¿Podían los partidos comunistas europeos reinventarse?

  • Jordi Borja

    Jordi Borja

    Geógrafo urbanista, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya

22.11.2017

Debate principal: Debate sobre la Revolución de 1917

Los partidos comunistas nacieron con la revolución rusa de 1917. Casi siempre los fundadores fueron colectivos socialistas y sindicalistas radicalizados por la guerra y por las condiciones de vida de los trabajadores. Nacieron como una esperanza, un mito movilizador, una doctrina salvadora, un afán apostólico, una vocación militante vanguardista. Con una madre protectora, la URSS. Como constaba en los principios de la Internacional comunista proclamaban: los proletarios de todo el mundo tienen dos patrias, la propia y la URSS. Los PP.CC. nacieron con el alma marxista-leninista, con el modelo de la revolución del 17 y el librito del Estado y la revolución, con la dictadura del proletariado pervertida por el estalinismo y no por la revolución democrática que preconizaban Marx, Engels y la gran mayoría y Rosa Luxenburg y los socialdemocratas de izquierda occidentales. Sin embargo los PP.CC. europeos vivían en países donde se habían iniciado procesos políticos democráticos des de los siglos XVII (Inglaterra), en el XVIII (Estados Unidos y Francia) y en el XIX (la mayoría de los Estados de Europa occidental y central. Una democracia limitada y excluyente casi siempre, con derechos sociales muy precarios, con obstáculos legales y culturales para participar en la política institucional. Pero existía el pluralismo político, elecciones, derechos de organización y de expresión, de huelga incluso en algunos países. Siempre con las limitaciones citadas. Con largos periódos autoritarios, dictatoriales, militaristas o fascistas. Pero los PP.CC. pronto entendieron que debían luchar por la democracia política y los derechos sociales y pronto renunciaron al objetivo concreto del «poder a los soviets» que aún se utilizó hasta inicio de los años 30. Los PPCC europeos se desarrollaron con una alma revolucionaria ideológica (soviética) y un cuerpo reformista combativo (lucha de clases y libertades políticas). La ambigüedad de esta dualidad fueron a la vez su fuerza y su lastre. El mito movilizador también era el principal obstáculo para llegar al poder.

Los PP.CC. occidentales si eran fuertes se mantuvieron fuertes cuando se alejaron gradualmente del PCUS. A partir de los años 60 los lazos con el bloque soviético se fueron distendiendo. Unos años antes Kruschev lanzó el órdago en el XX Congreso del PCUS que desmitificó a Stalin pero no mucho al stalinismo. Se criticaron los “excesos” pero no el sistema. Los Partidos comunistas occidentales recibieron este golpe al pasado con más miedos que esperanzas. Habían vivido de una imagen que se desdibujaba, el paraíso tenía aspectos más bien propios del infierno. Pero algunos líderes, como Togliatti, vieron la oportunidad de renovar la imagen del partido y superar la dualidad entre democracia versus socialismo. En el octavo Congreso del PCI formuló “la via italiana al socialismo”.[1] En los países occidentales una gran parte de la militancia se resistía a creérselo, otros al contrario confirmaron sus sospechas y dejaron el partido desengañados o se mantuvieron en el partido con más escepticismo que ilusión. “Je les ai cru, je les ai cru…” se lamentaba el poeta Aragon (yo los he creído…). Unos años después Kruschev fue destituido y el posible proceso democratizador que había avanzado muy poco quedó congelado por el siniestro personaje Brejnev y el ideólogo Suslov. Togliatti poco antes de morir escribió un documento en Yalta (1964) que se convirtió en testamento. Hasta entonces planteaba una política y una doctrina específica para Italia e implícitamente para los países europeos occidentales. En el Memorial de Yalta propone un comunismo policéntrico, es decir considera de facto el fin del movimiento comunista internacional. La China ya se había divorciado de la URSS.

