La celebración del primer centenario de la revolución soviética sin […]

  • Constantino Bértolo

    Constantino Bértolo

    crítico cultural

29.09.2017

Debate principal: Debate sobre la Revolución de 1917

La celebración del primer centenario de la revolución soviética sin duda debería y podría ser la ocasión propicia para deconstruir al menos algunas secuencias , interpretaciones y lugares comunes que recaen sobre aquel acontecimiento y sus protagonistas. Ni la revolución es la toma del Palacio de Invierno ni el partido bolchevique es una secta uniforme y dogmática en donde Lenin recibe obediencia y ejerce su autoridad sin discusión alguna. Todo lo contrario. La revolución es la culminación de un largo y complejo proceso, el partido bolchevique es una inteligencia crítica, autocrítica y activa y Lenin es un revolucionario que sabe “no tener razón”, cualidad esta poco usual entre los dirigentes políticos de su tiempo.

Pasado un siglo desde aquel entonces, la revolución aparece hoy como la fase final de un proceso político y social, repleto de dinamismo y cambios a lo largo de su desarrollo, que hunde sus raíces en dos acontecimientos que atraviesan y dan sentido a este tiempo: por un lado la revolución soviética meta y punto de llegada de lo que bien podemos llamar la larga marcha del proletariado hacia su emancipación, por otro final final del trayecto de luchas contra el absolutismo zarista que tienen lugar dentro de la propia Rusia. Diríamos que esos dos líneas, esos dos ejes históricos son los que van a confluir en el escenario revolucionario que se abre, en el marco de la primera guerra mundial, en febrero de 1917 con el triunfo de las revueltas y levantamientos que generan el profundo descontento popular hacia la política interior y exterior del absolutismo zarista.

Cuando a principios del mes de Abril Lenin llega a Petrogrado y declara públicamente que la revolución de febrero no había resuelto los problemas fundamentales del proletariado en ruso y que en consecuencia la clase obrera de Rusia no podía ni debía pararse a medio camino y si no que, aliada con las masas de los soldados, se daban las condiciones necesarias para poder transformar la revolución democrática burguesa en revolución socialista proletaria, numerosos dirigentes del partido bolchevique, no solo se mostraron refractarios a sus propuestas – recogidas en las Tesis de Abril- sino que expresaron y mantuvieron desde puntos de vista muy diferentes discrepando de manera radical de sus planteamientos tácticos y oponiéndose de manera casi sistemática a todas las hipótesis estratégicas y teóricas fundamentales de Lenin. El portavoz más conocido y el más coherente de esta línea era Kamenev, miembro del partido desde 1903, no aceptaba la idea de que la revolución democrática burguesa que se inicia en febrero estuviese acabada, estimando al contrario de Lenin que la clase obrera rusa era relativamente débil, negando que en Europa hubiera condiciones para la puesta en marcha de una oleada revolucionaria y afirmando que ni el campesinado ruso ni la burguesía extranjera permitirían len cualquier caso la victoria del socialismo en Rusia. Esta tendencia en el interior del partido, personalizada en figuras con prestigio y peso político como Kamenev y Zinoviev apoyaba una línea estratégica que pasaba más por conceder al partido una mera función de vigilancia y control del gobierno provisional que por trabajar en busca de su erosión y caída aun defendiendo la formación de un gobierno exclusivamente socialista que profundizase la revolución democrática, negociase una paz digna y pusiese en marcha la convocatoria del proceso electoral para la elección de una Asamblea Constituyente.

Lenin sin embargo había llegado a la conclusión de que si bien los trabajadores con el apoyo de los soldados amotinados habían sido la vanguardia de la lucha durante las jornadas de febrero, la burguesía había sido la gran beneficiada de la situación consolidando su propio poder político, logrando que los líderes socialistas de Petrogrado – mencheviques, socialrevolucionarios y en parte los bolcheviques- cooperasen o apoyasen la formación de un gobierno provisional. De ahí su insistencia en abandonar cualquier apoyo al gobierno provisional y en la necesidad de armar y de organizar las masas en vista de la siguiente etapa inminente de la Revolución la que haría caer el gobierno de los capitalistas y de los grandes terratenientes. Lograr que este entendimiento de la situación fuera asumido por la mayoría del partido no fue una tarea fácil y requirió el despliegue por parte de Lenin de toda su fuerza argumentativa. Este trabajo y esfuerzo que el ala leninista del partido bolchevique lleva a cabo desde el mes de abril y que consolidaría la línea de acción que se resume en la consigna de “Todo el poder para los soviets”, es uno de esos muchos momentos dentro de la historia del partido bolchevique que muestran, frente a esa imagen del partido como una máquina rígida, inflexible, estricta y ultradisciplinada, que la toma de decisiones y la elaboración de tácticas y estrategias se realizaba a través de un funcionamiento democrático en el que la autoridad y el crédito había que ganárselos mediante argumentos.

Pero quizá nada mejor que detenerse en “los hechos de Julio” para poner en evidencia el interesado tópico, hoy todavía existente, que interesadamente presentan a los partidos de raíz leninista como una especie de Deus ex máquina totalitaria y dictatorial.

