Novedades en las extremas derechas y potenciales atractivos para las mujeres

  • Laura Gómez

    Laura Gómez

    Politóloga, investigadora y experta en políticas de igualdad de género y participación ciudadana

26.06.2021

Debate principal: Antifeminismo y extrema derecha

Como ya se ha dicho en este debate, el regreso de la extrema derecha a la escena política como actor emergente forma parte de un movimiento global en el que las cuestiones de género tienen una relevancia central en su proyecto político. Sin embargo, sus posiciones respecto a los derechos de las mujeres y de las personas LGTBI difieren y adoptan narrativas distintas en cada contexto nacional.

Es precisamente en esta diferente consideración de las cuestiones de género en donde se inscriben algunas de las novedades históricas que presentan las nuevas extremas derechas.

Una de estas novedades está siendo la de colocar a una élite femenina al mando. También la capacidad que pueden estar demostrando estos liderazgos femeninos para movilizar y atrapar el apoyo de las mujeres. Se va reduciendo la brecha entre mujeres y hombres que eligen a la extrema derecha como opción política. En 2015, la Encuesta Social Europea daba cuenta de una tendencia inquietante: en siete países de la UE la extrema derecha era apoyada por el 40% de las mujeres y demostraba una importante capacidad de reclutamiento de mujeres jóvenes.

Lo están consiguiendo hacer con un discurso que incorpora elementos identitarios del feminismo de la diferencia y clasistas del feminismo liberal, tales como la defensa de la diferencia sexual, el valor del cuidado y la maternidad asociados a la feminidad, el apoyo a la participación de las mujeres en el mercado laboral, la aceptación de los derechos LGTBI o incluso evitando oponerse frontalmente al aborto.

Ahí está la amistad de Marine Lepen con el mundo LGTBI y su rechazo a apoyar en Francia una reforma del aborto similar a la que planteó Gallardón en España, el lesbianismo de la dirigente alemana de AfD que conforma una familia no tradicional o la representación de la supermadre de la italiana Meloni.

Detrás de esta “modernización ideológica” que apuesta por liderazgos femeninos y giros discursivos de defensa matizada de los derechos de las mujeres hay una estrategia que busca “desdiabolizarse” capturando banderas progresistas con el fin de salir de la marginación política y extender su base sumando al grupo emergente de las mujeres, tal y como ha señalado Amelia Lobo en este debate.

Pero, como también ha apuntado Steven Forti, no sólo se trata de pinkwashing. La defensa de los derechos de las mujeres sirve instrumentalmente para construir la ficción de una cultura occidental fundada en una presunta democracia sexual amenazada por culturas sexistas foráneas que pretenden acabar con ella. El problema de las mujeres no sería el régimen patriarcal y la institucionalización de su subordinación, sino los hombres inmigrantes, especialmente si son musulmanes.

Esa ficción se alimenta, además, de distintas paranoias que nacen de la obsesión por las bajas tasas de natalidad en occidente y la supuesta mayor capacidad reproductora de los inmigrantes. Esta tesis, conocida como el “gran reemplazo”, no deja de ser una mediocre teoría conspirativa sin ningún respaldo estadístico, pero funciona como un mito movilizador que parece resultar rentable electoralmente.

Al igual que los derechos de las mujeres, los derechos de las personas LGTBI y la denuncia de la homofobia, siempre de los musulmanes, también es usada para reforzar su cruzada antiinmigración. Su éxito no ha sido nada desdeñable entre el mundo gay, que no lesbiano y transexual. Esa sería otra de las innovaciones históricas de estas nuevas extremas derechas. Se pueden presentar como racistas y progay articulando alianzas con el movimiento LGTBI al tiempo que niegan el matrimonio entre personas del mismo sexo y su posibilidad de adoptar.

En definitiva, esta extrema derecha, efectivamente, no sólo adopta un discurso que la hace más aceptable en contextos de hegemonía feminista y de rechazo mayoritario a la LGTBIfobia, sino que, además, le permite articular un nosotros común que se cierra en clave nacional frente a un otro extranjero agresor sexual e invasor demográfico.