Sin embargo los PP.CC. europeos continuaban siendo “los patos feos” de las democracias capitalistas. En parte porque estos partidos no habían superado en su conjunto su carácter dual, la aceptación de la democracia pero sin renunciar a un momento revolucionario que cambiaría las reglas del juego.[2]Y en parte también porque los intereses políticos de los otros partidos y de los poderes económicos y mediáticos deseaban tener a los comunistas a cierta distancia del poder. Apareció el eurocomunismo por iniciativa de nuevo del PCI. Y con Belringuer llegó a su cenit. Fue a partir del golpe de Estado de Chile (1973). La propuesta de Berlinguer, “el compromiso histórico”, consideraba que un proceso de cambio socializante suponía un apoyo mayoritario y pluralista, que no fue el caso de Chile. Berlinguer y Carrillo, es decir el PCI y el PCE, explicitaron claramente la vocación democrática sin renunciar a la transformación social y económica. EL PC francés se añadió al “eurocomunismo” no sin bastantes reticencias y escaso entusiasmo. La URSS existía, los PP.CC. europeos se habían ido alejando ya desde la invasión de Checoeslovaquia (1968) y más claramente cuando la URSS ocupa Afganistán y se da el golpe de Estado apoyado por la URSS en Polonia (1981), aunque es posible que los militares polacos se adelantaran a los rusos para evitar la ocupación. El bloque soviético empezó a romperse, Cheoceslovaquia, Alemania del Este, los paises bálticos. se tambaleaba hasta desmoronarse y fragmentarse hasta el infinito (1989). El ogro ni era tan filantrópico como decía ser ni tan poderoso como aparentaba serlo.

El eurocomunismo, cuando hubiera debido emergiendo con fuerza en el escenario político, se diluyó. Berlinguer murió en 1984. El PCI cambió primero de nombre y luego de naturaleza. Se desencarnó y lo que quedó se fusionó con fragmentos de la DC y de grupos varios. Y se convirtió en un partido estrictamente electoralista y socioliberal. Dejó de ser un partido sin futuro, un gran aparato integrado en las instituciones para sobrevivir. El PCE tuvo una debacle electoral (1982), Carrillo renunció y el PCE intentó volver a las esencias del pasado y olvidó el eurocomunismo. También se metarfoseó en Izquierda Unida con residuos del izquierdismo. Afortunadamente nacieron generaciones jóvenes que renovaron la política y que conectan, quizás sin saberlo, con lo mejor del PCE de los años 60 y 70. El PCF quiso mantenerse con sus siglas y su estilo, gradualmente pasó de los 20 a 25 % de votos hasta bajar incluso por debajo del 5%. Sobrevive con nostalgia acariciando su progresiva fosilización. La disolución de la URSS y el derrumbe del comunismo soviético y de sus satélites fueron la última puñalada. Los partidos comunistas no pudieron o no supieron renovarse y renacer en todas las dimensiones. Habían construido mimbres suficientes para articular movimientos y organizaciones sociales, participación en las instituciones políticas, capital intelectual potente, memoria histórica reconocida por su lucha social y nacional y por su adhesión a la democracia y rechazo explícito del modelo soviético. Pero no consiguieron armar un partido, renovado en sus ideas, organización y lenguaje, para la mayoría con propuestas de futuro y nuevos ideales. Hoy son ilustres y gloriosos fantasmas del tiempo pasado y no volverá.

La no reinvención de los partidos comunistas. Una anécdota personal. Cuando era aún reciente su paso a la reserva, sin cargos ni militancia política, cené con Santiago Carrillo. Con mucha tranquilidad y con una fría racionalidad me expuso el fin de los partidos comunistas. Tres argumentos. Uno: el fin de la sociedad industrial clásica del siglo XIX y de la clase obrera organizada en grandes empresas de producción, base principal de los PCs. Dos: el derrumbe de la URSS y el fracaso del “comunismo real”. Tres: el modelo de partido organizado para conquistar el poder a la espera de la crisis general del capitalismo y de la descomposición del Estado burgués. Un análisis claro, convincente y de sentido común. Pero él tampoco tenía respuesta a la pregunta ¿cómo reinventarse? Carrillo apostó fuerte en favor de un comunismo democrático pero su afán de mantener el partido unido, con el peso de la contradicciones expuestas, las dualidades incompatibles, el haber usado unos discursos para fuera y otros para dentro, necesariamente debía explotar. El PCE en los años 80 se desintegró, antes había ocurrido con el PSUC (en 1981), precisamente el que más recorrido eurocomunista había avanzado. Pudo haberse reinventado si primero hubiera pasado cuentas del pasado. No hubo tiempo ni se estaba preparado.[3]

