El Sujeto Histórico (IOC*) en el Estado Plurinacional de Bolivia

14.11.2018

Debate principal: ¿Involución en América Latina?

Aprendiendo a reconocer lo que somos

Bolivia es un país mayoritariamente indígena, el 62% (INE, Censo 2001) y 41% (INE, Censo 2012) de los ciudadanos que asumen ser parte de una identidad originaria lo hace a través del auto reconocimiento, lo que quiere decir que el orgullo de ser diferente y multicultural es asumido a la par de un proceso de interpelación al Estado por la histórica exclusión de la mayoría. El Estado excluyente del pasado fracasó en impulsar una ciudadanía sustentada en el hecho de la igualdad de todos los bolivianos ante las leyes, pero en el que en los hechos éramos tratados de manera diferente, vivíamos excluidos y sentíamos la discriminación de nuestra diversidad cultural, que Para los poderosos era una expresión folklórica y no una razón de derecho para sentirse parte de las decisiones que se toman en el país.

Producto de esta condición, el proceso histórico creó dos sistemas económico-políticos, que a pesar de estar obligados a la convivencia, desarrollaron formas excluyentes de coexistencia. Existen pedazos de Bolivia que tienen una lógica liberal que toma sentido a través del mercado y la propiedad individual, junto a una democracia representativa que se expresa a través de la libre concurrencia en comicios electorales donde los partidos son los principales actores. Pero también existe la otra lógica comunitaria de convivencia y de toma de decisiones, que ha permanecido en la semiclandestinidad, sobreviviendo a pesar de la represión, la persecución y la imposición autoritaria. Esa que se originó en su forma primaria en los ayllus y comunidades, pero se ha impregnado en la forma gregaria en la que gran parte del pueblo boliviano toma sus decisiones; nos referimos a las juntas de vecinos, asociaciones o gremios –que son otra forma de identidad política no reconocida–, que con los movimientos sociales empezaron a recuperar el protagonismo político sin intermediaciones partidarias.

El temor al desmembramiento territorial, y particularmente a que la diversidad indígena pudiera avasallar la autoridad de un Estado descentralizado, ha hecho que históricamente los sectores dominantes se decidieran por un Estado centralizado que mantuviera el monopolio de los hilos del poder.

La excesiva concentración geográfica de los poderes del Estado impidió que el desarrollo nacional sea equitativo en todas las regiones del país, generalizó la corrupción en el funcionamiento estatal y privilegió nuestra relación dependiente primario exportadora con el mundo, pero durante la vigencia del Estado liberal y republicano no tuvo mayores percances. Sin embargo, cuando el poder central entró en crisis y los representantes de los grupos de poder del oriente (que se encontraban muy bien representados en los ministerios de todos los gobiernos de turno) perdieron el gobierno, se atrincheraron en los poderes locales y departamentales para combatir el “centralismo” que ellos mismos habían creado.

Estos son los temas que históricamente se incubaron en la estructura excluyente del Estado republicano y que irrumpieron en la vida del pueblo a través de las políticas neoliberales de los gobiernos que se sucedieron a partir de 1986, profundizando las contradicciones y la miseria del pueblo. El año 2000, el movimiento indígena encabezó movilizaciones que expresaban el agotamiento de la propuesta política económica neoliberal e interpelaban en las calles y las comunidades a los regímenes centralistas, que optarían por la represión y la muerte hasta que los presidentes –que pretendieron salvar la estructura de poder vigente– fueron echados por el pueblo, dándose curso de forma democrática a la victoria electoral de Evo Morales junto a la convocatoria a la Asamblea Constituyente, como señal de un cambio revolucionario en Bolivia.

La exclusión y el racismo. De la colonia a la república
Bolivia es un país que aprendió a aceptarse a sí mismo después de siglos de derramamiento de sangre y de negación a causa del colonialismo, que nos enseñó a sentir vergüenza de nuestra diversidad. Durante mucho tiempo los que se encumbraron en el poder nos hicieron creer que el ser indios era la razón del atraso. Los primeros colonizadores explotaban a los indios y se preguntaban si tenían alma; en la República los consideraban como pueblos necesitados de patrones para vivir mientras imponían relaciones serviles. Incluso en los años 70, al dictador Banzer se le ocurrió la idea de traer africanos blancos para “mejorar la raza”, poniendo de manifiesto que el colonialismo se había desplegado como la forma de dominación permanente hacia la mayoría plurinacional del país.

Bolivia, a diferencia de los vecinos latinoamericanos, se constituyó en medio de la incertidumbre y el miedo de los colonizadores, primero criollos y luego republicanos, a tanta identidad india que los rodeaba. Por eso, tras el levantamiento de Túpac Katari, en 1780, vivirán con el trauma histórico del cerco a las ciudades y posteriormente, a partir de la Guerra Federal (en 1899), asumirán como enemigo permanente a los pueblos indios y generalizarán la exclusión para evitar cualquier tentación democrática.

