Aprender de nuestro fracaso. Asamblea climática, deserción activista y futuros posibles para la participación ciudadana en la transición ecológica

  • Agnès Delage Amat

    Agnès Delage Amat

    Catedrática de ciencias sociales en la Universidad Aix Marseille (France). Milita en Rebelión Científica y Extinction Rebellion.

  • Rafael Jimenez Aybar

    Rafael Jimenez Aybar

    Director de programas en GLOBE International y experto en democracia medioambiental

31.08.2022

Debate principal: Debate en torno a la transición ecológica

“Creo que los movimientos sociales y las izquierdas institucionales se tienen que responsabilizar y actuar coherentemente con los diagnósticos que se hacen. La cuestión es ver si se puede intentar estar a la altura del momento histórico que nos ha tocado vivir. (…) No olvidemos que, por el momento, a ninguno nos están saliendo muy bien las cosas y que las lecciones que damos desde todas las partes no están avaladas por una práctica exitosa o ganadora en términos de máximos.” Yayo Herrero, Contra el capitalismo del desastre, CTXT, 2022.

En un texto reciente, Yayo Herrero nos incita a entrar en el debate sobre transición ecológica, asumiendo todas nuestras responsabilidades, incluso la de nuestros fracasos actuales[1]. Ante el capitalismo del desastre, el actual secuestro de la acción climática por los grupos de intereses económicos[2] y la masiva expansión de un ultra-nacionalismo climático populista de extrema derecha[3], ella tuvo la valentía de reconocer que a ninguno de los actores progresistas de la transición ecológica “nos están saliendo demasiado bien las cosas”. Analizarlo no es tirar piedras en nuestro propio tejado, si somos capaces de no atrincherarnos en lo que Yayo Herrero llama muy acertadamente “los estériles debates entre los catalogados como colapsistas y los calificados como newgreendealistas”.

La pregunta más molesta a la que tenemos que enfrentarnos es: ¿dónde estamos fracasando todos? Si asumimos de verdad lo que peor nos ha salido, tanto a nivel de los actores sociales del ecologismo, como de los partidos de izquierda que forman parte del actual gobierno, ¿qué seremos capaces de aprender de este fracaso para los durísimos tiempos que vienen?

La Asamblea ciudadana por el clima que se hizo y no existió

El principal fracaso político que condiciona y limita la transición ecológica en España es que no hemos colocado la participación ciudadana efectiva en el centro de la dinámica de transformación profunda del sistema productivo y de los modelos de consumo. Entre noviembre de 2021 y junio de 2022 el gobierno español organizó una Asamblea Ciudadana por el Clima. Cien ciudadanos seleccionados por sorteo representativo se reunieron de manera virtual para recibir información científica de los mejores expertos y deliberar sobre la adaptación y la mitigación a la crisis climática. El balance de esta iniciativa participativa merece un fact-checking detallado, pero el aspecto más llamativo y evidente es sin lugar a duda su total invisibilidad.

En Francia o el Reino Unido, con el pleno apoyo público de la sociedad civil organizada, se habían celebrado ya en 2021 dos procesos participativos presenciales a nivel nacional cuyas deliberaciones se centraban en objetivos de descarbonización precisos: cero neto en 2050 en el Reino Unido y una reducción del 40% de las emisiones en Francia para 2030. Pese a todos sus limitaciones organizativas y la falta de compromiso institucional para la tramitación legislativa de las medidas, los dos procesos lograron transformar definitivamente la conversación nacional en temas centrales de alimentación, transporte, alojamiento, trabajo, consumo, decrecimiento, límites planetarios, ecocidio y hasta reforma constitucional. En Francia, 7 de cada 10 franceses habían oído hablar de la llamada Convention Citoyenne por el clima que finalizó en 2020, y el 64% de la gente informada del contenido de sus 149 medidas las apoyó en su globalidad. Hubo un antes y un después de la participación ciudadana, con un impacto a gran escala y un nivel de adhesión sin precedentes para las demandas de los grupos ecologistas por parte de sectores sociales completamente ajenos a su base tradicional de miembros.

En cambio, la Asamblea Ciudadana climática española, se celebró de manera virtual sin referirse a ningún objetivo de descarbonización y después de aprobarse la ley de cambio climático. La participación ciudadana fue, por lo tanto, un simulacro y no tuvo absolutamente ningún impacto en nuestra sociedad o en la vida política. Ernesto Ganuza, sociólogo del CSIC y especialista de los procesos participativos lo puso claramente en evidencia: “las sesiones no se retransmitieron al público a diferencia de lo que ocurre en otros países, nadie se ha enterado de que está ocurriendo una asamblea ciudadana por el clima, no se escucha en la radio, no se lee en la prensa, no existe”[4].

Y más grave: parece que para los principales actores de la transición ecológica en España, tampoco ha existido esta Asamblea ciudadana con las 172 medidas que aprobó, recientemente enviadas al Consejo de Ministros[5]. Entre las personas que intervienen en el presente debate iniciado por Cristina Narbona, algunas hasta intervinieron directamente en este proceso, pero, más allá de unas muy escasas declaraciones políticamente correctas al respecto, ¿quién defiende o construye realmente la participación ciudadana efectiva como palanca institucional de la transición ecosocial a gran escala?

Las iniciativas de Equo Más País y de la plataforma Marea Deliberativa no han permitido instalar la participación ciudadana en el centro del debate sobre la justa transición ecológica, ni entre los partidos de izquierda, ni en el resto de la sociedad. Las mediáticas acciones de desobediencia civil del colectivo Extinction Rebellion que reclama desde 2019 una asamblea ciudadana climática de carácter vinculante[6], culminaron con una huelga de hambre delante del MITECO y una entrevista de los militantes con Teresa Ribera más de un mes después[7], pero tampoco permitieron avanzar en lo que recomiendan los científicos: democratizar radicalmente la acción climática con y desde la participación efectiva y no sólo consultativa de la ciudadanía[8].