Berlinguer nuevamente apuntó un inicio de reinvención, “la cuestión moral”.[4] Proclama con rotundidad “los partidos políticos hoy son ante todo máquinas de poder y de clientela…los partidos han degenerado y esto es el origen de nuestros males… la cuestión moral hoy en Italia, para nosotros los comunistas debemos denunciar la ocupación del Estado por parte de los partidos”. Denuncia a la Democracia Cristiana y rompe cualquier alianza con ella, se acabó “el compromiso histórico”. Propone que la función de los partidos es estar en el Parlamento pero no en todo lo que es Estado o para-estado. Las organizaciones sociales o culturales, las cooperativas, los sindicatos, etc pueden asumir funciones de propiedad o gestión de aquellos sectores de la producción o de los servicios de interés para todos los ciudadanos.[5] Evidentemente su partido, o por lo menos gran parte de sus dirigentes y de sus cuadros no estaban predispuestos ni preparados para estas invenciones y audacias. Simplemente se instalaron en las instituciones para sobrevivir y sin la escandalosa corrupción de otros partidos. El fracaso de Berlinguer fue el último intento de reinventar el comunismo democrático.

El comunismo no sobrevivió porque no renovó su base teórica, su proyecto político y su organización. Ni más ni menos. Marx y Engels son indispensables para entender el mundo de los siglos XIX y XX, pero no son suficientes como sustrato teórico. Menos aún en el siglo XXI. El comunismo puede renacer pero ni será “marxista” ni se llamará probablemente comunismo pues el comunismo soviético lo pervirtió y los partidos comunistas quedaron marcados por la matriz de la que nacieron. El horizonte político no puede depender de un gran momento de ruptura, el salto del capitalismo al socialismo, sino el cambio es un proceso constante de democratización de la democracia, a todos los niveles, política, economía, cultura, comunicación, organización social. La forma partido centralizado, jerárquico, casi militarizado corresponde al modelo de la fábrica y de la condición obrera. La nueva sociedad requiere descentralización, difusión en el territorio, diversidad de iniciativas y formas de acción. El elemento cohesionador no es un ideal cuasi religioso, inventar un mundo distinto que enterraría el viejo mundo. Se trata de desarrollar y hegemonizar la moral de cada día, la justicia, la compasión, la fraternidad y evidentemente la libertad individual y colectiva y la igualdad en el género, en el trabajo, en el territorio, en la cultura. Una moral que debe convertirse en fuerza social, cultural y política, que reside en las clases trabajadoras, los asalariados, los profesionales, los intelectuales, los que impulsan proyectos productivos.

Pudo haber sido un comunismo del siglo XXI, el derrumbe del comunismo del siglo XX no lo hizo posible. Pero nos queda la revolución de octubre, la audacia de un partido que quiso ante todo la paz, el pan, la tierra y el reconocimiento de los consejos de los trabajadores. Y la esperanza para los oprimidos del mundo, pareció que el ideal se hacía real. El comunismo real, con todas sus lacras, contribuyó mucho en civilizar la sociedad capitalista occidental y en introducir elementos democratizadores en la política y en el trabajo. Y forjó millones de militantes en Europa que dieron una gran parte de su vida por un ideal que fue también una lucha diaria por la dignidad del trabajo, el valor de la igualdad y las libertades para todos.

Nada se ha perdido si asumimos que todo se perdió. O quizás no.[6]

El autor ha tratado la temàtica del comunismo a lo largo de varias décadas. Citaremos algunas contribuciones relativamente extensas: ‘Socialismo i comunistas davant la democràcia’, Taula de Canvi, Barcelona 1976; ‘Socialistas y comunistas en Europa occidental’ en el libro colectivo ‘Perspectivas sociales y políticas’, Siglo XXI, 1985; ‘Los comunistas y la democracia’ en la revista Viejo Topo (nº 277, 2011); y ‘El PSUC més que un partit’ (publicado en las revistas Nous Horitzons y en L’Avenç, 2016.

[1] El octavo Congreso del PCI se celebró en 1956, el mismo año del Informe de Kruschev y la invasión de Hungría. Como se pueden ver como las contradicciones salen a la superficie. La propuesta de Togliatti era clara: en Europa occidental se avanzará al socialismo en el marco democrático. Su informe al Congreso lo reelaboró el año después y se convirtió en libro, El Partido Comunista italiano (1958). En Francia lo publicó la Editorial Maspéro, de orientación izquierdista. El PC francés no se dio por enterado.