Con todo, el análisis de esta retórica “feminista” y de las políticas que impulsan cuando tienen representación institucional muestran que las propuestas no difieren de aquellas extremas derechas que criminalizan al feminismo y se oponen sin complejos y abiertamente a los derechos de las mujeres y personas LGTBI.

Tal y como muestran los estudios de caso analizados en el informe “La extrema derecha y el antifeminismo en Europa” (2021) de la Fundación de Estudios Espacio Público, el futuro que proyectan todas ellas tiene en común el retorno al viejo modelo de hombre proveedor y mujer reproductora y cuidadora, introduciendo mecanismos de disciplinamiento de las mujeres y personas LGTBI usados profusamente en el pasado: limitar o eliminar los derechos sexuales y reproductivos, fortalecer la familia nuclear heteronormativa y patologizar otras formas familiares, refijar el rígido binarismo de género –sólo hay hombres y mujeres biológicamente determinados- persiguiendo la educación sexual y asimilándola con la pedofilia, negar la violencia de género, etc.

El futuro que imaginan estas extremas derechas, sin embargo, no es sólo un retorno a un supuesto pasado dorado, sino un proyecto constituyente en construcción, en discusión y sin contornos claros, pero que avanza hacia formas sociales antiigualitarias a través de estados con un fuerte carácter autoritario.

Desde esa perspectiva, comparto la tesis ampliamente expuesta acerca de que la relevancia que va adquiriendo la extrema derecha no puede ser interpretada sólo como una reacción al avance de los derechos de las mujeres. Sino que, más bien, podría explicarse por su capacidad para usar moduladamente sus posiciones antifeministas, según el contexto, para debilitar la democracia representativa e instaurar un nuevo régimen político que responda autoritariamente y en clave elitista a los grandes desafíos civilizatorios a los que nos enfrentamos, como la crisis ecológica, la crisis de reproducción social, el reemplazo humano por robots, etc.

Desveladas sus intenciones, necesitamos entender con cierta urgencia la corriente subterránea que podría estar articulando el apoyo de las mujeres a la revuelta reaccionaria para poder frenarla eficazmente. La ponencia inaugural de María Eugenia Rodríguez Palop ya indagaba extensamente y con lucidez en muchas de las claves que podrían estar detrás de los malestares de las mujeres y para los que el feminismo liberal no tendría respuestas. Aquí me propongo introducir algunos elementos que, sin ser del todo nuevos, profundizan en algunos aspectos no tan explorados y que podrían estar siendo captados de forma oportunista por la extrema derecha.

Una razón del posible apoyo de las mujeres a la extrema derecha podría estar vinculado con el rechazo a unas políticas de igualdad liberales que se entiende han abandonado a la inmensa mayoría de las mujeres. La promesa de igualdad de género sólo ha llegado a unas pocas afortunadas, mientras que el resto ha observado como en las últimas décadas han empeorado sus condiciones de vida y su experiencia vital cotidiana está atravesada hoy más que nunca por la incertidumbre, especialmente para las mujeres jóvenes y las madres cabeza de familias monoparentales. A la extrema derecha no se le escapa. Pueden oponerse a unas políticas de igualdad que representan el statu quo de ese “neoliberalismo progresista” que las ha empobrecido tal y como lo llamó Nancy Fraser, al tiempo que se posicionan a favor de la igualdad salarial y desarrollan medidas dirigidas a las jóvenes madres y a las familias monoparentales.

Hay algo más. Pese a la falta de redistribución del poder económico y social entre mujeres y hombres, es verdad que las políticas de igualdad han corroído las tradicionales jerarquías de género y han provocado cambios sustanciales en la articulación de los lazos sociales y de las relaciones íntimas.

En el marco de un capitalismo que mercantiliza todos los aspectos de la vida –la amistad, el sexo o el amor- y los orienta hacia el consumo, la mayor libertad de elección en la forma de vincularse habría quedado atrapada por una gramática relacional basada en el cálculo de interés individual y utilitarista, que busca acumular experiencias en un nuevo mercado sexual amplio y diverso. Esa captura mercantil no sólo estaría impidiendo la articulación de vínculos estables, sino que, además, estaría tensionando hacia la ruptura los ya establecidos.