El proceso de la independencia, que finalizó con la fundación de la República, se sostuvo en muchos pueblos originarios que ofrendaron su vida, pero a los que no se considera como protomártires, porque los nacientes libertadores soñaban con una República criolla, sin indios; eso se vio reflejado históricamente desde la primera Constitución Política del Estado (1826) hasta el año 1961, cuando recién se instituye el voto universal en Bolivia. A lo largo de esa historia republicana encontramos que las Constituciones, modificadas a gusto y capricho de caudillos y políticos –conservadores o liberales–, mantuvieron y “constitucionalizaron” la exclusión. Los llamados “ciudadanos”, aquellos hombres nacidos en el país, mayores de 21 años o casados, que sabían leer y escribir y “no estaban sujetos a otro en calidad de servidumbre”, eran apenas el 5% de la población. Con argumentos que provenían de la Europa esclavista y que en la Colonia se habían institucionalizado, se negaba a los pueblos originarios su calidad de ciudadanía y de personas, para asumirlos como menores de edad, necesitados del tutelaje de un patrón que decida por ellos. Las condiciones de ciudadanía sólo podían ser llenadas por el criollaje, que sabía que únicamente la continuidad del régimen colonial respecto a los pueblos originarios preservaría sus intereses como nuevos dueños de la República.

Por eso, no fue casual que en los años 90 los pueblos indígenas del oriente organizaran una gran marcha de cientos de kilómetros desde sus comunidades hasta La Paz, para expresar y detonar todo ese cúmulo de exclusión y explotación silenciado en la vida republicana, que durante las guerras nacionales que se tuvo con los países vecinos –que Bolivia perdió todas– fueron los pueblos indígena originario campesinos, quienes estando al frente de las batallas, como “carne de cañón”, defendiendo un país del que no se sentían parte y en el que no habían sido convocados a participar, iniciaron ese proceso de identificación y reconocimiento de ellos mismos como parte de este país.

Los pueblos indígena originario campesinos –la gran mayoría del país– sólo presenciaron el cambio de rostro de los patrones en los diferentes momentos de la historia, incluso los sectores progresistas que antes que reconocerlos como protagonistas les hicieron objeto de paternalismo y asistencialismo, expresiones también de colonialismo. Aun así, lo indígena originario campesino tejía con los años redes sociales cada vez más extensas y precisaba cada vez de mejor manera la demanda de construir un nuevo país. Asumían que la resistencia era parte de su propuesta histórica y mientras más eran reprimidos, más se reconocían a sí mismos en su identidad, se afirmaban en su relación armoniosa entre ellos como comunidad y con la naturaleza, y más se diferenciaban de quienes tenían como política el odio, la codicia y el desprecio racista.

El horizonte político de la inclusión.
La elección de Evo Morales como Presidente significó un quiebre histórico en la historia boliviana y latinoamericana. Por primera vez las mayorías votaron por uno de ellos, se arriesgaron a soltarse de padrinazgos y señoríos para atreverse a construir un país nuevo. Es así que una de las primeras medidas asumidas por el nuevo gobierno fue precisamente convocar a una Asamblea Constituyente que defina los horizontes de la nueva Bolivia. Una Asamblea que por primera vez reuniera a los representantes de la plurinacionalidad boliviana, pero al mismo tiempo a aquellas minorías que durante décadas nos habían gobernado. La mayoría de la plurinacionalidad tuvo todo un proceso de encuentro cuando cada uno de los asambleístas se vio frente al reto de conciliar los mandatos locales recibidos, con la perspectiva de construir una visión de país para todos los bolivianos y bolivianas. Ese fue el momento fundacional, el de la diversidad empezando a tejer pedazos de historia para construir una nueva.

El Pacto de Unidad, que conglomeraba a las principales organizaciones indígena originario campesinas (CSUTCB, Bartolinas, CONAMAQ, CIDOB y CSCIB), fundamentales en la lucha anti neoliberal, también aportó con sus propuestas y reflexiones sobre el proceso de cambio y se hizo presente en la Asamblea Constituyente, no sólo con cerca de la mitad de asambleístas de la mayoría del MAS-IPSP, sino también con un documento de propuesta donde claramente se expuso que el suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble) expresan las utopías andino-amazónicas y han sido una forma de vida comunitaria de resistencia al colonialismo, que hoy se quiere rescatar como propuesta frente al mundo capitalista. La política del consenso así como la rotación de las responsabilidades son parte de la vida comunitaria.

De esta manera, a pesar del complot opositor, del racismo del que los propios asambleístas fueron víctimas, del destrozo de los bienes estatales, de la humillación de los campesinos en las calles; en definitiva, de la respuesta señorial a la propuesta comunitaria y de inclusión para el país, se aprobó la Constitución Política del Estado Plurinacional, asumiendo que somos parte de una historia republicana y liberal; pero incorporando el horizonte comunitario del “vivir bien”, a ser desplegado y realizado por las organizaciones sociales y el Estado Plurinacional. Se ha constitucionalizado el reconocimiento de nuestra identidad plurinacional que se encuentra estructuralmente ligada a esta utopía del “vivir bien” como realidad y como tarea.

A lo largo del texto constitucional se propone la convivencia entre estas dos maneras de entender el país. Junto a los derechos individuales, que fueron un logro liberal de la Europa de la Revolución Francesa y que han sido el parámetro del constitucionalismo con el que se inauguraron nuestras Repúblicas, se incluyen los derechos colectivos de los pueblos indígena originario campesinos, que tanta lucha y sangre les han costado en el continente para finalmente poder ser reconocidos por las Naciones Unidas.

Paradójicamente, Bolivia, un país que vivió de espaldas a su realidad y que desde sus clases dominantes se limitaba a copiar el marco legislativo del Primer Mundo, con el cual vivimos la era republicana, fue el primero en constitucionalizar ese logro histórico.