[2] Un ejemplo de reticencia a asumir realmente la democracia política la encontramos en el PCE, adalid del “eurocomunismo”. Por primera vez se propuso que se explicitara que en el proceso hacia el socialismo habría pluralidad de partidos y alternancias por vía electoral. Fue en 1981 en una sesión de Comité Central. Una parte importante de dirigentes, incluído Santiago Carrillo (seguramente por no “provocar” a los dirigentes dogmáticos y más cercanos a los soviéticos) votaron en contra al pluralismo y la alternancia. Pero una mayoría votó a favor. Sin percibir que era una decisión muy novedosa, sin darle importancia. Unos, eurocomunistas, porque les parecía lógico, otros muy poco eurocomunistas para votar contra Carrillo.

[3] Ver el artículo de J.Borja, Los comunistas y la democracia, nº 277, 2011.

[4] El origen de La cuestión moral fue una larga entrevista de Berlinguer con Eugenio Scalfari, director del diario La Republica, en el 28 de julio de 1981. Más adelante desarrolló este texto el Informe al Congreso del PCI de 1983. Y apuntó algunos nuevos argumentos en el discurso pronunciado el 7 de junio de 1984, pocos días después moría. Posteriormente se publicó en libro, con algunos anexos citados, Aliberti Editore (2012).

[5] Algo parecido ya propuso Harold Laski, teórico liberal y militante socialista. Vinculado al Labour y más aún a los sindicatos (trade unions) y recuperador de la historia del “cartismo” y de los “levellers” (niveladores). Fue miembro del grupo de Bloomsbury en compañía de los esposos Webb, E.M.Foster, B.Russell, L.Witgenstein, J.M.Keynes y amigo de Chaplin, Roosevelt, Einstein… Muy crítico con el “comunismo soviético”. Defendía un Estado limitado en cúanto a propiedad pública. Proponía distintas formas de propiedad y gestión social por parte de las empresas básicas y de los servicios de interés general. Por ejemplo mediante los sindicatos o otras organizaciones sociales o cooperativas. Ver los tres artículos que publicó en Harper’s Monthly Magazine entre 1929-1930. Versión castellana con una excelente introducción a cargo de Antonio José Antón Fernández con el título Los peligros de la obediencia, Sequitur 2011.

[6] Enzo Traverso, en su obra reciente Mélancolie de gauche, Éditions La Découverte, 2016, desarrolla una argumentación en favor de los derrotados, son semillas para las victorias futuras.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    Pocas veces un triunfo político tan deslumbrante y esperanzador como la toma del poder por los soviets en la Rusia zarista tuvo un desenlace tan dramático y devastador para la conciencia del movimiento popular en todo el mundo. Este es el meollo de la cuestión que intentan explicar buena parte de los artículos de Espacio Público del debate titulado “Hablemos de la Revolución de Octubre”. Pero es pertinente hacerse algunas preguntas. ¿Tiene algún interés reflexionar sobre acontecimientos ocurridos en Rusia hace un siglo? ¿Por qué se han publicado más de 11.000 artículos en el mundo durante los meses de...
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  • Pelai Pagès i Blanch

    Historiador

    Cuando a principios de noviembre de 1917 llegaron a España las primeras noticias sobre la revolución bolchevique en Rusia, el movimiento obrero español se encontraba en la fase de reflexión colectiva que caracteriza el período posterior a un movimiento revolucionario fracasado, como fue la huelga general revolucionaria que había tenido lugar en el mes de agosto. Y se encontraba también en un momento de reestructuración y reorganización ante los futuros combates que se preparaban. 1918 es un año de Congresos para la Unión General de Trabajadores, para el Partido Socialista Obrero Español y para la Confederación Nacional del Trabajo. Pero...
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  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    En el segundo centenario de la Revolución Francesa, Den Xiao-Ping, veterano dirigente de la República Popular China hasta 1997, comentó que no había transcurrido tiempo suficiente para tener una verdadera perspectiva histórica sobre el impacto de tan magno acontecimiento. La Revolución Rusa de 1917 forma parte de esos magnos acontecimientos que igualan en trascendencia y significación a la Revolución Francesa de 1789. Subvirtió la realidad existente y creó una nueva dimensión histórica en nuestra sociedad. Desde noviembre de 1917, la victoria de los bolcheviques formó parte de lo cotidiano de nuestra existencia y el Siglo XX no puede...
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  • Javier Pastor Verdú

