Sobre la Revolución Rusa: cosas que conviene no olvidar

  • Pedro Chaves

    Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

29.11.2017

Debate principal: Debate sobre la Revolución de 1917

En el segundo centenario de la Revolución Francesa, Den Xiao-Ping, veterano dirigente de la República Popular China hasta 1997, comentó que no había transcurrido tiempo suficiente para tener una verdadera perspectiva histórica sobre el impacto de tan magno acontecimiento.
La Revolución Rusa de 1917 forma parte de esos magnos acontecimientos que igualan en trascendencia y significación a la Revolución Francesa de 1789. Subvirtió la realidad existente y creó una nueva dimensión histórica en nuestra sociedad. Desde noviembre de 1917, la victoria de los bolcheviques formó parte de lo cotidiano de nuestra existencia y el Siglo XX no puede entenderse sin su presencia. Su impacto fue, desde el comienzo, perceptible en todas las dimensiones posibles de la vida pública: la ideológica, la política, la geoestratégica, la militar, la simbólica, la económica, la artística y cultural, la de las políticas públicas.
Los historiadores siguen debatiendo hoy, cien años después, sobre las razones que hicieron posible el colapso del zarismo y la victoria de una pequeña vanguardia política con una escasa militancia y desigual implantación. Este interés histórico no ha disminuido, pero tampoco la confrontación sobre cómo interpretar y explicar lo sucedido.
Una buena parte de los debates siguen girando alrededor de la condición ineluctable de la revolución misma para unos, convertida esta condición en una suerte de destino inexcusable de la historia. La historiografía revisionista sobre la Revolución, sin embargo, enfatiza el hecho de que octubre no fue sino un “golpe de estado” y que a consecuencia de ello el terror sobrevenido sería una suerte de consecuencia inevitable de un fenómeno más militar y conspirativo que social y político.
En mi opinión, tiene mucha razón Moshe Lewin cuando señala varios errores metodológicos que han lastrado los estudios sobre la Unión Soviética (URSS) y que perduran: entre ellos pasar por alto el contexto histórico en que se desarrollan las acciones de los líderes que enfrentaron diferentes posiciones. Y un error adicional muy habitual es “sobre-estalinizar” la historia de Rusia, haciendo que el período de gobierno del dictador abrace los años anteriores y posteriores, de manera que desde 1917 hasta su desaparición, la historia de la URSS se interprete como un continuo de opresión, dictadura y gulags. Frente a esta concepción ideológica de la historia, conviene diferenciar procesos, destacar el impacto que las condiciones históricas jugaron a favor de una u otra propuesta política y señalar las diferencias entre las varias fases por las que transitó la Rusia post-revolucionaria.
Creo que puede defenderse a estas alturas que la Revolución Rusa fue un acontecimiento único y específico en el contexto de un país –la Rusia Zarista- que acumulaba contradicciones que generaron una tormenta perfecta en ese año de 1917. El dinamizador de ese acumulado de explosivos conflictos fue la Primera Guerra Mundial. En ese contexto, los actores reaccionaron de acuerdo a su ideología, implantación, relaciones sociales, historia y liderazgo. En ese juego enormemente convulso y agitado, la situación cambiaba casi cada día y ganó la organización que mejor supo interpretar las demandas de la masa de obreros, mujeres, campesinos y soldados que se movilizó durante 1917 y que, a partir de determinado momento, no estaban dispuestos a dejar pasar la ocasión de alcanzar sus objetivos.
Ni puede considerarse la Revolución Rusa como un momento singular del funcionamiento implacable de unas supuestas leyes de la historia, ni tampoco como el desenlace de una conspiración alentada desde las sombras y al margen de la dinámica política de la época.
Desde luego que el desenlace conocido de la Revolución Rusa no era el único posible. No hay ninguna teleología en la historia ni tampoco en los procesos históricos singulares como la Revolución Rusa. Sin embargo, el abanico de salidas no era infinito. La historia no es un supermercado al que acudimos para elegir, de acuerdo a criterios de maximización racional, en el estante de nuestra predilección, el precipitado histórico que nos parece más conveniente. Esa interacción creativa y abierta entre contradicciones, actores, liderazgos e instituciones, que es el conflicto social, selecciona las opciones posibles y el resultado final depende de la mayor o menor capacidad de los actores en concurso para imponer sus programas, en función de un contexto. En el caso de la Revolución Rusa el factor determinante que favoreció la movilización social y radicalizó las demandas populares fue la respuesta de las diferentes fuerzas políticas a la cuestión de la guerra y de la paz.
La centralidad de este factor es muy importante para intentar comprender los acontecimientos posteriores al momento mismo de la disolución del gobierno provisional. Observar la cadena de acontecimientos resulta, de paso, más importante a la hora de intentar extraer algunas enseñanzas útiles de este hecho histórico para otros procesos y acontecimientos que centrarse en lo que hizo posible la toma del poder por parte de los bolcheviques el 25 de octubre de 1917.
La toma del poder como tal fue, por cierto, un hecho bastante anodino, lejos de la épica romántica reflejada en la película de Einsenstein (rodada diez años después). En el acontecimiento participaron 1.600 guardias rojos, 706 marinos de Kronstadt, 47 unidades militares, 12 comités de fábrica, 5 comités de barrio y una veintena más de grupos diversos entre los cuales los anarquistas jugaron un papel relevante. Las crónicas de la época cuentan que mientras se consumaba la toma del poder, teatros, restaurantes y demás permanecían abiertos.
En términos políticos lo que ocurrió el 25 de octubre de 1917 fue una decisión que dirimía la dualidad de poderes y el empate estratégico entre el viejo régimen y los soviets, establecida en febrero. En términos técnicos, fue un golpe de estado en toda regla. Anticipado conscientemente para ofrecer al II Congreso de Soviets no una opción sino un hecho consumado.
