Sevillano de nacimiento y fotógrafo profesional con una amplia obra artística que ha sido expuesta en numerosas entidades (Instituto Cervantes y el Museo de América entre otras), Juan Zarza se echó a la calle en 2011 siguiendo al 15M. Desde entonces las movilizaciones sociales son parte fundamental de su obra fotográfica, plasmada en su primer libro “Sombras Blandas” (2019). También, las noticias sociales a través de la agencia de noticias DISO Press, de la que es cofundador.

En 2019 viajó a Grecia y plasmó en un largometraje “Salida de Emergencia” la terrible situación que viven las personas que buscan refugio en Europa.

En 2020, ante el confinamiento provocado por el Covid-19, decide aprovechar “la potencia visual de las imágenes distópicas que el virus fue dejando en Madrid durante el primer estado de alarma” para fotografiar a una ciudad aparentemente fantasmal. Esas imágenes han dado origen al libro “Los cuidados en tiempos de COVID-19”, que contiene un centenar de fotografías, algunas de las cuales publicamos hoy en este Espacio por cortesía y con la valiosa colaboración de su autor.

Calles vacías, comercios desbastecidos, morgues saturadas han sido algunas de las escenas cotidianas que se vivieron en Madrid durante varios meses. Y a la vez se ha creado una red ciudadana de solidaridad vecinal; y trabajadores y trabajadoras, que hasta ahora no lo habían obtenido, han visto reconocido el justo reconocimiento a su importante labor profesional.

EC: Decía Roland Barthes: “En el fondo la Fotografía es subversiva, y no cuando asusta, trastorna o incluso estigmatiza, sino cuando es pensativa”. Al hilo de esta reflexión te agradeceríamos que comentes esta fotografía en la que has captado magníficamente la solidaridad.

JZ: Hay algo que me parece obvio y es que la solidaridad, al igual que cualquier forma de humanidad, aflora con más fuerza en situaciones desesperadas. Me gusta cuando ocurre, pero al mismo tiempo me inquieta que no nos relacionemos del mismo modo entre nosotros en circunstancias normales. Es un asunto que traté en un libro anterior a este y que he debatido en más de una ocasión con amigos. Pero sí, en cualquier caso me siento privilegiado por haber podido documentar tantas iniciativas solidarias durante aquellos días de confinamiento estricto. Iniciativas que se organizaban colectivamente pero que, parece obvio, procedían de una voluntad individual de cada uno de sus componentes. Tal vez eso sea lo que viene a mostrar esta fotografía; personas que, incluso sin haberse involucrado en grupos vecinales, buscaban la forma de tender la mano a la gente que tenía alrededor.

Desde un punto de vista semiótico, Barthes sabía que eso de entrar en éxtasis a través de una mirada contemplativa no va mucho con la fotografía periodística. Creo que una buena imagen, ya sea fotográfica o de otra disciplina, gana mucho cuando encierra un contenido político que pueda ser descifrado por el espectador. Eso es lo que la vuelve útil y comprometida. Todo lo demás son bodegones de frutas.

Pero mucha gente piensa que este contenido –vamos a llamarlo subversivo– se puede leer como un texto, y en eso no estoy muy de acuerdo. Creo que el lenguaje fotográfico es menos lineal, interpela a tus propias sensaciones y el autor pierde ahí todo el control. Me encanta oír a otras personas hablando de alguna de mis fotos porque perciben cosas que a mí ni se me habían pasado por la cabeza. Creo que Barthes se refería a eso cuando usaba el término “punctum”. No me ha gustado cuando en alguna ocasión he visto una de mis fotografías (por ejemplo la pancarta de cabecera de una manifestación) acompañando a un artículo cuyo titular era al mismo texto que contenía la pancarta. Creo que la imagen debe sumar contenidos propios de su lenguaje y no ser una mera certificación de lo que se haya escrito.

EC: La soledad ha sido otra de las constantes del confinamiento. 

JZ: Dicen que la soledad es buena cuando es deseada, ¿no? Pues creo que en este complicado periodo mucha gente no lo deseaba ni de lejos, sobre todo gente cuyas circunstancias no eran las más propicias para ello: mujeres maltratadas que tuvieron que convivir con sus agresores, familias hacinadas en infraviviendas muy pequeñas, personas que viven solas y que no pudieron tener contacto con nadie… Yo, gracias a mi trabajo, pude mantenerme activo, pero presencié conflictos familiares, gente saliendo al balcón a pedir ayuda y parejas rotas por no poder soportar una convivencia tan intensa.

Esta fotografía la tomé en la plaza de Colón, al inicio del estado de alarma. En algún momento la chica miró hacia atrás, como tratando de averiguar a quién estaba yo fotografiando y claro, se dio cuenta de que ella era la única persona allí hasta donde alcanzaba la vista. Luego me sonrió sin más.

Ahora ya nos hemos habituado más a ciertas imágenes (mascarillas, trajes EPI, calles vacías, etc.) pero en aquellos días tenía constantemente la sensación de estar viendo una película y pienso que las fotos que hicimos formarán parte de la historia. Albert Camus dice en su libro La Peste: “Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo”. Pues eso.

EC: En esta fotografía aparece una enfermera en la UCI de un hospital público. ¿Cómo ha sido tu contacto con el personal de la sanidad pública?

Sí, qué puedo decirte, hacían y hacen una labor importantísima. Lo que yo vi fue un trato muy profesional y los testimonios que obtuve de los pacientes así lo ratificaban. Algo que se repetía frecuentemente era la frase: “Si la sanidad no fuese pública, yo no habría podido pagarme este tratamiento”.

Estuve en contacto con los profesionales en muchas ocasiones: En el hospital de IFEMA, en las UCI del Puerta de Hierro, en manifestaciones, con los conductores de ambulancia… Te cuentan las historias que han vivido, sobre todo durante aquellos días en los que todo se descontroló con camas por los pasillos y sin material médico suficiente.

Pienso que –y comparten esta opinión muchos de mis compañeros fotógrafos- si los hospitales nos hubiesen permitido antes la entrada a los profesionales de la prensa para poder mostrar lo que estaba pasando, no habrían proliferado tanto los negacionistas, pero primó el no dar una imagen de caos en los hospitales, supongo que esto es lo que ocurre cuando se delega la gestión de muchos de estos centros a empresas privadas.

EC: En esta fotografía vemos a una integrante del colectivo Cuidados centro llevando la compra a un vecino. El 50% de los beneficios de este libro van a los colectivos activistas que realizan acciones solidarias. ¿Por qué?

JZ: Bueno, el libro pretende ser un archivo para que no olvidemos lo sucedido, una especie de documento para la memoria que recoge un amplio abanico de temas, no todos ellos relacionados con la solidaridad, así que no es un “manual del activista”. Sin embargo, sí que creo que tanto las fotografías como los textos que contiene, visto en conjunto, poseen una clara orientación social.

Si los protagonistas de muchas de estas imágenes son quienes han estado ayudando a los que han sido más golpeados por esta crisis sanitaria y económica, ¿por qué no aportar ahora yo mi granito de arena? En otras ocasiones mi labor como fotógrafo se ha limitado a realizar un trabajo documental, creo que esa es ya una aportación en sí misma, si no creyera en la utilidad de la fotografía no lo haría, pero en este caso, y teniendo también en cuenta que la financiación procede de Oxfam Intermón, que es otra entidad social, pensé que sería buena idea donar la mitad de los ejemplares a los proyectos que pudiesen destinar los beneficios a los afectados.

La idea está teniendo muy buena acogida y ya hay varios colectivos involucrados como el Banco de Alimentos del Barrio, en Lavapiés, Somos Tribu, en Vallecas, o la Red de Cuidados Chamberí. Fueron muchos días de curro y me alegro de que esté siendo útil.

EC: ¿Sufriste una agresión en la manifestación que hubo en 2020 en Núñez de Balboa, en el acomodado barrio de Salamanca. ¿Qué pasó?

JZ: Je, je, je. Bueno, se quedó en intento de agresión.

En una etapa más avanzada del estado de alarma, cuando el confinamiento ya no era tan estricto, comenzaron a producirse manifestaciones de diferentes colectivos –no todos del ámbito de lo social–. En la calle Nuñez de Balboa, que pertenece a uno de los barrios más acomodados de Madrid, comenzaron a juntarse unos pocos de vecinos para protestar contra las medidas impuestas por el Gobierno. Inicialmente, no eran más que unas decenas de individuos, yo fui a fotografiarlos porque sabía que en acciones más pequeñas se han llegado a producir acontecimientos de interés pero en ningún momento se me pasó por la cabeza publicar ninguna de las fotos que hice porque aquello no tenía ni pies ni cabeza.

La Policía les permitía estar manifestándose con el único requisito de que debían estar circulando sin detenerse mucho –como si por ese motivo ya no se tratase de una protesta o el virus fuese a ser menos contagioso–. Al mismo tiempo que un manifestante, muy indignado, gritaba desde una acera de la calle “¡Policía, mercenarios del Estado!”, desde la acera de enfrente podía oírse a otro de los manifestantes: “¡Viva la Policía nacional!”. Era bastante ridículo y todo indicaba que esos ciudadanos, ataviados con banderas carlistas y nacionales, no tenían la solidez de un verdadero movimiento social. El problema es que muchos medios de comunicación sí proporcionaron cobertura mediática a lo que inicialmente no debió pasar de una columna en la sección de sucesos y claro, las pocas decenas de ultraderechistas que salían cada día a protestar pudieron atraer una cantidad algo más significativa de personas.

En una de esas protestas, una señora se dio cuenta de que la estaba fotografiando y se abalanzó sobre mí tratando de golpearme con el mástil de su bandera. Yo me limité a dar pasos hacia atrás mientras continuaba apretando el botón de mi cámara. El ataque de la señora se desvaneció al ver que yo no salía corriendo y todo quedó en una anécdota.

EC: Mención especial ha merecido la sanidad pública. Han sido generalizados los aplausos que se han dedicado a quienes trabajan en ella.

JZ: Sí, aunque otros funcionarios públicos han tratado de colarse en la foto, eran los sanitarios a quienes verdaderamente iban dirigidos los aplausos desde un inicio. A pesar de la presión que soportaban por la saturación de enfermos, siempre salían unas cuantas a las fachadas de los hospitales, en representación de sus compañeros, para devolver el aplauso a los vecinos.

Esta fotografía que has elegido corresponde a la primera de esas salidas en la que los sanitarios convocaron a la ciudadanía para acudir a reivindicar la Sanidad Pública y para protestar por la situación de precariedad en la que se encuentran estos trabajadores.

Estaban quemados después de tantos días trabajando a destajo y viendo que la gente se les moría sin que pudieran hacer nada. Guillén del Barrio, portavoz del Sindicato MATS, dio un dato que me pareció muy esclarecedor: después de todos los esfuerzos que los políticos madrileños decían haber hecho para aumentar las plantillas de los hospitales y hacer frente así a la pandemia, no se había alcanzado ni siquiera el número de sanitarios que hubiese habido un día normal antes de los recortes en sanidad.

EC: El texto es bilingüe, español/inglés ¿por qué?

JZ: Cuando uno se siente cómodo con el trabajo que ha hecho, pues quiere que todo el mundo tenga la posibilidad de leerlo. No sólo en los países angloparlantes, también hay en el Estado español colectivos de migrantes –senegaleses, bangladesíes…– que no dominan nuestro idioma y el texto en inglés puede facilitarles la lectura.

EC: Por último, hace dos años estrenaste tu largometraje “Salida de emergencia” sobre las personas que buscan refugio en Europa. Grabado en Grecia, cuéntanos esta experiencia.

JZ: Pues también fue la solidaridad de la ciudadanía lo que vertebró aquél documental. La guerra de Siria empeoró notablemente la situación en nuestras fronteras puesto que mucha gente se vio obligada a dejar sus casas, en ciudades literalmente arrasadas, para solicitar refugio en Europa. No imaginaban que nosotros fuésemos a darles la espalda.

Mientras los gobernantes europeos cerraban las fronteras exteriores, contravenían el derecho internacional y avocaban a cientos de miles de personas a una más que probable muerte en el Mediterráneo, muchos ciudadanos de toda Europa viajaron hasta Grecia, uno de los países que estaba recibiendo más migrantes, para dejar claro que no se sentían representados por sus gobernantes. Se crearon muchos grupos que trabajaban duro para ayudar en lo posible a esas personas y yo traté de plasmar todo eso. Menores encerrados en prisiones europeas, cementerios de personas que naufragaron, duros testimonios, pero también el mensaje de todos esos activistas que fueron a ayudar.

Patti Smith compartió en su cuenta de Instagram que la serie Queen’sGambit/Gambito de Dama (Netflix) le estaba robando el sueño. Buena señal. La historia ‘de niña a mujer’ de una ajedrecista podría no estar llamada a conseguir demasiados/as fans, pero si añadimos que esa niña se sobrepone a un destino trágico explorando su extraordinaria capacidad intelectual, la cosa cambia. Pese a estos ingredientes Gambito de Dama no es una historia de superación al uso y tampoco veremos victimismos aunque la protagonista se mueva en campeonatos cien por cien masculinos (en los años sesenta, y al parecer el panorama no es muy distinto en la actualidad). Al hilo de esto, en este tiempo de televisión colmada de talents shows infantiles se puede hacer una lectura sobre el binomio infancia-prodigio y el consiguiente riesgo de vivir en una burbuja adulta. 

La protagonista, Beth Harmon (Anya Taylor-Joy), nos arrastra a su insomnio, la acompañamos en sus partidas oníricas. Plausible por cierto la reflexión sobre la normalización del consumo de drogas legales e ilegales por parte de menores (viva Queen’s Gambit y viva Euphoria). A nivel formal la serie destaca en cuanto a fotografía y escenografía, la recreación de los años sesenta es comedida pero muy efectiva. Perfecta para nostálgicos/as de MadMen, algunos/as de los que por cierto no hicieron ascos al ver a Don Drapper borracho durante siete temporadas pero sí critican que Beth Harmon exorcice sus demonios con alcohol. También se critican las heroínas cool y solitarias vendiendo feminismo en productos estilizados, cierto es, como también lo es que se trata de una serie de Netflix llamada a conseguir audiencias millonarias. Más de una experiencia singular se cuenta entre los hitos feministas (Ada Lovelace, Marie Curie…)

¿Qué hay de malo en ver la ruptura de techos de cristal y barreras machistas sin militancias ni siglas detrás? Lo importante es que el cuidado envoltorio de Gambito de Dama haga reflexionar sobre la maternidad, la infancia, el rol de los progenitores, la educación, el machismo, las drogas (legales e ilegales), el amor, el sexo, la amistad, la identidad… En definitiva, las partidas que jugamos en la vida. A veces ganas varias seguidas, otras pides tablas, otras no puedes seguir y te retiras. Gambito de Dama aporta un enfoque realista que se agradece en un mar de series con visiones edulcoradas de la existencia. Beth Harmon se hunde, remonta y sigue moviendo sus piezas. De eso se trata. That’s life

Ilustración lafemme_agitee

Dice nuestro compañero Juan Tortosa en uno de sus últimos artículos que ahora todo el mundo asegura que lo que ha hecho el trumpismo “se veía venir”. “¿Allí sí y aquí no?”, pregunta, para advertir a continuación que aquí “no estamos blindados”.

Tiene razón. Estamos desprotegidos. Lo estamos desde hace tiempo, como lo hemos estado en otros momentos a lo largo de la historia.

Para defender la democracia hay que hacer algo más que escandalizarse ante las manifestaciones de la ultraderecha. Lo que pasó en Washington el pasado día 7 es una expresión espectacular pero también dramática del crecimiento del autoritarismo.

La ultraderecha crece y se crece en Estados Unidos, pero también en América Latina, en países de Europa y en otros continentes. A menudo parece delirante. Incluso hay quién le ríe las gracias, pero se hace fuerte internacionalmente y avanza con todas sus amenazas.

Más allá de la voluntad de resistencia y de decir muchas veces que “no pasarán” hay que saber el motivo por el cual pasan y entran con fuerza dentro de instituciones formalmente democráticas. Crecen, entre otros motivos, porque la izquierda es débil, se adapta a la derecha y hoy no presenta un proyecto propio socialmente alentador o esperanzador.

“Sólo se vencerá al fascismo con la defensa de las conquistas democráticas, pero con una política social que corte las raíces de las que se alimenta, ya sea en los países capitalistas desarrollados como en otros sectores del planeta”, dejó dicho el profesor de filosofía Daniel Bensaïd en un libro, Una mirada crítica al siglo XX[1], que recoge la transcripción de doce respuestas relativamente breves a preguntas sobre momentos clave del siglo XX. Doce textos especialmente útiles para pensar sobre el tiempo que nos toca vivir con la perspectiva que ofrece el análisis histórico.

Bensaïd murió hace ahora exactamente 11 años, y estas reflexiones suyas fueron recogidas entre 2007 y 2008. En Francia la extrema derecha ya había demostrado su capacidad de crecimiento, pero faltaban 10 años para que Jair Bolsonaro se convirtiera en presidente del Brasil, Donald Trump no había entrado en política, nada se sabía por ejemplo en aquellos años sobre Qanon. La oleada reaccionaria global todavía no se percibía con tanta claridad como ahora, pero Bensaïd hacía tiempo que advertía sobre la deriva del autoritarismo neoliberal y sobre la necesidad de plantar cara con la articulación de políticas sociales.

“Nuestra humanidad, encaramada a un polvorín sin precedentes, hace frente a la inminencia de un nuevo episodio -cada vez más grave que el anterior- de una crisis económica de larga duración del capitalismo contemporáneo, un episodio que no conduce por sí mismo a un sobresalto político emancipador, sino a las peores regresiones y al fascismo”, advierte en la introducción del libro la filósofa marxista Isabelle Garo, que hace hincapié en la actual inexistencia “de una voluntad transformadora”, para poder “iniciar la larga y difícil tarea de abolición democrática y concertada del capitalismo”.

Abolición del capitalismo”. En otro tiempo no muy lejano era una perspectiva compartida por un número más que significativo de intelectuales y militantes de organizaciones políticas y sociales de todo el mundo. Hoy no se encuentra más que en boca de grupos relativamente restringidos.

Daniel Bensaïd

Bensaïd se daba cuenta de las consecuencias del fracaso de los “primeros intentos de avanzar hacia una sociedad socialista” y las explicaba sin tapujos. “Hay que decir que aquello terminó con una derrota, sí”. “Eso hipotecaría cualquier nuevo intento de hacer algo diferente a una sociedad capitalista, que obviamente se estrellará”. “Se estrellará”. Parecía casi una premonición de los efectos catastróficos de la actual pandemia.

Hablaba para este libro sobre lo que ocurrió después de la revolución de octubre, sobre “lo que habría podido suceder pero no sucedió”. Dice [dejó dicho] que “entramos en una nueva etapa” y, para caracterizarla con cierta dosis de optimismo, recupera una expresión de Gilles Deleuze: “vuelve a comenzar por la mitad”, porque “nunca se vuelve a empezar desde cero”.

Responde en este libro a la pregunta sobre lo que significó el asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht en 1919 por parte de fuerzas que el gobierno socialdemócrata llamó para liquidar el movimiento revolucionario de los trabajadores alemanes. Aquella derrota representó el inicio de la frustración de la esperanza de extensión de la revolución social hacia Europa. “En política las consecuencias son acumulativas y cada ocasión perdida compromete la siguiente”, argumenta el filósofo revolucionario. “A menudo se evalúan e incluso se contabiliza el coste de las revoluciones y de las guerras civiles, pero en general se olvida el coste de las revoluciones perdidas y el de las no realizadas. En el siglo XX la humanidad ha pagado un precio desorbitante por el fracaso de la revolución alemana a través de la victoria del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial”. Un ejemplo más que evidente de lo que ocurre cuando la izquierda se niega a sí misma, busca el apoyo de la derecha, utiliza la represión contra su gente y demasiado a menudo desprecia o ridiculiza el ascenso de la ultraderecha.

Y a propósito de las revoluciones perdidas, este pensador internacionalista no deja de referirse al triunfo del fascismo en el Estado español. Además de recordar que Andreu Nin, dirigente del POUM, no fue asesinado por las tropas de Franco, sino por los estalinistas, como está más que probado, señala como uno de los “grandes crímenes” de las democracias europeas, incluyendo en ellas a sus componentes socialistas o socialdemócratas, el de “la no intervención” en el conflicto generado por los militares que se levantaron contra la República. Los nazis alemanes y los fascistas italianos intervinieron abiertamente, hace notar.

Daniel Bensaïd evoca también lo que significaron los movimientos de emancipación nacional, como el que consiguió la independencia argelina, que durante los años 60 y 70, constituyó para muchos jóvenes “una referencia casi tan importante como la experiencia cubana o la vietnamita”. O la relevancia de la figura de Patrice Lumumba para las independencias africanas. Y reflexiona con todo tipo de detalles sobre lo que representa Salvador Allende y su partido de entonces, socialista, que se encontraba a la izquierda del PC y alimentó la idea según la cual “las elecciones podían ser el inicio de un proceso social de radicalización que desembocara o transitara hacia una revolución social radical”. Señala, sin embargo, la fatal “extensión de las alianzas gubernamentales hacia la derecha” y las “garantías suplementarias dadas al Ejército, con los nombramientos de puestos ministeriales que incluían el de Augusto Pinochet”.

Resultan también especialmente interesantes sus reflexiones sobre la revolución cubana y el guevarismo. Dice que en América Latina existen miradas críticas hacia Cuba “sobre cuestiones democráticas, y con toda razón”, pero sobre la figura del Che explica que es “uno de los pocos símbolos del siglo XX que ha escapado a la corrupción, desmarcado voluntariamente de una lógica de burocratización”. “Su gesto quizás fracasó”, admite, “pero lleva consigo en sí mismo el simbolismo de revolución permanente que no puede detenerse en Cuba desde el momento en que hay una oportunidad… ¡La única oportunidad para una isla como Cuba, todavía más que para la URSS, es abrir ventanas!”, proclama.

Bensaïd fue uno de los dirigentes más reconocidos de Mayo del 68. En este libro hace una serie de precisiones remarcables para los historiadores y se podría decir que imprescindibles para quienes quieran hacer cavilaciones sobre lo que se puede hacer en el futuro.

Si el movimiento de mayo del 68 fue simbólico en todo el mundo es, en primer lugar, porque se produjo “la huelga general más larga y más masiva de la historia de Francia”. “¿Fue la prefiguración de los movimientos sociales del siglo XXI?, se pregunta. Y también representa un hito porque entró en “resonancia con una serie de acontecimientos acumulados en aquel mismo año”, desde la Primavera de Praga hasta la ofensiva del Tet en Vietnam, además de con movilizaciones juveniles en diferentes países de América Latina, Europa y Asia. Fue un movimiento “efímero”, reconoce, “pero mostraba un ánimo anticapitalista, antiburocrático y antiimperialista”. El más importante, según él, es el de “poner el acento en lo que se podría haber hecho para ir más lejos”.

Deja clara la necesidad de estimar las correlaciones de fuerzas, pero no para observarlas como circunstancias inamovibles: “En mi opinión, la política no funciona por pronóstico… Hay que decir lo que sería deseable o necesario e intentar actuar de forma que se vuelva real y posible”.

Daniel Bensaïd también rescata de la memoria de aquellos años 60 y 70 la ruptura del orden moral y familiar, respetado también hasta entonces por buena parte de la militancia del comunismo tradicional, el establecimiento “de una relación relativamente estrecha” entre el ascenso potencial del movimiento social, del movimiento obrero y el de las mujeres. Expresa cierta nostalgia por las publicaciones feministas desaparecidas, que vinculaban las reivindicaciones específicas de las mujeres con lo que en aquel tiempo se conocía como movimiento obrero. Algo queda según él de todo aquello. “Digamos que existe una herencia, una cultura y también una memoria del movimiento de mujeres” que se ha difundido en la sociedad. Aun así no deja de diferenciar la existencia de opresiones diferentes: la explotación social y la dominación de género. “Nada indica que poner fin al capitalismo implique, de manera mecánica, automática, acabar con la opresión de las mujeres”.

Bensaïd responde finalmente sobre lo que representó la caída del muro de Berlín y explica que le gustaba hablar de una imagen impactante de una película de Margarethe van Trotta sobre Rosa Luxemburgo, en la cual se ve a “todas las figuras históricas de la socialdemocracia alemana… en la fiesta del primero de mayo del año 1900, festejando el nuevo siglo que anunciaría el final de las guerras y de la explotación”. “Hay que decir que aquello acabó con una derrota”, afirma de forma bien explícita. “Hay que afrontar el enigma para encontrar elementos que nos permitan comprender lo que nos ha ocurrido, a nosotros, a todos los soñamos finalmente con otro mundo”.

En este libro aporta no pocas claves para entender lo que se podía ver a venir, pero tal como señala Michael Löwy en su prólogo, Bensaïd “denuncia sin piedad la miserable concepción fatalista de la historia”, que “está hecha de bifurcaciones”. “El estalinismo, el nazismo, nada estaba decidido por adelantado. El futuro no se puede prever, depende de nuestras propias acciones”.

Notas:
1. Daniel Bensaïd Una mirada crítica al siglo XX. Fragmentos radiofónicos. Editorial Sylone y Viento Sur. Barcelona, octubre 2020. (Original en francés: Daniel Bensaïd FragmentsRadiophoniques12 entretiens pour interroger le vingtième siècle. Du Croquant, febrero 2020).

Conversación con Andy Robinson

arobinson@lavanguardia.es

Nació en Liverpool, se licenció en la London School of Economics, comenzó su carrera periodística en Sabadell, hoy es corresponsal de La Vanguardia y ha recorrido el continente latinoamericano con Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano bajo el brazo. Fruto de esos viajes por gran parte de los territorios que visitó el escritor uruguayo son el conjunto de sus crónicas y reportajes personales recogidos en el libro Oro, petróleo y aguacates (Arpa, 2020), que nos ofrecen un mosaico muy lúcido de la América Latina del siglo XXI, cincuenta años después de que Eduardo Galeano dijera aquello de “Somos pobres porque es rico el suelo que pisamos”. Se llama Andy Robinson y hoy tenemos la suerte en Espacio Público de poder conversar con él.

EP: En tu libro trazas un retrato extraordinario de la realidad, de lo que de verdad está pasando en América Latina. Hablas de un continente muy rico en recursos, tanto en minerales como en fauna y flora: petróleo, oro, coltán, niobio, diamantes, soja, quinoa, carne…pero que eso precisamente es lo que le ha creado una gran dependencia y que a pesar de que haya habido gobiernos progresistas no se ha implementado en la región una economía propia. ¿Qué piensas que ha cambiado desde aquellas “venas abiertas” que apuntaba Galeano?

AR: Mucho ha cambiado desde que Eduardo Galeano escribiera las Venas abiertas hace exactamente 50 años. Entonces, en casi toda la región gobernaban cruentas dictaduras militares que liquidaron físicamente a la izquierda. Ahora con el lawfare solo se ha intentado liquidar jurídicamente la izquierda metiendo a todos en la cárcel… en algo hemos avanzado… (bromeo un poco pero no tanto).

En el libro se trata de resaltar algunas cosas que no han cambiado, concretamente la dependencia de muchos países de la exportación de materias primas, bien sean minerales como hierro oro o coltán, bien sean alimentos como soja o la carne vacuna. Esto no sólo tiene un impacto medioambiental y social muy preocupante conforme se deforesta cientos de miles de hectáreas en la Amazonia desplazando a muchos campesinos, sino también es un obstáculo para el desarrollo económico. Y comento en el libro como el fin del súper ciclo de precios de materias primas hace 5 o 6 años tuvo un impacto muy nefasto para los gobiernos progresistas en el poder y lo sigue teniendo para un país como Venezuela.

Y también en esa comparación histórica entre los momentos que describe Galeano y lo que está ocurriendo ahora, trato de comentar algunos indicios preocupantes de que tal vez está volviendo el golpe de Estado como vehículo de recuperación del poder de las elites locales y sus aliados en Washington o Madrid, aunque sea un golpe de Estado blando como en Brasil. Trato de describir en capítulos sobre el hierro y el petróleo en Brasil cómo la politización de la justicia y una investigación anticorrupción con blancos preseleccionados facilitó un golpe blando contra Lula y Dilma; y en un capítulo sobre el litio el golpe de Estado más clásico el año pasado contra Evo Morales.

No estoy diciendo que estas rupturas con la democracia estén directamente relacionadas con esas materias primas. Trato de rechazar teorías de conspiración reduccionistas como lo que decía Álvaro García Linares del litio y el golpe en Bolivia. Pero al igual que en los tiempos que describe Galeano hay relaciones entre esa nueva política más dura de la derecha y la estrategia geopolítica de Estados Unidos, de controlar los depósitos de recursos críticos en tiempos de competencia global y una suerte de nueva Guerra fría respecto a China, que recuerda en algún sentido a la incidencia de la Guerra fría modelo original en América Latina.  

EP: Nos hablas de la explotación de los mineros y de las mafias que operan en la región; “el oro era un activo financiero y cada vez más líquido, idóneo para blanquear los ingresos ilícitos de las McMafias”. El oro se saca de América Latina, pero se refina en Suiza, “cuyas cuatro refinerías procesaban el 50% del oro producido a escala global”. Es una constante de esta globalización. ¿Es posible entender el empobrecimiento de los países del Sur sin tener en cuenta el enriquecimiento de los países “desarrollados”?

AR: Esa relación entre los países del norte global y América Latina es precisamente lo que Galeano describe, cuando habla de esas paradojas de que la riqueza del subsuelo y de la naturaleza de América Latina, es la causa de su pobreza y subdesarrollo ya que lo convierte en objeto de relaciones de explotación con los países coloniales. Y trato de actualizar un poco esta idea y comentar, que en muchos casos las venas abiertas son las del ecosistema y que existen multinacionales dentro de América Latina, como la minera Vale en Brasil que son tan responsables por la hemorragia como las de fuera.

Dicho eso, sigue habiendo una relación perversa entre los países ricos del norte y América Latina. Y en el capítulo sobre el oro comento eso en un viaje desde Colombia y Centroamérica hasta Utah. En Estados Unidos se trata de explicar por qué la fiebre de extracción tras la crisis financiera de 2008, que se mantiene ahora con precios disparatados y nuevos records de 2000 dólares por onza troy durante esta pandemia provoca caóticas y destructivas actividades mineras en América Latina.

Porque el oro es una inversión refugio en tiempos de miedo y pánico como los que estamos viviendo (un comerciante en lingotes de oro en Inglaterra comparó la demanda con la del papel higiénico…) y cuando sube el precio más multinacionales canadienses, estadounidenses, sudafricanas, europeas abren nuevas minas en América Latina a la vez que cientos de miles de mineros ilegales barequeros en Colombia, garimpeiros en Brasil invaden las reservas indígenas en la Amazonia con las consecuencias catastróficas que estamos viendo en estos momentos en el territorio de los yanomami en el norte de la Amazonía brasileña, invadido por hasta 20.000 garimpeiros. Esto es el resultado de un precio elevado del oro y de los guiños de Bolsonaro.

Es decir, que porque por mucho que nos indignemos en los países ricos por la ilegalidad de esos pequeños mineros de oro, el responsable de verdad es un sistema en el cual la pobreza de estos garimpeiros coincide con una clase inversora que se refugia en el oro en tiempos de crisis y de la industria de ostentación también, joyería, relojes etc. Existen muchos intermediarios en el negocio del oro, desde los grupos de crimen organizado en Colombia, y otros países, que se llevan su comisión o blanquean dinero mediante la compra de oro hasta las refinerías de oro en Suiza y, por supuesto, las grandes multinacionales mineras como Barrick que fichó a José María Aznar como consejero. El oro tiene relaciones extrañas con la extrema derecha que comento un poco en el libro. Y, por supuesto, el responsable ante todo es un sistema que mantiene a tanta gente en América Latina en la pobreza más absoluta, que se ve forzada a recurrir al garimpo en Brasil.

EP: Hablando de Colombia dices que “A la cabeza de las multinacio­nales estaban las canadienses, cuya complicidad con gobier­nos corruptos en América Latina y hasta con grupos violen­tos de paramilitares y narcotraficantes desmentía la fama de Canadá de ser el país más social y medioambientalmente res­ponsable de las Américas. La Bolsa de Toronto ya era la principal fuente de capi­tal de las multinacionales mineras”. 

Le monde diplomatique publicó un interesante artículo en el que se decía que el 75% de las compañías mineras del mundo eligen Canadá para registrarse y el 60% de estas compañías que cotizan en Bolsa se inscriben en el Toronto Stock Exchange (TSX). Todo esto se debe a que Canadá, y más concretamente Toronto, es un paraíso fiscal y judicial para las compañías mineras. ¿No crees que si hubiera una Justicia Fiscal Global se evitarían muchas de estas explotaciones tan injustas?

AR: Canadá desde luego es responsable de crear un entorno financiero y bursátil que permite que las empresas llamadas junior de exploración minera puedan lanzarse asumiendo enormes riesgos en busca de depósitos de oro, plata, etcétera. Y trato de contar en el libro cómo existen indicios en México y Colombia de colaboración entre las multinacionales mineras canadienses y el crimen organizado. En cuanto a justicia fiscal global, ojalá fuera posible. Las iniciativas globales son deseables, pero mi experiencia es que las iniciativas multilaterales para prevenir la evasión fiscal y los delitos financieros se eternizan sin ser implementadas. Habría que esperar que los movimientos ciudadanos y medioambientales dentro de Canadá puedan resolver el problema.

EP: Uno de los temas más importantes de la minería, del extractivismo, es el impacto tan negativo sobre la Madre Tierra. ¿Cuáles son los casos, los desastres ecológicos que más te han impresionado?

AR: Creo que el desastre más impactante que he visto es la materia del capítulo dos sobre el hierro, es decir la catástrofe provocada en el río Doce en Minas Gerais, en Brasil, por el colapso de un dique de contención en una mina de hierro de la multinacional minera Vale y su socio BHP Billiton. Se puede ver un poco lo que vi, leyendo ese capítulo. Uno de los cronistas más interesantes sobre ese desastre es Ailton Krenak, un filósofo indígena cuyo librito Ideas para posponer el fin del mundo, merece mucho la pena. Los krenak viven en la orilla del río Doce, el segundo rio de Brasil después del Amazonas y su entorno medioambiental y medio de subsistencia (pescado) ha sido aniquilado. 

La reivindicación que hace Ailton de una visión panteísta en la que la naturaleza no es independiente de los seres humanos sino parte de ellos, creo que es muy importante para que podamos afrontar el reto del colapso medioambiental y el cambio climático. Él comenta en relación con el desastre de contaminación provocado por el colapso del dique de contención de la mina, que los krenak llaman “Watu” al río Doce que quiere decir “abuelo».  Es decir, que como dice Ailton “el río es una persona, no es un recurso, como dicen los economistas”. En el pasado tal vez la izquierda habría calificado ese tipo de reflexión como místico, supersticioso. El proyecto de modernización, en mucho casos ha sido basado en una relación antagónica con la naturaleza. Incluso el desarrollismo de izquierdas a veces plantea la naturaleza como algo externo que debe ser “conquistado” para el proyecto de desarrollo nacional; y esto es algo que tenemos que replantear aprendiendo de las ideas de filósofos indígenas como Ailton Krenak, que por cierto habla de Galeano en su librito, y de Davi Kopenawa, autor del libro El cielo cayó.  

Andy Robinson

EP: Otra de las terribles consecuencias que mencionas, hablando por ejemplo del niobio en Brasil, son los efectos tan perversos que esta actividad tienen sobre las poblaciones indígenas. ¿Se ha hecho algo por respetar la vida, la cultura de estos pueblos?

AR: Bueno, la Constitución brasileña de 1988 protege en teoría muchos territorios indígenas y la cultura de los pueblos originarios. Evidentemente Bolsonaro está poniendo en peligro esa protección, pero el Estado de derecho brasileño funciona hasta cierto punto y los tribunales y el Congreso le han parado los pies al presidente en varias ocasiones. El problema es que la deforestación y los atropellos contra los indígenas son ilegales, fuera de la ley. Esto ocurría antes de Bolsonaro, aunque el discurso de la ultraderecha en Brasil está autorizando de alguna manera las actividades extractivas ilegales sin cambiar la legislación y esto es una amenaza para los indígenas.

Pero los indígenas en América Latina tienen una capacidad para organizarse y protestar que se ha visto en repetidas ocasiones a lo largo de los siglos y cada vez más en las últimas décadas, sobre todo en los países andinos. En el libro comento lo que se puede aprender de las organizaciones quechua y aimara y su democracia asamblearia, en defensa del medio ambiente del altiplano. En Brasil muchas mujeres indígenas se presentaron a las elecciones municipales. Joenia Wapcihana, de la etnia wapichana y doctora en derecho por la universidad de Roraima ya es diputada por ese Estado donde, tal y como se comenta en el capítulo tres, Bolsonaro quiere abrir la minería del niobio, cobalto, bauxita, oro, etc. Así que hay una resistencia indígena importante. 

EP: Un caso especial es el de Venezuela, un país riquísimo en materias primas, pero con una población que está sufriendo una terrible situación económica. ¿Qué crees que se debería hacer para implementar una economía propia, no dependiente, en el país?

AR: Creo que se debería haber utilizado los ingresos petroleros durante los años de bonanza para diversificar la economía. Chávez lo intentó pero el 98 por 100 de las divisas generadas en Venezuela provienen del petróleo. Y ahora con el embargo estadounidense se está pagando el precio. El embargo es una auténtica vergüenza; supone un castigo colectivo a todos los venezolanos porque Venezuela no puede comprar bienes esenciales, alimentos, fármacos, etcétera, si no genera ingresos por las exportaciones de petróleo. De modo que el gobierno de España tiene que presionar urgentemente para que se vaya levantando ese embargo y dejar de apoyar las sanciones. Es terrible como la utilización de Venezuela en la política interna tanto en Estados Unidos como España está agravando una crisis humanitaria.  