    Editor de 'Viento Sur' y profesor en el Departamento de Ciencias Políticas en la UNED

    * Prólogo de 'Historia de la Revolución rusa' de León Trotsky Al igual que Tucídides, Dante, Maquiavelo, Heine, Marx, Herzen y otros pensadores y poetas, Trotsky alcanzó su plena eminencia como escritor en el exilio durante los pocos años de Prinkipo. La posteridad lo recordará como el historiador, así como el dirigente, de la Revolución de Octubre (Isaac Deutscher, 1969:206). Así pues, sea cual sea el desfase que se observa entre las realidades que genera la Revolución de Octubre, por un lado, y, por el otro, el ideal del proyecto socialista tal como lo imaginaban los bolcheviques, la obra de Trotsky...
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  • Kronstadt

    28/11/2017

    Rolando Astarita

    Profesor en la Universidad de Quilmes y de Buenos Aires. Fue militante del PST y la LCR.

    1. El programa de Kronstadt En los estudios y debates acerca de las causas que llevaron a la burocratización de la Revolución de Octubre, la cuestión de Kronstadt ocupa un rol prominente. Recordemos que en marzo de 1921 los marineros de la fortaleza naval del golfo de Finlandia se levantaron contra el gobierno bolchevique, y establecieron una comuna revolucionaria durante 16 días. El levantamiento fue aplastado, y los sublevados fueron duramente castigados. Tradicionalmente, tanto los stalinistas como los trotskistas defendieron esa represión de Kronstadt afirmando que se trató de un movimiento contrarrevolucionario. Y el argumento central para demostrar ese supuesto carácter...
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  • Marga Ferré

    Presidenta de la FEC (Fundación Europa de los Ciudadanos) y miembro de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    Lecciones para el presente de la revolución de octubre: Informe Semanal tuvo a bien dedicar un reportaje a la Revolución de Octubre en su centenario y de los 10 minutos que duró, 6 los dedicaron a describir la muerte de los Romanov y 4 a asentar la teoría del golpe de Estado dictatorial, diseñado desde el primer momento por la pérfida cabeza de Lenin. Por muy burda que sea esta representación histórica de los hechos del 17, cumple su función al reproducir la ortodoxia neoliberal sobre el siglo XX, tan reiterada y profusamente repetida por los medios y por...
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  • Jordi Borja

    Geógrafo urbanista, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya

    Los partidos comunistas nacieron con la revolución rusa de 1917. Casi siempre los fundadores fueron colectivos socialistas y sindicalistas radicalizados por la guerra y por las condiciones de vida de los trabajadores. Nacieron como una esperanza, un mito movilizador, una doctrina salvadora, un afán apostólico, una vocación militante vanguardista. Con una madre protectora, la URSS. Como constaba en los principios de la Internacional comunista proclamaban: los proletarios de todo el mundo tienen dos patrias, la propia y la URSS. Los PP.CC. nacieron con el alma marxista-leninista, con el modelo de la revolución del 17 y el librito...
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  • Montserrat Galcerán

    Catedrática de Filosofía y concejala de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

    Han pasado cien años de la revolución rusa de 1917, ¡cuánto tiempo y cuán poco! A los cien años de la revolución francesa, en 1889, los socialistas marxistas conmemoraban un acontecimiento fundamental de la historia que había abierto el camino a la Comuna de París de 1871 y a la revolución socialista que se avecinaba. Lo que vino fue una revolución socialista sui generis cuyo eco se prolongó durante el siglo XX, pero cuyo impulso ya desde el 68 parece agotado. La desaparición del bloque socialista no abrió nuevas esperanzas, a pesar de que el capitalismo se haya convertido...
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  • Francisco Louça

