La herida de los hombres enfadados

  • Beatriz Gimeno

    Beatriz Gimeno

    Investigadora feminista y diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid

31.05.2021

Debate principal: Antifeminismo y extrema derecha

Las relaciones de la extrema derecha con el feminismo pueden contemplarse desde muchas perspectivas y, después de leer las aportaciones que se han ido haciendo en este espacio, he decidido hacerlo desde la perspectiva de las masculinidades heridas; desde la perspectiva de los Hombres blancos enfadados (2013) de los que habla Kimmel, refiriéndose a EE.UU; desde la perspectiva de las identidades masculinas heridas por inseguridades vitales profundas y por la pérdida de sentido que han generado en todo el mundo las políticas neoliberales y cuyo resultado es una reacción misógina global.

Para combatir los discursos de extrema derecha Alba Rico propone que el discurso de la izquierda debe ser revolucionario en lo económico, reformista en lo político y conservador en lo antropológico. Propone ser conservador en lo antropológico porque lo antropológico es lo que proporciona un sentido; porque hablamos de los cimientos de cualquier sociedad, de lo que se percibe como orden o desorden, seguridad o inseguridad, cuestiones clave en tanto que los discursos de extrema derecha conectan a través de lo emocional y lo hacen, además, a través de sensaciones que no debemos despreciar porque son puramente humanas.

Alba Rico apostilla que hay que ser conservador en lo antropológico pero “sin machismo”. Entiendo bien a qué se refiere, pero soy de la opinión de que eso es imposible, dado que es el patriarcado el que estructura lo que llamaríamos el orden antropológico básico en cualquier sociedad. No recuerdo exactamente quien dijo que “cuando el género se mueve, todo se mueve”, pero es una frase certera. En casi cualquier sociedad conocida hay pocas certezas antropológicas tan profundamente arraigadas cómo qué es un hombre, qué es una mujer, qué características van asociadas a hombres y mujeres y cómo se deben relacionar entre ellos.

El cimiento de cualquier sociedad es un sistema de desigualdad entre hombres y mujeres y esto afecta a la cultura, al mundo simbólico, al lenguaje, a las instituciones fundamentales como la familia, la maternidad/paternidad, la (hetero)sexualidad… y afecta también a la vida material de las personas: quien trabaja haciendo qué, quién provee a la familia, quién se encarga de la crianza. Por eso las narrativas que buscan restaurar un orden mítico y que buscan también cerrar heridas emocionales a través de apelaciones a la seguridad o a la identidad, son siempre antifeministas. En todo caso, los cambios en el estatus de las mujeres son más fáciles en contextos de bienestar, cuando las ideas o los comportamientos nuevos, los cambios sociales profundos, no generan temor, pero se convierten en bombas de relojería en contextos de crisis como la actual provocada por el neoliberalismo.

Respondamos primero a esta pregunta: ¿A qué llamamos crisis? Llamamos crisis a situaciones en las que la precariedad laboral se convierte en precariedad vital y es una constante; a situaciones con altísimos índices de desempleo, con salarios que no dan para mantener una familia y ni siquiera para mantenerse a uno mismo, con empleos muy inseguros que no permiten construir una familia o construirse un proyecto vital ni siquiera a medio plazo. A esta situación la llamamos crisis, pero sólo si afecta mayoritariamente a los hombres porque, en realidad, esta es la situación en la que siempre estamos las mujeres, y entonces no la llamamos crisis sino que nos parece lo normal.

Estas situaciones, afectan especialmente a los hombres porque más allá del desarraigo vital que produce la precariedad, la identidad masculina tradicional está en gran parte vinculadas a muchos de esos factores. Escribe Fraser que no hemos ponderado lo bastante lo que significa para las masculinidades que ya no haya un puesto de trabajo seguro al que acudir y cuyo salario sea suficiente para mantener a una familia. Esas cuestiones son desde hace cientos de años parte del rol masculino y su quiebra viene a quebrar muchas biografías masculinas que sufren de lo que Segato, o la misma Fraser, han denominado condiciones comparables a una emasculación simbólica.

Como resultado de la crisis neoliberal la precariedad se ha extendido y les afecta también a ellos; la quiebra del rol de proveedor familiar es una herida que muchos hombres no saben cerrar. Además, las mujeres exigen derechos y estos empujan privilegios masculinos que muchos hombres no viven como tales, sino como parte del orden natural del mundo. Las heridas en las masculinidades tradicionales hacen nacer a esos “hombres enfadados” de los que habla Kimmel, heridos, desarraigados y que sienten que el mundo se abre bajo sus pies.

Para cerrar estas heridas aparecen los discursos neofascistas o trumpistas ofreciendo una narrativa que incide en que, efectivamente, las mujeres están robando a los hombres su masculinidad y, así, aunque el poder sigue siendo masculino, se difunde un relato victimista en el cual los hombres desposeídos pueden expresar lo que sienten como una amenaza a su masculinidad. Discursos que les permiten, como parte del objetivo de restitución del orden, expresar odio a las mujeres, a las que culpan. No olvidemos que, efectivamente, hay varias pérdidas.

