Poder inquilino, conflictos colectivos y desobediencia organizada: así se blinda el derecho a la vivienda

  • Valeria Racu

    Valeria Racu

    Militante y afiliada del Sindicato de Inquilinas de Madrid

09.07.2025

Debate principal: La vivienda, cómo blindarla como un derecho

Los derechos no se conceden. Se luchan y se conquistan. Ahora, más que nunca, nos toca disputar nuestro derecho universal a una vivienda digna, estable y de calidad. Y solo hay una manera de lograrlo: acabando con el negocio de la vivienda. Porque, hoy en día, o te rindes ante el rentismo o te organizas contra él. 

Se habla mucho de una «crisis de la vivienda». Sin embargo, la vivienda no está en crisis: está cumpliendo perfectamente su función dentro del sistema capitalista. Un sistema que ha naturalizado tratarla como una mercancía, un activo financiero que sirve para extraer rentas, expulsarnos a las más pobres y enriquecer a los más ricos. Los caseros, los fondos buitre, las inmobiliarias, los Gobiernos, las empresas de seguridad, las mafias de desokupación… Todos ellos se benefician del rentismo, este sistema parasitario que destroza nuestros barrios y sobrevive a costa de nuestro trabajo, nuestro esfuerzo y nuestro tiempo.

La vivienda no está en crisis, somos las inquilinas las que lo estamos. Nuestras vidas son destrozadas y exprimidas por el abuso de los precios, las expulsiones y las condiciones de inhabitabilidad. Hoy, millones de personas en el estado español vivimos ahogadas, con miedo a perder nuestra casa. Miedo a una subida de alquiler, a no poder renovar el contrato, a recibir una carta de desahucio o a pedir que nos arreglen una ventana. Cada principio de mes nos roban la mayoría de nuestros ingresos, enriqueciéndose a costa de esta necesidad básica. Sufrimos precariedad, pánico, mala salud… Para la gran mayoría de nosotras, esta crisis es permanente.

Pero no una crisis inevitable. Cada principio de mes es también una oportunidad para organizarnos, para hablar con nuestras vecinas, para tomar el control de nuestras vidas y reclamar lo que es nuestro. En el Sindicato de Inquilinas lo tenemos claro y llevamos años demostrando que la organización da resultados. Que lo único que blinda el derecho a la vivienda es el apoyo mutuo y la autoorganización vecinal.

Lo hicimos cuando convertimos Argumosa 11 en un bloque indesahuciable, un conflicto que forzó la modificación de la LAU en 2019. Lo demostramos con la victoria contra Blackstone, el mayor casero del mundo, al lograr que no pudiera expulsar a ninguna de las inquilinas organizadas y tuviera que ofrecer renovaciones de contratos para todas. Lo seguimos demostrando con Casa Orsola, que ha dejado claro que cuando nos organizamos, los que se tienen que marchar de la ciudad son los especuladores. Y también con las sanciones históricas a Alquiler Seguro y otras inmobiliarias, delincuentes a las que les estamos parando los pies gracias a nuestra acción sindical y nuestras demandas judiciales.

Estos ejemplos no son meras anécdotas. Son muestras del poder inquilino cuando se organiza. Y por eso, el pasado 5 de abril, salimos a la calle en 42 ciudades del estado para decir alto y claro que vamos a acabar con el negocio de la vivienda. Esa jornada de lucha fue un hito histórico que marcó un cambio de rumbo. Las inquilinas no estamos esperando a que el Gobierno y las instituciones nos salven. Se acabó el tiempo de los políticos, es hora de desobedecer sus leyes injustas. De organizarnos desde abajo y tomar lo que nos pertenece.

Ese día lanzamos un mensaje claro: nadie tiene que irse de su casa. Basta de aceptar que los caseros nos echen sin motivo alguno cuando terminan nuestros contratos, por pura avaricia y especulación. Desde el Sindicato de Inquilinas, decretamos los alquileres indefinidos como una medida simbólica y de resistencia. ¿Qué significa esto en la práctica? Que no estamos dispuestas a seguir siendo presas de contratos precarios que nos obligan a mudarnos cada 5 o 7 años, o incluso menos, echándonos de nuestros barrios o incluso de nuestras ciudades. Es una llamada a la acción para el más de cuarto de millón de hogares cuyo contrato termina en 2025 a que resistan y acudan al Sindicato. Porque cuando nos organizamos, somos indesahuciables.

Pero esto no va solo de resistir y no marcharse, sino también de pasar a la ofensiva y hacer el conflicto del alquiler visible en todas sus fases y caras. Por eso hemos rescatado una acción histórica, la huelga de alquileres, que muchos decían inviable y hoy se ha convertido en una herramienta sindical que está cambiando la correlación de fuerzas. Ya no es un concepto teórico ni un debate; es una realidad. Las vecinas organizadas contra Nestar-Azora en Madrid y La Caixa en Catalunya así lo demuestran. Allí donde las inquilinas nos organizamos, los precios bajan. Allí donde hacemos huelga, los rentistas se sientan. Allí donde resistimos, no hay desahucios. Las huelgas han venido para quedarse y es hora de extender esta estrategia, de hacerla masiva y visible. Porque no hay garantía de derecho sin confrontación con quienes se lucran de negarlo.