Como es bien sabido la revolución demócrata liberal rusa de febrero dio lugar a una situación de doble poder que institucionalmente se expresa a través de un Gobierno Provisional, que se establece y presenta como emanación “legítima” de la Duma parlamentaria, y de la existencia de un Comité Ejecutivo del Soviets de obreros y soldados de San Petersburgo creado al calor de las revueltas y enfrentamientos, y que cuenta con la legitimidad que le concede su propia fuerza protagonista y el hecho, especialmente relevante, de que los acontecimientos les ha concedido una cualidad bien significativa: la posesión de armas. Formando parte tanto del Gobierno, en calidad de Ministro de Justicia, como del Soviet, por su condición de vicepresidente, se encuentra el abogado Alexander Kerenski, diputado destacado de la oposición en la antigua Duma zarista, especie de Juno con dos caras, mediador entre uno y otro poder, que encarna mejor que nada y nadie ese tiempo de inestabilidad entre una y otra revolución. Y no deja de ser curioso que este personaje, llamado a ocupar la presidencia del gobierno meses más tarde, insiste en sus memorias en negar la existencia de esa situación de doble poder que inevitablemente indicaba la debilidad de aquel gobierno provisional en el que participaba: “Considerábamos de gran importancia eliminar la falsa impresión de que las fuerzas democráticas rusas estaban escindidas en dos campos: El “revolucionario” y el “burgués”. Los líderes del Soviet de Petrogrado habían logrado crear dicha impresión, de acuerdo con sus ideologías, más bien, que respondiendo a la actitud popular.”

Pero la realidad era otra y esa situación de doble poder, o doble impotencia, en palabras de Trotsky determinaba una situación política y social altamente inestable que Lenin y la mayoría del partido bolchevique interpretaban como la base para su política encaminada a incrementar su influencia en unos soviets controlados por una mayoría de mencheviques y social revolucionarios, organizaciones socialistas de línea reformistas por cuanto entendían, a partir de una lectura mecanicista del marxismo, que la sociedad rusa, con un peso abrumador del campesinado en su población, no reunía las condiciones necesarias para llevar a cabo una revolución socialista. Frente a esta estrategia de los socialismos moderados Lenin y los bolcheviques entendían que existían las condiciones necesarias para que los soviets los soviets pudieran llegar a desalojar del poder a la burguesía demócrata liberal. En el entretanto, el Gobierno Provisional va a tratar de recuperar ese poder real del que ahora, diga lo que diga Kerenski, no dispone aunque siga contando, al menos en teoría, con la fuerza que le otorga la existencia de un ejército gubernamental que se resiste también en lo posible al poder que emana de los soviets. De facto lo que realmente existe, más que un doble poder, es una guerra civil latente. El gobierno lo tiene claro: desarmar a los soviets, rearmar el ejército y ganar popularidad con algún buen resultado en el frente de guerra. Con ese fin el gobierno donde Kerenski copa el ministerio de Guerra y Marina, se remodela dando entrada a más ministros del socialismo moderado, promete reformas en el campo y pone en marcha una ofensiva. Los bolcheviques también se mueven y hacen especial esfuerzo para reforzar su influencia en el personal militar y en los obreros fabriles, construyen una organización militar propia, crean los comités del barrio y de Distrito y se introducen el movimiento sindical, en los comités de fábrica y en otras organizaciones de masas a fin de ganar peso en el Soviet y ganar voluntades para su causa organizando una serie interminable de mitin políticos y distribuyendo sus publicaciones para difundir su programa . Un esfuerzo que no tardaría en darle sus frutos pues si en febrero apenas se contaba con 2,000 bolcheviques en Petrogrado, en abril el número de adherentes ya era de 6,000 y a finales de junio la cifra se le va a 32,000.

