En estos días es inevitable referirse, en el 50 aniversario de la muerte de JimMorrison, el líder de The Doors, una de las bandas más controvertidas e influyentes de la historia del rock, a los oscuros y confusos detalles sobre su muerte, y por supuesto, a su papel dentro del imaginario colectivo de lo que significaron los años 60 en su dimensión más rompedora y revolucionaria. Así como por supuesto a su rol como frontman, líder en escena y cantante de un grupo sin el cual no es posible entender aquel periodo en el cual, como bien dijo el prestigioso crítico e historiador del rock David Dalton, “hubo un momento en el que se pudo creer que el rock iba a heredar la tierra”.

A la hora de aproximarse al personaje en este singular aniversario de su fallecimiento, no obstante y en tanto en cuanto la faceta de Jim Morrison como estrella de rock, como líder de los Doors y en relación con toda la literatura ya existente sobre su vida y su muerte –alguna fiable, otra no tanto- será objeto de artículos en diferentes medios, querría compartir con todos y todas las que nos leen unos apuntes sobre una de las facetas quizá menos exploradas acerca de la personalidad de Jim Morrison: su vocación poética.

Más allá de la imagen salvaje de una estrella de rock hedonista, evadida de la realidad por el alcohol y las drogas, más allá del falso estereotipo que creó la muy discutible película de Oliver Stone sobre los Doors en 1991, la cual ha dejado en la memoria de mucha gente la grotesca caricatura de un músico, creador y artista que era mucho más que el exagerado e irreal retrato que Stone mostró en su cinta, Jim Morrison aún con sus episodios de excesos, fue un joven inteligente y cultivado, apasionado lector y que junto a la música, desarrolló como estudiante proyectos e ideas en el campo del cine y del teatro experimental. Y muy especialmente, desarrolló una trayectoria poética tristemente muy breve, pero interesantísima y que es innegable que habría tenido un recorrido mucho más largo de haber seguido vivo. No es en modo alguno baladí el hecho de que cuando decidió en la primavera de 1971 establecerse en París, además de alejarse de toda la presión que suponía vivir en Estados Unidos, tanto por sus problemas con la justicia como por su situación con los Doors, su intención era inspirarse en una ciudad que había sido la cuna de muchas de sus influencias más determinantes para seguir escribiendo poemarios y perseverar en su vena literaria.

Memorial de Jim Morrison en Berlín

Es conocido que el poeta y dramaturgo francés Antonin Artaud llegó en 1936 a México con la intención de conocer y experimentar los rituales iniciáticos de los indios Tarahumaras y de probar el peyote, la llamada planta-origen de la conciencia en tanto que su consumo poseía, para los habitantes de aquel territorio, la virtud alquímica de transmutar la realidad y llevar al iniciado hasta el punto en que todo se abandona para volver a empezar. Le interesaba sobremanera la capacidad de los indios americanos para entrar en otros estados de conciencia y percibir otro tipo de realidad. Años más tarde, es conocido también que Jim Morrison, siendo un niño de apenas cuatro o cinco años, vio morir en la carretera a un indio que había sufrido un accidente de tráfico con su familia. Según las tradiciones y creencias indias, cuando alguien ve morir a una persona, el alma del fallecido se adentra en la persona que le vio despedirse de la vida y le acompañará siempre. Jim Morrison, que se sentía muy identificado con Artaud, conocía esa creencia y siempre pensó que él había vivido esa experiencia, lo cual le inspiro una pieza incluida en su libro ‘Poemas Ocultos’, que decía lo siguiente:

“Ave de rapiña
ave de rapiña volando alto, volando alto, voy a morir
Llévame en tu vuelo
indios esparcidos en el amanecer
carretera sangrante 
los fantasmas se amontonan en los niños pequeños
frágil mente de cáscara de huevo
bajo el agua, bajo el agua…”
“Si pudiera clavarme una pluma en mi corazón y derramar sangre por todo el escenario, ¿te satisfaría? ¿Pensarías que soy un chico extraño?” (The RollingStones, “It´sOnlyRock’n’Roll”)
Antonin Artaud

A Jim Morrison, tanto como poeta como en su faceta de cantante de rock, siempre vio y vivió la expresión artística como vehículo de exploración de los sentidos, llevados siempre más allá de lo que nos permiten percibir convencionalmente y como forma de romper barreras para llegar a vivir la máxima sensación de todo aquello que podemos conocer y sentir. Por ello fue siempre un gran devoto de Arthur Rimbaud, el icono de los poetas malditos franceses del siglo XIX, el autor que consideraba la creación poética como la entrada a un mundo en el que a través de una prolongada, ilimitada y sistemática deconstrucción de todas las experiencias sensoriales –amor, odio, locura- el poeta llega a ser al mismo tiempo el mayor marginado de la sociedad y el supremo científico, porque alcanzará el conocimiento y la ciencia que los demás nunca podrán conocer. Y la autodestrucción, la inmolación, es un precio que el poeta estará dispuesto a pagar para recorrer ese camino.

Es la misma visión del poeta que desarrolló William Blake, otra influencia capital para el líder de los Doors, quien sostenía que las visiones interiores del artista son más reales que las que percibimos del mundo exterior y por tanto, posee la facultad de vivir en otros mundos y dimensiones.

Esa filosofía casa perfectamente no solamente con la concepción de la poesía como experiencia iniciática que Jim Morrison abrazó, sino incluso en su forma de interpretar en el escenario, en la que en aquellos vibrantes momentos en los que entraba en trance para interpretar “Celebration Of The Lizard”, se transmutaba en otro ser, iniciaba ese viaje a los infiernos de Rimbaud atravesado una vez más por Artaud, quien preconizaba que la interpretación escénica era una fuerza viviente transitoria pero con capacidad de trascender, destruyendo los tabúes, los miedos y las prohibiciones para volver a asimilar las energías vitales del mundo sin condicionamientos previos.

Arthur Rimabud

Una idea que tampoco está lejos del Aleph de Borges, ese punto de referencia desde el cual se puede ver todo el universo simultáneamente, que era en el que Jim Morrison necesitaba situarse para escribir, componer e interpretar. En este sentido, el teatro de ruptura de Artaud y el rock psicodélico de los Doors, siendo expresiones artísticas muy diferentes entre sí, comparten una capacidad expresiva y distorsionadora de la realidad de la que Jim Morrison fue con toda seguridad su máximo exponente.

De los suburbios de París a las carreteras americanas

Jim Morrison tuvo como una de sus influencias más destacadas a los poetas malditos franceses como Baudelaire o Rimbaud, además de Dylan Thomas – “Donde una vez las aguas de tu rostro / giraron impulsadas por mis hélices / sopla tu áspero fantasma / los muertos alzan la mirada”, escribió Dylan Thomas. Morrison escribió años después: “Un ángel cruza / la súbita luz / la habitación / un fantasma nos precede / una sombra nos sigue / y cada vez que paramos / nos caemos”-pero también a los autores de la “Beat Generation”, en especial Lawrence Ferlinghetti y Jack Kerouac. El afán, especialmente narrado en el ‘On The Road’ de Kerouac, de vivir intensamente, de sentir la vida como la combustión de una llama de fuego y del rechazo a los estándares sociales de la época fueron otra de las características esenciales de la vida y de la poesía de JimMorrison.

“Todo lo humano
está dejando
su rostro
Pronto desaparecerá
en el tranquilo pantano vegetal
¡Quédate!
¡Mi Amor Salvaje!”

Resulta paradójico que alguien que alcanzó la fama y la popularidad masiva que adquirió nuestro hombre fuera muy reacio a publicar sus poemas y que de hecho, solamente se decidiera a hacerlo presionado por su pareja, Pamela Courson y por muchos amigos que le insistieron en ese sentido. Jim siempre tuvo miedo de que sus libros de poemas no fueran apreciados ni valorados en su medida real al ser la obra de una estrella del rock, cosa que por desgracia así sucedió: Tanto ‘Los Señores” como “Las nuevas criaturas”, los dos primeros libros que editó pasaron desapercibidos para la crítica literaria del momento, siendo tan solo la revista Rolling Stone la que dedicó reseñas a estos libros desde el punto de vista literario. Algo más de repercusión obtuvo en 1970 ‘Una oración americana’, de la que se hizo un disco editado en 1978 con los poemas de Jim recitados sobre una base musical de jazz que sí llegó a ser un éxito comercial.

Versos y rock´n´roll

Aunque el mundo poético de Jim Morrison buscó escenarios, ambientes y personajes no necesariamente vinculados a la música, el rock´n´roll fue la banda sonora de su inspiración para algunos poemas que se recuerdan entre los mejores de su producción.

“Fría música eléctrica
dáñame
desgarra mi mente con tu oscuro sopor
Fría sien de acero
frías mentes vivas
en la estrangulada orilla
Veteranos de guerras extranjeras
somos los soldados de las guerras del rock´n´roll”.

Tal vez nunca imaginó que su muerte se produciría casi exactamente dos años después de la de Brian Jones, fundador de los Rolling Stones, grupo que gustaba muchísimo a Jim. Impresionado y muy afectado por la tragedia de la desaparición de Brian, le dedicó este estremecedor poema:

“Piscina de mantequilla caliente
¿Dónde está Marrakech?
Bajo las cataratas la furiosa tormenta donde los salvajes cayeron al final de la tarde monstruos rítmicos Has dejado que tu NADA le haga competencia a tu SILENCIO Espero que te hayas ido sonriendo
como un niño
en el fresco remanente de un sueño”

La excelente poeta, profesora y periodista Marina Casado, en un magnífico artículo publicado en su página web sobre la figura de Jim Morrison como poeta, se pregunta: “¿Qué fue antes, el poeta o la estrella de rock? Lo primero, siempre. Lo segundo, nada más que un camino temporal por el que se atrevió a dar un rodeo. Si nunca se hubiera producido aquel encuentro en la playa con Ray Manzarek, compañero de la universidad, del que surgió el proyecto de crear una banda de rock, ¿conoceríamos hoy a Jim Douglas Morrison como un poeta, heredero de la Beat Generation, exaltado observador de una América fría y deshumanizada, dominada por unas criaturas inteligentes y manipuladoras a las que bautizó como “Los Señores”?”.

Realmente difícil dar una respuesta adecuada a este interrogante. Creo no obstante que no puede disociarse totalmente una dimensión de la otra. Jim Morrison llevó la poesía al rock, incorporó al espíritu del rock de los 60 en Estados Unidos ese nuevo lenguaje y esa nueva forma de entender la vida que Ginsberg o Kerouac plasmaron en sus poemas y a su vez, fue el primer poeta, tal vez en competencia con Sam Shepard, que tanto en su estilo de escritura como en las imágenes, metáforas, recursos literarios o incluso en las vivencias que se desprendieron de su interior para desvirgar los folios en blanco, mostró que el rock también podía inspirar creaciones poéticas en muchos casos, realmente sublimes. Por ello, a los 50 años de su muerte, es relevante recordar su figura y reivindicar su legado.

Keep your eyes on the road, your head upon the Wheel…

Las desigualdades están creciendo a un ritmo galopante en un sistema capitalista voraz e incontrolado, que ha alcanzado su cara más descarnada y brutal en la actual época de la financiarización. Hay datos que lo dicen todo: en las últimas cuatro décadas, el 1% más rico de la población mundial se ha apropiado del 27% del crecimiento económico, frente al 13% de la población más pobre, que representa el 50% del total de personas que habitan el planeta. O lo que es lo mismo: 3.500 millones de personas se han quedado con menos de la mitad de lo que ha recibido la reducida elite más acaudalada.

El Atlas de las desigualdades en el mundo se propone reflejar las múltiples y crecientes desigualdades que agobian al mundo y descubrir sus causas profundas, el modo en que se retroalimentan entre ellas y las intolerables injusticias que producen.

Por ello, no solo analiza las desigualdades en el campo meramente económico y lleva sus análisis a otros ámbitos: ecología, derechos civiles, género, educación, distribución de bienes, precariedad laboral. ¿A quién pertenecen los recursos? ¿Quién se apropia de los bienes comunes? ¿Cómo es posible que mientras las grandes potencias siguen acaparando tierras de países subdesarrollados, más de la mitad de la humanidad viva con menos de 5,5 dólares al día? ¿Cómo han ido derivando las condiciones de trabajo hasta llegar a la actual precariedad laboral? ¿Hemos avanzado en el reconocimiento de los derechos civiles en todo el mundo? ¿Están reconocidos y garantizados los derechos de las mujeres, de las personas LGTBI en todos los países, el derecho a la información, el sufragio universal? ¿Tiene acceso a la salud todas las personas que habitan el planeta? ¿Es universal la enseñanza, el derecho a la educación? ¿Hasta qué punto se ha degradado el planeta, cómo es el aire que respiramos, qué agresiones están sufriendo los océanos, los ríos, el medio ambiente?

A estas preguntas y otras muchas da respuesta este Atlas con profusión de datos y análisis.

Nombres reconocidos internacionalmente, también muchos de ellos españoles, como los de Thomas Piketty, Branko Milanovic, François Dubet, Olga Cantó, Antonio Elio Brailovsky, Mariela Baladrón, Javier Padilla, Nazaret Castro, Miguel Presno Linera, Edith Rodríguez, Cachera, Enric Puig Punyet, Leire Salazar, Sergio Federovisky, Rossana Mazzola, Virginia García Beaudoux y hasta una treintena de especialistas en diferentes temas han trabajado en este Atlas de las desigualdades, que ha sido coordinado por Creusa Muñoz y publicado en España por la editorial Clave Intelectual (2021). A los textos acompaña un gran número de mapas, gráficos e infografías.

Para hablar de todo ello, el próximo 7 de julio habrá debate internacional, que se podrá seguir a través del canal internacional de youtube de Capital Intelectual, a las 19:00 h en España, en el que participarán: Creusa Muñoz (editora de la obra), Mélany Barragán, que hablará de género; Mariela Belsky sobre derechos humanos; Antonio Brailovsky de ecología; y Nazaret Castro que intervendrá sobre la riqueza en el mundo.

El Tribunal Supremo condenó a siete políticas y políticos catalanes y a dos dirigentes de entidades cívicas, a penas de entre 9 y 13 años de cárcel, por haber impulsado la celebración en Catalunya del referéndum de autodeterminación el 1 de octubre de 2017, en el que participaron 2,3 millones de personas.

El Gobierno español les ha concedido indultos parciales, después de que hayan permanecido entre rejas durante más de tres años y medio, dos de ellos en prisión preventiva.

Durante este tiempo de privación de libertad esas políticas y políticos, elegidos democráticamente, junto a dirigentes de las asociaciones con más afiliados de la sociedad civil catalana (Òmnium Cultural y ANC), han recibido cartas de apoyo de miles de personas. Cartas a la prisión: ventanas entre muros es un documental que recoge una parte de esa correspondencia enviada a las cárceles.

Los autores del documental ponen así de manifiesto “la anomalía democrática que representa en la Europa del siglo XXI” la vulneración de los derechos humanos elementales por parte del poder ejecutivo y judicial español.

En plena “era digital”, de comunicaciones telemáticas inmediatas, la correspondencia en papel de carta, con sobre y sello, ha resultado esencial, porque se convirtió en el principal medio de apertura en las cárceles de ventanas abiertas al mundo, explican autores y productores en un escrito de presentación de su trabajo.

Cartas confidenciales y autorizadas de ciudadanas y ciudadanos anónimos y otras de personajes de relevancia internacional, escritos de presas y presos, y cartas de exiliadas y exiliados, sirven como hilo conductor del documental. Manuscritos redactados en tono íntimo y textos más formales que propician la reflexión sobre “lo que ocurre en Catalunya y sobre la ruptura emocional provocada por la sentencia entre nuevas generaciones, que se ha traducido en centenares de nuevas detenciones de personas que manifiestan en calles y plazas su voluntad de exigir el fin de la represión”.

Los autores del documental se trasladaron además a diferentes lugares de Occitania, Países Bajos, Portugal, España y Catalunya para entrevistar a eurodiputados, activistas y a un abogado especializado en Derechos Humanos, para intentar entender no solo los motivos de la represión sino también los de las miradas hacia otra parte y los silencios frente a los atentados contra las libertades.

‘Cartas a la prisión: ventanas entre muros’ se exhibe en Madrid este jueves 1 de julio, en la Fundación Anselmo Lorenzo (C/ Peñuelas 21).

Montse Bassa, diputada y hermana de una de las condenadas, Dolors Bassa, y Neus Ràfols, directora del documental, se hacen cargo de la presentación del trabajo.

Uno de los rasgos comunes que caracterizan a los movimientos de ultraderecha es su misoginia y antifeminismo. Tanto en las instituciones, cuando llegan a ellas, como en las redes sociales, asistimos a un fenómeno que intenta de forma constante desprestigiar al movimiento feminista, invisibilizar los problemas que afectan a las mujeres, negar la violencia machista y despreciar los derechos de la mitad de la población del planeta.

El debate ‘Antifeminismo y extrema derecha’, con ponentes tan destacadas como María Eugenia Rodríguez Palop, Amelia Martínez Lobo e Hibai Arbide compartirán reflexiones sobre el antifeminismo de la extrema derecha, y cómo el feminismo despliega sus propias estrategias para hacerle frente.

Ex Corde, un festival pionero a nivel internacional, se celebra todos los años (con la excepción de 2020 a causa de la pandemia) en Molina de Aragón (Guadalajara) y centra su actividad en la música contemporánea con la participación de 15 guitarristas internacionales de muy diversas edades, que encuentran en él una manera diferente de enfocar la pedagogía musical. 

Este festival nació con la idea de crear un espacio musical diferente en el que abordar el estudio de la guitarra y su repertorio desde un punto de vista analítico, técnico e interpretativo distinto, global y multidisciplinar a través del contacto con compositores y compositoras en las jornadas de creación actual. Durante su celebración se realizan conciertos con músicos punteros de la escena contemporánea, talleres de jazz e improvisación, talleres de formación escénica con actores, análisis musical, participación en la orquesta de guitarras, además de clases individuales y másteres con profesores de talla internacional.

Los habitantes de esta población, ubicada en el Geoparque del Alto Tajo, participan también de las actividades de este festival, mientras que el alumnado goza del contacto con la naturaleza, de la flora y la fauna de este lugar privilegiado.

Dirigido artísticamente por Pilar Ríus y Avelina Vidal, Ex Corde es también un ejemplo de programación paritaria y de respeto a la igualdad de género, ya que sus directoras artísticas tienen un firme compromiso con la todavía muy desconocida labor que desempeñan las mujeres dentro del ámbito de la música.

En la programación de este año, dedicada a las mujeres, se celebrarán varios conciertos: “El viento no se llevará las palabras” con Anna Margules (Flauta de pico, voz, electrónica y una sola intérprete); “La voz del interior peninsular” con Vanesa Muela – Música de raíz; “Lo que la historia calla” con Antonio de Innocentis (Guitarra); y “¡Asómate a esa ventana!”, “Sones de calle y de palacio”, “La Sonorosa” (Música y danza de los S. XVII y XVIII)y “¡Doña Blanca nos guíe!”, Concierto molinés con alumnos, profesores e invitados.

Ex Corde incluye también en esta edición de 2021 jornadas de creación actual y composición (con Iluminada Pérez Frutos y Diana Pérez Custodio, compositora residente de esta edición y en cuya obra se centrará su trabajo colectivo), clases máster de guitarra (Antonio de Innocentis), formación escénica (Jesús Barranco y Raúl Marcos), música brasileña para guitarra (Cláudio Tupinambá), un taller de percusión con instrumentos de cocina (Vanesa Muela) y música y danza en los aires ibéricos del Barroco (Edwin García). Hay además una visita al Geoparque de Molina de Aragón.

Del 16 de junio al 18 de julio en el Teatro Galileo tendrá lugar la primera edición del Festival Sala Joven, una cita que reúne once propuestas de creadores y creadoras menores de 35 años. El objetivo es que el público de hoy conozca a quienes serán protagonistas del teatro del futuro.

Los jóvenes toman la palabra en este Festival para hablar de feminismo, memoria, identidad o revisitar clásicos como La Gaviota o El Coloquio de los perros.

La actriz y dramaturga Karina Garantivá es la directora de esta muestra que pretende convertirse en un puente entre el público, la industria teatral y la creación más joven.

Compañía Mujer en obras. Fotografía de Luz Soria

“Los espectáculos que se incluyen en esta edición son solo una pequeña parte de todos los proyectos que están produciendo los creadores y creadoras jóvenes en Madrid, tenemos una auténtica explosión creativa que necesita impulso y reconocimiento para consolidarse”, explica Garantivá.

Títulos como Ahora que nos dejan hablar, Hoy es el día o Ese toro que no veíamos son un grito que pone sobre las tablas la invisibilidad que experimentan los jóvenes y la urgencia de llevar a los escenarios los temas y problemas que les preocupan.

«Creo que este Festival va a servir para desmontar algunos mitos sobre el teatro que interesa a la juventud. Existe el tópico de que en el teatro joven el texto no se valora porque les importa más el espectáculo en sí, nada más lejos de la realidad, la ambición de escribir textos teatrales, de revisar el pasado, de tocar los grandes temas y dialogar con los clásicos está presente en las nuevas generaciones. Así lo demuestran los trabajos de Olga Mínguez, Alberto Fonseca, Esther Berzal o Adrián Perea. Lo que sí tienen los días contados son los compartimentos estancos de la creación, la generación millenial del teatro se mueve con libertad entre todos géneros y disciplinas del teatro. Pasan de actuar a dirigir o de diseñar a producir con bastante naturalidad”, continúa diciendo Karina Garantivá.

La gaviota o los hijos. Fotografía de Jorge Rico

El Festival Sala Joven es una muestra plural que desmonta los mitos que intentan colectivizar a la juventud, cada persona joven es única y así lo demuestran estas obras en las que se incluyen espectáculos de todos los géneros y estilos. Uno de los estrenos más esperados será el de Victoria viene a cenar, de Olga Mínguez, que narra el encuentro de Clara Campoamor y Victoria Kent la noche anterior a la aprobación del sufragio femenino.

Pablo Quijano, clausurará el Festival con una versión libre del clásico de Chejov La Gaviota, junto a la artista malagueña La Dani y a la Compañía Traspasarte con su distopía Furbytale.

“Otro mito extendido es que las plataformas digitales acabarían con el interés de la juventud por el teatro, esto no se sostiene, los eventos en vivo son fundamentales para ellos, lo que si está claro es que estos nuevos formatos sirven para complementar la experiencia de asistir al teatro y las compañías cada vez reúnen más competencias para ofrecer contenidos complementarios para compartir principalmente a través de internet, afirma, por último la directora de la Muestra.

Más información:

https://galileoteatro.es/

https://www.teatrourgente.com/

info@teatrourgente.com

Obviamente, hay que responder a una pregunta que estará en la mente de todos y todas. ¿Por qué un manifiesto del mundo del rock contra el fascismo en el estado español en el siglo XXI? ¿Por qué un grupo tan nutrido de músicos y músicas de todo el mundo se sienten interpelados y se adhieren a una iniciativa así?

Por muchas razones. Enumeremos las más significativas.

La más importante, por que por desgracia en las democracias occidentales pero muy particularmente en el régimen político del estado español, la conciencia ciudadana en el marco de la democracia capitalista y neoliberal, al albur de unas décadas de crecimiento económico y de prosperidad propias de los periodos cíclicos del capitalismo, en su dimensión social, popular, real, quedó adormecida hasta el estallido de la crisis de 2007-2008.

La pobreza, la precariedad, la miseria en la que todas las capas de la sociedad más desfavorecidas quedaron hundidas, unida a la escandalosa corrupción de la clase política dirigente y de su monarquía, provocaron una reacción popular masiva que exigía, a través de muchos movimientos diferentes, que se respetasen sus derechos y puso abiertamente en cuestión el modelo de “democracia” que les había llevado a esa situación.

Tal y como sucedió en los orígenes del fascismo en el siglo XX en Italia y Alemania, y más tarde en América Latina –Cuba, Chile, Nicaragua, etc.- cuando la sociedad se organizó y exigió una democracia no solo formal sino real, es decir, económica y social, la reacción, las élites crearon el fascismo como movimiento político para combatir bien fuera mediante golpes de estado militares o bien mediante la organización de partidos hábilmente dirigidos por demagogos, al movimiento social y democrático organizado.

Hoy, en muchos países del mundo, pero singularmente en el estado español, el nuevo fascismo está creciendo, en una sociedad manipulada por los medios de comunicación y manejando mensajes de odio contra las mujeres que sufren la violencia de género, contra los trabajadores y las trabajadoras inmigrantes, contra los pueblos que luchan por su derecho a decidir su futuro, y que pretenden volver a implantar la censura contra los artistas críticos con el discurso oficial, la idea de una “patria” unida a sangre y fuego y hermética, continuadora de las décadas de terrorismo franquista.

El rock, que en el estado español siempre estuvo en la vanguardia de la defensa de la libertad, del cambio, de la cultura, de los valores de democracia y rebeldía más esenciales, no puede callar ante esta situación. El rock, como decimos en este manifiesto, tiene que reivindicar su naturaleza inconformista, crítica, rebelde y transgresora como movimiento social y cultural, o lo que es lo mismo, tiene que declarar abiertamente su ANTIFASCISMO.

El rock surgió como una música antirracista, que reivindicó y puso en valor la expresión musical de la población negra más oprimida, que defendió la libertad sexual, que se opuso a las guerras imperialistas como la de Vietnam, y que en España, formó parte de la banda sonora del cambio por la democracia, de la lucha contra la violencia y la guerra sucia en el estado español y de la lucha por todas las causas de la libertad y el progreso.

Por tanto, el rock no puede callar ni mirar hacia otro lado cuando se niega la violencia de género, se blanquea un régimen terrorista como el franquismo, se propaga el racismo y se pretende retroceder a épocas del pasado. El rock tiene que ser, y ES, un arma de combate contra el fascismo en todas sus manifestaciones.

Por eso estamos hoy aquí, para empezar ese combate desde nuestra música y nuestro mundo, organizadas, unidas, y por supuesto, llenas de fuerza para que la música, la cultura, el arte y sobre todo el rock ametralle con todo el poder de sus wattios y aplaste para siempre el discurso del odio, de la ignorancia, de la violencia y de la podredumbre.

El Lunes 21 de Junio a las 17.45h en Madrid, en el Auditorio Marcelino Camacho (Calle López de Vega, 40, Madrid) se presentará oficialmente la nueva plataforma ROCK CONTRA EL FASCISMO.

Notas:

Mariano Muniesa es periodista musical, moderador y presentador del acto “Rock Contra el Fascismo”

Este año se cumplen cinco años del asesinato de Berta Cáceres, la activista hondureña que recibió el Premio Goldman, el galardón ambiental más prestigioso del mundo. Su crimen fue liderar una campaña para detener la construcción de una presa hidroeléctrica en el río Gualcarque, un río sagrado para la población indígena en la población de Río Blanco (Honduras).

Un río sagrado, un pueblo indígena, la voracidad de empresas hidroeléctricas depredadoras del medio ambiente, escuadrones de la muerte y una mujer decente y valiente son los elementos de este libro, que hace justicia a una mujer que se ha convertido en todo el mundo en un emblema de la lucha por salvar el planeta.

Nina Lakhani, periodista especializada en Centroamérica es la autora de “¿Quién mató a Berta Cáceres?”, recién publicado por la editorial Icaria. Lakhani conversó muchas veces con Berta Cáceres y conocía muy bien la importante actividad que desarrollaba. La primera vez que se reunieron Berta ya era consciente de la amenaza que se cernía sobre ella y le dijo: «El ejército tiene una lista de asesinatos encabezada con mi nombre. Quiero vivir, pero en este país hay total impunidad. Cuando me quieran matar, lo harán”.

También la propia periodista fue acosada e intimidada cuando investigaba el asesinato de Berta Cáceres, que sospechaba con motivo que querían matarla. Y que los sicarios encargados de hacerlo habían sido contratados por DESA, la empresa constructora de presas, que había presentado falsos cargos contra ella y otros líderes indígenas.

Nina Lakhani fue la única periodista extranjera que asistió al juicio, celebrado en 2018, y lo que presenció fue una especie de farsa judicial que relata en uno de los capítulos del libro. Fueron declarados culpables del asesinato funcionarios de seguridad del Estado, empleados de la empresa de la presa y sicarios a sueldo, pero quedaron sin respuesta demasiadas preguntas sobre quién o quiénes ordenaron y pagaron el asesinato.

El libro hace un recorrido por la historia de Honduras, los intereses de Estados Unidos en los territorios centroamericanos, la lucha y el despertar indígena, los escuadrones de la muerte, el golpe de Estado, los crímenes y la represión.

Para la realización de este libro Lakhani se ha basado en más de cien entrevistas, ha consultado archivos legales confidenciales y documentos corporativos.

“El asesinato de Berta desató la condena internacional, pero no pudo detener el derramamiento de sangre. Al menos veinticuatro defensores de la tierra y del medioambiente han sido asesinados en Honduras desde el 2 de marzo de 2016.

América Latina sigue siendo la región más peligrosa del mundo para defender la tierra y los ríos de megaproyectos como minas, represas, explotaciones forestales y la agroindustria. Entre marzo de 2016 y noviembre de 2019, fueron asesinados en las Américas 340 defensores, según Global Witness. ¿Por qué? Estos delitos de gran repercusión quedan mayormente impunes. La impunidad fomenta el crimen”, concluye Lakhani.

Para hablar de todo ello, el viernes 18 de junio conversarán la autora Nina Lakani; Bertha Zúñiga, hija de Berta Cáceres y coordinadora del COPINH (Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras); la antropóloga, activista y ecofeminsita Yayo Herrero; y Paula Santos de Mujeres Migrantes Diversas. Álex Guillamón de Entrepueblos será el encargado de presentar el acto, que se podrá seguir en youtube:

Es necesario un conocimiento profundo de un autor para escribir una biografía de su vida y su pensamiento, pero para revelar su verdadera sensibilidad se necesita algo más, una especie de conexión entre el biógrafo y el personaje estudiado que extienda un hilo de intimidad entre ambas figuras. Este hilo lo extiende Clare Carlisle con Kierkegaard en su libro El filósofo del corazón. La inquieta vida de Søren Kierkegaard (Taurus, 2021).

Clare Carlisle, al final de su libro, explica la emoción que sintió al reunirse con unas pocas personas en una iglesia de Londres para rendir homenaje a Kierkegaard. Años antes, esta profesora del King’s College tuvo que esforzarse en aprender danés y escribir una tesis doctoral sobre un filósofo que, en principio, no le interesaba especialmente. Sin embargo, en el transcurso de sus estudios una chispa prendió y nació ese hilo de intimidad (posible, quizás, solamente en un mundo como el nuestro, en que leemos en voz baja y soledad). Todos los lectores tienen historias similares a esta, historias en que a través del tiempo y las palabras nos iniciamos en una pasión y una comprensión que va más allá del sentido del texto y llega hasta el corazón del autor.

Ocurre incluso con los autores más esquivos. Kierkegaard pertenece a esta especie. El danés utiliza numerosos pseudónimos, oculta su autoría y no desea ser descubierto. Contradictoriamente, se enfada cuando sus obras no despiertan las críticas deseadas y se pasea todas las tardes por Copenhague, conversando y desplegando sus razonamientos. Kierkegaard quiere la fama y no la quiere. Es un ser lleno de indecisión que, a pesar de ello, supo tomar la decisión más difícil: renunciar a Regine, su amor, para dedicarse por entero a la escritura. Era consciente de que no podría ser escritor si se veía obligado a representar el papel de marido y padre burgués.

Carlisle descompone la vida de Kierkegaard, examinando su correspondencia y analizando sus obras filosóficas más relevantes. En nuestra lengua se pueden encontrar las mejores traducciones de sus obras en las recientes ediciones de la editorial Trotta.

Clare Carlisle

Así, emerge la pregunta más trascendental de Kierkegaard: ¿cómo vivir cristianamente? Seguramente, para los abonados al lugar común de que el filósofo es el predecesor del existencialismo, esta pregunta los decepcione, pero no debemos dejar que el secularismo de nuestra época (secularismo que, precisamente, estaba naciendo en el siglo de Kierkegaard) nos confunda. En el fondo, Kierkegaard interroga sobre la muerte y busca la mejor forma de vivir como seres humanos. Su misión es reformar el cristianismo y eso lo hace desde una ciudad provinciana de la periferia europea, una ciudad puritana y protestante. El filósofo danés se siente como Sócrates, al que dedicó uno de sus primeros textos, y para ello no cesa de incordiar a sus conciudadanos. Estos le respetan, pero al final terminan por reírse de él o lo ignoran.

Kierkegaard es producto de la tradición cristiana, que es una tradición ecléctica y compleja. Si analizamos las distintas corrientes cristianas, nos damos cuenta de que las diferencias entre protestantes, puritanos y católicos son confusas y que las tres tendencias intercambian ideas y hasta a veces se suplantan entre ellas. No se trata solamente de comentarios de pasajes de la Biblia, tipo de ensayo tan prolijo en Kierkegaard, sino de actitudes plenamente filosóficas como la ironía, el lugar de la narración ficticia y la interpretación de los textos. No es necesario ahondar más, pero es importante retener que, al margen del existencialismo (¿afirmaríamos con naturalidad que Goya es surrealista, adscribiéndole así a un movimiento posterior en el tiempo?), Kierkegaard tiene su propio contexto intelectual y cultural: no solo cristianismo, sino también romanticismo e idealismo alemán.

Viñeta satírica en contra de Kierkegaard: todo gira en torno a él.

En cualquier caso, Carlisle ha escrito una brillante biografía del filósofo danés, en la línea de los mejores autores actuales de este género como Rüdiger Safranski y Wolfram Eilenberger. Este tipo de libros deben cumplir dos funciones. La primera, ofrecer una panorámica del autor y su época. La segunda, conseguir que el lector de la biografía sienta ganas de internarse por sí mismo en la obra del filósofo. Esto último se alcanza mediante la extensión del vínculo íntimo que une a Carlisle con Kierkegaard a ese lector (un tercer hilo). Que este sienta la misma emoción, el mismo grado de penetración emocional en el universo que es toda obra. Por mi parte, empezaré con Temor y temblor. En este libro, como explica la profesora del King’s College, Kierkegaard muestra que la mejor forma de vivir es dando salto a la vida con una fe nueva. Este salto, al final, es lo que todos los lectores queremos, por lo menos los lectores modernos.

El mítico disco de Marvin Gaye cumple hoy 50 años

Madre, madre,
hay demasiadas como tú llorando.
Hermano, hermano, hermano,
hay demasiados de vosotros muriendo.
Sabes que tenemos que encontrar la forma
de traer algo de amor aquí hoy, sí.

Escuchar la canción What’s going on, cinco décadas más tarde, continúa revelándose como una emotiva y estimulante experiencia iniciática. Su ritmo hipnótico, jazzy, va creciendo atravesando momentos melancólicos y entrando en espacios de luz estremecedores, cómo si Marvin Gaye nos invitara a reflexionar sobre el devenir de las cosas, sobre lo que está pasando. Hay lamentos, tristeza, pero también esperanza, la música como terapia antidepresiva de una época convulsa.

Así, con esta canción, comenzaba el LP What’s going on, valorado como una de las grabaciones fundamentales en la historia de la música pop y considerado uno de los discos más importantes de todos los tiempos. En 1999 una encuesta de críticos musicales publicada por el diario británico The Guardian lo nombró como «El álbum más grande del siglo XX».

Hermano, hermano, hermano, hay demasiados de vosotros muriendo. Así lo cantaba, en 1971, indignado y apesadumbrado, Marvin que sufría en aquellos años una profunda depresión sumado a su adicción a la cocaína, se unía a los miles norteamericanos que se oponían a la guerra del Vietnam. Su hermano pasó allí tres años y el disco refleja en todas su canciones un profundo humanismo, reflejo del final de la década de los 60, de los movimientos contraculturales que removían la mentalidad conservadora norteamericana de aquellos años. El disco tiene un discurso homogéneo, es como una obra conceptual, un ciclo de canciones que denuncian “lo que está pasando” en Estados Unidos, que en aquellos años vivían el escándalo Watergate, la guerra, con una juventud movilizada en contra del odio, la violencia, la pobreza y las injusticias del sistema. El sueño americano se tambaleaba.

Marvin Gaye, sobrevuela con su música el desaliento, y lo combate componiendo canciones llenas de amor, poesía y compromiso. El disco empieza con la majestuosa What’s going on, y lo que hoy parece una evidencia, no lo fue en su época. El propietario de la discográfica Motown, Berry Gordy no le gustaba la temática de la canción, temía ser censurado y por ello la despreció. Marvin amenazó a Gordy con abandonar la Motown si no publicaba la canción como sencillo. Afortunadamente, las dudas y los temores se esfumaron, y el single fue todo un éxito.

Luchar por la integridad artística como motor de cambio, así lo entendía Marvin. El disco fluye y las melodías soul no decrecen en su intensidad y se encadenan sin interrupción como un río, dulce y emocionante, crudo y etéreo, entre sonido mestizos, orgánicos y líquidos. La segunda pista, “What’s Happening Brother”, una canción que Gaye le dedicó a su hermano Frankie, la tercera “Flyin’high in a friendly sky” trata sobre la dependencia de la heroína: “Lo sé, estoy enganchado a mi amigo, al chico (la droga), que convierte a los hombres en esclavos”. El disco crece sin parar, Marvin Gaye vuela, se vuelve un chamán musical, capaz de convertir la voz en un harmonía litúrgica, en un canto lisérgico, susurros de una sensualidad que evocan una espiritualidad profunda y liberadora.

¿A quién le importa?
¿Quién está dispuesto a tratar de salvar un mundo
¿Eso está destinado a morir?
Cuando miro el mundo, me llena de tristeza
Los niños pequeños de hoy realmente van a sufrir mañana
Salvemos los niños
Si quieres amar, tienes que salvar a los bebés

El cuarto tema «Save the Children» se convierte en una súplica, en un canto a la salvación, en una advertencia. No podemos construir un futuro sin ellos, sin creer en el presente. Estamos escuchando el Marvin Gaye más místico, alegatos de redención para humanos descarriados, en una América que pierde sus valores, sumida en una crisis social insoportable. Luego “God is love” dice: “Él nos ama, lo sepamos o no, Solo nos ama, Y perdonará todos nuestros pecados”. Y llegamos al otro momento cumbre del disco con «Mercy Mercy Me (The Ecology)», un inicio suspendido en el tiempo, una cadencia sugestiva y entra la voz, implorando:

Piedad, ten piedad de mí
Las cosas no son lo que solían ser, no, no
Petróleo desperdiciado en el océano
y nuestros peces llenos de mercurio.

Marvin Gaye como pionero de la lucha verde, hace suyos los preceptos fundacionales de los incipientes movimientos ecologistas que surgen en los países occidentales. En la vecina Canadá, aquel mismo 1971 nace Greenpeace y esta canción se convierte en una auténtico himno iniciático. Mercy Mercy Me cuenta con un solo de saxofón tenor memorable de la leyenda de la música de Detroit, Wild Bill Moore.

El disco sigue surcando espacios emocionales cambiantes, luminosos unos, sombríos otros, siempre manteniendo un sonido magnético y brillante. «Right On«, es una extensa jam de siete minutos influenciada por el funk rock y los ritmos del soul latino, «Wholy Holy» y finalmente, la última pieza del LP, el tercer diamante del disco: «Inner City Blues«. El bajo, percusión, unos riffs ambientales nos transportan con un ritmo modal, de raíces jazzísticas, un experimento minimalista de blues oscuro, de brujería musical que te envuelve, y te lleva como levitando, hacia el final del disco, con un reprise de What’s going on.

Así se cierra la obra maestra de Marvin Gaye, un disco donde el artista expresa sus demonios, iras y esperanzas como pocos lo han conseguido. Canciones que se suceden como un concepto lineal, que forman un todo, un ciclo de vida con reminiscencias psicodélicas, sonidos de un nuevo soul, convertido en una referencia para futuras generaciones.

Pero What’s going on no es el único disco que cumple los 50. Sin duda 1971 fue uno de los años más fantásticos que ha dado nunca la música popular. Entre los muchos discos irrepetibles editados destacan seis. Tras la disolución de The Beatles, John Lennon compone la que es para muchos la mejor canción de todos los tiempos, Imagine. The Rolling Stones editan en abril StickyFingers, número 1 del Billboard durante semanas y quizás el mejor disco de la banda británica. David Bowie publica Hunky Dory, su cuarto LP, el mejor de su carrera. Los Doors lanzan su último disco, L.A.Woman, tres meses antes de la muerte de su cantante Jim Morrison. La legendaria banda Led Zeppelin edita en noviembre su cuarto trabajo que cuenta con la antológica Stairway to heaven, en la que Jimmy Page interpreta el mejor solo de guitarra de toda la historia. Finalmente, Jethro Tull, la banda del flautista y cantante Ian Anderson crean su obra maestra, Aqualung.

Quién sabe, si con el tiempo alguno de estos discos irrepetibles formará parte del que es considerado el arte universal, obras que sin sonrojo se podrán codear con los cuadros de Cézanne, composiciones como El Réquiem de Mozart, libros como Cien años de soledad, películas como El Séptimo sello o series como Los Soprano.

El 21 de mayo de 1971 se publicaba What’s going on, un disco que ya es historia, que surgió así, de la nada, de una mente atormentada que buscaba vías de salida creativas para sublimar la depresión. Un artista en estado de gracia que encontró la libertad diciendo lo que pensaba, lo que tenía dentro. Inspiración y dolor, energía y fragilidad, furia y compasión, la combinación perfecta, imprescindible, para crear una obra eterna.

Hoy hace 50 años.

Domingo 1 de abril de 1984, esto es Lo que está pasando en Los Ángeles:

Marvin Gaye pasa el fin de semana en casa de sus padres, otra discusión fuerte, se oyen dos disparos… La policía lo encuentra sin vida y su padre con una arma en las manos, homicidio, en defensa propia, dijo. Su hijo le había agredido, las drogas, el problema de siempre. Era la víspera de su 45 cumpleaños. Así se apagaba la leyenda, con una paradoja inexplicable…

Padre, padre,
no necesitamos aumentar la tensión,
verás, la guerra no es la respuesta,
porque solo el amor puede conquistar el odio.
Sabes que tenemos que encontrar la forma
de traer algo de amor aquí hoy.

Un proyecto iberoamericano de Argentina-Brasil-España

¿De quién son los museos? ¿Para quién están destinados? ¿Dónde están las mujeres en los museos? ¿Son los museos espacios de presencia y autoridad femenina? ¿Cómo trabajan las mujeres en los museos? ¿Dónde están las mujeres racializadas, empobrecidas, indígenas?¿Han cambiado los museos con respecto a las mujeres? ¿Cómo marcar una agenda en igualdad que abra los museos?

Desde hace décadas asistimos a un nuevo contexto político y sociocultural, en el que los debates sobre la dinámica feminista es protagonista en la agenda académica, social y política. Los museos se enfrentan al reto de discutir su definición de museo, su papel en la sociedad y la resignificación de su patrimonio. 

La irrupción de las mujeres en los museos está suponiendo una reflexión sobre los presupuestos que interrogan al supuesto sujeto del museo, develando la falsa «universalidad» del museo de origen europeo y al carácter masculino, occidental, burgués y de clase media urbana como simbólico subyacente, que entra en contradicción con los actuales objetivos del museo: nuevas audiencias, igualdad, educación inclusiva, implicación social, reconocimiento de las culturas indígenas y ancestrales, ecología, el museo como espacio de reconocimiento y transformación.  

Es necesario ampliar y fortalecer la vinculación entre instituciones y profesionales del campo de la museología, la antropología, las artes, la educación, la cultura y el activismo en temáticas de género, que vienen trabajando desde el feminismo, las identidades indígenas, quilombolas, los colectivos invisibilizados y las disidencias sexuales a fin de pensar en la política cultural y en la redefinición del concepto de patrimonio. Por ello nace la red “Las mujeres cambian los museos”.

Las relaciones entre las instituciones museológicas, la universidad y la sociedad civil han sufrido transformaciones que generan nuevas prácticas institucionales, formas de trabajo en red, elaboración de proyectos compartidos y la emergencia de otros relatos. Por ello el proyecto es entramado coordinado desde tres sectores clave: universidades, museos y centros de arte, y asociaciones de mujeres.

  • Universidades intercontinentales (Universidad Complutense de Madrid, Universidad de Buenos Aires y Universidad de São Paulo) 
  • Museos y centros de arte y cultura de los tres países.
  • Sociedad Civil, a través de asociaciones que forman parte del sistema cultural y social y de derechos humanos, entre ellos WILPF, Women International League for Peace and Freedom.

Los museos hoy deben ser instituciones abiertas, democráticas e inclusivas, reflexionando sobre sus fundamentos epistemológicos, museográficos y sus criterios expositivos.

La forma de lograr ese objetivo no consiste simplemente en la apertura cuantitativa a mayor cantidad de público o incluyendo más mujeres, sino en una revisión crítica de sus propias prácticas, desde una mirada interdisciplinar que permita deconstruir los postulados del pensamiento hegemónico y occidental que hasta hace poco tiempo han sostenido estas instituciones. El trabajo y la reflexión en red permitirá generar otras maneras de pensar la sociedad, los grupos excluidos por cuestiones de género, clase, étnico, religión, y cuestionar el sentido común, los prejuicios y la discriminación desde una reestructuración cognitiva del pensamiento occidental y repensar los espacios como espacios educativos y simbólicos.

La red, en marcha desde enero del 21, está generando el intercambio de buenas prácticas, seminarios conjuntos en torno al feminismo y la decolonialidad y la construcción de nuevas narrativas de mujeres que emerjan sobre y desde la cultura, el patrimonio, material e inmaterial.

Su primer foro virtual, los días 10 y 11 de junio de 2021 acogerá a expertas en museos, arte y en memoria de las mujeres, que se reunirán para debatir y evaluar el recorrido en red desde enero, y donde se llevarán a cabo videocartas desde los dos lados del Atlántico para intercambiar propuestas y proyectos en construcción.

Marián López Fernández

Más información en: https://www.mujerescambianlosmuseos.com/

Este proyecto cuenta con el apoyo del Instituto de las Mujeres, Ministerio de Igualdad, Gobierno de España.

Notas:

Marián López Fernández es Catedrática de Educación Artística de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Instituto de Investigaciones Feministas de la misma universidad, impulsora del convenio entre el Ministerio de Cultura y la Universidad Complutense sobre el estudio de fondos museísticos desde la perspectiva de género.

«Los hombres tienen miedo de que las mujeres se rían de ellos. Las mujeres tienen miedo de que los hombres las maten» Margaret Atwood.

Fui al cine a ver Una joven prometedora (Promising Young Women), dirigida por Emerald Fennell, y salí de allí con una mezcla de sentimientos entre la venganza cumplida, la rabia acumulada, la tristeza y la excitación.

Esta película tan maravillosa en lo que se refiere a la banda sonora, a la fotografía, y a la estupenda actuación de Carey Mulligan, como Cassandra. También captura la atención de lxs espectadores por la trama original, galardonada justamente por esto recientemente en los Oscar de Hollywood.

Al contrario de otras películas -como por ejemplo Mátame de Michael Greenspan- que utiliza la venganza, como arma de guerra, matando a las personas para resarcir todo el daño que el sistema patriarcal les ha causado. En Una joven prometedora la venganza es un juego de seducción e inteligencia, es una venganza más sutil, que tiene el mismo objetivo de la venganza que mata, que el miedo pase de bando, que los hombres sientan la misma inseguridad, vergüenza, terror, que sufrimos las mujeres diariamente; porque este sistema patriarcal nos está matando y demasiadas veces somos escuchadas solamente a través del grito de la venganza.

En esta película se encuentran muchas denuncias: en primer lugar, la directora selecciona de forma acertada el tipo de hombre violador y el contexto en que la violación se desarrolla. Se habla de hombres blancos, de clase media alta, médicos, los que son considerados por la sociedad “buenas personas” y que en diferentes ocasiones tienen los medios materiales y la aceptación social para cubrir sus crímenes.

Otro elemento a destacar, es la naturalización de la violación, especialmente cuando las mujeres no pueden defenderse, están solas y borrachas en algún bar, en el que se demuestra que todos los hombres que se acercan a ella, intentan ejercer algún tipo de violencia sexual.

Asimismo, narra la fuerza del vínculo de los afectos, la lealtad y sororidad de la protagonista por la violencia sufrida por su amiga. La búsqueda por la justicia de Cassie, es una forma de dar voz a quien ya no puede, de proteger a otras mujeres y de poner en jaque este sistema patriarcal, que cuestiona cualquier intento de denuncia de las violencias machistas. Así, ella mantiene viva la memoria y trasfiere su legado a otras mujeres.

La protagonista vive en una desesperación y desamparo profundo, no comparte con nadie sus planes de venganza y su sufrimiento, y acaba encontrando en la venganza su objetivo de vida. Ella pone su cuerpo e inteligencia, las únicas armas que le quedaron, para enfrentarse ante esta grande maquinaria machista. 

La aparente seguridad de Cassie y su empoderamiento acaba asustando y desnortando a los hombres. Su capacidad de enfrentarse a todos, llega a ser en algunas ocasiones surrealista; como decía una amiga es poco creíble que nuestros cuerpos feminizados puedan asustar a los hombres debido solamente a una mirada más empoderada o engañándoles. Sabemos que los hombres no son unos valientes, justamente por eso y porque crecieron en un sistema que construye masculinidades más agresivas y violadoras no pensarían dos veces antes de utilizar la fuerza y la violencia hacia nosotras. Como dice Galeano el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.

Termino, recomendando este peliculón, no solamente porque denuncia las atrocidades que comete el patriarcado, especialmente el patriarcado más velado y justificado por la sociedad, también porque conecta con la rabia, frustración, dolor que miles de mujeres sufrimos y que, en demasiadas ocasiones, no encontramos apoyo, empatía y justicia en ningún rincón de la sociedad que interpelamos. Así que hombres, espero que vayan a ver esta película. Sería un buen comienzo para empezar a deconstruir vuestras masculinidades.

Tráiler oficial:

Nómada: 1. adj. Dicho de un individuo, de una tribu, de un pueblo, carente de un lugar estable para vivir y dedicado especialmente a la caza y al pastoreo. 2. adj. Que está en constante viaje o desplazamiento.

La Rae no se ha actualizado del todo, como si fueran todavía cazadores-recolectores de tiempos remotos. La Real Academia no considera los que ahora se desplazan por otros motivos, los que ya no tienen dónde vivir, los que están en los márgenes del sistema, los que huyen, los que buscan a ser libres… Ya no viajan, tantean; no se desplazan, resisten; no es turismo, sobreviven; no son negocios, combaten. Subsisten en un mundo desigual y violento donde no se permite la fragilidad y la disidencia se paga con el exilio.

La película Nomadland dirigida por Chloé Zhao, recientemente galardonada con tres Oscar de Hollywood, transita entre mundos desconocidos, hacia donde no queremos mirar, cruzando paisajes ciegos en los que el camino significa superar el presente para sobrevivir el mañana.

La actriz Frances McDormand encarna magistralmente a Fern, una mujer que ha perdido a su marido, y después del cierre de la empresa donde trabajaba, emprende con su furgoneta un viaje existencial para explorar otras manera de vivir, como una nómada moderna. La actriz había leído el libro País nómada (publicado por Capitán Swing), de la periodista Jessica Bruder y fue a buscar a alguien para adaptar el texto al cine y protagonizarlo. Frances vio la película The Rider y quedó cautivada por el trabajo de Zhao, por su manera de rodar, espontánea, libre y directa. El libro y los vídeos de YouTube de Bob Wells, el gurú de los nómadas contemporáneos, inspiraron al equipo de la realizadora nacida en Pekín y se lanzaron durante seis meses a la carretera, percibiendo las sensaciones del movimiento, de no tener un punto fijo, observando, localizando, sintiendo los paisajes con sus atardeceres, encontrando personajes…

La carretera, la gran metáfora de la vida de los norteamericanos, que desde sus orígenes, como pioneros, han atravesado paisajes, han conquistado territorios para convertirse en habitantes y luego ciudadanos. La carretera conforma parte del imaginario colectivo de su cultura. De William Faulkner a John Steinbeck que en su obra Las uvas de la ira ya nombraba “La 66 es la ruta de la gente en fuga, refugiados del polvo y de la tierra que merma” y más tarde Jack Kerouac en El camino: “Todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida”. O Bruce Springsteen en Thunder Road:

Tenemos una última oportunidad de hacerlo real
De cambiar estas alas por unas ruedas
Así que sube
El cielo nos espera al final del camino

Extensiones inacabables, líneas y horizontes infinitos, paisajes muy fotogénicos retratados magistralmente por John Ford y luego convertidos en carreteras de cine, Thelma y Louise, Easy Rider, Una historia verdadera, Green Book, Mad Max y tantas otras…

Nomadland no existiría sin toda esta tradición de obras que reivindican la carretera como una travesía de huida, aventura, emancipación y dolor. De hecho la película tiene mucho que ver con la novela de Jon Krakauer Into the Wild (Hacia rutas Salvajes, publicado por Ediciones B) que explica la historia de Chris McCandles, un joven que decide dejarlo todo y echarse a la carretera: «No eches raíces, no te establezcas. Cambia a menudo de lugar, lleva una vida nómada… No necesitas tener a alguien contigo para traer una nueva luz a tu vida. Está ahí fuera, sencillamente».

No tenía otra salida, Fern ve cómo su pueblo desaparece a causa de la crisis económica, sin hijos y sin marido, sólo irse cobra sentido. Intenta dejar atrás el sufrimiento, a la deriva, sin rumbo fijo, sola, frágil, insegura, sin saber si amar de nuevo, intentando ahuyentar la aflicción.

“Algunas personas sienten que no merecen el amor. Caminan tranquilamente en espacios vacíos, tratando de tapar las brechas del pasado” (Krakauer).

La vida no es dual, no es ni blanca ni negra, son sus matices los que la convierten en una aventura imprevisible. Del dolor a lo soportable, Nomadland sortea la tristeza, la melancolía de la vida de los nómadas y transforma sus existencias en epifanías, en futuro e ilusiones. Los personajes de la película no son actores, son reales, viven en la carretera, en caravanas, son mujeres y hombres inconformistas que no se resignan al papel de perdedores de una crisis que los ha expulsado. Son antisistema y practican nuevas formas de vivir que podrían formar parte de las nuevas teorías del decrecimiento y de la economía sostenible. Desafían el individualismo que el mismo sistema favorece, desarrollan la solidaridad directa y el comunitarismo. Son tan pobres como libres.

Nomadland es el reflejo de una sociedad decadente, de un país que acostumbra a vender su hegemonía económica y cultural gracias a sus películas y series, mostrando una ficción falsa de prosperidad y riqueza. La película de Zhao es diferente, es dura, no tiene filtro, pero desprende humanidad a raudales. Trata de problemas reales, actuales, de crisis agravadas ahora por la pandemia, que han convertido en marginales a millones de ciudadanos, clases bajas y medias que son víctimas del sistema y que han pagado un peaje muy alto. La película nos interpela y nos revela que el exilio no deshumaniza, al contrario, evita lo que la economía depredadora provoca, desigualdad y marginación. La película nos hace vivir el tránsito, entre realidades, lejos de las convenciones sociales, practicando la soledad y la solidaridad. “Eres una afortunada que puedes viajar donde quieras. ¿Y os llaman nómadas?”, le dice una mujer a Fern. Otra le dice “Veo cosas bonitas”. Energía vital para combatir el desconcierto contemporáneo.

“Una de las cosas que más amo de esta vida es que no hay un adiós definitivo. ¿Sabes? he conocido a cientos de personas aquí y nunca me despido por última vez. Siempre digo: Te veré en el camino”, le dice Bob Wells.

Atardeceres majestuosos, encuentros cruzados, amores fugaces, vitalidad y tristeza, actuaciones memorables, poesía visual, espiritualidad, todo cabe, todo es vida.

La editorial Periférica publica “Calle de Sentido único e Infancia berlinesa hacia mil novecientos”. Ambas obras, breves y fragmentarias, pueden servir para introducirse en la compleja obra de Walter Benjamin. Con ello, rescatamos una idea central del escritor alemán: la alegoría.

Walter Benjamin es un escritor que elige conscientemente ponérselo difícil al lector. Es poco didáctico. El prólogo de su libro “El origen del drama barroco alemán” (con el que deben ponerse en conexión los dos textos editados por Periférica) es toda una declaración de intenciones por su parte. Georg Steiner lo considera incomprensible. Y lo mismo les ocurrió a los profesores universitarios encargados de juzgarlo en el tribunal de tesis. Benjamin retiró su trabajo antes de que el tribunal emitiera un juicio, terminando así con sus posibilidades de convertirse en un profesional académico y condenándose a una vida en los miserables márgenes de la intelectualidad no institucionalizada.

El prólogo está lleno de alusiones difíciles de captar, mensajes cifrados y frases colocadas en desconexión con el resto. Siembra las claves que el lector solo podrá comprender si sigue leyendo el texto, y tendrá que hacerlo mediante un proceso de interpretación tan erudito y complejo que la empresa de leer el libro es casi irrealizable. Este procedimiento suele utilizarse en novela más que en filosofía. El escritor nos adelanta detalles de la trama que solo después comprenderemos a la luz de los hechos. Pero este método, que incluso la novela más realista y llena de lugares comunes utiliza, aplicado en filosofía complica hasta niveles inalcanzables la lectura de la obra, en general, de Benjamin.

Sus libros siempre están llenos de referencias lejanas y crípticas. El lector, más que interpretar, descodifica la maraña de citas y motivos recurrentes para intentar sacar algo en claro. El texto de “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” es falsamente breve. Una trampa. El aparato de referencias externas es tan voluminoso que para leer correctamente el libro es necesario tener en cuenta centenares de páginas de otros libros (Marx, Verlaine, el mismo Benjamin…). Si bien en el caso de “Calle de sentido único e Infancia berlinesa hacia mil novecientos” no exigen tanto al lector y pueden ser leídos al margen de exégesis desaforadas, sí que conocer algunos datos sobre el método filosófico de Benjamin puede ayudar a guiarse en la lectura.

La alegoría es un concepto clave en Benjamin. La razón por la que este hecho no está tan difundido es que se trata de un concepto sumamente complejo y no ha causado tanta predilección entre los estudiosos y los escritores como sí lo ha hecho el mucho más manejable y evocador ángel de la historia (qué le vamos a hacer…). La alegoría, en rigor, es una cadena de metáforas y en ellas un referente abstracto se mezcla con uno físico, creando efectos que perturban la realidad, mostrando caras de esta inéditas hasta ese momento.

Curtius, el romanista, explica que el ejemplo con el que los estudiantes de retórica antiguos y medievales aprendían lo que era una metáfora es “pratusridet” (el prado ríe). Sin embargo, hasta Santo Tomás las diferencias entre alegoría y símbolo no estaban del todo claras. Un símbolo podría describirse como un objeto que nunca agota su significado. Por ejemplo, una calavera, que evoca la muerte, la brevedad de la vida… Visto así, símbolo y alegoría no tienen mucho que ver, pero es un hecho que durante mucho tiempo ambos conceptos significan lo mismo y así es como Benjamin ve el problema. Por eso, la alegoría, en sus textos, es un emblema evocador que nos remite a otro plano de realidad. Las imágenes infantiles y urbanas son alegorías de la modernidad y el mundo infantil ya perdido y que siguen el método de montaje.

Por un lado, el capitalismo de las mercancías y las fantasmagorías. Por otro, la melancolía de la infancia, que ya nunca volverá. Imágenes sin conexión, colocadas la una detrás de las otras como las tomas de una película, que tratan temas distintos, pero en las que cualquier lector notará alusiones a un fondo común que nunca llega a ser revelado. En esto consiste la alegoría: todo el tiempo se nos muestra algo que alude a eso otro… Vemos la calavera y los lectores pensamos en la muerte y la brevedad de la vida. Así es como asoman los temas en Walter Benjamin. En esto consiste el método del montaje. Y así es como una técnica literaria, un recurso retórico tan antiguo como la propia literatura, se revela en método filosófico.

Benjamin no construye siempre sus libros de acuerdo con este método. El texto del drama barroco alemán es ejemplo de ello e, incluso conociendo este dato, muchos de los gestos filosóficos de Benjamin resultan incomprensibles. ¿Por qué quiso titular su “Diario de Moscú”, en el que solo se habla de Moscú, “Diario de España”? ¿Cuáles son las conexiones ocultas? ¿Cómo saber su opinión sobre la novela si se confronta su apasionada labor traductora de Proust con su texto sobre “El narrador”, en que desprecia la novela como forma artística? ¿Cómo entender su brutal crítica del París de Haussmann con su amor por esta misma ciudad que hasta lo llevó a renunciar a viajar a Jerusalén y así salvar su vida? Son tantas las preguntas… El lector interesado en estas cuestiones, sobre todo en la de la alegoría, encontrará respuestas en el libro “Dialéctica de la mirada: Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes”, de la estudiosa SusanBuck-Morss, libro fundamental para acercarse a la figura del filósofo y escritor alemán.

La sensación, sin embargo, es que cualquier acercamiento a su obra acaba por ser tan fragmentario como la misma obra. Igualmente, la experiencia de intentarlo constituye una aventura apasionante. Algunos espíritus ven el mundo también en clave alegórica, en el sentido de que todo lo que podemos ver y tocar tiene un significado oculto que nunca se muestra y el mundo nos revela… El mundo es un texto, una pintura, una calavera… Un misterio…

Blanco, Negro y Magenta

Este es el nombre de una Asociación de mujeres artistas que trabaja desde las artes visuales sobre el concepto de género. Y es también el nombre de una revista, especializada en arte y feminismo, cuyo objetivo es dar visibilidad a las mujeres artistas, denunciar las injusticias que se producen contra las mujeres y luchar contra la violencia machista. De periodicidad cuatrimestral, el último número publicado lleva por título “Revisando la Historia del Arte”, tema central con el que quieren poner en valor el trabajo de artistas actuales empeñadas en rescatar y mostrar al gran público las obras de escultoras, dibujantes, grabadoras, etc., que han sido olvidadas, ignoradas o ninguneadas a lo largo de la historia.

La revista “es nuestro particular homenaje a aquellas artistas estadounidenses que iniciaron el camino del arte feminista con su proyecto The Womanhouse. Sentimos verdadera admiración por Judy Chicago y Miriam Schapiro, que en 1972 comenzaron un proyecto para ayudar a las estudiantes a superar algunos problemas de ser mujer. Para ello tomaron una vieja mansión abandonada en una calle residencial de Hollywood y durante un duro invierno comenzaron a repararla y convertirla en el espacio expositivo referencial en la lucha por la igualdad en el mundo del arte”, nos dicen Concha Mayordomo y Dora Román, responsables de la revista.

“Sus espacios están tratados como si mostraran la estructura de un edificio constituido por varias salas y una antesala, lo que supone un velado homenaje a aquellas pioneras del arte feminista que crearon The Womanhouse”. Y así, en efecto, la revista tiene recibidor, diferentes salas numeradas, un taller, una sala de lectura y otros espacios.

Cada uno de sus números está dedicado a un colectivo o a un concepto, por lo que adquieren cierto carácter de especialización. Sirva de ejemplo el hecho de que se han dedicado ciertos números a las performeras, las fotógrafas, las collagistas o las modelos de artista.

La idea de crear esta revista, nos dicen Concha y Dora, surgió para dar difusión a la asociación, y también porque tenían (y tienen) la pretensión de llegar a un público más amplio. Sin olvidar otros intereses: “quisimos desde nuestras páginas poder revisar la actualidad y la historia, denunciar las injusticias que afectan especialmente a las mujeres… en fin, continuar gráficamente con esos compromisos por los que un día, un grupo de artistas, decidimos formar una asociación”. 

Aunque por motivo de la pandemia han tenido que frenar las actividades en museos, con anterioridad han hecho recorridos por los espacios de la Colección del Museo Reina Sofía sobre el feminismo en las vanguardias históricas. También una visita guiada de la exposición “Musas Insumisas. Delphine Seyrig y los colectivos de vídeo feminista en Francia en los 70 y 80” y  otra visita, esta vez guiada por Dora García con motivo de su exposición “Segunda vez”.

“En realidad todas y cada una de nuestras actividades, es decir exposiciones, visitas, tertulias y publicaciones que realizamos tienen un carácter bien reivindicativo o bien de protesta. Denunciar la desigualdad es algo que llevamos implícito como artistas feministas”, afirman.

Lo sospechábamos. Al menos desde la época aquella de tanto ex abrupto, codo con codo con lo más granado del entonces existente Partido Popular del País Vasco, en contra del Lehendakari Ibarretxe y de su malograda propuesta soberanista. Éramos muchos los que sospechábamos desde hacía tiempo que el filósofo vasco era, en realidad, de derechas. Muy de derechas. Aunque le está pasando al profesor un poco como al cómico ese que cambia de partido con más frecuencia de lo que exigirían la coherencia y el recato. Cada día era más difícil saber dónde estaba Savater, pero ahora ya lo sabemos: está en el PP. Él mismo lo dice con inusitado entusiasmo.

No es que tenga nada de malo estar con el PP, aunque en España, la verdad, un poco de malo sí tiene alinearse con una derecha como la española que no ha sido capaz de condenar con firmeza los crímenes del franquismo o de rendir el debido tributo a sus centenares de miles de víctimas y a sus deudos. Nuestra todavía mediocre democracia les debe mucho a todos aquellos luchadores antifascistas de las más diversas persuasiones ideológicas. Está un poco feo y no es, que se diga, muy patriota no reconocerlo.

Es cierto que si miramos en la otra dirección, hacia el “centro izquierda”, tampoco lo que asoma por el horizonte tiene mejor pinta. Tiene gracia escuchar a los de la generación que ha monopolizado el poder político y la influencia durante los últimos cuarenta años: ahora quieren pagarles el primer mes de alquiler a los menores de treinta. Aunque es posible que en este momento estén pensando en sus propios hijitos, la verdad es que hace más de cuarenta años que conocían los problemas de la juventud para acceder a la vivienda, y nunca se les había ocurrido mover un dedo y hacer algo para remediarlos. Al contrario, en su partido las hubo incluso partidarias de “agilizar los desahucios”.

Unos y otros tienen mucho en común. En seguida han adoptado ese gesto tan característico de una oligarquía que lleva decenios creyendo que el país es suyo y que quienes no comulgamos con sus planteamientos no tenemos derecho a existir o se nos puede insultar impunemente. Los del “centro izquierda” nos llaman cabezones; los del  “centro-derecha” nos dicen cosas mucho peores. Y ahora el filósofo vasco de derechas llama “cráneos privilegiados” a los que hemos firmado un manifiesto que, entre otras cosas, dice que el último cuarto de siglo de hegemonía electoral del Partido Popular en Madrid ha sido una “época infernal”.

Pero fue, en efecto, una época infernal: regalos fiscales a los ricos, dumping fiscal frente a otros territorios, privatizaciones fraudulentas, recortes y corrupción. Y cuando han llegado los que no se llevaban su quiñón del botín de los fondos públicos en forma de propiedades inmobiliarias, o los que no dejan que las tramas universitarias corruptas les expidan títulos académicos sin haber estudiado, o simplemente cuando han llegado los que no roban en los supermercados, entonces ha llegado Ayuso. Es la expresión perfecta de esa especie de ley de hierro de la sociología de la corrupción: como los negocios exigen cierto pragmatismo y no principios, los corruptos no suelen ser muy fanáticos; de manera recíproca, los muy fanáticos tampoco suelen dejarse corromper. Es lo que tienen las convicciones.

Ayuso marca un cambio de época. Es verdad que presenta un fuerte parecido de familia con el resto de los liberales españoles: les parecen mal las subvenciones y el crédito público barato excepto si son para las personas y empresas de su entorno. Pero al menos está claro que esta luminaria del liberalismo español no trafica con apartamentos en la costa del sol, ni guarda un millón de euros en el altillo de la casa de sus suegros, ni obtiene títulos universitarios por la cara. Tampoco, por lo que parece, roba en los supermercados. Ha traído aviones con material sanitario, y está apoyando a los hosteleros de Madrid, o eso dicen ellos.

Convendrá no olvidar que Ayuso también ha dejado extraviar remesas de material sanitario, o fondos públicos contra la pandemia que no se sabe bien dónde han ido a parar, ha sobre-financiado la construcción de un centro de reclusión de infectados que parece una granja de pollos, y que no habría hecho falta hacer funcionar si se hubieran dotado las plantas vacías, las camas sin ocupar y los contratos del personal sanitario necesario dentro de la red asistencial ya existente. Ha abandonado a su suerte a los mayores que no disponían de un seguro médico privado, y los ha dejado morir sin cuidados dignos en residencias no medicalizadas convertidas en auténticos morideros. Ha dejado marchar a sus consejeros de salud más coherentes y ha nombrado en su lugar a consejeros y vice-consejeros de salud tan necios que ni siquiera han entendido que no son las relaciones sociales voluntarias (familiares) sino las forzosas (transporte hacinado, prestaciones laborales presenciales, etc.) las responsables de los contagios.  Esos políticos mediocres y técnicos ineptos han tenido la desfachatez de contar al pueblo de Madrid la fábula idiota de que el virus se origina espontáneamente en nuestros cuartitos de estar, y que por eso es mucho mejor —¡dónde va a parar!— ir a ver a la abuela en una cafetería. Y lo peor: se ha servido de la tragedia sanitaria que vivimos para enfrentar a los ciudadanos de Madrid con el gobierno de la nación y está dispuesta a gobernar con esa escisión del Partido Popular que es actualmente el mejor remedo del viejo fascismo made in Spain.

Por todas estas cosas, francamente —y de cráneo a cráneo— querría volver a decirle al profesor vasco —no a Gabilondo, sino al otro— que el dilema no es comunismo o libertad, sino democracia o fascismo. Eso es justo lo que hay que recordar, porque algunos estamos hartos de tanta brocha gorda: ni a todos los comunistas les falta compromiso con la democracia, ni todos los campeones de las libertades privadas están libres de connivencia con el fascismo. Lo que socava la fuerza de nuestras democracias son los discursos de odio contra las mujeres, contra el colectivo LGTBI, contra las minorías racializadas o contra los pobres. Si eso no es el fascismo, la verdad es que se le parece mucho. Y esa, la del fascismo, sí que era una mala idea.

Llegados a este punto cabría preguntarnos qué podemos hacer con las convicciones. Si no las tenemos, podemos sentirnos huérfanos de principios y buscarlas. Es posible que algunos (generalmente los que menos presumen de ello) incluso las tengan, pero lo que no podemos hacer con ellas es emplearlas para arrojárselas a nadie a la cara. Si principio es lo que va primero, nuestros principios han de ser la premisa de la acción. De ningún modo pueden ser su objetivo. Estaríamos frente a una cruzada moral y las cruzadas morales sólo conducen hacia esas sociedades fanáticas y rotas en las que todos acaban haciendo lo contrario de lo que dicen y diciendo lo contrario de lo que piensan. Si queremos vivir con principios necesitamos lazos de solidaridad. Es difícil imaginar el entusiasmo sin la fraternidad. Por eso es poco creíble el entusiasmo de un liberalismo que en lugar de la solidaridad prescribe la competencia a degüello entre los seres humanos.

Me parece que fue el poeta William Butler Yeats quien escribió aquello de que mientras los mejores pierden toda convicción, los peores se hinchan de ardor apasionado. Nada más peligroso que un cretino convencido de tener razón. Por ello deberíamos andar con cuidado de tanto lobo solitario del entusiasmo: el método del entusiasmo, que es la esperanza, no puede estar suspendido de la nada, sino que ha de encontrarse radicado en una acción mancomunada. De lo contrario, lo más probable es que lo que tenemos enfrente seguramente no sea un entusiasta sino un exaltado idiota.

#estassonnuestrasarmas  #estassonnuestrasbalas (3)

Hace más de un año, al inicio del confinamiento, un grupo de artistas plásticos y visuales lanzó un Manifiesto en defensa de lo Público como iniciativa que expresaba su apoyo a la Sanidad Pública y en defensa de los servicios públicos.

Durante este tiempo, uniéndose a Salva lo Público, un buen número de artistas han enviado obras creadas expresamente por ellos para ser difundidas como muestra de su compromiso con la iniciativa del Manifiesto.

Con ocasión de la presente campaña electoral madrileña la invitación de un artista a la creación de mensajes que apoyaran la defensa de los servicios públicos y de los valores democráticos como derecho irrenunciable ha sido acogida por SalvaLoPúblico difundiendo a través de nuestra web y redes sociales las colaboraciones enviadas por los artistas.

Espacio Público ofreció sus páginas para difundir las creaciones artísticas y solidarias, contribuyendo a difundir y extender durante varias semanas esta iniciativa. Como hemos hecho en días anteriores, hoy volvemos a acogerles publicando la tercera y última entrega de esta serie, llamando a la participación ciudadana el 4 de mayo para llenar las urnas de votos  que defiendan la democracia, los servicios públicos y el bienestar social. Porque en lugar del odio, el fascismo y la violencia, nuestras armas son la democracia, las urnas, la convivencia y la solidaridad.

Colaboración de Eneko para Salva lo Público
Emilio Gallego

“Pasado de rompe y rasga”. Anónimo
Gaspar García
 Antonio Merinero
Antonio Merinero
Enric Bardera
Mariana Laín
J. L. Santalla
Mariana Laín
Gaspar García
Monica Alberola. “Stop fascismo”
Gaspar García

Notas:

*La foto de portada es de Gaspar García.

#estassonnuestrasarmas  #estassonnuestrasbalas (2)

Hace más de un año, al inicio del confinamiento, un grupo de artistas plásticos y visuales lanzó un Manifiesto en defensa de lo Público como iniciativa que expresaba su apoyo a la Sanidad Pública y en defensa de los servicios públicos.

Durante este tiempo, uniéndose a Salva lo Público, un buen número de artistas han enviado obras creadas expresamente por ellos para ser difundidas como muestra de su compromiso con la iniciativa del Manifiesto.

Con ocasión de la presente campaña electoral madrileña la invitación de un artista a la creación de mensajes que apoyaran la defensa de los servicios públicos y de los valores democráticos como derecho irrenunciable ha sido acogida por SalvaLoPúblico difundiendo a través de nuestra web y redes sociales las colaboraciones enviadas por los artistas.

Espacio Público ofreció sus páginas para difundir las creaciones artísticas y solidarias, contribuyendo a difundir y extender durante varias semanas esta iniciativa. Hoy volvemos a acogerles, publicando la segunda entrega de esta serie, para contribuir a un mayor conocimiento de estas obras, que defienden la democracia, los servicios públicos y el bienestar social. Porque en lugar del odio, el fascismo y la violencia, nuestras armas son la democracia, las urnas, la convivencia y la solidaridad.

Enric Bardera. “A las Armas”
Mariana Laín. “La sanidad pública está en tus manos”
Gaspar García. “4M-Tú decides”
Raúl Arias. “Estas son nuestras balas”
Ira Tierra. “Madrid vota cultura”
Ira Tierra. “Vota vivienda pública”
Ira Tierra. “Por un Madrid más verde, por favor”
Ira Tierra. “Vota transporte Público”
Mariana Laín. “Vota por la educación pública”

Notas:

*Foto de portada de Ira Tierra.

CAPÍTULO II

Una violación en Ibiza, una cacería en África, venta masiva de armas a Arabia Saudí y el descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi. La herencia que recibe Felipe VI del emérito con los ‘hermanos’ árabes.

Soraya H. tenía 20 años cuando viajó a Ibiza para disfrutar de unas vacaciones. Esta joven modelo hispanoalemana no se imaginaba que aquello iba a cambiar su vida para siempre. La noche del 12 de agosto de 2008, Soraya salió con unas chicas árabes que había conocido el día anterior, fueron a una discoteca de Ibiza y allí empezó a sentirse mal, habían diluido una droga en su bebida. Sus acompañantes la llevaron al lujoso yate Turama que habían alquilado miembros de la familia real saudí. Fue a la embarcación contra su voluntad [mejor dicho, sin su voluntad a causa de la droga que le habían hecho ingerir], tras haber pedido a sus nuevas amigas que la acompañaran al hotel, pero éstas se dirigieron al muelle del puerto. Según recuerda en una entrevista a Público concedida en 2019, allí se encontró una orgía en toda regla y terminó siendo la elegida por el jeque para ser violada.

Casi inconsciente, se vio atrapada en un abuso sexual que denunció. “Recuerdo que estaba como en un sueño, como si alguien estuviera encima y me besara. A la vez sentí un fuerte dolor en mis partes íntimas y en ese momento me desperté, tendida en una cama, en una habitación oscura”, relata esta mujer que hoy tiene 33 años, y quien sigue buscando justicia.

Siempre según el testimonio de Soraya, el jeque que la violó fue el príncipe Al-Waleed. Sí, el mismo que recibió a Corinna en Riad en 2007 cuando viajó en representación del emérito y que aparece en la foto de la discordia con el embajador Manuel Alabart. Soraya denunció al príncipe, al reconocerle en fotografías, y éste se defendió alegando que aquella noche de agosto de 2008 se encontraba en Francia. Pero el testimonio de la joven, quien también presentó una denuncia en Alemania, y el tesón de su madre, pusieron contra las cuerdas al jeque. Y éste le pidió a Juan Carlos de Borbón intermediación ante la justicia balear. Al parecer, el emérito le respondió que aguardara con paciencia y que se impondría la verdad, no le confirmó por escrito que gozaría de su ayuda. Recordemos que en esas fechas se negociaba el contrato del AVE a la Meca.

En definitiva, en marzo de 2012, la Audiencia de Palma archivó la acusación contra Al-Waleed al entender, según el Diario de Mallorca, que la mujer violada había dado distintas versiones de los hechos y en dichos testimonios se habían detectado “contradicciones, omisiones e irregularidades”.

Ante tan buena noticia para el príncipe, el emérito envió una carta a su amigo saudí en la que le expresó su “alegría” y su “felicitación” por la decisión de la justicia balear de archivar el caso, según publicó El País un año después de la abdicación de Juan Carlos.

El año que se archivó la causa fue precisamente cuando trascendió que Juan Carlos había viajado a Botsuana para cazar elefantes en compañía de su amante Corinna. Este nuevo escándalo se conoció porque el entonces rey sufrió una caída y tuvo que ser trasladado de forma urgente a Madrid con una cadera rota. Ese capricho, pues Juan Carlos era un asiduo a las cacerías de animales salvajes, había sido pagado por Mohamed Eyad Kayali, fallecido en 2019 y quien fue durante cuatro décadas el hombre de confianza de los saudíes en España. Como administrador único de Casa Al Riyadh S.L., gestionó el patrimonio de la Casa de Saud en nuestro país; y entre los dueños del conglomerado inmobiliario está el heredero y ministro de Defensa, Mohammed bin Salman.

Por su parte, Al-Waleed, uno de los 20 hombres más ricos del mundo y presidente de Kingdom Holding Company, un gigante con inversiones en multinacionales como Apple, Motorola, Citi o Twitter, es también dueño del 30% de Mixta África, empresa de construcción que opera en Senegal, Argelia y Mauritania. Y se da la circunstancia de que la infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín, condenado por corrupción, tuvieron una pequeña participación en esa firma a través de la polémica Aizoon S.L. Los duques de Palma usaron esta sociedad para desviar parte de las subvenciones que recibieron del Gobierno balear.

Cuando era rey, el emérito pidió perdón por la cacería, pero no lo hizo por las demás fechorías. Escándalo tras escándalo, acabó abdicando en favor de su hijo Felipe el 19 de junio de 2014, pero en esa fecha aún no se conocían públicamente los chanchullos del AVE y otras corruptelas definitivas para arruinar la reputación del ‘campechano’. Fue el 4 de agosto de 2020, en plena pandemia de la covid-19, cuando el emérito comunica que abandona España para evitar que sus líos en paraísos fiscales perjudiquen aún más la maltrecha monarquía. Tras días en paradero desconocido, se supo que había sido acogido por sus amigos jeques, pero en este caso no fueron sus ‘hermanos’ saudíes, sino los de Emiratos Árabes Unidos. Juan Carlos siempre se sintió cómodo en los laberintos musulmanes.

El inmoral negocio de las armas

El reinado de Felipe VI comenzó con la sensación de que ya se podía informar, con libertad, sobre la Casa Real, pero esto es una quimera, pues todo cuanto rodea a la monarquía sigue siendo secreto de Estado, bajo el amparo de la Ley de Secretos Oficiales de la dictadura franquista. Y poco se habla de uno de los más lucrativos negocios para España: el armamento. España ha hecho negocios millonarios con la venta de armas a países en guerra o con dictaduras desde el Gobierno de Felipe González, quien en un Consejo de Ministros de 1987 determinó el secretismo oficial en torno a la exportación de este material. Todos los gobiernos sucesivos se han escondido detrás del citado acuerdo para justificar su silencio frente a un negocio lucrativo pero moralmente inaceptable.

La venta y envío de armas desde España a Arabia Saudí ha sido constante y creciente desde que Felipe VI fue proclamado rey. La nación árabe se sirve de este suministro para sus viles guerras en Oriente Medio, como la de Yemen, o para financiar a grupos radicales islámicos y combatir a su principal enemigo: Irán. Es escasa la información que los españoles reciben sobre estos asuntos y ha sido Público uno de los pocos medios que ha hecho, y sigue haciendo, seguimiento de un problema que ha llegado a las instituciones europeas, a partir de las denuncias de Greenpeace y Amnistía Internacional, entre otras organizaciones.

La ruta española de la naviera saudí Bahri se abrió en 2016, catorce meses después de que la coalición militar liderada por Arabia Saudí iniciara los ataques contra los rebeldes hutíes. Para entender este conflicto es importante saber que los hutíes son un movimiento de resistencia que nace contra el Gobierno de Yemen, bajo la influencia de Arabia Saudí. Para iniciar su lucha contra una tiranía integrista, los rebeldes se han valido del apoyo de Irán; y ese es el motivo por el que los saudíes entraron de lleno en una guerra que apoyan EEUU y Emiratos, entre otros estados. Hasta la fecha, según distintas organizaciones humanitarias, han muerto más de 12.000 civiles y al menos cuatro millones de yemeníes han abandonado sus hogares.

Felipe VI y el rey Salmán de Arabia Saudí hablaron el 28 de marzo de 2015, el mismo día que comenzaron los bombardeos sobre las posiciones hutíes en Yemen, y el monarca español expresó su apoyo a la operación Tormenta Decisiva, como se conoce la intervención militar extranjera en Yemen, según notificó la casa real saudí. Desde entonces, más de 30 barcos de la muerte saudíes han arribado a puertos españoles para cargar armas made in Spain. “El custodio de las Dos Mezquitas Sagradas (como también se conoce al reino saudí), agradeció a Felipe VI por sus nobles sentimientos y posturas”, decía el comunicado oficial.

Desde entonces, los acuerdos comerciales referidos a armamento con Arabia Saudí alcanzan los 1.650 millones de euros, siendo España el tercer proveedor europeo de armas, según ha podido saber Público, que no cesa en preguntar al Gobierno por ese trasiego de buques, al igual que diputados de EH Bildu o Unidas Podemos, pero sin respuesta por tratarse de un “secreto de Estado”. Esta relación comercial implica una vulneración del Tratado de Comercio de Armas, tal y como denuncian las ONG, y más teniendo en cuenta que la naviera Bahri, burlando las restricciones al comercio en materia de Defensa, aumentó más de un 300% su beneficio neto hasta los 324 millones de euros solo entre enero y septiembre de 2020, según las pesquisas del periodista Danilo Albin.

No todas las armas que España vende a Arabia Saudí van directamente a la guerra de Yemen, también se dirigen a movimientos radicales islámicos que operan en otros países de Oriente Medio, como Siria o Irak, siempre con la intención de ganarle la partida a la república islámica de los ayatolas.

El rey Felipe VI y el heredero Bin Salmán

Desde que Felipe VI accedió al trono de España y el heredero saudí, Mohammed Bin Salmán, pasó a asumir un gran poder en la sombra, las relaciones entre los dos países se mantienen, aunque con otro perfil, pues es posible que el nuevo Borbón no les considere ‘hermanos’ a los reyes y príncipes saudíes. Pero lo que sí es una realidad es que los negocios y las relaciones se mantienen al máximo nivel. En esto no ha cambiado nada.

La primera reunión entre ambos fue en enero de 2015, cuando Felipe VI viajó a la nación arábiga para mostrar sus condolencias por la muerte del rey Abdalá. En enero de 2017, Felipe VI volvió a Riad; en esta ocasión para asistir a un encuentro empresarial donde se habló públicamente de negocios, del deseo de fortalecer la excelente relación entre ambos países, pero no tocaron asuntos espinosos como derechos humanos y democracia. “España es el tercer importador de productos saudíes de la UE, por delante de otras economías mayores”, dijo en su discurso el rey de España. “Un viaje que siempre guardaré en mi memoria”, matizó.

Y el 12 abril de 2018, Felipe VI recibió en Madrid a Bin Salmán, quien realizaba su primera visita a España para firmar un acuerdo en materia de Defensa, uno más para permitir que el puerto de Sagunto reciba cada cierto tiempo un barco de la muerte.

Sólo un paréntesis: en medio del culebrón del armamento se produjo lo que entre bambalinas se calificó como una torpeza de la ministra de Defensa, Margarita Robles, ya con Pedro Sánchez en el Gobierno, cuando meses después de la visita del príncipe a Madrid, ésta anunció que dejaba sin efecto un acuerdo para la venta de armas de España a Arabia Saudí por 9,2 millones de euros. Al parecer, los saudíes pidieron la cabeza de la ministra y tuvieron que intervenir en la disputa tanto el emérito como Felipe VI.

La visita de Bin Salmán a España siguió a otra muy relevante. El controvertido príncipe acababa de realizar una gran gira por Estados Unidos, donde se había reunido con magnates de empresas tecnológicas, actores y productores de Hollywood, políticos y representantes de organismos internacionales. Lo hizo para presentar su plan Visión 2030, el mismo que el embajador Manuel Alabart divulgaba en España con bombo y platillo. [aquí puede consultar los antecedentes, en el Capítulo I]. Un plan, aún vigente, que prevé la creación del mayor fondo de inversión soberano del mundo, cifrado en dos billones de dólares; un plan —como ya hemos contado— que busca limpiar la cara del retrógrado régimen saudí.

Para eso cambió su clásica túnica árabe por costosos trajes italianos, buscó proyectar una imagen de modernidad que le permitió copar la codiciada portada de la revista Times, con una entrevista en la que el periodista Karl Vick recordaba que, mientras se producía esa conversación y la sesión de fotos, en Yemen seguían cayendo bombas, y la disidencia y la oposición saudíes sufrían una gran represión, además de seguimiento fuera del país. Este periodista fue de los pocos que cuestionaron al heredero saudí durante su gira estadounidense.

Meses después de esa campaña de maquillaje, el 2 de octubre de 2018, ocurrió uno de los hechos más dramáticos y mediáticos relacionados con la represión que sugería Vick en Times: el asesinato y descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul, cuando fue a recoger un documento necesario para contraer matrimonio. Khashoggi había tenido una relación estrecha con la Casa de Saud: fue su jefe de prensa y después dirigió una televisión pública que se le entregó a dedo por sus buenas relaciones con el poder; pero esos lazos se quebraron. Khashoggi sabía demasiado.

En un artículo publicado en esglobal.org, con motivo del asesinato de Khashoggi, el periodista Javier Martín pone de manifiesto la tiranía del régimen wahabí y en concreto de la estirpe de los Salmán, una rama de la Casa de Saud. El actual rey, Salman ibn Abdulaziz, uno de los mejores amigos del emérito Juan Carlos, y su hijo el heredero, Mohamed bin Salmán, imbuidos por las ideas más conservadoras y grandes protagonistas de intrigas familiares, han endurecido desde 2015 la represión dentro y fuera de Arabia Saudí. Según Amnistía Internacional, desde la llegada al poder de los Salmán, cerca de un centenar de religiosos moderados, periodistas, activistas y otros disidentes han sido encarcelados. Muchos más reciben amenazas y medidas económicas punitivas.

El bloguero Omar al Zahrani, uno de los opositores más conocidos y protagonista del documental El Disidente, en el que se relata cómo se fraguó el asesinato de Khashoggi, vio desde su exilio en Canadá cómo encarcelaron a sus hermanos y 23 amigos suyos por denunciar abusos y contrarrestar una campaña de acoso y derribo del régimen a través de las redes sociales. Ese plan, que consistía en crear tendencia en redes, había sido financiado por Khashoggi mientras preparaba su matrimonio con la investigadora turca Hatice Cengiz, quien sigue pidiendo justicia, más aún después de que el presidente de EEUU, Joe Biden, hiciera público un informe de inteligencia en el que se revela que el heredero Bin Salmán habría aprobado el asesinato de Khashoggi.

El régimen saudí, con el príncipe maquiavélico a la cabeza del plan, espió con el programa Pegasus a Khashoggi, a Omar al Zahrani y a muchos otros disidentes en distintos lugares del mundo, incluso al propio Jeff Bezzos, propietario de Amazon y de The Washington Post, medio en el que escribía artículos de opinión el periodista descuartizado. Además creó un ciberejército de troles, llamados moscas, para desacreditar a usuarios de redes sociales dentro y fuera de Arabia Saudí, poniéndoles en la diana y convirtiéndolos en objetivos. Al Zahrani quiso contrarrestar esa guerra irrestricta con la arquitectura de una red digital de abejas para luchar contra las moscas. Este fue el plan que financió Khashoggi antes de su asesinato y fue lo que convirtió al joven bloguero en el enémigo número uno del régimen de Riad.

Los wahabíes no se conformaron con hacer seguimiento y amenazas a Khashoggi, con detenerle y torturarle, práctica habitual del esquizofrénico régimen, sino que le descuartizaron con una motosierra para poder sacar su cuerpo del consulado a trozos y en bolsas. Todo apunta, y más tras el reconocimiento del Gobierno de EEUU, que el heredero dio la orden; lo que sí es una certeza es que algunos de sus hombres de mayor confianza participaron en la matanza.

El rey de la jet set marbellí, Adnan Khashoggi, tenía en común con el periodista asesinado en 2018 el apellido, el parentesco y también que los dos trabajaron para la Casa de Saud: uno encontró la muerte siendo multimillonario, en un buen hospital de Londres y con edad avanzada; y el otro, con solvencia económica suficiente para financiar a la disidencia saudí en el exterior, fue vilmente asesinado.

Esta muerte formó parte de una caza de brujas más amplia por parte de los Salman para asentar su poder, según explica Javier Martín, pues varios príncipes, entre ellos uno de los aspirantes al trono y el mismo Al-Waleed (el acusado de la violación de Ibiza) fueron detenidos y encerrados durante tres meses en un hotel de lujo de Riad acusados de corrupción, precisamente “en un reino donde el expolio de las arcas públicas es tradición familiar”, según el arabista. Todos fueron liberados cuando admitieron sus culpas y entregaron parte de sus fortunas.

El maquiavélico Bin Salmán, hijo del desalmado rey Salmán, es el mismo que en 2018, meses antes del descuartizamiento de Khashoggi, se alojó en el Palacio del Pardo, fue recibido por Felipe VI en la Zarzuela y cerró un nuevo acuerdo de venta de material de defensa con el Gobierno de España. Como en los mejores tiempos del frenesí marbellí, las revistas y distintos medios de comunicación informaron de las excentricidades del príncipe, convirtiendo todo en anécdotas: un séquito de 400 acompañantes, los restaurantes que hicieron las delicias del paladar del ilustre huésped, estreno de vajillas y menajes, camiones repletos de viandas, los mejores cocineros disponibles día y noche. Eso sí, al palacio del Pardo no entró una gota de alcohol.

Hoy da la impresión de que los medios tienen barra libre para hablar y atacar a la monarquía, pero no es así. A las pruebas me remito. Es cierto que hay más información, muchas veces procedente de fuera de España, pero lo relativo a la realeza sigue siendo “asunto de Estado” y por eso todavía hay secretos insondables. En una reciente presentación del libro La armadura del rey (Roca, 2021), los periodistas Ana Pardo de Vera, Eider Hurtado y Albert Calatrava advirtieron de que la maquinaria para proteger al emérito durante cuarenta años se está reactivando con Felipe VI. La paradoja es que hablar en los medios sobre el emérito es hoy común, porque atacar al patriarca es dejar entrever que sus tropelías son cosas del pasado y que la monarquía de ahora es decente; es animar a pensar que esa forma de reinar no es propia del hijo Felipe y de su esposa, la reina periodista.