Justamente por eso nuestra derrota colectiva es más amarga y más dura. Esta primera asamblea ciudadana climática en España pasará a la historia como el máximo síntoma de la incapacidad actual de todos los actores progresistas, partidos políticos de izquierdas y ONGs ecologistas, para fortalecer un espacio político real que les permita imponer sus acciones a los grupos de intereses económicos apoyándose democráticamente sobre un amplio sector de la ciudadanía favorable a ello.

Existe en España, como en el resto de Europa, una fuerza social mayoritaria y todavía sin nombre: el 80% de la población española que ya considera de gravedad extrema la crisis climática[9], el 81% de personas que están a favor de «medidas gubernamentales más estrictas” y de “más impuestos”[10] y el abrumador 57% que apoya las medidas gubernamentales incluso cuando éstas implican reducir el crecimiento económico.

Gráfico 1

Ante este estado de la opinión pública y en medio de una sequía histórica, con mega incendios que han asolado el país como nunca antes y una acuciante crisis energética y social, no basta con que los líderes políticos salgan a la calle seis meses antes de las elecciones generales con el mantra de “escuchar a la gente”. La plataforma “Sumar” de Yolanda Díaz, o la maratoniana agenda de campaña Pedro Sánchez, son operaciones de comunicación que de momento no construyen contenido político efectivo para el eslogan “el gobierno de la gente”. No hemos visto ni en el PSOE ni en Podemos las bases reales de un proyecto de gobernanza fundado en la participación ciudadana efectiva institucionalizada. Recordemos que el programa electoral de Boric en 2021 en Chile estaba centrado en “transición justa, justicia ambiental, participación”. La izquierda chilena realizó una amplia labor de construcción normativa de una participación ciudadana vinculante real en todos los niveles de toma de decisiones públicas, e incluso mucho más allá de las temáticas ambientales[11]. Comparando con este proyecto de gobierno, las actuales dinámicas preelectorales españolas son iniciativas cosméticas que no conectan con el 80% de la ciudadanía convencida de la extrema gravedad de la crisis climática. Dejan a la ciudadanía fuera de un protagonismo real, ignorándola como el nuevo sujeto político central de la transición ecológica.

El pueblo climático: un nuevo sujeto político

Aunque haya mucha distancia entre cualquier encuesta de opinión y la realidad de los comportamientos colectivos, todos los estudios cuantitativos serios más recientes[12], demuestran un profundo cambio en las representaciones sociales en las dos últimas décadas. Este 80% de la población es una reserva de legitimidad social imprescindible para la transición ecosocial en España pero que de momento no se activa. Nos encontramos entonces en un punto de inflexión, potencialmente explosivo: un desfase total entre la baja ambición de las decisiones en materia climática de los sucesivos gobiernos, y el alto nivel de aceptabilidad ciudadana de una transformación profunda del sistema productivo. De hecho, un 83 % de la gente en España está más preocupada por la emergencia climática que el actual gobierno.

Esto es justamente la inmensa paradoja de nuestro tiempo a la que Bruno Latour y Nicolas Schultz dedican su último ensayo[13]. No sin provocación, declaran: “Para usar una palabra famosa: un fantasma recorre Europa y el resto del mundo: el fantasma del ecologismo!”, y así asumen y desbordan la genealogía marxista para analizar la existencia de lo que llaman un “pueblo climático mayoritario”, es decir un muy amplio y heterogéneo sujeto político invisible que de momento ni entra en las categorías teóricas del ecosocialismo, ni en la praxis efectiva de la democracia representativa actual, ni en el marketing comunicativo de las ONGs. “El pueblo climático” es para Latour la emergente clase ecosocial de un “nuevo régimen climático”, pero de momento sin conciencia de clase y -sobre todo- sin relato ni actores políticos capaces de construir un horizonte institucional efectivo de acción colectiva. Eppure si muove. El pueblo climático sin embargo se mueve y se deja ver ahora en conflictos muy diversos, pero todos tienen en común la misma resistencia a la economización del mundo y de las existencias. En un futuro próximo, Latour vaticina: “la clase ecologista pasará de simples disputas, por ejemplo sobre el consumo de carne, a verdaderos conflictos de clase”.

En España, como en el resto de Europa, la participación ciudadana y la acción política efectiva del “pueblo climático” son condicionantes de nuestra supervivencia. ¿Cómo, en los últimos dos años, hemos podido perder la oportunidad histórica de construir en España un proceso participativo capaz de articular y legitimar políticamente los objetivos de descarbonización que marcan la ciencia con la adhesión de una amplia mayoría social favorable al cambio ecológico en defensa de la vida?

Fact-checking de la Asamblea Ciudadana por el Clima y deserción militante colectiva

Recordemos primero los hechos. La cruda realidad de los hechos. El 21 de enero de 2020, el recién formado gobierno de coalición, presidido por Pedro Sánchez declaró el estado de Emergencia Climática en España[14]. Ocurrió justo después de que el Reino Unido se convirtiera en el primer país europeo en declararlo y en plena “ola de movilización climática” planetaria, que se visibilizó en Madrid durante la COP25 en diciembre 2019, con manifestaciones multitudinarias, muy poco antes de la pandemia de COVID-19. El nuevo equipo de gobierno ambicionaba un nuevo liderazgo climático internacional y nacional, basado en “el consenso generalizado de la comunidad científica, que reclama acción urgente” y programando objetivos de neutralidad climática “a más tardar en 2050”.

Esta declaración de emergencia climática anunciaba 30 líneas distintas de acción climática, comprometiéndose el gobierno a poner en marcha cinco de ellas en los primeros 100 días de la legislatura. Entre estas cinco medidas inaugurales sobresalía la creación de una Asamblea Ciudadana del Cambio Climático, como espacio institucional para “la transición ecológica justa”, “mediante políticas públicas trasversales, que pongan al ciudadano en el centro”[15]. Una transición justa, basada en la participación ciudadana. Una inmensa innovación democrática, plenamente conectada a un contexto español y europeo ya altamente favorable a la participación ciudadana, pero que nacía en un limbo organizativo. El gobierno anunció el lanzamiento de una asamblea ciudadana climática, sin formalizar la articulación de la participación ciudadana con la toma de decisiones en nuestro sistema democrático representativo.