En ese contexto los bolchevique deciden organizar una manifestación masiva de protesta contra la guerra y el gobierno durante una sesión del Primer Congreso Panruso de los Soviets de diputados de obreros y de soldados que debía reunirse en Petrogrado a mediados de junio. La idea tocaba una cuerda sensible para el Soviet en la medida en el que el mensaje central de esta manifestación era la oposición al inicio de la ofensiva programada por Kerenski y una llamada a otorgar el poder real al Soviet controlado en esos momentos por el bloque social revolucionario y menchevique comprometiéndoles cuando justamente acababan de votar una resolución proclamando el apoyo total al gobierno y su clara voluntad de cooperar con él. El Consejo de los soviets reacciona y hace todo lo posible para impedir la manifestación prohibiendo por decreto reuniones en los espacios públicos y movilizando a sus militantes de los barrios obreros, fábricas y acuartelamientos para obligar a los dirigentes bolcheviques a revisar sus planes acusándoles de fomentar la división de las fuerzas sobre las que se apoya la revolución, logrando crear una opinión general en contra de la propuesta bolchevique que lleva al Comité Central bolchevique a renunciar a la manifestación. A la vista de este “triunfo” sobre las fuerzas bolchevique el Soviet intenta capitalizar el momento y aprovecha para convocar para unos días después su propia movilización en apoyo de su política de colaboración con el gobierno. Pero sucede lo inesperado: los más de 400,000 manifestantes enarbolan de manera mayoritaria banderolas Rojas y pancartas exhibiendo slogans y consignas propias de los bolchevique: Abajo los ministros capitalistas, Abajo la política de la ofensiva militar, o Todo el poder para los soviets y este vuelco en sus expectativas que ponen de manifiesto la separación creciente entre la opinión de las masas y la dirección del Soviet no solo va a reforzar a los bolchevique si no que va a originar tensiones en las filas de los socialistas moderados comenzando a emerger en los mencheviques y entre los socialrevolucionarios fracciones de izquierda. A sensu contrario la inesperado apoyo de las masas a las tesis bolchevique va a generar en sus filas un peligroso estado de euforia que lleva a Lenin a dedicar sus fuerzas a calmar el entusiasmo de aquellos de sus partidarios que querían desencadenar una acción inmediata. Lenin agotado necesita descanso y queriendo además dedicar su tiempo a la preparación del próximo congreso del partido viaja en compañía de su hermana hasta Finlandia. Pero el reposo le durara poco: el 4 de junio le llegan noticias de una insurrección masiva que se ha declarada en la capital y en la que al parecer el partido está profundamente implicado. Sin esperar más noticias toma un tren para Petrogrado.

De manera al parecer espontánea y por iniciativa propia de los soldados del Primer Regimiento de Ametralladoras, millares de soldados en armas y obreros habían descendido hacia la calles del centro de la ciudad haciendo un llamamiento a la insurrección que fue acogido con entusiasmo en los barrios obreros y en los acuartelamientos de la guarnición. Insurgentes subidos a borde de coches y de camiones militares erizados de banderas rojas habían circulado en la ciudad y habían tomado el control de la fortaleza Pedro y Pablo dando lugar a enfrentamientos con los cosacos de la guarnición leales al gobierno sin que el número de posibles víctimas estuviera claro. Las masas de manifestantes se habían dirigido a las sedes respectivas del gobierno provisional y del Soviet de Petrogrado exigiendo la transferencia del poder a las manos de este último para, más tarde, desfilar en los alrededores de la sede del Partido bolchevique lo que, según interpretarían los periódicos, demostraba la implicación de este último en la preparación del levantamiento. Sin embargo los acontecimientos parecen coger absolutamente desprevenidos a los dirigentes que permanecían en Petrogrado y que, ante el avance de las revueltas, se reúnen mientras los manifestantes gritan todo el poder a los soviets y acaban por acordar el apoyo a las movilizaciones y a ponerse a la cabeza del movimiento. Cuando llega a la capital Lenin ,sin apenas tiempo para conocer y analizar los acontecimientos en curso, se ve interpelado por una representación de los amotinados marinos de Kronstadt y ,aún sin manifestar su rechazo claro del levantamiento, les invita a dar pruebas de determinación y prudencia procurando evitar todo tipo de violencia. Reunido al fin con los dirigentes del partido Lenin expone que si bien los acontecimientos no habían hecho más que confirmar que el gobierno provisional no gozaba prácticamente de ningún apoyo entre los obreros y los soldados de la capital, la dirección bolchevique debe resistir la presión de las masas en cuanto que ni en las provincias ni entre as tropas movilizadas en el frente se contaba con los apoyos suficientes para poder llevar a cabo en esos momentos el paso de todo el poder para unos soviets que justamente en esos momentos ha defendido las actitudes del gobierno provisional. Puestos en el dilema de optar por inclinarse hacia la toma del poder sin apenas condiciones favorables dada la postura contraria del propio Soviet de Petrogrado o por tratar de refrenar las movilizaciones en marcha, Lenin y la mayoría de los dirigentes se deciden por la segunda opción a pesar de las discrepancia de algunos miembros de organización militar bolchevique de Petrogrado que acusan al partido y en especial a Lenin de asumir el papel de apagafuegos. Finalmente y antes de que la decisión de los bolcheviques se pusiese en marcha, la llegada desde el frente de tropas, llamadas tanto por el Gobierno como por el Comité del Soviet, despejarían con violencia las calles reafirmando, al menos por el momento, la autoridad de ambas instancias de poder. Los sorprendente, o no tanto, es que aquel levantamiento sería la ocasión propicia que tanto el gobierno como los soviets controlados por mencheviques y socialrevolucionarios, estaban esperando para tratar de deshacerse de los bolcheviques acusando a Lenin de haber lanzado el levantamiento siguiendo órdenes del enemigo germánico.