Y es que el enemigo tiene nombres y apellidos. Se llama Blackstone, Caixabank, Vivenio, Nestar, Alquiler Seguro, pero también SAREB, Plan Vive, Ayuntamiento o Comunidad. E incluso Maricarmen o José Antonio. No basta con criticar a los fondos buitre y grandes tenedores mientras las instituciones siguen privatizando vivienda pública y legislando a favor de los rentistas, incluidos aquellos pequeños especuladores que se suben al carro y nos tratan igual que cualquier empresa sin escrúpulos. La vivienda está en el centro de la lucha de clases, y nosotras estamos en uno de sus frentes más duros.

Por eso, cuando hablamos de blindar el derecho a la vivienda, hay que decirlo claro: solo se blinda lo que se defiende. Solo se defiende lo que se pelea. Y solo se pelea si hay organización colectiva. Es hora de dejar de esperar soluciones desde arriba. Es hora de construir poder desde abajo. Porque esto no solo es una cuestión de las inquilinas; la lucha antirrentista es una labor de todas las personas que creemos en el derecho a la vivienda. Porque sabemos que, si no lo hacemos nosotras, no lo hará nadie. No hay soluciones individuales ante un problema estructural. No hay reformas suficientes sin conflicto. Y no hay futuro deseable si no cambiamos las reglas del juego.

“Blindar el derecho a la vivienda” no es una cuestión técnica, es una cuestión de poder. Y las vecinas organizadas ya hemos empezado a disputarlo. Se acabó esperar otro titular electoralista u otra propuesta legislativa que se quede en papel mojado. Apostamos por la organización de clase, la desobediencia colectiva y el conflicto sindical para construir nuestro poder inquilino desde abajo. Mientras los gobiernos se pierden en las migajas de sus leyes sin efecto y los rentistas se quejan por el “incordio” que les suponemos, la realidad es que las inquilinas ya estamos librando una batalla diaria por defender nuestras casas, barrios y ciudades. Y cada vez somos más en este lado de la historia.

Hoy, más que nunca, tenemos razones para la esperanza. Porque cada vez que una inquilina pierde el miedo, se organiza y empieza a desobedecer, estamos más cerca de nuestra victoria. El negocio de la vivienda tiene los días contados. Nosotras nos encargaremos de hacerlo realidad.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Lucía Lois

    Concejala de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

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    02/07/2025

    Esperanza F. Nieto

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  • Jesús Gago

    Arquitecto con más de 40 años de experiencia en el campo del urbanismo Ha ganado en cuatro ocasiones el Premio Nacional de Urbanismo.

    La realidad cotidiana es avasalladora, ya que acontecen muchas cosas a la vez, de modo que los hechos nos aturden, se muestran contradictorios o nos resultan del todo incomprensibles….Sin embargo en épocas como estas es cuando más necesario resulta teorizar al tiempo mismo que se narra. Es cuando más necesitamos hilos de los que tirar y análisis que clarifiquen nuestra mirada: es cuando más imprescindible resulta buscar el conocimiento. “El nuevo espíritu del mundo”. Esteban Hernández. Ediciones Deusto. Mayo 2025. En el debate sobre el ancestral y siempre reiterado “problema de la vivienda” hay un asunto que se trae a...
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  • Ricardo Iglesias

    Profesor Universidad Pablo de Olavide. Área de Análisis Geográfico Regional; Departamento de Geografía, Historia y Filosofía

    Cuando el director general de Airbnb en España afea a las Administraciones públicas la utilización de su compañía como una excusa conveniente para no asumir responsabilidades políticas, visualiza públicamente lo que los principales agentes sociales venían denunciando desde hace décadas. La progresiva y constante desaparición de lo público en la gestión urbana y más concretamente de las políticas de vivienda ha llegado a un nivel límite. No hay nadie en el timón del barco. O mejor dicho, el mercado lleva siendo desde hace tiempo el principal planificador de la ciudad. Efectivamente podemos encontrar numerosos estudios que resaltan como en el...
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  • Elena Cortés

    Consejera de Fomento y Vivienda Junta de Andalucía 2012 a 2015 Miembro de la dirección del PCE

    La vivienda es un derecho humano no una mercancía. Esta consigna nos ayuda a pensar cómo debemos cambiar las políticas públicas de vivienda, del espacio público y de ciudad, para frenar y revertir la vulneración del derecho a la vivienda, la conversión de viviendas en alojamientos turísticos, la gentrificación de los barrios y defender el derecho a la ciudad de raíz mediterránea. Mi aportación a este debate sobre la vivienda que abre Espacio Público es poner el foco en cómo hacemos realidad el artículo 47 de la Constitución (CE), sobre todo en cómo impedimos que la especulación en materia de...
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  • Rubén Mora Esteban