Pese a estas importantes carencias, en 2020, esta declaración de emergencia climática nacional y, sobre todo, la apuesta totalmente inédita por una participación ciudadana en la acción climática, hubiera tenido que suscitar lógicamente la alianza y el apoyo público masivo de todos los colectivos ecologistas y de los sindicatos progresistas. Pero no fue así, muy al contrario. Ningún colectivo comunicó al respecto y las alianzas verdes no elevaron ninguna demanda para concretar este objeto participativo todavía no identificado. El MITECO, ante las dificultades evidentes para suscitar el apoyo del sector verde a su iniciativa pionera, emprendió en plena pandemia una labor de pedagogía y de consulta de los actores ecologistas, encargando a la fundación CONAMA un eficaz trabajo de divulgación de los últimos avances de la participación ciudadana climática en Europa y de publicación del posicionamiento de las principales organizaciones ecologistas españolas al respecto[16].

El resultado es muy negativo y visible en el informe final con una claridad meridiana: para la mayoría (el 59,4%) de los representantes de colectivos verdes, una asamblea ciudadana climática tal y como la lanzó el gobierno significaba un proceso que potencialmente “minora el papel del tercer sector”, y prefería de hecho que sus resoluciones “no fueran vinculantes”. Con esto, identificamos el principal bloqueo interno actual de la participación ciudadana en España: la deserción de la mayoría de los actores ecologistas y especialmente de las organizaciones más importantes que tienen un histórico discurso oficial muy a favor de la democracia participativa.

El activismo verde que no participa con la ciudadanía: el caso de Greenpeace España

En una entrevista reciente publicada en el Guardian, Kumi Naidoo, que fue director ejecutivo de Greenpeace internacional de 2009 a 2015, hizo un ejercicio muy saludable y necesario de autoanálisis personal y colectivo de sus casi cuarenta años de militancia[17]. «El error que cometió mi generación de activistas fue que confundimos el acceso con la influencia. Obtuvimos acceso que permitió a algún funcionario del gobierno, ministro o director general de una gran empresa marcar una casilla que decía ‘sociedad civil consultada’. Y, sinceramente, también significaba, para muchos de nosotros que participábamos en esas interacciones… que podíamos reclamar victorias fáciles«.

Incluso miembros de la joven generación ecologista reconocen que también pudieron perderse de la misma manera y muy rápidamente en el activismo de influencia y sus falsas victorias. Luisa Neubauer que dialoga abiertamente al respecto con Kumi Naidoo, explica que desde Fridays for Future, recién creado en 2019, «yo estaba haciendo algo que ahora llamaría retrospectivamente ‘activismo de apretón de manos’. Es algo a lo que puedes estar muy dedicado, pero también tienes muchas ganas de conocer a un ministro importante, para estrecharle la mano y hacerte una foto y demostrar que realmente has hecho algo«.

Si nos situamos en el envidiable nivel de honestidad y de lucidez de estos responsables ecologistas de primer plano, tenemos que observar que los últimos equipos directivos de Greenpeace España se quedan de momento del lado de lo que Kumi Naidoo llama “el activismo de influencia”. Greenpeace, siendo la principal organización ecologista de España y sobre todo la única con financiación independiente del gobierno, tiene una responsabilidad clave para apoyar la participación ciudadana dentro del reducido grupo de las cinco principales organizaciones que se autodenominan las “5G” (Greenpeace, Ecologistas en Acción, WWF, Seo Birdlife, Amigos de la Tierra). Los últimos dos directores ejecutivos de Greenpeace España, Mario Gómez y Eva Saldaña, no asumieron ni este liderazgo ni este compromiso, por mucho que la demanda de democracia participativa figure oficialmente en su “decálogo para avanzar en democracia” y en muchas de sus declaraciones públicas, incluso en el presente debate[18]. Greenpeace España no ha dado el paso que su organización ha realizado a nivel internacional y a nivel nacional en muchos otros países, muy especialmente en el terreno de la participación ciudadana en la acción climática.

Un ejemplo breve y significativo: Eva Saldaña, nombrada directora ejecutiva de Greenpeace España en primavera 2021 siguió en la línea de “no participación real” en la Asamblea Climática iniciada por su predecesor Mario Gómez, pese a sus primeras declaraciones en los medios que dejaban presagiar un posible cambio de rumbo[19]. Participó como experta en el proceso de la Asamblea Ciudadana en representación de un colectivo de organizaciones ecologistas españolas, pero desde su propia organización entre noviembre 2021 y junio 2022 no impulsó absolutamente ningún seguimiento, ninguna iniciativa y ninguna difusión al respecto. Tampoco se comunicó a los socios de Greenpeace nada sobre el primer proceso participativo estatal en materia climática o sobre el posicionamiento de su organización.
¿Por qué la principal organización ecologista española, históricamente comprometida con la demanda de participación democrática, no emplea realmente sus fuerzas en ella cuando un gobierno de izquierdas abre una oportunidad histórica?

Una pequeña parte de la respuesta la tenemos en una iniciativa que lanzó Greenpeace también en mayo pasado[20]. La ONG dio visiblemente la espalda a la Asamblea Ciudadana que todavía no había finalizado, enfocando el futuro de su estrategia en “la construcción de liderazgos políticos y sociales” en torno a jóvenes representantes activistas y políticos, asociándose a una consultora privada, beBartlet, en la que participa Llorente y Cuenca, LLYC, una de las primeras multinacionales de comunicación y lobbying activa en América Latina, España y Portugal.

Los expertos de beBartley hacen últimamente un intenso lobbying por el gasoducto del Midcat[21] promocionando su muy dudoso futuro para transporte de hidrógeno verde que, por lo pronto, implicaría una fuerte inversión en energía fósil, que Greenpeace España no para de denunciar[22]. BeBartlet vende también soluciones falsamente ecológicas dentro de una “estrategia de incidencia pública”, que está abocada al fracaso a corto y medio plazo porque en ningún momento conecta con la mayoría social. Como Kumi Naidoo decía, tras décadas de responsabilidad en Greenpeace, el tiempo de desastres que vivimos «tiene que ser un momento de extrema honestidad, de extrema valentía, de extrema audacia. Si el activismo dice: ‘No puede ser lo de siempre, no puede ser el gobierno de siempre’, entonces seguramente debemos decirnos a nosotros mismos: ‘No puede ser el activismo de siempre’.
Y debemos también decirnos a nosotros mismos: no podemos asociarnos al lobbying de siempre los que somos los activistas y los políticos ecologistas de hoy.