EP: En toda la región operan multinacionales, muchas europeas, que se acogen a cláusulas legales establecidas en los Tratados de Comercio e Inversión que les favorecen prácticamente en todo. ¿Crees que es posible establecer algún tipo de tratado comercial distinto al que impera hoy en el mundo globalizado?

AR: Creo que lo mejor sería que América Latina buscara tratados comerciales regionales para fomentar su propio desarrollo. No me fiaría mucho de tratados comerciales diseñados por corporaciones multinacionales, ni tan siquiera por los países del norte global. China ofrece algo más, pero también sería mejor negociar con China desde una plataforma regional en vez de que cada país busque su propio acuerdo bilateral. 

EP: Impresionan los casos que cuentas de turistas que invaden por miles territorios hasta ahora casi nunca visitados. Es el caso del El Salar de Uyuni en Bolivia, por ejemplo. Dañan el entorno natural pero por otra parte “crean riqueza”. ¿Es es esto pan para hoy y hambre para mañana?

AR: Leí una entrevista con José Mansilla en la cual dijo que el turismo es como una mina, extractivista. Y creo que hay algo de verdad en eso. Cuando estuve en el Salar de Uyuni y en Machu Picchu la sensación que tuve fue que el patrimonio cultural y la naturaleza se convierten en mercancías y “experiencias”, lo cual hace mucho daño. Comento en el capitulo sobre el litio cómo turistas viajan decenas de miles de kilómetros para hacerse un selfie en el Salar. Y se comenta también en el capítulo de la patata cómo los servicios de tren públicos en el los andes peruanos se han privatizado para convertirse en experiencias retro gestionadas por la marca de lujo LVMH. Es difícil porque para países en busca de modelo de desarrollo menos dañinos el turismo siempre se plantea como una opción buena. Pero sabemos en España el daño que el turismo puede hacer a la cultura. Es interesante que la editorial en Nueva York, de una versión del libro en inglés que va a salir este año, haya agrupado los capítulos de forma distinta, y en una categoría de “ocupación” incluye no solo los golpes de Estado en Honduras y Bolivia sino el capítulo sobre la patata “por una suerte de golpe por canales más insidioso de cultura y comercialización” que también abarca el turismo de “experiencia”. 

EP: La segunda parte de tu libro está dedicada a alimentos: quinoa, aguacates, alimentos que los países desarrollados desean por sus propiedades saludables. Estas comidas que habían sido consideradas de pobres, de repente se han convertido en preciados tesoros alimenticios, cuyos precios han experimentado unas subidas vertiginosas ¿Qué ha supuesto la exportación de estos productos para las poblaciones de esos países?

Curiosamente, el aguacate puede ser el monocultivo que más recuerda a las venas abiertas de Galeano, y sobre todo ese capítulo sobre el rey azúcar y las plantaciones azucareras en Brasil. En el sentido de que un capricho de una clase consumidora en los países ricos acaba causando estragos en América Latina. Por supuesto lo ocurrido con el azúcar fue mucho peor. Pero el cultivo del aguacate en Michoacán en México está agotando todos los acuíferos. Todo porque se puso de moda en EEUU comer guacamole con el perrito caliente, mientras ves el partido del superbowl etc. Y que el aguacate se convierta en un súper alimento. La quinua es otra historia pero con algo en común. Un producto que fue promovido por Evo y por la FAO para ayudar a la economía campesina de autoconsumo, pero que al incorporarse al mercado internacional de precios volátiles, fuera del control de los productores, y al mercado de consumo de alimentos sanos, antigluten etc., acabó cayendo en el ciclo boom busto que siempre caracteriza las comodities, solo que esta vez los perjudicados son campesinos quechua en el altiplano andino.

EP: Un caso especial es el de la soja, cuyo cultivo se ha cuadruplicado, ocupando enormes extensiones de tierra. ¿De qué forma está afectando este cultivo a la tierra, a los cultivos tradicionales?

AR: la soja es neo natura (lo dijo Susan Hecht) y realmente es terrible ver lo que hace al ecosistema. Acabo de escribir un tema para La Vanguardia sobre la soja brasileña importada en España que procede de zonas deforestadas de la amazonia y el cerrado brasileño. Más que en el caso de China cuy soja procede del sur de Brasil ya deforestado hace un siglo o más. La soja se usa para hacer piensos para cerdos, pollos y pavos, así que la comida navideña se celebra gracias la deforestación de la Amazonía.

EP: China se ha convertido en uno de los principales agentes exteriores en toda América Latina?¿Qué influencia crees que tendrá en el futuro?

AR: Creo que China va a invertir mucho en América Latina y tendrá cada vez más influencia. Y probablemente veremos un enfrentamiento muy fuerte con EEUU que, aun con Biden, querrá recuperar su esfera de influencia en América Latina con el fin de garantizar suministros de minerales críticos para la transición energética y la industria tecnológica (y militar). Así que esto va a ser un frente importante de la nueva guerra fría.

EP: Estados Unidos ha tenido tradicionalmente un papel dominador en toda América Latina. ¿Crees que la derrota de Trump y la victoria de Biden puede cambiar en algo la política estadounidense en el continente latinoamericano?

AR: Creo que Biden será igual de intervencionista en América Latina pero de forma más sutil. Mas del deepstate, la national endowment, la CIA. Y menos tuits.

EP: Por último, en Chile se han producido en los dos últimos años importantes movilizaciones democráticas populares. Bolivia ha visto el regreso del MAS, el partido de Evo Morales, que fue víctima de un golpe de Estado… ¿Son indicios de nuevos cambios?

AR: Creo que el péndulo se desplaza otra vez hacia la izquierda. En Chile sobre todo. Estuve en Chile en verano del 2019 y fue alucinante como casi toda la ciudadanía se hubiera dado cuenta colectivamente de la mentira del modelo neoliberal tan elogiado en el FMI. Debiera servir de modelo en España. Y tal vez Andrés Arauz ganara en Ecuador. Hablo bastante de Gustavo Petro en el libro y creo que puede haber una elección presidencial muy importante en Colombia en el 2022 con la posibilidad de una victoria de la izquierda y Petro por primera vez en la historia. Ahora bien, las condiciones económicas esta vez van a ser mucho más complicadas que con la ola rojiza a principios de siglo.

En 2010, WikiLeaks liberó la mayor filtración habida en la historia. Una década después, Julian Assange se enfrenta a una posible extradición a EEUU, arriesgándose a una condena de 175 años en la misma prisión que aloja a ‘Unabomber’ o al ‘Chapo’ Guzmán. Una condena a la que se sumarían los 10 años de persecución jurídica y policial, siete de ellos asilado en la embajada de Ecuador en Londres. No te pierdas este debate moderado por Víctor Sampedro, catedrático de Comunicación Política en la URJC, y en el que participan Virginia Pérez Alonso, directora de ‘Público’; Fidel Narváez, ex-cónsul de Ecuador en Londres; Txema Guijarro, diputado de Unidas Podemos; y Renata Ávila, abogada especializada en Derechos Humanos y Tecnología. Además, Carlos Enrique Bayo, periodista de investigación en ‘Público’, se sumará a la charla como invitado especial.

Si no puede bailar, no es la revolución de Miranda July

La ansiedad de esta era seriéfila hace difícil ojear la cartelera de cine. La calidad e ingente cantidad de productos online nos ha vuelto más exigentes con los largometrajes y el covid más perezosos/as para dejar el sofá. Pero hay ocasiones que realmente vale la pena hacer el esfuerzo, cuando te encuentras con un rareza que sí o sí hay que disfrutar en pantalla grande, aunque no vaya de godzillas o aventuras interestelares.

Kajillionaire, la última película escrita y dirigida por Miranda July, no necesita efectos especiales para volverte del revés porque July te lleva a sus peculiares microcosmos habitados por personajes aparentemente muy frikis pero que hablan de las mismas inseguridades que sentimos tú y yo. Te vas del cine pensando un buen rato en lo que acabas de ver.

La pandemia ha puesto sobre la mesa reflexiones existenciales acerca del capitalismo, los cuidados y la familia. Kajillionaire trata proféticamente estas cuestiones a través de un clan de outsiders que no encaja en este nuestro ecosistema pervertido y, por no encajar, no encajan ni como familia.

Old Dolio, la protagonista, vive pirateando una sociedad de consumo salvaje con la que no se identifica en varios sentidos. A través de ella, July revienta estereotipos de género y nos hace pensar sobre roles familiares y el discurso hegemónico de la maternidad. Old Dolio y sus padres (atención a la vuelta al cine de la estrella ochentera Debra Winger) son los espigadores de Agnès Varda trasladados a la cosmopolita L.A. y aderezados con pequeñas dosis de delincuencia absurda.

Te ríes y te entristeces con ese peculiar juego de malabares emocionales que July ya desplegó en sus películas anteriores, The future (2011) y Me and you and everyone we know (2005). Y aunque todo se retuerza al máximo, la catarsis final aparece en forma de baile y amor… Eso no nos lo puede quitar ni una pandemia. 

Notas:

*Ilustración de @lafemme_agitee

Siglo mío, bestia mía

Texto: Lola Blasco; Dirección: Marta Pazos. En el Centro Dramático Nacional.

Extrañamente, en esta obra todo aquello que parece digresión o abuso de la alegoría aparece natural ante los ojos del espectador. Puede que la razón se encuentre en una mezcla de violencia y delicadeza que empuja a los personajes a lo largo y ancho de un mar revuelto, lleno de cabezas, crisis y danza.

En el cruce entre los símbolos y el argumento nos encontramos con un barco en el que la protagonista, joven y alucinada, siempre viendo una ballena entre la bruma, conversa con un viejo marino al que solo interesan los nudos: son la mejor manera de vencer la tormenta, medir la velocidad de la nave y, además, aprendiendo a hacer nudos después se puede saber cómo deshacerlos.

Los personajes inician un viaje por el espacio íntimo de la protagonista y el periplo lleva al espectador por los diversos escenarios del mundo contemporáneo. Testigos de la revolución conservadora (el buzo, el caballero, armado de manguera y espada de Alejandro Magno), pateras que naufragan, las últimas palabras de Saddam Hussein… La ballena nos persigue a todos, podríamos pensar al final de la representación.

El espacio, una piscina sobre la que se prueba que no es posible caminar sobre las aguas, junto a las coreografías, intermedios musicales (Lola Blasco reúne lo cómico con lo melancólico), objetos extraños y un universo sonoro, lleno de luces y estrellas, que hacen presentir al espectador la bruma que se levanta tras el paso del barco que conduce a los personajes.

Siglo mío, bestia mía es la representación de una crisis personal que se retroalimenta de los espectáculos más espeluznantes del mundo contemporáneo, aquellos que son virales, que miramos embobados como si fueran un videoclip. La música que lo acompaña la hemos escuchado todos, pero a veces es necesario ir al teatro para volver a distinguirla entre tanto ruido. Eso es precisamente lo que otorga el texto de Lola Blasco. Música de cuchillos y alaridos. Al final, lo que queremos es ser mejores. Humildes y mejores.

“Las mujeres han sido invisibles para la ciencia porque se ha considerado que sus problemas eran similares a los del hombre y que, por lo tanto, era posible extrapolar los datos de estos últimos”, dice Carme Valls Llobet en su libro Mujeres invisibles para la medicina, publicado por primera vez en 2006 y que ahora, catorce años después, ha tenido el acierto de volver a publicar la editorial Capitán Swing en una edición ampliada y actualizada.

Durante años, los ensayos clínicos se han realizado generalmente con hombres, quedando excluidas las mujeres, ya que se considera que los resultados de estos ensayos valen tanto para unos como para las otras, sin tener en cuenta las diferencias biológicas que existen entre mujeres y hombres. Esto ha llevado, por ejemplo, a que las dolencias de las mujeres sean tratadas con psicofármacos con una frecuencia mucho mayor que a los hombres. De hecho, el 85% de los psicofármacos se administran a mujeres, frente al 15% que se aplica a los hombres. No se tiene en cuenta que el origen de muchas enfermedades que padecen las mujeres está condicionado por factores biológicos, psicológicos, sociales y medioambientales.

“Para algunos libros de ginecología, como el del doctor Botella, que circulaba por la universidad española en la década de 1960, la mujer era frígida por naturaleza y no podía sentir ningún tipo de placer”.

De todo ello habla la doctora Valls en este libro, que comienza con un Prólogo de Anna Freixas y continúa hablando de Las agresiones a la salud de las mujeres (Primera parte): la salud mental, la adolescencia, la sexualidad, la maternidad y el envejecimiento. Embarazos, abusos, cuidados, menstruación, menopausia, la violencia estructural… son algunos de los factores que exigen que la salud de las mujeres no continúe siendo invisible para la medicina. La Parte II está dedicada especialmente a la invisibilidad de la salud de las mujeres. Y el paradigma de esta invisibilidad son las enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, durante décadas de investigación sobre prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, solo se ha incluido a hombres en estos estudios. Por ejemplo, el estudio de Murphy (1977), que no incluyó a ninguna mujer, o el posterior Physicians Heart Study de 1990, dedicado a demostrar que la aspirina puede prevenir los ataques cardiacos y que agrupó a veintidós mil varones (ninguna mujer). Hay más estudios similares, pero nunca se ha probado de una forma científica que los resultados de estas extrapolaciones sean igualmente aplicables a las mujeres, a las que se suele tratar con más ansiolíticos y antidepresivos que a los hombres. Por último, la Parte III abre un horizonte de optimismo al hablarnos de Salud para disfrutar sin dependencias, siempre que tengamos en cuenta que la historia de la devaluación de las mujeres comenzó con el inicio del patriarcado.

Una obra, en definitiva, muy recomendable para mujeres y hombres, ya que: “El ejercicio crítico de la medicina con una perspectiva de género va a ser esencia en la medicina del futuro, y muchos investigadores e investigadoras están trabajando para construir la ciencia de la diferencia. Todavía es un mosaico en construcción, pero su evidencia científica impregnará la asistencia primaria y la hospitalaria”. Toda una puerta a la esperanza.

Carme Valls es una política y médica española, especializada en endocrinología y medicina con perspectiva de género. Dirige el programa «Mujer, Salud y Calidad de Vida» en el Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS), del que es miembro desde 1983 y vicepresidenta. Ha sido presidenta de la Fundación Cataluña Siglo XXI y diputada en el Parlamento de Cataluña por el Partido de los Socialistas de Cataluña – Ciutadans pel Canvi. Fue pionera en España en plantear las diferencias en mortalidad y morbilidad entre mujeres y hombres en el terreno de la investigación, y miembro de un movimiento internacional de investigadores que en la década de 1990 impulsó la inclusión de mujeres en los ensayos clínicos y el rigor científico aplicado al estudio de los problemas más habituales en las mujeres. Autora de ocho libros de divulgación médica y miembro del consejo de redacción de la revista Mujeres y Salud, en 2018 recibió el Premio Buenas Prácticas de Comunicación No Sexista, de la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña; y en 2019 la Medalla de la Universidad de Valencia.

Al hilo de los controvertidos homenajes a Maradona, en casa hemos tenido una acalorada discusión sobre qué amerita un homenaje público: si son los hitos profesionales, la calidad humana o la combinación de ambos. Porque si bien nadie duda de que Maradona fue un prodigio del balón, que trajo grandes alegrías a los aficionados al fútbol, y a su país, en un momento histórico en el que ganar el Mundial tanto significaba, el Maradona persona fue un juguete roto, un ser humano abducido por los demonios de las drogas y las malas compañías y, al mismo tiempo, el único responsable de actos lamentables.

La sala estaba dividida entre los que aseguraban que el homenaje era más que merecido y los que, por el contrario, aplaudían a la futbolista gallega, Paula Dapena, que había tenido las agallas de sentarse en el césped para negar el tributo a un “maltratador”. Qué mala suerte, justo el día internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Si para los primeros, los que apoyaban el homenaje, primaba Maradona el futbolista, para la otra facción, lo hacía el Maradona ser humano. En realidad, aquí se puso de manifiesto uno de los estereotipos de género clásicos más persistentes: al hombre le define su profesión por encima de todo. Lo importante es su genio. Su talento. El resto es irrelevante. Se propuso encontrar un ejemplo a la inversa. No fuimos capaces.

Entonces salió el tema de los aeropuertos. A cuando se propuso poner el de Pablo Neruda al de Chile, en concreto. Y al lío que se montó porque Neruda, además de un gran poeta, según figura en sus propias memorias, fue protagonista de una violación y abandonó a su hija enferma. ¿Merece un violador, un padre terrible, tener un aeropuerto? Quizás hubiera sido mejor elegir a otro artista. Claro que, nunca se sabe. Hoy le damos tal nombre a un aeropuerto y luego se descubre que la persona que se esconde tras el nombre ilustre pegaba a su mujer o violaba niñas… ¡qué problemón! Lo cierto es que, desde el “fastidioso” MeToo, los casos se multiplican. Pero bueno, lo que no se puede negar es que Pablo Neruda es uno de los poetas más importantes del siglo XX… igual que tantos otros que hoy son cuestionados y cuyos nombres rápidamente revolotean sobre la mesa.

De Pablo Neruda la conversación pasa a Adolfo Suárez. Al aeropuerto de Madrid. ¿Qué diferenciaba a Adolfo Suárez de Pablo Neruda? Ninguno de los presentes éramos afines a la ideología del expresidente, pero estuvimos de acuerdo en que era un hombre de consenso, que había gobernado España, es decir, al conjunto de ciudadanos, lo cual era relevante a la hora de poner nombre a un aeropuerto que usábamos todos. Y su vida personal no parecía ocultar episodios escabrosos. La primera conclusión a la que llegamos fue que quizás sea razonable que un club de poesía, o un estadio de fútbol, reciban los nombres de Neruda o Maradona, si consideran que eso agradará a los que allí acuden, pero que los espacios públicos, usados por todos y que nada tienen que ver con la profesión del protagonista, deben ser escrupulosos a la hora de homenajear a determinadas figuras cuyas conductas y valores distan mucho de ser ejemplares.

Finalmente resolvimos que, aunque sería injusto juzgar a personas del pasado con valores del siglo XXI, sí deberíamos encontrar figuras con trayectorias que representen los valores que estimamos y compartimos la mayoría en el siglo XXI. El aeropuerto Adolfo Suárez quedó aprobado, y el Pablo Neruda, suspendido.

Esa misma noche, ya a solas, reflexionaba que en el futuro líquido y fluido al que nos encaminamos, cada vez será más difícil diferenciar la vida privada de la profesional. Las redes sociales están dando ya buena cuenta del fenómeno. Y esto nos llevará a bautizar nuevos espacios públicos con más nombres de mujer que hasta ahora. No solo para cumplir con la Ley de Igualdad sino porque, cuando viajamos al pasado buscando referentes, al siglo XIX por ejemplo, me sobresaltan una y otra vez los comentarios, escritos y actitudes claramente misóginas de los caballeros, ya sean conservadores o liberales, católicos o ateos. Y sus absurdos argumentos para apartar a las mujeres de la esfera pública, para restarles autoridad y acceso a la formación… Sí, eran los valores de la época, y había algunos, pocos, que no pensaban igual ni, por supuesto, se comportaban de la misma manera.

Pero si estudiamos a mujeres coetáneas de estos hombres: Carolina Coronado, Emilia Pardo Bazán, Gertrudis de Avellana, Rosario de Acuña, Concepción Arenal, incluso a damas tan conservadoras y contradictorias como Eva Canel, todas ellas resultan fascinantes. Son distintas, en sus orígenes y trayectorias, en sus ideologías y estrategias. Sin embargo, coinciden en que lucharon por seguir sus vocaciones y ser reconocidas en un entorno hostil a sus inquietudes. Fueron un ejemplo de superación personal. Y, lo más importante: en su lucha por dejar huella no fueron sembrando su camino de víctimas inocentes y seres pisoteados. Por todo ello, es fácil que ejemplifiquen valores que hoy, en el siglo XXI, consideramos, más que nunca, los nuestros. Los de mujeres y hombres.

Julia Montejo es escritora y profesora universitaria. Fotografía de @mercedessegovia

Psiquiatras y psicólogos ponen de manifiesto la necesidad de tener en cuenta los determinantes sociales, como son la educación y la pobreza, en la salud mental de las personas, en un debate organizado por la Fundación Espacio Público y el Foro Ágora Salud.

“La salud mental no es solo un problema sanitario”. «La terapia a veces no promociona la salud», «en las facultades no se enseña que la salud mental tiene que ver con la experiencia vital de las personas», «a menudo los medios identifican salud mental con salud cerebral», «se medicaliza la miseria». Los participantes en el coloquio organizado por Espacio Público y Foro Ágora Salud se han pronunciado este martes con expresiones como estas, en un debate ágil y lleno de argumentos, en defensa de un modelo comunitario de atención en el ámbito de la salud enlazado con los derechos de las personas.

El psiquiatra y profesor titular de la Universitat de Barcelona, Joseba Achotegui; el psicoterapeuta y profesor titular de la Universitat de Barcelona, Antoni Talarn y la psiquiatra y jefe del área de salud mental del Hospital Padre Jofre, Begoña Frades García, han participado en el debate «en defensa del derecho a la salud mental», conducido por la directora de Público, Virginia Pérez Alonso, con el cual ha concluido el debate por escrito abierto previamente a Espacio Público.

La pandemia y la medicalización de los sentimientos

La llegada de la pandemia ha provocado un aumento de la ansiedad, que los tres expertos han insistido en que no es una enfermedad mental, sino una forma de canalizar el miedo o el duelo. La psiquiatra y jefe del área de Salud Mental del Hospital Pare Jofre, Begoña Frades García, apunta que la OMS ha señalado que el 90% países del mundo han visto sus servicios de salud mental básicos limitados o alterados durante la pandemia. Ante este dato, el psicoterapeuta y profesor titular de la Universitat de Barcelona ha explicado que en el ámbito estatal es difícil tener datos fiables y niega que hayan aumentado los trastornos de salud mental. «No se ha producido una verdadera avalancha. Lo que ha aumentado es el malestar, la inquietud, el insomnio, el estrés, pero no tanto un incremento de trastornos mentales», ha precisado.

En este sentido, los tres han insistido en la necesidad de no medicalizar o patologizar los sentimientos, y han puesto de manifiesto que la sociedad en la que vivimos no permite los sentimientos negativos, y esto tiene un efecto en la salud mental de las personas. El psiquiatra y profesor titular de la Universitat de Barcelona, Joseba Achotegui, apunta que la salud mental es «una adaptación activa a la realidad», y que es normal que en situaciones tan excepcionales como una pandemia crezca la ansiedad u otras manifestaciones de estrés emocional. «Es el negacionismo del malestar psicológico cuando se trata de respuestas naturales y humanas», lamenta. «Vivimos en una sociedad de consumo en la cual cualquier necesidad tiene un producto que la satisface. Y esto ha llegado al área de salud mental«, ha apuntado Achotegui. «Hoy en día cuesta entender la idea del proceso de elaboración… El dolor siempre tiene que desaparecer con una solución. Es el modelo social», ha lamentado.

Para Frades no es una novedad, esta insistencia en la medicalización, y ha repetido que la ansiedad no es un trastorno mental. De hecho, los tres expertos han conversado sobre el papel de la medicina o de la salud en el tratamiento de la salud mental: en el momento en el cual el cirujano, que es el médico que interviene en el momento más crítico de la salud de un paciente, es el símbolo de la medicina, algo falla. «El quirófano es el fracaso del modelo de prevención y de la salud», ha afirmado Achotegui.

Cuando Virginia Pérez Alonso ha hablado sobre las desigualdades de género en la atención médica, la periodista ha recordado las diferentes entrevistas que desde Público se han hecho a la médico especialista en perspectiva de género, Carme Valls. En una publicada recientemente en Públic, Carme Valls insistió en que «la medicina ha nacido en los hospitales y allá mayoritariamente hay hombres», y eses el motivo por el cual no se ha visibilizado la patología crónica que sufren sobre todo mujeres y se atiende en asistencia primaria.

Frades, a pesar de apuntar que las mujeres acostumbran a tener más ansiedad y depresiones, ha señalado que son ellas las que padecen en mayor medida el malestar y el sufrimiento. En cambio, y en parte a causa de esta falta de expresión de los sentimientos, los hombres acostumbran a consumir más alcohol. Además, Talarn ha añadido que las mujeres están expuestas a unas violencias que los hombres no sufren, y esto aumenta la ansiedad y el estrés.

Los determinantes sociales, claves en la salud mental

Frades ha apuntado que el 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, se anunció que se invertiría en salud mental, pero ha cuestionado esta inversión. «¿Qué quiere decir invertir en salud mental? ¿más psiquiatras? ¿más centros? más psicólogos? Hay que invertir en los determinantes sociales, porque no puede haber una buena salud mental sin derechos humanos», señala. «Hace falta invertir en educación, en contra de la pobreza… es un problema transversal, no solo sanitario y médico. Afecta a toda la sociedad», ha afirmado.

En este sentido, Talarn ha recordado que el eurodiputado exiliado y ex conseller de Salut, Toni Comín, consiguió un aumento del 30% en el presupuesto de la línea asistencial de Salud Mental de la Generalitat en 2017, tal como el mismo político recuerda en el debate que tuvo lugar anteriormente y por escrito en Espacio Público. Ahora bien, este incremento no vino acompañado de un modelo de reforma de la atención psiquiátrica que tuviera en cuenta las perspectivas comunitarias. «Habría que trabajar en la prevención en el ámbito de la educación, el laboral… mantener una prevención inespecífica. De estos condicionantes sociales, en la mayoría de los libros de psicología clínica no se habla», ha denunciado. Achotegui se ha sumado a la intervención de sus compañeros y ha añadido que el nivel está muy relacionado con el de la salud.

Así mismo, Talarn ha advertido sobre los efectos colaterales que tiene no reconocer los determinantes sociales como factores importantes en la salud mental: en primer lugar, se exime al sistema de su responsabilidad, y en segundo lugar se hace sentir al individuo que tiene problemas personales que no tienen nada que ver con su entorno. Esto provoca pérdida de autoestima, aumento del síndrome de la impostora, así como el incremento en el consumo de psicofármacos, droga y alcohol. «Nadie se cuestiona nada y se deja a los enfermos solos y sin poder entender qué les está pasando, porque tiene que ver con su entorno», ha explicado. «La pobreza y la miseria acaban convertidas en temas médicos», ha lamentado Achotegui.

Falta de debate en el sector

Ante esta carencia de inclusión de los determinantes sociales como aspectos clave en la salud mental, los expertos han lamentado la falta de debate en su sector. Frades se ha referido a pequeños cambios y a una «revolución silenciosa» que se realiza despacio, mientras que Achotegui ha lamentado la falta de comunicación y de debate. «Hay cierta tendencia a trabajar por escuelas, por grupo… pero no hay demasiados debates dentro de la psiquiatra o la psicología», ha lamentado. En este sentido, Talarn ha añadido que hay mucho movimiento intelectual en contra de la medicación, pero que el debate en la asistencia básica «no acaba de llegar del todo». «Cada día hay más grupos de ayuda mutua de pacientes que se empoderan y despacio sí que realizan esta revolución silenciosa, pero tardará en llegar si no le damos un empujón», ha advertido.

Además, esta carencia de debate también viene reforzada por el papel de los medios de comunicación, que tienen una visión muy reduccionista. «Más de una vez tienden a identificar salud mental con salud cerebral. Solo se habla de dopamina, serotonina… y no salimos de aquí», ha criticado Achotegui. De hecho, el psiquiatra ha señalado irónicamente que a pesar de que se habla de una atención biopsicosocial, lo que hay es una atención «bio-bio-bio», con voluntad de medicalizar las patologías de salud mental.

Los problemas de niños y jóvenes 

Otra de las demostraciones de la medicalización es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). «Hay una epidemia de diagnósticos de TDAH», ha asegurado Talarn, puesto que en España un 10% de los menores se encuentra diagnosticado con esta enfermedad. El psicoterapeuta ha asegurado que los maestros, que a veces se encuentran con aulas de hasta 27 alumnos, se encuentran en situaciones de mucho estrés que hace que a los niños más inquietos se les tilde de conflictivos, que esto se comente a los padres, los padres al psiquiatra, y empiece «una bola de nieve» que llega hasta este 10% de diagnósticos de TDAH. Por otro lado, ha puesto el dedo en la llaga al decir que hay que saber quién invierte en las unidades especializadas de TDAH en los hospitales. «Las farmacéuticas», ha explicado el experto, que ha añadido que también financian las asociaciones de padres de niños con este trastorno.

Asimismo, las redes sociales suponen un factor de riesgo que hace que los niños más vulnerables tengan un trastorno, porque incrementan la inseguridad y bajan la autoestima. También vinculado con internet, otro problema dramático de hoy en día es la pornografía y como se está convirtiendo en la única fuente de conocimiento sobre sexualidad. Y en vez de prevenir este problema con una educación progresiva y antes de la edad de riesgo, las charlas en las escuelas sobre sexualidad, adicciones, o acoso llegan a los jóvenes de 15 o 16 años, cuando ya pueden haber empezado con estas prácticas. «Entonces ya es demasiado tarde», opina la psiquiatra.

Una de las consultas que también reciben los psicólogos, ha explicado Talarn, es las de los padres que vienen «muy preocupados» porque observan «conductas que no cuadran con el género asignado». Es decir, padres y menores y adolescentes que no han estado debidamente informados sobre la transexualidad. En estas consultas, Talarn explica a los padres como «acompañar sin intervenir ni presionar al menor», para así «proteger el niño o niña del posible acoso escolar». En este sentido, Frades ha lamentado que si no se educa desde la igualdad y la tolerancia se puede reforzar el acoso escolar, el cual ha aumentado también en línea telemática, y todavía más durante el confinamiento.

El duelo migratorio extremo

Las personas más vulnerables tienen más posibilidades de sufrir problemas de salud mental, sobre todo en situaciones de crisis económica. Es por eso que Achotegui pone de relieve que hay muchas personas migradas, ya sea porque están sin documentación o porque a pesar de tenerla no pueden traer aquí a su familia, que están sufriendo un «duelo migratorio extremo».  Además, debido a la falta de clases de catalán o castellano, así como a la falta de vida en la calle, la integración de estas personas se ha vuelto más difícil. «Esto lo notamos mucho en las consultas», ha señalado el psiquiatra.

Por otro lado, con la brecha digital, los niños con pocos recursos que no tienen conexión a internet han perdido casi un curso escolar. Todo esto aumenta la falta de información y aislamiento por parte del colectivo migrante, lo que aumenta su duelo migratorio. «Esto afectará además a más de una generación. Este maltrato es hambre para hoy y muchos más problemas para el mañana», ha advertido.

Joseba Achotegui, psiquiatra y profesor titular de la Universidad de Barcelona; Antonio Talarn Psicólogo, psicoterapeuta y profesor titular de la Universidad de Barcelona; y Begoña Frades García, psiquiatra y jefe del área de salud mental del Hospital Pare Jofre, participan en el debate ‘En defensa del derecho a la salud mental’, moderado por Virginia Pérez Alonso, directora de ‘Público’.

El pasado 7 de mayo fallecía víctima del coronavirus Juan Antonio González Pacheco, policía y torturador, tristemente conocido como “Billy el Niño”. Tenía 73 años y una larga y cruel historia de torturas y persecuciones contra quienes lucharon por la libertad y la democracia durante la dictadura franquista. Por supuesto fue impune durante la dictadura; las comisarías, la cárcel, celdas y calabozos eran su territorio, el imperio donde imponía su régimen de terror. Y se paseaba ufano, pistola a la vista, haciendo ostentación de su fama de matón. Pero además, lamentable y vergonzosamente, gozó también de impunidad hasta el día de su fallecimiento. Ni la Justicia ni los poderes políticos en España desde la Transición hasta la fecha actuaron contra él, que siguió gozando de premios y condecoraciones mientras vivió. No fue hasta después de su muerte que el Congreso de los Diputados acordó retirarle las medallas que le habían sido concedidas a lo largo de su carrera policial.

Poco antes de su muerte, el 28 de marzo de 2020 moría también víctima del coronavirus un hombre bueno. Demócrata infatigable, José María Galante (Chato Galante), fue un activista y ecologista  insobornable por los derechos humanos. Defendió hasta el final la necesidad de no olvidar, la necesaria Memoria Histórica, y trabajó incansablemente para que González Pacheco fuera procesado y condenado.

Además de Chato hubo otras muchas personas que sufrieron torturas y vejaciones por parte de este miembro de la brigada político-social del franquismo. Y hoy un documental, Billy, torturas, impunidad y silencio, recoge sus testimonios para que no olvidemos, para que ahora y en el futuro la historia de España se conozca tal como fue.

Según cuenta Miguel Mora, director de CTXT, el guion de Billy estaba pensado para un largometraje de ficción. Max Lemcke, su director, lo presentó a TVE, Antena 3 y Movistar, pero las tres cadenas acabaron rechazándolo a última hora y sin dar explicación alguna. 

Y ahora ha podido realizarse gracias a una campaña de crowdfunding impulsada por Max Lemcke y el director de fotografía Javier Palacios, así como por la revista Ctxt. Más de 1.300 mecenas han hecho posible que este documental, producido por La extraña Zine producciones, se haya podido realizar y haya sido presentado hace unos días en el Festival de Sevilla de Cine Europeo.

Por la película pasan una veintena de mujeres y hombres, activistas contra la dictadura franquista, que fueron víctimas de las sádicas manos de  González Pacheco, y nos ofrecen su impresionante testimonio: el propio Chato Galante, Lidia Falcón, Francisco Rodríguez Veloso, Azucena Rodríguez, Paco Lobatón, José Luis Uriz, Javier Navascués, Roser Rius o Ángela Gutiérrez, son algunas de estas personas. Tenían 18, 20 años cuando fueron detenidas y cayeron en las siniestras manos de este desalmado personaje. Sus testimonios impactan e impresionan, no dejan indiferente.

Las movilizaciones de la España de las décadas de 1960, 1970 no se conocen bien, tampoco lo que ocurrió durante de la Transición. La represión franquista de los movimientos obrero y estudiantil ha sido demasiado olvidada, o maquillada. Y también se ha tratado de tapar la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad y bandas fascistas tras la muerte del dictador. Junto a las víctimas, cuyos testimonios estremecen, hablan también en este documental políticos como Pablo Iglesias y académicos como Ignacio Sánchez-Cuenca.

Billy utiliza imágenes de archivo y también escenas de la película de Juan Antonio Bardem 7 días de enero, que recoge la matanza perpetrada por un grupo de extrema derecha contra un despacho de abogados de CCOO en Atocha, en la que fueron asesinados cinco de sus miembros. Precisamente, y para vergüenza de la democracia, uno de los asesinos (García Julià), que fue condenado, luego huyó y después fue de nuevo encarcelado, recientemente ha sido puesto en libertad por la Audiencia Provincial de Ciudad Real sólo 287 días después de haber sido capturado.

El empeño de Max Lemcke ha hecho posible la realización de Billy. Torturas, impunidad y silencio. Este productor, guionista y director fue premiado con la medalla del Círculo de escritores Cinematográficos al mejor director por Casual Day y también con la Biznaga de oro en el Festival de Málaga por su película 5 metros cuadrados. A él hay que agradecerle que nos recuerde algo que con toda seguridad no les gustará a los herederos de la dictadura franquista, a quienes piensan que aquel régimen fue bueno para la sociedad. Quien tapa la mentira vive de la mentira. Y es bueno saberlo y no olvidarlo.

Declaraciones de Max Lemcke:

Seis escritoras y trece escritores escriben en este libro, coordinado por Bruno Estrada, sobre historias relacionadas con las Comisiones Obreras, un sindicato que se autodefine como reivindicativo, de clase, unitario, democrático, independiente, participativo, de masas, de hombres y mujeres, sociopolítico, internacionalista, pluriétnico y multicultural, y que tiene en su horizonte la construcción de una sociedad socialista.

Desde la década de 1960, las Comisiones Obreras han sido referencia de las movilizaciones de la clase trabajadora en España, tanto durante la dictadura, cuando sufrieron persecución, detenciones, encarcelamientos y torturas, como en las décadas posteriores.

Comienza el libro con el Prólogo del escritor y periodista Joaquín Estefanía, para dar paso a “Petra”, la contribución de Elvira Lindo: “Petra solía decir: ‘Si luchas puedes perder, si no luchas estás perdida’. Hay algo que mi memoria no pudo ni quiso borrar: el ejemplo de la mujer que luchó sin dejar que la amargura la venciera. A eso se le llama valentía”.

“Mi propia infancia como pastor de vacas, con hambre de ir a la escuela y aprender. No me sentía triste, pero sí rebelde. Fue la rebeldía lo que me liberó de la tristeza”, escribe Manuel Rivas en “El aprendiz”.

“Ganamos perdiendo. O perdimos ganando, lo que prefieras. No pudieron con nosotros más que usando la fuerza, las amenazas, el chantaje. Desnudamos al régimen, y eso lo entendieron los que vinieron después”, dice Isaac Rosa en “O todos o ninguno: memoria de la huelga más larga del franquismo”.

“Para matar un monstruo hacen falta muchos valientes”es el relato de Benjamín Prado: “Eran seres indomables, las protestas se sucedían desde mediados de la década de los sesenta. Desafiaban a un Estado totalitario cuyo único argumento era el uso de la fuerza”.

“María la Perraquilla”, de Pedro A. Jiménez Manzorro, “El último héroe de la Camocha”, de José Babiano y Ana Fernández Asperilla. “Milán, 1972: Amnistía. Que trata de Spagna”, de Susana Alba Monteserín y Ana Abelaira Huertos; “El proceso 1001: el principio del fin del régimen franquista”, de Mayka Muñoz Ruiz; “Monos azules: clase y comunidad en la huelga de Laforsa», de Javier Tébar Hurtado; “Sangre de marzo”, de Miguel Ángel Sánchez Sebastián. “Palíndromo”, de Pedro García Ríos; “Gloria y la Rok”, de Amaya Olivas Díaz; “Muerte de un albañil”, de Antonio Campos, “Ataque al corazón de la clase obrera: la matanza de los abogados de Atocha”, de Rafael Fraguas y Fundido a negro”, de Jesús Montero, completan los 15 relatos del libro, que finaliza con “El sindicato en tiempos de pandemia. Una misma lucha en cinco entremeses”, el Epílogo de Unai Sordo y Bruno Estrada:

 “El gerente se ha encerrado en su despacho. No recibe a nadie. No hace más que llamar por teléfono, pero es incapaz de resolver nada. No tenemos equipos de protección, ni material sanitario, ni respiradores, ni camas. No tenemos nada de nada”.

