El reto de la izquierda: analizar el peso del conservadurismo y la religión en la agenda antifeminista de las extremas derechas

  • Steven Forti

    Steven Forti

    Historiador. Profesor asociado en la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del IHC de la Universidade Nova de Lisboa.

06.05.2021

Debate principal: Antifeminismo y extrema derecha

Las nuevas extremas derechas no encajan del todo con las categorías de interpretación que solemos utilizar para analizar este fenómeno. Me explico: Vox, el lepenismo, Salvini, el trumpismo, Orbán, el bolsonarismo o Alternativa para Alemania no pueden analizarse como si fuesen el fascismo de entreguerras o el neofascismo de la segunda mitad del siglo XX. Tienen algunos elementos de continuidad con aquellas experiencias, no cabe duda de ello, pero también son algo distinto. Resumiendo mucho, se trata de un fenómeno radicalmente nuevo. Si no lo entendemos, me temo que nunca conseguiremos frenarlas y derrotarlas.

Esta extrema derecha 2.0 es hija de su tiempo, del fin del mundo bipolar de la Guerra Fría, de la derrota del comunismo, del giro centrista de la socialdemocracia, de las profundas transformaciones vividas por nuestras sociedades, de la crisis del modelo neoliberal. Todas estas formaciones comparten muchos elementos, tanto en su discurso como en su práctica política: por esto podemos hablar de una Internacional reaccionaria o de una gran familia ultraderechista a escala global (que se organiza también gracias al apoyo de importantes lobbys, como la de las armas y la integrista cristiana). Esto no quita que haya divergencias, a veces muy profundas, entre un partido y otro: en los programas económicos –desde el ultraliberalismo al Welfare Chauvinism–, en la geopolítica –atlantistas vs rusófilos– y en los derechos civiles. Esta última cuestión es especialmente interesante para el debate que se está dando en estas páginas sobre el antifeminismo.

Hay tres elementos que creo necesario subrayar para que se pueda elaborar una respuesta eficaz a la amenaza ultraderechista. Si es cierto, como ya se ha apuntado, que todas las nuevas extremas derechas son generalmente antifeministas y misóginas, debemos intentar ir más a fondo y fijarnos en los matices. No es lo mismo, de hecho, el discurso de Fidesz en Hungría o de Ley y Justicia en Polonia con el del Partido Popular Danés, los Demócratas de Suecia o, inclusive, la Agrupación Nacional de Le Pen. Las culturas y las tradiciones políticas de cada país influyen en cómo aborda estas temáticas la nueva ultraderecha: en los países católicos (u ortodoxos) defienden posiciones mucho más duras sobre el aborto, la igualdad de género, la familia o los derechos del colectivo LGTBIQ comparado con países protestantes o donde sencillamente la religión ha tenido históricamente un peso mucho menor en la época contemporánea. Hay una clara diferencia, pues, entre las extremas derechas del Este y el Sur de Europa, y también de América Latina, con las del norte del viejo continente. Esto significa que para que centre el objetivo la respuesta que se le da deberá ser modulada y ajustada al contexto.

Por otro lado, esta nueva extrema derecha tiene más a menudo de lo que podíamos imaginar a líderes mujeres: pensemos no solo en Marine Le Pen, sino también en Giorgia Meloni en Italia, Alice Weidel en Alemania o, para quedarnos más cerca, en Rocío Monasterio. Todas ellas reivindican sin tapujos ser mujeres. Además, Weidel no tiene apuros en defender públicamente que es lesbiana, que tiene una relación con una mujer de Sri Lanka y que ha adoptado a dos hijos. Es un cambio de paradigma notable respecto al pasado. ¿Cómo contrarrestar su discurso? Poniendo de manifiesto no solo que en algunos casos se trata sencillamente de pinkwashing, sino que la idea de mujer que reivindican Meloni, Le Pen, Monasterio y Weidel es la de un feminismo empresarial y clasista. Estoy muy de acuerdo, en síntesis, con María Eugenia Rodríguez Palop cuando habla de que el feminismo más eficaz y eficiente es el relacional o de la diferencia.