Futuro inmediato de la participación ciudadana en tiempos de colapso

En tiempos de colapso, las movilizaciones de todos los actores sociales del ecologismo, partidos políticos y ONGs deberán saber integrar lo más posible la pluralidad de las identidades socioeconómicas de la ciudadanía que forma el “pueblo climático español” y, por lo tanto, emanciparse ya de la lógica actual de partidos, de los “nichos de socios” o de un “activismo de influencia” de siempre, en su peor versión lobbyista actual. No existen muchos precedentes en la sociedad española de transversalidad sostenida en el tiempo, sobre todo si excluimos la Transición por sus muchas deficiencias.

Esto significa que hay que trabajar juntos para construir un nuevo tipo de credibilidad día a día, exponiendo las responsabilidades reales de todos los agentes de bloqueo y los conflictos de intereses fósiles, pero también dentro de todos los partidos políticos y dentro de la iniciativa privada. Supone también una extrema valentía para las ONGs dejar de concentrar sus energías en seguir monopolizando el espacio de interlocución y representación ante el poder para entrar en dinámicas de participación ciudadana efectivas en las políticas públicas. El espacio del “activismo de influencia” que ha sido el paradigma de la última década corre el riesgo de dejar de existir en breve.

Sería ingenuo suponer que nuestro statu quo político, institucional y democrático, nuestro punto de equilibrio social actual, dependiente como es del mundo físico y de condicionantes geopolíticos bien visibles, no está condenado a cambiar en un sentido u otro, igual que las fechas de la siembra del cereal de invierno y de las primeras olas de calor, el precio de la energía o el agua, o la productividad por hectárea de los cultivos de secano tampoco van a permanecer estables.

Dada la situación actual de polarización política promovida por los partidos políticos, unos bajo el dictado de intereses económicos fundamentalmente hostiles a la acción climática y algunos otros desde un narcisismo identitario irresponsable, no es difícil anticipar que antes de la movilización efectiva del “pueblo climático” que teoriza Latour, nuestra sociedad experimentará episodios muy violentos, causados por la escasez (ya sea de agua, de energía, de alimentos, de movilidad o de fe en el sistema). Llegado ese momento, seremos testigos ya sea un retroceso democrático masivo, ya sea una mutación convulsa pero profunda de nuestra maltrecha democracia representativa.

El ejemplo de Chile nos marca un futuro político posible pese a las radicales oposiciones reaccionarias que generan en la actualidad. Tras una violenta revuelta y una represión brutal en 2019, la movilización de todos los colectivos de lucha y la alianza transversal de los partidos de izquierda chilenos, abrieron un espacio democrático de reforma constitucional, con la participación ciudadana institucional firmemente instalada en el centro de un proyecto de nuevo “estado ecológico de derecho”. La participación ciudadana vinculante es en efecto el eje del innovador y esperanzador proyecto chileno de “constitución ecológica”, que considera “las personas y los pueblos” como un actor político efectivo y no meramente simbólico o consultativo para construir un Estado “post-extractivista y post-desarrollista”.

Si los partidos políticos españoles, y especialmente los de izquierda, logran intentar cambiar, encontrarán muchos puntos de entrada para demostrarle a la ciudadanía que están tan preocupados como ella por el cambio climático y que son capaces de gobernar en consecuencia: promover la institucionalización de la democracia deliberativa real con las buenas prácticas de la OCDE desde fuera y desde dentro de las instituciones; tomar decisiones radicalmente consecuentes con la ciencia y alineadas con la economía verde; y revitalizar las cámaras de representantes locales, regionales, y el Congreso de los Diputados (y, con ello, revitalizando la democracia misma, ya que estas son las instituciones que representan al pueblo) para que sean el corazón de la transición ecológica, gracias a la institucionalización de procesos de democracia participativa regulares.

Las ONGs medioambientales tienen ante sí un reto parecido. ¿Descubrirán cómo ser parte de la solución? ¿O se seguirán sintiendo amenazadas por los profundos cambios de estrategia que son indispensables para conectar con el pueblo climático y hacer que sus propios objetivos medioambientales tengan opciones realistas de materializarse? Kumi Naidoo marca el camino para el tercer sector: “Tenemos que crear múltiples maneras de que la gente pueda participar y no sólo cómo nos lo imaginamos los que estamos sentados en trabajos de la sociedad civil a tiempo completo. Tenemos que pensar en dónde está la gente y en cómo se le puede permitir participar. Sólo cuando tengamos un número suficiente, sustancialmente mayor del que somos capaces de movilizar en este momento, nuestros líderes políticos y empresariales se verán finalmente empujados a la urgencia que la situación requiere«[23].

Muchas personas ya asumen esta urgente necesidad de participación real e intentan estar a la altura de la dificultad del futuro que tenemos por delante. Ha llegado el tiempo del máximo compromiso participativo e incluso de la desobediencia civil noviolenta dentro de la comunidad científica internacional[24]. Cuando una parte de sus integrantes deciden rebelarse, arriesgar su prestigio académico, sus puestos de trabajo, desobedecer y dirigirse directamente a la ciudadanía, nos muestran que son totalmente conscientes del fracaso de la influencia real de la ciencia en la acción de los gobiernos[25]. Centenares de científicas y científicos que integran el colectivo Rebelión científica en más de 25 países han salido de sus laboratorios para dejar de documentar la catástrofe as usual. Se enfrentan como colectivo a lo que B. Glavovic, científico que participa en el panel del IPCC, llama “la tragedia de la ciencia climática”[26]:

El fracaso a la hora de detener el calentamiento global es una acusación para los sucesivos gobiernos y líderes políticos de todas las tendencias. Es un incumplimiento del contrato ciencia-sociedad. Pero, como en todos los contratos, ambas partes tienen importantes funciones y responsabilidades. La ciencia del cambio climático no puede ser absuelta de la responsabilidad”[27].