Conciencia de clase. Historias de las Comisiones Obreras está publicado por  la Fundación 1º de Mayo y la editorial Catarata.

El secretario general de Comisiones Obreras responde con rotundidad y sin dudar cuando se le pregunta si efectivamente su sindicato mantiene la exigencia de derogación de las reformas laborales aprobadas por gobiernos del PSOE y del PP. Explica la voluntad de corregir la normativa que “precarizó la contratación, facilitó el despido, cuestionó la negociación colectiva y otorgó un poder mucho más fuerte al empresariado para poder modificar de forma unilateral o casi-unilateral las condiciones de trabajo”, pero advierte que no pretenden un retorno a la regulación del año 2009. A lo largo de esta entrevista sobre la realidad actual del sindicalismo, desgrana argumentos sobre los cambios en el mundo del trabajo en tiempos de pandemia y responde a un buen número de cuestiones planteadas en el debate abierto por Espacio Público.

¿Cómo se plantean la derogación de las reformas laborales? ¿Cómo la pretenden conseguir? ¿Qué dificultades encuentran?

Lo que le estamos planteando al Gobierno es:

Derogar los aspectos centrales de la reforma laboral con los que atacaron contra la negociación colectiva; recuperar la capacidad de la negociación colectiva de auto-regularse, y eso implica que los convenios de empresa no puedan reducir los salarios de los convenios sectoriales, porque han abierto focos de precariedad extrema, por ejemplo en el sector de las camareras de piso; evitar la desaparición de los convenios colectivos; regular mejor la subcontratación y la externalización productiva, porque ha significado el gran impulso de la precarización general del empleo, y limitar la capacidad del empresariado para modificar las condiciones laborales. Yo creo que este es el paquete de medidas que en el mes de marzo teníamos muy avanzado y que le vamos a exigir al Gobierno que, en cuanto acabemos la regulación del trabajo en plataforma, lo abordemos en el marco del diálogo social, pero sin otorgar derecho de veto a nadie. Es decir, diálogo sí, pero si no hay acuerdo el Gobierno tiene que mover piezas.

“Diálogo sí, pero si no hay acuerdo el Gobierno tiene que mover piezas”

Y a partir de esta primera fase de cambio en la regulación laboral, creo que ha de venir una segunda que tiene que ver con el aprovechamiento del gran salto de legitimidad que creo que los ERTE han dado a fórmulas de regulación distinta de la precariedad en la contratación y la facilidad en el despido. Se trata de cambiar esa inercia, que es muy vieja y que viene desde los años 80 en España.

Es decir, hay que buscar fórmulas para que, ante los ciclos y los problemas económicos, la última opción para una empresa sea el despido, y buscar fórmulas alternativas. Y sobre esa nueva fórmula de gestión de los problemas en la empresa, limitar seriamente la contratación temporal y establecer trabas al despido como fórmula ordinaria de ajuste de las empresas. Si tocáramos todos estos palos, en la práctica habríamos derogado todas las líneas básicas de las últimas reformas laborales y creo que mejoraríamos y modernizaríamos de forma clara nuestro modelo laboral.

¿Pretenden la aprobación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores?

Sobre la base de esto, yo creo que le damos un viaje importante al Estatuto de los Trabajadores, porque lo que requiere es una adaptación. El concepto que maneja mucho el Gobierno sobre el “nuevo Estatuto de los Trabajadores” a veces me parece un poco grandilocuente. Yo creo que lo que hace falta en el Estatuto es corregir procedimientos y fórmulas que han quedado bastante obsoletas, porque están pensadas para empresas antiguas. El Estatuto actual da un poder de organización muy unilateral al empresariado, incluso antes de la reforma laboral. Se supone que toda la organización del trabajo es potestad empresarial y creo que tenemos que ir a un modelo laboral que fomente más la participación y la organización de los trabajadores, también como una forma de democratización de las relaciones laborales, porque las empresas del futuro no se van a mover en las viejas claves fordistas tayloristas, sino que la aportación del trabajo y del talento de los trabajadores va a cobrar muchísima importancia. Esto tiene que verse reconocido y normalizado, con niveles consolidados de participación de los trabajadores en decisiones estratégicas de las empresas y que hoy están ausentes de la regulación laboral en nuestro país. Por ahí creo yo que debería ir la modernización del modelo laboral español.

Para conseguir esos objetivos han de tratar con el Gobierno y en el actual conviven sensibilidades opuestas en torno a lo que hay que cambiar en el mercado laboral. ¿Qué percepción tiene usted de ese escenario de confrontación?

Esas sensibilidades siempre han existido en los gobiernos, aunque fueran solo de un partido. Siempre ha habido sensibilidades más pro-laborales, en los ámbitos del Ministerio de Trabajo, y que han sido bastante contrarrestadas desde los ministerios de Economía. Lo que pasa es que en un gobierno de coalición se supone que estas cosas emergen más. Pero nosotros, más que ese tipo de valoraciones sobre lo que piensan unos ministros, una u otra ministra, nos remitimos en primer lugar a un programa de Gobierno y, en segundo lugar, a lo que nosotros ya estábamos hablando con ese Gobierno. Cuando hablamos con el Gobierno no lo hacemos con un ministerio. Hablamos con el Gobierno. En el mes de marzo ya teníamos bastante avanzada la negociación sobre este tipo de materias. Soy consciente de que en este momento hay dos palancas de presión que se van a manejar para que nada se mueva. Una es la situación de crisis, provocada por la pandemia, con el discurso ese de que ‘en tiempo de zozobra no hay que hacer mudanza’. En un año tan complicado como el 2020 se lanza el mensaje de que no se puede tocar el mercado laboral ni generar inseguridad jurídica, ya lo sabemos. Y otro mensaje que también se quiere vender es el de que la condicionalidad de los fondos de reconstrucción europeos para España tiene que ver con la no corrección de la reforma laboral. Nosotros no vamos a comprar ninguno de esos dos mensajes. El de la condicionalidad europea porque no es cierto, y el de la situación de crisis porque creemos precisamente que la crisis requiere que en el año 2021 la economía española se active de forma muy intensa, la demanda interna y la inversión pública jueguen un papel fundamental en la recuperación de la economía, una reforma pensada para devaluar los salarios no solo es injusta sino que va a ser económicamente ineficaz.

Sabemos que hay tensiones y que las habrá pero desde luego la posición de CCOO va a ser taxativa. Queremos que se cumplan los compromisos, queremos negociar en el marco del diálogo social lo que ya veníamos negociando, estamos por la labor del diálogo y no vamos a aceptar vetos de nadie.

Si se impusiera el criterio de los ministerios de Economía entiendo que eso comportaría conflictividad. Y no sería la primera vez que los sindicatos se enfrentan radicalmente con un gobierno de izquierdas. ¿Hasta dónde creen que pueden presionar ahora para contrarrestar esas dos palancas que citaba?

Si nosotros vemos que el Gobierno no cumple con sus compromisos iremos a un proceso de denuncia en primer lugar, y posteriormente de movilización. Es verdad que estamos en un momento absolutamente inédito en la sociedad española, y hablar de movilización cuando tienes medio país con restricción de movilidad es complicado de prever. Ante la típica pregunta, ¿llegaríais a una huelga? Ya veremos, pero desde luego si el Gobierno no mueve piezas en materia de reforma laboral va a tener un conflicto con los sindicatos esto es más que evidente. Y que pondría una piedra inmensa en el camino del diálogo social que tan buenos rendimientos está dando es también más que evidente.

A mí no me gusta estar con amenazas cotidianamente. Prefiero ir cubriendo las fases y nadie en el Gobierno me ha dicho que no esté por la labor de cumplir con los compromisos que ha adquirido.

Por lo tanto ¿es verosímil que la actual normativa que permite la rebaja unilateral de las condiciones de trabajo por parte de las empresas se pueda revertir?

Evidentemente ese tipo de normativas hay que revertirlas. Los sistemas de inaplicación de convenios o de descuelgue han existido en España siempre y van a seguir existiendo, pero han de tener procedimientos de negociación equilibrados y ha de haber posibilidades de demostración de causa. Es decir que el hecho de modificar a la baja lo pactado en un convenio colectivo sirva para salvar los empleos o para salvar la empresa.

La actual legislación permite que sin ninguna causa económica se puedan reducir los salarios prácticamente hasta el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), y ahí está la prueba de las camareras de piso, ahí está la preferencia de aplicación en salarios de los convenios de empresa respecto a los sectoriales y ahí están las llamadas comisiones de trabajadores designados, que en la práctica permiten que sin ninguna intervención sindical y sin ningún proceso de negociación con una representación democrática real de los trabajadores, se pueda dejar de aplicar un convenio colectivo. Esto viene, por cierto, de la reforma del año 2010, no del 2012. Y todos esos elementos nosotros nos los queremos cargar de la legislación. No puedo ser más claro y queremos, taxativamente, que eso se mueva cuanto antes.

¿Es verosímil también que cuando existan convenios de empresa y convenios de sector los trabajadores se puedan acoger a los que les resulten más favorables?

Los sindicatos defendemos los convenios de empresa. Son muy útiles para adecuar a la realidad de las empresas lo que son normas colectivas que, al ser de sector, afectan necesariamente a empresas que no tienen nada que ver unas con otras. Claro que tiene que haber convenios de empresa y pactos de empresa. Nosotros lo que decimos es que esos convenios no pueden ser una excusa para reducir las condiciones salariales y laborales básicas. Eso es lo que no puede ser. El convenio de sector tiene que ser una especie de red y no puede ser que, sin ninguna causa económica, un trabajo que se externaliza, en el caso de las camareras de piso se ve de forma más obvia, cómo a través de la preferencia de aplicación del convenio de empresa y la existencia de empresas multiservicios, sectores como las grandes cadenas de hoteles, que en los últimos años han ido como un tiro, han batido récords de facturación en España, a la vez se externalizaba una actividad para reducir hasta el extremo los salarios y hacer que las personas que trabajaban allí tuvieran que hacer 23 habitaciones al día para poder llevarse un salario un poco por encima del SMI y tener enfermedades profesionales la gran mayoría. Esto es lo que hay que romper radicalmente.

Las externalizaciones y la subcontratación van a seguir existiendo y entiendo que los sindicatos no se van a oponer, porque están muy relacionadas a veces con la industria auxiliar, pero significan a menudo una cesión ilegal de trabajadores ¿Cómo trazar líneas divisorias?

Se trazan porque aquellas empresas que trabajan con subcontratas han de tener una estructura de empresa. Un empresario no puede ser un tratante de mano de obra, que se dedique únicamente a reclutar trabajadores para ponerlos a disposición de otra empresa sin contraer mayor responsabilidad y sin tener una mínima estructura. La subcontratación tiene toda la lógica del mundo, la externalización productiva de hecho puede ser una buena fórmula de especialización productiva. Yo puedo tener una empresa que se dedique a la producción de un bien determinado, pero que tenga actividades aparejadas y que tienen poco que ver con el objeto social de mi empresa. El mantenimiento, por ejemplo, de los equipos informáticos, pintar la nave, reparar el techo cuando se rompe. No voy a tener 10 trabajadores para reparar techos porque normalmente el techo está bien, pero a veces se rompe.

“Un empresario no puede ser un tratante de mano de obra, que se dedique únicamente a reclutar trabajadores para ponerlos a disposición de otra empresa”

La economía hoy en día no está integrada por inmensas empresas que cubren todo el proceso productivo. Esto es un absurdo a estas alturas. Pero que tú tengas una parte de tu producción externalizada no quiere decir que las responsabilidades se diluyan. Si yo externalizo una parte de la producción y pago a otra empresa una parte, he de tener algún tipo de responsabilidad si esa empresa finalmente impaga a sus trabajadores.

Expresiones como clase trabajadora o movimiento obrero parece que han desaparecido de nuestro lenguaje. Ni siquiera en las publicaciones de los sindicatos se utilizan. ¿No hay que recuperar estos conceptos?

El concepto de clase trabajadora está vigente en mi opinión, ya que sigue habiendo una parte muy importante de la población cuya forma de vivir depende directamente de su trabajo, y no tiene otros recursos fiables para poder desarrollar un proyecto de vida autónomo. Ocurre que el concepto de clase trabajadora tiene un componente objetivo. Se trata de gente que en cierto modo depende de su trabajo para vivir, pero también tiene una cierta subjetividad ese concepto. Clase trabajadora es aquella que se siente parte de una misma situación social, marcada por la dependencia de su fuerza de trabajo para poder llevar a cabo su vida. Esta subjetividad es la que de algún modo ha quebrado en las últimas décadas, porque las personas se sienten involucradas con sentimientos de pertenencia y de identidad que no están directamente ligados con el hecho de ser trabajador, sino con un estatus relacionado con la capacidad de consumo y, a veces, se ha interpretado erróneamente que trabajadores con acceso a crédito, en los años de la expansión inmobiliaria y crediticia, era algo así como una clase media.

Creo que en los últimos años eso se ha vuelto a poner en valor y la pandemia ha hecho emerger mucho el valor del trabajo, pero ese factor de subjetividad colectiva es verdad que en cierto modo se ha volatilizado en la sociedad.

“La pandemia ha hecho emerger mucho el valor del trabajo”

Su sindicato edita ahora un libro, ‘Conciencia de clase e historias de CCOO’, y realiza con ello un cierto ejercicio de recuperación de la memoria del sindicato, con relatos de gente ya mayor. ¿Pudo ver usted la puntuación que le dieron los jóvenes a los sindicatos en la encuesta realizada hace poco por la Plataforma de Medios Independientes? Les valoran mejor que las personas mayores. ¿A qué cree que se puede atribuir?

En el libro, una serie de personas escriben sobre el pasado de Comisiones Obreras mediante historias concretas.

Cuando leí la encuesta, que lo hice con cierto detenimiento, tengo que reconocer que el dato me sorprendió, porque no era un estudio menor y creo que rompe algún estereotipo, según el cual las personas que tienen en su imaginario colectivo las viejas Comisiones Obreras daban una puntuación menor que la de las generaciones que se supone que ni tienen conciencia de clase ni se vinculan en sus entornos por el hecho de ser trabajadoras y trabajadores. Puede tener algo que ver con el momento en el que se realiza la encuesta. Creo que en estos últimos meses la sensación de reforzamiento del papel sociopolítico se ha reforzado con la pandemia y desde luego a nosotros es una encuesta que nos motiva. Si te soy sincero, no tengo muy clara la razón por la cual entre la gente más joven los sindicatos se encuentren entre lo más valorado, después de sanitarios y un par de colectivos más. Rompe estereotipos, sin ninguna duda.

La clase obrera industrial ha perdido visibilidad, eso parece claro, pero también hace ya tiempo que perdieron peso los puestos de trabajo para toda la vida en grandes centros. La pandemia ha destrozado más todavía la estabilidad ¿Qué cree que han de hacer organizativamente los sindicatos para responder a esta realidad?

Primero hay que ser conscientes de esa realidad. Los sindicatos se gestan en el espacio de las grandes concentraciones de trabajadores industriales, entre plantillas muy masculinizadas, y hoy en día la mayor parte de la clase trabajadora no es de hombres, y trabaja de forma reticular, externalizada, en empresas de dimensión mucho menor, en el sector servicios. Esto hay que tenerlo claro para hacer el diagnóstico de forma correcta.

En segundo lugar hay que tener en cuenta que la capacidad de generación del sindicato, de forma autónoma, en los centros de trabajo, en esas empresas diseminadas, atomizadas, más pequeñas y del sector servicios, es más difícil. Esos trabajadores, en esos centros de trabajo, requieren de la presencia del sindicato, incluso de la presencia externa. Se trata de que el sindicato vaya a los centros de trabajo y que no piense que la gente se autoorganizará y que a partir de ahí ya vendrá al sindicato. En nuestro último Congreso llegamos a conclusiones de carácter organizativo que sintetizábamos con una frase: “El sindicato tiene que integrar lo que la empresa desintegró”. Hemos de poner en relación las partes más fuertes de la organización sindical, allí donde tenemos secciones sindicales, donde somos capaces de generar masa crítica, con ese mundo precarizado, atomizado, externalizado, subcontratado y mercantilizado. Ese es el gran salto organizativo que hay que dar. Hemos de poner en relación las partes más fuertes con las más débiles.

Organizativamente hemos de ser conscientes de que hay que acudir a la empresa. El sindicato tiene que aparecer como un agente organizativo en el centro de trabajo y hemos de mejorar la cualidad de la acción sindical. Esta sería la tercera pata. Hay muchas cosas que hacer hoy para representar a la clase trabajadora. Ya no es solo la reivindicación salarial, es la de la igualdad, la formación permanente, la salud laboral, la ordenación del tiempo de trabajo… Hay que mejorar el nivel de cualificación para poder hacer acción sindical.

“Hay que mejorar el nivel de cualificación para poder hacer acción sindical”

Lo que ha ganado visibilidad es la movilización de las mujeres en favor de la igualdad salarial. El feminismo ha hecho últimamente llamamientos a la huelga general. ¿Qué opinión le merecen?

El movimiento de las mujeres es el movimiento social de mayor potencialidad e interés que hemos vivido en los últimos años. Es así porque sintetiza esas dos vertientes que decía sobre la evolución de la clase trabajadora que se habían desgajado. La situación de desigualdad objetiva en la sociedad se conjuga con la capacidad de identificación subjetiva colectiva de las mujeres. Y eso tiene que ver con elementos de la vida profesional, la laboral, la doméstica, porque se siguen ocupando mayormente de los cuidados, y con elementos que creo que aglutinan mucho a las mujeres, como todo lo que tiene que ver con el acoso sexual, el laboral y con la violencia de género. En el movimiento de mujeres creo que se refleja muy bien como esos elementos de desigualdad objetiva y de autorreconocimiento subjetivo crean o agregan un sujeto colectivo de una potencialidad enorme, como hemos vivido en los últimos años.

“El movimiento de las mujeres es el movimiento social de mayor potencialidad e interés que hemos vivido en los últimos años”

Por tanto, desde el sindicalismo, más allá de analizar sobre si hay que convocar huelgas o no, creo que hay que tratar de aprender y de aprehender este tipo de experiencias para recomponer esa idea de clase trabajadora en un momento en el que está muy disperso, diluido y atomizado. Tratar de vincular esas situaciones de precariedad, de explotación o de desigualdad que siguen perviviendo en la clase trabajadora con una cierta identidad colectiva de trabajadores y trabajadoras con intereses en común. Me parece que es el movimiento más interesante que hemos vivido en los últimos tiempos.

La negociación colectiva de condiciones de trabajo en las empresas se ha complicado mucho durante las últimas décadas, pero desde CCOO se reivindica esa práctica y se vive con una cierta nostalgia de la realidad laboral de otro tiempo ¿cierto?

No creo que sea una cuestión de nostalgia. Lo que creo es que se ha vuelto más compleja. Antes el sindicalismo más masculinizado, más industrial y más de centros de trabajo daba una respuesta organizada a realidades bastante homogéneas, y por tanto la respuesta, no digo que fuera fácil, porque el sindicalismo nunca ha sido fácil y a veces se ha dado en situaciones de muchísima más dificultad por la ausencia de libertades, pero por decirlo de alguna manera era más simple. Ahora el ejercicio del sindicalismo es mucho más complejo, porque tienes que dar respuesta a realidades diversas, a prioridades reivindicativas diversas, porque no es la misma reivindicación la que pueda tener una persona con un salario medio alto pero en una empresa que dispone de todo su tiempo, porque lo tiene prácticamente colonizado a través de las nuevas formas de trabajo digital, que la de un trabajador que a lo mejor tiene una jornada absolutamente concentrada en ocho horas pero que tiene un salario que está poco por encima del SMI. Uno te va a exigir una subida salarial y otro que intentes interlocutar con la empresa para poder coorganizar el tiempo de trabajo y su distribución. El sindicato tiene que ser capaz, a través de la negociación colectiva, de agregar esos intereses para que ambas situaciones se vean reflejadas en la organización de los trabajadores. Comisiones Obreras es un sindicato de clase y eso, que parece una frase hecha, quiere decir que no aspiramos solo a representar legítimos intereses corporativos distintos y adyacentes, sino que aspiramos a agregar intereses. Es decir, que no se siga por la vía de la corporativización, que en la función pública se ha dado en las últimas décadas, pero que amenaza un poco con ser la forma de expresión de conflicto en las sociedades modernas o postmodernas. Hay organizaciones parasindicales que representan, por ejemplo, a los técnicos de laboratorio de no sé qué hospital y que únicamente defienden los intereses de esos técnicos. Esto rompe la unidad de clase y tiene muchas contraindicaciones a la hora de defender, por ejemplo, la sanidad pública.

La uberización de la economía parece irreversible, a pesar de que ocurren cosas como la reciente sentencia del Supremo, que obligó a dar de alta a 14.000 trabajadores. También se ha conseguido algo en el sector de la mensajería, pero ¿de qué manera se puede neutralizar la conversión de contratos de trabajo en relaciones aparentemente mercantiles?

La uberización y la utilización de nuevas plataformas digitales han dado carta de naturaleza a dos dinámicas. La mercantilización del trabajo, es decir la confusión entre la figura de la relación laboral entre trabajador y empresa con un sucedáneo de emprendedor, de autónomo dependiente o casi de miniempresa. Considerar que una persona que pedalea es poco menos que una empresa individual, es una práctica que se da desde hace mucho tiempo, con la ruptura del proceso productivo. Estas fórmulas de creciente ruptura de las cadenas de valor, de creación de las empresas en red, de la empresas reticulares, de las empresas de subcontratación, precarizan el empleo, cuestionan ideológicamente también que la relación de dependencia entre una empresa y un trabajador se conduzca por la vía de la mercantilización y luego aparece la nueva tecnología que acaba constituyendo una especie de fetiche tecnológico, con el que da la impresión de que si tú te vinculas a la prestación de un servicio, no a través de una oficina de desempleo sino a través de una plataforma, deja de haber una relación de dependencia entre quien marca un tiempo de trabajo, una forma y un precio del trabajo, es decir una empresa, y el trabajador al que se acaba considerando, y a veces se acaba considerando a sí mismo, como una especie de pequeño emprendedor que va pedaleando, por referirnos al ejemplo de las plataformas más conocidas de reparto de comida.

¿Cómo hay que contrarrestar esto? Pues creo que recomponiendo la necesaria responsabilidad de la empresa respecto a las condiciones con las que se prestan los servicios, bien sean trabajadores individuales bien sean otras empresas que trabajan dentro de esas cadenas de valor.

El teletrabajo complica todavía más la negociación colectiva, ¿no?

El teletrabajo ha venido para quedarse, pero convenía regularlo rápidamente, porque ha tenido un impulso muy fuerte con la pandemia y porque tiene sus potencialidades, sus virtudes pero también tiene muchos riesgos. El trabajo en remoto, a distancia, permite desempeñar el puesto de trabajo desde fuera del centro de trabajo. Lo permiten las nuevas tecnologías y las nuevas formas de comunicación y desde este punto de vista puede ser incluso una forma que facilite a las personas cierta conciliación entre la vida laboral y la personal, pero si no tiene una regulación colectiva adecuada puede acabar rompiendo cualquier tipo de sujeto colectivo de trabajadores y trabajadoras, y puede permitir además que la empresa prácticamente prescinda de conceptos tan importantes como es el tiempo de trabajo y su distribución. El potencial colonizador que tienen los nuevos modos de conectividad para que una empresa poco menos que te invada las 24 horas de tu día son inmensos.

“Si el teletrabajo no tiene una regulación colectiva adecuada puede acabar rompiendo cualquier tipo de sujeto colectivo de trabajadores y trabajadoras”

El deterioro de las condiciones de trabajo provoca, según ustedes, un descenso de la productividad. ¿Los aumentos de productividad mejoran las condiciones de vida de los asalariados, cree?

La productividad es como el colesterol. Hay buena y mala productividad. En realidad es un ratio que tiene que ver con lo que se invierte para conseguir un bien a un servicio y el precio y la venta y la rentabilidad que proporciona ese bien. Si la productividad se logra por la vía de mejorar la eficiencia en el trabajo, porque las máquinas son mejores o porque la formación del trabajador es mejor, porque la empresa produce mejor, pues es una productividad positiva. Pero si se mejora la productividad por la vía de reducir los salarios y de empeorar las condiciones de trabajo entonces es absolutamente negativa. Es un concepto que normalmente tiene una mala venta porque normalmente se vincula la mejora de la productividad por la vía del deterioro de las condiciones laborales, pero esto no tiene que ser necesariamente así.

Nos encontramos en una situación de emergencia ecológica. A menudo las organizaciones sindicales se ven obligadas a defender el crecimiento económico indefinido, incluso la permanencia de industria contaminante. ¿Cómo resolver esta contradicción?

Creo que esta es una contradicción que ha existido dentro del movimiento sindical y obrero y es absolutamente lógico que haya sido así, porque ha habido sectores que es verdad que tenían un impacto ecológico importante pero que eran casi de monocultivo productivo en comarcas y territorios que o tenían esas formas de vida o directamente iban a la ruina, y el más paradigmático es indiscutiblemente la minería, pero hay otros, Creo que estamos en un momento en el que ese cambio de paradigma y de relación entre la sostenibilidad medioambiental y el discurso más productivista creo que nos va a permitir sintetizar mejor la posición sindical. Creo que el reto que tenemos de que la producción limpia en el futuro vaya cobrando más papel es cada vez más indiscutido e indiscutible, porque es también un nicho de puestos de trabajo inmenso, y creo que aquí la clave se encuentra en organizar bien las transiciones ecológicas, para que los sectores que ya no van a desaparecer radicalmente -ya no queda mucha minería en España, ya no hay tantas centrales térmicas- se van a adaptar bien.

El ejemplo más claro es el del automóvil. A veces se plantean debates puntuales sobre impuestos al diesel y este tipo de cosas, pero más allá de estas cuestiones concretas, que vamos hacia un cambio en el modelo de movilidad es evidente. Eso ocurrirá. Que vamos a un cambio del coche del futuro, y cuando hablo del futuro no digo el 2050, porque habrá un cambio dentro de unos pocos años, que habrá coches que se van a tener que mover con combustibles alternativos a los que hoy en día existen es ya indiscutible. La cuestión es cuándo y cómo organizamos estas transiciones para que en la producción de coches, en la que se van a cambiar las formas de trabajar, los materiales… cómo afrontamos en tiempo y forma esos cambios productivos y la adaptación de los trabajadores para poder hacer frente a esa nueva realidad. Pero yo creo que en este momento tenemos una capacidad mayor de hacer una síntesis entre el discurso del cambio energético, de la sostenibilidad, con el discurso sindical.

“En este momento tenemos una capacidad mayor de hacer una síntesis entre el discurso del cambio energético, de la sostenibilidad, con el discurso sindical”

¿Porqué ha habido en general una relación de fricción? Porque siempre que llegaban las fricciones era cuando las cosas estaban ya muy mal. Todos los conflictos en las térmicas, en las nucleares, en la minería… se han planteado cuando las cosas se venían abajo, y ahí es imposible que no se diera en clave de conflicto, porque nunca se han planteado en tiempo y manera transiciones productivas con el tiempo suficiente para buscar alternativas. El problema no era que dejara de haber minas. El problema es que además de no haber minas es que no iba a haber más, es que se arruinaban comarcas enteras, con lo cual el conflicto con los trabajadores era evidente. No es lo mismo que tu cambies de una forma de producir energía A a una forma de producir energía B, en la que España además tiene muchas potencialidades, con la eólica, la solar, la mareomotriz. España tiene ahí un potencial enorme de desarrollar empleos que han de ser de calidad.

moderado por:

  • Irene Bassanezi Tosi

    Doctoranda en Estudios Avanzados en Derechos Humanos en UC3M

Conclusión del debate

Gabriel Flores, economista; Bruno Estrada, economista e Irene Bassanezi Tosi. Coordinadores del debate en Espacio Público.

El pasado 10 de noviembre se inició en Espacio Público el debate sobre “Cambios en el mundo del trabajo y modernización de las relaciones laborales”, que finalizó hace pocos días, tres meses y una veintena de interesantes intervenciones después, con un estupendo y esclarecedor coloquio on line entre representantes cualificados del Gobierno y de los sindicatos mayoritarios que conocen de primera mano los obstáculos que dificultan la negociación sobre la reforma laboral, las fuerzas que intentan que el diálogo social descarrile y los temas que generan mayor disenso entre los agentes sociales.

Aunque han surgido algunas dudas durante los últimos meses, cabe esperar que muy pronto comenzará la negociación tripartita que determinará el alcance y la profundidad de las reformas; aunque no convendría despreciar la posibilidad de que el diálogo y la negociación no desemboquen en un acuerdo.

Los cambios y la modernización de las relaciones laborales son elementos centrales del programa y las tareas del Gobierno de coalición progresista y de las reformas a emprender para recuperar los derechos laborales perdidos y restablecer los equilibrios que son básicos en la negociación colectiva. Si las reformas laborales realizadas tras el estallido de la Gran Recesión en 2008 se produjeron para favorecer las políticas de austeridad y devaluación salarial impuestas a España y el resto de países del sur de la eurozona, ahora se trata de revertir con urgencia los aspectos más lesivos de esas reformas y tratar de acomodar las relaciones laborales a las imprescindibles transformaciones de estructuras y especializaciones productivas guiadas por los objetivos de las transiciones digital y verde propuestas por la Unión Europea. La modernización productiva por hacer exige una modernización de las relaciones laborales que facilite e impulse una renovación del aparato productivo y una mejora de gama de la oferta productiva que multipliquen los empleos decentes y los salarios dignos, pongan coto a la temporalidad y la precarización del empleo y promuevan una distribución de la renta menos desigual entre capital y trabajo.

Aunque el debate sobre la reforma laboral se sustanciará en el diálogo social y la negociación propiciada y dirigida por el Gobierno entre los agentes sociales más representativos de la patronal y los sindicatos, la proyección y la incidencia de esa reforma son también componentes centrales del proyecto progresista de un país inclusivo, sustentado en empleos decentes y bien remunerados que respondan a los intereses y necesidades de la mayoría social.

El debate en Espacio Público lo abrieron dos excelentes ponencias que establecían el marco y los principales acentos que a juicio de sus autores conforman los ejes de la reflexión sobre la reforma y modernización del mercado laboral y alentar el debate público y la reflexión compartida. Queremos saludar y agradecer, en primer lugar, la calidad de las intervenciones suscitadas por este debate y la generosidad de sus autores y autoras al compartir sus conocimientos y exponer sus opiniones a la crítica pública. Y en segundo lugar, animar a la lectura de las intervenciones publicadas a todas aquellas personas interesadas en conocer en profundidad las claves de un debate esencial para el futuro de la economía y del país.

Tal como ponían de manifiesto Ignacio Muro y Antonio González en una de las dos ponencias iniciales, lo que está en juego en el debate de la reforma laboral es en esencia “la pervivencia de una negociación colectiva debilitada o su actualización para que sirva como impulso a las nuevas dinámicas productivas”.

La reforma laboral aprobada unilateralmente en 2012 por el PP, que despreció cualquier tipo de diálogo y negociación con los sindicatos, esgrimía como justificación diversas excusas: reducir el enorme apalancamiento de las empresas, facilitar su saneamiento o liberalizar el mercado laboral, confundiendo a propósito desregulación con flexibilidad. Pero sus objetivos reales eran bien diferentes: reducir el poder de negociación de los trabajadores, devaluar los salarios, alterar la distribución de la renta en contra de los salarios y transferir los costes y riesgos provocados por la Gran Recesión (y por futuras crisis económicas) sobre las plantillas de las empresas, a través del abaratamiento y la descausalización de los despidos y la creación de empleos temporales, precarios, peor remunerados y con menos derechos.

Esas reformas del mercado laboral y la negociación colectiva incrementaron las transferencias de renta a favor de los beneficios empresariales y otras rentas del capital y la propiedad, a costa de los salarios reales, y lograron que los grandes grupos empresariales aumentaran sus tasas de ganancia, que se situaron entre las más altas de Europa. Como contrapartida, el mercado de trabajo se polarizó y la sociedad española sufrió un fuerte aumento de la desigualdad de rentas y patrimonios y mayores tasas de pobreza y riesgos de exclusión social.

Como ponían de manifiesto las dos ponencias iniciales, la antes mencionada de Ignacio Muro y Antonio González y la de Belén Cardona y Jaime Cabeza, los aspectos más lesivos de la actual legislación laboral, fruto de la reforma laboral de 2012 son los siguientes:

  • La ultractividad, o pérdida de vigencia del convenio (sea sectorial o de empresa) un año después de su fecha de finalización, si no se ha sustituido por uno nuevo. Lo que ha tenido consecuencias desastrosas para la negociación colectiva al debilitar enormemente la capacidad de negociación de los trabajadores, ya que facilita la supresión de las mejoras salariales y de condiciones de trabajo conseguidas al calor de las luchas de convenios anteriores.
  • La actual formulación del artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores sobre la ‘modificación sustancial de condiciones de trabajo’, que se ha convertido también en un eficaz mecanismo de vaciamiento de la capacidad y eficacia de la negociación colectiva. Ya que permite empeorar las condiciones de trabajo existentes, tanto de forma individual como colectiva, mediante una decisión unilateral de la empresa, situando los límites de ese deterioro en el nivel mínimo legal cuando no existe un convenio de ámbito superior.
  • La prevalencia del convenio de empresa, rompiendo la jerarquía de los convenios al establecer que un convenio de empresa podrá descolgarse de cualquier convenio de ámbito superior de su sector y tendrá la facultad de declarar inaplicable aquello que se considere que perjudica a la empresa sin tener que probar ninguna causa que lo justifique.
  • Por último, pero no menos importante, hay que sumar la proliferación de fenómenos como la subcontratación desregulada y la precarización contractual. Ya que se permite que la responsabilidad y las normas acordadas en las empresas principales no se extiendan a las empresas auxiliares que no sean de la misma actividad; por ejemplo, las tareas de limpieza, seguridad, catering o mantenimiento en las que se ubican los principales nichos de precariedad, y que no solo afectan a las responsabilidades salariales, sino también a las indemnizatorias. Es asimismo básico eliminar el uso del contrato de obra y servicio para atender contratos mercantiles o administrativos de las empresas auxiliares, en línea con una reciente sentencia del Tribunal Supremo.

El último eslabón del debate sobre la reforma laboral promovido por Espacio Público fue el coloquio on line del pasado 4 de febrero, moderado por la directora de Público, Virginia Pérez Alonso, y que contó con la participación de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo, y UGT, Pepe Álvarez, y el secretario de Empleo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, Toni Ferrer. A los que agradecemos su intervención en el debate en un momento especialmente delicado del proceso de diálogo social.

Modificar la reforma laboral impuesta por el PP, tan lesiva para los trabajadores y la acción sindical, forma parte del Acuerdo de gobierno progresista entre PSOE y Unidas Podemos y de los programas electorales con el que ambas formaciones políticas se presentaron a las últimas elecciones. Por ello, resultan plenamente justificadas las críticas realizadas por los secretarios generales de los sindicatos mayoritarios al retraso de más de un año en la convocatoria de la mesa de diálogo social que debe abordar esta reforma, a pesar de que la ministra Díaz anunció hace varios meses su intención de convocarla, sin que hasta la fecha hayan fructificado esas intenciones.

La ministra de Trabajo aclaró en el coloquio que la apuesta del Gobierno de coalición progresista a favor del diálogo social y la negociación entre los actores sociales es inequívoca, al igual que su voluntad de cumplir a lo largo de esta legislatura con el programa de Gobierno que logró hace un año el apoyo de una mayoría parlamentaria legítima y suficiente a la investidura de Sánchez.

Las declaraciones realizadas a principios de diciembre por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez parecían condicionar la modificación de la reforma laboral: “Siempre y cuando los actores sociales quieran esa reforma laboral, el Gobierno está dispuesto a acompañarla”. En el mismo sentido se expresó la ministra de Economía, Nadia Calviño, añadiendo incertidumbre sobre el recorrido de la reforma laboral y la voluntad o capacidad del Ejecutivo o de parte del Ejecutivo de llevar a cabo dicha reforma

No obstante, Yolanda Diaz manifestó que la falta de acuerdo en el proceso de diálogo social entre sindicatos y patronales no eximiría al gobierno de legislar sobre estos aspectos en los términos planteados en la sesión de investidura. Asunto sobre el que también insistió Toni Ferrer, secretario de Empleo de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Una de las más interesantes conclusiones del coloquio fue la de mostrar que todos los participantes compartían buena parte de los análisis, referencias y objetivos de avance en torno a la reforma laboral y el diálogo social y las negociaciones que confiaban en comenzar cuanto antes. La otra conclusión, también muy remarcable, fue la coincidencia en señalar la complejidad y dificultades de la negociación y la importancia de distinguir entre los aspectos más lesivos que requieren de una reforma urgente y aquellos que requieren esfuerzos más prolongados en el tiempo para cambiarlos.

La amenaza de vetos o imposiciones no es la herramienta adecuada para promover el diálogo, la negociación y los acuerdos en torno a las indispensables reforma laboral y modernización de las relaciones laborales. Pero la inacción, la falta de empeño para impulsar el acuerdo entre los agentes sociales o la dejación de responsabilidades en la tarea de promover y dirigir los cambios que son necesarios tampoco son admisibles. Con el agravante que supondría en este segundo escenario de dejación en la tarea de impulsar la necesaria reforma laboral el desánimo y desafección de millones de votantes progresistas, como ya ocurrió en las elecciones generales de noviembre de 2011, cuando el PSOE perdió más de 4 millones votos y el PP obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso.