El sexo casual y el reconocimiento de las mujeres a partir de su capital erótico, que pueden leerse como fuentes de agencia y ejercicio efectivo de la libertad, en realidad son agujeros negros para la inmensa mayoría de las mujeres. Entre otras cosas porque minan su autoestima instrumentalizando sus cuerpos y poniéndolos a competir entre ellos al servicio de la mirada y del deseo masculinos. Y eso es así porque la autoestima femenina se apuntala en la reciprocidad y en el reconocimiento que moviliza emociones ya que su posición en los cuidados sigue siendo un elemento central de su identidad emocional-cultural, especialmente en su rol de madres.

La cuestión que aquí nos interesa ver es que esto, en parte, podría estar explicando todo un movimiento de mujeres, que rechazan su objetivación sexual y un sexo casual desapegado y desresponsabilizado del otro, y giran su mirada hacia los valores familiares perdidos y los roles tradicionales de género. Como señala la socióloga Eva Illouz, quizá su rechazo a estas libertad e igualdad en materia sexual capturadas por el mercado, que ha cambiado la relación entre los sexos y también ha reforzado el dominio de los hombres sobre las mujeres, esté desempeñando un papel importante, aunque menos visible y analizado, en su apoyo a las nuevas extremas derechas.

La incertidumbre material y emocional que convierte el futuro en una competición por la supervivencia, por una parte, y deteriora la autoestima de las mujeres, por otra, podría estar haciendo que lo que hace una década eran fenómenos aparentemente marginales, ya no lo sean tanto.

Podría estar diciéndonos que al feminismo de la cuarta ola le ha salido un competidor reaccionario y astuto que pugna por reorientar los malestares de las mujeres, movilizándolas y queriendo cancelar así el feminismo.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Laura Pérez Castaño

    Tenienta de Alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona

    El feminismo es uno de los movimientos sociales y políticos más potentes de nuestra época. En los años previos a la pandemia ha demostrado una capacidad de movilización que no veíamos desde los movimientos anti-austeridad del periodo 2011-2014, como el 15-M. Además, en los últimos años el feminismo ha tenido a nivel mundial una influencia creciente en la agenda política y está impulsando un cambio cultural muy rápido. Todos estos avances provocan resistencias. Es un cambio de una magnitud importante y como en todo cambio no podemos ser ingenuas y pensar que no generará conflicto. Por lo tanto, hay que...
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  • Laura Gómez

    Politóloga, investigadora y experta en políticas de igualdad de género y participación ciudadana

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  • Irene Bassanezi Tosi

    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

    “Buey, Bala y Biblia, o sea, agronegocio, militarismo y Pentecostales, han sido la base del bolsonarismo”, como afirma María Eugenia en la ponencia inicial de este debate, Bolsonaro ha ganado las elecciones gracias al apoyo de estos tres bloques socio-políticos, que se encuentran reflejados en el congreso de los diputados. Primero, los intereses del agronegocio están causando la devastación de nuestros bosques, nuestra flora y fauna, dando el pase libre al ecocidio ambiental promovido por el neoliberalismo más agresivo. Frente a esta devastación ambiental, son las lideresas y los líderes de derechos humanos, de las poblaciones locales...
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  • Laura Martínez Valero

    Oficial de comunicaciones y advocacy en Women’s Link Worldwide

    Después de leer las interesantes aportaciones de las compañeras expertas al debate, creo que mi granito de arena puede ser explicar, desde mi experiencia personal y profesional en Women’s Link Worldwide, mi visión sobre la comunicación que realiza la ultraderecha y los grupos ultraconservadores cristianos. Entender el éxito de sus mensajes es relativamente fácil: son mensajes simples, emocionales y apelan a un sistema de creencias y valores religiosos y tradicionales en los que la dicotomía entre el bien y mal está muy definida por la tradición o por el dogma cristiano. No suponen ningún tipo de incomodidad o desafío a...
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  • Guillermo Fernández Vázquez