(fin)

Notas:

[1] Foto destacada: Los reyes junto al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman, durante un encuentro mantenido en Madrid en abril de 2018. EFE.

Hace más de un año, al inicio del confinamiento, un grupo de artistas plásticos y visuales lanzó un Manifiesto en defensa de lo Público como iniciativa que expresaba su apoyo a la Sanidad Pública y en defensa de los servicios públicos.

Durante este tiempo, uniéndose a Salva lo Público, un buen número de artistas han enviado obras creadas expresamente por ellos para ser difundidas como muestra de su compromiso con la iniciativa del Manifiesto.

Con ocasión de la presente campaña electoral madrileña la invitación de un artista a la creación de mensajes que apoyaran la defensa de los servicios públicos y de los valores democráticos como derecho irrenunciable ha sido acogida por SalvaLoPúblico difundiendo a través de nuestra web y redes sociales las colaboraciones enviadas por los artistas.

Espacio Público ofreció sus páginas para difundir las creaciones artísticas y solidarias, contribuyendo a difundir y extender durante  varias semanas esta iniciativa. Hoy volvemos a acogerles para contribuir a un mayor conocimiento de estas obras, que defienden la democracia y del bienestar social. Porque en lugar del odio, el fascismo y la violencia, nuestras armas son la democracia, las urnas, la convivencia y la solidaridad.

Gaspar García
J. L. Santalla
Seanmackaoui
Alberto Pina. “Madrid, no te rindas”
Marián Alzola. “Democracia o fascismo”
Mariana Laín
Mónica Alberola. “Estas son nuestras armas”

CAPÍTULO I

Opacidad, censura, negocios turbios y secretos inimaginables, así se sustentan las amistades del emérito Juan Carlos con los reyes y jeques saudíes. El maquiavélico príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, es ahora el interlocutor de Felipe VI.

La historia de la Casa de Saud se remonta al siglo XVIII, cuando la península arábiga, tierra de palmerales y oasis, estaba habitada por pueblos nómadas dedicados a la ganadería y al comercio.. Eran tiempos de grandes caravanas, también de asaltos y guerras entre tribus nómadas. Fue entonces cuando el patriarca Mohammed acogió en su seno a quien iba a definir el futuro de Oriente Medio, Muhammad Ibn Abdul Wahad, el clérigo que acabaría con el rostro inocente del Islam, al idear y expandir la corriente musulmana más radical, el wahabismo. Un acuerdo matrimonial entre hija e hijo de ambos selló un plan tan ambicioso en lo político, en lo militar, en lo económico y en lo religioso, que pervive hasta hoy.

Dos siglos después, y tras largas disputas entre beduinos, Abdulaziz ibn Saud fundó en 1932 el reino de Arabia Saudí. Era un reformador si se le compara con sus antepasados, pero no se despegó de la doctrina wahabista. Este hábil estratega, educado en Kuwait y rodeado de consejeros británicos, había aprovechado la caída del Imperio Otomano y la Primera Guerra Mundial para tomar poder y afianzar territorio. No confiaba en los británicos, pero acertó al considerar que lo mejor era ser socios y amigos, según explica el arabista y periodista Javier Martín en su libro La casa de Saud (Catarata, 2013). Y de esta manera, gracias al boom petrolero de los años años setenta, el reino wahabí se convirtió en dueño y señor, levantando en el tórrido desierto el imperio del ‘petrodólar’ y pasando, de la noche a la mañana, a ser el mayor productor y exportador de oro negro en el mundo.

Estos detalles no son en vano, pues van a ayudar a entender lo que hoy es Arabia Saudí y, sobre todo, a conocer a quienes van a suceder en el trono al fundador del reino: desde el afamado rey Fahd al actual, Salmán bin Abdulaziz, sin dejar a un lado al heredero: el joven, temible y desalmado Mohamed bin Salmán. El Borbón emérito ha considerado a los dos primeros sus ‘hermanos”, mientras que Bin Salman es ahora el interlocutor de Felipe VI. Así es la herencia real.

Javier Martín recuerda que la Casa de Saud tiene unos 15.000 príncipes y princesas poseedores de grandes fortunas, una estirpe que se ha esmerado en mantener las tradiciones y sobre todo el silencio del pueblo: actualmente hay cientos de opositores y periodistas en prisiones donde la tortura y la muerte son el pan de cada día. El wahabismo ha hecho de Arabia Saudí uno de los países más ultraconservadores, más opresores con las mujeres y con los derechos humanos. Es, además, el régimen que expandió el islamismo radical por el mundo, que financió a Al Qaeda (Osama bin Laden era saudí) y que activó el odio no solo entre Oriente y Occidente, sino entre suníes y chiíes, de ahí buena parte de las disputas con Irán.

Pero el boom del petróleo, las intrigas, la Guerra Fría y el egoísmo occidental han favorecido que el régimen de Riad sea amigo y socio preferente de las grandes potencias —y no tan grandes (como España)—, a cambio de favores. Y Juan Carlos lo supo hacer hasta el punto de que es una de las pocas figuras internacionales que ha tenido el número de teléfono privado de los últimos reyes saudíes. No sólo han guardado grandes secretos entre monarcas, de Estado y privados, sino que se han ayudado hasta límites insospechados, incluso traspasando la legalidad.

La hermandad del emérito con la Casa de Saud venía de la época en la que el Borbón aún no era rey, todo comenzó durante la dictadura de Francisco Franco. De aquella época se sabe, según el relato de Rebeca Quintans en su libro Juan Carlos I: la biografía sin silencios (Akal, 2016), que durante la crisis energética de 1973 el dictador recurrió al entonces príncipe heredero (designado como tal por el propio Franco) para que solicitara a sus amigos saudíes suministro de petróleo. La respuesta no se hizo esperar y España tuvo el crudo que necesitaba bajo el pago de una comisión al Borbón. Pagos, a los que se sumaron créditos a interés cero, que se mantuvieron cuando llegó la democracia. La fortuna del rey de España debió de crecer por millones, sin contar los obsequios, como cacerías africanas, estancias en lujosos palacios y otros agasajos onerosos.

Y es que el emérito sabía engatusar a monarcas sátrapas para intercambiar favores, amistades y dádivas. Al Sha de Persia también le pidió diez millones de dólares, en este caso para financiar la UCD de Adolfo Suárez bajo el pretexto de evitar la llegada al Gobierno del socialista Felipe González y, en teoría, asegurar la democracia. Así se plasma en una carta enviada en 1979 al tirano persa y publicada por Nueva Tribuna. Pero lo que verdaderamente le preocupaba a Juan Carlos era que las primeras elecciones municipales que se iban a celebrar en la incipiente democracia española, ese mismo año, terminaran como las de 1931, que sepultaron la dictadura de Primo de Rivera que había apoyado su abuelo, el rey Alfonso XIII, y que dieron paso a la II República.

El frenesí marbellí

Pero volvamos a cómo se fraguó la hermandad entre el Borbón y los saudíes. Todo se resume en un lugar: Marbella. Y en un hombre: Adnan Khashoggi, nacido en La Meca e hijo de un médico de la Casa de Saud. Este traficante de armas y uno de los hombres más ricos del mundo se convirtió en un referente de la extravagante jet set marbellí durante los años ochenta y, por supuesto, en un amigo cercano del emérito.

Con el auge de la Costa del Sol, el rey Fadh, animado por Adnan Khashoggi, cambió en 1982 su residencia de verano y la trasladó desde Montecarlo a Marbella. Allí se levantó la famosa ‘Milla de Oro’, donde los jeques construyeron mansiones que dejan sin aliento, entre ellas, una réplica exacta en mármol de la Casa Blanca, a la que acudía cada verano el entonces rey Juan Carlos para disfrutar de días de amor y rosas junto a su ‘hermano’ Fahd. Mientras tanto, los medios de comunicación callaban los excesos y el pueblo se alimentaba con las frivolidades de las revistas del corazón, que presentaban esos hechos como un cuento de ‘las mil y una noches’. La sociedad española se adentraba en la democracia, empezaba a gozar de libertades y veía en estos personajes puro entretenimiento.

Este silencio no era casual, tenía sentido al calor del Decreto Ley del 1 de abril de 1977 sobre libertad de expresión, que contemplaba el secuestro administrativo de publicaciones y consideraba delito aquellos actos “que constituyan demérito o menoscabo de la Institución Monárquica o de las personas de la Familia Real”. Este decreto, junto a la imagen de “campechano” que se forjó el emérito y un cierre de filas de los medios de comunicación en defensa de la institución monárquica, sirvió para acallar a la prensa hasta límites insospechados. España se presentaba al mundo como una democracia recién nacida, pero prohibía hablar de lo fundamental: las fechorías, intimidades, negocios y amistades del jefe del Estado.

Un ejemplo del tipo de amigos de Juan Carlos está en los escándalos protagonizados por Khashoggi: desde su participación en el Irangate (venta ilegal de armas a Irán en su guerra contra Irak para financiar a la ‘contra’ nicaragüense) hasta su paso por una cárcel de Estados Unidos tras ayudar al dictador filipino Ferdinand Marcos y su esposa, Imelda, a esconder 100 millones de dólares cuando se marcharon a Hawai con una inmensa fortuna robada. Esa temporada en prisión le hizo perder glamour entre la beautiful people, pero no le alejó de los negocios ni de las conexiones con la alta alcurnia mundial. Murió en un hospital de Londres en 2017 a los 81 años de edad.

En busca de una fortuna sin fin

Y fueron pasando los años, las idas y venidas a Marbella, también a Mallorca, los viajes a Riad, las cacerías, el jolgorio y los gastos millonarios. Dicen que el rey Fahd sólo tuvo dos amigos verdaderos fuera de su país con línea directa: Juan Carlos de Borbón y George Bush. Fueron años en los que florecieron los negocios entre España y Arabia Saudí, siempre con comisiones e intercambio de favores. Esa relación de los saudíes con Marbella se alargó más allá de 2005, fecha en la que murió el rey Fadh y le sucedió Abdalá en el trono. Con el nuevo monarca saudí y su entonces heredero Salmán (hoy rey), el emérito cerró uno de los acuerdos más jugosos y también más polémicos: la concesión a un consorcio de empresas españolas para la construcción del tren de alta velocidad entre la Meca y Medina (450 kilómetros por 6.700 millones de euros), el mayor proyecto ferroviario de España en el exterior, según el Ministerio de Fomento.

A la inauguración, que llegó tras varios años de tensiones entre el consorcio y los saudíes, no asistió ningún alto cargo del Gobierno español, ni siquiera el propio emérito. La razón es que en esa fecha, junio de 2020, Juan Carlos ya estaba en la mira por los millones de euros que supuestamente se había embolsado, y así lo contó Público. El caso llegó a la fiscalía de Ginebra y al Tribunal Supremo de España por delitos de fraude fiscal y blanqueo, al confirmarse que el emérito recibió en 2008 una transferencia desde el Ministerio de Finanzas saudí de 100 millones de euros, de los cuales una parte entregó después a su entonces amante, Corinna Larsen. Un dinero que no declaró, ni se investigó; un dinero que involucró a su hijo, ahora Felipe VI, pues figuraba como segundo beneficiario de la fundación panameña Lucum, constituida para controlar la cuenta del banco suizo Mirabaud a la que fue a parar la millonaria comisión, tal y como reveló el periódico británico The Telegraph a unos españoles ciegos. [En la banca privada panameña, «foundation» es una figura mercantil para un tipo de empresa patrimonial].

Cuando saltó el escándalo, Felipe VI ya era Felipe VI, es decir, su padre había abdicado del trono seis años antes, en 2014, y optó por escenificar una renuncia a esa herencia y retirar la asignación oficial al emérito, una decisión aplaudida por quienes a toda costa solo desean la supervivencia de la monarquía. Pero ese acto tiene distintas lecturas teniendo en cuenta, por un lado, que renunció a esa herencia sólo cuando el escándalo se había hecho público, pese a que sabía anteriormente que era beneficiario; y, por otro, que no se puede renunciar a una herencia mientras el finado está vivo.

Entretanto, resurge un personaje clave, Corinna Larsen, la examante de Juan Carlos I, y quien se coloca en el epicentro del embrollo como receptora de parte del dinero saudí, también porque fue emisaria de Juan Carlos a la nación arábiga para hablar de negocios en su nombre y, para colmo, mantuvo controvertidas conversaciones (por supuesto grabadas) con el excomisario Villarejo, el rey de las cloacas del Estado.

Volvamos al pasado para entender los antecedentes. En 2007, Corinna viajó a Riad como “representante del rey de España”, tal y como informó en aquel momento la agencia oficial de noticias SPA en una nota publicada por el diario Al Riad, dirigido por Turki al Sudairi, primo del monarca saudí. Conocer estos parentescos ayuda a sacar la conclusión de que los medios oficiales de ese país sabían perfectamente cómo debían presentar a la amante del rey y cómo vender la noticia. No fue un error, ni calificar a Corinna como “representante del rey”, ni difundir la foto de la discordia.

La amante celebró una reunión con el príncipe Al-Waleed bin Talal bin Abdulaziz Al Saud, otro de los hombres más ricos del mundo y presidente de Kingdom Holding Company, a la que también asistió el embajador de España, Manuel Alabart. Ante el alboroto causado, Juan Carlos pidió que tanto la información como la imagen se retiraran de los medios saudíes, y el príncipe árabe le pidió a cambio que intercediera a su favor ante la justicia española por una denuncia contra él por violación, de la que hablaremos en el II capítulo de esta historia.

En aquella cita palaciega, siempre según el comunicado oficial, Corinna transmitió a su anfitrión saludos del rey de España, hablaron sobre las relaciones y la amistad entre los dos reinos, discutieron —como si de una embajadora de carrera se tratase— sobre la situación en Oriente Medio y del papel de Arabia Saudí en la región; y lo más importante: avanzaron en la implementación del Fondo de Infraestructura saudí-español, patrocinado por el emérito y Corinna para maquillar negocios. Un año antes, Corinna había acompañado a Juan Carlos a una visita oficial a Riad, donde había sido presentada como “asesora de asuntos estratégicos”.

El tercero que aparece en la foto es el embajador Manuel Alabart, quien tras una larga carrera diplomática y haber representado a España en países como Guinea Ecuatorial, Argentina o México, además de Arabia Saudí, terminó como vicepresidente de Técnicas Reunidas Internacional, una de las catorce empresas que formaron el famoso y desastroso Fondo de Infraestructura saudí-español, liquidado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2009.

“Ha habido consenso para que hagamos las cosas con firmeza pero con elegancia para que quede bien Su Majestad” o “Los gestores solo se dedican a cobrar, pero ni hay proyectos ni hay transparencia”. Estas son algunas de las frases que puso por escrito en un correo electrónico el director de Negocio de CajaMadrid, Matias Amat Roca, al informar a su jefe, el presidente de la entidad en esa época, Miguel Blesa, sobre la disolución del fondo.

Pese a todo, incluso al hecho de que Técnicas Reunidas perdió millones por los chanchullos del fondo saudí-español, Alabart ha seguido defendiendo los intereses de la Casa de Saud; un ejemplo es cómo se ha erigido en el defensor y presentador en España del plan conocido como Visión 2030, ideado por el príncipe heredero, ministro de Defensa e interlocutor de Felipe VI, Mohamed bin Salmán, con el que busca limpiar la imagen del reino arábigo mediante un supuesto proceso de modernización en uno de los países más retrógrados del mundo.

La conexión Zanganeh

Corinna Larsen es una de las dos mujeres que más cerca han estado de Juan Carlos en sus negocios sucios; la otra es la iraní Shahpari Zanganeh, tercera esposa del traficante de armas Adnan Khashoggi, personaje clave en los vínculos del emérito con los saudíes y con una gran habilidad para hacer negocios e influir en el poder. Corinna a su lado es un manso cordero.

En su libro Final de partida (La Esfera de la Libros, 2015)la periodista Ana Romero asegura que en la visita oficial de los reyes de España a Arabia Saudí en 2006, Corinna Larsen y Shahpari Zanganeh formaban parte de la delegación. En aquel viaje, en el que también estaba una callada reina Sofía, se gestó el Fondo de Infraestructuras saudí-español, que se terminó creando en 2007 y disolviendo dos años después. Para ese entonces, Juan Carlos había dejado claro a sus ‘hermanos’ saudíes que ambas mujeres eran de su confianza. Zanganeh ha sido intermediaria en distintos negocios entre saudíes y españoles, y una de las grandes comisionistas del AVE a la Meca.

El AVE se adjudicó al consorcio de empresas españolas en 2011 después de varios años de gestiones y pagos de comisiones a unos y a otras. En 2006, Zanganeh se entrevistó con el entonces ministro de Defensa saudí, el príncipe Bin Abdul Aziz, a quien entregó una carta firmada por el emérito, y a partir de entonces se abrió una interlocución clave para cerrar los acuerdos. En 2008, Juan Carlos recibió los famosos 100 millones del rey Abdulá a cambio de acoger en Madrid una conferencia interreligiosa en la que, una vez más, se buscó impulsar una imagen positiva del régimen arábigo. Y a inicios de 2011 Zaganeh firmó el contrato de consultoría con las empresas, entre ellas OHL, Indra, Talgo y Cobra.

Su misión era realizar el análisis de riesgos, de subcontratistas proveedores y de consultores, pero la realidad es que los integrantes del consorcio necesitaban asegurarse una interlocución con las autoridades de Riad, y nadie mejor que la amiga del entonces rey para ello. La cuantía pactada en un principio fue la escandalosa cifra del 2% de la obra, pero meses después se modificó el contrato para pasar a un monto cerrado de 95,78 millones de euros, según El Confidencial.

Cuando en 2018 sale a la luz el escándalo, a raíz de las filtraciones de unos audios en los que Corinna cuenta a Villarejo que el consorcio había recurrido a Zanganeh para amañar la licitación y que el emérito había cobrado parte de esa comisión, las dignas empresas dejan de pagar a Zaganeh. Hasta esa fecha —según El Confidencial—, la iraní había cobrado unos 11 millones de euros, muy por debajo de lo pactado; por eso hizo una solicitud de arbitraje ante la Corte Internacional de París para desde ese estrado defender lo que consideraba le correspondía: casi cien millones de euros.

Pero los acuerdos entre empresas y Zanganeh venían de atrás. Se sabe que al menos desde 2004 se ofrecía como project developer, el título que le gusta usar para definir su trabajo, a distintas compañías. Según reveló Públicola iraní trabajó en Iberdrola entre abril de 2004 y enero de 2005, su labor fue identificar oportunidades de negocio en la región MENA (acrónimo en inglés para Middle East and North Africa, es decir, Oriente Medio y Norte de África), y por ella cobró 18.000 euros. En 2007, la eléctrica española volvió a pedirle asesoría para una operación de exploración de gas en Egipto y Argelia; en este caso ganó 78.000 dólares. Ante tanto escándalo, Zanganeh emitió una nota en la que aseguró que nunca “ha tenido relación económica y financiera con don Juan Carlos I de España en relación con el proyecto del AVE”.

La Justicia dirá… (Continúa en el Capítulo II)

Notas:

[1] Foto destacada: Juan Carlos I junto al Rey Salman Bin Abdulaziz en una foto de archivo. EFE.

‘La violencia es una veta miserable que cubrimos con canciones’ es el largo título de un breve pero intenso ensayo de la poeta, narradora y pensadora Marifé Santiago Bolaños. El libro inauguró recientemente una colección de ensayo creativo en la editorial Huso denominada ‘Palabras hilanderas’, que ella misma dirige. Pero antes fue un poema surgido de la conmoción y de la necesidad de entender cómo algunos mitos fundacionales de nuestra Cultura pueden estar rodeados de sombras. Y todo en torno a un hecho concreto: la primera sentencia del llamado juicio de La Manada, que en primera instancia (abril de 2018) condenó a los acusados por abuso sexual y no por agresión sexual. Una vez más, la autora de novelas como ‘Un ángel muerto sobre la hierba’ o ‘El tiempo de las lluvias’; de poemarios como ‘Nos mira a piedad desde las alambradas’ o ‘Celebración de la espera’ y de numerosos ensayos sobre las relaciones entre filosofía y creatividad, nos invita a reflexionar, desde un hecho puntual y de actualidad, sobre temas fundamentales, como civilización, barbarie y democracia.

–Fue una sentencia judicial que nos conmocionó porque nos sentimos huérfanas y desprotegidas, afirma la autora. Parecía que todo daba igual, nos sentimos vulnerables desde el punto de vista democrático, parecía que todo nuestro sistema democrático estaba asentado en unos cimientos muy endebles y que todo podía venirse abajo con facilidad. Entonces escribí este poema en el que me preguntaba qué imaginario colectivo podía permitir acontecimientos de este calibre.

–Y eso le llevó a La Ilíada.

–Sí, a ese texto fundacional de la cultura de Occidente que parece una exaltación de la guerra y que, sin embargo, para mí es un texto lleno de sombras. Quizá Homero quien quiera que fuese estaba tratando de decirnos otra cosa. Para mí hay varias escenas que me hacen reflexionar, pero sobre todo esa escena a la que conduce el texto y que enfrenta a Príamo, el padre de Héctor, y a Aquiles, el vencedor. Príamo tiene que humillarse para pedirle al que ha dado muerte a su hijo que le permita recuperar su cadáver, porque la muerte no es suficiente, porque el vencedor necesita la humillación del vencido.

Y, sin embargo, cuando nada parece conducir a ese final, Príamo y Aquiles se abrazan y lloran. Y entonces Casandra, Andrómaca, las mujeres de La Ilíada que clamaban contra la guerra podían tener razón. Y por qué no pensar que el texto fundacional de Occidente no exalta la guerra, sino que es una llamada al pacto, a la piedad y el perdón, parafraseando al presidente de la República Manuel Azaña cuando clamaba por el fin de la guerra.  Así, la violencia es una veta miserable que cubrimos con himnos de todo tipo pero que nunca podrán justificarla.

 Marifé Santiago (Fotografía de Ana Lavesa de Santiago)

–“Si hacemos el ejercicio desprejuiciado de que sean las mujeres las que relaten”, dice en la presentación del libro, muchos estereotipos y lecturas se vienen abajo. Se está dando en muchos estudios de la Historia y de la Historia de la Cultura un cambio de lectura en la medida en que las mujeres están tomando la palabra.

–Es lo que yo llamo la caída del velo, la caída del telón. A veces aceptamos sin pensar relatos asumidos en cualquier tema que no cuestionamos. Pero un día te das cuenta de que no te encuentras cómoda en ese relato porque te han dicho cómo tienen que ser las relaciones entre hombres y mujeres, como si los valores entre los seres humanos fueran una fórmula matemática. Incluso puedes estar cómoda hasta que un día, como digo, cae el telón. Yo he contado muchas veces cómo fue en mi caso.

Yo era una joven profesora de filosofía que creía tener todo muy claro, que, por supuesto no aceptaba el papel que a las mujeres se les había asignado a lo largo de la historia, y que yo no estaba siguiendo los estereotipos. Pero un día una alumna, en el contexto de amistad y confianza que había en la clase, me dijo: Marifé, ¿cómo es que hemos llegado a febrero y no nos has hablado de ninguna filósofa? ¿Es que no había mujeres pensadoras? Me quedé parada. Podía haber contestado siguiendo el canon, siguiendo lo que hasta ese momento no se había cuestionado. Pero fui consciente de que yo misma, que me creía de vuelta de todo, eso estaba repitiendo los mismos estereotipos, el mismo relato heredado. Y me propuse estudiar y trabajar para sacar a la luz todas esas pensadoras silenciadas.

–Una de las muchas reflexiones que condensa el libro es sobre el desgaste de las palabras “a las que la violencia deja heridas y hasta llega a asesinar”. ¿Estamos viviendo una época en que ciertas palabras como ‘libertad’, ‘democracia’, están desgastadas, manoseadas?

–Las gastamos porque las palabras tienen poder. Cuando salen de nuestra boca, de nuestra alma, y caen a tierra pueden fructificar o caer en un estercolero, dar en un espacio yermo. No puede haber nada liberador donde crece la desigualdad. Desgraciadamente las palabras se convierten en un disfraz que justifica acciones que ni son democráticas ni son liberadoras porque nace del odio y la desconfianza. El discurso de la violencia utiliza palabras que son el disfraz de algo que no significan. Y, como digo en el libro, “acariciar el alma de las palabras deja una delicada sensación de verdad en la punta de los dedos, como mirarle a los ojos a los relatos bíblicos”.

No puede haber nada liberador donde crece la desigualdad

–Una de las pensadoras que aparecen en el texto es María Zambrano, una mujer a la que ha estudiado con frecuencia y a la que vuelve una y otra vez. En este caso para recordar que ella nos avisa de que la democracia es ese orden social donde no sólo está permitido ser persona, sino que ser persona es una obligación.

–El concepto de persona es social y político. El concepto nos remite al término máscara-papel-rol. Y solo en democracia ese rol se ejerce en un espacio compartido en términos de igualdad. Si el concepto persona se desvirtúa entramos en la posverdad, en el final de la historia. La libertad tiene sentido en un contexto donde todos estamos capacitados para elegir.

–Otro de los pilares del libro es la educación, la educación frente a la barbarie, la educación para la igualdad y la democracia.

–Como ciudadana demócrata creo que la educación ha de ayudar a solventar las desigualdades inevitables que, en lo social y también en lo biográfico personal, arrastramos. Imagino siempre esa cultura, esa civilización en la que no hay niños ni niñas que tienen que dejar la escuela porque en casa necesitan su trabajo. Imagino ese espacio escolar donde los niños y las niñas aprenden que la libertad y la belleza existen y, además, les pertenecen. Y trabajo, desde que tenía 24 años de un modo profesional, en conseguir que esa cultura y esa civilización existan.

–Se antoja un largo camino.

–Es un camino larguísimo y lentísimo, casi cósmico en su temporalidad. Pero cuando se mira hacia atrás, encontramos el cambio sustancial, ético por tanto, que España ha logrado a este respecto. No tengo que remontarme al siglo XIX y traer a colación la Institución Libre de Enseñanza, aunque lo hago. Es suficiente con ver a mi madre o pensar en mi padre, que forman parte de esos miles, millones de niños y niñas esclavos que entregaron sin preguntas su infancia, su adolescencia y su juventud sin tener claro un para qué, puesto que las cosas eran de ese modo, en ciertos entornos, en la posguerra española. Ellos son la mayoría. Salieron adelante, incluso se formaron cuando tuvieron conciencia y posibilidad, porque tenían claro que solo la educación permite elegir, que la libertad es ese horizonte al que nunca llegamos, pero nos guía.

–La educación pública es fundamental en este aspecto, pero ¿se la apoya suficientemente?

–Es crucial que la educación pública sea encomiable, y que quienes nos ocupamos de ella seamos vistos como algo más que primeros auxilios. La educación en sus versiones concertada o privada son siempre opciones, y está muy bien que las haya para que se pueda elegir. Pero socialmente hablando, el apoyo a la educación pública significa estar partiendo de un principio, desde mi punto de vista, innegociable: la igualdad, en todos los ángulos, solo será tal cuando se expliciten espacios de justicia, de dignidad, donde no sean obstáculos las marcas de punto de partida, esa es su grandeza: en un aula no hay orígenes ni hay vetos ni hay clases sociales; hay presente y hay porvenir. La educación es cimientos y es, a la vez, cumbre. Y entre los cimientos y la cumbre está la cultura, que es algo parecido al aire, a la savia de la educación. Una educación “difusa”, que decían los Institucionalistas. De modo que teniendo cada una su obligación, podemos decir que dialogan constantemente porque la una enciende a la otra.

Notas:

*Marifé Santiago es escritora y profesora de Filosofía

Conversación con Luis García Jambrina

El pasado 14 de abril, en la Universidad de Salamanca, se presentó el libro “La doble muerte de Unamuno” (publicado por Capitán Swing). El rector de la Universidad Ricardo Rivero y la directora de la Casa-Museo Unamuno, Ana Chaguaceda, junto a Luis García Jambrina y Manuel Menchón, hablaron de las misteriosas circunstancias que rodearon la muerte del escritor.

Una indagación histórica que tiene su origen en la exitosa película/documental “Palabras para un fin del mundo” de Manuel Menchón, en la que se cuestiona la versión oficial de la muerte de Unamuno que durante décadas dio el régimen franquista, y en la que se sugiere la posibilidad de que fuera asesinado. Con Manuel Menchón tuvimos ocasión de conversar antes del estreno de su película, que además ha sido uno de los últimos grandes éxitos de taquilla (https://espacio-publico.com/entrevista-a-manuel-menchon-director-del-documental-palabras-para-un-fin-del-mundo).

Hoy lo hacemos con el escritor Luis García Jambrina, profesor de Literatura en la Universidad de Salamanca, doctor en Filología Hispánica y máster en Guion de Ficción para Televisión y Cine. Además de escritor de éxito (es autor entre otras obras de la serie “Los manuscritos” cuyo protagonista es Fernando de Rojas), García Jambrina conoce muy bien la figura y la obra de Unamuno, ya que ha sido miembro de la Comisión Asesora de la Casa-Museo de Unamuno y es director de la revista “Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno”.

EC. Antes de entrar en faena, la primera pregunta se refiere a la génesis de este libro. ¿Cómo surgió su encuentro con Manuel Menchón y la idea de divulgar en forma de libro las dudas sobre la muerte de Unamuno?

LGJ. Nos conocimos hace poco más de un año en Madrid, en una mesa redonda sobre Unamuno y el incidente del 12 de octubre en el paraninfo. Por entonces él estaba preparando el documental “Palabras para un fin del mundo” y yo me interesé por su investigación. Como muchas de las cosas que Menchón había ido encontrando iban a quedarse en el tintero, pues no tenían cabida en la película, comenzó a plantearse la idea de hacer un libro con el fin de profundizar en esos materiales y ampliar un poco la investigación y ahí es donde entré yo.

Hace unos quince años yo había publicado en un libro un cuento sobre la muerte de Unamuno. Ese cuento luego se ha traducido y ha aparecido en alguna antología. En él parto de los recuerdos de una mujer que era casi una niña cuando murió Unamuno, del que era vecina. Y luego me quedé con las ganas de seguir indagando en ese asunto, que siempre me ha interesado. La idea es que el libro vaya más allá de lo expuesto en el documental, con un tono más reflexivo y una mayor argumentación. Es un libro escrito con rigor y documentación, pero también con pasión.

EC. Ustedes definen este libro como un “cruce de crónica y reflexión”.  Y dicen que lo que pretenden es crear un “contrarrelato”. Su objetivo  es desmontar y desenmascarar la versión oficial de la muerte de Unamuno, aunque tampoco pretenden ofrecer la verdad. ¿Cree que este suceso, como tanto otros de la historia, permanecerá en la oscuridad del misterio y que nunca se podrá saber la verdad completa?

LGJ. Es probable que nunca se pueda llegar hasta el final, como ha ocurrido con tantos casos. Pero al menos hemos intentado ir más allá de lo que hasta la fecha se había llegado en cuanto a la investigación de ese enigma y de todas las circunstancias que rodearon la muerte de Unamuno. Por otra parte, nuestro libro no pretende ser un punto de llegada, sino un punto de partida para posteriores investigaciones que ahonden más en el asunto, tal vez desde otras perspectivas.

EC. La figura de Unamuno es controvertida, ambigua. Defensor de la República al principio, pasó después a ser apoyado y utilizado contra la República por los sublevados encabezados por Franco. ¿Cree que el escritor fue consciente de esta utilización de su imagen?

LGJ. No era la primera vez que intentaban utilizar propagandísticamente a Unamuno. Hay que tener en cuenta que estamos hablando del escritor e intelectual más importante de su tiempo y del más conocido y respetado fuera de España, un autor que siempre ha levantado pasiones. De modo que son muchos los que han pretendido que apoyara sus causas o que se han declarado discípulos suyos, sin serlo verdaderamente. Pero él nunca se dejó clasificar ni etiquetar. Era muy escurridizo. A veces se dejaba querer. Pero enseguida ponía las cosas en su sitio. Él siempre fue un solitario, libre e independiente. Los falangistas tenían un empeño especial en que él los apadrinara. Pero Unamuno no estaba ni con los “hunos” ni menos aún con los “hotros”, como él escribía.

EC. En el libro se habla de que la muerte de Unamuno de alguna manera era presentida por él, que temía por su vida. ¿De qué o de quién tenía miedo?

LGJ. Está claro que de los sublevados. Había precedentes inmediatos de cómo habían acabado algunos amigos y conocidos suyos, tanto en Salamanca como en otros sitios. Sabía, por ejemplo, lo que le había pasado a Lorca, una muerte que él lamentó mucho. Así que se esperaba que cualquier día los sublevados lo fusilarán a él. Si no lo hicieron fue porque no les convenía desde el punto de vista propagandístico; ya estaban un poco escarmentados con el caso de Lorca. Esto hizo que Unamuno se convirtiera en un problema, en una bomba de relojería que en cualquier momento podía estallar. De ahí que Unamuno estuviera convencido de que lo iban a asesinar en su propia casa. Eso lo vemos en varias cartas y escritos de los días y semanas previos a su muerte. Son comentarios estremecedores.

EC. El falangista Bartolomé Aragón fue la última persona que vio con vida a Unamuno. Fascista declarado y convencido, visitó al escritor en su casa la tarde del 31 de diciembre de 1936 y estaba con él cuando falleció. Háblenos de su contribución al relato de lo que ustedes llaman la versión oficial.

LGJ. La versión oficial se construye a partir de las declaraciones realizadas por Bartolomé Aragón desde la tarde misma en la que Unamuno falleció. Este relato se fue completando luego con nuevas declaraciones, aquí y allá, en las que añade algunos detalles que aumentan el dramatismo del momento o de las horas posteriores. Asimismo, se observan algunas lagunas, incoherencias y contradicciones. A esta versión oficial contribuyeron también algunos escritores y periodistas del entorno de la oficia de Prensa y Propaganda de los sublevados, dirigida en ese momento por Millán Astray. Este falso relato a fuerza de repetirlo se convirtió con el tiempo en una verdad que luego nadie ha intentado desmontar. Se trata, pues, de una gran operación propagandística, casi de manual. Nuestro libro pretende ser una especie de contrarrelato que desmonte y desenmascare esa versión oficial.

EC. Bartolomé Aragón fue impulsor de un “Auto de fe” en Huelva consistente en la quema de libros, práctica que lamentablemente se realizó en más puntos de España por parte de las fuerzas sublevadas y de los seguidores de Franco. Por el contrario, Unamuno es sabido, era amante de los libros y de la cultura. ¿Podían llevarse bien Aragón y Unamuno con prácticas e ideas tan antagónicas?

LGJ. El auto de fe tuvo lugar en Huelva el 29 de octubre de 1936. Se trata de una prueba más de que la relación entre ellos no podía ser de amistad ni de afinidad intelectual ni de maestro y discípulo, y dibuja con claridad el perfil de Bartolomé Aragón, totalmente contrario al de Unamuno. Lo más grave es que Aragón justificaba la quema de libros amparándose en el Quijote, concretamente en el célebre pasaje del Quijote en el que el cura y el barbero prenden fuego a una buena parte de la biblioteca del ingenioso hidalgo, lo que debió de escandalizar a don Miguel si es que llegó a enterarse de ello. Este episodio del auto de fe muestra muy bien la actitud de los sublevados hacia la literatura, el pensamiento y la cultura en general, por eso le hemos dedicado un capítulo en el libro, con abundantes testimonios.

EC. Es conocido el incidente que se produjo el 12 de octubre de 1936 en el Paraninfo de la Ciudad Universitaria de Salamanca, pero ¿cómo fue la relación del escritor y el fundador de la Legión española?

LGJ. Hay que decir que, para Unamuno, Millán Astray representaba por diversas razones todo lo que él más despreciaba, y, por lo general, no se molestaba en ocultarlo. Y algo muy parecido cabe decir de don Miguel con respecto al fundador de la Legión, lo que había dado lugar a ciertas rencillas y desavenencias. De ahí que estuvieran condenados a enfrentarse, ya fuera por una cosa o por otra, en Salamanca en esos últimos meses de 1936. Ya algunos años antes del incidente del paraninfo, en el Ateneo de Madrid, Unamuno había llamado a los legionarios nada menos que «cortacabezas y hampones» y otras cosas más y eso era algo que el fundador de la Legión no había olvidado. Tampoco el 12 de octubre era la primera vez que Millán Astray arremetía públicamente contra los que él consideraba malos intelectuales o intelectuales traidores. Sus vidas pudieron haberse cruzado también en París en 1924.

Hay que decir que, para Unamuno, Millán Astray representaba por diversas razones todo lo que él más despreciaba, y, por lo general, no se molestaba en ocultarlo.

EC. Uno de los aspectos más controvertidos de la versión oficial de la muerte de Unamuno es el dictamen médico. Varias décadas después ustedes destacan las contradicciones y errores de este dictamen. ¿Nos puede hablar de las investigaciones que les han llevado a dudar de este informe médico oficial?

LGJ. En relación con las causas de la muerte de Unamuno hemos contado con el asesoramiento de Francisco Etxeberria Gabilondo, médico especialista en Medicina Legal y Forense, uno de los más prestigiosos y reconocidos de España, que tuvo la amabilidad y la generosidad de contestar por escrito a las preguntas que le formulamos sobre el caso en un cuestionario. Según figura en el acta de defunción de Unamuno, la causa inmediata de la muerte fue una hemorragia bulbar. Pero esto solo podía haberse dictaminado con certeza si Unamuno hubiera estado vivo cuando llegó el médico y lo examinó. Sin embargo, todas las declaraciones de testigos dan a entender que para entonces ya había fallecido. En ese caso, tal tipo de hemorragia solo podía haberse observado por medio de una autopsia. Pero esta no se llevó a cabo. Con lo que llegamos a un callejón sin salida. 

EC. Por último, ustedes hablan de que la muerte de Unamuno fue doble, primero su muerte física y después la utilización de su imagen, la apropiación de su persona por parte de un régimen con el que no comulgó. ¿Cree que es posible que se le haga justicia?

LGJ. Al margen de como muriera, lo más grave en el caso de Unamuno es lo que en el libro llamamos la muerte simbólica, que consiste en el secuestro, en primer lugar, de su cadáver y luego de su memoria, de su legado y de su figura y en el hecho de que los falangistas lo enterraran como un fascista, como uno de los suyos. Como consecuencia de todo ello, don Miguel quedó al final en una especie de purgatorio, considerado como un traidor por unos y por otros, lo que no quitaba para que los sublevados se sirvieran propagandísticamente de él en cuanto se les presentaba ocasión o escarnecieran su figura dándole, por ejemplo, su nombre a un campo de concentración de Madrid. La mejor justicia que se le puede hacer a Unamuno es la recuperación total de su memoria y el esclarecimiento de la verdad, sea la que sea. Como a él le gustaba decir: “primero la verdad que la paz”.

Notas:

*Crédito de la imagen: CRISTINA CANDEL.

moderado por:

  • Paula Pof

    Periodista

  • Irene Bassanezi Tosi

    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

Antifeminismo y extrema derecha

  • María Eugenia Rodríguez Palop

    Eurodiputada de Unidas Podemos. Titular de filosofía del Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid.

Parte I

La extrema derecha se ha presentado como una resistencia de fácil acceso, sencilla pero robusta, contra los desmanes de las oligarquías políticas y las élites económicas. Es uno de los frutos de las contradicciones del neoliberalismo globalizador de estas décadas y de la connivencia de partidos conservadores, socialdemócratas y socioliberales con la mundialización financiera y el capital especulativo. Su programa es hoy de sobra conocido: repliegue nacional, orden y seguridad, reacción punitiva, militarismo, xenofobia, aporofobia, homofobia, misoginia… Una revolución conformista que no solo obedece a factores ideológicos, sino que también tiene una raíz vivencial y un anclaje empírico evidente: la experiencia de desarraigo, la desintegración social y la violencia institucionalizada que han sufrido las mayorías sociales, especialmente, en estos años, combinada con una situación real de escasez de recursos y su concentración en pocas manos. La extrema derecha ha sabido vehicular la rabia y el resentimiento de quienes se han considerados perdedores, y también el miedo de quienes tenían algo que perder.

Con todo, lo que resulta más atractivo en su itinerario no es la movilización de esas emociones negativas sino la restauración, en toda regla, de un cierto imaginario de lo común y la confrontación, sin paliativos, con todo lo que puede fragmentarlo. Y es en este itinerario en que el feminismo se presenta como una fuente de fracturas y desestabilización porque, entre otras cosas, el feminismo divide y pervierte la célula indisoluble que representa la familia heteronormativa. En este punto, el antifeminismo de la extrema derecha se apoya en un pensamiento conservador y reaccionario que deriva, en buena parte, de su alianza con las iglesias. De hecho, su discurso político y su articulación jurídica funcionan como el brazo armado de una moral puritana. La complicidad de Bolsonaro con los pentecostales en Brasil es paradigmática en este sentido, como lo es la del partido Ley y Justicia (Pis) o la de Vox con la Iglesia católica.

Buey, Bala y Biblia, o sea, agronegocio, militarismo y Pentecostales, ha sido la base del bolsonarismo. La Iglesia Universal del Reino de Dios ha jugado un papel primordial en el (des)gobierno de Bolsonaro. Una Iglesia-Empresa que dispone de 70 emisoras de TV, 50 radios, un banco, varios diarios y 3500 templos en zonas ricas de Brasil[1], y cuyo fundador, el obispo Macedo, llegó a denostar a la Universidad por ofrecer una educación idéntica para la mujer y el varón. En España, Vox ha liderado la lucha contra la educación sexo-afectiva de la mano del Opus Dei. La apuesta por la educación religiosa y la criminalización de la diversidad sexual o la llamada “ideología de género” se orienta, entre otras cosas, a lograr la sumisión y la claudicación de las mujeres, su expulsión del mercado laboral y su vuelta al hogar familiar. La “ideología de género” es una “ideología negativa” porque, como dice Segato, desobedece el mandato de la masculinidad. “El desmonte del mandato de masculinidad amenaza el mundo de los dueños, coloca el dedo en la llaga en el lugar de reproducción del mundo de la dueñidad, del señorío […]”[2]. En cualquiera de sus versiones, la extrema derecha apela a una amalgama de políticas natalistas que se conectan con presupuestos excluyentes y nacionalistas.

Esa amalgama explica, por ejemplo, la posición que se mantiene frente a las violencias machistas. La violencia contra las mujeres no existe, no tiene género o no tiene causas estructurales, las denuncias son falsas, las entidades de atención son chiringuitos que no aportan nada a las verdaderas víctimas y los hijos e hijas son víctimas de madres manipuladoras, y cuando se denuncia, se hace solo para criminalizar a foráneos, especialmente los musulmanes, que han entrado en el país gracias a la excesiva laxitud de la legislación migratoria. Se ha llegado a afirmar que la violencia tiene su origen en “los flujos migratorios incontrolados” y que son los extranjeros los que cometen la mayor parte de los feminicidios y las violaciones. De hecho, cuando la extrema derecha señala las dificultades para conciliar la maternidad con la vida profesional, solo lo hace para defender a las mujeres nacionales, a las que se utiliza para paliar el déficit demográfico, evitar la reposición a base de población migrante y asegurar el mantenimiento de los valores cristianos.

Lo cierto es que negar continuamente la existencia de violencias machistas tiene consecuencias letales para millones de mujeres. En la Unión Europea, por ejemplo, hay siete países que no han ratificado todavía el Convenio de Estambul (Bulgaria, República Checa, Hungría, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Reino Unido) y la Unión Europea tampoco lo ha hecho todavía. Hace poco el Parlamento Europeo aprobó una Resolución en la que se afirmaba que “asistimos a una ofensiva visible y organizada a escala mundial y europea contra la igualdad de género y los derechos de las mujeres”. La Resolución condenaba categóricamente “las tentativas de algunos Estados miembros de retirar medidas ya adoptadas en aplicación del Convenio de Estambul para la lucha contra la violencia contra las mujeres” así como “los ataques y las campañas contra el Convenio [de Estambul] por su malinterpretación intencionada y la presentación sesgada de sus contenidos a la población”[3]. Toda esa resistencia tiene su origen, fundamentalmente, en el rígido bloqueo que ha generado el lobby anti-elección, liderado por el eje Polonia-Hungría y su política natalista.

El caso polaco es especialmente preocupante. Desde la caída del muro de Berlín, el país ha ido restringiendo el derecho al aborto hasta prohibirlo casi totalmente. Ahora mismo solo es posible interrumpir el embarazo en casos de violación, incesto o riesgo severo para la vida de la madre. En octubre, el Tribunal Constitucional, controlado por jueces nombrados por el Gobierno, declaró inconstitucional el tercer supuesto que recogía la ley de 1993: la malformación o enfermedad irreversible del feto. La cuestión es que en 2019 se practicaron unos 1.100 abortos legales en Polonia y el 97% de los casos fueron por este motivo. En realidad, se estima que cada año 200.000 mujeres polacas se ven obligadas a usar píldoras abortivas y otras técnicas sin supervisión médica. Unas 30.000 viajan al extranjero para ejercer un derecho que su país les niega.

Desde la llegada del partido Ley y Justicia (PiS) al Gobierno en 2015, la Iglesia católica y la organización ultraconservadora Ordo Iuris han impulsado una radical vuelta al pasado. En 2016, las mujeres polacas salieron masivamente a la calle vestidas de negro y lograron frenar una propuesta de ley promovida por el Gobierno para prohibir el aborto e imponer penas de cárcel a quienes lo practicasen. Ganaron aquella batalla, pero no la guerra contra sus derechos sexuales y reproductivos. El PiS trasladó la contienda al Tribunal Constitucional, cuya sentencia “es un nuevo ataque al Estado de Derecho y a los derechos fundamentales”, según reconoció el mismísimo Parlamento Europeo.

Como dijo Margaret Atwood en El cuento de la criada, “no se puede confiar en la frase: ‘Esto aquí no puede pasar’. En determinadas circunstancias, puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar”. Siempre es posible retroceder[4].

La violencia de género que señala a la pareja o la expareja como posible agresora, los derechos sexuales y reproductivos, en concreto, el derecho al aborto, o el matrimonio homosexual, forman una tríada demoledora para la familia heteronormativa. La demonización del feminismo cae, pues, por su propio peso.

Parte II

Podría decirse que la visión que la extrema derecha tiene del feminismo se identifica casi exclusivamente con el feminismo “liberal”, la versión más clásica y extendida del feminismo, dado que la liberación de la mujer de los roles convencionales de madre y esposa se considera, en sí misma, fragmentadora y divisoria. La emancipación de la mujer se identifica aquí con su mercantilización y el feminismo con una posición “empresarial”, autoemprendedora, que lanza a la mujer al espacio público-mercado y la desafecta del espacio privado-núcleo familiar.

De manera que el feminismo es la no-familia, un proceso que estimula la des-vinculación de las esencias familiares (o patrias), la masculinización de las mujeres, la usurpación por parte de ellas de los roles tradicionalmente adjudicados a ellos, el fin de los estereotipos de “género”. Así que la del “género” es una “ideología” que oculta y tergiversa la verdad, lo que realmente somos. Lo que somos biológica y socialmente. Altera, por tanto, la “naturaleza” del ser mujer. Un “ser” que pasa por la identificación acrítica entre el ser anatómico, social y jurídico, por ese orden. No se trata de lo que una quiera o necesite ser, sino de lo que una es y debe ser, considerando aquí que el ser y el deber ser forman parte del mismo plano, en un punto en el que no solo no pueden separarse, sino que no pueden diferenciarse conceptualmente. El ser es esencia (naturaleza) y permanencia (estabilidad social e histórica) y todo lo que es debe ser y seguir siendo. Así de fácil. Cosas del Derecho Natural y de lo que se ha venido llamando “falacia naturalista”. No es esta una cuestión en la que me vaya a detener ahora (aunque le he dedicado largas horas de mi vida), pero sí es importante señalar que el antifeminismo (como la mayor parte de lo que la extrema derecha plantea) se mueve en ese marco naturalista y preilustrado.

Evidentemente, de aquí se deriva, de momento, la negación de la “libertad” vinculada al “deseo”, al “querer”, entendida como “libertinaje”, pero no solo. Se niega también la “libertad” entendida como “autodeterminación”, esto es, como un proceso de emancipación del mundo de la “necesidad”. Las necesidades, aunque son sentidas individualmente, son siempre construcciones sociales e históricas, sin duda, pero eso no significa que sean frutos aleatorios de la historia ni tampoco productos de la manipulación que de ella se haga desde el poder. Para la extrema derecha, el feminismo es una forma de dominación que crea (inventa) necesidades donde no las hay. O sea, que el feminismo es tan alienante como el machismo y somete también a las mujeres: las desaliena de la familia para alienarlas al mercado, generándoles problemas de identidad, desarraigo, soledad e infelicidad.

Esto es, las opciones sexuales no pueden elegirse (como suponía Foucault) y el binarismo es obligado. El binarismo no es solo que las mujeres y los hombres, son, con mayúsculas, distintos, sino que los segundos dominan, han dominado y dominarán siempre sobre las primeras, en todos los órdenes de la vida, excepto en el hogar, donde a las mujeres se les otorga un rol social y políticamente relevante. “Ser” madre y esposa es lo único que ellas pueden ser y jugar ese papel es lo que las hace verdaderamente libres, porque ese es el único rol en el que están desalienadas, en el que pueden liderar como “mujeres”, independientemente de los varones. Cualquier otra alternativa, es una renuncia a su libertad natural y no es, por tanto, emancipación sino mercantilización; sujeción al reino masculino, insatisfacción (dado que el ser no se consuma) y sometimiento al reino de las necesidades creadas socialmente por el poder. De manera que cuando el feminismo anima a las mujeres a salir al mercado, lo que hace, en realidad, es esclavizarlas. El patriarcado no está donde las feministas creen que está sino en otro lugar; justo en el lugar al que ellas se dirigen.

La igualdad entre hombres y mujeres no solo no es posible, sino que no es deseable, como sucede también por lo que hace a las diferentes clases sociales o nacionales. La extrema derecha es clasista y xenófoba pero no únicamente por aporofobia o xenofobia, sino porque se asume que la desigualdad es un dato y que siempre ha habido y habrá seres “superiores”, llamados por naturaleza, a dirigir al rebaño. Y estos líderes naturales son los hombres, los ricos y los nacionales. ¿Por qué? Porque la historia demuestra que son los que mejor lo han hecho. Su éxito social ratifica sus méritos, sus méritos ratifican sus virtudes, y sus virtudes confirman sus capacidades naturales. En el fondo de este argumento, late una concesión, sin paliativos, a las sociedades meritocráticas basadas, eso sí, no al estilo “liberal”, en los éxitos empresariales-mercantiles, sino al estilo “conservador”, en el mantenimiento impertérrito de las esencias naturales (de lo que es y debe ser porque siempre ha sido). Las feministas podrán vociferar lo que quieran, pero están de paso, como está de paso el marxismo o el multiculturalismo. Nada ni nadie logrará cambiar el destino que la rueda depredadora de la historia ha escrito para las mujeres, los pobres y los extranjeros.

Parte III

Si asumimos que un antídoto es la sustancia que contrarresta los efectos nocivos de otra, cabe preguntarse si el feminismo “liberal” o el llamado “feminismo de la igualdad” puede presentarse, por sí mismo, como un antídoto frente a la extrema derecha. No tengo intención de analizar sus presupuestos, ni tampoco de criticarlos, sino de plantear en qué medida puede presentarse como una alternativa efectiva frente a estas posiciones.

Este feminismo niega la diferencia sexual por ser fuente de discriminaciones y suele distinguirse del “feminismo de la diferencia”, que reconoce un valor positivo a la diferencia sexual entendida como una realidad histórica que se apoya en la experiencia de las mujeres (no en su esencia, ojo). Evidentemente, esta es una aproximación muy simplificada. Conozco bien su complejidad y sé que hay diferentes escuelas y corrientes (a veces, casi tantas como autoras y militantes) pero mi objetivo aquí, insisto, es apuntar qué feminismo es más “eficiente” en la lucha contra la extrema derecha y me parece que hay unas pocas cosas claras.

No puede combatirse a la extrema derecha identificando mercantilización con emancipación, esto es, con un feminismo “empresarial” clasista y elitista, para el que la igualdad de oportunidades se traduzca en equiparar a hombres y mujeres en la dominación. Esta posición no nos sirve porque confirma parcialmente lo que la extrema derecha quiere confirmar: el feminismo arrastra a las mujeres al reino de la sumisión y la necesidad porque las desaliena de su lugar “natural”, el de la familia (buena y justa por definición), para alienarlas al mercado. Ya sé que la familia no es un lugar “natural”, ni siquiera, necesariamente, amable, para el feminismo “liberal” (aunque en ocasiones se ha asumido acríticamente), pero estas posiciones sí refuerzan la segunda parte del axioma y eso las inhabilita para contrarrestar eficientemente a la extrema derecha.

En primer lugar, porque lógica mercatoria es la lógica capitalista de la acumulación que ha puesto en crisis la vida tal como la conocemos. Como ha dicho en varias ocasiones Amaia Pérez Orozco, la lógica mercatoria y la lógica de la vida son irreconciliables y solo parecen compatibles cuando se esconde la tensión que late entre ellas a fin de relegar la vida al terreno de lo invisible. Cuando la vida se invisibiliza, se invisibilizan los cuidados y se oculta a las mujeres, que son las que se ocupan de ellos. Si este proceso tiene éxito es porque son ellas las que absorben la tensión que el capitalismo ha creado entre lo productivo y lo reproductivo, y el feminismo liberal acaba reforzando este marco.

En segundo lugar, porque la división público-privado que defiende este feminismo de la igualdad, o como lo que queramos llamar (ahora esto es irrelevante), es la que facilita que se reconozcan derechos solo a quienes ocupan un espacio público atravesado por la racionalidad del mercado. La rígida división público-privado presupone la inferiorización de lo privado en la medida en la que al mundo de los derechos se accede únicamente desde el espacio público; desde una ciudadanía que no puede desligarse del locus productivo, el “trabajo” y el consumo.

El problema es que no debería tratarse solo de impulsar el acceso de las mujeres al mercado (casi siempre, como mano de obra barata y flexible) y promover un cambio de valores que reconozca a las “trabajadoras” como ciudadanas, subalternizando, colateralmente, a las que “no trabajan”. Si queremos combatir a la extrema derecha no podemos reducirnos al feminismo del 1%, lobbista, empresarial e institucional, para mujeres ricas con voluntad de liderar. Hay que romper los techos de cristal, sin duda, pero ni este objetivo puede ser el único, ni resulta especialmente útil para contrarrestar el antifeminismo de la extrema derecha. El nuestro no puede ser el feminismo de la falsa meritocracia, una revolución que solo cambia, relativamente, la vida de las pocas mujeres que cumplen los requisitos formales que el patriarcado exige para formar parte de una élite. Y digo “relativamente” porque la libertad no empieza y termina con la firma un contrato sobre cuyas condiciones no se tiene ningún control.

En tercer lugar, la dicotomía autonomía-dependencia organizada sobre el eje de los ingresos monetarios y la propiedad privada, en la que también se apoya el feminismo liberal, impide el reconocimiento de la interdependencia social y deprecia/desprecia la red de cuidados que ya existe y que sostienen las mujeres. Con esta dicotomía, no solo se hace un flaco favor a las mujeres, sino que se fortalece, una vez más, el marco conceptual en el que se apoya la extrema derecha.

En cuarto lugar, no podemos abonarnos a un feminismo que individualiza los problemas estructurales y acaba debilitando el énfasis en la coerción social a la que las mujeres estamos sometidas. Cuando lo único que se busca, por ejemplo, es criminalizar y castigar a un agresor concreto, la referencia deja de ser la mujer “como clase” y pasa a ser, simplemente, el “yo”, la mujer “como víctima”. Cuando solo se nos protege mediante el uso de sanciones, se nos fragmenta, se nos despolitiza, y se nos deja sin protección como grupo.

Un proyecto legal desligado de un programa político-económico redistributivo, de una agenda social más amplia en torno a las violencias, y centrado únicamente en la justicia penal, tiene un alcance muy limitado, confirma el statu quo y alimenta las dinámicas utilitaristas del sistema. Dinámicas que pueden llevar a castigos espectaculares para los agresores señalados mediáticamente, represalias individualizadas de enorme calado para disuadir a terceros, pero que resultan inútiles, una vez eliminadas unas cuantas manzanas podridas.

No olvidemos que el punitivismo es un acicate para una extrema derecha sanguinaria que clama en favor de la cadena perpetua y la prisión permanente revisable frente a violadores extranjeros.

Vaya, es cierto que, frente a un Derecho patriarcal, la protección de las mujeres requiere de un trato especial, pero ese trato no puede reducirse a una criminalización más vasta. Se requiere de un plan social y exige, además, un sistema penal y penitenciario que incorpore, sin reservas, políticas preventivas.

El Derecho es una extraña combinación de persuasión, burocracia y violencia, pero para funcionar, para generar orden, seguridad y justicia, esa combinación ha de ser equilibrada. No sirve de nada castigar si no se entiende el sentido del castigo. Si la violencia machista es un problema estructural, su abordaje no puede concentrarse únicamente en la figura del delincuente, ni en la de la víctima. No digo que no haya que castigar, digo que el castigo ha de aplicarse considerando que el delito no es el fruto de una patología individual (que también puede existir) sino de una red de relaciones profundamente patriarcales, y esa es la red que se tiene que erradicar[5]. Negar, ocultar o minimizar los problemas estructurales facilita la criminalización y la persecución focalizada que alienta la extrema derecha.

Parte IV

Decía, al principio, que la extrema derecha se anclaba en la experiencia de desarraigo, desintegración social y violencia institucionalizada que han sufrido las mayorías sociales, especialmente, en estos años, y que ha vehiculado la rabia y el resentimiento de quienes se han considerados perdedores, así como el terror de los que tenían algo que perder. Frente a la soledad y el miedo, ha ofrecido la restauración de un mundo perdido; un mundo común y compartido que no mira al futuro sino al pasado, al reino de la naturaleza hoy subvertido y adulterado. Se ha perdido el equilibrio y la armonía que nos ofrecía el orden natural, que es el orden moral y la fuente de nuestra felicidad, y la extrema derecha debe restaurarlo. Esta épica militante tiene que ver con esa lucha y puede desembocar en una violenta batalla en la que el fin justifique los medios, en la que se cuente con un ejército, se asuman víctimas necesarias y se designe a los próceres cuya misión heroica sea corregir los desvíos depravados de la historia.

Pues bien, si es esto es así, parece claro que solo el feminismo de la diferencia, ajustado y corregido, está en condiciones de amortiguar el impacto de la extrema derecha puede tener sobre la vida de las mujeres, contrarrestar su propaganda y articular una resistencia efectiva. Ajustado y corregido porque es en su versión relacional en la que puede tener más recorrido. Me explico.

La marea feminista de los últimos tiempos ha asumido el diagnóstico que acabo de describir, pero, a diferencia de la extrema derecha, ha logrado canalizar la rabia y el miedo hacia una contestación de signo radicalmente opuesto. El feminismo relacional se mueve con el mismo material humano, pero apelando a una semántica de la experiencia completamente diferente porque la misma conciencia de vulnerabilidad y dependencia que ha dado lugar a la extrema derecha, ha encontrado aquí un tejido bien trabado para derribar sus fronteras.

Uno. Este feminismo relacional asume la racionalidad del miedo frente a la soledad, la fragmentación y el vacío al que nos han arrastrado las políticas neoliberales. Asume las violencias sistémicas que sufrimos las mujeres. Asume la necesidad de redes y vínculos comunitarios; la misma necesidad a la que dan respuesta las iglesias, los nacionalismos excluyentes y el conservadurismo político. De hecho, parte de la vulnerabilidad y la dependencia como condición estructural de lo que significa ser humano, pero no es ni puede ser conservador. No asume la desigualdad como dato, ni la superioridad de unos sobre otros, porque el éxito de los varones, los ricos y los nacionales, no confirma sus capacidades, sino que es una prueba de su egoísmo y su codicia. Reivindica un imaginario de lo común que pone en valor la revolución de los cuidados y los afectos, pero no se centra en la familia patriarcal porque no entiende el cuidado como un destino fatal derivado de la biología o la maternidad (real o potencial).

Dos. Dado que la violencia sistémica y la escasez de recursos es fruto de la codicia de los propietarios, los ricos y los especuladores, este feminismo se opone a los procesos de desposesión, las privatizaciones y el nuevorriquismo que la extrema derecha alienta. Se articula también desde un imaginario de lo común, aunque lo hace en la consciencia de que el sostenimiento de la vida y la supervivencia de las mujeres depende de bienes comunes/públicos y de las prácticas relacionales que favorecen su gestión compartida, equitativa y sostenible.

Tres. Se asume que hay buenas razones para tener miedo, pero no al pobre, sino a la pobreza, no al extranjero, sino al exilio, no a los migrantes, sino a la precariedad y a la intemperie. O sea, que es a los pocos ricos opulentos y no a los muchos desarrapados a los que tenemos buenas razones para temer. Precisamente porque teme a los pocos y no a los muchos, a las élites y las minorías excluyentes, este feminismo resiste la captura securitaria de nuestra vulnerabilidad que representa el Estado policial, el militarismo, el racismo institucional y el colonialismo; las reacciones punitivistas del poder que la extrema derecha activa frente a las emergencias que ella misma crea y/o amplifica.

Cuatro. Y por esta misma razón, el refugio de las feministas no puede ser esa abstracta y fantasiosa comunidad nacional cerrada, excluyente y expulsiva que dibuja el patriotismo de banderas, sino las vivencias cotidianas de interacción, las relaciones afectivas y los vínculos que las mujeres cultivan. Los “bienes” relacionales que necesitamos para vivir y sobrevivir al desamparo.

Lo importante aquí no es lo que hemos sido, ni tampoco la narración épico-narrativa de lo que somos, sino lo que queremos ser en común; lo que hacemos y queremos hacer con quienes compartimos un espacio vital concreto. Es decir, que la pertenencia a una comunidad política, en esta versión feminista, viene determinada por la actividad y la experiencia compartida. Por eso es siempre más integrador el expediente de la vecindad que el de la ciudadanía. Lo importante es lo “bueno” que hay entre nosotros, las redes de cuidados que, parafraseando a Marina Garcés, no pueden visualizarse desde una mirada focalizada (lo concreto-particular) ni panorámica (lo abstracto-universal), sino desde el ojo “implicado”, libremente vinculado. De todo esto se deduce la relevancia de la vivencia, el testimonio y la épica cotidiana.

En la comunidad feminista el eje central no son los intereses personales, las robustas voluntades individuales, ni los deseos de unos pocos, sino las necesidades insatisfechas y de cuidado que tienen los muchos. De manera que, frente al narcisismo, el utilitarismo y la competitividad que solo favorece a las élites, se alza la cultura de la responsabilidad, el hacerse cargo y el cuidado. Se trata de plantear los derechos propios en el marco de una “ética del cuidado” que conceda un valor político a los bienes relacionales y los vínculos, y que reconozca las deudas de vínculo que hemos contraído con quienes nos han cuidado, nos cuidan y nos cuidarán. Unas deudas que se proyectan hacia el pasado y hacia el futuro, y que superan, con creces, la visión lineal del tiempo.

Por eso aquí es importante la justicia generacional: lo que le debemos a quienes han vivido antes, el deber de memoria, y lo que debemos a quienes vendrán después. Puede reformularse la familia y la nación sin desvincularse ni alienarse a la lógica mercatoria.

Cinco. El feminismo relacional es anticapitalista y antiproductivista. El capitalismo se apoya en la obtención del máximo beneficio posible en el menor tiempo y con el menor coste posible; crecer de forma indefinida externalizando los costes para que sean otros los que paguen las deudas (la deuda ecológica – deuda de carbono, biopiratería, pasivos ambientales y exportación de residuos – y la deuda del trabajo en condiciones de explotación). La intención es apropiarse y reapropiarse de lo común bajo el paraguas de una propiedad privada sacralizada e intocable, que deja a los más vulnerables, y a las mujeres en particular, apriorísticamente, al margen del sistema.

Si la propiedad privada no es política, sino prepolítica; si tiene un valor moral, y no instrumental, no hay ninguna razón para hablar de su función social y su utilidad pública. No es un instrumento para satisfacer necesidades básicas, sino un objetivo en sí mismo, y puede ser estrictamente especulativa.

Las mujeres tienen que alinearse con las políticas de lo común que se orientan a la redistribución de la riqueza y que defienden la prioridad del derecho a la subsistencia sobre el derecho a la propiedad, asumiendo que el segundo ha de protegerse solo cuando se orienta a la satisfacción del primero. Garantizar la subsistencia y los bienes comunes exige limitar los bienes privados (propiedad privada) y requiere también de la existencia de bienes públicos (evitar tanto la dominación horizontal y vertical).

Las políticas privatizadoras y extractivistas de la extrema derecha son el epítome del clasismo y el supremacismo, y se explican, una vez más, y entre otras cosas, a partir de la superioridad natural e histórica de unos sobre otros. La dominación de unos sobre otros y el dominio total sobre la naturaleza.

El feminismo relacional, en cambio, asume la ecodependencia, la dependencia que tenemos de la naturaleza para sostener la vida y la relevancia del dolor para articular responsabilidades con los animales no humanos. La civilización no es subyugación y sumisión, y la cultura de la responsabilidad tiene que extenderse también a la esfera no humana.

Parte V

En definitiva, contra quienes mitifican la libertad contra los otros, la autoestima soberbia del yo, la autoconsciencia, el auto-reconocimiento, la inmunidad y la autosuficiencia, el feminismo relacional plantea el contagio, el contacto, el reconocimiento del otro y la construcción del tú. Somos el resultado de nuestras sinergias relacionales, en permanente estado de regeneración, reflexión, revisión y diálogo.

Frente a la política de los muros y el aislamiento grupal que fomenta la extrema derecha, el feminismo relacional alza la vivencia, la experiencia compartida y la política continua de los cuerpos[6].

El cuerpo como campo de batalla, objeto de violencias machistas (física, sexual, emocional y económica), feminicidios y violencia institucional. Una violencia que se ha incrementado cuando el poder jerárquico de la masculinidad se ha visto amenazado.

El cuerpo como fuente de subjetividad. “Mi cuerpo es mío” es un grito contra el sistema que discrimina y oprime a las mujeres, y quiere decir “mi cuerpo soy yo”, no soy disociable de mi cuerpo, porque hay una relación entre el cuerpo y el yo que no puede entenderse en la clave patrimonialista del individualismo posesivo.

El cuerpo como objeto de cuidados que apela al deber de cuidar (deber público de civilidad) y al derecho a cuidar y ser cuidados. La interdependencia pone de manifiesto la relevancia de las mujeres, la conexión entre el sistema productivo y el reproductivo, el trabajo remunerado y no remunerado, y la necesidad, en definitiva, de redefinir lo que entendemos por “trabajo”. Subraya también la relevancia de las abuelas y las mujeres migrantes: el trasvase de cuidados de unas generaciones a otras, que supera las fronteras del tiempo, y la cadena global de cuidados, que supera las del espacio, porque no tiene ni nacionalidad ni Estado. En ese juego de manos femeninas, ni hay varones ni hay instituciones.

Finalmente, el cuerpo necesitado, dependiente del ecosistema y los recursos naturales que el productivismo y el consumismo depreda y desmantela. La ecodependencia nos recuerda que el colapso civilizatorio al que estamos asistiendo es también el colapso de los valores masculinos asociados al egoísmo, el individualismo, el narcisismo, el progreso lineal y el crecimiento infinito, a los que nuestra civilización responde.

La extrema derecha maneja un imaginario de lo común reaccionario y excluyente que consiste en regresar a los enclaves seguros del pasado: la familia, la iglesia, la clase, el Estado, la nación y la propiedad privada. El feminismo relacional apela a una comunidad de cuidados mucho más amplia e inclusiva, revirtiendo el uso que el poder ha hecho de esas instituciones e incorporando la corporalidad sintiente a la lógica abstracta de la normatividad.


[1]http://www.rebelion.org/noticia.php?id=248169

[2]https://www.dw.com/es/cunde-la-alarma-ante-la-posibilidad-del-fin-del-orden-patriarcal-dijo-rita-segato-a-dw/a-56809492

[3]https://www.bing.com/search?FORM=XKSBDF&PC=XK01&q=La+Europa+de+las+mujeres+frente+al+lobby+anti-elecci%C3%B3n

[4]https://www.elsaltodiario.com/opinion/el-rayo-que-no-cesa

[5]http://lapenultima.info/articulos/feminismo-antipunitivista-de-por-que-el-incremento-de-las-penas-no-es-la-solucion/

[6]https://ctxt.es/es/20190306/Firmas/24814/Maria-Eugenia-Rodriguez-Palop-extracto-revolucion-feminista-y-politicas-de-lo-comun-extrema-derecha.htm

 

 

En los calores de julio de 1972, Manuel Marlaska, cronista del ABC, estaba de miranda en la esquina de la calle de Magallanes con la de Donoso Cortés, y se preguntaba si la reja con la que finalizaba la primera de esas calles encerraba a los madrileños o si, por el contrario, los enrejados eran los trabajadores del Parque Móvil del Estado y los vecinos de la aneja colonia de San Cristóbal (ABC, 22-VII-1972). La institución que centralizaba la movilidad oficial de España desde 1940 era un mundo aparte, un pequeño universo o, si se quiere, una isla, como reitera la memoria de nuestros entrevistados, criados en ella.

Lo sigue siendo. Con sus 76.782 metros cuadrados construidos, las instalaciones del Parque continúan siendo las grandes desconocidas del distrito de Chamberí, como demuestra cualquier encuesta informal y apresurada que se realice a viandantes fijos u ocasionales de las calles del barrio. La colosal fachada del número cinco de Cea Bermúdez, de un sabor nítidamente primifranquista (fue finalizada en 1950, tras casi una década de obras), oculta físicamente los dos grandes corazones del complejo: un enorme garaje multi-storey, con capacidad para más de un millar de automóviles, y una muy extensa nave con cubierta en dientes de sierra, destinada a albergar los talleres de reparación de camiones, autobuses, utilitarios y motos de servicio oficial.

Es un ejemplo muy claro de la arquitectura civil de los años 40, puramente utilitaria, funcional sin la más mínima concesión y sin más alarde que la gran rampa de acceso a las plantas del garaje, la cual, a pesar de su interés, no es lo más valioso del complejo.

Desde que, a comienzos de los años 90, el Ministerio de Hacienda esbozase el horizonte de ir deshaciéndose de lo que comenzaba a ser percibido más como un lastre que como una institución funcional, el Parque no ha dejado de perder intensidad de uso, reducido hoy a muy poca cosa: un contenido residual en una formidable cáscara, un gran espacio infrautilizado en el corazón de Chamberí.

Es sin duda este último aspecto, el de su localización, el que, en el contexto de una acelerada gentrificación del distrito, hubo de atraer las miradas siempre atentas de los grandes inversores inmobiliarios (se llegó a hablar de una auténtica delicatesse urbana en la prensa económica o en las secciones equivalentes de la general), a lo que vendría a unirse la oportunidad de que los sucesivos Ministerios de Hacienda hiciesen caja realizando las plusvalías derivadas de su mera posición en la trama urbana. Y es en ese escenario de deseos cruzados y coincidentes en el que, a la altura de 1997, el Ayuntamiento de Madrid hubo de aprobarla APR.07.05 que abría la espita a la posible demolición del conjunto al amparo del Plan General de Ordenación Urbana de ese año, aún vigente hoy, más de veinte años después.

En 2017, la consciencia de esa amenaza llevó a la configuración de un Grupo de Trabajo en Defensa del Parque Móvil en el marco del Foro Local del Distrito de Chamberí, hoy reconvertido en asociación registrada, una vez que el actual Ayuntamiento parece haber optado de facto por el resuelto desmantelamiento de toda forma de participación vecinal digna de tal nombre. Su trabajo desde entonces ha venido desplegándose en materia de una exposición en la Casa de Cultura y Participación Ciudadana de Chamberí, la realización de una detallada unidad didáctica para colegios (a cargo del malogrado Juan Paz Miraz), una conferencia en la Casa de Cultura, otra en el Centro Cultural Galileo y dos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, además de la implicación de prestigiosos profesionales de la arquitectura (especialmente a través del Club de Debates Urbanos) y de la historia y la sociología (especialmente a través del Grupo de Investigación Consolidado Charles Babbage de la Universidad Complutense, generadora de varias publicaciones científicas al respecto). Las dos guías principales de ese trabajo han sido la de la evaluación patrimonial del Parque Móvil considerado en sí mismo y, por otro lado, la de su valoración social como posible ámbito privilegiado para el común de los vecinos (chamberileros y, en general, madrileños).

Un espacio de elevados y peculiares valores patrimoniales

La sede estatal del Parque Móvil del Estado (en origen Parque Móvil de Ministerios Civiles) comienza a construirse, al tiempo que la colonia de San Cristóbal, en 1941-42 y finalizado en 1950 (y 1957 en el caso de la colonia). Viene marcado, pues, por el estigma urbanístico, arquitectónico y organizativo de aquel Primer Franquismo cuya herencia patrimonial, en más de un terreno, no se encuentra suficientemente considerado aún, al menos en opinión de los abajo firmantes.

Desde un punto de vista descriptivo, el patrimonio amenazado del Parque Móvil, obra del arquitecto palentino Ambrosio Arroyo, agrupa tres piezas arquitectónicas. Por un lado, el garaje, una suerte de gran prisma cuadrangular (53 por 193 metros) de cuatro plantas sobre tierra y otra de sótano, servido por una excepcional rampa de doble helicoide única en España y de traza y aspecto de extraordinaria elegancia y funcionalidad, muy en la línea de otros grandes garajes europeos y norteamericanos del movimiento moderno de los años 20 y 30.

Por otro lado, e igualmente sustraído a la vista, la gran nave de talleres, de 190 por 46 metros, consta de una sola planta (aunque una parte de su subsuelo se configura como sótano) y aparece cubierta por 19 dientes de sierra con luz procedente del norte que apoyan sobre los muros perimetrales de ladrillo y una red de pilares y cerchas metálicas de nada frecuente ligereza, lo que asegura al conjunto una gran diafaneidad y una notable flexibilidad de contenidos y usos. En la nave se conserva un raro e infrecuente mural de 26 por 1,60 metros, organizado en once paneles que exaltan la propia construcción del Parque Móvil (el estudio de los arquitectos, las obras de construcción de la rampa) y, sobre todo, los diferentes oficios implicados en la conducción (de motos y de coches) y en los trabajos de reparación automovilística de la época (forja, chapa y pintura, ebanistería, tapicería, guarnecido, electricidad, etc.) Es obra de Germán Calvo, un pintor palentino con formación muralística en Italia que, por las mismas fechas (1950-52), habrá de participar en las pinturas murales de la iglesia de la colonia (al lado de otros como Eduardo Vicente, Francisco Galicia o Ramiro Ramos).

En uno de sus extremos cortos, garaje y nave de talleres, separados entre sí por una ancha calle de servicio interior, se ven reunidos por la pieza de servicios generales, con acceso por Cea Bermúdez, una planta rectangular de 105 por 31 metros y cinco alturas a la vista. Su condición de sede estatal del Parque Móvil permite entender el tratamiento altamente representativo de su fachada, con un poderoso basamento de granito, dos grandes columnas toscanas de piedra de Colmenar cosiendo la planta baja y el entresuelo, un ligero adelantamiento de las fajas central y extremas, un discreto uso de la alternancia textural entre chapado de piedra y ladrillo visto y una coronación en forma de pabellón (destinado a vivienda del director de la institución) que se presenta apoyado en dos pares  de columnas sin basa, capitel ni éntasis, lo que le otorga un aire indudablemente moderno y monumental, se diría que italianizante o germanizante.

Desde una perspectiva funcional, el edificio principal acogía las oficinas, una cafetería, residencias para oficiales y para trabajadores solteros o de paso, aulas, un gran salón de teatro y cine (demediado en su altura a resultas de una reforma interior) y, ya sin uso, un ascensor continuo del tipo llamado paternóster.

Es la consciencia de esos valores patrimoniales intrínsecos lo que llevó al Grupo en Defensa del Parque Móvil (y a una buena baraja de prestigiosos arquitectos madrileños) a solicitar en diciembre de 2018 la declaración de Bien de Interés Cultural para todo el edificio de los tres elementos reseñados, más allá de la declaración vigente para sólo la rampa de acceso al garaje, una suerte de astracanada absurda en caso de demolición por cuanto, una vez eliminado aquél, el garaje, ¿a qué cielo o nada habría de conducir ésta, la rampa, concebida precisamente para la movilidad funcional? Por lo demás, un informe del Instituto del Patrimonio Cultural de España, de 10 de octubre de 2017, recomendaba que el mural de la nave de talleres no fuera movido de su emplazamiento actual, por cuanto “gran parte del valor de este mural radica, junto a su calidad artística, en su contextualización dentro del espacio para el que se creó”. Al año siguiente, la Comisión de Monumentos y Patrimonio Histórico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando solicitaba la incoación de expediente de BIC en categoría de monumento para el edificio del Parque Móvil.

Un espacio infrautilizado que debe servir a los vecinos de Chamberí

Pero es que, más allá de sus valores intrínsecos, los locales del Parque Móvil, con evidente pérdida de funcionalidad hoy, podrían configurar para Chamberí (y para la metrópolis madrileña) un polo de actividad económica, social y cultural de primer orden. Desde hace años, y a su modesta escala, la Asociación en Defensa del Parque Móvil del Estado viene desarrollando y promoviendo un debate acerca de los eventuales contenidos y usos que podrían verse albergados allí, en ese ámbito cuyo precio de mercado resulta de unas plusvalías que nacen del propio crecimiento de la ciudad y que, por ello, debieran corresponder al común de la ciudad.

A partir de alguna idea del arquitecto Francisco López Groh o de algún ejercicio académico de los también arquitectos Andrea Brufatto, Chiara Caselli y Sara Puglia, la asociación considera que es urgente abrir ese debate al conjunto de la ciudadanía, al tiempo que avanza alguna consideración general al respecto. Por un lado, la panoplia de eventuales usos futuros habrá de respetar la memoria del lugar, establecer alguna continuidad entre sus usos originales y otros más acordes con los tiempos que corren. Y eso significa, por otro lado, articular productiva y fértilmente contenidos culturales con usos educativos y productivos, de trabajo real.

A la vista de una valoración de experiencias y realidades europeas en espacios similares, la asociación viene manejando algunas posibilidades que puedan favorecerse mutuamente, sinérgicamente: un Museo de la Historia de Madrid en el siglo XX (que no existe a día de hoy en el sistema museal madrileño), capaz de incluir tratamientos específicos de la historia de la cultura madrileña del automóvil, así como del propio lugar, es decir, el Parque Móvil; y sobre todo un conjunto de actividades vinculadas internamente entre sí y externamente con la producción y el trabajo: ciclos formativos de formación profesional en oficios que tengan alguna relación con el automóvil, talleres de artes y oficios y de restauración (pintura mural, automóviles antiguos), espacios de trabajo para makers, un centro de investigación empresarial-universitario en materias vinculadas con el automóvil (nuevas energías, componentes, etc.) y espacios para la participación vecinal, hoy tan amenazados (cuando no directamente suprimidos).

¿Una utopía?, ¿un sueño recuperar el espíritu de la Bauhaus tendente a articular productivamente lo que Gropius denominaba “forma” y “trabajo”? Tal vez. Y sin embargo, el reciente programa de la Unión Europea presentado por Ursula von der Leyen y significativamente denominado New European Bauhaus no aspira a otra cosa que eso mismo, actualizado, eso sí, por la vía de las transformaciones digitales y de las energías verdes.

Notas:

*Teresa Arenillas Parra es presidenta del Club de Debates Urbanos.
José Sierra Álvarez es catedrático de Geografía y Urbanismo de la Universidad de Cantabria.

Todas las vidas son distintas y todas son importantes. Todas tienen algo interesante que contar. Cada persona tiene su propio recorrido vital. Y eso es ya de por sí atrayente. Pero algunas biografías son excepcionales, bien por la personalidad del, o de la, protagonista, bien por las circunstancias excepcionales que rodean sus vidas o bien por las obras que han realizado.

A pesar de su juventud (nació en 1987), la vida de Najat Kaanache es una de esas biografías singulares y apasionantes.

Nacida en Orio (Guipúzcoa) en 1987, su familia de origen marroquí, emigró a estas tierras vascas donde la mayoría de la gente habla euskera. Allí encontró todas las dificultades posibles para entenderse. Pero Najat, que ahora habla siete idiomas, superó todas las pruebas. Marruecos, España, Euskadi… tres escenarios que le llevan a decir que ella es euskalduna, marroquí y española. En sus pocos más de 30 años, ha recorrido medio mundo y ha pasado por infinidad de circunstancias que hacen que su vida sea algo así como un cuento mágico.

Un buen día, descubrió en Holanda que era capaz de elaborar unos excelentes pintxos fusión vasca-marroquí y entendió que en la cocina estaba su futuro. También supo ver que en el mestizaje, en la fusión, está el camino para avanzar. La suerte o su buena estrella la acompañó, pero lo fundamental lo puso ella con su talento y su trabajo: fue becaria con los chefs mejor considerados y más reconocidos en todo el mundo, aprendió (también enseñó); y con todo ese espléndido y temprano bagaje regresó a Marruecos, a Fez, en cuya medina abrió NUR, su propio restaurante, que ya ha recibido importantes galardones y es uno de los más prestigiosos internacionalmente. Hoy está reconocida como una de las restauradoras más importantes en todo el mundo y en su haber también cuenta su libro Najat (editorial Planeta).

En la infancia de Najat no faltó la pobreza ni la discriminación. Su salvación fue la escuela pública. Educación, cultura, ilusiones… Ella es una mujer que contagia energía y entusiasmo, llena de sueños e ideas que quiere poner inmediatamente en marcha. Y que se preocupa, y mucho, por otras mujeres, con las que trabaja y por las que trabaja.

Y de eso es de lo hablamos especialmente hoy con ella.

Tenemos noticias de que tiene una gran preocupación por el trabajo que realizan las mujeres, que en su empresa gozan de buenas condiciones laborales y que se interesa mucho por su bienestar, porque tengan independencia, su “habitación propia”, también que se esfuerza porque las hijas de sus empleadas vayan a la escuela. ¿Nos puede hablar de esto?

Una de las cosas que para mí es muy importante es que las mujeres que trabajan conmigo  -muchas de ellas están divorciadas o separadas, o se han separado de su marido-, que trabajan en la cocina, en la limpieza y son unas superchampions, tengan su propio espacio. Tienen hijas y lo que yo intento inculcar es que la nueva generación tiene que estudiar, que no pueden dejar el colegio. Y como viven en casas de familiares, lo que busco es que ellas puedan tener su propia habitación, su casa, con su cocina, su nevera, donde puedan dormir y cerrar la puerta con llave y tener su propio espacio. Y con ellas sus hijas o sus hijos. Para mí esto es super importante.

Háblenos de este proyecto que está realizando ahora con mujeres marroquíes: la elaboración de queso de cabra. Nos interesa mucho saber en qué consiste.

En Taza, de donde vengo yo, que está a casi tres horas y 15 minutos desde Fez, hay mujeres que viven en la montaña; allí hay un verde muy natural, está el Parque Nacional más importante de Marruecos. El primer banco  marroquí se fundó aquí en Taza, que es donde estoy en estos momentos. Y encontré algo muy peculiar. Siendo yo una mujer vasca nacida en San Sebastián, siempre me he llevado un pedacito de queso de Idiázabal o de queso manchego de país en país. Me dije, si estas mujeres tienen cabras y tienen vacas, un montón de cabras que dan un montón de leche que dan a sus hijos para que se alimenten y no saben qué hacer con el resto, pues digo yo por qué no montamos una quesería.

Ellas hacen queso fresco que se comen en dos o tres días. Y yo decía por qué no hacer un queso curado, que sea artesano, que sea el resultado de un trabajo hecho por ellas desde el principio hasta el final. Y que además se puedan ganar un sueldito, ¿por qué no? Entonces se me ocurrió la idea de montar esta quesería. Y nos estamos enseñando a nosotras mismas, hablando con veterinarios, hablando con gente que entiende de la materia. Hemos llegado a tener distintos equipos de diferentes países para que nos ayuden a guardar las medidas de higiene, a mantener bien la leche. Trabajar en diferentes propuestas para poder tener fondos, para tener una máquina para cuajar, unos tanques para mantener en frío… Pequeñito pero que sea algo mágico. Que lo podamos usar y que les enseñemos algo que es nuevo para ellas. Hay gente en esta montaña que no ha bajado nunca a la ciudad. Es impresionante cuando eres capaz de hacer un queso en una montaña y ser capaces de venderlo en un restaurante como el Nur en la medina . Y que de ahí salga para el mundo.  Es algo impresionante, ¿por qué no? También es aprender.

¿Es cierto que como muchas de ellas temen la noche de regreso a casa, por peligro y prejuicios evidentes, tiene taxis pintados de rosa que conducen mujeres y llevan a las trabajadoras a sus casas?

La verdad es que por la noche en la medina uno se puede perder; se puede encontrar gente como en Brooklin, como en Madrid, como en Barcelona, como en Donosti, te puedes encontrar gente que te gusta o no. Es cierto que las mujeres a partir de las seis de la tarde tienen inconvenientes para regresar a sus casas. Y sí, sería un sueño para mí hacer taxis rosas para que solo sean conductoras mujeres y que lleven solo a mujeres, únicamente por su seguridad. Nada más.

En unas declaraciones suyas recientes dice que “Busco transmitir respeto. Por los árabes, por el legado andalusí”.  Usted combina y congenia perfectamente en su trabajo los conocimientos y tradiciones árabes, los judíos, también la tradición culinaria vasca. ¿Es su cocina un ejemplo de convivencia entre diferentes culturas?

Mi trabajo no es cocinar. Es alimentar almas pero al mismo tiempo es romper esa barrera de inmigración. Porque todos somos inmigrantes. Hay gente europea o americana que dice “yo soy un expa [expatriado]” ¿Dónde está la diferencia? Depende de cómo veamos al ser humano. Para mí es muy importante que la gente pueda entender que no elegimos donde nacemos ni elegimos qué pasaporte tener. Ni tampoco elegimos qué nacionalidad o qué religión tener. Pero sí elegimos ser amables, compartir, disfrutar. Y sobre todo, enseñar nuestra cultura de manera pacífica. A través de la cocina lo que yo hago es política.

El legado andalusí es un legado muy importante. La Península española sin ese legado no tendría muchas cosas, y negaría a un grupo como el musulmán, y otro grupo muy importante, que es el judío, que van de la mano por cierto. Compartimos higiene, compartimos la manera de sacrificar a los animales. Compartimos cocina y compartimos historia. El legado andalusí es muy importante, siempre y cuando seamos capaces de  poder contar la historia. En este caso en España, arquitectónicamente, matemáticamente, ¿cómo hacemos posible que sea la grasa de un alimento, en este caso la manteca de cerdo, lo que al final pueda crear la diferencia entre un polvorón, un turrón o una ensaimada, entre un musulmán, un judío o un cristiano? Yo creo que a través de la cocina el ser humano ha establecido sus fronteras, sus creencias. Y la cocina es como un arma. Un arma que hay que usar positivamente. Para unir a los seres humanos y sobre todo para solucionar problemas. Para proporcionar calma, para establecer países, regiones, culturas, creencias. Yo creo que la cocina es un diccionario, va más allá. A través de la cocina podemos acercarnos los unos a los otros.

Para mí es muy importante que la gente pueda entender que no elegimos donde nacemos ni elegimos qué pasaporte tener. Ni tampoco elegimos qué nacionalidad o qué religión tener. Pero sí elegimos ser amables, compartir, disfrutar. Y sobre todo, enseñar nuestra cultura de manera pacífica.

Lo que nos pasó con el legado andalusí es que casi no hay un marroquí, ni un árabe, ni un musulmán que sea bien reconocido por su trabajo, por su persistencia, por su inteligencia, por su resistencia y por su manera de presentar una cocina. Siempre son españoles cristianos, judíos israelíes, judíos con descendencia marroquí, que también es muy importante pero que están fuera de Marruecos. Pero nunca se ha visto otorgar premios a un marroquí que destaque por tener una cocina andalusí. Eso quiere decir que vivimos en una sociedad muy selectiva donde el hombre blanco todavía tiene el poder. Yo creo que ya está bien, ya está, ya está bien (risas).

¿Dónde cree usted que está el secreto del éxito de su cocina?

El éxito de mi cocina yo creo que está en la gente que me rodea, las almas que me rodean, la tierra, la historia, el no tener un ego, o, bueno, dejarlo bien muerto y enterrado dentro de uno y ser humano y siempre ponernos en los zapatos de los demás. Ese creo que eso es el éxito. Bueno, no sé si es éxito pero detrás de los éxitos hay muchas batallas y esas batallas hay que ganarlas todos los días. Hay que leer, hay que disfrutar, hay que ser perseverantes y hay que tener sueños. Esto para mí no es un trabajo es mi vida, un life style.

Por último, ¿cuál es su próximo proyecto?

En junio sale un nuevo libro, que para mí es muy importante. Es un nuevo libro refrescante, es natural, es de la tierra. Es como el ser humano, su comida y la tierra. El mar, las montañas y la naturaleza. Y más adelante abrimos espacios en Europa, que es muy importante. Y seguiremos escribiendo, creando, conquistando almas si nos dejan. Siempre felices y nunca pensando que esto es un trabajo sino que es una responsabilidad. Yo me siento responsable siendo vasca-marroquí de poder reglar un pedacito de mí misma y hacer de ello pues eso, mi trabajo, mi esfuerzo todos los días. Porque para mí ver un ser humano feliz me llega al alma. Eso es lo que me satisface.

Muchas gracias, Najat por este tiempo que nos ha dedicado.

Sucran. Eskerrik asko.

Editorial: Planeta Gastro, 2020

El amor y el paso del tiempo son dos de las experiencias más narradas en la cultura que consumimos y sin embargo es difícil encontrar un relato con el que sentir cierta identificación. Vemos, leemos y escuchamos el amor polarizado: idealizado o espantoso, fábula o verdad. My Mexican Bretzel es diferente. La narración de su protagonista, Vivian Barrett, fluye entre los términos variables y las incógnitas de la ecuación sentimental. En las líneas de su diario, Barrett nos descubre una honestidad a la que no estamos acostumbrados/as, ya no para compartirla sino para mirarnos al espejo. Las ruinas posbélicas de la vieja Europa son la metáfora perfecta de un amor antaño dorado que se resquebraja y muestra sin pudor sus vigas derruidas. Y entonces aparece Leo, el mexican bretzel que insufla color, risas, amaneceres, olas y flores. Y Vivian quiere volver a ser joven.

Los sentimientos sin filtrar de Barrett y las imágenes caseras de 16mm y Super 8 que graba su marido (a veces ella) son un lienzo extraordinario del que no puedes apartar la mirada pese a que la pantalla es silente gran parte del tiempo. Ese silencio te atrapa porque solo así puedes acompañar a Viviane en sus reflexiones. Barrett es ‘la abuela’ de la directora de la película, Nuria Giménez Lorang, quien encontró decenas de latas con filmaciones olvidadas, un archivo familiar y cultural que regala imágenes peculiares: postales de una vida lujosa en un continente en ruinas, los primeros neones de Las Vegas o el hacinamiento de inmigrantes inquietos/as en el Queen Mary.

Las comillas sobre la abuela se entenderán con el visionado pero tampoco hay que hacerse muchas preguntas siempre que aceptemos que la ficción puede ser el mejor retrato de la realidad.

Vean y disfruten.

Notas: Ilustración de portada de @lafemme_agitee

A veces es necesario contar una historia, que se conozcan sus acontecimientos y sus protagonistas. A veces es necesario para que no quede oculta por sucesos inmediatos, que atraen nuestra atención y que quedarán sumergidos por los siguientes sucesos también importantes que ocultan a los anteriores.

Hablo de esas historias pequeñas, sólo en apariencia pequeñas, que se construyen con la minuciosidad del tiempo, con el trabajo solidario y cotidiano, con el silencio y la certeza de saber que es justo y necesario dedicarse a ellas. Movidas por un imperativo moral, sin buscar recompensa alguna, hay personas que dedican su tiempo a un bien común, a un verdadero interés general.