No era la primera vez que se le acusaba de ser un agente al servicio del Kaiser. Desde su vuelta a Rusia en el famoso tren alemán la prensa conservadora le venía acusando de ello aprovechando que la oposición de Lenin al esfuerzo de guerra le volvía muy vulnerable a ese tipo de acusaciones. Más sorprendente es el hecho de que estas acusaciones contra los bolcheviques y contra el Lenin en concreto crearon desconcierto entre buena parte de las tropas de la Guarnición y también, aunque con menor intensidad, desasosiego y desánimo en los soviets. En cualquier caso los bolcheviques se vieron obligados a tomar posturas defensivas y a tener que dar explicaciones sobre su actuación un tanto ambivalente respecto al levantamiento debiendo además defenderse de las acusaciones de traición.

Da comienzo entonces una verdadera campaña de persecución de los bolcheviques que son acusados de haber recibido dinero de los alemanes e impulsado las revueltas de julio para perturbar la ofensiva al favorecer la actuación del ejército del Kaiser. Lenin escribió varios artículos incendiarios negando de manera de vehemente las acusaciones pero sus enemigos aprovecharon el momento para arrojar dudas, cizaña y calumnias sobre él y el partido bolchevique. El gobierno provisional trata de justificar el desastre final de la anunciada ofensiva militar acusando a los bolchevique de espionaje, connivencia y traición y emite orden de detención contra los principales dirigentes bolchevique. El propio partido se plantea las posibles respuestas a estas acusaciones y hasta Lenin duda sobre si debe o no debe entregarse a las autoridades y utilizar el posible juicio como plataforma de denuncia y defensa. Afortunadamente acabarán tomando la decisión de que Lenin pase a la clandestinidad más absoluta en tanto que otros dirigentes como Trotsky o Kamenev entran en prisión. Sin duda el partido bolchevique padece uno de los momento más críticos de su historia y, confundiendo deseos con realidad, muchos de sus enemigos dan su causa por perdida. No será así, pero no vamos a hora a abordar aquí los cambios de situación que acabarán por conducir a los bolcheviques hasta la toma del poder. Lo que si pretendemos es mostrar como, y aun en ese contexto de persecución, Lenin y el partido van a dar muestras fehaciente de su capacidad para “leer la realidad” y sacar las conclusiones pertinentes a pesar de estas pongan en cuestión aquellas otras que con anterioridad hubieran sido defendidas.

Porque Lenin, con ocasión de los episodios de julio va a entender y proponer al partido la necesidad de retirar la táctica del Todo el poder para los soviets: “Ocurre con harta frecuencia, escribe desde la clandestinidad, que, cuando la historia da un viraje brusco, hasta los partidos avanzados necesitan de un período más o menos largo para habituarse a la nueva situación y repiten consignas que, si bien ayer eran justas, hoy han perdido ya toda razón de ser, han perdido su sentido tan “súbitamente” como “súbito” es el brusco viraje de la historia.

Algo semejante puede ocurrir, a lo que parece, con la consigna del paso de todo el poder a los Soviets. Durante un período ya para siempre fenecido de nuestra revolución, desde el 27 de febrero hasta el 4 de julio, pongamos por caso, esta consigna era acertada. Pero hoy, evidentemente, ha dejado de serlo. Sin comprender esto, tampoco podremos comprender ninguno de los problemas esenciales de la actualidad. Cada consigna debe dimanar siempre del conjunto de peculiaridades de una determinada situación política. Y hoy, después del 4 de julio, la situación política de Rusia es radicalmente distinta de la que imperó desde el 27 de febrero hasta esa fecha.

Entonces, durante aquel período ya fenecido de la revolución, en el Estado predominaba la llamada “dualidad de poderes”, fenómeno que expresaba, material y formalmente, el carácter indefinido y de transición del poder público. No olvidemos que el problema del poder es el problema fundamental de toda revolución”.

A partir de Julio Lenin modifica el mapa de los caminos que deben llevar a la toma del poder. Pone en duda que aun logrando obtener la mayoría bolchevique en los soviets, tarea en cualquier caso indispensable, esta estrategia permita por sí sola al proletariado llevar a cabo su propia revolución. Lenin, que ha visto cómo el gobierno ha movilizado las tropas en cuanto ve amenazado su poder, asume la necesidad de prepararse para la insurrección armada ya no como mecanismo de defensa de las posiciones ganadas por el proletariado desde el mes de febrero sino como estrategia revolucionaria en la que el apoyo de las masas debe ser organizado desde perspectivas de enfrentamiento armado que lleven al derrocamiento del gobierno provisional. Son los acontecimientos de Julio los que ponen en marcha la insurrección bolchevique que habrá de culminar en el Octubre de la revolución. Cierto que en el mientras tanto la propia mala lectura que las fuerzas conservadoras realizan de la situación va a dar lugar al fracasado golpe militar del General Kornilov con todo lo que eso va a suponer de impulso para los bolchevique, pero será la nueva línea que Lenin introduce en el partido, no sin profundas resistencias, discrepancias y polémicas, la que permita trazar los movimientos necesarios para llegar hasta el Palacio de Invierno y hasta “el día después” en el que la revolución realmente comienza. Prueba una vez más de que el partido de Lenin fue ante todo una inteligencia en marcha, flexible, sagaz, sutil y al mismo tiempo fuerte, firme y resistente.