    Político y economista

    En sus Notas de Prisión, Rosa Luxemburgo, que acompañaba en la distancia, pero con fervor, la revolución en Petrogrado y Moscú, consciente de los riesgos y de los peligros – tal vez con más clarividencia que cualquier dirigente revolucionario de esa segunda generación del marxismo-, apeló a la solidaridad sin abdicar de su espíritu crítico. Escribió que “Concretamente, lo que nos puede traer luz a los tesoros de la experiencia y las enseñanzas no es una apología ciega, sino una crítica penetrante y reflexiva. Porque una revolución proletaria modelo en un país aislado, agotado por la guerra mundial, estrangulado...
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  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    El contexto en el que triunfa la Revolución de Octubre es el de la crisis de la primera globalización de finales del siglo XIX. Dicha crisis es sancionada con el nacimiento de los imperialismos que se dirimen en la primera guerra mundial. El coste para el capitalismo de este periodo es la Revolución socialista en Rusia y el Crack económico del 29, crisis que da lugar a la aparición del fascismo y la posterior segunda guerra mundial. Para los bolcheviques, la reconstrucción de un proyecto socialista en aquel contexto requería de formas y sujetos nuevos, situando esa nueva referencia...
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  • Walter Baier

    Coordinador político de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    Creo que estoy libre de la sospecha de ser un defensor del comunismo. Sin embargo, no puedo dejar de ver algo supersticioso e infantil en el horror que siente el mundo burgués ante el comunismo, este horror del que ha vivido tanto tiempo el fascismo, es decir, la idiotez fundamental de nuestra época. Thomas Mann, 1946 La importancia de la revolución bolchevique en octubre de 1917 puede medirse por el esfuerzo que todavía se hace hoy, 100 años después, en depreciar este suceso en su magnitud. ¿Se puede decir entonces que es imposible realizar una valoración equilibrada, debido a...
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  • Catherine Samary

    Economista especializada en los Balcanes, profesora de la Universidad Paris Dauphine, pertenece al consejo científico de ATTAC Francia y miembro de la IV Internacional. http://csamary.free.fr

    Todos los pasados no tienen idéntico porvenir, podemos afirmar con Daniel Bensaïd. Octubre 1917 no se dejará enterrar fácilmente. Su inmenso legado, que se debe actualizar, es haberse atrevido a poner en la agenda el cuestionamiento del orden existente –sin recetas y no sin trágicos errores-, enfrentándose a las guerras y violencias sociales de los poderosos, a escala nacional e internacional. Sin embargo, cien años más tarde, a pesar de que la "hipótesis comunista" parece descartada, muchos puntos comunes nos acercan a los desafíos de Octubre. La hipótesis menchevique, según la cual había que esperar de un desarrollo capitalista los...
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  • Juan Manuel Vera

    Economista, Consejo editorial de Trasversales

    La conmemoración del centenario de la revolución rusa plantea algunas interesantes cuestiones sobre la identidad de lo que se ha llamado izquierda a lo largo del siglo veinte. También podría servir para comprender las razones por las que la herencia del octubre soviético no forma parte del arsenal de instrumentos para desarrollar las nuevas prácticas sociales de lucha contra el capitalismo neoliberal sino, más bien, una pesada losa histórica que dificulta la construcción de una alternativa al imaginario capitalista. Por supuesto, el punto de partida deberían ser los hechos históricos con su singularidad. Sin embargo, no es posible hablar...
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  • José Luis Mateos

    Sociólogo, sindicalista, miembro de la Fundación Andreu Nin

    Nadie consideraría razonable condenar la Revolución francesa por la evolución de la sociedad capitalista. En cambio, sí es habitual desacreditar la Revolución rusa desde los escombros dejados por el socialismo real, esa construcción política recreada por el estalinismo. Se trata de la Revolución rusa y no solo de Octubre, de un complejo e inaudito proceso revolucionario del que Octubre fue su culminación. Una culminación que conviene recordar se podría llenar de matices, pues ese mismo proceso supera y se proyecta por encima del mítico mes. Respetando el calendario gregoriano, nos encontramos con profundas convulsiones sociales y políticas: Revolución de Febrero,...
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  • Fabrizio Burattini

    Sindicalista, exdirigente de la CGIL de la enseñanza y de la USB, y miembro de Sinistra Anticapitalista

    El año 1917 supuso una verdadera línea divisoria en la historia del movimiento socialista. Desde luego el factor determinante fue la Revolución Rusa, pero, igualmente decisivos fueron los acontecimientos, las elaboraciones y las elecciones que diversos actores colectivos e individuales protagonizaron en ese periodo en otros muchos países. Toda Europa fue golpeada por fuertes contradicciones entre, por una parte, un desarrollo económico impetuoso y, por otro, unas deprimidas y bloqueadas condiciones de vida de las masas populares. Una contradicción evidente para todos trabajadores y ciudadanos que veían las riquezas nacionales crecer muy deprisa y las condiciones de vidas de sus...
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  • François Sabado

