Viejas sensaciones para tiempos nuevos

  • José Luis Mateos

    José Luis Mateos

    Sociólogo, sindicalista, miembro de la Fundación Andreu Nin

30.07.2020

Debate principal: Un debate cargado de presente y de futuro

El estado de alarma queda lejos y también el obligado confinamiento. En ese tiempo pudimos ver como se modificaban nuestras percepciones, como las dudas y las preguntas corrían una suerte parecida, hemos distinguido la actividad económica socialmente necesaria y la parasitaria, la primacía de lo productivo y distributivo sobre lo especulativo. Percepciones, eso sí, repletas de subjetivismo pero instaladas en esa especie de apogeo de la ciudadanía solidaria (los aplausos de las 20 h. eran su expresión activa). Sin embargo, se empieza a promover una visión compensadora de los dramas que se están viviendo: «somos un gran país, de esta crisis saldrá una sociedad mejor, ¿nuestra sanidad? ¡de las mejores del mundo!…» Una forma de evitar comprometidas preguntas sobre ¿qué nos encontraremos fuera?, ¿cómo será la “nueva normalidad”? Simultáneamente comienza la rebelión preventiva –con rumor de cacerolas- de las clases ricas. Es un toque de atención, comienzan a posicionarse ante el tablero social y político. En fin, el negocio no puede pararse y la disciplina laboral no debe olvidarse.

Es posible que a día de hoy sea complicado imaginar la dimensión y la intensidad del conflicto que se avecina. Los efectos de la crisis son impredecibles, nos falta perspectiva, la posibilidad de contemplar el cuadro completo. Esta previsión bien la señalaban Del Olmo y Flores, los promotores del debate y sin que esta cualidad implique renuncia a cambios globales en la distribución social del poder. Y sin embargo, sería bueno concentrar la perspectivas de los “cambios de mañana” (globales y alternativos) en la dinámica de los “cambios de hoy” (Plan de Reconstrucción y escudo social).

Una impresión bastante extendida es que esta experiencia ya lo hemos vivido y, sin embargo, todo será nuevo, desconocido, lo que aumenta la inquietud. Es natural que algunos personajes de los grupos sociales dominantes pongan voz a las preocupaciones de los mismos. Pero 2008 queda lejos, entonces había que dejar en suspenso la economía de mercado o refundar el capitalismo, discursos que hoy el rubor no permite repetir (más allá de alguna alusión a Keynes). Están obligados a encontrar formulaciones que se anticipen a un conflicto social agudo.

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Pero el retorno a la antigua normalidad –estabilidad prolongada o indefinida- no se producirá, nada será igual, incluso, peor que lo ya conocido. Digamos que lo normal serán los efectos combinados de una crisis múltiple (ecológica, económica, social y también política, además de la sanitaria no resuelta). Si la “nueva normalidad” la entendemos –en el mejor de los casos- como un proceso de reconstrucción social y económica no procede abordarla en el marco del dilema: volver a la situación anterior agravada o, luchar por otro modelo social y económico. De entrada, volvemos a la situación anterior agravada. Por eso, ni temporal ni espacialmente son excluyentes. De un lado la realidad y dentro de ella, la voluntad de cambiarla.

Es una ilusión pensar en soluciones parciales de la crisis múltiple (sin renunciar por ello a mejoras económicas, sociales o ambientales, siempre conquistas de la lucha social); pues solo desde la primacía de la política se pueden imaginar los cambios necesarios. Pero la política pocas veces muestra la hegemonía de lo coherente, lo razonable, lo sostenible, lo humano… Es la relación de fuerza entre los diferentes grupos sociales quien decide, en última instancia.