Otras intervenciones en el debate

Intervenciones
  • Manuel Garí

    Economista ecosocialista

    Pocas veces un triunfo político tan deslumbrante y esperanzador como la toma del poder por los soviets en la Rusia zarista tuvo un desenlace tan dramático y devastador para la conciencia del movimiento popular en todo el mundo. Este es el meollo de la cuestión que intentan explicar buena parte de los artículos de Espacio Público del debate titulado “Hablemos de la Revolución de Octubre”. Pero es pertinente hacerse algunas preguntas. ¿Tiene algún interés reflexionar sobre acontecimientos ocurridos en Rusia hace un siglo? ¿Por qué se han publicado más de 11.000 artículos en el mundo durante los meses de...
    - Seguir leyendo
  • Pelai Pagès i Blanch

    Historiador

    Cuando a principios de noviembre de 1917 llegaron a España las primeras noticias sobre la revolución bolchevique en Rusia, el movimiento obrero español se encontraba en la fase de reflexión colectiva que caracteriza el período posterior a un movimiento revolucionario fracasado, como fue la huelga general revolucionaria que había tenido lugar en el mes de agosto. Y se encontraba también en un momento de reestructuración y reorganización ante los futuros combates que se preparaban. 1918 es un año de Congresos para la Unión General de Trabajadores, para el Partido Socialista Obrero Español y para la Confederación Nacional del Trabajo. Pero...
    - Seguir leyendo
  • Pedro Chaves

    Politólogo, investigador especializado en la UE

    En el segundo centenario de la Revolución Francesa, Den Xiao-Ping, veterano dirigente de la República Popular China hasta 1997, comentó que no había transcurrido tiempo suficiente para tener una verdadera perspectiva histórica sobre el impacto de tan magno acontecimiento. La Revolución Rusa de 1917 forma parte de esos magnos acontecimientos que igualan en trascendencia y significación a la Revolución Francesa de 1789. Subvirtió la realidad existente y creó una nueva dimensión histórica en nuestra sociedad. Desde noviembre de 1917, la victoria de los bolcheviques formó parte de lo cotidiano de nuestra existencia y el Siglo XX no puede...
    - Seguir leyendo
  • Javier Pastor Verdú

    Editor de 'Viento Sur' y profesor en el Departamento de Ciencias Políticas en la UNED

    * Prólogo de 'Historia de la Revolución rusa' de León Trotsky Al igual que Tucídides, Dante, Maquiavelo, Heine, Marx, Herzen y otros pensadores y poetas, Trotsky alcanzó su plena eminencia como escritor en el exilio durante los pocos años de Prinkipo. La posteridad lo recordará como el historiador, así como el dirigente, de la Revolución de Octubre (Isaac Deutscher, 1969:206). Así pues, sea cual sea el desfase que se observa entre las realidades que genera la Revolución de Octubre, por un lado, y, por el otro, el ideal del proyecto socialista tal como lo imaginaban los bolcheviques, la obra de Trotsky...
    - Seguir leyendo
  • Kronstadt

    28/11/2017

    Rolando Astarita

    Profesor en la Universidad de Quilmes y de Buenos Aires. Fue militante del PST y la LCR.

    1. El programa de Kronstadt En los estudios y debates acerca de las causas que llevaron a la burocratización de la Revolución de Octubre, la cuestión de Kronstadt ocupa un rol prominente. Recordemos que en marzo de 1921 los marineros de la fortaleza naval del golfo de Finlandia se levantaron contra el gobierno bolchevique, y establecieron una comuna revolucionaria durante 16 días. El levantamiento fue aplastado, y los sublevados fueron duramente castigados. Tradicionalmente, tanto los stalinistas como los trotskistas defendieron esa represión de Kronstadt afirmando que se trató de un movimiento contrarrevolucionario. Y el argumento central para demostrar ese supuesto carácter...
    - Seguir leyendo
  • Marga Ferré

    Presidenta de la FEC (Fundación Europa de los Ciudadanos) y miembro de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    Lecciones para el presente de la revolución de octubre: Informe Semanal tuvo a bien dedicar un reportaje a la Revolución de Octubre en su centenario y de los 10 minutos que duró, 6 los dedicaron a describir la muerte de los Romanov y 4 a asentar la teoría del golpe de Estado dictatorial, diseñado desde el primer momento por la pérfida cabeza de Lenin. Por muy burda que sea esta representación histórica de los hechos del 17, cumple su función al reproducir la ortodoxia neoliberal sobre el siglo XX, tan reiterada y profusamente repetida por los medios y por...
    - Seguir leyendo
  • Jordi Borja

    Geógrafo urbanista, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya

    Los partidos comunistas nacieron con la revolución rusa de 1917. Casi siempre los fundadores fueron colectivos socialistas y sindicalistas radicalizados por la guerra y por las condiciones de vida de los trabajadores. Nacieron como una esperanza, un mito movilizador, una doctrina salvadora, un afán apostólico, una vocación militante vanguardista. Con una madre protectora, la URSS. Como constaba en los principios de la Internacional comunista proclamaban: los proletarios de todo el mundo tienen dos patrias, la propia y la URSS. Los PP.CC. nacieron con el alma marxista-leninista, con el modelo de la revolución del 17 y el librito...
    - Seguir leyendo
  • Montserrat Galcerán