Hablamos de Chamberí, un barrio del centro de Madrid, diverso, acomodado y con el menor número de metros cuadrados de zonas verdes por habitante de la ciudad. Hablamos de construir un campo de golf en 2006, en la mitad del distrito, ocupando la única posibilidad de creación de un parque. Hablamos de la ocurrencia de una presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, que, saltándose todos los permisos y licencias, declaró, sin temblarle el pulso, que su golf era de Interés General.

La historia es conocida. Manifestaciones, pancartas, reuniones, gente de diferentes profesiones y edades se unieron para decir No. Y meses de investigación les hicieron comprender a lo que se estaban enfrentando. Y aparecían unos nombres: Ignacio González, el fiscal Moix… casi inexpugnables.  Y por otra parte, también surgieron aliados inesperados, como el periodista Manuel Rico que, sin conocernos,  se convirtió en una ayuda imprescindible. Nos ayudaron, informando, medios como Público, Eldiario.es, Infolibre… Y así pasaron años. Juicio tras juicio se fue ganando terreno, palmo a palmo. “No. -decía el juez también- No es de interés general”. Pero ellos, desde el poder, insistían. “Pues si no es, lo va a ser porque promulgamos un Plan Especial que legaliza todo y aquí paz y después gloria”. Pero ni paz, ni gloria. Al límite de las fuerzas, la Asociación Parque sí en Chamberí, con nuevos jóvenes compañeros de las Ampas, prepararon y presentaron un contencioso administrativo que en el año 2016 lleva a que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declare nulo ese Plan Especial y dicte una sentencia memorable afirmando, que existía un claro desvío de poder que había desplazado los intereses generales por el interés particular. Y el Golf desaparecerá.

Su lugar lo ocupará el parque deseado, luchado y soñado, aunque diseñarlo y construirlo será una labor de años. Pero queda poco para su inauguración. Dos años apenas. Aparecerán muchas personas que declararán que el éxito es suyo… Por eso nos gustaría que la historia de esta Asociación vecinal, de todo un barrio, unido para conseguir un mismo objetivo, se conozca y no se olvide.

En 2019, en una fiesta de Navidad de la Casa de Cultura y Participación Ciudadana de Chamberí, Miguel Ángel Sánchez contactó con nosotras y nos comunicó su deseo de contar nuestra historia de una manera entusiasta, voluntaria y generosa. Por nuestra parte, llevábamos tiempo pensando en que debíamos dejar constancia de nuestra lucha. Le dimos un sí rotundo. Enseguida supimos, google busca todo, con quién estábamos hablando. Miguel Ángel es dramaturgo con un premio Max, narrador, cineasta, guionista.

Comenzó a leer todos los documentos que a lo largo de estos años habíamos generado. Las sentencias y las alegaciones de todos los procesos.  Toda la prensa escrita, los programas televisivos en los que se nos nombraba, todas las fotos y pequeños vídeos caseros…Documentación toda ella que le permitió realizar un primer guion. A partir de él y después de aclaraciones por nuestra parte llegó a un escrito final. Su primera idea era un documental.

Su intención era que las entrevistas a tres o cuatro personajes marcaran la línea de los acontecimientos, que ayudaran a seguir la historia. Varias voces, desde todos los ámbitos, de forma coral, irían punteando la narración. Para ello entrevistó a diferentes socios y socias de todas las épocas, Ángeles Nieto, Nines, de Ecologistas en Acción, Ramón López Lucio, catedrático emérito de la Escuela de Arquitectura, los abogados que nos ayudaron en el proceso legal…

Se juntaba todo. Investigación, misterio, aventura, cariño, enfrentamiento, un David, un Goliat…ingredientes necesarios para mantener el interés del espectador. Y comenzó el montaje dentro de una terrorífica pandemia que aumentó la dificultad del trabajo con parones dolorosos e inesperados. Y en ello estamos. En ensamblar este puzzle para que muestre un panorama real, que tenga unidad y un argumento claro.

Somos una asociación sin ánimo de lucro. Hemos comenzado nuestra andadura cinematográfica con la colaboración económica que socios, amigas, familiares nos han podido aportar. Pero el documental, que iba a ser un mediometraje, pasó a ser una película, DE INTERÉS GENERAL. Un barrio por un parque,de una hora y media, creciendo en intensidad. El presupuesto se incrementó. Y pensamos que merecía la pena seguir adelante. Por esto ahora necesitamos ayuda, vuestra ayuda, la de todas las personas que crean que es necesario que este proyecto se conozca. El material montado hasta ahora, anticipa una gran película, no os quepa duda. Estaréis orgullosos de haber contribuido a su nacimiento.

Que nuestra voz sea la voz de los miles de colectivos que se enfrentan a diario contra la corrupción y el poder pero que pocas veces pueden ganar. Porque cuando alguna vez, alguna vez, se gana, tenemos que contarlo a los cuatro vientos.

Iniciamos este proyecto en la plataforma de micromecenazgo goteo.org que nos ayudará a terminarlo con dignidad y calidad. En ella contamos todos los detalles del proceso y sus protagonistas, en qué gastamos el dinero, cómo nos organizamos para llevar a cabo la difusión necesaria de nuestra historia. Cualquier aportación es bienvenida y necesaria. Muchas gracias y nos veremos para celebrarlo en la oscuridad de las salas de cine cuando puedan estar, de nuevo, abarrotadas.

www.goteo.org/project/de-interes-general

Distopía: 1. f. Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana. RAE

La distopía está de moda. Series de TV, cine, libros… Parece como si la ficción priorizara explicar o imaginar mundos futuros, que se mueven entre una realidad imposible y una irrealidad posible. Estamos en tiempos de pandemia y vivimos en el presente lo que podría parecer una distopía vista en el pasado. Calles y ciudades vacías, hoteles barrados, ejército patrullando, hospitales colapsados, el Capitolio asaltado… Imágenes que violentan nuestro espíritu y nos conmueven.

La distopía no es un recurso de ficción nuevo. Libros como Un mundo Feliz, 1984, La guerra de los Mundos, Fahrenheit 451… Autores que con sus obras advertían de los peligros de la sociedad industrial. Hoy en día en la sociedad post industrial, post humanista los peligros se acrecientan y los creadores se han volcado en explicar las amenazas que nos acechan. Películas como Mad Max, Blade Runner, Gattaca, La carretera, y series como El cuento de la criada, Years and Years, Black Mirror y El Colapso nos dejan perplejos ante mundos imaginados que a menudo nos dibujan futuros oscuros.

Nuevo orden, la nueva película del mexicano Michel Franco, duele, es violenta, es un auténtico puñetazo a las conciencias de una sociedad que vive entre la perplejidad y las dudas del presente. Es una distopía, y confirma la definición de la RAE, pero con perspectiva no lo es tanto. Cuando la ves, te preguntas constantemente que podría ser real, como si estuvieras viendo un noticiario que explica una revuelta en un lejano país sudamericano. La historia arranca en una boda de la alta burguesía mexicana. Simultáneamente se produce una sublevación de la población indígena que instaura un régimen militar que somete a la élite blanca. El nuevo poder asesina, secuestra a cientos de personas y las encierra  en campos de concentración a la espera de rescates millonarios. Los que no lo consiguen son ejecutados. Se decreta un toque de queda que limita la libre circulación. La violencia inunda las calles. La película es una patada en el estómago y refleja desde el principio las profundas desigualdades de una sociedad injusta. Lo hemos visto y lo vemos cada día en las noticias, poblaciones que viven en la pobreza que protestan por sus vidas y sus derechos. No tenemos que irnos muy lejos, no sólo pasa en los países del tercer mundo, pasa muy cerca: Los movimientos cómo Black Lives Matter en Estados Unidos o los Chalecos amarillos en Francia, por ejemplo.

La película te pone delante del espejo, te interpela, “No es un presagio, pero sí una advertencia. Quiero suscitar una conversación que contribuya a que las cosas cambien. Mi film nos invita a pensar qué estamos haciendo mal”, asegura el director. La historia recrudece el debate al que debemos hacer frente: ¿Qué sociedad queremos construir? La pandemia ha puesto de manifiesto una vez más que los que más sufren son los más desfavorecidos. La pandemia ha confirmado que la desigualdad es la verdadera pandemia de la sociedad. Que la distopía la viven a diario millones de persones que viven en el presente las características negativas causantes de la alienación humana (como precisa la RAE).

Nuevo orden molesta, es incómoda porqué confirma que la desigualdad es insostenible. Pasó y está pasando; movimientos indígenas revolucionarios han sacudido la historia de Sudamérica. El Zapatismo en México o el Che Guevara entre tantos otros. Resistencias para reclamar la descolonización del continente, para reclamar la alteridad de sus culturas, movimientos de liberación nacional que en la actualidad son admirados y homenajeaos en los días de la patria, que fueron a menudo violentos y no por ello son considerados ilegales. Hoy en día, siguen existiendo pero ya no luchan por una patria, luchan por la dignidad, por la equidad, por la igualdad de derechos y la justicia, pero ahora son combatidos por ilegales y violentos. Es la gran paradoja, la gran pregunta que se hace todo el mundo, ¿Qué es la violencia y quien puede ejercerla? En la película vemos sus diferentes caras. La que ejercen los ricos sobre los oprimidos y la que usan los desfavorecidos para defenderse de los ricos. Lo que ayer fueron sueños utópicos se convierten hoy en acontecimientos distópicos. La película es ambigua, no se posiciona, es equidistante, no hay buenos, casi todos son malos, la duda sobrevuela todas las secuencias, no acabas de saber quien está detrás de toda la revueltas: “No quería dar mensajes ni educar, porque el cine no sirve para eso. Mis convicciones políticas no son importantes. La ambigüedad de la película es deliberada. La quise mantener abierta, aunque no fuera fácil, para que el público de distintos países pueda proyectarse en lo que cuento”, asegura el director.

La película de Miguel Franco es dura,  cruel, nihilista y a menudo insoportable cuando recuerda los horrores del holocausto, prisioneros marcados, rociados con mangueras o incinerados en crematorios. La barbarie al servicio de una causa, los indígenas convertidos en opresores, los salvadores en corruptos, los liberadores en torturadores. Al final todo gira, nada cambia, cómo en el Gatopardo de Lampedusa…

“En política, nada sucede por casualidad. Siempre que ocurra un evento, podemos estar seguros de que alguien lo planeó de esta manera”.

Franklin D. Roosevelt.

La pandemia nos ha hecho reflexionar y nos preguntamos si la sociedad que hemos construido es la más adecuada para hacer frente a los desafíos que ponen en peligro nuestro mundo. Todos apostaríamos por un nuevo orden, por una manera más justa de hacer las cosas, para dejar atrás el antiguo sistema socio-económico que poco a poco se va desmoronando. No podemos dejar que el pesimismo de las distopías anule el anhelo necesario de las utopías. La película del realizador mexicano nos advierte sin embargo que la búsqueda de estos nuevos ideales nos pueden llevar al caos y al desconcierto.

A un nuevo desorden.

A medio camino entre el ensayo, la novela y la colección de cuentos, Un verdor terrible de Benjamín Labatut (Rotterdam, 1980) cuenta la historia de una ciencia que se ha vuelto cruel y ha trascendido al ser humano; la ciencia del siglo XX.

Seguramente, el hecho más reseñable del libro es que nos muestra el cambio de actitud frente a los descubrimientos de la física y las matemáticas, y este cambio viene provocado por el carácter casi apocalíptico de estos mismos descubrimientos. ¿De qué otra forma describir la certeza de que algunos problemas nunca encontrarán solución? Por primera vez, la realidad es incognoscible. Si en el siglo XIX, el siglo del progreso imparable, la ciencia era el instrumento  y el saber que permitiría sacar a la luz todos los misterios del mundo, ahora esta se convierte en el principio de nuestra destrucción como especie. Einstein, explica Labatut, fue un científico que, paradójicamente, tuvo mentalidad del siglo XIX, al tiempo que participaba en los grandes cambios del XX. Por eso, pronunció su famosa frase “Dios no juega a los dados” y se negó a aceptar un universo no mecanicista. Las leyes instauradas por Newton no se tambalearían por la presencia indeseable del azar. Sin embargo, esto es lo que ocurre y lo que demostró Heisenberg con su principio de incertidumbre.

Los personajes del libro son todos científicos y matemáticos ilustres, los protagonistas de la historia de la ciencia de los últimos cien años. Presentados por Labatut, todos comparten una tendencia a la iluminación y la revelación. No son capaces de dar con soluciones a problemas si no es mediante el dolor y la enfermedad. Una mezcla de mística y ascetismo. Son las bocas de una realidad superior. Tendemos a leer nuestro presente en función del pasado inmediato, pero lo que se demuestra es que, para comprender lo contemporáneo, es necesario penetrar en el intrincado sistema de túneles situado bajo la historia y que conecta las épocas de manera no consecutiva. Así, los científicos del siglo XX no se parecen a los XIX. Son gnósticos; descubren un conocimiento capaz de transformar la propia vida (metanoia). Mezclan su trabajo con lo religioso. El mundo, aunque parezca mentira, vuelve a ser mágico.

Benjamín Labatut

El libro, escrito con un estilo impecable y de manera elegante, hace emerger una serie de figuras que, aunque monstruosas, son reales y hasta simpáticas. Labatut tiene la cualidad de ofrecer una descripción de algunos hechos que marcan nuestro tiempo y que no parecen haber sido asimilados por nuestra cultura. La ciencia puede destruir el mundo. El progreso, a su vez, no es tal y, en caso de existir, afecta solo a lo tecnológico. Hay  cosas que no pueden saberse.

Estos hechos tienen un alcance que el libro no describe y que cada lector deberá deducir por su cuenta. Es complejo porque no solo nos afecta como especie, sino también a nivel íntimo.

Inteligente y erudito, Un verdor terrible es, indiscutiblemente, uno de esos libros imprescindibles para comprender la realidad actual. Además, es una muestra excepcional de literatura. En ocasiones sobria, en ocasiones humorística. Es normal, por lo tanto, que siga acumulando ediciones y traducciones. Una lectura obligatoria para aquellos apasionados por preguntar y que no necesariamente esperen respuestas, sino todavía más preguntas.

“Lo esencial es invisible a los ojos” (Antoine de Saint Exupèry)

Sustentable, Guía de restaurantes de la Comunidad Valenciana” (Editorial Mediterránea, 2020; coordinación editorial a cargo de María Diago https://mesamediterranea.com/) no es una guía de restaurantes al uso como la Michelin.

Creo que tenemos que aprovechar los tiempos de crisis planetaria como la actual para sugerir un cambio de valores que permitan una reforma profunda de la forma de ver, pensar, valorar y finalmente de actuar que nos saque del pozo profundo de ignorancia, desinformación y soledad en que estamos sumidos.

Puede ser que la juventud rebelde, que se manifiesta violentamente, lo haga movida por sentimientos de desafección, de falta de expectativas, desaliento, desánimo y de ausencia de esperanza.

Nos han repetido continuamente que la pandemia nos ha hecho valorar a las personas humildes pero esenciales para el normal funcionamiento de la sociedad. Incluye a los pequeños comercios de proximidad, a los barrenderos y recogedores de basura, a tantas personas anónimas que han permitido que se produzca diariamente el milagro de que salga agua al abrir un grifo, o que se encienda la luz o el televisor al apretar el interruptor. No olvidemos a bomberos y policías que han ayudado, de forma anónima, el paso del Huracán Filomena. De los sanitarios todo lo que se pueda decir es poco. Poco valorados económicamente, por algunos dirigentes políticos, han dado hasta la vida por los demás.

Cuando todo esto pase volveremos a continuar pensando y actuando como antes. Concretamente, y centrándonos solamente en la restauración, en el sentido de casas de comidas, los que puedan volverán a los restaurantes de prestigio por las estrellas Michelin que poseen y que exteriormente se caracterizan por el gran tamaño de los platos y la pequeña cantidad de comida que contienen. Olvidamos que la etimología de prestigio es la misma que la de prestidigitador o ilusionista que nos engaña con sus manejos haciéndonos ver cosas que no son, que son irreales. Porque pensemos en las personas que otorgan las codiciadas estrellas Michelin: ¿en qué Universidad se han doctorado u obtenido un “máster”, que les faculta para otorgar tales distinciones que arrastran a personas de poder para codearse con sus similares en sitios exclusivos? Las estrellas Michelin se basan en la vanidad. No se adjudican por métodos racionales y/o científicos. Se aprovecha el ansia de distinción que anula el intelecto de muchos, teniendo como consecuencia que se forman círculos cerrados de vanidosos engañados por los pícaros de siempre.

Los programas de televisión nos meten en el salón de casa a estos “magos” de la cocina haciéndonos ver su vulgaridad y falta de higiene (la pandemia me ha hecho muy observador) al echar el aliento, aerosoles (potencialmente peligrosos) encima de los platos.

Sustentable por el contrario, está redactada coralmente por un equipo de profesionales y científicos de probada valía, coordinados por María Diago, bióloga especializada en sostenibilidad ambiental; profesora acreditada ha sido Directora General de Cambio Climático de la Comunidad Valenciana y autora de libros sola o en colaboración sobre el cuidado de la Tierra.

Trata ante todo de la Dieta Mediterránea, tan alabada como desconocida en su sustancia, historia y razón de ser que ha sobrevivido milenios al paso de civilizaciones y que tiene sus raíces en: calidad, proximidad y sostenibilidad.

Con arreglo a eso se otorgan hasta cinco soles a:

 1º.-Gastronomía (calidad), evidentemente es necesario que los platos elaborados sean apreciados por el paladar y atractivos en su presentación.

 2º.-Proximidad, sus ingredientes se deben producir en la proximidad, se les conoce y no ha lugar a engaño. Tanto el que vende como el que compra saben lo mismo del producto lo que no pasa cuando se compra un producto(delicatessen) envasado en tierras lejanas. La proximidad ahorra gastos desmesurados de transporte y de construcción de medios de transporte y almacenamiento. (del huerto a la cazuela).

3º.-Sostenibilidad, energía empleada (renovable o sucia), separación y reciclaje de los diferentes tipos de residuos. Edificios energéticamente eficientes.

Agradezco personalmente la publicación de esta guía, me ha recordado las paellas y arroces caldosos que hacía mi abuela valenciana.

“¡Cuán gritan esos malditos ¡” “Don Juan Tenorio por José Zorrilla

Hubo silencio y también grandes voces que enrarecían los sentidos solo con el ruido atroz de sus gestos vacuos” Alberto Corazón

Rosa María Artal es un lujo del periodismo español actual. Por esa razón L´Associació de Dones Periodistes de Catalunya le acaba de conceder un premio a su trayectoria periodística que ha recogido personalmente.

Rosa se distingue por la defensa que hace en sus escritos de la dignidad de todos, sobre todo de los más desvalidos. Graham Greene decía en una de sus novelas algo parecido a “nadie conoce mejor la religión que el pecador”. De igual forma pienso que solamente el que ha recibido algún tipo de humillación en su vida (como yo) puede sentir en el hondón del alma la humillación que sienten otros. De otra forma no me explico la sensibilidad patente en todas sus obras.

Cito, también de memoria, un refrán francés que creo que utilizaba Pierre Benoit: “Mi padre ha vendido el arado y se ha comprado un tambor” Con la edad y la jubilación muchos afortunados conquistan la libertad perdida por la cuenta de resultados o los índices de audiencia. Rosa María la ha conquistado sobradamente.

De igual forma Rosa es un lujo en una profesión que dice “presencialidad” por presencia; “a través de” en lugar de: “por medio de”, o “mediante”; “de cara a mañana” por simplemente “para mañana”, y lo que es peor confundir CONFRONTAR (comparar dos cosas poniéndolas una frente de otra) con  ENFRENTAR. Las ideas se sopesan, se comparan, se confrontan mediante un diálogo tranquilo y sosegado. Pobre Cervantes, todo el mundo habla del Quijote pero pocos son los que lo han leído o, como decía un compañero (ya difunto): “En el Vaticano todo el mundo habla de Dios pero nadie cree en Él”

Se dice que los suramericanos hablan mejor español que los españoles porque no quieren ser colonizados por USA. Cosa que, desgraciadamente, no ocurre en España. Ahora sabemos hablar inglés a costa de ser colonizados e inclinarnos servilmente ante el “Poder”.

“La Bolsa o la Vida” (Roca editorial, 2021) es una crónica mundial de un año sacudido por una pandemia universal, dedicando una atención especial a lo ocurrido en España. Es un libro memorable que utilizarán los historiadores dentro de muchos años para escribir sobre la España actual, su intrahistoria y sus “mandamases”.  

Es un libro imprescindible para leerlo y releerlo viendo cómo actúa la “internacional del odio” denunciada por Juan José Tamayo en todo el planeta: Brasil, EE UU y también aquí que se expande por radios, televisiones, redes sociales.

Con la Constitución pasa lo mismo que con el Quijote, todo el mundo habla de ella pero casi nadie la ha leído, como expone reiteradamente Rosa María. Supuestamente según el art 14 todos somos iguales ante la Ley, en la práctica somos esencialmente desiguales, como se le ha escapado a alguien que no ha hablado al “diktat” del argumentario diario. Caso especial es el de la Iglesia Católica (pero poco cristiana) que, ignorando el Evangelio que proclama la igualdad absoluta de todos, el Nazareno lo repite continuamente, le riñe a Pedro por eso, porque tenía una mollera muy dura. Es una pena pero ésta no es la Iglesia con que soñaba. Se ha convertido en una estructura piramidal y jerárquica en la que cada escalón trata de ocultar sus vergüenzas al siguiente. Acaparadora de poder (Sacro Imperio Romano Germánico) que tantas muertes ha producido (cruzadas, guerras de religión europeas y siguen. En España tiene unos privilegios (leyes privadas) no reconocidas en la Constitución pero existentes “de facto”: exenciones de impuestos, inmatriculación de propiedades como La Mezquita de Córdoba, la giralda de Sevilla y centenares de propiedades propiedad de las comunidades rurales desde tiempo inmemorial. “No se puede servir a dos señores” dijo el Nazareno y la Archidiócesis de Madrid echa a ancianos de sus residencias, a inquilinos de sus viviendas… porque avispados administradores se aprovecharon de la dejadez y soberbia de obispos más atentos a sus ropajes, mantos y capirotes que al bien del “rebaño”. El Cardenal-Arzobispo de Madrid no ha dignado acercarse a la Cañada Real Galiana en la que cientos de niños inocentes, junto con miles de adultos viven en situación deplorable, anta la mirada inmisericorde de los sucesivos gobiernos del PP en la Comunidad de Madrid que mantienen esta situación ANTICONSTITUCIONAL desde hace decenas de años. “Deles Dios mal galardón” como dijo un poeta.

No faltan las alusiones a ruido de espadones que quieren imponer su poder. No llegan a situaciones como cuenta Baroja que, en el XIX, llegaron a batirse en la antecámara de la Reina para disfrutar de ella, anhelante de sexo.

En tanto siguen los insultos, descalificaciones, risas en el Congreso, Senado, Asamblea o Ayuntamiento, convertidos en auténticos “patios de monipodio”

Y la mierda de la corrupción desborda todo lo imaginable. No existe depuradora capaz de absorber tanta desvergüenza.

En tanto en Beirut estalla un depósito de municiones. En Siberia aparecen cráteres inmensos emanando metano y vayamos a saber qué virus congelados vagan descontrolados por la atmósfera.

No importa, Bolsonaro y Trump siguen con sus papeles de matones de poca monta, el segundo parece que llega a organizar un asalto al Capitolio. Pero ha prometido continuar.

Filomena nos coge en Madrid con “el culo al aire” se arma la de Dios es Cristo pero al final con el tiempo y la abnegación de los humildes servidores públicos, parece que el problema se ha resuelto. Hasta la próxima.

Pero la pandemia sigue su marcha triunfal ante la inoperancia de políticos, autonómicos (suya es la ley, la competencia, los servicios, pero no la inteligencia, la visión, la empatía…) Ayuso sigue con sus “ingeniosidades” sin gracia retrechera ni salero, tiene una mala sombra que se la pisa. Pero continúa jaleada por sus conmilitones.

Se empieza a vacunar. Los listillos de siempre se aprovechan y lo hacen incumpliendo el orden. Hace un par de horas me han puesto la primera dosis, dentro de poco cumpliré 86.

Las televisiones hacen su agosto.  A falta de procacidades en playas exóticas la pandemia da mucho que hablar. Al Ministro de Sanidad se las dan por la derecha, a Simón también. Aparecen “todólogos” por doquier. Cualquier botarate puede sembrar la inquietud.

El libro es imprescindible. Es tan increíble lo que ha pasado, sigue pasando y pasará que Rosa María Artal tendrá que continuar.

Confieso que a algunos les puede deprimir su lectura. A mí me ha pasado. Se me han revuelto las entretelas del alma. Pero será necesario releerlo dentro de unos años, Porque es increíble que exista tanta cerrazón en la derecha española. Si está claro: o nos salvamos todos o nos vamos todos a pique sin la orquesta del Titanic. Los que no resucitarán serán los ancianos fallecidos de las residencias, víctimas de la dejadez e incuria.

Termino dando las gracias a Rosa María, porque sus ojos claros siguen viendo los que otros no ven, porque sigue teniendo conectados todos los lóbulos cerebrales que le permiten, no solo ver la realidad como es, sino prever las consecuencias.  La roña y el ruido no lograrán vencer su valentía, su tozudez de baturra así como la ilusión que pone en todo lo que emprende.

“La música real es silencio y todas las notas simplemente enmarcan ese silencio”. Miles Davis

El piano no tiene quien lo toque, sin sus notas, sólo queda el silencio…

Una tragedia artística, una implosión. En apenas dos meses, el mundo de la música perdió dos figuras insustituibles del panorama jazzístico mundial. El 9 de febrero de 2021 moría Chick Corea y Keith Jarrett, enfermo, reconocía pocos días antes que nunca más tocaría el piano. Es como si de golpe desapareciesen Liszt y Schumann, Oscar Peterson y Bill Evans o Brendel y Gould.

Nada volverá a ser lo mismo. Eran dos artistas inmensos, creativos, brillantes, eclécticos e irrepetibles.

Recuerdo perfectamente el día que mi hermano volvió del Principat d’Andorra con el Köln Concert de Keith Jarrett en la maleta. En 1976 no era fácil conseguir los discos de la siempre sorprendente discográfica ECM, el jazz contemporáneo no era una de las prioridades culturales de aquella época. Cuando aquel disco doble del genial pianista norteamericano entró en casa, no sabía todavía que su música provocaría una de las sacudidas emocionales más memorables de toda mi vida.

Cogí disco y noté el tacto rugoso de la funda, olí el característico aroma del disco nuevo, vi la sugerente foto en blanco y negro, y colocando con suavidad la aguja sobre aquel vinilo escuché el cric sonoro de la aguja cuando impacta con el disco… En este breve instante, en aquellos pocos segundos ya se habían despertado de golpe cuatro sentidos! Ya estaba preparado, la aguja estaba a punto de entrar en el primer surco, y… tras el silencio, sonaron un sol, re, do, sol, re…. 5 notas que ya forman parte de la historia de la música. Ya no había marcha atrás, estaba atrapado para siempre.

ECM Records

Pocos meses después con la misma liturgia, escuché el disco debut de Return to Forever, editado también en ECM. Esta mítica banda capitaneada por el pianista Chick Corea había grabado el disco en 1972, 3 años antes que el Concierto de Colonia de Jarrett. Las primeras 4 notas sintetizadas, sol, re, re sol, son una invitación a volar, hipnóticas, dulces, son como una ola suave que va y vuelve. Pura magia.

Todo pasó aquel 1976, y desde entonces Chick y Keith me acompañaron para siempre. Keith Jarrett, nació en Allenton, Pensilvania en 1945. Desde muy joven ya demostró un talento descomunal con el piano y con apenas 6 años ya componía música. Art Blakey lo incorporó en sus Jazz Messengers y posteriormente formó parte del cuarteto de Carlos Lloyd donde coincidió con el que acabó siendo su batería predilecto, Jack DeJohnette. Miles Davis lo ansiaba en su grupo y, tras muchos intentos, fue a buscarlo con todos sus legendarios músicos, Chick Corea, Dave Holland, Wayne Shorter y Tony Williams al club de París donde actuaba en 1970 solo para convencerle. «Keith, ¿qué siente uno al ser un genio como tú?», le preguntó Miles a Keith tras un concierto. Jarrett y Correa tocaron juntos en el Festival de la Isla de Wight en 1970 interpretando el Spanish Key del disco Bitches Brew.  

Jarrett se convertía así en el futuro del piano y junto a Manfred Eicher de la compañía ECM empezó una carrera musical grandiosa y prolífica, con discos míticos como el My Song o Standards o con grabaciones tocando Bach, Shostakovich, Barber, Mozart, Handel… Pero sobre todo, Jarrett pasará a la historia por sus famosas improvisaciones grabadas en directo, Paris, Tokio, La Fenice, hasta su último concierto, el de Budapest del año pasado.

ECM Records

Chick Corea, nació en Florida en 1941. Empezó a tocar el piano con 4 años y aunque sus estudios fueron clásicos pronto se decantó por el jazz. Horace Silver y Bud Powell fueron sus influencias. Su carrera como pianista fue meteórica, tocó con Sonny Stitt, Stan Getz, Sarah Vaughan y reemplazó a Herbie Hancock en la banda de Miles Davis con quien estuvo más dos años. Fue el mismo Miles quien le persuadió de tocar el piano eléctrico. Poco después creó el grupo Return de Forever unos de los grupos fundamentales del Jazz-fusión junto a Stanley Clarke, Joe Farrell, Airto Moreira y Flora Purim con la discográfica ECM. Chick Corea era ecléctico, tocaba jazz, clásica, transitaba a través de diferentes géneros musicales en busca de sonoridades nuevas, la samba, el flamenco, el new age, música mestiza, componiendo un clásico del jazz como Spain o colaborando con Paco de Lucía, Carles Benavente y Jorge Pardo. Chick exploraba sonoridades con el arte del creador, generoso y empático, fue el músico de jazz que obtuvo el mayor número de Grammy de la historia, 23.

Vinilos y CDs comprados o prestados, Spotify, conciertos en el Palau de la Música, en el Grec o Auditori, vivencias irrepetibles junto a estos dos genios que con su música hicieron de este mundo un espacio más bonito y amable.

Aunque la belleza no dependa del formato, y los discos de Keith Jarrett y Chick Corea son extraordinarios, escuchar sus obras ya no es lo mismo. Con la música en streaming, hemos perdido toda la liturgia de los discos físicos y las acciones que despiertan otros sentidos. Ahora con un clic obtienes el premio, cuando antes todo era mucho más complicado. Primero escuchabas un tema por la radio y si te gustaba era esencial recordar el título de la canción o el intérprete. Después venía la aventura de encontrar la tienda (casi siempre era Discos Castelló), comprar el disco o el single, llegar a casa, sacar el celofán, abrir el disco, con sus fotos y textos, encender el equipo de música y poner el disco. Todo esto resumido ahora con un clic… Pero el esfuerzo entonces tenía premio. La gran diferencia es que escuchabas el disco entero, sin pausas, sin prisas, sin cortes, saboreando y descubriendo tema tras tema la totalidad de la obra… Un hecho impensable en la actualidad, en una época dónde la gente a duras penas escucha un solo tema entero, con la tentación de buscar otro, o abrir otra aplicación. La música incompleta, fragmentada, interrumpida, sin continuidad no puede ser escuchada, sólo oída, sin pausa no se puede apreciar la belleza, con prisas esquivas el detalle, la contemplación imposible. El arte como objeto de consumo, banalizado.

El retiro forzoso de Keith Jarrett y la muerte de Chick Corea han dejado huérfano el panorama jazzístico. Su capacidad interpretativa, lírica y creativa no tiene sustituto, sólo Brad Mehldau parece ser el único discípulo aventajado que pueda ocupar este espacio vacío, Hiromi Uehara también podría. Improvisar, crear espontáneamente está al alcance de pocos creadores, tanto Chick como Keith eran genios en este aspecto, tenían la capacidad de dibujar melodías, de pintar espacios y ritmos, de viajar cruzando sonoridades para llevarnos a la sublimación sensorial.

Sin música, la vida pierde el sentido” dijo Nietzsche.

Por suerte nos queda su música, pero sin Keith Jarrett y Chick Corea y sus pianos enmudecidos, la vida pierde emoción, creación, belleza y éxtasis. Qué tristeza…

moderado por:

  • Esther Rebollo

    Directora adjunta de Público

  • Víctor Sampedro Blanco

    Catedrático de Comunicación Política

Conclusión del debate
  • La encuesta sobre la monarquía de la Plataforma de Medios Independientes [PMI] manifestó la potencia del periodismo que practica la colaboración con el público y entre distintos medios. Como señalaba en la ponencia inaugural y en el primer resumen que hice de este debate, la PMI ofrece información como bien común; es decir, que se elabora y sostiene de forma mancomunada. La PMI sería un germen del Cuarto Poder en Red que quisiera promover este debate, abierto hace más de dos meses y que ha contado con 26 intervenciones. Nuestro agradecimiento a los autores y una primera conclusión: sigue abierto con una enorme vitalidad y urge concretarlo en iniciativas futuras de la PMI.

    UN DEBATE CARGADO DE FUTURO

    La mayoría de las intervenciones -como las de Carolina Bescansa, Cristina Flesher o Miren Gutiérrez- constataban la precariedad del apoyo social a la Corona, además de una clara fractura territorial y generacional. Sin embargo, no existe (aún) una mayoría social republicana suficiente. Y el proyecto republicano -como señalaban Felipe Gómez-Pallete, Paz Torres y Gabriel Flores- carece de hegemonía en el campo institucional y mediático. Así lo demuestran el retrato de la monarquía en el cine y la televisión –que diseccionaron Manuel Palacio, Vicente J. Benet y Sara Martín– o la Prensa de la que se ocuparon Fernando Ruíz, Marià de Delàs, Manuel Garí, Carlos J. Bugallo o J.L. F. del Corral. La indignación moral que expresaron Alfons Cervera o Manuel Chaparro se explica con la crisis de la mediación periodística que identificó Sánchez-Cuenca, el análisis de Paula Pof sobre el estado de la enseñanza de la profesión o la apuesta de David G. Marcos por una emancipación comunicativa alcanzable, claro está, a través de una comunicación emancipadora.

    El relato periodístico predominante, desvelaba Josep Lluís Fecé, contrapone el orden al caos: identifica el primero con la monarquía y el segundo con la república. La estrategia de defensa monárquica minimiza y blanquea las corrupciones de La Zarzuela limitándolas al periodo reinante del ex-monarca (que queda, así, impune) y pretende eximir a su familia extensa, la consorte y el hijo heredero.

    A pesar de la endeble solidez jurídica –demostrada de forma ejemplar por Carlos López-Keller Álvarez– este relato de la prensa cortesana blinda a la Corona. Para ello, airea los trapos sucios (sólo los de Juan Carlos I) de forma parcial, inconexa y discontinua. Con espasmos -según las urgencias de la regularización y la prescripción de los delitos– los tertulianos y editorialistas escenifican un escándalo moral que escamotea la rendición de cuentas.

    Pero resulta imposible blanquear toda la colada de palacio. Los errores “puntuales” y “personales”, los pecados “veniales” y los fallos “menores” “del pasado” cobran verdadero alcance y magnitud cuando periodistas de la talla de Esther Rebollo hacen inventario; en su caso de los desmanes e intercambios de favores entre la casa de Borbón y la de Saud. Una auténtica pesadilla de 1.000 y una noches de farra compartida, connivencia y expolio de las arcas públicas.

    UNA LÍNEA EDITORIAL COMPARTIDA PARA LA PMI

    Sato Díaz, ex-director de Cuarto Poder, tomó la palabra cuando, por desgracia, cerró “su” medio… Ahora tenemos opción de recuperarlo desde la PMI en un Cuarto Poder en Red, Sato ;-) La urgencia cotidiana impidió tomar aliento y perspectiva a otros compañeros y compañeras. Quien escribe y Marià Delàs advertimos del riesgo de la irrelevancia para los medios sesgados por el “minifundismo” e “indiferentes” a la periferia. El gran Juan Tortosa denunció los vínculos entre “precariedad y sectarismo” y desafió el corporativismo que tapa vergüenzas propias y ajenas de connivencia con el poder. Considerando estas contribuciones y que los medios de la PMI mantienen líneas editoriales próximas, me permito señalar tres principios con los que funcionar en el futuro. Se trata de avanzar en el modelo de plataforma digital, que respete la autonomía de cada medio, pero dándoles la capacidad de influencia que solo pueden lograr si colaboran entre ellos y con sus públicos.

    (1) Rehuir el proselitismo y (2) el reduccionismo del proyecto republicano o de reforma constitucional a la celebración de un referéndum. Porque (3) el periodismo, a diferencia de los gabinetes de relaciones públicas y la mercadotecnia electoral, no recluta votantes ni supedita su independencia a una meta partidaria. Aspira a que la razón democrática prevalezca sobre la razón de Estado y su Jefatura. ¿Cabe más alta misión?

    El periodismo independiente no imparte doctrina ni directrices. Hace, en cambio, pedagogía democrática. Sin sermones ni arengas. Facilitando que la población ejerza sus derechos. Informar consiste en abrir debates, transmitir y repartir conocimiento; es decir, poder. En democracia el Pueblo lo ejerce sin tutela y apenas censura, investido del derecho a decidir. La titularidad de este derecho libera a la ciudadanía de la servidumbre y el vasallaje. La democracia universaliza la autodeterminación y el autogobierno, en el nivel personal y colectivo; extendiéndolos a la plebe.

    Este marco ofrece potencial emancipador y democratizador. Y se mantiene vivo sólo si el derecho a decidir no se limita a celebrar un referéndum sobre la Corona o o la configuración territorial del Estado. En el Manifiesto por un nuevo republicanismo, sosteníamos que “la soberanía real (con minúsculas, pero inconmensurable) es, ante todo, alimentaria, tecnológica, científica y humanista”. Ese master frame –marco o encuadre general– para ser un “sueño eficaz” englobaría otros marcos y objetos de debate más concretos. Podría llegar a abordar cambios en la Jefatura y la organización territorial del Estado. Pero rebasa esos objetivos con creces: “[para el nuevo republicanismo] la paz se cifra en la defensa inalienable de los derechos humanos, dentro y fuera de las fronteras. Y se articula en los derechos sociales, el compromiso cívico y los cuidados mutuos”. “Dentro y fuera de las fronteras” son las seis palabras clave de la cita.

    El periodismo independiente no es proselitista ni adoctrinador. Guarda distancia crítica respecto a programas políticos concretos y los desborda. Un medio informativo no es un púlpito para impartir dogmas. Ni una plataforma de relaciones y campañas públicas. Menos aún, una trinchera de combate ideológico o cultural. Un medio independiente lo es porque atiende a la agenda de su público. Le pregunta por sus preferencias, como hizo la PMI con la monarquía, y abre debates sin prefigurar el resultado.

    PERIODISMO INDEPENDIENTE EN VEZ DE PROSELITISMO REPUBLICANO.

    La encuesta de la PMI anuncia aires de cambio, pero no augura un tsunami republicano. En todo caso, se instaló en Cataluña y podría desatarse en Euskadi. En el resto de las autonomías, el republicanismo carece (por ahora) de respaldo institucional y social para forzar un cambio. Quizás resulta prematuro gritar “Abajo el Rey”. El desenlace de una consulta resulta incierto y sus consecuencias últimas, más que problemáticas.

    No olvidemos que el 48% de los encuestados apostaban por un presidente “elegido directamente y con amplios poderes”. Muchos menos (28%) que quienes lo preferirían elegido por “el Parlamento y con pocos poderes”. Por desgracia, el presidencialismo duro casa bien con el militarismo. También con la ultraderecha de Vox, la muleta del destropopulismo o trumpismo que ha tomado las riendas del PP. Recordemos también que las FAS, bajo mando supremo del Rey, figuran en la encuesta de la PMI como la institución que despierta más confianza. Recibe una valoración de 6,3 sobre 10, frente al 3 de los partidos políticos. ¿Podría, entonces, el “viejo” republicanismo acelerar una involución democrática?

    El imaginario de la II República carece de arraigo transversal y articulación institucional. A la amnesia oficial y la distorsión de la memoria histórica, se suma la instrumentalización, en no pocas ocasiones doctrinaria y sectaria, del legado republicano. Peleas intestinas no resueltas en quienes se arrogan “la izquierda” o el “progresismo”, escasa auto-crítica y demasiadas exclusiones (la del anarquismo, la más evidente) minan el frente republicano. Y lo debilitan en las guerras culturales que la (ultra)derecha disputa en bloque. Frente al negacionismo y la equidistancia guerracivilista, el memorialismo republicano quizás ofrece un exceso de melancolía. Su panteón de figuras, los credos y las filiaciones siguen todavía en disputa.

    El periodismo, instalado en narrar el presente y el pasado próximo, debiera proyectarse hacia el futuro, rescatando figuras con carga emancipatoria en el presente. Las pioneras en la igualdad y la participación femeninas en la esfera pública serían un buen ejemplo. Desacralizar y desembalsamar el legado republicano requiere autocrítica e imaginación. Precisa una re(creación) distribuida y plural que actualice el proyecto de una III República, proyectando un futuro abierto a toda la ciudadanía.

    ¿Hará la PMI un editorial conjunto el próximo 8M para “Salvar a la Princesa Leonor”? Sería una vía para acercar el nuevo republicanismo a todas a aquellas que se niegan a verse reducidas a un papel reproductivo. Desvincularía el amor de los linajes (con)sanguíneos y liberaría a la heredera de la Corona de un matrimonio concertado por el pedigree y el patrimonio. ¿Recogerá firmas la PMI para que, coincidiendo con el próximo 23-F, se derogen la Ley de Secretos Oficiales, la Ley Mordaza o el Decreto Ley que permite suspender webs y cerrar internet sin autorización judicial previa? Son el marco legal que impide cuestionar la Corona y su blindaje constitucional.

    Se trataría, entonces, de ir construyendo el escenario y acercando la hora de decidir sin ira, sin urgencias, sin miedo, sin tabúes y sin complejos (como la ultra-derecha). Pero desde el respeto democrático. Es decir, aportando toda la información y todas las voces relevantes, con un enfoque que nos conecta con las democracias de nuestro entorno donde la monarquía es una anomalía. Y donde el exilio republicano colaboró en derrotar las dictaduras nazifascistas. Se trataría, pues, no de guillotinar periodísticamente a los Borbones sino de avanzar hacia un sistema político-informativo en el cual se les pueda fiscalizar y, si está justificado, cesar, sin que por ello se tambalee todo el marco institucional.

    El relato del nuevo republicanismo exige informar (insisto, no arengar) con el retrovisor del pasado, pero encendiendo las luces largas: mirando hacia delante, por caminos no trillados y sobrevolando las fronteras territoriales, ideológicas e identitarias; sin nostalgia ni melancolía. La controversia, que se solapó a nuestro debate, sobre figuras atravesadas de contradicciones y manipuladas por el franquismo, como fue Unamuno, también pueden promover un republicanismo laico (sin dogmas ni santorales) más allá de los iconos clásicos que son objetivo de la (ultra)derecha.

    El republicanismo necesita disputar un relato con marcos discursivos renovados, plurales y compartidos. Abiertos a sectores desafectos. Y nunca reactivo a las guerras memorialistas. Es preciso denunciar las provocaciones sin responder a ellas de forma inmediata y automática. Buscan anclar el debate en divisiones fraticidas y en la idea del fracaso colectivo que han reactualizado con la pandemia. Civilizar el discurso público, en el sentido de desmilitarizarlo y anclarlo en los derechos humanos y civiles, es la tarea más urgente.

    No habiendo, por ahora, mayoría social suficiente y decantada por la III República, ni memoria histórica, cultura política y periodística propicias, habría que tejerlas en red. Una PMI con medios distintos pero de líneas editoriales convergentes impulsan agendas temáticas y debates prohibidos. La deliberación mediática-social previa y los sujetos que se construyen en el camino importan más que las convocatorias o consultas electorales.

    ANTES DE RECLAMAR UN REFERÉNDUM, FACILITEMOS UNA UNA DELIBERACIÓN QUE LO HAGA INEVITABLE Y DESBORDE SU ALCANCE.

    Ante una consulta ciudadana, una periodista no diseña ni realiza la campaña. Puede y hasta debe desvelar sus preferencias, como hacen algunos medios y profesionales de la PMI. Además de ser un gesto de honestidad intelectual, previene al público ante posibles sesgos. Las campañas son competencia de los spin doctors, fontaneros y publicistas del poder. Un/a periodista, en cambio, se debe al público y le sirve como contrapoder. Examina la consistencia de esas campañas: el apoyo popular, los intereses en juego y las consecuencias que se derivan de una u otra opción. Sin adoctrinar ni sumar prosélitos, el medio independiente ofrece una plataforma para debatirla. Y, para no incurrir en el sectarismo, intenta que todas las partes se expresen y una mayoría transversal alcance consensos inclusivos. Es decir, apela e intenta sumar el mayor número de gentes y perfiles.

    La ideología, el credo o la identidad del informador no suponen problema alguno. Lo peligroso sería que, desde la indefinición y el interés propio, adoptase los del dueño o el anunciante del medio en el que trabaja. Un informador profesional es consciente de sus sesgos. Los explicita ante sí mismo y su público. Y se previene frente a ellos aplicando un protocolo profesional para que la subjetividad no condicione los temas que aborda o las fuentes que consulta. Recelar de sí mismo, del jefe de redacción, de sus correligionarios o de su tribu urbana es una actitud periodística elemental. Y se traduce en prácticas profesionales antagónicas a las del publicista. Este último sirve a su cliente la versión que demanda; ya sea un eslogan para una campaña o una noticia que, en realidad, es publicidad o propaganda encubierta.

    La función deliberativa de la prensa tiene más recorrido y conjuga más intereses públicos en juego. El debate sobre la Jefatura del Estado se vincula inevitablemente al de un Estado unitario o plurinacional. Por tanto también a una reforma de la Constitución, que en la encuesta de la PMI apoyaba un aplastante 72 % (frente al menguado 14%, que no la considera necesaria). El objeto y el alcance de la reforma no están claros entre los encuestados. ¿Modernizar o jubilar a la monarquía? ¿Para eliminar las Comunidades Autónomas o darles carácter federal? Para el periodista independiente solo cabe anteponer los electorados (en plural) a las estrategias partidistas.

    La deliberación debiera importar más que el resultado del referendo. Porque la calidad del debate determina el carácter democrático del resultado. Al periodismo independiente le compete facilitar una deliberación que resulte en consultas a la busca de nuevos consensos. Normalizarían el derecho a disentir y a seguir alcanzando acuerdos que, de forma forzosa, se entienden temporales y que necesitan renovarse cada cierto tiempo. Esa es la propuesta del patriotismo constitucional, formulado por Jürgen Habermas y secuestrado por la (ultra)derecha constitucionalista.

    Antes de reclamar un referéndum, recordemos los tres precedentes con que contamos (además de las “elecciones” y “refrendos” del franquismo). El Referéndum sobre el Proyecto de Ley para la Reforma Política sirvió (según reconoció el propio Adolfo Suárez) para introducir la monarquía “por la puerta de atrás” en 1976. El referéndum de 1978 la blindó en la Constitución, haciendo casi imposible reformarla. Y el de la OTAN resultó una tomadura de pelo y un fiasco. El PSOE pasó de pedir el No al Sí. El PP recorrió el camino inverso, solicitando el No. Y los ministros de Defensa del PSOE y PP gestionaron el resultado sin problemas. Desde 1986 seguimos en la OTAN vulnerando las condiciones del referéndum. Por tanto, convocar una consulta sobre la monarquía no garantiza la coherencia partidista ni el cumplimiento de un mandato popular que, además, no está decantado. Por último, el bloque republicano de las izquierdas y los nacionalismos periféricos no tiene un relato sólido y compartido en comparación con el “Dios, Patria y Rey” que une a la (ultra)derecha.

    Plantear una reforma constitucional cosmética de la Corona parece la opción menos arriesgada para los partidos clásicos del bipartidismo. Representa la opción gatopardista, al estilo de Lampedusa (cambiar para que todo siga igual) y Felipe González (gato blanco, gato negro, lo que importa es que el rey felino cace ratones republicanos y separatistas). Pero ¿satisfará a los votantes socialistas con pulsión republicana? ¿Renunciará el PP a patrimonializar la Constitución y la bandera rojigualda? ¿Y Vox, a emplearlas como martillo de independentistas, etarras y bolivarianos?

    La ultraderecha (post)franquista odiaba a Juan Carlos I por traicionar al Movimiento Nacional cuyos principios había jurado. Años después, el aznarismo se alió con medios y periodistas conservadores para conspirar contra él. Contrapusieron su figura a la de su padre, Don Juan, intentando que cediese el trono a Felipe VI. La derecha sostenía entonces que el juancarlismo, hermanado con el felipismo, aseguraba la continuidad de los gobiernos socialdemócratas acosados por la corrupción en los años 90.

    Ahora que se habla tanto de polarización, cabe recordar que fue entonces cuando arrancó la estrategia de la “crispación”, como señalaba Juan Tortosa en su texto. Uno de sus principales muñidores, Luis María Anson, la definió como “una operación de acoso y derribo que efectivamente hicimos, y la hicimos muy bien». Resulta difícil expresar con mayor rigor y descaro la relación de los medios conservadores con los Borbones: gestionan las cloacas y esto les da una enorme ventaja frente a los republicanos vetados en la corte.»Para terminar con González se rozó la estabilidad del Estado», añadió Anson. El aventurismo destropopulista es, por tanto, capaz de girar su agenda 360º, según capitalice y rentabilice la polarización. Todo indica que un referéndum inminente le daría alas; al menos, al sur del Ebro.

    ANTEPONER LA RAZÓN DEMOCRÁTICA A LA RAZÓN DE ESTADO(S).

    ¿De qué proyecto nacional sería Felipe VI seña de identidad? Esta es la pregunta-nudo gordiano. ¿Lo desanudará el gatopardismo, el unionismo involucionista o el enfoque plurinacional? Estas, y por este orden, parecen ser las posibles salidas. La primera ofrece un vuelo corto en el horizonte que proyecta la sociedad civil. Que la Corona representase la plurinacionalidad exigiría a La Zarzuela, al nacionalismo español y a los periféricos una refundación radical, a largo-medio plazo. Y, por último, el club de Visegrado demuestra que la UE no es un club exclusivo para democracias. La debacle socioeconómica tras la pandemia y la parálisis de reformas estructurales podría convertir a España en la Bulgaria del Sur de Europa. Enric Juliana advertía de esa posibilidad en el foro de CTXT que debatió la encuesta de la PMI sobre la monarquía.

    La ansiedad y el dolor social provocados por la COVID-19 son caldo de cultivo de antagonismos y aventuras destropopulistas. El proyecto republicano y plurinacional, que abrazaría la PMI, requiere una transversalidad y una mayoría electoral de las que carece la actual coalición de Gobierno. Los aliados independentistas no comparten proyecto nacional y cohesionan el unionismo, también arraigado en el PSOE o el PCE. La posibilidad de que J.M Aznar o un émulo de Bolsonaro presidiese la III República española no justifica cerrar el debate o renunciar al referéndum. Al contrario, abrir la deliberación y normalizar el derecho a decidir, aplicándolo a cuestiones políticas de menor entidad, serían las vías más democráticas para conjurar el riesgo de degradación o involución. No es este el espacio donde concretar estas medidas. Y, en todo caso, implica una tarea de reflexión colectiva que supera este espacio.

    Una cosa está clara: las actuales posiciones partidarias y los apoyos sociales al marco constitucional están cambiando. El objeto de la consulta y el demos que decida serán disputados. En lugar de supeditarse a los planteamientos partidarios actuales, el periodismo independiente debería promover debates que los superasen, (re)tejiendo una memoria y una cultura política democráticas. Insisto, el marco discursivo general (master frame) podría ser el derecho a decidir. Podría aplicarse a la Jefatura del Estado, el modelo territorial y/o una nueva Constitución. Pero debates previos o en paralelo ampliarían y aplicarían el derecho a decidir a otros planos mucho más mundanos; por ejemplo, la soberanía alimentaria, energética y tecnológica. Esta agenda a refrendar tiene un impacto cotidiano sobre la vida de la ciudadanía muy superior a la ultrapasada soberanía nacional.

    No es misión de periodistas priorizar la razón del Estado ni de ninguna otra “comunidad imaginada” que se esgrima como fundamento de nuevos estados nacionales. Esto implica no plegarse a estrategias ni tacticismos electorales. Como demostró la encuesta de la PMI, hay que sentar las bases del diálogo público y ampliar el derecho a decidir hasta donde sea posible. Normalizar la autodeterminación individual y colectiva – el primer principio democrático – es la misión periodística por excelencia. Exige, como advierte el maestro Martín Caparrós, contarle al lector lo que no quiere oír ni saber. He intentado seguir su consejo.

    Faltaría proponer prácticas periodísticas e iniciativas concretas para seguir abriendo la esfera pública. He apuntado algunas, pero no soy quién para prescribir cómo orientar las redacciones. Me limito pues a señalar esta tarea pendiente de la PMI y les emplazo a la conversación que cerrará este debate.

    El lunes 10 de mayo a las 17:00 nos reuniremos con Miguel Mora, director de Contexto, y Patricia López, periodista de investigación de Público. Repasaremos la cobertura preelectoral en Madrid y el legado comunicativo del 15M. ¿Fue posible informar con independencia sobre las candidaturas en liza? ¿Qué queda del revulsivo quincemayista tras diez años de existencia? El 15M pretendía tejer con los periodistas una red de contrapoder informativo, basado en la colaboración entre medios independientes y la ciudadanía. La encuesta sobre la Corona fue ejemplo de ello, así como esta información sobre las tramas económicas, policiales y mediáticas de la Comunidad Autónoma de Madrid elaborada entre CTXT y Público. Una vez más, el debate está abierto a su participación. Financiemos, pues, los medios de la PMI, co-produzcamos sus agendas y viralicemos contenidos. Basten tres ejemplos de cómo hacerlo factible.

    En paralelo a este debate y en colaboración con El Salto, convertimos un Trabajo Final de Grado de Periodismo (habrá más) en piezas de investigación; en este caso sobre la financiación fraudulenta de los medios de la Alt-Right y la (ultra)derecha por parte de la CAM. Desde Luzes de Galiza y en colaboración con Público, celebramos la segunda edición del festival Abril Republicano. Y en junio ofreceremos un Taller de Seguridad Digital para Periodistas. Porque la soberanía tecnológica es condición necesaria para proteger las fuentes, la investigación en curso y, por tanto, su independencia. Periodismo ciudadano de investigación, cultura popular y autonomía tecnológica. Tres pilares del Cuarto Poder en Red en el 10º aniversario del 15M.

Ponencia inicial

Independencia periodística, contrapoder mancomunado

Independencia periodística, contrapoder mancomunado

Independencia periodística, contrapoder mancomunado

  • Víctor Sampedro Blanco

    Catedrático de Comunicación Política

“Sueña el rey que es rey [..]
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe [...]

La encuesta de la Plataforma de 16 Medios Independientes [PMI, en adelante], publicada el pasado 12 de octubre, ratifica con números a Calderón de la Barca. Al Reino de España pueden llegar a faltarle súbditos. La mitad de los encuestados aún cree que le debe la democracia a Juan Carlos I. Pero un tercio ya no le aplaude por ello. Y los aplausos a Felipe VI dependen ahora de un contrato hipotecario. Los plazos y condiciones se endurecen. De modo que la familia real podría ser desalojada de la Zarzuela. La mitad de la población, según la encuesta, considera la Monarquía “cosa de otros tiempos: no tiene sentido en una democracia”. La misma proporción sostiene que la valoración “depende de como sea el rey” y que “su coste es desproporcionado”. Es decir, Felipe VI está de prestado. Y soplan vientos de cambio. Si el advenimiento inmediato de la III República parece harto improbable, también lo es que la Corona perviva sin asumir ciertas reformas que la encuesta presenta como inevitables. El calado de estas reformas determinará, en gran medida, la estabilidad del edificio institucional instaurado en 1978.

Evidenciar el apoyo y el rechazo social a la Corona es ejercer de contrapoder frente al vergonzante y vergonzoso silencio de 5 años del CIS. La PMI siguió un esquema clásico: actuó de forma mancomunada, aliándose con sus públicos y entre varias redacciones. El periodismo independiente y de investigación hace hablar a su público y evita la censura reverberando su voz. Practicarlo es una exhibición de profesionalidad periodística en tiempos de pseudocracia: el gobierno de la mentira que, repetida mil veces y sin posibilidad de contrastarla, se convierte en verdad única. Desafiarla conlleva represalias y exige coraje. Vean si no los debates de Espacio Público sobre Wikileaks– Assange y sobre el periodismo de datos y filtraciones, con la presencia de Hervé Falciani.

Los índices de audiencia y los clics generan pseudoinformación: relaciones públicas y propaganda disfrazadas de noticias. Sin embargo, los públicos (ciudadanía no mercantilizada como audiencia) costean determinados medios para dictarles la agenda informativa. Mecenas plebeyos aportan micro-aportaciones y suscripciones: adelantan un dinero que expresa máxima confianza (el activo que el periodismo convencional ha perdido). Así se mantiene un espacio para hacerse oír, que rehúye el sectarismo, escucha y dialoga con otros sectores del público. Por eso la PMI es la antítesis de Hazte Oír: el megáfono reaccionario del conglomerado de partidos y pánzers de pensamiento de la ultra(derecha) – FAES-PP+Disenso-Vox – que se disfraza de altavoz popular.

El periodismo independiente “escucha al público antes de dirigirle la palabra y pretender representarle. Una cuestión de mero respeto, vamos.” Esto distingue al periodismo que construye democracia del que “inventa mayorías para hablar en su nombre. Si pueden, ignoran la que se les enfrenta. Si no, la criminalizan.” El contrapoder mediático se manifiesta facilitando una deliberación pública, plural y sin tabúes; sin ocultar el posicionamiento propio. La encuesta fue radicalmente democrática: la estadística inferencial dio a todos los censados (a partir de los 16 años) la misma oportunidad de responder a idénticas preguntas.

En comparación, la réplica monárquica resultó antitética y antiestética: un video en el que 183 cortesanos vitoreaban al Rey desde sus ordenadores. ¿Los consideran púlpitos o tribunas suficientes para sostener la Corona? Pero aquel iluso (¿interesado?) gesto de vasallaje no carecía de intenciones inquisitoriales. Los últimos 4 minutos del video (casi un tercio del metraje) reproducen las contestaciones de quienes declinaron participar. Les presentan como cobardes, desleales, cínicos y/o hipócritas. Y así señalan (sin nombres) a políticos, empresarios, sindicalistas y representantes de la cultura que no se adhirieron. Ajustes de cuentas, en fin, entre celebrities. Puro astroturfing, que dicen los anglosajones, que suplanta a la ciudadanía y que aquí desprende tufo a Torquemada.

La monarquía ha sido y es la espina dorsal del conservadurismo español. Este, sea de derechas o izquierdas, entiende las adhesiones públicas como un pronunciamiento (también militar) de lealtad a la Corona. El “¡Viva el Rey!” es también un señalamiento de los disidentes. Ese gesto mecánico, estigmatizador y criminalizador (siamés del constitucionalismo del 78), que equipara disidencia y terrorismo. Y que cuestiona el carácter democrático del video mencionado y de la institución que ensalza.

La PMI, en cambio, cocinó la encuesta con las recetas del Cuarto Poder en Red del s. XXI. Reconozcamos, pues, el banquete que nos ofreció.

  • Se sirvió información considerándola un bien público. Ni privatizado ni monetizado con muros de pago, inscripciones o suscripciones obligatorias. Así, por lo menos, se habría paliado la auto-explotación activista que mantiene las redacciones de estos 16 medios abiertas.
  • Se aportaron datos incontestables, sorteando diques institucionales (CIS) y corporativos (los grandes medios cortesanos). Eran resultado de un protocolo científico objetivo y neutral. Materializaba la equivalencia que The Economist establecía entre el “We the People”, que escribió la constitución de EE.UU., y el “We the Data” que rige la economía y la política contemporáneas.
  • Los datos servidos eran “libres e iguales”, adjetivos que se arrogaban los protagonistas del spot monárquico. La expresión de ciudadanos que, sin coacciones y con idéntica posibilidad de participar, contestaron a un mismo cuestionario en una muestra estadística representativa. Y eras datos de libre uso (también para la corte de Felipe VI), abiertos al tratamiento que quiera dárseles.
  • El festín contó con el concurso de expertos (la ex-directora del CIS dirigía el estudio) y recursos mancomunados: poniendo manos en común. Se abrió así un debate independiente del mercadeo (más bien, trapicheo) de “exclusivas” oficiales (en realidad, notas de prensa de la Casa Real). La encuesta, por tanto, es una respuesta anticipada a las filtraciones, globos sonda, puestas en escena o postureos vergonzantes con los que han respondido los medios de la Corte.

La colaboración (con públicos y entre medios) y no la competencia (dopada desde el poder) aporta valor, pone en valor el periodismo. Es una práctica asumida y explícita desde hace tiempo por alguna cabecera de la PMI. Periodismo de código libre y abierto; frente a reverencias zarzuelescas. Y no es la primera vez que se pone en práctica. En la estela de Wikileaks y en abril de 2014, varios medios involucrados ahora en la encuesta crearon Fíltrala. Fue el primer buzón de filtraciones no oficiales de este país. La primera de ellas, los Papeles de la Castellana, revelaba (hace cuatro años) los paraísos fiscales de varios miembros de la Casa real. Aquel periodismo, de inspiración quincemayista, también cuajó en el 15M para Rato: la filtración de las Black Cards de Bankia que ajustó cuentas con un ex-ministro de Economía y ex-presidente del FMI.

Aquellos medios indigentes han vuelto a mostrarse independientes. La PMI es algo más que un gesto o una semilla. Baliza el camino para seguir tejiendo en red una esfera pública más democrática. Juan Carlos I no “salió” ni “se marchó” de España. Mucho menos se “exilió”. Según la evidencia demoscópica (la visión estadística del Pueblo) el ex-monarca no es un “rey emérito”: sino un prófugo de los tribunales de justicia y del de la opinión pública. Necesitamos cartografiar el debate que abrió y las futuras sendas del periodismo independiente. Por de pronto, para hacerlo posible participen de él: suscríbanse a alguno o, mejor, varios de estos medios. Y tomen voz en el debate que desplegaremos a partir de ahora en este Espacio Público.

Cuando empecé a ver esta miniserie no sabía quién era su protagonista, Fran Lebowitz, escritora definida en los medios como la Dorothy Parker contemporánea. Tampoco sabía que Martin Scorsese, director de la miniserie, había hecho diez años antes un “documental” sobre ella, o mejor dicho, sobre el personaje, para otra plataforma (PublicSpeaking, 2010, HBO). Pongo documental entre comillas porque me pasma cuán grande es el cajón desastre de productos audiovisuales que se presentan bajo esta etiqueta. Pero ese es otro tema.

En Supongamos que New York es una ciudad (Netflix, 2021) vemos a Fran como una mujer muy ingeniosa, rápida, sarcástica y con mucho sentido del humor. Tiene una verborrea impresionante, puede cambiar de tema en segundos y la locuacidad no aminora. En siete capítulos comparte lo que piensa fundamentalmente sobre NY (el transporte público, el mercado inmobiliario, los/as viandantes…) algo sobre cuestiones generales (el dinero, el arte, #MeToo…) y apenas nada sobre ella, algo que al parecer sí ocurrió, aunque tampoco muy profundamente, en PublicSpeaking.

Yo, espectadora española, que no sabe nada de sus dos libros publicados en los ochenta ni de su trabajo en Interview, ni sigue sus andanzas en la jet set de la Gran Manzana, acabo la miniserie y me pregunto por qué Scorsese no aprovecha que su amiga ha sido una testigo de excepción de décadas de gran agitación cultural (70s-80s) para ponerla en el centro de la trama.

Lebowitz vivió el sueño americano en NY, ciudad clave en el imaginario cultural de todas esas personas que amamos el arte, asistiendo a los primeros conciertos de los New York Dolls y entrando en Studio 54 con el séquito de Warhol. Llevó a cenar a casa de sus padres a Charles Mingus y Peter Hujar. Entiendo que Fran no quiere traspasar la frontera del relato íntimo porque en las escasas ocasiones que lo hace pasa muy de puntillas: pequeñas píldoras sobre sus trabajos efímeros al llegar a la ciudad y nada, por ejemplo, sobre su experiencia como columnista y crítica cinematográfica cuando las firmas femeninas no eran tan habituales en la prensa como ahora. Y a diferencia de Public Speaking aquí no surge la cuestión de la homosexualidad (ya estaba en NY en la redada de Stonewall!). En definitiva, entre las constantes risitas del director convertido en teleñeco/muppet para acentuar el ingenio de su amiga, expone su experiencia ciudadana desde la distancia, sin diferenciarse apenas de la masa.

Con esta premisa de evitar lo íntimo, le habría sugerido a Scorsese que centrase la miniserie en el ámbito cultural, ese que Fran domina. Emerge otro tono cuando habla del circuito de jazz y rock en los setenta (su anécdota con Charles Mingus es de las mejores) y muy especialmente cuando subraya su pasión por la literatura. Es ahí donde vemos más a la persona y menos al personaje speaker de éxito y amiga de Scorsese y Warhol.

Notas: Ilustración de la femme_agitee

El tiempo no siempre es movimiento, también es pausa. El tiempo puede detenerse y quedar suspendido en un limbo indefinido. No moverse y estar alejados los unos de los otros, crea un tiempo letárgico donde nada cambia y todo queda. Nada sabes del espacio colindante y todo se eterniza. En una época donde pocas cosas cambiaban, cuando te podías pasar la vida entera sin saber nada del mundo, desinformado, atrapado en un presente inmutable.

Hubo un tiempo cuando las noticias se desplazaban a la velocidad de un caballo. Una época donde la información llegaba en cuenta gotas. De manera silenciosa y a menudo incomprensible. Sólo de vez en cuando, alguien que sabía leer compartía las novedades que sacudían el presente. Todo era en pasado, cosas que ya habían sucedido, días o meses antes, pero poco importaba, la vida seguía igual. Información e inmediatez eran dos conceptos antagónicos. Una distopía del pasado, incomprensible ahora e inconcebible.

Noticias del Gran Mundo ha llegado a las salas de cine y a Netflix para situar el espectador en una dimensión diferente, en una época donde todo se ralentiza y donde no existe la velocidad. Sorprende la cadencia de la película viniendo de un director acostumbrado a ritmos frenéticos en sus películas, como la saga Bourne o United 93. Aquí Paul Greengrass se toma su tiempo para explicar la historia del Capitán Jefferson KyleKidd (Tom Hanks) que se gana la vida viajando de ciudad en ciudad en pleno salvaje oeste, leyendo las noticias del periódico a los locales de cada comunidad, en su mayoría analfabetos. La historia transcurre en Estados Unidos, a finales de la década de 1860, durante los días posteriores a la Guerra Civil. La película es un western diferente, ahora conocidos como neo-westerns, una mutación entre los clásicos (Ford, Walsh, Vidor, Mann o Hathaway) y las nuevas tendencias (Eastwood, Tarantino, Cohen, Thomas Anderson o Ang Lee).

Aquí Greengrass sincretiza las dos visiones en una historia de valores universales, como lo han hecho los western de siempre. Mal considerados por muchos, por culpa de las sesiones de tarde de TV1 en los años 60 y la muerte incontenible de miles de indios sin nombre, las películas del oeste no son un género menor del cine. Inicialmente se reducían a luchas entre buenos y malos, pero en la época dorada de los 50 empezó a adquirir un carácter más psicológico. De hecho, estas películas se usaron a menudo para crear un relato sobre la épica de la fundación de los Estados Unidos, en un intento de legitimar la colonización de los vastos territorios del oeste provocando el genocidio de las poblaciones autóctonas, Apache, Sioux, Navajos o Cheroquis entre otras.

El contexto de Noticias del Gran Mundo importa, y mucho. La película no es ninguna casualidad. No vive al margen del presente. Tiene en su intención artística un profundo mensaje político que pone de manifiesto las profundas divisiones que vive el país en la actualidad:

A finales de 1860 a pocos meses del final de la guerra civil, el país está fragmentado, dividido en dos, los ganadores y los vencidos, el norte liberal y el sur esclavista, dos mundos que viven confrontados por sus ideas y por le dolor infinito de la muerte.

A principios del 2021, Estados Unidos no ha despertado todavía de la pesadilla de las elecciones que han llevado al poder a Biden y defenestrado a Trump. La consecuencia de esta contienda electoral ha dejado el país dividido en dos, los ganadores y los vencidos, la periferia liberal y el centro-sur reaccionario, dos mundos que viven confrontados por sus ideas y por el dolor infinito de las desigualdades, el Covid, la incertidumbre y el miedo. La película construye una analogía perfecta entre el pasado y el presente. Cuesta creer que 150 años más tarde la violencia, aunque se vista de seda, siga existiendo.

En el Siglo XIX la miseria agredía a la gente y el analfabetismo violentaba las clases populares. En la actualidad la pobreza condiciona la vida de millones de personas, multiplica la desigualdad y alimenta el populismo. Dos mundos separados pero dos realidades paralelas. El Capitán Jefferson Kyle Kidd, persona ilustrada, quiere transmitir a través de las noticias los valores del humanismo y de la lucha de clases. Es antiesclavista y quiere liberar a la gente de la opresión, a todos, sin distinción de color, que viven bajo la tiranía de las ideas y de la dominación de los grandes terratenientes del sur. Kidd rescata a Johanna (interpretada por Helena Zengel), una niña huérfana de 10 años secuestrada y posteriormente criada por la tribu india Kiowa. Su misión es llevarla de vuelta a casa con sus familiares. Juntos, hacen un viaje iniciático, él conociendo la realidad indígena y ella comprendiendo los usos y costumbres occidentales.

Greengrass se posiciona de una manera clara. Apuesta decididamente por la visión humanista de aceptar el otro, de respetar la diferencia, de optar por los valores morales y éticos de la cultura, combatiendo la intolerancia, el racismo y la ignorancia. Nada será posible si eliminamos al otro y no hay futuro si no aceptamos la alteridad. Kidd lo entiende así, y sabe que, si no escucha a Johanna, no podrá salvarla, si da la espalda a sus orígenes indios siempre será una extranjera en su tierra. El capitán no puede desentenderse de sus principios, sólo así podrá defender los valores republicanos de la nación norteamericana.

Noticias del Gran Mundo nos transporta a una época de profunda fragilidad, donde todo está por hacer. Los paisajes infinitos, todavía vírgenes, nos relajan y nos hacen reflexionar sobre nuestro mundo y cómo lo queremos proteger. Las amenazas son diversas, ya existían en el siglo XIX y siguen existiendo en la actualidad. La pareja protagonista de la película, Kiddy Johanna, en su antagonismo, nos proponen respuestas, abren puertas y el espectador interpelado, sacudido en sus convicciones continúa preguntándose:

¿Porqué lo hacemos tan mal?

“Esta escritura es un conjuro”. Esta frase, con la que empieza el último de los cuentos que componen este libro (publicado por Páginas de espuma), podría servir para captar en unas pocas palabras el espíritu de la nueva publicación de Mónica Ojeda (Ecuador, 1988). La autora despliega en sus textos una mezcla de literatura gótica y leyendas andinas. Ambos universos convergen para formar personajes que parecen sacados de una película giallo, género al que se refiere la escritora en uno de sus cuentos, y que abren los brazos al cielo, desmenuzan el lenguaje hasta grabarlo sobre piedras blancas y llegan a acariciar los labios de una divinidad innombrable cuyo nombre es más un ruido que una palabra.

La mayoría de los cuentos tienen un fondo macabro que, a manera de dato escondido, va alumbrando el interés del lector quien, por otra parte, se sumerge en el lenguaje poético del que resulta imposible despertar hasta las últimas líneas. Esta mezcla de lo macabro con un tipo de escritura vertebrada por potentes y visuales metáforas pudimos disfrutarla también en Mandíbula. Lo que, junto a estos elementos, destaca en Las voladoras es el imaginario de las leyendas andinas: el cóndor, las montañas, los volcanes, las brujas.

Es extraña, casi contradictoria, la sensación de estar leyendo algo profundamente bello, pero que también da miedo y hasta en ocasiones es divertido. El conjunto es mágico en el sentido más literal de la palabra. Durante todo el libro se tiene la certeza de estar leyendo las paredes de una cordillera o las constelaciones que las alumbran por la noche. Por arte y talento de Mónica Ojeda, la lectura también es un conjuro.

Quien no se haya acercado a la literatura de esta autora descubrirá en este libro una puerta a un mundo y un estilo que son solo de esta escritora y no podrá evitar continuar investigando en sus obras. Es un lugar en que las mujeres vuelan, tienen los cabellos largos y muy negros y las cabezas salen disparadas al cielo (también las nuestras). Las voladoras debe ser leído desde la primera página a la última, incluyendo los agradecimientos finales, que contienen, en el párrafo final, un alegato a tener en cuenta. Libro de maravillas, comenzando por la portada: una mujer-pájaro, la luna y las montañas.

Conversación con Justyną Tomczak-Boczko

Actriz, profesora de idiomas y de español y traductora, Justyna Tomczak-Boczko, autora del monólogo “Toda la vida con un chándal puesto” que habla de su vida con un niño discapacitado. En la actualidad está preparando el doctorado en Lingüística en la Universidad Adam Mickiewicz en la ciudad de Poznan, donde reside. Habla un español perfecto y hoy nos ha permitido conversar con ella para hablar de las recientes movilizaciones feministas y de la situación de las mujeres en Polonia.

EC: En primer lugar, muchas gracias por permitirnos esta conversación. La primera pregunta es casi obligada ¿De dónde le viene su interés por el español?

J T-B: Empezó en mi adolescencia con algunas lecturas. Luego estuve en España, pero sobre todo me apasiona México donde también viví y trabajé en el teatro.

EC: Es usted actriz, profesora y fundó el Teatro Y.

J T-B: Sí pero eso fue antes. Ahora estoy dedicada a mis hijos. Cuando me preguntan quién soy lo primero que digo es que soy madre porque ser madre es mi vida. Soy madre de un niño que tiene ahora 9 años y padece una grave discapacidad, tiene parálisis cerebral. Eso me ocupa casi todo el tiempo, solo puedo hacer cosas cuando él está en la escuela. No puedo concentrarme, toda mi atención es para él. Además tengo una hija de 13 años, que participa también en las protestas feministas (nos dice con una amplia sonrisa).

Cuando nació mi hijo mi vida cambió totalmente, ni siquiera duermes tal como querías. Por eso me involucré más en las luchas. Ahí empezó mi compromiso. Porque el PiS, me gusta cómo suena en español [dice entre risas. PiS es el  acrónimo de las siglas en polaco del Partido que está en el Gobierno, Prawo i Sprawiedliwość], me hizo ver la importancia de cómo influyen las medidas políticas en nuestras vidas. Antes sí que hacía cosas, pero con este Gobierno, además de todas las cosas con las que no estaba de acuerdo, me uní a las protestas en el Parlamento de padres y madres de hijos discapacitados. Los trataron muy mal en el Parlamento. El PiS decía que esta gente apesta, sus diputados decían en las entrevistas que son una epidemia. Me encambroné mucho y organicé por Facebook las protestas en Poznan, cada domingo. La respuesta fue muy grande. Una buena consecuencia fue que los medios de comunicación empezaron a hablar también de las personas discapacitadas.

El PiS sigue sin proporcionar ninguna ayuda, no ha cambiado su política. Pero una de estas mujeres que protestaba con nosotras es ahora diputada, Iwona Hartwich, y está haciendo muchas cosas en el Parlamento. Ella no es del PiS, desde luego.

EC: En noviembre hubo multitudinarias manifestaciones de mujeres que se han repetido ahora. Denunciaban entonces un proyecto de ley que en la práctica suponía la prohibición del aborto y que ahora ya es ley vigente. La ley polaca permitía abortar en tres supuestos: por malformación del feto, si la vida de la madre corre peligro o en caso de violación. Pero un grupo de 119 diputados, encabezados por el partido Ley y Justicia (PiS), presentó en 2019 una demanda ante el Tribunal Constitucional cuya sentencia se ha conocido ahora. Solo se puede interrumpir el embarazo si es producto de una violación o incesto y cuando la vida de la madre corra peligro. Se ha eliminado el supuesto de la malformación del feto. ¿Cómo están viviendo esta situación?

J T-B: La indignación es muy grande y las mujeres nos estamos movilizando. Con esta Ley ya no se permite el aborto en casos de malformaciones, ni siquiera cuando son tan graves que las posibilidades de que el bebé muera después de nacer son del 100%. Esta limitación afecta a más del 90% de los abortos que se realizan en Polonia. Yo como lingüista presto mucha atención al lenguaje. Y ahora, por ejemplo, hablan del aborto eugenésico. Y desde los años noventa tenemos una construcción lingüista para no hablar de feto: “la vida engendrada”. Es una propaganda que tiene muchos años. No se habla con términos científicos sino ideológicos, religiosos.

A mí en Facebook me acusan de querer matar a mi hijo: “así que tú quieres matar a tu hijo”. Es terrible.

La sentencia del Tribunal Constitucional dice que el aborto eugenésico no está conforme a la Constitución que establece “el derecho a la vida”.

EC: Las manifestaciones también han puesto en duda la independencia del Tribunal Constitucional. ¿Hay independencia judicial?

J T-B: No hay independencia judicial y hubo muchos fallos jurídicos en la constitución del Tribunal Constitucional. Por ejemplo, se eligió a los nuevos miembros cuando los que estaban aún no habían terminado su mandato. Por eso también mucha gente protestó en la calle. Elegían a los suyos. Promulgaron una ley para jubilar a los jueces a los 65 años y a las mujeres a los 60. Porque querían quitar a la jueza del Tribunal Supremo Malgorzata Gersdorf. Usaban trucos para poner a  los suyos y controlar políticamente este órgano.

Para cambiar la Constitución necesitan una mayoría parlamentaria que no tienen. Da miedo pensar lo que pueden hacer si tuvieran mayoría.

EC: Polonia ha sido tradicionalmente un país católico, con una gran influencia de la Iglesia Católica ¿contribuye esto a la política actual del Gobierno de Polonia respecto a las mujeres y a las personas LGTBI+?

J T-B: La situación de las personas no-heteronormativas ha empeorado muchísimo en los últimos años. Y en gran medida se ha debido a los ataques de los obispos. En una misa un arzobispo dijo en el sermón que antes teníamos la epidemia de los bolcheviques y ahora tenemos la de los arcoíris. Y de esta forma, mucha gente que se identifica con esta idea se sintió con derecho, no a criticar que eso está bien, sino a ofender, a humillar. Es una guerra. La Iglesia Católica y los políticos del PiS apoyaron a este arzobispo.

Uno de estos políticos llegó a decir que no son personas normales, que no tienen derechos humanos. Y después de decir esto lo nombraron ministro de Educación. Hubo muchas protestas de estudiantes y académicos en contra de este ministro. Recientemente ha declarado que el primer objetivo después de la pandemia será combatir la obesidad en los niños, y sobre todo de las niñas. El PiS no ha permitido dar fondos para la psiquiatría  infantil. Niños que incluso han intentado suicidarse están en los pasillos de los hospitales porque no hay habitaciones para ellos. Rechazaron una ley según la cual se destinarían 80 millones para los departamentos psiquiátricos para los niños o niñas, pero habla de combatirla obesidad, sobre todo de las niñas.

Volviendo a las personas no heteronormativas, en el sur y el este de Polonia se llegó incluso a establecer zonas libres de LGBTI. Fueron decisiones de las Juntas que gobiernan las ciudades de esa zona. La Unión Europea empezó a cortar la financiación de estos municipios pero el PiS comenzó a proporcionales más dinero, a darles todo el apoyo.

Las personas mayores, mas influidas por la religión, pegaron incluso a personas del arcoíris, a chicos que llevaban el pelo teñido o atuendos que no les gustaban. Dos niñas también fueron agredidas en mi ciudad que es una de las más liberales. Creció mucho la agresividad. Estamos viviendo en dos mundos.

EC: ¿Cómo han sido las movilizaciones de las mujeres en Polonia, qué movimientos existen? ¿Pueden desarrollar libremente su actividad?

J T-B: “Huelga de mujeres” es una organización que ha crecido mucho. Empezó a funcionar en 2016 cuando hubo la primera ola de las protestas de las mujeres. Fue cuando entró en el Parlamento una propuesta de ley para prohibir totalmente el aborto. Ha sido la única vez que el PiS tuvo que abandonar un proyecto de ley. Las ciudades estuvieron bloqueadas por miles y miles de mujeres. Lo llamamos el “Viernes negro” porque era viernes y todo el mundo iba con paraguas, que aquí son generalmente negros. Era una multitud enorme.

El primer día después de la sentencia del TC ha habido 410 protestas en 410 ciudades en toda Polonia. Movilizaciones con mucha constancia, cada semana una, siempre en sitios públicos, con debates, etc.  Así se empezó a ser visibles en los pueblos. Y así ha ido creciendo este movimiento. En mi pueblo natal, por ejemplo, que tiene 8.000 habitantes se manifestaron 1.000 personas en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional.

Hubo algunas mujeres mayores que se pusieron delante de las iglesias para defenderlas porque se habían creído las calumnias del PiS, que decía que las mujeres queríamos destruir las iglesias. Pero el movimiento ha sido muy importante.

Todavía no tengo información sobre lo que se hará el 8M. Estamos en medio de la pandemia pero el movimiento de las mujeres ha crecido mucho. Y ahora la sentencia del Tribunal Constitucional ya es firme y está publicada. Es una Ley. Seguro que habrá protestas importantes.

Con la pandemia la gente lleva mascarillas pero es muy difícil mantener la distancia. En los pueblos se hacen círculos en el suelo para que haya solo una persona en cada uno y así se pueda mantener la distancia debida. Pero en las grandes ciudades es muy difícil hacerlo.

Además, la policía lo que hace es rodear a la gente y sacar una por una a cada persona y las van identificando. En Varsovia es más agresiva, se porta de forma mucho más brutal. Hace pocas semanas le rompió el brazo a una adolescente, tuvieron que operarla. Un niño de 14 años fue detenido en su casa porque había publicado en FB la protesta de su pueblo. Los policías dicen que hacen su trabajo y no pasa nada. Hay muchos testimonios también de su brutalidad. A las personas detenidas las llevan a comisarías que están muy lejanas para que no puedan llegar los abogados. Así pasan 12 horas sin tener contacto con sus abogados o familiares. Son represalias psíquicas muy fuertes.

Hace poco la abuela Katarzyna Augustyniak, conocida como la abuela Kasia, activista mayor y enferma, la llevaron entre cinco policías a una comisaría, la desnudaron, no le dieron agua para que tomara sus medicinas, que necesita porque es diabética.

Pero las mujeres nos hemos organizado muy bien. Hay una organización feminista Kolektyw Szpila que organiza el apoyo de abogados por si hay detenciones, con números de teléfono a los que llamar. También hay una Red de aborto que pasa información para ayudar a mujeres que tienen que desplazarse a Holanda u otros países. Hay muchas mujeres que tenían ya acordado el borto por malformaciones y de un día para otro los médicos ya no pueden practicarlos.

Es muy bonito ver cómo las mujeres podemos organizarnos.

EC: ¿Hay solidaridad entre las mujeres y las personas que tienen otra orientación sexual, transexuales…?

J T-B: Sí, es la primera vez que han salido a la calle los adolescentes y estudiantes. El 80 y 90% de las protestas en Poznan eran de jóvenes.

Son muy creativos, se ven símbolos como las banderas arcoíris. Y se unen a la lucha de las mujeres porque saben que tenemos que apoyarnos.  Eso ha hecho que las protestas de este año son distintas a las de otros años.

Inventaron un lema, algo así como “Que les follen a los PiS”,  y se ponen estrellas en todas partes. Todo el mundo sabe que eso significa “que le follen al PIS”. Tiene ingenio y también mucho humor. Esto es muy importante. Muy importante para el futuro.

EC: ¿Cree que pueden encontrar apoyo en la Unión Europea para que el Gobierno de Polonia respete los derechos de las mujeres, los derechos humanos?

J T-B: Tengo esperanza pero soy pesimista. No sé si tenemos fuerza suficiente para cambiar las políticas del gobierno actual. Nuestros gobernantes lo único que quieren es mantenerse en el poder, ganar las próximas elecciones. Polonia está muy dividida en cuanto a los votos, el PiS tiene en algunos pueblos del este y del sur hasta el 80% de apoyo.

Las únicas medidas que podrían influirles algo son las financieras. Pero por ahora no tengo claro que se vaya a hacer.

EC: Ha sido muy interesante. Muchas gracias por habernos dedicado su tiempo.

NOTA: Agradecemos a Justyna que nos haya autorizado a reproducir fotografías de su archivo personal.

Gabriel Flores, economista; Bruno Estrada, economista e Irene Bassanezi Tosi. Coordinadores del debate en Espacio Público.

El pasado 10 de noviembre se inició en Espacio Público el debate sobre “Cambios en el mundo del trabajo y modernización de las relaciones laborales”, que finalizó hace pocos días, tres meses y una veintena de interesantes intervenciones después, con un estupendo y esclarecedor coloquio on line entre representantes cualificados del Gobierno y de los sindicatos mayoritarios que conocen de primera mano los obstáculos que dificultan la negociación sobre la reforma laboral, las fuerzas que intentan que el diálogo social descarrile y los temas que generan mayor disenso entre los agentes sociales.

Aunque han surgido algunas dudas durante los últimos meses, cabe esperar que muy pronto comenzará la negociación tripartita que determinará el alcance y la profundidad de las reformas; aunque no convendría despreciar la posibilidad de que el diálogo y la negociación no desemboquen en un acuerdo.

Los cambios y la modernización de las relaciones laborales son elementos centrales del programa y las tareas del Gobierno de coalición progresista y de las reformas a emprender para recuperar los derechos laborales perdidos y restablecer los equilibrios que son básicos en la negociación colectiva. Si las reformas laborales realizadas tras el estallido de la Gran Recesión en 2008 se produjeron para favorecer las políticas de austeridad y devaluación salarial impuestas a España y el resto de países del sur de la eurozona, ahora se trata de revertir con urgencia los aspectos más lesivos de esas reformas y tratar de acomodar las relaciones laborales a las imprescindibles transformaciones de estructuras y especializaciones productivas guiadas por los objetivos de las transiciones digital y verde propuestas por la Unión Europea. La modernización productiva por hacer exige una modernización de las relaciones laborales que facilite e impulse una renovación del aparato productivo y una mejora de gama de la oferta productiva que multipliquen los empleos decentes y los salarios dignos, pongan coto a la temporalidad y la precarización del empleo y promuevan una distribución de la renta menos desigual entre capital y trabajo.

Aunque el debate sobre la reforma laboral se sustanciará en el diálogo social y la negociación propiciada y dirigida por el Gobierno entre los agentes sociales más representativos de la patronal y los sindicatos, la proyección y la incidencia de esa reforma son también componentes centrales del proyecto progresista de un país inclusivo, sustentado en empleos decentes y bien remunerados que respondan a los intereses y necesidades de la mayoría social.

El debate en Espacio Público lo abrieron dos excelentes ponencias que establecían el marco y los principales acentos que a juicio de sus autores conforman los ejes de la reflexión sobre la reforma y modernización del mercado laboral y alentar el debate público y la reflexión compartida. Queremos saludar y agradecer, en primer lugar, la calidad de las intervenciones suscitadas por este debate y la generosidad de sus autores y autoras al compartir sus conocimientos y exponer sus opiniones a la crítica pública. Y en segundo lugar, animar a la lectura de las intervenciones publicadas a todas aquellas personas interesadas en conocer en profundidad las claves de un debate esencial para el futuro de la economía y del país.

Tal como ponían de manifiesto Ignacio Muro y Antonio González en una de las dos ponencias iniciales, lo que está en juego en el debate de la reforma laboral es en esencia “la pervivencia de una negociación colectiva debilitada o su actualización para que sirva como impulso a las nuevas dinámicas productivas”.

La reforma laboral aprobada unilateralmente en 2012 por el PP, que despreció cualquier tipo de diálogo y negociación con los sindicatos, esgrimía como justificación diversas excusas: reducir el enorme apalancamiento de las empresas, facilitar su saneamiento o liberalizar el mercado laboral, confundiendo a propósito desregulación con flexibilidad. Pero sus objetivos reales eran bien diferentes: reducir el poder de negociación de los trabajadores, devaluar los salarios, alterar la distribución de la renta en contra de los salarios y transferir los costes y riesgos provocados por la Gran Recesión (y por futuras crisis económicas) sobre las plantillas de las empresas, a través del abaratamiento y la descausalización de los despidos y la creación de empleos temporales, precarios, peor remunerados y con menos derechos.

Esas reformas del mercado laboral y la negociación colectiva incrementaron las transferencias de renta a favor de los beneficios empresariales y otras rentas del capital y la propiedad, a costa de los salarios reales, y lograron que los grandes grupos empresariales aumentaran sus tasas de ganancia, que se situaron entre las más altas de Europa. Como contrapartida, el mercado de trabajo se polarizó y la sociedad española sufrió un fuerte aumento de la desigualdad de rentas y patrimonios y mayores tasas de pobreza y riesgos de exclusión social.

Como ponían de manifiesto las dos ponencias iniciales, la antes mencionada de Ignacio Muro y Antonio González y la de Belén Cardona y Jaime Cabeza, los aspectos más lesivos de la actual legislación laboral, fruto de la reforma laboral de 2012 son los siguientes:

  • La ultractividad, o pérdida de vigencia del convenio (sea sectorial o de empresa) un año después de su fecha de finalización, si no se ha sustituido por uno nuevo. Lo que ha tenido consecuencias desastrosas para la negociación colectiva al debilitar enormemente la capacidad de negociación de los trabajadores, ya que facilita la supresión de las mejoras salariales y de condiciones de trabajo conseguidas al calor de las luchas de convenios anteriores.
  • La actual formulación del artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores sobre la ‘modificación sustancial de condiciones de trabajo’, que se ha convertido también en un eficaz mecanismo de vaciamiento de la capacidad y eficacia de la negociación colectiva. Ya que permite empeorar las condiciones de trabajo existentes, tanto de forma individual como colectiva, mediante una decisión unilateral de la empresa, situando los límites de ese deterioro en el nivel mínimo legal cuando no existe un convenio de ámbito superior.
  • La prevalencia del convenio de empresa, rompiendo la jerarquía de los convenios al establecer que un convenio de empresa podrá descolgarse de cualquier convenio de ámbito superior de su sector y tendrá la facultad de declarar inaplicable aquello que se considere que perjudica a la empresa sin tener que probar ninguna causa que lo justifique.
  • Por último, pero no menos importante, hay que sumar la proliferación de fenómenos como la subcontratación desregulada y la precarización contractual. Ya que se permite que la responsabilidad y las normas acordadas en las empresas principales no se extiendan a las empresas auxiliares que no sean de la misma actividad; por ejemplo, las tareas de limpieza, seguridad, catering o mantenimiento en las que se ubican los principales nichos de precariedad, y que no solo afectan a las responsabilidades salariales, sino también a las indemnizatorias. Es asimismo básico eliminar el uso del contrato de obra y servicio para atender contratos mercantiles o administrativos de las empresas auxiliares, en línea con una reciente sentencia del Tribunal Supremo.

El último eslabón del debate sobre la reforma laboral promovido por Espacio Público fue el coloquio on line del pasado 4 de febrero, moderado por la directora de Público, Virginia Pérez Alonso, y que contó con la participación de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo, y UGT, Pepe Álvarez, y el secretario de Empleo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, Toni Ferrer. A los que agradecemos su intervención en el debate en un momento especialmente delicado del proceso de diálogo social.

Modificar la reforma laboral impuesta por el PP, tan lesiva para los trabajadores y la acción sindical, forma parte del Acuerdo de gobierno progresista entre PSOE y Unidas Podemos y de los programas electorales con el que ambas formaciones políticas se presentaron a las últimas elecciones. Por ello, resultan plenamente justificadas las críticas realizadas por los secretarios generales de los sindicatos mayoritarios al retraso de más de un año en la convocatoria de la mesa de diálogo social que debe abordar esta reforma, a pesar de que la ministra Díaz anunció hace varios meses su intención de convocarla, sin que hasta la fecha hayan fructificado esas intenciones.   