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Y en el ámbito de lo político es imposible ignorar la crisis de régimen: crisis del régimen de la Reforma o de la Transición, si se prefiere. De la misma forma que las crisis del capitalismo nunca cuestionan el sistema capitalista o que la constatación humana de la barbarie neo-liberal implique, necesariamente, su derrota; el régimen político puede vivir una crisis exasperante, estructural, tener síntomas de agotamiento y en cambio, ser más poderoso de lo que aparenta, no tener caducidad aparente. Su crisis es prolongada y sin embargo no se siente amenazado. La coalición de fuerzas capaz de contraponer la democracia a la Constitución no está articulada y no es consciente de su necesidad y de su potencial.

Y sin embargo la crisis existe y más allá de los efectos de la crisis económica sobre la estructura política del país, el descrédito –del régimen- tiene componentes institucionales (Corona, Justicia, FCSE…), jurídico-normativos (sistema electoral no proporcional, involución de las libertades, negación del derecho a decidir, impunidad de las élites, Constitución no garantista de derechos, voto rogado…), económicos y sociales (ruptura del contrato social del ’78, enajenación del patrimonio público, identidad institucional con los poderes oligárquicos, corrupción estructural, expansión de la pobreza y la exclusión social…) y hasta un componente de origen histórico (mantenimiento de la impunidad del franquismo). La anterior crisis alumbró la idea de que ya no se trataba de cambiar la Constitución sino de cambiar de Constitución. Idea caída en cierto desuso.

Lo que más ha contribuido a la alteración de los equilibrios sociales tiene que ver con la relativa expulsión de la mayoría social (clases populares) de la Constitución. Una Constitución formal inmaculada y una Constitución real endurecida (reformas laborales, leyes “mordaza”…). Sin duda, resultado de la conspiración permanente de las élites oligárquicas contra los derechos de la ciudadanía. La Constitución es un guante adaptado a las exigencias de los grupos sociales dominantes, los que han vulnerado el contrato social vigente desde la Transición. Por tanto, no debe sorprender la pérdida de base social del régimen.

Sin crisis de régimen no se entendería la frenética actividad para-golpista de la Guardia Civil, ni la amenaza de la Judicatura sobre el Gobierno, tampoco la cumbre empresarial admonitoria, ni a los medios ejerciendo como altavoz cómplice de la conspiración en curso, un festín al que se suma la Iglesia y una monarquía preocupada de su futuro. Es obvio, a ninguno de estos actores les gusta el Gobierno de coalición. Ni el 8 de marzo. La derecha política (Vox siempre, el PP casi siempre y Cs algunas veces) ha estimulado esa deriva antidemocrática y que aún, habiendo fracasado, muestra sus peligrosas inclinaciones para el futuro inmediato.

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Hay pocas dudas de que estamos ante una alianza de fuerzas pro-oligárquicas, con un proyecto de restauración clasista (con clases pero sin conflicto entre ellas) y con un programa reaccionario. Abandonada la estrategia golpista, quieren imponer sus ritmos e la “nueva normalidad”, al proceso de reconstrucción social y económica, determinar el destino de los fondos de reconstrucción de la UE, limitar el alcance del escudo social al Ingreso Mínimo Vital, mantener la reforma laboral y blindar los intereses económicos y fiscales de las rentas altas y las grandes corporaciones. Las políticas neo-liberales seguirán siendo su referencia, ahora sin disfraz democrático.

Cuando los ERTEs acaben seguirán apostando por los despidos, por endurecer las condiciones de trabajo, mantener la involución en la distribución social de la renta (como alguna vez dijo E. Aguirre: la desigualdad es positiva, el problema es la pobreza). Con la pantalla de la colaboración público-privada (de resultados nefastos para la salud pública) seguir con la privatización de la sanidad, con la reducción de inversiones en la escuela pública y ventajas para la concertada, los servicios sociales y la ley de Dependencia al servicio de la red privada y de su lucrativo negocio (un auténtico Auschwitz geriátrico), que los desahucios continúen y sigamos sin un parque público de vivienda social… Pero no se pueden atacar las condiciones de vida de la mayoría social sin imponer, a su vez, la coerción sobre la protesta social, la represión sobre cualquier forma de disidencia. Neo-liberalismo y neo-fascismo irán de la mano, pero mostrando que cualquier resquicio de democracia es un estorbo para los intereses que su proyecto representa.