Con relación a la justicia, que generalmente privilegió a los poderosos sobre los oprimidos, ahora incorpora al ámbito constitucional, junto a la justicia ordinaria, la justicia comunitaria, que siempre fue menospreciada, pero también aprovechada por los colonialistas cuando les permitían a los pueblos usarla para resolver sus temas internos. Actualmente, la justicia “de indios” dejó de ser un folklorismo para ser parte del reconocimiento de que existen formas diferentes y plurinacionales de mejorar la convivencia y solucionar los conflictos. De la misma forma, la representación política de los pueblos indígena originario campesinos en los órganos del Estado se constitucionalizó, y aunque muchos de esos espacios fueron posibles gracias a sus propios méritos en el marco de la equidad y la inclusión, también se han generado legalmente espacios de representación para que nunca más se los deje de lado.

Las autonomías es otro gran tema que permitió constitucionalizar el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas, porque ellos, que vivieron durante siglos subordinados y resistiendo, hoy tienen la posibilidad de reconstruirse territorialmente en el marco del Estado Plurinacional. Sin embargo, también deberán coexistir con los otros niveles de autonomía y sobre todo, después de siglos de colonización, volver a inventar un mundo propio desde la identidad y la no dependencia.

Otro espacio fundamental en donde participan los pueblos indígenas originarios campesinos es el de la economía comunitaria que, en el marco de la economía plural reconocida por el Estado Plurinacional, implica el reconocimiento pleno de una economía de la vida que ha sobrevivido casi en la clandestinidad, permitiendo que los pueblos subsistieran compartiendo la pobreza en la que los había sumido esa suerte de colonización permanente de las oligarquías. El gran reto es que el potenciamiento de esta economía desde la comunidad sea una respuesta humana e histórica frente al capitalismo, que además de ampliar intensivamente la explotación del trabajo, está exterminando los recursos del planeta. Pero quizás lo más importante, que de alguna manera está expresado en el espíritu constitucional, es que los pueblos indígenas originario campesinos son parte incluyente del país y parte constituyente del Estado Plurinacional.

La organización política de los movimientos sociales
Existió un largo recorrido histórico para que la representación Indígena Originaria Campesina llegara al momento actual. Desde la memoria larga de las insurrecciones indígenas que no dejaban de interpelar al Estado colonial, para generar inclusiones parciales, que pasaron por el Voto universal en 1956, donde junto a este derecho, se inauguró la época del “pongueaje político” en el que los dictadores de turno usaron a los campesinos para movilizar apoyo político. Es a finales de los 60 cuando dirigentes aymaras conforman el Movimiento Indio Túpac Katari (MITKA) en torno al manifiesto de Tiahuanaco que expresa la necesidad del pueblo indio de recuperar su territorio y luchar por el poder. Este movimiento clandestino en sus primeros años, luego decide participar en la apertura democrática del 78 -79 y 80 en los que logró por primera vez en todos los casos 2 diputados indígenas, que rápidamente fueron asimilados por el sistema político sin mayores consecuencias en el campo político. Sin embargo, más allá de la representación formal, la lucha campesina y originaria desde los 70 empieza a definir su independencia junto a la identidad política propia en la conformación de la Confederación Única de Campesinos “Túpac Katari”. Los dirigentes indígenas y originarios, por un camino propio, empezaron un proceso de recuperación de su propia historia, desde la organización sindical y junto a un enclave académico de avanzada en las universidades, desde donde empezaron a recuperar la historia escrita y volcarla sobre sus comunidades. La izquierda había hecho muy poco en ese sentido debido a una opción ideológica que consideraba solamente a los obreros como revolucionarios, y a los campesinos, originarios e indígenas como propietarios pequeño burgueses y por tanto carentes de capacidad ideológica para sumarse en un primer momento a la revolución.

Desde entonces empiezan los caminos paralelos de estos actores políticos que iniciarían luego la nueva historia, pero que a pesar de ello no dejaron de tener encuentros, fusiones momentáneas y distanciamientos en el camino de la confrontación con el Estado republicano y colonial, principalmente con su versión neoliberal. También habrá que mencionar que ese Estado Neoliberal en su búsqueda de legitimación, y junto a los sectores “entristas” de la izquierda, que pretendían “dulcificar” al modelo; generaron políticas como la llamada “Participación Popular”, en la que se descentralizaron recursos hacia las alcaldías para su administración y gestión. Ello provocó por una parte que los sectores indígenas originarios se hicieran autoridades, y por otra parte sean parte de los comités de vigilancia, que en definitiva los hizo parte del Estado y les quitó el miedo simbólico al poder que siempre los había excluido. La constitución del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), finalmente Movimiento Al Socialismo (MAS) como sigla prestada para poder acceder a los procesos electorales bloqueados por la política formal, expresa en su recorrido precisamente la irrupción de los movimientos sociales desde las calles y las movilizaciones hacia las urnas y el gobierno.

Algunos de los elementos fundamentales que explican su proceder político inicial hablan de una reacción frente a la exclusión política y al “partidismo” jerarquizado de derechas y de izquierdas, que habían, una vez más, señorializado la participación electoral y el derecho a la participación política. Por eso el MAS se crea en el horizontalismo asambleísta de la toma de decisiones y en el marco de la tradición sindical de organización y participación. Pero además, en su contenido programático expresa la politización de las acciones reivindicativas de las organizaciones sociales, que históricamente fueron reprimidas por la derecha y despreciadas por la izquierda. El sujeto social y el sujeto político se encontraban separados intencionalmente por el sistema político; el MAS fue capaz de construir una síntesis entre lo social y lo político que dé lugar a la representación política directa de los movimientos sociales, sin intermediación, para evitar repetir lo que la historia política de los partidos había hecho hasta ese momento: traicionar el mandato de los mandantes y electores.