Precisamente, entre los temas que suscitan el interés, más allá de los debates puramente históricos, y pensando en si hay algo que aprender en la ilusión de que siga siendo pensable cambiar la sociedad y que siga habiendo sociedades que merezcan ser cambiadas, está el tema de la democracia, el pluralismo y la violencia.
La violencia política fue un hecho incontestable desde el comienzo mismo de la victoria de la revolución de febrero y que tuvo continuidad en la de octubre. La guerra mundial suministró, adicionalmente, un nutrido arsenal de horrores que aplicar a los agudos conflictos sociales que Rusia vivía desde hacía décadas. Los más de dos millones de soldados que, en diferentes momentos, desertaron del frente, volvían a sus localidades o a las ciudades cargados de una cólera adicional a la que ya acumulaban por su condición de campesinos explotados. Su politización fue un factor decisivo para explicar el giro de los acontecimientos de febrero a octubre y para entender la centralidad de la guerra en el debate político y en la resolución del conflicto entre los dos poderes en disputa.
Pero después de octubre y con el comienzo de la guerra contra la contrarrevolución de diferentes signos, esos actos violentos, no necesariamente dirigidos desde el poder, gozaron del apoyo de una parte de los bolcheviques y, desde luego, de Lenin. Desde su punto de vista, esta violencia era la expresión de una firmeza imprescindible para disuadir a la burguesía y a los contrarrevolucionarios de actuar contra el nuevo poder.
Pero esa violencia “revolucionaria” en un contexto de confrontación política explosiva, de ausencia de tradiciones democráticas, se cobró una víctima inmediata: el pluralismo entre los propios vencedores. Recordemos que el II Congreso de Soviets de toda Rusia que había aprobado por mayoría –de los presentes- la toma del poder y la disolución del Gobierno Provisional, era el resultado de una coalición de fuerzas en la que, si bien los bolcheviques eran mayoría, no eran únicos. A diferencia de otros partidos cuyas alas, derecha e izquierda, se dividieron en el proceso, los bolcheviques mantuvieron una importante unidad de acción, pese a las diferencias. Probablemente, este sea otro hecho que contribuya a explicar su victoria. Sin embargo, el primer gobierno salido de los soviets, llamado Consejo de Comisarios del Pueblo, estaba compuesto exclusivamente por bolcheviques.
La disolución de la Asamblea Constituyente fue un paso atrás en una reivindicación que había sido parte del ADN de, precisamente, los bolcheviques. Tanto Trotsky como Lenin utilizaron el argumento de que la elección ya no representaba el estado de ánimo de la sociedad ni la correlación de fuerzas real y que, por tanto, no tenía sentido la existencia misma de un parlamento burgués, toda vez la clase obrera había conseguido el poder a través de los soviets.
Frente a ese argumento, Rosa Luxemburgo, la revolucionaria alemana, argumentaba que la única respuesta democrática razonable era haber convocado nuevas elecciones: “Lenin y Trotsky no querían, y no debían, confiar el destino de la revolución a una asamblea que reflejaba la Rusia kerenkista de ayer, del período de las vacilaciones y alianzas con la burguesía. Por lo tanto, lo único que quedaba por hacer era convocar una asamblea que surgiera de la Rusia renovada que tanto había avanzado”.
Rosa Luxemburgo criticó abiertamente lo que parecía una justificación ad hoc de Trotsky y una minusvaloración de los métodos y procedimientos democráticos, cuando éste sostiene que durante una revolución, cualquier clase de representación popular surgida de elecciones universales resulta inadecuada.
Rosa Luxemburgo enfatiza la interacción entre las instituciones representativas y el cuerpo social y defiende que la capacidad de las instituciones para dar vida y cabida a los conflictos sociales existentes determina su calidad democrática. Por último, concluye con una afirmación y tesis política que, vistos los acontecimientos posteriores, mostró ser toda una premonición: “Ciertamente, toda institución democrática tiene sus límites y sus deficiencias, algo que comparte con el resto de instituciones humanas, pero el remedio de Lenin y Trotsky, la eliminación de la democracia como tal, es peor que la enfermedad que se supone que debe curar, pues seca la única fuente viva de la cual puede surgir la corrección de todas las deficiencias innatas de las instituciones sociales. Esa fuente es la vida política activa, sin trabas, enérgica, de las masas más amplias del pueblo”.
A esto se acompañaba que la única vía de participación –los soviets- eran negados para amplias capas de la población a partir de una Ley electoral restrictiva que solo consideraba ciudadanos con derechos políticos a aquellos que tenían un trabajo. Por último, Rosa Luxemburgo alude “…a la destrucción de las garantías democráticas más importantes para una vida pública sana y para la actividad política de las masas trabajadoras: la libertad de prensa, los derechos de asociación y reunión, que les han sido negados a todos los opositores al régimen soviético”.
La guerra civil iniciada en diciembre de 1917 y que terminó en 1921 fue devastadora en términos económicos, políticos y morales. Su brutalidad, sobrevenida a la no menos salvaje Primera Guerra Mundial, de la que Rusia apenas acababa de salir, tuvo un efecto que no puede menospreciarse sobre la capacidad de dirección política de los bolcheviques. Mediante la lucha militar, el aparato central se fortificó y consolidó. La confrontación militar barrió la oposición externa y mutiló la oposición interna entre la coalición de fuerzas revolucionarias, primero y dentro de los propios bolcheviques durante e inmediatamente, después. Se privilegiaron métodos expeditivos y de represión para solventar diferencias y se extendió un clima de sospecha y desconfianza entre los bolcheviques frente a los que no estaban abiertamente de su lado.