En fin, nada nuevo tienen que ofrecer al conjunto social. Sus soluciones aceleran el proceso de concentración de la riqueza. Lo más urgente, para ellos –que no se detenga la máquina- es asegurar el trasvase de recursos: de las rentas salariales a los beneficios empresariales (reforma laboral), de lo público hacia lo privado (privatización servicios públicos) y de los países periféricos a los “frugales” (deuda).

No deja de existir una cierta criminalidad suicida en el comportamiento de las clases dominantes hasta el punto de que la legitimidad de su dominación ocupa un lugar secundario en sus preocupaciones, por detrás de la invulnerabilidad. No es ajeno el hecho de que se produzca cierto aislamiento de la derecha política respecto de la derecha económica: El reciente acuerdo de CEOE y CEPYME con los sindicatos y el Gobierno o la aprobación por la UE de los fondos de reconstrucción muestra que caminan de forma desacompasada (el PP de Casado, no está a la altura).

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Pero no han ganado y ni siquiera tienen el gobierno. No nos equivoquemos, tampoco nosotros. En gran medida este gobierno expresa el compromiso por incorporar al régimen a la mayoría social sin que signifique que sea el gobierno de la mayoría social. Es un gobierno que, de momento, se encuentra condicionado por la izquierda aunque el compromiso pudiera romperse en favor, claro, de un condicionamiento superior por la derecha. Asuntos como el tratamiento que se dé a la crisis de la monarquía o la orientación de los fondos de reconstrucción de la UE nos darán una idea, más precisa, sobre el mantenimiento de los compromisos gubernamentales con la izquierda.

Es por ello que las garantías de cualquier impulso democrático, de garantizar los derechos humanos o avanzar en justicia social no se encuentran –exclusivamente- en el gobierno de coalición sino en el protagonismo que adquiera la movilización social. Sin ella el gobierno sería, sin dificultad, fagocitado por las élites.

Formamos parte de un Estado plurinacional en un espacio político europeo al que también urge la transformación. Pero el sentido de las transformaciones y los protagonistas de las mismas están por determinar. Para unos, reformas con forma de recortes, privatizaciones, desigualdad, pobreza y exclusión social; “intereses generales” que amparan privilegios sin cuento de una minoría parasitaria. ¿Cómo lograr que las transformaciones se orienten en dirección democrática? ¿Qué hacer para que la mayoría social sea la protagonista de los cambios?

Sabemos que la movilización de la sociedad no se sostiene indefinidamente (todavía tiene formas incipientes), que su continuidad y fortaleza necesita perspectivas, grupos sociales (y clases), alianzas y todo aquello antiguamente definido como elementos estratégicos para el gobierno del conflicto social. Ningún cambio económico, social o ambiental en sentido democrático, podría consolidarse al margen de cambios de naturaleza política.

No todos están interesados en los cambios democráticos. Trabajadores en huelga para defender los puestos de trabajo, impedir despidos, eliminar la precariedad, exigir nacionalizaciones, oponerse a la deslocalización, reducir la jornada de trabajo, combatir las diferencias de género… Ese mismo grupo social defenderá la reversión para lo público de la sanidad privatizada, la escuela pública sobre la privada-concertada-religiosa, la red pública de servicios sociales para atender la dependencia y los cuidados, la revalorización de las pensiones, la universalidad de una renta básica, rechazar los desahucios y crear un parque público de viviendas sociales… Y así, hasta una profunda reforma fiscal que reduzca, al menos, los privilegios de las élites.

Frente a esas tendencias estará la alianza de las élites, con todos los grupos oligárquicos y no tan oligárquicos defendiendo su idea de país. Al pensamiento neo-liberal no le fascinan ni pactos ni compromisos, aunque participe de ellos. Entienden que el poder económico, ideológico y político no puede ser compartido y la necesidad de su concentración obedece a su propia naturaleza destructiva. En cambio, el bloque social necesario que les enfrente no está articulado. Es tarea de la izquierda social darle forma, ser su protagonista y animador.