En una interpelación histórica a los partidos, se plantea ser expresión de la diversidad y la pluralidad, dando lugar orgánicamente a que la mayoría se exprese en la representación política directa de ellos mismos, sin dejar de ser parte de sus organizaciones (más bien ser parte de ellas es lo que da lugar a la pertenencia en el instrumento donde se mezclan militantes, adherentes y simpatizantes). Esta síntesis política de la plurinacionalidad, y de las clases populares que confluyen como organizaciones y movimientos sociales, da lugar al instrumento que sin dejar las formas tradicionales de lucha y presión en torno a reivindicaciones locales y nacionales produce además una cada vez más clara definición de lucha por el poder.

Los espacios que gradualmente fueron ganados electoralmente desde las alcaldías del Chapare, hasta los curules parlamentarios, expresaban este avance político donde la relación entre los movimientos sociales y el liderazgo era el eslabón fundamental, convirtiendo al instrumento en espacio de organización electoral (un papel por demás efectivo en todas las elecciones en las que se participaron). Esta doble vía de acción transformadora puede explicar, en cierta medida, tanto el éxito del MAS en la obtención del poder político como los niveles de legitimidad que se mantienen desde por lo menos el año 2002.

Su clara definición antimperialista, marcada por la lucha cocalera, que acuñó un liderazgo y definió ideológicamente un comportamiento político más allá de la tradición de izquierda o derecha, expresaba que los espacios políticos se ganan con acción política que genera la capacidad de sumar y hegemonizar las distintas corrientes ideológicas y a los sectores sociales enfrentados con el sistema neoliberal. La esencia campesina y cocalera del MAS en sus inicios se fue transformando para dar lugar a una representación nacional que, sin dejar de expresar a la plurinacionalidad y a los pobres, va internalizando políticamente la propuesta política de los sectores más politizados, que albergaban una profunda reivindicación nacionalista, pero también la reivindicación indianista de la identidad que implicaba necesariamente un discurso descolonizador y un liderazgo asumido en su identidad india. En ese marco, las clases medias se acercan inquietas por lograr respuestas frente a la incertidumbre que irradiaba el sistema neoliberal y, con el pasar del tiempo, sectores de izquierda que habían navegado en aguas neoliberales y otros grupos descontentos se suman al proyecto del proceso de cambio, algunos con sincera convicción, pero muchos otros por oportunismo político para copar espacios de conducción, asumiendo que el instrumento no contaría con cuadros políticos para ello.

El liderazgo indígena y originario.
Este largo proceso de constitución de la representación política propia, tuvo también a una guerrilla katarista (el EGTK) que logró encumbrar a un viejo líder del MITKA fundador de la línea indianista, Felipe Quispe, quién dirigirá desde la dirección de la CSUTCB “TK” la ofensiva anti neoliberal desde el campo aymara. Luego, este dirigente construirá su propio partido, el Movimiento Indio Pachacuti, que logrará copar la representación aymara del altiplano paceño en las elecciones del 2002.

El MAS y el MIP se empezaron a posicionar en sus respectivos espacios rurales con liderazgos claramente identificados, que expresaban la existencia también de dos corrientes diferenciadas sobre la construcción alternativa al neoliberalismo. Por un lado, el MIP con una importante representación en el campo aymara, planteó desde la CSUTCB un discurso claramente indianista y reivindicativo de la existencia de la otredad india en Bolivia; sin embargo, las consignas reivindicativas del nacionalismo aymara no le permitieron generar un discurso inclusivo de lucha con otros sectores y regiones del país, y las traiciones internas y actuaciones individuales desgastaron esta opción política, cuyo líder se estancó en la crítica personal a los nacientes liderazgos, en lugar de hacerse parte del debate por la construcción de un nuevo país.

En cambio, el MAS partía de otras bases sociales, los cocaleros, que son una identidad intercultural creada por la expansión de sectores campesinos hacia áreas económicamente más rentables, y en muchos casos guardan relación incluso territorial y de producción con su lugar de origen. Aunque se trata de aymara y quechua parlantes, el castellano se convirtió en el principal puente de encuentro, vínculo organizativo y de las luchas sectoriales en la defensa de su nueva territorialidad y espacio de producción. Muchos de ellos, migrantes de más de dos generaciones, incluso han olvidado su idioma originario y han creado una nueva cultura de convivencia en torno al sindicato y la producción de la coca, que al mismo tiempo se ha convertido en su identidad política. Evo Morales es el representante de ese movimiento, que fue capaz de interpelar no sólo a la política tradicional, fusionando lo social con lo político sin intermediarios partidarios, sino que además supo sumar las oposiciones al modelo neoliberal en una gran alianza con los movimientos sociales, que desde distintas aristas cercaron al Estado neoliberal. Esa capacidad de sumar a los diversos le otorgó una nueva identidad política al nacionalismo de izquierda, y desde el indianismo aymara y de otras identidades no sólo se identificó al liderazgo como uno popular, sino que el asumir a Evo como uno de ellos significó que la identidad india se encontraba plenamente reivindicada para empezar una nueva historia. Eso implicaría en términos políticos una agenda diferenciada y a veces contradictoria para lograr conciliar la pluralidad de visiones en la construcción de un mismo país. El liderazgo evista concentró la energía histórica del proceso de transformación, que por distintas corrientes y en distintos momentos pugnó por la revolución. Como líder, Evo fue capaz de tender los puentes de encuentro entre la diversidad, entre lo sindical y lo comunitario, entre el protagonismo indio y el nacionalismo que reivindica la patria como espacio territorial y subjetivo, de encuentro y pertenencia de todos y todas. Y aún más, cuando este líder muestra su desprendimiento de la lógica del enriquecimiento en el poder, junto a una disciplina de trabajo más cercana a la vida cotidiana del pueblo, expresa una posición ética sobre el poder y la política que será reivindicada permanentemente por él en los espacios mediáticos, a la par de la entrega constante de obras para los sectores más alejados del país.