Modificar la reforma laboral del PP de 2012 va a ser un tema crucial de esta legislatura que no puede demorarse mucho más tiempo. Y será una prueba decisiva para valorar la utilidad del Gobierno de coalición progresista y su compromiso con los millones votantes que le dieron respaldo y con los partidos que votaron en el Parlamento a favor de la investidura de Sánchez y el programa de gobierno acordado por la coalición gubernamental.

Para la propia credibilidad del gobierno es urgente poner en marcha el diálogo social que modifique la reforma laboral del PP. Y es muy importante que el conjunto de la sociedad esté pendiente del ritmo y los contenidos de la negociación.

Ponencia inicial

Cambios en el mundo del trabajo y modernización de las relaciones laborales

Cambios en el mundo del trabajo y modernización de las relaciones laborales

El actual marco de relaciones laborales impide dinamizar el modelo productivo

  • Antonio González

    Economista, Vicepresidente Segundo de Economistas Frente a la Crisis.

  • Ignacio Muro Benayas

    Director Fundación Espacio Público

La pervivencia de una negociación colectiva debilitada o su actualización, para que sirva como impulso a las nuevas dinámicas productivas, es lo que está en juego en estos momentos.

Recordemos que la negociación colectiva surgió como soporte del Derecho del Trabajo y como mecanismo de defensa ante el desequilibrio en las relaciones entre el empresario y el trabajador individual, que daban lugar a unos resultados de enorme precariedad vital de los asalariados.

Tras un periodo de entreguerras, en los que la confrontación social fue especialmente dura y violenta, la negociación colectiva pasó a formar parte del estatus de institución básica del Estado de Bienestar, continuación imprescindible de la organización de la Democracia y el Estado de Derecho.  Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la negociación colectiva se convirtió, además, en el factor determinante del reparto primario de la renta entre empresarios y trabajadores.

El debilitamiento continuado de la negociación colectiva

El neoliberalismo tuvo desde sus orígenes la obsesión no disimulada de alterar esos equilibrios mediante procesos generalizados de desregulación del mercado de trabajo.

Si nos centramos en España, a lo largo de las últimas décadas, dos han sido los grandes vectores que han inspirado las 18 reformas laborales desarrolladas y, especialmente, las últimas puestas en marcha después de la crisis de 2008.

Por un lado, la reducción drástica y constante de la protección del empleo, facilitando los despidos mediante la descausalización y reduciendo su coste, hasta situar la regulación española, según datos OCDE, entre los niveles más bajos de los países de nuestro entorno europeo.

El segundo de esos vectores trataba de debilitar directamente la negociación colectiva. Después de la crisis del 93, con la excusa de potenciar la autonomía de los agentes sociales, el foco de las reformas se puso en la desregulación normativa, suprimiendo o rebajando los mínimos legales cuya defensa pasaba a descargarse en los convenios colectivos. Después de la crisis del 2008 las reformas cambiaron su objetivo: ahora sí interesaba volver a implantar normas pero con el propósito, apenas disimulado, de limitar directamente la eficacia y capacidad de actuación de a negociación colectiva a través de un conjunto de cambios legales perfectamente estudiados.

Los efectos más lesivos de la actual legislación laboral

La ultractividad o pérdida de vigencia del convenio (sea sectorial o de empresa) un año después de su fecha de finalización, sin necesidad de ser sustituido por uno nuevo, es el primero de esos mecanismos con consecuencias desastrosas para la negociación colectiva. Era fácil suponer que cualquier nuevo acuerdo solo resultará aceptable para la parte empresarial si se rebajan suficientemente las condiciones del anterior:  un propósito claro que persigue desmontar, gota a gota, las mejoras conseguidas en el calor de las luchas de convenios anteriores hasta llegar a un punto cero del que se obligaba a ascender, una y otra vez, las mismas pendientes para volver a conquistar las mismas posiciones.

La reformulación del artículo 41 del ET (referido a la ‘modificación sustancial de condiciones de trabajo’) es el segundo mecanismo de vaciamiento de la capacidad y eficacia de la negociación colectiva. Permite la rebaja de esas condiciones mediante decisión unilateral del empresario, tanto de forma individual como colectiva, y hasta los límites del convenio superior que sea de aplicación. En el caso de no existir tal convenio, los límites de esa disminución podrán desplomarse hasta el nivel mínimo legal.

El tercero de los mecanismos es el que rompe la jerarquía sectorial de los convenios, estableciendo que todo convenio de empresa podrá descolgarse de cualquier convenio de ámbito superior de su sector, y tendrá la facultad de declarar inaplicable aquello que considere le perjudica. Conviene aclarar que anteriormente solo primaba el convenio de empresa si sus condiciones mejoraban, precisaban o aplicaban las del sectorial. Esta sustracción de la capacidad reguladora en el ámbito sectorial constituye otro elemento claramente dirigido a desarbolar la negociación colectiva.

A todo ello, hay que sumar la aparición de fenómenos previos de debilitamiento de los convenios colectivos como la subcontratación desregulada y la precarización contractual.

Unos cambios unilaterales “perfectamente diseñados”

Esos cambios fueron la culminación de un propósito permanente y estructural que utilizó diversos pretextos construidos alrededor de las supuestas rigideces del mercado de trabajo o de un funcionamiento deficiente de la negociación colectiva en España. Las verdaderas razones eran más sencillas: seguir las “recomendaciones” de los círculos empresariales y aprovechar las crisis y el shock causado por el derrumbe del empleo para presentar reformas que iban siempre en la misma dirección: reducir el poder de negociación de los trabajadores y alterar el reparto de los excedentes empresariales.

En la última crisis, el objetivo que lo justificaba era reducir el enorme apalancamiento de las empresas y facilitar su saneamiento, pero el mecanismo seguía siendo el aumentar la transferencia continua de salarios a beneficios y conseguir que las compañías españolas, pese a su inferior nivel tecnológico, alcanzaran unos niveles de ganancias situados entre los mayores de Europa.

Así fue. Mientras en el conjunto de la UE la participación de los beneficios en el Valor Añadido Bruto de las empresas -sociedades no financieras- se redujo entre 2008 y 2019, en España registraba el segundo crecimiento más elevado: los beneficios de las empresas crecieron en prácticamente 40.000 m€, pero los salarios solo lo hicieron en 13.400 m€. El margen de beneficios (en % del valor añadido) de las empresas españolas, es en 2019 superior al promedio de la zona euro, y al de Francia y Alemania.

Un marco de relaciones laborales caro, disfuncional, ineficiente, antiguo y desincentivador del cambio tecnológico.

Las recurrentes reformas laborales han tenido la intención de construir un modelo económico y social “coherente” cuyas consecuencias están visibles en las huellas que han dejado en el sistema productivo y en el conjunto de la sociedad. Cualquier análisis comparado deja patente que sus resultados no han mejorado la productividad y competitividad de nuestra estructura empresarial y que los elevados márgenes de beneficios han servido de dopaje para una gestión rutinaria, sin estímulo alguno para realizar esfuerzos de modernización tecnológica, comercial, organizativa que otros entornos empresariales han debido realizar para sobrevivir.  Un modelo de crecimiento insistentemente basado en niveles de productividad y de salarios muy inferiores han dejado un país destrozado por la precariedad y la desigualdad.

¿Cómo podemos calificar sus rasgos?

1. En primer lugar, se debe resaltar que, en contra de todas las proclamas, se trata de un modelo CARO porque externaliza al Estado y a la sociedad costes brutales de ajuste social que tienen tal dimensión que acentúan los efectos públicos y privados de las crisis.

Es evidente que las reformas laborales de esta década y las anteriores han inducido a las empresas que ajusten preferentemente a través de la destrucción del empleo multiplicando los efectos de las recesiones. Esta evidencia la reconoce un informe del Banco de España de 2012 cuando afirma que “esta reacción del empleo más que proporcional al descenso de la actividad (…), de hecho, generó un efecto amplificador sobre la propia crisis”.

Es caro también porque es un modelo general que no se limita a sectores concretos ni está destinado a corregir desequilibrios con circunstancias concretas (al sector de la construcción ni a la burbuja inmobiliaria) sino que se extiende para todas las ramas de actividad y se agudiza con cada nueva crisis (los efectos de la crisis del 2008 fueron sustancialmente superiores al de la anterior recesión de 1992-1993).

2. Es además un modelo DISFUNCIONAL porque desacopla a nuestra economía con las pautas europeas y nos margina de las nuevas oportunidades surgidas en cada ciclo económico.

Tanto los costes del propio ajuste laboral como su efecto presupuestario son muchos más elevados y costosos que los de nuestros socios. El resultado es que España necesita muchos más años que el resto de los países europeos para estabilizar sus cuentas públicas y los índices de desempleo, un objetivo que puede volverse imposible si las crisis se presentan con una frecuencia de ocho años que es los que viene ocurriendo en las últimas décadas. Volver al 8% de paro cuando se viene de haber superado irresponsablemente un 26%, es mucho más costoso que no haber pasado del 12-14%, como máximo, siguiendo el ejemplo de todos nuestros vecinos.

El desacople en el ciclo productivo se nota también en la evolución de la productividad durante el ciclo. Mientras en la UE la productividad crece con las fases expansivas de la economía y cae durante las recesiones en España ocurre lo contrario. En nuestro patológico sistema la productividad apenas aumenta en los periodos de auge mientras crece fuertemente durante las crisis debido a que la destrucción de empleo es (ilógicamente) mucho más fuerte que la caída de la producción.

3. Es INEFICIENTE porque dificulta la distribución adecuada de los recursos y DESINCENTIVA la adaptación del cambio tecnológico en un momento en que es la variable fundamental que determina la competitividad futura.

Un reciente informe de OCDE titulado «Compendio de indicadores de productividad 2019» ha puesto en evidencia que España es el país desarrollado que mayor cantidad de empleo ha destruido en los sectores de alta productividad entre 2010 y 2017 (483.000, un 2,5% del total).

Nuestro sistema ha intentado convertir la inestabilidad, la precariedad y los bajos salarios, en los únicos incentivos para atraer inversiones y bajar los umbrales de rentabilidad… pero ese camino ha acabado reasignando más y más recursos hacia actividades cada vez más ineficientes, que solo surgen al amparo de los bajos costes laborales, despreciando cambios que favorezcan una organización eficiente de los negocios y una mayor productividad.

La creación, en ese mismo periodo, de 354.000 empleos en sectores de baja productividad, lo que hace es insistir en el mismo círculo vicioso de “bajos salarios / baja productividad” que alimenta un tipo de empleos que volverán a ser fácilmente prescindibles al primer signo de debilitamiento económico.

4. El modelo de relaciones laborales implantado es, por último, VICIADO Y ANTIGUO porque fomenta unos comportamientos empresariales lastrados por la informalidad de la economía sumergida o, lo que es lo mismo, por la ausencia de control público en el incumplimiento de las normas sobre empleo temporal / a tiempo parcial.

El Estado se ha limitado a “legislar”, pero consintiendo y sosteniendo, al mismo tiempo, un esquema de utilización de los contratos temporales basado en una aplicación laxa de las normas (es decir, consintiendo en el fraude) como sinónimo de flexibilidad.

Con ello, el sistema ha educado a una clase empresarial perezosa y omnipotente, reforzada por la unilateralidad absoluta como principio de funcionamiento que ha sacralizado fórmulas, como el despido individual y sin justificación, (o sea, improcedente) para provocar despidos sin la revisión judicial dominante en Europa.

Una oportunidad para el cambio

Es evidente que el desarrollo de nuevas fuerzas productivas identificadas con la economía digital y el cambio tecnológico están reclamando cambios profundos en las relaciones de producción y de trabajo. El teletrabajo, el trabajo de plataformas, la aparición de algoritmos en cada vez más espacios de las relaciones laborales, la regulación de los TRADE y un estatuto de autónomos…

Los cambios reclaman un nuevo paso en el equilibrio entre flexibilidad y seguridad y hay que saber encontrar ese equilibrio en la mejor dirección. Han transcurrido ya 12 años desde el inicio de la anterior crisis, un periodo en el que la sociedad y las leyes, aun actuando con retraso, se han mostrado capaces de apuntar ya soluciones sobre nuevas líneas reguladoras que recogen la mejor tradición democrática.

Probablemente todo ello configure un nuevo texto del Estatuto de los Trabajadores adecuado a los tiempos. Pero difícilmente se podrá construir el futuro sin librarse de las argollas que el actual marco de relaciones laborales impone a la economía española.

 

Reflexiones sobre el mercado de trabajo: problemas, medidas correctoras y cambios legales

  • Belén Cardona

    Catedrática Derecho del Trabajo. Universitat de València

  • Jaime Cabeza

    Catedrático Seguridad Social y Derecho del Trabajo. Universidad de Vigo

1. Precariedad (Temporalidad, parcialidad, límites relaciones laborales)

Se trata, sin lugar a dudas, del haz de problemas sobre el que el mercado de trabajo interno ha tenido un comportamiento más patológico. Como era esperable, el porcentaje de temporalidad había caído por debajo del 21 por 100 al final del segundo semestre de 2020, en tanto que el de parcialidad hasta el 13,4 por ciento. Lo cual es muy característico de épocas de contracción en el empleo, pues el trabajo precario siempre ha actuado de amortiguador, antes de que se destruya empleo indefinido. Pero, a poco que la situación económica mejore, puede pronosticarse un crecimiento nuevo de los contratos temporales y a tiempo parcial, como reflejo habitual de una incipiente recuperación. Es decir, o se acomete con seriedad el reto de eliminar la dualidad del mercado de trabajo, o éste seguirá siendo extremadamente sensible a los cambios de ciclo, con las consecuencias destructivas que se aparejan de este fenómeno.

La temporalidad es necesaria, pero los esfuerzos por controlar el fraude y reconducirla a sus justos términos pasan por medidas contundentes que impliquen a los actores públicos y privados y centralicen la contratación en organismos especializados sometidos a supervisión pública. Asimismo, por reformas legales que solo admitan, además de contratos formativos, dos grandes modalidades: una de sustitución de personas con el contrato en suspenso y otra para afrontar necesidades temporales muy delimitadas de las empresas. Las competencias de los convenios colectivos deben precisarse mejor y restringirse en exclusiva a los de ámbito sectorial. En cuanto a la contratación a tiempo parcial, se ha disparado a partir de 2014 cuando las garantías legales se han relajado, lo que sugiere que el crecimiento obedece a la involuntariedad y al fraude de ley. Urgen medidas correctoras en favor de la voluntariedad y del control del tiempo de trabajo.

Asimismo, es necesaria una redefinición de los límites entre trabajo autónomo y subordinado que debería centrarse en dos aspectos: la posición de dependencia material –como quiera que se adjetive- de la persona que presta servicios ante la beneficiaria de los mismos y la posición material de la misma de poder negociar en el mercado.

2. Autónomos y microempresas.

El colectivo de personas que trabajan autónomamente debe ser protegido eficazmente, pero sin animar proyectos de emprendimiento insuficientemente sólidos. El emprendimiento no puede ser objeto de fomento indiscriminado en un marco plagado de microempresas, que adolece de una sobredimensión numérica de profesionales sin personas empleadas a su cargo. Así pues, las medidas de fomento del autoempleo deben ser muy selectivas, para no abocar a muchos autónomos y autónomas al estrato más vulnerable de la población activa.

No obstante, las obligaciones laborales de los pequeños empleadores deben adaptarse a su situación comparativamente distinta a la mediana y gran empresa, mediante un retorno a la idea clásica de adaptar, en alguna medida, sus obligaciones laborales a la realidad específica en la que desarrollan su actividad profesional, sin que esta línea de actuación tenga que disminuir los derechos de las personas empleadas por ellos.

3. Rentas salariales. Productividad y subida salarial. Cotización. Economía sumergida.

El asunto de los salarios y de las rentas para-salariales es un tema que merece particular atención. La subida del SMI hasta los 950 euros acerca a España al cumplimiento de la Carta Social Europea –SMI no inferior al 60 por 100 del salario promedio-. Sin embargo, este importante incremento ha corrido paralelo al estancamiento absoluto del IPREM, indicador a partir del cual se calculan muchos de los subsidios ligados a la lucha contra la pobreza. Lo cual debe ser corregido cuanto antes.

Por otra parte, dicha subida del SMI ha producido una consecuencia muy destacable: que ha absorbido muchos salarios de convenio y que, en general, las cuantías de la mayoría de las tablas retributivas que afectan a personas trabajadoras razonablemente cualificadas apenas se sitúan ligeramente por encima del SMI. Lo cual se debe a una negociación colectiva que hasta ahora ha congelado cualquier posibilidad de incremento generalizado. Sin duda, las reglas legales de estructura de la negociación colectiva han tenido mucho que ver. En cualquier caso, debe promoverse una revisión al alza de los salarios de convenio, aunque en el contexto de una necesaria moderación salarial, imprescindible hasta que el PIB no vuelva a crecer sostenidamente. Sin esa subida, es muy poco razonable plantear que pueda operarse un incremento de la productividad, que requiere, un mínimo de motivación entre los trabajadores. Que los complementos variables ganen importancia, por lo demás, exige un incremento de la transparencia en su cálculo y devengo, que debe promoverse a través de normas legales que orienten a la negociación colectiva.

4. Contratación y subcontratación. Empresas multiservicio.

Las garantías de los trabajadores de las empresas auxiliares constituyen un asunto central, en un modelo como el español demasiado proclive a la descentralización productiva y a las cadenas de subcontratación. Probablemente, apostar por una equiparación salarial general entre los trabajadores de las empresas subcontratistas y los de las empresas principales sería erróneo, pues produciría una imposibilidad real de sostenimiento de muchas pequeñas empresas. Pero también es cierto que la descentralización productiva no debe basarse casi en exclusiva en el objetivo de reducción de costes, muy principalmente los laborales.

Con estas ideas guía, sí que debe aproximarse la regulación de las empresas multiservicio a las de las empresas de trabajo temporal, quizá con un mayor protagonismo de la negociación colectiva. Al margen de lo cual, la responsabilidad de las empresas principales debe extenderse a los casos de empresas auxiliares que no sean de la propia actividad –vg., limpieza, seguridad, catering, mantenimiento…, donde se ubican los principales nichos de precariedad- y alcanzar no solo las responsabilidades salariales, sino también las indemnizatorias. Es asimismo básico eliminar o poner coto a la utilidad del contrato de obra y servicio para atender contratos mercantiles o administrativos de las empresas auxiliares.

5. Empleo y protección por desempleo. Formación

Las políticas de empleo deben sufrir una auténtica revolución en España, pues se encuentran enquistadas en una lógica propia de hace más de veinte años. La empleabilidad de las personas debe dotarse de instrumentos más eficaces y coherentes. Los servicios públicos de empleo necesitan redimensionarse para atender con eficacia y dedicación a cada persona demandante de empleo. Las Administraciones territoriales tienen que estar más articuladas y coordinadas. El sector privado de la intermediación tiene que ser mucho más colaborativo con el ámbito público y probar su eficacia y eficiencia en el desempeño de su labor, mediante procedimientos verificables. Las políticas de empleo deben ligarse a las políticas demográficas y ser coherentes entre ellas, el reto demográfico de la España vaciada obliga a diseñar y articular estrategias de creación de empleo vinculadas a la promoción del repoblamiento de entornos rurales deshabitados.

España necesita un plan estratégico hacia el pleno empleo que trascienda de la planificación propia de la Estrategia Europea de Empleo. Es crucial dotarse de profesionales del empleo, en número y cualificación suficiente para afrontar uno de los principales retos que tenemos como país.

Por lo que respecta a la protección frente al desempleo y a las políticas pasivas de empleo, hay que reformar profundamente la normativa para conseguir un sistema más equilibrado que ofrezca cobertura armónica, y no sobreprotección a quien no la necesita e infraprotección a las personas vulnerables. El sistema público de prestación y subsidio de desempleo debe dotar de un mínimo de seguridad a las personas, para que puedan emplearse sin incurrir en una espiral de des-profesionalización. Deben eliminarse muchas trampas que disuaden a las personas de aceptar empleos. Los itinerarios individualizados deben existir para todas las personas demandantes de empleo.

Si estás en Madrid y pasas por la calle Alcalá, donde se encuentra el Ministerio de Igualdad puede que te sorprenda ver decenas de ramos de flores blancas en la puerta.

Son el personal homenaje de Concha Mayordomo a las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en 2020, y por extensión a todas las mujeres víctimas de la violencia machista. «Camino de Flores» es el nombre de este homenaje, que consiste en la colocación de tantos ramos de flores como mujeres han sido asesinadas víctimas de la violencia machista.

Concha Mayordomo es una artista multidisciplinar, comisaria independiente, gestora cultural y directora de cursos de arte. Es presidenta fundacional de la asociación de mujeres artistas BLANCO, NEGRO Y MAGENTA.

Según Concha, esta idea surgió de la necesidad de denunciar la violencia machista desde una obra conceptual por lo que decidió hacer esta instalación artística, que comenzó en el año 2000 en Alcobendas (Madrid) cuando según la artista, “hablar de violencia de género era casi obsceno”. Posteriormente se ha realizado en Arganda del Rey, en la Junta Municipal de Carabanchel y en Galapagar.

Esta instalación permanecerá desde el 2 de noviembre (Día de Difuntos) hasta el 25 del mismo mes (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer). El aspecto del ramo sufrirá un notable deterioro, de tal forma que comenzará siendo admirado y atractivo. Pero el paso del tiempo, y las agresiones que por vandalismo pueda sufrir, lo convertirán en otro ajado, seco e incómodo a la vista, como una metáfora del problema real, del sufrimiento de las mujeres que padecen algún tipo de violencia, insulto, desprecio o agresión, indica la artista.

Camino de flores sugiere un agradable paseo por el campo en un día soleado con el canto de la pájaros como tema de fondo, nos dice Concha Mayordomo, y cuesta pensar que ese camino también se pueda producir entre las tumbas de un cementerio, donde también abundas las flores, lozanas unas, ajadas otras.

Cada uno de los ramos incluye un tarjetón atado a modo de cartela, que lleva las iniciales, el lugar y la fecha del asesinato de cada una de las víctimas.

Esta iniciativa, emprendida y realizada en solitario, es un intento de expresar la desgracia que suponen los asesinatos machistas, una desdicha que además se ha visto agravada por la situación creada por la pandemia del Covid-19.

Independentistas y federalistas catalanes admiten que la mesa de dialogo con el Gobierno español tardará en llegar

Joan Tardà (ERC), Mireia Vehí (CUP), Laura Borràs (JxCat), Jaume Asens (En común Podamos) y Ferran Pedret (PSC) participaron en el debate en línea «Diálogo sobre Catalunya» organizado por la Fundación ‘Espacio Público’.

La importancia social del referéndum del 1 de octubre, la denuncia de la represión política y judicial durando -y después- de su celebración y la reivindicación del derecho a decidir han sido algunos de los puntos tratados entre políticos que participaron en el debate organizado por la ‘Fundación Espacio Público’ Diálogo sobre Catalunya.

Dirigentes de diferentes formaciones políticas catalanas debatieron sobre las oportunidades y obstáculos que existen en la búsqueda de soluciones al conflicto entre las instituciones catalanas y el Estado español. Ahora bien, en lo que coincidieron de una forma u otra fue en que la mesa de diálogo con el Gobierno exigirá tiempo, y en que a pesar de que en principio tendría que haberse reunido el pasado mes de septiembre, tardará al llegar.

Mientras que la portavoz de la CUP en el Congreso de los Diputados, Mireia Vehí, y la portavoz de Junts per Catalunya en el Congreso, Laura Borràs, pusieron en cuestión la viabilidad actual de la mesa de diálogo, el diputado del PSC en el Parlament de Catalunya, Ferran Pedret, el ex-diputado de ERC, Joan Tardà, y el diputado de En comú Podem, Jaume Asens, defendieron su necesidad actual, cada cual con sus matices.

El referéndum: un punto de inflexión

A pesar de las discrepancias claras sobre la validez del referéndum del 1 de octubre, entre los cinco participantes del debate, hubo consenso en torno a una cuestión: fue un punto de inflexión para el independentismo y en la historia política del Estado español. Borràs insistió en la validez política de la votación masiva, mientras que Pedret, Asens y Tardà destacaron sobre todo su valor histórico y social. «Pasará a la historia como un hecho muy singular en la historia de los derechos sociales y como ejemplo de autoorganización popular. Tengo la impresión de que con el paso del tiempo adquirirá mayor relevancia«, aseveró Tardà. Asens, por su parte, calificó el 1-O como «un momento de empoderamiento social que sentó las bases de algo muy grande«, pero también dijo que se cerró mal con el 27 de octubre, con la DUI.  El diputado señaló tres etapas en la historia reciente de Catalunya: la del Estatut, la del Procé, y la actual, en la cual él apuesta por la recuperación de «los consensos internos de país» y consideró que «un punto de referencia clave será la mesa de diálogo».

Mireia Vehí reclamó una mirada hacia el futuro, más que quedarse en el pasado, y preguntarse por lo que se ha hecho mal para poder avanzar. Puso en entredicho la eficacia de la mesa de diálogo, porque considera que el actual Gobierno español del  PSOE y Unidas Podemos no muestra predisposición para llegar a pactos con el independentismo y para acordar la celebración de un referéndum de autodeterminación. «La mesa de diálogo no aporta propuestas políticas concretas», afirmo. Hasta ahora, según ella, solo ha traído una foto, elecciones anticipadas y la inhabilitación del presidente de la Generalitat.

Laura Borràs reivindicó la validez del referéndum del 1 de octubre y el mandato que dejó. «El reto actual es poder acabar lo que no culminó», ha afirmó.

Y en en cuanto a la mesa de diálogo dijo que se trata de una ‘mesa fake’, porque existe una negativa a poder hablar del derecho a la autodeterminación. Frente quien pide que se acuda a esta mesa sin posiciones maximalistas, la portavoz de JxCat ha preguntó: «Maximalismo es atender a lo que pide la ciudadanía?» y ha recordo que el 80% de la Sociedad catalana reclama un referéndum pactado.

Los límites de la mesa de dialogo

Ante esas afirmaciones, y siempre en tono moderado y en un clima tranquilo, propio del añorado ‘oasis catalán’, Asens respondió que no cree que la mesa de diálogo sea un fake, habida cuenta de la pelea que hubo entre JxCat y ERC para ver quién la lideraba. «Es evidente que el conflicto no se resolverá en una o dos reuniones: es un conflicto que viene de lejos y va por largo«, reconoció. Además, Asens pidió que se «flexibilicen las posiciones», y apuntó que en la mesa de diálogo no ha de haber “líneas rojas ni tabúes».

En un tono algo más contundente, Pedret matizó que los socialistas no tienen «una idea del diálogo con un sector del independentismo en el que solo se pueda hablar sobre objetivos máximos». El portavoz del PSC en el Parlament de Catalunya  caracterizó las votaciones del 1 de octubre no como un referéndum sino como una gran movilización, como «el momento culminante de acumulación de fuerzas de los independentistas» y calificó el operativo policial como un «absoluto desastre», pero «nos hemos de situar en el presente», pidió.

La mesa de diálogo y la correlación de fuerzas

Siguiendo el hilo del debate, Vehí aseguró que desde el independentismo siempre se ha buscado el diálogo, pero que se han echado en falta «unos tiempos, unas formas, unos objetivos, algún tipo de mediador». Lamentó que UP no tenga más influencia en la mesa de diálogo y, ante la afirmación de Pedret según la cual «lo más importante es sentarse a hablar e intentar desescalar el conflicto político que también existe en la sociedad catalana», Vehí hizo un punto y aparte. «Esto no es Irlanda del Norte, aquí la gente solo pide votar y que se acabe con la persecución política». «Aquí la gente de forma organizada y pacífica reclama un referéndum, derecho a la autodeterminación y amnistía«, señaló.

Por su parte, Asens aseguró que a Unidas Podemos también les gustaría una mesa de diálogo con otra composición, pero dijo que la correlación de fuerzas actual es la que es y que intentan actuar de acuerdo con la misma. «Estamos condenados a entendernos», ha aseguró, pero contestó a Vehí diciendo que la solución al conflicto entre el Estado y Catalunya no es fácil. «Es un problema complejo y de siglos”. Es muy fácil en el plano teórico, pero cuando las hipótesis se ponen en marcha a veces pueden tener efectos contrarios, argumentó.

La necesidad de superar el 50%

Una de las ideas que más enfatizó Tardà en sus intervenciones fue la de la necesidad de encontrar una solución que incluya a las dos mitades de los catalanes: los que son independentistas o soberanistas y la otra mitad que no lo son. «Hace falta que exista un acuerdo y se tienen que ver integradas sus aspiraciones en la fórmula a través de un referéndum. Hace falta metabolizar una solución democrática, cívica y pacífica», insistió.

Asens aseguró que, si no se ha llegado a acuerdos antes ha estado también por «la falta de valentía histórica del PSOE», aunque excluyó al PSC de esta responsabilidad. «Lo más importante en política es avanzar», recalcó. Ante la buena sintonía que se apreciaba entre ERC, Comuns y PSC, Borràs ironizó y puso en cuestión la apuesta de federalista expresada por Pedret. Señaló que “el federalismo es una propuesta oportunista que aparece siempre que se acercan unas elecciones y después desaparece».

La intervención del poder judicial

Ana Pardo de Vera no quiso dar por concluido el debate sin pedir valoraciones sobre el papel del poder judicial en el conflicto, sobre los encarcelamientos, las inhabilitaciones y los miles de personas represaliadas. ¿Puede cambiar la estrategia del poder judicial?

Laura Borràs criticó la ausencia de separación de poderes en el Estado español y señaló que los presos políticos ya llevan más tiempo privados de libertad bajo gobiernos del PSOE que con el PP.

Mireia Vehí denunció que la judicatura le está “echando un pulso al Gobierno», que la Fiscalía sigue el criterio del Ejecutivo y que la represión sigue. Reclamó una ley de amnistía, se refirió a Podemos como «aliados» que «tendrían que presionar» y dijo que esperan su voto a favor para que se pueda tramitar tal ley.

Durante el debate se invocó reiteradamente a la necesidad de atenerse al «principio de realidad» y la diputada de la CUP afirmó que de acuerdo con este criterio habría que entender que los pactos no son posibles sin limpieza de las instancias judiciales.

Joan Tardà reiteró que la negociación con el Estado no será fácil, que exigirá tiempo, movilizaciones y posiblemente acciones de desobediencia.

«El Estado profundo dinamita» el diálogo, según el ex-diputado republicano. La represión se mantendrá, ha pronosticado, porque hay instituciones que se han apuntado al «cuánto peor mejor».

Jaume Asens reiteró su defensa de la reforma del código penal y de los indultos, como vías de solución a los problemas creados por el poder judicial y, en contra de quien reclama amnistía dijo que «no se puede fiar a todo a escenarios improbables«. El diputado de los Comunes aseguró que, «hasta que no llegue el escenario utópico que es la amnistía«, lo que hace falta es conseguir la libertad de los presos y la desjudicialización de la política. Aseguró que «la Fiscalía no es correa de transmisión del Gobierno», pero aun así, refiriéndose a los altos estamentos del poder judicial, recordó a quienes ha que los jueces son el último bastión para evitar avances.

Ferran Pedret aseguró que en el Estado español hay separación de poderes y que «no existe una estrategia de las instituciones judiciales». El diputado del PSC reconoció sin embargo que hay quién juega al «cuánto peor mejor», pero afirmo que esta actitud también la ha visto en algún independentista.

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‘El que no està dibuixat’, de William Kentridge, y ‘No em sents’, de Nalini Malani, son dos exposiciones que representan a los que no acostumbran a tener voz. Ambos artistas utilizan las imágenes para reflejar los mecanismos de la opresión.

En estos tiempos oscuros los juegos de sombras son protagonistas en dos muestras luminosas, en Barcelona. La primera que se inauguró y que acabará antes es No em sents, de Nalini Malani, en la Fundació Miró, y la otra es El que no està dibuixat, de William Kentridge, en el CCCB. Desde que la humanidad habitaba en las cuevas y vivía en la prehistoria, pero sobre todo desde que Platón creó el mito de la cueva, las sombras nos ayudan a entender la realidad, porque las sombras representan las ideas y tienen algo mágico, que conecta con el subconsciente y despierta la imaginación.

Las dos exposiciones coinciden en Barcelona y comparten muchos puntos en común. De hecho, en 2013 ya se publicó el estudio comparativo William Kentridge, Nalini Malani: The Shadow Play as Medium of Memory, de Andreas Huyssen. El estudio analiza entre otros puntos, como el uso de las sombras permite recordar. Ambos artistas, de reconocimiento internacional, pertenecen a una generación que se ha forjado con temas como el colonialismo, la descolonización, el apartheid y los traumas que generan. Y los dos, más que adoptar un estilo documental, han optado por una estética propia para abordar cuestiones éticas y políticas.

De hecho, hace tres semanas, el artista sudafricano William Kentridge y la artista india Nalini Malani conversaron en un diálogo moderado por la periodista Anna Pérez Pagès, sobre los puntos de encuentro de su obra. Kentridge ha dedicado su obra a la historia reciente de Suráfrica y al trauma del apartheid, mientras que Malani ha centrado su trabajo en la mujer y las clases más desposeídas en la India. En este diálogo, Kentridge y Malani, ratificaron su compromiso para hacer visibles la memoria traumática y las voces más silenciadas.

No em sents de Nalini Malani, a la Fundació Miró

«La destrucción del pasado es quizás el más grande de todos los crímenes» se puede leer en una de las piezas de Nalini Malani (Karachi, al actual Pakistán, 1946). A finales de los años sesenta, Malani emergió como figura pionera del cine experimental en India con unas obras que denunciaban la discriminación que sufrían las mujeres de su país, un tema que el artista no ha dejado de explorar. La Fundació Miró permite ver la obra de esta artista por primera vez en el estado español y lo hace con No em sents, un montaje que recorre cincuenta años de la trayectoria de Malani, que ha sido galardonada con el VII Premi Joan Miró por su compromiso con los valores de la imaginación radical y la conciencia sociopolítica.

La exposición ofrece la oportunidad de ver sus primeras filmaciones de finales de los años sesenta, varias series de pinturas e instalaciones inmersivas de los últimos quince años y también dibujos en las paredes, creados específicamente para las salas de la Fundació Joan Miró. Dar voz a los débiles y vulnerables y mostrar la situación de desigualdad y violencia que sufren las mujeres de todo el mundo es el cordón que ata todo el montaje, y también la producción de esta artista que utiliza tanto referencias asiáticas como occidentales para mostrarnos el castigo y el dolor del mundo. He aquí por qué el título, No me sientes, interpela directamente el patriarcado, un interlocutor que, para Nalini Malani, se muestra indiferente e insensible a las demandas justas de las personas vulnerables, y especialmente de las mujeres.

El montaje empieza con dos formatos de obra muy característicos de Nalini Malani: un teatro de sombras y un dibujo mural efímero que se borrará en una performance justo antes de que concluya la muestra. La exposición se puede visitar hasta el 29 de noviembre, pero si no podéis ir, en la web de la Fundació Miró se encuentra un montón de información y también en las redes sociales de la artista en las que desde 2017 realiza animaciones con su tableta y las comparte con sus seguidores.

El que no està dibuixat, de William Kentridge, en el CCCB

La muestra es una oportunidad única para ver algunas de las obras más emblemáticas de Kentridge: tapices de gran formato, la impactante instalación audiovisual More Sweetly Play the Dance y la serie completa de los once cortometrajes de animación Drawings for Projection. Las creaciones de William Kentridge hacen referencia a su ciudad de origen, Johannesburgo, a la historia de Suráfrica y al apartheid, pero, sobre todo, tocan cuestiones universales: la naturaleza de las relaciones humanas, la memoria, la dominación y la culpa o la disección del poder.

Una de las obras más impactantes y representativas del proceso creativo de William Kentridge es More Sweetly Play the Dance, que precisamente es la que da la bienvenida al visitante. Se trata de un espectacular friso en movimiento de casi cuarenta metros de longitud y ocho pantallas en el cual, a ritmo de procesión, aparecen una serie de personajes que huyen de la muerte, de alguna crisis o se manifiestan contra la represión. La pieza borra fronteras entre la instalación artística y las artes escénicas. Estará en la Sala 2 del CCCB hasta el 17 de enero, y después se podrá ver en el espacio PLANTA de la Fundació Sorigué, cerca de Balaguer.

La muestra también reúne siete dibujos en papel que dan testimonio del laborioso proceso creativo de las películas de Drawings for Projection y una selección de nueve tapices de gran formato, que el artista realiza en colaboración con la Stephens Tapestry Studio de Johannesburgo, taller local que da trabajo a mujeres de la zona. Los tapices presentan siluetas oscuras, figuras recurrentes a la obra de Kentridge, que para él simbolizan las crisis, las guerras y los problemas que asolan Suráfrica y el resto del mundo. La exposición, si la pandemia del coronavirus lo permite, se puede visitar hasta el 21 de febrero.

«El jazz es para mí una especie de presencia continua, incluso en lo que escribo. Mi trabajo de escritor se da de una manera en donde hay una especie de ritmo, que no tiene nada que ver con las rimas y las aliteraciones, si no una especie de latido, de swing, como dicen los hombres de jazz, que si no está en lo que yo hago, es una prueba de que no sirve y hay que tirarlo», decía Julio Cortázar. Y quienes aman el jazz y viven en Madrid están de suerte: del 5 al 29 de noviembre se va a celebrar el Festival Internacional de Jazz. Eso sí, con muchas medidas de seguridad sanitaria y algunas restricciones a causa de la pandemia.

Por esta razón, en esta singular edición, JazzMadrid ha apostado sobre todo por lo local. Las limitaciones de viajar, confinamientos y otras circunstancias no han hecho posible la presencia de algunos músicos extranjeros. En todos los recintos y locales donde se celebren actividades se guardarán además las medidas sanitarias dictadas por las autoridades.