Por último, los soviets, la joya más preciada del empoderamiento popular nacidos en 1905 y desarrollados por toda Rusia en 1917, fueron subordinados y sometidos a las decisiones del Partido Comunista (autodenominado así desde marzo de 1918), convertidos en órganos administrativos de legitimación de decisiones tomadas en otro lugar. Después de Octubre, nunca llegaron a ser auténticos órganos de poder popular.
Sin embargo, estos elementos no conducían de manera indefectible al terror estalinista. De hecho, antes de la muerte de Lenin –acaecida en enero de 1924- y al final de la guerra civil, se puso en marcha la que se denominó Nueva Política Económica (NEP), un prudente retorno a un camino más lento de articulación social. Sin embargo, esta combinación de NEP, cooperativas, cultura, internacionalismo, fue dramáticamente cortado por el ascenso de Stalin a la secretaría general del partido, pese a las prevenciones de Lenin. La lógica de las purgas internas devastó la vieja guardia bolchevique salida de la revolución de octubre. Entre 20.000 y 40.000 cuadros del partido fueron ajusticiados, enviados a la cárcel o a Siberia. En ese período, un nuevo tipo de militante se había hecho con los mandos del partido, y en ausencia de cualquier oposición interna o mecanismo de expresión de la misma, el terror se convirtió en el modo preferido de control político por parte del nuevo régimen.
En 1929 se pone fin a la NEP y comienza un proceso acelerado de colectivización del campo, que fue un desastre humano y económico. Su pretensión era acabar con la economía privada campesina y con los que se habían enriquecido durante el período de vigencia de la NEP. Los ricos y menos ricos en el campo, los kulaks, fueron diezmados, trasladados por miles a zonas inhóspitas o muertos de hambre durante el período de colectivización. Nada de esto hubiera ocurrido sin la existencia de ese poder centralizador y coercitivo y esa cultura política de la persecución y de la destrucción del adversario.
El legado del arcaísmo del sistema político zarista y de la ausencia de canales de participación fue doble: de un lado el país careció de tradiciones y cultura democrática que hubieran podido servir de baluarte en un momento donde la historia se aceleró de manera vertiginosa. El otro aspecto es que la confrontación política se expresó virulentamente codificada en clave de “ellos” contra “nosotros”, un contexto poco propicio para el acuerdo y el compromiso.
La disolución de la Asamblea Constituyente y el comienzo de la Guerra civil asestaron golpes definitivos a cualquier posibilidad de un decurso más pluralista e inclusivo de la revolución. El primero de los elementos fue una decisión que compitió a los bolcheviques casi en exclusiva. Como muestra el texto de Rosa Luxemburgo, entre fuerzas revolucionarias de parecido signo y calidad existían otras visiones sobre el significado de la democracia y sobre el papel de los derechos democráticos en el proceso revolucionario.
La Guerra Civil produjo efectos devastadores en la sociedad rusa, y multiplicó la desconfianza de los bolcheviques frente a los adversarios internos.
Para cuando la guerra civil terminó, no quedaba ni rastro de la vitalidad participativa y democrática expresada por las masas populares en la revolución de febrero. De ser auténticos órganos de poder popular, los soviets habían pasado a convertirse en un espacio administrativo de legitimación de la política del partido. Sin contrapesos ni oposición interna, todo el debate y las diferencias se situaron entonces al interior del partido mismo.
Aquí la cultura política de debate, confrontación y camaradería propias de la vieja guardia bolchevique comenzaron a vivirse como un estorbo en un proceso de importantes y desconocidas decisiones. En ausencia de canales públicos de expresión, de una cultura de la diferencia y la pluralidad, de un espacio público abierto al debate y al conflicto, la vida interna del partido quedó atrapada en la lógica de la conspiración y la intriga.
En ese escenario, por decirlo brevemente, Stalin jugaba con ventaja. Su habilidad consistió en comprender la capacidad de ejecución que podría tener un partido monolítico y disciplinado alrededor de un liderazgo no discutido.
En 1934, Stalin estuvo a punto de perder la Secretaría General del Partido a manos del secretario del partido en Leningrado, Kírov. Meses después, éste último fue asesinado en extrañas circunstancias y Stalin aprovechó la conmoción para lanzar una cacería que terminó con los últimos supervivientes de la vieja guardia y amplió el espacio social de la represión.
Muchos acontecimientos permanecen sujetos a debate y no dependen ya del conocimiento de archivos y documentos. La Revolución Rusa es uno de ellos. Marcó un antes y un después en la historia, pero su condición de revolución de los de “abajo” ha perdido capacidad ejemplificadora, en la medida en que el país que ayudó a poner en pie ya no existe. Sin embargo, su legado simbólico aún persiste en el tiempo: la Revolución Rusa fue un llamativo ejemplo de empoderamiento popular y expresión de una inequívoca voluntad de cambio político y social. Los y las de abajo dijeron “¡basta!” en febrero y octubre de 1917. Lo que vino después forma parte de una historia diferente.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    Pocas veces un triunfo político tan deslumbrante y esperanzador como la toma del poder por los soviets en la Rusia zarista tuvo un desenlace tan dramático y devastador para la conciencia del movimiento popular en todo el mundo. Este es el meollo de la cuestión que intentan explicar buena parte de los artículos de Espacio Público del debate titulado “Hablemos de la Revolución de Octubre”. Pero es pertinente hacerse algunas preguntas. ¿Tiene algún interés reflexionar sobre acontecimientos ocurridos en Rusia hace un siglo? ¿Por qué se han publicado más de 11.000 artículos en el mundo durante los meses de...
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  • Pelai Pagès i Blanch