Una nueva representación política IOC para un nuevo país.
Luego de este momento histórico, el país empezó a generalizar la inclusión y la representación política Indígena Originario Campesina desde el naciente Estado Plurinacional. El congreso se vistió de mayorías que recorrían sus señoriales espacios republicanos, que significa que más de 2/3 de Senadores y también de diputados son del MAS y dentro esta mayoría más del 80% se autoidentifican como IOCs. Sin embargo, cabe mencionar que, en la representación legislativa nacional, los pueblos indígenas y originarios sólo han elegido por vía directa a 7 diputados de las 36 identidades inicialmente reconocidas en la Constitución. La Asamblea Constituyente había propuesto la representación directa, pero las negociaciones con la oposición y las regiones, impidieron un mayor número para evitar que quiten representación a los departamentos.

En los ministerios los rostros morenos y originarios empezaron a ser más comunes junto a funcionarios de planta que durante años fueron parte de distintos gobiernos. Sin embargo, los ministerios y la mayor parte de los puestos jerárquicos no son representativos de los IOCs; sin duda en el entronque histórico que vive el país, la formación académica lleva años de discriminación encima, que pone en el dilema al Estado Plurinacional entre ser eficientes y ser incluyentes. A nivel jerárquico, donde ministras/os, senadores y diputados, así como en la elección de jueces y los propios vocales del Órgano Electoral, donde la mayoría indígena impregnó estos puestos elegidos por el Congreso, en elecciones directas o bien en las elecciones municipales se impuso definitivamente una nueva representación en las autoridades, expresión de que una nueva élite política se constituye en el país.

En definitiva, el país ha cambiado y lo seguirá haciendo como nunca antes en su historia. Los retos son grandes y las tareas mayores para que la inclusión y la reforma estructural no se quede en un capitalismo liberal más dulce y distribuidor, sino que generemos las condiciones para la construcción del Socialismo Comunitario con el poder de las organizaciones sociales.

*Indígena Originario Campesinos. El nuevo concepto aparece de forma reiterada en la Constitución Política del Estado (CPE) Plurinacional de Bolivia junto con el de Naciones y Pueblos Indígena Originarios Campesinos (NyP IOC) con una sola “s” plural al final de las tres últimas palabras para resaltar que se debe entender como una unidad. Lo central de la expresión [NyP] IOC es su referencia a aquellas naciones y pueblos o grupos humanos que existen desde antes de la existencia del Estado Boliviano e incluso la Colonia, a los que hace referencia el art. 2 de la CPE, y cuyos descendientes forman hasta ahora grupos socio-culturales reconocidos como tales, aunque ahora por razones históricas prefieran utilizar uno u otro de los tres términos así́ unidos en un conjunto. (Autonomías Indígenas en la Realidad Boliviana y su Nueva Constitución. Carlos Romero y Xabier Albó. La Paz, abril 2009)

Este texto fue publicado originalmente en el número 23 de La Migraña, revista de análisis político de la Vice-Presidencia de Bolivia.

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Intervenciones
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  • Augusto Zamora

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  • José Natanson

    Periodista y politólogo. Es director de Le Monde diplomatique edición Cono Sur, de Review.

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    Professor titular de sociología de la Universidad Complutense de Madrid

    Por definición los golpes de Estados representan un quiebre del orden constitucional, por consiguiente son ilegítimos. Los ejemplos son numerosos. Guatemala 1954, Paraguay 1954, Honduras 1957, El Salvador 1972, Bolivia 1973, Brasil 1964, Chile 1970 o Argentina 1976. Todos, sin embargo, aducen a la Constitución para justificarse. La realidad desnuda esta farsa. Dos factores permiten el triunfo del golpe de Estado: i) contar internamente con las fuerzas armadas. Única institución capaz de controlar el territorio, reprimir a la población y garantizar el poder político a los golpistas; ii) obtener un mínimo de reconocimiento internacional en la llamada “comunidad internacional”....
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  • Trump, Le Pen, Bolsonaro…VOX. El fantasma del fascismo ha entrado a la escena política internacional y todo hace pensar que será muy difícil que no se quede. El penúltimo susto fue Brasil. Después de que un obrero metalúrgico y sindicalista del Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva, consiguiera la presidencia de un país tan importante cómo Brasil y después de unas políticas, que sin ser revolucionarias, sirvieron para sacar de la miseria a millones de brasileños, ahora, este mismo Lula está encarcelado y “el pueblo” ha votado a su peor enemigo: el ultraderechista Jair Bolsonaro! No ha tardado...
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    La situación que atraviesa Venezuela es dramática y sin salida aparente. La economía está fuera de control y todos los planes para orientarla en alguna dirección han fracasado. Formalmente, Venezuela es una democracia. Hay elecciones, funciona un parlamento y una asamblea constituyente, existen medios de comunicación no alineados con el gobierno y se pueden formular críticas en público. La situación de los derechos humanos no es muy diferente a la que rige en otros países de la región. Maduro fue reelegido con el 67 por ciento de los votos porque la mayor parte de la oposición decidió no acudir a...
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    Licenciado en Filosofía (UBA), docente de la Universidad de Buenos Aires, integrante del comité editor de la Revista Intersecciones y militante de Democracia Socialista (Argentina)

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  • Valter Pomar

    Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidade Federal do ABC y dirigente del Partido dos Trabalhadores. Fue secretario de relaciones internacionales y secretario ejecutivo del Foro de São Paulo (2005-2013).