La ministra de Trabajo aclaró en el coloquio que la apuesta del Gobierno de coalición progresista a favor del diálogo social y la negociación entre los actores sociales es inequívoca, al igual que su voluntad de cumplir a lo largo de esta legislatura con el programa de Gobierno que logró hace un año el apoyo de una mayoría parlamentaria legítima y suficiente a la investidura de Sánchez.

Las declaraciones realizadas a principios de diciembre por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez parecían condicionar la modificación de la reforma laboral: “Siempre y cuando los actores sociales quieran esa reforma laboral, el Gobierno está dispuesto a acompañarla”. En el mismo sentido se expresó la ministra de Economía, Nadia Calviño, añadiendo incertidumbre sobre el recorrido de la reforma laboral y la voluntad o capacidad del Ejecutivo o de parte del Ejecutivo de llevar a cabo dicha reforma

No obstante, Yolanda Diaz manifestó que la falta de acuerdo en el proceso de diálogo social entre sindicatos y patronales no eximiría al gobierno de legislar sobre estos aspectos en los términos planteados en la sesión de investidura. Asunto sobre el que también insistió Toni Ferrer, secretario de Empleo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Una de las más interesantes conclusiones del coloquio fue la de mostrar que todos los participantes compartían buena parte de los análisis, referencias y objetivos de avance en torno a la reforma laboral y el diálogo social y las negociaciones que confiaban en comenzar cuanto antes. La otra conclusión, también muy remarcable, fue la coincidencia en señalar la complejidad y dificultades de la negociación y la importancia de distinguir entre los aspectos más lesivos que requieren de una reforma urgente y aquellos que requieren esfuerzos más prolongados en el tiempo para cambiarlos.

La amenaza de vetos o imposiciones no es la herramienta adecuada para promover el diálogo, la negociación y los acuerdos en torno a las indispensables reforma laboral y modernización de las relaciones laborales. Pero la inacción, la falta de empeño para impulsar el acuerdo entre los agentes sociales o la dejación de responsabilidades en la tarea de promover y dirigir los cambios que son necesarios tampoco son admisibles. Con el agravante que supondría en este segundo escenario de dejación en la tarea de impulsar la necesaria reforma laboral el desánimo y desafección de millones de votantes progresistas, como ya ocurrió en las elecciones generales de noviembre de 2011, cuando el PSOE perdió más de 4 millones votos y el PP obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso.

Modificar la reforma laboral del PP de 2012 va a ser un tema crucial de esta legislatura que no puede demorarse mucho más tiempo. Y será una prueba decisiva para valorar la utilidad del Gobierno de coalición progresista y su compromiso con los millones votantes que le dieron respaldo y con los partidos que votaron en el Parlamento a favor de la investidura de Sánchez y el programa de gobierno acordado por la coalición gubernamental.

Para la propia credibilidad del gobierno es urgente poner en marcha el diálogo social que modifique la reforma laboral del PP. Y es muy importante que el conjunto de la sociedad esté pendiente del ritmo y los contenidos de la negociación.

Exposición de fotografías de Carmen Ochoa Bravo

Según el barómetro sobre “Hábitos de lectura y compra de libros en España durante 2019”, realizado por la Federación de Gremios de Editores de España y el Ministerio de Cultura, las mujeres en España leen más que los hombres, exactamente el 69,3% de las mujeres leen libros en su tiempo libre, mientras que el porcentaje de los hombres es del 56%. Datos similares ofrecen estadísticas realizadas en otros países del mundo occidental. Y además, según estos estudios, muchas lo hacen cuando encuentran un rato libre, en la calle, en un parque… Esto es precisamente lo que ha recogido Carmen Ochoa Bravo, en su exposición de fotografías “Mujeres leyendo”, recién inaugurada en el Centro de Arte Moderno de Madrid.

«Comencé esta serie de imágenes por casualidad, hace años, en París. Paseando por Le Marais, en un pequeño jardín, dos mujeres sentadas cada una en un banco leían apaciblemente un libro con el frescor que una tarde de agosto podía ofrecer. Al cabo de más de una hora pasé de nuevo por el mismo sitio. Allí seguían. Casi en la misma postura. Imagen de sí mismas».

Les Marais (París) – Esta es la primera imagen, hecha en 2015, en París, que surgió de una forma imprevista, según afirma la fotógrafa.

«Y comencé a fijarme. Cuando llega la primavera surgen como la vida. En las plazas, los parques, los cafés, frente a la montaña, al mar, al lago o al canal. En distintos países.

Son mujeres que bajan de sus casas, se sientan cómodamente y leen durante mucho tiempo. Concentradas, solas, absortas, libres de ataduras. Protagonistas de sus vidas. Se convierten en el centro del espacio, en las salvadoras de la palabra y del pensamiento. En el eje alrededor del que gira el mundo».

Garavito (Tenerife)

«Ya las busco en mis viajes y en mis paseos. A mí también me gusta leer sola, al aire, concentrada, desapareciendo entre las líneas, aislada pero rodeada de la vida«.

«Compañeras del alma, compañeras», dice el texto con el que comienza esta exposición.

La paz y el sosiego que contagian estas mujeres leyendo en la calle le llevaron a Carmen a tener su cámara siempre a punto realizar más fotografías en distintas partes del mundo.

Lago Lemán (Suiza)

Y más adelante se convirtió para ella en algo similar a una obsesión. “¿Por qué tantas mujeres leen en la calle? ¿Por qué no hay casi hombres? No es que aprovechen el tiempo del transporte para leer, no. Eso es muy común, sobre todo, en el metro. Ellas bajan de sus casas a leer. A leer tranquilas, concentradas. Sin que nadie, ni nada cotidiano las distraiga.

Tan concentradas que es fácil tomar la imagen desde muchos puntos de vista, escogiendo el ángulo perfecto, la luz perfecta. Ellas siguen absortas. No se dan cuenta. Esa es la razón. La necesidad de la habitación propia. Del espacio personal”.

Bryant Park (Nueva York)

“Aquí están estas imágenes, con mucha similitud en la perspectiva, con una luz suave en su mayoría, formando parte del paisaje. Buscarlas es para mí ya imparable. Y el placer que me produce encontrarlas, enorme”, concluye.

Carmen Ochoa Bravo

Nacida en Almería, es madrileña de adopción. Licenciada en Literatura Hispánica. Interesada en la fotografía desde 1980, se forma en diferentes escuelas de Madrid y ha sido profesora de fotografía en Enseñanza Media y en Ciclos profesionales. Asiste a talleres fotográficos en el Círculo de Bellas Artes destacando los realizados con Santiago Momeñe y Jana Leo. Publica fotografías en diferentes revistas y diseña portadas de libros. Responsable de la sección Miradas de la revista Viento Sur durante muchos años, pertenece en la actualidad a su Consejo Asesor y también al Consejo Asesor de la revista de Estética y Arte Contemporáneo CBN. Realiza portadas en la revista Asparkía, y en la colección de poesía de la Editorial Bartleby.

  • Coordinadora, tutora y autora del curso a distancia La exposición: Diseño y montaje del Aula Mentor (MECD).
  • Comisaria de la exposición de pintura y fotografía Pretérito Imperfecto en 2007 en la Universidad Jaume I de Castello de la Plana.
  • Coordinadora del trabajo Años de pobreza contados por nuestros abuelos y abuelas y de sus exposiciones en diferentes espacios y ciudades.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se compromete a buscar el acuerdo en el marco del diálogo social, pero advierte de que no puede existir un derecho a veto para ninguna de las partes. «El diálogo social es un proceso, no un resultado», recuerda.

El Gobierno buscará el acuerdo con los agentes sociales sobre la derogación de la reforma laboral hasta el final, pero si no se produce, asumirá su obligación de legislar para garantizar que ninguna de las partes tiene derecho a veto. Así lo ha apuntado la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante un coloquio celebrado este jueves por la fundación Espacio Público.

Preguntada sobre qué pasará si no hay acuerdo en esta materia (está previsto que las negociaciones comiencen en un breve periodo de tiempo, después de que la próxima semana se cierre la mesa de diálogo que aborda la regulación de las plataformas digitales), Díaz ha insistido en la importancia del diálogo social y ha puesto en valor las negociaciones que se han producido en esta legislatura con los sindicatos y la patronal respecto a medidas como los ERTE.

Sin embargo, ha advertido de que «el diálogo social es un proceso, no un resultado» y ha recordado que algunas medidas se han sacado adelante a través de acuerdos «bipartitos», sin el concurso de la patronal. «Lo que tiene que garantizar el Gobierno es que exista diálogo social, pero sin derecho de veto, porque el veto no es diálogo», ha insistido. La ministra ha puesto el ejemplo de la negociación acerca de las plataformas digitales, que incluye la regulación de los denominados riders: «Si una de las partes no está de acuerdo, se va a legislar».

También se ha referido a que tanto el contexto en el que se va a abordar la derogación de la reforma laboral como los diferentes compromisos suscritos son cruciales para que el Gobierno legisle aunque no haya un acuerdo de todas las partes en la mesa de diálogo: «El acuerdo de Gobierno es muy claro y nos hemos presentado a una investidura con este acuerdo de gobierno, por lo que hay una mayoría en la Cámara; además, estas propuestas las hemos remitido a Europa y tenemos un compromiso«.https://www.dailymotion.com/embed/video/x7z4cg3

Díaz se ha mostrado «muy optimista» con la posibilidad de alcanzar un acuerdo y ha destacado que «nuestro país está siendo ejemplar» en diálogo social: «Lo estamos haciendo de libro por primera vez en muchos años. Ellos (los agentes sociales) se sientan a trabajar y precepto a precepto van constituyendo las normas».

En el coloquio organizado por Espacio Público también han participado los líderes de UGT, Pepe Álvarez, y Comisiones Obreras, Unai Sordo, además del secretario de Empleo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, Toni Ferrer. Ha moderado el debate la directora de PúblicoVirginia Pérez Alonso.

Los sindicatos recuerdan al Gobierno que debe legislar

Los líderes sindicales se han mostrado de acuerdo con que no puede existir un derecho a veto en el diálogo social y han instado al Ejecutivo a cumplir con su «obligación de legislar» en caso de que las negociaciones se queden en un punto muerto. «En caso de que no hubiera acuerdos o fueran parciales, el Gobierno tiene la responsabilidad de gobernar, y para eso tiene un acuerdo de gobierno y unas directrices enviadas a Europa. Preferencia por el acuerdo, toda, pero si no lo hay, el Gobierno tiene que ejecutar, que para eso es el Poder Ejecutivo», ha dicho Sordo.

«La negociación no va a ser nada fácil, porque con unas declaraciones o con otras vemos que cada día surgen nuevos inconvenientes, que se ponen palos en las ruedas; y las organizaciones sindicales, mas allá de las políticas del Gobierno, lo que tenemos claro es que esta es una situación insoportable para una gran parte de los trabajadores de nuestro país», ha explicado Álvarez.

Respecto a los plazos, ni la ministra ni los secretarios generales de UGT y Comisiones Obreras han avanzado una fecha expresa sobre el comienzo de las negociaciones, más allá de que la intención, ya anunciada, de Trabajo es que la mesa de diálogo se retomara tras cerrar la que aborda la regulación de las plataformas digitales.

Díaz sí que ha explicado que antes de retomar la mesa habrá una reunión bilateral entre sindicatos y patronal para acordar el ritmo y el plan de trabajo que seguirán posteriormente en el diálogo social. En materia de reforma laboral ya se habían producido importantes avances antes de la pandemia, tanto durante el mandato de Yolanda Díaz como en el de la anterior ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, actual presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo en el Congreso.Díaz: «Estas son las medidas que enviamos a la UE y tenemos que cumplirlas»

En concreto se había avanzado sobremanera en el denominado primer bloque, que aborda cuestiones como la negociación colectiva, las cláusulas de descuelgue y la subcontratación empresarial. «Este primer bloque está discutido y escrito en la mesa de diálogo. Espero que la resuelvan lo antes posible. Estas medidas están en lo que enviamos a la UE y tenemos que cumplirlas», ha afirmado la ministra.

En la parte socialista, Toni Ferrer ha coincidido con la ministra en que «el acuerdo de gobierno es claro. Hay medidas de carácter urgente, como restablecer el equilibrio de la negociación colectiva,  y que se estructure en el ámbito del convenio sectorial y no de la empresa. También mejorar la regulación de las contratas y subcontratas».

El secretario general de UGT ha insistido en la importancia de avanzar en estas reformas de cara al proceso de recuperación económica que se afrontará en el segundo semestre de 2021, de la mano de los fondos europeos y de la vacunación contra el coronavirus: «Es fundamental que este diálogo se aborde en una situación de equilibrio que dé lugar a unas relaciones laborales actualizadas que sirvan para el modelo productivo que queremos poner en marcha. La mejor manera es derogar las reformas laborales y a partir de una situación de equilibrio ver qué reformas ponemos en marcha».

En esta misma línea, el secretario general de Comisiones Obreras ha advertido de que «corremos el riesgo de que la recuperación económica venga de la mano de una rebaja salarial» si no se aborda la derogación de la reforma laboral en un breve periodo de tiempo. Todos han coincidido en que el siguiente punto de inflexión (que forma parte de la reforma laboral) será la redacción de un «Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI», que la ministra ha calificado como «la gran obra legislativa de este ministerio y del Gobierno de España».

La Fundación Espacio Público aconseja a quienes no lo pudieron ver en directo que lo hagan en diferido a través de este enlace:

*Artículo publicado en Público

La vida invisible de Eurídice Gusmão, de 2019, dirigida por Karim Ainouz, es una película impactante, que pone en evidencia la estructura machista impregnada en la sociedad brasileña, especialmente de los años ’50. Ha ganado en el Festival de Cannes el premio Un Certain Regard, como mejor película, entre otros premios internacionales y brasileños. La película está ahora disponible en filmin.

Es una adaptación de la novela homónima de Martha Batalha, que narra la historia de dos hermanas y sus dificultades para sobrevivir en el entorno machista que les rodea. Aunque la novela está ambientada en los años ’30, la película la traslada a los años ’50.

Nacidas en una familia católica portuguesa conservadora, sueñan con poder sentir el gusto de la libertad. Guida, la mayor, de 20 años, es atraída por la vida nocturna de Rio de Janeiro y para huir de las garras de su familia, decide seguir a un marinero griego en su travesía. Al percibir que el amor romántico que ha anhelado ha sido un engaño, intenta volver al nido familiar, pero la familia la rechaza y tiene que enfrentar sola las dificultades que la vida le presenta. La solidaridad y los vínculos con las mujeres de una comunidad empobrecida de Rio son las que la acompañan y apoyan en su camino.

Su hermana, Eurídice, es una prometedora pianista, pero se queda atrapada en un matrimonio concertado que no desea. Como sucede en los matrimonios tradicionales, sufre relaciones sexuales violentas, dominadas por el deseo masculino. No pudiendo huir de esa realidad como su hermana, se queda en la jaula familiar. Al descubrir que los hombres de su entorno le mienten, engañan, dominan, y que su madre, víctima de los mismos hombres, tampoco reacciona, empieza a sufrir trastornos de salud mental. Ilustra con acierto que las mujeres no nos volvemos locas, sino que es la sociedad machista la que nos empuja hacia el abismo y la locura.

El eje de la película gira en torno al lazo estrecho entre las dos hermanas, que enfrentan, aunque de modo diferente, las violencias machistas, que las ahogan y atrapan, terminando por tener que sobrevivir y renunciar a sus aspiraciones.

Es una película que narra la trama asfixiante en la que se desenvuelve la vida de millones de mujeres en los años situados en la mitad del siglo pasado al enfrentar distintas formas de violencia machista: en el ámbito privado del matrimonio (padres, maridos, parejas) o la violencia obstétrica del sistema de salud, que no protege los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Estas violencias son silenciadas, olvidadas, naturalizadas, y aunque las hermanas intentan rebelarse, la realidad en la que viven es más fuerte y las aplasta.

La película nos hace recordar lo que nuestras madres y abuelas tuvieron que enfrentar en los ’50 y cómo lucharon para conquistar los derechos de los que hoy disfrutamos de manera precaria porque ni son efectivos, ni están consolidados. En la actualidad ¿cuántas madres, abuelas, hermanas, hijas siguen renunciando a sus aspiraciones para dar un futuro mejor a las próximas generaciones? ¿Cuántas tendrán que ser asesinadas? ¿Cuántas estaremos abocadas a renunciar a todo por la familia? ¿Cuántas tendremos que morir abortando de forma ilegal en Brasil? ¿Cuántas tendremos que sufrir las violencias obstétricas del sistema hospitalario? ¿Cuántas tendremos que vivir en la pobreza y la precariedad laboral? ¿De verdad tendremos que esperar otros 100 años? este es el siglo de las mujeres y tenemos una fuerza colectiva a nivel global que, nunca hemos tenido antes. No lo desperdiciemos compañeras. Nos tenemos que aceptar en la diferencia y revelar contra el privilegio. Unirnos porque nos queda todavía mucho por hacer. Vamos a ello.

El último libro del profesor Tamayo, publicado por la editorial Icaria, trata de temas de rabiosa actualidad. ¿Cómo han surgido personajes como Trump en USA o Bolsonaro en Brasil que han accedido al poder mediante elecciones? También lo hizo Hitler pero fue elegido por un pueblo humillado por el pago de las indemnizaciones de la Gran Guerra (1914-1918). Son personajes que representan el odio hecho carne que, como un virus, produce una pandemia de la que no se librará ningún país.

El título de capítulo 1 lo dice todo: La internacional cristoneofacista al asalto del poder blandiendo la Biblia.

En España, Tamayo denuncia la alianza entre Hazte Oír, organización católica ultraconservadora, fundadora de un lobby internacional (Citizen Go) y VOX a los que se unen: Abogados Cristianos, Derecho a Vivir, Comunidades Neocatecumenales, El Yunque, etc. Organizaciones apoyadas por algunos obispos españoles nombrados por los dos Papas anteriores a Francisco, a quien califican en privado de filocomunista por apoyar a las personas y países empobrecidos.

Juan José Tamayo

El odio en España es visible, sólo hay que ver y escuchar las sesiones parlamentarias en las que no se hablan de los múltiples problemas que la pandemia ha originado en el planeta Tierra, sino que se insulta y descalifica a todo el gobierno de coalición cuando debería sumar sus esfuerzos para resolver los problemas.

El odio es un virus mucho más contagioso que la Covid, ¡Qué fácil e indigno es echar la culpa a los demás de los propios errores! A base de repetirlo y propagarlo cala en las mentes sencillas como ya previó el nazi Goebbels, servidor de Hitler.

Es humano que nadie quiera reconocer las propias faltas. Cada uno de nosotros trata, inconscientemente, de aparentar ser mejor. No en vano la palabra persona proviene del latín: máscara, actor. Cada uno de nosotros puede tener múltiples personalidades. Padre amantísimo, marido cariñoso, directivo ambicioso sin escrúpulos ni corazón y temido por sus subordinados, macho mujeriego y fanfarrón o piadoso, religioso y cumplidor fiel.

¿Cómo es posible que el mensaje del amor, fundamento del cristianismo, se haya convertido en mensajes de odio virales transmitidos por las redes sociales?

Animo al Profesor Tamayo que nos aclare este giro copernicano. Me atrevería a apuntar alguna pista con la máxima humildad y aprovechando la amistad y admiración que profeso a Juan José Tamayo.

Sin considerar el maleficio, que supuso en 313 al cristianismo convertirse en religión del Imperio con Constantino, coparticipando en los errores del poder, me atrevería a asegurar que a finales de la Edad Media los cristianos en lugar de practicar las virtudes rescatadas por Tomás de Aquino de la obra de Aristóteles se limitan a obedecer los mandamientos del Antiguo Testamento, olvidando adrede que el Nazareno dijo que vino a darles sentido. Se acatan simplemente por temor al infierno o amor al paraíso (castigo o soborno, palo o zanahoria). Al mismo tiempo la Inquisición quema al que piensa y sus libros. Se observan escrupulosamente los rituales mientras se trafica con negros, se explota a los subalternos, se evaden impuestos, se llevan las riquezas a paraísos fiscales, se especula, no se cuida el medio ambiente (casa común) etcétera.

Se utiliza la Iglesia enviando a los hijos a colegios religiosos para que tengan “buenos contactos”. A los débiles y desprotegidos se les margina bien lejos, abandonándoles en la Cañada Real Galiana de forma inconstitucional sin que los poderes públicos responsables (regionales y locales) hagan nada por solucionar el “problema”.

El sistema y la Internacional del Odio marginan a los que les crean problemas.

Es un libro imprescindible.

Marco Mezquida ha sido el protagonista del primer concierto de 2021 en el 52 Festival de Jazz de Barcelona, 4 años después de su debut el 2017 en el homenaje al gran Tete Montoliu.

Cierre los ojos y escuche… Un piano y Marco Mezquida llenan la Sala Barts de música donde antes sólo había silencio, un silencio difícilmente soportable. La música como terapia para superar este embate emocional y confinar por unos momentos los estragos del virus.

El artista menorquín nos abre puertas y viajamos entre la dura realidad y otro mundo invisible. Este tráfico emocional imprescindible nos ha sido ocultado durante mucho tiempo, la música en directo tiene esto, la capacidad de transportarte, sentir y sonreír. Salir y viajar, prohibiciones asimiladas pero aceptadas menudo con acritud, esta es la apuesta del Festival de Jazz, disfrutar sin salir de Barcelona. Música km0.

Tener el Marco Mezquida entre nosotros es una suerte, un músico de esta categoría no debería ser ignorado ni por el público ni por la industria, su talento la ha convertido en una de las estrellas emergentes del panorama musical internacional. Marco ha sido el protagonista del primer concierto del 2021del 52º Festival de jazz de Barcelona, ​​4 años más tarde de su debut el 2017 en el homenaje al gran Tete Montoliu.

El directo forma parte de su gira «All about Marco», una gira que incluye cada noche tres proyectos y tres formaciones diferentes, y con el mismo artista conversando con el público sobre su poética. Un concierto dividido en tres: Talismán. Beethoven Collage, y el regreso al festival del proyecto que lidera con el guitarrista flamenco nacido en Cornellà de Llobregat Juan Gómez ‘Chicuelo’.

Son poco más de las 20.10 h. y Marco sale al escenario, visiblemente feliz y sólo le salen palabras de agradecimiento recordando lo difícil para un músico de estar callado, de no conectar con el público. Gracias, gracias, gracias, dice.

Marco Mezquida

Y comienza Talismán acompañado por Martín Meléndez al violonchelo y Aleix Tobías a la percusión. Todo comienza a fluir, todo se impregna de sonidos cercanos y lejanos, ritmos latinos y turcos, melodías americanas y contemporáneas, una fusión vigorosa que transita entre el lirismo y los sonidos urbanos. Marco es generoso y deja que sus músicos expresen y vuelen con él, todos 3 compactos y liberados al mismo tiempo con la musicalidad como único camino. No es cuestión de preguntarse si esto es Jazz o no, el concepto no importa, es la travesía entre estilos que marca el objetivo, que no es otro que construir música y hacerla bella y gozosa.

Beethoven Collage es el homenaje que Mezquida cuanto al compositor alemán en el 250 aniversario de su muerte, el Jimi Hendrix de la improvisación como dice él mismo. Esta segunda parte demuestra la versatilidad del pianista y la capacidad de reinterpretar con un compromiso constante por la musicalidad. Acompañado por Masa Kamaguchi al bajo, David Xirgu a la batería y Pablo Selnik a la flauta, todo fluye, como un río que atraviesa dos siglos y medio de música, donde los ritmos tradicionales, el jazz y el flamenco se entrelazan y se separaron como un rizoma, de manera orgánica, sutil y enérgica.

La sorpresa de la noche, el arte de Silvia Pérez Cruz, que consigue crecer más aún acompañado por su gran amigo Marco Mezquida transforma la música, la recrea, la deconstruye para dibujar con el colores de raíces latinas unas composiciones llenas de tradición y profunda renovación. Aires nuevos nacidos del amor al pasado. En como interludio entre la segunda y tercera parte, la sorpresa de la noche, el arte de Sílvia Pérez Cruz que logra crecer más aún acompañado por su gran amigo Marco. Ellos dos son puro encantamiento, la fascinación de la voz y el lirismo del piano en perfecta armonía. Música a flor de piel, sensual. El público contiene la respiración. Silencio. Un regalo.

Al final aparece Chicuelo y la magia con Marco se volvió a producir. Hablan un lenguaje común nacido de los ritmos del Mediterráneo que ellos comparten y de una Barcelona rumbera, flamenca y jazzística. Todo comenzó con aquel disco grabado en 2017 en el Taller de Músics donde ellos dos son profesores. Una conexión musical de colores llamativos, intensidades vitales y emociones comunes. El concierto se llenó de referencias musicales vividas, mezcla de aguas marinas, de sonidos globales. Los dos maestros acompañados a la percusión por un inspirado y luminoso Paco de Modo hipnotizaron al público enmascarado de la sala Barts. Marco y Chicuelo conversan, se explican con un idioma donde todo se mezcla, con raíces mestizas, poniendo una técnica prodigiosa al servicio de la creación artística, con sutileza y amor por la música.

Marco Mezquida ya es una realidad y este concierto certifica su capacidad camaleónica y versátil de combinar estilos y formaciones sin perder precisión ni convicción. Su musicalidad es capaz de deslumbrar y de llevar al público a una profunda reflexión, abriendo puertas donde no existen fronteras, donde el arte universal es la cuna y donde la creatividad está al servicio de emociones vitales y inefables.

Así ha comenzado el 52 Festival de Jazz de Barcelona en 2021, un ágora de creación artística de primer nivel, abierto a todos, en un tiempo convulso donde la cultura se debe defender como un bien de primera necesidad.

Artículo publicado el 22 de enero en Públic, en catalán:

Tot sobre Marco i la música

Marco Mezquida ha estat el protagonista del primer concert del 2021 del 52è Festival de Jazz de Barcelona, 4 anys més tard del seu debut el 2017 en l’homenatge al gran Tete Montoliu.

Tanqueu els ulls i escolteu… Un piano i Marco Mezquida omplen la Sala Barts de música on abans només hi havia silenci, un silenci difícilment suportable. La música com a teràpia per superar aquest embat emocional i confinar per uns moments els estralls del virus.

L’artista menorquí ens obre portes i viatgem entre la dura realitat i un altre món invisible. Aquest trànsit emocional imprescindible ens ha estat ocultat durant molt de temps, la música en directe té això, la capacitat de transportar-te, sentir i somriure. Sortir i viatjar, prohibicions assimilades però acceptades sovint amb agror, aquesta és l’aposta del Festival de Jazz, gaudir sense sortir de Barcelona. Música km0.

Tenir el Marco Mezquida entre nosaltres és una sort, un músic d’aquesta categoria no hauria de ser ignorat ni pel públic ni per la indústria, el seu talent l’ha convertit en una de les estrelles emergents del panorama musical internacional. Marco ha estat el protagonista del primer concert del 2021del 52è Festival de jazz de Barcelona, 4 anys més tard del seu debut al 2017 en l’homenatge al gran Tete Montoliu.

El directe forma part de la seva gira “All about Marco”, una gira que inclou cada nit tres projectes i tres formacions diferents, i amb el mateix artista conversant amb el públic sobre la seva poètica. Un concert dividit en tres: Talismán. Beethoven Collage, i el retorn al festival del projecte que colidera amb el guitarrista flamenc nascut a Cornellà de Llobregat Juan Gómez ‘Chicuelo’.

Son poc més de les 20.10h i Marco surt a l’escenari, visiblement feliç i només li surten paraules d’agraïment recordant com és de difícil per un músic d’estar callat, de no connectar amb el públic. Gràcies, gràcies, gràcies, diu.
I comença Talismán acompanyat per Martín Meléndez al violoncel i Aleix Tobies a la percussió. Tot comença a fluir, tot s’impregna de sons propers i llunyans, ritmes llatins i turcs, melodies americanes i contemporànies, una fusió vigorosa que transita entre el lirisme i els sons urbans. Marco és generós i deixa que els seus músics s’expressin i volin amb ell, tots 3 compactes i alliberats al mateix temps amb la musicalitat com a únic camí. No és qüestió de preguntar-se si això és Jazz o no, el concepte no importa, és la travessa entre estils que marca l’objectiu, que no és altre que construir música i fer-la bella i joiosa.

Beethoven Collage és l’homenatge que Mezquida fa al compositor alemany en el 250è aniversari de la seva mort, el Jimi Hendrix de la improvisació com diu ell mateix. Aquest segona part demostra la versatilitat del pianista i la capacitat de reinterpretar amb un compromís constant per la musicalitat. Acompanyat per Masa Kamaguchi al baix, David Xirgu a la bateria i Pablo Selnik a la flauta, tot flueix, com un riu que travessa dos segles i mig de música, on els ritmes tradicionals, el jazz i el flamenc s’entrellacen i se separaren com un rizoma, de manera orgànica, subtil i enèrgica.

La sorpresa de la nit, l’art de Sílvia Pérez Cruz, que aconsegueix créixer més encara acompanyat pel seu gran amic Marco

Mezquida, transforma la música, la recrea, la desconstrueix per dibuixar amb el colors d’arrels llatines unes composicions plenes de tradició i profunda renovació. Aires nous nascuts de l’amor al passat.I com a interludi entre la segona i tercera part, la sorpresa de la nit, l’art de Sílvia Pérez Cruz que aconsegueix créixer més encara acompanyat pel seu gran amic Marco. Ells dos son pur encantament, la fascinació de la veu i el lirisme del piano en perfecta harmonia. Música a flor de pell, sensual. El públic conté la respiració. Silenci. Un regal.

A al final apareix Chicuelo i la màgia amb Marco es tornar a produir. Parlen un llenguatge comú nascut dels ritmes de la Mediterrània que ells comparteixen i d’una Barcelona rumbera, flamenca i jazzística. Tot va començar amb aquell disc gravat el 2017 al Taller de Músics on ells dos son professors. Una connexió musical de colors llampants, intensitats vitals i emocions comunes. El concert es ple de referències musicals viscudes, mescla d’aigües marines, de sons globals. Els dos mestres acompanyats a la percussió per un inspirat i lluminós Paco de Mode van hipnotitzar al públic emmascarat de la sala Barts. Marco i Chicuelo conversen, s’expliquen amb un idioma on tot es barreja, amb arrels mestisses, posant una tècnica prodigiosa al servei de la creació artística, amb subtilesa i amor per la música.

Marco Mezquida ja és una realitat i aquest concert certifica la seva capacitat camaleònica i versàtil de combinar estils i formacions sense perdre precisió ni convicció. La seva musicalitat es capaç d’enlluernar i de portar el públic a una profunda reflexió, obrint portes on no existeixen fronteres, on l’art universal n’és el bressol i on la creativitat està al servei de emocions vitals i inefables.

Així ha començat el 52è Festival de Jazz de Barcelona al 2021, una àgora de creació artística de primer nivell, obert a tothom, en un temps convuls on la cultura s’ha de defensar com un bé de primera necessitat.

Sevillano de nacimiento y fotógrafo profesional con una amplia obra artística que ha sido expuesta en numerosas entidades (Instituto Cervantes y el Museo de América entre otras), Juan Zarza se echó a la calle en 2011 siguiendo al 15M. Desde entonces las movilizaciones sociales son parte fundamental de su obra fotográfica, plasmada en su primer libro “Sombras Blandas” (2019). También, las noticias sociales a través de la agencia de noticias DISO Press, de la que es cofundador.

En 2019 viajó a Grecia y plasmó en un largometraje “Salida de Emergencia” la terrible situación que viven las personas que buscan refugio en Europa.

En 2020, ante el confinamiento provocado por el Covid-19, decide aprovechar “la potencia visual de las imágenes distópicas que el virus fue dejando en Madrid durante el primer estado de alarma” para fotografiar a una ciudad aparentemente fantasmal. Esas imágenes han dado origen al libro “Los cuidados en tiempos de COVID-19”, que contiene un centenar de fotografías, algunas de las cuales publicamos hoy en este Espacio por cortesía y con la valiosa colaboración de su autor.

Calles vacías, comercios desbastecidos, morgues saturadas han sido algunas de las escenas cotidianas que se vivieron en Madrid durante varios meses. Y a la vez se ha creado una red ciudadana de solidaridad vecinal; y trabajadores y trabajadoras, que hasta ahora no lo habían obtenido, han visto reconocido el justo reconocimiento a su importante labor profesional.

EC: Decía Roland Barthes: “En el fondo la Fotografía es subversiva, y no cuando asusta, trastorna o incluso estigmatiza, sino cuando es pensativa”. Al hilo de esta reflexión te agradeceríamos que comentes esta fotografía en la que has captado magníficamente la solidaridad.

JZ: Hay algo que me parece obvio y es que la solidaridad, al igual que cualquier forma de humanidad, aflora con más fuerza en situaciones desesperadas. Me gusta cuando ocurre, pero al mismo tiempo me inquieta que no nos relacionemos del mismo modo entre nosotros en circunstancias normales. Es un asunto que traté en un libro anterior a este y que he debatido en más de una ocasión con amigos. Pero sí, en cualquier caso me siento privilegiado por haber podido documentar tantas iniciativas solidarias durante aquellos días de confinamiento estricto. Iniciativas que se organizaban colectivamente pero que, parece obvio, procedían de una voluntad individual de cada uno de sus componentes. Tal vez eso sea lo que viene a mostrar esta fotografía; personas que, incluso sin haberse involucrado en grupos vecinales, buscaban la forma de tender la mano a la gente que tenía alrededor.

Desde un punto de vista semiótico, Barthes sabía que eso de entrar en éxtasis a través de una mirada contemplativa no va mucho con la fotografía periodística. Creo que una buena imagen, ya sea fotográfica o de otra disciplina, gana mucho cuando encierra un contenido político que pueda ser descifrado por el espectador. Eso es lo que la vuelve útil y comprometida. Todo lo demás son bodegones de frutas.

Pero mucha gente piensa que este contenido –vamos a llamarlo subversivo– se puede leer como un texto, y en eso no estoy muy de acuerdo. Creo que el lenguaje fotográfico es menos lineal, interpela a tus propias sensaciones y el autor pierde ahí todo el control. Me encanta oír a otras personas hablando de alguna de mis fotos porque perciben cosas que a mí ni se me habían pasado por la cabeza. Creo que Barthes se refería a eso cuando usaba el término “punctum”. No me ha gustado cuando en alguna ocasión he visto una de mis fotografías (por ejemplo la pancarta de cabecera de una manifestación) acompañando a un artículo cuyo titular era al mismo texto que contenía la pancarta. Creo que la imagen debe sumar contenidos propios de su lenguaje y no ser una mera certificación de lo que se haya escrito.

EC: La soledad ha sido otra de las constantes del confinamiento. 

JZ: Dicen que la soledad es buena cuando es deseada, ¿no? Pues creo que en este complicado periodo mucha gente no lo deseaba ni de lejos, sobre todo gente cuyas circunstancias no eran las más propicias para ello: mujeres maltratadas que tuvieron que convivir con sus agresores, familias hacinadas en infraviviendas muy pequeñas, personas que viven solas y que no pudieron tener contacto con nadie… Yo, gracias a mi trabajo, pude mantenerme activo, pero presencié conflictos familiares, gente saliendo al balcón a pedir ayuda y parejas rotas por no poder soportar una convivencia tan intensa.

Esta fotografía la tomé en la plaza de Colón, al inicio del estado de alarma. En algún momento la chica miró hacia atrás, como tratando de averiguar a quién estaba yo fotografiando y claro, se dio cuenta de que ella era la única persona allí hasta donde alcanzaba la vista. Luego me sonrió sin más.

Ahora ya nos hemos habituado más a ciertas imágenes (mascarillas, trajes EPI, calles vacías, etc.) pero en aquellos días tenía constantemente la sensación de estar viendo una película y pienso que las fotos que hicimos formarán parte de la historia. Albert Camus dice en su libro La Peste: “Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo”. Pues eso.

EC: En esta fotografía aparece una enfermera en la UCI de un hospital público. ¿Cómo ha sido tu contacto con el personal de la sanidad pública?

Sí, qué puedo decirte, hacían y hacen una labor importantísima. Lo que yo vi fue un trato muy profesional y los testimonios que obtuve de los pacientes así lo ratificaban. Algo que se repetía frecuentemente era la frase: “Si la sanidad no fuese pública, yo no habría podido pagarme este tratamiento”.

Estuve en contacto con los profesionales en muchas ocasiones: En el hospital de IFEMA, en las UCI del Puerta de Hierro, en manifestaciones, con los conductores de ambulancia… Te cuentan las historias que han vivido, sobre todo durante aquellos días en los que todo se descontroló con camas por los pasillos y sin material médico suficiente.

Pienso que –y comparten esta opinión muchos de mis compañeros fotógrafos- si los hospitales nos hubiesen permitido antes la entrada a los profesionales de la prensa para poder mostrar lo que estaba pasando, no habrían proliferado tanto los negacionistas, pero primó el no dar una imagen de caos en los hospitales, supongo que esto es lo que ocurre cuando se delega la gestión de muchos de estos centros a empresas privadas.

EC: En esta fotografía vemos a una integrante del colectivo Cuidados centro llevando la compra a un vecino. El 50% de los beneficios de este libro van a los colectivos activistas que realizan acciones solidarias. ¿Por qué?

JZ: Bueno, el libro pretende ser un archivo para que no olvidemos lo sucedido, una especie de documento para la memoria que recoge un amplio abanico de temas, no todos ellos relacionados con la solidaridad, así que no es un “manual del activista”. Sin embargo, sí que creo que tanto las fotografías como los textos que contiene, visto en conjunto, poseen una clara orientación social.

Si los protagonistas de muchas de estas imágenes son quienes han estado ayudando a los que han sido más golpeados por esta crisis sanitaria y económica, ¿por qué no aportar ahora yo mi granito de arena? En otras ocasiones mi labor como fotógrafo se ha limitado a realizar un trabajo documental, creo que esa es ya una aportación en sí misma, si no creyera en la utilidad de la fotografía no lo haría, pero en este caso, y teniendo también en cuenta que la financiación procede de Oxfam Intermón, que es otra entidad social, pensé que sería buena idea donar la mitad de los ejemplares a los proyectos que pudiesen destinar los beneficios a los afectados.

La idea está teniendo muy buena acogida y ya hay varios colectivos involucrados como el Banco de Alimentos del Barrio, en Lavapiés, Somos Tribu, en Vallecas, o la Red de Cuidados Chamberí. Fueron muchos días de curro y me alegro de que esté siendo útil.

EC: ¿Sufriste una agresión en la manifestación que hubo en 2020 en Núñez de Balboa, en el acomodado barrio de Salamanca. ¿Qué pasó?

JZ: Je, je, je. Bueno, se quedó en intento de agresión.

En una etapa más avanzada del estado de alarma, cuando el confinamiento ya no era tan estricto, comenzaron a producirse manifestaciones de diferentes colectivos –no todos del ámbito de lo social–. En la calle Nuñez de Balboa, que pertenece a uno de los barrios más acomodados de Madrid, comenzaron a juntarse unos pocos de vecinos para protestar contra las medidas impuestas por el Gobierno. Inicialmente, no eran más que unas decenas de individuos, yo fui a fotografiarlos porque sabía que en acciones más pequeñas se han llegado a producir acontecimientos de interés pero en ningún momento se me pasó por la cabeza publicar ninguna de las fotos que hice porque aquello no tenía ni pies ni cabeza.

La Policía les permitía estar manifestándose con el único requisito de que debían estar circulando sin detenerse mucho –como si por ese motivo ya no se tratase de una protesta o el virus fuese a ser menos contagioso–. Al mismo tiempo que un manifestante, muy indignado, gritaba desde una acera de la calle “¡Policía, mercenarios del Estado!”, desde la acera de enfrente podía oírse a otro de los manifestantes: “¡Viva la Policía nacional!”. Era bastante ridículo y todo indicaba que esos ciudadanos, ataviados con banderas carlistas y nacionales, no tenían la solidez de un verdadero movimiento social. El problema es que muchos medios de comunicación sí proporcionaron cobertura mediática a lo que inicialmente no debió pasar de una columna en la sección de sucesos y claro, las pocas decenas de ultraderechistas que salían cada día a protestar pudieron atraer una cantidad algo más significativa de personas.

En una de esas protestas, una señora se dio cuenta de que la estaba fotografiando y se abalanzó sobre mí tratando de golpearme con el mástil de su bandera. Yo me limité a dar pasos hacia atrás mientras continuaba apretando el botón de mi cámara. El ataque de la señora se desvaneció al ver que yo no salía corriendo y todo quedó en una anécdota.

EC: Mención especial ha merecido la sanidad pública. Han sido generalizados los aplausos que se han dedicado a quienes trabajan en ella.

JZ: Sí, aunque otros funcionarios públicos han tratado de colarse en la foto, eran los sanitarios a quienes verdaderamente iban dirigidos los aplausos desde un inicio. A pesar de la presión que soportaban por la saturación de enfermos, siempre salían unas cuantas a las fachadas de los hospitales, en representación de sus compañeros, para devolver el aplauso a los vecinos.

Esta fotografía que has elegido corresponde a la primera de esas salidas en la que los sanitarios convocaron a la ciudadanía para acudir a reivindicar la Sanidad Pública y para protestar por la situación de precariedad en la que se encuentran estos trabajadores.

Estaban quemados después de tantos días trabajando a destajo y viendo que la gente se les moría sin que pudieran hacer nada. Guillén del Barrio, portavoz del Sindicato MATS, dio un dato que me pareció muy esclarecedor: después de todos los esfuerzos que los políticos madrileños decían haber hecho para aumentar las plantillas de los hospitales y hacer frente así a la pandemia, no se había alcanzado ni siquiera el número de sanitarios que hubiese habido un día normal antes de los recortes en sanidad.

EC: El texto es bilingüe, español/inglés ¿por qué?

JZ: Cuando uno se siente cómodo con el trabajo que ha hecho, pues quiere que todo el mundo tenga la posibilidad de leerlo. No sólo en los países angloparlantes, también hay en el Estado español colectivos de migrantes –senegaleses, bangladesíes…– que no dominan nuestro idioma y el texto en inglés puede facilitarles la lectura.

EC: Por último, hace dos años estrenaste tu largometraje “Salida de emergencia” sobre las personas que buscan refugio en Europa. Grabado en Grecia, cuéntanos esta experiencia.

JZ: Pues también fue la solidaridad de la ciudadanía lo que vertebró aquél documental. La guerra de Siria empeoró notablemente la situación en nuestras fronteras puesto que mucha gente se vio obligada a dejar sus casas, en ciudades literalmente arrasadas, para solicitar refugio en Europa. No imaginaban que nosotros fuésemos a darles la espalda.

Mientras los gobernantes europeos cerraban las fronteras exteriores, contravenían el derecho internacional y avocaban a cientos de miles de personas a una más que probable muerte en el Mediterráneo, muchos ciudadanos de toda Europa viajaron hasta Grecia, uno de los países que estaba recibiendo más migrantes, para dejar claro que no se sentían representados por sus gobernantes. Se crearon muchos grupos que trabajaban duro para ayudar en lo posible a esas personas y yo traté de plasmar todo eso. Menores encerrados en prisiones europeas, cementerios de personas que naufragaron, duros testimonios, pero también el mensaje de todos esos activistas que fueron a ayudar.

Patti Smith compartió en su cuenta de Instagram que la serie Queen’sGambit/Gambito de Dama (Netflix) le estaba robando el sueño. Buena señal. La historia ‘de niña a mujer’ de una ajedrecista podría no estar llamada a conseguir demasiados/as fans, pero si añadimos que esa niña se sobrepone a un destino trágico explorando su extraordinaria capacidad intelectual, la cosa cambia. Pese a estos ingredientes Gambito de Dama no es una historia de superación al uso y tampoco veremos victimismos aunque la protagonista se mueva en campeonatos cien por cien masculinos (en los años sesenta, y al parecer el panorama no es muy distinto en la actualidad). Al hilo de esto, en este tiempo de televisión colmada de talents shows infantiles se puede hacer una lectura sobre el binomio infancia-prodigio y el consiguiente riesgo de vivir en una burbuja adulta. 

La protagonista, Beth Harmon (Anya Taylor-Joy), nos arrastra a su insomnio, la acompañamos en sus partidas oníricas. Plausible por cierto la reflexión sobre la normalización del consumo de drogas legales e ilegales por parte de menores (viva Queen’s Gambit y viva Euphoria). A nivel formal la serie destaca en cuanto a fotografía y escenografía, la recreación de los años sesenta es comedida pero muy efectiva. Perfecta para nostálgicos/as de MadMen, algunos/as de los que por cierto no hicieron ascos al ver a Don Drapper borracho durante siete temporadas pero sí critican que Beth Harmon exorcice sus demonios con alcohol. También se critican las heroínas cool y solitarias vendiendo feminismo en productos estilizados, cierto es, como también lo es que se trata de una serie de Netflix llamada a conseguir audiencias millonarias. Más de una experiencia singular se cuenta entre los hitos feministas (Ada Lovelace, Marie Curie…)

¿Qué hay de malo en ver la ruptura de techos de cristal y barreras machistas sin militancias ni siglas detrás? Lo importante es que el cuidado envoltorio de Gambito de Dama haga reflexionar sobre la maternidad, la infancia, el rol de los progenitores, la educación, el machismo, las drogas (legales e ilegales), el amor, el sexo, la amistad, la identidad… En definitiva, las partidas que jugamos en la vida. A veces ganas varias seguidas, otras pides tablas, otras no puedes seguir y te retiras. Gambito de Dama aporta un enfoque realista que se agradece en un mar de series con visiones edulcoradas de la existencia. Beth Harmon se hunde, remonta y sigue moviendo sus piezas. De eso se trata. That’s life

Ilustración lafemme_agitee

Dice nuestro compañero Juan Tortosa en uno de sus últimos artículos que ahora todo el mundo asegura que lo que ha hecho el trumpismo “se veía venir”. “¿Allí sí y aquí no?”, pregunta, para advertir a continuación que aquí “no estamos blindados”.

Tiene razón. Estamos desprotegidos. Lo estamos desde hace tiempo, como lo hemos estado en otros momentos a lo largo de la historia.

Para defender la democracia hay que hacer algo más que escandalizarse ante las manifestaciones de la ultraderecha. Lo que pasó en Washington el pasado día 7 es una expresión espectacular pero también dramática del crecimiento del autoritarismo.

La ultraderecha crece y se crece en Estados Unidos, pero también en América Latina, en países de Europa y en otros continentes. A menudo parece delirante. Incluso hay quién le ríe las gracias, pero se hace fuerte internacionalmente y avanza con todas sus amenazas.

Más allá de la voluntad de resistencia y de decir muchas veces que “no pasarán” hay que saber el motivo por el cual pasan y entran con fuerza dentro de instituciones formalmente democráticas. Crecen, entre otros motivos, porque la izquierda es débil, se adapta a la derecha y hoy no presenta un proyecto propio socialmente alentador o esperanzador.

“Sólo se vencerá al fascismo con la defensa de las conquistas democráticas, pero con una política social que corte las raíces de las que se alimenta, ya sea en los países capitalistas desarrollados como en otros sectores del planeta”, dejó dicho el profesor de filosofía Daniel Bensaïd en un libro, Una mirada crítica al siglo XX[1], que recoge la transcripción de doce respuestas relativamente breves a preguntas sobre momentos clave del siglo XX. Doce textos especialmente útiles para pensar sobre el tiempo que nos toca vivir con la perspectiva que ofrece el análisis histórico.

Bensaïd murió hace ahora exactamente 11 años, y estas reflexiones suyas fueron recogidas entre 2007 y 2008. En Francia la extrema derecha ya había demostrado su capacidad de crecimiento, pero faltaban 10 años para que Jair Bolsonaro se convirtiera en presidente del Brasil, Donald Trump no había entrado en política, nada se sabía por ejemplo en aquellos años sobre Qanon. La oleada reaccionaria global todavía no se percibía con tanta claridad como ahora, pero Bensaïd hacía tiempo que advertía sobre la deriva del autoritarismo neoliberal y sobre la necesidad de plantar cara con la articulación de políticas sociales.

“Nuestra humanidad, encaramada a un polvorín sin precedentes, hace frente a la inminencia de un nuevo episodio -cada vez más grave que el anterior- de una crisis económica de larga duración del capitalismo contemporáneo, un episodio que no conduce por sí mismo a un sobresalto político emancipador, sino a las peores regresiones y al fascismo”, advierte en la introducción del libro la filósofa marxista Isabelle Garo, que hace hincapié en la actual inexistencia “de una voluntad transformadora”, para poder “iniciar la larga y difícil tarea de abolición democrática y concertada del capitalismo”.

Abolición del capitalismo”. En otro tiempo no muy lejano era una perspectiva compartida por un número más que significativo de intelectuales y militantes de organizaciones políticas y sociales de todo el mundo. Hoy no se encuentra más que en boca de grupos relativamente restringidos.

Daniel Bensaïd

Bensaïd se daba cuenta de las consecuencias del fracaso de los “primeros intentos de avanzar hacia una sociedad socialista” y las explicaba sin tapujos. “Hay que decir que aquello terminó con una derrota, sí”. “Eso hipotecaría cualquier nuevo intento de hacer algo diferente a una sociedad capitalista, que obviamente se estrellará”. “Se estrellará”. Parecía casi una premonición de los efectos catastróficos de la actual pandemia.

Hablaba para este libro sobre lo que ocurrió después de la revolución de octubre, sobre “lo que habría podido suceder pero no sucedió”. Dice [dejó dicho] que “entramos en una nueva etapa” y, para caracterizarla con cierta dosis de optimismo, recupera una expresión de Gilles Deleuze: “vuelve a comenzar por la mitad”, porque “nunca se vuelve a empezar desde cero”.

Responde en este libro a la pregunta sobre lo que significó el asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht en 1919 por parte de fuerzas que el gobierno socialdemócrata llamó para liquidar el movimiento revolucionario de los trabajadores alemanes. Aquella derrota representó el inicio de la frustración de la esperanza de extensión de la revolución social hacia Europa. “En política las consecuencias son acumulativas y cada ocasión perdida compromete la siguiente”, argumenta el filósofo revolucionario. “A menudo se evalúan e incluso se contabiliza el coste de las revoluciones y de las guerras civiles, pero en general se olvida el coste de las revoluciones perdidas y el de las no realizadas. En el siglo XX la humanidad ha pagado un precio desorbitante por el fracaso de la revolución alemana a través de la victoria del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial”. Un ejemplo más que evidente de lo que ocurre cuando la izquierda se niega a sí misma, busca el apoyo de la derecha, utiliza la represión contra su gente y demasiado a menudo desprecia o ridiculiza el ascenso de la ultraderecha.

Y a propósito de las revoluciones perdidas, este pensador internacionalista no deja de referirse al triunfo del fascismo en el Estado español. Además de recordar que Andreu Nin, dirigente del POUM, no fue asesinado por las tropas de Franco, sino por los estalinistas, como está más que probado, señala como uno de los “grandes crímenes” de las democracias europeas, incluyendo en ellas a sus componentes socialistas o socialdemócratas, el de “la no intervención” en el conflicto generado por los militares que se levantaron contra la República. Los nazis alemanes y los fascistas italianos intervinieron abiertamente, hace notar.

Daniel Bensaïd evoca también lo que significaron los movimientos de emancipación nacional, como el que consiguió la independencia argelina, que durante los años 60 y 70, constituyó para muchos jóvenes “una referencia casi tan importante como la experiencia cubana o la vietnamita”. O la relevancia de la figura de Patrice Lumumba para las independencias africanas. Y reflexiona con todo tipo de detalles sobre lo que representa Salvador Allende y su partido de entonces, socialista, que se encontraba a la izquierda del PC y alimentó la idea según la cual “las elecciones podían ser el inicio de un proceso social de radicalización que desembocara o transitara hacia una revolución social radical”. Señala, sin embargo, la fatal “extensión de las alianzas gubernamentales hacia la derecha” y las “garantías suplementarias dadas al Ejército, con los nombramientos de puestos ministeriales que incluían el de Augusto Pinochet”.

Resultan también especialmente interesantes sus reflexiones sobre la revolución cubana y el guevarismo. Dice que en América Latina existen miradas críticas hacia Cuba “sobre cuestiones democráticas, y con toda razón”, pero sobre la figura del Che explica que es “uno de los pocos símbolos del siglo XX que ha escapado a la corrupción, desmarcado voluntariamente de una lógica de burocratización”. “Su gesto quizás fracasó”, admite, “pero lleva consigo en sí mismo el simbolismo de revolución permanente que no puede detenerse en Cuba desde el momento en que hay una oportunidad… ¡La única oportunidad para una isla como Cuba, todavía más que para la URSS, es abrir ventanas!”, proclama.

Bensaïd fue uno de los dirigentes más reconocidos de Mayo del 68. En este libro hace una serie de precisiones remarcables para los historiadores y se podría decir que imprescindibles para quienes quieran hacer cavilaciones sobre lo que se puede hacer en el futuro.

Si el movimiento de mayo del 68 fue simbólico en todo el mundo es, en primer lugar, porque se produjo “la huelga general más larga y más masiva de la historia de Francia”. “¿Fue la prefiguración de los movimientos sociales del siglo XXI?, se pregunta. Y también representa un hito porque entró en “resonancia con una serie de acontecimientos acumulados en aquel mismo año”, desde la Primavera de Praga hasta la ofensiva del Tet en Vietnam, además de con movilizaciones juveniles en diferentes países de América Latina, Europa y Asia. Fue un movimiento “efímero”, reconoce, “pero mostraba un ánimo anticapitalista, antiburocrático y antiimperialista”. El más importante, según él, es el de “poner el acento en lo que se podría haber hecho para ir más lejos”.

Deja clara la necesidad de estimar las correlaciones de fuerzas, pero no para observarlas como circunstancias inamovibles: “En mi opinión, la política no funciona por pronóstico… Hay que decir lo que sería deseable o necesario e intentar actuar de forma que se vuelva real y posible”.

Daniel Bensaïd también rescata de la memoria de aquellos años 60 y 70 la ruptura del orden moral y familiar, respetado también hasta entonces por buena parte de la militancia del comunismo tradicional, el establecimiento “de una relación relativamente estrecha” entre el ascenso potencial del movimiento social, del movimiento obrero y el de las mujeres. Expresa cierta nostalgia por las publicaciones feministas desaparecidas, que vinculaban las reivindicaciones específicas de las mujeres con lo que en aquel tiempo se conocía como movimiento obrero. Algo queda según él de todo aquello. “Digamos que existe una herencia, una cultura y también una memoria del movimiento de mujeres” que se ha difundido en la sociedad. Aun así no deja de diferenciar la existencia de opresiones diferentes: la explotación social y la dominación de género. “Nada indica que poner fin al capitalismo implique, de manera mecánica, automática, acabar con la opresión de las mujeres”.

Bensaïd responde finalmente sobre lo que representó la caída del muro de Berlín y explica que le gustaba hablar de una imagen impactante de una película de Margarethe van Trotta sobre Rosa Luxemburgo, en la cual se ve a “todas las figuras históricas de la socialdemocracia alemana… en la fiesta del primero de mayo del año 1900, festejando el nuevo siglo que anunciaría el final de las guerras y de la explotación”. “Hay que decir que aquello acabó con una derrota”, afirma de forma bien explícita. “Hay que afrontar el enigma para encontrar elementos que nos permitan comprender lo que nos ha ocurrido, a nosotros, a todos los soñamos finalmente con otro mundo”.

En este libro aporta no pocas claves para entender lo que se podía ver a venir, pero tal como señala Michael Löwy en su prólogo, Bensaïd “denuncia sin piedad la miserable concepción fatalista de la historia”, que “está hecha de bifurcaciones”. “El estalinismo, el nazismo, nada estaba decidido por adelantado. El futuro no se puede prever, depende de nuestras propias acciones”.

Notas:
1. Daniel Bensaïd Una mirada crítica al siglo XX. Fragmentos radiofónicos. Editorial Sylone y Viento Sur. Barcelona, octubre 2020. (Original en francés: Daniel Bensaïd FragmentsRadiophoniques12 entretiens pour interroger le vingtième siècle. Du Croquant, febrero 2020).

Conversación con Andy Robinson

arobinson@lavanguardia.es

Nació en Liverpool, se licenció en la London School of Economics, comenzó su carrera periodística en Sabadell, hoy es corresponsal de La Vanguardia y ha recorrido el continente latinoamericano con Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano bajo el brazo. Fruto de esos viajes por gran parte de los territorios que visitó el escritor uruguayo son el conjunto de sus crónicas y reportajes personales recogidos en el libro Oro, petróleo y aguacates (Arpa, 2020), que nos ofrecen un mosaico muy lúcido de la América Latina del siglo XXI, cincuenta años después de que Eduardo Galeano dijera aquello de “Somos pobres porque es rico el suelo que pisamos”. Se llama Andy Robinson y hoy tenemos la suerte en Espacio Público de poder conversar con él.

EP: En tu libro trazas un retrato extraordinario de la realidad, de lo que de verdad está pasando en América Latina. Hablas de un continente muy rico en recursos, tanto en minerales como en fauna y flora: petróleo, oro, coltán, niobio, diamantes, soja, quinoa, carne…pero que eso precisamente es lo que le ha creado una gran dependencia y que a pesar de que haya habido gobiernos progresistas no se ha implementado en la región una economía propia. ¿Qué piensas que ha cambiado desde aquellas “venas abiertas” que apuntaba Galeano?

AR: Mucho ha cambiado desde que Eduardo Galeano escribiera las Venas abiertas hace exactamente 50 años. Entonces, en casi toda la región gobernaban cruentas dictaduras militares que liquidaron físicamente a la izquierda. Ahora con el lawfare solo se ha intentado liquidar jurídicamente la izquierda metiendo a todos en la cárcel… en algo hemos avanzado… (bromeo un poco pero no tanto).

En el libro se trata de resaltar algunas cosas que no han cambiado, concretamente la dependencia de muchos países de la exportación de materias primas, bien sean minerales como hierro oro o coltán, bien sean alimentos como soja o la carne vacuna. Esto no sólo tiene un impacto medioambiental y social muy preocupante conforme se deforesta cientos de miles de hectáreas en la Amazonia desplazando a muchos campesinos, sino también es un obstáculo para el desarrollo económico. Y comento en el libro como el fin del súper ciclo de precios de materias primas hace 5 o 6 años tuvo un impacto muy nefasto para los gobiernos progresistas en el poder y lo sigue teniendo para un país como Venezuela.

Y también en esa comparación histórica entre los momentos que describe Galeano y lo que está ocurriendo ahora, trato de comentar algunos indicios preocupantes de que tal vez está volviendo el golpe de Estado como vehículo de recuperación del poder de las elites locales y sus aliados en Washington o Madrid, aunque sea un golpe de Estado blando como en Brasil. Trato de describir en capítulos sobre el hierro y el petróleo en Brasil cómo la politización de la justicia y una investigación anticorrupción con blancos preseleccionados facilitó un golpe blando contra Lula y Dilma; y en un capítulo sobre el litio el golpe de Estado más clásico el año pasado contra Evo Morales.

No estoy diciendo que estas rupturas con la democracia estén directamente relacionadas con esas materias primas. Trato de rechazar teorías de conspiración reduccionistas como lo que decía Álvaro García Linares del litio y el golpe en Bolivia. Pero al igual que en los tiempos que describe Galeano hay relaciones entre esa nueva política más dura de la derecha y la estrategia geopolítica de Estados Unidos, de controlar los depósitos de recursos críticos en tiempos de competencia global y una suerte de nueva Guerra fría respecto a China, que recuerda en algún sentido a la incidencia de la Guerra fría modelo original en América Latina.  

EP: Nos hablas de la explotación de los mineros y de las mafias que operan en la región; “el oro era un activo financiero y cada vez más líquido, idóneo para blanquear los ingresos ilícitos de las McMafias”. El oro se saca de América Latina, pero se refina en Suiza, “cuyas cuatro refinerías procesaban el 50% del oro producido a escala global”. Es una constante de esta globalización. ¿Es posible entender el empobrecimiento de los países del Sur sin tener en cuenta el enriquecimiento de los países “desarrollados”?

AR: Esa relación entre los países del norte global y América Latina es precisamente lo que Galeano describe, cuando habla de esas paradojas de que la riqueza del subsuelo y de la naturaleza de América Latina, es la causa de su pobreza y subdesarrollo ya que lo convierte en objeto de relaciones de explotación con los países coloniales. Y trato de actualizar un poco esta idea y comentar, que en muchos casos las venas abiertas son las del ecosistema y que existen multinacionales dentro de América Latina, como la minera Vale en Brasil que son tan responsables por la hemorragia como las de fuera.

Dicho eso, sigue habiendo una relación perversa entre los países ricos del norte y América Latina. Y en el capítulo sobre el oro comento eso en un viaje desde Colombia y Centroamérica hasta Utah. En Estados Unidos se trata de explicar por qué la fiebre de extracción tras la crisis financiera de 2008, que se mantiene ahora con precios disparatados y nuevos records de 2000 dólares por onza troy durante esta pandemia provoca caóticas y destructivas actividades mineras en América Latina.

Porque el oro es una inversión refugio en tiempos de miedo y pánico como los que estamos viviendo (un comerciante en lingotes de oro en Inglaterra comparó la demanda con la del papel higiénico…) y cuando sube el precio más multinacionales canadienses, estadounidenses, sudafricanas, europeas abren nuevas minas en América Latina a la vez que cientos de miles de mineros ilegales barequeros en Colombia, garimpeiros en Brasil invaden las reservas indígenas en la Amazonia con las consecuencias catastróficas que estamos viendo en estos momentos en el territorio de los yanomami en el norte de la Amazonía brasileña, invadido por hasta 20.000 garimpeiros. Esto es el resultado de un precio elevado del oro y de los guiños de Bolsonaro.

Es decir, que porque por mucho que nos indignemos en los países ricos por la ilegalidad de esos pequeños mineros de oro, el responsable de verdad es un sistema en el cual la pobreza de estos garimpeiros coincide con una clase inversora que se refugia en el oro en tiempos de crisis y de la industria de ostentación también, joyería, relojes etc. Existen muchos intermediarios en el negocio del oro, desde los grupos de crimen organizado en Colombia, y otros países, que se llevan su comisión o blanquean dinero mediante la compra de oro hasta las refinerías de oro en Suiza y, por supuesto, las grandes multinacionales mineras como Barrick que fichó a José María Aznar como consejero. El oro tiene relaciones extrañas con la extrema derecha que comento un poco en el libro. Y, por supuesto, el responsable ante todo es un sistema que mantiene a tanta gente en América Latina en la pobreza más absoluta, que se ve forzada a recurrir al garimpo en Brasil.

EP: Hablando de Colombia dices que “A la cabeza de las multinacio­nales estaban las canadienses, cuya complicidad con gobier­nos corruptos en América Latina y hasta con grupos violen­tos de paramilitares y narcotraficantes desmentía la fama de Canadá de ser el país más social y medioambientalmente res­ponsable de las Américas. La Bolsa de Toronto ya era la principal fuente de capi­tal de las multinacionales mineras”. 

Le monde diplomatique publicó un interesante artículo en el que se decía que el 75% de las compañías mineras del mundo eligen Canadá para registrarse y el 60% de estas compañías que cotizan en Bolsa se inscriben en el Toronto Stock Exchange (TSX). Todo esto se debe a que Canadá, y más concretamente Toronto, es un paraíso fiscal y judicial para las compañías mineras. ¿No crees que si hubiera una Justicia Fiscal Global se evitarían muchas de estas explotaciones tan injustas?

AR: Canadá desde luego es responsable de crear un entorno financiero y bursátil que permite que las empresas llamadas junior de exploración minera puedan lanzarse asumiendo enormes riesgos en busca de depósitos de oro, plata, etcétera. Y trato de contar en el libro cómo existen indicios en México y Colombia de colaboración entre las multinacionales mineras canadienses y el crimen organizado. En cuanto a justicia fiscal global, ojalá fuera posible. Las iniciativas globales son deseables, pero mi experiencia es que las iniciativas multilaterales para prevenir la evasión fiscal y los delitos financieros se eternizan sin ser implementadas. Habría que esperar que los movimientos ciudadanos y medioambientales dentro de Canadá puedan resolver el problema.

EP: Uno de los temas más importantes de la minería, del extractivismo, es el impacto tan negativo sobre la Madre Tierra. ¿Cuáles son los casos, los desastres ecológicos que más te han impresionado?

AR: Creo que el desastre más impactante que he visto es la materia del capítulo dos sobre el hierro, es decir la catástrofe provocada en el río Doce en Minas Gerais, en Brasil, por el colapso de un dique de contención en una mina de hierro de la multinacional minera Vale y su socio BHP Billiton. Se puede ver un poco lo que vi, leyendo ese capítulo. Uno de los cronistas más interesantes sobre ese desastre es Ailton Krenak, un filósofo indígena cuyo librito Ideas para posponer el fin del mundo, merece mucho la pena. Los krenak viven en la orilla del río Doce, el segundo rio de Brasil después del Amazonas y su entorno medioambiental y medio de subsistencia (pescado) ha sido aniquilado. 

La reivindicación que hace Ailton de una visión panteísta en la que la naturaleza no es independiente de los seres humanos sino parte de ellos, creo que es muy importante para que podamos afrontar el reto del colapso medioambiental y el cambio climático. Él comenta en relación con el desastre de contaminación provocado por el colapso del dique de contención de la mina, que los krenak llaman “Watu” al río Doce que quiere decir “abuelo».  Es decir, que como dice Ailton “el río es una persona, no es un recurso, como dicen los economistas”. En el pasado tal vez la izquierda habría calificado ese tipo de reflexión como místico, supersticioso. El proyecto de modernización, en mucho casos ha sido basado en una relación antagónica con la naturaleza. Incluso el desarrollismo de izquierdas a veces plantea la naturaleza como algo externo que debe ser “conquistado” para el proyecto de desarrollo nacional; y esto es algo que tenemos que replantear aprendiendo de las ideas de filósofos indígenas como Ailton Krenak, que por cierto habla de Galeano en su librito, y de Davi Kopenawa, autor del libro El cielo cayó.  

Andy Robinson

EP: Otra de las terribles consecuencias que mencionas, hablando por ejemplo del niobio en Brasil, son los efectos tan perversos que esta actividad tienen sobre las poblaciones indígenas. ¿Se ha hecho algo por respetar la vida, la cultura de estos pueblos?

AR: Bueno, la Constitución brasileña de 1988 protege en teoría muchos territorios indígenas y la cultura de los pueblos originarios. Evidentemente Bolsonaro está poniendo en peligro esa protección, pero el Estado de derecho brasileño funciona hasta cierto punto y los tribunales y el Congreso le han parado los pies al presidente en varias ocasiones. El problema es que la deforestación y los atropellos contra los indígenas son ilegales, fuera de la ley. Esto ocurría antes de Bolsonaro, aunque el discurso de la ultraderecha en Brasil está autorizando de alguna manera las actividades extractivas ilegales sin cambiar la legislación y esto es una amenaza para los indígenas.

Pero los indígenas en América Latina tienen una capacidad para organizarse y protestar que se ha visto en repetidas ocasiones a lo largo de los siglos y cada vez más en las últimas décadas, sobre todo en los países andinos. En el libro comento lo que se puede aprender de las organizaciones quechua y aimara y su democracia asamblearia, en defensa del medio ambiente del altiplano. En Brasil muchas mujeres indígenas se presentaron a las elecciones municipales. Joenia Wapcihana, de la etnia wapichana y doctora en derecho por la universidad de Roraima ya es diputada por ese Estado donde, tal y como se comenta en el capítulo tres, Bolsonaro quiere abrir la minería del niobio, cobalto, bauxita, oro, etc. Así que hay una resistencia indígena importante. 

EP: Un caso especial es el de Venezuela, un país riquísimo en materias primas, pero con una población que está sufriendo una terrible situación económica. ¿Qué crees que se debería hacer para implementar una economía propia, no dependiente, en el país?

AR: Creo que se debería haber utilizado los ingresos petroleros durante los años de bonanza para diversificar la economía. Chávez lo intentó pero el 98 por 100 de las divisas generadas en Venezuela provienen del petróleo. Y ahora con el embargo estadounidense se está pagando el precio. El embargo es una auténtica vergüenza; supone un castigo colectivo a todos los venezolanos porque Venezuela no puede comprar bienes esenciales, alimentos, fármacos, etcétera, si no genera ingresos por las exportaciones de petróleo. De modo que el gobierno de España tiene que presionar urgentemente para que se vaya levantando ese embargo y dejar de apoyar las sanciones. Es terrible como la utilización de Venezuela en la política interna tanto en Estados Unidos como España está agravando una crisis humanitaria.  

EP: En toda la región operan multinacionales, muchas europeas, que se acogen a cláusulas legales establecidas en los Tratados de Comercio e Inversión que les favorecen prácticamente en todo. ¿Crees que es posible establecer algún tipo de tratado comercial distinto al que impera hoy en el mundo globalizado?

AR: Creo que lo mejor sería que América Latina buscara tratados comerciales regionales para fomentar su propio desarrollo. No me fiaría mucho de tratados comerciales diseñados por corporaciones multinacionales, ni tan siquiera por los países del norte global. China ofrece algo más, pero también sería mejor negociar con China desde una plataforma regional en vez de que cada país busque su propio acuerdo bilateral. 

EP: Impresionan los casos que cuentas de turistas que invaden por miles territorios hasta ahora casi nunca visitados. Es el caso del El Salar de Uyuni en Bolivia, por ejemplo. Dañan el entorno natural pero por otra parte “crean riqueza”. ¿Es es esto pan para hoy y hambre para mañana?

AR: Leí una entrevista con José Mansilla en la cual dijo que el turismo es como una mina, extractivista. Y creo que hay algo de verdad en eso. Cuando estuve en el Salar de Uyuni y en Machu Picchu la sensación que tuve fue que el patrimonio cultural y la naturaleza se convierten en mercancías y “experiencias”, lo cual hace mucho daño. Comento en el capitulo sobre el litio cómo turistas viajan decenas de miles de kilómetros para hacerse un selfie en el Salar. Y se comenta también en el capítulo de la patata cómo los servicios de tren públicos en el los andes peruanos se han privatizado para convertirse en experiencias retro gestionadas por la marca de lujo LVMH. Es difícil porque para países en busca de modelo de desarrollo menos dañinos el turismo siempre se plantea como una opción buena. Pero sabemos en España el daño que el turismo puede hacer a la cultura. Es interesante que la editorial en Nueva York, de una versión del libro en inglés que va a salir este año, haya agrupado los capítulos de forma distinta, y en una categoría de “ocupación” incluye no solo los golpes de Estado en Honduras y Bolivia sino el capítulo sobre la patata “por una suerte de golpe por canales más insidioso de cultura y comercialización” que también abarca el turismo de “experiencia”. 

EP: La segunda parte de tu libro está dedicada a alimentos: quinoa, aguacates, alimentos que los países desarrollados desean por sus propiedades saludables. Estas comidas que habían sido consideradas de pobres, de repente se han convertido en preciados tesoros alimenticios, cuyos precios han experimentado unas subidas vertiginosas ¿Qué ha supuesto la exportación de estos productos para las poblaciones de esos países?

Curiosamente, el aguacate puede ser el monocultivo que más recuerda a las venas abiertas de Galeano, y sobre todo ese capítulo sobre el rey azúcar y las plantaciones azucareras en Brasil. En el sentido de que un capricho de una clase consumidora en los países ricos acaba causando estragos en América Latina. Por supuesto lo ocurrido con el azúcar fue mucho peor. Pero el cultivo del aguacate en Michoacán en México está agotando todos los acuíferos. Todo porque se puso de moda en EEUU comer guacamole con el perrito caliente, mientras ves el partido del superbowl etc. Y que el aguacate se convierta en un súper alimento. La quinua es otra historia pero con algo en común. Un producto que fue promovido por Evo y por la FAO para ayudar a la economía campesina de autoconsumo, pero que al incorporarse al mercado internacional de precios volátiles, fuera del control de los productores, y al mercado de consumo de alimentos sanos, antigluten etc., acabó cayendo en el ciclo boom busto que siempre caracteriza las comodities, solo que esta vez los perjudicados son campesinos quechua en el altiplano andino.

EP: Un caso especial es el de la soja, cuyo cultivo se ha cuadruplicado, ocupando enormes extensiones de tierra. ¿De qué forma está afectando este cultivo a la tierra, a los cultivos tradicionales?

AR: la soja es neo natura (lo dijo Susan Hecht) y realmente es terrible ver lo que hace al ecosistema. Acabo de escribir un tema para La Vanguardia sobre la soja brasileña importada en España que procede de zonas deforestadas de la amazonia y el cerrado brasileño. Más que en el caso de China cuy soja procede del sur de Brasil ya deforestado hace un siglo o más. La soja se usa para hacer piensos para cerdos, pollos y pavos, así que la comida navideña se celebra gracias la deforestación de la Amazonía.

EP: China se ha convertido en uno de los principales agentes exteriores en toda América Latina?¿Qué influencia crees que tendrá en el futuro?

AR: Creo que China va a invertir mucho en América Latina y tendrá cada vez más influencia. Y probablemente veremos un enfrentamiento muy fuerte con EEUU que, aun con Biden, querrá recuperar su esfera de influencia en América Latina con el fin de garantizar suministros de minerales críticos para la transición energética y la industria tecnológica (y militar). Así que esto va a ser un frente importante de la nueva guerra fría.

EP: Estados Unidos ha tenido tradicionalmente un papel dominador en toda América Latina. ¿Crees que la derrota de Trump y la victoria de Biden puede cambiar en algo la política estadounidense en el continente latinoamericano?

AR: Creo que Biden será igual de intervencionista en América Latina pero de forma más sutil. Mas del deepstate, la national endowment, la CIA. Y menos tuits.

EP: Por último, en Chile se han producido en los dos últimos años importantes movilizaciones democráticas populares. Bolivia ha visto el regreso del MAS, el partido de Evo Morales, que fue víctima de un golpe de Estado… ¿Son indicios de nuevos cambios?

AR: Creo que el péndulo se desplaza otra vez hacia la izquierda. En Chile sobre todo. Estuve en Chile en verano del 2019 y fue alucinante como casi toda la ciudadanía se hubiera dado cuenta colectivamente de la mentira del modelo neoliberal tan elogiado en el FMI. Debiera servir de modelo en España. Y tal vez Andrés Arauz ganara en Ecuador. Hablo bastante de Gustavo Petro en el libro y creo que puede haber una elección presidencial muy importante en Colombia en el 2022 con la posibilidad de una victoria de la izquierda y Petro por primera vez en la historia. Ahora bien, las condiciones económicas esta vez van a ser mucho más complicadas que con la ola rojiza a principios de siglo.

En 2010, WikiLeaks liberó la mayor filtración habida en la historia. Una década después, Julian Assange se enfrenta a una posible extradición a EEUU, arriesgándose a una condena de 175 años en la misma prisión que aloja a ‘Unabomber’ o al ‘Chapo’ Guzmán. Una condena a la que se sumarían los 10 años de persecución jurídica y policial, siete de ellos asilado en la embajada de Ecuador en Londres. No te pierdas este debate moderado por Víctor Sampedro, catedrático de Comunicación Política en la URJC, y en el que participan Virginia Pérez Alonso, directora de ‘Público’; Fidel Narváez, ex-cónsul de Ecuador en Londres; Txema Guijarro, diputado de Unidas Podemos; y Renata Ávila, abogada especializada en Derechos Humanos y Tecnología. Además, Carlos Enrique Bayo, periodista de investigación en ‘Público’, se sumará a la charla como invitado especial.

Si no puede bailar, no es la revolución de Miranda July

La ansiedad de esta era seriéfila hace difícil ojear la cartelera de cine. La calidad e ingente cantidad de productos online nos ha vuelto más exigentes con los largometrajes y el covid más perezosos/as para dejar el sofá. Pero hay ocasiones que realmente vale la pena hacer el esfuerzo, cuando te encuentras con un rareza que sí o sí hay que disfrutar en pantalla grande, aunque no vaya de godzillas o aventuras interestelares.

Kajillionaire, la última película escrita y dirigida por Miranda July, no necesita efectos especiales para volverte del revés porque July te lleva a sus peculiares microcosmos habitados por personajes aparentemente muy frikis pero que hablan de las mismas inseguridades que sentimos tú y yo. Te vas del cine pensando un buen rato en lo que acabas de ver.

La pandemia ha puesto sobre la mesa reflexiones existenciales acerca del capitalismo, los cuidados y la familia. Kajillionaire trata proféticamente estas cuestiones a través de un clan de outsiders que no encaja en este nuestro ecosistema pervertido y, por no encajar, no encajan ni como familia.

Old Dolio, la protagonista, vive pirateando una sociedad de consumo salvaje con la que no se identifica en varios sentidos. A través de ella, July revienta estereotipos de género y nos hace pensar sobre roles familiares y el discurso hegemónico de la maternidad. Old Dolio y sus padres (atención a la vuelta al cine de la estrella ochentera Debra Winger) son los espigadores de Agnès Varda trasladados a la cosmopolita L.A. y aderezados con pequeñas dosis de delincuencia absurda.

Te ríes y te entristeces con ese peculiar juego de malabares emocionales que July ya desplegó en sus películas anteriores, The future (2011) y Me and you and everyone we know (2005). Y aunque todo se retuerza al máximo, la catarsis final aparece en forma de baile y amor… Eso no nos lo puede quitar ni una pandemia. 

Notas:

*Ilustración de @lafemme_agitee

Siglo mío, bestia mía

Texto: Lola Blasco; Dirección: Marta Pazos. En el Centro Dramático Nacional.

Extrañamente, en esta obra todo aquello que parece digresión o abuso de la alegoría aparece natural ante los ojos del espectador. Puede que la razón se encuentre en una mezcla de violencia y delicadeza que empuja a los personajes a lo largo y ancho de un mar revuelto, lleno de cabezas, crisis y danza.

En el cruce entre los símbolos y el argumento nos encontramos con un barco en el que la protagonista, joven y alucinada, siempre viendo una ballena entre la bruma, conversa con un viejo marino al que solo interesan los nudos: son la mejor manera de vencer la tormenta, medir la velocidad de la nave y, además, aprendiendo a hacer nudos después se puede saber cómo deshacerlos.

Los personajes inician un viaje por el espacio íntimo de la protagonista y el periplo lleva al espectador por los diversos escenarios del mundo contemporáneo. Testigos de la revolución conservadora (el buzo, el caballero, armado de manguera y espada de Alejandro Magno), pateras que naufragan, las últimas palabras de Saddam Hussein… La ballena nos persigue a todos, podríamos pensar al final de la representación.

El espacio, una piscina sobre la que se prueba que no es posible caminar sobre las aguas, junto a las coreografías, intermedios musicales (Lola Blasco reúne lo cómico con lo melancólico), objetos extraños y un universo sonoro, lleno de luces y estrellas, que hacen presentir al espectador la bruma que se levanta tras el paso del barco que conduce a los personajes.

Siglo mío, bestia mía es la representación de una crisis personal que se retroalimenta de los espectáculos más espeluznantes del mundo contemporáneo, aquellos que son virales, que miramos embobados como si fueran un videoclip. La música que lo acompaña la hemos escuchado todos, pero a veces es necesario ir al teatro para volver a distinguirla entre tanto ruido. Eso es precisamente lo que otorga el texto de Lola Blasco. Música de cuchillos y alaridos. Al final, lo que queremos es ser mejores. Humildes y mejores.

“Las mujeres han sido invisibles para la ciencia porque se ha considerado que sus problemas eran similares a los del hombre y que, por lo tanto, era posible extrapolar los datos de estos últimos”, dice Carme Valls Llobet en su libro Mujeres invisibles para la medicina, publicado por primera vez en 2006 y que ahora, catorce años después, ha tenido el acierto de volver a publicar la editorial Capitán Swing en una edición ampliada y actualizada.

Durante años, los ensayos clínicos se han realizado generalmente con hombres, quedando excluidas las mujeres, ya que se considera que los resultados de estos ensayos valen tanto para unos como para las otras, sin tener en cuenta las diferencias biológicas que existen entre mujeres y hombres. Esto ha llevado, por ejemplo, a que las dolencias de las mujeres sean tratadas con psicofármacos con una frecuencia mucho mayor que a los hombres. De hecho, el 85% de los psicofármacos se administran a mujeres, frente al 15% que se aplica a los hombres. No se tiene en cuenta que el origen de muchas enfermedades que padecen las mujeres está condicionado por factores biológicos, psicológicos, sociales y medioambientales.

“Para algunos libros de ginecología, como el del doctor Botella, que circulaba por la universidad española en la década de 1960, la mujer era frígida por naturaleza y no podía sentir ningún tipo de placer”.

De todo ello habla la doctora Valls en este libro, que comienza con un Prólogo de Anna Freixas y continúa hablando de Las agresiones a la salud de las mujeres (Primera parte): la salud mental, la adolescencia, la sexualidad, la maternidad y el envejecimiento. Embarazos, abusos, cuidados, menstruación, menopausia, la violencia estructural… son algunos de los factores que exigen que la salud de las mujeres no continúe siendo invisible para la medicina. La Parte II está dedicada especialmente a la invisibilidad de la salud de las mujeres. Y el paradigma de esta invisibilidad son las enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, durante décadas de investigación sobre prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, solo se ha incluido a hombres en estos estudios. Por ejemplo, el estudio de Murphy (1977), que no incluyó a ninguna mujer, o el posterior Physicians Heart Study de 1990, dedicado a demostrar que la aspirina puede prevenir los ataques cardiacos y que agrupó a veintidós mil varones (ninguna mujer). Hay más estudios similares, pero nunca se ha probado de una forma científica que los resultados de estas extrapolaciones sean igualmente aplicables a las mujeres, a las que se suele tratar con más ansiolíticos y antidepresivos que a los hombres. Por último, la Parte III abre un horizonte de optimismo al hablarnos de Salud para disfrutar sin dependencias, siempre que tengamos en cuenta que la historia de la devaluación de las mujeres comenzó con el inicio del patriarcado.

Una obra, en definitiva, muy recomendable para mujeres y hombres, ya que: “El ejercicio crítico de la medicina con una perspectiva de género va a ser esencia en la medicina del futuro, y muchos investigadores e investigadoras están trabajando para construir la ciencia de la diferencia. Todavía es un mosaico en construcción, pero su evidencia científica impregnará la asistencia primaria y la hospitalaria”. Toda una puerta a la esperanza.

Carme Valls es una política y médica española, especializada en endocrinología y medicina con perspectiva de género. Dirige el programa «Mujer, Salud y Calidad de Vida» en el Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS), del que es miembro desde 1983 y vicepresidenta. Ha sido presidenta de la Fundación Cataluña Siglo XXI y diputada en el Parlamento de Cataluña por el Partido de los Socialistas de Cataluña – Ciutadans pel Canvi. Fue pionera en España en plantear las diferencias en mortalidad y morbilidad entre mujeres y hombres en el terreno de la investigación, y miembro de un movimiento internacional de investigadores que en la década de 1990 impulsó la inclusión de mujeres en los ensayos clínicos y el rigor científico aplicado al estudio de los problemas más habituales en las mujeres. Autora de ocho libros de divulgación médica y miembro del consejo de redacción de la revista Mujeres y Salud, en 2018 recibió el Premio Buenas Prácticas de Comunicación No Sexista, de la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña; y en 2019 la Medalla de la Universidad de Valencia.

Al hilo de los controvertidos homenajes a Maradona, en casa hemos tenido una acalorada discusión sobre qué amerita un homenaje público: si son los hitos profesionales, la calidad humana o la combinación de ambos. Porque si bien nadie duda de que Maradona fue un prodigio del balón, que trajo grandes alegrías a los aficionados al fútbol, y a su país, en un momento histórico en el que ganar el Mundial tanto significaba, el Maradona persona fue un juguete roto, un ser humano abducido por los demonios de las drogas y las malas compañías y, al mismo tiempo, el único responsable de actos lamentables.

La sala estaba dividida entre los que aseguraban que el homenaje era más que merecido y los que, por el contrario, aplaudían a la futbolista gallega, Paula Dapena, que había tenido las agallas de sentarse en el césped para negar el tributo a un “maltratador”. Qué mala suerte, justo el día internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Si para los primeros, los que apoyaban el homenaje, primaba Maradona el futbolista, para la otra facción, lo hacía el Maradona ser humano. En realidad, aquí se puso de manifiesto uno de los estereotipos de género clásicos más persistentes: al hombre le define su profesión por encima de todo. Lo importante es su genio. Su talento. El resto es irrelevante. Se propuso encontrar un ejemplo a la inversa. No fuimos capaces.

Entonces salió el tema de los aeropuertos. A cuando se propuso poner el de Pablo Neruda al de Chile, en concreto. Y al lío que se montó porque Neruda, además de un gran poeta, según figura en sus propias memorias, fue protagonista de una violación y abandonó a su hija enferma. ¿Merece un violador, un padre terrible, tener un aeropuerto? Quizás hubiera sido mejor elegir a otro artista. Claro que, nunca se sabe. Hoy le damos tal nombre a un aeropuerto y luego se descubre que la persona que se esconde tras el nombre ilustre pegaba a su mujer o violaba niñas… ¡qué problemón! Lo cierto es que, desde el “fastidioso” MeToo, los casos se multiplican. Pero bueno, lo que no se puede negar es que Pablo Neruda es uno de los poetas más importantes del siglo XX… igual que tantos otros que hoy son cuestionados y cuyos nombres rápidamente revolotean sobre la mesa.

De Pablo Neruda la conversación pasa a Adolfo Suárez. Al aeropuerto de Madrid. ¿Qué diferenciaba a Adolfo Suárez de Pablo Neruda? Ninguno de los presentes éramos afines a la ideología del expresidente, pero estuvimos de acuerdo en que era un hombre de consenso, que había gobernado España, es decir, al conjunto de ciudadanos, lo cual era relevante a la hora de poner nombre a un aeropuerto que usábamos todos. Y su vida personal no parecía ocultar episodios escabrosos. La primera conclusión a la que llegamos fue que quizás sea razonable que un club de poesía, o un estadio de fútbol, reciban los nombres de Neruda o Maradona, si consideran que eso agradará a los que allí acuden, pero que los espacios públicos, usados por todos y que nada tienen que ver con la profesión del protagonista, deben ser escrupulosos a la hora de homenajear a determinadas figuras cuyas conductas y valores distan mucho de ser ejemplares.

Finalmente resolvimos que, aunque sería injusto juzgar a personas del pasado con valores del siglo XXI, sí deberíamos encontrar figuras con trayectorias que representen los valores que estimamos y compartimos la mayoría en el siglo XXI. El aeropuerto Adolfo Suárez quedó aprobado, y el Pablo Neruda, suspendido.

Esa misma noche, ya a solas, reflexionaba que en el futuro líquido y fluido al que nos encaminamos, cada vez será más difícil diferenciar la vida privada de la profesional. Las redes sociales están dando ya buena cuenta del fenómeno. Y esto nos llevará a bautizar nuevos espacios públicos con más nombres de mujer que hasta ahora. No solo para cumplir con la Ley de Igualdad sino porque, cuando viajamos al pasado buscando referentes, al siglo XIX por ejemplo, me sobresaltan una y otra vez los comentarios, escritos y actitudes claramente misóginas de los caballeros, ya sean conservadores o liberales, católicos o ateos. Y sus absurdos argumentos para apartar a las mujeres de la esfera pública, para restarles autoridad y acceso a la formación… Sí, eran los valores de la época, y había algunos, pocos, que no pensaban igual ni, por supuesto, se comportaban de la misma manera.

Pero si estudiamos a mujeres coetáneas de estos hombres: Carolina Coronado, Emilia Pardo Bazán, Gertrudis de Avellana, Rosario de Acuña, Concepción Arenal, incluso a damas tan conservadoras y contradictorias como Eva Canel, todas ellas resultan fascinantes. Son distintas, en sus orígenes y trayectorias, en sus ideologías y estrategias. Sin embargo, coinciden en que lucharon por seguir sus vocaciones y ser reconocidas en un entorno hostil a sus inquietudes. Fueron un ejemplo de superación personal. Y, lo más importante: en su lucha por dejar huella no fueron sembrando su camino de víctimas inocentes y seres pisoteados. Por todo ello, es fácil que ejemplifiquen valores que hoy, en el siglo XXI, consideramos, más que nunca, los nuestros. Los de mujeres y hombres.

Julia Montejo es escritora y profesora universitaria. Fotografía de @mercedessegovia

Psiquiatras y psicólogos ponen de manifiesto la necesidad de tener en cuenta los determinantes sociales, como son la educación y la pobreza, en la salud mental de las personas, en un debate organizado por la Fundación Espacio Público y el Foro Ágora Salud.

“La salud mental no es solo un problema sanitario”. «La terapia a veces no promociona la salud», «en las facultades no se enseña que la salud mental tiene que ver con la experiencia vital de las personas», «a menudo los medios identifican salud mental con salud cerebral», «se medicaliza la miseria». Los participantes en el coloquio organizado por Espacio Público y Foro Ágora Salud se han pronunciado este martes con expresiones como estas, en un debate ágil y lleno de argumentos, en defensa de un modelo comunitario de atención en el ámbito de la salud enlazado con los derechos de las personas.

El psiquiatra y profesor titular de la Universitat de Barcelona, Joseba Achotegui; el psicoterapeuta y profesor titular de la Universitat de Barcelona, Antoni Talarn y la psiquiatra y jefe del área de salud mental del Hospital Padre Jofre, Begoña Frades García, han participado en el debate «en defensa del derecho a la salud mental», conducido por la directora de Público, Virginia Pérez Alonso, con el cual ha concluido el debate por escrito abierto previamente a Espacio Público.

La pandemia y la medicalización de los sentimientos

La llegada de la pandemia ha provocado un aumento de la ansiedad, que los tres expertos han insistido en que no es una enfermedad mental, sino una forma de canalizar el miedo o el duelo. La psiquiatra y jefe del área de Salud Mental del Hospital Pare Jofre, Begoña Frades García, apunta que la OMS ha señalado que el 90% países del mundo han visto sus servicios de salud mental básicos limitados o alterados durante la pandemia. Ante este dato, el psicoterapeuta y profesor titular de la Universitat de Barcelona ha explicado que en el ámbito estatal es difícil tener datos fiables y niega que hayan aumentado los trastornos de salud mental. «No se ha producido una verdadera avalancha. Lo que ha aumentado es el malestar, la inquietud, el insomnio, el estrés, pero no tanto un incremento de trastornos mentales», ha precisado.

En este sentido, los tres han insistido en la necesidad de no medicalizar o patologizar los sentimientos, y han puesto de manifiesto que la sociedad en la que vivimos no permite los sentimientos negativos, y esto tiene un efecto en la salud mental de las personas. El psiquiatra y profesor titular de la Universitat de Barcelona, Joseba Achotegui, apunta que la salud mental es «una adaptación activa a la realidad», y que es normal que en situaciones tan excepcionales como una pandemia crezca la ansiedad u otras manifestaciones de estrés emocional. «Es el negacionismo del malestar psicológico cuando se trata de respuestas naturales y humanas», lamenta. «Vivimos en una sociedad de consumo en la cual cualquier necesidad tiene un producto que la satisface. Y esto ha llegado al área de salud mental«, ha apuntado Achotegui. «Hoy en día cuesta entender la idea del proceso de elaboración… El dolor siempre tiene que desaparecer con una solución. Es el modelo social», ha lamentado.

Para Frades no es una novedad, esta insistencia en la medicalización, y ha repetido que la ansiedad no es un trastorno mental. De hecho, los tres expertos han conversado sobre el papel de la medicina o de la salud en el tratamiento de la salud mental: en el momento en el cual el cirujano, que es el médico que interviene en el momento más crítico de la salud de un paciente, es el símbolo de la medicina, algo falla. «El quirófano es el fracaso del modelo de prevención y de la salud», ha afirmado Achotegui.

Cuando Virginia Pérez Alonso ha hablado sobre las desigualdades de género en la atención médica, la periodista ha recordado las diferentes entrevistas que desde Público se han hecho a la médico especialista en perspectiva de género, Carme Valls. En una publicada recientemente en Públic, Carme Valls insistió en que «la medicina ha nacido en los hospitales y allá mayoritariamente hay hombres», y eses el motivo por el cual no se ha visibilizado la patología crónica que sufren sobre todo mujeres y se atiende en asistencia primaria.