En España, el pasado 6 de abril, con motivo de la publicación del último informe del IPCC, un centenar de científicos y científicas lanzó sangre falsa sobre el Congreso y reclamó acción inmediata y democracia participativa vinculante de emergencia[28]. Posteriormente, 14 participantes en esta acción noviolenta fueron detenidos por la Brigada anti-terrorista e imputados de “delito contra las altas instituciones del Estado, por haber alterado presuntamente el funcionamiento del Congreso de los Diputados”.

Pero la verdad científica no altera nunca la democracia. Ni se puede detener la realidad del colapso climático que registra la ciencia, ni tampoco se podrá detener la fuerza colectiva que la comunidad científica ha acumulado a partir de la conciencia de sus propios fracasos. Muchas científicas y muchos científicos sienten hoy la responsabilidad absoluta de cambiar con el resto de los actores sociales y de actuar ahora mismo con la gran mayoría de la sociedad española que sabe perfectamente dónde estamos: a las puertas de la destrucción global de las condiciones que hacen posible la vida humana actual en el planeta.

Notas:

[1] https://ctxt.es/es/20220801/Firmas/40556/yayo-herrero-carta-a-la-comunidad-crisis-eco-capitalismo-cambio-climatico.htm

[2] https://www.publico.es/sociedad/lobby-combustibles-fosiles-representantes-cop26-pais-asistente.html

[3] https://www.elespanol.com/mundo/20210322/amenaza-creciente-ecofascismo/567063299_12.html

[4] https://www.newtral.es/asambleas-ciudadanas/20220128/

[5] https://asambleaciudadanadelcambioclimatico.es/recomendaciones/
https://asambleaciudadanadelcambioclimatico.es/la-asamblea-ciudadana-para-el-clima-envia-sus-recomendaciones-al-consejo-de-ministros/

[6] https://www.climatica.lamarea.com/tus-articulos-asamblea-ciudadana-clima/

[7] https://www.publico.es/sociedad/activistas-ecologistas-abandonan-huelga-hambre-despues-33-dias.html

[8] https://www.lavanguardia.com/natural/20210907/7703952/panel-intergubernamental-expertos-sobre-cambio-climatico-verdad-mas-molesta.html

[9] https://www.bbva.com/es/sostenibilidad/el-80-de-los-espanoles-considera-de-gravedad-extrema-los-problemas-medioambientales/

[10] https://www.eib.org/en/press/all/2021-360-81-percents-of-spanish-people-in-favour-of-stricter-government-measures-imposing-behavioural-changes-to-address-the-climate-emergency?lang=es

[11] https://www.servel.cl/wp-content/uploads/2021/06/5_PROGRAMA_GABRIEL_BORIC.pdf

[12] https://www.eib.org/en/surveys/climate-survey/4th-climate-survey/index.htm

[13] LATOUR, Bruno, SCHULTZ, Nicolas, Mémo sur la nouvelle classe écologique, Paris, La découverte, 2022.

[14] https://www.miteco.gob.es/es/prensa/200121cmindeclaracionemergencia_tcm30-506549.pdf

[15] https://www.miteco.gob.es/es/prensa/200121cmindeclaracionemergencia_tcm30-506549.pdf

[16] http://www.conama2020.conama.org/web/es/prensa/noticias/nuevo-informe-de-conama-analisis-de-todas-las-asambleas-ciudadanas-climaticas-en-europa.html

[17] https://www.theguardian.com/environment/2022/jun/17/it-cannot-be-activism-as-usual-kumi-naidoo-and-luisa-neubauer-on-the-way-forward-for-climate-justice

[18] https://es.greenpeace.org/es/trabajamos-en/democracia-y-contrapoder/democracia-y-movilizacion-en-espana/un-decalogo-para-avanzar-en-democracia/

[19] https://www.lavanguardia.com/natural/20210719/7609885/combatir-el-cambio-climagico-exige-el-protagonismo-de-la-sociedad-civil-brl.html

[20] https://es.greenpeace.org/es/sala-de-prensa/comunicados/greenpeace-y-bebartlet-reunen-por-primera-vez-a-los-nuevos-liderazgos-politicos-y-sociales-en-el-ambito-de-la-transicion-ecologica/

[21] https://elpais.com/economia/2022-08-13/espana-apuesta-por-acelerar-el-gasoducto-que-pide-alemania.html

[22] https://es.greenpeace.org/es/sala-de-prensa/comunicados/la-sociedad-civil-rechaza-mas-infraestructuras-gasistas-innecesarias/

[23] https://www.theguardian.com/environment/2022/jun/17/it-cannot-be-activism-as-usual-kumi-naidoo-and-luisa-neubauer-on-the-way-forward-for-climate-justice?CMP=Share_AndroidApp_Other

[24] https://ctxt.es/es/20220501/Firmas/39713/Juan-Bordera–Agnes-Delage-Fernando-Valladares-crisis-ecosocial-desobediencia.htm

[25] https://www.theguardian.com/environment/2022/aug/29/scientists-call-on-colleagues-to-protest-climate-crisis-with-civil-disobedience

[26] https://www.nytimes.com/2022/03/01/climate/ipcc-climate-scientists-strike.html

[27] https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/17565529.2021.2008855

[28] https://www.lavanguardia.com/vida/20220406/8180403/activistas-crisis-climatica-pintura-roja-congreso.html

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Fernando Prieto

    Observatorio Sostenibilidad

    Alejandro Sacristán

    Club Nuevo Mundo

    Agnès Delage Amat

    Catedrática de ciencias sociales en la Universidad Aix Marseille (France). Milita en Rebelión Científica y Extinction Rebellion.

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  • Alberto Fraguas Herrero

    Ecólogo. Asesor de Sostenibilidad en Alianza por la Solidaridad y miembro del Grupo Futuro Alternativo

    El Fin de la abundancia Hace unos meses Cristina Narbona, Presidenta del PSOE, en un excelente artículo que iniciaba las reflexiones en torno a la Transición Ecológica en ese ESPACIO PÚBLICO(1), planteaba la imprescindible "transformación gradual del sistema productivo de forma que se reduzca el consumo de recursos naturales así como todo tipo de contaminación y que se preserven y restauren los ecosistemas" y realizar esto en un contexto prioritario para la supervivencia y con principios de justicia global. Claramente este es el objetivo a cumplir dentro del ya históricamente denominado Desarrollo Sostenible, si bien hay algunos matices que la evolución...
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  • Daniel Albarracín Sánchez

    Consejero de la Cámara de Cuentas de Andalucía. Sociólogo y economista. Miembro de Anticapitalistas y del Consejo Asesor de Viento Sur.