Habrá conciertos, cine, libros, teatro, conferencias, debates y exposiciones, siempre con el Jazz en el centro: flamenco con el trompetista Enriquito, y con los múltiples instrumentos de Tino di Geraldo, Javier Colina, Josemi Carmona, Antonio Serrano y Borja Barrueta. Estarán también los pianistas David Dorantes y Daniel García, el contrabajista Pablo Martín Caminero (que estrena disco) y la actuación de la flautista María Toro, una de las grandes revelaciones de nuestro jazz. No olvidemos las Tendencias experimentales, con el Ambient Jazz Trío del guitarrista Suso Sáiz y el proyecto Plutón de Ernesto Aurignac, además de la propuesta vanguardista del trío formado por Lucía Martínez (batería), Juan Saiz (saxo) y Baldo Martínez (contrabajo). Y la participación del quinteto Machetazo. 

No faltará una amplia presencia de mujeres, ya que estarán también, entre otras, la flautista y alumna de Jorge Pardo Trinidad Jiménez, así como  la cantaora Rocío Márquez, la violinista Maureen Choi, la pianista Constanza Lechner y la cantante Mariola Membrives.

La Banda Sinfónica Municipal de Madrid, dirigida por el maestro Jan Cober, dará a su vez un concierto con la intención de repasar algunos estándares del jazz, para lo cual contará con invitados como Luis Cobos, Aurora García, Pedro Ruy Blas, Pepe Sánchez o Jayme Marques.

Iñaki Salvador y David Sancho al piano y una pareja maravillosa: Maria Berasarte y Pepe Rivero forman también parte del elenco de músicos que estarán en este Festival. 

Por último la clausura, el 29 de noviembre, se anuncia el homenaje-recuerdo al pianista cubano Bola de Nieve, un reconocimiento protagonizado por Chano Domínguez (recién galardonado con el Premio Nacional de Música este año) y la tonadillera Martirio, también Premio Nacional de Música (2016).

Conferencias, debates, exposición de fotografías, teatro, literatura o películas completan el panorama de actividades en torno al Jazz que podrán presenciarse desde diferentes ámbitos: Biblioteca Nacional, Cineteca, Círculo de Bellas Artes, Auditorio Nacional, Centro Cultural de la Villa Fernán-Gómez, la Caja de Música de Centro Cibeles o el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque…

Se puede consultar toda la programación, horarios y precios en: https://festivaldejazz.madrid.es/

El refuerzo de los servicios sociales es urgente para garantizar una vida digna. Sigue aquí el debate ‘Los Servicios Sociales, asignatura pendiente’, moderado por Enrique del Olmo y en el que participan Patricia Bezunartea, Emiliana Vicente, Luis Nogués y Kena Yuguero.

El pasado 7 de octubre, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas designó al profesor Pedro Arrojo como nuevo Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y el saneamiento.

Pedro Arrojo es doctor en Ciencias Físicas y profesor emérito de la Universidad de Zaragoza, y tiene una larga trayectoria vinculada al agua y al medio ambiente. Emprendió la creación de la Fundación Nueva Cultura del Agua, ha promovido muchas de las movilizaciones contra el trasvase del Ebro y ha sido el primer español en recibir el Premio Goldman de Medioambiente en la categoría Europa.

El nombramiento ha sido recibido con enorme satisfacción por parte de los movimientos sociales y organizaciones defensoras del derecho al gua, que impulsaron y apoyaron su candidatura.

En Espacio Público tenemos hoy el placer de conversar con él.

¿Cómo ha sido el proceso de selección para ser Relator?

En la medida que acaba el doble periodo del mandato de Leo Heller, como Relator de NNUU para los Derechos Humanos al Agua Potable y al Saneamiento, el Consejo de Derechos Humanos abrió una convocatoria a la que nos presentamos a principios de verano unos veinte candidatos y candidatas de todo el mundo. En su momento, acepté la propuesta que me hicieron los movimientos sociales y sindicatos que se coordinan en la RAP (Red Agua Pública) y presenté mi candidatura, a título personal, aunque recibí apoyos sumamente significativos y potentes como los de la Coordinadora de ONG, la EPSU (la Federación Europea de Servicios Públicos, con 8 millones de trabajadores), la FSI (la Internacional de Servicios Públicos, con 20 millones trabajadores de 700 sindicatos a nivel mundial), Federico Mayor Zaragoza (Presidente de la Fundación Cultura de Paz y Director General de UNESCO durante 12 años) y Maude Barlow (dirigente del Consejo de Canadienses y asesora para temas de agua del Secretario General de NNUU), entre otros.

La selección, por fases a lo largo de dos meses, fue dirigida por un Comité de diplomáticos del Consejo de Derechos Humanos de NNUU formado por los representantes de China, Eslovenia, España, Chad y México (el representante español, no obstante, no pudo votar, tal y como establecen las reglas vigentes, para no favorecer a candidatos del propio país). Tras aceptar dieciocho candidaturas, hicieron una primera selección de cinco: una sudafricana, una francesa, un alemán y dos españoles, a los que nos entrevistaron durante una hora, por video-conferencia en inglés. Sobre la base de los méritos y avales presentados y la citada entrevista, el comité de selección propuso a la Presidenta del Consejo una terna con orden priorizado, que tuve el honor de encabezar. Finalmente, la Presidenta presentó mi nombre ante el Pleno del Consejo que votó mi nombramiento.

¿La relatoría implica un alto salario?

El salario es de cero euros, no hay remuneración. Simplemente seguiré recibiendo mi salario como Profesor Emérito de la Universidad de Zaragoza. Dispondré, eso sí, de los medios pertinentes para los viajes y estancias que comporte mi trabajo como Relator de NNUU en el mundo, así como del apoyo de un pequeño equipo en la sede del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.

¿Qué líneas de trabajo y qué acciones tienes pensado acometer en tu mandato como Relator?

Lo único que puedo adelantar es lo esencial de la respuesta que di a la Comisión que evaluó las diversas candidaturas, cuando me preguntaron por cuales serían los principales objetivos de mi mandato si fuera elegido. Destacaría entre ellos:

  • Clarificar y afrontar los riesgos para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento derivados del cambio climático en curso y de pandemias como la que sufrimos hoy con la COVID 19.
  • Desarrollar un informe sobre estos derechos en comunidades indígenas.
  • Afrontar los riesgos e impactos sobre el derecho humano al agua potable derivados de la contaminación tóxica y de la quiebra de la sostenibilidad ambiental de nuestros ríos, lagos humedales y acuíferos.
  • Hacer efectiva la participación de las mujeres en proyectos de agua y saneamiento, en coherencia con la visión de género que promueve ONU Mujeres, especialmente en comunidades vulnerables del medio rural.
  • Avanzar en la defensa efectiva de la seguridad de las defensoras y defensores del agua, del medioambiente y de los derechos humanos en el mundo.
  • Prevenir, desde la participación ciudadana y la transparencia, los riesgos para estos derechos humanos derivados de hacer del agua un negocio.
  • Trabajar por fortalecer el enfoque de Derechos Humanos en UN Water.

En todo caso, mi intención es trabajar objetivos, estrategias e iniciativas con los movimientos sociales, defensores de los Derechos Humanos al Agua Potable y al Saneamiento, así como con Catarina de Albuquerque y Leo Heller que me han precedido en el cargo y con los que he colaborado desde hace más de una década.

Recientemente tu predecesor, Leo Heller, ha presentado un informe demoledor sobre los efectos de la privatización en el agua. ¿Qué opinas de este informe y qué crees que se debe de hacer con él?

Leo Heller ha hecho un trabajo excelente a lo largo de todo su mandato y ha dejado el listón muy alto. El último informe está en esta línea. Se trata de un informe substantivo, riguroso y claro que desarrolla el principio básico de prioridad en el que se basan todos los derechos humanos, que deben garantizarse por encima de las lógicas de mercado y de los intereses particulares, por legítimos que éstos pudieran ser.

Como todos los informes temáticos de los relatores de Derechos Humanos, la proyección práctica de este informe será limitada, en la medida que NNUU no tiene en sus manos los medios que debería tener para asegurar una proyección efectiva y práctica de sus resoluciones o recomendaciones. Son los Gobiernos los que disponen de esas capacidades. Sin embargo esos informes tienen una gran visibilidad y proyectan una poderosa legitimidad ética, social y política.

Ciertamente el informe de Leo Heller refuerza con argumentos sólidos y evidencias prácticas en todo el mundo la coherencia de los movimientos sociales que han venido defendiendo desde hace mucho el reconocimiento efectivo de estos derechos humanos frente a las presiones privatizadoras. En esa línea, lo que debe hacerse es difundir el informe en la sociedad, y muy particularmente entre nuestros representantes políticos, desde el nivel municipal al del parlamento estatal, pasando por parlamentos autonómicos y diputaciones provinciales.

En España, como en la mayoría de países, el derecho humano al agua no está reconocido por ley. ¿Crees que esto debería ser una prioridad política?

Ciertamente es muy importante. Recogimos hace unos años casi dos millones de firmas en la Iniciativa Ciudadana Europea Right2Water, para que la Unión Europea reconociera estos derechos humanos en su legislación. Pero mientras eso se sigue trabajando en Bruselas, sería oportuno y democráticamente saludable reconocer esos derechos en la legislación española. Son cada vez más los países que han ido reconociendo estos derechos en su Constitución y, si algún día nos atrevemos a mejorar la nuestra, sería bueno incorporar esta demanda, que al fin y al cabo, por encima de ideología, viene de Naciones Unidas.

En todo caso, hacer efectivo el reconocimiento de estos derechos humanos no debe esperar a que las leyes en sus diversos niveles lo asuman; cualquier Ayuntamiento, aún en los municipios más pequeños, tiene en sus manos garantizar de forma efectiva esos derechos humanos para todos sus vecinos y vecinas, en la medida que los servicios de agua y saneamiento son una competencia local, según la Constitución vigente.

En la pandemia se ha evidenciado que en España no existen datos oficiales sobre el agua urbana. ¿Crees que esto ha sido y es un problema para gestionar el COVID19?

Ciertamente que no existan datos públicos fiables de forma general es un problema, pero sobre todo es un problema que se pueda cortar el agua a familias que tienen dificultades de pago por vulnerabilidad socio-económica, en la medida que el agua doméstica es la principal vacuna disponible, junto al jabón, frente a la pandemia.

Por otro lado, o no se miden o no se publican los datos de nivel de contagio que se reflejan, de manera fiel (adelantándose incluso en el tiempo), en el análisis de los retornos urbanos. Pero la incidencia de no garantizar el agua potable y el saneamiento como un derecho humano para todo el mundo, aún para quienes tienen dificultades de pago, será mucho más grave cuando la pandemia que nos afecte se contagie por vía digestiva en lugar de por vía respiratoria, como ocurre hoy con la COVID19. Entonces quedará más evidente aún la necesidad de gestionar estos servicios desde la lógica del interés general, al igual que hoy apreciamos y entendemos mejor, gracias a la pandemia, la necesidad de disponer de un poderoso sistema de salud pública.

También la crisis del COVID-19 nos mostró que existían importantes asentamientos de temporeros agrícolas que no tienen agua y que potencialmente no pueden cubrir sus necesidades higiénicas. ¿No crees que eso debería de ser una prioridad política?

Resulta evidente; por aplicación efectiva de los Derechos Humanos que todos decimos defender y que los Gobiernos tienen la estricta obligación de garantizar, sino incluso por la cuenta que nos trae a todos y todas. Obviamente las víctimas en primera línea son esos temporeros y otros sectores vulnerables, pero en última instancia las consecuencias de una pandemia como ésta se acaban extendiendo y afectado a toda la sociedad. El virus en este sentido nos está haciendo sentir nuestra inexorable vulnerabilidad, tanto individual como colectiva, al tiempo que nos ofrece la lección de que sólo desde la solidaridad se le puede combatir eficazmente.

Las ONG y ecologistas han denunciado que el último decreto del gobierno ha sucumbido a la presiones de las multinacionales del agua y de su patronal y como consecuencia en el último decreto de medidas sociales se han caído la garantía de suministros básicos (agua y luz). ¿Detrás de todo esto está la oscura sombra de los lobbys presionando a los gobiernos?

Parece evidente que quienes hacen de la gestión de estos servicios un puro negocio tendrán interés en cobrar a todo el mundo, sea cual sea su situación económica. Pero con ello no sólo me refiero al lobby de empresas privadas en este sector, sino a quienes desde la función pública siguen sin entender que estos servicios deben gestionarse desde la lógica del interés general, bajo la prioridad de garantizar los derechos humanos en juego, por encima de intereses económicos o beneficios empresariales.

Me consta en efecto que esas presiones se han producido, y no me sorprende; pero me choca que desde este Gobierno, que está demostrando una notable sensibilidad social en tiempos tan difíciles como los que vivimos, no se esté reaccionando como sería de esperar, protegiendo los derechos humanos de los más vulnerables en este campo. Yo espero que esto se corrija sin demora.

KILÓMETRO CERO – exposición de Rafael Martínez Ranedo

A pesar de la pandemia, de la situación de Madrid y de las dificultades que están sufriendo el arte y el mundo de la cultura en general, las actividades artísticas no se han detenido. Y es gratificante comprobar que hay barrios que siguen realizando exposiciones, conciertos, conferencias…, respetando siempre las medidas sanitarias recomendadas. Es el caso del Centro Cultural de Hortaleza, en Madrid, donde el pasado 1 de octubre se inauguró la exposición Kilómetro 0 del pintor y artista plástico Rafael Martínez Ranedo. 

Como uno de los objetivos de este Espacio Público es hacerse eco de las muestras culturales que normalmente no tienen oportunidad de salir en grandes medios, y dar visibilidad a creadores que, lamentablemente, permanecen invisibles, traemos hoy a estas páginas la exposición de Rafael Martínez Ranedo, que se puede visitar en el Centro Cultural de Hortaleza hasta el 31 de octubre de este año.

Tras trabajar muchos años en el campo del diseño gráfico, esta primera exposición es para Rafael Martínez una cierta reinvención, una vuelta a sus orígenes y a su formación en Bellas Artes. Como él mismo dice en el catálogo de la exposición, su intención es “producir un contacto con el espectador provocando reacciones diferentes”. El trabajo se ha realizado sobre papel y lienzo, en la mayoría de los casos sobre base fotográfica tratada tanto con óleo como con pinturas acrílicas.

De esta exposición, Pepe Galindo, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Pais Valencià, ha dicho: “Rafael Martínez presenta una colección de cuadros de apariencia abstracta, es decir, construidos con un lenguaje plástico autónomo, independiente de las formas propias del mundo visible, si bien estas abstracciones ahora también compartan ese mismo universo. Aunque ordenados en cuatro series, formalmente y con gran simplicidad se pueden tipificar como orgánicos o geométricos”.

Las obras expuestas se agrupan bajo los epígrafes “Abstracción Geométrica”, “Abstracción”, “De la naturaleza” y “Reflejos del alma”. Y sigue diciendo Pepe Galindo: “Lo que no vemos es lo que precisamente nos enseña Rafael Martínez con su reflexión y percepción del entorno. A través de una mirada de naturaleza interior, descubre su segunda cara como fino pintor: la del que muestra un trato excelente del detalle”.

Por su parte, el profesor y doctor en Bellas Artes Jaime Lorente considera que esta exposición representa “una vuelta de Rafael Martínez a la pintura que le permite manifestar alguna de sus preocupaciones: cómo y qué podemos pintar hoy, entre otras”.

Entre la abstracción y la figuración se mueven las obras expuestas, en las que hay ritmo y proporción, luz y color; en las que quien mira debe imaginar.

Y  para finalizar, recogemos estas palabras de Jaime Lorente: “Lo que debe hacer cualquiera que tome partido por la pintura es pintar, desatendiendo las muchas cantinelas que se oyen a menudo hoy, que como cantos de sirena recorren las calles, plazas o avenidas de cualquier ciudad seduciendo a los más nerviosos y distraídos. De lo que no me cabe duda alguna es que de todo esto ha tomado buena nota Rafael Martínez, que atraído por la fuerza de esta y sin abandonar sus tareas artísticas anteriores que tan buen resultado le habían dado, decidió sumergirse en su práctica desde hace ya algunos años para dedicarle tiempo y buen hacer”.

Mientras tanto pasen y vean, no se queden ahí, adelante…

Centro Cultural de Hortaleza, C/ Santa Virgilia, 15, 28033 Madrid.

Si no recuerdo mal en el otoño de 2008, pude ver en el marco del festival de documentales In-Edit de Barcelona un entretenido y desenfadado cortometraje llamado ‘What´s Happening? The Beatles In The USA 1964’ dirigido por un realizador que años después se consagraría como un experimentado especialista en trabajos de este tipo, Albert Maysles, a cuya autoría debemos el magnífico ‘Gimmie Shelter’ de 1970, histórico documento sobre la trágica muerte de un asistente al concierto que los Rolling Stones dieron en diciembre de 1969 en Altamont.

Hay una secuencia en este documental que a mi juicio, muestra muy brevemente, de manera si se quiere muy sutil, y con toda seguridad en modo alguno premeditada por Albert Maysles, pero de manera exacta y objetiva quién y cómo era John Lennon. Recién llegado el grupo a Nueva York para hacer su primera gira por Estados Unidos, los cuatro van en coche desde el Aeropuerto hasta su hotel atravesando las anchas y extensas avenidas de Manhattan. Paul, George y Ringo miran extasiados los rascacielos, los escaparates de las tiendas, un poco como los típicos chicos de pueblo que llegan a la ciudad por primera vez, maravillados con lo que están viendo y diciéndose unos a otros: “¡Hey! ¿has visto eso?”, “¿Y ese edificio? ¡fíjate!…” y el único que no pega la cara a los cristales ni despega los labios, sino que tan solo, con la mirada ausente, les mira por un momento y esboza una discreta sonrisa, como diciendo: “en el fondo, son como niños”, es John Lennon.

Esa anécdota refleja perfectamente el carácter, la personalidad y la mentalidad de ese músico que hoy habría cumplido 80 años y que se convirtió en un símbolo de rebeldía, transgresión y ruptura tanto para su generación como para todas las posteriores. Un artista que creó la banda de rock´n´roll que cambió la historia, con la que se atrevió a romper los mismos moldes que había creado en su etapa final con esa misma banda, The Beatles. E igualmente un luchador; su actitud personal, aún a costa de enfrentarse abiertamente a dos de los gobiernos más poderosos del mundo, Gran Bretaña y Estados Unidos, y quien sabe si pagando con su vida ese desafío, defendió siempre posiciones políticas en apoyo radical de la paz frente al belicismo y el antiimperialismo, de igualdad entre los pueblos, de lucha contra el racismo e incluso de denuncia y crítica al heteropatriarcado, siendo pionero en hacer suyas esas luchas que hoy siguen presentes en el debate político social en nuestra sociedad.

“El sueño ha terminado. Debo volver a la realidad”

Describir todos los episodios en los que John Lennon mostró su carácter rebelde, inconformista, revolucionario incluso, excede con mucho la extensión de un artículo de estas características y en muchos casos, son ya sobradamente conocidos: El “Bed-In” con Yoko Ono en Amsterdam, la portada de su disco ‘Unfinished Music Vol.1: Two Virgins’, la llamada a la reivindicación social en “Working Class Hero”… sin embargo, existe uno que entiendo que es el más definitorio y quizá menos reconocido: su papel en el final de los Beatles. Cuando Allen Klein y Paul McCartney estaban inmersos en un disparatado intento de hacer de la marca y la imagen de los Beatles una máquina de hacer dinero a toda costa, John Lennon fue el primero, ya en 1968, que quiso acabar con esa idea, que finalmente se revelaría un fracaso total. “No sé cuando me di cuenta de que ya no creía en los Beatles. Empecé a descartar cosas en las que ya no creía. Los Beatles fueron lo último que descarté, porque significó tomar conciencia de que ya no creía en ninguna clase de mitos, y el mito creado en torno a los Beatles era uno más. El sueño ha terminado, y no hablo solamente de los Beatles, sino de todo el rollo generacional. El sueño ha terminado y tenemos, o por lo menos yo personalmente, tengo que bajar a la realidad”.

La música como mensaje antiimperialista

Y John bajó a la realidad. Y la realidad que descubrió no le gustó. Libre de los Beatles y con idea de enfocar su carrera musical en solitario desde otra perspectiva muy distinta, puso su talento, sus canciones, su imaginación y su toda su actitud vital al servicio de todas las causas humanitarias, democráticas y revolucionarias por las que sentía personalmente interpelado.

En primer lugar, ya antes de la separación del grupo, en marzo de 1969 grabó el legendario himno “Give Peace a Chance”, que llegó a ser coreada por más de 200.000 personas en una gigantesca manifestación contra la guerra de Vietnam en Washington. Como gesto de protesta y rechazo por la intervención del gobierno británico en la guerra de Biafra y por su apoyo a Estados Unidos en Vietnam, devolvió envuelta en papel higiénico la medalla de caballero del imperio británico que se le concedió unos años antes a las autoridades de su país, lo cual fue considerado por el gobierno de su majestad una afrenta y un acto de “anti patriotismo” que le creó serias dificultades en el futuro.

Tras la masacre perpetrada por el ejército británico en el tristemente célebre “Bloody Sunday” en enero de 1972 contra la población civil indefensa de Irlanda del Norte, no dudó en afirmar que si tuviera que elegir entre las fuerzas armadas que habían disparado contra manifestantes pacíficos y el I.R.A., estaría siempre del lado de éstos últimos. Contribuyó con cuantiosos donativos solidarios a la caja de resistencia de numerosos movimientos huelguísticos, como por ejemplo el del Colectivo de Trabajadores de los Astilleros de Clydeside en su huelga de 1971 y apoyó públicamente al movimiento de las Panteras Negras en los USA en su lucha contra el racismo y la violencia gubernamental contra los movimientos antirracistas.

Musicalmente, existió una coherencia a mi juicio admirable entre ese compromiso político y su reflejo en muchas de sus canciones más emblemáticas. Si la ya mencionada “Give Peace A Chance” fue de facto el himno de los activistas opositores a la guerra de Vietnam, idéntica repercusión tuvo en el movimiento contra esa guerra criminal e imperialista “Happy Xmas (War is Over)”. Muy significativa, como decíamos al principio, es la letra de una canción como “Woman Is The Nigger Of The World”, dura crítica al heteropatriarcado, en la que Lennon dice textualmente: “La mujer es el esclavo de los esclavos, y está bien ¿verdad? / la insultamos todos los días en la televisión / y todavía nos preguntamos por qué no tiene agallas ni confianza / cuando es joven matamos su voluntad de ser libre / mientras le decimos que no sea tan inteligente, la degradamos por ser ignorante”.

Pero sin embargo, la canción que aparentemente es una bonita, romántica e idealista balada, que ha sido utilizada incluso en anuncios de televisión, e indudablemente la canción más conocida de John Lennon, “Imagine”, si se analiza en profundidad, es la proclama quizá más subversiva y revolucionaria políticamente que se haya escrito en la historia de la música popular contemporánea. En “Imagine” se escriben cosas como las siguientes: “Imagina que no existe el paraíso / es fácil si lo intentas / ningún infierno bajo nosotros / por encima de nosotros solo el cielo / imagina que no existen países / no es difícil / nada por que matar o morir / y ninguna religión también.

Imagina a toda la gente / viviendo la vida en paz / imagina que no existen propiedades / me pregunto si puedes hacerlo / una hermandad de la humanidad / compartiéndolo todo / Puedes decir que soy un soñador / pero no soy el único / espero que algún día te unas a nosotros”.

Una canción que cuestiona todas las construcciones ideológicas de la burguesía y el capitalismo: Imaginar un mundo sin estados, sin religiones, sin propiedades, una humanidad que comparte colectivamente lo que la tierra nos puede dar… y llamar a la lucha por construir ese mundo.  ¿Alguien puede sostener que esta visión del mundo es sustancialmente distinta de la que idearon y por la que lucharon Marx, Lenin o Bakunin?

Obviamente, nada de esto pasó desapercibido para el poder. En 1972, recién reelegido como presidente Richard Nixon, decidido “halcón” del ala ultraconservadora del Partido Republicano, se publicaron en el Washington Post en principio de manera muy discreta, informaciones que hablaban de ciertas irregularidades surgidas durante la campaña electoral que desembocarían en el escándalo Watergate. A medida que esas irregularidades empezaban a cobrar entidad, Nixon trató de distraer la atención tomando a John Lennon como cabeza de turco, acusándole de “comunista” e iniciando una batalla legal por expulsarle de Estados Unidos, hechos que se explican de manera muy bien documentada en el magnífico documental ‘Los EE.UU. contra John Lennon’ dirigido por David Leaf en 2006 y en el que participaron personalidades como Noam Chomsky, David Fenton o Gore Vidal entre otros.

John Lennon se quedó en los Estados Unidos. En 1974 Nixon fue el primer presidente en la historia de ese país que tuvo que presentar su renuncia al cargo dimitir al demostrarse que había mentido sobre su implicación en el caso Watergate.

Para terminar, una anécdota que entiendo que no deja de tener una fuerte carga simbólica sobre la fuerza ética y moral que la actitud y la música de John Lennon dejó a la humanidad, por encima incluso de prejuicios ideológicos. Durante los años 60, fruto del conflicto entre los Estados Unidos y Cuba, las autoridades revolucionarias de la isla consideraron el rock´n´roll un fenómeno de “diversionismo ideológico” y fue un estilo de música, incluidos los Beatles, considerado “contrarrevolucionario”. Años después, afortunadamente el gobierno revolucionario cubano rectificó ese absurdo y erróneo criterio y hoy es conocida mundialmente la estatua de John Lennon erigida en un céntrico parque de La Habana, a escasos metros de un mítico club de rock cubano que no por casualidad lleva el nombre de “Submarino Amarillo”.

Mariano Muniesa junto a la estatua de John Lennon en La Habana

Precisamente uno de los grandes músicos contemporáneos cubanos, Silvio Rodríguez, a modo de introducción recitada a su canción “Sueño con serpientes”, grabó en 1978 estas palabras extraídas de un conocido poema de Bertold Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”.

No tengo la menor duda de que John Lennon era uno de los imprescindibles. Y lo seguiría siendo si hoy, hubiera cumplido 80 años.

La Feria del Libro de Madrid ha sido tradicionalmente uno de los principales acontecimientos del mundo del libro en España. Una Feria que trasciende la Comunidad de Madrid y en la que se emplean a fondo librerías, editoriales, autores y autoras, y el público, ya que millones de personas visitan anualmente el parque de El Retiro donde desde sus inicios se celebra este acontecimiento cultural. Sin embargo, este año el coronavirus lo ha trastocado todo, también la Feria, que en un principio debería haberse celebrado en junio y luego se trasladó a octubre. Como las condiciones creadas por la pandemia no han mejorado, tampoco se ha podido celebrar presencialmente este mes. Pero sí que se está realizando en directo y a través de la televisión de la FLM, que se emite a través de su facebook y redes sociales.

Este año no hay casetas en El Retiro, pero sí están abiertas las librerías donde se pueden comprar los libros. Tampoco habrá autores y autoras firmando, pero sí se puede asistir a múltiples actividades y debates online en los que participan.

La FLM comenzó este año el 2 de octubre, y estará abierta hasta el 18 de octubre.

El programa de actividades se puede seguir a través de su web:

https://www.ferialibromadrid.com/

La internacionalización, el feminismo y la sostenibilidad son los tres grandes ejes de esta 79 edición de la FLM, donde también se hablará de la evolución del ecosistema del libro y su futuro poscovid-19 y se reconocerá el importante trabajo de la traducción. 

Los libros en Internet forman parte también de los contenidos de estos debates mediante la participación de youtubers y especialistas en redes sociales. De nuevo, como ocurrió en la edición de 2019, las mujeres tienen un papel destacado. Y podremos conocer a una serie de mujeres deportistas que han hecho Historia, cuyas voces escucharemos, desde las páginas de la publicación De niñas a leyendas, libro de pequeños relatos sobre grandes mujeres del deporte español que está editado por la Fundación Taller de Solidaridad.

Los días 13, 14 y 15 de octubre (a las 16 h de España) se brindará la oportunidad de compartir un debate internacional sobre la desigualdad, la democracia inclusiva, el racismo estructural y la ecología del desarrollo sostenible.

Por último, esta Feria del Libro En Directo abrirá una reflexión sobre diversos temas que afectan de manera directa a toda la industria del libro y sus cadenas de valor, y sobre cómo puede evolucionar la industria del libro en la próxima década.

El ciclo se cerrará con una mesa online sobre Políticas Culturales, con la intervención de Emilio del Río (Director Gral. Bibliotecas, Archivos y Museos, Ayuntamiento de Madrid), Elena Hernando Gonzalo (Directora Gral. de Patrimonio Cultural, Comunidad de Madrid) y María José Gálvez Salvador (Directora Gral. del Libro y Fomento de la Lectura, Ministerio de Cultura y Deporte).

Como ha dicho Manuel Gil, director de la Feria del Libro de Madrid, se trata de que esta ‘Feria en Directo’ no deje a nadie fuera. Una Feria multi-público; con niños y niñas, jóvenes, mayores; escritores y escritoras; con actividades enfocadas a los mercados latinoamericanos, para que se escuchen sobre todo en el ámbito hispano-hablante.

Manuel Gil y Carolina Barco Isakson, Embajadora de Colombia en España, país que había sido invitado a la 79 edición presencial de la Feria del Libro de Madrid, hoy suspendida.

Las relaciones sexuales entre niñas y hombres mayores, en la literatura y en la vida real, ¿son consentidas o son abusos?

En las últimas semanas, con motivo de la publicación de la novela El consentimiento de la editora y escritora francesa Vanessa Springora (Lumen, 2020), ha vuelto al primer plano el debate social sobre relaciones sexuales entre niñas y hombres mayores, en la literatura y en la vida real: ¿son consentidas o son abusos? En este libro, Springora relata cómo cuando tenía 14 años fue víctima de Gabriel Matzneff, un escritor francés que entonces tenía 50 años y siempre ha alardeado en sus libros de sus relaciones sexuales con adolescentes, incluso con niños y niñas. La autora denuncia la hipocresía de una sociedad que miró para otro lado y dio por consentida, y por tanto aceptada voluntariamente, la relación sexual de una niña de 14 años con un hombre que casi le cuadruplicaba la edad.

Las revelaciones de Springora, que por otra parte eran sobradamente conocidas, han levantado una auténtica polvareda en el país vecino y demuestran la complicidad de una sociedad que calló entonces y calla ahora, no queriendo ver o dando por consentida una relación en la que no hay dos partes iguales, sino verdugo y víctima. 

Muy poca gente denunció entonces a Gabriel Matzneff, sí lo hizo la escritora y psicoanalista española Lola López Mondéjar en su novela Cada noche, cada noche (Siruela, 2016).

En esta novela, López Mondéjar resucita a Lolita (el mito creado por Nabokov), a través de Dolores Schiller, la hija desconocida de Lolita, que en el año 2009 se acerca a los 60 años y padece una enfermedad terminal. Cuando cumple 20 años recibe de su padre el diario de su madre que, en la novela de Nabokov, falleció al darla a luz. Al leer este diario, Dolores se da cuenta de que su madre y Lolita son la misma persona. Y así comienza una narración valiente y muy original, en la que Lola López Mondéjar utiliza varios recursos literarios que nos permiten conocer de forma muy viva lo que piensan Lolita, a través de su diario; su hija Dolores, la voz narradora; o Humbert Humbert, en los diálogos que mantiene con esta.

Para hablar de Cada noche, cada noche, de los mitos interesadamente creados por el patriarcado, de niñas “enamoradas” que en realidad son víctimas de violaciones, conversamos hoy con Lola López Mondéjar.

Lola López Mondejar. Fotografía de Isabel Wageman

Hay que ser muy valiente para escribir una novela dentro de otra novela, sobre todo si tenemos en cuenta que has elegido nada menos que Lolita. Todo indicaría que un ejercicio como este, en el que se mezclan personajes, realidad y ficción, tiempos, voces…, podría haber resultado mal. Sin embargo, te ha salido una novela redonda, una reflexión literaria muy inteligente, y socialmente necesaria, contra esa imagen universalmente establecida de Lolita como una niña seductora y perversa. ¿Cuánto tiempo te llevó escribir esta novela?

La escritura de la novela me llevó unos cinco años, aunque venía pensando en ella desde 2008, cuando me di cuenta de que mi lectura juvenil de Lolita había sido complaciente con lo que fue la recepción de la novela de Nabokov, que Lolita era una niña seductora y que se trataba de una historia de amor, aspectos que la película de Kubrick acentuó sobremanera. Entonces reflexioné sobre el privilegio epistémico masculino que impone una interpretación de los hechos y la universaliza, y sobre cómo una joven como yo, militante troskista y antifranquista, no había sabido ni podido eludir esa interpretación que el propio Nabokov rechazaba, cayendo en la interpretación hegemónica patriarcal.

Para explicar estas contradicciones escribí un extenso artículo sobre esa sumisión intelectual de las mujeres (De Lolas y Lolitas: la sumisión intelectual de la mujer) como una forma de hacerle justicia a la niña abusada y seducida por Humbert Humbert que yo no había sabido ver.

Sin embargo, aún así no podía dejar de sentirme culpable de haber caído en la trampa, necesitaba hacerle justicia a mi tocaya, e inventé a su hija, Dolores Schiller. Con ella de la mano escribí poco a poco la novela. Las primeras líneas surgieron en diciembre de 2011.

Respecto a la valentía, creo que tuve que superar algunos de los obstáculos que tenemos las mujeres a la hora de escribir: la ansiedad ante la autoría de la que hablan Gilbert y Gubar, el temor a medirme con Nabokov, un autor de referencia para mí, y el de denunciar el estado de opinión que había en Europa en los años sesenta, justo cuando se publica la novela, complaciente con la pederastia que se justificaba como una forma más de la enarbolada libertad sexual de los sesenta, en unos años donde esta estaba en el centro de la revolución feminista y social.

No cuestionas en ningún momento el valor literario de Lolita, pero has creado a Dolores Schiller, la hija que según Nabokov murió con Lolita en el parto, y que tú has ideado para de alguna forma rescatar a ese personaje de la literatura universal. ¿Has querido redimir en esta novela a todas las “lolitas”?

Así es. Me irritaba que incluso en la contraportada de la edición española de la novela se insistiera en que nos encontrábamos frente a una historia de amor. Me irritaba que los jueces siguieran pensando que son las chicas quienes con sus actitudes provocan el abuso de los hombres, o que Sánchez Dragó hable de sus relaciones con niñas de nueve o doce años con impunidad, cuando se trata, en todos los casos, de relaciones de dominación y de poder del hombre sobre la mujer, de abuso y de violación. El patriarcado hace creer a los hombres que sus deseos son imperiosos y que tienen derecho a satisfacerlos mediante la prostitución, infantil o no, la violación y el abuso, y coloca la provocación en la mujer para desculpabilizarlos, en una inversión de la responsabilidad que parecería imposible si no sufriéramos hasta hoy sus consecuencias.

En tu novela sacas muy pronto a relucir a Gabriel Matzneff. Cuando se encuentran Dolores y Humbert (el protagonista de Lolita) este último le dice a Dolores sobre el escritor francés: “Hace dos años publicó un libro defendiendo abiertamente la pederastia. Mis tímidas metáforas sexuales son pura mojigatería al lado de las suyas, créame”. ¿Matzneff es un caso único o crees que hay más escritores como él?

La osadía de Matzneff solo puede comprenderse con la complicidad de toda una sociedad que él sabía que sería permisiva con su defensa de la pederastia. Leí su libro, Ivre du vin perdu, en el que describe cómo dos amigos hacen turismo sexual en Indonesia y se acuestan con niñas y niños de menos de diez años que les prepara para su regocijo una madame a la que adoran. Me pareció una defensa tan explícita de la pederastia que no podía dar crédito a lo que leía. Por eso decidí denunciarlo en mi novela. Entonces, cuando la escribí y cuando se publicó posteriormente en 2016, todavía no existía el movimiento #Metoo, me encontraba sola y tuve que vencer mi propio miedo, ya que Matzneff era un escritor de prestigio aplaudido hasta por mi admirado Bernart Pivot, que le dedicó uno de sus Apostrophe en 1990.

Enfrentarme a mis miedos fue uno de los trabajos que llevó implícita esta novela, lo que también me sirvió para construir el personaje de Dolores Schiller, una mujer fuerte y segura de sí misma, mucho más segura que yo misma lo era entonces.

Matzneff no es el único escritor que defiende la pederastia, pero quizás el más explícito. García Márquez habla de relaciones entre un anciano de noventa años y una menor, en Memorias de mis putas tristes, Kawabata hace lo mismo en La casa de las bellas durmientes, Pablo Neruda describe la violación de su sirvienta tamil, joven, no sabemos si menor, en Confieso que he vivido. El citado Sánchez Dragó… Los hombres han abusado abiertamente de las mujeres y lo han compartido porque no dudaban de la complicidad de la mayoría de los otros hombres, a quienes sus libros se dirigían.

“¿Qué arrogancia, qué inconmensurable orgullo lleva a un hombre a imaginar que una niña de doce años desea que la viole?, se pregunta Dolores Schiller mirando a Humbert. ¿Por qué crees que se ha instalado en la sociedad una idea tan fuera de toda lógica, como lo de hacer pasar por consentimiento lo que es miedo?

Creo que una de las fallas ontológicas del ser humano es la dificultad de reconocer al otro como sujeto. La encontramos desde el principio, desde la relación de los hijos con la madre donde vemos las dificultades para comprender su subjetividad; a la madre la solicitamos siempre como madre, como una función, olvidando el ser humano-mujer que hay en ella. Contemplar la sexualidad o los deseos de su madre sigue siendo uno de los obstáculos más serios para los hijos. De esto hablé en otra de mis novelas, Mi amor desgraciado (Siruela 2010), donde pretendía interrogar el mito del amor materno como puro y sin ambivalencias.

Esta falla ontológica, decía, cognitiva y afectiva, esta dificultad de contemplar la alteridad como tal, la acrecentó el patriarcado al convertir al hombre en un sujeto de deseos y a la mujer en el objeto de su satisfacción. Las mujeres sufrimos esta asimetría desde siempre. Los hombres han sido los amos del discurso hasta bien entrado el siglo XIX, cuando el feminismo comenzó a intentar arrebatárselo. Y ese discurso nos construyó a unos y a otras. Las propias madres son quienes educan a sus hijas para que amputen su libertad y se sometan a los hombres, para convertirse en los objetos de su deseo.