Frades, a pesar de apuntar que las mujeres acostumbran a tener más ansiedad y depresiones, ha señalado que son ellas las que padecen en mayor medida el malestar y el sufrimiento. En cambio, y en parte a causa de esta falta de expresión de los sentimientos, los hombres acostumbran a consumir más alcohol. Además, Talarn ha añadido que las mujeres están expuestas a unas violencias que los hombres no sufren, y esto aumenta la ansiedad y el estrés.

Los determinantes sociales, claves en la salud mental

Frades ha apuntado que el 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, se anunció que se invertiría en salud mental, pero ha cuestionado esta inversión. «¿Qué quiere decir invertir en salud mental? ¿más psiquiatras? ¿más centros? más psicólogos? Hay que invertir en los determinantes sociales, porque no puede haber una buena salud mental sin derechos humanos», señala. «Hace falta invertir en educación, en contra de la pobreza… es un problema transversal, no solo sanitario y médico. Afecta a toda la sociedad», ha afirmado.

En este sentido, Talarn ha recordado que el eurodiputado exiliado y ex conseller de Salut, Toni Comín, consiguió un aumento del 30% en el presupuesto de la línea asistencial de Salud Mental de la Generalitat en 2017, tal como el mismo político recuerda en el debate que tuvo lugar anteriormente y por escrito en Espacio Público. Ahora bien, este incremento no vino acompañado de un modelo de reforma de la atención psiquiátrica que tuviera en cuenta las perspectivas comunitarias. «Habría que trabajar en la prevención en el ámbito de la educación, el laboral… mantener una prevención inespecífica. De estos condicionantes sociales, en la mayoría de los libros de psicología clínica no se habla», ha denunciado. Achotegui se ha sumado a la intervención de sus compañeros y ha añadido que el nivel está muy relacionado con el de la salud.

Así mismo, Talarn ha advertido sobre los efectos colaterales que tiene no reconocer los determinantes sociales como factores importantes en la salud mental: en primer lugar, se exime al sistema de su responsabilidad, y en segundo lugar se hace sentir al individuo que tiene problemas personales que no tienen nada que ver con su entorno. Esto provoca pérdida de autoestima, aumento del síndrome de la impostora, así como el incremento en el consumo de psicofármacos, droga y alcohol. «Nadie se cuestiona nada y se deja a los enfermos solos y sin poder entender qué les está pasando, porque tiene que ver con su entorno», ha explicado. «La pobreza y la miseria acaban convertidas en temas médicos», ha lamentado Achotegui.

Falta de debate en el sector

Ante esta carencia de inclusión de los determinantes sociales como aspectos clave en la salud mental, los expertos han lamentado la falta de debate en su sector. Frades se ha referido a pequeños cambios y a una «revolución silenciosa» que se realiza despacio, mientras que Achotegui ha lamentado la falta de comunicación y de debate. «Hay cierta tendencia a trabajar por escuelas, por grupo… pero no hay demasiados debates dentro de la psiquiatra o la psicología», ha lamentado. En este sentido, Talarn ha añadido que hay mucho movimiento intelectual en contra de la medicación, pero que el debate en la asistencia básica «no acaba de llegar del todo». «Cada día hay más grupos de ayuda mutua de pacientes que se empoderan y despacio sí que realizan esta revolución silenciosa, pero tardará en llegar si no le damos un empujón», ha advertido.

Además, esta carencia de debate también viene reforzada por el papel de los medios de comunicación, que tienen una visión muy reduccionista. «Más de una vez tienden a identificar salud mental con salud cerebral. Solo se habla de dopamina, serotonina… y no salimos de aquí», ha criticado Achotegui. De hecho, el psiquiatra ha señalado irónicamente que a pesar de que se habla de una atención biopsicosocial, lo que hay es una atención «bio-bio-bio», con voluntad de medicalizar las patologías de salud mental.

Los problemas de niños y jóvenes 

Otra de las demostraciones de la medicalización es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). «Hay una epidemia de diagnósticos de TDAH», ha asegurado Talarn, puesto que en España un 10% de los menores se encuentra diagnosticado con esta enfermedad. El psicoterapeuta ha asegurado que los maestros, que a veces se encuentran con aulas de hasta 27 alumnos, se encuentran en situaciones de mucho estrés que hace que a los niños más inquietos se les tilde de conflictivos, que esto se comente a los padres, los padres al psiquiatra, y empiece «una bola de nieve» que llega hasta este 10% de diagnósticos de TDAH. Por otro lado, ha puesto el dedo en la llaga al decir que hay que saber quién invierte en las unidades especializadas de TDAH en los hospitales. «Las farmacéuticas», ha explicado el experto, que ha añadido que también financian las asociaciones de padres de niños con este trastorno.

Asimismo, las redes sociales suponen un factor de riesgo que hace que los niños más vulnerables tengan un trastorno, porque incrementan la inseguridad y bajan la autoestima. También vinculado con internet, otro problema dramático de hoy en día es la pornografía y como se está convirtiendo en la única fuente de conocimiento sobre sexualidad. Y en vez de prevenir este problema con una educación progresiva y antes de la edad de riesgo, las charlas en las escuelas sobre sexualidad, adicciones, o acoso llegan a los jóvenes de 15 o 16 años, cuando ya pueden haber empezado con estas prácticas. «Entonces ya es demasiado tarde», opina la psiquiatra.

Una de las consultas que también reciben los psicólogos, ha explicado Talarn, es las de los padres que vienen «muy preocupados» porque observan «conductas que no cuadran con el género asignado». Es decir, padres y menores y adolescentes que no han estado debidamente informados sobre la transexualidad. En estas consultas, Talarn explica a los padres como «acompañar sin intervenir ni presionar al menor», para así «proteger el niño o niña del posible acoso escolar». En este sentido, Frades ha lamentado que si no se educa desde la igualdad y la tolerancia se puede reforzar el acoso escolar, el cual ha aumentado también en línea telemática, y todavía más durante el confinamiento.

El duelo migratorio extremo

Las personas más vulnerables tienen más posibilidades de sufrir problemas de salud mental, sobre todo en situaciones de crisis económica. Es por eso que Achotegui pone de relieve que hay muchas personas migradas, ya sea porque están sin documentación o porque a pesar de tenerla no pueden traer aquí a su familia, que están sufriendo un «duelo migratorio extremo».  Además, debido a la falta de clases de catalán o castellano, así como a la falta de vida en la calle, la integración de estas personas se ha vuelto más difícil. «Esto lo notamos mucho en las consultas», ha señalado el psiquiatra.

Por otro lado, con la brecha digital, los niños con pocos recursos que no tienen conexión a internet han perdido casi un curso escolar. Todo esto aumenta la falta de información y aislamiento por parte del colectivo migrante, lo que aumenta su duelo migratorio. «Esto afectará además a más de una generación. Este maltrato es hambre para hoy y muchos más problemas para el mañana», ha advertido.

Joseba Achotegui, psiquiatra y profesor titular de la Universidad de Barcelona; Antonio Talarn Psicólogo, psicoterapeuta y profesor titular de la Universidad de Barcelona; y Begoña Frades García, psiquiatra y jefe del área de salud mental del Hospital Pare Jofre, participan en el debate ‘En defensa del derecho a la salud mental’, moderado por Virginia Pérez Alonso, directora de ‘Público’.

El pasado 7 de mayo fallecía víctima del coronavirus Juan Antonio González Pacheco, policía y torturador, tristemente conocido como “Billy el Niño”. Tenía 73 años y una larga y cruel historia de torturas y persecuciones contra quienes lucharon por la libertad y la democracia durante la dictadura franquista. Por supuesto fue impune durante la dictadura; las comisarías, la cárcel, celdas y calabozos eran su territorio, el imperio donde imponía su régimen de terror. Y se paseaba ufano, pistola a la vista, haciendo ostentación de su fama de matón. Pero además, lamentable y vergonzosamente, gozó también de impunidad hasta el día de su fallecimiento. Ni la Justicia ni los poderes políticos en España desde la Transición hasta la fecha actuaron contra él, que siguió gozando de premios y condecoraciones mientras vivió. No fue hasta después de su muerte que el Congreso de los Diputados acordó retirarle las medallas que le habían sido concedidas a lo largo de su carrera policial.

Poco antes de su muerte, el 28 de marzo de 2020 moría también víctima del coronavirus un hombre bueno. Demócrata infatigable, José María Galante (Chato Galante), fue un activista y ecologista  insobornable por los derechos humanos. Defendió hasta el final la necesidad de no olvidar, la necesaria Memoria Histórica, y trabajó incansablemente para que González Pacheco fuera procesado y condenado.

Además de Chato hubo otras muchas personas que sufrieron torturas y vejaciones por parte de este miembro de la brigada político-social del franquismo. Y hoy un documental, Billy, torturas, impunidad y silencio, recoge sus testimonios para que no olvidemos, para que ahora y en el futuro la historia de España se conozca tal como fue.

Según cuenta Miguel Mora, director de CTXT, el guion de Billy estaba pensado para un largometraje de ficción. Max Lemcke, su director, lo presentó a TVE, Antena 3 y Movistar, pero las tres cadenas acabaron rechazándolo a última hora y sin dar explicación alguna. 

Y ahora ha podido realizarse gracias a una campaña de crowdfunding impulsada por Max Lemcke y el director de fotografía Javier Palacios, así como por la revista Ctxt. Más de 1.300 mecenas han hecho posible que este documental, producido por La extraña Zine producciones, se haya podido realizar y haya sido presentado hace unos días en el Festival de Sevilla de Cine Europeo.

Por la película pasan una veintena de mujeres y hombres, activistas contra la dictadura franquista, que fueron víctimas de las sádicas manos de  González Pacheco, y nos ofrecen su impresionante testimonio: el propio Chato Galante, Lidia Falcón, Francisco Rodríguez Veloso, Azucena Rodríguez, Paco Lobatón, José Luis Uriz, Javier Navascués, Roser Rius o Ángela Gutiérrez, son algunas de estas personas. Tenían 18, 20 años cuando fueron detenidas y cayeron en las siniestras manos de este desalmado personaje. Sus testimonios impactan e impresionan, no dejan indiferente.

Las movilizaciones de la España de las décadas de 1960, 1970 no se conocen bien, tampoco lo que ocurrió durante de la Transición. La represión franquista de los movimientos obrero y estudiantil ha sido demasiado olvidada, o maquillada. Y también se ha tratado de tapar la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad y bandas fascistas tras la muerte del dictador. Junto a las víctimas, cuyos testimonios estremecen, hablan también en este documental políticos como Pablo Iglesias y académicos como Ignacio Sánchez-Cuenca.

Billy utiliza imágenes de archivo y también escenas de la película de Juan Antonio Bardem 7 días de enero, que recoge la matanza perpetrada por un grupo de extrema derecha contra un despacho de abogados de CCOO en Atocha, en la que fueron asesinados cinco de sus miembros. Precisamente, y para vergüenza de la democracia, uno de los asesinos (García Julià), que fue condenado, luego huyó y después fue de nuevo encarcelado, recientemente ha sido puesto en libertad por la Audiencia Provincial de Ciudad Real sólo 287 días después de haber sido capturado.

El empeño de Max Lemcke ha hecho posible la realización de Billy. Torturas, impunidad y silencio. Este productor, guionista y director fue premiado con la medalla del Círculo de escritores Cinematográficos al mejor director por Casual Day y también con la Biznaga de oro en el Festival de Málaga por su película 5 metros cuadrados. A él hay que agradecerle que nos recuerde algo que con toda seguridad no les gustará a los herederos de la dictadura franquista, a quienes piensan que aquel régimen fue bueno para la sociedad. Quien tapa la mentira vive de la mentira. Y es bueno saberlo y no olvidarlo.

Declaraciones de Max Lemcke:

Seis escritoras y trece escritores escriben en este libro, coordinado por Bruno Estrada, sobre historias relacionadas con las Comisiones Obreras, un sindicato que se autodefine como reivindicativo, de clase, unitario, democrático, independiente, participativo, de masas, de hombres y mujeres, sociopolítico, internacionalista, pluriétnico y multicultural, y que tiene en su horizonte la construcción de una sociedad socialista.

Desde la década de 1960, las Comisiones Obreras han sido referencia de las movilizaciones de la clase trabajadora en España, tanto durante la dictadura, cuando sufrieron persecución, detenciones, encarcelamientos y torturas, como en las décadas posteriores.

Comienza el libro con el Prólogo del escritor y periodista Joaquín Estefanía, para dar paso a “Petra”, la contribución de Elvira Lindo: “Petra solía decir: ‘Si luchas puedes perder, si no luchas estás perdida’. Hay algo que mi memoria no pudo ni quiso borrar: el ejemplo de la mujer que luchó sin dejar que la amargura la venciera. A eso se le llama valentía”.

“Mi propia infancia como pastor de vacas, con hambre de ir a la escuela y aprender. No me sentía triste, pero sí rebelde. Fue la rebeldía lo que me liberó de la tristeza”, escribe Manuel Rivas en “El aprendiz”.

“Ganamos perdiendo. O perdimos ganando, lo que prefieras. No pudieron con nosotros más que usando la fuerza, las amenazas, el chantaje. Desnudamos al régimen, y eso lo entendieron los que vinieron después”, dice Isaac Rosa en “O todos o ninguno: memoria de la huelga más larga del franquismo”.

“Para matar un monstruo hacen falta muchos valientes”es el relato de Benjamín Prado: “Eran seres indomables, las protestas se sucedían desde mediados de la década de los sesenta. Desafiaban a un Estado totalitario cuyo único argumento era el uso de la fuerza”.

“María la Perraquilla”, de Pedro A. Jiménez Manzorro, “El último héroe de la Camocha”, de José Babiano y Ana Fernández Asperilla. “Milán, 1972: Amnistía. Que trata de Spagna”, de Susana Alba Monteserín y Ana Abelaira Huertos; “El proceso 1001: el principio del fin del régimen franquista”, de Mayka Muñoz Ruiz; “Monos azules: clase y comunidad en la huelga de Laforsa», de Javier Tébar Hurtado; “Sangre de marzo”, de Miguel Ángel Sánchez Sebastián. “Palíndromo”, de Pedro García Ríos; “Gloria y la Rok”, de Amaya Olivas Díaz; “Muerte de un albañil”, de Antonio Campos, “Ataque al corazón de la clase obrera: la matanza de los abogados de Atocha”, de Rafael Fraguas y Fundido a negro”, de Jesús Montero, completan los 15 relatos del libro, que finaliza con “El sindicato en tiempos de pandemia. Una misma lucha en cinco entremeses”, el Epílogo de Unai Sordo y Bruno Estrada:

 “El gerente se ha encerrado en su despacho. No recibe a nadie. No hace más que llamar por teléfono, pero es incapaz de resolver nada. No tenemos equipos de protección, ni material sanitario, ni respiradores, ni camas. No tenemos nada de nada”.

Conciencia de clase. Historias de las Comisiones Obreras está publicado por  la Fundación 1º de Mayo y la editorial Catarata.

El secretario general de Comisiones Obreras responde con rotundidad y sin dudar cuando se le pregunta si efectivamente su sindicato mantiene la exigencia de derogación de las reformas laborales aprobadas por gobiernos del PSOE y del PP. Explica la voluntad de corregir la normativa que “precarizó la contratación, facilitó el despido, cuestionó la negociación colectiva y otorgó un poder mucho más fuerte al empresariado para poder modificar de forma unilateral o casi-unilateral las condiciones de trabajo”, pero advierte que no pretenden un retorno a la regulación del año 2009. A lo largo de esta entrevista sobre la realidad actual del sindicalismo, desgrana argumentos sobre los cambios en el mundo del trabajo en tiempos de pandemia y responde a un buen número de cuestiones planteadas en el debate abierto por Espacio Público.

¿Cómo se plantean la derogación de las reformas laborales? ¿Cómo la pretenden conseguir? ¿Qué dificultades encuentran?

Lo que le estamos planteando al Gobierno es:

Derogar los aspectos centrales de la reforma laboral con los que atacaron contra la negociación colectiva; recuperar la capacidad de la negociación colectiva de auto-regularse, y eso implica que los convenios de empresa no puedan reducir los salarios de los convenios sectoriales, porque han abierto focos de precariedad extrema, por ejemplo en el sector de las camareras de piso; evitar la desaparición de los convenios colectivos; regular mejor la subcontratación y la externalización productiva, porque ha significado el gran impulso de la precarización general del empleo, y limitar la capacidad del empresariado para modificar las condiciones laborales. Yo creo que este es el paquete de medidas que en el mes de marzo teníamos muy avanzado y que le vamos a exigir al Gobierno que, en cuanto acabemos la regulación del trabajo en plataforma, lo abordemos en el marco del diálogo social, pero sin otorgar derecho de veto a nadie. Es decir, diálogo sí, pero si no hay acuerdo el Gobierno tiene que mover piezas.

“Diálogo sí, pero si no hay acuerdo el Gobierno tiene que mover piezas”

Y a partir de esta primera fase de cambio en la regulación laboral, creo que ha de venir una segunda que tiene que ver con el aprovechamiento del gran salto de legitimidad que creo que los ERTE han dado a fórmulas de regulación distinta de la precariedad en la contratación y la facilidad en el despido. Se trata de cambiar esa inercia, que es muy vieja y que viene desde los años 80 en España.

Es decir, hay que buscar fórmulas para que, ante los ciclos y los problemas económicos, la última opción para una empresa sea el despido, y buscar fórmulas alternativas. Y sobre esa nueva fórmula de gestión de los problemas en la empresa, limitar seriamente la contratación temporal y establecer trabas al despido como fórmula ordinaria de ajuste de las empresas. Si tocáramos todos estos palos, en la práctica habríamos derogado todas las líneas básicas de las últimas reformas laborales y creo que mejoraríamos y modernizaríamos de forma clara nuestro modelo laboral.

¿Pretenden la aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores?

Sobre la base de esto, yo creo que le damos un viaje importante al Estatuto de los Trabajadores, porque lo que requiere es una adaptación. El concepto que maneja mucho el Gobierno sobre el “nuevo Estatuto de los Trabajadores” a veces me parece un poco grandilocuente. Yo creo que lo que hace falta en el Estatuto es corregir procedimientos y fórmulas que han quedado bastante obsoletas, porque están pensadas para empresas antiguas. El Estatuto actual da un poder de organización muy unilateral al empresariado, incluso antes de la reforma laboral. Se supone que toda la organización del trabajo es potestad empresarial y creo que tenemos que ir a un modelo laboral que fomente más la participación y la organización de los trabajadores, también como una forma de democratización de las relaciones laborales, porque las empresas del futuro no se van a mover en las viejas claves fordistas tayloristas, sino que la aportación del trabajo y del talento de los trabajadores va a cobrar muchísima importancia. Esto tiene que verse reconocido y normalizado, con niveles consolidados de participación de los trabajadores en decisiones estratégicas de las empresas y que hoy están ausentes de la regulación laboral en nuestro país. Por ahí creo yo que debería ir la modernización del modelo laboral español.

Para conseguir esos objetivos han de tratar con el Gobierno y en el actual conviven sensibilidades opuestas en torno a lo que hay que cambiar en el mercado laboral. ¿Qué percepción tiene usted de ese escenario de confrontación?

Esas sensibilidades siempre han existido en los gobiernos, aunque fueran solo de un partido. Siempre ha habido sensibilidades más pro-laborales, en los ámbitos del Ministerio de Trabajo, y que han sido bastante contrarrestadas desde los ministerios de Economía. Lo que pasa es que en un gobierno de coalición se supone que estas cosas emergen más. Pero nosotros, más que ese tipo de valoraciones sobre lo que piensan unos ministros, una u otra ministra, nos remitimos en primer lugar a un programa de Gobierno y, en segundo lugar, a lo que nosotros ya estábamos hablando con ese Gobierno. Cuando hablamos con el Gobierno no lo hacemos con un ministerio. Hablamos con el Gobierno. En el mes de marzo ya teníamos bastante avanzada la negociación sobre este tipo de materias. Soy consciente de que en este momento hay dos palancas de presión que se van a manejar para que nada se mueva. Una es la situación de crisis, provocada por la pandemia, con el discurso ese de que ‘en tiempo de zozobra no hay que hacer mudanza’. En un año tan complicado como el 2020 se lanza el mensaje de que no se puede tocar el mercado laboral ni generar inseguridad jurídica, ya lo sabemos. Y otro mensaje que también se quiere vender es el de que la condicionalidad de los fondos de reconstrucción europeos para España tiene que ver con la no corrección de la reforma laboral. Nosotros no vamos a comprar ninguno de esos dos mensajes. El de la condicionalidad europea porque no es cierto, y el de la situación de crisis porque creemos precisamente que la crisis requiere que en el año 2021 la economía española se active de forma muy intensa, la demanda interna y la inversión pública jueguen un papel fundamental en la recuperación de la economía, una reforma pensada para devaluar los salarios no solo es injusta sino que va a ser económicamente ineficaz.

Sabemos que hay tensiones y que las habrá pero desde luego la posición de CCOO va a ser taxativa. Queremos que se cumplan los compromisos, queremos negociar en el marco del diálogo social lo que ya veníamos negociando, estamos por la labor del diálogo y no vamos a aceptar vetos de nadie.

Si se impusiera el criterio de los ministerios de Economía entiendo que eso comportaría conflictividad. Y no sería la primera vez que los sindicatos se enfrentan radicalmente con un gobierno de izquierdas. ¿Hasta dónde creen que pueden presionar ahora para contrarrestar esas dos palancas que citaba?

Si nosotros vemos que el Gobierno no cumple con sus compromisos iremos a un proceso de denuncia en primer lugar, y posteriormente de movilización. Es verdad que estamos en un momento absolutamente inédito en la sociedad española, y hablar de movilización cuando tienes medio país con restricción de movilidad es complicado de prever. Ante la típica pregunta, ¿llegaríais a una huelga? Ya veremos, pero desde luego si el Gobierno no mueve piezas en materia de reforma laboral va a tener un conflicto con los sindicatos esto es más que evidente. Y que pondría una piedra inmensa en el camino del diálogo social que tan buenos rendimientos está dando es también más que evidente.

A mí no me gusta estar con amenazas cotidianamente. Prefiero ir cubriendo las fases y nadie en el Gobierno me ha dicho que no esté por la labor de cumplir con los compromisos que ha adquirido.

Por lo tanto ¿es verosímil que la actual normativa que permite la rebaja unilateral de las condiciones de trabajo por parte de las empresas se pueda revertir?

Evidentemente ese tipo de normativas hay que revertirlas. Los sistemas de inaplicación de convenios o de descuelgue han existido en España siempre y van a seguir existiendo, pero han de tener procedimientos de negociación equilibrados y ha de haber posibilidades de demostración de causa. Es decir que el hecho de modificar a la baja lo pactado en un convenio colectivo sirva para salvar los empleos o para salvar la empresa.

La actual legislación permite que sin ninguna causa económica se puedan reducir los salarios prácticamente hasta el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), y ahí está la prueba de las camareras de piso, ahí está la preferencia de aplicación en salarios de los convenios de empresa respecto a los sectoriales y ahí están las llamadas comisiones de trabajadores designados, que en la práctica permiten que sin ninguna intervención sindical y sin ningún proceso de negociación con una representación democrática real de los trabajadores, se pueda dejar de aplicar un convenio colectivo. Esto viene, por cierto, de la reforma del año 2010, no del 2012. Y todos esos elementos nosotros nos los queremos cargar de la legislación. No puedo ser más claro y queremos, taxativamente, que eso se mueva cuanto antes.

¿Es verosímil también que cuando existan convenios de empresa y convenios de sector los trabajadores se puedan acoger a los que les resulten más favorables?

Los sindicatos defendemos los convenios de empresa. Son muy útiles para adecuar a la realidad de las empresas lo que son normas colectivas que, al ser de sector, afectan necesariamente a empresas que no tienen nada que ver unas con otras. Claro que tiene que haber convenios de empresa y pactos de empresa. Nosotros lo que decimos es que esos convenios no pueden ser una excusa para reducir las condiciones salariales y laborales básicas. Eso es lo que no puede ser. El convenio de sector tiene que ser una especie de red y no puede ser que, sin ninguna causa económica, un trabajo que se externaliza, en el caso de las camareras de piso se ve de forma más obvia, cómo a través de la preferencia de aplicación del convenio de empresa y la existencia de empresas multiservicios, sectores como las grandes cadenas de hoteles, que en los últimos años han ido como un tiro, han batido récords de facturación en España, a la vez se externalizaba una actividad para reducir hasta el extremo los salarios y hacer que las personas que trabajaban allí tuvieran que hacer 23 habitaciones al día para poder llevarse un salario un poco por encima del SMI y tener enfermedades profesionales la gran mayoría. Esto es lo que hay que romper radicalmente.

Las externalizaciones y la subcontratación van a seguir existiendo y entiendo que los sindicatos no se van a oponer, porque están muy relacionadas a veces con la industria auxiliar, pero significan a menudo una cesión ilegal de trabajadores ¿Cómo trazar líneas divisorias?

Se trazan porque aquellas empresas que trabajan con subcontratas han de tener una estructura de empresa. Un empresario no puede ser un tratante de mano de obra, que se dedique únicamente a reclutar trabajadores para ponerlos a disposición de otra empresa sin contraer mayor responsabilidad y sin tener una mínima estructura. La subcontratación tiene toda la lógica del mundo, la externalización productiva de hecho puede ser una buena fórmula de especialización productiva. Yo puedo tener una empresa que se dedique a la producción de un bien determinado, pero que tenga actividades aparejadas y que tienen poco que ver con el objeto social de mi empresa. El mantenimiento, por ejemplo, de los equipos informáticos, pintar la nave, reparar el techo cuando se rompe. No voy a tener 10 trabajadores para reparar techos porque normalmente el techo está bien, pero a veces se rompe.

“Un empresario no puede ser un tratante de mano de obra, que se dedique únicamente a reclutar trabajadores para ponerlos a disposición de otra empresa”

La economía hoy en día no está integrada por inmensas empresas que cubren todo el proceso productivo. Esto es un absurdo a estas alturas. Pero que tú tengas una parte de tu producción externalizada no quiere decir que las responsabilidades se diluyan. Si yo externalizo una parte de la producción y pago a otra empresa una parte, he de tener algún tipo de responsabilidad si esa empresa finalmente impaga a sus trabajadores.

Expresiones como clase trabajadora o movimiento obrero parece que han desaparecido de nuestro lenguaje. Ni siquiera en las publicaciones de los sindicatos se utilizan. ¿No hay que recuperar estos conceptos?

El concepto de clase trabajadora está vigente en mi opinión, ya que sigue habiendo una parte muy importante de la población cuya forma de vivir depende directamente de su trabajo, y no tiene otros recursos fiables para poder desarrollar un proyecto de vida autónomo. Ocurre que el concepto de clase trabajadora tiene un componente objetivo. Se trata de gente que en cierto modo depende de su trabajo para vivir, pero también tiene una cierta subjetividad ese concepto. Clase trabajadora es aquella que se siente parte de una misma situación social, marcada por la dependencia de su fuerza de trabajo para poder llevar a cabo su vida. Esta subjetividad es la que de algún modo ha quebrado en las últimas décadas, porque las personas se sienten involucradas con sentimientos de pertenencia y de identidad que no están directamente ligados con el hecho de ser trabajador, sino con un estatus relacionado con la capacidad de consumo y, a veces, se ha interpretado erróneamente que trabajadores con acceso a crédito, en los años de la expansión inmobiliaria y crediticia, era algo así como una clase media.

Creo que en los últimos años eso se ha vuelto a poner en valor y la pandemia ha hecho emerger mucho el valor del trabajo, pero ese factor de subjetividad colectiva es verdad que en cierto modo se ha volatilizado en la sociedad.

“La pandemia ha hecho emerger mucho el valor del trabajo”

Su sindicato edita ahora un libro, ‘Conciencia de clase e historias de CCOO’, y realiza con ello un cierto ejercicio de recuperación de la memoria del sindicato, con relatos de gente ya mayor. ¿Pudo ver usted la puntuación que le dieron los jóvenes a los sindicatos en la encuesta realizada hace poco por la Plataforma de Medios Independientes? Les valoran mejor que las personas mayores. ¿A qué cree que se puede atribuir?

En el libro, una serie de personas escriben sobre el pasado de Comisiones Obreras mediante historias concretas.

Cuando leí la encuesta, que lo hice con cierto detenimiento, tengo que reconocer que el dato me sorprendió, porque no era un estudio menor y creo que rompe algún estereotipo, según el cual las personas que tienen en su imaginario colectivo las viejas Comisiones Obreras daban una puntuación menor que la de las generaciones que se supone que ni tienen conciencia de clase ni se vinculan en sus entornos por el hecho de ser trabajadoras y trabajadores. Puede tener algo que ver con el momento en el que se realiza la encuesta. Creo que en estos últimos meses la sensación de reforzamiento del papel sociopolítico se ha reforzado con la pandemia y desde luego a nosotros es una encuesta que nos motiva. Si te soy sincero, no tengo muy clara la razón por la cual entre la gente más joven los sindicatos se encuentren entre lo más valorado, después de sanitarios y un par de colectivos más. Rompe estereotipos, sin ninguna duda.

La clase obrera industrial ha perdido visibilidad, eso parece claro, pero también hace ya tiempo que perdieron peso los puestos de trabajo para toda la vida en grandes centros. La pandemia ha destrozado más todavía la estabilidad ¿Qué cree que han de hacer organizativamente los sindicatos para responder a esta realidad?

Primero hay que ser conscientes de esa realidad. Los sindicatos se gestan en el espacio de las grandes concentraciones de trabajadores industriales, entre plantillas muy masculinizadas, y hoy en día la mayor parte de la clase trabajadora no es de hombres, y trabaja de forma reticular, externalizada, en empresas de dimensión mucho menor, en el sector servicios. Esto hay que tenerlo claro para hacer el diagnóstico de forma correcta.

En segundo lugar hay que tener en cuenta que la capacidad de generación del sindicato, de forma autónoma, en los centros de trabajo, en esas empresas diseminadas, atomizadas, más pequeñas y del sector servicios, es más difícil. Esos trabajadores, en esos centros de trabajo, requieren de la presencia del sindicato, incluso de la presencia externa. Se trata de que el sindicato vaya a los centros de trabajo y que no piense que la gente se autoorganizará y que a partir de ahí ya vendrá al sindicato. En nuestro último Congreso llegamos a conclusiones de carácter organizativo que sintetizábamos con una frase: “El sindicato tiene que integrar lo que la empresa desintegró”. Hemos de poner en relación las partes más fuertes de la organización sindical, allí donde tenemos secciones sindicales, donde somos capaces de generar masa crítica, con ese mundo precarizado, atomizado, externalizado, subcontratado y mercantilizado. Ese es el gran salto organizativo que hay que dar. Hemos de poner en relación las partes más fuertes con las más débiles.

Organizativamente hemos de ser conscientes de que hay que acudir a la empresa. El sindicato tiene que aparecer como un agente organizativo en el centro de trabajo y hemos de mejorar la cualidad de la acción sindical. Esta sería la tercera pata. Hay muchas cosas que hacer hoy para representar a la clase trabajadora. Ya no es solo la reivindicación salarial, es la de la igualdad, la formación permanente, la salud laboral, la ordenación del tiempo de trabajo… Hay que mejorar el nivel de cualificación para poder hacer acción sindical.

“Hay que mejorar el nivel de cualificación para poder hacer acción sindical”

Lo que ha ganado visibilidad es la movilización de las mujeres en favor de la igualdad salarial. El feminismo ha hecho últimamente llamamientos a la huelga general. ¿Qué opinión le merecen?

El movimiento de las mujeres es el movimiento social de mayor potencialidad e interés que hemos vivido en los últimos años. Es así porque sintetiza esas dos vertientes que decía sobre la evolución de la clase trabajadora que se habían desgajado. La situación de desigualdad objetiva en la sociedad se conjuga con la capacidad de identificación subjetiva colectiva de las mujeres. Y eso tiene que ver con elementos de la vida profesional, la laboral, la doméstica, porque se siguen ocupando mayormente de los cuidados, y con elementos que creo que aglutinan mucho a las mujeres, como todo lo que tiene que ver con el acoso sexual, el laboral y con la violencia de género. En el movimiento de mujeres creo que se refleja muy bien como esos elementos de desigualdad objetiva y de autorreconocimiento subjetivo crean o agregan un sujeto colectivo de una potencialidad enorme, como hemos vivido en los últimos años.

“El movimiento de las mujeres es el movimiento social de mayor potencialidad e interés que hemos vivido en los últimos años”

Por tanto, desde el sindicalismo, más allá de analizar sobre si hay que convocar huelgas o no, creo que hay que tratar de aprender y de aprehender este tipo de experiencias para recomponer esa idea de clase trabajadora en un momento en el que está muy disperso, diluido y atomizado. Tratar de vincular esas situaciones de precariedad, de explotación o de desigualdad que siguen perviviendo en la clase trabajadora con una cierta identidad colectiva de trabajadores y trabajadoras con intereses en común. Me parece que es el movimiento más interesante que hemos vivido en los últimos tiempos.

La negociación colectiva de condiciones de trabajo en las empresas se ha complicado mucho durante las últimas décadas, pero desde CCOO se reivindica esa práctica y se vive con una cierta nostalgia de la realidad laboral de otro tiempo ¿cierto?

No creo que sea una cuestión de nostalgia. Lo que creo es que se ha vuelto más compleja. Antes el sindicalismo más masculinizado, más industrial y más de centros de trabajo daba una respuesta organizada a realidades bastante homogéneas, y por tanto la respuesta, no digo que fuera fácil, porque el sindicalismo nunca ha sido fácil y a veces se ha dado en situaciones de muchísima más dificultad por la ausencia de libertades, pero por decirlo de alguna manera era más simple. Ahora el ejercicio del sindicalismo es mucho más complejo, porque tienes que dar respuesta a realidades diversas, a prioridades reivindicativas diversas, porque no es la misma reivindicación la que pueda tener una persona con un salario medio alto pero en una empresa que dispone de todo su tiempo, porque lo tiene prácticamente colonizado a través de las nuevas formas de trabajo digital, que la de un trabajador que a lo mejor tiene una jornada absolutamente concentrada en ocho horas pero que tiene un salario que está poco por encima del SMI. Uno te va a exigir una subida salarial y otro que intentes interlocutar con la empresa para poder coorganizar el tiempo de trabajo y su distribución. El sindicato tiene que ser capaz, a través de la negociación colectiva, de agregar esos intereses para que ambas situaciones se vean reflejadas en la organización de los trabajadores. Comisiones Obreras es un sindicato de clase y eso, que parece una frase hecha, quiere decir que no aspiramos solo a representar legítimos intereses corporativos distintos y adyacentes, sino que aspiramos a agregar intereses. Es decir, que no se siga por la vía de la corporativización, que en la función pública se ha dado en las últimas décadas, pero que amenaza un poco con ser la forma de expresión de conflicto en las sociedades modernas o postmodernas. Hay organizaciones parasindicales que representan, por ejemplo, a los técnicos de laboratorio de no sé qué hospital y que únicamente defienden los intereses de esos técnicos. Esto rompe la unidad de clase y tiene muchas contraindicaciones a la hora de defender, por ejemplo, la sanidad pública.

La uberización de la economía parece irreversible, a pesar de que ocurren cosas como la reciente sentencia del Supremo, que obligó a dar de alta a 14.000 trabajadores. También se ha conseguido algo en el sector de la mensajería, pero ¿de qué manera se puede neutralizar la conversión de contratos de trabajo en relaciones aparentemente mercantiles?

La uberización y la utilización de nuevas plataformas digitales han dado carta de naturaleza a dos dinámicas. La mercantilización del trabajo, es decir la confusión entre la figura de la relación laboral entre trabajador y empresa con un sucedáneo de emprendedor, de autónomo dependiente o casi de miniempresa. Considerar que una persona que pedalea es poco menos que una empresa individual, es una práctica que se da desde hace mucho tiempo, con la ruptura del proceso productivo. Estas fórmulas de creciente ruptura de las cadenas de valor, de creación de las empresas en red, de la empresas reticulares, de las empresas de subcontratación, precarizan el empleo, cuestionan ideológicamente también que la relación de dependencia entre una empresa y un trabajador se conduzca por la vía de la mercantilización y luego aparece la nueva tecnología que acaba constituyendo una especie de fetiche tecnológico, con el que da la impresión de que si tú te vinculas a la prestación de un servicio, no a través de una oficina de desempleo sino a través de una plataforma, deja de haber una relación de dependencia entre quien marca un tiempo de trabajo, una forma y un precio del trabajo, es decir una empresa, y el trabajador al que se acaba considerando, y a veces se acaba considerando a sí mismo, como una especie de pequeño emprendedor que va pedaleando, por referirnos al ejemplo de las plataformas más conocidas de reparto de comida.

¿Cómo hay que contrarrestar esto? Pues creo que recomponiendo la necesaria responsabilidad de la empresa respecto a las condiciones con las que se prestan los servicios, bien sean trabajadores individuales bien sean otras empresas que trabajan dentro de esas cadenas de valor.

El teletrabajo complica todavía más la negociación colectiva, ¿no?

El teletrabajo ha venido para quedarse, pero convenía regularlo rápidamente, porque ha tenido un impulso muy fuerte con la pandemia y porque tiene sus potencialidades, sus virtudes pero también tiene muchos riesgos. El trabajo en remoto, a distancia, permite desempeñar el puesto de trabajo desde fuera del centro de trabajo. Lo permiten las nuevas tecnologías y las nuevas formas de comunicación y desde este punto de vista puede ser incluso una forma que facilite a las personas cierta conciliación entre la vida laboral y la personal, pero si no tiene una regulación colectiva adecuada puede acabar rompiendo cualquier tipo de sujeto colectivo de trabajadores y trabajadoras, y puede permitir además que la empresa prácticamente prescinda de conceptos tan importantes como es el tiempo de trabajo y su distribución. El potencial colonizador que tienen los nuevos modos de conectividad para que una empresa poco menos que te invada las 24 horas de tu día son inmensos.

“Si el teletrabajo no tiene una regulación colectiva adecuada puede acabar rompiendo cualquier tipo de sujeto colectivo de trabajadores y trabajadoras”

El deterioro de las condiciones de trabajo provoca, según ustedes, un descenso de la productividad. ¿Los aumentos de productividad mejoran las condiciones de vida de los asalariados, cree?

La productividad es como el colesterol. Hay buena y mala productividad. En realidad es un ratio que tiene que ver con lo que se invierte para conseguir un bien a un servicio y el precio y la venta y la rentabilidad que proporciona ese bien. Si la productividad se logra por la vía de mejorar la eficiencia en el trabajo, porque las máquinas son mejores o porque la formación del trabajador es mejor, porque la empresa produce mejor, pues es una productividad positiva. Pero si se mejora la productividad por la vía de reducir los salarios y de empeorar las condiciones de trabajo entonces es absolutamente negativa. Es un concepto que normalmente tiene una mala venta porque normalmente se vincula la mejora de la productividad por la vía del deterioro de las condiciones laborales, pero esto no tiene que ser necesariamente así.

Nos encontramos en una situación de emergencia ecológica. A menudo las organizaciones sindicales se ven obligadas a defender el crecimiento económico indefinido, incluso la permanencia de industria contaminante. ¿Cómo resolver esta contradicción?

Creo que esta es una contradicción que ha existido dentro del movimiento sindical y obrero y es absolutamente lógico que haya sido así, porque ha habido sectores que es verdad que tenían un impacto ecológico importante pero que eran casi de monocultivo productivo en comarcas y territorios que o tenían esas formas de vida o directamente iban a la ruina, y el más paradigmático es indiscutiblemente la minería, pero hay otros, Creo que estamos en un momento en el que ese cambio de paradigma y de relación entre la sostenibilidad medioambiental y el discurso más productivista creo que nos va a permitir sintetizar mejor la posición sindical. Creo que el reto que tenemos de que la producción limpia en el futuro vaya cobrando más papel es cada vez más indiscutido e indiscutible, porque es también un nicho de puestos de trabajo inmenso, y creo que aquí la clave se encuentra en organizar bien las transiciones ecológicas, para que los sectores que ya no van a desaparecer radicalmente -ya no queda mucha minería en España, ya no hay tantas centrales térmicas- se van a adaptar bien.

El ejemplo más claro es el del automóvil. A veces se plantean debates puntuales sobre impuestos al diesel y este tipo de cosas, pero más allá de estas cuestiones concretas, que vamos hacia un cambio en el modelo de movilidad es evidente. Eso ocurrirá. Que vamos a un cambio del coche del futuro, y cuando hablo del futuro no digo el 2050, porque habrá un cambio dentro de unos pocos años, que habrá coches que se van a tener que mover con combustibles alternativos a los que hoy en día existen es ya indiscutible. La cuestión es cuándo y cómo organizamos estas transiciones para que en la producción de coches, en la que se van a cambiar las formas de trabajar, los materiales… cómo afrontamos en tiempo y forma esos cambios productivos y la adaptación de los trabajadores para poder hacer frente a esa nueva realidad. Pero yo creo que en este momento tenemos una capacidad mayor de hacer una síntesis entre el discurso del cambio energético, de la sostenibilidad, con el discurso sindical.

“En este momento tenemos una capacidad mayor de hacer una síntesis entre el discurso del cambio energético, de la sostenibilidad, con el discurso sindical”

¿Porqué ha habido en general una relación de fricción? Porque siempre que llegaban las fricciones era cuando las cosas estaban ya muy mal. Todos los conflictos en las térmicas, en las nucleares, en la minería… se han planteado cuando las cosas se venían abajo, y ahí es imposible que no se diera en clave de conflicto, porque nunca se han planteado en tiempo y manera transiciones productivas con el tiempo suficiente para buscar alternativas. El problema no era que dejara de haber minas. El problema es que además de no haber minas es que no iba a haber más, es que se arruinaban comarcas enteras, con lo cual el conflicto con los trabajadores era evidente. No es lo mismo que tu cambies de una forma de producir energía A a una forma de producir energía B, en la que España además tiene muchas potencialidades, con la eólica, la solar, la mareomotriz. España tiene ahí un potencial enorme de desarrollar empleos que han de ser de calidad.

moderado por:

  • Irene Bassanezi Tosi

    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

Conclusión del debate

Gabriel Flores, economista; Bruno Estrada, economista e Irene Bassanezi Tosi. Coordinadores del debate en Espacio Público.

El pasado 10 de noviembre se inició en Espacio Público el debate sobre “Cambios en el mundo del trabajo y modernización de las relaciones laborales”, que finalizó hace pocos días, tres meses y una veintena de interesantes intervenciones después, con un estupendo y esclarecedor coloquio on line entre representantes cualificados del Gobierno y de los sindicatos mayoritarios que conocen de primera mano los obstáculos que dificultan la negociación sobre la reforma laboral, las fuerzas que intentan que el diálogo social descarrile y los temas que generan mayor disenso entre los agentes sociales.

Aunque han surgido algunas dudas durante los últimos meses, cabe esperar que muy pronto comenzará la negociación tripartita que determinará el alcance y la profundidad de las reformas; aunque no convendría despreciar la posibilidad de que el diálogo y la negociación no desemboquen en un acuerdo.

Los cambios y la modernización de las relaciones laborales son elementos centrales del programa y las tareas del Gobierno de coalición progresista y de las reformas a emprender para recuperar los derechos laborales perdidos y restablecer los equilibrios que son básicos en la negociación colectiva. Si las reformas laborales realizadas tras el estallido de la Gran Recesión en 2008 se produjeron para favorecer las políticas de austeridad y devaluación salarial impuestas a España y el resto de países del sur de la eurozona, ahora se trata de revertir con urgencia los aspectos más lesivos de esas reformas y tratar de acomodar las relaciones laborales a las imprescindibles transformaciones de estructuras y especializaciones productivas guiadas por los objetivos de las transiciones digital y verde propuestas por la Unión Europea. La modernización productiva por hacer exige una modernización de las relaciones laborales que facilite e impulse una renovación del aparato productivo y una mejora de gama de la oferta productiva que multipliquen los empleos decentes y los salarios dignos, pongan coto a la temporalidad y la precarización del empleo y promuevan una distribución de la renta menos desigual entre capital y trabajo.

Aunque el debate sobre la reforma laboral se sustanciará en el diálogo social y la negociación propiciada y dirigida por el Gobierno entre los agentes sociales más representativos de la patronal y los sindicatos, la proyección y la incidencia de esa reforma son también componentes centrales del proyecto progresista de un país inclusivo, sustentado en empleos decentes y bien remunerados que respondan a los intereses y necesidades de la mayoría social.

El debate en Espacio Público lo abrieron dos excelentes ponencias que establecían el marco y los principales acentos que a juicio de sus autores conforman los ejes de la reflexión sobre la reforma y modernización del mercado laboral y alentar el debate público y la reflexión compartida. Queremos saludar y agradecer, en primer lugar, la calidad de las intervenciones suscitadas por este debate y la generosidad de sus autores y autoras al compartir sus conocimientos y exponer sus opiniones a la crítica pública. Y en segundo lugar, animar a la lectura de las intervenciones publicadas a todas aquellas personas interesadas en conocer en profundidad las claves de un debate esencial para el futuro de la economía y del país.

Tal como ponían de manifiesto Ignacio Muro y Antonio González en una de las dos ponencias iniciales, lo que está en juego en el debate de la reforma laboral es en esencia “la pervivencia de una negociación colectiva debilitada o su actualización para que sirva como impulso a las nuevas dinámicas productivas”.

La reforma laboral aprobada unilateralmente en 2012 por el PP, que despreció cualquier tipo de diálogo y negociación con los sindicatos, esgrimía como justificación diversas excusas: reducir el enorme apalancamiento de las empresas, facilitar su saneamiento o liberalizar el mercado laboral, confundiendo a propósito desregulación con flexibilidad. Pero sus objetivos reales eran bien diferentes: reducir el poder de negociación de los trabajadores, devaluar los salarios, alterar la distribución de la renta en contra de los salarios y transferir los costes y riesgos provocados por la Gran Recesión (y por futuras crisis económicas) sobre las plantillas de las empresas, a través del abaratamiento y la descausalización de los despidos y la creación de empleos temporales, precarios, peor remunerados y con menos derechos.

Esas reformas del mercado laboral y la negociación colectiva incrementaron las transferencias de renta a favor de los beneficios empresariales y otras rentas del capital y la propiedad, a costa de los salarios reales, y lograron que los grandes grupos empresariales aumentaran sus tasas de ganancia, que se situaron entre las más altas de Europa. Como contrapartida, el mercado de trabajo se polarizó y la sociedad española sufrió un fuerte aumento de la desigualdad de rentas y patrimonios y mayores tasas de pobreza y riesgos de exclusión social.

Como ponían de manifiesto las dos ponencias iniciales, la antes mencionada de Ignacio Muro y Antonio González y la de Belén Cardona y Jaime Cabeza, los aspectos más lesivos de la actual legislación laboral, fruto de la reforma laboral de 2012 son los siguientes:

  • La ultractividad, o pérdida de vigencia del convenio (sea sectorial o de empresa) un año después de su fecha de finalización, si no se ha sustituido por uno nuevo. Lo que ha tenido consecuencias desastrosas para la negociación colectiva al debilitar enormemente la capacidad de negociación de los trabajadores, ya que facilita la supresión de las mejoras salariales y de condiciones de trabajo conseguidas al calor de las luchas de convenios anteriores.
  • La actual formulación del artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores sobre la ‘modificación sustancial de condiciones de trabajo’, que se ha convertido también en un eficaz mecanismo de vaciamiento de la capacidad y eficacia de la negociación colectiva. Ya que permite empeorar las condiciones de trabajo existentes, tanto de forma individual como colectiva, mediante una decisión unilateral de la empresa, situando los límites de ese deterioro en el nivel mínimo legal cuando no existe un convenio de ámbito superior.
  • La prevalencia del convenio de empresa, rompiendo la jerarquía de los convenios al establecer que un convenio de empresa podrá descolgarse de cualquier convenio de ámbito superior de su sector y tendrá la facultad de declarar inaplicable aquello que se considere que perjudica a la empresa sin tener que probar ninguna causa que lo justifique.
  • Por último, pero no menos importante, hay que sumar la proliferación de fenómenos como la subcontratación desregulada y la precarización contractual. Ya que se permite que la responsabilidad y las normas acordadas en las empresas principales no se extiendan a las empresas auxiliares que no sean de la misma actividad; por ejemplo, las tareas de limpieza, seguridad, catering o mantenimiento en las que se ubican los principales nichos de precariedad, y que no solo afectan a las responsabilidades salariales, sino también a las indemnizatorias. Es asimismo básico eliminar el uso del contrato de obra y servicio para atender contratos mercantiles o administrativos de las empresas auxiliares, en línea con una reciente sentencia del Tribunal Supremo.

El último eslabón del debate sobre la reforma laboral promovido por Espacio Público fue el coloquio on line del pasado 4 de febrero, moderado por la directora de Público, Virginia Pérez Alonso, y que contó con la participación de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo, y UGT, Pepe Álvarez, y el secretario de Empleo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, Toni Ferrer. A los que agradecemos su intervención en el debate en un momento especialmente delicado del proceso de diálogo social.

Modificar la reforma laboral impuesta por el PP, tan lesiva para los trabajadores y la acción sindical, forma parte del Acuerdo de gobierno progresista entre PSOE y Unidas Podemos y de los programas electorales con el que ambas formaciones políticas se presentaron a las últimas elecciones. Por ello, resultan plenamente justificadas las críticas realizadas por los secretarios generales de los sindicatos mayoritarios al retraso de más de un año en la convocatoria de la mesa de diálogo social que debe abordar esta reforma, a pesar de que la ministra Díaz anunció hace varios meses su intención de convocarla, sin que hasta la fecha hayan fructificado esas intenciones.

La ministra de Trabajo aclaró en el coloquio que la apuesta del Gobierno de coalición progresista a favor del diálogo social y la negociación entre los actores sociales es inequívoca, al igual que su voluntad de cumplir a lo largo de esta legislatura con el programa de Gobierno que logró hace un año el apoyo de una mayoría parlamentaria legítima y suficiente a la investidura de Sánchez.

Las declaraciones realizadas a principios de diciembre por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez parecían condicionar la modificación de la reforma laboral: “Siempre y cuando los actores sociales quieran esa reforma laboral, el Gobierno está dispuesto a acompañarla”. En el mismo sentido se expresó la ministra de Economía, Nadia Calviño, añadiendo incertidumbre sobre el recorrido de la reforma laboral y la voluntad o capacidad del Ejecutivo o de parte del Ejecutivo de llevar a cabo dicha reforma

No obstante, Yolanda Diaz manifestó que la falta de acuerdo en el proceso de diálogo social entre sindicatos y patronales no eximiría al gobierno de legislar sobre estos aspectos en los términos planteados en la sesión de investidura. Asunto sobre el que también insistió Toni Ferrer, secretario de Empleo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Una de las más interesantes conclusiones del coloquio fue la de mostrar que todos los participantes compartían buena parte de los análisis, referencias y objetivos de avance en torno a la reforma laboral y el diálogo social y las negociaciones que confiaban en comenzar cuanto antes. La otra conclusión, también muy remarcable, fue la coincidencia en señalar la complejidad y dificultades de la negociación y la importancia de distinguir entre los aspectos más lesivos que requieren de una reforma urgente y aquellos que requieren esfuerzos más prolongados en el tiempo para cambiarlos.

La amenaza de vetos o imposiciones no es la herramienta adecuada para promover el diálogo, la negociación y los acuerdos en torno a las indispensables reforma laboral y modernización de las relaciones laborales. Pero la inacción, la falta de empeño para impulsar el acuerdo entre los agentes sociales o la dejación de responsabilidades en la tarea de promover y dirigir los cambios que son necesarios tampoco son admisibles. Con el agravante que supondría en este segundo escenario de dejación en la tarea de impulsar la necesaria reforma laboral el desánimo y desafección de millones de votantes progresistas, como ya ocurrió en las elecciones generales de noviembre de 2011, cuando el PSOE perdió más de 4 millones votos y el PP obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso.

Modificar la reforma laboral del PP de 2012 va a ser un tema crucial de esta legislatura que no puede demorarse mucho más tiempo. Y será una prueba decisiva para valorar la utilidad del Gobierno de coalición progresista y su compromiso con los millones votantes que le dieron respaldo y con los partidos que votaron en el Parlamento a favor de la investidura de Sánchez y el programa de gobierno acordado por la coalición gubernamental.

Para la propia credibilidad del gobierno es urgente poner en marcha el diálogo social que modifique la reforma laboral del PP. Y es muy importante que el conjunto de la sociedad esté pendiente del ritmo y los contenidos de la negociación.

Ponencia inicial

Cambios en el mundo del trabajo y modernización de las relaciones laborales

Cambios en el mundo del trabajo y modernización de las relaciones laborales

El actual marco de relaciones laborales impide dinamizar el modelo productivo

  • Antonio González

    Economista, Vicepresidente Segundo de Economistas Frente a la Crisis.

  • Ignacio Muro Benayas

    Director Fundación Espacio Público

La pervivencia de una negociación colectiva debilitada o su actualización, para que sirva como impulso a las nuevas dinámicas productivas, es lo que está en juego en estos momentos.

Recordemos que la negociación colectiva surgió como soporte del Derecho del Trabajo y como mecanismo de defensa ante el desequilibrio en las relaciones entre el empresario y el trabajador individual, que daban lugar a unos resultados de enorme precariedad vital de los asalariados.

Tras un periodo de entreguerras, en los que la confrontación social fue especialmente dura y violenta, la negociación colectiva pasó a formar parte del estatus de institución básica del Estado de Bienestar, continuación imprescindible de la organización de la Democracia y el Estado de Derecho.  Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la negociación colectiva se convirtió, además, en el factor determinante del reparto primario de la renta entre empresarios y trabajadores.

El debilitamiento continuado de la negociación colectiva

El neoliberalismo tuvo desde sus orígenes la obsesión no disimulada de alterar esos equilibrios mediante procesos generalizados de desregulación del mercado de trabajo.

Si nos centramos en España, a lo largo de las últimas décadas, dos han sido los grandes vectores que han inspirado las 18 reformas laborales desarrolladas y, especialmente, las últimas puestas en marcha después de la crisis de 2008.

Por un lado, la reducción drástica y constante de la protección del empleo, facilitando los despidos mediante la descausalización y reduciendo su coste, hasta situar la regulación española, según datos OCDE, entre los niveles más bajos de los países de nuestro entorno europeo.

El segundo de esos vectores trataba de debilitar directamente la negociación colectiva. Después de la crisis del 93, con la excusa de potenciar la autonomía de los agentes sociales, el foco de las reformas se puso en la desregulación normativa, suprimiendo o rebajando los mínimos legales cuya defensa pasaba a descargarse en los convenios colectivos. Después de la crisis del 2008 las reformas cambiaron su objetivo: ahora sí interesaba volver a implantar normas pero con el propósito, apenas disimulado, de limitar directamente la eficacia y capacidad de actuación de a negociación colectiva a través de un conjunto de cambios legales perfectamente estudiados.

Los efectos más lesivos de la actual legislación laboral

La ultractividad o pérdida de vigencia del convenio (sea sectorial o de empresa) un año después de su fecha de finalización, sin necesidad de ser sustituido por uno nuevo, es el primero de esos mecanismos con consecuencias desastrosas para la negociación colectiva. Era fácil suponer que cualquier nuevo acuerdo solo resultará aceptable para la parte empresarial si se rebajan suficientemente las condiciones del anterior:  un propósito claro que persigue desmontar, gota a gota, las mejoras conseguidas en el calor de las luchas de convenios anteriores hasta llegar a un punto cero del que se obligaba a ascender, una y otra vez, las mismas pendientes para volver a conquistar las mismas posiciones.

La reformulación del artículo 41 del ET (referido a la ‘modificación sustancial de condiciones de trabajo’) es el segundo mecanismo de vaciamiento de la capacidad y eficacia de la negociación colectiva. Permite la rebaja de esas condiciones mediante decisión unilateral del empresario, tanto de forma individual como colectiva, y hasta los límites del convenio superior que sea de aplicación. En el caso de no existir tal convenio, los límites de esa disminución podrán desplomarse hasta el nivel mínimo legal.

El tercero de los mecanismos es el que rompe la jerarquía sectorial de los convenios, estableciendo que todo convenio de empresa podrá descolgarse de cualquier convenio de ámbito superior de su sector, y tendrá la facultad de declarar inaplicable aquello que considere le perjudica. Conviene aclarar que anteriormente solo primaba el convenio de empresa si sus condiciones mejoraban, precisaban o aplicaban las del sectorial. Esta sustracción de la capacidad reguladora en el ámbito sectorial constituye otro elemento claramente dirigido a desarbolar la negociación colectiva.

A todo ello, hay que sumar la aparición de fenómenos previos de debilitamiento de los convenios colectivos como la subcontratación desregulada y la precarización contractual.

Unos cambios unilaterales “perfectamente diseñados”

Esos cambios fueron la culminación de un propósito permanente y estructural que utilizó diversos pretextos construidos alrededor de las supuestas rigideces del mercado de trabajo o de un funcionamiento deficiente de la negociación colectiva en España. Las verdaderas razones eran más sencillas: seguir las “recomendaciones” de los círculos empresariales y aprovechar las crisis y el shock causado por el derrumbe del empleo para presentar reformas que iban siempre en la misma dirección: reducir el poder de negociación de los trabajadores y alterar el reparto de los excedentes empresariales.

En la última crisis, el objetivo que lo justificaba era reducir el enorme apalancamiento de las empresas y facilitar su saneamiento, pero el mecanismo seguía siendo el aumentar la transferencia continua de salarios a beneficios y conseguir que las compañías españolas, pese a su inferior nivel tecnológico, alcanzaran unos niveles de ganancias situados entre los mayores de Europa.

Así fue. Mientras en el conjunto de la UE la participación de los beneficios en el Valor Añadido Bruto de las empresas -sociedades no financieras- se redujo entre 2008 y 2019, en España registraba el segundo crecimiento más elevado: los beneficios de las empresas crecieron en prácticamente 40.000 m€, pero los salarios solo lo hicieron en 13.400 m€. El margen de beneficios (en % del valor añadido) de las empresas españolas, es en 2019 superior al promedio de la zona euro, y al de Francia y Alemania.

Un marco de relaciones laborales caro, disfuncional, ineficiente, antiguo y desincentivador del cambio tecnológico.

Las recurrentes reformas laborales han tenido la intención de construir un modelo económico y social “coherente” cuyas consecuencias están visibles en las huellas que han dejado en el sistema productivo y en el conjunto de la sociedad. Cualquier análisis comparado deja patente que sus resultados no han mejorado la productividad y competitividad de nuestra estructura empresarial y que los elevados márgenes de beneficios han servido de dopaje para una gestión rutinaria, sin estímulo alguno para realizar esfuerzos de modernización tecnológica, comercial, organizativa que otros entornos empresariales han debido realizar para sobrevivir.  Un modelo de crecimiento insistentemente basado en niveles de productividad y de salarios muy inferiores han dejado un país destrozado por la precariedad y la desigualdad.

¿Cómo podemos calificar sus rasgos?

1. En primer lugar, se debe resaltar que, en contra de todas las proclamas, se trata de un modelo CARO porque externaliza al Estado y a la sociedad costes brutales de ajuste social que tienen tal dimensión que acentúan los efectos públicos y privados de las crisis.

Es evidente que las reformas laborales de esta década y las anteriores han inducido a las empresas que ajusten preferentemente a través de la destrucción del empleo multiplicando los efectos de las recesiones. Esta evidencia la reconoce un informe del Banco de España de 2012 cuando afirma que “esta reacción del empleo más que proporcional al descenso de la actividad (…), de hecho, generó un efecto amplificador sobre la propia crisis”.

Es caro también porque es un modelo general que no se limita a sectores concretos ni está destinado a corregir desequilibrios con circunstancias concretas (al sector de la construcción ni a la burbuja inmobiliaria) sino que se extiende para todas las ramas de actividad y se agudiza con cada nueva crisis (los efectos de la crisis del 2008 fueron sustancialmente superiores al de la anterior recesión de 1992-1993).

2. Es además un modelo DISFUNCIONAL porque desacopla a nuestra economía con las pautas europeas y nos margina de las nuevas oportunidades surgidas en cada ciclo económico.

Tanto los costes del propio ajuste laboral como su efecto presupuestario son muchos más elevados y costosos que los de nuestros socios. El resultado es que España necesita muchos más años que el resto de los países europeos para estabilizar sus cuentas públicas y los índices de desempleo, un objetivo que puede volverse imposible si las crisis se presentan con una frecuencia de ocho años que es los que viene ocurriendo en las últimas décadas. Volver al 8% de paro cuando se viene de haber superado irresponsablemente un 26%, es mucho más costoso que no haber pasado del 12-14%, como máximo, siguiendo el ejemplo de todos nuestros vecinos.

El desacople en el ciclo productivo se nota también en la evolución de la productividad durante el ciclo. Mientras en la UE la productividad crece con las fases expansivas de la economía y cae durante las recesiones en España ocurre lo contrario. En nuestro patológico sistema la productividad apenas aumenta en los periodos de auge mientras crece fuertemente durante las crisis debido a que la destrucción de empleo es (ilógicamente) mucho más fuerte que la caída de la producción.

3. Es INEFICIENTE porque dificulta la distribución adecuada de los recursos y DESINCENTIVA la adaptación del cambio tecnológico en un momento en que es la variable fundamental que determina la competitividad futura.

Un reciente informe de OCDE titulado «Compendio de indicadores de productividad 2019» ha puesto en evidencia que España es el país desarrollado que mayor cantidad de empleo ha destruido en los sectores de alta productividad entre 2010 y 2017 (483.000, un 2,5% del total).

Nuestro sistema ha intentado convertir la inestabilidad, la precariedad y los bajos salarios, en los únicos incentivos para atraer inversiones y bajar los umbrales de rentabilidad… pero ese camino ha acabado reasignando más y más recursos hacia actividades cada vez más ineficientes, que solo surgen al amparo de los bajos costes laborales, despreciando cambios que favorezcan una organización eficiente de los negocios y una mayor productividad.

La creación, en ese mismo periodo, de 354.000 empleos en sectores de baja productividad, lo que hace es insistir en el mismo círculo vicioso de “bajos salarios / baja productividad” que alimenta un tipo de empleos que volverán a ser fácilmente prescindibles al primer signo de debilitamiento económico.

4. El modelo de relaciones laborales implantado es, por último, VICIADO Y ANTIGUO porque fomenta unos comportamientos empresariales lastrados por la informalidad de la economía sumergida o, lo que es lo mismo, por la ausencia de control público en el incumplimiento de las normas sobre empleo temporal / a tiempo parcial.

El Estado se ha limitado a “legislar”, pero consintiendo y sosteniendo, al mismo tiempo, un esquema de utilización de los contratos temporales basado en una aplicación laxa de las normas (es decir, consintiendo en el fraude) como sinónimo de flexibilidad.

Con ello, el sistema ha educado a una clase empresarial perezosa y omnipotente, reforzada por la unilateralidad absoluta como principio de funcionamiento que ha sacralizado fórmulas, como el despido individual y sin justificación, (o sea, improcedente) para provocar despidos sin la revisión judicial dominante en Europa.

Una oportunidad para el cambio

Es evidente que el desarrollo de nuevas fuerzas productivas identificadas con la economía digital y el cambio tecnológico están reclamando cambios profundos en las relaciones de producción y de trabajo. El teletrabajo, el trabajo de plataformas, la aparición de algoritmos en cada vez más espacios de las relaciones laborales, la regulación de los TRADE y un estatuto de autónomos…

Los cambios reclaman un nuevo paso en el equilibrio entre flexibilidad y seguridad y hay que saber encontrar ese equilibrio en la mejor dirección. Han transcurrido ya 12 años desde el inicio de la anterior crisis, un periodo en el que la sociedad y las leyes, aun actuando con retraso, se han mostrado capaces de apuntar ya soluciones sobre nuevas líneas reguladoras que recogen la mejor tradición democrática.

Probablemente todo ello configure un nuevo texto del Estatuto de los Trabajadores adecuado a los tiempos. Pero difícilmente se podrá construir el futuro sin librarse de las argollas que el actual marco de relaciones laborales impone a la economía española.

 

Reflexiones sobre el mercado de trabajo: problemas, medidas correctoras y cambios legales

  • Belén Cardona

    Catedrática Derecho del Trabajo. Universitat de València

  • Jaime Cabeza

    Catedrático Seguridad Social y Derecho del Trabajo. Universidad de Vigo

1. Precariedad (Temporalidad, parcialidad, límites relaciones laborales)

Se trata, sin lugar a dudas, del haz de problemas sobre el que el mercado de trabajo interno ha tenido un comportamiento más patológico. Como era esperable, el porcentaje de temporalidad había caído por debajo del 21 por 100 al final del segundo semestre de 2020, en tanto que el de parcialidad hasta el 13,4 por ciento. Lo cual es muy característico de épocas de contracción en el empleo, pues el trabajo precario siempre ha actuado de amortiguador, antes de que se destruya empleo indefinido. Pero, a poco que la situación económica mejore, puede pronosticarse un crecimiento nuevo de los contratos temporales y a tiempo parcial, como reflejo habitual de una incipiente recuperación. Es decir, o se acomete con seriedad el reto de eliminar la dualidad del mercado de trabajo, o éste seguirá siendo extremadamente sensible a los cambios de ciclo, con las consecuencias destructivas que se aparejan de este fenómeno.

La temporalidad es necesaria, pero los esfuerzos por controlar el fraude y reconducirla a sus justos términos pasan por medidas contundentes que impliquen a los actores públicos y privados y centralicen la contratación en organismos especializados sometidos a supervisión pública. Asimismo, por reformas legales que solo admitan, además de contratos formativos, dos grandes modalidades: una de sustitución de personas con el contrato en suspenso y otra para afrontar necesidades temporales muy delimitadas de las empresas. Las competencias de los convenios colectivos deben precisarse mejor y restringirse en exclusiva a los de ámbito sectorial. En cuanto a la contratación a tiempo parcial, se ha disparado a partir de 2014 cuando las garantías legales se han relajado, lo que sugiere que el crecimiento obedece a la involuntariedad y al fraude de ley. Urgen medidas correctoras en favor de la voluntariedad y del control del tiempo de trabajo.

Asimismo, es necesaria una redefinición de los límites entre trabajo autónomo y subordinado que debería centrarse en dos aspectos: la posición de dependencia material –como quiera que se adjetive- de la persona que presta servicios ante la beneficiaria de los mismos y la posición material de la misma de poder negociar en el mercado.

2. Autónomos y microempresas.

El colectivo de personas que trabajan autónomamente debe ser protegido eficazmente, pero sin animar proyectos de emprendimiento insuficientemente sólidos. El emprendimiento no puede ser objeto de fomento indiscriminado en un marco plagado de microempresas, que adolece de una sobredimensión numérica de profesionales sin personas empleadas a su cargo. Así pues, las medidas de fomento del autoempleo deben ser muy selectivas, para no abocar a muchos autónomos y autónomas al estrato más vulnerable de la población activa.

No obstante, las obligaciones laborales de los pequeños empleadores deben adaptarse a su situación comparativamente distinta a la mediana y gran empresa, mediante un retorno a la idea clásica de adaptar, en alguna medida, sus obligaciones laborales a la realidad específica en la que desarrollan su actividad profesional, sin que esta línea de actuación tenga que disminuir los derechos de las personas empleadas por ellos.

3. Rentas salariales. Productividad y subida salarial. Cotización. Economía sumergida.

El asunto de los salarios y de las rentas para-salariales es un tema que merece particular atención. La subida del SMI hasta los 950 euros acerca a España al cumplimiento de la Carta Social Europea –SMI no inferior al 60 por 100 del salario promedio-. Sin embargo, este importante incremento ha corrido paralelo al estancamiento absoluto del IPREM, indicador a partir del cual se calculan muchos de los subsidios ligados a la lucha contra la pobreza. Lo cual debe ser corregido cuanto antes.

Por otra parte, dicha subida del SMI ha producido una consecuencia muy destacable: que ha absorbido muchos salarios de convenio y que, en general, las cuantías de la mayoría de las tablas retributivas que afectan a personas trabajadoras razonablemente cualificadas apenas se sitúan ligeramente por encima del SMI. Lo cual se debe a una negociación colectiva que hasta ahora ha congelado cualquier posibilidad de incremento generalizado. Sin duda, las reglas legales de estructura de la negociación colectiva han tenido mucho que ver. En cualquier caso, debe promoverse una revisión al alza de los salarios de convenio, aunque en el contexto de una necesaria moderación salarial, imprescindible hasta que el PIB no vuelva a crecer sostenidamente. Sin esa subida, es muy poco razonable plantear que pueda operarse un incremento de la productividad, que requiere, un mínimo de motivación entre los trabajadores. Que los complementos variables ganen importancia, por lo demás, exige un incremento de la transparencia en su cálculo y devengo, que debe promoverse a través de normas legales que orienten a la negociación colectiva.

4. Contratación y subcontratación. Empresas multiservicio.

Las garantías de los trabajadores de las empresas auxiliares constituyen un asunto central, en un modelo como el español demasiado proclive a la descentralización productiva y a las cadenas de subcontratación. Probablemente, apostar por una equiparación salarial general entre los trabajadores de las empresas subcontratistas y los de las empresas principales sería erróneo, pues produciría una imposibilidad real de sostenimiento de muchas pequeñas empresas. Pero también es cierto que la descentralización productiva no debe basarse casi en exclusiva en el objetivo de reducción de costes, muy principalmente los laborales.

Con estas ideas guía, sí que debe aproximarse la regulación de las empresas multiservicio a las de las empresas de trabajo temporal, quizá con un mayor protagonismo de la negociación colectiva. Al margen de lo cual, la responsabilidad de las empresas principales debe extenderse a los casos de empresas auxiliares que no sean de la propia actividad –vg., limpieza, seguridad, catering, mantenimiento…, donde se ubican los principales nichos de precariedad- y alcanzar no solo las responsabilidades salariales, sino también las indemnizatorias. Es asimismo básico eliminar o poner coto a la utilidad del contrato de obra y servicio para atender contratos mercantiles o administrativos de las empresas auxiliares.

5. Empleo y protección por desempleo. Formación

Las políticas de empleo deben sufrir una auténtica revolución en España, pues se encuentran enquistadas en una lógica propia de hace más de veinte años. La empleabilidad de las personas debe dotarse de instrumentos más eficaces y coherentes. Los servicios públicos de empleo necesitan redimensionarse para atender con eficacia y dedicación a cada persona demandante de empleo. Las Administraciones territoriales tienen que estar más articuladas y coordinadas. El sector privado de la intermediación tiene que ser mucho más colaborativo con el ámbito público y probar su eficacia y eficiencia en el desempeño de su labor, mediante procedimientos verificables. Las políticas de empleo deben ligarse a las políticas demográficas y ser coherentes entre ellas, el reto demográfico de la España vaciada obliga a diseñar y articular estrategias de creación de empleo vinculadas a la promoción del repoblamiento de entornos rurales deshabitados.

España necesita un plan estratégico hacia el pleno empleo que trascienda de la planificación propia de la Estrategia Europea de Empleo. Es crucial dotarse de profesionales del empleo, en número y cualificación suficiente para afrontar uno de los principales retos que tenemos como país.

Por lo que respecta a la protección frente al desempleo y a las políticas pasivas de empleo, hay que reformar profundamente la normativa para conseguir un sistema más equilibrado que ofrezca cobertura armónica, y no sobreprotección a quien no la necesita e infraprotección a las personas vulnerables. El sistema público de prestación y subsidio de desempleo debe dotar de un mínimo de seguridad a las personas, para que puedan emplearse sin incurrir en una espiral de des-profesionalización. Deben eliminarse muchas trampas que disuaden a las personas de aceptar empleos. Los itinerarios individualizados deben existir para todas las personas demandantes de empleo.

Si estás en Madrid y pasas por la calle Alcalá, donde se encuentra el Ministerio de Igualdad puede que te sorprenda ver decenas de ramos de flores blancas en la puerta.

Son el personal homenaje de Concha Mayordomo a las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en 2020, y por extensión a todas las mujeres víctimas de la violencia machista. «Camino de Flores» es el nombre de este homenaje, que consiste en la colocación de tantos ramos de flores como mujeres han sido asesinadas víctimas de la violencia machista.

Concha Mayordomo es una artista multidisciplinar, comisaria independiente, gestora cultural y directora de cursos de arte. Es presidenta fundacional de la asociación de mujeres artistas BLANCO, NEGRO Y MAGENTA.

Según Concha, esta idea surgió de la necesidad de denunciar la violencia machista desde una obra conceptual por lo que decidió hacer esta instalación artística, que comenzó en el año 2000 en Alcobendas (Madrid) cuando según la artista, “hablar de violencia de género era casi obsceno”. Posteriormente se ha realizado en Arganda del Rey, en la Junta Municipal de Carabanchel y en Galapagar.

Esta instalación permanecerá desde el 2 de noviembre (Día de Difuntos) hasta el 25 del mismo mes (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer). El aspecto del ramo sufrirá un notable deterioro, de tal forma que comenzará siendo admirado y atractivo. Pero el paso del tiempo, y las agresiones que por vandalismo pueda sufrir, lo convertirán en otro ajado, seco e incómodo a la vista, como una metáfora del problema real, del sufrimiento de las mujeres que padecen algún tipo de violencia, insulto, desprecio o agresión, indica la artista.

Camino de flores sugiere un agradable paseo por el campo en un día soleado con el canto de la pájaros como tema de fondo, nos dice Concha Mayordomo, y cuesta pensar que ese camino también se pueda producir entre las tumbas de un cementerio, donde también abundas las flores, lozanas unas, ajadas otras.

Cada uno de los ramos incluye un tarjetón atado a modo de cartela, que lleva las iniciales, el lugar y la fecha del asesinato de cada una de las víctimas.

Esta iniciativa, emprendida y realizada en solitario, es un intento de expresar la desgracia que suponen los asesinatos machistas, una desdicha que además se ha visto agravada por la situación creada por la pandemia del Covid-19.

Independentistas y federalistas catalanes admiten que la mesa de dialogo con el Gobierno español tardará en llegar

Joan Tardà (ERC), Mireia Vehí (CUP), Laura Borràs (JxCat), Jaume Asens (En común Podamos) y Ferran Pedret (PSC) participaron en el debate en línea «Diálogo sobre Catalunya» organizado por la Fundación ‘Espacio Público’.

La importancia social del referéndum del 1 de octubre, la denuncia de la represión política y judicial durando -y después- de su celebración y la reivindicación del derecho a decidir han sido algunos de los puntos tratados entre políticos que participaron en el debate organizado por la ‘Fundación Espacio Público’ Diálogo sobre Catalunya.

Dirigentes de diferentes formaciones políticas catalanas debatieron sobre las oportunidades y obstáculos que existen en la búsqueda de soluciones al conflicto entre las instituciones catalanas y el Estado español. Ahora bien, en lo que coincidieron de una forma u otra fue en que la mesa de diálogo con el Gobierno exigirá tiempo, y en que a pesar de que en principio tendría que haberse reunido el pasado mes de septiembre, tardará al llegar.

Mientras que la portavoz de la CUP en el Congreso de los Diputados, Mireia Vehí, y la portavoz de Junts per Catalunya en el Congreso, Laura Borràs, pusieron en cuestión la viabilidad actual de la mesa de diálogo, el diputado del PSC en el Parlament de Catalunya, Ferran Pedret, el ex-diputado de ERC, Joan Tardà, y el diputado de En comú Podem, Jaume Asens, defendieron su necesidad actual, cada cual con sus matices.

El referéndum: un punto de inflexión

A pesar de las discrepancias claras sobre la validez del referéndum del 1 de octubre, entre los cinco participantes del debate, hubo consenso en torno a una cuestión: fue un punto de inflexión para el independentismo y en la historia política del Estado español. Borràs insistió en la validez política de la votación masiva, mientras que Pedret, Asens y Tardà destacaron sobre todo su valor histórico y social. «Pasará a la historia como un hecho muy singular en la historia de los derechos sociales y como ejemplo de autoorganización popular. Tengo la impresión de que con el paso del tiempo adquirirá mayor relevancia«, aseveró Tardà. Asens, por su parte, calificó el 1-O como «un momento de empoderamiento social que sentó las bases de algo muy grande«, pero también dijo que se cerró mal con el 27 de octubre, con la DUI.  El diputado señaló tres etapas en la historia reciente de Catalunya: la del Estatut, la del Procé, y la actual, en la cual él apuesta por la recuperación de «los consensos internos de país» y consideró que «un punto de referencia clave será la mesa de diálogo».

Mireia Vehí reclamó una mirada hacia el futuro, más que quedarse en el pasado, y preguntarse por lo que se ha hecho mal para poder avanzar. Puso en entredicho la eficacia de la mesa de diálogo, porque considera que el actual Gobierno español del  PSOE y Unidas Podemos no muestra predisposición para llegar a pactos con el independentismo y para acordar la celebración de un referéndum de autodeterminación. «La mesa de diálogo no aporta propuestas políticas concretas», afirmo. Hasta ahora, según ella, solo ha traído una foto, elecciones anticipadas y la inhabilitación del presidente de la Generalitat.

Laura Borràs reivindicó la validez del referéndum del 1 de octubre y el mandato que dejó. «El reto actual es poder acabar lo que no culminó», ha afirmó.

Y en en cuanto a la mesa de diálogo dijo que se trata de una ‘mesa fake’, porque existe una negativa a poder hablar del derecho a la autodeterminación. Frente quien pide que se acuda a esta mesa sin posiciones maximalistas, la portavoz de JxCat ha preguntó: «Maximalismo es atender a lo que pide la ciudadanía?» y ha recordo que el 80% de la Sociedad catalana reclama un referéndum pactado.

Los límites de la mesa de dialogo

Ante esas afirmaciones, y siempre en tono moderado y en un clima tranquilo, propio del añorado ‘oasis catalán’, Asens respondió que no cree que la mesa de diálogo sea un fake, habida cuenta de la pelea que hubo entre JxCat y ERC para ver quién la lideraba. «Es evidente que el conflicto no se resolverá en una o dos reuniones: es un conflicto que viene de lejos y va por largo«, reconoció. Además, Asens pidió que se «flexibilicen las posiciones», y apuntó que en la mesa de diálogo no ha de haber “líneas rojas ni tabúes».

En un tono algo más contundente, Pedret matizó que los socialistas no tienen «una idea del diálogo con un sector del independentismo en el que solo se pueda hablar sobre objetivos máximos». El portavoz del PSC en el Parlament de Catalunya  caracterizó las votaciones del 1 de octubre no como un referéndum sino como una gran movilización, como «el momento culminante de acumulación de fuerzas de los independentistas» y calificó el operativo policial como un «absoluto desastre», pero «nos hemos de situar en el presente», pidió.

La mesa de diálogo y la correlación de fuerzas

Siguiendo el hilo del debate, Vehí aseguró que desde el independentismo siempre se ha buscado el diálogo, pero que se han echado en falta «unos tiempos, unas formas, unos objetivos, algún tipo de mediador». Lamentó que UP no tenga más influencia en la mesa de diálogo y, ante la afirmación de Pedret según la cual «lo más importante es sentarse a hablar e intentar desescalar el conflicto político que también existe en la sociedad catalana», Vehí hizo un punto y aparte. «Esto no es Irlanda del Norte, aquí la gente solo pide votar y que se acabe con la persecución política». «Aquí la gente de forma organizada y pacífica reclama un referéndum, derecho a la autodeterminación y amnistía«, señaló.

Por su parte, Asens aseguró que a Unidas Podemos también les gustaría una mesa de diálogo con otra composición, pero dijo que la correlación de fuerzas actual es la que es y que intentan actuar de acuerdo con la misma. «Estamos condenados a entendernos», ha aseguró, pero contestó a Vehí diciendo que la solución al conflicto entre el Estado y Catalunya no es fácil. «Es un problema complejo y de siglos”. Es muy fácil en el plano teórico, pero cuando las hipótesis se ponen en marcha a veces pueden tener efectos contrarios, argumentó.

La necesidad de superar el 50%

Una de las ideas que más enfatizó Tardà en sus intervenciones fue la de la necesidad de encontrar una solución que incluya a las dos mitades de los catalanes: los que son independentistas o soberanistas y la otra mitad que no lo son. «Hace falta que exista un acuerdo y se tienen que ver integradas sus aspiraciones en la fórmula a través de un referéndum. Hace falta metabolizar una solución democrática, cívica y pacífica», insistió.

Asens aseguró que, si no se ha llegado a acuerdos antes ha estado también por «la falta de valentía histórica del PSOE», aunque excluyó al PSC de esta responsabilidad. «Lo más importante en política es avanzar», recalcó. Ante la buena sintonía que se apreciaba entre ERC, Comuns y PSC, Borràs ironizó y puso en cuestión la apuesta de federalista expresada por Pedret. Señaló que “el federalismo es una propuesta oportunista que aparece siempre que se acercan unas elecciones y después desaparece».

La intervención del poder judicial

Ana Pardo de Vera no quiso dar por concluido el debate sin pedir valoraciones sobre el papel del poder judicial en el conflicto, sobre los encarcelamientos, las inhabilitaciones y los miles de personas represaliadas. ¿Puede cambiar la estrategia del poder judicial?

Laura Borràs criticó la ausencia de separación de poderes en el Estado español y señaló que los presos políticos ya llevan más tiempo privados de libertad bajo gobiernos del PSOE que con el PP.

Mireia Vehí denunció que la judicatura le está “echando un pulso al Gobierno», que la Fiscalía sigue el criterio del Ejecutivo y que la represión sigue. Reclamó una ley de amnistía, se refirió a Podemos como «aliados» que «tendrían que presionar» y dijo que esperan su voto a favor para que se pueda tramitar tal ley.

Durante el debate se invocó reiteradamente a la necesidad de atenerse al «principio de realidad» y la diputada de la CUP afirmó que de acuerdo con este criterio habría que entender que los pactos no son posibles sin limpieza de las instancias judiciales.

Joan Tardà reiteró que la negociación con el Estado no será fácil, que exigirá tiempo, movilizaciones y posiblemente acciones de desobediencia.

«El Estado profundo dinamita» el diálogo, según el ex-diputado republicano. La represión se mantendrá, ha pronosticado, porque hay instituciones que se han apuntado al «cuánto peor mejor».

Jaume Asens reiteró su defensa de la reforma del código penal y de los indultos, como vías de solución a los problemas creados por el poder judicial y, en contra de quien reclama amnistía dijo que «no se puede fiar a todo a escenarios improbables«. El diputado de los Comunes aseguró que, «hasta que no llegue el escenario utópico que es la amnistía«, lo que hace falta es conseguir la libertad de los presos y la desjudicialización de la política. Aseguró que «la Fiscalía no es correa de transmisión del Gobierno», pero aun así, refiriéndose a los altos estamentos del poder judicial, recordó a quienes ha que los jueces son el último bastión para evitar avances.

Ferran Pedret aseguró que en el Estado español hay separación de poderes y que «no existe una estrategia de las instituciones judiciales». El diputado del PSC reconoció sin embargo que hay quién juega al «cuánto peor mejor», pero afirmo que esta actitud también la ha visto en algún independentista.

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‘El que no està dibuixat’, de William Kentridge, y ‘No em sents’, de Nalini Malani, son dos exposiciones que representan a los que no acostumbran a tener voz. Ambos artistas utilizan las imágenes para reflejar los mecanismos de la opresión.

En estos tiempos oscuros los juegos de sombras son protagonistas en dos muestras luminosas, en Barcelona. La primera que se inauguró y que acabará antes es No em sents, de Nalini Malani, en la Fundació Miró, y la otra es El que no està dibuixat, de William Kentridge, en el CCCB. Desde que la humanidad habitaba en las cuevas y vivía en la prehistoria, pero sobre todo desde que Platón creó el mito de la cueva, las sombras nos ayudan a entender la realidad, porque las sombras representan las ideas y tienen algo mágico, que conecta con el subconsciente y despierta la imaginación.

Las dos exposiciones coinciden en Barcelona y comparten muchos puntos en común. De hecho, en 2013 ya se publicó el estudio comparativo William Kentridge, Nalini Malani: The Shadow Play as Medium of Memory, de Andreas Huyssen. El estudio analiza entre otros puntos, como el uso de las sombras permite recordar. Ambos artistas, de reconocimiento internacional, pertenecen a una generación que se ha forjado con temas como el colonialismo, la descolonización, el apartheid y los traumas que generan. Y los dos, más que adoptar un estilo documental, han optado por una estética propia para abordar cuestiones éticas y políticas.

De hecho, hace tres semanas, el artista sudafricano William Kentridge y la artista india Nalini Malani conversaron en un diálogo moderado por la periodista Anna Pérez Pagès, sobre los puntos de encuentro de su obra. Kentridge ha dedicado su obra a la historia reciente de Suráfrica y al trauma del apartheid, mientras que Malani ha centrado su trabajo en la mujer y las clases más desposeídas en la India. En este diálogo, Kentridge y Malani, ratificaron su compromiso para hacer visibles la memoria traumática y las voces más silenciadas.

No em sents de Nalini Malani, a la Fundació Miró

«La destrucción del pasado es quizás el más grande de todos los crímenes» se puede leer en una de las piezas de Nalini Malani (Karachi, al actual Pakistán, 1946). A finales de los años sesenta, Malani emergió como figura pionera del cine experimental en India con unas obras que denunciaban la discriminación que sufrían las mujeres de su país, un tema que el artista no ha dejado de explorar. La Fundació Miró permite ver la obra de esta artista por primera vez en el estado español y lo hace con No em sents, un montaje que recorre cincuenta años de la trayectoria de Malani, que ha sido galardonada con el VII Premi Joan Miró por su compromiso con los valores de la imaginación radical y la conciencia sociopolítica.

La exposición ofrece la oportunidad de ver sus primeras filmaciones de finales de los años sesenta, varias series de pinturas e instalaciones inmersivas de los últimos quince años y también dibujos en las paredes, creados específicamente para las salas de la Fundació Joan Miró. Dar voz a los débiles y vulnerables y mostrar la situación de desigualdad y violencia que sufren las mujeres de todo el mundo es el cordón que ata todo el montaje, y también la producción de esta artista que utiliza tanto referencias asiáticas como occidentales para mostrarnos el castigo y el dolor del mundo. He aquí por qué el título, No me sientes, interpela directamente el patriarcado, un interlocutor que, para Nalini Malani, se muestra indiferente e insensible a las demandas justas de las personas vulnerables, y especialmente de las mujeres.

El montaje empieza con dos formatos de obra muy característicos de Nalini Malani: un teatro de sombras y un dibujo mural efímero que se borrará en una performance justo antes de que concluya la muestra. La exposición se puede visitar hasta el 29 de noviembre, pero si no podéis ir, en la web de la Fundació Miró se encuentra un montón de información y también en las redes sociales de la artista en las que desde 2017 realiza animaciones con su tableta y las comparte con sus seguidores.

El que no està dibuixat, de William Kentridge, en el CCCB

La muestra es una oportunidad única para ver algunas de las obras más emblemáticas de Kentridge: tapices de gran formato, la impactante instalación audiovisual More Sweetly Play the Dance y la serie completa de los once cortometrajes de animación Drawings for Projection. Las creaciones de William Kentridge hacen referencia a su ciudad de origen, Johannesburgo, a la historia de Suráfrica y al apartheid, pero, sobre todo, tocan cuestiones universales: la naturaleza de las relaciones humanas, la memoria, la dominación y la culpa o la disección del poder.

Una de las obras más impactantes y representativas del proceso creativo de William Kentridge es More Sweetly Play the Dance, que precisamente es la que da la bienvenida al visitante. Se trata de un espectacular friso en movimiento de casi cuarenta metros de longitud y ocho pantallas en el cual, a ritmo de procesión, aparecen una serie de personajes que huyen de la muerte, de alguna crisis o se manifiestan contra la represión. La pieza borra fronteras entre la instalación artística y las artes escénicas. Estará en la Sala 2 del CCCB hasta el 17 de enero, y después se podrá ver en el espacio PLANTA de la Fundació Sorigué, cerca de Balaguer.

La muestra también reúne siete dibujos en papel que dan testimonio del laborioso proceso creativo de las películas de Drawings for Projection y una selección de nueve tapices de gran formato, que el artista realiza en colaboración con la Stephens Tapestry Studio de Johannesburgo, taller local que da trabajo a mujeres de la zona. Los tapices presentan siluetas oscuras, figuras recurrentes a la obra de Kentridge, que para él simbolizan las crisis, las guerras y los problemas que asolan Suráfrica y el resto del mundo. La exposición, si la pandemia del coronavirus lo permite, se puede visitar hasta el 21 de febrero.

«El jazz es para mí una especie de presencia continua, incluso en lo que escribo. Mi trabajo de escritor se da de una manera en donde hay una especie de ritmo, que no tiene nada que ver con las rimas y las aliteraciones, si no una especie de latido, de swing, como dicen los hombres de jazz, que si no está en lo que yo hago, es una prueba de que no sirve y hay que tirarlo», decía Julio Cortázar. Y quienes aman el jazz y viven en Madrid están de suerte: del 5 al 29 de noviembre se va a celebrar el Festival Internacional de Jazz. Eso sí, con muchas medidas de seguridad sanitaria y algunas restricciones a causa de la pandemia.

Por esta razón, en esta singular edición, JazzMadrid ha apostado sobre todo por lo local. Las limitaciones de viajar, confinamientos y otras circunstancias no han hecho posible la presencia de algunos músicos extranjeros. En todos los recintos y locales donde se celebren actividades se guardarán además las medidas sanitarias dictadas por las autoridades.

Habrá conciertos, cine, libros, teatro, conferencias, debates y exposiciones, siempre con el Jazz en el centro: flamenco con el trompetista Enriquito, y con los múltiples instrumentos de Tino di Geraldo, Javier Colina, Josemi Carmona, Antonio Serrano y Borja Barrueta. Estarán también los pianistas David Dorantes y Daniel García, el contrabajista Pablo Martín Caminero (que estrena disco) y la actuación de la flautista María Toro, una de las grandes revelaciones de nuestro jazz. No olvidemos las Tendencias experimentales, con el Ambient Jazz Trío del guitarrista Suso Sáiz y el proyecto Plutón de Ernesto Aurignac, además de la propuesta vanguardista del trío formado por Lucía Martínez (batería), Juan Saiz (saxo) y Baldo Martínez (contrabajo). Y la participación del quinteto Machetazo. 

No faltará una amplia presencia de mujeres, ya que estarán también, entre otras, la flautista y alumna de Jorge Pardo Trinidad Jiménez, así como  la cantaora Rocío Márquez, la violinista Maureen Choi, la pianista Constanza Lechner y la cantante Mariola Membrives.

La Banda Sinfónica Municipal de Madrid, dirigida por el maestro Jan Cober, dará a su vez un concierto con la intención de repasar algunos estándares del jazz, para lo cual contará con invitados como Luis Cobos, Aurora García, Pedro Ruy Blas, Pepe Sánchez o Jayme Marques.

Iñaki Salvador y David Sancho al piano y una pareja maravillosa: Maria Berasarte y Pepe Rivero forman también parte del elenco de músicos que estarán en este Festival. 

Por último la clausura, el 29 de noviembre, se anuncia el homenaje-recuerdo al pianista cubano Bola de Nieve, un reconocimiento protagonizado por Chano Domínguez (recién galardonado con el Premio Nacional de Música este año) y la tonadillera Martirio, también Premio Nacional de Música (2016).

Conferencias, debates, exposición de fotografías, teatro, literatura o películas completan el panorama de actividades en torno al Jazz que podrán presenciarse desde diferentes ámbitos: Biblioteca Nacional, Cineteca, Círculo de Bellas Artes, Auditorio Nacional, Centro Cultural de la Villa Fernán-Gómez, la Caja de Música de Centro Cibeles o el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque…

Se puede consultar toda la programación, horarios y precios en: https://festivaldejazz.madrid.es/

El refuerzo de los servicios sociales es urgente para garantizar una vida digna. Sigue aquí el debate ‘Los Servicios Sociales, asignatura pendiente’, moderado por Enrique del Olmo y en el que participan Patricia Bezunartea, Emiliana Vicente, Luis Nogués y Kena Yuguero.