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En su existencia el 15-M desbrozó caminos e ideas que poco o nada fueron explorados: Nuevo proceso constituyente vs régimen del ’78, democratización y sostenibilidad de la economía vs neo-liberalismo y recuperación del Estado de Bienestar vs expolio de lo público. Pero el 15-M carecía de contornos de clase y su expresión política transitó, aceleradamente, de la ética de la lucha a la ética de la gestión. Aquella agenda del cambio se frustró. Rescatemos ideas y objetivos pero busquemos nuevos protagonistas. Es hora de sindicatos.

En una situación así la modernización económica deja de ser cuestión técnica para ser política. Es decir, sometida a pugna de intereses. No se puede reducir la desigualdad, la pobreza y la exclusión sin abordar asuntos intensamente conflictivos: Seguirá siendo necesaria la creación de un sector económico-productivo público, un plan de urgente reindustrialización inmerso en la transición hacia una economía ecológica y sostenible, la inversión en investigación, la creación de una banca pública o la reforma fiscal progresiva. No olvidemos la derogación de la Reforma Laboral ni la universalización de los servicios públicos y los derechos sociales. Una política de rentas (SMI, pensiones de la Seguridad Social, Renta Básica) sería insuficiente sin todo lo que precede.

El conflicto social venidero exige el protagonismo de los olvidados, poner en plano preferente las nuevas formas de explotación laboral y de vida precaria, el retorno del perfil de clase (pero no como grupo social más vulnerable o más desfavorecido, siempre tratado como objeto pasivo de la acción política). Es alentador que las agresiones reciban respuesta: Nissan, Alcoa, Airbus, Siemens… Ese perfil de clase junto al feminismo y el ecologismo (en nuestro caso habría que añadir la lucha por los derechos de las naciones sin Estado), es la base de un bloque social por la democracia y los derechos humanos, punto de partida para una nueva distribución social del poder. En la perspectiva ¿larga? de una sociedad y un estado sin reyes.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Enrique del Olmo

    Sociólogo

    En medio de la primera ola de la pandemia y con todo el país en el shock de una crisis desconocida e inesperada, saltó a la opinión pública una idea: reconstrucción. Después de unos primeros tanteos, sobre si nuevos Pactos de la Moncloa, sí, que si Pactos de la Moncloa no, todo se encaminó hacia la apertura en sede parlamentaria de cuatro comisiones sobre la reconstrucción del país. Estos mismos conceptos de reconstrucción y unidad, abrieron en Espacio Público la necesidad de abordar un debate sobre el futuro del país, y también sobre la Unión Europea, durante la pandemia...
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  • El extraño 2020

    25/08/2020

    Ana Barba

    Edafóloga, activista social y política por la democracia participativa, el feminismo y la ecología.

    Este extraño 2020 empezó con una gran potencia del movimiento feminista, digno heredero de 2019, el año de este siglo que más movilizó a las mujeres contra el patriarcado. También mostraron nuevas fuerzas los movimientos ecologistas, muy apoyados desde el maistream, y por desgracia vimos también el auge de los partidos y grupos de extrema derecha, muy publicitados por los medios, demasiado publicitados, podríamos decir. En todos esos asuntos andábamos en el inicio de 2020 cuando la vida del mundo entero dio un vuelco inesperado en las primeras semanas del año con la aparición de la pandemia provocada por...
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  • Luis Nogués Sáez

    Trabajador Social, Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, Doctor en Antropología Social, Profesor de la Facultad de Trabajo Social de la UCM, Director General de Integración Comunitaria y Emergencia Social en el gobierno de Manuela Carmena.