Por último, hay un tercer elemento especialmente innovador en estas ultraderechas: la carga de rebeldía de su discurso. Pablo Stefanoni lo ha explicado estupendamente en su reciente libro, ¿La rebeldía se volvió de derecha?: las extremas derechas han conseguido construir un discurso que se presenta como provocador, incorrecto y profundamente crítico con lo que se considera el establishment, concepto en el cual, sobre todo a nivel cultural, se incluyen también a las izquierdas. De ahí la cultura chanera, la memización de la política, el antiprogresismo visto como una bandera de libertad y las guerras culturales. Muchos jóvenes en la actualidad compran el discurso ultraderechista porque lo ven como rompedor y antisistema. En Ho 16 anni e sono fascista. Indagine sui ragazzi e l’estrema destra, Christian Raimo explicaba como muchos adolescentes romanos piensan que Mussolini mola: jóvenes que no vienen de por si de familias conservadoras; jóvenes que hace 20 o 40 años se habrían podido tatuar el Che Guevara en el brazo. ¿Qué ha pasado pues? ¿Qué hacer para contrarrestar estos discursos?

Es cierto que, más allá de que la extrema derecha ha conseguido centralidad o directamente ha impuesto su agenda en algunas batallas culturales –piénsese en el tema de la inmigración, por ejemplo–, las izquierdas han ganado otras batallas, desde el feminismo al medio ambiente. Ahora bien, se trata de batallas, no de la guerra: como apuntan Cecilia Carballo y Paula Pof en el caso del ecofascismo, el riesgo –más real de lo que podamos creer– es que la ultraderecha se apropie de estas banderas y las haga suyas, obviamente llevándolas a su terreno. Para evitar este escenario no basta con condenar moralmente a la ultraderecha, poner de relieve que su agenda es retrógrada o explicar sus mentiras: hace falta también construir una propuesta inclusiva, incluyente e ilusionante que sepa, al mismo tiempo, mostrar la complejidad de nuestras sociedades y ofrecer horizontes de esperanza.

La izquierda, en suma, debe recuperar el terreno perdido, sin caer en estériles debates bizantinos, sin pensar que para frenar a la ultraderecha hay que comprar parte de su discurso, sin separar luchas materiales y culturales, sin acabar siendo percibida como conservadora, es decir como una especie de último soporte del orden existente. Si Lenin afirmó que el comunismo eran los soviets más la electricidad, podríamos atrevernos a plantear que en la actualidad la izquierda debería ser la unificación de las diferentes luchas existentes –contra las desigualdades, en defensa de la clase trabajadora, por una verdadera igualdad de género, por ampliar los derechos civiles, etc.– más la ilusión.

Aquí se pone, sin embargo, otra cuestión. En Mil máscaras. La deriva del nacionalpopulismo italiano, Paolo Mossetti considera que la izquierda no debería querer ganar por goleada en algunas de estas luchas. Según el periodista italiano, sería contraproducente porque hay el riesgo de regalar a la ultraderecha sectores de la sociedad que no se oponen de por sí a una agenda progresista, pero que pueden percibirse amenazados por cambios demasiado acelerados. Sabemos que el miedo es una de las palancas que utiliza justamente la ultraderecha para aumentar sus consensos. No podemos subvalorarlo. Esto no quiere decir que se deba renunciar a estas luchas, sino que, manteniendo bien firmes los principios, valdría la pena saber modular la agenda del cambio para que nuestras sociedades, de por sí ya muy polarizadas y deshilachadas, no acaben realmente partidas en dos. Creo que también esto es un elemento sobre el cual valdría la pena reflexionar.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Laura Pérez Castaño

    Tenienta de Alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona

    El feminismo es uno de los movimientos sociales y políticos más potentes de nuestra época. En los años previos a la pandemia ha demostrado una capacidad de movilización que no veíamos desde los movimientos anti-austeridad del periodo 2011-2014, como el 15-M. Además, en los últimos años el feminismo ha tenido a nivel mundial una influencia creciente en la agenda política y está impulsando un cambio cultural muy rápido. Todos estos avances provocan resistencias. Es un cambio de una magnitud importante y como en todo cambio no podemos ser ingenuas y pensar que no generará conflicto. Por lo tanto, hay que...
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  • Laura Gómez

    Politóloga, investigadora y experta en políticas de igualdad de género y participación ciudadana

    Como ya se ha dicho en este debate, el regreso de la extrema derecha a la escena política como actor emergente forma parte de un movimiento global en el que las cuestiones de género tienen una relevancia central en su proyecto político. Sin embargo, sus posiciones respecto a los derechos de las mujeres y de las personas LGTBI difieren y adoptan narrativas distintas en cada contexto nacional. Es precisamente en esta diferente consideración de las cuestiones de género en donde se inscriben algunas de las novedades históricas que presentan las nuevas extremas derechas. Una de estas novedades está siendo la...
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  • Irene Bassanezi Tosi