    Historiador

    Cuando a principios de noviembre de 1917 llegaron a España las primeras noticias sobre la revolución bolchevique en Rusia, el movimiento obrero español se encontraba en la fase de reflexión colectiva que caracteriza el período posterior a un movimiento revolucionario fracasado, como fue la huelga general revolucionaria que había tenido lugar en el mes de agosto. Y se encontraba también en un momento de reestructuración y reorganización ante los futuros combates que se preparaban. 1918 es un año de Congresos para la Unión General de Trabajadores, para el Partido Socialista Obrero Español y para la Confederación Nacional del Trabajo. Pero...
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  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    En el segundo centenario de la Revolución Francesa, Den Xiao-Ping, veterano dirigente de la República Popular China hasta 1997, comentó que no había transcurrido tiempo suficiente para tener una verdadera perspectiva histórica sobre el impacto de tan magno acontecimiento. La Revolución Rusa de 1917 forma parte de esos magnos acontecimientos que igualan en trascendencia y significación a la Revolución Francesa de 1789. Subvirtió la realidad existente y creó una nueva dimensión histórica en nuestra sociedad. Desde noviembre de 1917, la victoria de los bolcheviques formó parte de lo cotidiano de nuestra existencia y el Siglo XX no puede...
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  • Javier Pastor Verdú