El pasado 7 de octubre, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas designó al profesor Pedro Arrojo como nuevo Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y el saneamiento.

Pedro Arrojo es doctor en Ciencias Físicas y profesor emérito de la Universidad de Zaragoza, y tiene una larga trayectoria vinculada al agua y al medio ambiente. Emprendió la creación de la Fundación Nueva Cultura del Agua, ha promovido muchas de las movilizaciones contra el trasvase del Ebro y ha sido el primer español en recibir el Premio Goldman de Medioambiente en la categoría Europa.

El nombramiento ha sido recibido con enorme satisfacción por parte de los movimientos sociales y organizaciones defensoras del derecho al gua, que impulsaron y apoyaron su candidatura.

En Espacio Público tenemos hoy el placer de conversar con él.

¿Cómo ha sido el proceso de selección para ser Relator?

En la medida que acaba el doble periodo del mandato de Leo Heller, como Relator de NNUU para los Derechos Humanos al Agua Potable y al Saneamiento, el Consejo de Derechos Humanos abrió una convocatoria a la que nos presentamos a principios de verano unos veinte candidatos y candidatas de todo el mundo. En su momento, acepté la propuesta que me hicieron los movimientos sociales y sindicatos que se coordinan en la RAP (Red Agua Pública) y presenté mi candidatura, a título personal, aunque recibí apoyos sumamente significativos y potentes como los de la Coordinadora de ONG, la EPSU (la Federación Europea de Servicios Públicos, con 8 millones de trabajadores), la FSI (la Internacional de Servicios Públicos, con 20 millones trabajadores de 700 sindicatos a nivel mundial), Federico Mayor Zaragoza (Presidente de la Fundación Cultura de Paz y Director General de UNESCO durante 12 años) y Maude Barlow (dirigente del Consejo de Canadienses y asesora para temas de agua del Secretario General de NNUU), entre otros.

La selección, por fases a lo largo de dos meses, fue dirigida por un Comité de diplomáticos del Consejo de Derechos Humanos de NNUU formado por los representantes de China, Eslovenia, España, Chad y México (el representante español, no obstante, no pudo votar, tal y como establecen las reglas vigentes, para no favorecer a candidatos del propio país). Tras aceptar dieciocho candidaturas, hicieron una primera selección de cinco: una sudafricana, una francesa, un alemán y dos españoles, a los que nos entrevistaron durante una hora, por video-conferencia en inglés. Sobre la base de los méritos y avales presentados y la citada entrevista, el comité de selección propuso a la Presidenta del Consejo una terna con orden priorizado, que tuve el honor de encabezar. Finalmente, la Presidenta presentó mi nombre ante el Pleno del Consejo que votó mi nombramiento.

¿La relatoría implica un alto salario?

El salario es de cero euros, no hay remuneración. Simplemente seguiré recibiendo mi salario como Profesor Emérito de la Universidad de Zaragoza. Dispondré, eso sí, de los medios pertinentes para los viajes y estancias que comporte mi trabajo como Relator de NNUU en el mundo, así como del apoyo de un pequeño equipo en la sede del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

¿Qué líneas de trabajo y qué acciones tienes pensado acometer en tu mandato como Relator?

Lo único que puedo adelantar es lo esencial de la respuesta que di a la Comisión que evaluó las diversas candidaturas, cuando me preguntaron por cuales serían los principales objetivos de mi mandato si fuera elegido. Destacaría entre ellos:

  • Clarificar y afrontar los riesgos para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento derivados del cambio climático en curso y de pandemias como la que sufrimos hoy con la COVID 19.
  • Desarrollar un informe sobre estos derechos en comunidades indígenas.
  • Afrontar los riesgos e impactos sobre el derecho humano al agua potable derivados de la contaminación tóxica y de la quiebra de la sostenibilidad ambiental de nuestros ríos, lagos humedales y acuíferos.
  • Hacer efectiva la participación de las mujeres en proyectos de agua y saneamiento, en coherencia con la visión de género que promueve ONU Mujeres, especialmente en comunidades vulnerables del medio rural.
  • Avanzar en la defensa efectiva de la seguridad de las defensoras y defensores del agua, del medioambiente y de los derechos humanos en el mundo.
  • Prevenir, desde la participación ciudadana y la transparencia, los riesgos para estos derechos humanos derivados de hacer del agua un negocio.
  • Trabajar por fortalecer el enfoque de Derechos Humanos en UN Water.

En todo caso, mi intención es trabajar objetivos, estrategias e iniciativas con los movimientos sociales, defensores de los Derechos Humanos al Agua Potable y al Saneamiento, así como con Catarina de Albuquerque y Leo Heller que me han precedido en el cargo y con los que he colaborado desde hace más de una década.

Recientemente tu predecesor, Leo Heller, ha presentado un informe demoledor sobre los efectos de la privatización en el agua. ¿Qué opinas de este informe y qué crees que se debe de hacer con él?

Leo Heller ha hecho un trabajo excelente a lo largo de todo su mandato y ha dejado el listón muy alto. El último informe está en esta línea. Se trata de un informe substantivo, riguroso y claro que desarrolla el principio básico de prioridad en el que se basan todos los derechos humanos, que deben garantizarse por encima de las lógicas de mercado y de los intereses particulares, por legítimos que éstos pudieran ser.

Como todos los informes temáticos de los relatores de Derechos Humanos, la proyección práctica de este informe será limitada, en la medida que NNUU no tiene en sus manos los medios que debería tener para asegurar una proyección efectiva y práctica de sus resoluciones o recomendaciones. Son los Gobiernos los que disponen de esas capacidades. Sin embargo esos informes tienen una gran visibilidad y proyectan una poderosa legitimidad ética, social y política.

Ciertamente el informe de Leo Heller refuerza con argumentos sólidos y evidencias prácticas en todo el mundo la coherencia de los movimientos sociales que han venido defendiendo desde hace mucho el reconocimiento efectivo de estos derechos humanos frente a las presiones privatizadoras. En esa línea, lo que debe hacerse es difundir el informe en la sociedad, y muy particularmente entre nuestros representantes políticos, desde el nivel municipal al del parlamento estatal, pasando por parlamentos autonómicos y diputaciones provinciales.

En España, como en la mayoría de países, el derecho humano al agua no está reconocido por ley. ¿Crees que esto debería ser una prioridad política?

Ciertamente es muy importante. Recogimos hace unos años casi dos millones de firmas en la Iniciativa Ciudadana Europea Right2Water, para que la Unión Europea reconociera estos derechos humanos en su legislación. Pero mientras eso se sigue trabajando en Bruselas, sería oportuno y democráticamente saludable reconocer esos derechos en la legislación española. Son cada vez más los países que han ido reconociendo estos derechos en su Constitución y, si algún día nos atrevemos a mejorar la nuestra, sería bueno incorporar esta demanda, que al fin y al cabo, por encima de ideología, viene de Naciones Unidas.

En todo caso, hacer efectivo el reconocimiento de estos derechos humanos no debe esperar a que las leyes en sus diversos niveles lo asuman; cualquier Ayuntamiento, aún en los municipios más pequeños, tiene en sus manos garantizar de forma efectiva esos derechos humanos para todos sus vecinos y vecinas, en la medida que los servicios de agua y saneamiento son una competencia local, según la Constitución vigente.

En la pandemia se ha evidenciado que en España no existen datos oficiales sobre el agua urbana. ¿Crees que esto ha sido y es un problema para gestionar el COVID19?

Ciertamente que no existan datos públicos fiables de forma general es un problema, pero sobre todo es un problema que se pueda cortar el agua a familias que tienen dificultades de pago por vulnerabilidad socio-económica, en la medida que el agua doméstica es la principal vacuna disponible, junto al jabón, frente a la pandemia.

Por otro lado, o no se miden o no se publican los datos de nivel de contagio que se reflejan, de manera fiel (adelantándose incluso en el tiempo), en el análisis de los retornos urbanos. Pero la incidencia de no garantizar el agua potable y el saneamiento como un derecho humano para todo el mundo, aún para quienes tienen dificultades de pago, será mucho más grave cuando la pandemia que nos afecte se contagie por vía digestiva en lugar de por vía respiratoria, como ocurre hoy con la COVID19. Entonces quedará más evidente aún la necesidad de gestionar estos servicios desde la lógica del interés general, al igual que hoy apreciamos y entendemos mejor, gracias a la pandemia, la necesidad de disponer de un poderoso sistema de salud pública.

También la crisis del COVID-19 nos mostró que existían importantes asentamientos de temporeros agrícolas que no tienen agua y que potencialmente no pueden cubrir sus necesidades higiénicas. ¿No crees que eso debería de ser una prioridad política?

Resulta evidente; por aplicación efectiva de los Derechos Humanos que todos decimos defender y que los Gobiernos tienen la estricta obligación de garantizar, sino incluso por la cuenta que nos trae a todos y todas. Obviamente las víctimas en primera línea son esos temporeros y otros sectores vulnerables, pero en última instancia las consecuencias de una pandemia como ésta se acaban extendiendo y afectado a toda la sociedad. El virus en este sentido nos está haciendo sentir nuestra inexorable vulnerabilidad, tanto individual como colectiva, al tiempo que nos ofrece la lección de que sólo desde la solidaridad se le puede combatir eficazmente.

Las ONG y ecologistas han denunciado que el último decreto del gobierno ha sucumbido a la presiones de las multinacionales del agua y de su patronal y como consecuencia en el último decreto de medidas sociales se han caído la garantía de suministros básicos (agua y luz). ¿Detrás de todo esto está la oscura sombra de los lobbys presionando a los gobiernos?

Parece evidente que quienes hacen de la gestión de estos servicios un puro negocio tendrán interés en cobrar a todo el mundo, sea cual sea su situación económica. Pero con ello no sólo me refiero al lobby de empresas privadas en este sector, sino a quienes desde la función pública siguen sin entender que estos servicios deben gestionarse desde la lógica del interés general, bajo la prioridad de garantizar los derechos humanos en juego, por encima de intereses económicos o beneficios empresariales.

Me consta en efecto que esas presiones se han producido, y no me sorprende; pero me choca que desde este Gobierno, que está demostrando una notable sensibilidad social en tiempos tan difíciles como los que vivimos, no se esté reaccionando como sería de esperar, protegiendo los derechos humanos de los más vulnerables en este campo. Yo espero que esto se corrija sin demora.

KILÓMETRO CERO – exposición de Rafael Martínez Ranedo

A pesar de la pandemia, de la situación de Madrid y de las dificultades que están sufriendo el arte y el mundo de la cultura en general, las actividades artísticas no se han detenido. Y es gratificante comprobar que hay barrios que siguen realizando exposiciones, conciertos, conferencias…, respetando siempre las medidas sanitarias recomendadas. Es el caso del Centro Cultural de Hortaleza, en Madrid, donde el pasado 1 de octubre se inauguró la exposición Kilómetro 0 del pintor y artista plástico Rafael Martínez Ranedo. 

Como uno de los objetivos de este Espacio Público es hacerse eco de las muestras culturales que normalmente no tienen oportunidad de salir en grandes medios, y dar visibilidad a creadores que, lamentablemente, permanecen invisibles, traemos hoy a estas páginas la exposición de Rafael Martínez Ranedo, que se puede visitar en el Centro Cultural de Hortaleza hasta el 31 de octubre de este año.

Tras trabajar muchos años en el campo del diseño gráfico, esta primera exposición es para Rafael Martínez una cierta reinvención, una vuelta a sus orígenes y a su formación en Bellas Artes. Como él mismo dice en el catálogo de la exposición, su intención es “producir un contacto con el espectador provocando reacciones diferentes”. El trabajo se ha realizado sobre papel y lienzo, en la mayoría de los casos sobre base fotográfica tratada tanto con óleo como con pinturas acrílicas.

De esta exposición, Pepe Galindo, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Pais Valencià, ha dicho: “Rafael Martínez presenta una colección de cuadros de apariencia abstracta, es decir, construidos con un lenguaje plástico autónomo, independiente de las formas propias del mundo visible, si bien estas abstracciones ahora también compartan ese mismo universo. Aunque ordenados en cuatro series, formalmente y con gran simplicidad se pueden tipificar como orgánicos o geométricos”.

Las obras expuestas se agrupan bajo los epígrafes “Abstracción Geométrica”, “Abstracción”, “De la naturaleza” y “Reflejos del alma”. Y sigue diciendo Pepe Galindo: “Lo que no vemos es lo que precisamente nos enseña Rafael Martínez con su reflexión y percepción del entorno. A través de una mirada de naturaleza interior, descubre su segunda cara como fino pintor: la del que muestra un trato excelente del detalle”.

Por su parte, el profesor y doctor en Bellas Artes Jaime Lorente considera que esta exposición representa “una vuelta de Rafael Martínez a la pintura que le permite manifestar alguna de sus preocupaciones: cómo y qué podemos pintar hoy, entre otras”.

Entre la abstracción y la figuración se mueven las obras expuestas, en las que hay ritmo y proporción, luz y color; en las que quien mira debe imaginar.

Y  para finalizar, recogemos estas palabras de Jaime Lorente: “Lo que debe hacer cualquiera que tome partido por la pintura es pintar, desatendiendo las muchas cantinelas que se oyen a menudo hoy, que como cantos de sirena recorren las calles, plazas o avenidas de cualquier ciudad seduciendo a los más nerviosos y distraídos. De lo que no me cabe duda alguna es que de todo esto ha tomado buena nota Rafael Martínez, que atraído por la fuerza de esta y sin abandonar sus tareas artísticas anteriores que tan buen resultado le habían dado, decidió sumergirse en su práctica desde hace ya algunos años para dedicarle tiempo y buen hacer”.

Mientras tanto pasen y vean, no se queden ahí, adelante…

Centro Cultural de Hortaleza, C/ Santa Virgilia, 15, 28033 Madrid.

Si no recuerdo mal en el otoño de 2008, pude ver en el marco del festival de documentales In-Edit de Barcelona un entretenido y desenfadado cortometraje llamado ‘What´s Happening? The Beatles In The USA 1964’ dirigido por un realizador que años después se consagraría como un experimentado especialista en trabajos de este tipo, Albert Maysles, a cuya autoría debemos el magnífico ‘Gimmie Shelter’ de 1970, histórico documento sobre la trágica muerte de un asistente al concierto que los Rolling Stones dieron en diciembre de 1969 en Altamont.

Hay una secuencia en este documental que a mi juicio, muestra muy brevemente, de manera si se quiere muy sutil, y con toda seguridad en modo alguno premeditada por Albert Maysles, pero de manera exacta y objetiva quién y cómo era John Lennon. Recién llegado el grupo a Nueva York para hacer su primera gira por Estados Unidos, los cuatro van en coche desde el Aeropuerto hasta su hotel atravesando las anchas y extensas avenidas de Manhattan. Paul, George y Ringo miran extasiados los rascacielos, los escaparates de las tiendas, un poco como los típicos chicos de pueblo que llegan a la ciudad por primera vez, maravillados con lo que están viendo y diciéndose unos a otros: “¡Hey! ¿has visto eso?”, “¿Y ese edificio? ¡fíjate!…” y el único que no pega la cara a los cristales ni despega los labios, sino que tan solo, con la mirada ausente, les mira por un momento y esboza una discreta sonrisa, como diciendo: “en el fondo, son como niños”, es John Lennon.

Esa anécdota refleja perfectamente el carácter, la personalidad y la mentalidad de ese músico que hoy habría cumplido 80 años y que se convirtió en un símbolo de rebeldía, transgresión y ruptura tanto para su generación como para todas las posteriores. Un artista que creó la banda de rock´n´roll que cambió la historia, con la que se atrevió a romper los mismos moldes que había creado en su etapa final con esa misma banda, The Beatles. E igualmente un luchador; su actitud personal, aún a costa de enfrentarse abiertamente a dos de los gobiernos más poderosos del mundo, Gran Bretaña y Estados Unidos, y quien sabe si pagando con su vida ese desafío, defendió siempre posiciones políticas en apoyo radical de la paz frente al belicismo y el antiimperialismo, de igualdad entre los pueblos, de lucha contra el racismo e incluso de denuncia y crítica al heteropatriarcado, siendo pionero en hacer suyas esas luchas que hoy siguen presentes en el debate político social en nuestra sociedad.

“El sueño ha terminado. Debo volver a la realidad”

Describir todos los episodios en los que John Lennon mostró su carácter rebelde, inconformista, revolucionario incluso, excede con mucho la extensión de un artículo de estas características y en muchos casos, son ya sobradamente conocidos: El “Bed-In” con Yoko Ono en Amsterdam, la portada de su disco ‘Unfinished Music Vol.1: Two Virgins’, la llamada a la reivindicación social en “Working Class Hero”… sin embargo, existe uno que entiendo que es el más definitorio y quizá menos reconocido: su papel en el final de los Beatles. Cuando Allen Klein y Paul McCartney estaban inmersos en un disparatado intento de hacer de la marca y la imagen de los Beatles una máquina de hacer dinero a toda costa, John Lennon fue el primero, ya en 1968, que quiso acabar con esa idea, que finalmente se revelaría un fracaso total. “No sé cuando me di cuenta de que ya no creía en los Beatles. Empecé a descartar cosas en las que ya no creía. Los Beatles fueron lo último que descarté, porque significó tomar conciencia de que ya no creía en ninguna clase de mitos, y el mito creado en torno a los Beatles era uno más. El sueño ha terminado, y no hablo solamente de los Beatles, sino de todo el rollo generacional. El sueño ha terminado y tenemos, o por lo menos yo personalmente, tengo que bajar a la realidad”.

La música como mensaje antiimperialista

Y John bajó a la realidad. Y la realidad que descubrió no le gustó. Libre de los Beatles y con idea de enfocar su carrera musical en solitario desde otra perspectiva muy distinta, puso su talento, sus canciones, su imaginación y su toda su actitud vital al servicio de todas las causas humanitarias, democráticas y revolucionarias por las que sentía personalmente interpelado.

En primer lugar, ya antes de la separación del grupo, en marzo de 1969 grabó el legendario himno “Give Peace a Chance”, que llegó a ser coreada por más de 200.000 personas en una gigantesca manifestación contra la guerra de Vietnam en Washington. Como gesto de protesta y rechazo por la intervención del gobierno británico en la guerra de Biafra y por su apoyo a Estados Unidos en Vietnam, devolvió envuelta en papel higiénico la medalla de caballero del imperio británico que se le concedió unos años antes a las autoridades de su país, lo cual fue considerado por el gobierno de su majestad una afrenta y un acto de “anti patriotismo” que le creó serias dificultades en el futuro.

Tras la masacre perpetrada por el ejército británico en el tristemente célebre “Bloody Sunday” en enero de 1972 contra la población civil indefensa de Irlanda del Norte, no dudó en afirmar que si tuviera que elegir entre las fuerzas armadas que habían disparado contra manifestantes pacíficos y el I.R.A., estaría siempre del lado de éstos últimos. Contribuyó con cuantiosos donativos solidarios a la caja de resistencia de numerosos movimientos huelguísticos, como por ejemplo el del Colectivo de Trabajadores de los Astilleros de Clydeside en su huelga de 1971 y apoyó públicamente al movimiento de las Panteras Negras en los USA en su lucha contra el racismo y la violencia gubernamental contra los movimientos antirracistas.

Musicalmente, existió una coherencia a mi juicio admirable entre ese compromiso político y su reflejo en muchas de sus canciones más emblemáticas. Si la ya mencionada “Give Peace A Chance” fue de facto el himno de los activistas opositores a la guerra de Vietnam, idéntica repercusión tuvo en el movimiento contra esa guerra criminal e imperialista “Happy Xmas (War is Over)”. Muy significativa, como decíamos al principio, es la letra de una canción como “Woman Is The Nigger Of The World”, dura crítica al heteropatriarcado, en la que Lennon dice textualmente: “La mujer es el esclavo de los esclavos, y está bien ¿verdad? / la insultamos todos los días en la televisión / y todavía nos preguntamos por qué no tiene agallas ni confianza / cuando es joven matamos su voluntad de ser libre / mientras le decimos que no sea tan inteligente, la degradamos por ser ignorante”.

Pero sin embargo, la canción que aparentemente es una bonita, romántica e idealista balada, que ha sido utilizada incluso en anuncios de televisión, e indudablemente la canción más conocida de John Lennon, “Imagine”, si se analiza en profundidad, es la proclama quizá más subversiva y revolucionaria políticamente que se haya escrito en la historia de la música popular contemporánea. En “Imagine” se escriben cosas como las siguientes: “Imagina que no existe el paraíso / es fácil si lo intentas / ningún infierno bajo nosotros / por encima de nosotros solo el cielo / imagina que no existen países / no es difícil / nada por que matar o morir / y ninguna religión también.

Imagina a toda la gente / viviendo la vida en paz / imagina que no existen propiedades / me pregunto si puedes hacerlo / una hermandad de la humanidad / compartiéndolo todo / Puedes decir que soy un soñador / pero no soy el único / espero que algún día te unas a nosotros”.

Una canción que cuestiona todas las construcciones ideológicas de la burguesía y el capitalismo: Imaginar un mundo sin estados, sin religiones, sin propiedades, una humanidad que comparte colectivamente lo que la tierra nos puede dar… y llamar a la lucha por construir ese mundo.  ¿Alguien puede sostener que esta visión del mundo es sustancialmente distinta de la que idearon y por la que lucharon Marx, Lenin o Bakunin?

Obviamente, nada de esto pasó desapercibido para el poder. En 1972, recién reelegido como presidente Richard Nixon, decidido “halcón” del ala ultraconservadora del Partido Republicano, se publicaron en el Washington Post en principio de manera muy discreta, informaciones que hablaban de ciertas irregularidades surgidas durante la campaña electoral que desembocarían en el escándalo Watergate. A medida que esas irregularidades empezaban a cobrar entidad, Nixon trató de distraer la atención tomando a John Lennon como cabeza de turco, acusándole de “comunista” e iniciando una batalla legal por expulsarle de Estados Unidos, hechos que se explican de manera muy bien documentada en el magnífico documental ‘Los EE.UU. contra John Lennon’ dirigido por David Leaf en 2006 y en el que participaron personalidades como Noam Chomsky, David Fenton o Gore Vidal entre otros.

John Lennon se quedó en los Estados Unidos. En 1974 Nixon fue el primer presidente en la historia de ese país que tuvo que presentar su renuncia al cargo dimitir al demostrarse que había mentido sobre su implicación en el caso Watergate.

Para terminar, una anécdota que entiendo que no deja de tener una fuerte carga simbólica sobre la fuerza ética y moral que la actitud y la música de John Lennon dejó a la humanidad, por encima incluso de prejuicios ideológicos. Durante los años 60, fruto del conflicto entre los Estados Unidos y Cuba, las autoridades revolucionarias de la isla consideraron el rock´n´roll un fenómeno de “diversionismo ideológico” y fue un estilo de música, incluidos los Beatles, considerado “contrarrevolucionario”. Años después, afortunadamente el gobierno revolucionario cubano rectificó ese absurdo y erróneo criterio y hoy es conocida mundialmente la estatua de John Lennon erigida en un céntrico parque de La Habana, a escasos metros de un mítico club de rock cubano que no por casualidad lleva el nombre de “Submarino Amarillo”.

Mariano Muniesa junto a la estatua de John Lennon en La Habana

Precisamente uno de los grandes músicos contemporáneos cubanos, Silvio Rodríguez, a modo de introducción recitada a su canción “Sueño con serpientes”, grabó en 1978 estas palabras extraídas de un conocido poema de Bertold Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”.

No tengo la menor duda de que John Lennon era uno de los imprescindibles. Y lo seguiría siendo si hoy, hubiera cumplido 80 años.

La Feria del Libro de Madrid ha sido tradicionalmente uno de los principales acontecimientos del mundo del libro en España. Una Feria que trasciende la Comunidad de Madrid y en la que se emplean a fondo librerías, editoriales, autores y autoras, y el público, ya que millones de personas visitan anualmente el parque de El Retiro donde desde sus inicios se celebra este acontecimiento cultural. Sin embargo, este año el coronavirus lo ha trastocado todo, también la Feria, que en un principio debería haberse celebrado en junio y luego se trasladó a octubre. Como las condiciones creadas por la pandemia no han mejorado, tampoco se ha podido celebrar presencialmente este mes. Pero sí que se está realizando en directo y a través de la televisión de la FLM, que se emite a través de su facebook y redes sociales.

Este año no hay casetas en El Retiro, pero sí están abiertas las librerías donde se pueden comprar los libros. Tampoco habrá autores y autoras firmando, pero sí se puede asistir a múltiples actividades y debates online en los que participan.

La FLM comenzó este año el 2 de octubre, y estará abierta hasta el 18 de octubre.

El programa de actividades se puede seguir a través de su web:

https://www.ferialibromadrid.com/

La internacionalización, el feminismo y la sostenibilidad son los tres grandes ejes de esta 79 edición de la FLM, donde también se hablará de la evolución del ecosistema del libro y su futuro poscovid-19 y se reconocerá el importante trabajo de la traducción. 

Los libros en Internet forman parte también de los contenidos de estos debates mediante la participación de youtubers y especialistas en redes sociales. De nuevo, como ocurrió en la edición de 2019, las mujeres tienen un papel destacado. Y podremos conocer a una serie de mujeres deportistas que han hecho Historia, cuyas voces escucharemos, desde las páginas de la publicación De niñas a leyendas, libro de pequeños relatos sobre grandes mujeres del deporte español que está editado por la Fundación Taller de Solidaridad.

Los días 13, 14 y 15 de octubre (a las 16 h de España) se brindará la oportunidad de compartir un debate internacional sobre la desigualdad, la democracia inclusiva, el racismo estructural y la ecología del desarrollo sostenible.

Por último, esta Feria del Libro En Directo abrirá una reflexión sobre diversos temas que afectan de manera directa a toda la industria del libro y sus cadenas de valor, y sobre cómo puede evolucionar la industria del libro en la próxima década.

El ciclo se cerrará con una mesa online sobre Políticas Culturales, con la intervención de Emilio del Río (Director Gral. Bibliotecas, Archivos y Museos, Ayuntamiento de Madrid), Elena Hernando Gonzalo (Directora Gral. de Patrimonio Cultural, Comunidad de Madrid) y María José Gálvez Salvador (Directora Gral. del Libro y Fomento de la Lectura, Ministerio de Cultura y Deporte).

Como ha dicho Manuel Gil, director de la Feria del Libro de Madrid, se trata de que esta ‘Feria en Directo’ no deje a nadie fuera. Una Feria multi-público; con niños y niñas, jóvenes, mayores; escritores y escritoras; con actividades enfocadas a los mercados latinoamericanos, para que se escuchen sobre todo en el ámbito hispano-hablante.

Manuel Gil y Carolina Barco Isakson, Embajadora de Colombia en España, país que había sido invitado a la 79 edición presencial de la Feria del Libro de Madrid, hoy suspendida.

Las relaciones sexuales entre niñas y hombres mayores, en la literatura y en la vida real, ¿son consentidas o son abusos?

En las últimas semanas, con motivo de la publicación de la novela El consentimiento de la editora y escritora francesa Vanessa Springora (Lumen, 2020), ha vuelto al primer plano el debate social sobre relaciones sexuales entre niñas y hombres mayores, en la literatura y en la vida real: ¿son consentidas o son abusos? En este libro, Springora relata cómo cuando tenía 14 años fue víctima de Gabriel Matzneff, un escritor francés que entonces tenía 50 años y siempre ha alardeado en sus libros de sus relaciones sexuales con adolescentes, incluso con niños y niñas. La autora denuncia la hipocresía de una sociedad que miró para otro lado y dio por consentida, y por tanto aceptada voluntariamente, la relación sexual de una niña de 14 años con un hombre que casi le cuadruplicaba la edad.

Las revelaciones de Springora, que por otra parte eran sobradamente conocidas, han levantado una auténtica polvareda en el país vecino y demuestran la complicidad de una sociedad que calló entonces y calla ahora, no queriendo ver o dando por consentida una relación en la que no hay dos partes iguales, sino verdugo y víctima. 

Muy poca gente denunció entonces a Gabriel Matzneff, sí lo hizo la escritora y psicoanalista española Lola López Mondéjar en su novela Cada noche, cada noche (Siruela, 2016).

En esta novela, López Mondéjar resucita a Lolita (el mito creado por Nabokov), a través de Dolores Schiller, la hija desconocida de Lolita, que en el año 2009 se acerca a los 60 años y padece una enfermedad terminal. Cuando cumple 20 años recibe de su padre el diario de su madre que, en la novela de Nabokov, falleció al darla a luz. Al leer este diario, Dolores se da cuenta de que su madre y Lolita son la misma persona. Y así comienza una narración valiente y muy original, en la que Lola López Mondéjar utiliza varios recursos literarios que nos permiten conocer de forma muy viva lo que piensan Lolita, a través de su diario; su hija Dolores, la voz narradora; o Humbert Humbert, en los diálogos que mantiene con esta.

Para hablar de Cada noche, cada noche, de los mitos interesadamente creados por el patriarcado, de niñas “enamoradas” que en realidad son víctimas de violaciones, conversamos hoy con Lola López Mondéjar.

Lola López Mondejar. Fotografía de Isabel Wageman

Hay que ser muy valiente para escribir una novela dentro de otra novela, sobre todo si tenemos en cuenta que has elegido nada menos que Lolita. Todo indicaría que un ejercicio como este, en el que se mezclan personajes, realidad y ficción, tiempos, voces…, podría haber resultado mal. Sin embargo, te ha salido una novela redonda, una reflexión literaria muy inteligente, y socialmente necesaria, contra esa imagen universalmente establecida de Lolita como una niña seductora y perversa. ¿Cuánto tiempo te llevó escribir esta novela?

La escritura de la novela me llevó unos cinco años, aunque venía pensando en ella desde 2008, cuando me di cuenta de que mi lectura juvenil de Lolita había sido complaciente con lo que fue la recepción de la novela de Nabokov, que Lolita era una niña seductora y que se trataba de una historia de amor, aspectos que la película de Kubrick acentuó sobremanera. Entonces reflexioné sobre el privilegio epistémico masculino que impone una interpretación de los hechos y la universaliza, y sobre cómo una joven como yo, militante troskista y antifranquista, no había sabido ni podido eludir esa interpretación que el propio Nabokov rechazaba, cayendo en la interpretación hegemónica patriarcal.

Para explicar estas contradicciones escribí un extenso artículo sobre esa sumisión intelectual de las mujeres (De Lolas y Lolitas: la sumisión intelectual de la mujer) como una forma de hacerle justicia a la niña abusada y seducida por Humbert Humbert que yo no había sabido ver.

Sin embargo, aún así no podía dejar de sentirme culpable de haber caído en la trampa, necesitaba hacerle justicia a mi tocaya, e inventé a su hija, Dolores Schiller. Con ella de la mano escribí poco a poco la novela. Las primeras líneas surgieron en diciembre de 2011.

Respecto a la valentía, creo que tuve que superar algunos de los obstáculos que tenemos las mujeres a la hora de escribir: la ansiedad ante la autoría de la que hablan Gilbert y Gubar, el temor a medirme con Nabokov, un autor de referencia para mí, y el de denunciar el estado de opinión que había en Europa en los años sesenta, justo cuando se publica la novela, complaciente con la pederastia que se justificaba como una forma más de la enarbolada libertad sexual de los sesenta, en unos años donde esta estaba en el centro de la revolución feminista y social.

No cuestionas en ningún momento el valor literario de Lolita, pero has creado a Dolores Schiller, la hija que según Nabokov murió con Lolita en el parto, y que tú has ideado para de alguna forma rescatar a ese personaje de la literatura universal. ¿Has querido redimir en esta novela a todas las “lolitas”?

Así es. Me irritaba que incluso en la contraportada de la edición española de la novela se insistiera en que nos encontrábamos frente a una historia de amor. Me irritaba que los jueces siguieran pensando que son las chicas quienes con sus actitudes provocan el abuso de los hombres, o que Sánchez Dragó hable de sus relaciones con niñas de nueve o doce años con impunidad, cuando se trata, en todos los casos, de relaciones de dominación y de poder del hombre sobre la mujer, de abuso y de violación. El patriarcado hace creer a los hombres que sus deseos son imperiosos y que tienen derecho a satisfacerlos mediante la prostitución, infantil o no, la violación y el abuso, y coloca la provocación en la mujer para desculpabilizarlos, en una inversión de la responsabilidad que parecería imposible si no sufriéramos hasta hoy sus consecuencias.

En tu novela sacas muy pronto a relucir a Gabriel Matzneff. Cuando se encuentran Dolores y Humbert (el protagonista de Lolita) este último le dice a Dolores sobre el escritor francés: “Hace dos años publicó un libro defendiendo abiertamente la pederastia. Mis tímidas metáforas sexuales son pura mojigatería al lado de las suyas, créame”. ¿Matzneff es un caso único o crees que hay más escritores como él?

La osadía de Matzneff solo puede comprenderse con la complicidad de toda una sociedad que él sabía que sería permisiva con su defensa de la pederastia. Leí su libro, Ivre du vin perdu, en el que describe cómo dos amigos hacen turismo sexual en Indonesia y se acuestan con niñas y niños de menos de diez años que les prepara para su regocijo una madame a la que adoran. Me pareció una defensa tan explícita de la pederastia que no podía dar crédito a lo que leía. Por eso decidí denunciarlo en mi novela. Entonces, cuando la escribí y cuando se publicó posteriormente en 2016, todavía no existía el movimiento #Metoo, me encontraba sola y tuve que vencer mi propio miedo, ya que Matzneff era un escritor de prestigio aplaudido hasta por mi admirado Bernart Pivot, que le dedicó uno de sus Apostrophe en 1990.

Enfrentarme a mis miedos fue uno de los trabajos que llevó implícita esta novela, lo que también me sirvió para construir el personaje de Dolores Schiller, una mujer fuerte y segura de sí misma, mucho más segura que yo misma lo era entonces.

Matzneff no es el único escritor que defiende la pederastia, pero quizás el más explícito. García Márquez habla de relaciones entre un anciano de noventa años y una menor, en Memorias de mis putas tristes, Kawabata hace lo mismo en La casa de las bellas durmientes, Pablo Neruda describe la violación de su sirvienta tamil, joven, no sabemos si menor, en Confieso que he vivido. El citado Sánchez Dragó… Los hombres han abusado abiertamente de las mujeres y lo han compartido porque no dudaban de la complicidad de la mayoría de los otros hombres, a quienes sus libros se dirigían.

“¿Qué arrogancia, qué inconmensurable orgullo lleva a un hombre a imaginar que una niña de doce años desea que la viole?, se pregunta Dolores Schiller mirando a Humbert. ¿Por qué crees que se ha instalado en la sociedad una idea tan fuera de toda lógica, como lo de hacer pasar por consentimiento lo que es miedo?

Creo que una de las fallas ontológicas del ser humano es la dificultad de reconocer al otro como sujeto. La encontramos desde el principio, desde la relación de los hijos con la madre donde vemos las dificultades para comprender su subjetividad; a la madre la solicitamos siempre como madre, como una función, olvidando el ser humano-mujer que hay en ella. Contemplar la sexualidad o los deseos de su madre sigue siendo uno de los obstáculos más serios para los hijos. De esto hablé en otra de mis novelas, Mi amor desgraciado (Siruela 2010), donde pretendía interrogar el mito del amor materno como puro y sin ambivalencias.

Esta falla ontológica, decía, cognitiva y afectiva, esta dificultad de contemplar la alteridad como tal, la acrecentó el patriarcado al convertir al hombre en un sujeto de deseos y a la mujer en el objeto de su satisfacción. Las mujeres sufrimos esta asimetría desde siempre. Los hombres han sido los amos del discurso hasta bien entrado el siglo XIX, cuando el feminismo comenzó a intentar arrebatárselo. Y ese discurso nos construyó a unos y a otras. Las propias madres son quienes educan a sus hijas para que amputen su libertad y se sometan a los hombres, para convertirse en los objetos de su deseo.

El consentimiento exige igualdad y simetría, si no estas no existen, hay dominación. El matrimonio infantil, todavía presente en muchas sociedades, es otro síntoma de un deseo masculino de Pigmalión, de esculpir a la mujer para que satisfaga sus necesidades; por eso imaginan que son deseados a pesar de la desigualdad. Les cuesta ver la realidad de las niñas y de las mujeres.

La definición que el DRAE da de lolita es esta:  f. Adolescente seductora y provocativa. ¿No ayudan estas definiciones a aumentar esta imagen tan falsa?

Por supuesto que ayudan. Esta definición subraya el estereotipo machista de que son las chicas quienes desean y provocan a los hombres. Cierto que puede haber púberes seductoras, pero, en realidad, cuando esto se produce, se trata de niñas que han sufrido un déficit de atención en sus familias, que no tienen reconocimiento de los padres y que, en una sociedad cada día más precozmente hiperxualizada, desean obtener afecto y reconocimiento a través de la mirada de los hombres, utilizando aquello que se nos enseña a las mujeres que les gusta por encima de nuestro intelecto, el cuerpo de las mujeres.

Las lolitas son jóvenes desamparadas que recurren a la erotización de sus comportamientos imitando los modelos propuestos por una cultura hipersexualizada, para obtener una mirada de reconocimiento que por supuesto no encuentran.

En tu novela, según cuenta Dolores Schiller, Lolita amaba a su padre, pero tenía una relación muy difícil con su madre. Me gustaría que nos hables de Charlotte, la madre de Lolita, un personaje femenino que no sale demasiado bien parado en tu novela.

Creo que Charlotte está construida por Nabokov siguiendo la mirada de Humbert Humbert a quien le da asco el cuerpo de una mujer madura. El retrato del personaje es casi grotesco. Charlotte es una norteamericana tipo, las mismas que Betty Friedan describió en La mística de la feminidad unos años después: mujeres educadas para el matrimonio, cuya realización personal pasaba por tener un hombre, que nunca les proporcionaba la felicidad soñada, y que acababan víctimas de los psicofármacos, que consumían con fruición. Charlotte se identifica con el glamour de las actrices de Hollywood, salpica su discurso de palabras francesas e intenta seducir a Humbert Humbert, porque no sabe qué hacer con su vida, nadie le enseñó a ser autónoma. Su relación con la hija es ambivalente, Lolita le molesta para hacer realidad sus planes. Tiene un duelo no resuelto con su hijo varón, muerto cuando era un bebé. Su viudedad, probablemente, también la separa de Lolita. Y la juventud y la belleza de su hija le recuerdan su declive físico, que la aleja de sus objetivos. Charlotte es una víctima de la cultura de su tiempo, sin capacidad para comprender su situación.

Tomando prestados estos elementos, yo también quise mostrar la dificultad en las relaciones madre-hija, que están plagadas de ambivalencias, de pequeñas o grandes rivalidades y envidias. A menudo, las madres que se han sometido a los mandatos de una maternidad muy exigente, sacrificando todos sus demás deseos, sienten envidia hacia las hijas, si estas ejercen más valientemente esta libertad.

En un momento dado Dolores se pregunta qué habría sido de Lolita si invirtiéramos los géneros: Humbert es una mujer y Lolita un adolescente. ¿Habría sido verosímil?

En la vida real es muy rara la relación entre una mujer y un adolescente. Creo que porque las mujeres tienen una capacidad mayor para separar la ternura del erotismo, pueden querer y admirar la belleza y la juventud de un joven sin sentir deseos sexuales al mismo tiempo hacia él. En la ficción sería, pues, menos verosímil. Aunque puede ser un reto escribir una historia semejante. Hoy tenemos un ejemplo de atracción entre una mujer que ya es madre de tres hijos y su joven alumno, la pareja del presidente francés Emmanuelle Macron y su mujer, Brigitte, que se conocieron cuando él tenía diecisiete años y ella era su profesora de teatro, ya con cuarenta. Veremos si la igualdad y el poder que las mujeres van adquiriendo en la esfera pública hacen que se incrementen estas relaciones. Pero deseemos que no se repita el abuso y la asimetría que hemos sufrido nosotras.

Dolores Schiller es profesora universitaria, una mujer culta e inteligente. Tú la has dotado de una sexualidad nula, ¿por qué?

Me interesaba mucho destacar la asexualidad de Dolores Schiller. Para empezar, porque quería subrayar la transmisión intergeneracional del abuso: las mujeres abusadas transmiten cierta aversión sexual a sus hijas, o bien, una hipersexualización muy precoz. El abuso sexual constituye un trauma que deja fracturas muy importantes en el psiquismo de quien lo sufre, y me interesaba subrayar esta transmisión, si bien en la novela es una transmisión casi biológica, puesto que Lolita muere al dar a luz a Dolores y no conoce su historia.

Por otra parte, quería que mi protagonista fuese una mujer cuya ausencia de deseo sexual la hiciera más independiente de los hombres, subrayar su capacidad intelectual por encima de cualquier rasgo erótico, construir un personaje que fuese la antítesis de Lolita: madura, inteligente, sin ningún rasgo sexual, y muy independiente.

Finalmente, en el Epílogo entras tú misma en escena. Explicas que por un error en las direcciones de correo electrónico recibes tú los mensajes que Dolores Schiller dirige a otra persona con el ruego de que publique su texto. En esta parte manifiestas tu opinión, bastante desfavorable, sobre el mundo de la edición y de la lectura en la actualidad. ¿Crees que todo está tan mercantilizado?

Totalmente. He dejado de creer que la literatura es un territorio sagrado, como suponía cuando era una lectora joven, ingenua y voraz. Para mí, conocer un poco más de cerca el mundo literario ha sido una fuente constante de frustración. Hipocresía, mentira, intereses creados, en definitiva, los valores del mercado han triunfado sobre los de la calidad, como se ha demostrado hace bien poco en el reciente premio de poesía de una conocida editorial. Buscar autores que tienen de antemano muchos seguidores en las redes, por encima de la calidad de su obra, es la perversión extrema del sistema editorial, la demostración de una falta de honestidad que ya no engaña a nadie; honestidad que deberíamos exigirle al mundo de la cultura. Por otra parte, del lado de los autores, su necesidad de reconocimiento les invita a amoldarse al gusto medio del lector medio, abandonando cualquier ambición estética. Hay una crisis de la imaginación, mucho mimetismo y ombliguismo, por no hablar de la ausencia de un compromiso social que les restaría lectores. En fin, salvo honrosas excepciones, por supuesto, no tengo una buena opinión de este mundo. Aunque me ha dado también muy buenos amigos.

Muchos jóvenes siguen creyendo en la literatura como yo creía antes, de ahí la importancia de cuidar que no se degrade y siga siendo un agente de formación intelectual y moral, como aseguran Marta Naussbaum, o Antonio Damasio que lo fue.

La iconoclasta y revolucionaria poeta argentina Alejandra Pizarnik, escribió a finales de 1970 entre sus poemas uno muy especial, que quiso dedicar a la diosa blanca del blues, a Janis Lyn Joplin, que tal día como hoy, un 4 de octubre de hace 50 años, entró en el largo viaje a la eternidad. En ese emotivo poema, en el que la autora quizá vio en Janis un espejo de sí misma o quien sabe si su propio final –se suicidó dos años después, en 1972, después de dos intentos frustrados justo en este crucial año de 1970- con una amargura teñida de evocación, lo siguiente:

“Así como duerme la gitana de Rousseau, 
así cantás, más las lecciones de terror.
Hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
Me pregunto si eso no aumentó el error.
Hiciste bien en morir,
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo”.

La cantante, la artista, la rockera, la voz, pero por encima de todo, la mujer que murió en una sórdida habitación de hotel en la madrugada del 4 de octubre de 1970 en Los Angeles, Janis Joplin, dejó por supuesto el recuerdo de interpretaciones en directo absolutamente inolvidables, discos que son puro patrimonio de la historia de la música popular contemporánea, pero quizá sobre todo el coraje y la valentía de una mujer que rompió todos los esquemas y arquetipos dominantes en el mundo del rock hasta ese momento.

Ello explica en gran medida como y por qué 50 años después se la sigue recordando con la admiración que fue capaz de despertar en los escasos cuatro años en los que su genio, su talento, su sensibilidad y su magia cautivó a todo el universo del rock. Pero más allá de los lugares comunes, de lo que otros muchos medios escribirán en estos días a golpe de Wikipedia, quiero en esta semblanza poner en valor otros aspectos de la vida y de la obra de Janis Joplin que entiendo son más determinantes que los datos de ventas de discos o entradas vendidas, y que me parece que ofrecen una foto más realista, más limpia, mas veraz de lo que era aquella fuerza de la naturaleza, aquella explosión ardiente de sentimiento, aquella maravillosa, contradictoria, poliédrica y fascinante mujer.

Se asocia a Janis Joplin con el rock y se la ha considerado siempre una figura clave de la historia del rock. Sin que ello deje de ser verdad, lo cierto es que Janis fue esencialmente una blueswoman, una cantante de blues que venía de la tradición de Ma Rainey, Memphis Minnie o Bessie Smith, mujeres que lucharon en la América de la primera mitad del siglo XX en un entorno sumamente hostil de pobreza y exclusión social, machismo y racismo por ser las protagonistas de sus propias vidas, por salir de aquella sociedad que las marginaba y que reivindicaban, por encima de todo, su libertad y su identidad.

Janis Joplin fue en los años 60 la continuadora en la música del espíritu rebelde de aquellas mujeres que hicieron del blues el vehículo para expresar, con dolor, con ira, con desgarro, su protesta ante el rol que la sociedad les adjudicaba. Si Angela Davis fue en lo político y en lo social la gran revolucionaria, la gran agitadora de la conciencia de las mujeres americanas negras oprimidas, Janis, probablemente no de una manera consciente, pero sí sumamente efectiva, empoderó a miles de mujeres que mirándose en su ejemplo, rompieron tabúes, se decidieron a seguir su vocación y se atrevieron a ser libres. Pienso que Janis Joplin nunca pronunció la siguiente frase pensando en el potencial revolucionario que encierra, y sin embargo, es una de las más radicales llamadas a la rebeldía que he escuchado junto a la letra de “Imagine” de John Lennon o “Street Fighting Man” de los Rolling Stones: “Es difícil ser libre, pero cuando funciona ¡vale la pena!”.

Janis Joplin en el escenario, cuando exhalaba blues dejándose trozos de sí misma en cada canción, Janis no cantaba… Janis, literalmente, sangraba. Era reamente sobrecogedor ver aquella atormentada y hermosa alma llena de cicatrices cantar, vibrar, vivir… y poco a poco, morir.

Janis Joplin luchó por ser una artista reconocida, por que se comprendiera y valorase su música y merced a su inquebrantable voluntad, a su convicción y a su talento, lo logró. Pero la factura que tuvo que pagar por hacer realidad su sueño fue demasiado alta y muy probablemente estuvo muy relacionada con su triste y prematuro final.

Desde que Albert Grossmann, manager de Bob Dylan, al igual que todos los asistentes al Festival de Monterey de 1967 la descubrieron tras la estremecedora actuación que ofreció junto a sus Big Brother & The Holding Company y la contrató como artista de su agencia de management, la vida de Janis Joplin entró en una vorágine de conciertos, giras, grabaciones y viajes tan estresante, que llegado un momento solo pudo sobrellevar a base del consumo de drogas, especialmente la más dura y letal: la heroína.

Ello unido a la inmensa soledad que sentía en el centro de todo aquel torbellino – “En el escenario le hago el amor a 25000 personas diferentes. Luego, al terminar, me voy sola a casa”, dijo en cierta ocasión-, la frustración que le producía no poder desarrollar relaciones sentimentales duraderas y fuertes y la sensación a menudo de sentirse explotada, por un lado la llevaban a refugiarse en el escenario como válvula de escape de toda la presión que conllevaba a finales de los años 60 ser toda una estrella de rock, y allí, desnudarse emocionalmente, hacer estallar su corazón de pasión, entrar en un trance que se contagiaba a todos los que la veían y la escuchaban en directo. Como he dicho en más de una ocasión, Janis Joplin en el escenario, cuando exhalaba blues dejándose trozos de sí misma en cada canción, Janis no cantaba… Janis, literalmente, sangraba. Era reamente sobrecogedor ver aquella atormentada y hermosa alma llena de cicatrices cantar, vibrar, vivir… y poco a poco, morir.

Pero tras esas dos horas de orgasmo que duraban los conciertos, volvía la soledad, los viajes interminables, ese mundo que ella no comprendía y que tampoco la comprendía a ella. Entonces es cuando aparecían, a modo de anestesia, el alcohol y las drogas. Dos monstruos que poco a poco la fueron devorando. Hasta que el 4 de octubre de 1970, la heroína le dio el último bocado.

Desde que tuve ocasión de conocer San Francisco, su barrio, su ambiente, desde que descubrí su música, sus canciones, desde que vi sus actuaciones, muy especialmente cuando acepté la proposición de Ediciones Cátedra en 2002 de escribir su biografía y por tanto, buceé intensamente en toda su vida, siempre percibí, y sigo percibiendo en Janis Joplin la quintaesencia de la intensidad, del sentimiento, de la sinceridad y de la magia en la música.

No me importa confesarlo; siempre he admirado a Janis Joplin. Fue, es y será una mujer capaz de removerme muy dentro, de tocarme la fibra más sensible y con cuya música puedo emocionarme por la brutal veracidad de su corazón, de su voz, de sus vísceras. Si el arte, la poesía, la música, si la cultura entre otras muchas cosas, tiene el valor de elevar la conciencia del ser humano a un nivel superior de entendimiento y sensibilidad, todo ello se hace real, se hace carne, se hace humanidad, se hace pasión y poder en Janis Joplin.

No dejen nunca de disfrutar de su música.

Take another little piece of my heart now, baby…

Desde Espacio Público queremos dar nuestro adiós al gran Quino con el homenaje que le rinden desde estas páginas tres de nuestros colaboradores.

Huérfanos cual Mafalda en Buenos Aires

José Vales*

Vengo de un país donde últimamente el talento escasea y encima perdió a Quino, el creador de la genial Mafalda, personaje con el que llevó al humor gráfico a su máxima expresión y trascendió todas las fronteras.

Para entendernos, el mío es un país cuya grandeur fue adquirida en un mercado de artículos falsificados en Uruguaiana o Ciudad del Este, de la misma forma que las señoras de la alta sociedad local suelen perder sus estadías en Nueva York buscando en la periferia carteras Louis Vuitton falsas. Un país donde la palabra se devaluó al ritmo de su no-moneda, ya que para elogiar las habilidades del otro se exclama: “¡Qué hijo de puta…!”. Y así podemos seguir hasta poner en contexto el tango Cambalache.

Es ese país que en algunos pasajes de su historia nos brindó milagros geniales en la literatura con Borges y en la música con Piazzolla, o al papa Francisco y pocos más. Allí la craneó Quino, y de esos arrabales viene Mafalda, sumándose a esa cadena milagrosa que se vislumbra en proceso de extinción.

Si el canadiense Marshall Mcluhan (1911-1980), el que nos advirtió de este presente comunicacional y de la sociedad de la información, sostenía que para comprender a una sociedad acudiéramos primero a un humorista para entender al mundo, allá por 1964 y hoy también, hay que acudir a Quino, quien transportó su gran poder de observación y ese humor fraguado en una familia de padres malagueños, a sabiendas que Andalucía es la primera potencia mundial del humor.

Introvertido y de pocas palabras, pero siempre regalaba una sonrisa perenne. Era reacio a las entrevistas y de trato cordial con todos. Salvo en el 2018 cuando los grupos antiabortistas usaron la imagen de la niña más traducida del universo, ahí sí, Quino se cabreó en forma, en una de sus últimas apariciones públicas. Allí volvió a dejar en claro cuál era su compendio ideológico y creativo.

Mafalda educó, enseñó, nutrió de ideas a varias generaciones en todos los idiomas, pero Quino no se daba por enterado.

Administraba así sus angustias, en su trabajo, y su gran humildad en cada gesto. Esa humildad que sólo atesoran los grandes. Cuando se conoció con José Saramago, -cuenta Daniel Divinsky, su editor y amigo-, el autor de Ensayo sobre la ceguera le confesó que Mafalda es mi filósofa preferida, pero Quino se murió sin poder creerlo, un día después del cumpleaños 56 de su personaje más popular.

Acá nos quedamos. Un poco más huérfanos de talento de lo que estamos, pero conscientes de que ella sigue haciendo de las suyas por las calles de San Telmo. En las mismas calles donde Joaquín Lavado, confiando en León Tolstoi, como me lo recuerda un amigo, dibujó su aldea para explicar el mundo…

Mafalda, pura subversión

Marià de Delàs**

Mafalda fue siempre y es subversión en estado puro. En el humor se encuentra muy a menudo un estímulo para el pensamiento crítico. Quino lo propició con un montón de tiras, que se leyeron, se leen y se releerán no importa en qué año.

Cuesta olvidar cuando comparaba a los indios de las historietas con los norvietnamitas, después de escuchar la radio, porque unos lucharon y otros luchaban contra el ejército norteamericano. Unos ‘rojos’ y los otros ‘pieles rojas’. “Mira por donde viene a enterarse una de que los indios son comunistas”, decía la niña.

Una fuente de conocimientos para sus amiguitos, Manolito, Felipe y Susanita, bastante reaccionarios ellos y siempre desconcertados ante las reflexiones que ponen en entredicho sus prejuicios sobre el dinero, el uso de la fuerza y la familia tradicional.

Y a su pobre padre, que no quiere escuchar sus preguntas, porque le angustian y le traen problemas, pero que luego no resiste la tentación de despertarla, ya en pijama, porque las dudas no le dejan dormir.

La verdad es que las ideas de Mafalda en materia de justicia social son casi siempre radicales e inquietan a quien las escucha. Odia la cultura del dinero, se le parte el alma ante la pobreza y pone a caldo a quien la quiere esconder. La igualdad entre seres humanos le parece indiscutible, es ingenuamente pacifista y una niña rebelde ante la discriminación femenina. Lo que más le indigna sin embargo es la sopa. Para ella es algo así como el resultado de la “maldita burocracia”, contra la que debería levantarse solidariamente toda la infancia».

Quino el subversivo tranquilo

Manuel Garí***

El universo de Mafalda, su casa y amigos acabó formando parte de la familia de la gente grande y pequeña que hoy se repone de la mala noticia de la muerte de Quino. No solo se comentaban las viñetas, tiras y libritos entre sus fans adultos, sino que más de una noche cuando tocaba “recoger” -esa pesada rutina previa a que las hijas e hijos de cada cual acepten ir a la cama- el acicate era que tras ordenar podían quedarse leyendo/mirando las peripecias de la heroína junto a sus inseparables Susanita, Manolito, Felipe el vecino y mejor amigo de Mafalda, Libertad, Miguelito o el pequeño hermanito Guille. La influencia de esos tebeos sobre varias generaciones en la creación de unas mentes libre y críticas y dotarles de una ética solidaria fue bastante mayor que miles de discursos pamaternos o las aburridas clases del cole.

En medio de la convulsa historia argentina el mendocino Joaquín Salvador Lavado desde su personal personaje como Quino levantó las banderas de todas las causas que merecen la pena y convirtió sus reflexiones, en gran medida porteñas, en universales. Y nos llegó al corazón y a la razón allí dónde se publicaron sus historietas. Poco se puede añadir a lo mucho que se ha dicho -y con mayor fundamento que el mío- desde hace años sobre este dibujante, filósofo y activista de los derechos humanos y de la justicia social. Por ello opto por compartir dos pequeñas anécdotas.

En 2016 en uno de nuestros viajes a Argentina, tras una desgarradora entrevista con madres y abuelas de la Plaza de Mayo y movilizarnos con ellas y conocer por casualidad a dos hijas de desaparecidos en el colectivo que nos llevaba hasta la ESMA -paradójicamente situada en la Avenida del Libertador- y recorrer mi pareja y yo aquel museo de la maldad de la dictadura, sobrecogidos e indignados sentimos la urgencia de darnos una tregua ante el horror. Decidimos ir al día siguiente a ver la estatua a Mafalda en el cruce de las calles Santelmo y Defensa en el barrio bonaerense de San Telmo, al ladito de dónde vivía Quino. Necesitábamos respirar. Y nos dimos una vuelta buscando más personajes y rincones como tantos turistas lo hacen.

En ese mismo barrio, al día siguiente, teníamos que visitar y conocer a dos de los pocos supervivientes de la ESMA. Una pareja de trabajadores revolucionarios, ambos detenidos y torturados, que, tras reencontrarse al final del infierno, decidieron dedicarse a dar conocer lo que allí ocurrió y a exigir “verdad, justicia y reparación”. Sobreviven de una pequeña y excelente panadería y miden sus éxitos no por la cifra de negocio sino por los criminales que logran llevar a juicio. Mantuvimos una primera y larga conversación en la que nos pusieron al día de sus actividades y les contamos que aquí no habíamos podido hacer ni un museo de la memoria en Carabanchel ni llevar a juicio a nadie de Intxaurrondo y que todas nuestras esperanzas para romper el maleficio de la Ley de Amnistía (y amnesia cabría decir) estaban depositadas en la conocida como Querella argentina. Al final con cierto reparo les contamos nuestra gira turística por el barrio y les preguntamos si la estatua a Mafalda no era una manera de quitarle mordiente a su crítica, la respuesta fue contundente: para un personaje argentino que merece un homenaje no vamos a privarnos de esa figura de colores que anima la calle.

Cuando se montó hace años una exposición de su obra en terrenos del Canal de Isabel II en Madrid unos amigos comunes argentinos me presentaron a Quino. Fuimos a tomar unas tapas un grupito y me causó una gran impresión, persona parca en palabras, de trato afable, me pareció casi tan sabio como Mafalda y tan inocente como Manolito.

Notas:

* José Vales, periodista y escritor argentino

** Marià de Delàs es periodista catalán

*** Manuel Garí es economista

La obra 'Silence', de Zoulikha Bouabdellah

En Lleida se ha inaugurado una impactante exposición de obras de arte, que forman parte de la colección del empresario y periodista Tatxo Benet, y tienen todas el lamentable nexo común de haber sido censuradas.

Estas obras son modernas, pertenecen a artistas de muy diversos países, recogen creaciones de modalidades muy variadas: pinturas, esculturas, instalaciones, grabados, fotografías, audiovisuales… han formado parte de exposiciones en museos y galerías de gran prestigio en todo el mundo… Y todas tienen en común haber sido censuradas. Censuras que se han dado con excusas de todo tipo:  políticas, religiosas, culturales…

Como si fuera un grito a favor de la libre expresión de la creación artística, esta exposición impresiona y sobrecoge.

La civilización occidental y cristiana, León Ferrari, 2018
Al fondo, Freedom fries: naturaleza muerta, Yoshua Okón, 2014 y adelante Statue of a girl of peace, Kim Eun-sung i Kim Seu-kyung, 2019
McJesus, Jani Leinonen, 2015
Al fondo Filippo Strozzi in LEGO, Ai Weiwei, 2016 y adelante Not dressed for conquering, Inés Doujak, 2010.
Not dressed for conquering, Inés Doujak, 2010
Cajita de fósforos, Colectivo Mujeres Públicas, 2005
Shark, David Černý, 2005, con la figura de Sadam Husein
Presos políticos en la España contemporánea, Santiago Sierra, 2017

Lídia Penelo amplía la información en este artículo:

https://www.publico.es/culturas/censored-lleida-estrena-exposicion-censored-coleccion-arte-defender-libertad-expresion.html

En el prólogo que la escritora Belén Gopegui hizo para la edición de Manhattan Transfer de John Dos Passos, publicada por Debate (Últimos Cásicos, 1995) nos dice: “Hay libros que además de contar, dicen. Son libros que cuentan un argumento, una búsqueda, una amistad, una epopeya un conflicto, pero que además dicen, esto es, rechazan, afirman o nos avisan de algo”.

Es decir, hay novelas que cuentan historias. Y otras que, además de contarlas, transmiten algo que nos permite conocernos mejor y también el mundo en el que vivimos. Me desperté con dos inviernos a los lados (editorial Tres Hermanas, 2020) es uno de estos libros.

Aunque es su primera novela, no es ésta la primera obra de Elsa Veiga, puesto que es autora del poemario Manejemos la pena (Ediciones Torremozas, 2016) y de varios relatos publicados en revistas culturales. Filóloga, realiza trabajos de comunicación, edición y corrección de textos, cosa que se nota en esta novela, que es un ejercicio de buena escritura.

En Me desperté con dos inviernos a los lados la autora narra la historia de Cara Piqueres, una joven que desde niña vive la angustia y el terror del maltrato que sufre su madre por parte de su padre. Veiga crea una atmósfera de miedo y angustia que te invade, contagiados del terror que Cara y su hermano Nato experimentan cada noche cuando su padre llega, borracho, a casa, y saben que algo terrible va a ocurrir. Esa Sombra que Cara percibe, y está presente en toda la novela, también asedia al lector, al que le impregna el horror de una sucesión de golpes, chillidos, angustia, miedo… todo ello en el “hogar” de una familia “normal” dentro de una gran ciudad que permanece sorda y ciega ante lo que ocurre a su alrededor. Porque lo que nos cuenta Elsa Veiga es una historia de crueldad y violencia que lamentablemente se repite en muchas mujeres, en demasiadas familias.

La novela, dividida en cuatro partes conectadas entre sí, cuenta la historia de tres generaciones de mujeres de la misma familia (1938, 1970 y 2005) que han sufrido la violencia machista (física y psicológica). El libro comienza en 2005 cuando Cara Piqueres ve desaparecer a la Sombra “mezclada con la última palada de tierra, junto a los malos bichos, pero no con los malos recuerdos”, que, éstos sí, permanecen y nos llevan a la infancia de Cara y Nato y al terror que no se puede olvidar, ese miedo que lo penetra todo y que solo olvida refugiándose en los cuentos que cada noche le cuenta su hermano. Una vida atormentada hasta que Cara toma la decisión de plantar cara y abandona lo que había sido su casa y su país para encontrar refugio en los libros, en las palabras.

Porque también las palabras, la educación y la cultura tienen un lugar importante en esta novela, en la que varias mujeres víctimas de la violencia machista en distintas épocas se refugian también en un pequeño amuleto como modo de huir, de alejarse de la realidad que sufren. Es un “llamador de ángeles” un recurso que pasa de madres a hijas para espantar su miedo y auto-convencerse de que están protegidas y no van a sufrir daños.

Pero no todo queda en el miedo y la angustia, Elsa Veiga lanza también un mensaje de esperanza, de huir sin mirar atrás, de sororidad y fraternidad, de alejarse de la muerte para mirar de frente a la vida.

Elsa Veiga

Resulta indudable, y de hecho es algo que se ha repetido en numerosas ocasiones en los últimos meses, que uno de los sectores que más se ha significado en su apoyo, su solidaridad y su generosidad con la toda la sociedad ante la pandemia y más específicamente durante el largo periodo de confinamiento obligatorio ha sido el de la cultura. Igualmente, cabe afirmar de modo categórico que en los espectáculos culturales que se han podido volver a retomar tras el fin del confinamiento, tanto por parte de todos y todas las profesionales responsables de poner en funcionamiento esos espectáculos, como del público asistente, se ha dado un ejemplo de civismo admirable, con el riguroso cumplimiento de todas las normas de seguridad dictaminadas por las autoridades sanitarias. Así se explica la notable repercusión que ha adquirido el hashtag y el lema “La cultura es segura”.

No obstante, dentro de el tejido cultural, quizá en ocasiones tendemos a simplificar de modo erróneo y reduccionista asimilando a ese tejido solamente a los artistas, a los creadores, no teniendo en cuenta que una parte fundamental del hecho de que aún en circunstancias tan adversas como las que estamos sufriendo, las representaciones de teatro, danza, circo, los conciertos y recitales de música, es decir, la inmensa mayoría de los espectáculos culturales son posibles gracias al trabajo de los técnic@s de luz, sonido, conductores de transporte, montadores, etc. Lo cual ha propiciado que si el lema “La cultura es segura”, se haya instalado en gran parte de la mentalidad colectiva, otro lema se haya arraigado si cabe con igual fuerza: “Sin técnicos no hay cultura”.

Y este es un sector que se encuentra en una situación especialmente difícil dentro de la situación que estamos viviendo, que no está encontrando soluciones satisfactorias por parte de los poderes públicos a los problemas que la pandemia ha producido en el entorno laboral de la cultura. Por ello, desde este espacio queremos hacernos eco de la importante movilización en defensa de este sector se convoca para el día 17 de septiembre a nivel estatal por parte de la plataforma “Alerta Roja – Hacemos Eventos” exigiendo la aplicación de una serie de medidas urgentes que puedan paliar la situación, realmente comprometida de los trabajadores y trabajadoras de este sector y de sus familias.

“Alerta Roja – Hacemos Eventos” está compuesta por ahora por 37 organizaciones, unidas en torno al Movimiento Internacional de la Industria Cultural del Espectáculo y los Eventos, con los que están en permanente contacto, y al cual ya se han sumado por ahora plataformas similares de 7 países.

Tal y como se afirma en el Manifiesto de Medidas Urgentes para el sector elaborado por esta Plataforma, el sector del Espectáculo y los Eventos adolece de una fragilidad estructural y de una inseguridad jurídica realmente grave, que se está haciendo patente ahora más que nunca, tras años y años de malas prácticas generalizadas, lo cual pone de relieve la necesidad de una reglamentación homogeneizada, específica y adaptada a las especiales circunstancias y particularidades en las que se desarrolla la actividad, marcada por la estacionalidad e intermitencia. Esta reivindicación cobra una importancia capital, pues la inmensa mayoría de sus trabajadores no puede acogerse a las medidas que sobre estacionalidad e intermitencia recoge el Estatuto del Artista y del Trabajador de la Cultura, el cual contempla medidas para los casos de profesionales técnicos contratados por una compañía teatral o una agencia de management que les contrate para giras de conciertos, pero no para los FreeLancer, falsos autónomos o contratados por días, quienes constituyen el grueso fundamental de este colectivo.

El objetivo fundamental del 17-S es conseguir que el gobierno español, a través de los Ministerios de Trabajo, Hacienda, Economía, Cultura y Deporte, e Industria, tome una serie de medidas urgentes en las próximas semanas para garantizar la supervivencia del sector, además de crear de forma inmediata una mesa sectorial que defina las necesidades del mismo dando prioridad a la regulación a través de la negociación de un convenio colectivo sectorial de ámbito nacional.

Las medidas relevantes referidas de un modo más genérico al rescate del sector son principalmente que se reconozca al Sector del Espectáculo y los Eventos entre los sectores principalmente afectados por la pandemia de la Covid-19, por haberse visto obligado a cesar su actividad incluso con anterioridad a la declaración del estado de alarma, y que, al igual que el sector del turismo y por su carácter transversal al mismo, sea considerado por instituciones y administraciones públicas, un sector especialmente perjudicado y prioritario. Por otro lado, se exige igualmente la reactivación inmediata de las agendas culturales y de eventos de las administraciones públicas, en especial las de las entidades locales, bajo el estricto cumplimiento de todos los protocolos de seguridad sanitaria.

Dentro de las medidas más específicas para trabajadores autónomos, entre otras cabe destacar la prórroga de la prestación especial por cese de actividad, hasta su reactivación con una recuperación del 100% de aforos y el reconocimiento de cese de actividad Extraordinaria por fuerza mayor a las y los trabajadores autónomos con menos de 2 años de alta en el RETA.

Para quienes ejercen su actividad por cuenta ajena, se pide el reconocimiento de la actividad como intermitente y la adopción de medidas legislativas referentes al régimen de cotización y protección social, permitiéndose la obtención automática de prestaciones de desempleo en cada periodo de inactividad que sucede entre contrato y contrato de trabajo una vez alcanzadas un número de horas mínimas, en tanto que para las empresas, se pretende establecer la recuperación de los ERTE por fuerza mayor total con exención del 100% de las cotizaciones en seguridad social, hasta que sea posible trabajar con el 100% de los aforos y mantener la prestación de todo el personal afectado por un ERTE en el 70% de la Base Reguladora, la reducción del tipo impositivo del Impuesto de Sociedades para los ejercicios 2020 y 2021, así como diferentes exenciones fiscales relativas al IAE, impuesto sobre bienes inmuebles o tributos de carácter local.

Todo ello debe ir acompañado del establecimiento de ayudas directas a autónomos y empresas del sector que acrediten una disminución del volumen de ingresos superior al 50% en relación con el ejercicio anterior, aplicación del IVA reducido en los sectores vinculados a la Industria Cultural y una moratoria en créditos ICO hasta la reactivación de la actividad entendida como la recuperación del 100% de los aforos.

La movilización del 17 de septiembre supone un verdadero hito histórico por cuanto por primera vez logra reunir en torno a unas reivindicaciones que el sector planteaba desde hacía mucho tiempo y que hasta ahora nunca habían sido suficientemente visibilizadas a una amplísima mayoría de colectivos, organizaciones y asociaciones profesionales que quizá hasta ahora no habían encontrado el momento adecuado o el estímulo suficiente para dar este paso.

Alicante, Albacete, Badajoz, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Girona, Granada, Ibiza, Las Palmas de Gran Canaria, Lleida, Logroño, Lugo, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Palma, Pamplona, Santiago de Compostela, Sevilla, Tarragona, Santa Cruz de Tenerife, Valencia, Valladolid, Vigo, Vitoria y Zaragoza serán las ciudades en donde tendrán lugar las movilizaciones. Toda la información está disponible en https://alertarojaeventos.com.

Ello además supone un avance de conciencia y organización en este ámbito que indudablemente va a mostrar como desde la unidad en la lucha, desde el trabajo en común, desde la organización, es posible convertir en resultados materiales efectivos ideas que parecían destinadas a no llevarse a la práctica nunca. Puede y debe dignificar el trabajo de los profesionales técnicos del mundo del espectáculo proporcionándoles unas condiciones económicas y laborales justas. Si se consigue ese objetivo, la cultura habrá dado un paso de gigante en esa recuperación de su valor social que quienes trabajamos en este ámbito ambicionamos.

Cuerpos y territorios

Desde Espacio Público nos complace informar de que El Instituto Equit junto con la Rede de Gênero e Comércio y GIFF (Grupo de Intervención Investigación Feminista), con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur, ha promovido el ciclo de debates feministas Conversas latino-americanas, que será abierto por dos importantes nombres del pensamiento crítico contra el devastador orden neoliberal: Silvia Federici y Sônia Guajajara. Moderará Graciela Rodríguez del Instituto Equit.

El debate será el 10 de septiembre, a las 22.30 hora española. Se podrá seguir en portugués y en español.

Transmisión en español. Canal youtube RGC:

https://www.youtube.com/channel/UCE-b7usnAsShdOxaR-JFFvw

Transmisión en portugués: Canal youtube Inst. Eqüit

https://www.youtube.com/channel/UCongSW4B9QmF2w0KwOMxnqg

Silvia Federici

Escritora, profesora y activista feminista desde hace más de 30 años. Autora, entre otros libros, de Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2004); Revolución en punto cero: trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas (2013); Reencantar el mundo. El feminismo y la política de los comunes (2020). Silvia Federici es un referente indiscutible del movimiento feminista mundial.

Sônia Guajajara

Sônia Guajajara nació entre los Guajajara en un pueblo de la selva amazónica en Maranhão. Estudió en una escuela de agricultura en Minas Gerais y continuó sus estudios en la Universidad Federal de Maranhão. Fue candidata del Partido Socialismo y Libertad a la vicepresidencia de Brasil en las elecciones generales de 2018 y es la líder de Articulação dos Povos Indígenas do Brasil.

Hay episodios de nuestras vidas que queremos olvidar porque duelen, pero no podemos olvidar algo que se vuelve consuetudinario, que repica diariamente y que es tan sangrante que es imposible soslayarlo, porque tampoco podemos desconocer actos de injusticia tan atroces…

Hace unos días releí el libro de Héctor Abad Faciolince El Olvido que seremos, que nos lleva a la historia de su padre Héctor Abad Gómez, un hombre que denunciaba las injusticias y las desigualdades estructurales de Colombia; estuvo comprometido con la justicia social, la defensa de los derechos humanos y de la vida, pero la oscuridad que cubre parte de nuestra población dirigente apagó esta luz que proyectaba alternativas a estos problemas.

Es una realidad que viví de cerca, porque aunque no han asesinado ningún familiar, si han asesinado y desaparecido amigxs y compañerxs cercanxs; así mismo he visto como el asesinato político y la desaparición forzada fueron utilizadas para que organizaciones políticas completas como la Unión Patriótica fueran aniquiladas; asesinando a más de 4.500 de sus integrantes, mientras otros huían para no terminar de la misma forma.

Carta a una sombra

El asesinato de Héctor Abad Gómez es uno entre tantos asesinatos políticos en nuestra tierrita; pero su muerte causó un gran impacto porque no era una figura de ningún partido y en ningún momento enarbolaba la violencia como bandera, sino que denunciaba las situaciones de violencia, torturas, desapariciones forzadas y asesinatos.

Abad era un docente y médico comprometido y activista en el Comité para la defensa de los DDHH de Antioquia y podría simbolizar una persona que es padre, hermano, esposo, amigo y maestro de todxs. Porque son tan innumerables lxs asesinadxs que esta figura tan coherente podría representar todas esas víctimas de un conflicto interminable como el colombiano. Este personaje se ha configurado a través de lo que escribe su hijo en el libro El Olvido que seremos y que después reproducen en parte Daniela Abad y Miguel Salazar, en el documental Carta a una sombra. Fernando Trueba, también se ha hecho eco de esta historia con una película basada en el libro.

La práctica del asesinato como medio de eliminar tanto la denuncia de la injusticia y violación sistemática de los DDHH, así como cualquier oposición política y social no es de ahora. Podría decirse que las elites políticas y económicas, aliadas entre sí y utilizando las fuerza armadas legales (ejército, policía, servicios secretos…) e ilegales (paramilitares), han acabado con gran parte de esta oposición y siguen haciéndolo, siendo la impunidad su gran baza para seguir enseñoreadas y continuar en el poder y acumulando bienes y capitales  procedentes del saqueo y despojo de toda la población.

Pero hay una parte esencial del libro que es el amor, que saca a relucir en medio de tanta tragedia; el amor de este hijo hacia su padre y el de él hacia este hijo predilecto, pero también hacia toda la familia y ese amor hacia todo el entorno a donde llegaba con su práctica médica, conociendo las causas de la miseria, la desnutrición, la enfermedad y la muerte de esa población, que para las altas esferas valían más muerta que vivas. Esto me recuerda la filosofía de Camilo Torres, de su lucha amorosa con la teología de la liberación: “cuya revolución no consiste en otra cosa que en la pretensión de garantizar al ser humano las condiciones requeridas para vivir con dignidad”.

La lucha pacífica de Héctor Abad Gómez también fue fundamental en su concepción del mundo, de un mundo amoroso, solidario, para lo cual se debían garantizar condiciones de vida justa para toda la población y en la que la violencia estructural que es la miseria no tiene cabida.

Estos crímenes y en particular el de Héctor Abad Gómez representan un pedazo de la historia trágica de Colombia; pero no podemos caer en la desesperanza, y en honor a este personaje que era el paradigma de la alegría de vivir y de la confianza hacia gran parte de la humanidad, debemos seguir luchando porque si perdemos la fuerza y la esperanza ya tenemos las batallas perdidas.

Porque Colombia nos sigue doliendo, como nos duele nuestra historia, territorios expoliados y despojados, comunidades negras, indígenas, campesinas y las poblaciones marginadas; nuestras son las razones y las certezas de que la dignidad, la democracia y la paz con justicia social no nos la regalarán…

Porque como dice Héctor Abad Faciolince “los asesinos no han podido exterminarnos y no lo lograrán porque aquí hay un vínculo de fuerza y de alegría, y de amor a la tierra y a la vida que los asesinos no pudieron vencer. Además, de mi papá aprendí algo que los asesinos no saben hacer: a poner en palabras la verdad, para que ésta dure más que la mentira”.

“Los Estados con mejores resultados en PISA son aquellos que más horas dedican a la Educación Artística, porque lejos de favorecer la instrucción memorística, enseñan a sus niños a imaginar futuros posibles, y les dan las herramientas para lograrlo”.

Aprobada por el Congreso y en fase de enmiendas parciales una vez que se han rechazado las enmiendas a la totalidad presentadas por el PP, Ciudadanos y Vox, la Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación, conocida como LOMLOE o Ley Celáa, sigue su recorrido en el Congreso en la fase de presentación y debate de las enmiendas parciales.

La LOMLOE es una Ley que ha sido saludada y muy bien recibida por ámbitos muy diversos de la educación y la enseñanza pública, tanto por docentes como por estudiantes y por madres y padres.

Pero hay una laguna importante que ha provocado la protesta activa de miles de personas y asociaciones que reclaman una mayor presencia de la Educación Artística en todos los ciclos de la enseñanza. Por ello han constituido una plataforma: https://educacionnosinartes.wordpress.com/, que está difundiendo un manifiesto publicado en febrero de este año al que se han adherido miles de personas, así como un decálogo con 10 argumentos y han presentado nueve enmiendas concretas al proyecto de ley.

La petición principal es que la Educación Artística tenga una mayor presencia en la enseñanza en todo el Estado español.

A la iniciativa de este colectivo no solo se han sumado miles de personas, expresando su respaldo al manifiesto, sino que cuenta también con apoyo expreso de instituciones del prestigio del Comité Internacional de Educación y Acción Cultural (CECA) y el ICOM (International Council of Museums), así como InSEA (International Society for Education Through Art).

Para hablar de este tema conversamos con la catedrática de Educación Artística de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, Marian López Fernandez Cao, una de las impulsoras de esta plataforma.

Marian López Fernández Cao

Espacio Crítico: Hace unos días afirmabas en un artículo que La ley de Educación que está en trámite, si busca realmente niñas, niños y adolescentes críticos, si busca una mirada afinada que renueve conductas y modelos visuales en este país, tildará abiertamente de ridículas y trasnochadas algunas imágenes, y no necesitará prohibir porque sus creadores las retirarán, corriendo, avergonzados. ¿Podrías resumirnos brevemente cuáles son las enmiendas que habéis presentado a la LOMLOE?

Pedimos al gobierno que recupere el espíritu de una de las mejores reformas educativas realizadas en España, la LOGSE, que modernizó el sistema educativo y consideraba la creación como un eje fundamental. Por ello, pedimos que el gobierno incluya en el 45-55% de los contenidos obligatorios a la creación artística y la alfabetización visual desde educación infantil y primaria hasta educación secundaria y el bachillerato, y que la incluya como materia troncal obligatoria y no la deje al arbitrio de las decisiones de las Comunidades autónomas. Al igual que hace con otras materias instrumentales la educación artística, la metodología creativa y la educación de la mirada –la competencia visual y artística– debe ser fundamental. Ello se traduce en cuanto a la Educación Primaria, establecer suficientes horas obligatorias semanales en Educación Primaria, que en algunas Comunidades Autónomas han desaparecido y la urgente creación de un especialista en Educación Artística y visual tal y como existe en Educación Musical y Educación Física. Aprender a mirar es esencial hoy en nuestra sociedad del conocimiento y la información. El aprendizaje metódico y cuidadoso de la mirada y la percepción es la base de algo tan importante como la observación científica, pero también de la empatía –elemento fundamental del ser humano y que cita la ley–, por ello es esencial para la formación, que debe ser dada por un especialista. Nos resulta inconcebible que un país como España no tenga esa figura y no comprendemos cómo la Ley no la contempla. ¿Por qué no hay especialista en Educación Artística en la Educación infantil y Primaria? ¿Por qué esa desigualdad?

Aprender a mirar es esencial hoy en nuestra sociedad del conocimiento y la información.

En cuanto a la Educación Secundaria, pedimos que se recuperen las horas que la  LOE y la LOMCE fueron eliminando paulatinamente, recuperar como señalamos el espíritu de la LOGSE donde existía como materia obligatoria en todos los cursos de la Educación Secundaria Obligatoria. Dejar a nuestros jóvenes, que están inmersos en un mundo visual, que llevan un dispositivo donde reciben y emiten mensajes visuales continuamente, sin una sólida formación en educación visual es una irresponsabilidad. Educar visualmente tiene que ver con saber y manejar los códigos visuales que hacen que aceptemos más o menos fácilmente determinados mensajes y conductas y sepamos defendernos ante ellos. Si esta ley, como señala en su preámbulo, quiere ser crítica e igualitaria, debe enseñar herramientas para una mirada crítica.

Pedimos también que en Bachillerato se refuercen las asignaturas que tienen que ver con la imagen no sólo desde el punto de vista de manejo de una herramienta, como usar una cámara o un programa de imagen, sino que enseñe qué significa mirar, ser mirado, componer una imagen y analizarla en términos de forma y contenido.

EC: Muy recientemente ha sido retirada de la campaña publicitaria de unos grandes almacenes una imagen que podía provocar una interpretación muy negativa de la infancia en los colegios, por lo que fue muy contestada en las redes sociales. Vivimos en un mundo en el que la imagen está presente en todo, ¿crees que existe una suficiente educación visual?

Hoy por hoy no hay educación visual alguna en la Educación Primaria y muy escasamente en Educación Secundaria –dejándolo al puro arbitrio de las Comunidades Autónomas y donde el profesorado de Educación Plástica y Visual hace lo que puede en las escasísimas horas que tiene– y Bachillerato. Justamente cuando se produce en el adolescente la construcción de la identidad, cuando los y las jóvenes están buscando definirse, y la imagen juega un papel determinante, es cuando más debemos ayudarles y dotarles de conocimientos para construir una mirada crítica, que les ayude a definir su propia imagen y les ayude a defenderse y deconstruir analíticamente los mensajes visuales y los estereotipos visuales que tienen que ver con sesgos excluyentes. Las imágenes que asocian violencia y masculinidad, así como las que asocian feminidad y pasividad son construcciones también y sobre todo son construcciones visuales que se asimilan de forma rápida e inconsciente. Cuando un o una joven sabe analizar y crear una imagen, puede separar creador, mensaje y receptor, forma y contenido; cuando reconoce los mensajes connotativos, cuando aplica la retórica visual, señala si una imagen ha sido tomada en picado o contrapicado y sabe, por ello, las simbología de determinados mensajes visuales relacionados con la jerarquía, está preparado para enfrentarse a nuestra cultura visual porque está educado. En esas edades, además, les interesa muy especialmente analizar y crear imágenes y es deber de la educación obligatoria darle las herramientas y ayudarles a ejercer esa mirada crítica.

De otro modo, muy al contrario de a lo que la ley quiere aspirar, deja a la adolescencia desprotegida, acrítica y vulnerable a los mensajes visuales que diariamente reciben de sí mismos y de los otros, en un espacio proclive al bullying, al estereotipo y a la repetición de conductas desiguales, que por decirlo en términos digestivos, engullen sin saber digerir.

EC: En un reciente artículo tuyo afirmas que “Crear es apostar por la vida” ¿Qué importancia adquiere esta afirmación en los tiempos de la robótica, en los que se venera al robot, a la máquina?

Es necesario recuperar las humanidades en la educación obligatoria, que no es otra cosa que aprender a pensar, reflexionar, conocernos y reconocernos. La creación artística nos descubre como humanos a través de nuestra capacidad simbólica para imaginar, construir y transformar, y nos liga con los otros. El proceso creador nos enfrenta al espacio vacío, a la duda, a la polisemia, a la simultaneidad de puntos de vista, a la necesidad de optar y equivocarse, al diálogo reflexivo con nosotros mismos y la comunidad. Nos obliga a escuchar la materia, a dialogar con ella, a admitir la frustración de las dificultades del proceso y a nuestras propias limitaciones. Crear nos sumerge en la pulsión de vida, porque nos conecta con nosotros mismos y el exterior, nos hace trascender y es una experiencia que une emoción y cognición, percepción y cuerpo –algo tan denostado en educación–, por ello el proceso de la creación artística es mucho más que copiar o hacer algo estético, sino que incluye la capacitación en recursos que posteriormente serán esenciales en la vida laboral y en nuestra vida fuera de las aulas.

La creación artística nos descubre como humanos a través de nuestra capacidad simbólica para imaginar, construir y transformar, y nos liga con los otros.

La ley educativa da importancia a la robótica, que quiere implantar incluso en Educación Primaria. Pero me gustaría recordar que la robótica, como todo instrumento creado por los humanos, parte de algo tan simple como imaginar soluciones a necesidades y conflictos. Y eso es lo que moviliza el proceso creador: enfrentarnos a la capacidad de pensar y proyectar algo que no existe, y verter en ello nuestra capacidad de imaginar y plasmarlo, sea con un papel, una madera, un ordenador o nuestro propio cuerpo. La robótica es un paso avanzado tras desarrollar en niños y niñas, la capacidad de imaginar, observar, pensar, repensar, proyectar, diseñar. No creo que saltándonos los procesos anteriores, lleguemos a los resultados. Creo que como mucho, enseñaremos a copiar, pero no seremos capaces de imaginar y aventurarnos a crear o transformar.

Me gustaría recordar por otro lado, que la educación artística además desarrolla nuestra mirada, nuestra atención y nuestra sensibilidad y ayuda a organizar y comprender nuestras emociones. La educación no consiste en transmitir información, para eso tenemos muchos otros modos, educar es acompañar en la experiencia de atrevernos a conocer y conocernos, nos permite comprendernos y comprender nuestro entorno en los momentos de crisis y nos acompaña en los períodos más difíciles de la vida, tanto íntimos como comunes. La educación debe tener eso en cuenta. Recuerdo que hace unos años reflexionamos sobre el alto índice de suicidios que se había producido en una empresa de tecnología francesa, en la época de la crisis anterior, donde jóvenes altamente formados en tecnología, de apenas 26 años, se precipitaban angustiados por las ventanas. Estoy convencida de que si la educación tuviera en cuenta y abordase el proceso creador, su plenitud y su horizonte, su capacidad de pensar más allá y su potencial en sostener la incertidumbre, la angustia, el límite y miedo, no sólo seríamos más capaces de afrontar las próximas crisis, sino que saldríamos más fortalecidos y más sabios. En noviembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud publicó un exhaustivo informe basado en la evidencia donde se desgranaban los beneficios del arte y la cultura en la salud, y en ellos se hablaba de la autoestima, el bullying, entre muchos problemas a los que se enfrentan niñas, niños y adolescentes.

EC: Decís que los países que tienen mejores resultados en la enseñanza son los que dedican más horas a la Educación Artística, porque “enseñan a sus niños a imaginar futuros posibles y les dan herramientas para lograrlo. También ponéis como ejemplo el protocolo firmado por tres ministerios en Francia en 1993, por el que se reconoce la importancia de la función del arte en la educación obligatoria. ¿Puedes explicarnos algo más de este protocolo y de cómo está la enseñanza del Arte en Europa en la actualidad?

En el año 2000 los ministros de Cultura, Catherine Tasca, y de Educación, Jack Lang, pusieron en marcha un plan quinquenal para el desarrollo de las artes y la cultura en la escuela (Plan Lang-Tasca), que fue renovado en 2005 y condujo a la constitución de un Alto Consejo para la Educación Artística y Cultural. En 2012, la ministra socialista Aurélie Filippetti lanzó una consulta nacional que condujo al informe Pour un accès de tous les jeunes à l’art et à la culture (llamado «Informe Bouët-Desplechin»), entre cuyas recomendaciones se encontraba actualizar la definición de educación cultural y artística, reforzar la gobernanza territorial en este ámbito, reforzar la formación y la profesionalización de las acciones artísticas en entornos educativos y fomentar los espacios de intercambio entre los agentes que intervienen en el campo de la educación artística (Perrin et al., 2015: 95-96).

¿Por qué, en un país que se enorgullece de ser cuna y territorio de artistas y que atrae por su riqueza artística y cultural, no existe un Consejo para la Educación Artística y Cultural? ¿Por qué nos permitimos perder talentos creativos, y una sociedad educada en la observación, en la contemplación y en la apreciación y cuidado por nuestra cultura?

Un estudio realizado por la OCDE en 2014[1] señala que las habilidades de observación aprendidas observando pinturas y dibujando incrementan la habilidad de observación médica y cualquier actividad científica que implica la observación. Las habilidades relacionadas con el dominio artístico son muy cercanas a las habilidades evaluadas en el área científica: en ambos casos, la habilidad crítica consiste en mirar detenidamente y razonar sobre lo que se observa. Asimismo, el razonamiento espacial, tan necesario en ámbitos como la geometría y el razonamiento abstracto, son capacidades que desarrolla la educación artística.

Una magnífica tesis doctoral sobre el papel del arte en la adquisición de competencias educativas[2] señala que un país como Finlandia, con excelentes resultados en el informe PISA dedica el 80% de las horas lectivas a la educación artística (más de 300 horas por curso escolar), con un carácter muy innovador: el exceso de horas de educación artística no implica la reducción de horas lectivas en otras asignaturas. Esto se debe a que este país entiende el arte como vehículo en el estudio de todas las materias. Por tanto, se trata de un enfoque educativo a través de las artes  (enfoque integrador), no sólo una enseñanza y educación en las artes  (enfoque especializado tradicional).

España, lamentablemente y de modo opuesto, ha tomado una serie de decisiones desde una visión reduccionista, utilitarista y cortoplacista que no sólo ha sido contraria a la creación, sino a la educación de calidad. Debido a los malos resultados que se han ido obteniendo en las pruebas de conocimiento (a nivel autonómico, estatal y europeo) en las denominadas “Asignaturas Instrumentales” (Matemáticas, Literatura y Lengua Castellana), los sucesivos gobiernos y sus administraciones educativas han ido recortando las horas de docencia directa en Educación Artística en favor de las consideradas “más necesarias”, olvidándose de que “saber mirar, estructurar y dar forma a algo nuevo”, forma parte también de los saberes llamados instrumentales. Este recorte ha supuesto una merma no sólo de los conocimientos que adquiere el alumnado a lo largo de un curso académico, sino que provocan en la imagen y opinión pública una falta de importancia e interés, de manera que los conocimientos artísticos, estéticos y culturales pasan a estar en un segundo plano tanto educativo como político y social.

EC: Has escrito una carta al presidente del Gobierno, ¿has tenido alguna respuesta?

Las y los catedráticos de educación Artística de todas las universidades españolas escribimos a Pedro Sánchez una extensa carta apelando a su sensibilidad y a la necesidad de incorporar nuestras enmiendas a la ley. En ella le exponíamos, además de lo desarrollado en esta entrevista, la importancia de una educación sensible al patrimonio, la importancia de la industria naranja, la cultural, que es esencial en nuestro país, el papel que han tenido las artes en la historia de España. Le transmitimos la importancia de desarrollar una mirada crítica ante la cultura visual así como el potencial de cohesión social y humano que supone el arte y la creación, su rol en la comprensión universal e intercultural y en la relación con lo desconocido e imprevisto. Le transmitimos la importancia de la educación artística en el proceso creador, que ayuda a enfrentar lo impredecible y a sostener la incertidumbre, esencial en la formación para la vida y especialmente fundamental en este año que se ha revelado extraño y difícil de encarar.

Desafortunadamente recibimos una escueta respuesta de su gabinete señalando lacónicamente que la ley en proceso reconocía nuestra área así como los estudios especializados de grado medio y superior, mejorando su titulación, algo que no era objeto de nuestra petición ya que nos centrábamos en la importancia y presencia efectiva de la educación Artística con especialistas en la educación obligatoria. La respuesta señala asimismo que el gobierno de España respeta el margen competencial de las Comunidades Autónomas en la configuración del currículo, por lo que entendemos que el Ministerio de Educación renuncia a la consideración de la educación artística como materia troncal en la educación obligatoria en todo el territorio español. En la carta no señala la apertura a repensar ningún tipo de enmiendas en este sentido. Desalentador para el arte y la creación y sobre todo para los niños, niñas y adolescentes de este país.

EC: Por último, ¿cuáles son los próximos pasos que vais a dar?

Tenemos todavía esperanzas de que algunos partidos sensibles a la educación de la mirada, a la alfabetización visual y al desarrollo creativo y de la atención incorporen nuestras enmiendas y que el Parlamento las acepte. Desde finales de febrero estamos en contacto con los partidos políticos que han contestado a nuestras peticiones y varios de ellos han sido sensibles a las mismas.

