del todo incomprensibles….Sin embargo en épocas como estas es cuando más necesario resulta teorizar al tiempo mismo que se narra. Es cuando más necesitamos hilos de los que tirar y análisis que clarifiquen nuestra mirada: es cuando más imprescindible resulta buscar el conocimiento. “El nuevo espíritu del mundo”. Esteban Hernández. Ediciones Deusto. Mayo 2025. En el debate sobre el ancestral y siempre reiterado “problema de la vivienda” hay un asunto que se trae a...
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  • Ricardo Iglesias

    Profesor Universidad Pablo de Olavide. Área de Análisis Geográfico Regional; Departamento de Geografía, Historia y Filosofía

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  • Elena Cortés

    Consejera de Fomento y Vivienda Junta de Andalucía 2012 a 2015 Miembro de la dirección del PCE

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  • Rubén Mora Esteban

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    La vivienda como campo de disputa urbana Málaga atraviesa la crisis de vivienda más grave de su historia reciente. Mientras la ciudad se proyecta al mundo como destino turístico global y polo de inversión inmobiliaria, el acceso a la vivienda para su población residente es cada vez más inalcanzable. Esta crisis no es coyuntural, forma parte de un patrón global donde la vivienda ha sido transformada en activo financiero, vehículo de rentabilidad para elites locales e inversores globales. Málaga no escapa a esa lógica. A su tradición histórica de rentismo se suman décadas de dependencia del turismo como motor económico. El...
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  • Pilar Garrido

    Profesora de Derecho Constitucional de la UPV/EHU

    No esta de más empezar por recordar la gravedad de la situación. El acceso a la vivienda es hoy el principal elemento de desigualdad en España. La subida abusiva y desorbitada de los precios de alquiler afianza la posición de los rentistas, de las oligarquías financieras, que extraen sus grandes plusvalías de las personas inquilinas, de los salarios de la clase trabajadora. Riesgo de exclusión social, hacinamiento, incertidumbre y ansiedad, proyectos vitales rotos son algunas de sus consecuencias.      Además, podemos afirmar que es el factor desencadenante de un gran cambio social: se liquida la sociedad basada en la igualdad de...
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  • Laura Barrio Recio

    Socióloga y Activista por el Derecho a la Vivienda, Cofundadora de la Asamblea de Vivienda de Usera (Madrid), coautora de "La vivienda no es delito. Quién y por qué se okupa en Madrid". IG: @laurabarriorecio X: @laurisonBR

    Después de años de militancia tengo claro que el debate por el derecho a la vivienda es infructuoso porque no disponemos de un concepto común de lo que implica el bienestar residencial, el disfrute real de este derecho, los mínimos imprescindibles que habrían de estar garantizados para todos. Los elementos de bienestar se van desvaneciendo porque cada vez son más caros: el mercado se los come. Literalmente el derecho a la vivienda se está miniaturizando: menos metros cuadrados, menos ventanas, menos acceso a suministros, viviendas en garajes y locales sin cédula de habitabilidad, caravanas, habitaciones compartidas en viviendas a...
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  • Iñigo Maguregui

    Ex-director del Departamento de Vivienda del Gobierno Vasco

    Cuando me preguntan por el derecho a la vivienda, creo oportuno recordar amablemente a mi interlocutor que el Tribunal Constitucional, en el año 2024, declaró de forma solemne que el derecho a la vivienda es, efectivamente, un derecho constitucional. Ni más ni menos que 46 años después de que se aprobara el tristemente célebre, por haber sido incumplido de forma reiterada, artículo 47 de la Constitución Española que habla precisamente de este derecho, pero en el marco de los principios rectores de la política social. Personalmente, quiero dejar claro de antemano que entiendo que este encuadramiento no sirve de...
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  • Sevilla para Vivir

    Desde la red ciudadana Sevilla para Vivir, impulsada por asociaciones vecinales y colectivos sociales, nos sumamos al debate propuesto en Espacio Público sobre el derecho a la vivienda. Lo hacemos desde una ciudad inmersa en una profunda crisis habitacional, marcada por un proceso acelerado de transformación turística, acumulación especulativa y expulsión de vecinas, de sus barrios. Lo hacemos, también, con la convicción compartida de que el problema de la vivienda no se resolverá sólo con reformas legales, sino que exige una transformación radical del modelo de desarrollo que ha transformado la vivienda en una fuente de negocio especulativa y...
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  • Quique Villalobos

    Responsable de Vivienda de la FRAVM

    Hola, soy Quique Villalobos, tengo 56 años, me estoy comprando un piso y no he matado a nadie.  Antes estuve 9 años de alquiler, pero empezamos pagando 70.000 pesetas y acabaron cobrándonos más de 700€, esto es, un incremento de casi un 70% en escasamente una década.  La decisión de emanciparnos alquilando fue prácticamente obligada, no hubo nada ideológico, era lo que nos podíamos permitir en aquel momento. No teníamos ingresos estables, tampoco ahorros, nuestros sueldos ni se acercaban a lo que hoy podríamos considerar “mileurismo”. Veníamos de la crisis del 93 y comprar a finales de los noventa era inviable...
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  • José Mansilla

    Antropólogo urbano y profesor

    No pasa una semana sin que políticos representantes de opciones conservadoras se empeñen en negar la existencia de las clases sociales. Un caso muy significativo es la Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ya se opuso a su reconocimiento alegando que una 'pretendida lucha de clases [...] es como tratar de borregos a los ciudadanos y a los alumnos [en relación a la reciente propuesta de reforma en la creación de universidades]. No es la primera vez que la Presidenta madrileña se posiciona en contra de una estructura social conformada por clases. Tampoco es...
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  • Julio Rodriguez López

    Ha sido presidente del Banco Hipotecario de España y de la Caja de Ahorros de Granada. En la actualidad es Vocal del Consejo Superior de Estadística del INE

    Una demanda de vivienda recalentada En la primavera de 2025 persiste la gravedad y el alcance del problema de la vivienda. Los precios de las viviendas y los alquileres están desacoplados respecto de los niveles de ingresos de la mayoría de los hogares de España. En los últimos años se ha reforzado el carácter de activo de la vivienda. Esto lo confirma el que se vendan más viviendas pagadas sin préstamo hipotecario que las financiadas por medio de dicho tipo de préstamos. Se compran viviendas por parte de extranjeros (14,5% de las ventas de 2024) y de otros no residentes...
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