    Editor de 'Viento Sur' y profesor en el Departamento de Ciencias Políticas en la UNED

    * Prólogo de 'Historia de la Revolución rusa' de León Trotsky Al igual que Tucídides, Dante, Maquiavelo, Heine, Marx, Herzen y otros pensadores y poetas, Trotsky alcanzó su plena eminencia como escritor en el exilio durante los pocos años de Prinkipo. La posteridad lo recordará como el historiador, así como el dirigente, de la Revolución de Octubre (Isaac Deutscher, 1969:206). Así pues, sea cual sea el desfase que se observa entre las realidades que genera la Revolución de Octubre, por un lado, y, por el otro, el ideal del proyecto socialista tal como lo imaginaban los bolcheviques, la obra de Trotsky...
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  • Kronstadt

    28/11/2017

    Rolando Astarita

    Profesor en la Universidad de Quilmes y de Buenos Aires. Fue militante del PST y la LCR.

    1. El programa de Kronstadt En los estudios y debates acerca de las causas que llevaron a la burocratización de la Revolución de Octubre, la cuestión de Kronstadt ocupa un rol prominente. Recordemos que en marzo de 1921 los marineros de la fortaleza naval del golfo de Finlandia se levantaron contra el gobierno bolchevique, y establecieron una comuna revolucionaria durante 16 días. El levantamiento fue aplastado, y los sublevados fueron duramente castigados. Tradicionalmente, tanto los stalinistas como los trotskistas defendieron esa represión de Kronstadt afirmando que se trató de un movimiento contrarrevolucionario. Y el argumento central para demostrar ese supuesto carácter...
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  • Marga Ferré

    Presidenta de la FEC (Fundación Europa de los Ciudadanos) y miembro de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    Lecciones para el presente de la revolución de octubre: Informe Semanal tuvo a bien dedicar un reportaje a la Revolución de Octubre en su centenario y de los 10 minutos que duró, 6 los dedicaron a describir la muerte de los Romanov y 4 a asentar la teoría del golpe de Estado dictatorial, diseñado desde el primer momento por la pérfida cabeza de Lenin. Por muy burda que sea esta representación histórica de los hechos del 17, cumple su función al reproducir la ortodoxia neoliberal sobre el siglo XX, tan reiterada y profusamente repetida por los medios y por...
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  • Jordi Borja

    Geógrafo urbanista, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya

    Los partidos comunistas nacieron con la revolución rusa de 1917. Casi siempre los fundadores fueron colectivos socialistas y sindicalistas radicalizados por la guerra y por las condiciones de vida de los trabajadores. Nacieron como una esperanza, un mito movilizador, una doctrina salvadora, un afán apostólico, una vocación militante vanguardista. Con una madre protectora, la URSS. Como constaba en los principios de la Internacional comunista proclamaban: los proletarios de todo el mundo tienen dos patrias, la propia y la URSS. Los PP.CC. nacieron con el alma marxista-leninista, con el modelo de la revolución del 17 y el librito...
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  • Montserrat Galcerán

    Catedrática de Filosofía y concejala de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

    Han pasado cien años de la revolución rusa de 1917, ¡cuánto tiempo y cuán poco! A los cien años de la revolución francesa, en 1889, los socialistas marxistas conmemoraban un acontecimiento fundamental de la historia que había abierto el camino a la Comuna de París de 1871 y a la revolución socialista que se avecinaba. Lo que vino fue una revolución socialista sui generis cuyo eco se prolongó durante el siglo XX, pero cuyo impulso ya desde el 68 parece agotado. La desaparición del bloque socialista no abrió nuevas esperanzas, a pesar de que el capitalismo se haya convertido...
    - Seguir leyendo
  • Francisco Louça