En primer lugar, y como hemos mencionado, las económicas y sociales que son reales y que en las sociedades patriarcales se han vinculado a las identidades a través de la división sexual del trabajo, de la familia y de la (hetero)sexualidad. Y en segundo lugar las puramente identitarias y que tienen que ver con la pérdida real de privilegios. Lo que se produce es una reacción misógina que tiene asiento en los relatos de la extrema derecha y que intenta resituar a las mujeres en las posiciones de subalternidad que muchos hombres viven como el orden natural de las cosas. Para muchos hombres, los avances del feminismo son experimentados desde un sentimiento de agravio ante la pérdida de derechos naturales.

Las soluciones son conocidas: bienestar material pero, en el caso de la reacción misógina, además, es necesario apretar el acelerador hacia un cambio profundo en las estructuras sociales, en las instituciones, hacia una despatriarcalización real de la sociedad, que no es fácil de conseguir. El feminismo tiene que poner su foco también en los hombres porque no será posible la igualdad si los hombres no cambian. Y no olvidemos el voto. Las mujeres votamos y somos mayoría. Y aunque muchas de ellas también son susceptibles de sentir temor ante la pérdida de sentido producida por los cambios y pueden votar a la extrema derecha, según Ranea (2021) tienen casi un 40% menos de posibilidades de votar a la ultraderecha. Por tanto, más feminismo y desde todos los flancos posibles.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Laura Pérez Castaño

    Tenienta de Alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona

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  • Irene Bassanezi Tosi

    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

    “Buey, Bala y Biblia, o sea, agronegocio, militarismo y Pentecostales, han sido la base del bolsonarismo”, como afirma María Eugenia en la ponencia inicial de este debate, Bolsonaro ha ganado las elecciones gracias al apoyo de estos tres bloques socio-políticos, que se encuentran reflejados en el congreso de los diputados. Primero, los intereses del agronegocio están causando la devastación de nuestros bosques, nuestra flora y fauna, dando el pase libre al ecocidio ambiental promovido por el neoliberalismo más agresivo. Frente a esta devastación ambiental, son las lideresas y los líderes de derechos humanos, de las poblaciones locales...
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  • Laura Martínez Valero

    Oficial de comunicaciones y advocacy en Women’s Link Worldwide

    Después de leer las interesantes aportaciones de las compañeras expertas al debate, creo que mi granito de arena puede ser explicar, desde mi experiencia personal y profesional en Women’s Link Worldwide, mi visión sobre la comunicación que realiza la ultraderecha y los grupos ultraconservadores cristianos. Entender el éxito de sus mensajes es relativamente fácil: son mensajes simples, emocionales y apelan a un sistema de creencias y valores religiosos y tradicionales en los que la dicotomía entre el bien y mal está muy definida por la tradición o por el dogma cristiano. No suponen ningún tipo de incomodidad o desafío a...
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  • Guillermo Fernández Vázquez

    Investigador de la Universidad Complutense y autor del libro '¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa? El caso del Frente Nacional'

    Breve entrevista a Guillermo Fernández-Vázquez, investigador de la Universidad Complutense y autor del libro, '¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa? El caso del Frente Nacional', editorial Lengua de Trapo. 1. De acuerdo con las últimas encuestas Marine Le Pen acorta las distancias con Macron para las presidenciales de 2022, ¿cómo explicas el éxito del liderazgo de Marine Le Pen, una década después de haber tomado el mando de su partido? Es un fenómeno realmente sorprendente porque hasta hace apenas unos meses la figura pública de Marine Le Pen estaba en franca decadencia y se rumoreaba que podía...
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  • Sol Román

    Militante feminista

    En primer lugar, quiero decir que escribo esto desde las vivencias de la militancia feminista barrial y urbana, así como desde mis experiencias de mujer joven, blanca, precaria y con estudios universitarios. Del debate tan enriquecedor que surge en este espacio me ronda la cabeza una idea que ahonda en las razones del discurso antifeminista de la extrema derecha y en la fuerza del movimiento feminista actual, ya mencionado por otras compañeras antes. Desde que en 2016 el arzobispo de Valencia, cuyo nombre prefiero ni decir, bautizó al feminismo como “ideología de género” el feminismo ha sido cuestionado constantemente...
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  • Nora Rodríguez

    Abogada penalista y militante antifascista

    Si el feminismo es atacado con tanta dureza por parte de esta extrema derecha es por su potencial emancipador, porque viene a agitar las estructuras del sistema. En un sistema basado en las opresiones no hay nada más revolucionario que hablar de igualdad. En un sistema que se basa en la explotación de las mujeres, luchar por su liberación y emancipación es de estricta necesidad. El feminismo, como todo movimiento emancipador y transgresor, recibe una línea de agresión y confrontación directa y otra de pretensión de asimilación e infiltración. Ya sabemos de las estrategias del neoliberalismo y del capitalismo más...
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  • Anna Palmowska

    Traductora y activista en ManifeStacja Madryt, el grupo pro derechos de las mujeres polacas y en la Comisión por el Derecho al Aborto de Madrid