    Investigador de la Universidad Complutense y autor del libro '¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa? El caso del Frente Nacional'

    Breve entrevista a Guillermo Fernández-Vázquez, investigador de la Universidad Complutense y autor del libro, '¿Qué hacer con la extrema derecha en Europa? El caso del Frente Nacional', editorial Lengua de Trapo. 1. De acuerdo con las últimas encuestas Marine Le Pen acorta las distancias con Macron para las presidenciales de 2022, ¿cómo explicas el éxito del liderazgo de Marine Le Pen, una década después de haber tomado el mando de su partido? Es un fenómeno realmente sorprendente porque hasta hace apenas unos meses la figura pública de Marine Le Pen estaba en franca decadencia y se rumoreaba que podía...
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  • Sol Román

    Militante feminista

    En primer lugar, quiero decir que escribo esto desde las vivencias de la militancia feminista barrial y urbana, así como desde mis experiencias de mujer joven, blanca, precaria y con estudios universitarios. Del debate tan enriquecedor que surge en este espacio me ronda la cabeza una idea que ahonda en las razones del discurso antifeminista de la extrema derecha y en la fuerza del movimiento feminista actual, ya mencionado por otras compañeras antes. Desde que en 2016 el arzobispo de Valencia, cuyo nombre prefiero ni decir, bautizó al feminismo como “ideología de género” el feminismo ha sido cuestionado constantemente...
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  • Beatriz Gimeno

    Investigadora feminista y diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid

    Las relaciones de la extrema derecha con el feminismo pueden contemplarse desde muchas perspectivas y, después de leer las aportaciones que se han ido haciendo en este espacio, he decidido hacerlo desde la perspectiva de las masculinidades heridas; desde la perspectiva de los Hombres blancos enfadados (2013) de los que habla Kimmel, refiriéndose a EE.UU; desde la perspectiva de las identidades masculinas heridas por inseguridades vitales profundas y por la pérdida de sentido que han generado en todo el mundo las políticas neoliberales y cuyo resultado es una reacción misógina global. Para combatir los discursos de extrema derecha Alba...
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  • Nora Rodríguez

    Abogada penalista y militante antifascista

    Si el feminismo es atacado con tanta dureza por parte de esta extrema derecha es por su potencial emancipador, porque viene a agitar las estructuras del sistema. En un sistema basado en las opresiones no hay nada más revolucionario que hablar de igualdad. En un sistema que se basa en la explotación de las mujeres, luchar por su liberación y emancipación es de estricta necesidad. El feminismo, como todo movimiento emancipador y transgresor, recibe una línea de agresión y confrontación directa y otra de pretensión de asimilación e infiltración. Ya sabemos de las estrategias del neoliberalismo y del capitalismo más...
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  • Anna Palmowska

    Traductora y activista en ManifeStacja Madryt, el grupo pro derechos de las mujeres polacas y en la Comisión por el Derecho al Aborto de Madrid

    «Como dijo Margaret Atwood en 'El cuento de la criada', “no se puede confiar en la frase: ‘Esto aquí no puede pasar’. En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar”». «Esto aquí no puede pasar». Creo que esta frase definía la postura de la mayoría de la sociedad polaca antes del año 2016, cuando por primera vez, nosotras, las mujeres de Polonia, nos dimos cuenta que lo que estaba pasando iba en serio. La turbia historia de mi país donde se cambió un sistema totalitario estalinista por un capitalismo salvaje de Estados Unidos ha dejado huella en la...
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  • Pastori Filigrana

    Abogada y defensora de Derechos Humanos

    El feminismo se ha convertido en un paraguas aglutinador de malestares y dolores reales y diferentes; desde el miedo de una joven a andar sola por la noche, hasta la precariedad de una trabajadora doméstica sin papeles; desde el desamparo ante el maltrato de una pareja, hasta la impotencia de la discriminación laboral por ser mujer; todo encuentra amparo en la lucha feminista. El movimiento feminista está teniendo la capacidad de organizar la rabia frente a desigualdades estructurales del sistema socioeconómico. El movimiento se ha masificado y radicalizado. No solo ha aumentado el número de personas que se declaran feministas...
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  • Gabriela Vázquez

    Área de agroecología Fundación Entretantos.