    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

    “Buey, Bala y Biblia, o sea, agronegocio, militarismo y Pentecostales, han sido la base del bolsonarismo”, como afirma María Eugenia en la ponencia inicial de este debate, Bolsonaro ha ganado las elecciones gracias al apoyo de estos tres bloques socio-políticos, que se encuentran reflejados en el congreso de los diputados. Primero, los intereses del agronegocio están causando la devastación de nuestros bosques, nuestra flora y fauna, dando el pase libre al ecocidio ambiental promovido por el neoliberalismo más agresivo. Frente a esta devastación ambiental, son las lideresas y los líderes de derechos humanos, de las poblaciones locales...
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  • Laura Martínez Valero

    Oficial de comunicaciones y advocacy en Women’s Link Worldwide

    Después de leer las interesantes aportaciones de las compañeras expertas al debate, creo que mi granito de arena puede ser explicar, desde mi experiencia personal y profesional en Women’s Link Worldwide, mi visión sobre la comunicación que realiza la ultraderecha y los grupos ultraconservadores cristianos. Entender el éxito de sus mensajes es relativamente fácil: son mensajes simples, emocionales y apelan a un sistema de creencias y valores religiosos y tradicionales en los que la dicotomía entre el bien y mal está muy definida por la tradición o por el dogma cristiano. No suponen ningún tipo de incomodidad o desafío a...
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  • Guillermo Fernández Vázquez

    Investigador de la Universidad Complutense y autor del libro '¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa? El caso del Frente Nacional'

    Breve entrevista a Guillermo Fernández-Vázquez, investigador de la Universidad Complutense y autor del libro, '¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa? El caso del Frente Nacional', editorial Lengua de Trapo. 1. De acuerdo con las últimas encuestas Marine Le Pen acorta las distancias con Macron para las presidenciales de 2022, ¿cómo explicas el éxito del liderazgo de Marine Le Pen, una década después de haber tomado el mando de su partido? Es un fenómeno realmente sorprendente porque hasta hace apenas unos meses la figura pública de Marine Le Pen estaba en franca decadencia y se rumoreaba que podía...
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  • Sol Román

    Militante feminista

    En primer lugar, quiero decir que escribo esto desde las vivencias de la militancia feminista barrial y urbana, así como desde mis experiencias de mujer joven, blanca, precaria y con estudios universitarios. Del debate tan enriquecedor que surge en este espacio me ronda la cabeza una idea que ahonda en las razones del discurso antifeminista de la extrema derecha y en la fuerza del movimiento feminista actual, ya mencionado por otras compañeras antes. Desde que en 2016 el arzobispo de Valencia, cuyo nombre prefiero ni decir, bautizó al feminismo como “ideología de género” el feminismo ha sido cuestionado constantemente...
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  • Beatriz Gimeno

    Investigadora feminista y diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid

    Las relaciones de la extrema derecha con el feminismo pueden contemplarse desde muchas perspectivas y, después de leer las aportaciones que se han ido haciendo en este espacio, he decidido hacerlo desde la perspectiva de las masculinidades heridas; desde la perspectiva de los Hombres blancos enfadados (2013) de los que habla Kimmel, refiriéndose a EE.UU; desde la perspectiva de las identidades masculinas heridas por inseguridades vitales profundas y por la pérdida de sentido que han generado en todo el mundo las políticas neoliberales y cuyo resultado es una reacción misógina global. Para combatir los discursos de extrema derecha Alba...
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  • Nora Rodríguez

    Abogada penalista y militante antifascista

    Si el feminismo es atacado con tanta dureza por parte de esta extrema derecha es por su potencial emancipador, porque viene a agitar las estructuras del sistema. En un sistema basado en las opresiones no hay nada más revolucionario que hablar de igualdad. En un sistema que se basa en la explotación de las mujeres, luchar por su liberación y emancipación es de estricta necesidad. El feminismo, como todo movimiento emancipador y transgresor, recibe una línea de agresión y confrontación directa y otra de pretensión de asimilación e infiltración. Ya sabemos de las estrategias del neoliberalismo y del capitalismo más...
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  • Anna Palmowska

    Traductora y activista en ManifeStacja Madryt, el grupo pro derechos de las mujeres polacas y en la Comisión por el Derecho al Aborto de Madrid

    «Como dijo Margaret Atwood en 'El cuento de la criada', “no se puede confiar en la frase: ‘Esto aquí no puede pasar’. En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar”». «Esto aquí no puede pasar». Creo que esta frase definía la postura de la mayoría de la sociedad polaca antes del año 2016, cuando por primera vez, nosotras, las mujeres de Polonia, nos dimos cuenta que lo que estaba pasando iba en serio. La turbia historia de mi país donde se cambió un sistema totalitario estalinista por un capitalismo salvaje de Estados Unidos ha dejado huella en la...
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  • Pastori Filigrana