    Hoy muchos seguimos preguntándonos: ¿Cómo es posible que después de tantos años de duras y corruptas políticas neoliberales, privatizadoras de los servicios públicos, fiscalmente regresivas, jibarizadoras de la vivienda social, de raquíticas rentas mínimas de inserción y con unos niveles de exclusión social como los citados, no sólo no se ha producido una fuerte respuesta social, sino que por el contrario la derecha haya sido premiada revalidando sus gobiernos de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid? ¿Qué factores actúan para que haya unos niveles saludables de cohesión social cuándo lo que cabría esperar de los actuales niveles de...
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  • José Luis Mateos

    Sociólogo, sindicalista, miembro de la Fundación Andreu Nin

    El estado de alarma queda lejos y también el obligado confinamiento. En ese tiempo pudimos ver como se modificaban nuestras percepciones, como las dudas y las preguntas corrían una suerte parecida, hemos distinguido la actividad económica socialmente necesaria y la parasitaria, la primacía de lo productivo y distributivo sobre lo especulativo. Percepciones, eso sí, repletas de subjetivismo pero instaladas en esa especie de apogeo de la ciudadanía solidaria (los aplausos de las 20 h. eran su expresión activa). Sin embargo, se empieza a promover una visión compensadora de los dramas que se están viviendo: "somos un gran país, de...
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  • Javier Doz

    Miembro del Comité Económico y Social Europeo por CCOO

    Los próximos días 17 y 18 de julio se va a celebrar una cumbre del Consejo Europeo muy importante para conocer el alcance de la implicación de la UE en la recuperación de las economías y las sociedades europeas de la peor crisis de su historia y, también, para calibrar el futuro de la propia Unión. La cumbre debería aprobar, ya con retaso, el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027 e, insertado en el mismo, la propuesta de la Comisión Europea de Plan de Recuperación “Nueva Generación UE” (NGUE). En el momento de escribir estas líneas, no parece que las...
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  • Marga Ferré

    Presidenta de la FEC (Fundación Europa de los Ciudadanos) y miembro de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    Intervenir en la economía y acabar con el Estado clientelar Este debate en Espacio Público comenzó en torno a la supuesta contradicción entre posibilismo y utopía. Mi postura está más cerca de la defensa de la capacidad de soñar de Marià de Delàs y lo está porque, en mi opinión, el capitalismo se ha vuelto tan absurdo que imaginar formas distintas de organizar el mundo se me antoja un ejercicio de racionalidad cartesiana. Un desastre global de las dimensiones de esta pandemia hace que una enorme mayoría reclame lo que es lógico, racional, un estado que proteja y redistribuya, unos servicios...
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  • Anibal Garzón

    Sociólogo, docente y analista internacional

    He podido tener el privilegio, o la desventaja, según como se mire, de participar placenteramente una vez más en los interesantes debates de Espacio Público tras la intervención de más de una decena de colaboradores y colaboradoras. Digo desventaja porque odio repetir ideas anunciadas que comparto, que hay muchas, y que ya han sido expuestas con amplios argumentos. Reiterar puede no ser productivo para el lector. Y digo privilegio porque tengo la posibilidad de hacer un análisis sociológico del discurso hegemónico en este debate para aproximarme qué es visible y qué invisible en la izquierda española del siglo XXI. Con...
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  • Roberto Tornamira Sánchez

    Portavoz y Responsable Institucional de la Asociación Trabajo y Democracia (ASTRADE)

    La pandemia de COVID-19 ha dejado un efecto colateral y transversal que, como si de una lupa se tratase, ha aumentado los problemas que ya teníamos. Ha puesto en evidencia algunos que se venían camuflando e hiperbolizado otros que eran evidentes. Esto afecta a todos los órdenes: las instituciones del Estado, la política, índices económicos, situación del Estado de Bienestar… Evidentemente los efectos más graves, gravísimos, de la pandemia han sido, por este orden: las casi treinta mil muertes y las secuelas económicas, consecuencia de parón obligado de la economía. Necesitamos reparar los daños, sin duda. Pero muchas de las...
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  • Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate

    Investigador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (Paz con Dignidad-OMAL)