    Político y economista

    En sus Notas de Prisión, Rosa Luxemburgo, que acompañaba en la distancia, pero con fervor, la revolución en Petrogrado y Moscú, consciente de los riesgos y de los peligros – tal vez con más clarividencia que cualquier dirigente revolucionario de esa segunda generación del marxismo-, apeló a la solidaridad sin abdicar de su espíritu crítico. Escribió que “Concretamente, lo que nos puede traer luz a los tesoros de la experiencia y las enseñanzas no es una apología ciega, sino una crítica penetrante y reflexiva. Porque una revolución proletaria modelo en un país aislado, agotado por la guerra mundial, estrangulado...
    - Seguir leyendo
  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    El contexto en el que triunfa la Revolución de Octubre es el de la crisis de la primera globalización de finales del siglo XIX. Dicha crisis es sancionada con el nacimiento de los imperialismos que se dirimen en la primera guerra mundial. El coste para el capitalismo de este periodo es la Revolución socialista en Rusia y el Crack económico del 29, crisis que da lugar a la aparición del fascismo y la posterior segunda guerra mundial. Para los bolcheviques, la reconstrucción de un proyecto socialista en aquel contexto requería de formas y sujetos nuevos, situando esa nueva referencia...
    - Seguir leyendo
  • Walter Baier

    Coordinador político de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    Creo que estoy libre de la sospecha de ser un defensor del comunismo. Sin embargo, no puedo dejar de ver algo supersticioso e infantil en el horror que siente el mundo burgués ante el comunismo, este horror del que ha vivido tanto tiempo el fascismo, es decir, la idiotez fundamental de nuestra época. Thomas Mann, 1946 La importancia de la revolución bolchevique en octubre de 1917 puede medirse por el esfuerzo que todavía se hace hoy, 100 años después, en depreciar este suceso en su magnitud. ¿Se puede decir entonces que es imposible realizar una valoración equilibrada, debido a...
    - Seguir leyendo
  • Catherine Samary

    Economista especializada en los Balcanes, profesora de la Universidad Paris Dauphine, pertenece al consejo científico de ATTAC Francia y miembro de la IV Internacional. http://csamary.free.fr

    Todos los pasados no tienen idéntico porvenir, podemos afirmar con Daniel Bensaïd. Octubre 1917 no se dejará enterrar fácilmente. Su inmenso legado, que se debe actualizar, es haberse atrevido a poner en la agenda el cuestionamiento del orden existente –sin recetas y no sin trágicos errores-, enfrentándose a las guerras y violencias sociales de los poderosos, a escala nacional e internacional. Sin embargo, cien años más tarde, a pesar de que la "hipótesis comunista" parece descartada, muchos puntos comunes nos acercan a los desafíos de Octubre. La hipótesis menchevique, según la cual había que esperar de un desarrollo capitalista los...
    - Seguir leyendo
  • Juan Manuel Vera

    Economista, Consejo editorial de Trasversales

    La conmemoración del centenario de la revolución rusa plantea algunas interesantes cuestiones sobre la identidad de lo que se ha llamado izquierda a lo largo del siglo veinte. También podría servir para comprender las razones por las que la herencia del octubre soviético no forma parte del arsenal de instrumentos para desarrollar las nuevas prácticas sociales de lucha contra el capitalismo neoliberal sino, más bien, una pesada losa histórica que dificulta la construcción de una alternativa al imaginario capitalista. Por supuesto, el punto de partida deberían ser los hechos históricos con su singularidad. Sin embargo, no es posible hablar...
    - Seguir leyendo
  • José Luis Mateos

    Sociólogo, sindicalista, miembro de la Fundación Andreu Nin

    Nadie consideraría razonable condenar la Revolución francesa por la evolución de la sociedad capitalista. En cambio, sí es habitual desacreditar la Revolución rusa desde los escombros dejados por el socialismo real, esa construcción política recreada por el estalinismo. Se trata de la Revolución rusa y no solo de Octubre, de un complejo e inaudito proceso revolucionario del que Octubre fue su culminación. Una culminación que conviene recordar se podría llenar de matices, pues ese mismo proceso supera y se proyecta por encima del mítico mes. Respetando el calendario gregoriano, nos encontramos con profundas convulsiones sociales y políticas: Revolución de Febrero,...
    - Seguir leyendo
  • Fabrizio Burattini

    Sindicalista, exdirigente de la CGIL de la enseñanza y de la USB, y miembro de Sinistra Anticapitalista