Hemos recabado el apoyo de la práctica totalidad del mundo del arte y la cultura, de los museos, la academia y el patrimonio, que se echa las manos a la cabeza cuando le mostramos la ausencia de creación en la educación obligatoria, y la ausencia de una educación que fomente la capacidad visual, creando una desigualdad inexplicable en el acceso al mundo del arte y la cultura, dejando depender la competencia cultural a la capacidad adquisitiva de sus familias. Hemos recibido testimonios de apoyo de personalidades de la Academia de Bellas Artes, de Premios Nacionales de artes plásticas, Premios Velázquez, presidentes de asociaciones de arte y cultura, de cine y teatro, del ICOM, la mayor institución de museos a nivel internacional y de INSEA, la Sociedad Internacional de Educación por el Arte, que no comprenden la postura española. Con todo este apoyo nacional e internacional no descartamos movilizaciones específicas tanto en el área educativa como cultural.


Notas:

*Todas las fotografías son obra de Marian López Fernández Cao

[1] ¿El arte por el arte? La influencia de la educación artística.

[2] El papel del arte en la adquisición de competencia para el modelo de enseñanza-aprendizaje del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) Ana Hernández Revuelta, UCM, 2012.

Ni trapo ni detergente – Fernando Ruiz-Goseascoechea

Hay gente que llama trapo a cualquier bandera. Probablemente entre ellos haya algunos que no expresen exactamente lo que sienten, porque les incomoda hablar del asunto; a otros, por el contrario, las bandeas les emocionan; y a otros, depende de qué bandera se trate. Pasa igual con los himnos y cantos emblemáticos, sean patrióticos, deportivos, militares o religiosos. Y es que las banderas, como los himnos, las procesiones, los desfiles, las consignas de las manifestaciones, las canciones en las fiestas y los cumpleaños familiares son, en gran medida, retazos de la infancia y la juventud que se quedaron anclados en nuestra memoria. Por eso pueden llegar a estremecernos.

El conflicto de las banderas rojigualda y republicana como significante para unos y para otros viene discutiéndose desde hace mucho tiempo. Soy partidario de enmarcar el problema en los tres espacio-tiempo: pasado, presente y futuro, ya que sobre este asunto existe una peculiar cosmogenia en la que el pasado ocupa un lugar predominante sobre el presente y, no digamos ya, sobre el futuro. Con razón protestaba Julio Anguita: Hay que dejar de hablar tanto de la Segunda (República) y preparar más la Tercera.

Pertenezco a una generación que aprendió historia a través de las imágenes. Crecimos admirando las pinturas del francés Delacroix La Libertad guiando al pueblo y de Garibaldi sosteniendo la bandera italiana de la unificación; crecimos admirando las imágenes de las tropas de Estados Unidos alzando su bandera de barras y estrellas en Iwo Jima y la bandera de la Unión Soviética sobre el Reichtag alemán. Crecimos manifestándonos con una bandera del Viet Cong en la mano. Hemos hecho nuestras las banderas de pueblos sin estado reconocido, desde el saharaui al palestino. Reconocemos y nos identificamos con la wipala andina, la del arcoíris del LGBTIQ+, la morada feminista, la verde ecologista y la amarilla antinuclear. Y llevamos saliendo cada 14 de abril a revindicar la bandera tricolor, codo a codo con ciudadanos que portan la bandera de su sindicato, su nacionalidad y su partido político.

Hemos respetado y seguimos respetando muchas banderas, aunque un gran número de ellas nacieron entre sangre y muerte, porque han sido paridas en momentos históricos y emancipadores. Pero es justo reconocer que otras muchas nacieron torcidas y su flamear concita más división, discordia y desapego que unidad, respeto y estima.

El conflicto es político y social porque nace de una victoria de una parte de España sobre la otra, que acarreó 40 años de dictadura. Pero, además, en democracia se prolonga en el tiempo porque representan dos concepciones antagónicas de estado: monarquía o república. A la vista está que la trascendencia de las banderas no viene determinada por sus colores, ni tan siquiera por su historia, sino por quienes las ondean.

Pero no son sólo colores; la bandera oficial de España contiene un escudo heráldico que representa los antiguos reinos que había en la España de 1500, un blasón con la corona real y un escusón con las 3 flores de lis de la Casa de Borbón, el mismo que ostenta el escudo de Enrique de Nassau-Weilburg y Borbón-Parma, el jefe de estado de Luxemburgo.

En los primeros tiempos de la transición (1975-1980) las fuerzas nostálgicas del franquismo, entre las que destacaba Fuerza Nueva (FN), patrullaban las calles haciendo ondear la rojigualda con el águila franquista, rescatado del escudo de Fernando el Católico. En 1982, FN y una parte del franquismo sociológico se atrinchera en Alianza popular (AP), que a partir de 1989 se denomina Partido Popular. Y la calma banderil volvió a las calles.

Todo cambió en 2008 cuando de nuevo repunta el proceso de patrimonializar la bandera de España por parte del bloque conservador. Se produce a partir del estallido de la crisis, y las mareas blanca y verde, junto a los indignados, se levantaron contra los recortes. La respuesta por parte del PP y de sus organizaciones de masas próximas, tipo Provida, convierten la bandera oficial en el eje de sus movilizaciones, dándole un contenido eminentemente partidario.

Este periodo de euforia rojigualda coincide con el comienzo de la cadena de escándalos de miembros de la Casa Real, que llega a trompicones hasta la fecha actual. Curiosamente, la extrema derecha, que nunca fue monárquica y en la transición no cesaba de criticar a Juan Carlos, da un giro radical, como todo lo que hace. Los integrantes de Fuerza Nueva que colgaron la camisa azul para entrar en el PP, ahora salen de este partido con la bandera más grande, el mástil más alto y la corbata de color verde de Viva el Rey de España (V.E.R.DE.). Un fenómeno que se tendrá que estudiar con atención.

Hasta esas fechas, solo una parte pequeña de la izquierda española sacaba a la calle la bandera tricolor, pero las movilizaciones contra los recortes, la aparición del 15 M en 2011 y de Podemos en 2014, rejuvenece el ímpetu republicano, y aviva en la calle la bandera ultrajada en 1936. 

Es en este punto de abismo de enseñas en el que surge el procés en Cataluña. La reacción del PP y las fuerzas conservadoras ante el auge de las movilizaciones independentistas en los años siguientes, fue la llamada de zafarrancho de combate y defensa de la identidad nacional; es decir, al uso desenfrenado de la bandera nacional.

Conviene recordar que, desde 1939, la presencia de la bandera del reino de España con el tiempo ha ido calando en el imaginario colectivo, y no sólo en el ámbito del mundo taurino o actos religiosos con presencia militar. La bandera rojigualda hoy está presente de manera notoria en las fiestas y celebraciones de muchos pueblos y ciudades de Castilla, Andalucía, Extremadura, Aragón, Murcia, Cantabria, La Rioja y la Ribera navarra, factor que funciona, en la mayoría de los casos, de manera independiente al color político del consistorio. Es decir, está asumida socialmente y no entra en conflicto con las banderas autonómicas.

Ahora han salido algunas voces desde el seno de la izquierda, reivindicando la bandera oficial española para impedir que la derecha patrimonialice la enseña patria. A simple vista la idea parece razonable, aunque no es nueva; ya lo hizo el PCE cuando en 1977 Santiago Carrillo anunció en rueda de prensa que en los actos del partido ondeará siembre la bandera con los colores oficiales del estado. Por supuesto, la iniciativa no cuajó. Sin embargo, el PSOE sí lo hizo y les funcionó. ¿Por qué? Pues porque las bases militantes y los votantes no eran los mismos.

La idea de ahora da la impresión que se enmarca estratégicamente en la aspiración, -legítima, por supuesto-, de ocupar el espacio electoral que dejó el PSOE desde el surgimiento de Podemos. Un gran bolsón electoral (no de bases militantes), tradicionalmente mayor, escorado al centro y que hace frontera con el terreno del PP; es decir muy poco comprometido hoy día con los valores y símbolos históricos de la izquierda.

Es probable que tanto el error del PCE en 1977 y ahora el de algunos sectores parta de una manera confusa que tiene la izquierda española de dar salida a la complejidad del problema de los nacionalismos periféricos. La naturaleza transversal que tiene el sentimiento independentista (desconocen, por ejemplo, que hay independentistas no nacionalistas) en territorios como el vasco y el catalán, crea un desconcierto que imposibilita dar respuesta a la necesidad de conjugar la defensa de los intereses de clase con cualquiera de las identidades territoriales.

La otra pata que cojea en el proyecto es el de la oportunidad histórica. En un momento en que las provocaciones de la extrema derecha están en su punto álgido, pretenden asimilar su bandera con las de las clases populares. Justo cuando la monarquía se muestra más comprometida con casos de corrupción, más vacía de contenido, sin legitimidad y escorada como nunca hacia las posiciones más conservadoras, queremos utilizar su misma enseña. Una bandera que nunca ha sido de unidad y de concordia.

La bandera rojigualda no es un trapo, como no lo es ninguna de las banderas de las comunidades, aunque ciertamente no une a todos los ciudadanos. Pero tampoco es un detergente para limpiar y desinfectar años de constricción y sumisión a un modelo de estado caduco.

La propuesta de blanquear la bandera rojigualda en 2020 está lejos de conseguir un efecto llamada a la reconciliación, sino que es, por el contrario, un oprobio a la historia y a la memoria. La idea nos retrae a los peores métodos de la transición, de esconder la basura debajo de la alfombra. Aquí vendría bien aquello tan gramsciano de pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad

Probablemente, cuando la República se restablezca en el territorio español, habrá que buscar una bandera nueva, que nos unifique a todos. Es posible que tengamos que guardar la rojigualda y la tricolor en el armario de la historia y comenzar de nuevo, con un proyecto simbólico que unifique a la inmensa mayoría del pueblo. Pero hoy, mientras tanto, la bandera con la franja morada no debería tocarse ni ser sustituida por nada.


Reflexiones sobre trapos de colores – Ana Barba

Hay banderas que representan al poder y hay banderas que representan al pueblo. Podemos corroborarlo echando un vistazo a la Historia de la Península Ibérica y tal vez de algún territorio vecino.

Durante la Edad Media, las enseñas de los señores feudales avisaban de la presencia de sus huestes, pero también indicaban cuáles eran las poblaciones de sus súbditos. En estos casos representaban al poder, si bien los vasallos adoptaban la de su señor, no había más opción que estar bajo la bota feudal.

Hay momentos luminosos de la Historia, como ocurrió en Castilla en 1520-22 con la Revolución Comunera. En ese momento los vasallos se rebelan ante el poder y se identifican a sí mismos con una bandera rebelde, el pendón comunero.

De igual modo, en 1789 durante la Revolución Francesa, la bandera tricolor adoptada era la de la libertad, contrapuesta a la del depuesto Luis XVI y sus flores de lis.

Existen en la actualidad muchas banderas que son símbolo de pertenencia a un grupo, basta echar un vistazo a las banderas deportivas. Habría mucho que discutir sobre si esas banderas representan al poder o al pueblo, puesto que el pueblo que las adopta voluntariamente sigue la estela de sus campeones, peleando si es preciso para defender el honor de su grupo, al igual que hacían las mesnadas de los señores feudales, por mucho que se sepa que esos campeones (salvo excepciones) son mercenarios que se venden al mejor postor y simples marionetas en manos de los poderosos dueños del circo deportivo. Un entramado sobre el que habría mucho que escribir y que excede el propósito de hoy.

Hay gente que usa determinados símbolos comerciales (marcas) como bandera de pertenencia a una élite socioeconómica.

Están las banderas de los sindicatos, las de los movimientos sociales y políticos (PAH, Antifas, Mareas), incluso las muy devaluadas de los partidos políticos.

Pero, sin duda, la bandera que más controversia suscita hoy en el Estado español es la llamada y bien llamada “bandera nacional”, no en vano representa al bando golpista del 36, autodenominado “bando nacional”. Esta bandera bicolor, aligerada del águila franquista pero siendo la misma en esencia, es defendida a capa y espada por lo más rancio y reaccionario del panorama social y político español y, por buena parte de los sin sustancia que se creen que son de izquierdas y ponen esa bandera en su perfil de TW.

La bandera que llaman “constitucional” es en este caso una muestra más de la simbología que el poder social y económico español, con el franquismo al frente, impusieron tras la derrota de la legalidad en 1939. La bandera es tan representativa del pueblo español como pueden serlo la monarquía o la Constitución salida de las Cortes franquistas en 1978. Sólo representan al poder y a sus vasallos, convencidos de las bondades del statu quo y de las ventajas que para ellos ofrece, aunque pasen hambre y humillaciones (“la alternativa es peor”, arguyen).

Vemos, por tanto, que sostener el valor simbólico y la representatividad de un trapo de colores tiene mucho que ver con el juego del poder y con los múltiples engaños y espejismos con los que los poderes controlan a sus vasallos.

Para finalizar, diré que hay trapos que me gustan por la rebeldía que representan, como el pendón comunero, las contemporáneas de la PAH, la arco-iris o de las luchas por los servicios públicos. También hay una bandera que me gusta por ser la contraposición a lo que detesto, la legítima bandera constitucional del Estado español, que no es otra que la bandera tricolor republicana.

S y R

Trapos de colores – Marià de Delàs

Las personas expresan sentimientos de pertenencia a una colectividad de diferentes maneras, entre ellas mediante la exhibición de símbolos, que muy a menudo son trozos de tela de diferentes colores.

Banderas, estandartes, pendones, insignias… se suelen alzar o colgar con cierta solemnidad como señal de identidad, con orgullo o como muestra de apoyo. Quien más quien menos ha levantado a veces una bandera, sea de un equipo deportivo, una organización, una ciudad, un movimiento social, partido, sindicato, nación o lo que sea.

En política esos trapos suelen servir, además, para expresar solidaridad entre compatriotas, pero incluso los antinacionalistas más radicales, los que mantienen que no tienen más patria que la humanidad, han agitado y agitan enseñas rojas, negras, lilas o de los colores del arco iris, para reivindicar ideas compartidas.

Hasta aquí ningún problema con las banderas, porque muchas veces no son excluyentes y a la gente le gusta expresar sus emociones un día con un símbolo, otro día con otro, muy a menudo con ninguno y a veces con varios a la vez.

El problema aparece cuando algunos quieren obligar a otros a compartir sus sentimientos. Eligen una bandera, por ejemplo, y pretenden que otros la asuman como propia, aunque no les guste. Eso es lo que ocurre con la que tiene dos franjas rojas y una amarilla más ancha en el medio, que se impone en pueblos y ciudades a gente que no la quiere. (Imposiciones al margen, una pregunta: ¿Por qué los defensores de la bandera española sustituyen la palabra ‘amarilla’ por ‘gualda’ para designarla? ¿Quizás para significar su singularidad?, porque a nadie se oye decir que tiene o quiere comprar una camisa o tapicería de color gualda).

El caso es que hubo un rey, Carlos III, hijo de Felipe V, de la familia Borbón, mira por dónde, que en 1785 decidió que los barcos españoles se distinguieran del resto con esa bandera con dos franjas rojas y una amarilla, y en 1843, ya en tiempos de Isabel II, el ejército la hizo suya y la convirtió en bandera de España.

Ocurre, como se sabe, que en el Estado español vivían y viven bastantes personas que defienden la idea republicana, identificadas muchas de ellas con la tricolor y otras tantas con naciones diferentes a la española, como Euskadi, Galicia o Catalunya, que cuentan con sus propios símbolos.

En Catalunya, durante la década que ahora termina, se ha producido, como todo el mundo sabe, una movilización popular excepcional, en defensa de su soberanía nacional, acompañada de un crecimiento considerable del número de ciudadanos que desean la independencia del Estado español y así lo reclaman, con senyeres estelades en manifestaciones y desde los balcones de sus viviendas.

El uso generalizado de este trapo coloreado con cuatro barras rojas y una estrella tiene una explicación. No nos vamos a extender sobre los orígenes de la nación catalana, ni sobre la evolución del independentismo y el autonomismo, ni sobre la decisión de la justicia española de enmendar radicalmente el estatuto que los catalanes habían aprobado en las urnas, pero sí es preciso destacar en esta reflexión sobre banderas que uno de los motivos por los cuales, todavía ahora, parece que al menos un cuarenta y dos por ciento de la sociedad catalana se siente a disgusto con la simbología española. No quieren pertenecer a un Estado, el español, que mantiene condenadas, inhabilitadas, multadas, encarceladas o exiliadas a personas que se manifestaron pacíficamente en contra de la intervención de las instituciones catalanas por parte del Gobierno español e hicieron posible la celebración de un referéndum sobre el futuro político de Catalunya. Los encausamientos judiciales han afectado y afectan de momento a centenares de personas, porque no pueden llevar a millones ante los tribunales.

La represión de una nación sobre otra tiene sus efectos, como se sabe. Propicia rencillas entre los castigados, infunde miedo y pérdida de adeptos, porque la senyera estelada representa una ambición, que se expresa con gran variedad de objetivos, desde posiciones diversas, ninguna de ellas segura y confortable.

El confort lo podrían encontrar, les dicen, mediante el diálogo con quienes se sienten representados por la bandera constitucional, la monárquica rojigualda. Ocurre que los que la agitan y exhiben con más energía suelen ser ultraderechistas, que no ofrecen muchas posibilidades para la negociación, pero bastantes representantes del Gobierno progresista también la reivindican y enaltecen, a pesar de proclamarse defensores de los “valores republicanos”.

Algunos de esos progresistas españoles incluso les dicen a los soberanistas catalanes que el Estado español puede mejorar, cambiar hacia un nuevo modelo, plurinacional. Parecen poco resueltos frente a quienes no buscan otra “solución” que el sometimiento y la renuncia.

La indiferencia con la que se observa desde fuera de Catalunya la voluntad del poder judicial español de reeducar en la cárcel, durante años, a personas que se suelen identificar con las estelades no permite ver muy cercanas las oportunidades para el diálogo.

A casi nadie le gusta colocarse bajo una bandera perseguida, pero millones de personas la enarbolan y es poco probable que la sustituyan por la blanca de la rendición.


Ni a quien sirven cuando alzan las banderas – Pedro Chaves

Eso se pregunta Serrat en una canción (“Algo personal”) y así parece que ocurre siempre: vemos a alguien enarbolar una bandera y nos podemos echar a temblar: a partir de ese momento el escenario se dividirá entre los “míos” y los “contra mí” aunque, en ocasiones, resulte tan difícil saber, quienes son los “nuestros”. A veces, incluso, los más cercanos son los peores enemigos, aquellos que más confunden por su “falsa” proximidad con las verdaderas reivindicaciones.

Después de la religión, el nacionalismo, en alguna de sus versiones más extremas, es el gran responsable de muertes producidas por razones no naturales desde el siglo XIX, incluyendo aquí todo tipo de catástrofes. No hay guerra en la que las banderas no hayan sido agitadas y vinculadas a alguna identidad en riesgo por parte de la contraparte atacada o contra la que nos defendemos. Y la historia nos dice que no hay nacionalismos buenos o malos. En algún punto, la diferenciación se tuerce, deja de ser sutil y todo queda arrasado por la preeminencia de lo propio y superior frente a lo ajeno e inferior (cutre, casposo, atrasado etc.). Muy a menudo, la vinculación entre nacionalismo y religión obra el milagro de crear una identidad que traza abismos en el seno de la comunidad política preexistente y que excluye, criminaliza a un “otro” que ha dejado de ser humano.

Y, sin embargo, no hay nada necesariamente malo ni reprochable en sentirse parte de algo, de un espacio, de una comunidad cultural, lingüística o ambas cosas. O formar parte de una identidad que quiere singularizarse respecto a otra a la que considera omnipresente o invasiva o ambas cosas. Y es legítimo reconocer el derecho democrático a reivindicar la forma estatal y la independencia asociada para naciones sin estado. Creo que en esto conviene ser claros, aunque esto no signifique que cualquier reivindicación de independencia deba ser considerada, sin más, como completamente democrática ni que cualquier intento de impedirla deba ser valorada, sin más, como legítima.

Cómo ocurrió con la religión, el sueño de la razón imaginó que el nacionalismo periclitaría lentamente, subsumido por identidades que se moverían libremente por una nueva geografía global. Una geografía no necesariamente sin límites pero con fronteras difusas o porosas. Pero al igual que las últimas décadas han conocido un auge del papel público y político de las religiones, el nacionalismo vive un momento reivindicativo importante. Y aquí no hablamos solo de los nacionalismos sin estado y de sus versiones y reivindicaciones democráticas, hablamos también de la autoafirmación de lo nacional en todas sus dimensiones, incluida la de las naciones que han construido un estado y son hegemónicas o dominantes.

La globalización ha tribalizado la política. En una conocida tesis sociológica David Goodhart defiende que la globalización ha dividido el mundo entre los “de alguna parte” (somewhere) y los de “ninguna parte” (anywhere). La diferenciación, aunque simplista en exceso, tiene una parte muy reconocible de verdad y se solapa, además, con los perdedores y ganadores de la globalización. Entre los perdedores más reconocibles, una parte significativa de las clases medias que han sido expulsadas de su modo de vida por fenómenos incontrolados y carentes de toda legitimidad, donde los mercados se han enseñoreado de la situación. Por eso, la reivindicación de “retomar el control” se ha convertido en popular y transversal, común a muchos movimientos de diferente signo y pelaje.

Ese “retorno a lo nacional” imagina una arcadia imposible: la posibilidad de recuperar las riendas de la propia vida (en todas sus dimensiones) para la comunidad política. Y por eso, respetando la condición democrática inapelable del derecho de autodeterminación, en estos días la utopía nacionalista no deja de ser una ucronía conservadora cuando no abiertamente reaccionaria. El desafío para una parte del nacionalismo sin estado es imaginar su derecho a la autodeterminación en espacios donde la democracia y el control sobre los procesos significativos debe hacerse en combinación con otros locus de gobernanza y de decisión política (local, estatal, supranacional). Y donde la afirmación de la identidad propia pueda hacerse compatible con otras identidades, incluida aquella de la nación mayoritaria.

El desafío para los nacionalismos mayoritarios es imaginar nuevas articulaciones políticas e identitarias que respeten derechos, resulten inclusivas en términos simbólicos y de decisión política y sean capaces de dar voz y presencia a comunidades políticas sin estado. En este caso los símbolos juegan y jugarán un papel de la máxima importancia. Nunca entendí porque no se permitía que las lenguas cooficiales del estado español se pudieran expresar en el Congreso de los Diputados. O que no se ofrecieran las lenguas del estado como enseñanzas opcionales en la educación primaria y secundaria en todo el país.

Estas son las nuevas fronteras de la democracia para las fuerzas de izquierda se encuentren en uno u otro lugar de la frontera. Las viejas articulaciones nacional-estatales (república, federalismo, confederalismo) nos sirven de referencia, de baliza para orientarnos, pero no mucho más. No nos queda otra que inventar, imaginar, arriesgar y, claro está, equivocarse.


De trapos, banderas y banderías – Manuel Garí

Estoy conmocionado. Mi jefe de estado se ha fugado con el dinero envuelto en la bandera roja y gualda y conservando todos los honores reales al son de la Marcha de Granaderos, también conocida como Marcha Real o Himno Nacional. Todo un patriota (“¡Tantos servicios rindió a España!”). Al igual que su sucesor, capaz de sacrificar su amor filial en aras de la monarquía (en la que, por cierto, él ostenta el título de boss). Otro patriota, también envuelto en la rojigualda frente a los provocadores que querían votar en el referéndum del 1 de octubre de 2017 en Cataluña envueltos ellos a su vez en la cuatribarrada y al son de Els Segadors.

Estos Borbones de la rojigualda han cambiado de trapo según conveniencia, cual tropa mercenaria especializada en hacerse con propiedades terrenales tipo reino. Son una especie de CEOs de los asuntos de la jefatura de estado no electa. Por eso son gente que nace allí, habla idiomas y reina allá a dónde haya vacante. A estos profesionales del poder con “irresponsabilidad constitucional” les he contado un montón de banderas. Breve enumeración de trapos borbónicos en la que prescindo de algunos reinos de segunda y de multitud de condados y ducados, algunos de la entidad de Luxemburgo, los correspondientes al Reino de Navarra, de Francia, de España, de Dos Sicilias e Imperio de ¡Brasil! (sic). Y en cada feudo su robo y en cada robo su bandera y su patria.

Yo que no soy muy de banderas, ni siquiera tengo una de mi club de fútbol, sin embargo, observo que hay algunas diferencias. En nombre de la rojigualda hay gente que encarcela, golpea e incluso, asesina, como ocurrió, entre otros con el caso de mi paisano Guillem Agullo cuyo delito fue simplemente portar una cuatribarrada en el lugar y día inoportunos. O en el caso de tantos republicanos golpeados o asesinados por pasear pacíficamente con una tricolor. Pareciera que en esto de las banderas unos tienen el palo y los otros el deseo de libertad; la cosa, pues, estriba en el caso del Estado español entre quienes defienden una visión uniformadora e impuesta de la identidad nacional y quienes intentan reclamar su derecho a decidir su identidad y la forma de estado. Cosa que no es poca cosa.

Y, sin embargo, hay una parte de la izquierda que, desvaída en programas y proyectos de futuro, intenta recuperar para sí las ideas de patria y nación española, asume los estandartes y banderines impuestos por Franco y asumidos como propios por los padres constituyentes y sus cuñados franquistas reciclados en “demócratas de toda la vida” en el 78. Vano intento condenado de antemano al fracaso. Le ocurrió a Santiago Carrillo y años más tarde a todo tipo de propuestas populistas patrióticas. Es difícil regenerar unas señas de identidad que nacieron para uncir a todo un pueblo y a los pueblos que lo configuran a un pasado mítico inexistente. El españolismo, desde su origen, está indefectiblemente ligado a la idea de una nación impuesta. No es por ahí dónde puede haber proyectos futuros en común.

Venimos de momentos de urgencia social, en torno a la vivienda, los salarios, la precariedad, los despidos y las deslocalizaciones. Vivimos en medio de una crisis sanitaria y económica sin precedentes en el país y en el ámbito mundial y a las puertas del abismo climático. La sociedad en el Estado español no sólo es heterogénea por lengua y señas de identidad, lo es también por orígenes culturales (unos más o menos autóctonos y otros extrapeninsulares) y a causa de la desigualdad social. Es una sociedad plural en todos los aspectos.

Intentar construir un futuro sobre las cuestiones de identidad, proclamar la necesidad de una unidad sin fisuras para salir de la crisis solo favorece a la derecha conservadora y desmoviliza la base electoral de izquierdas. Apelar a la grandeza española (Felipe VI y Sánchez no paran de decir aquello de “somos una gran nación”) sin caer en el españolismo excluyente es fácil de enunciar, pero imposible de evitar. El deseo de vivir juntos, de construir un futuro común y superar los orígenes y las culturas diferentes, sólo será posible si en el plano material se hace realidad el derecho a la salud y la educación, al empleo y la vivienda, a la igualdad sin discriminaciones de sexo y a la diferencia en las identidades de género, y, por supuesto al clima y la vida… Y en el plano político y territorial si se hace efectivo el derecho a la autodeterminación y la independencia, bases para una futura libre unión (si fuera deseada como yo la deseo). Ese es un proyecto ilusionante y movilizador con un sencillo programa.

El sentimiento común de pertenencia es el resultado de una historia y de experiencias compartidas, de acontecimientos vividos conjuntamente, y no de raíces esencialistas ni de falsas recreaciones antihistóricas que nos vinculan al cristianismo, Don Pelayo, la pata del caballo del Cid o la Reina Isabel de Castilla olvidando nuestro ADN celta, ibero, fenicio, griego, romano, gallego, catalán, aragonés, vasco, árabe, musulmán, judío, ecuatoriano, colombiano, peruano, marroquí, senegalés, y un largo etcétera que confluye en lo que hoy es el mosaico que constituye la ciudadanía real que trabaja, sufre y sueña. Y políticamente no podemos olvidar que la tragedia genocida del franquismo produjo una sima entre vencedores y vencidos, cuya historia perdura. E impuso el relato oficial de los vencedores. ¿Es en la historia mitificada en la que pueden reconocerse esa multitud? En cuestión de identidades, las banderas y los cánticos juegan un papel central en la configuración y expresión de esos sentimientos. ¿Es en esos símbolos en los que puede reconocerse esa multitud?

Algo elemental pero que conviene recordar: el sentido de los símbolos varía con el paso de la historia y del lugar. Cantar la marsellesa en la España franquista era un símbolo emancipador, en las colonias francesas un signo de opresión y en el sesenta y ocho parisino un acto de afirmación gaullista contra revolucionario. Por ello, es estúpido hablar de los símbolos e instituciones comunes que “en común nos dimos”. No podemos olvidar que, por más que digan lo contrario Casado o Sánchez, en nuestro pasado reciente la estanquera y la marcha real anunciaban la llegada de los asesinatos en masa en nuestros barrios, pueblos y naciones y, más tarde, de las detenciones y torturas.

Aquí y ahora no se han dado las condiciones ni existe el proyecto real de sanear el origen y uso de la estanquera y del himno “nacional”. Son hijas de un golpe de Estado y de una Constitución que los hereda de forma obligada bajo chantaje. Solo una ruptura democrática y un/unos procesos constituyentes con un referéndum sobre la forma de Estado (monarquía o república) podrán poner en su sitio el sentido de los símbolos y a los signos mismos porque habrán reorganizado las cosas de la res pública a partir de la voluntad popular.

Todas estas cuestiones nos exigen un análisis riguroso histórico y un debate sobre las nociones de identidad, de pertenencia, de comunidad. Aún más sobre lo que significan los conceptos de pueblo y de nación en la era de pandemias mundiales, economías encadenadas y nuevos referentes ideológicos y culturales vinculados a la globalización. Lo contrario es moverse en el terreno de la irracionalidad y sacralizar aquello que debe ser abordado científicamente, “históricamente, de forma profana, sin rezos ni escupitajos” diría Daniel Bensaïd.

Y se me puede preguntar sobre todo esto ¿Qué piensas? ¿Qué sientes? ¿Cuál es tu bandera? Me quedo por el momento con tres. La tricolor porque hoy y aquí (año 2020, Reino de España) es un grito de soberanía y libertad, la cuatribarrada que me recuerda al pequeño pueblo donde nací y siempre, siempre, con la roja. Esta es la más incluyente y como nos recuerda el filósofo y militante francés, es la bandera “de la solidaridad internacional de los trabajadores y trabajadoras, sin más fronteras que las de clase. Ella es la nuestra”.

Y que Juan Carlos I y Felipe VI, dignos representantes de una larga saga, la de los Borbones, de franquiciados reales con tal de tener el poder se queden con la rojigualda y que nos dejen en paz con la tricolor y la roja, eso sí, con un toque de aggiornamento que requiere trazos verdes y lila.

Yo quería ser Marsé – Cristina Fallarás*

Yo me fui a vivir a Barcelona por Juan Marsé. Así es. Corría 1986, tenía 18 años y llevaba desde que me acuerdo sentándome en el murete del malecón de Calafell, frente a l’Espineta, la taberna marinera de los Barral. Era lectora compulsiva y quería ser escritora, lo del periodismo ya vino después, y también tuvo que ver con él.

Me sentaba en el murete porque allí, en las mesas de fuera, estaban los escritores, las escritoras. El editor y escritor Carlos Barral me impresionaba, y Jaime Gil de Biedma, Rosa Regàs, Anna Maria Moix, Alfredo Bryce Echenique. Todos por allí. Pero el que a mí me fascinaba era Marsé. Después leí todos sus libros y encontré la palabra: Compacto. Aquel hombre de manos camperas y cara labrada, su serenidad, su falta de impostura, estaban luego en su obra. Pero antes yo había pasado mi adolescencia y mi primera juventud contemplándolo, sentía que ya lo había visto. Compacto.

He leído bastantes textos sobre él publicados en las últimas 24 horas, desde su fallecimiento este domingo pasado. No es cierto que fuera un macarra. No es poca la gente que tiende a describirlo como tal o como el día después de un chuleta de barrio, seguramente porque resulta cómodo echar mano del Pijoaparte. Era un hombre serio y tímido al que no le gustaba andarse con tonterías. Serio y muy divertido. Los serios divertidos son los mejores.

En una profesión, la de escritor, repleta de petulantes y relamidos, él no fingía, no había impostura en su forma de contar historias, ni en su forma de sentarse, de opinar sin piedad, él no templaba gaitas.

Así que un día, tras años mirando escritores, tras haberme enamorado de Últimas tardes con Teresa, Ronda del Guinardó, Un día volveré y Si te dicen que caí, me largué a estudiar a Barcelona. Elegí periodismo (entonces Ciencias de la Información) desde luego sin ninguna de esas tremendas vocaciones que aseguran haber sentido muchos de mis colegas. Yo no quería ser periodista, yo quería ser Marsé, qué barbaridad, qué idiota.

Sin embargo, ya que tenía lo del periodismo a mano, decidí aprovecharlo. Junto a un puñado de jóvenes acabábamos de montar un periódico gratuito de barrio en Nou Barris, zona obrera. A la primera que pude, por supuesto, me hice con el teléfono de Marsé. “Hola, me llamo Cristina Fallarás, trabajo en un periódico de barrio y quiero entrevistarle”. No han sido pocas las excusas recibidas al principio de mi carrera de llamémoslo “prensa alternativa”. Sin embargo, su invitación fue inmediata, fui a su casa, le entrevisté y seguí entrevistándole después en la SER y más tarde en El Mundo y aún en algunas ocasiones más. Sin duda es la persona a la que más veces he entrevistado en mi vida.

Un día, siendo un chaval, mató un pajarillo con una escopeta de balines. El horror que le produjo ese acto fue tal que ya mayor seguía contándolo. Era un hombre bueno y le repugnaban la idiotez y la crueldad.

Yo quería ser Juan Marsé porque a su alrededor, y con él en el centro, existía un mundo culto pero no fatuo, una forma de andar descalzo por la orilla, de escribir sin hacer alarde de un magisterio ante el que cualquier creador o creadora honesta suspira y sonríe, conversaciones junto al mar, noches largas y, en su caso, una austeridad compacta, una honestidad compacta, un compacto respeto por sí mismo y por su trabajo.

Además, claro, era el suyo un universo político. Por las referencias a la Guerra Civil, por supuesto, por el retrato de una clase obrera también, por todas esas cosas que ha contado. Sin embargo, después de observarlo durante tantos años, creo que lo más político de Juan Marsé estaba en un compromiso íntimo por no pactar con el engaño, con el relato que construye el engaño, el propio y el histórico.

“Yo solo escribo historias”, decía. Y sí, en eso consiste. La Literatura permanece y lanza hacia el futuro aquello que somos, que fuimos. Lo escrito retrata un mundo y ese mundo está en el mundo. Cuando mañana, los hijos de los hijos de mis hijos se interesen por la posguerra española, porque sobre el pasado se construye, sin duda los libros de Marsé les serán mucho más útiles que cualquier tratado de Historia. E inconmensurablemente más bellos, más ricos, más certeros. Compactos.

Tengo la fea sensación de que con la muerte de Juan Marsé desaparece un mundo que no ha encontrado recambio. Y desde luego una enorme parte del mío propio. Hace décadas de dejé de querer ser Juan Marsé, en un sentido amplio. Nadie puede ser Juan Marsé, ni parecérsele de lejos.

Notas:

* Artículo publicado el 21 de julio de 2020 en Público: https://blogs.publico.es/cristina-fallaras/2020/07/21/yo-queria-ser-marse/


Maldita sea. Ha muerto Juan Marsé – Manuel Garí

Así de acertado fue el tuit de Maruja Torres. Así supe la mala noticia y así, de inmediato, me invadió la misma rabia. Ella le conocía, yo no. Pero como si le hubiera tratado. Desde los años sesenta formaba parte de ese mundo entre real e irreal que forman las lecturas que le acompañan a cada cual. Marsé nacido Faneca -como aquel anarquista- hablaba de hombres y mujeres, de ricos y pobres, de trabajadores y maleantes: de la sociedad humana. Como, por cierto, también hizo en los mismos años otro grande y con otro lenguaje, Jean-Marie Straub el cineasta comunista heterodoxo, autor de la inolvidable “Sicilia!”, nacido el mismo día exactamente que Marsé y del que se declaró asiduo lector.

Marsé ha sido demasiado creativo, inconformista e inclasificable como para que sea material de uso en las banderías españolistas versus convergentes o viceversa. Fue un currante nato -de lo contrario es incomprensible su producción- que debía pensar como Baudelaire, otro inclasificable, inconformista y creativo cuando afirmó la boutade de que “para trabajar basta estar convencido de una cosa: que trabajar es menos aburrido que divertirse”. Me interesa lo que escribió, lo mucho que escribió, no la minucia.

Poco antes del famoso 14 de marzo del Estado de alarma por el Covid-19[1] tuve que preparar unas lecturas para un público muy especial, ávidos lectores, lectoras y escuchantes de menos de 8 años. Y, qué casualidad, les leí en dos tardes seguidas dos Marsé muy refrescantes “El detective Lucas Borsalino” y “La fuga de río Lobo”. Fue un éxito de crítica que se tradujo en petición de ambos en papel para leerlos por su cuenta antes de dormir. ¿Fue una casualidad la elección? Probablemente no, jugaba a valor seguro.

El mismo que había reconocido en «La oscura historia de la prima Montse» que como en “El amante bilingüe” se da una polarización entre dos seres, hombre y mujer, complejos. Conflicto que también asoma en “La muchacha de las bragas de oro” entre ella y el ex franquista reciclado, pero sobre todo se hace evidente en “Últimas tardes con Teresa” entre el buscavidas Pijoaparte y la burguesita Serrat del barrio de los Pujol (entre delincuentes anda el juego). Entre las gentes de los barrios obreros -tal cual son con sus potencialidades y miserias- y las gentes de las “torres” de Sant Gervasi. Entre gentes que desean lo que el otro es. Y que no se mienten llamándole amor a lo que es sexo. Y dónde exuda el conflicto de clases, la desigualdad, la inviabilidad de esa sociedad. Marsé presenta todo ello incardinado en la vida de una ciudad, Barcelona. Precisamente porque profundiza la pequeña historia de las personas dentro de la historia su comunidad con una mirada entre realista e irónica y pegada a unas calles y unas plazas concretas, su obra alberga temas de fondo con dimensión universal.

Esta noche volveré a abrir “El embrujo de Shanghái” después de volver a ver la peli de Trueba. No me aburro nunca ni de una ni de la otra. Que la tierra le sea leve.

Notas:

[1] Me niego usar el femenino con el virus porque lo digan Arturo Pérez-Reverte y sus secuaces de la rancia RAE. No busquen motivo ideológico alguno, simplemente porque no me da la gana cambiar de artículo porque lo digan.


Tratemos a Juan Marsé como se merece – Marià de Delàs

La agenda de narraciones y ensayos pendientes de lectura crece sin parar. Es imposible dar abasto con todas aquellas obras que uno se propone leer y, para colmo, en nuestras estanterías tenemos almacenados, e incluso ordenados, por puro romanticismo, un montón de libros que han marcado de alguna manera nuestras vidas y que merecen relectura. Entre ellos se encuentran, claro está, los de Marsé. Creo que no tengo ningún amigo, salvo aquel que toma ejemplo del detective Carvalho, que no guarde celosamente en su casa al menos una de las historias que nos ha dejado el enorme escritor catalán. Un personaje que no se prodigaba casi nada en los medios.

Apenas se dejó entrevistar, y a pesar de ello, su presencia en la vida pública es y será muchísimo mayor que la de otras celebridades que matarían por aparecer en alguna pantalla.

Un escritor que dio visibilidad a la Barcelona ignorada, la de los barrios, la de su gente de verdad, sus niñas y niños, la vida clandestina, el miedo, la pobreza, los señoritos, la imprescindible delincuencia, los policías…

Marsé militó durante unos pocos años, cuentan, pero en su narrativa a menudo estaba presente el compromiso político, aunque fuera en forma de fantasía.

Los escenarios que describió son los de su ciudad -el del bar Delicias, el cine, los patios, el terrado, los barrancos que ya no existen, el almacén- pero sus historias han llegado a todas partes.

Fue una “figura incómoda para algunos”, quizás porque tal como lo define nuestra compañera Lidia Penelo, “era un insobornable”.

Sus personajes, Teresa, el Pijoaparte, Jan Julibert, Balbina, David y su perro flaco, el escritor falangista y su sobrina Mariana… son ya universales, pero están estrechamente vinculados a tiempos y recuerdos muy concretos, también incómodos y necesarios.

Morirse tiene el inconveniente de que impide hablar y escribir, pero se utiliza mucho a los difuntos, en cualquier sentido. Hay que recordar bien lo que dijeron y escribieron. Conviene releer a Marsé y a las personas que él admiró, para no maltratar su memoria.


La literatura más generosa – Fernando Ruiz-Goseascoechea

Como una gran parte de los españoles de mi edad, el proceso de iniciación literaria se produce a través de la cultura popular, especialmente el cine, los tebeos y la música. Pero también a través de los libros, aunque mi despertar social, una vez pasada la fiebre de Defoe, Verne y Salgari (mentira, eso nunca pasa) no fue como pretendían en los colegios, a través de insignes escritores del Siglo de Oro, o de gigantes de la literatura francesa o inglesa. Mas bien, fue todo lo contrario.

El ejemplo paradigmático es mi bautizo como apasionado lector, que se realiza a través de los tebeos de El capitán Trueno. Eso sí, y aquí viene lo interesante, tardé años en saber que Víctor Mora, la mano que daba vida a mi héroe era comunista y estaba afiliado al PSUC; ningún censor pudo nunca intuir que el más célebre héroe del cómic hispano dedicaba todo su empeño a derrocar tiranos y a colocar en su lugar consejos de ancianos, “que era lo más parecido que se me antojaba a una república”, como diría su creador años más tarde.

Mis futuras inclinaciones literarias jamás las mencionaron en el colegio, bien por desconocimiento o por mala fe. Yo, ávido lector, estaba abierto a todo, por supuesto, pero había algo en aquella Barcelona de los años 70 que me empujaba hacia terrenos extraños y heterodoxos. Estoy hablando de Francisco Candel, Marce Rodoreda, Aurora Bertrana, los Goytisolo, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, María Aurelia Capmany, Alfonso Costafreda…

La Generación del 50, también conocida como la Generación de los Niños de la Guerra, está marcada por la Guerra Civil y por unos valores perfectamente definidos: educación religiosa, represión sexual, nacionalismo españolista, anti-comunismo, autoritarismo, ley y orden social, importancia de la familia, etc. ¡pero con muchas ganas de vivir!

Descubrí en sus lecturas, en especial la de los integrantes de la sección catalana de la generación, la Escuela de Barcelona, un estilo por mí desconocido, aparentemente menos literario pero, a la vez, más sincero. Me hacía sentir bien ese espíritu fuera de los cánones tradicionales y esa mano de procedencia multidisciplinar y autodidacta. Son autores y personajes que donde mejor se desenvuelven es en la calle, y su fuerza reside en el dominio de la ironía y la evocación de la memoria; y eso marca una distancia con la generación anterior, la del 36. Sin embargo, enlaza armoniosamente con muchos de los integrantes de la generación del 27.

Efectivamente, regresa la luz y el color, aunque las historias sean desgarradoras y estremecedoras. La tristeza ya no les inmoviliza, sino todo lo contrario. Hablan de familias rotas, de mujeres maltratadas y humilladas, de niños abandonados, de enfermos desahuciados, pero abordan de frente el amor, el deseo y hasta la muerte. Narran sus historias, fusionando el escritor y el personaje, y con sus historias y su pasado crean un proceso por el que se afirman así mismas.

Mi primera lectura comprometida vino, cuando tenía 16 años, de la mano de Francisco Candel, un hombre que escribía sobre su barrio, Can Tunis, en la ladera de Montjuic, el epicentro de la inmigración barcelonesa en los años 50, y los problemas de adaptación de ésta. Candel, vecino del barrio al que llegó con 2 años, hizo suyas estas preocupaciones, convirtiéndolas en materia literaria, y provocó la censura o la prohibición de muchas de sus obras. Curiosamente, el primer libro de Candel me lo recomendó mi madre, se llamaba Dios, la que se armó, un libro en el que contaba las reacciones sorprendentes que tuvo su novela (crónica en tono anovelado) más exitosa Dónde la ciudad cambia su nombre. 

Tanta fue mi devoción por Candel que es el único autor por el que he formado cola en El Corte Inglés para que me dedique un libro y, por supuesto, conservo todos sus títulos. Candel mantuvo también una actividad destacada en el mundo de la política, fue miembro del PSUC, senador en las filas del partido Entesa dels Catalans, y concejal de cultura del Ayuntamiento de L’hospitalet de Llobregat.

Fue más o menos en ese tiempo cuando caí rendido ante la obra de Mercé Rodoreda, que había nacido no muy lejos de mi casa, en Sant Gervasi, pero en 1908. La menciono aquí, porque esta mujer que su padre no le permitió ir apenas al colegio, llevo una vida agitada con diversos trabajos (se dedicó a la costura, pintura, periodismo, poesía, literatura juvenil…), compromisos, escritura, exilios, amistades y romances (entre ellos Andreu Nin, dirigente del POUM) pero no tuvo auténtico reconocimiento hasta los años 60, especialmente a partir del éxito de La plaza del Diamente.

Traigo también a colación a Rodoreda, porque me gusta imaginarla como puente natural entre su generación y la Escuela de Barcelona. Tiene todos los componentes de narración visual que tuvo la generación del 50.  Influenciada por su compañero Armand Obiols y por Josep Carner, pero también por Marcel Proust, Thomas Mann y Virginia Wolf. Otras escritoras singulares y cercanas de alguna manera a lo que luego fue la Escuela de Barcelona fueron Aurora Bertrana, viajera incansable y creadora de la orquesta Jazz Women, la primera jazz band formada íntegramente por mujeres en Europa, y también  Anna Murià y  María Teresa Vernet…

Con la muerte de Juan Marsé no sólo la literatura se queda huérfana, sino la calle también, a pesar de esa desescalada alocada y a trompicones que los españoles practican hoy en busca de la cerveza y el abrazo. Y es que con la despedida de Marsé nos estamos quedando sin literatos a los que las calles corran por sus venas. Algunos lo intentaron por el camino del postureo señoritingo como Umbral y otros con la minuciosidad y el estudio de laboratorio como Carlos Ruiz Zafón.

Los autores como Marsé son fugitivos de una Barcelona despersonalizada de los años 60, una ciudad a la que el régimen trataba por todos los medios de desdibujar sus rasgos identitarios. Marsé y cuatro más salieron a la calle y disputaron casa a casa, bar a bar, oficina a oficina, plantando cara insolente a la Barcelona inhóspita y triste, marcada por la derrota, y transformada por el fenómeno creciente de la inmigración.

Marsé ha sido del pelotón de los que no se contentó con el flaneo y las noches de bohemia, que también las tuvo, por supuesto. Él fue un currante de las letras, un artesano del relato y un esmerado joyero para diseñar complicados engarces amorosos y vivenciales. Ha sido un moderno, en el mejor sentido de la palabra. De los que empezaron a escribir cuando se acabaron las cartillas de racionamiento y apostaron por una escritura despegada de los rigores de la poesía social, y que se compromete con la resistencia antifranquista, desde su casa, la discoteca y las redacciones de periódicos y revistas. Pero conservan una manera de escribir nueva, más estética y más intimista.

La escritura de Juan Marsé tiene un fuerte componente visual que se deriva principalmente del hecho de que el autor parte de imágenes, no de ideas, a la hora de concebir su creación literaria. Marsé investiga en «Si te dicen que caí», como si fuese un redactor de sucesos, y llega a entrevistarse con el asesino de Carmen Broto, la infeliz protagonista de la novela. Cuenta como si fuese su piel como los charnegos quieren ligar con las niñas pijas de la ciudad; o idealiza al antihéroe perdedor en «Un día volveré», a través de la mirada de un niño muy parecido a él. Y todo eso, mientras ejerce el cargo de jefe de redacción de la revista Por Favor y de la revista Bocaccio, símbolo de la gauche divine, grupo al que Marsé pertenecía pese a su condición de obrero y al que ridiculizó en Noches de Bocaccio.

Pero no todo era Bocaccio; el grupo de Barcelona se crea a partir de la revista Laye, dedicada a promocionar la conciencia civil de un grupo de universitarios de Barcelona, entre los que se encuentran Josep M. Castellet, Jaime Gil de Biedma, Juan y José Agustín Goytisolo, Gabriel Ferrater y Joan Ferraté.

Y la dirige, ni más ni menos que Manuel Sacristán, un comprometido comunista, fundador de las Comisiones Obreras de la Enseñanza, miembro del Comité Antinuclear de Cataluña y fundador de las revistas Materiales, y Mientras tanto.

Más tarde llegan Manuel Vázquez Montalbán, Eduardo Mendoza y Terenci Moix; y los más jóvenes Jaume Cabré, Miguel Ángel Riera, Biel Mesquida, Montserrat Roig, Quim Monzó…Una generación nueva muy relacionada con la resistencia al franquismo crepuscular pero que en sus últimos estertores aún tiene las cárceles llenas y el país sin derechos ni libertades. Un tiempo que se agota y se despide igual que como llegó porque no conoce otra manera de hacer las cosas: estados de excepción, fusilamientos y garrote vil. Es en ese marco cuando yo sigo leyendo a los autores que me interesan. A los generosos que transmiten imágenes, antes que ideas.

La 16ª edición del Festival Ellas Crean vuelve este fin de semana con la programación que tuvo que ser aplazada por la pandemia del coronavirus.

Su directora, Concha Hernández, explica para Espacio Público qué es este Festival: Ellas Crean es un festival multidisciplinar, nacido hace 16 años al calor de la celebración del 8 de marzo, día internacional de las mujeres, organizado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, que cuenta con la colaboración del Ministerio de Cultura y de la Comunidad de Madrid.

Su propósito es mostrar la enorme creatividad de las mujeres y reivindicar su presencia en las programaciones culturales, porque las estadísticas muestran y demuestran una persistente desigualdad con respecto a los hombres. También quiere ser una plataforma para descubrir nuevos talentos.

Concha Hernández, directora del Festival Ellas Crean

El propósito de Ellas Crean es mostrar la enorme creatividad de las mujeres y reivindicar su presencia en las programaciones culturales, porque las estadísticas muestran y demuestran una persistente desigualdad con respecto a los hombres. También quiere ser una plataforma para descubrir nuevos talentos.

Programado en un principio para el 5 de marzo, este año tuvo que ser aplazado por la situación creada por la pandemia Covid-19: Presentamos el festival el 4 de marzo, y diez días después estábamos confinados, solo pudimos realizar un 20% de la programación. Hubo mucho desconcierto, miedo a la cancelación… Había mucho trabajo previo hecho, muchos trabajos ya realizados, muchos ensayos, obras por encargo, que solo podrían ser cobradas si se realizaba la actividad… pequeñas empresas, autónomos… Por descontado, mucha, mucha ilusión. Nuestro empeño estuvo en que se pospusieran las actividades. He de decir que tanto el Instituto de la Mujer como el Ministerio de Cultura optaron por esta opción y nos apoyaron en todo momento. Y ese momento ha llegado ahora en julio y continuará en septiembre. Estamos muy satisfechas. Va a ser muy emocionante el encuentro con el público en el Museo del Prado el próximo viernes 17 de julio. Será con Rafaela Carrasco, ella y Muriel Romero en el Museo Arqueológico Nacional al día siguiente, sábado 18, serán las encargadas de abrir esta segunda parte de Ellas Crean, nos dice Concha

A pesar de los momentos de perplejidad, miedo e inseguridad que vive no solo la escena cultural, sino la sociedad en general, Concha Hernández lanza un mensaje de ilusión y esperanza: No hay que tirar la toalla, hay que seguir trabajando para que la cultura continúe. En momentos de crisis como este, desde las instituciones públicas tenemos la obligación moral de seguir apostando por nuestras artistas, esto es, poner todos los medios posibles para que el hecho cultural siga siendo posible. Tenemos que ser capaces de que nuestros artistas puedan vivir de su trabajo. Que la cultura sea considerada como uno de los pilares básicos de nuestra sociedad, como lo son la educación y la sanidad. Esto es, un Derecho Fundamental. Y, por supuesto, que se respete la Ley de Igualdad y que haya una presencia equilibrada de mujeres y de hombres. Que un día no sean necesarios festivales como Ellas Crean, porque la igualdad sea una realidad. 

Cecilia Bartoli, Jane Birkin, Mariza, Marianne Faithfull, Juliette Greco, Katia y Marielle Labèque, Alicia Alonso, María Pagés, Tamara Rojo, Luz Casal, Carmen Linares, Ana María Matute, Ángeles Caso, María Dueñas, Icíar Bollain, Isabel Coixet o Inés París, entre otras muchas más, son algunas de las artistas y creadoras que ya forman parte de la memoria viva de Ellas Crean.

La programación de este año, a pesar de todas las dificultades, no se queda atrás y podremos ver desde el viernes 17 de julio a la Compañía Rafaela Carrasco en la Sala de las Musas del Museo Nacional del Prado, donde presentará su coreografía Ariadna. Al hilo del mito. El Instituto Stocos de Muriel Romero y Pablo Palacio mostrarán al día siguiente, sábado 18, Oecumene, versión site specific en el salón de actos del Museo Arqueológico Nacional. Y el fin de semana se completará con la representación de la pieza El cuerpo va al museo, de la compañía Somosdanza de las coreógrafas Cristina Henríquez y Lucía Bernardo, en el Museo de América.

Tras las vacaciones de agosto, el Festival retomará su programación el 19 de septiembre con la coreografía Tálamo de Mónica Iglesias, que se presentará en el Museo del Romanticismo. El 23 de septiembre podremos ver un doble espectáculo de danza y poesía: el Museo Cerralbo acogerá la obra Picnic on the moon, de las coreógrafas Júlia Godino y Alexa Moya. Y por la tarde, en la Biblioteca Nacional de España, tendrá lugar el encuentro poético La herida que nos nombra, con la participación de las poetas Rosana Acquaroni y Cecilia Quílez.

En momentos de crisis como este, desde las instituciones públicas tenemos la obligación moral de seguir apostando por nuestras artistas, esto es, poner todos los medios posibles para que el hecho cultural siga siendo posible.

La música será la protagonista de las actividades del 26 de septiembre. En el Museo Arqueológico Nacional Ellas Crean presentará un trabajo musical concebido expresamente para el festival, un concierto de música contemporánea perfilado por Teresa Catalán (Premio Nacional de Composición Musical) con la colaboración de la Asociación Mujeres en la Música (AMM). Cinco obras para percusión, estrenos absolutos, interpretados también por mujeres, junto con la primicia de la intervención poética, también creada específicamente para este evento, por Nuria Ruiz de Viñaspre. Compositoras: Alicia Díaz de la Fuente, Laura Vega, Carmen Verdú, Raquel Quiaro y Carme Fernández Vidal. Intérpretes (percusionistas): María Berenguer, Irene Chamorro y Celia Berlinches. Poeta: Nuria Ruiz de Viñaspre.

Esta 16ª edición concluirá el 28 de septiembre en el Museo Sorolla, con la grabación de la representación de la pieza Las sillas, de Blanca Arrieta, que será difundida posteriormente en el canal de YouTube de Ellas Crean, para seguidores de todo el mundo.

Y no será esta la única cita digital de Ellas Crean: también serán emitidas on line las piezas Llŏkke, de Olatz de Andrés, y Boceto efímero #9, de Mónica Runde e Inés Narváez Arróspide, grabadas en los museos Thyssen-Bornemisza y el Lázaro Galdiano, respectivamente. Asimismo, también habrá online un debate sobre la situación de las mujeres en las artes escénicas y la música, que contará con la participación de las principales asociaciones de mujeres de estos sectores. Clásicas y Modernas, LMPT, Mujeres en la Música, MIM y AMCE.

Ellas crean 2020, Muriel Romero:

El 7 de abril comenzábamos en Espacio Público la publicación de una serie de artículos “Artistas en defensa de la sanidad Pública” en cuyo manifiesto fundacional SALVA LO PÚBLICO se dice: “Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla”.

Durante más de un mes hemos reproducido las obras que nos han ido enviando. Y lo que empezó siendo un manifiesto firmado por 35 personas ha crecido hasta tener ahora más de 400 adhesiones.

En Salva lo Público han puesto su ingenio, su mente, su creatividad y sus herramientas al servicio de las personas que trabajan en la sanidad, residencias, servicios de limpieza, en los diferentes servicios públicos, que se han visto castigados por recortes y privatizaciones, y cuyos profesionales son quienes cuidan y salvan vidas, al tiempo que han sufrido las peores consecuencia de la pandemia.

Un compromiso, Salva lo Público, que no se ha quedado en los talleres y mesas de dibujo. Y se les ha podido ver en la calle al lado de l@s sanitari@ necesari@s o apoyando la huelga de MIR.

Los servicios públicos son un patrimonio colectivo que nos protege por igual. Dinero de todos para bien común.

Hoy hablamos con Carmen, Raúl, Gaspar, Ignacio, Mónica, Alberto, Isabel, Mariana, Emilio y Carlos, promotores de esta iniciativa.

No han podido estar en esta conversación, aunque sí son muy activos en Salva Lo Público Sonia Díaz y Gabriel Martínez, diseñadores gráficos y profesores en la Escuela de Arte 10, creadores de Un Mundo feliz (1999), un proyecto dirigido a crear y catalogar elementos de diseño reutilizables para formular un vocabulario común para el activismo visual. Representantes de un nuevo activismo, estrechamente emparentado con la acción cultural directa, su aportación a Salva Lo Público se ha realizado través del diseño de plantillas para estarcidos y cartelería. 

Presencia de Salva lo Público en la manifestación convocada por el Comité de Huelga MIR. Madrid, 13 de julio de 2020.

“Desde los primeros días del confinamiento, cuando nació Salva lo Público, nuestro trabajo se centró en manifestar nuestro apoyo y solidaridad con la sanidad pública que afrontaba en unas condiciones extremas y muy difíciles, la defensa de la salud de todos.

La exigencia de una sanidad 100 x 100 pública, universal y de calidad encarnó entonces, de manera urgente, nuestra aspiración a movilizar a los artistas visuales sobre todo, a nuestro personal sanitario: médic@s, enfermer@s, auxiliares, técnic@s de laboratorio, celadores, servicios de limpieza y también a todos, no los podemos olvidar, l@s trabajador@s del transporte, de la alimentación, de la limpieza y desinfección de nuestras calles… personas anónimas que arriesgaban su salud y la de sus familiares por proteger la nuestra. Una lección de compromiso social y humano que no olvidaremos jamás”, nos dice el pintor, escritor y artista polifacético Carlos García-Alix.

          Emilio Gallego

Por su parte, Emilio Gallego -artista, comisario y adjunto a coordinación de AVVAC- incide en que “desde el inicio de la pandemia se ha extendido en toda la sociedad una gran incertidumbre y sensación de vulnerabilidad. De pronto, ha quedado patente para todo el mundo que las políticas de recortes y privatización de los servicios públicos de la etapa anterior nos han debilitado y que desde el punto de vista del bien común, es un gran error que hay que corregir […] #Salvalopúblico está demostrando que las y los artistas podemos aportar nuestras propias herramientas de manera muy positiva, que están sirviendo para apoyar un importante movimiento de defensa de lo público contribuyendo a fortalecerlo. Hay que estar de enhorabuena por este despertar que esperemos que se consolide”.

Mónica Alberola, arquitecta, profesora de enseñanza pública y artista plástica, destaca que “la gravedad de la situación sanitaria que hemos vivido durante el confinamiento, sin duda nos puso delante un espejo que nos empujó a reflexionar sobre cómo podíamos ayudar, la oportunidad vino de Carlos García-Alix y su grupo con la iniciativa de Salva lo Público; fue como abrir una ventana de aire fresco, y sentir que podías expresar un sentimiento común a través del arte, un compromiso político y de responsabilidad social. Proteger los servicios públicos es proteger a las personas y a sus necesidades como un logro social, no como una rentabilidad económica. Su fracaso, es decir su privatización, nos habla de una sociedad infectada que no trabaja por un bien común y que no garantiza la igualdad y la solidaridad social.

       Limpiador, Mónica Alberola

Melancolía, Alberto Pina

En la importancia de los servicios públicos insiste el pintor Alberto Pina: “Desde hace ya muchos años era notorio el mal estado de los servicios sanitarios en Madrid, las malas condiciones laborales, la falta de personal suficiente, las interminables listas de espera, las derivaciones a clínicas privadas, la reducción de camas en los hospitales. Pero las condiciones dramáticas en las que hemos visto como los y las trabajadoras de la Sanidad han tenido que afrontar la pandemia del COVID19, sin medios de protección dignos, sin respiradores, sin camas UCI suficientes, doblando turnos hasta la extenuación y bajo el abandono, cuando no la incapacidad y la vileza, de los cargos políticos responsables, nos obligaba como ciudadanos a alzar la voz, gritar y expresar nuestra indignación.

Los servicios públicos son esenciales. Son una conquista de la sociedad en su conjunto. Son la forma más eficiente de garantizar la igualdad y las condiciones de vida digna para toda una sociedad y evidentemente no pueden estar sometidas a la búsqueda del beneficio económico de unos pocos. Son en definitiva la garantía de que los derechos humanos no son un papel mojado. La sanidad, la educación y la cultura, el cuidado de las personas mayores y de la infancia, el transporte, el acceso al agua y también a los alimentos, deben o deberían estar garantizados y por lo tanto, deben estar planificados y organizados colectiva y democráticamente por el conjunto de una sociedad.

La misma opinión comparte Ignacio Valencia músico, cantante y compositor, que formó parte de La Dama se Esconde y es quien pone la música en los videoclips y material de difusión de SLP: Durante los últimos años hemos asistido a un continuo y creciente saqueo de los recursos públicos, concretamente en el ámbito de la sanidad. Los responsables del despojo –que, por supuesto ha favorecido los intereses privados y especuladores de grupos financieros próximos al poder– han tratado de disimular con eufemismos como “gestión externalizada”, “eficiencia sanitaria”, “racionalización de los recursos hospitalarios”, “sostenibilidad del modelo” lo que no era sino un auténtico expolio del patrimonio de la sociedad, y han llamado “reorganización” o “ajustes” a lo que no eran sino durísimos recortes que nos han llevado, como sociedad, a una situación de vulnerabilidad sin precedentes y que se ha revelado con toda su crudeza sumiéndonos en el espanto durante la pandemia provocada por la COVID-19.

Como hija de médico y descendiente de una larga saga de doctores, hermana de científica y como ciudadana, siento la obligación de aportar algo en esta lucha. Es mi agradecimiento a la Sanidad Pública.

Y Mariana Laín, pintora, ilustradora y grabadora nos dice: Como hija de médico y descendiente de una larga saga de doctores, hermana de científica y como ciudadana, siento la obligación de aportar algo en esta lucha. Es mi agradecimiento a la Sanidad Pública. Para dar visibilidad a la necesidad de proteger lo público de las privatizaciones. Fundamentalmente en la Sanidad y en la Educación. También para dar apoyo a los que están en primera fila. Es mi agradecimiento a la Sanidad Pública”.

Para Gaspar García, su colaboración con Salva lo Públicoes un compromiso ineludible, ya que hay de por medio amistad, compromiso y solidaridad. En una situación dramática, imprevista, saturada de información pública pero que individualmente aísla, necesitas expresarte y comunicarte más que nunca, conocer y entender, colaborar con las personas más próximas, asistir a las más desdichadas… No hay otro modo más humano de comportamiento. Y los servicios públicos “son un patrimonio colectivo que nos protege por igual. Dinero de todos para bien común. En realidad, tienen que ver con la búsqueda incesante del progreso individual y colectivo. Toda persona, por el hecho de serlo, tiene derecho a vivir una vida digna y a participar en una sociedad mejor. Son la materialización de Derechos Humanos”.
 

“La difusión a través de Espacio Público del manifiesto y las obras solidarias de estos artistas llevó al Instituto Cervantes de Bruselas a acoger en su espacio virtual, durante la semana del 27 de abril al 3 de mayo, a siete artistas de SalvaLoPublico – Carlos García-Alix, Mariana Laín, Javier Pagola, Carlos Baonza, Teresa Tomas, Enrique Flores y Laura Alvarez Keller- siendo el inicio de una colaboración que ha cristalizado en una exposición virtual y en un catálogo”, nos dicen Carmen Dalmau y Raúl Domingo, encargados de la difusión y comunicación de Salva lo Publico, tarea en la que también colabora Isabel de las Casas.

Esta exposición, que comienza el 15 de julio y permanecerá hasta el 15 de octubre es Salva Lo Público – Lo Público Salva, nos dicen Carmen y Raúl, “una exposición virtual en la que hemos buscado destacar la rica y ecléctica heterodoxia que se ha ido generando en este movimiento y en la que tienen cabida todos los lenguajes y todas las técnicas expresivas dentro de las artes plásticas y visuales. Constituyendo un coro fecundo, rico en timbres, vibraciones y matices.

https://bruselas.cervantes.es/imagenes/Image/fotosportada/SalvaLoPublico_ICB_735x350px.jpg

La apertura es uno de los carteles de Oscar Mariné, que luego sirven para que marcar las pausas y silencios. A continuación tres notas negras de Greta Chicherri y tres blancas de Leticia Zarza que culminan en un tríptico de Un Mundo Feliz (Sonia Díaz y Gabriel Martínez). Un silencio seguido de unas notas sostenidas de Pierre Gonnord, un tríptico de Fanette Escallier hasta el redoble de César Fernández Arias y el cierre del tercer cartel que nos advierte contra el olvido.

Por último, sin excepción, todos coinciden en la necesidad de seguir trabajando en esta plataforma, que está sirviendo de unión y compromiso a estos artistas visuales que ponen su talento y su trabajo al servicio de la defensa de lo público https://www.salvalopublico.es/.

Begoña Méndez (Palma, 1976) ha escrito un texto que es una mezcla de lección erudita, historia de la cultura y confesión descarnada. Los ensayos ganan profundidad cuando se incorpora, junto a la exposición del tema objeto del libro, la experiencia personal del que lo escribe. Esto ocurre en Heridas abiertas, un texto que explora los diarios íntimos de diez autoras y los espacios existenciales de represión, depresión y libertad artística que transitaron.

Incorporar la experiencia del ensayista en el ensayo quiere decir que el texto se construye desde la propia experiencia de la lectura, una experiencia misteriosa, pero en que el ser íntimo del lector se proyecta y se corresponde con el ser de aquello que está leyendo. Méndez insiste mucho en esta idea: recorrer las páginas de estos diarios y escribir un ensayo sobre ellos no es solo como leer en voz alta ante un auditorio lleno de gente, sino también establecer una comunicación silenciosa en que las experiencias y demonios de la ensayista se relacionan con aquellos otros de los diarios. No se trata de una técnica muy usual. Solo la he encontrado en otro deslumbrante ensayo publicado hace unos años: Gos, una biografía de Rilke escrita por el poeta y profesor de retórica Albert Roig.

Las diez mujeres que centran este ensayo son Santa Teresa, Soledad Acosta, Zenobia Camprubí, Teresa Wilms Montt, Lily Íñiguez, Marga Gil Roësset, Idea Vilariño, Susan Sontag, Alejandra Pizarnik y Mariana Eva Pérez. Si bien corresponde al posible lector el internarse en cada poética, es importante señalar que, desde un punto de vista global, nos encontramos con diez vidas muy distintas que atraviesan más de quinientos años, que el punto de cesura está situado en el siglo XX y que es interesante comprobar como los diarios, que comenzaron (y continuaron) siendo herramientas de control familiares (padre, madre y marido), acabaron por transformarse en espacios de libertad en que las autoras pudieron construir una identidad propia, una identidad como artistas.

He encontrado particularmente sugestivos los capítulos dedicados a Pizarnik, Wilms Montt y Sontag. En ellos se consigue alcanzar la interioridad de estas autoras con una claridad intelectual y una sensibilidad que, al mismo tiempo que emocionan profundamente al lector, desnudan ante sus ojos ideas complejas y extrañas como el suicidio, el sufrimiento y la voluntad de escribir contra viento y marea. Esto último, el compromiso con lo que uno sabe y siente que debe ser es lo que más me ha impresionado. Una lección universal para todos los artistas y que todos los artistas realmente buenos han pronunciado: si tienes que crear, hazlo.

En el caso de las autoras que conforman este ensayo extrajeron de sus tribulaciones y su marginalidad una fuerza para navegar la tragedia y alzarse como artistas de pleno derecho. Individuos plenos, personalidades únicas y extraordinarias, escritoras imaginativas y penetrantes a las que debemos (re)leer. Heridas abiertas es un ensayo por el que cualquier lector culto debería interesarse, un cahier que son unos ojos oscuros y lúcidos sobre los que podemos colocar nuestros propios ojos de lector. Para ver mejor. Para leer mejor.

Heridas abiertas

Begoña Méndez

WunderKammer, 2020

Vamos al teatro, a la ópera, a la zarzuela. Nos gustan los textos y libretos, la música, el espacio escénico, la interpretación, la dirección artística, la dirección, el vestuario… Eso es lo que vemos, pero detrás de todo ello hay mucho más: personas que son las que convierten en realidad lo que empieza siendo una idea plasmada en un papel.

Dentro de esas personas, algunas de las menos conocidas y menos visibles  son las que se encargan de la realización del vestuario en un taller específico para este fin, de su organización y mantenimiento una vez llega al teatro, y de la asistencia a escena durante las funciones: ayudarles a vestirse o desvestirse, moverlo por el escenario…. Y un elemento que las hace más invisibles es que la mayoría son mujeres.  

Como ha ocurrido en muchas redes vecinales, que han nacido por solidaridad con la gente que más lo necesita, estas mujeres han puesto su granito de arena y han dado lo que mejor saben hacer: mascarillas cosidas a mano.

Karmen Abarca (KA) es una de estas mujeres con las que tenemos el placer de conversar hoy en Espacio Crítico (EC).

Tengo el móvil lleno de fotos de gente con nuestras mascarillas, de mensajes de amor, de vida… Ese es el reconocimiento que nos ha alimentado y sostenido estos meses.

Karmen es licenciada en Escenografía por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y completó su formación en el Centro de Tecnología del Espectáculo. Es miembro de la Asociación de Artistas Plásticos Escénicos de España (AAPEE). Su experiencia profesional abarca las áreas de escenografía, iluminación y vestuario, tanto en su vertiente técnica como en el área artística. Como directora técnica de distintas compañías ha realizado giras por España, distintos países europeos y Estados Unidos.

EC: ¿Cómo habéis vivido la situación de confinamiento con la actividad laboral parada?

KA: Hemos constatado que la cultura en este país es frágil. El sector cultural fue de los primeros en cerrar y está siendo de los últimos en activarse. La situación del ecosistema cultural en España, tiene, además mala prensa. No parece que se le reconozca que nos ha ayudado a sostenernos emocionalmente durante la pandemia. Parece como si los libros, las series, la música, el contenido digital estuvieran ahí por generación espontánea.

Detrás hay toda una industria que suspendió actividad y sigue prácticamente suspendida.

El sector de las artes escénicas, por centrarnos, ha quedado devastado. Y la sastrería teatral es un eslabón débil dentro del sector. La actividad quedó paralizada completamente en todas sus modalidades: Los talleres de realización de vestuario, los teatros y las compañías de teatro.

Y me temo que, siendo una labor minusvalorada, la sastrería teatral tardará bastante en recuperar su actividad.

EC: Explícanos cómo es vuestro trabajo. Antes de la pandemia, ¿habéis sufrido la precariedad que padecen otros sectores laborales?

KA: Los oficios teatrales sufren históricamente la discontinuidad, poca estabilidad habitual en el sector. Por ejemplo, en una gira sólo cotizas los días que hay función, sólo cobras el día que cotizas; sin embargo, el trabajo asociado a una función se desarrolla a lo largo de varios días. Por ejemplo, hace años, se cotizaban 3 días por un bolo si la función sucedía fuera de tu cuidad: el viaje de ida, el día de la función, y el viaje de vuelta. Ahora sólo se cotiza el día de la función. El tiempo que inviertes en el traslado, corre de tu cuenta. Además, en el caso concreto de la sastrería, entre bolo y bolo, el vestuario necesita limpieza y reparación, y raras veces se contempla económicamente.

La sastrería escénica gira en torno a la indumentaria del espectáculo. Desde su realización a partir de un diseño, la adaptación de vestuario existente, su transformación, atrezarlo, pasando por su organización y mantenimiento dentro de un teatro o en gira, hasta la asistencia en escena cubriendo las necesidades de la producción y del elenco durante las funciones. Si necesitan ayuda para vestirse y desvestirse, si tienen cambios rápidos de vestuario, mover el vestuario durante la función…

La magia del teatro. Imagina una actriz, su personaje aparece en escena caracterizada y vestida de época. En la siguiente escena, inmediatamente después, aparece en camisón. Imagina lo que ha pasado detrás del escenario.

Si hablamos del trabajo en un taller de realización de vestuario, es un trabajo muy especializado, es sastrería a medida con diseños fantásticos/ fantasiosos, de época, a veces con materiales poco habituales que requieren de conocimientos técnicos específicos. Además, puede que el vestuario incorpore técnicas de estampación, pintura a mano, envejecimiento… Sin embargo, no se nos valora económicamente de acuerdo con la formación que se nos exige.

La asistencia en escena: La magia del teatro. Imagina una actriz, su personaje aparece en escena caracterizada y vestida de época. En la siguiente escena, inmediatamente después, aparece en camisón. Imagina lo que ha pasado detrás del escenario: Varias sastras le han ayudado a quitarse el vestido de época en cuestión de segundos y le han puesto el camisón, mientras peluquería le quita la peluca y le revuelve el pelo. Y mientras la actriz hace su escena en camisón, las sastras recogen el vestuario de época, lo llevan a otra parte del escenario donde, después, la actriz, vuelve a ponérselo. Trepidante y apasionante.

Hablo en femenino porque son trabajos históricamente feminizados, debido a la división sexual del trabajo.

EC: Habéis denunciado dos veces la brecha salarial, la discriminación que sufrís por ser mujeres. ¿Qué respuesta habéis tenido?

KA: La sastrería es una parte del equipo técnico, que es una parte del equipo que hace posible un espectáculo. Todas las piezas hacen posible llegar al resultado final.

Sin embargo, como sucede con la mayoría de las profesiones feminizadas, la sastrería, peluquería y caracterización son secciones minusvaloradas. Con mucho sesgo de género.

Eso pasaba hace años, y sigue pasando y se puede analizar por muchos indicadores. No estamos convocadas a reuniones de equipo, no se nos consultan las necesidades de la sección, se da por hecho que resolveremos cualquier incidencia sin generar problemas, el tiempo que invertimos en realizar nuestro trabajo suele ser más alto que el que se nos suele planificar.

El más visible es la brecha salarial que sufrimos en relación a las secciones masculinizadas del equipo. Cobramos menos que un compañero de iluminación o sonido, siendo la misma categoría profesional.

Y lo más llamativo, es que eso sucede abiertamente en la administración pública, en los teatros de INAEM, del Ministerio de Cultura. Es difícil de calcular, porque es difícil comparar nóminas, pero hemos calculado que, al año, viene a ser una paga extra menos lo que cobramos las secciones de sastrería, peluquería, maquillaje y regiduría. Las secciones históricamente feminizadas.

Pues se ha demandado en dos ocasiones. La primera, allá por 2001, se denunció por la brecha salarial de género y la jueza, según me dicen, sentenció que habiendo técnicos sastres, técnicos maquilladores y técnicas de luces y técnicas de maquinaria no se daba el sesgo de género. A mi entender, sin tener memoria de género y cubriéndolo todo con el velo de la igualdad.

La segunda vez que se demandó, se hizo a través de sindicatos y se puso sobre la mesa la brecha salarial dentro de la misma categoría profesional. Y lo que vino a decir la sentencia, es que la brecha viene de arrastrar convenios diferentes, en los que se producía la brecha salarial de género, por cierto, y que se deberían unificar convenios para equiparar los salarios. Eso fue en 2012. Y ahí seguimos. Por cierto, y como sucede en las guerras, se nos ha utilizado como moneda de cambio, prometiendo desde el ministerio la equiparación laboral un 8M y negándola por movilizarnos en la lucha contra la fusión del Teatro de la Zarzuela y el Teatro Real.

EC: Durante el confinamiento, y a pesar de la situación tan precaria en la que vivís algunas de vosotras os habéis dedicado a hacer mascarillas, solidarizándoos con la gente a través de lo que mejor sabéis hacer. ¿Cómo surgió esta iniciativa?

KA: Surge de la necesidad de material sanitario que se dio en las primeras semanas de marzo. Cuando se paralizó toda la actividad cultural quisimos colaborar dentro de las posibilidades y medios de cada una. La mayoría tenemos en casa la maquinaria necesaria, debido a la precariedad laboral que sufrimos, tenemos máquina de coser, retales… y nos pusimos a ello, creando una red de voluntarias, colaborativa en la que cada una aportó desde su lugar en el mundo, generando un funcionamiento de trabajo horizontal. Pusimos la vida en el centro.

Como dice Amaia Pérez Orozco “Cuidar de nuestras vecinas en tiempos de coronavirus es una de las formas de desobedecer el mandato individualista neoliberal y heteropatriarcal”. El trabajo de cuidados invisibilizado, los trabajos esenciales, la productividad son viejos conocidos para nosotras. Teníamos claro que íbamos a cuidar, sólo tuvimos que decidir cómo.

EC: ¿Cómo y dónde las habéis repartido?

Generamos una red de voluntarias: unas confeccionaban las mascarillas, otras hacían rutas de entrega de material textil en los domicilios, recogida y reparto de mascarillas… los materiales que cada una tenía en su casa se fue agotando. Yo me encargaba de buscar donantes de material textil, y organizar las rutas. Recordemos que no podíamos salir de casa, y había que buscar salvoconductos para las conductoras.

No compramos, no desechamos. Reciclamos, reutilizamos y reusamos.

Hemos repartido unas 15.000 mascarillas. Al principio iban casi todas a manos de sanitarias de hospitales y residencias. Asociaciones que trabajan con colectivos en riesgo de exclusión social o directamente excluidos. A las despensas solidarias, las colas del hambre. Personal de sectores que no pararon como la construcción, el transporte, atención al público en comercio…

EC: ¿Habéis recibido ayuda de otros estamentos del teatro?

KA: Hemos recibido donaciones de material textil, tela y polipropileno, goma y acetato para las mascarillas que permiten la lectura de labios para las personas con sordera, de empresas relacionadas con la sastrería teatral, la venta de tejidos y algunas asociaciones a las que donamos mascarillas.

EC: ¿Habéis tenido algún tipo de reconocimiento por parte del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid?

KA: Nos ofrecimos a la CAM para lo que se nos necesitara, tanto para trabajar desde casa como desde los talleres de sastrería escénica como en fábricas textiles. No recibimos respuesta, así que nos organizamos nosotras.

No hemos recibido noticias de ninguna institución, ningún reconocimiento. Hemos trabajado duro sin remuneración, intentando conciliar la vida personal y familiar con la confección de las mascarillas. Para muchas ha sido muy complicado, debían hacer de maestras de sus peques en casa.

Lo que si hemos recibido son los agradecimientos de las personas que recibían las mascarillas. Tengo el móvil lleno de fotos de gente con nuestras mascarillas, de mensajes de amor, de vida… Ese es el reconocimiento que nos ha alimentado y sostenido estos meses.

EC: Evidentemente formáis parte de la cultura y os afecta también la situación económica y social que ha creado la pandemia. ¿Cómo ves la reconstrucción? ¿Cómo os afectan las medidas de reconstrucción?

La reconstrucción la veo difícil si seguimos apostando por los errores del pasado. Tengo la sensación de que hay unos grupos de poder que lo ejercen pase lo que pase. Aunque caiga en el tópico, no entiendo muy bien que se pueda ir en el metro como sardinas en lata, pero tengamos que mantener un 75% de aforo en los teatros. Parece que la Cultura sigue sin contar para el plano político. Teníamos una oportunidad magnífica para cambiar el paradigma y proponer otros estilos de vida que no estuvieran marcados únicamente por lo económico. Con protocolos claros y una política en clave social y cultural podríamos haber dado un paso de gigante. La cultura aporta al PIB el 3,6% aproximadamente. De ese porcentaje solo recibimos a través de subvenciones y ayudas el 0,06% del propio PIB. Somos el cuarto motor económico del país y nuestra actividad afecta a otras muchas industrias. La Cultura genera riqueza en clave social, humana y económica. Solo hay que atreverse. ¿Qué pasaría si se invirtiera de verdad en cultura? El retorno sería enorme. Si con el 0,06% ponemos en la mesa el 3,6% del PIB, ¿qué haríamos con el 5%? Tenemos que intentar luchar por cambiar esa idea de ser unos subvencionados. Necesitamos que se entienda que la inversión en cultura da más de lo que pierde. Generamos trabajo y generamos crecimiento personal y también, por qué no, hacemos olvidar a las personas sus problemas cotidianos: generamos ocio. En esta pandemia se ha visto más claro que nunca. Todos los contenidos que han visto en streaming, por plataforma o por internet, son contenidos creativos de personas como mis compañeras y como yo, que nos dedicamos a que la vida de los demás sea un poquito mejor. 

Pero parece que hemos vuelto a perder. Se han impuesto las tesis del movimiento financiero antes que el crecimiento social. Por eso también tenemos miedo, porque da la impresión que nos hemos precipitado y ese rebrote está más cerca que lejos. Una segunda ola a la medida de la anterior sí que sería desastrosa para todas, así que esperemos que seamos responsables individualmente y no la tengamos que sufrir en colectivo.

Muchas gracias, Karmen. A partir de ahora cuando vayamos al teatro, la ópera, la zarzuela, de alguna forma también os estaremos viendo.

¡Espero que no nos veáis! ¡Se rompería la magia del teatro… ja jajá!!!

El tema del personaje escindido de sí mismo, que observa el mundo y las cosas que lo componen como objetos muertos con los que es imposible comunicarse es, en cierta forma, recurrente en la literatura más actual. Su plasmación más importante se encuentra en La náusea de Sartre. El libro de Daniela Alcívar Bellolio (Guayaquil, 1982) profundiza en la idea de que el mundo es el perfecto escenario para el sufrimiento y que este nos va convirtiendo en seres aislados para quien la naturaleza y el resto de las personas permanecen mudas, por mucho que nos hablen y gesticulen.

Abundan las descripciones de paisajes yermos y cielos multicolores. La belleza expresiva, una escritura delicada, barroca en muchas ocasiones (“una montaña es un cuerpo, es una arruga en un cuerpo vasto sin cabeza” o “destellaba con precisión cirujana la luz violeta que cortaba la cerrada oscuridad por unos segundos y luego volvía a apagarse, dejando todo otra vez negro”) en que el personaje protagonista va tomando forma en una combinación, extraña, de exuberancia verbal y vacío existencial. Digo extraña porque la forma en que este tipo de personajes se han presentado ha sido la contraria a la que aquí se utiliza. En El extranjero de Albert Camus, por ejemplo, se opta por frases cortas, ausencia de subordinadas y nexos adverbiales, que producen en el lector la sensación de frialdad y distancia que siente el personaje respecto al mundo.

Una madre pierde a su hijo nada más nacer y el vacío es tan grande que el mundo y su propia persona se oscurecen, abriendo paso a la nada, que ocupa todo el espacio, dejando tan solo una existencia desnuda en que el recuerdo y el alcohol son lo único que prolongan la supervivencia de un individuo esclavo de las penas. Nos encontramos también con una reflexión sobre la vida sexual y sentimental de la protagonista. Hay cierta frivolidad en todo ello. La pena del hijo que nace muerte, sin embargo, hace que la realidad se transforme con una violencia y una realidad inusitadas e irreversibles.

La escritora ha tratado de crear una atmósfera poética, en que lo verbal construya los sentimientos y no se ocupa tanto de estructurar la acción y los hechos que constituyen la novela. El único personaje que no queda desdibujado por esta nebulosa de la pena y el lenguaje poético es la propia protagonista, a la que, a pesar de todo, solo podemos conocer fragmentariamente. El mundo en el que ella vive, en realidad, también se ha vuelto fragmentario, además de autónomo: “la fuerza que solo pueden tener las cosas sin alma y sin voluntad, las cosas que existen más allá del propósito, con la belleza de la pura materia sin conciencia, eterna, cadencial, impetuosa”.

Esta descripción (casi fenomenológica) podría estar escrita por Sartre si adelgazáramos la lista de adjetivos. En este fragmento, además, se percibe que el vacío existencial, cuando se quiere expresar, es barroco y se describe a partir de la acumulación de metáforas y palabras. Esto no debería ser una contradicción. Al fin y al cabo, la literatura más exuberante y adornada pertenece al periodo en que más conciencia se tomó del trágico destino del individuo, esto es, el Barroco.

Un hermoso libro, bien escrito, sensible, que representa ese dolor en muchos tramos del texto de manera imaginativa y eficaz. Otra buena lectura que, como nos tiene acostumbrados, nos propone la editorial Candaya.

Daniela Alcívar

El debate ‘El sistema sanitario en tiempos de pandemia’ moderado por Joseba Achotegui, psiquiatra, psicoterapeuta y profesor de la Universidad de Barcelona y en el que participan Carmen Montón, exministra de Sanidad y embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos; Carmen San José (Medicina Familiar y Comunitaria), activista del Movimiento Asambleario de Trabajadores y Trabajadoras de Sanidad; Fernando Lamata, psiquiatra y Doctor en Medicina; y Mónica García, médica y diputada por Más Madrid.

Dado el contexto de la epidemia racista -con brutalidad policial, muertes en las fronteras, el auge de la extrema derecha…- es muy positivo que Espacio Público quiera tratar el problema. Pero lo primero que les dije cuando me pidieron un artículo era que debían recoger las visiones de personas migradas y racializadas.

Me han asegurado que así lo harán y, de hecho, han solicitado un artículo a un compañero negro del movimiento unitario contra el fascismo y el racismo; un compañero que, a pesar de haber nacido en Catalunya y de ser catalán en todos los sentidos, sabe por experiencia personal que la policía lo ve como “diferente”. Pero él ya explicará sus propias vivencias.

Yo aprovecharé esta oportunidad para hablar desde mis experiencias y mi visión. Quiero explicar por qué pienso que una persona corriente blanca debería luchar, de la manera más activa posible, contra el racismo.

Escribo en un momento en que una ola de protestas contra el racismo se extiende por todo el mundo, bajo el grito de Black Lives Matter; las vidas negras importan. Ciudades de todo EEUU han explotado de rabia tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis. En Gran Bretaña, donde yo crecí, hay protestas incluso en pequeños pueblos rurales, mientras que las ciudades han visto movilizaciones de miles, incluso decenas de miles, de personas. En el Estado español también se han visto protestas importantes, muchas de ellas convocadas por una nueva organización, la Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España (CNAAE).

Este sábado, 20 de junio, habrá protestas en diferentes países con motivo del día internacional de la persona refugiada. En el Estado español las acciones exigen la regularización de todas las personas migradas y refugiadas.

Hace muchísimo tiempo que sobraban motivos para este levantamiento antirracista. Sin embargo, si queremos que estas luchas logren victorias reales, debemos aprender de las luchas vividas, tanto recientes como de siglos pasados.

Primero vinieron a por los judíos…

En su famoso poema escrito tras la segunda guerra mundial y el Holocausto, el Pastor Niemöller advirtió contra la idea de que la opresión dirigida a otro grupo no te afecta: “Primero vinieron a por los judíos, y yo no dije nada, porque no era judío. Luego vinieron a por los comunistas, y yo no dije nada, porque no era comunista… Después vinieron a por mí, y ya no quedaba nadie para defenderme”.

Este poema está en la cabecera de la web del movimiento unitario en Catalunya, Unitat Contra el Feixisme i el Racisme (UCFR), desde su creación en 2010. Subraya el argumento de que el antirracismo no es una cuestión de caridad, sino de solidaridad, frente a un problema que nos afecta, de diferentes maneras, a la gran mayoría de la población.

El caso de George Floyd tenía que ver con el racismo hacia un hombre negro, afrodescendiente, y los asesinatos por parte de la policía estadounidense afectan desproporcionadamente a los hombres negros. Según una web sobre la violencia policial, analizando los 1.098 asesinatos policiales en EEUU en 2019: “Los negros fueron el 24% de los asesinados a pesar de ser sólo el 13% de la población”. Es, por tanto, muy positivo el surgimiento del nuevo movimiento negro en el Estado español, la CNAAE, y que éste lidere las protestas aquí contra el asesinato de George Floyd.

Aparte de la negrofobia, dirigida contra las personas africanas o afrodescendientes, existen otras formas de racismo, que también hay que combatir. En el Estado español, existe el racismo contra la gente del Magreb, lo que algunas personas llaman “morofobia”, reutilizando el término despectivo tan extendido. Al llegar el coronavirus, se hizo más visible el racismo ya existente contra personas vistas como chinas. Una de las formas más arraigadas del racismo en el Estado español es el antigitanismo y no hay indicio alguno que éste se modere.

El racismo no tiene que ver únicamente con supuestas “razas” y presuntas diferencias biológicas. Tras la Segunda Guerra Mundial, varios intelectuales racistas y fascistas empezaron a presentar su odio como una cuestión de “diferencias culturales”. Durante las últimas décadas, quizá el racismo más virulento a escala mundial es la islamofobia. En este tiempo, millones de personas han muerto, o han sido encarceladas e incluso torturadas, en las “guerras contra el terror” impulsadas por todas las potencias -grandes y medianas- del mundo. Acabo esta lista -necesariamente incompleta- con el antisemitismo, también llamado judeofobia, que está resurgiendo con el auge de la extrema derecha, alimentado por teorías de conspiración que son respaldadas incluso por algunos sectores de la izquierda. Es terrible pensar que el racismo que provocó seis millones de muertos haya podido reactivarse, como si Auschwitz no hubiera existido… o como si no importase.

El racismo toma múltiples formas, y es muy importante ver que se refuerzan mutuamente; no se puede combatir una forma de racismo mientras se justifica otra.

Tras la terrible experiencia del Holocausto, muchas personas judías apoyan al Estado de Israel y justifican sus políticas racistas contra la población palestina, fomentando así la islamofobia. Algunas fuerzas políticas israelíes colaboran activamente con partidos fascistas europeos. Éstos crecen con la islamofobia pero también acaban fomentando el antisemitismo.

Por otro lado, está Louis Farrakhan, millonario y líder de Nación de Islam -una importante organización negra musulmana en EEUU- que hace declaraciones antisemitas. Tiene razón al denunciar que EEUU es un país racista, construido mediante la esclavitud, pero al promover el antisemitismo y culpar a “los judíos”, sólo fomenta más odio, y distrae del problema real. (Quizá por ser millonario, no le interesa señalar el problema de fondo…) En todo caso, las personas que se dejan influir por estas ideas de Farrakhan se equivocan. No está en el interés de ninguna persona racializada de a pie fomentar el racismo contra nadie.

Una persona corriente blanca no sufrirá racismo en su propia piel -no hay “racismo anti-blanco”- pero los efectos nefastos del racismo sobre la sociedad, y contra los intereses de la gente pobre trabajadora, sí la afectarán. El viejo refrán, “divide y vencerás”, se aplica de pleno. Cuando el 1% más rico que manda en esta sociedad ataca nuestras condiciones de vida, le interesa mucho que el 99% restante nos pongamos a culparnos mutuamente, que pensemos que la culpa de la falta de servicios sociales la tienen las personas migrantes, no las fuerzas políticas y sociales que realmente atacan a estos servicios. Por otro lado, la fuerza policial que agrede, o incluso mata, a una persona negra hoy, tendrá más impunidad para cargar contra un sindicalista, o manifestante contra el cambio climático, mañana.

Así que hay que insistir que si bien es lógico que las personas negras se sienten especialmente interpeladas por el asesinato en Mineápolis, también es lógico y positivo que cualquier persona trabajadora, de cualquier procedencia, sienta la necesidad de levantar la voz contra esta injusticia… de hecho, así entendemos la amplitud y las diversidad de las protestas de Black Lives Matter. Ahora podemos y debemos decir “vinieron a por George Floyd, y ¡no nos callamos!”

“Es una cuestión de educación”

Es frecuente oír comentarios diciendo que el racismo es producto de una educación mala, y que la solución sería una educación mejor.

Lo cierto es que, a pesar del buen trabajo de mucha gente de la comunidad educativa, el sistema escolar actual es racista. Difícilmente puede ser de otra manera, dado que refleja a una sociedad y a un Estado estructuralmente racistas. Así que el sistema educativo no es la fuente del racismo, pero tampoco puede ser el instrumento de cambio: es más bien uno entre muchos otros campos de batalla.