    El Estado español es, como la mayor parte de países europeos, altamente dependiente de la energía, que se encuentra en el exterior. La disponibilidad de energía propia es fundamentalmente de origen renovable, hidráulica, eólica y principalmente solar, y cuenta apenas con reservas pequeñas de carbón, de escasa calidad comparada con el que tienen otros países europeos. Entre sus potencialidades en la actual coyuntura, se encuentra con unas empresas de refino para adaptar los hidrocarburos al sistema de producción, si bien no contribuiría a una solución desde el punto de vista ambiental y energético a medio plazo. El problema de nuestra...
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  • Álex Dorado Nájera

    Consejero de Sostenibilidad, Transición Ecológica y Portavocía del Gobierno de La Rioja.

    A menudo, en los últimos tiempos, en muchos debates y en muchos medios, existe una equiparación casi total entre medio ambiente y clima o entre crisis ecológica y crisis climática. Esta asimilación de la parte por el todo es fruto, en parte, por una buena noticia como es el aumento de la concienciación mediática y social sobre la importancia del clima y de la energía en nuestras vidas y las de las generaciones venidas. Sin embargo, esta conquista de la agenda medioambiental por parte de la agenda climática, puede suponer un problema a la hora de eclipsar o minusvalorar otras...
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  • Paolo Cacciari

    Periodista

    También en Italia el lema “transición ecológica” ha entrado en el lenguaje público corriente después del lanzamiento en 2019 del Green Deal de la Comisión Europea y, gracias a los generosos fondos “en deuda” de la Next Generation Ue (una especie de neokeneysianismo verde), el gobierno decaído del banquero Mario Draghi había bautizado un ministerio en su nombre. Veremos si el nuevo gobierno de las derechas lo querrá mantener. Los dos primeros tramos del Plano Nacional denominado ‘Rilancio e Resilienza’ (Relanzamiento y Resiliencia) ya han sido asignados por la UE (24,9 de prefinanciación, más 21 mil millones destinados a...
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  • Ramon Folch

    Doctor en biología, socioecólogo. Presidente-fundador de ERF

    Los cambios vienen con la necesidad. Mientras se producen, se llaman transiciones. Si la necesidad es imperativa, la transición es rápida e inevitable. Por eso habrá -ya la hay- transición ecológica, porque a la fuerza ahorcan. El tema no es hacerla, sino lograrla sin excesivos traumas. La transición ecológica es el paso desde el actual sistema socioambientalmente insostenible hasta un nuevo estadio provisionalmente estable. Es una escalera que hay que bajar: elegantemente, a trompicones o rodando. Para hacerlo sin dolor y con elegancia, se necesita un proyecto adecuado. De ahí la conveniencia de una ingeniería de transición, con sus...
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  • Irene Calvé Saborit

    Ingeniera Industrial y trabajadora en mercados eléctricos

    La (in)elasticidad de la demanda eléctrica Hace unos días estuve leyendo la nota de la comisión europea publicada por el periódico francés Contexte en la que se presentan propuestas de intervención para “optimizar el funcionamiento del mercado eléctrico y disminuir el impacto del precio del gas”. En esta nota se analizan varias alternativas como el tope del gas ibérico o las medidas aprobadas por el gobierno griego. Incluso se valora la suspensión del mercado eléctrico cuyo resultado sería, según la nota de la comisión, el probable colapso del sistema eléctrico y un daño severo sobre los esfuerzos de descarbonización. Esto...
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  • Victor Viñuales

    Director Ejecutivo de ECODES

    Cuando hablamos de transición ecológica, funcionarios, empresas y pueblo llano piensan o en un cambio de unas tecnologías por otras –por ejemplo, coches de gasolina por coches eléctricos– o en un cambio de leyes. Pero hay un olvido general: la transición cultural. El Plan de Recuperación del Gobierno de España dedica 140.000 millones de euros a cambiar el “hardware” de nuestro país y apenas nada a transformar el “software”. Y sin cambio de valores, de hábitos, la transición ecológica encallará. Para que España lograra un éxito enorme como es reducir los muertos por accidentes de tráfico de más de 5.000 anuales...
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  • Eulogio González Hernández

    Jubilado - Mecánico Mantenimiento de aviones

    Hace siglos, los obreros se sumaban a las consignas de libertad e igualdad exaltadas en mítines y otras plataformas públicas, pero era evidente que esos obreros tenían una percepción de la libertad y la igualdad muy diferente a la que las autoridades y patronos consideraban constitutivas de la organización social liberal. La huelga de La Canadenca hace 100 años en Cataluña, consiguió un gran triunfo palpable cien años después: la conquista de la jornada de 8 horas en España, el primer país del mundo en establecerla por ley. Esta huelga, considerada una de las más importantes...
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  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    Las gentes racionales y sin apego a los dividendos de las eléctricas, gasísticas y petroleras podemos convenir en primer lugar que la transición ecológica es urgente y necesaria para el futuro de la vida en el planeta y que la clave para desencadenar el proceso es asegurar la transición energética desde un modelo carbonizado y despilfarrador a otro basado en los pilares del ahorro y la eficiencia, las energías limpias renovables y el decreciente uso de materiales y energía. En segundo lugar podemos acordar que la cuestión de la energía es estratégica. Y, finalmente, no es una hipérbole que...
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  • Carlos Tejero

    Periodista. Responsable del Área de Medio Ambiente de Podemos Madrid

    Los últimos días de agosto nos han sorprendido con un giro radical en la política energética europea. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, sorprendió a propios y extraños anunciando la necesidad de “intervenir” el mercado energético para controlar el precio de la electricidad. Una “traición” a la ortodoxia liberal provocada por una imparable espiral inflacionista cuya causa principal han sido, precisamente, los precios de la energía en un mercado liberalizado. Este anuncio espantó a los especuladores y el precio del gas Natural TTF (precio mayorista en Europa) bajó en dos días de 344 a 253€ (más de...
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  • Agnès Delage Amat

    Catedrática de ciencias sociales en la Universidad Aix Marseille (France). Milita en Rebelión Científica y Extinction Rebellion.