    Catedrática de Filosofía y concejala de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

    Han pasado cien años de la revolución rusa de 1917, ¡cuánto tiempo y cuán poco! A los cien años de la revolución francesa, en 1889, los socialistas marxistas conmemoraban un acontecimiento fundamental de la historia que había abierto el camino a la Comuna de París de 1871 y a la revolución socialista que se avecinaba. Lo que vino fue una revolución socialista sui generis cuyo eco se prolongó durante el siglo XX, pero cuyo impulso ya desde el 68 parece agotado. La desaparición del bloque socialista no abrió nuevas esperanzas, a pesar de que el capitalismo se haya convertido...
    - Seguir leyendo
  • Francisco Louça

    Político y economista

    En sus Notas de Prisión, Rosa Luxemburgo, que acompañaba en la distancia, pero con fervor, la revolución en Petrogrado y Moscú, consciente de los riesgos y de los peligros – tal vez con más clarividencia que cualquier dirigente revolucionario de esa segunda generación del marxismo-, apeló a la solidaridad sin abdicar de su espíritu crítico. Escribió que “Concretamente, lo que nos puede traer luz a los tesoros de la experiencia y las enseñanzas no es una apología ciega, sino una crítica penetrante y reflexiva. Porque una revolución proletaria modelo en un país aislado, agotado por la guerra mundial, estrangulado...
    - Seguir leyendo
  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    El contexto en el que triunfa la Revolución de Octubre es el de la crisis de la primera globalización de finales del siglo XIX. Dicha crisis es sancionada con el nacimiento de los imperialismos que se dirimen en la primera guerra mundial. El coste para el capitalismo de este periodo es la Revolución socialista en Rusia y el Crack económico del 29, crisis que da lugar a la aparición del fascismo y la posterior segunda guerra mundial. Para los bolcheviques, la reconstrucción de un proyecto socialista en aquel contexto requería de formas y sujetos nuevos, situando esa nueva referencia...
    - Seguir leyendo
  • Walter Baier

    Coordinador político de la red europea de pensamiento crítico Transform!

    Creo que estoy libre de la sospecha de ser un defensor del comunismo. Sin embargo, no puedo dejar de ver algo supersticioso e infantil en el horror que siente el mundo burgués ante el comunismo, este horror del que ha vivido tanto tiempo el fascismo, es decir, la idiotez fundamental de nuestra época. Thomas Mann, 1946 La importancia de la revolución bolchevique en octubre de 1917 puede medirse por el esfuerzo que todavía se hace hoy, 100 años después, en depreciar este suceso en su magnitud. ¿Se puede decir entonces que es imposible realizar una valoración equilibrada, debido a...
    - Seguir leyendo
  • Catherine Samary

    Economista especializada en los Balcanes, profesora de la Universidad Paris Dauphine, pertenece al consejo científico de ATTAC Francia y miembro de la IV Internacional. http://csamary.free.fr

    Todos los pasados no tienen idéntico porvenir, podemos afirmar con Daniel Bensaïd. Octubre 1917 no se dejará enterrar fácilmente. Su inmenso legado, que se debe actualizar, es haberse atrevido a poner en la agenda el cuestionamiento del orden existente –sin recetas y no sin trágicos errores-, enfrentándose a las guerras y violencias sociales de los poderosos, a escala nacional e internacional. Sin embargo, cien años más tarde, a pesar de que la "hipótesis comunista" parece descartada, muchos puntos comunes nos acercan a los desafíos de Octubre. La hipótesis menchevique, según la cual había que esperar de un desarrollo capitalista los...
    - Seguir leyendo
  • Juan Manuel Vera

    Economista, Consejo editorial de Trasversales

    La conmemoración del centenario de la revolución rusa plantea algunas interesantes cuestiones sobre la identidad de lo que se ha llamado izquierda a lo largo del siglo veinte. También podría servir para comprender las razones por las que la herencia del octubre soviético no forma parte del arsenal de instrumentos para desarrollar las nuevas prácticas sociales de lucha contra el capitalismo neoliberal sino, más bien, una pesada losa histórica que dificulta la construcción de una alternativa al imaginario capitalista. Por supuesto, el punto de partida deberían ser los hechos históricos con su singularidad. Sin embargo, no es posible hablar...
    - Seguir leyendo
  • José Luis Mateos

    Sociólogo, sindicalista, miembro de la Fundación Andreu Nin

    Nadie consideraría razonable condenar la Revolución francesa por la evolución de la sociedad capitalista. En cambio, sí es habitual desacreditar la Revolución rusa desde los escombros dejados por el socialismo real, esa construcción política recreada por el estalinismo. Se trata de la Revolución rusa y no solo de Octubre, de un complejo e inaudito proceso revolucionario del que Octubre fue su culminación. Una culminación que conviene recordar se podría llenar de matices, pues ese mismo proceso supera y se proyecta por encima del mítico mes. Respetando el calendario gregoriano, nos encontramos con profundas convulsiones sociales y políticas: Revolución de Febrero,...
    - Seguir leyendo
  • Fabrizio Burattini