    Investigador y profesor de urbanismo de la Universidad de Málaga

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  • Pilar Garrido

    Profesora de Derecho Constitucional de la UPV/EHU

    No esta de más empezar por recordar la gravedad de la situación. El acceso a la vivienda es hoy el principal elemento de desigualdad en España. La subida abusiva y desorbitada de los precios de alquiler afianza la posición de los rentistas, de las oligarquías financieras, que extraen sus grandes plusvalías de las personas inquilinas, de los salarios de la clase trabajadora. Riesgo de exclusión social, hacinamiento, incertidumbre y ansiedad, proyectos vitales rotos son algunas de sus consecuencias.      Además, podemos afirmar que es el factor desencadenante de un gran cambio social: se liquida la sociedad basada en la igualdad de...
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  • Laura Barrio Recio

    Socióloga y Activista por el Derecho a la Vivienda, Cofundadora de la Asamblea de Vivienda de Usera (Madrid), coautora de "La vivienda no es delito. Quién y por qué se okupa en Madrid". IG: @laurabarriorecio X: @laurisonBR

    Después de años de militancia tengo claro que el debate por el derecho a la vivienda es infructuoso porque no disponemos de un concepto común de lo que implica el bienestar residencial, el disfrute real de este derecho, los mínimos imprescindibles que habrían de estar garantizados para todos. Los elementos de bienestar se van desvaneciendo porque cada vez son más caros: el mercado se los come. Literalmente el derecho a la vivienda se está miniaturizando: menos metros cuadrados, menos ventanas, menos acceso a suministros, viviendas en garajes y locales sin cédula de habitabilidad, caravanas, habitaciones compartidas en viviendas a...
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  • Iñigo Maguregui

    Ex-director del Departamento de Vivienda del Gobierno Vasco

    Cuando me preguntan por el derecho a la vivienda, creo oportuno recordar amablemente a mi interlocutor que el Tribunal Constitucional, en el año 2024, declaró de forma solemne que el derecho a la vivienda es, efectivamente, un derecho constitucional. Ni más ni menos que 46 años después de que se aprobara el tristemente célebre, por haber sido incumplido de forma reiterada, artículo 47 de la Constitución Española que habla precisamente de este derecho, pero en el marco de los principios rectores de la política social. Personalmente, quiero dejar claro de antemano que entiendo que este encuadramiento no sirve de...
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  • Sevilla para Vivir

    Desde la red ciudadana Sevilla para Vivir, impulsada por asociaciones vecinales y colectivos sociales, nos sumamos al debate propuesto en Espacio Público sobre el derecho a la vivienda. Lo hacemos desde una ciudad inmersa en una profunda crisis habitacional, marcada por un proceso acelerado de transformación turística, acumulación especulativa y expulsión de vecinas, de sus barrios. Lo hacemos, también, con la convicción compartida de que el problema de la vivienda no se resolverá sólo con reformas legales, sino que exige una transformación radical del modelo de desarrollo que ha transformado la vivienda en una fuente de negocio especulativa y...
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  • Quique Villalobos

    Responsable de Vivienda de la FRAVM

    Hola, soy Quique Villalobos, tengo 56 años, me estoy comprando un piso y no he matado a nadie.  Antes estuve 9 años de alquiler, pero empezamos pagando 70.000 pesetas y acabaron cobrándonos más de 700€, esto es, un incremento de casi un 70% en escasamente una década.  La decisión de emanciparnos alquilando fue prácticamente obligada, no hubo nada ideológico, era lo que nos podíamos permitir en aquel momento. No teníamos ingresos estables, tampoco ahorros, nuestros sueldos ni se acercaban a lo que hoy podríamos considerar “mileurismo”. Veníamos de la crisis del 93 y comprar a finales de los noventa era inviable...
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  • José Mansilla

    Antropólogo urbano y profesor

    No pasa una semana sin que políticos representantes de opciones conservadoras se empeñen en negar la existencia de las clases sociales. Un caso muy significativo es la Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ya se opuso a su reconocimiento alegando que una 'pretendida lucha de clases [...] es como tratar de borregos a los ciudadanos y a los alumnos [en relación a la reciente propuesta de reforma en la creación de universidades]. No es la primera vez que la Presidenta madrileña se posiciona en contra de una estructura social conformada por clases. Tampoco es...
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  • Julio Rodriguez López

    Ha sido presidente del Banco Hipotecario de España y de la Caja de Ahorros de Granada. En la actualidad es Vocal del Consejo Superior de Estadística del INE

    Una demanda de vivienda recalentada En la primavera de 2025 persiste la gravedad y el alcance del problema de la vivienda. Los precios de las viviendas y los alquileres están desacoplados respecto de los niveles de ingresos de la mayoría de los hogares de España. En los últimos años se ha reforzado el carácter de activo de la vivienda. Esto lo confirma el que se vendan más viviendas pagadas sin préstamo hipotecario que las financiadas por medio de dicho tipo de préstamos. Se compran viviendas por parte de extranjeros (14,5% de las ventas de 2024) y de otros no residentes...
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