    Visto de cerca o visto desde lejos, el capitán Jair Messias Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL) tiene todos los rasgos de un cavernícola. Pero Bolsonaro recibió 57 millones de votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018. Fernando Haddad, candidato del PT después de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil impuso un veto a la candidatura de Lula, recibió 47 millones de votos. Además, 31 millones de brasileños y de brasileñas votaron blanco, anularon el voto o no comparecieron a votar. Defensor acérrimo de los Estados Unidos y enemigo mortal del Partido de los Trabajadores,...
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  • Valerio Arcary

    Professor titular en el Instituto Federal de São Paulo, doctor en Historia (USP), miembro del "Partido Socialismo e Libertad" (PSOL). Autor de "As esquinas perigosas da história", fue miembro de la Ejecutiva Nacional del PT y presidente del PSTU.

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  • Aram Aharonian

    Periodista y comunicólogo uruguayo. Creador y fundador de Telesur.

    Cuando en América Latina y el Caribe retornan el neofascismo, la xenofobia, la misoginia, la homofobia, el racismo, de la mano de gobiernos de ultraderecha, las fuerzas populares (¿progresistas, de izquierda?) debaten sobre el pensamiento crítico y el fin de la antinomia izquierda-derecha, apelando a una nostalgia inmovilizadora y acrítica, mostrando la falta de unidad y también de proyectos. Con el golpe de Estado y el triunfo del ultraderechista Jair Bolsonaro en Brasil se reavivó la discusión banal sobre el “fin de ciclo” del progresismo o el neodesarrollismo en América Latina. La llegada al gobierno no ha garantizado...
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  • Héctor de la Cueva

    Coordinador General del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS)

    Sin duda, el hecho que marca la coyuntura latinoamericana e influirá, negativamente, por un largo periodo sus escenarios es el resultado electoral en Brasil. El de México, también reciente y en sentido moderadamente opuesto, lo hará quizá con menor impacto. En todo caso, son parte de las contradicciones que estarán tensando las fuerzas económicas, sociales y políticas en el continente. El golpe en Brasil El triunfo de Bolsonaro en Brasil coloca el peor escenario posible en la tendencia regresiva que se venía dando en Sudamérica. Aunque frecuentemente se abusa del término, pues no toda derecha o régimen represivo y autoritario lo...
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  • Daniel Vila Garda

    Economista / Catedrático de Instituto / Socio fundador de Attac.

    En Latinoamérica crujen las frágiles vigas democráticas y en Brasil se oye su ruido con fuerza. Los poderes económicos, mediáticos, militares y judiciales han entrado en la política, disputando directamente la representación ciudadana. Se despliega el modelo político neoliberal de gestión directa de los intereses estratégicos del capital como con Berlusconi a partir de 1994 en Italia y, actualmente, con Donald Trump en EEUU. El fenómeno tiene muchas particularidades según el momento histórico de cada país, pero la escala de Brasil en el Hemisferio Sur hace de la elección de Jair Bolsonaro un ejemplo relevante y con potencial capacidad de...
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  • Jimena Ñáñez Ortiz

    Politóloga y profesora asociada de la Universidad Complutense de Madrid

    El 24 de noviembre de 2018 se conmemora dos años de la firma del Acuerdo de Paz definitivo para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera entre el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos y el principal grupo insurgente de Colombia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo- (FARC –EP), la guerrilla más longeva de América Latina. El acuerdo fue producto de una larga y compleja negociación entre las partes que duró aproximadamente cuatro años desde que se instaló formalmente la mesa de diálogo en La Habana (Cuba). Este proceso no...
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  • Es evidente que el nuevo presidente de Brasil surgió del golpe institucional contra Dilma. Hubo una gran manipulación electoral para impedir la victoria del PT, que terminó arrollando a los viejos partidos de la derecha. Acallaron a Lula, pero demolieron también a las formaciones conservadoras tradicionales. La llegada del inesperado capitán a la primera magistratura genera múltiples incógnitas. ¿Cómo gobernará? El ejército, la justicia y los medios de comunicación aportaron los tres cimientos del golpe, que ahora se utilizan para sostener al insólito personaje que presidirá el país. Las fuerzas armadas han capturado posiciones claves en la estructura estatal desde la militarización...
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  • Javier Segura

    Profesor de Historia

    La cuestión sobre la que Pedro Brieger nos invita reflexionar en este foro viene dictada por la restauración conservadora que parece anunciarse con el vuelco político que se ha producido en algunos países de América Latina tras una década política protagonizada por gobiernos progresistas. Yendo un poco más allá: ¿Es la involución conservadora el camino inexorable hacia el que conduce la encrucijada actual? Esta situación de “interregno” no es nueva, si se contempla la historia de América Latina en la larga duración. Remite, por una parte, a la conservación y reproducción de las viejas inercias de la era postcolonial,...
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  • Mª Eugenia García Nemocón