    El pasado viernes 19 de junio se inició en el Consejo Europeo la negociación en torno a Next generation EU, el plan de reconstrucción de 750.00 millones de euros presentado por la Comisión como herramienta de lucha contra los efectos de la pandemia. Este plan, basado tanto en préstamos como en subvenciones a fondo perdido, pretende facilitar la implementación de las inversiones y las reformas estructurales que cada país considere estratégicas en este momento crítico –especialmente los más castigados por el covid-19–, siempre dentro de la dinámica del “semestre europeo”, esto es, del sistema comunitario de ajuste de políticas...
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  • Héctor Maravall

    Abogado de CCOO

    La pandemia en estos momentos parece ya controlada, tanto en nuestro país como en la mayor parte de la Unión Europea, aunque desconocemos qué puede suceder cuando se restablezca plenamente la libertad de movimientos, en el trabajo, la vida cotidiana o el turismo. Por otra parte, si bien tenemos ya bastante información sobre sus consecuencias económicas y sociales, es aún pronto para valorar la intensidad y duración de las mismas. Y en relación a las propuestas de ayuda y reconstrucción que se están diseñando, tanto en España como por parte de las instituciones políticas y económicas europeas, tampoco tenemos...
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  • Jaime Pastor

    Politólogo y editor de Viento Sur

    La búsqueda de una salida a una crisis que es “global y multidimensional”, como se recuerda en la apertura de este debate, es sin duda inaplazable. Afrontarla en el marco español obliga además a tener en cuenta las especificidades de nuestra historia común y del modelo de capitalismo y de democracia liberal que se ha ido conformando en las pasadas décadas. Partiendo de que un diagnóstico de esa crisis exige reconocer que es estructural y sistémica y, por tanto, que su superación exige un cambio radical de paradigma civilizatorio, lo lógico sería que nuestras propuestas contribuyan a acercarnos a ese...
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  • Federico Severino

    Mambí en prácticas

    Ahora que empieza la campaña de verano me viene el recuerdo de un capítulo de Elpidio Valdés, el famoso dibujo animado cubano creado por Juan Padrón, en el que los astutos mambises forzaban a las tropas españolas a una incesante persecución en las profundidades de la manigua. Sin apenas pegar un tiro, los rebeldes cubanos doblegaban la moral de los soldados españoles sometidos a un sinfín de inclemencias climáticas, al acoso implacable de los mosquitos y a susurros emboscados en la maleza. Al grito de “no es dejéis provocar” el General Resóplez intentaba sin éxito evitar el desquiciamiento de...
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  • José Martí Gómez

    Periodista

    El dramaturgo Buero Vallejo me dijo un día la frase que le repetía un viejo amigo: “Me tocaron, como a todos, malos tiempos que vivir”. Paseas. Sí. Nos tocaron, como a todos, malos tiempos que vivir. Rebobinas para recordar que el 2010 también paseaste por cinco centros asistenciales para ver de cerca las secuelas que había dejado la crisis del 2008 y el paseo entre las instituciones Arrels, Assis, Heura, Santa Lluisa Marillac y San Juan de Dios te dejó un regusto amargo. El balance de lo que viste entonces intuyes que será el balance de lo que a partir de...
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  • José Luis Carretero Miramar

    Abogado. Jefe del Departamento de Formación y Orientación Laboral del IES Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid.. Secretario General del sindicato Solidaridad Obrera.