    Rafael Jimenez Aybar

    Director de programas en GLOBE International y experto en democracia medioambiental

    “Creo que los movimientos sociales y las izquierdas institucionales se tienen que responsabilizar y actuar coherentemente con los diagnósticos que se hacen. La cuestión es ver si se puede intentar estar a la altura del momento histórico que nos ha tocado vivir. (…) No olvidemos que, por el momento, a ninguno nos están saliendo muy bien las cosas y que las lecciones que damos desde todas las partes no están avaladas por una práctica exitosa o ganadora en términos de máximos.” Yayo Herrero, Contra el capitalismo del desastre, CTXT, 2022. En un texto reciente, Yayo Herrero nos incita a entrar en el debate sobre transición ecológica, asumiendo todas nuestras responsabilidades, incluso la de nuestros fracasos actuales[1]. Ante el capitalismo del desastre, el actual secuestro de la acción climática por los grupos de intereses económicos[2] y la masiva expansión de un ultra-nacionalismo climático populista de extrema derecha[3], ella tuvo la valentía de reconocer que a ninguno de los actores progresistas de la transición ecológica “nos están saliendo demasiado bien las cosas”. Analizarlo no es tirar piedras en nuestro propio tejado, si somos capaces de no atrincherarnos en lo que Yayo Herrero llama muy acertadamente “los estériles debates entre los...
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  • Nuria Menéndez de Llano Rodríguez

    Abogada. Directora del Observatorio Justicia y Defensa Animal y miembro del Oxford Centre for Animal Ethics

    En un contexto tan complejo y desolador de emergencia climática, de pérdida de biodiversidad, de extinción masiva de especies, de explosión demográfica humana y de colapso generalizado como el actual, se hace más necesario que nunca poner el foco en los demás animales con los que compartimos planeta y a quienes estamos, también y principalmente, usurpando toda posibilidad de sobrevivir y de tener un futuro por ir éste irremediablemente unido al nuestro. Lo cierto es que, aunque nos creemos el ombligo de todo, los humanos no somos sino una especie animal más, y no una cualquiera: somos los únicos responsables...
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  • Joana Bregolat

    Activista ecofeminista y militante de Anticapitalistas

    Érase una vez la historia de una economía capitalista que cada vez compartía más el diagnóstico de un mundo en crisis, de alarma sobre el alto grado de la destrucción ecológica y de los impactos en sus beneficios de la profunda crisis ecosocial y reproductiva que viven aquellos que la sustentan. Una economía capitalista que, con cada conocimiento, devenía más consciente y dejaba atrás el negacionismo clásico de la cuestión ambiental, y planteaba propuestas para abordar las alteraciones del sistema-Tierra. Ambiciosas, que construían un nuevo marco de acción, un marco verde, pero muy lejanas a los cambios estructurales y...
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  • Juan López de Uralde

    Diputado de UP y coordinador del partido Alianza Verde. Es Presidente de la Comisión de Transición Ecológica en el Congreso de los Diputados. Coordina en Público el blog Ecologismo de Emergencia.

    Corría el año 2007, y dirigía yo entonces la organización Greenpeace en España. Dedicamos más de un año de trabajo a la elaboración de un informe que se llamó España: 100% energía renovable. En él se demostraba por primera vez que era posible un modelo energético basado en fuentes 100% renovables en nuestro país. Ha llovido mucho desde entonces, pero tengo el recuerdo nítido de los ataques brutales que sufrimos del oligopolio eléctrico y su entorno mediático. En resumen nos decían que era imposible llegar a un modelo energético renovable, y que nuestra propuesta era un brindis al sol. Desde...
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  • Carlos Javier Bugallo Salomón

    Doctorando en Comunicación e Interculturalidad en la Universidad de Valencia. Diplomado en Estudios Avanzados en Economía. Licenciado en Geografía e Historia.

    En su Ponencia Cristina Narbona ha defendido un «necesario cambio de paradigma económico» que dé lugar a una «transición ecológica económica». A continuación ha pasado Narbona a enumerar un conjunto amplio de medidas concretas con las que se podría materializar tal transición ecológica, al tiempo que expone los condicionantes que pueden acelerar o limitar esa transición. Creo que esta presentación de la Ponencia es correcta, porque trata de aspectos de la crisis ecológica que han sido bien estudiados y sobre los que podría haber un cierto grado de consenso político entre las fuerzas de izquierda y una parte de...
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  • Eva Saldaña Buenache

    Directora Ejecutiva de Greenpeace España

    “El futuro no está escrito, nunca lo está. Depende solo de nosotros, de que seamos capaces de construir un contrapoder lo suficientemente fuerte como para derribar al capitalismo y crear una forma de organización social diferente. Debemos además hacerlo pronto, la crisis ecológica avanza deprisa y nos dificulta cada vez más la tarea. No es una labor fácil, nunca lo ha sido. Es normal sentir miedo y tener vértigo, pero lo importante es lo que hacemos con ello, si dejamos que nos paralice o lo convertimos en combustible para la lucha”. Layla Martínez(1). 1. Un poco de contexto: mirando alrededor...
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  • Mario Rodríguez Vargas

    Director Asociado de Transición Justa y Alianzas Globales. Fundación Ecología y Desarrollo

    La situación de emergencia climática que vivimos, declarada tanto por el Parlamento como el Gobierno; la degradación sin precedentes de la biodiversidad; el aumento de las ratios de desigualdad y pobreza entre países y dentro de cada país; el doloroso efecto de la pandemia generada por la Covid-19 y finalmente los efectos globales de la guerra en Ucrania y otros conflictos bélicos que ya estaban antes y prosiguen en este momento, nos indican que es necesario repensar y resetear el sistema y que la única vía es una transición ecológica que no deje a nadie atrás y que alumbre...
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  • Martín Lallana Santos

    Militante del Área de Ecosocialismo de Anticapitalistas. Investigador predoctoral en estrategias de descenso energético.