    Miembro del Comité para la Paz de Colombia en Madrid

    En los distintos países que conforman Abya Yala (denominación dada al continente americano por el pueblo Kuna), el extractivismo imperante ha traído consigo una serie de impactos de dimensiones económicas, sociales, políticas, ambientales, de género y culturales; pero uno de los argumentos que se esgrimen en su favor es lo que representa a nivel de las economías locales para erradicar la pobreza y para garantizar su “desarrollo”. Según las comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinas, hay dos visiones de desarrollo: la del desarrollo para el buen vivir o desde el punto de vista comunitario, y la visión de la institucionalidad...
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  • Aprendiendo a reconocer lo que somos Bolivia es un país mayoritariamente indígena, el 62% (INE, Censo 2001) y 41% (INE, Censo 2012) de los ciudadanos que asumen ser parte de una identidad originaria lo hace a través del auto reconocimiento, lo que quiere decir que el orgullo de ser diferente y multicultural es asumido a la par de un proceso de interpelación al Estado por la histórica exclusión de la mayoría. El Estado excluyente del pasado fracasó en impulsar una ciudadanía sustentada en el hecho de la igualdad de todos los bolivianos ante las leyes, pero en el que en...
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  • Stalin Pérez Borges

    Miembro del Consejo Consultivo de la Central Bolivariana de Trabajadores y Trabajadoras (CSBT)

    El triunfo con más de 10% de ventaja del facho Bolsonaro en Brasil, le pone mayores niveles de turbulencia e impacto a la situación que ya hay en todo el continente americano y caribeño. No sólo, no es cualquier cosa que haya ganado con el 55% de los votantes, o sea, más de 57 millones votos, sino, que haya sacado esa altísima votación diciendo todas las barbaridades xenófobas, racista, antifeministas, antidemocráticas y fascistas que dijo en repetidas veces y sin cuidados de escenarios. Pero, ya antes del fenómeno Bolsorano, existían derrotas electorales en algunos otros países en donde...
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  • Cecilia Anigstein

    Socióloga argentina. Investigadora y docente en la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS)

    El fin de las políticas progresistas en Argentina (bajo los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner) y el triunfo electoral de Mauricio Macri en diciembre de 2015 abrió un ciclo de protestas y movilización social de carácter defensivo en toda la extensión del territorio nacional, que ya acumula cuatro huelgas nacionales e involucra un amplio espectro de sectores, identidades y corrientes políticas. En numerosas oportunidades las manifestaciones han contabilizado cientos de miles de personas. Los motivos más convocantes han sido la defensa de los salarios, los puestos de trabajo, la legislación laboral y previsional, el desmantelamiento...
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  • Emir Sader

    Sociólogo y politólogo brasileño

    Latinoamérica sigue siendo el continente de más turbulencias políticas en el mundo, porque es el escenario de las peleas más abiertas entre el neoliberalismo y el antineoliberalismo. Porque fue el único continente donde surgieron gobiernos antineoliberales, gobiernos de gran éxito, que han disminuido significativamente las desigualdades en el continente más desigual del mundo, mientras el neoliberalismo ampliaba las desigualdades en otras regiones del mundo. Porque fue el continente donde han surgido los principales líderes de la izquierda en el siglo XXI, entre ellos Hugo Chávez, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales y Rafael Correa. Porque es la...
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  • Tarso Genro

    Ha sido alcalde de Porto Alegre y Gobernador del Estado de Rio Grande del Sur. Durante el gobierno Lula desempeñó el cargo de Ministro de Educación, Relaciones Institucionales y Ministro de Justicia de Brasil.

    En abril de 2006 escribí un artículo para la revista Italianieuropei-bimestrale del reformismo italiano, denominado La questione democratica, una questione per la sinistra. En él discurrí sobre el “frondoso árbol de la democracia” y sostuve que esta estaba siendo corroída por dentro. Hoy, sin embargo, esta dañada por fuera y por dentro, dado que "sus raíces están abaladas (...) por poderes ajenos a las instituciones más importantes, que emergen a su sombra. En una época de más guerras de conquista, híper-manipulación de la información en la esfera pública formando masas pasivas de ciudadanos como 'espectadores' de opiniones, casi siempre...
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  • Verónica Grondona

    Economista, asesora del Gue/Ngl en el Parlamento Europeo en relación con la comisión especial TAX3.

    La utilización de casos de corrupción para deponer y evitar que gobiernen los partidos y presidentes progresistas en América Latina tiene larga data y en Argentina comienza con el golpe a Hipólito Yrigoyen el 6 de setiembre de 1930, quien fue depuesto bajo argumentos de corrupción que lo involucraban. Cabe observar, que Yrigoyen murió pobre y con el tiempo se comprobó que las acusaciones habían sido infundados. Más allá de que puedan existir casos reales de corrupción, hoy su impacto mediático multiplica varias veces su peso real en la sociedad y en la economía. Particularmente, los casos de corrupción pública,...
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  • Eduardo Lucita

    Integrante del colectivo EDI –Economistas de Izquierda.

    Ya en el 2013 comenzó un intercambio de opiniones entre analistas e intelectuales comprometidos con los procesos progresistas acerca de si era posible una reversión de los mismos. Estos debates se incrementaron desde el 2016 y se pasó a discutir si estábamos frente a un fin de de ciclo. Ahora lo que se discute es el avance de las derechas y el cambio de clima político. Sin dudas hay una involución en la región, es la respuesta a la pregunta que nos hace el Espacio-Público.com para iniciar el intercambio. 1. América latina ha sido la región donde mayores resistencias se...
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  • Cyntia Sena

    Periodista. Estudiante de máster.