    El año 1917 supuso una verdadera línea divisoria en la historia del movimiento socialista. Desde luego el factor determinante fue la Revolución Rusa, pero, igualmente decisivos fueron los acontecimientos, las elaboraciones y las elecciones que diversos actores colectivos e individuales protagonizaron en ese periodo en otros muchos países. Toda Europa fue golpeada por fuertes contradicciones entre, por una parte, un desarrollo económico impetuoso y, por otro, unas deprimidas y bloqueadas condiciones de vida de las masas populares. Una contradicción evidente para todos trabajadores y ciudadanos que veían las riquezas nacionales crecer muy deprisa y las condiciones de vidas de sus...
    - Seguir leyendo
  • François Sabado

    Ex dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria de Francia y de la IV Internacional

    El punto de vista que defiendo es que la Revolución rusa fue gran acontecimiento en la historia de la emancipación de los pueblos. Un momento extraordinario en el cual las clases dominantes pierden el dominio que les parecía asegurado por los siglos de los siglos. Y en el cual las masas populares desbaratan todo para tomar el destino en sus manos. Ante la pregunta histórica y teórica decisiva: ¿Había que tomar el poder en las condiciones precisas de Octubre de 1917?, seguimos convencidos de que la respuesta es positiva. El ímpetu de esta movilización antes, durante y después de Octubre...
    - Seguir leyendo
  • Fernando López Agudín

    Periodista

    Extraño aniversario el centenario de la revolución bolchevique. Envuelto en un escenario capitalista, que es justamente el que buscaban superar los compañeros de Lenin, aparece protagonizado tanto por sus más encarnizados enemigos, en un ajuste de cuentas histórico, como por sus más implacables críticos, en un intento de extraer lecciones de la implosión del estado obrero que nació de la insurrección de 1917. De esa experiencia, más de setenta años de existencia de la Unión Soviética, unos y otros, eso sí con fines opuestos, coinciden en no pocos de los análisis. Desde la ausencia de democracia, como si...
    - Seguir leyendo
  • Constantino Bértolo

    crítico cultural

    La celebración del primer centenario de la revolución soviética sin duda debería y podría ser la ocasión propicia para deconstruir al menos algunas secuencias , interpretaciones y lugares comunes que recaen sobre aquel acontecimiento y sus protagonistas. Ni la revolución es la toma del Palacio de Invierno ni el partido bolchevique es una secta uniforme y dogmática en donde Lenin recibe obediencia y ejerce su autoridad sin discusión alguna. Todo lo contrario. La revolución es la culminación de un largo y complejo proceso, el partido bolchevique es una inteligencia crítica, autocrítica y activa y Lenin es un revolucionario que...
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  • Elena Cabezalí García

    Historiadora

    La importancia de la Revolución de Octubre de 1917 cuyo centenario conmemoramos, puede medirse por la magnitud del bombardeo ideológico desencadenado contra ella, que dura también cien años. Un siglo de ataques desde la derecha y la izquierda, para presentar la primera revolución obrera triunfante como un gran error, que trajo al pueblo muchas calamidades y lo entregó a las garras de despiadados dictadores. El discurso contrarrevolucionario se construyó para justificar la intervención de las potencias desde el año 1918, se amplió al calor de la represión estalinista y se fortaleció durante la Guerra Fría, mientras...
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  • Josefina Luzuriaga Martínez

    Historiadora

    El 8 de marzo de 1917, en el día internacional de las mujeres, daba comienzo la Revolución rusa. Las obreras de las fábricas textiles de Petrogrado salieron a la huelga y agitaron en las fábricas vecinas: “¡Abajo la guerra!”, “¡Pan para los obreros!”. Poco después se vivó una inmensa huelga general, que terminó con el Imperio de los Zares. Los censos de 1897-1914 muestran que había 20 millones de mujeres trabajadoras en el Imperio ruso. Cerca de la mitad estaban ocupadas en tareas domésticas, mientras un quinto eran obreras industriales. Hacia 1917, la cifra de trabajadoras industriales alcanzó 7,5 millones....
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  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    En la última década se ha sucedido un ciclo de movilizaciones de carácter global, fruto de un contexto de indignación social consecuencia de la crisis, contexto en el que surge de nuevo el debate de las nuevas formas de comunismo hoy. Para el historiador Juan Andrade, el debate del comunismo en la actualidad se diferencia respecto al de décadas anteriores, en el hecho que se desarrolla sobre todo en el campo de la Filosofía y los estudios culturales, más que en el de las ciencias sociales. En España, dicho debate es conocido por la publicación del libro colectivo editado por el...
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  • Gabriel Flores