    La cornisa cantábrica, desde la burbuja inmobiliaria, está plagada de plumeros de la Pampa. Esta especie invasora, que no tendría nada que hacer en un bosque de castaños, se extiende como el fuego por la tierra removida que fue la norma durante tantos años de construir urbanizaciones y autovías. Llegó de Argentina en uno de esos barcos de containers que son la base material de la globalización neoliberal. De los terraplenes se extendió a los campos y, descuidado por las autoridades, pasó a invadir toda la franja costera, de temperaturas amables y humedad alta. Eliminarlo una vez extendido es...
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  • Mats Lucia Bayer

    Miembro del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM)

    La relación entre la extrema derecha y las reivindicaciones del movimiento feminista ha demostrado moverse en un terreno ambiguo en estos últimos años. Como señala Judith Carreras, los posicionamientos varían según la organización y el país. Mientras que en algunos casos la extrema derecha adopta discursos abiertamente antifeministas, en otros se dan fenómenos de apropiación de algunas de las reivindicaciones feministas con el objetivo de apoyar una agenda xenófoba (el llamado “purplewashing”). Ambas vertientes redundan de una u otra manera en el hecho de desposeer a una parte de la población (las mujeres y/o las personas migrantes) de sus...
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  • Steven Forti

    Historiador. Profesor asociado en la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del IHC de la Universidade Nova de Lisboa.

    Las nuevas extremas derechas no encajan del todo con las categorías de interpretación que solemos utilizar para analizar este fenómeno. Me explico: Vox, el lepenismo, Salvini, el trumpismo, Orbán, el bolsonarismo o Alternativa para Alemania no pueden analizarse como si fuesen el fascismo de entreguerras o el neofascismo de la segunda mitad del siglo XX. Tienen algunos elementos de continuidad con aquellas experiencias, no cabe duda de ello, pero también son algo distinto. Resumiendo mucho, se trata de un fenómeno radicalmente nuevo. Si no lo entendemos, me temo que nunca conseguiremos frenarlas y derrotarlas. Esta extrema derecha 2.0 es...
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  • “No se puede confiar en la frase: ‘Esto aquí no puede pasar’. En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar” Margaret Atwood El cuento de la criada. Cuando lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir, cobran mayor relevancia los espacios en disputa. En medio de esta crisis sistémica las disputas son y serán por la garantía del espacio vital y el control de la herencia de lo que está muriendo. La nueva normalidad está acelerando las diferencias entre generaciones y personas, no sólo entre territorios. Normaliza el paso de un estado del bienestar a la sociedad del miedo. Invisibiliza y desatiende las violencias machistas. Asume el recorte de derechos y libertades en pos del interés general. Normaliza también los efectos del cambio climático y colapso sistémico, concretado, a menudo, en récords de temperatura, incendios forestales multicausales, huracanes más intensos que se mueven con más lentitud y devastan más, ciclones tropicales, Filomenas y DANAs cada vez más presentes y severas, pérdida de suelos y actividades tradicionales, contaminación... Esta nueva normalidad concentra a más personas en los bordes del sistema, las expulsa desde el centro a las periferias y las obliga a sobrevivir, no producen y...
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  • Amelia Martínez Lobo

    Periodista y Project Manager en la Fundación Rosa Luxemburg (Madrid). Migraciones, antifascismo y feminismo.

    Sí, el feminismo es la vacuna contra el fascismo, también el muro de contención y su desafío. Porque si hay algo que aglutina y vertebra a las diferentes extremas derechas no es sólo su agenda misógina y su antifeminismo, sino su intento de cambiar el marco y convencer a parte del sujeto que apela este masivo movimiento que se ha levantado a lo largo y ancho del planeta. Sí, el feminismo es, sin duda, el caballo de batalla de la llamada “internacional reaccionaria postfascista”. Si bien entre las extremas derechas hay diferentes visiones y estrategias para atacar los derechos de...
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