    El artículo de Pedro Brieger, Involución en América Latina, me hizo pensar en un caso que encuentro muy familiar. Mi país, Uruguay. Esta pequeña república, de casi tres millones y medio de habitantes, destaca en una región donde la democracia está amenazada por un nacionalismo exacerbado, corrupción política y conservadurismo. En 2016 The Economist colocó a Uruguay entre las veinte “democracias plenas” en su índice de democracia mundial, siendo el único país de Latinoamérica en ocupar los primeros lugares. Dentro del auge de la derecha en el continente, con la victoria de Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile...
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  • Adolfo Aguirre

    Secretario de Relaciones Internacionales de la CTA. Dirigente de Unidad Popular. Coordinador del Foro por la Niñez.

    En América Latina asistimos hoy a un retorno voraz del capitalismo salvaje y extractivista. Gobierno neoliberales se han vuelto a instalar en la región buscando desmontar los Estados para quitar derechos y excluir a las mayorías. El mundo de hoy está dominado por una mirada desde el norte y cimentada en el consenso neoliberal. Los escenarios que se plantean para el futuro de los trabajadores van en dos niveles: menos puestos de trabajo por el avance tecnológico sin la necesaria reconversión y mayor flexibilidad debido a los cambios en los regímenes de trabajo. La urgencia desde las organizaciones sindicales es...
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  • Christian Pabel Muñoz Lopez

    Asambleísta ecuatoriano. Sociólogo. Presidente de la Comisión del Régimen económico y tributario de la Asamblea Nacional del Ecuador. Presidente del Grupo Parlamentario por la erradicación de la pobreza y el cumplimiento de los ODS.

    El Ecuador es una clara muestra de los retrocesos que se viven y experimentan en América Latina y de la “restauración conservadora” que lideran, desde hace algunos años, las derechas del Continente. Varias son las formas en las que podemos describir los retrocesos en la Región, desde vergonzosas candidaturas fascistoides con ganas de ponerse “las botas” para gobernar, hasta la persecución mediática, política y judicial instaurada contra líderes, lideresas y figuras políticas progresistas. Para describir el caso ecuatoriano me centraré solamente en tres hechos: (1) el regreso de la economía neoliberal; (2) la instalación de un “Estado de revancha”,...
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  • Roberto Montoya

    Periodista y escritor

    La ponencia de Pedro Brieger es un buen punto de partida para debatir sobre lo que en el título de este Espacio Público se pregunta: ¿Involución en América Latina? Sí, involución sin duda. Pero para analizar desde una perspectiva crítica y autocrítica esa involución hace falta evitar esa simplificación que abunda en la izquierda 'campista', que nos muestra la batalla de dos bloques supuestamente homogéneos, el de gobiernos progresistas puros y de nobles ideales por un lado y el de los gobiernos neoliberales desalmados, autoritarios y corruptos por el otro. La realidad es mucho más compleja. La pregunta del título de...
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  • Sebastián Valdomir

    Sociólogo y político

    Faltando diez días para la segunda vuelta de las elecciones en Brasil, se divulgaron algunos detalles de la estrategia y funcionamiento de los grupos de mensajería digital de la campaña de Jair Bolsonaro. El tema ya venía siendo ubicado como pieza relevante de la campaña de Bolsonaro por algunos analistas políticos y de comunicación en medios escritos, pero sin mayores repercusiones. Este miércoles el New York Times publicó una columna en la cual se revelaron detalles del funcionamiento de la divulgación másiva de contenidos falsos por grupos de mensajería y el jueves finalmente la Folha de Sao Paulo le...
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  • Manuel de la Iglesia

    Doctor en Ciencias Económicas por la UCM

    El artículo de Pedro Brieger: “América Latina en disputa”, además de ser de gran actualidad, deja poco espacio para el desacuerdo al describir hechos contrastables y al formular preguntas, más que aventurar respuestas. La fundamental, la última, con la que acaba el texto: “¿Cómo se resolverá la disputa entre las dos corrientes, la conservadora y la progresista, en la región latinoamericana?” Antes de realizar algunos comentarios que buscan complementar el contenido del artículo de Brieger, me permito señalar la discrepancia que tengo con la afirmación de que América Latina es la única región donde se cuestionan las políticas neoliberales impuestas...
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  • La coyuntura o la situación en curso en América Latina, dominada por el fenomenal avance de la derecha, legitimada por los votos, tiene hoy (semana del 15 de octubre de 2018) su punto más álgido en Brasil, donde el próximo domingo 28 se dirimirá la elección de presidente y vice del país. De esto trata la presente nota, cuyo objetivo es plantear algunas hipótesis explicativas que necesitan ser validadas (o refutadas) mediante investigaciones rigurosas, sin pretensión de ser la única explicación posible. El punto de partida es el enunciado de cinco premisas necesarias para cualquier análisis de coyuntura, y de...
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  • Juarez Guimarães

    Profesor de Ciencia Política de la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil)

    Quién defina la agenda en esta segunda vuelta, insertándola en una narrativa coherente, probablemente saldrá victorioso. El gran desafío de la campaña de Haddad/Manuela es construir esta agenda, potencialmente mayoritaria, y presentarse como quien, representando la herencia y el sueño de Lula, es capaz de vencer al gran enemigo de los derechos del pueblo brasileño que es Bolsonaro A Otávio Dulci, compañero siempre “Ahora es fácil”, dice el panfleto: una foto de Bolsonaro y otra de Haddad. “Escoja entre el policía y el bandido”. Parece simplista, pero no lo es. Hay una narrativa, una agenda y un personaje. Hasta llegar a esta...
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