    La crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus se ha convertido con mucha rapidez en una enorme crisis económica. El Banco de España avisa de que, tras los tres meses de confinamiento transcurridos desde la declaración del Estado de Alarma, el PIB puede llegar a caer este año cerca de un 15%. Los datos que hacen explícita esta acelerada debacle son numerosos y reiterativos. Basta dar algunas cifras, disponibles entre muchas otras: más de la mitad de las empresas y proveedores del sector del retail consideran que tardarán como mínimo un año en volver a sus niveles de...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    Nos reprocha nuestro amigo Marià de Delàs que no invitemos a imaginar un mundo nuevo en el artículo con el que arrancamos Enrique del Olmo y yo este debate en Espacio Público. Así expresa su crítica: Dicen claramente que no se trata de imaginar un “mundo nuevo”. No invitan a ello, a pesar de que los primeros párrafos de su ponencia los destinan a la constatación de la existencia de una “crisis global y multidimensional”. Pareciera como si el reconocimiento de que el mundo está inmerso en una crisis de gran envergadura llevara implícita la tarea de imaginar un mundo...
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  • Marta Higueras Garrobo

    Portavoz del grupo municipal Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid.

    Decía Manuela Carmena en su despedida de la Alcaldía de Madrid que “Debemos cuidar la democracia… Tenemos que saber que la democracia es un valor enorme que tenemos que cuidar. Igual que cuidamos los afectos, cuidamos las amistades, los amores, tenemos que cuidar las instituciones, porque son la estructura de paz que permite la vida social… Cuánto más vulnerables somos, cuándo más sectores vulnerables se dan en la sociedad, más necesitan de la sociedad, más necesitan de la democracia”. Hoy, un año después, una crisis sanitaria mundial ha coincidido con el auge de la derecha más extrema en gobiernos e...
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  • En su condición de pandemia global, el coronavirus ha puesto en evidencia al propio capitalismo de la globalización, incapaz de preservar la vida humana. Rotas las cadenas de producción y distribución globales, de pronto no había productos sanitarios, ni equipos de protección, ni gente suficiente para recoger las cosechas. Décadas de continua erosión del Estado y de políticas a favor del mercado y resulta que la única posibilidad de luchar contra la pandemia está en manos de lo público. Años y años de individualismo feroz y resulta que la garantía de superar la crisis sanitaria reside en el esfuerzo colectivo de las trabajadoras y los trabajadores mal pagados y precarizados de la sanidad, el transporte, la industria alimentaria, la agricultura o el comercio. Las políticas de austeridad a la medida del ordoliberalismo alemán, que en Europa han azotado particularmente a los países del sur, han dado lugar a recortes y privatizaciones de unos servicios públicos ya erosionados. Han originado la devaluación salarial y, en general, los bajos salarios que han provocado un incremento brutal de la desigualdad y de la pobreza entre la gente trabajadora. A ello debe sumarse la temporalidad en el empleo, que desde hace décadas forma parte...
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  • José Errejón Villacieros

    Economista. Administrador Civil del Estado

    Ante la invitación a participar en la discusión sobre la reconstrucción nacional, la primera pregunta que me asalta es ¿qué bienes se han destruido que merecerían el esfuerzo de tal reconstrucción?. Y no me refiero a si tal esfuerzo debiera concentrase en reconstruir el modelo y los sectores productivos que han sido motores de la actividad económica en los últimos lustros en nuestro país, con ser ello importante pues nos llevaría a cuestionar una vez más ese modelo. La pregunta apunta a un objetivo más ambicioso. Este periodo de confinamiento forzado nos debería haber permitido reflexionar acerca de la forma...
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  • Paco Cano

    Concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Cádiz

    Se suele decir que Descartes comenzó la Revolución Francesa siglo y medio antes de que estallara y que cuando esto ocurrió ya estaba ganada. Se había construido lentamente una nueva hegemonía de pensamiento popular. La Ilustración, además, había asentado otras maneras de definir la realidad, de cuestionar el Antiguo Régimen y de situar a los ciudadanos frente al estado. Los cambios actuales se producen más rápidos y si bien esta pandemia no va a provocar una revolución inmediata -nada apunta a que vaya a ser así- es posible que sí siembre conceptos que afloren con el tiempo. En esta...
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  • Antonio Palacián

    Economista y miembro de La Plataforma por la Democracia Económica

    Si antes de la pandemia afrontar los problemas económicos, sociales y medioambientales pasaba por compartir recursos y buscar el equilibrio de intereses dentro de la empresa, ahora en el entorno socioeconómico Post-Covid19, ya no hay discusión. La magnitud y complejidad de los problemas a los que nos enfrentamos es de tal calibre, que la solución debe pasar por construir espacios de colaboración y aprendizaje dentro de las empresas. Es la OPORTUNIDAD para avanzar en la participación y la democracia económica como un factor importante de cambio en la cultura empresarial y sindical. Puede suponer un punto de inflexión para...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Doctorando en Comunicación e Interculturalidad en la Universidad de Valencia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía. Licenciado en Geografía e Historia.