El consentimiento exige igualdad y simetría, si no estas no existen, hay dominación. El matrimonio infantil, todavía presente en muchas sociedades, es otro síntoma de un deseo masculino de Pigmalión, de esculpir a la mujer para que satisfaga sus necesidades; por eso imaginan que son deseados a pesar de la desigualdad. Les cuesta ver la realidad de las niñas y de las mujeres.

La definición que el DRAE da de lolita es esta:  f. Adolescente seductora y provocativa. ¿No ayudan estas definiciones a aumentar esta imagen tan falsa?

Por supuesto que ayudan. Esta definición subraya el estereotipo machista de que son las chicas quienes desean y provocan a los hombres. Cierto que puede haber púberes seductoras, pero, en realidad, cuando esto se produce, se trata de niñas que han sufrido un déficit de atención en sus familias, que no tienen reconocimiento de los padres y que, en una sociedad cada día más precozmente hiperxualizada, desean obtener afecto y reconocimiento a través de la mirada de los hombres, utilizando aquello que se nos enseña a las mujeres que les gusta por encima de nuestro intelecto, el cuerpo de las mujeres.

Las lolitas son jóvenes desamparadas que recurren a la erotización de sus comportamientos imitando los modelos propuestos por una cultura hipersexualizada, para obtener una mirada de reconocimiento que por supuesto no encuentran.

En tu novela, según cuenta Dolores Schiller, Lolita amaba a su padre, pero tenía una relación muy difícil con su madre. Me gustaría que nos hables de Charlotte, la madre de Lolita, un personaje femenino que no sale demasiado bien parado en tu novela.

Creo que Charlotte está construida por Nabokov siguiendo la mirada de Humbert Humbert a quien le da asco el cuerpo de una mujer madura. El retrato del personaje es casi grotesco. Charlotte es una norteamericana tipo, las mismas que Betty Friedan describió en La mística de la feminidad unos años después: mujeres educadas para el matrimonio, cuya realización personal pasaba por tener un hombre, que nunca les proporcionaba la felicidad soñada, y que acababan víctimas de los psicofármacos, que consumían con fruición. Charlotte se identifica con el glamour de las actrices de Hollywood, salpica su discurso de palabras francesas e intenta seducir a Humbert Humbert, porque no sabe qué hacer con su vida, nadie le enseñó a ser autónoma. Su relación con la hija es ambivalente, Lolita le molesta para hacer realidad sus planes. Tiene un duelo no resuelto con su hijo varón, muerto cuando era un bebé. Su viudedad, probablemente, también la separa de Lolita. Y la juventud y la belleza de su hija le recuerdan su declive físico, que la aleja de sus objetivos. Charlotte es una víctima de la cultura de su tiempo, sin capacidad para comprender su situación.

Tomando prestados estos elementos, yo también quise mostrar la dificultad en las relaciones madre-hija, que están plagadas de ambivalencias, de pequeñas o grandes rivalidades y envidias. A menudo, las madres que se han sometido a los mandatos de una maternidad muy exigente, sacrificando todos sus demás deseos, sienten envidia hacia las hijas, si estas ejercen más valientemente esta libertad.

En un momento dado Dolores se pregunta qué habría sido de Lolita si invirtiéramos los géneros: Humbert es una mujer y Lolita un adolescente. ¿Habría sido verosímil?

En la vida real es muy rara la relación entre una mujer y un adolescente. Creo que porque las mujeres tienen una capacidad mayor para separar la ternura del erotismo, pueden querer y admirar la belleza y la juventud de un joven sin sentir deseos sexuales al mismo tiempo hacia él. En la ficción sería, pues, menos verosímil. Aunque puede ser un reto escribir una historia semejante. Hoy tenemos un ejemplo de atracción entre una mujer que ya es madre de tres hijos y su joven alumno, la pareja del presidente francés Emmanuelle Macron y su mujer, Brigitte, que se conocieron cuando él tenía diecisiete años y ella era su profesora de teatro, ya con cuarenta. Veremos si la igualdad y el poder que las mujeres van adquiriendo en la esfera pública hacen que se incrementen estas relaciones. Pero deseemos que no se repita el abuso y la asimetría que hemos sufrido nosotras.

Dolores Schiller es profesora universitaria, una mujer culta e inteligente. Tú la has dotado de una sexualidad nula, ¿por qué?

Me interesaba mucho destacar la asexualidad de Dolores Schiller. Para empezar, porque quería subrayar la transmisión intergeneracional del abuso: las mujeres abusadas transmiten cierta aversión sexual a sus hijas, o bien, una hipersexualización muy precoz. El abuso sexual constituye un trauma que deja fracturas muy importantes en el psiquismo de quien lo sufre, y me interesaba subrayar esta transmisión, si bien en la novela es una transmisión casi biológica, puesto que Lolita muere al dar a luz a Dolores y no conoce su historia.

Por otra parte, quería que mi protagonista fuese una mujer cuya ausencia de deseo sexual la hiciera más independiente de los hombres, subrayar su capacidad intelectual por encima de cualquier rasgo erótico, construir un personaje que fuese la antítesis de Lolita: madura, inteligente, sin ningún rasgo sexual, y muy independiente.

Finalmente, en el Epílogo entras tú misma en escena. Explicas que por un error en las direcciones de correo electrónico recibes tú los mensajes que Dolores Schiller dirige a otra persona con el ruego de que publique su texto. En esta parte manifiestas tu opinión, bastante desfavorable, sobre el mundo de la edición y de la lectura en la actualidad. ¿Crees que todo está tan mercantilizado?

Totalmente. He dejado de creer que la literatura es un territorio sagrado, como suponía cuando era una lectora joven, ingenua y voraz. Para mí, conocer un poco más de cerca el mundo literario ha sido una fuente constante de frustración. Hipocresía, mentira, intereses creados, en definitiva, los valores del mercado han triunfado sobre los de la calidad, como se ha demostrado hace bien poco en el reciente premio de poesía de una conocida editorial. Buscar autores que tienen de antemano muchos seguidores en las redes, por encima de la calidad de su obra, es la perversión extrema del sistema editorial, la demostración de una falta de honestidad que ya no engaña a nadie; honestidad que deberíamos exigirle al mundo de la cultura. Por otra parte, del lado de los autores, su necesidad de reconocimiento les invita a amoldarse al gusto medio del lector medio, abandonando cualquier ambición estética. Hay una crisis de la imaginación, mucho mimetismo y ombliguismo, por no hablar de la ausencia de un compromiso social que les restaría lectores. En fin, salvo honrosas excepciones, por supuesto, no tengo una buena opinión de este mundo. Aunque me ha dado también muy buenos amigos.

Muchos jóvenes siguen creyendo en la literatura como yo creía antes, de ahí la importancia de cuidar que no se degrade y siga siendo un agente de formación intelectual y moral, como aseguran Marta Naussbaum, o Antonio Damasio que lo fue.

La iconoclasta y revolucionaria poeta argentina Alejandra Pizarnik, escribió a finales de 1970 entre sus poemas uno muy especial, que quiso dedicar a la diosa blanca del blues, a Janis Lyn Joplin, que tal día como hoy, un 4 de octubre de hace 50 años, entró en el largo viaje a la eternidad. En ese emotivo poema, en el que la autora quizá vio en Janis un espejo de sí misma o quien sabe si su propio final –se suicidó dos años después, en 1972, después de dos intentos frustrados justo en este crucial año de 1970- con una amargura teñida de evocación, lo siguiente:

“Así como duerme la gitana de Rousseau, 
así cantás, más las lecciones de terror.
Hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
Me pregunto si eso no aumentó el error.
Hiciste bien en morir,
por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo”.

La cantante, la artista, la rockera, la voz, pero por encima de todo, la mujer que murió en una sórdida habitación de hotel en la madrugada del 4 de octubre de 1970 en Los Angeles, Janis Joplin, dejó por supuesto el recuerdo de interpretaciones en directo absolutamente inolvidables, discos que son puro patrimonio de la historia de la música popular contemporánea, pero quizá sobre todo el coraje y la valentía de una mujer que rompió todos los esquemas y arquetipos dominantes en el mundo del rock hasta ese momento.

Ello explica en gran medida como y por qué 50 años después se la sigue recordando con la admiración que fue capaz de despertar en los escasos cuatro años en los que su genio, su talento, su sensibilidad y su magia cautivó a todo el universo del rock. Pero más allá de los lugares comunes, de lo que otros muchos medios escribirán en estos días a golpe de Wikipedia, quiero en esta semblanza poner en valor otros aspectos de la vida y de la obra de Janis Joplin que entiendo son más determinantes que los datos de ventas de discos o entradas vendidas, y que me parece que ofrecen una foto más realista, más limpia, mas veraz de lo que era aquella fuerza de la naturaleza, aquella explosión ardiente de sentimiento, aquella maravillosa, contradictoria, poliédrica y fascinante mujer.

Se asocia a Janis Joplin con el rock y se la ha considerado siempre una figura clave de la historia del rock. Sin que ello deje de ser verdad, lo cierto es que Janis fue esencialmente una blueswoman, una cantante de blues que venía de la tradición de Ma Rainey, Memphis Minnie o Bessie Smith, mujeres que lucharon en la América de la primera mitad del siglo XX en un entorno sumamente hostil de pobreza y exclusión social, machismo y racismo por ser las protagonistas de sus propias vidas, por salir de aquella sociedad que las marginaba y que reivindicaban, por encima de todo, su libertad y su identidad.

Janis Joplin fue en los años 60 la continuadora en la música del espíritu rebelde de aquellas mujeres que hicieron del blues el vehículo para expresar, con dolor, con ira, con desgarro, su protesta ante el rol que la sociedad les adjudicaba. Si Angela Davis fue en lo político y en lo social la gran revolucionaria, la gran agitadora de la conciencia de las mujeres americanas negras oprimidas, Janis, probablemente no de una manera consciente, pero sí sumamente efectiva, empoderó a miles de mujeres que mirándose en su ejemplo, rompieron tabúes, se decidieron a seguir su vocación y se atrevieron a ser libres. Pienso que Janis Joplin nunca pronunció la siguiente frase pensando en el potencial revolucionario que encierra, y sin embargo, es una de las más radicales llamadas a la rebeldía que he escuchado junto a la letra de “Imagine” de John Lennon o “Street Fighting Man” de los Rolling Stones: “Es difícil ser libre, pero cuando funciona ¡vale la pena!”.

Janis Joplin en el escenario, cuando exhalaba blues dejándose trozos de sí misma en cada canción, Janis no cantaba… Janis, literalmente, sangraba. Era reamente sobrecogedor ver aquella atormentada y hermosa alma llena de cicatrices cantar, vibrar, vivir… y poco a poco, morir.

Janis Joplin luchó por ser una artista reconocida, por que se comprendiera y valorase su música y merced a su inquebrantable voluntad, a su convicción y a su talento, lo logró. Pero la factura que tuvo que pagar por hacer realidad su sueño fue demasiado alta y muy probablemente estuvo muy relacionada con su triste y prematuro final.

Desde que Albert Grossmann, manager de Bob Dylan, al igual que todos los asistentes al Festival de Monterey de 1967 la descubrieron tras la estremecedora actuación que ofreció junto a sus Big Brother & The Holding Company y la contrató como artista de su agencia de management, la vida de Janis Joplin entró en una vorágine de conciertos, giras, grabaciones y viajes tan estresante, que llegado un momento solo pudo sobrellevar a base del consumo de drogas, especialmente la más dura y letal: la heroína.

Ello unido a la inmensa soledad que sentía en el centro de todo aquel torbellino – “En el escenario le hago el amor a 25000 personas diferentes. Luego, al terminar, me voy sola a casa”, dijo en cierta ocasión-, la frustración que le producía no poder desarrollar relaciones sentimentales duraderas y fuertes y la sensación a menudo de sentirse explotada, por un lado la llevaban a refugiarse en el escenario como válvula de escape de toda la presión que conllevaba a finales de los años 60 ser toda una estrella de rock, y allí, desnudarse emocionalmente, hacer estallar su corazón de pasión, entrar en un trance que se contagiaba a todos los que la veían y la escuchaban en directo. Como he dicho en más de una ocasión, Janis Joplin en el escenario, cuando exhalaba blues dejándose trozos de sí misma en cada canción, Janis no cantaba… Janis, literalmente, sangraba. Era reamente sobrecogedor ver aquella atormentada y hermosa alma llena de cicatrices cantar, vibrar, vivir… y poco a poco, morir.

Pero tras esas dos horas de orgasmo que duraban los conciertos, volvía la soledad, los viajes interminables, ese mundo que ella no comprendía y que tampoco la comprendía a ella. Entonces es cuando aparecían, a modo de anestesia, el alcohol y las drogas. Dos monstruos que poco a poco la fueron devorando. Hasta que el 4 de octubre de 1970, la heroína le dio el último bocado.

Desde que tuve ocasión de conocer San Francisco, su barrio, su ambiente, desde que descubrí su música, sus canciones, desde que vi sus actuaciones, muy especialmente cuando acepté la proposición de Ediciones Cátedra en 2002 de escribir su biografía y por tanto, buceé intensamente en toda su vida, siempre percibí, y sigo percibiendo en Janis Joplin la quintaesencia de la intensidad, del sentimiento, de la sinceridad y de la magia en la música.

No me importa confesarlo; siempre he admirado a Janis Joplin. Fue, es y será una mujer capaz de removerme muy dentro, de tocarme la fibra más sensible y con cuya música puedo emocionarme por la brutal veracidad de su corazón, de su voz, de sus vísceras. Si el arte, la poesía, la música, si la cultura entre otras muchas cosas, tiene el valor de elevar la conciencia del ser humano a un nivel superior de entendimiento y sensibilidad, todo ello se hace real, se hace carne, se hace humanidad, se hace pasión y poder en Janis Joplin.

No dejen nunca de disfrutar de su música.

Take another little piece of my heart now, baby…

Desde Espacio Público queremos dar nuestro adiós al gran Quino con el homenaje que le rinden desde estas páginas tres de nuestros colaboradores.

Huérfanos cual Mafalda en Buenos Aires

José Vales*

Vengo de un país donde últimamente el talento escasea y encima perdió a Quino, el creador de la genial Mafalda, personaje con el que llevó al humor gráfico a su máxima expresión y trascendió todas las fronteras.

Para entendernos, el mío es un país cuya grandeur fue adquirida en un mercado de artículos falsificados en Uruguaiana o Ciudad del Este, de la misma forma que las señoras de la alta sociedad local suelen perder sus estadías en Nueva York buscando en la periferia carteras Louis Vuitton falsas. Un país donde la palabra se devaluó al ritmo de su no-moneda, ya que para elogiar las habilidades del otro se exclama: “¡Qué hijo de puta…!”. Y así podemos seguir hasta poner en contexto el tango Cambalache.

Es ese país que en algunos pasajes de su historia nos brindó milagros geniales en la literatura con Borges y en la música con Piazzolla, o al papa Francisco y pocos más. Allí la craneó Quino, y de esos arrabales viene Mafalda, sumándose a esa cadena milagrosa que se vislumbra en proceso de extinción.

Si el canadiense Marshall Mcluhan (1911-1980), el que nos advirtió de este presente comunicacional y de la sociedad de la información, sostenía que para comprender a una sociedad acudiéramos primero a un humorista para entender al mundo, allá por 1964 y hoy también, hay que acudir a Quino, quien transportó su gran poder de observación y ese humor fraguado en una familia de padres malagueños, a sabiendas que Andalucía es la primera potencia mundial del humor.

Introvertido y de pocas palabras, pero siempre regalaba una sonrisa perenne. Era reacio a las entrevistas y de trato cordial con todos. Salvo en el 2018 cuando los grupos antiabortistas usaron la imagen de la niña más traducida del universo, ahí sí, Quino se cabreó en forma, en una de sus últimas apariciones públicas. Allí volvió a dejar en claro cuál era su compendio ideológico y creativo.

Mafalda educó, enseñó, nutrió de ideas a varias generaciones en todos los idiomas, pero Quino no se daba por enterado.

Administraba así sus angustias, en su trabajo, y su gran humildad en cada gesto. Esa humildad que sólo atesoran los grandes. Cuando se conoció con José Saramago, -cuenta Daniel Divinsky, su editor y amigo-, el autor de Ensayo sobre la ceguera le confesó que Mafalda es mi filósofa preferida, pero Quino se murió sin poder creerlo, un día después del cumpleaños 56 de su personaje más popular.

Acá nos quedamos. Un poco más huérfanos de talento de lo que estamos, pero conscientes de que ella sigue haciendo de las suyas por las calles de San Telmo. En las mismas calles donde Joaquín Lavado, confiando en León Tolstoi, como me lo recuerda un amigo, dibujó su aldea para explicar el mundo…

Mafalda, pura subversión

Marià de Delàs**

Mafalda fue siempre y es subversión en estado puro. En el humor se encuentra muy a menudo un estímulo para el pensamiento crítico. Quino lo propició con un montón de tiras, que se leyeron, se leen y se releerán no importa en qué año.

Cuesta olvidar cuando comparaba a los indios de las historietas con los norvietnamitas, después de escuchar la radio, porque unos lucharon y otros luchaban contra el ejército norteamericano. Unos ‘rojos’ y los otros ‘pieles rojas’. “Mira por donde viene a enterarse una de que los indios son comunistas”, decía la niña.

Una fuente de conocimientos para sus amiguitos, Manolito, Felipe y Susanita, bastante reaccionarios ellos y siempre desconcertados ante las reflexiones que ponen en entredicho sus prejuicios sobre el dinero, el uso de la fuerza y la familia tradicional.

Y a su pobre padre, que no quiere escuchar sus preguntas, porque le angustian y le traen problemas, pero que luego no resiste la tentación de despertarla, ya en pijama, porque las dudas no le dejan dormir.

La verdad es que las ideas de Mafalda en materia de justicia social son casi siempre radicales e inquietan a quien las escucha. Odia la cultura del dinero, se le parte el alma ante la pobreza y pone a caldo a quien la quiere esconder. La igualdad entre seres humanos le parece indiscutible, es ingenuamente pacifista y una niña rebelde ante la discriminación femenina. Lo que más le indigna sin embargo es la sopa. Para ella es algo así como el resultado de la “maldita burocracia”, contra la que debería levantarse solidariamente toda la infancia».

Quino el subversivo tranquilo

Manuel Garí***

El universo de Mafalda, su casa y amigos acabó formando parte de la familia de la gente grande y pequeña que hoy se repone de la mala noticia de la muerte de Quino. No solo se comentaban las viñetas, tiras y libritos entre sus fans adultos, sino que más de una noche cuando tocaba “recoger” -esa pesada rutina previa a que las hijas e hijos de cada cual acepten ir a la cama- el acicate era que tras ordenar podían quedarse leyendo/mirando las peripecias de la heroína junto a sus inseparables Susanita, Manolito, Felipe el vecino y mejor amigo de Mafalda, Libertad, Miguelito o el pequeño hermanito Guille. La influencia de esos tebeos sobre varias generaciones en la creación de unas mentes libre y críticas y dotarles de una ética solidaria fue bastante mayor que miles de discursos pamaternos o las aburridas clases del cole.

En medio de la convulsa historia argentina el mendocino Joaquín Salvador Lavado desde su personal personaje como Quino levantó las banderas de todas las causas que merecen la pena y convirtió sus reflexiones, en gran medida porteñas, en universales. Y nos llegó al corazón y a la razón allí dónde se publicaron sus historietas. Poco se puede añadir a lo mucho que se ha dicho -y con mayor fundamento que el mío- desde hace años sobre este dibujante, filósofo y activista de los derechos humanos y de la justicia social. Por ello opto por compartir dos pequeñas anécdotas.

En 2016 en uno de nuestros viajes a Argentina, tras una desgarradora entrevista con madres y abuelas de la Plaza de Mayo y movilizarnos con ellas y conocer por casualidad a dos hijas de desaparecidos en el colectivo que nos llevaba hasta la ESMA -paradójicamente situada en la Avenida del Libertador- y recorrer mi pareja y yo aquel museo de la maldad de la dictadura, sobrecogidos e indignados sentimos la urgencia de darnos una tregua ante el horror. Decidimos ir al día siguiente a ver la estatua a Mafalda en el cruce de las calles Santelmo y Defensa en el barrio bonaerense de San Telmo, al ladito de dónde vivía Quino. Necesitábamos respirar. Y nos dimos una vuelta buscando más personajes y rincones como tantos turistas lo hacen.

En ese mismo barrio, al día siguiente, teníamos que visitar y conocer a dos de los pocos supervivientes de la ESMA. Una pareja de trabajadores revolucionarios, ambos detenidos y torturados, que, tras reencontrarse al final del infierno, decidieron dedicarse a dar conocer lo que allí ocurrió y a exigir “verdad, justicia y reparación”. Sobreviven de una pequeña y excelente panadería y miden sus éxitos no por la cifra de negocio sino por los criminales que logran llevar a juicio. Mantuvimos una primera y larga conversación en la que nos pusieron al día de sus actividades y les contamos que aquí no habíamos podido hacer ni un museo de la memoria en Carabanchel ni llevar a juicio a nadie de Intxaurrondo y que todas nuestras esperanzas para romper el maleficio de la Ley de Amnistía (y amnesia cabría decir) estaban depositadas en la conocida como Querella argentina. Al final con cierto reparo les contamos nuestra gira turística por el barrio y les preguntamos si la estatua a Mafalda no era una manera de quitarle mordiente a su crítica, la respuesta fue contundente: para un personaje argentino que merece un homenaje no vamos a privarnos de esa figura de colores que anima la calle.

Cuando se montó hace años una exposición de su obra en terrenos del Canal de Isabel II en Madrid unos amigos comunes argentinos me presentaron a Quino. Fuimos a tomar unas tapas un grupito y me causó una gran impresión, persona parca en palabras, de trato afable, me pareció casi tan sabio como Mafalda y tan inocente como Manolito.

Notas:

* José Vales, periodista y escritor argentino

** Marià de Delàs es periodista catalán

*** Manuel Garí es economista

La obra 'Silence', de Zoulikha Bouabdellah

En Lleida se ha inaugurado una impactante exposición de obras de arte, que forman parte de la colección del empresario y periodista Tatxo Benet, y tienen todas el lamentable nexo común de haber sido censuradas.

Estas obras son modernas, pertenecen a artistas de muy diversos países, recogen creaciones de modalidades muy variadas: pinturas, esculturas, instalaciones, grabados, fotografías, audiovisuales… han formado parte de exposiciones en museos y galerías de gran prestigio en todo el mundo… Y todas tienen en común haber sido censuradas. Censuras que se han dado con excusas de todo tipo:  políticas, religiosas, culturales…

Como si fuera un grito a favor de la libre expresión de la creación artística, esta exposición impresiona y sobrecoge.

La civilización occidental y cristiana, León Ferrari, 2018
Al fondo, Freedom fries: naturaleza muerta, Yoshua Okón, 2014 y adelante Statue of a girl of peace, Kim Eun-sung i Kim Seu-kyung, 2019
McJesus, Jani Leinonen, 2015
Al fondo Filippo Strozzi in LEGO, Ai Weiwei, 2016 y adelante Not dressed for conquering, Inés Doujak, 2010.
Not dressed for conquering, Inés Doujak, 2010
Cajita de fósforos, Colectivo Mujeres Públicas, 2005
Shark, David Černý, 2005, con la figura de Sadam Husein
Presos políticos en la España contemporánea, Santiago Sierra, 2017

Lídia Penelo amplía la información en este artículo:

https://www.publico.es/culturas/censored-lleida-estrena-exposicion-censored-coleccion-arte-defender-libertad-expresion.html

En el prólogo que la escritora Belén Gopegui hizo para la edición de Manhattan Transfer de John Dos Passos, publicada por Debate (Últimos Cásicos, 1995) nos dice: “Hay libros que además de contar, dicen. Son libros que cuentan un argumento, una búsqueda, una amistad, una epopeya un conflicto, pero que además dicen, esto es, rechazan, afirman o nos avisan de algo”.

Es decir, hay novelas que cuentan historias. Y otras que, además de contarlas, transmiten algo que nos permite conocernos mejor y también el mundo en el que vivimos. Me desperté con dos inviernos a los lados (editorial Tres Hermanas, 2020) es uno de estos libros.

Aunque es su primera novela, no es ésta la primera obra de Elsa Veiga, puesto que es autora del poemario Manejemos la pena (Ediciones Torremozas, 2016) y de varios relatos publicados en revistas culturales. Filóloga, realiza trabajos de comunicación, edición y corrección de textos, cosa que se nota en esta novela, que es un ejercicio de buena escritura.

En Me desperté con dos inviernos a los lados la autora narra la historia de Cara Piqueres, una joven que desde niña vive la angustia y el terror del maltrato que sufre su madre por parte de su padre. Veiga crea una atmósfera de miedo y angustia que te invade, contagiados del terror que Cara y su hermano Nato experimentan cada noche cuando su padre llega, borracho, a casa, y saben que algo terrible va a ocurrir. Esa Sombra que Cara percibe, y está presente en toda la novela, también asedia al lector, al que le impregna el horror de una sucesión de golpes, chillidos, angustia, miedo… todo ello en el “hogar” de una familia “normal” dentro de una gran ciudad que permanece sorda y ciega ante lo que ocurre a su alrededor. Porque lo que nos cuenta Elsa Veiga es una historia de crueldad y violencia que lamentablemente se repite en muchas mujeres, en demasiadas familias.

La novela, dividida en cuatro partes conectadas entre sí, cuenta la historia de tres generaciones de mujeres de la misma familia (1938, 1970 y 2005) que han sufrido la violencia machista (física y psicológica). El libro comienza en 2005 cuando Cara Piqueres ve desaparecer a la Sombra “mezclada con la última palada de tierra, junto a los malos bichos, pero no con los malos recuerdos”, que, éstos sí, permanecen y nos llevan a la infancia de Cara y Nato y al terror que no se puede olvidar, ese miedo que lo penetra todo y que solo olvida refugiándose en los cuentos que cada noche le cuenta su hermano. Una vida atormentada hasta que Cara toma la decisión de plantar cara y abandona lo que había sido su casa y su país para encontrar refugio en los libros, en las palabras.

Porque también las palabras, la educación y la cultura tienen un lugar importante en esta novela, en la que varias mujeres víctimas de la violencia machista en distintas épocas se refugian también en un pequeño amuleto como modo de huir, de alejarse de la realidad que sufren. Es un “llamador de ángeles” un recurso que pasa de madres a hijas para espantar su miedo y auto-convencerse de que están protegidas y no van a sufrir daños.

Pero no todo queda en el miedo y la angustia, Elsa Veiga lanza también un mensaje de esperanza, de huir sin mirar atrás, de sororidad y fraternidad, de alejarse de la muerte para mirar de frente a la vida.

Elsa Veiga

Resulta indudable, y de hecho es algo que se ha repetido en numerosas ocasiones en los últimos meses, que uno de los sectores que más se ha significado en su apoyo, su solidaridad y su generosidad con la toda la sociedad ante la pandemia y más específicamente durante el largo periodo de confinamiento obligatorio ha sido el de la cultura. Igualmente, cabe afirmar de modo categórico que en los espectáculos culturales que se han podido volver a retomar tras el fin del confinamiento, tanto por parte de todos y todas las profesionales responsables de poner en funcionamiento esos espectáculos, como del público asistente, se ha dado un ejemplo de civismo admirable, con el riguroso cumplimiento de todas las normas de seguridad dictaminadas por las autoridades sanitarias. Así se explica la notable repercusión que ha adquirido el hashtag y el lema “La cultura es segura”.

No obstante, dentro de el tejido cultural, quizá en ocasiones tendemos a simplificar de modo erróneo y reduccionista asimilando a ese tejido solamente a los artistas, a los creadores, no teniendo en cuenta que una parte fundamental del hecho de que aún en circunstancias tan adversas como las que estamos sufriendo, las representaciones de teatro, danza, circo, los conciertos y recitales de música, es decir, la inmensa mayoría de los espectáculos culturales son posibles gracias al trabajo de los técnic@s de luz, sonido, conductores de transporte, montadores, etc. Lo cual ha propiciado que si el lema “La cultura es segura”, se haya instalado en gran parte de la mentalidad colectiva, otro lema se haya arraigado si cabe con igual fuerza: “Sin técnicos no hay cultura”.

Y este es un sector que se encuentra en una situación especialmente difícil dentro de la situación que estamos viviendo, que no está encontrando soluciones satisfactorias por parte de los poderes públicos a los problemas que la pandemia ha producido en el entorno laboral de la cultura. Por ello, desde este espacio queremos hacernos eco de la importante movilización en defensa de este sector se convoca para el día 17 de septiembre a nivel estatal por parte de la plataforma “Alerta Roja – Hacemos Eventos” exigiendo la aplicación de una serie de medidas urgentes que puedan paliar la situación, realmente comprometida de los trabajadores y trabajadoras de este sector y de sus familias.

“Alerta Roja – Hacemos Eventos” está compuesta por ahora por 37 organizaciones, unidas en torno al Movimiento Internacional de la Industria Cultural del Espectáculo y los Eventos, con los que están en permanente contacto, y al cual ya se han sumado por ahora plataformas similares de 7 países.

Tal y como se afirma en el Manifiesto de Medidas Urgentes para el sector elaborado por esta Plataforma, el sector del Espectáculo y los Eventos adolece de una fragilidad estructural y de una inseguridad jurídica realmente grave, que se está haciendo patente ahora más que nunca, tras años y años de malas prácticas generalizadas, lo cual pone de relieve la necesidad de una reglamentación homogeneizada, específica y adaptada a las especiales circunstancias y particularidades en las que se desarrolla la actividad, marcada por la estacionalidad e intermitencia. Esta reivindicación cobra una importancia capital, pues la inmensa mayoría de sus trabajadores no puede acogerse a las medidas que sobre estacionalidad e intermitencia recoge el Estatuto del Artista y del Trabajador de la Cultura, el cual contempla medidas para los casos de profesionales técnicos contratados por una compañía teatral o una agencia de management que les contrate para giras de conciertos, pero no para los FreeLancer, falsos autónomos o contratados por días, quienes constituyen el grueso fundamental de este colectivo.

El objetivo fundamental del 17-S es conseguir que el gobierno español, a través de los Ministerios de Trabajo, Hacienda, Economía, Cultura y Deporte, e Industria, tome una serie de medidas urgentes en las próximas semanas para garantizar la supervivencia del sector, además de crear de forma inmediata una mesa sectorial que defina las necesidades del mismo dando prioridad a la regulación a través de la negociación de un convenio colectivo sectorial de ámbito nacional.

Las medidas relevantes referidas de un modo más genérico al rescate del sector son principalmente que se reconozca al Sector del Espectáculo y los Eventos entre los sectores principalmente afectados por la pandemia de la Covid-19, por haberse visto obligado a cesar su actividad incluso con anterioridad a la declaración del estado de alarma, y que, al igual que el sector del turismo y por su carácter transversal al mismo, sea considerado por instituciones y administraciones públicas, un sector especialmente perjudicado y prioritario. Por otro lado, se exige igualmente la reactivación inmediata de las agendas culturales y de eventos de las administraciones públicas, en especial las de las entidades locales, bajo el estricto cumplimiento de todos los protocolos de seguridad sanitaria.

Dentro de las medidas más específicas para trabajadores autónomos, entre otras cabe destacar la prórroga de la prestación especial por cese de actividad, hasta su reactivación con una recuperación del 100% de aforos y el reconocimiento de cese de actividad Extraordinaria por fuerza mayor a las y los trabajadores autónomos con menos de 2 años de alta en el RETA.

Para quienes ejercen su actividad por cuenta ajena, se pide el reconocimiento de la actividad como intermitente y la adopción de medidas legislativas referentes al régimen de cotización y protección social, permitiéndose la obtención automática de prestaciones de desempleo en cada periodo de inactividad que sucede entre contrato y contrato de trabajo una vez alcanzadas un número de horas mínimas, en tanto que para las empresas, se pretende establecer la recuperación de los ERTE por fuerza mayor total con exención del 100% de las cotizaciones en seguridad social, hasta que sea posible trabajar con el 100% de los aforos y mantener la prestación de todo el personal afectado por un ERTE en el 70% de la Base Reguladora, la reducción del tipo impositivo del Impuesto de Sociedades para los ejercicios 2020 y 2021, así como diferentes exenciones fiscales relativas al IAE, impuesto sobre bienes inmuebles o tributos de carácter local.

Todo ello debe ir acompañado del establecimiento de ayudas directas a autónomos y empresas del sector que acrediten una disminución del volumen de ingresos superior al 50% en relación con el ejercicio anterior, aplicación del IVA reducido en los sectores vinculados a la Industria Cultural y una moratoria en créditos ICO hasta la reactivación de la actividad entendida como la recuperación del 100% de los aforos.

La movilización del 17 de septiembre supone un verdadero hito histórico por cuanto por primera vez logra reunir en torno a unas reivindicaciones que el sector planteaba desde hacía mucho tiempo y que hasta ahora nunca habían sido suficientemente visibilizadas a una amplísima mayoría de colectivos, organizaciones y asociaciones profesionales que quizá hasta ahora no habían encontrado el momento adecuado o el estímulo suficiente para dar este paso.

Alicante, Albacete, Badajoz, Barcelona, Bilbao, Córdoba, Girona, Granada, Ibiza, Las Palmas de Gran Canaria, Lleida, Logroño, Lugo, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Palma, Pamplona, Santiago de Compostela, Sevilla, Tarragona, Santa Cruz de Tenerife, Valencia, Valladolid, Vigo, Vitoria y Zaragoza serán las ciudades en donde tendrán lugar las movilizaciones. Toda la información está disponible en https://alertarojaeventos.com.

Ello además supone un avance de conciencia y organización en este ámbito que indudablemente va a mostrar como desde la unidad en la lucha, desde el trabajo en común, desde la organización, es posible convertir en resultados materiales efectivos ideas que parecían destinadas a no llevarse a la práctica nunca. Puede y debe dignificar el trabajo de los profesionales técnicos del mundo del espectáculo proporcionándoles unas condiciones económicas y laborales justas. Si se consigue ese objetivo, la cultura habrá dado un paso de gigante en esa recuperación de su valor social que quienes trabajamos en este ámbito ambicionamos.

Cuerpos y territorios

Desde Espacio Público nos complace informar de que El Instituto Equit junto con la Rede de Gênero e Comércio y GIFF (Grupo de Intervención Investigación Feminista), con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur, ha promovido el ciclo de debates feministas Conversas latino-americanas, que será abierto por dos importantes nombres del pensamiento crítico contra el devastador orden neoliberal: Silvia Federici y Sônia Guajajara. Moderará Graciela Rodríguez del Instituto Equit.

El debate será el 10 de septiembre, a las 22.30 hora española. Se podrá seguir en portugués y en español.

Transmisión en español. Canal youtube RGC:

https://www.youtube.com/channel/UCE-b7usnAsShdOxaR-JFFvw

Transmisión en portugués: Canal youtube Inst. Eqüit

https://www.youtube.com/channel/UCongSW4B9QmF2w0KwOMxnqg

Silvia Federici

Escritora, profesora y activista feminista desde hace más de 30 años. Autora, entre otros libros, de Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria (2004); Revolución en punto cero: trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas (2013); Reencantar el mundo. El feminismo y la política de los comunes (2020). Silvia Federici es un referente indiscutible del movimiento feminista mundial.

Sônia Guajajara

Sônia Guajajara nació entre los Guajajara en un pueblo de la selva amazónica en Maranhão. Estudió en una escuela de agricultura en Minas Gerais y continuó sus estudios en la Universidad Federal de Maranhão. Fue candidata del Partido Socialismo y Libertad a la vicepresidencia de Brasil en las elecciones generales de 2018 y es la líder de Articulação dos Povos Indígenas do Brasil.

Hay episodios de nuestras vidas que queremos olvidar porque duelen, pero no podemos olvidar algo que se vuelve consuetudinario, que repica diariamente y que es tan sangrante que es imposible soslayarlo, porque tampoco podemos desconocer actos de injusticia tan atroces…

Hace unos días releí el libro de Héctor Abad Faciolince El Olvido que seremos, que nos lleva a la historia de su padre Héctor Abad Gómez, un hombre que denunciaba las injusticias y las desigualdades estructurales de Colombia; estuvo comprometido con la justicia social, la defensa de los derechos humanos y de la vida, pero la oscuridad que cubre parte de nuestra población dirigente apagó esta luz que proyectaba alternativas a estos problemas.

Es una realidad que viví de cerca, porque aunque no han asesinado ningún familiar, si han asesinado y desaparecido amigxs y compañerxs cercanxs; así mismo he visto como el asesinato político y la desaparición forzada fueron utilizadas para que organizaciones políticas completas como la Unión Patriótica fueran aniquiladas; asesinando a más de 4.500 de sus integrantes, mientras otros huían para no terminar de la misma forma.

Carta a una sombra

El asesinato de Héctor Abad Gómez es uno entre tantos asesinatos políticos en nuestra tierrita; pero su muerte causó un gran impacto porque no era una figura de ningún partido y en ningún momento enarbolaba la violencia como bandera, sino que denunciaba las situaciones de violencia, torturas, desapariciones forzadas y asesinatos.

Abad era un docente y médico comprometido y activista en el Comité para la defensa de los DDHH de Antioquia y podría simbolizar una persona que es padre, hermano, esposo, amigo y maestro de todxs. Porque son tan innumerables lxs asesinadxs que esta figura tan coherente podría representar todas esas víctimas de un conflicto interminable como el colombiano. Este personaje se ha configurado a través de lo que escribe su hijo en el libro El Olvido que seremos y que después reproducen en parte Daniela Abad y Miguel Salazar, en el documental Carta a una sombra. Fernando Trueba, también se ha hecho eco de esta historia con una película basada en el libro.