    Economista

    El colapso de los sistemas de tipo soviético existentes en Europa central y oriental conformó un inédito acontecimiento revolucionario que se llevó por delante con extraordinaria rapidez el viejo orden administrativo. Entre 1989 y 1991 se desbarató un bloque de países que tenía sus señas de identidad enraizadas en la Revolución de Octubre que estaba en su origen. La disolución formal de la URSS en diciembre de 1991 fue el acto final, el resultado del evidente agotamiento histórico de un movimiento revolucionario a escala mundial que se fundó y tomó impulso en la insurrección bolchevique de octubre de 1917. Comienzo...
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  • Marina Albiol

    Diputada en el Parlamento Europeo y responsable de relaciones internacionales de Izquierda Unida

    ​Revolución es una palabra que escuchamos muchas veces, pero que adquiere su significado más profundo y esperanzador para las clases y los pueblos oprimidos cuando nos referimos a la Rusia del 17. No encuentro mejores ejemplos que la Revolución Francesa de 1789 y el alzamiento bolchevique para demostrar que, lejos de ser un sueño irrealizable, podemos cambiar el mundo desde sus cimientos para que los que hoy no son nada, lleguen a serlo todo. Por eso, cien años después, las clases dominantes de todo el planeta se unen para mentir y arrojar confusión sobre aquellos acontecimientos y, también por eso,...
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  • Antonio Rubira León

    Como señala el Profesor Fontana, el centenario de la Revolución Rusa de octubre de 1917, debe servir para “sacar lecciones útiles para un presente de desconcierto e incertidumbre”. Yo añadiría, además, para comprender mejor las derrotas revolucionarias desde entonces. Aunque la lucha de clases se expresa siempre de forma concreta y todas las revoluciones bajo el capitalismo industrial son distintas, todas tienen fundamentos políticos similares. No todas las situaciones revolucionarias terminan en revolución, de la misma manera que no toda revolución culmina en victoria. De hecho, la mayor parte de las revoluciones del siglo XX han sido derrotadas. La excepcionalidad...
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  • Javier Segura

    Profesor de Historia

    Cuando a mediados del siglo XIX los jóvenes revolucionarios Karl Marx y Friedrich Engels iniciaron su obra, orientaron su trabajo hacia la resolución de un “enigma histórico”, el planteado por la continuidad en el tiempo de las desigualdades entre minorías acaudaladas y mayorías empobrecidas, al tiempo que la creciente productividad del trabajo humano permite erradicarlas. Para ello, partieron de una cuestión clave: ¿De qué manera debería reorganizarse el mundo para construir un nuevo orden basado en la justicia? ¿Quién debería ser el agente impulsor de esta transformación? La respuesta estableció los fundamentos del marxismo: que sintetizo a continuación: 1) Todo...
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  • José Antonio Errejón

    Licenciado en Ciencias Políticas y Economista

    El centenario de la Revolución de Octubre y el balance de este siglo de historia en buena medida determinada por ella nos colocan ante lo que, creo, es la cuestión más importante, saber si y en qué medida Octubre sigue operando como el gran foco de aliento y esperanza para millones de personas que en diversas zonas del mundo sufren la injusticia y la opresión y aspiran a una vida distinta. Hace casi treinta años que vinieron abajo con una imprevista facilidad la mayor parte de los regímenes políticos que se declaraban herederos del Octubre del 17 y los que...
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  • Cesar Roa

    La mirada del triunfador no suele conducir a una comprensión más cabal de la historia. Para quien se encuentra poseído por la creencia de que los individuos, clases sociales o naciones más merecedores del éxito han ganado la partida, el pasado aparece exclusivamente como el escenario en el que los vencedores van perfilándose y derrotando progresivamente a sus rivales hasta la apoteosis final del presente. La historia queda degradada al relato de la marcha victoriosa de las actuales clases dominantes sobre los obstáculos que ocasionalmente han intentado frenarla. Dentro de esta perspectiva, las revoluciones sociales que una vez...
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  • José Luis Zárraga

    Sociólogo

    Fontana abre un abanico muy amplio de temas sobre la revolución rusa y el desarrollo de la sociedad soviética. En este centenario tendremos ocasiones para discutir todos esos temas, que no son cuestiones históricas que se agotan en sí mismas sino punto de partida fundamental para reflexionar y debatir sobre la construcción del socialismo. Pero para empezar, sería bueno fijar la atención en el acontecimiento que ahora se conmemora: la revolución soviética de octubre de 1917 y su desarrollo inicial en los años críticos de 1917 a 1923, el periodo que va desde la toma del poder hasta la...
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