    Las crisis económicas y sociales son propicias para el surgimiento de políticas tecnocráticas o autoritarias. Por ejemplo, en la crisis mundial que despuntó en el 2008 el gobierno italiano de Berlusconi fue sustituido por uno de gestores con el visto bueno de la Comisión Europea; y en España el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero fue sustituido por otro, el de Rajoy, durante el cual se publicaron leyes “mordaza”, se juzgaron a cómicos y se defendieron políticas económicas desde el criterio de que, al igual que sucede con los remedios médicos, cuanto más dolorosas son más eficaces resultan (mostrando...
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  • Marià de Delàs

    Periodista

    “Volver atrás, al modelo de crecimiento y a las relaciones y estructuras productivas previas, no resolvería ninguno de los problemas que esta crisis sanitaria ha desvelado”, afirman taxativamente los autores de la ponencia de arranque de este debate. No son pocos los intelectuales y dirigentes políticos que se han expresado en tal sentido, a veces con la ingenuidad de quien ha confundido sus deseos con los pronósticos y ha alimentado la idea según la cual la covid-19 se llevará por delante el actual sistema. No es el caso de Enrique del Olmo y Gabriel Flores, que lejos de alinearse con quienes...
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  • REFUNDACIÓN DEL SISTEMA NACIONAL DE SALUD

    Presentamos el documento sobre la Refundación del Sistema Nacional de Salud, que han elaborado profesionales del sector de gran relevancia y experiencia. Dicho documento ha sido remitido al Presidente del gobierno, Pedro Sánchez y a la Comisión para la reconstrucción social y económica presidida por Patxi Lopez. Los primeros firmantes son Jesús Gutiérrez Morlote, Manuel García Encabo, Fernando Lamata, Pedro Sabando Suárez, Juan José Rodríguez Sendín, Roberto Sabrido y Ramón Gálvez Zaloña. Dicho documento motiva hacia nuevas aportaciones y visiones sobre una de las discusiones centrales del momento actual. Por su extensión e importancia pueden encontrar en su totalidad en...
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  • Leo Moscoso

    Sociólogo y politólogo

    ¿El ocio o el negocio? No hace falta estar bajo la influencia de Paul Lafargue para hacerse esa pregunta. En tiempos de peste se habla siempre mucho sobre el dilema de si debe preservarse la salud a base de otium o si debe preservarse la economía gracias al nec-otium. En ocasiones como las actuales, el otium preserva la vida y el nec-otium supone su negación, y en una sociedad que cuenta treinta mil muertos a causa de la pandemia, tendría que estar ya claro que las vidas de las personas deben interesar más que la preservación de unos cuantos...
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  • Francisco Vázquez García

    Filósofo e historiador, catedrático de la Universidad de Cádiz

    Mucho se está hablando en estos meses acerca de la crisis sanitaria encarnada por la pandemia de la covid19 y de la subsiguiente crisis económica. Poco se ha dicho sin embargo sobre la crisis civilizatoria que este proceso pandémico revela y contribuye a agravar. El Coronavirus es un signo más del colapso del orden político e ideológico que ha regido nuestras vidas desde la década de 1980. Este orden “neoliberal” o “neopropietarista”, como prefiere llamarlo Thomas Piketty, se ha puesto en evidencia en algunos de los episodios más trágicos de la debacle sanitaria que hemos vivido: las carencias y...
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