    Ex dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria de Francia y de la IV Internacional

    El punto de vista que defiendo es que la Revolución rusa fue gran acontecimiento en la historia de la emancipación de los pueblos. Un momento extraordinario en el cual las clases dominantes pierden el dominio que les parecía asegurado por los siglos de los siglos. Y en el cual las masas populares desbaratan todo para tomar el destino en sus manos. Ante la pregunta histórica y teórica decisiva: ¿Había que tomar el poder en las condiciones precisas de Octubre de 1917?, seguimos convencidos de que la respuesta es positiva. El ímpetu de esta movilización antes, durante y después de Octubre...
    - Seguir leyendo
  • Fernando López Agudín

    Periodista

    Extraño aniversario el centenario de la revolución bolchevique. Envuelto en un escenario capitalista, que es justamente el que buscaban superar los compañeros de Lenin, aparece protagonizado tanto por sus más encarnizados enemigos, en un ajuste de cuentas histórico, como por sus más implacables críticos, en un intento de extraer lecciones de la implosión del estado obrero que nació de la insurrección de 1917. De esa experiencia, más de setenta años de existencia de la Unión Soviética, unos y otros, eso sí con fines opuestos, coinciden en no pocos de los análisis. Desde la ausencia de democracia, como si...
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  • Constantino Bértolo

    crítico cultural

    La celebración del primer centenario de la revolución soviética sin duda debería y podría ser la ocasión propicia para deconstruir al menos algunas secuencias , interpretaciones y lugares comunes que recaen sobre aquel acontecimiento y sus protagonistas. Ni la revolución es la toma del Palacio de Invierno ni el partido bolchevique es una secta uniforme y dogmática en donde Lenin recibe obediencia y ejerce su autoridad sin discusión alguna. Todo lo contrario. La revolución es la culminación de un largo y complejo proceso, el partido bolchevique es una inteligencia crítica, autocrítica y activa y Lenin es un revolucionario que...
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  • Elena Cabezalí García

    Historiadora

    La importancia de la Revolución de Octubre de 1917 cuyo centenario conmemoramos, puede medirse por la magnitud del bombardeo ideológico desencadenado contra ella, que dura también cien años. Un siglo de ataques desde la derecha y la izquierda, para presentar la primera revolución obrera triunfante como un gran error, que trajo al pueblo muchas calamidades y lo entregó a las garras de despiadados dictadores. El discurso contrarrevolucionario se construyó para justificar la intervención de las potencias desde el año 1918, se amplió al calor de la represión estalinista y se fortaleció durante la Guerra Fría, mientras...
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  • Josefina Luzuriaga Martínez

    Historiadora

    El 8 de marzo de 1917, en el día internacional de las mujeres, daba comienzo la Revolución rusa. Las obreras de las fábricas textiles de Petrogrado salieron a la huelga y agitaron en las fábricas vecinas: “¡Abajo la guerra!”, “¡Pan para los obreros!”. Poco después se vivó una inmensa huelga general, que terminó con el Imperio de los Zares. Los censos de 1897-1914 muestran que había 20 millones de mujeres trabajadoras en el Imperio ruso. Cerca de la mitad estaban ocupadas en tareas domésticas, mientras un quinto eran obreras industriales. Hacia 1917, la cifra de trabajadoras industriales alcanzó 7,5 millones....
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  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    En la última década se ha sucedido un ciclo de movilizaciones de carácter global, fruto de un contexto de indignación social consecuencia de la crisis, contexto en el que surge de nuevo el debate de las nuevas formas de comunismo hoy. Para el historiador Juan Andrade, el debate del comunismo en la actualidad se diferencia respecto al de décadas anteriores, en el hecho que se desarrolla sobre todo en el campo de la Filosofía y los estudios culturales, más que en el de las ciencias sociales. En España, dicho debate es conocido por la publicación del libro colectivo editado por el...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    El colapso de los sistemas de tipo soviético existentes en Europa central y oriental conformó un inédito acontecimiento revolucionario que se llevó por delante con extraordinaria rapidez el viejo orden administrativo. Entre 1989 y 1991 se desbarató un bloque de países que tenía sus señas de identidad enraizadas en la Revolución de Octubre que estaba en su origen. La disolución formal de la URSS en diciembre de 1991 fue el acto final, el resultado del evidente agotamiento histórico de un movimiento revolucionario a escala mundial que se fundó y tomó impulso en la insurrección bolchevique de octubre de 1917. Comienzo...
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  • Marina Albiol