    “El Ladrillo” es el nombre que se le puso coloquialmente al documento escrito por el grupo de economistas liberales conocido como los "Chicago Boys"[1]. En él se establecían las políticas económicas a partir de las cuales Chile se convertiría en el laboratorio del neoliberalismo tras el golpe de estado que acabó con el gobierno de la Unidad Popular y la vía democrática hacia el socialismo. Se recogían medidas como acabar con la gratuidad y los subsidios parciales en la enseñanza superior, así como la privatización de áreas de economía como la electricidad, el agua potable, las telecomunicaciones y del...
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  • Carlos Bravo

    Responsable de políticas de Transport & Environment

    La transición energética hacia la descarbonización de nuestra economía, cada vez más urgente debido a la creciente gravedad de la crisis climática, está siendo literalmente secuestrada por esos mismos combustibles fósiles que provocan el cambio climático y de los que tenemos que prescindir cuanto antes mejor. Por un lado, el gas natural, debido a su participación en la generación eléctrica y a los altos precios que han marcado la evolución de los mercados mayoristas del gas durante el año 2021 y lo que va del 2022, es el principal culpable de que haya subido tanto el precio de la luz....
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  • Florent Marcellesi

    Coportavoz de Verdes Equo y ex-eurodiputado de Los Verdes/ALE

    Ante la crisis sanitaria y la emergencia climática, la transición ecológica se ha convertido en prioridad para la economía europea post-pandemia. Al mismo tiempo, la guerra en Ucrania ha vuelto a evidenciar la centralidad de la cuestión energética para nuestras sociedades industrializadas, donde inflación, coste de la vida, empleo, vivienda o Estado de bienestar dependen profundamente del acceso, o no, a fuentes de energía barata y abundante. Hay una conjunción de factores que convierten este decenio en una bifurcación peligrosa y, a la vez, en una oportunidad histórica. Según la comunidad científica, nos queda apenas una década para evitar los...
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  • Jaime Vindel

    Investigador Ramón y Cajal del Instituto de Historia del CSIC

    Un problema de algunos discursos contemporáneos que se aproximan a la crisis ecosocial es su timidez a la hora de poner nombre a las cosas. En mi opinión, emplear expresiones como “modelo económico dominante” para identificar al responsable estructural de nuestra situación supone un ejercicio de vaguedad analítica. Los conceptos que usamos condicionan de partida el alcance crítico de nuestras reflexiones, así como de las alternativas que somos capaces de imaginar. ¿Qué entendemos por “modelo económico dominante”? ¿Estamos hablando del capitalismo o tan solo del neoliberalismo? La tendencia a utilizar este tipo de eufemismos es observable entre las posiciones...
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  • Jorge Riechmann

    Departamento de Filosofía de la UAM. Ecologistas en Acción Sierras

    1 Un notable editorial de Nature, en marzo de este año, reivindica el estudio de 1972 The Limits to Growth (el primero de los informes al Club de Roma) y señala que “aunque ahora existe un consenso sobre los efectos irreversibles de las actividades humanas sobre el medio ambiente, los investigadores no se ponen de acuerdo sobre las soluciones, especialmente si éstas implican frenar el crecimiento económico. Este desacuerdo impide actuar. Es hora de que los investigadores pongan fin a su debate. El mundo necesita que se centren en los grandes objetivos de detener la destrucción catastrófica del medio ambiente...
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  • Cristina Rois

    Plataforma por un Nuevo Modelo Energético

    El conocimiento acumulado en las últimas décadas sobre los impactos de las actividades humanas en el medioambiente, y la experiencia de daños y desastres ambientales que confirman las previsiones de la ciencia, han venido calando lentamente en las sociedades humanas avanzadas o enriquecidas. Se añade a todo ello el efecto de las crisis económicas del siglo, y lleva a mirar el futuro con incertidumbre e inquietud, incluso con desesperanza. Ya no basta con “arreglar la economía”, también se están acabando los recursos, el entorno natural se hace más hostil y no se ve claro como será el día...
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  • Juanjo Álvarez

    Ecosocialista, militante de Anticapitalistas

    La transición ecológica es una cuestión abierta que se construye durante estos años a marchas forzadas. Nadie que tenga una mirada abierta del mundo puede obviar que se está dando una transición global, y sin embargo, esto no determina lo que vaya a suceder, porque la materialización de la transición puede tener tantas variantes y en tantas claves como se puedan imaginar, aunque otras tantas, y cada vez más, aparecen por el avance de la crisis ecológica, que cierra muchas posibilidades a medida que va superando puntos de retorno. En esta aportación pretendemos examinar justamente el factor que suele...
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  • Carmen Molina Cañadas

    Coordinadora de Alianza Verde Andalucía

    Hay unos cuantos hitos del siglo XX que nos advirtieron de que la evolución del sistema económico empezaba a mostrar claros síntomas de impactar sobre la funcionalidad sistémica de la biosfera. Se hacía evidente la responsabilidad de la actividad económica y su crecimiento permanente en la superación de límites planetarios y deterioro de múltiples servicios ecosistémicos “gratuitos”, y se ha ido elevando el nivel de preocupación al respecto. Las señales que nos alertaban entonces, nos deberían haber puesto en marcha hacia la Transición de que trata este debate. Algunos de estos hitos fueron: 1- La publicación del Informe del Club...
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  • José Mansilla

    Antropólogo, miembro del Observatori d'Antropologia del Conflicte Urbà (OACU)

    Decía el ex dirigente de Izquierda Unida (IU) ya fallecido, Julio Anguita, que la tan vanagloriada Transición política en España, el paso de la ley a la ley del régimen franquista a la democracia liberal, fue, más bien, una Transacción, "un apañito para que el poder económico del franquismo siguiera mandando"[1]. A día de hoy, muchas de las afirmaciones que realizó el político cordobés durante sus años en primera línea se han confirmado. Las características de la democracia española se encuentran sobredeterminadas, no solo por el poder que aun mantienen las élites económicas sostenedoras y conformadas en torno a...
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