    «Como dijo Margaret Atwood en 'El cuento de la criada', “no se puede confiar en la frase: ‘Esto aquí no puede pasar’. En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar”». «Esto aquí no puede pasar». Creo que esta frase definía la postura de la mayoría de la sociedad polaca antes del año 2016, cuando por primera vez, nosotras, las mujeres de Polonia, nos dimos cuenta que lo que estaba pasando iba en serio. La turbia historia de mi país donde se cambió un sistema totalitario estalinista por un capitalismo salvaje de Estados Unidos ha dejado huella en la...
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  • Pastori Filigrana

    Abogada y defensora de Derechos Humanos

    El feminismo se ha convertido en un paraguas aglutinador de malestares y dolores reales y diferentes; desde el miedo de una joven a andar sola por la noche, hasta la precariedad de una trabajadora doméstica sin papeles; desde el desamparo ante el maltrato de una pareja, hasta la impotencia de la discriminación laboral por ser mujer; todo encuentra amparo en la lucha feminista. El movimiento feminista está teniendo la capacidad de organizar la rabia frente a desigualdades estructurales del sistema socioeconómico. El movimiento se ha masificado y radicalizado. No solo ha aumentado el número de personas que se declaran feministas...
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  • Gabriela Vázquez

    Área de agroecología Fundación Entretantos.

    La cornisa cantábrica, desde la burbuja inmobiliaria, está plagada de plumeros de la Pampa. Esta especie invasora, que no tendría nada que hacer en un bosque de castaños, se extiende como el fuego por la tierra removida que fue la norma durante tantos años de construir urbanizaciones y autovías. Llegó de Argentina en uno de esos barcos de containers que son la base material de la globalización neoliberal. De los terraplenes se extendió a los campos y, descuidado por las autoridades, pasó a invadir toda la franja costera, de temperaturas amables y humedad alta. Eliminarlo una vez extendido es...
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  • Mats Lucia Bayer

    Miembro del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM)

    La relación entre la extrema derecha y las reivindicaciones del movimiento feminista ha demostrado moverse en un terreno ambiguo en estos últimos años. Como señala Judith Carreras, los posicionamientos varían según la organización y el país. Mientras que en algunos casos la extrema derecha adopta discursos abiertamente antifeministas, en otros se dan fenómenos de apropiación de algunas de las reivindicaciones feministas con el objetivo de apoyar una agenda xenófoba (el llamado “purplewashing”). Ambas vertientes redundan de una u otra manera en el hecho de desposeer a una parte de la población (las mujeres y/o las personas migrantes) de sus...
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  • Steven Forti

    Historiador. Profesor asociado en la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del IHC de la Universidade Nova de Lisboa.

    Las nuevas extremas derechas no encajan del todo con las categorías de interpretación que solemos utilizar para analizar este fenómeno. Me explico: Vox, el lepenismo, Salvini, el trumpismo, Orbán, el bolsonarismo o Alternativa para Alemania no pueden analizarse como si fuesen el fascismo de entreguerras o el neofascismo de la segunda mitad del siglo XX. Tienen algunos elementos de continuidad con aquellas experiencias, no cabe duda de ello, pero también son algo distinto. Resumiendo mucho, se trata de un fenómeno radicalmente nuevo. Si no lo entendemos, me temo que nunca conseguiremos frenarlas y derrotarlas. Esta extrema derecha 2.0 es...
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  • “No se puede confiar en la frase: ‘Esto aquí no puede pasar’. En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar” Margaret Atwood El cuento de la criada. Cuando lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir, cobran mayor relevancia los espacios en disputa. En medio de esta crisis sistémica las disputas son y serán por la garantía del espacio vital y el control de la herencia de lo que está muriendo. La nueva normalidad está acelerando las diferencias entre generaciones y personas, no sólo entre territorios. Normaliza el paso de un estado del bienestar a la sociedad del miedo. Invisibiliza y desatiende las violencias machistas. Asume el recorte de derechos y libertades en pos del interés general. Normaliza también los efectos del cambio climático y colapso sistémico, concretado, a menudo, en récords de temperatura, incendios forestales multicausales, huracanes más intensos que se mueven con más lentitud y devastan más, ciclones tropicales, Filomenas y DANAs cada vez más presentes y severas, pérdida de suelos y actividades tradicionales, contaminación... Esta nueva normalidad concentra a más personas en los bordes del sistema, las expulsa desde el centro a las periferias y las obliga a sobrevivir, no producen y...
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  • Amelia Martínez Lobo

    Periodista y Project Manager en la Fundación Rosa Luxemburg (Madrid). Migraciones, antifascismo y feminismo.

    Sí, el feminismo es la vacuna contra el fascismo, también el muro de contención y su desafío. Porque si hay algo que aglutina y vertebra a las diferentes extremas derechas no es sólo su agenda misógina y su antifeminismo, sino su intento de cambiar el marco y convencer a parte del sujeto que apela este masivo movimiento que se ha levantado a lo largo y ancho del planeta. Sí, el feminismo es, sin duda, el caballo de batalla de la llamada “internacional reaccionaria postfascista”. Si bien entre las extremas derechas hay diferentes visiones y estrategias para atacar los derechos de...
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