    Diputada en el Parlamento Europeo y responsable de relaciones internacionales de Izquierda Unida

    ​Revolución es una palabra que escuchamos muchas veces, pero que adquiere su significado más profundo y esperanzador para las clases y los pueblos oprimidos cuando nos referimos a la Rusia del 17. No encuentro mejores ejemplos que la Revolución Francesa de 1789 y el alzamiento bolchevique para demostrar que, lejos de ser un sueño irrealizable, podemos cambiar el mundo desde sus cimientos para que los que hoy no son nada, lleguen a serlo todo. Por eso, cien años después, las clases dominantes de todo el planeta se unen para mentir y arrojar confusión sobre aquellos acontecimientos y, también por eso,...
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  • Antonio Rubira León

    Como señala el Profesor Fontana, el centenario de la Revolución Rusa de octubre de 1917, debe servir para “sacar lecciones útiles para un presente de desconcierto e incertidumbre”. Yo añadiría, además, para comprender mejor las derrotas revolucionarias desde entonces. Aunque la lucha de clases se expresa siempre de forma concreta y todas las revoluciones bajo el capitalismo industrial son distintas, todas tienen fundamentos políticos similares. No todas las situaciones revolucionarias terminan en revolución, de la misma manera que no toda revolución culmina en victoria. De hecho, la mayor parte de las revoluciones del siglo XX han sido derrotadas. La excepcionalidad...
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  • Javier Segura

    Profesor de Historia

    Cuando a mediados del siglo XIX los jóvenes revolucionarios Karl Marx y Friedrich Engels iniciaron su obra, orientaron su trabajo hacia la resolución de un “enigma histórico”, el planteado por la continuidad en el tiempo de las desigualdades entre minorías acaudaladas y mayorías empobrecidas, al tiempo que la creciente productividad del trabajo humano permite erradicarlas. Para ello, partieron de una cuestión clave: ¿De qué manera debería reorganizarse el mundo para construir un nuevo orden basado en la justicia? ¿Quién debería ser el agente impulsor de esta transformación? La respuesta estableció los fundamentos del marxismo: que sintetizo a continuación: 1) Todo...
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  • José Antonio Errejón

    Licenciado en Ciencias Políticas y Economista

    El centenario de la Revolución de Octubre y el balance de este siglo de historia en buena medida determinada por ella nos colocan ante lo que, creo, es la cuestión más importante, saber si y en qué medida Octubre sigue operando como el gran foco de aliento y esperanza para millones de personas que en diversas zonas del mundo sufren la injusticia y la opresión y aspiran a una vida distinta. Hace casi treinta años que vinieron abajo con una imprevista facilidad la mayor parte de los regímenes políticos que se declaraban herederos del Octubre del 17 y los que...
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  • Cesar Roa

    La mirada del triunfador no suele conducir a una comprensión más cabal de la historia. Para quien se encuentra poseído por la creencia de que los individuos, clases sociales o naciones más merecedores del éxito han ganado la partida, el pasado aparece exclusivamente como el escenario en el que los vencedores van perfilándose y derrotando progresivamente a sus rivales hasta la apoteosis final del presente. La historia queda degradada al relato de la marcha victoriosa de las actuales clases dominantes sobre los obstáculos que ocasionalmente han intentado frenarla. Dentro de esta perspectiva, las revoluciones sociales que una vez...
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  • José Luis Zárraga

    Sociólogo

    Fontana abre un abanico muy amplio de temas sobre la revolución rusa y el desarrollo de la sociedad soviética. En este centenario tendremos ocasiones para discutir todos esos temas, que no son cuestiones históricas que se agotan en sí mismas sino punto de partida fundamental para reflexionar y debatir sobre la construcción del socialismo. Pero para empezar, sería bueno fijar la atención en el acontecimiento que ahora se conmemora: la revolución soviética de octubre de 1917 y su desarrollo inicial en los años críticos de 1917 a 1923, el periodo que va desde la toma del poder hasta la...
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