Sí hace falta educación contra el racismo, pero el cambio no empezará en las escuelas.

Los movimientos sociales y la izquierda debemos -como parte de nuestra actividad política- educarnos colectivamente sobre el racismo, y aprender de los movimientos contra el racismo a lo largo de estos últimos siglos. No olvidemos que quién no aprende de la historia está condenado a repetirla.

Debemos educarnos sobre el racismo en sí, y la historia colonial. Si no aprendemos esto, no entenderemos por qué las y los manifestantes en Bristol, Gran Bretaña, tenían razón al derribar la estatua de un esclavista para tirarla al río, iniciando así una serie de acciones parecidas en EEUU; incluso en Cuba unos activistas han propuesto el derribo de una estatua dedicada a un personaje histórico racista. Sin esta autoeducación, no entenderemos por qué aquí deberíamos tirar abajo las estatuas de Colón (si llegan a tiempo para hacerlo de manera oficial, las podrán guardar, para quizá exponerlas en un museo sobre el racismo y el genocidio cometido en las Américas; si tardan mucho, como en Bristol, pues mala suerte).

La ola actual de luchas se origina en EEUU y ese país tiene un historial riquísimo de luchas contra el racismo, y de autoorganización de la gente negra. También en el Estado español deberíamos aprender de aquellas experiencias. Del movimiento por los derechos civiles liderado por Martin Luther King, Malcolm X y los Panteras Negras, sí, pero también de figuras como Frederick Douglass, el activista negro del s.XIX que luchó por la abolición de la esclavitud, del movimiento de Marcus Garvey a principios del s.XX, o del impresionante papel jugado por la izquierda marxista, con una fuerte presencia de gente negra, en una serie de luchas contra el racismo en los años 20 y 30…

En Gran Bretaña, más gente debería aprender acerca de figuras como William Cuffay, un trabajador británico negro que lideró el movimiento obrero masivo e insurreccional de mediados del s.XIX, los Cartistas. Él es sólo una figura más en una larga historia de estas luchas.

(Adelantando mi argumento abajo, una lección que se extrae claramente de estas experiencias es que la autoorganización de gente negra, donde se hace con éxito, conduce hacia luchas unitarias más fuertes, que unen a gente negra y gente blanca. Es ilustrativo que tanto Martin Luther King como Malcolm X, que empezaron por liderar movimientos principalmente negros contra el racismo, llegaron -poco antes de ser asesinados- a ver que hacía falta una lucha mucho más amplia y social contra el sistema en su conjunto. El 3 de abril de 1968, la noche antes de su asesinato, cuando estaba en Memphis, Tennessee para apoyar una huelga, King dio el discurso de “He estado en la cima de la montaña”. Aquí declaró: “Tenemos que permanecer juntos y mantener la unidad… El problema es la injusticia… 1.300 trabajadores municipales de limpieza están en huelga, y Memphis no es justo con ellos.” Malcolm X empezó a cambiar su visión radicalmente tras su visita a La Meca. Aquí van unos ejemplos de sus declaraciones en ese último año de su vida: “Hoy estamos viendo una lucha global de los oprimidos contra el opresor, los explotados contra los explotadores”; “Muéstrame un capitalista y te mostraré un chupasangre” y “No puedes tener capitalismo sin racismo”. No consta que llegase a ser socialista, pero dijo que si encuentras a alguien que “que no tiene racismo en su perspectiva, generalmente será socialista”.)

La educación social acerca de la historia del racismo y de la lucha contra él ha avanzado mucho en EEUU y Gran Bretaña durante las últimas décadas. Desde los movimientos sociales y políticos, ha llegado a las instituciones y el sistema educativo, y ahora cada año se celebra el Mes de la Historia Negra. Mi sensación es que en el Estado español queda muchísimo trabajo por hacer en la recuperación de la historia, tanto del racismo como de las luchas en su contra. (Debo confesar que no tengo ni idea de quiénes serían los equivalentes aquí de Frederick Douglass y William Cuffay, ni mucho menos quiénes serían las equivalentes femeninas, pero estoy seguro de que existieron y lucharon.)

Debemos y podemos exigir que se elimine el racismo en el sistema educativo, y debemos respaldar al profesorado que ya trabaja en este sentido, pero necesitamos esa materia prima, las historias concretas para contar. Estas experiencias reales del pasado serán un instrumento más efectivo para descolonizar la educación que unas teorías académicas abstractas. Y, volviendo al inicio de esta sección, la educación antirracista sólo será una realidad gracias a victorias en la lucha política y social antirracista.

Unidad contra el fascismo

Finalmente, insisto de nuevo en la lucha unitaria. Si la lucha contra el racismo forma parte del interés objetivo de toda persona normal y corriente (es decir, excluyendo a la pequeña parte de la población que sí obtiene beneficios del sistema social actual), la lucha contra la extrema derecha lo es aún más, y de manera más directa.

El fascismo representa un peligro mortal, literalmente, para las personas racializadas, y también para las mujeres, las personas LGTBI, sindicalistas, gente de izquierdas (y para los fascistas es igual que seas reformista light, marxista revolucionaria o anarquista del black block; te odian por igual), y un largo etcétera. Todos estos grupos -es decir, el conjunto de la clase trabajadora- sufrió bajo el fascismo en la década de 1930; de volver al poder ahora, sería incluso peor… porque la crisis actual es incluso peor, no sólo económica, sino también climática, y de salud pública, con el virus.

He participado en muchas manifestaciones en mi vida, pero aún me acuerdo de la primera, en 1978. Fue en Birmingham, la segunda ciudad de Gran Bretaña, contra un acto del partido fascista, el Frente Nacional. Uno de los gritos destacados fue “Black and White, unite and fight: smash the National Front!”; “Negros y blancos, uníos y luchad: ¡destrozad el Frente Nacional!”. (En esa época, el término “negro” se utilizaba en los movimientos para referirse a personas no blancas en general.) La manifestación fue convocada por la Anti Nazi League, movimiento unitario de entonces contra la extrema derecha. Este movimiento tenía claro que no se podía luchar contra el fascismo sin luchar contra el racismo, y que no se podía combatir el racismo sin la participación activa de gente negra. Y no se trató sólo de alguna cara simbólica, un académico o un actor; no, las protestas más importantes contaron con la participación activa y combativa de mucha juventud negra, tanto afrocaribeña como asiática (la autoidentificación de este último grupo como “musulmanes” llegaría más tarde, en respuesta a la islamofobia). Pero también tenía muy clara la necesidad de la unidad; no era una lucha que sólo afectara a un sector, sino a (casi) todo el mundo; por tanto, hacía falta la lucha unitaria, lo que no excluía en absoluto el reconocer las situaciones diferentes y opresiones específicas sufridas por grupos concretos.

El éxito de esa estrategia lo confirma el hecho de que casi nadie ha oído hablar del Frente Nacional británico, que en los años 70 era mucho más fuerte que la copia que creó Le Pen en Francia. En Gran Bretaña ese partido fascista fue derrotado a principios de los años 80, y luchas unitarias posteriores han hundido a los sucesivos intentos de crear partidos racistas de extrema derecha. Esta larga lucha ha ayudado a crear una cultura antirracista en Gran Bretaña que es bastante fuerte y extendida. El racismo no ha desparecido, por supuesto, (para conseguir esto, haría falta un cambio social mucho más profundo) pero la fuerza y extensión de las protestas Black Lives Matter reflejan, entre otras cosas, estas décadas de trabajo unitario, ahora bajo el nombre de Stand Up To Racism.

En el Estado español, ante la amenaza de VOX (y la voxificación del PP), junto con el siempre presente racismo institucional, hace falta una lucha lo más amplia posible, que una a gente negra y blanca en un trabajo conjunto. Ni el “antifascismo radical” clásico -que a menudo ni se plantea combatir el racismo como tal- ni las ONGs caritativas -típicamente muy burocratizadas- han conseguido (y quizá ni han buscado) la participación activa de gente negra. La lucha unitaria, si se hace bien, ha demostrado la capacidad de implicar de manera activa a gente negra, a movimientos de mujeres, a grupos LGBTI, organizaciones vecinales, partidos y sindicatos… en un trabajo común, contra el racismo y los demás odios promovidos por la extrema derecha.

Así que debemos dar la bienvenida al protagonismo actual de gente negra, africana y afrodescendiente en la lucha de Black Lives Matter. Pero ninguna persona antirracista blanca debe pensar “ahora lo puedo dejar, de la lucha contra el racismo se harán cargo ellos”. Primero, porqué aquí no hay “ellos” sino las diferentes partes de nosotros/as. Segundo, porque si queremos derrotar al racismo, y todo lo que lo implica, necesitamos a (casi) todo el mundo.

David Karvala es activista de Unitat Contra el Feixisme i el Racisme, militante de la red anticapitalista Marx21, y autor del libro El antifascismo del 99%.

A medida que el confinamiento va quedando atrás podemos analizar con más detalle qué ha ocurrido, porque todo ha sido muy nuevo. ¿Todo? Bueno todo no, porque, por ejemplo, la falta de reconocimiento a lo que aportan los inmigrantes a nuestras sociedades no se ha modificado.

Los inmigrantes han sido uno de los pilares en los que se ha sustentado nuestra sociedad para resistir el confinamiento (que ha sido confortable para las personas de rentas medias o altas) en buena parte porque los inmigrantes han sido fundamentales para mantener muchas de las estructuras básicas de producción, distribución y venta, trabajando además en los puntos más peligrosos de todas las cadenas.

Muchos inmigrantes se han jugado el tipo para cubrir las necesidades básicas de todos, lo que nos han permitido salir adelante en el confinamiento.

Los temporeros de la fruta,  por ejemplo, han seguido en las mismas extremas condiciones de siempre en un momento de hipocondría colectiva, durmiendo en las calles de Lleida, sin medidas higiénicas, desprotegidos contra el Covid-19 como ha señalado la plataforma Fruita amb Justicia Social. Solo se han habilitados pabellones para los temporeros enfermos de Covid-19

O los mataderos que han sido en numerosos países una auténtica ratonera para muchos inmigrantes: el vivir hacinados en las propias fábricas, trabajando a bajas temperaturas (lo que incrementa la peligrosidad del Covid 19) ha hecho estragos entre los trabajadores. Así, la Cadena Tyson, una de las principales procesadoras de carne en Estados Unidos, pasó en un solo mes de 1.600 empleados afectados a 7.000, según un análisis del Washington Post. Un reciente estudio de Food & Environment Reporting Network, organización sin ánimo de lucro, estimó que había por lo menos 17.000 contagiados.

O toda la cadena afectados en la plantas procesadoras de pollos del polígono industrial de Azambuja al norte del área metropolitana de Lisboa. O sin ir tan lejos en Huesca dos empresas cárnicas han llegado a tener a más del 25% de los trabajadores afectados.

Ya tenemos bastantes datos que nos confirman que el Covid-19 ha tenido un efecto mucho más letal en los grupos sociales con rentas bajas (como los inmigrantes). Es de destacar la afectación de la comunidad filipina en Londres o la de los afroamericanos en Estados Unidos. O la mucho mayor afectación en distritos como o Moratalaz en Madrid o Nou Barris en Barcelona, donde los datos de movilidad nos indican que era mucho más alta que en el resto de Madrid y Barcelona.

Los aplausos para el personal sanitario han sido muy merecidos, pero otra gente también se ha jugado la vida. Una vez más, como Ulises en la Odisea, los inmigrantes son los nadie.

Y no tardaremos en ver que pronto habrá quien encima les echará la culpa de la crisis.

*Artículo publicado en Diario Público: https://blogs.publico.es/joseba-achotegui/2020/06/01/por-la-regularizacion-ya-de-los-inmigrantes-que-se-han-jugado-el-tipo-por-todos-en-el-confinamiento/

Somos mujeres migrantes, racializadas, sus hijas, las que vinimos pequeñas, las que nacimos aquí. Las refugiadas. Las que estamos aquí con y sin papeles. Las trabajadoras de la fresa, las porteadoras de la frontera Ceuta Melilla, las trabajadoras del hogar y los cuidados, las estudiantes, las madres, las camareras y limpiadoras de bares, hoteles y restaurantes. Somos todas, incluidas las asesinadas por la violencia machista que ya no están aquí. Las internas que no pueden salir, las expulsadas en vuelos de deportación y las que dejaron su vida en el mar intentando llegar a esta falsa promesa llamada Europa, que es la Europa fortaleza. Somos las otras.

Este virus nos ha tomado desprevenidas, imaginamos que como al resto del mundo. El trabajo, consecuencia de la crisis sanitaria y socioeconómica, nos ha desbordado y superado, exactamente igual, presuponemos, que a la mayoría de gobiernos. Gobiernos que no supieron responder a tiempo y que no tomaron las medidas necesarias hasta que la situación se volvió insostenible. Una vez más cometimos el error de creernos inmortales e invencibles y ha tenido que venir un virus para recordarnos la fragilidad humana y la fragilidad del sistema que nos rodea. Una nueva crisis nos coloca, de nuevo, en el último escalón en la escala de prioridades de los gobiernos para paliar las consecuencias de la crisis.

La mortalidad del virus es mayor en las personas en situación de pobreza y precariedad. El nivel socioeconómico juega un papel determinante que marca la diferencia entre la vida y la muerte. A esto debemos añadir las condiciones de salud: las personas con menos recursos tienen una salud más frágil y sufren más enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes, colesterol, obesidad. Este patrón es global; lo vemos tanto en España como en Estados Unidos, Reino Unido, América Latina, etc. La mortalidad por coronavirus es más del doble en las áreas pobres donde se concentra la mayoría de población migrante y racializada.

Un ejemplo de ello son los Estados Unidos; a pesar de que la comunidad negra representa tan solo el 13% de la población, esta comunidad ha sufrido el 27% de las muertes totales de las zonas de las que se dispone de datos. En Kansas y Wisconsin, los residentes negros tienen siete veces más probabilidades de morir que los blancos y en Washington D.C, la tasa entre las personas negras es seis veces mayor.

En España a día de hoy no se cuenta con estadísticas segregadas por raza o género, pero en las estadísticas más recientes de Madrid se evidencia un mayor número de contagios en los barrios de clase obrera sobre los barrios de las clases privilegiadas. La zona sur de la Comunidad de Madrid, con Leganés a la cabeza, más afectada que la zona norte, según un análisis de la Universidad Politécnica de Madrid el investigador Pedro Gullón ha observado correlación entre mayor nivel de hacinamiento y menor precio de alquiler con las zonas de más contagios de la capital.

Dichas estadísticas nos están mostrando cómo la pandemia golpea más fuerte a los que menos recursos tienen, son las personas de los barrios más empobrecidos, el personal sanitario y las personas que realizan los trabajos esenciales durante la cuarentena, las que se encuentran más expuestas al contagio. 

Paradójicamente los que se han desvelado como trabajos esenciales, personal sanitario, limpieza, cuidadoras, cajeras, jornaleros, agricultores, esos que están sosteniendo y salvando vidas durante la pandemia, son precisamente los que se realizan en condiciones laborales precarias y con salarios indignos. En España, estos empleos son realizados en gran porcentaje por personas migrantes, mujeres en su mayoría, muchas en situación administrativa irregular, quienes a pesar de estar realizando trabajos esenciales, no son tomadas en cuenta y al gobierno parece que no le interesa legislar para que sus derechos y condiciones sean igual de esenciales.

Según el informe del Banco Mundial sobre la pobreza y el impacto distribucional del Covid-19; los gobiernos deberían mitigar los impactos negativos de esta crisis, sobre todo, entre la población más vulnerable. La urgencia empuja a buscar soluciones y los gobiernos deben dar respuesta. La vida debe ponerse en el centro.

Nosotras, las otras, somos parte de los márgenes y de las comunidades más empobrecidas, y de nuevo la carga está en nosotras. El virus no entiende de género, de raza, procedencia o estatus social, pero el sistema y las condiciones humanas para combatirlo, si.

La opción del confinamiento se descubrió no sólo como un privilegio de clases sino, también, de raza y de género. A pesar de esta realidad, las otras comenzamos a tejer redes de apoyo para dar respuesta a la urgencia humanitaria que no dejaba de agravarse día a día en nuestras comunidades. Esta manera de hacer frente a esta problemática se tradujo en dos vías: la primera vía era de ayuda directa, a través de las cajas de resistencia, las redes ciudadanas de apoyo mutuo y los bancos de alimentos. La segunda vía, era política. Así pues desde el 8M y los feminismos antirracistas nos sumamos a la campaña de Regularización Ya y comenzamos a reflexionar en colectivo sobre nuestra situación.

Constatamos que nada de esto es nuevo para nosotras como mujeres migrantes, racializadas, desde los márgenes, las otras. Que las crisis nos golpean con más fuerza es habitual, es parte de la realidad de este sistema patriarcal, machista, capitalista, extractivista, racista y colonial que opera impunemente en España y en la Unión Europea, cuando se trata de establecer políticas de extranjería y migratorias, negando su propio discurso de Derechos Humanos y dejando a mujeres, niñas y disidentes sexuales en situaciones de completa vulnerabilidad soportando múltiples violencias, las cuales se han agudizado durante el confinamiento.

Seguimos señalando pues la Ley de Extranjería como principal instrumento del racismo institucional que se materializa en la criminalización del derecho a migrar y buscar condiciones de vida digna de toda persona. Denunciamos la existencia de los CIES como cárceles para personas que no tienen documentación en regla, las cuáles han sido vaciados y cerrados actualmente como consecuencia del estado de alarma, siendo esto un pequeño respiro para la comunidad migrante, aunque desafortunadamente no es un cierre definitivo como lo venimos exigiendo durante años. Las posibilidades de migrar por vías legales y seguras, sigue siendo una utopía.

También señalamos el recrudecimiento de la explotación laboral de mujeres migrantes y racializadas, especialmente en los campos de cultivo, en los invernaderos, en el sector del empleo del hogar y los cuidados, en las residencias de mayores, todas ellas, industrias que enriquecen a unos pocos a costa de nuestro esfuerzo.

En el caso de las mujeres que trabajan en el hogar y los cuidados, sin derechos laborales básicos como el derecho al paro, derecho a un contrato con condiciones laborales dignas, con la aprobación de un subsidio por parte del ejecutivo que deja a muchas trabajadoras fuera de la cobertura, un subsidio de un mes, un subsidio insuficiente para poder afrontar la crisis económica que se nos viene encima. Las trabajadoras del hogar en régimen de internas se llevan la peor parte de esta crisis, muchas llevan toda la cuarentena encerradas en casa de sus empleadores, sobrecargadas, trabajando más por el mismo salario, algunas incluso sufriendo malos tratos, vejaciones y abusos sexuales, obligadas a mantener sus empleos por la incertidumbre de lo que pueda pasar, por superviviencia y por el peso de tener que proveer ingresos a su familia, hijos e hijas, ya que muchas son el único sustento de sus hogares actualmente. Expuestas al virus ya que no han dejado de trabajar durante el confinamiento, muchas se han contagiado, varias no han sobrevivido, víctimas del coronavirus y del sistema.

La pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad del sistema de los cuidados, frecuentemente menospreciados, que recaen mayoritariamente sobre las espaldas de las mujeres, y en España en gran medida sobre las espaldas de las mujeres migrantes. Una crisis global de cuidados que ha revelado que tenemos una deuda histórica con las mujeres que han cuidado, un trabajo no reconocido ni valorado y nadie está cuidando de ellas. ¿Quién cuida a la cuidadoras? Desde luego el Estado Español y en general la sociedad, no lo está haciendo, pese a que este sistema capitalista depende de ellas para el sostenimiento de la vida.

En esta reflexión colectiva como mujeres migrantes reafirmamos una vez más que es necesario combatir este sistema en el que mujeres, niñas y disidentes sexuales se exponen a situaciones de alta vulnerabilidad frente al virus y a las múltiples violencias a las que nos enfrentamos debido a las barreras que impone la Ley de Extranjería, pero también las barreras de un sistema social que nos empuja a los trabajos con menos garantías y derechos, obligándonos a entrar en el circuito asistencialista y desempoderante de los servicios sociales que carece de un enfoque de derechos e intercultural con perspectiva antirracista en el Estado español.

Esto lo venimos denunciando hace tiempo, cuando señalamos realidades como la excesiva e injustificada retirada de custodia de sus hijas e hijos a mujeres migrantes por parte de los servicios sociales basándose en criterios de maternidad hegemónicos y parámetros eurocéntricos que niegan la agencia de sus madres y las estigmatizan como “malas madres” obviando el verdadero problema: que las mujeres migrantes tienen muy pocas posibilidades de conciliación laboral, menos aún en medio de un estado de alarma, donde el único espacio (centros escolares e institutos) del que dependían para el cuidado y educación de sus hijas e hijos, se encuentran cerrados y lo estarán durante mucho tiempo, dejando sobre todo a la madres solteras a su suerte, desprotegidas y sin posibilidad de conciliación alguna.

Las consecuencias de esta crisis abrirán una brecha mayor entre las clases privilegiadas y las clases trabajadoras ya empobrecidas tras la debacle de 2008 de la que nos nos habíamos recuperado del todo. Las comunidades migrantes, como siempre, nos encontramos en abajo, afuera, en la invisibilidad y exclusión social.

El coronavirus se irá algún día, pero la desigualdad sigue y se intensificará, esa es la verdadera epidemia.

Foto de Eliza Arrieta

La crisis sanitaria y socioeconómica no deja de agravarse y la situación nos empuja y repensar la manera en la que dentro del movimiento feminista antirracista debemos de actuar. Es necesario, resignificar, reflexionar, articular estrategias y tejidos comunitarios para reconstruir un mundo nuevo, porque este no da para más, este sistema nos ha demostrado en múltiples ocasiones que las vidas humanas son desechables y según nuestra procedencia, raza, sexo, etc, valen menos aun.

Las vidas del norte global sobre las del sur global, las vidas blancas sobre la vida de las personas racializadas, indígenas, negras, musulmanas, sobre la otredad. Tenemos el deber político y ético de romper con esa jerarquía colonial, romper este sistema patriarcal, neoliberal y racista, y poner de una vez por todas la vida en el centro, pero la vida de todas las personas, no solo de las que puedan pagarlo. Seguir el ejemplo y modelos de vida de las comunidades originarias, volver a los saberes comunitarios y abrazar nuestras raíces. La reacción de las comunidades, de autoabastecimiento y protección, el gran ejemplo de supervivencia y cuidados comunes deben ser guía y lucero para nuestras luchas también acá en este norte de privilegios. Tenemos la suerte de pertenecer a ambas orillas y tener esas otras referencias y ejemplos. En España también los tienen si dirigen la mirada a sus barrios populares y sus campos. 

Debemos entonces construir una nueva sociedad antirracista, feminista y sostenible, donde todas las personas tengamos igualdad de derechos y condiciones para afrontar la “nueva normalidad”. Todas podemos contribuir a ello, en nuestros centros de trabajo, en los barrios, en las calles, con las vecinas, en los mercados y las plazas, en nuestras casas.

Es responsabilidad de todas, y no es un mero gesto simbólico para calmar conciencias. Otro modelo es posible y fundamental para la construcción de sociedades más humanas, justas y equitativas, es una responsabilidad política urgente e ineludible.

moderado por:

  • Lourdes Lucía

    Abogada y editora

  • José Vicente Barcia

    Periodista, Jefe de Gabinete de la Alcaldía de Cádiz y coautor del libro 'Voces del cambio'

Conclusión del debate

En medio de la primera ola de la pandemia y con todo el país en el shock de una crisis desconocida e inesperada, saltó a la opinión pública una idea: reconstrucción. Después de unos primeros tanteos, sobre si nuevos Pactos de la Moncloa, sí, que si Pactos de la Moncloa no, todo se encaminó hacia la apertura en sede parlamentaria de cuatro comisiones sobre la reconstrucción del país. Estos mismos conceptos de reconstrucción y unidad, abrieron en Espacio Público la necesidad de abordar un debate sobre el futuro del país, y también sobre la Unión Europea, durante la pandemia y la postpandemia.

Un magnífico artículo de Leo Moscoso La necropolítica sobre el estado de alarma, nos hizo una descripción muy viva de la pandemia y la crisis sanitaria y de vida, que podía servir como telón de fondo de todo el debate.

Nos encargamos Gabriel Flores y yo mismo de redactar un primer texto de referencia, que se planteaba el siguiente objetivo: “Nuestra pretensión al abrir este nuevo debate en Espacio Público es ofrecer un espacio amigable para el libre intercambio de ideas y argumentos, en el que la polémica y el disenso sean tan normales y aceptables como lo son el diálogo y el acuerdo en nuestra vida diaria. Un espacio público abierto al debate y la argumentación que contribuya al seguimiento y análisis reflexivo de las iniciativas y propuestas políticas de mayor entidad que se vayan poniendo sobre las mesas de negociación por parte de los partidos, instituciones, agentes económicos y sociales o tejido organizativo de la sociedad civil y los diferentes movimientos sociales. Queremos primar un análisis concreto de aquellas propuestas e iniciativas que supongan un mayor impacto sobre las vidas, trabajos, derechos, libertades y futuro de la ciudadanía civil.

La cuestión de la amplitud del temario a debate no está prefijada (tampoco, sus límites) y tendrá que ser resuelto sobre la marcha, a medida que se produzca un avance que, previsiblemente, será muy desigual en los diferentes asuntos”, dijimos.

Sabíamos desde el principio que entrábamos en este debate con perspectivas diferentes:

  1. a) La de Gabriel y mía era abordar los temas candentes y posibles en la negociación planteada y hacer propuestas orientadas hacia una salida progresista de la crisis (con todo lo que tenía de cajón de sastre dicha definición).
  2. b) Una visión más global que conducía a un cuestionamiento del marco económico e institucional en el que nos movíamos: UE, Constitución, Capitalismo y avanzaba más en la línea de la lucha por otro mundo diferente y a la vez posible, a un cambio de paradigma como lo definía Jaime Pastor.
  3. c) Había otra orientación que sin situarse totalmente en el cuestionamiento de las soluciones que se podrían dar en el marco de una negociación, apuntaban con intensidad y justeza por poner sobre la mesa los problemas políticos-institucionales que desde la Transición veníamos arrastrando desde el régimen de la transición (Jose Errejón, José Luis Mateos, Ana Barba, Aníbal Garzón).

El alcance del debate

El cuestionamiento más global al carácter excesivamente pragmático y limitativo de la introducción al debate, vino sobre todo de Marià de Delàs, Jaime Pastor y Marga Ferré.

Marià, en su texto que luego iba a ser discutido por Gabriel, nos interrogaba coherentemente:

“¿Es posible empezar a plantear el propósito de recuperar para el patrimonio colectivo aquellos bienes que nunca deberían haber pasado a formar parte del sector privado? ¿Qué ha de pasar para que empecemos a pensar en concreto en una nueva economía, que no esté al servicio del crecimiento sin límites? La reivindicación de “nueva normalidad”, ¿no debe poner en cuestión el beneficio que unos pocos obtienen de los créditos, los seguros, los suministros de energía, la vivienda, la explotación de las telecomunicaciones, los medios de transporte, la construcción de infraestructuras, la fabricación y distribución de medicamentos, la industria militar…?

Se dirá que los que deseen tal cosa no cuentan con la correlación de fuerzas necesaria para llevarla a la práctica. Es probable. Nunca contarán con peso suficiente si nunca lo proponen y lo argumentan para el conjunto de la población”.

Jaime Pastor por su lado señalaba la necesidad de no autolimitarse en el debate.

Si a todo esto sumamos la coincidencia de esa crisis global con la que afecta desde hace tiempo al modelo capitalista español basado en la construcción y el turismo, así como a su régimen, cuya gravedad es reconocida por firmes defensores del establishment (ya sea de forma apocalíptica por la extrema derecha, o en términos menos dramáticos por personajes como el presidente de honor de PRISA, Juan Luis Cebrián) parece evidente que, como ha defendido José Errejón en este debate (“¿Reconstrucción o refundación?”), no tiene justificación autolimitarse en la agenda a promover.

En relación al carácter sistémico de la crisis y reflejando diversas opiniones, José Luis Mateos señalaba: Y sin embargo la crisis existe y más allá de los efectos de la crisis económica sobre la estructura política del país, el descrédito –del régimen- tiene componentes institucionales (Corona, Justicia, FCSE…), jurídico-normativos (sistema electoral no proporcional, involución de las libertades, negación del derecho a decidir, impunidad de las élites, Constitución no garantista de derechos, voto rogado…), económicos y sociales (ruptura del contrato social del 78, enajenación del patrimonio público, identidad institucional con los poderes oligárquicos., corrupción estructural, expansión de la pobreza y la exclusión social…) y hasta un componente de origen histórico (mantenimiento de la impunidad del franquismo). La anterior crisis alumbró la idea de que ya no se trataba de cambiar la Constitución sino de cambiar de Constitución. Idea caída en cierto desuso.

Ha sido también significativa la valoración del consenso en el momento actual desde la necesidad del mismo, a pesar de la dificultad que tanto la tendencia histórica de ella como su momento ultramontano actual, al rechazo explicito de cualquier acuerdo con la derecha por la imposibilidad de ninguna senda común con ella (Marga Ferré, Marià de Delàs, Pastor).

Elementos ambientales

Más allá de los enfoques globales diferentes de la discusión en curso y sin perder el carácter de aportación relevante al mismo, muchas han sido las contribuciones que nos han aportado nuevos elementos y enfoques.

Muy atrayente la descripción del ambiente y el entorno en el que se produce, la virulencia de la crisis, la desarticulación de lo conocido y la incógnita del futuro (José Martí Gómez, Carlos Javier Bugallo). Importante ha sido la aportación de Federico Severino sobre la hegemonía cultural a lograr: “Por eso resultaría razonable dejar de poner nuestros esfuerzos comunicativos en mostrar la bancarrota moral y miseria de la derecha y apostar por una vía positiva, sosegada, que robustezca a una mayoría social en torno a la coalición”.

También el concejal gaditano Paco Cano nos hizo llegar las “ondas largas del 15 M” en la gestación de una salida colectiva a una crisis que nos había tocado a todos y todas desde muchos ángulos: social, sanitario, emocional, económico, laboral, de convivencia…

En el desarrollo del debate, y sobre todo en el correr de las semanas y con el conjunto de hechos de todo tipo con el que hemos convivido desde marzo, las aportaciones han ido creciendo incorporando muchos elementos para el cambio.

Economía y cambio de modelo

Desde el cambio en la economía y en el papel de los trabajadores (Francisco Vázquez García, Ramón Górriz, José Babiano, Roberto Tornamira):

Hablar de reconstrucción sin subsanar los errores del reciente pasado sería una temeridad. Dicho de otro modo: antes de iniciar la reconstrucción hay que sentar las bases de la negociación sobre suelo sólido, derogando, como mínimo, la reforma laboral de 2012 y la de Seguridad Social de 2013, entre otras derogaciones legislativas pendientes desde la moción de censura de 2018 (Tornamira).

Por último, pero no menos importante, este nuevo rumbo destinado a resituar las prioridades poniendo en el centro a la vida humana plantea dos exigencias: una democratización de las relaciones laborales y la reformulación de las libertades democráticas que han quedado dañadas en la medida en que la imposición de las políticas de austeridad necesitaban correlativamente una política autoritaria y represiva frente a la resistencia social, como bien se puso de manifiesto con la Ley Mordaza y su uso para reprimir el derecho de huelga y las protestas obreras.

Nada de esto puede obviar la necesidad de eliminar la violencia contra las mujeres y las discriminaciones de todo tipo que sufren en el puesto de trabajo, en el mercado laboral y en la sociedad (Górriz y Babiano).

Como dice Antonio Palacián, es la OPORTUNIDAD para avanzar en la participación y la democracia económica como un factor importante de cambio en la cultura empresarial y sindical. 

Gabriel Flores en la discusión con Marià de Delàs sobre el alcance de los cambios de modelo económico señalaba:

Impulsar esos cambios, requiere de unos recursos, estrategia y herramientas específicos; entre ellos, cabe señalar por su importancia la tarea de ensanchar nuestra base fiscal mediante una reforma progresista que solo puede tener resultados a medio plazo y construir una amplia concertación política y social que haga viable esa reforma clave. A corto plazo, es imprescindible contar con los recursos financieros y el arrope institucional que nos ofrece la UE.

No hay contradicción entre la agenda de protección social y la de reactivación y modernización económica, aunque la primera se puede llevar a cabo de forma inmediata y la segunda requiera plazos más prolongados; ambas son compatibles y complementarias, pero la protección social no puede mantenerse indefinidamente sobre el aumento del déficit público, requiere de un cambio de modelo de crecimiento que genere empleos decentes y salarios dignos y ensanche las bases de la recaudación fiscal.

Héctor Maravall, nos situaba el difícil marco de actuación del gobierno y la necesidad de una política decidida y realista para abordar el momento: “Las tareas del gobierno para desarrollar lo que ha denominado “el escudo social”, así como los compromisos anunciados de ayuda a las pymes y autónomos, o los previsibles apoyos a sectores como el turismo o la industria del automóvil, sea cual sea su duración e intensidad, son de una entidad, complejidad y dificultad evidentes. El gobierno tendrá que lograr financiación a corto, medio y largo plazo, en un contexto de frágil mayoría parlamentaria, con una derecha radicalizada al máximo, unos medios de comunicación desfavorables (el último en sumarse ha sido el grupo PRISA y el periódico El País) y una patronal que oscila entre las exigencias de ayudas económicas y el rechazo a cualquier modificación de la reforma laboral”.

El papel central de la UE en este proceso y los cambios que en la misma serían deseables ha sido referencia inexcusable en muchos de los artículos más generales. Severino lo reflejó sintéticamente como: “El Gobierno no debe perder de vista que el despliegue de un portentoso paquete de políticas públicas con el viento de cola de la UE es su ‘unique selling proposition’”.

Otras contribuciones estuvieron íntegramente dedicadas al papel y lugar de la UE, por ejemplo Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate que reflejó la tensión entre necesidad de apoyos comunitarios en la crisis y a la vez la necesidad de romper el inmovilismo institucional y presupuestario en el que se mueve en estos momentos, en otro enfoque Javier Doz, hizo una análisis minucioso de los presupuestos y programas comunitarios, tanto en lo estructural como ante la crisis del COVID 19 y como nos va a afectar a la “reconstrucción” hispana: “Las subvenciones y los créditos están condicionados a su aplicación a programas y proyectos que tengan que ver con los objetivos señalados y con otros como las infraestructuras y equipamientos sanitarios, los planes de I+D+i, la mejora de la educación y la lucha contra la pobreza. Es decir, con los fondos de NGUE cabe la financiación de una buena parte de las inversiones de los Presupuestos del Estado Español de los próximos tres años. Desde el proceso de transición hacia un sistema energético limpio y renovable o un programa para que todas las familias tengan acceso a Internet y a equipos informáticos hasta un plan de eficiencia energética de las viviendas, pasando por la financiación de cuantos proyectos biomédicos sean necesarios u otros rubros de investigación, programas ampliados de financiación de la innovación en las pymes o de lucha contra la pobreza infantil”.

De lo general a lo particular: Sanidad, Servicios Sociales, Formación, Municipios

Si hay un ámbito en el que el debate ha hecho una aportación de contenidos y propuestas particularmente significativo ha sido en el terreno sectorial, además de las aportaciones escritas sobre el Sistema Nacional de Salud ( Manifiesto por la reconstrucción del SNS), el papel de lo local (Marta Higueras), el papel de la Formación Profesional y el cambio de modelo económico (José Luis Carretero) y los Servicios Sociales (Luis Nogués), donde la discusión tuvo un alcance a retener fue en los debates que se realizaron en TV Publico; el primero sobre el Sistema Sanitario con la participación de referentes tan significativos e influyentes como Carmen Montón, Carmen San José, Mónica García y Fernando Lamata moderado por Joseba Achotegui y el de Servicios Sociales con Patricia Bezunartea, Luis Nogués, Emiliana Vicente y Kena Yuguero moderado por Enrique del Olmo. En dichos debates además de señalar las necesidades que la sociedad española tenía para superar las debilidades preexistentes, se abordaron de forma bastante precisa las políticas a implementar y las barreras a superar. En estas dos enriquecedoras sesiones se hizo una alerta de gran potencia: no sirve sólo diseñar políticas y enunciados adecuados, sino que es imprescindible que sus resultados llegasen a la población en un corto tiempo. La alerta roja que se estaba estableciendo sobre elementos importantes del denominado “escudo social”; ERTES, Ingreso Mínimo Vital, colas del hambre, fortalecimiento urgente del Sistema Nacional de Salud, gestión pública y coordinada de la sanidad, cambio en el modelo de atención a los mayores y particularmente en las Residencias de tercera edad…Todos ellos se manifiestan como problemas perentorios para el que el atávico “vuelva usted mañana” puede ser un elemento de desafección y de caldo de cultivo a las opciones que niegan los derechos y la protección social.

Como dice el título del presente artículo, hacemos una pausa, un interludio en este debate que nos va a acompañar durante el próximo periodo, seguro que este tiempo servirá para afilar análisis, argumentos y propuestas.

 

 

 

Interludio en un debate que no puede acabar

Enrique del Olmo

En medio de la primera ola de la pandemia y con todo el país en el shock de una crisis desconocida e inesperada, saltó a la opinión pública una idea: reconstrucción. Después de unos primeros tanteos, sobre si nuevos Pactos de la Moncloa, sí, que si Pactos de la Moncloa no, todo se encaminó hacia la apertura en sede parlamentaria de cuatro comisiones sobre la reconstrucción del país. Estos mismos conceptos de reconstrucción y unidad, abrieron en Espacio Público la necesidad de abordar un debate sobre el futuro del país, y también sobre la Unión Europea, durante la pandemia y la postpandemia.

Un magnífico artículo de Leo Moscoso La necropolítica sobre el estado de alarma, nos hizo una descripción muy viva de la pandemia y la crisis sanitaria y de vida, que podía servir como telón de fondo de todo el debate.

Nos encargamos Gabriel Flores y yo mismo de redactar un primer texto de referencia, que se planteaba el siguiente objetivo: “Nuestra pretensión al abrir este nuevo debate en Espacio Público es ofrecer un espacio amigable para el libre intercambio de ideas y argumentos, en el que la polémica y el disenso sean tan normales y aceptables como lo son el diálogo y el acuerdo en nuestra vida diaria. Un espacio público abierto al debate y la argumentación que contribuya al seguimiento y análisis reflexivo de las iniciativas y propuestas políticas de mayor entidad que se vayan poniendo sobre las mesas de negociación por parte de los partidos, instituciones, agentes económicos y sociales o tejido organizativo de la sociedad civil y los diferentes movimientos sociales. Queremos primar un análisis concreto de aquellas propuestas e iniciativas que supongan un mayor impacto sobre las vidas, trabajos, derechos, libertades y futuro de la ciudadanía civil.

La cuestión de la amplitud del temario a debate no está prefijada (tampoco, sus límites) y tendrá que ser resuelto sobre la marcha, a medida que se produzca un avance que, previsiblemente, será muy desigual en los diferentes asuntos”, dijimos.

Sabíamos desde el principio que entrábamos en este debate con perspectivas diferentes:

  1. a) La de Gabriel y mía era abordar los temas candentes y posibles en la negociación planteada y hacer propuestas orientadas hacia una salida progresista de la crisis (con todo lo que tenía de cajón de sastre dicha definición).
  2. b) Una visión más global que conducía a un cuestionamiento del marco económico e institucional en el que nos movíamos: UE, Constitución, Capitalismo y avanzaba más en la línea de la lucha por otro mundo diferente y a la vez posible, a un cambio de paradigma como lo definía Jaime Pastor.
  3. c) Había otra orientación que sin situarse totalmente en el cuestionamiento de las soluciones que se podrían dar en el marco de una negociación, apuntaban con intensidad y justeza por poner sobre la mesa los problemas políticos-institucionales que desde la Transición veníamos arrastrando desde el régimen de la transición (Jose Errejón, José Luis Mateos, Ana Barba, Aníbal Garzón).

El alcance del debate

El cuestionamiento más global al carácter excesivamente pragmático y limitativo de la introducción al debate, vino sobre todo de Marià de Delàs, Jaime Pastor y Marga Ferré.

Marià, en su texto que luego iba a ser discutido por Gabriel, nos interrogaba coherentemente:

“¿Es posible empezar a plantear el propósito de recuperar para el patrimonio colectivo aquellos bienes que nunca deberían haber pasado a formar parte del sector privado? ¿Qué ha de pasar para que empecemos a pensar en concreto en una nueva economía, que no esté al servicio del crecimiento sin límites? La reivindicación de “nueva normalidad”, ¿no debe poner en cuestión el beneficio que unos pocos obtienen de los créditos, los seguros, los suministros de energía, la vivienda, la explotación de las telecomunicaciones, los medios de transporte, la construcción de infraestructuras, la fabricación y distribución de medicamentos, la industria militar…?

Se dirá que los que deseen tal cosa no cuentan con la correlación de fuerzas necesaria para llevarla a la práctica. Es probable. Nunca contarán con peso suficiente si nunca lo proponen y lo argumentan para el conjunto de la población”.

Jaime Pastor por su lado señalaba la necesidad de no autolimitarse en el debate.

Si a todo esto sumamos la coincidencia de esa crisis global con la que afecta desde hace tiempo al modelo capitalista español basado en la construcción y el turismo, así como a su régimen, cuya gravedad es reconocida por firmes defensores del establishment (ya sea de forma apocalíptica por la extrema derecha, o en términos menos dramáticos por personajes como el presidente de honor de PRISA, Juan Luis Cebrián) parece evidente que, como ha defendido José Errejón en este debate (“¿Reconstrucción o refundación?”), no tiene justificación autolimitarse en la agenda a promover.

En relación al carácter sistémico de la crisis y reflejando diversas opiniones, José Luis Mateos señalaba: Y sin embargo la crisis existe y más allá de los efectos de la crisis económica sobre la estructura política del país, el descrédito –del régimen- tiene componentes institucionales (Corona, Justicia, FCSE…), jurídico-normativos (sistema electoral no proporcional, involución de las libertades, negación del derecho a decidir, impunidad de las élites, Constitución no garantista de derechos, voto rogado…), económicos y sociales (ruptura del contrato social del 78, enajenación del patrimonio público, identidad institucional con los poderes oligárquicos., corrupción estructural, expansión de la pobreza y la exclusión social…) y hasta un componente de origen histórico (mantenimiento de la impunidad del franquismo). La anterior crisis alumbró la idea de que ya no se trataba de cambiar la Constitución sino de cambiar de Constitución. Idea caída en cierto desuso.

Ha sido también significativa la valoración del consenso en el momento actual desde la necesidad del mismo, a pesar de la dificultad que tanto la tendencia histórica de ella como su momento ultramontano actual, al rechazo explicito de cualquier acuerdo con la derecha por la imposibilidad de ninguna senda común con ella (Marga Ferré, Marià de Delàs, Pastor).

Elementos ambientales

Más allá de los enfoques globales diferentes de la discusión en curso y sin perder el carácter de aportación relevante al mismo, muchas han sido las contribuciones que nos han aportado nuevos elementos y enfoques.

Muy atrayente la descripción del ambiente y el entorno en el que se produce, la virulencia de la crisis, la desarticulación de lo conocido y la incógnita del futuro (José Martí Gómez, Carlos Javier Bugallo). Importante ha sido la aportación de Federico Severino sobre la hegemonía cultural a lograr: “Por eso resultaría razonable dejar de poner nuestros esfuerzos comunicativos en mostrar la bancarrota moral y miseria de la derecha y apostar por una vía positiva, sosegada, que robustezca a una mayoría social en torno a la coalición”.

También el concejal gaditano Paco Cano nos hizo llegar las “ondas largas del 15 M” en la gestación de una salida colectiva a una crisis que nos había tocado a todos y todas desde muchos ángulos: social, sanitario, emocional, económico, laboral, de convivencia…

En el desarrollo del debate, y sobre todo en el correr de las semanas y con el conjunto de hechos de todo tipo con el que hemos convivido desde marzo, las aportaciones han ido creciendo incorporando muchos elementos para el cambio.

Economía y cambio de modelo

Desde el cambio en la economía y en el papel de los trabajadores (Francisco Vázquez García, Ramón Górriz, José Babiano, Roberto Tornamira):

Hablar de reconstrucción sin subsanar los errores del reciente pasado sería una temeridad. Dicho de otro modo: antes de iniciar la reconstrucción hay que sentar las bases de la negociación sobre suelo sólido, derogando, como mínimo, la reforma laboral de 2012 y la de Seguridad Social de 2013, entre otras derogaciones legislativas pendientes desde la moción de censura de 2018 (Tornamira).

Por último, pero no menos importante, este nuevo rumbo destinado a resituar las prioridades poniendo en el centro a la vida humana plantea dos exigencias: una democratización de las relaciones laborales y la reformulación de las libertades democráticas que han quedado dañadas en la medida en que la imposición de las políticas de austeridad necesitaban correlativamente una política autoritaria y represiva frente a la resistencia social, como bien se puso de manifiesto con la Ley Mordaza y su uso para reprimir el derecho de huelga y las protestas obreras.

Nada de esto puede obviar la necesidad de eliminar la violencia contra las mujeres y las discriminaciones de todo tipo que sufren en el puesto de trabajo, en el mercado laboral y en la sociedad (Górriz y Babiano).

Como dice Antonio Palacián, es la OPORTUNIDAD para avanzar en la participación y la democracia económica como un factor importante de cambio en la cultura empresarial y sindical. 

Gabriel Flores en la discusión con Marià de Delàs sobre el alcance de los cambios de modelo económico señalaba:

Impulsar esos cambios, requiere de unos recursos, estrategia y herramientas específicos; entre ellos, cabe señalar por su importancia la tarea de ensanchar nuestra base fiscal mediante una reforma progresista que solo puede tener resultados a medio plazo y construir una amplia concertación política y social que haga viable esa reforma clave. A corto plazo, es imprescindible contar con los recursos financieros y el arrope institucional que nos ofrece la UE.

No hay contradicción entre la agenda de protección social y la de reactivación y modernización económica, aunque la primera se puede llevar a cabo de forma inmediata y la segunda requiera plazos más prolongados; ambas son compatibles y complementarias, pero la protección social no puede mantenerse indefinidamente sobre el aumento del déficit público, requiere de un cambio de modelo de crecimiento que genere empleos decentes y salarios dignos y ensanche las bases de la recaudación fiscal.

Héctor Maravall, nos situaba el difícil marco de actuación del gobierno y la necesidad de una política decidida y realista para abordar el momento: “Las tareas del gobierno para desarrollar lo que ha denominado “el escudo social”, así como los compromisos anunciados de ayuda a las pymes y autónomos, o los previsibles apoyos a sectores como el turismo o la industria del automóvil, sea cual sea su duración e intensidad, son de una entidad, complejidad y dificultad evidentes. El gobierno tendrá que lograr financiación a corto, medio y largo plazo, en un contexto de frágil mayoría parlamentaria, con una derecha radicalizada al máximo, unos medios de comunicación desfavorables (el último en sumarse ha sido el grupo PRISA y el periódico El País) y una patronal que oscila entre las exigencias de ayudas económicas y el rechazo a cualquier modificación de la reforma laboral”.

El papel central de la UE en este proceso y los cambios que en la misma serían deseables ha sido referencia inexcusable en muchos de los artículos más generales. Severino lo reflejó sintéticamente como: “El Gobierno no debe perder de vista que el despliegue de un portentoso paquete de políticas públicas con el viento de cola de la UE es su ‘unique selling proposition’”.

Otras contribuciones estuvieron íntegramente dedicadas al papel y lugar de la UE, por ejemplo Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate que reflejó la tensión entre necesidad de apoyos comunitarios en la crisis y a la vez la necesidad de romper el inmovilismo institucional y presupuestario en el que se mueve en estos momentos, en otro enfoque Javier Doz, hizo una análisis minucioso de los presupuestos y programas comunitarios, tanto en lo estructural como ante la crisis del COVID 19 y como nos va a afectar a la “reconstrucción” hispana: “Las subvenciones y los créditos están condicionados a su aplicación a programas y proyectos que tengan que ver con los objetivos señalados y con otros como las infraestructuras y equipamientos sanitarios, los planes de I+D+i, la mejora de la educación y la lucha contra la pobreza. Es decir, con los fondos de NGUE cabe la financiación de una buena parte de las inversiones de los Presupuestos del Estado Español de los próximos tres años. Desde el proceso de transición hacia un sistema energético limpio y renovable o un programa para que todas las familias tengan acceso a Internet y a equipos informáticos hasta un plan de eficiencia energética de las viviendas, pasando por la financiación de cuantos proyectos biomédicos sean necesarios u otros rubros de investigación, programas ampliados de financiación de la innovación en las pymes o de lucha contra la pobreza infantil”.

De lo general a lo particular: Sanidad, Servicios Sociales, Formación, Municipios

Si hay un ámbito en el que el debate ha hecho una aportación de contenidos y propuestas particularmente significativo ha sido en el terreno sectorial, además de las aportaciones escritas sobre el Sistema Nacional de Salud ( Manifiesto por la reconstrucción del SNS), el papel de lo local (Marta Higueras), el papel de la Formación Profesional y el cambio de modelo económico (José Luis Carretero) y los Servicios Sociales (Luis Nogués), donde la discusión tuvo un alcance a retener fue en los debates que se realizaron en TV Publico; el primero sobre el Sistema Sanitario con la participación de referentes tan significativos e influyentes como Carmen Montón, Carmen San José, Mónica García y Fernando Lamata moderado por Joseba Achotegui y el de Servicios Sociales con Patricia Bezunartea, Luis Nogués, Emiliana Vicente y Kena Yuguero moderado por Enrique del Olmo. En dichos debates además de señalar las necesidades que la sociedad española tenía para superar las debilidades preexistentes, se abordaron de forma bastante precisa las políticas a implementar y las barreras a superar. En estas dos enriquecedoras sesiones se hizo una alerta de gran potencia: no sirve sólo diseñar políticas y enunciados adecuados, sino que es imprescindible que sus resultados llegasen a la población en un corto tiempo. La alerta roja que se estaba estableciendo sobre elementos importantes del denominado “escudo social”; ERTES, Ingreso Mínimo Vital, colas del hambre, fortalecimiento urgente del Sistema Nacional de Salud, gestión pública y coordinada de la sanidad, cambio en el modelo de atención a los mayores y particularmente en las Residencias de tercera edad…Todos ellos se manifiestan como problemas perentorios para el que el atávico “vuelva usted mañana” puede ser un elemento de desafección y de caldo de cultivo a las opciones que niegan los derechos y la protección social.

Como dice el título del presente artículo, hacemos una pausa, un interludio en este debate que nos va a acompañar durante el próximo periodo, seguro que este tiempo servirá para afilar análisis, argumentos y propuestas.

 

 

 

 

Ponencia inicial

Un debate cargado de presente y de futuro

Un debate cargado de presente y de futuro

Diálogo y negociación para una salida progresista a la crisis

  • Enrique del Olmo

    Sociólogo

  • Gabriel Flores

    Economista

La crisis global y multidimensional de la que el coronavirus ha sido el detonante plantea un nuevo escenario vital que afecta a todos los componentes de las relaciones humanas, sean de índole económica, social, cultural, institucional o geopolítica, incluyendo las que mantiene nuestra especie con la naturaleza de la que somos parte, por mucho que mostremos tanto empeño en deteriorarla, explotarla y recortar la biodiversidad que le sirve de sostén y equilibrio. Nada ni nadie escapa a los impactos de esta gran crisis de inciertos desarrollo y resultados.

Lo que comenzó siendo una crisis sanitaria acabó, a los pocos meses, paralizando la actividad económica, por la obligada decisión de confinamiento de la población, e impactando sobre estructuras sociales, económicas y ecológicas profundamente desequilibradas y vulnerables. Tanto el modelo de capitalismo y globalización neoliberales como la cohesión económica, social y territorial o el medio natural del que depende la vida y la civilización se encontraban ya, antes de la pandemia, deteriorados. Volver atrás, al modelo de crecimiento y a las relaciones y estructuras productivas previas, no resolvería ninguno de los problemas que esta crisis ha desvelado. La tarea a llevar a cabo, por tanto, es doble: defender a la ciudadanía de los impactos destructivos de la pandemia y sus dañinas consecuencias económicas y sociales y superar las causas que han multiplicado el potencial destructivo de esta crisis global.

El análisis del nuevo tiempo que vive nuestro país y el conjunto de la humanidad requiere, sin duda, una mayor perspectiva temporal y un abordaje global de las múltiples causas, tendencias en acción, interrelaciones y potenciales efectos de las crisis desatadas por la pandemia. Sin embargo, la acción política no puede esperar, la sociedad, sus representantes políticos y las instituciones están obligados a actuar en el presente, en defensa de la vida y la salud de la ciudadanía, sus condiciones de trabajo, derechos, libertades y convivencia. Y seguirán tomando decisiones, como en los últimos dos meses, en unas condiciones de incertidumbre radical, mientras sigamos situados en el ojo del huracán de la pandemia y cuando ésta haya pasado y podamos hacer recuento de los destrozos causados y aplicar los planes para reconstruir lo dañado y recuperar la actividad económica. La acción política, el debate y la lucha social o la tarea de gobernar no pueden esperar.

Nuestra pretensión al abrir este nuevo debate en Espacio Público es ofrecer un espacio amigable para el libre intercambio de ideas y argumentos, en el que la polémica y el disenso sean tan normales y aceptables como lo son el diálogo y el acuerdo en nuestra vida diaria. Un espacio público abierto al debate y la argumentación que contribuya al seguimiento y análisis reflexivo de las iniciativas y propuestas políticas de mayor entidad que se vayan poniendo sobre las mesas de negociación por parte de los partidos, instituciones, agentes económicos y sociales o tejido organizativo de la sociedad civil y los diferentes movimientos sociales. Queremos primar un análisis concreto de aquellas propuestas e iniciativas que supongan un mayor impacto sobre las vidas, trabajos, derechos, libertades y futuro de la ciudadanía y tengan su ámbito de resolución al alcance de los votos, críticas y movilizaciones de la mayoría social: las administraciones públicas españolas y las instituciones europeas que dependen de las decisiones y el control de la sociedad civil y de sus representantes políticos.

Para iniciar y contextualizar este debate adelantamos algunos puntos de caracterización del momento político que intentamos desentrañar y en el que se inscribe la principal iniciativa política del Gobierno de coalición PSOE-UP, su propuesta de amplios acuerdos al conjunto de fuerzas políticas, agentes económicos y sociales e instituciones, sin excepciones ni restricciones, para afrontar en común la búsqueda de soluciones a una parte de los grandes retos y problemas que plantea la actual crisis a nuestra sociedad y a nuestro país:

1. Hemos entrado en una nueva fase política en la que perviven lastres e inercias de un largo periodo de crisis e inestabilidad y evidentes problemas de gobernabilidad que se arrastran, al menos, desde 2016. Contamos con la reciente constitución de un gobierno de coalición progresista (una experiencia inédita en la última y larga etapa democrática de nuestra historia colectiva) que se sostiene en un limitado apoyo parlamentario y depende, en las grandes decisiones que exigen mayorías absolutas, de la negociación con un heterogéneo conglomerado de fuerzas políticas y, especialmente, de partidos nacionalistas e independentistas vascos y catalanes. Un gobierno progresista aparentemente débil y una oposición de derechas aún más débil y fragmentada que no tiene ninguna posibilidad de armar una moción de censura viable ni una propuesta alternativa de gobierno.

Casado y Abascal han optado, en una situación tan excepcional como la de la pandemia, por promover la crispación social y la confrontación política para intentar maniatar y romper al gobierno progresista y encubrir esa labor tras la idea de una gran coalición dispuesta a imponer de una vez su versión uniforme, hosca, cerrada e intolerante del nacionalismo español. A pesar de esa oposición de derechas y extremas derechas que no han prestado ningún apoyo a la gobernabilidad o la gestión de la pandemia, acompañando a su desmayado apoyo al Estado de Alarma con brutales e inmorales campañas de acoso, este gobierno de coalición progresista ha construido y sigue reforzando un escudo social que protege a la mayoría social y los empleos, rentas y bienes públicos que sustentan el bienestar de la ciudadanía y el futuro del país.

2. Para abordar en profundidad esta crisis, restañar las tremendas heridas producidas en nuestra sociedad y superar el desastre económico ha aflorado una amplísima demanda social (que todos los estudios de opinión sitúan por encima del 80%) favorable a exigir a las fuerzas políticas que subordinen sus diferencias al bien común en tiempos tan excepcionales y colaboren en la búsqueda y aplicación de las soluciones que cuenten con mayor apoyo porque la sociedad las considera más eficaces y justas. En el mismo sentido somos conscientes que también la capacidad de demanda y de movilización de la sociedad va a ser importante en marcar las agendas de dialogo y las características de las salidas que se den a los diversos problemas.

3. Ese sentimiento de la ciudadanía favorable a la colaboración ha sido acogido y transformado por el presidente del Gobierno en una propuesta de reconstrucción económica y social a todas las fuerzas políticas, agentes económicos y sociales, instituciones y administraciones públicas (central, autonómica y local). Más allá de las fórmulas que adoptará finalmente esa propuesta, que tendrá que ir acomodándose a las posibilidades reales que determinen el diálogo y las negociaciones en marcha, lo importante es que se abre un nuevo periodo en el que, al tiempo que gana eficacia la lucha contra la pandemia y se refuerzan y amplían las medidas de rescate social y protección del tejido empresarial, se inicia una dinámica de diálogo, negociación, disensos y posibles acuerdos que determinarán el alcance y la naturaleza de los futuros pactos y los apoyos que conseguirán en la ciudadanía. El pasado 11 de mayo, los sindicatos CCOO y UG, las patronales CEOE y CEPYME y el gobierno de coalición progresista abrieron el camino de esa dinámica de diálogo y acuerdo con la firma solemne en el Palacio de la Moncloa de la prórroga hasta el 30 de junio de los expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE) por fuerza mayor y la seguridad que ofrecen a millones de trabajadores (que mantendrán sus contratos y una parte sustancial de sus ingresos) y patronal (que se beneficiará de distintas exoneraciones de las cuotas a la seguridad social a cargo de las empresas).

Se demuestra así que las posibilidades de acuerdo existen y que los pactos pueden ser beneficiosos para todas las partes implicadas cuando responden a problemas reales y descansan sobre un justo y equilibrado reparto de los costes que conllevan. Nada tan pedagógico como este acuerdo para deshacer de un plumazo los falsos debates sobre la imposibilidad de alcanzar amplios acuerdos o sobre la inconveniencia de alcanzarlos porque supondrían siempre, al margen de una lectura concreta sobre lo acordado, la preponderancia completa de unos intereses sobre otros. El acuerdo demuestra la responsabilidad y la capacidad de dialogar, ceder y acordar que atesoran los agentes sociales y el gobierno de coalición progresista, incluso en unas condiciones críticas tan excepcionales y con una oposición de derechas que alienta la crispación y promueve la ingobernabilidad.

4. La propuesta y puesta en marcha de esa búsqueda de amplios acuerdos, lejos de suponer una restricción, tiene la pretensión de reforzar la continuidad de la experiencia de cooperación política entre PSOE y UP en las tareas de gobierno y aportar viabilidad a las medidas progresistas. Nadie, en un régimen democrático, tampoco las derechas, puede pretender cambiar la composición de un gobierno legítimamente constituido o maniatar su acción política mediante otro método que no sea el de las urnas. Las negociaciones iniciadas no están encaminadas a formar una nueva coalición gubernamental ni pueden pretender que este gobierno desista en la aplicación de su programa progresista; tampoco, que la oposición renuncie a sus ideas y propuestas o reduzca sus críticas o su labor de control a la acción gubernamental. Los objetivos son otros: explorar las posibilidades de llegar a acuerdos que permitan mejorar la eficacia de la lucha contra el coronavirus y la crisis sanitaria, reforzar el rescate y la protección social, recuperar la actividad económica con la mayor rapidez posible e instalar un nuevo clima político y social que facilite la gobernabilidad del país y una gestión de la crisis que no deje atrás a nadie, asegure un reparto equitativo y justo de sus costes y ofrezca la seguridad y las respuestas urgentes y tangibles que necesita la sociedad.

5. Todos los informes y estimaciones de la evolución económica en lo que queda del año 2020 y datos del desempeño de la economía española y mundial en este corto periodo de tiempo en los que el confinamiento ha impedido gran parte de la actividad económica dan cuenta de la intensa recesión en la que nos adentramos y de la enorme capacidad de destruir empleos, actividad económica y factores productivos de esta crisis. Las últimas previsiones para la economía española realizadas por la Comisión Europea, y publicadas el pasado 6 de mayo, muy parecidas a las que contiene el Programa de Estabilidad 2020-2023 remitido el pasado 30 de abril por el Gobierno de España, señalan un retroceso del PIB en 2020 del 9,4% (solo superado en unas décimas por Italia y Grecia), una tasa de desempleo del alrededor del 19% (solo superada por Grecia), un déficit público cercano al 10% (debido al fuerte aumento del gasto público y a la caída de los ingresos tributarios) y un aumento de algo más de 20 puntos porcentuales de la deuda pública, hasta el 115,5% del PIB.

En resumen, un auténtico desastre económico y social sin parangón histórico en tiempos de paz. Las grandes diferencias con los datos reales acumulados durante las dos recesiones sufridas por la economía española entre 2008 y 2014 son una menor afectación del empleo, gracias a las medidas tomadas por el Gobierno de coalición progresista en defensa del mantenimiento de los empleos, a través de los ERTE, un mayor esfuerzo en las prestaciones a las personas en situación de desempleo y la próxima aprobación de una nueva renta mínima que entrará en vigor y se hará efectiva el próximo mes de junio. Las medidas que se están tomando para afrontar y superar esta nueva crisis global nada tienen que ver con la nefasta estrategia de austeridad y devaluación salarial seguida ante la crisis financiera global que estalló en 2008.

La incertidumbre reinante y la falta de conocimiento sobre la evolución y las posibilidades de encontrar una vacuna o remedio terapéutico que permita controlar y superar la pandemia hacen que los ejercicios de previsión económica más allá de este año 2020 tengan mucho de invención, pero permiten hacerse una idea de la capacidad inmediata de destrucción de factores productivos y crecimiento potencial de la crisis y de la importancia de reducir sus impactos e impedir que se consoliden, para lo que sería necesario contar con la financiación necesaria para impulsar lo más rápidamente posible la actividad económica. No se trataría de limitarse a reconstruir o recuperar el tejido productivo y empresarial y el modelo de crecimiento destruidos o dañados, sino que esa reactivación económica también debe aspirar a dirigir las tendencias y los nuevos factores que surgen de esta situación crítica y que terminarán alumbrando las nuevas estructuras y especializaciones productivas, las actividades, relaciones económicas y empleos del futuro.

6. En el marco de esta crisis sanitaria, social y económica sin precedentes se pondrán sobre el tapete de los debates y posibles acuerdos un gran número de cuestiones que, sin ánimo de agotar los temas a tratar, abarcarían un amplio listado de asuntos:

  • La consolidación y mejora de la Sanidad Pública y el Sistema Nacional de Salud.
  • La puesta en pie y la financiación del cuarto pilar del Estado del Bienestar: el sistema de servicios sociales y políticas públicas de cuidados, con atención especial al sistema de protección a mayores, victimas lacerantes del coronavirus y la desprotección de las autoridades.
  • La protección de los trabajadores y hogares especialmente afectados por la crisis económica y los mayores riesgos de exclusión social. La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de los cuidados, actividad desarrollada mayoritariamente por mujeres. Precisamente, uno de los colectivos más desprotegidos y que está en su inmensa mayoría integrado por mujeres es el de las Empleadas de hogar.
  • El impulso de todas las medidas contempladas por la Ley contra la violencia de género con objeto de aumentar la protección de todas las mujeres víctimas de la violencia machista, con la dotación y los medios que sean necesarios. El confinamiento ha vuelto a poner en evidencia de forma dramática la insuficiencia de las medidas actuales.
  • El establecimiento de una renta básica para todas las personas afectadas por el desempleo, la precariedad y la falta de ingresos suficientes.
  • La mejora de la calidad del empleo con las modificaciones de la estructura y la regulación del mercado de trabajo y el fortalecimiento del diálogo social y la negociación colectiva que permitan superar la inestabilidad, precariedad y temporalidad de los empleos. Los ERTE han sido un ejemplo.
  • La protección de las actividades empresariales, especialmente de Pymes y autónomos que conforman el grueso de nuestro tejido empresarial, impidiendo que los problemas de liquidez o financiación acaben en cierres definitivos y desaparición de empleos.
  • La atención a los sectores económicos y productivos especialmente perjudicados por la crisis para favorecer su modernización o reconversión hacia actividades de mayor valor añadido.
  • La reforma en profundidad de la política de vivienda, que se ha convertido en una fuente inagotable de problemas: concentración de la propiedad, dificultades de acceso, inflación de precios, inexistencia de oferta de vivienda social, generalización de los desahucios en el alquiler, transformación de las viviendas de uso residencial en uso turístico…
  • El incremento sustancial de las actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación que son la base de los nuevos sectores tecnológicos del futuro.
  • El aumento de la inversión destinada a mejorar la calidad de la enseñanza pública y la cualificación y formación continua de los trabajadores.
  • Para terminar este listado de temas, que solo tiene la pretensión de ilustrar algunas de las muchas cuestiones a debate, es necesario mencionar la necesidad de contar con una estructura y políticas fiscales sólidas y de carácter redistributivo que permitan sostener las medidas económicas y sociales a adoptar para recuperar el bienestar y los derechos de la ciudadanía.

En todos estos temas hay que tomar como referencia dos aspectos trasversales, la transición ecológica y las políticas de género, que nuestra sociedad ha ido incorporando mayoritariamente como preocupaciones importantes y que la crisis del COVID-19 ha puesto de nuevo de manifiesto en un sentido contradictorio (ya que se han reducido las emisiones de gases de efecto invernadero y las denuncias de maltrato machista), pero que sirve para que las alertas y preocupaciones relacionadas con esos dos aspectos se pongan sobre la mesa al abordar cualquiera de los temas, cuestiones o reformas que se quieran abordar.

7. En el ámbito europeo, la cuestión central seguirá siendo en los próximos meses una mayor corresponsabilidad de los Estados miembros y las instituciones comunitarias en la lucha contra la pandemia y sus efectos económicos y sociales directos e inmediatos. Y en un futuro próximo, cuando la pandemia esté más controlada, la existencia de un fondo de reconstrucción económica y la aplicación de un plan europeo de inversiones modernizadoras que no se traduzcan en un aumento sustancial de la deuda pública de los Estados miembros, porque muchos ya están altamente endeudados y no pueden fragilizar aún más sus cuentas públicas, ni en una mayor disparidad en los niveles de endeudamiento, porque impedirían la existencia de igualdad de condiciones en la competencia en el mercado único. La austeridad y los recortes no conforman ningún tipo de solución ni pueden volver a ser parte de las recetas impuestas por las instituciones comunitarias para salir de esta nueva crisis. En su lugar, la cooperación entre los Estados miembros y con las instituciones comunitarias en torno a un programa común de lucha contra el cambio climático y un nuevo acuerdo verde de desarrollo económico deben ser los puntos de partida en el impulso de las actividades económicas y los empleos del futuro. Y del reforzamiento de un proyecto de unidad europea en el que sigan vivos los principios de solidaridad y cohesión, económica, social y territorial.

8. Ya veremos qué ritmo y formas toman los primeros pasos y ejemplos del diálogo entre fuerzas políticas, agentes económicos y sociales e instituciones; y qué alcance y en torno a qué temas será posible alcanzar unos acuerdos que permitan superar esta crisis y sus impactos. En todo caso, no se trata tanto de imaginar un mundo nuevo, como de alcanzar acuerdos posibles que permitan mejorar la situación y atemperar o solucionar los graves y urgentes problemas que amenazan las condiciones de vida y trabajo de la población, el futuro del país y nuestra convivencia. El diálogo y los acuerdos que se ponen en marcha no son, ni previsiblemente llegarán a ser, discusiones constituyentes o semiconstituyentes que aborden asuntos relacionados con el régimen político o la estructura territorial del Estado, porque escapan a los afanes de la iniciativa y a las restricciones que impone el mapa político y electoral actual y, cuestión fundamental, a los requerimientos y exigencias que plantea la mayoría social en estos momentos de crisis. Tampoco serán el marco en el que se puedan abordar la crisis territorial o, de forma más explícita, los acuerdos o desacuerdos con el Govern de la Generalitat y las fuerzas independentistas, que ya tienen establecidos sus propios marcos e itinerarios de diálogo y debate, por mucho que hasta ahora hayan resultado poco operativos y tendrán que ser revisados si se pretenden revitalizar. La cuestión de la amplitud del temario a debate no está prefijada (tampoco, sus límites) y tendrá que ser resuelto sobre la marcha, a medida que se produzca un avance que, previsiblemente, será muy desigual en los diferentes asuntos. En todo caso, lo que está por dilucidar es la capacidad de esta iniciativa para aportar soluciones a los problemas que, finalmente, terminen abordándose.

Cada uno de los temas que hemos mencionado u otros que acaben ganando relevancia en el debate público y acaben acordándose obligará a un desarrollo específico de las medidas y de la financiación necesaria para que se lleven a cabo. Es el momento de fortalecer nuestro limitado Estado de Bienestar y revertir el deterioro causado a los bienes públicos, y no sólo por los gobiernos del PP, a partir de los años 90 del siglo pasado. Aumentar el peso y la calidad de los bienes públicos es una demanda ampliamente sentida por la ciudadanía y cuenta a su favor con un amplio consenso social. Hemos conocido una década (la de los 80) de construcción y desarrollo del Estado de Bienestar y cerca de tres décadas en las que prevalecieron las transferencias de rentas y bienes públicos hacia manos privadas e intereses corporativos, descapitalizando de recursos humanos, materiales y financieros los servicios públicos.

Detrás del “tenemos una sanidad de las mejores del mundo”, se ocultaba un sistema frágil que se iba deteriorando: la Salud Pública (que aborda la prevención, vigilancia y promoción) es sólo el 1% del gasto sanitario público y el presupuesto ministerial estaba en 2017 en el mismo nivel que en 2008. Y si hablamos de servicios sociales los parámetros son todavía peores, se han convertido (como se ha visto en la dramática experiencia de las residencias de mayores), casi exclusivamente, en una fuente de negocio privado que ha experimentado un crecimiento anual del 4%, a costa de un deterioro continuo del servicio público. Hoy, las residencias privadas de mayores tienen 271.696 plazas, mientras las públicas apenas alcanzan las 100.000, arrastrando un modelo inaceptable de gestión que ha sido definido como una mezcla “de cuartel, hospital y hotel”. Toda la experiencia de deterioro de los bienes públicos de las últimas décadas nos sitúa ante un problema que no se puede abordar con medidas menores de maquillaje, sino con una inversión decidida en presupuestos y personal que nos acerquen a los porcentajes europeos en gastos e inversiones que fortalezcan los bienes públicos y la protección social.

El debate que ahora iniciamos intenta impulsar el seguimiento y desarrollo de las propuestas y negociaciones sobre el modelo de reconstrucción social y modernización productiva que nuestro país y Europa necesitan. Las intervenciones, obviamente, podrán versar sobre los aspectos más generales o sobre los aspectos sectoriales, transversales o específicos que hemos mencionado o sobre otros que os parezcan de tanta o mayor importancia, pero en todos los casos os pedimos un esfuerzo de síntesis e interacción con las intervenciones que se vayan publicando, para remarcar el carácter de debate y contraste entre diferentes puntos de vista y argumentos.

Probablemente, algunos de los temas que cobren mayor interés social o se conviertan en foco de atención de la opinión pública en los próximos meses no aparezcan en esta intervención inicial. Irán apareciendo a medida que se desarrollen las negociaciones entre fuerzas políticas en la comisión parlamentaria, en las mesas de diálogo social, en los debates entre las administraciones públicas centrales, autonómicas y locales o, incluso, en la preparación y tramitación de los nuevos Presupuestos Generales del Estado de 2021 (porque, al final, esos PGE serán expresión de los avances o estancamiento de las negociaciones). Por ello, también resultaría muy interesante recibir textos de análisis sobre algunos de los nuevos temas o aspectos de las discusiones y negociaciones que marquen la actualidad.

Nada nos gustaría más que este nuevo debate en Espacio Público permitiera aclarar las diferentes posiciones y cuestiones en juego en este proceso negociador y que las intervenciones y debates contribuyan a articular una salida progresista a la crisis.

Reflexionamos sobre la situación de emergencia provocada por el coronavirus, abordando los cambios económicos, sociales, políticos que nos espera en el futuro cercano en este debate de ‘Espacio Público’ moderado por Virginia Pérez Alonso, directora de ‘Público’, y con la participación de Mª Eugenia Rodríguez Palop, eurodiputada de Unidas Podemos y profesora de filosofía del derecho; José Vicente Barcia, jefe de Gabinete de la Alcaldía de Cádiz; y Orencio Osuna, director de la Fundación de Espacio Público.

Durante los primeros días del confinamiento, un pequeño grupo de artistas plásticos y visuales acordamos suscribir un Manifiesto en defensa de lo Público. Lo hicimos para expresar, con los medios que nos son propios, nuestro apoyo y solidaridad con la Sanidad Pública y con todos aquellos que en primera línea luchan contra la pandemia y arriesgaban su salud y su vida en defensa de la nuestra.

Con el paso de los días, más y más artistas de toda España siguen uniéndose a Salva lo Público y al tiempo nos envían obras creadas expresamente por ellos para ser difundidas manifestando su compromiso con la defensa de lo Público.

Desde el inicio, Espacio-Público (diario Público) nos ofreció su casa contribuyendo con ello a un mayor conocimiento y difusión de la iniciativa.

Y así ha sido a lo largo y ancho de la cuarentena. Gracias a su generosidad hemos podido llegar más lejos, hacer más nítido nuestro mensaje e incorporar a nuevos artistas.

Espacio-Publico ha sido para nosotros, mucho más que un apoyo, ha sido un hogar acogedor y solidario, y deseamos desde aquí agradecérselo y reconocer su trabajo y su esfuerzo.

Por nuestra parte vamos a continuar en el empeño de fortalecer y ampliar esta iniciativa.

Hoy, cincuenta días después de lanzar el Manifiesto, alcanzamos ya la cifra de 200 artistas agrupados en Salva lo Público. Y todos los días se suman nuevas firmas y nuevas obras.

Así mismo, todos los días, desde esta plataforma, nos reafirmamos en nuestro compromiso de continuar nuestra lucha en la defensa de lo Público, de aquello que pagamos entre todos y que es de todos y para todos. Es nuestra mejor garantía para una sociedad más justa y más libre.

Y nada mejor para continuar que la extraordinaria fotografía que nos ha enviado el gran fotógrafo Pierre Gonnord, al que le agradecemos su colaboración con esta iniciativa.

Leandro y Antonio

MANIFIESTO SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix –  Samuel Alarcón –  Chechu Álava –  Beatriz Alegre –  Mónica Arberola –  Eduardo Alonso –  Fría Aguilar –  Marie Geneviève Alquier –  Elvira Amor –  Belén Álvarez González –  Irma Álvarez Laviada –  Laura Álvarez Keller –  Tono Areán –  Luis Argeo –  Illán Argüello –  Izaskun Arrieta –  Rocío Asensi –  Estela Ballorini –  Frédérique Bangerter –  Carlos Baonza –  Enric Bardera –  Carlos Bell Ower –  Sebastián Bellón –  Carlos Bloch –  Tony Blom –  Alejandro Bombín –  Antonia Borrás –  Manuel Bouzo –  Rocío Bueno Royo –  Amelia Burke –  Ricardo Cadenas –  Ana Campos Barón –  Sergio Campos –  María Cantero –  Vari Caramés –  Gonzalo de las Casas –  Paloma Castellanos –  Alejandro Castellote –  Mara Catalán –  Greta Chicheri –  Anto Chozas –  Octavio Colís –  Nicolás Combarro –  Víctor Coyote –  María Cuadrado –  Juan Cuéllar –  Esther Cuesta –  Belén Cueto –  Carmen Dalmau –  Elena Delgado Corral –  Miguel Delgado –  Sonia Díaz y Gabriel Martínez (Un mundo feliz) –  Adamo Dimitriadis –  Mónica Dixon –  Javier Esteban –  Ignacio Evangelista –  Leticia Felgueroso –  Kiko Feria –  César Fernández Arias –  Enrique Fernández –  Sara Ferrer –  Tristán Ferrer –  Dora Ferrero Melgar –  José Ferrero –  Damián Flores –  Enrique Flores –  Marcos Flórez –  Belén Franco –  Marcelo Fuentes –  Sara Fuentes –  Miguel Galano –  Miguel Gallardo –  Emilio Gallego –  Joaquín Gallego –  Alberto García-Alix –  Jorge García-Alix –  Gaspar García –  Ignacio García Noblejas –  Alberto García Salazar –  Ana García Taboada –  Oliver García –  Soledad Gil Nagel –  Fernando Gimeno Agost –  Concha Gómez–Acebo –  Pierre Gonnord –  Hugo González Aroca –  Íñigo González Churruca –  Raquel González de Lara –  Amaia GraziaAzqueta –  Elena Goñi –  Gabriela Grech –  Rocío Gutiérrez –  Ángel Haro –  Julieta de Haro –  Artur Heras –  Eduardo Hermida –  José Higuera –  Juan Higueras –  Paco Ibáñez Bernabé –  José Ramón Iglesias –  Lila Insúa Lintridis –  Miguel Ángel Invarato –  Marta James –  Javier de Juan –  Erik Kirksaether –  Mariana Laín –  Álvaro Laíz –  José de León –  Javier Lerín –  Alberto Letamendi –  QuecaLevenfeld –  LGC –  Eduardo López –  los díez –  Susana Loureda –  AnneLouyot –  Juan Luis de No –  Sean Mackaoui –  Chema Madoz –  Oscar Mariné –  Rafa Martín –  Fernando Martín Godoy –  Laura Martínez Lombardía –  José Antonio Martínez Porras –  Cristina Mata Arenas –  Ana Matías –  Pepe Medina –  Héctor Melchor –  Toño Merinero –  Roberto Mollá –  Beatriz Montes –  Demian Morass –  Lucía Morate Benito –  Teresa Moro –  Olga Muñoz Blasco –  Ana Musma –  Nathalie –  Ana Navarro –  Navina Neverla –  Javier Olivares –  Lucía Osuna –  Javier Pagola –  Alberto Pecharromán –  Consuelo Peciña –  Fidel Pena –  Consuelo Peña –  Chus Pereda –  Luis Pérez Ortiz (LPO) –  Alberto Pina –  Natalia Pintado –  Miguel Pla –  Nacho Plaza –  Elena Plaza Mata –  Pollobarba –  Javier Puértolas –  Javier Pulido –  José Quintanilla –  Sara Quintero –  Ángela Raya –  Sandra Rein –  Arturo Revuelta –  Pedro Ricardo Timón –  Julia Rico Ortega –  Rafael Roca –  Belén Rodríguez –  Oliver Roma –  María Jesús Rodríguez –  Ramón Rodríguez –  Patricia Rodríguez Gutiérrez –  Gerardo Rodríguez Velarde –  Silvia Roiss –  Antonio Rojas –  Raúl Romanillos –  José Luis Romero –  José Luis Santalla –  Carlos Tejeda –  Miguel Sánchez Lindo –  Claudio Sánchez Pellegata –  Andrea Santolaya –  Miluca Sanz –  Sergio Sanz –  Raquel Sanz Vázquez –  Antonio Segura León –  Mireia Sentís –  Iker Serrano –  Fernanda Staude –  Carlos Suárez –  Pablo Sycet –  Florentina de Tita –  Teresa Tomás –  Paco de la Torre –  Ignacio Valencia de Assas –  Valentín Vallhonrat –  Teo Vázquez –  Fernando Vicente –  Javier Victorero –  Susana Villanueva –  Antonio Yesa  y Leticia Zarza.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix –  Samuel Alarcón –  Chechu Álava –  Beatriz Alegre –  Mónica Arberola –  Eduardo Alonso –  Fría Aguilar –  Marie Geneviève Alquier –  Elvira Amor –  Belén Álvarez González –  Irma Álvarez Laviada –  Laura Álvarez Keller –  Tono Areán –  Luis Argeo –  Illán Argüello –  Izaskun Arrieta –  Rocío Asensi –  Estela Ballorini –  Frédérique Bangerter –  Carlos Baonza –  Enric Bardera –  Carlos Bell Ower –  Sebastián Bellón –  Carlos Bloch –  Tony Blom –  Alejandro Bombín –  Antonia Borrás –  Manuel Bouzo –  Rocío Bueno Royo –  Amelia Burke –  Ricardo Cadenas –  Ana Campos Barón –  Sergio Campos –  María Cantero –  Vari Caramés –  Gonzalo de las Casas –  Paloma Castellanos –  Alejandro Castellote –  Mara Catalán –  Greta Chicheri –  Anto Chozas –  Octavio Colís –  Nicolás Combarro –  Víctor Coyote –  María Cuadrado –  Juan Cuéllar –  Esther Cuesta –  Belén Cueto –  Carmen Dalmau –  Elena Delgado Corral –  Miguel Delgado –  Sonia Díaz y Gabriel Martínez (Un mundo feliz) –  Adamo Dimitriadis –  Mónica Dixon –  Javier Esteban –  Ignacio Evangelista –  Leticia Felgueroso –  Kiko Feria –  César Fernández Arias –  Enrique Fernández –  Sara Ferrer –  Tristán Ferrer –  Dora Ferrero Melgar –  José Ferrero –  Damián Flores –  Enrique Flores –  Marcos Flórez –  Belén Franco –  Marcelo Fuentes –  Sara Fuentes –  Miguel Galano –  Miguel Gallardo –  Emilio Gallego –  Joaquín Gallego –  Alberto García-Alix –  Jorge García-Alix –  Gaspar García –  Ignacio García Noblejas –  Alberto García Salazar –  Ana García Taboada –  Oliver García –  Soledad Gil Nagel –  Fernando Gimeno Agost –  Concha Gómez–Acebo –  Pierre Gonnord –  Hugo González Aroca –  Íñigo González Churruca –  Raquel González de Lara –  Amaia GraziaAzqueta –  Elena Goñi –  Gabriela Grech –  Rocío Gutiérrez –  Ángel Haro –  Julieta de Haro –  Artur Heras –  Eduardo Hermida –  José Higuera –  Juan Higueras –  Paco Ibáñez Bernabé –  José Ramón Iglesias –  Lila Insúa Lintridis –  Miguel Ángel Invarato –  Marta James –  Javier de Juan –  Erik Kirksaether –  Mariana Laín –  Álvaro Laíz –  José de León –  Javier Lerín –  Alberto Letamendi –  QuecaLevenfeld –  LGC –  Eduardo López –  los díez –  Susana Loureda –  AnneLouyot –  Juan Luis de No –  Sean Mackaoui –  Chema Madoz –  Oscar Mariné –  Rafa Martín –  Fernando Martín Godoy –  Laura Martínez Lombardía –  José Antonio Martínez Porras –  Cristina Mata Arenas –  Ana Matías –  Pepe Medina –  Héctor Melchor –  Toño Merinero –  Roberto Mollá –  Beatriz Montes –  Demian Morass –  Lucía Morate Benito –  Teresa Moro –  Olga Muñoz Blasco –  Ana Musma –  Nathalie –  Ana Navarro –  Navina Neverla –  Javier Olivares –  Lucía Osuna –  Javier Pagola –  Alberto Pecharromán –  Consuelo Peciña –  Fidel Pena –  Consuelo Peña –  Chus Pereda –  Luis Pérez Ortiz (LPO) –  Alberto Pina –  Natalia Pintado –  Miguel Pla –  Nacho Plaza –  Elena Plaza Mata –  Pollobarba –  Javier Puértolas –  Javier Pulido –  José Quintanilla –  Sara Quintero –  Ángela Raya –  Sandra Rein –  Arturo Revuelta –  Pedro Ricardo Timón –  Julia Rico Ortega –  Rafael Roca –  Belén Rodríguez –  Oliver Roma –  María Jesús Rodríguez –  Ramón Rodríguez –  Patricia Rodríguez Gutiérrez –  Gerardo Rodríguez Velarde –  Silvia Roiss –  Antonio Rojas –  Raúl Romanillos –  José Luis Romero –  José Luis Santalla –  Carlos Tejeda –  Miguel Sánchez Lindo –  Claudio Sánchez Pellegata –  Andrea Santolaya –  Miluca Sanz –  Sergio Sanz –  Raquel Sanz Vázquez –  Antonio Segura León –  Mireia Sentís –  Iker Serrano –  Fernanda Staude –  Carlos Suárez –  Pablo Sycet –  Florentina de Tita –  Teresa Tomás –  Paco de la Torre –  Ignacio Valencia de Assas –  Valentín Vallhonrat –  Teo Vázquez –  Fernando Vicente –  Javier Victorero –  Susana Villanueva –  Antonio Yesa  y Leticia Zarza.

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima novena entrega.

Iñaki y Frenchi

Iñaki & Frenchy es el venturoso resultado de nuestro compromiso, que surge de la amistad entre dos vecinos de Tarazona de la Mancha (Albacete). Compaginamos la pedagogía en el aula con nuestra fe en la fuerza activa del dibujo, una alternativa al “es muy fuerte”, al “no tengo palabras” o al “no hay nada que hacer”.

http://xn--iakiyfrenchy-9gb.com/

Rafa Roca

Me llamo Rafael Roca, soy mayor, arquitecto y jubilado, y me ha dado por dibujar y pintar en vez de mirar obras en construcción, ir a casinos o ir de viaje en crucero o avión a sitios repletos, además eso hoy es prácticamente imposible. Mejor tengo un Ipad y varios cuadernos y pinceles y colores y lo utilizo todo compulsivamente. Salvemos lo Público.

Javier Pagola

Estudió Arquitectura en Madrid entre 1974 y 1978, y ha participado en diferentes exposiciones individuales y colectivas desde 1977. Su obra está representada en varios museos españoles y en la Fundación de Menil de Houston, Texas.

Antón Chozas

Arquitecto por la E.T.S. de Madrid. Participa en los Talleres de Arte Actual “Taller Luis Gordillo” en el Círculo de Bellas Artes. Desde 1997 aparece Pedrero, un alter ego, que trabaja con carácter propio.

http://antochozas.com/?page_id=7

https://www.salvalopublico.es/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier Lerín Alberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Irma Álvarez Laviada – Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez – Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat – Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral – Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León – Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel – Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca – Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez – Beatriz Alegre – Andrea Santolaya – Raul Romanillos – Enrique Flores – Rafa Martín – Chema Madoz – Navina Neverla – Ignacio Valencia de Assas – Sara Fuentes – Aguilar Fría – Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez – Rocío Bueno – Miguel Ángel Invarato –Elena Plaza Mata – Elvira Amor – Esteban Villalta – Susana Villanueva – Miguel Sánchez Lindo – Carlos Suárez – Estela Bellorini – José Pantaleón – Octavio Colís – Sonia Díaz – Gabriel Martínez – Antón Chozas – Óscar Mariné

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima octava entrega.

Oscar Mariné

Premio Nacional de Diseño 2010, Oscar Mariné es diseñador, ilustrador, experto tipógrafo y uno de los principales comunicadores de la era posfranquista. Su obra está reconocida internacionalmente y ha trabajado para importantes directores de cine, músicos, medios de comunicación y marcas.

http://oscarmarine.com/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez – Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León – Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel – Javier Olivares – Ana Campos Barón – Rafa Roca – Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez – Beatriz Alegre – Andrea Santolaya – Raul Romanillos – Enrique Flores – Rafa Martín – Chema Madoz – Navina Neverla – Ignacio Valencia de Assas – Sara Fuentes – Aguilar Fría – Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez – Rocío Bueno – Miguel Ángel Invarato – Elena Plaza Mata – Elvira Amor – Esteban Villalta – Susana Villanueva – Miguel Sánchez Lindo – Carlos Suárez – Estela Bellorini – José Pantaleón – Octavio Colís – Sonia Díaz – Gabriel Martínez – Antón Chozas..

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima séptima entrega.

Oscar Mariné

Premio Nacional de Diseño 2010, Oscar Mariné es diseñador, ilustrador, experto tipógrafo y uno de los principales comunicadores de la era posfranquista. Su obra está reconocida internacionalmente y ha trabajado para importantes directores de cine, músicos, medios de comunicación y marcas.

http://oscarmarine.com/

Javier Pulido

Artista plástico madrileño, su especialidad es la búsqueda de la sombra escultórica de la pintura, situando así su trabajo en el espacio fronterizo entre la pintura y la escultura. Ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas en España.

https://www.javierpulido.com/

Ignacio Evangelista

Valenciano Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia, su especialidad artística es la fotografía. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto dentro como fuera de España.

www.ignacioevangelista.com

Enrique Flores

Estudia Bellas Artes en la UCM y Diseño Gráfico en la Central Saint Martin’s School of Art and Design de Londres. Su trabajo como ilustrador abarca desde el mundo infantil, al cómic, la novela gráfica, dibujos para revistas, y viñetas para periódicos. Su obra retrata las ciudades y las gentes de los muchos países por los que ha viajado.

Enric Bardera

Artista polifacético, ha realizado estudios de Arquitectura Técnica en la Universidad Politécnica de Madrid, Fotografía y Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Comunicación, Imagen y Sonido (CEV), Experto en Arte Contemporáneo en la UNED, ha recibido numerosos premios por su obra gráfica.

http://www.enricbardera.com/

Carlos Baonza

Pintor, grabador y escultor. Estudió pedagogía y psicología… Expuso por primera vez en 1979 en la Universidad de Comillas (Madrid). Desde entonces ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, performances e instalaciones en España, Austria, Alemania e Italia.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel –  Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca –  Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez  –  Beatriz Alegre  –  Andrea Santolaya  –  Raul Romanillos  –  Enrique Flores  –  Rafa Martín  –  Chema Madoz  –  Navina Neverla  –  Ignacio Valencia de Assas  –  Sara Fuentes – Aguilar Fría–  Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez – Rocío Bueno – Miguel Ángel Invarato –Elena Plaza Mata – Elvira Amor – Esteban Villalta – Susana Villanueva – Miguel Sánchez Lindo – Carlos Suárez – Estela Bellorini – José Pantaleón – Octavio Colís – Sonia Díaz – Gabriel Martínez – Antón Chozas

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima sexta entrega.

Sonia Díaz

Profesora de la Escuela Superior de Diseño de Madrid. Especialista en comunicación visual y exposiciones, tiene estudios de psicología y es Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca. Licenciada en Publicidad y RRPP por la Universidad Complutense de Madrid y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Es magister en Museografía y exposiciones por la UCM.

Gabriel Martínez

Profesor de la Escuela Superior de Diseño de Madrid, diseñador gráfico y activista cultural. Tiene estudios de filosofía. Doctor por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca. Ha impartido docencia en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, EAE Business School de Madrid, Istituto Europeo de Design, Escuelas de Arte nº10 y 12 de Madrid.

Raquel Sanz Vázquez

Artista plástico. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas y ha obtenido varios premios, entre otros, el Premio Ciudad de Badajoz de pintura en 2017.

Enric Bardera

Artista polifacético, ha realizado estudios de Arquitectura Técnica en la Universidad Politécnica de Madrid, Fotografía y Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Comunicación, Imagen y Sonido (CEV), Experto en Arte Contemporáneo en la UNED, ha recibido numerosos premios por su obra gráfica.

http://www.enricbardera.com/

Miguel Sánchez Lindo

Ilustrador y diseñador gráfico madrileño. Estudió Diseño Gráfico en el Istituto Europeo di Design y se especializó en diseño editorial. Ha trabajado como portadista para numerosas editoriales y revistas. Es también director de arte de Círculo de Tiza y de Ediciones el Salmón.

https://www.arteinformado.com/guia/f/miguel-sanchez-lindo-183737

Laura Álvarez Keller

Pintora de origen suizo y residente en Salou. Imparte clases de pinturas a personas de todas las edades. Ha participado en diversas exposiciones.

Mariana Laín

Licenciada en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, se dedica a la pintura, la ilustración y el grabado. Ha participado en diferentes ferias de arte y exposiciones individuales y colectivas a nivel nacional e internacional.

http://www.marianalain.com/