La práctica del asesinato como medio de eliminar tanto la denuncia de la injusticia y violación sistemática de los DDHH, así como cualquier oposición política y social no es de ahora. Podría decirse que las elites políticas y económicas, aliadas entre sí y utilizando las fuerza armadas legales (ejército, policía, servicios secretos…) e ilegales (paramilitares), han acabado con gran parte de esta oposición y siguen haciéndolo, siendo la impunidad su gran baza para seguir enseñoreadas y continuar en el poder y acumulando bienes y capitales  procedentes del saqueo y despojo de toda la población.

Pero hay una parte esencial del libro que es el amor, que saca a relucir en medio de tanta tragedia; el amor de este hijo hacia su padre y el de él hacia este hijo predilecto, pero también hacia toda la familia y ese amor hacia todo el entorno a donde llegaba con su práctica médica, conociendo las causas de la miseria, la desnutrición, la enfermedad y la muerte de esa población, que para las altas esferas valían más muerta que vivas. Esto me recuerda la filosofía de Camilo Torres, de su lucha amorosa con la teología de la liberación: “cuya revolución no consiste en otra cosa que en la pretensión de garantizar al ser humano las condiciones requeridas para vivir con dignidad”.

La lucha pacífica de Héctor Abad Gómez también fue fundamental en su concepción del mundo, de un mundo amoroso, solidario, para lo cual se debían garantizar condiciones de vida justa para toda la población y en la que la violencia estructural que es la miseria no tiene cabida.

Estos crímenes y en particular el de Héctor Abad Gómez representan un pedazo de la historia trágica de Colombia; pero no podemos caer en la desesperanza, y en honor a este personaje que era el paradigma de la alegría de vivir y de la confianza hacia gran parte de la humanidad, debemos seguir luchando porque si perdemos la fuerza y la esperanza ya tenemos las batallas perdidas.

Porque Colombia nos sigue doliendo, como nos duele nuestra historia, territorios expoliados y despojados, comunidades negras, indígenas, campesinas y las poblaciones marginadas; nuestras son las razones y las certezas de que la dignidad, la democracia y la paz con justicia social no nos la regalarán…

Porque como dice Héctor Abad Faciolince “los asesinos no han podido exterminarnos y no lo lograrán porque aquí hay un vínculo de fuerza y de alegría, y de amor a la tierra y a la vida que los asesinos no pudieron vencer. Además, de mi papá aprendí algo que los asesinos no saben hacer: a poner en palabras la verdad, para que ésta dure más que la mentira”.

“Los Estados con mejores resultados en PISA son aquellos que más horas dedican a la Educación Artística, porque lejos de favorecer la instrucción memorística, enseñan a sus niños a imaginar futuros posibles, y les dan las herramientas para lograrlo”.

Aprobada por el Congreso y en fase de enmiendas parciales una vez que se han rechazado las enmiendas a la totalidad presentadas por el PP, Ciudadanos y Vox, la Ley Orgánica de Modificación de la Ley Orgánica de Educación, conocida como LOMLOE o Ley Celáa, sigue su recorrido en el Congreso en la fase de presentación y debate de las enmiendas parciales.

La LOMLOE es una Ley que ha sido saludada y muy bien recibida por ámbitos muy diversos de la educación y la enseñanza pública, tanto por docentes como por estudiantes y por madres y padres.

Pero hay una laguna importante que ha provocado la protesta activa de miles de personas y asociaciones que reclaman una mayor presencia de la Educación Artística en todos los ciclos de la enseñanza. Por ello han constituido una plataforma: https://educacionnosinartes.wordpress.com/, que está difundiendo un manifiesto publicado en febrero de este año al que se han adherido miles de personas, así como un decálogo con 10 argumentos y han presentado nueve enmiendas concretas al proyecto de ley.

La petición principal es que la Educación Artística tenga una mayor presencia en la enseñanza en todo el Estado español.

A la iniciativa de este colectivo no solo se han sumado miles de personas, expresando su respaldo al manifiesto, sino que cuenta también con apoyo expreso de instituciones del prestigio del Comité Internacional de Educación y Acción Cultural (CECA) y el ICOM (International Council of Museums), así como InSEA (International Society for Education Through Art).

Para hablar de este tema conversamos con la catedrática de Educación Artística de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, Marian López Fernandez Cao, una de las impulsoras de esta plataforma.

Marian López Fernández Cao

Espacio Crítico: Hace unos días afirmabas en un artículo que La ley de Educación que está en trámite, si busca realmente niñas, niños y adolescentes críticos, si busca una mirada afinada que renueve conductas y modelos visuales en este país, tildará abiertamente de ridículas y trasnochadas algunas imágenes, y no necesitará prohibir porque sus creadores las retirarán, corriendo, avergonzados. ¿Podrías resumirnos brevemente cuáles son las enmiendas que habéis presentado a la LOMLOE?

Pedimos al gobierno que recupere el espíritu de una de las mejores reformas educativas realizadas en España, la LOGSE, que modernizó el sistema educativo y consideraba la creación como un eje fundamental. Por ello, pedimos que el gobierno incluya en el 45-55% de los contenidos obligatorios a la creación artística y la alfabetización visual desde educación infantil y primaria hasta educación secundaria y el bachillerato, y que la incluya como materia troncal obligatoria y no la deje al arbitrio de las decisiones de las Comunidades autónomas. Al igual que hace con otras materias instrumentales la educación artística, la metodología creativa y la educación de la mirada –la competencia visual y artística– debe ser fundamental. Ello se traduce en cuanto a la Educación Primaria, establecer suficientes horas obligatorias semanales en Educación Primaria, que en algunas Comunidades Autónomas han desaparecido y la urgente creación de un especialista en Educación Artística y visual tal y como existe en Educación Musical y Educación Física. Aprender a mirar es esencial hoy en nuestra sociedad del conocimiento y la información. El aprendizaje metódico y cuidadoso de la mirada y la percepción es la base de algo tan importante como la observación científica, pero también de la empatía –elemento fundamental del ser humano y que cita la ley–, por ello es esencial para la formación, que debe ser dada por un especialista. Nos resulta inconcebible que un país como España no tenga esa figura y no comprendemos cómo la Ley no la contempla. ¿Por qué no hay especialista en Educación Artística en la Educación infantil y Primaria? ¿Por qué esa desigualdad?

Aprender a mirar es esencial hoy en nuestra sociedad del conocimiento y la información.

En cuanto a la Educación Secundaria, pedimos que se recuperen las horas que la  LOE y la LOMCE fueron eliminando paulatinamente, recuperar como señalamos el espíritu de la LOGSE donde existía como materia obligatoria en todos los cursos de la Educación Secundaria Obligatoria. Dejar a nuestros jóvenes, que están inmersos en un mundo visual, que llevan un dispositivo donde reciben y emiten mensajes visuales continuamente, sin una sólida formación en educación visual es una irresponsabilidad. Educar visualmente tiene que ver con saber y manejar los códigos visuales que hacen que aceptemos más o menos fácilmente determinados mensajes y conductas y sepamos defendernos ante ellos. Si esta ley, como señala en su preámbulo, quiere ser crítica e igualitaria, debe enseñar herramientas para una mirada crítica.

Pedimos también que en Bachillerato se refuercen las asignaturas que tienen que ver con la imagen no sólo desde el punto de vista de manejo de una herramienta, como usar una cámara o un programa de imagen, sino que enseñe qué significa mirar, ser mirado, componer una imagen y analizarla en términos de forma y contenido.

EC: Muy recientemente ha sido retirada de la campaña publicitaria de unos grandes almacenes una imagen que podía provocar una interpretación muy negativa de la infancia en los colegios, por lo que fue muy contestada en las redes sociales. Vivimos en un mundo en el que la imagen está presente en todo, ¿crees que existe una suficiente educación visual?

Hoy por hoy no hay educación visual alguna en la Educación Primaria y muy escasamente en Educación Secundaria –dejándolo al puro arbitrio de las Comunidades Autónomas y donde el profesorado de Educación Plástica y Visual hace lo que puede en las escasísimas horas que tiene– y Bachillerato. Justamente cuando se produce en el adolescente la construcción de la identidad, cuando los y las jóvenes están buscando definirse, y la imagen juega un papel determinante, es cuando más debemos ayudarles y dotarles de conocimientos para construir una mirada crítica, que les ayude a definir su propia imagen y les ayude a defenderse y deconstruir analíticamente los mensajes visuales y los estereotipos visuales que tienen que ver con sesgos excluyentes. Las imágenes que asocian violencia y masculinidad, así como las que asocian feminidad y pasividad son construcciones también y sobre todo son construcciones visuales que se asimilan de forma rápida e inconsciente. Cuando un o una joven sabe analizar y crear una imagen, puede separar creador, mensaje y receptor, forma y contenido; cuando reconoce los mensajes connotativos, cuando aplica la retórica visual, señala si una imagen ha sido tomada en picado o contrapicado y sabe, por ello, las simbología de determinados mensajes visuales relacionados con la jerarquía, está preparado para enfrentarse a nuestra cultura visual porque está educado. En esas edades, además, les interesa muy especialmente analizar y crear imágenes y es deber de la educación obligatoria darle las herramientas y ayudarles a ejercer esa mirada crítica.

De otro modo, muy al contrario de a lo que la ley quiere aspirar, deja a la adolescencia desprotegida, acrítica y vulnerable a los mensajes visuales que diariamente reciben de sí mismos y de los otros, en un espacio proclive al bullying, al estereotipo y a la repetición de conductas desiguales, que por decirlo en términos digestivos, engullen sin saber digerir.

EC: En un reciente artículo tuyo afirmas que “Crear es apostar por la vida” ¿Qué importancia adquiere esta afirmación en los tiempos de la robótica, en los que se venera al robot, a la máquina?

Es necesario recuperar las humanidades en la educación obligatoria, que no es otra cosa que aprender a pensar, reflexionar, conocernos y reconocernos. La creación artística nos descubre como humanos a través de nuestra capacidad simbólica para imaginar, construir y transformar, y nos liga con los otros. El proceso creador nos enfrenta al espacio vacío, a la duda, a la polisemia, a la simultaneidad de puntos de vista, a la necesidad de optar y equivocarse, al diálogo reflexivo con nosotros mismos y la comunidad. Nos obliga a escuchar la materia, a dialogar con ella, a admitir la frustración de las dificultades del proceso y a nuestras propias limitaciones. Crear nos sumerge en la pulsión de vida, porque nos conecta con nosotros mismos y el exterior, nos hace trascender y es una experiencia que une emoción y cognición, percepción y cuerpo –algo tan denostado en educación–, por ello el proceso de la creación artística es mucho más que copiar o hacer algo estético, sino que incluye la capacitación en recursos que posteriormente serán esenciales en la vida laboral y en nuestra vida fuera de las aulas.

La creación artística nos descubre como humanos a través de nuestra capacidad simbólica para imaginar, construir y transformar, y nos liga con los otros.

La ley educativa da importancia a la robótica, que quiere implantar incluso en Educación Primaria. Pero me gustaría recordar que la robótica, como todo instrumento creado por los humanos, parte de algo tan simple como imaginar soluciones a necesidades y conflictos. Y eso es lo que moviliza el proceso creador: enfrentarnos a la capacidad de pensar y proyectar algo que no existe, y verter en ello nuestra capacidad de imaginar y plasmarlo, sea con un papel, una madera, un ordenador o nuestro propio cuerpo. La robótica es un paso avanzado tras desarrollar en niños y niñas, la capacidad de imaginar, observar, pensar, repensar, proyectar, diseñar. No creo que saltándonos los procesos anteriores, lleguemos a los resultados. Creo que como mucho, enseñaremos a copiar, pero no seremos capaces de imaginar y aventurarnos a crear o transformar.

Me gustaría recordar por otro lado, que la educación artística además desarrolla nuestra mirada, nuestra atención y nuestra sensibilidad y ayuda a organizar y comprender nuestras emociones. La educación no consiste en transmitir información, para eso tenemos muchos otros modos, educar es acompañar en la experiencia de atrevernos a conocer y conocernos, nos permite comprendernos y comprender nuestro entorno en los momentos de crisis y nos acompaña en los períodos más difíciles de la vida, tanto íntimos como comunes. La educación debe tener eso en cuenta. Recuerdo que hace unos años reflexionamos sobre el alto índice de suicidios que se había producido en una empresa de tecnología francesa, en la época de la crisis anterior, donde jóvenes altamente formados en tecnología, de apenas 26 años, se precipitaban angustiados por las ventanas. Estoy convencida de que si la educación tuviera en cuenta y abordase el proceso creador, su plenitud y su horizonte, su capacidad de pensar más allá y su potencial en sostener la incertidumbre, la angustia, el límite y miedo, no sólo seríamos más capaces de afrontar las próximas crisis, sino que saldríamos más fortalecidos y más sabios. En noviembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud publicó un exhaustivo informe basado en la evidencia donde se desgranaban los beneficios del arte y la cultura en la salud, y en ellos se hablaba de la autoestima, el bullying, entre muchos problemas a los que se enfrentan niñas, niños y adolescentes.

EC: Decís que los países que tienen mejores resultados en la enseñanza son los que dedican más horas a la Educación Artística, porque “enseñan a sus niños a imaginar futuros posibles y les dan herramientas para lograrlo. También ponéis como ejemplo el protocolo firmado por tres ministerios en Francia en 1993, por el que se reconoce la importancia de la función del arte en la educación obligatoria. ¿Puedes explicarnos algo más de este protocolo y de cómo está la enseñanza del Arte en Europa en la actualidad?

En el año 2000 los ministros de Cultura, Catherine Tasca, y de Educación, Jack Lang, pusieron en marcha un plan quinquenal para el desarrollo de las artes y la cultura en la escuela (Plan Lang-Tasca), que fue renovado en 2005 y condujo a la constitución de un Alto Consejo para la Educación Artística y Cultural. En 2012, la ministra socialista Aurélie Filippetti lanzó una consulta nacional que condujo al informe Pour un accès de tous les jeunes à l’art et à la culture (llamado «Informe Bouët-Desplechin»), entre cuyas recomendaciones se encontraba actualizar la definición de educación cultural y artística, reforzar la gobernanza territorial en este ámbito, reforzar la formación y la profesionalización de las acciones artísticas en entornos educativos y fomentar los espacios de intercambio entre los agentes que intervienen en el campo de la educación artística (Perrin et al., 2015: 95-96).

¿Por qué, en un país que se enorgullece de ser cuna y territorio de artistas y que atrae por su riqueza artística y cultural, no existe un Consejo para la Educación Artística y Cultural? ¿Por qué nos permitimos perder talentos creativos, y una sociedad educada en la observación, en la contemplación y en la apreciación y cuidado por nuestra cultura?

Un estudio realizado por la OCDE en 2014[1] señala que las habilidades de observación aprendidas observando pinturas y dibujando incrementan la habilidad de observación médica y cualquier actividad científica que implica la observación. Las habilidades relacionadas con el dominio artístico son muy cercanas a las habilidades evaluadas en el área científica: en ambos casos, la habilidad crítica consiste en mirar detenidamente y razonar sobre lo que se observa. Asimismo, el razonamiento espacial, tan necesario en ámbitos como la geometría y el razonamiento abstracto, son capacidades que desarrolla la educación artística.

Una magnífica tesis doctoral sobre el papel del arte en la adquisición de competencias educativas[2] señala que un país como Finlandia, con excelentes resultados en el informe PISA dedica el 80% de las horas lectivas a la educación artística (más de 300 horas por curso escolar), con un carácter muy innovador: el exceso de horas de educación artística no implica la reducción de horas lectivas en otras asignaturas. Esto se debe a que este país entiende el arte como vehículo en el estudio de todas las materias. Por tanto, se trata de un enfoque educativo a través de las artes  (enfoque integrador), no sólo una enseñanza y educación en las artes  (enfoque especializado tradicional).

España, lamentablemente y de modo opuesto, ha tomado una serie de decisiones desde una visión reduccionista, utilitarista y cortoplacista que no sólo ha sido contraria a la creación, sino a la educación de calidad. Debido a los malos resultados que se han ido obteniendo en las pruebas de conocimiento (a nivel autonómico, estatal y europeo) en las denominadas “Asignaturas Instrumentales” (Matemáticas, Literatura y Lengua Castellana), los sucesivos gobiernos y sus administraciones educativas han ido recortando las horas de docencia directa en Educación Artística en favor de las consideradas “más necesarias”, olvidándose de que “saber mirar, estructurar y dar forma a algo nuevo”, forma parte también de los saberes llamados instrumentales. Este recorte ha supuesto una merma no sólo de los conocimientos que adquiere el alumnado a lo largo de un curso académico, sino que provocan en la imagen y opinión pública una falta de importancia e interés, de manera que los conocimientos artísticos, estéticos y culturales pasan a estar en un segundo plano tanto educativo como político y social.

EC: Has escrito una carta al presidente del Gobierno, ¿has tenido alguna respuesta?

Las y los catedráticos de educación Artística de todas las universidades españolas escribimos a Pedro Sánchez una extensa carta apelando a su sensibilidad y a la necesidad de incorporar nuestras enmiendas a la ley. En ella le exponíamos, además de lo desarrollado en esta entrevista, la importancia de una educación sensible al patrimonio, la importancia de la industria naranja, la cultural, que es esencial en nuestro país, el papel que han tenido las artes en la historia de España. Le transmitimos la importancia de desarrollar una mirada crítica ante la cultura visual así como el potencial de cohesión social y humano que supone el arte y la creación, su rol en la comprensión universal e intercultural y en la relación con lo desconocido e imprevisto. Le transmitimos la importancia de la educación artística en el proceso creador, que ayuda a enfrentar lo impredecible y a sostener la incertidumbre, esencial en la formación para la vida y especialmente fundamental en este año que se ha revelado extraño y difícil de encarar.

Desafortunadamente recibimos una escueta respuesta de su gabinete señalando lacónicamente que la ley en proceso reconocía nuestra área así como los estudios especializados de grado medio y superior, mejorando su titulación, algo que no era objeto de nuestra petición ya que nos centrábamos en la importancia y presencia efectiva de la educación Artística con especialistas en la educación obligatoria. La respuesta señala asimismo que el gobierno de España respeta el margen competencial de las Comunidades Autónomas en la configuración del currículo, por lo que entendemos que el Ministerio de Educación renuncia a la consideración de la educación artística como materia troncal en la educación obligatoria en todo el territorio español. En la carta no señala la apertura a repensar ningún tipo de enmiendas en este sentido. Desalentador para el arte y la creación y sobre todo para los niños, niñas y adolescentes de este país.

EC: Por último, ¿cuáles son los próximos pasos que vais a dar?

Tenemos todavía esperanzas de que algunos partidos sensibles a la educación de la mirada, a la alfabetización visual y al desarrollo creativo y de la atención incorporen nuestras enmiendas y que el Parlamento las acepte. Desde finales de febrero estamos en contacto con los partidos políticos que han contestado a nuestras peticiones y varios de ellos han sido sensibles a las mismas.

Hemos recabado el apoyo de la práctica totalidad del mundo del arte y la cultura, de los museos, la academia y el patrimonio, que se echa las manos a la cabeza cuando le mostramos la ausencia de creación en la educación obligatoria, y la ausencia de una educación que fomente la capacidad visual, creando una desigualdad inexplicable en el acceso al mundo del arte y la cultura, dejando depender la competencia cultural a la capacidad adquisitiva de sus familias. Hemos recibido testimonios de apoyo de personalidades de la Academia de Bellas Artes, de Premios Nacionales de artes plásticas, Premios Velázquez, presidentes de asociaciones de arte y cultura, de cine y teatro, del ICOM, la mayor institución de museos a nivel internacional y de INSEA, la Sociedad Internacional de Educación por el Arte, que no comprenden la postura española. Con todo este apoyo nacional e internacional no descartamos movilizaciones específicas tanto en el área educativa como cultural.


Notas:

*Todas las fotografías son obra de Marian López Fernández Cao

[1] ¿El arte por el arte? La influencia de la educación artística.

[2] El papel del arte en la adquisición de competencia para el modelo de enseñanza-aprendizaje del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) Ana Hernández Revuelta, UCM, 2012.

Ni trapo ni detergente – Fernando Ruiz-Goseascoechea

Hay gente que llama trapo a cualquier bandera. Probablemente entre ellos haya algunos que no expresen exactamente lo que sienten, porque les incomoda hablar del asunto; a otros, por el contrario, las bandeas les emocionan; y a otros, depende de qué bandera se trate. Pasa igual con los himnos y cantos emblemáticos, sean patrióticos, deportivos, militares o religiosos. Y es que las banderas, como los himnos, las procesiones, los desfiles, las consignas de las manifestaciones, las canciones en las fiestas y los cumpleaños familiares son, en gran medida, retazos de la infancia y la juventud que se quedaron anclados en nuestra memoria. Por eso pueden llegar a estremecernos.

El conflicto de las banderas rojigualda y republicana como significante para unos y para otros viene discutiéndose desde hace mucho tiempo. Soy partidario de enmarcar el problema en los tres espacio-tiempo: pasado, presente y futuro, ya que sobre este asunto existe una peculiar cosmogenia en la que el pasado ocupa un lugar predominante sobre el presente y, no digamos ya, sobre el futuro. Con razón protestaba Julio Anguita: Hay que dejar de hablar tanto de la Segunda (República) y preparar más la Tercera.

Pertenezco a una generación que aprendió historia a través de las imágenes. Crecimos admirando las pinturas del francés Delacroix La Libertad guiando al pueblo y de Garibaldi sosteniendo la bandera italiana de la unificación; crecimos admirando las imágenes de las tropas de Estados Unidos alzando su bandera de barras y estrellas en Iwo Jima y la bandera de la Unión Soviética sobre el Reichtag alemán. Crecimos manifestándonos con una bandera del Viet Cong en la mano. Hemos hecho nuestras las banderas de pueblos sin estado reconocido, desde el saharaui al palestino. Reconocemos y nos identificamos con la wipala andina, la del arcoíris del LGBTIQ+, la morada feminista, la verde ecologista y la amarilla antinuclear. Y llevamos saliendo cada 14 de abril a revindicar la bandera tricolor, codo a codo con ciudadanos que portan la bandera de su sindicato, su nacionalidad y su partido político.

Hemos respetado y seguimos respetando muchas banderas, aunque un gran número de ellas nacieron entre sangre y muerte, porque han sido paridas en momentos históricos y emancipadores. Pero es justo reconocer que otras muchas nacieron torcidas y su flamear concita más división, discordia y desapego que unidad, respeto y estima.

El conflicto es político y social porque nace de una victoria de una parte de España sobre la otra, que acarreó 40 años de dictadura. Pero, además, en democracia se prolonga en el tiempo porque representan dos concepciones antagónicas de estado: monarquía o república. A la vista está que la trascendencia de las banderas no viene determinada por sus colores, ni tan siquiera por su historia, sino por quienes las ondean.

Pero no son sólo colores; la bandera oficial de España contiene un escudo heráldico que representa los antiguos reinos que había en la España de 1500, un blasón con la corona real y un escusón con las 3 flores de lis de la Casa de Borbón, el mismo que ostenta el escudo de Enrique de Nassau-Weilburg y Borbón-Parma, el jefe de estado de Luxemburgo.

En los primeros tiempos de la transición (1975-1980) las fuerzas nostálgicas del franquismo, entre las que destacaba Fuerza Nueva (FN), patrullaban las calles haciendo ondear la rojigualda con el águila franquista, rescatado del escudo de Fernando el Católico. En 1982, FN y una parte del franquismo sociológico se atrinchera en Alianza popular (AP), que a partir de 1989 se denomina Partido Popular. Y la calma banderil volvió a las calles.

Todo cambió en 2008 cuando de nuevo repunta el proceso de patrimonializar la bandera de España por parte del bloque conservador. Se produce a partir del estallido de la crisis, y las mareas blanca y verde, junto a los indignados, se levantaron contra los recortes. La respuesta por parte del PP y de sus organizaciones de masas próximas, tipo Provida, convierten la bandera oficial en el eje de sus movilizaciones, dándole un contenido eminentemente partidario.

Este periodo de euforia rojigualda coincide con el comienzo de la cadena de escándalos de miembros de la Casa Real, que llega a trompicones hasta la fecha actual. Curiosamente, la extrema derecha, que nunca fue monárquica y en la transición no cesaba de criticar a Juan Carlos, da un giro radical, como todo lo que hace. Los integrantes de Fuerza Nueva que colgaron la camisa azul para entrar en el PP, ahora salen de este partido con la bandera más grande, el mástil más alto y la corbata de color verde de Viva el Rey de España (V.E.R.DE.). Un fenómeno que se tendrá que estudiar con atención.

Hasta esas fechas, solo una parte pequeña de la izquierda española sacaba a la calle la bandera tricolor, pero las movilizaciones contra los recortes, la aparición del 15 M en 2011 y de Podemos en 2014, rejuvenece el ímpetu republicano, y aviva en la calle la bandera ultrajada en 1936. 

Es en este punto de abismo de enseñas en el que surge el procés en Cataluña. La reacción del PP y las fuerzas conservadoras ante el auge de las movilizaciones independentistas en los años siguientes, fue la llamada de zafarrancho de combate y defensa de la identidad nacional; es decir, al uso desenfrenado de la bandera nacional.

Conviene recordar que, desde 1939, la presencia de la bandera del reino de España con el tiempo ha ido calando en el imaginario colectivo, y no sólo en el ámbito del mundo taurino o actos religiosos con presencia militar. La bandera rojigualda hoy está presente de manera notoria en las fiestas y celebraciones de muchos pueblos y ciudades de Castilla, Andalucía, Extremadura, Aragón, Murcia, Cantabria, La Rioja y la Ribera navarra, factor que funciona, en la mayoría de los casos, de manera independiente al color político del consistorio. Es decir, está asumida socialmente y no entra en conflicto con las banderas autonómicas.

Ahora han salido algunas voces desde el seno de la izquierda, reivindicando la bandera oficial española para impedir que la derecha patrimonialice la enseña patria. A simple vista la idea parece razonable, aunque no es nueva; ya lo hizo el PCE cuando en 1977 Santiago Carrillo anunció en rueda de prensa que en los actos del partido ondeará siembre la bandera con los colores oficiales del estado. Por supuesto, la iniciativa no cuajó. Sin embargo, el PSOE sí lo hizo y les funcionó. ¿Por qué? Pues porque las bases militantes y los votantes no eran los mismos.

La idea de ahora da la impresión que se enmarca estratégicamente en la aspiración, -legítima, por supuesto-, de ocupar el espacio electoral que dejó el PSOE desde el surgimiento de Podemos. Un gran bolsón electoral (no de bases militantes), tradicionalmente mayor, escorado al centro y que hace frontera con el terreno del PP; es decir muy poco comprometido hoy día con los valores y símbolos históricos de la izquierda.

Es probable que tanto el error del PCE en 1977 y ahora el de algunos sectores parta de una manera confusa que tiene la izquierda española de dar salida a la complejidad del problema de los nacionalismos periféricos. La naturaleza transversal que tiene el sentimiento independentista (desconocen, por ejemplo, que hay independentistas no nacionalistas) en territorios como el vasco y el catalán, crea un desconcierto que imposibilita dar respuesta a la necesidad de conjugar la defensa de los intereses de clase con cualquiera de las identidades territoriales.

La otra pata que cojea en el proyecto es el de la oportunidad histórica. En un momento en que las provocaciones de la extrema derecha están en su punto álgido, pretenden asimilar su bandera con las de las clases populares. Justo cuando la monarquía se muestra más comprometida con casos de corrupción, más vacía de contenido, sin legitimidad y escorada como nunca hacia las posiciones más conservadoras, queremos utilizar su misma enseña. Una bandera que nunca ha sido de unidad y de concordia.

La bandera rojigualda no es un trapo, como no lo es ninguna de las banderas de las comunidades, aunque ciertamente no une a todos los ciudadanos. Pero tampoco es un detergente para limpiar y desinfectar años de constricción y sumisión a un modelo de estado caduco.

La propuesta de blanquear la bandera rojigualda en 2020 está lejos de conseguir un efecto llamada a la reconciliación, sino que es, por el contrario, un oprobio a la historia y a la memoria. La idea nos retrae a los peores métodos de la transición, de esconder la basura debajo de la alfombra. Aquí vendría bien aquello tan gramsciano de pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad

Probablemente, cuando la República se restablezca en el territorio español, habrá que buscar una bandera nueva, que nos unifique a todos. Es posible que tengamos que guardar la rojigualda y la tricolor en el armario de la historia y comenzar de nuevo, con un proyecto simbólico que unifique a la inmensa mayoría del pueblo. Pero hoy, mientras tanto, la bandera con la franja morada no debería tocarse ni ser sustituida por nada.


Reflexiones sobre trapos de colores – Ana Barba

Hay banderas que representan al poder y hay banderas que representan al pueblo. Podemos corroborarlo echando un vistazo a la Historia de la Península Ibérica y tal vez de algún territorio vecino.

Durante la Edad Media, las enseñas de los señores feudales avisaban de la presencia de sus huestes, pero también indicaban cuáles eran las poblaciones de sus súbditos. En estos casos representaban al poder, si bien los vasallos adoptaban la de su señor, no había más opción que estar bajo la bota feudal.

Hay momentos luminosos de la Historia, como ocurrió en Castilla en 1520-22 con la Revolución Comunera. En ese momento los vasallos se rebelan ante el poder y se identifican a sí mismos con una bandera rebelde, el pendón comunero.

De igual modo, en 1789 durante la Revolución Francesa, la bandera tricolor adoptada era la de la libertad, contrapuesta a la del depuesto Luis XVI y sus flores de lis.

Existen en la actualidad muchas banderas que son símbolo de pertenencia a un grupo, basta echar un vistazo a las banderas deportivas. Habría mucho que discutir sobre si esas banderas representan al poder o al pueblo, puesto que el pueblo que las adopta voluntariamente sigue la estela de sus campeones, peleando si es preciso para defender el honor de su grupo, al igual que hacían las mesnadas de los señores feudales, por mucho que se sepa que esos campeones (salvo excepciones) son mercenarios que se venden al mejor postor y simples marionetas en manos de los poderosos dueños del circo deportivo. Un entramado sobre el que habría mucho que escribir y que excede el propósito de hoy.

Hay gente que usa determinados símbolos comerciales (marcas) como bandera de pertenencia a una élite socioeconómica.

Están las banderas de los sindicatos, las de los movimientos sociales y políticos (PAH, Antifas, Mareas), incluso las muy devaluadas de los partidos políticos.

Pero, sin duda, la bandera que más controversia suscita hoy en el Estado español es la llamada y bien llamada “bandera nacional”, no en vano representa al bando golpista del 36, autodenominado “bando nacional”. Esta bandera bicolor, aligerada del águila franquista pero siendo la misma en esencia, es defendida a capa y espada por lo más rancio y reaccionario del panorama social y político español y, por buena parte de los sin sustancia que se creen que son de izquierdas y ponen esa bandera en su perfil de TW.

La bandera que llaman “constitucional” es en este caso una muestra más de la simbología que el poder social y económico español, con el franquismo al frente, impusieron tras la derrota de la legalidad en 1939. La bandera es tan representativa del pueblo español como pueden serlo la monarquía o la Constitución salida de las Cortes franquistas en 1978. Sólo representan al poder y a sus vasallos, convencidos de las bondades del statu quo y de las ventajas que para ellos ofrece, aunque pasen hambre y humillaciones (“la alternativa es peor”, arguyen).

Vemos, por tanto, que sostener el valor simbólico y la representatividad de un trapo de colores tiene mucho que ver con el juego del poder y con los múltiples engaños y espejismos con los que los poderes controlan a sus vasallos.

Para finalizar, diré que hay trapos que me gustan por la rebeldía que representan, como el pendón comunero, las contemporáneas de la PAH, la arco-iris o de las luchas por los servicios públicos. También hay una bandera que me gusta por ser la contraposición a lo que detesto, la legítima bandera constitucional del Estado español, que no es otra que la bandera tricolor republicana.

S y R

Trapos de colores – Marià de Delàs

Las personas expresan sentimientos de pertenencia a una colectividad de diferentes maneras, entre ellas mediante la exhibición de símbolos, que muy a menudo son trozos de tela de diferentes colores.

Banderas, estandartes, pendones, insignias… se suelen alzar o colgar con cierta solemnidad como señal de identidad, con orgullo o como muestra de apoyo. Quien más quien menos ha levantado a veces una bandera, sea de un equipo deportivo, una organización, una ciudad, un movimiento social, partido, sindicato, nación o lo que sea.

En política esos trapos suelen servir, además, para expresar solidaridad entre compatriotas, pero incluso los antinacionalistas más radicales, los que mantienen que no tienen más patria que la humanidad, han agitado y agitan enseñas rojas, negras, lilas o de los colores del arco iris, para reivindicar ideas compartidas.

Hasta aquí ningún problema con las banderas, porque muchas veces no son excluyentes y a la gente le gusta expresar sus emociones un día con un símbolo, otro día con otro, muy a menudo con ninguno y a veces con varios a la vez.

El problema aparece cuando algunos quieren obligar a otros a compartir sus sentimientos. Eligen una bandera, por ejemplo, y pretenden que otros la asuman como propia, aunque no les guste. Eso es lo que ocurre con la que tiene dos franjas rojas y una amarilla más ancha en el medio, que se impone en pueblos y ciudades a gente que no la quiere. (Imposiciones al margen, una pregunta: ¿Por qué los defensores de la bandera española sustituyen la palabra ‘amarilla’ por ‘gualda’ para designarla? ¿Quizás para significar su singularidad?, porque a nadie se oye decir que tiene o quiere comprar una camisa o tapicería de color gualda).

El caso es que hubo un rey, Carlos III, hijo de Felipe V, de la familia Borbón, mira por dónde, que en 1785 decidió que los barcos españoles se distinguieran del resto con esa bandera con dos franjas rojas y una amarilla, y en 1843, ya en tiempos de Isabel II, el ejército la hizo suya y la convirtió en bandera de España.

Ocurre, como se sabe, que en el Estado español vivían y viven bastantes personas que defienden la idea republicana, identificadas muchas de ellas con la tricolor y otras tantas con naciones diferentes a la española, como Euskadi, Galicia o Catalunya, que cuentan con sus propios símbolos.

En Catalunya, durante la década que ahora termina, se ha producido, como todo el mundo sabe, una movilización popular excepcional, en defensa de su soberanía nacional, acompañada de un crecimiento considerable del número de ciudadanos que desean la independencia del Estado español y así lo reclaman, con senyeres estelades en manifestaciones y desde los balcones de sus viviendas.

El uso generalizado de este trapo coloreado con cuatro barras rojas y una estrella tiene una explicación. No nos vamos a extender sobre los orígenes de la nación catalana, ni sobre la evolución del independentismo y el autonomismo, ni sobre la decisión de la justicia española de enmendar radicalmente el estatuto que los catalanes habían aprobado en las urnas, pero sí es preciso destacar en esta reflexión sobre banderas que uno de los motivos por los cuales, todavía ahora, parece que al menos un cuarenta y dos por ciento de la sociedad catalana se siente a disgusto con la simbología española. No quieren pertenecer a un Estado, el español, que mantiene condenadas, inhabilitadas, multadas, encarceladas o exiliadas a personas que se manifestaron pacíficamente en contra de la intervención de las instituciones catalanas por parte del Gobierno español e hicieron posible la celebración de un referéndum sobre el futuro político de Catalunya. Los encausamientos judiciales han afectado y afectan de momento a centenares de personas, porque no pueden llevar a millones ante los tribunales.

La represión de una nación sobre otra tiene sus efectos, como se sabe. Propicia rencillas entre los castigados, infunde miedo y pérdida de adeptos, porque la senyera estelada representa una ambición, que se expresa con gran variedad de objetivos, desde posiciones diversas, ninguna de ellas segura y confortable.

El confort lo podrían encontrar, les dicen, mediante el diálogo con quienes se sienten representados por la bandera constitucional, la monárquica rojigualda. Ocurre que los que la agitan y exhiben con más energía suelen ser ultraderechistas, que no ofrecen muchas posibilidades para la negociación, pero bastantes representantes del Gobierno progresista también la reivindican y enaltecen, a pesar de proclamarse defensores de los “valores republicanos”.

Algunos de esos progresistas españoles incluso les dicen a los soberanistas catalanes que el Estado español puede mejorar, cambiar hacia un nuevo modelo, plurinacional. Parecen poco resueltos frente a quienes no buscan otra “solución” que el sometimiento y la renuncia.

La indiferencia con la que se observa desde fuera de Catalunya la voluntad del poder judicial español de reeducar en la cárcel, durante años, a personas que se suelen identificar con las estelades no permite ver muy cercanas las oportunidades para el diálogo.

A casi nadie le gusta colocarse bajo una bandera perseguida, pero millones de personas la enarbolan y es poco probable que la sustituyan por la blanca de la rendición.


Ni a quien sirven cuando alzan las banderas – Pedro Chaves

Eso se pregunta Serrat en una canción (“Algo personal”) y así parece que ocurre siempre: vemos a alguien enarbolar una bandera y nos podemos echar a temblar: a partir de ese momento el escenario se dividirá entre los “míos” y los “contra mí” aunque, en ocasiones, resulte tan difícil saber, quienes son los “nuestros”. A veces, incluso, los más cercanos son los peores enemigos, aquellos que más confunden por su “falsa” proximidad con las verdaderas reivindicaciones.

Después de la religión, el nacionalismo, en alguna de sus versiones más extremas, es el gran responsable de muertes producidas por razones no naturales desde el siglo XIX, incluyendo aquí todo tipo de catástrofes. No hay guerra en la que las banderas no hayan sido agitadas y vinculadas a alguna identidad en riesgo por parte de la contraparte atacada o contra la que nos defendemos. Y la historia nos dice que no hay nacionalismos buenos o malos. En algún punto, la diferenciación se tuerce, deja de ser sutil y todo queda arrasado por la preeminencia de lo propio y superior frente a lo ajeno e inferior (cutre, casposo, atrasado etc.). Muy a menudo, la vinculación entre nacionalismo y religión obra el milagro de crear una identidad que traza abismos en el seno de la comunidad política preexistente y que excluye, criminaliza a un “otro” que ha dejado de ser humano.