    Sindicalista, exdirigente de la CGIL de la enseñanza y de la USB, y miembro de Sinistra Anticapitalista

    El año 1917 supuso una verdadera línea divisoria en la historia del movimiento socialista. Desde luego el factor determinante fue la Revolución Rusa, pero, igualmente decisivos fueron los acontecimientos, las elaboraciones y las elecciones que diversos actores colectivos e individuales protagonizaron en ese periodo en otros muchos países. Toda Europa fue golpeada por fuertes contradicciones entre, por una parte, un desarrollo económico impetuoso y, por otro, unas deprimidas y bloqueadas condiciones de vida de las masas populares. Una contradicción evidente para todos trabajadores y ciudadanos que veían las riquezas nacionales crecer muy deprisa y las condiciones de vidas de sus...
    - Seguir leyendo
  • François Sabado

    Ex dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria de Francia y de la IV Internacional

    El punto de vista que defiendo es que la Revolución rusa fue gran acontecimiento en la historia de la emancipación de los pueblos. Un momento extraordinario en el cual las clases dominantes pierden el dominio que les parecía asegurado por los siglos de los siglos. Y en el cual las masas populares desbaratan todo para tomar el destino en sus manos. Ante la pregunta histórica y teórica decisiva: ¿Había que tomar el poder en las condiciones precisas de Octubre de 1917?, seguimos convencidos de que la respuesta es positiva. El ímpetu de esta movilización antes, durante y después de Octubre...
    - Seguir leyendo
  • Fernando López Agudín

    Periodista

    Extraño aniversario el centenario de la revolución bolchevique. Envuelto en un escenario capitalista, que es justamente el que buscaban superar los compañeros de Lenin, aparece protagonizado tanto por sus más encarnizados enemigos, en un ajuste de cuentas histórico, como por sus más implacables críticos, en un intento de extraer lecciones de la implosión del estado obrero que nació de la insurrección de 1917. De esa experiencia, más de setenta años de existencia de la Unión Soviética, unos y otros, eso sí con fines opuestos, coinciden en no pocos de los análisis. Desde la ausencia de democracia, como si...
    - Seguir leyendo
  • Constantino Bértolo

    crítico cultural

    La celebración del primer centenario de la revolución soviética sin duda debería y podría ser la ocasión propicia para deconstruir al menos algunas secuencias , interpretaciones y lugares comunes que recaen sobre aquel acontecimiento y sus protagonistas. Ni la revolución es la toma del Palacio de Invierno ni el partido bolchevique es una secta uniforme y dogmática en donde Lenin recibe obediencia y ejerce su autoridad sin discusión alguna. Todo lo contrario. La revolución es la culminación de un largo y complejo proceso, el partido bolchevique es una inteligencia crítica, autocrítica y activa y Lenin es un revolucionario que...
    - Seguir leyendo
  • Elena Cabezalí García

    Historiadora

    La importancia de la Revolución de Octubre de 1917 cuyo centenario conmemoramos, puede medirse por la magnitud del bombardeo ideológico desencadenado contra ella, que dura también cien años. Un siglo de ataques desde la derecha y la izquierda, para presentar la primera revolución obrera triunfante como un gran error, que trajo al pueblo muchas calamidades y lo entregó a las garras de despiadados dictadores. El discurso contrarrevolucionario se construyó para justificar la intervención de las potencias desde el año 1918, se amplió al calor de la represión estalinista y se fortaleció durante la Guerra Fría, mientras...
    - Seguir leyendo
  • Josefina Luzuriaga Martínez

    Historiadora

    El 8 de marzo de 1917, en el día internacional de las mujeres, daba comienzo la Revolución rusa. Las obreras de las fábricas textiles de Petrogrado salieron a la huelga y agitaron en las fábricas vecinas: “¡Abajo la guerra!”, “¡Pan para los obreros!”. Poco después se vivó una inmensa huelga general, que terminó con el Imperio de los Zares. Los censos de 1897-1914 muestran que había 20 millones de mujeres trabajadoras en el Imperio ruso. Cerca de la mitad estaban ocupadas en tareas domésticas, mientras un quinto eran obreras industriales. Hacia 1917, la cifra de trabajadoras industriales alcanzó 7,5 millones....
    - Seguir leyendo
  • Eddy Sánchez

    Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y Director de la Fundación de Investigaciones Marxistas

    En la última década se ha sucedido un ciclo de movilizaciones de carácter global, fruto de un contexto de indignación social consecuencia de la crisis, contexto en el que surge de nuevo el debate de las nuevas formas de comunismo hoy. Para el historiador Juan Andrade, el debate del comunismo en la actualidad se diferencia respecto al de décadas anteriores, en el hecho que se desarrolla sobre todo en el campo de la Filosofía y los estudios culturales, más que en el de las ciencias sociales. En España, dicho debate es conocido por la publicación del libro colectivo editado por el...
    - Seguir leyendo
  • Gabriel Flores