    Abogada y defensora de Derechos Humanos

    El feminismo se ha convertido en un paraguas aglutinador de malestares y dolores reales y diferentes; desde el miedo de una joven a andar sola por la noche, hasta la precariedad de una trabajadora doméstica sin papeles; desde el desamparo ante el maltrato de una pareja, hasta la impotencia de la discriminación laboral por ser mujer; todo encuentra amparo en la lucha feminista. El movimiento feminista está teniendo la capacidad de organizar la rabia frente a desigualdades estructurales del sistema socioeconómico. El movimiento se ha masificado y radicalizado. No solo ha aumentado el número de personas que se declaran feministas...
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  • Gabriela Vázquez

    Área de agroecología Fundación Entretantos.

    La cornisa cantábrica, desde la burbuja inmobiliaria, está plagada de plumeros de la Pampa. Esta especie invasora, que no tendría nada que hacer en un bosque de castaños, se extiende como el fuego por la tierra removida que fue la norma durante tantos años de construir urbanizaciones y autovías. Llegó de Argentina en uno de esos barcos de containers que son la base material de la globalización neoliberal. De los terraplenes se extendió a los campos y, descuidado por las autoridades, pasó a invadir toda la franja costera, de temperaturas amables y humedad alta. Eliminarlo una vez extendido es...
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  • Mats Lucia Bayer

    Miembro del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM)

    La relación entre la extrema derecha y las reivindicaciones del movimiento feminista ha demostrado moverse en un terreno ambiguo en estos últimos años. Como señala Judith Carreras, los posicionamientos varían según la organización y el país. Mientras que en algunos casos la extrema derecha adopta discursos abiertamente antifeministas, en otros se dan fenómenos de apropiación de algunas de las reivindicaciones feministas con el objetivo de apoyar una agenda xenófoba (el llamado “purplewashing”). Ambas vertientes redundan de una u otra manera en el hecho de desposeer a una parte de la población (las mujeres y/o las personas migrantes) de sus...
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  • Steven Forti

    Historiador. Profesor asociado en la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del IHC de la Universidade Nova de Lisboa.

    Las nuevas extremas derechas no encajan del todo con las categorías de interpretación que solemos utilizar para analizar este fenómeno. Me explico: Vox, el lepenismo, Salvini, el trumpismo, Orbán, el bolsonarismo o Alternativa para Alemania no pueden analizarse como si fuesen el fascismo de entreguerras o el neofascismo de la segunda mitad del siglo XX. Tienen algunos elementos de continuidad con aquellas experiencias, no cabe duda de ello, pero también son algo distinto. Resumiendo mucho, se trata de un fenómeno radicalmente nuevo. Si no lo entendemos, me temo que nunca conseguiremos frenarlas y derrotarlas. Esta extrema derecha 2.0 es...
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  • “No se puede confiar en la frase: ‘Esto aquí no puede pasar’. En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar” Margaret Atwood El cuento de la criada. Cuando lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir, cobran mayor relevancia los espacios en disputa. En medio de esta crisis sistémica las disputas son y serán por la garantía del espacio vital y el control de la herencia de lo que está muriendo. La nueva normalidad está acelerando las diferencias entre generaciones y personas, no sólo entre territorios. Normaliza el paso de un estado del bienestar a la sociedad del miedo. Invisibiliza y desatiende las violencias machistas. Asume el recorte de derechos y libertades en pos del interés general. Normaliza también los efectos del cambio climático y colapso sistémico, concretado, a menudo, en récords de temperatura, incendios forestales multicausales, huracanes más intensos que se mueven con más lentitud y devastan más, ciclones tropicales, Filomenas y DANAs cada vez más presentes y severas, pérdida de suelos y actividades tradicionales, contaminación... Esta nueva normalidad concentra a más personas en los bordes del sistema, las expulsa desde el centro a las periferias y las obliga a sobrevivir, no producen y...
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  • Amelia Martínez Lobo

    Periodista y Project Manager en la Fundación Rosa Luxemburg (Madrid). Migraciones, antifascismo y feminismo.

    Sí, el feminismo es la vacuna contra el fascismo, también el muro de contención y su desafío. Porque si hay algo que aglutina y vertebra a las diferentes extremas derechas no es sólo su agenda misógina y su antifeminismo, sino su intento de cambiar el marco y convencer a parte del sujeto que apela este masivo movimiento que se ha levantado a lo largo y ancho del planeta. Sí, el feminismo es, sin duda, el caballo de batalla de la llamada “internacional reaccionaria postfascista”. Si bien entre las extremas derechas hay diferentes visiones y estrategias para atacar los derechos de...
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