    Economista

    El colapso de los sistemas de tipo soviético existentes en Europa central y oriental conformó un inédito acontecimiento revolucionario que se llevó por delante con extraordinaria rapidez el viejo orden administrativo. Entre 1989 y 1991 se desbarató un bloque de países que tenía sus señas de identidad enraizadas en la Revolución de Octubre que estaba en su origen. La disolución formal de la URSS en diciembre de 1991 fue el acto final, el resultado del evidente agotamiento histórico de un movimiento revolucionario a escala mundial que se fundó y tomó impulso en la insurrección bolchevique de octubre de 1917. Comienzo...
    - Seguir leyendo
  • Marina Albiol

    Diputada en el Parlamento Europeo y responsable de relaciones internacionales de Izquierda Unida

    ​Revolución es una palabra que escuchamos muchas veces, pero que adquiere su significado más profundo y esperanzador para las clases y los pueblos oprimidos cuando nos referimos a la Rusia del 17. No encuentro mejores ejemplos que la Revolución Francesa de 1789 y el alzamiento bolchevique para demostrar que, lejos de ser un sueño irrealizable, podemos cambiar el mundo desde sus cimientos para que los que hoy no son nada, lleguen a serlo todo. Por eso, cien años después, las clases dominantes de todo el planeta se unen para mentir y arrojar confusión sobre aquellos acontecimientos y, también por eso,...
    - Seguir leyendo
  • Antonio Rubira León

    Como señala el Profesor Fontana, el centenario de la Revolución Rusa de octubre de 1917, debe servir para “sacar lecciones útiles para un presente de desconcierto e incertidumbre”. Yo añadiría, además, para comprender mejor las derrotas revolucionarias desde entonces. Aunque la lucha de clases se expresa siempre de forma concreta y todas las revoluciones bajo el capitalismo industrial son distintas, todas tienen fundamentos políticos similares. No todas las situaciones revolucionarias terminan en revolución, de la misma manera que no toda revolución culmina en victoria. De hecho, la mayor parte de las revoluciones del siglo XX han sido derrotadas. La excepcionalidad...
    - Seguir leyendo
  • Javier Segura

    Profesor de Historia

    Cuando a mediados del siglo XIX los jóvenes revolucionarios Karl Marx y Friedrich Engels iniciaron su obra, orientaron su trabajo hacia la resolución de un “enigma histórico”, el planteado por la continuidad en el tiempo de las desigualdades entre minorías acaudaladas y mayorías empobrecidas, al tiempo que la creciente productividad del trabajo humano permite erradicarlas. Para ello, partieron de una cuestión clave: ¿De qué manera debería reorganizarse el mundo para construir un nuevo orden basado en la justicia? ¿Quién debería ser el agente impulsor de esta transformación? La respuesta estableció los fundamentos del marxismo: que sintetizo a continuación: 1) Todo...
    - Seguir leyendo
  • José Antonio Errejón

    Licenciado en Ciencias Políticas y Economista

    El centenario de la Revolución de Octubre y el balance de este siglo de historia en buena medida determinada por ella nos colocan ante lo que, creo, es la cuestión más importante, saber si y en qué medida Octubre sigue operando como el gran foco de aliento y esperanza para millones de personas que en diversas zonas del mundo sufren la injusticia y la opresión y aspiran a una vida distinta. Hace casi treinta años que vinieron abajo con una imprevista facilidad la mayor parte de los regímenes políticos que se declaraban herederos del Octubre del 17 y los que...
    - Seguir leyendo
  • Cesar Roa

    La mirada del triunfador no suele conducir a una comprensión más cabal de la historia. Para quien se encuentra poseído por la creencia de que los individuos, clases sociales o naciones más merecedores del éxito han ganado la partida, el pasado aparece exclusivamente como el escenario en el que los vencedores van perfilándose y derrotando progresivamente a sus rivales hasta la apoteosis final del presente. La historia queda degradada al relato de la marcha victoriosa de las actuales clases dominantes sobre los obstáculos que ocasionalmente han intentado frenarla. Dentro de esta perspectiva, las revoluciones sociales que una vez...
    - Seguir leyendo
  • José Luis Zárraga

    Sociólogo

    Fontana abre un abanico muy amplio de temas sobre la revolución rusa y el desarrollo de la sociedad soviética. En este centenario tendremos ocasiones para discutir todos esos temas, que no son cuestiones históricas que se agotan en sí mismas sino punto de partida fundamental para reflexionar y debatir sobre la construcción del socialismo. Pero para empezar, sería bueno fijar la atención en el acontecimiento que ahora se conmemora: la revolución soviética de octubre de 1917 y su desarrollo inicial en los años críticos de 1917 a 1923, el periodo que va desde la toma del poder hasta la...
    - Seguir leyendo

¿Quiéres participar en este debate?

Ve al apartado 'Cómo participar' y revisa los pasos necesarios para poder intervenir en los debates abiertos.