Y, sin embargo, no hay nada necesariamente malo ni reprochable en sentirse parte de algo, de un espacio, de una comunidad cultural, lingüística o ambas cosas. O formar parte de una identidad que quiere singularizarse respecto a otra a la que considera omnipresente o invasiva o ambas cosas. Y es legítimo reconocer el derecho democrático a reivindicar la forma estatal y la independencia asociada para naciones sin estado. Creo que en esto conviene ser claros, aunque esto no signifique que cualquier reivindicación de independencia deba ser considerada, sin más, como completamente democrática ni que cualquier intento de impedirla deba ser valorada, sin más, como legítima.

Cómo ocurrió con la religión, el sueño de la razón imaginó que el nacionalismo periclitaría lentamente, subsumido por identidades que se moverían libremente por una nueva geografía global. Una geografía no necesariamente sin límites pero con fronteras difusas o porosas. Pero al igual que las últimas décadas han conocido un auge del papel público y político de las religiones, el nacionalismo vive un momento reivindicativo importante. Y aquí no hablamos solo de los nacionalismos sin estado y de sus versiones y reivindicaciones democráticas, hablamos también de la autoafirmación de lo nacional en todas sus dimensiones, incluida la de las naciones que han construido un estado y son hegemónicas o dominantes.

La globalización ha tribalizado la política. En una conocida tesis sociológica David Goodhart defiende que la globalización ha dividido el mundo entre los “de alguna parte” (somewhere) y los de “ninguna parte” (anywhere). La diferenciación, aunque simplista en exceso, tiene una parte muy reconocible de verdad y se solapa, además, con los perdedores y ganadores de la globalización. Entre los perdedores más reconocibles, una parte significativa de las clases medias que han sido expulsadas de su modo de vida por fenómenos incontrolados y carentes de toda legitimidad, donde los mercados se han enseñoreado de la situación. Por eso, la reivindicación de “retomar el control” se ha convertido en popular y transversal, común a muchos movimientos de diferente signo y pelaje.

Ese “retorno a lo nacional” imagina una arcadia imposible: la posibilidad de recuperar las riendas de la propia vida (en todas sus dimensiones) para la comunidad política. Y por eso, respetando la condición democrática inapelable del derecho de autodeterminación, en estos días la utopía nacionalista no deja de ser una ucronía conservadora cuando no abiertamente reaccionaria. El desafío para una parte del nacionalismo sin estado es imaginar su derecho a la autodeterminación en espacios donde la democracia y el control sobre los procesos significativos debe hacerse en combinación con otros locus de gobernanza y de decisión política (local, estatal, supranacional). Y donde la afirmación de la identidad propia pueda hacerse compatible con otras identidades, incluida aquella de la nación mayoritaria.

El desafío para los nacionalismos mayoritarios es imaginar nuevas articulaciones políticas e identitarias que respeten derechos, resulten inclusivas en términos simbólicos y de decisión política y sean capaces de dar voz y presencia a comunidades políticas sin estado. En este caso los símbolos juegan y jugarán un papel de la máxima importancia. Nunca entendí porque no se permitía que las lenguas cooficiales del estado español se pudieran expresar en el Congreso de los Diputados. O que no se ofrecieran las lenguas del estado como enseñanzas opcionales en la educación primaria y secundaria en todo el país.

Estas son las nuevas fronteras de la democracia para las fuerzas de izquierda se encuentren en uno u otro lugar de la frontera. Las viejas articulaciones nacional-estatales (república, federalismo, confederalismo) nos sirven de referencia, de baliza para orientarnos, pero no mucho más. No nos queda otra que inventar, imaginar, arriesgar y, claro está, equivocarse.


De trapos, banderas y banderías – Manuel Garí

Estoy conmocionado. Mi jefe de estado se ha fugado con el dinero envuelto en la bandera roja y gualda y conservando todos los honores reales al son de la Marcha de Granaderos, también conocida como Marcha Real o Himno Nacional. Todo un patriota (“¡Tantos servicios rindió a España!”). Al igual que su sucesor, capaz de sacrificar su amor filial en aras de la monarquía (en la que, por cierto, él ostenta el título de boss). Otro patriota, también envuelto en la rojigualda frente a los provocadores que querían votar en el referéndum del 1 de octubre de 2017 en Cataluña envueltos ellos a su vez en la cuatribarrada y al son de Els Segadors.

Estos Borbones de la rojigualda han cambiado de trapo según conveniencia, cual tropa mercenaria especializada en hacerse con propiedades terrenales tipo reino. Son una especie de CEOs de los asuntos de la jefatura de estado no electa. Por eso son gente que nace allí, habla idiomas y reina allá a dónde haya vacante. A estos profesionales del poder con “irresponsabilidad constitucional” les he contado un montón de banderas. Breve enumeración de trapos borbónicos en la que prescindo de algunos reinos de segunda y de multitud de condados y ducados, algunos de la entidad de Luxemburgo, los correspondientes al Reino de Navarra, de Francia, de España, de Dos Sicilias e Imperio de ¡Brasil! (sic). Y en cada feudo su robo y en cada robo su bandera y su patria.

Yo que no soy muy de banderas, ni siquiera tengo una de mi club de fútbol, sin embargo, observo que hay algunas diferencias. En nombre de la rojigualda hay gente que encarcela, golpea e incluso, asesina, como ocurrió, entre otros con el caso de mi paisano Guillem Agullo cuyo delito fue simplemente portar una cuatribarrada en el lugar y día inoportunos. O en el caso de tantos republicanos golpeados o asesinados por pasear pacíficamente con una tricolor. Pareciera que en esto de las banderas unos tienen el palo y los otros el deseo de libertad; la cosa, pues, estriba en el caso del Estado español entre quienes defienden una visión uniformadora e impuesta de la identidad nacional y quienes intentan reclamar su derecho a decidir su identidad y la forma de estado. Cosa que no es poca cosa.

Y, sin embargo, hay una parte de la izquierda que, desvaída en programas y proyectos de futuro, intenta recuperar para sí las ideas de patria y nación española, asume los estandartes y banderines impuestos por Franco y asumidos como propios por los padres constituyentes y sus cuñados franquistas reciclados en “demócratas de toda la vida” en el 78. Vano intento condenado de antemano al fracaso. Le ocurrió a Santiago Carrillo y años más tarde a todo tipo de propuestas populistas patrióticas. Es difícil regenerar unas señas de identidad que nacieron para uncir a todo un pueblo y a los pueblos que lo configuran a un pasado mítico inexistente. El españolismo, desde su origen, está indefectiblemente ligado a la idea de una nación impuesta. No es por ahí dónde puede haber proyectos futuros en común.

Venimos de momentos de urgencia social, en torno a la vivienda, los salarios, la precariedad, los despidos y las deslocalizaciones. Vivimos en medio de una crisis sanitaria y económica sin precedentes en el país y en el ámbito mundial y a las puertas del abismo climático. La sociedad en el Estado español no sólo es heterogénea por lengua y señas de identidad, lo es también por orígenes culturales (unos más o menos autóctonos y otros extrapeninsulares) y a causa de la desigualdad social. Es una sociedad plural en todos los aspectos.

Intentar construir un futuro sobre las cuestiones de identidad, proclamar la necesidad de una unidad sin fisuras para salir de la crisis solo favorece a la derecha conservadora y desmoviliza la base electoral de izquierdas. Apelar a la grandeza española (Felipe VI y Sánchez no paran de decir aquello de “somos una gran nación”) sin caer en el españolismo excluyente es fácil de enunciar, pero imposible de evitar. El deseo de vivir juntos, de construir un futuro común y superar los orígenes y las culturas diferentes, sólo será posible si en el plano material se hace realidad el derecho a la salud y la educación, al empleo y la vivienda, a la igualdad sin discriminaciones de sexo y a la diferencia en las identidades de género, y, por supuesto al clima y la vida… Y en el plano político y territorial si se hace efectivo el derecho a la autodeterminación y la independencia, bases para una futura libre unión (si fuera deseada como yo la deseo). Ese es un proyecto ilusionante y movilizador con un sencillo programa.

El sentimiento común de pertenencia es el resultado de una historia y de experiencias compartidas, de acontecimientos vividos conjuntamente, y no de raíces esencialistas ni de falsas recreaciones antihistóricas que nos vinculan al cristianismo, Don Pelayo, la pata del caballo del Cid o la Reina Isabel de Castilla olvidando nuestro ADN celta, ibero, fenicio, griego, romano, gallego, catalán, aragonés, vasco, árabe, musulmán, judío, ecuatoriano, colombiano, peruano, marroquí, senegalés, y un largo etcétera que confluye en lo que hoy es el mosaico que constituye la ciudadanía real que trabaja, sufre y sueña. Y políticamente no podemos olvidar que la tragedia genocida del franquismo produjo una sima entre vencedores y vencidos, cuya historia perdura. E impuso el relato oficial de los vencedores. ¿Es en la historia mitificada en la que pueden reconocerse esa multitud? En cuestión de identidades, las banderas y los cánticos juegan un papel central en la configuración y expresión de esos sentimientos. ¿Es en esos símbolos en los que puede reconocerse esa multitud?

Algo elemental pero que conviene recordar: el sentido de los símbolos varía con el paso de la historia y del lugar. Cantar la marsellesa en la España franquista era un símbolo emancipador, en las colonias francesas un signo de opresión y en el sesenta y ocho parisino un acto de afirmación gaullista contra revolucionario. Por ello, es estúpido hablar de los símbolos e instituciones comunes que “en común nos dimos”. No podemos olvidar que, por más que digan lo contrario Casado o Sánchez, en nuestro pasado reciente la estanquera y la marcha real anunciaban la llegada de los asesinatos en masa en nuestros barrios, pueblos y naciones y, más tarde, de las detenciones y torturas.

Aquí y ahora no se han dado las condiciones ni existe el proyecto real de sanear el origen y uso de la estanquera y del himno “nacional”. Son hijas de un golpe de Estado y de una Constitución que los hereda de forma obligada bajo chantaje. Solo una ruptura democrática y un/unos procesos constituyentes con un referéndum sobre la forma de Estado (monarquía o república) podrán poner en su sitio el sentido de los símbolos y a los signos mismos porque habrán reorganizado las cosas de la res pública a partir de la voluntad popular.

Todas estas cuestiones nos exigen un análisis riguroso histórico y un debate sobre las nociones de identidad, de pertenencia, de comunidad. Aún más sobre lo que significan los conceptos de pueblo y de nación en la era de pandemias mundiales, economías encadenadas y nuevos referentes ideológicos y culturales vinculados a la globalización. Lo contrario es moverse en el terreno de la irracionalidad y sacralizar aquello que debe ser abordado científicamente, “históricamente, de forma profana, sin rezos ni escupitajos” diría Daniel Bensaïd.

Y se me puede preguntar sobre todo esto ¿Qué piensas? ¿Qué sientes? ¿Cuál es tu bandera? Me quedo por el momento con tres. La tricolor porque hoy y aquí (año 2020, Reino de España) es un grito de soberanía y libertad, la cuatribarrada que me recuerda al pequeño pueblo donde nací y siempre, siempre, con la roja. Esta es la más incluyente y como nos recuerda el filósofo y militante francés, es la bandera “de la solidaridad internacional de los trabajadores y trabajadoras, sin más fronteras que las de clase. Ella es la nuestra”.

Y que Juan Carlos I y Felipe VI, dignos representantes de una larga saga, la de los Borbones, de franquiciados reales con tal de tener el poder se queden con la rojigualda y que nos dejen en paz con la tricolor y la roja, eso sí, con un toque de aggiornamento que requiere trazos verdes y lila.

Yo quería ser Marsé – Cristina Fallarás*

Yo me fui a vivir a Barcelona por Juan Marsé. Así es. Corría 1986, tenía 18 años y llevaba desde que me acuerdo sentándome en el murete del malecón de Calafell, frente a l’Espineta, la taberna marinera de los Barral. Era lectora compulsiva y quería ser escritora, lo del periodismo ya vino después, y también tuvo que ver con él.

Me sentaba en el murete porque allí, en las mesas de fuera, estaban los escritores, las escritoras. El editor y escritor Carlos Barral me impresionaba, y Jaime Gil de Biedma, Rosa Regàs, Anna Maria Moix, Alfredo Bryce Echenique. Todos por allí. Pero el que a mí me fascinaba era Marsé. Después leí todos sus libros y encontré la palabra: Compacto. Aquel hombre de manos camperas y cara labrada, su serenidad, su falta de impostura, estaban luego en su obra. Pero antes yo había pasado mi adolescencia y mi primera juventud contemplándolo, sentía que ya lo había visto. Compacto.

He leído bastantes textos sobre él publicados en las últimas 24 horas, desde su fallecimiento este domingo pasado. No es cierto que fuera un macarra. No es poca la gente que tiende a describirlo como tal o como el día después de un chuleta de barrio, seguramente porque resulta cómodo echar mano del Pijoaparte. Era un hombre serio y tímido al que no le gustaba andarse con tonterías. Serio y muy divertido. Los serios divertidos son los mejores.

En una profesión, la de escritor, repleta de petulantes y relamidos, él no fingía, no había impostura en su forma de contar historias, ni en su forma de sentarse, de opinar sin piedad, él no templaba gaitas.

Así que un día, tras años mirando escritores, tras haberme enamorado de Últimas tardes con Teresa, Ronda del Guinardó, Un día volveré y Si te dicen que caí, me largué a estudiar a Barcelona. Elegí periodismo (entonces Ciencias de la Información) desde luego sin ninguna de esas tremendas vocaciones que aseguran haber sentido muchos de mis colegas. Yo no quería ser periodista, yo quería ser Marsé, qué barbaridad, qué idiota.

Sin embargo, ya que tenía lo del periodismo a mano, decidí aprovecharlo. Junto a un puñado de jóvenes acabábamos de montar un periódico gratuito de barrio en Nou Barris, zona obrera. A la primera que pude, por supuesto, me hice con el teléfono de Marsé. “Hola, me llamo Cristina Fallarás, trabajo en un periódico de barrio y quiero entrevistarle”. No han sido pocas las excusas recibidas al principio de mi carrera de llamémoslo “prensa alternativa”. Sin embargo, su invitación fue inmediata, fui a su casa, le entrevisté y seguí entrevistándole después en la SER y más tarde en El Mundo y aún en algunas ocasiones más. Sin duda es la persona a la que más veces he entrevistado en mi vida.

Un día, siendo un chaval, mató un pajarillo con una escopeta de balines. El horror que le produjo ese acto fue tal que ya mayor seguía contándolo. Era un hombre bueno y le repugnaban la idiotez y la crueldad.

Yo quería ser Juan Marsé porque a su alrededor, y con él en el centro, existía un mundo culto pero no fatuo, una forma de andar descalzo por la orilla, de escribir sin hacer alarde de un magisterio ante el que cualquier creador o creadora honesta suspira y sonríe, conversaciones junto al mar, noches largas y, en su caso, una austeridad compacta, una honestidad compacta, un compacto respeto por sí mismo y por su trabajo.

Además, claro, era el suyo un universo político. Por las referencias a la Guerra Civil, por supuesto, por el retrato de una clase obrera también, por todas esas cosas que ha contado. Sin embargo, después de observarlo durante tantos años, creo que lo más político de Juan Marsé estaba en un compromiso íntimo por no pactar con el engaño, con el relato que construye el engaño, el propio y el histórico.

“Yo solo escribo historias”, decía. Y sí, en eso consiste. La Literatura permanece y lanza hacia el futuro aquello que somos, que fuimos. Lo escrito retrata un mundo y ese mundo está en el mundo. Cuando mañana, los hijos de los hijos de mis hijos se interesen por la posguerra española, porque sobre el pasado se construye, sin duda los libros de Marsé les serán mucho más útiles que cualquier tratado de Historia. E inconmensurablemente más bellos, más ricos, más certeros. Compactos.

Tengo la fea sensación de que con la muerte de Juan Marsé desaparece un mundo que no ha encontrado recambio. Y desde luego una enorme parte del mío propio. Hace décadas de dejé de querer ser Juan Marsé, en un sentido amplio. Nadie puede ser Juan Marsé, ni parecérsele de lejos.

Notas:

* Artículo publicado el 21 de julio de 2020 en Público: https://blogs.publico.es/cristina-fallaras/2020/07/21/yo-queria-ser-marse/


Maldita sea. Ha muerto Juan Marsé – Manuel Garí

Así de acertado fue el tuit de Maruja Torres. Así supe la mala noticia y así, de inmediato, me invadió la misma rabia. Ella le conocía, yo no. Pero como si le hubiera tratado. Desde los años sesenta formaba parte de ese mundo entre real e irreal que forman las lecturas que le acompañan a cada cual. Marsé nacido Faneca -como aquel anarquista- hablaba de hombres y mujeres, de ricos y pobres, de trabajadores y maleantes: de la sociedad humana. Como, por cierto, también hizo en los mismos años otro grande y con otro lenguaje, Jean-Marie Straub el cineasta comunista heterodoxo, autor de la inolvidable “Sicilia!”, nacido el mismo día exactamente que Marsé y del que se declaró asiduo lector.

Marsé ha sido demasiado creativo, inconformista e inclasificable como para que sea material de uso en las banderías españolistas versus convergentes o viceversa. Fue un currante nato -de lo contrario es incomprensible su producción- que debía pensar como Baudelaire, otro inclasificable, inconformista y creativo cuando afirmó la boutade de que “para trabajar basta estar convencido de una cosa: que trabajar es menos aburrido que divertirse”. Me interesa lo que escribió, lo mucho que escribió, no la minucia.

Poco antes del famoso 14 de marzo del Estado de alarma por el Covid-19[1] tuve que preparar unas lecturas para un público muy especial, ávidos lectores, lectoras y escuchantes de menos de 8 años. Y, qué casualidad, les leí en dos tardes seguidas dos Marsé muy refrescantes “El detective Lucas Borsalino” y “La fuga de río Lobo”. Fue un éxito de crítica que se tradujo en petición de ambos en papel para leerlos por su cuenta antes de dormir. ¿Fue una casualidad la elección? Probablemente no, jugaba a valor seguro.

El mismo que había reconocido en «La oscura historia de la prima Montse» que como en “El amante bilingüe” se da una polarización entre dos seres, hombre y mujer, complejos. Conflicto que también asoma en “La muchacha de las bragas de oro” entre ella y el ex franquista reciclado, pero sobre todo se hace evidente en “Últimas tardes con Teresa” entre el buscavidas Pijoaparte y la burguesita Serrat del barrio de los Pujol (entre delincuentes anda el juego). Entre las gentes de los barrios obreros -tal cual son con sus potencialidades y miserias- y las gentes de las “torres” de Sant Gervasi. Entre gentes que desean lo que el otro es. Y que no se mienten llamándole amor a lo que es sexo. Y dónde exuda el conflicto de clases, la desigualdad, la inviabilidad de esa sociedad. Marsé presenta todo ello incardinado en la vida de una ciudad, Barcelona. Precisamente porque profundiza la pequeña historia de las personas dentro de la historia su comunidad con una mirada entre realista e irónica y pegada a unas calles y unas plazas concretas, su obra alberga temas de fondo con dimensión universal.

Esta noche volveré a abrir “El embrujo de Shanghái” después de volver a ver la peli de Trueba. No me aburro nunca ni de una ni de la otra. Que la tierra le sea leve.

Notas:

[1] Me niego usar el femenino con el virus porque lo digan Arturo Pérez-Reverte y sus secuaces de la rancia RAE. No busquen motivo ideológico alguno, simplemente porque no me da la gana cambiar de artículo porque lo digan.


Tratemos a Juan Marsé como se merece – Marià de Delàs

La agenda de narraciones y ensayos pendientes de lectura crece sin parar. Es imposible dar abasto con todas aquellas obras que uno se propone leer y, para colmo, en nuestras estanterías tenemos almacenados, e incluso ordenados, por puro romanticismo, un montón de libros que han marcado de alguna manera nuestras vidas y que merecen relectura. Entre ellos se encuentran, claro está, los de Marsé. Creo que no tengo ningún amigo, salvo aquel que toma ejemplo del detective Carvalho, que no guarde celosamente en su casa al menos una de las historias que nos ha dejado el enorme escritor catalán. Un personaje que no se prodigaba casi nada en los medios.

Apenas se dejó entrevistar, y a pesar de ello, su presencia en la vida pública es y será muchísimo mayor que la de otras celebridades que matarían por aparecer en alguna pantalla.

Un escritor que dio visibilidad a la Barcelona ignorada, la de los barrios, la de su gente de verdad, sus niñas y niños, la vida clandestina, el miedo, la pobreza, los señoritos, la imprescindible delincuencia, los policías…

Marsé militó durante unos pocos años, cuentan, pero en su narrativa a menudo estaba presente el compromiso político, aunque fuera en forma de fantasía.

Los escenarios que describió son los de su ciudad -el del bar Delicias, el cine, los patios, el terrado, los barrancos que ya no existen, el almacén- pero sus historias han llegado a todas partes.

Fue una “figura incómoda para algunos”, quizás porque tal como lo define nuestra compañera Lidia Penelo, “era un insobornable”.

Sus personajes, Teresa, el Pijoaparte, Jan Julibert, Balbina, David y su perro flaco, el escritor falangista y su sobrina Mariana… son ya universales, pero están estrechamente vinculados a tiempos y recuerdos muy concretos, también incómodos y necesarios.

Morirse tiene el inconveniente de que impide hablar y escribir, pero se utiliza mucho a los difuntos, en cualquier sentido. Hay que recordar bien lo que dijeron y escribieron. Conviene releer a Marsé y a las personas que él admiró, para no maltratar su memoria.


La literatura más generosa – Fernando Ruiz-Goseascoechea

Como una gran parte de los españoles de mi edad, el proceso de iniciación literaria se produce a través de la cultura popular, especialmente el cine, los tebeos y la música. Pero también a través de los libros, aunque mi despertar social, una vez pasada la fiebre de Defoe, Verne y Salgari (mentira, eso nunca pasa) no fue como pretendían en los colegios, a través de insignes escritores del Siglo de Oro, o de gigantes de la literatura francesa o inglesa. Mas bien, fue todo lo contrario.

El ejemplo paradigmático es mi bautizo como apasionado lector, que se realiza a través de los tebeos de El capitán Trueno. Eso sí, y aquí viene lo interesante, tardé años en saber que Víctor Mora, la mano que daba vida a mi héroe era comunista y estaba afiliado al PSUC; ningún censor pudo nunca intuir que el más célebre héroe del cómic hispano dedicaba todo su empeño a derrocar tiranos y a colocar en su lugar consejos de ancianos, “que era lo más parecido que se me antojaba a una república”, como diría su creador años más tarde.

Mis futuras inclinaciones literarias jamás las mencionaron en el colegio, bien por desconocimiento o por mala fe. Yo, ávido lector, estaba abierto a todo, por supuesto, pero había algo en aquella Barcelona de los años 70 que me empujaba hacia terrenos extraños y heterodoxos. Estoy hablando de Francisco Candel, Marce Rodoreda, Aurora Bertrana, los Goytisolo, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, María Aurelia Capmany, Alfonso Costafreda…

La Generación del 50, también conocida como la Generación de los Niños de la Guerra, está marcada por la Guerra Civil y por unos valores perfectamente definidos: educación religiosa, represión sexual, nacionalismo españolista, anti-comunismo, autoritarismo, ley y orden social, importancia de la familia, etc. ¡pero con muchas ganas de vivir!

Descubrí en sus lecturas, en especial la de los integrantes de la sección catalana de la generación, la Escuela de Barcelona, un estilo por mí desconocido, aparentemente menos literario pero, a la vez, más sincero. Me hacía sentir bien ese espíritu fuera de los cánones tradicionales y esa mano de procedencia multidisciplinar y autodidacta. Son autores y personajes que donde mejor se desenvuelven es en la calle, y su fuerza reside en el dominio de la ironía y la evocación de la memoria; y eso marca una distancia con la generación anterior, la del 36. Sin embargo, enlaza armoniosamente con muchos de los integrantes de la generación del 27.

Efectivamente, regresa la luz y el color, aunque las historias sean desgarradoras y estremecedoras. La tristeza ya no les inmoviliza, sino todo lo contrario. Hablan de familias rotas, de mujeres maltratadas y humilladas, de niños abandonados, de enfermos desahuciados, pero abordan de frente el amor, el deseo y hasta la muerte. Narran sus historias, fusionando el escritor y el personaje, y con sus historias y su pasado crean un proceso por el que se afirman así mismas.

Mi primera lectura comprometida vino, cuando tenía 16 años, de la mano de Francisco Candel, un hombre que escribía sobre su barrio, Can Tunis, en la ladera de Montjuic, el epicentro de la inmigración barcelonesa en los años 50, y los problemas de adaptación de ésta. Candel, vecino del barrio al que llegó con 2 años, hizo suyas estas preocupaciones, convirtiéndolas en materia literaria, y provocó la censura o la prohibición de muchas de sus obras. Curiosamente, el primer libro de Candel me lo recomendó mi madre, se llamaba Dios, la que se armó, un libro en el que contaba las reacciones sorprendentes que tuvo su novela (crónica en tono anovelado) más exitosa Dónde la ciudad cambia su nombre. 

Tanta fue mi devoción por Candel que es el único autor por el que he formado cola en El Corte Inglés para que me dedique un libro y, por supuesto, conservo todos sus títulos. Candel mantuvo también una actividad destacada en el mundo de la política, fue miembro del PSUC, senador en las filas del partido Entesa dels Catalans, y concejal de cultura del Ayuntamiento de L’hospitalet de Llobregat.

Fue más o menos en ese tiempo cuando caí rendido ante la obra de Mercé Rodoreda, que había nacido no muy lejos de mi casa, en Sant Gervasi, pero en 1908. La menciono aquí, porque esta mujer que su padre no le permitió ir apenas al colegio, llevo una vida agitada con diversos trabajos (se dedicó a la costura, pintura, periodismo, poesía, literatura juvenil…), compromisos, escritura, exilios, amistades y romances (entre ellos Andreu Nin, dirigente del POUM) pero no tuvo auténtico reconocimiento hasta los años 60, especialmente a partir del éxito de La plaza del Diamente.

Traigo también a colación a Rodoreda, porque me gusta imaginarla como puente natural entre su generación y la Escuela de Barcelona. Tiene todos los componentes de narración visual que tuvo la generación del 50.  Influenciada por su compañero Armand Obiols y por Josep Carner, pero también por Marcel Proust, Thomas Mann y Virginia Wolf. Otras escritoras singulares y cercanas de alguna manera a lo que luego fue la Escuela de Barcelona fueron Aurora Bertrana, viajera incansable y creadora de la orquesta Jazz Women, la primera jazz band formada íntegramente por mujeres en Europa, y también  Anna Murià y  María Teresa Vernet…

Con la muerte de Juan Marsé no sólo la literatura se queda huérfana, sino la calle también, a pesar de esa desescalada alocada y a trompicones que los españoles practican hoy en busca de la cerveza y el abrazo. Y es que con la despedida de Marsé nos estamos quedando sin literatos a los que las calles corran por sus venas. Algunos lo intentaron por el camino del postureo señoritingo como Umbral y otros con la minuciosidad y el estudio de laboratorio como Carlos Ruiz Zafón.

Los autores como Marsé son fugitivos de una Barcelona despersonalizada de los años 60, una ciudad a la que el régimen trataba por todos los medios de desdibujar sus rasgos identitarios. Marsé y cuatro más salieron a la calle y disputaron casa a casa, bar a bar, oficina a oficina, plantando cara insolente a la Barcelona inhóspita y triste, marcada por la derrota, y transformada por el fenómeno creciente de la inmigración.

Marsé ha sido del pelotón de los que no se contentó con el flaneo y las noches de bohemia, que también las tuvo, por supuesto. Él fue un currante de las letras, un artesano del relato y un esmerado joyero para diseñar complicados engarces amorosos y vivenciales. Ha sido un moderno, en el mejor sentido de la palabra. De los que empezaron a escribir cuando se acabaron las cartillas de racionamiento y apostaron por una escritura despegada de los rigores de la poesía social, y que se compromete con la resistencia antifranquista, desde su casa, la discoteca y las redacciones de periódicos y revistas. Pero conservan una manera de escribir nueva, más estética y más intimista.

La escritura de Juan Marsé tiene un fuerte componente visual que se deriva principalmente del hecho de que el autor parte de imágenes, no de ideas, a la hora de concebir su creación literaria. Marsé investiga en «Si te dicen que caí», como si fuese un redactor de sucesos, y llega a entrevistarse con el asesino de Carmen Broto, la infeliz protagonista de la novela. Cuenta como si fuese su piel como los charnegos quieren ligar con las niñas pijas de la ciudad; o idealiza al antihéroe perdedor en «Un día volveré», a través de la mirada de un niño muy parecido a él. Y todo eso, mientras ejerce el cargo de jefe de redacción de la revista Por Favor y de la revista Bocaccio, símbolo de la gauche divine, grupo al que Marsé pertenecía pese a su condición de obrero y al que ridiculizó en Noches de Bocaccio.

Pero no todo era Bocaccio; el grupo de Barcelona se crea a partir de la revista Laye, dedicada a promocionar la conciencia civil de un grupo de universitarios de Barcelona, entre los que se encuentran Josep M. Castellet, Jaime Gil de Biedma, Juan y José Agustín Goytisolo, Gabriel Ferrater y Joan Ferraté.

Y la dirige, ni más ni menos que Manuel Sacristán, un comprometido comunista, fundador de las Comisiones Obreras de la Enseñanza, miembro del Comité Antinuclear de Cataluña y fundador de las revistas Materiales, y Mientras tanto.

Más tarde llegan Manuel Vázquez Montalbán, Eduardo Mendoza y Terenci Moix; y los más jóvenes Jaume Cabré, Miguel Ángel Riera, Biel Mesquida, Montserrat Roig, Quim Monzó…Una generación nueva muy relacionada con la resistencia al franquismo crepuscular pero que en sus últimos estertores aún tiene las cárceles llenas y el país sin derechos ni libertades. Un tiempo que se agota y se despide igual que como llegó porque no conoce otra manera de hacer las cosas: estados de excepción, fusilamientos y garrote vil. Es en ese marco cuando yo sigo leyendo a los autores que me interesan. A los generosos que transmiten imágenes, antes que ideas.

La 16ª edición del Festival Ellas Crean vuelve este fin de semana con la programación que tuvo que ser aplazada por la pandemia del coronavirus.

Su directora, Concha Hernández, explica para Espacio Público qué es este Festival: Ellas Crean es un festival multidisciplinar, nacido hace 16 años al calor de la celebración del 8 de marzo, día internacional de las mujeres, organizado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, que cuenta con la colaboración del Ministerio de Cultura y de la Comunidad de Madrid.

Su propósito es mostrar la enorme creatividad de las mujeres y reivindicar su presencia en las programaciones culturales, porque las estadísticas muestran y demuestran una persistente desigualdad con respecto a los hombres. También quiere ser una plataforma para descubrir nuevos talentos.

Concha Hernández, directora del Festival Ellas Crean

El propósito de Ellas Crean es mostrar la enorme creatividad de las mujeres y reivindicar su presencia en las programaciones culturales, porque las estadísticas muestran y demuestran una persistente desigualdad con respecto a los hombres. También quiere ser una plataforma para descubrir nuevos talentos.

Programado en un principio para el 5 de marzo, este año tuvo que ser aplazado por la situación creada por la pandemia Covid-19: Presentamos el festival el 4 de marzo, y diez días después estábamos confinados, solo pudimos realizar un 20% de la programación. Hubo mucho desconcierto, miedo a la cancelación… Había mucho trabajo previo hecho, muchos trabajos ya realizados, muchos ensayos, obras por encargo, que solo podrían ser cobradas si se realizaba la actividad… pequeñas empresas, autónomos… Por descontado, mucha, mucha ilusión. Nuestro empeño estuvo en que se pospusieran las actividades. He de decir que tanto el Instituto de la Mujer como el Ministerio de Cultura optaron por esta opción y nos apoyaron en todo momento. Y ese momento ha llegado ahora en julio y continuará en septiembre. Estamos muy satisfechas. Va a ser muy emocionante el encuentro con el público en el Museo del Prado el próximo viernes 17 de julio. Será con Rafaela Carrasco, ella y Muriel Romero en el Museo Arqueológico Nacional al día siguiente, sábado 18, serán las encargadas de abrir esta segunda parte de Ellas Crean, nos dice Concha

A pesar de los momentos de perplejidad, miedo e inseguridad que vive no solo la escena cultural, sino la sociedad en general, Concha Hernández lanza un mensaje de ilusión y esperanza: No hay que tirar la toalla, hay que seguir trabajando para que la cultura continúe. En momentos de crisis como este, desde las instituciones públicas tenemos la obligación moral de seguir apostando por nuestras artistas, esto es, poner todos los medios posibles para que el hecho cultural siga siendo posible. Tenemos que ser capaces de que nuestros artistas puedan vivir de su trabajo. Que la cultura sea considerada como uno de los pilares básicos de nuestra sociedad, como lo son la educación y la sanidad. Esto es, un Derecho Fundamental. Y, por supuesto, que se respete la Ley de Igualdad y que haya una presencia equilibrada de mujeres y de hombres. Que un día no sean necesarios festivales como Ellas Crean, porque la igualdad sea una realidad. 

Cecilia Bartoli, Jane Birkin, Mariza, Marianne Faithfull, Juliette Greco, Katia y Marielle Labèque, Alicia Alonso, María Pagés, Tamara Rojo, Luz Casal, Carmen Linares, Ana María Matute, Ángeles Caso, María Dueñas, Icíar Bollain, Isabel Coixet o Inés París, entre otras muchas más, son algunas de las artistas y creadoras que ya forman parte de la memoria viva de Ellas Crean.

La programación de este año, a pesar de todas las dificultades, no se queda atrás y podremos ver desde el viernes 17 de julio a la Compañía Rafaela Carrasco en la Sala de las Musas del Museo Nacional del Prado, donde presentará su coreografía Ariadna. Al hilo del mito. El Instituto Stocos de Muriel Romero y Pablo Palacio mostrarán al día siguiente, sábado 18, Oecumene, versión site specific en el salón de actos del Museo Arqueológico Nacional. Y el fin de semana se completará con la representación de la pieza El cuerpo va al museo, de la compañía Somosdanza de las coreógrafas Cristina Henríquez y Lucía Bernardo, en el Museo de América.

Tras las vacaciones de agosto, el Festival retomará su programación el 19 de septiembre con la coreografía Tálamo de Mónica Iglesias, que se presentará en el Museo del Romanticismo. El 23 de septiembre podremos ver un doble espectáculo de danza y poesía: el Museo Cerralbo acogerá la obra Picnic on the moon, de las coreógrafas Júlia Godino y Alexa Moya. Y por la tarde, en la Biblioteca Nacional de España, tendrá lugar el encuentro poético La herida que nos nombra, con la participación de las poetas Rosana Acquaroni y Cecilia Quílez.

En momentos de crisis como este, desde las instituciones públicas tenemos la obligación moral de seguir apostando por nuestras artistas, esto es, poner todos los medios posibles para que el hecho cultural siga siendo posible.

La música será la protagonista de las actividades del 26 de septiembre. En el Museo Arqueológico Nacional Ellas Crean presentará un trabajo musical concebido expresamente para el festival, un concierto de música contemporánea perfilado por Teresa Catalán (Premio Nacional de Composición Musical) con la colaboración de la Asociación Mujeres en la Música (AMM). Cinco obras para percusión, estrenos absolutos, interpretados también por mujeres, junto con la primicia de la intervención poética, también creada específicamente para este evento, por Nuria Ruiz de Viñaspre. Compositoras: Alicia Díaz de la Fuente, Laura Vega, Carmen Verdú, Raquel Quiaro y Carme Fernández Vidal. Intérpretes (percusionistas): María Berenguer, Irene Chamorro y Celia Berlinches. Poeta: Nuria Ruiz de Viñaspre.

Esta 16ª edición concluirá el 28 de septiembre en el Museo Sorolla, con la grabación de la representación de la pieza Las sillas, de Blanca Arrieta, que será difundida posteriormente en el canal de YouTube de Ellas Crean, para seguidores de todo el mundo.

Y no será esta la única cita digital de Ellas Crean: también serán emitidas on line las piezas Llŏkke, de Olatz de Andrés, y Boceto efímero #9, de Mónica Runde e Inés Narváez Arróspide, grabadas en los museos Thyssen-Bornemisza y el Lázaro Galdiano, respectivamente. Asimismo, también habrá online un debate sobre la situación de las mujeres en las artes escénicas y la música, que contará con la participación de las principales asociaciones de mujeres de estos sectores. Clásicas y Modernas, LMPT, Mujeres en la Música, MIM y AMCE.

Ellas crean 2020, Muriel Romero:

El 7 de abril comenzábamos en Espacio Público la publicación de una serie de artículos “Artistas en defensa de la sanidad Pública” en cuyo manifiesto fundacional SALVA LO PÚBLICO se dice: “Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla”.

Durante más de un mes hemos reproducido las obras que nos han ido enviando. Y lo que empezó siendo un manifiesto firmado por 35 personas ha crecido hasta tener ahora más de 400 adhesiones.

En Salva lo Público han puesto su ingenio, su mente, su creatividad y sus herramientas al servicio de las personas que trabajan en la sanidad, residencias, servicios de limpieza, en los diferentes servicios públicos, que se han visto castigados por recortes y privatizaciones, y cuyos profesionales son quienes cuidan y salvan vidas, al tiempo que han sufrido las peores consecuencia de la pandemia.

Un compromiso, Salva lo Público, que no se ha quedado en los talleres y mesas de dibujo. Y se les ha podido ver en la calle al lado de l@s sanitari@ necesari@s o apoyando la huelga de MIR.

Los servicios públicos son un patrimonio colectivo que nos protege por igual. Dinero de todos para bien común.

Hoy hablamos con Carmen, Raúl, Gaspar, Ignacio, Mónica, Alberto, Isabel, Mariana, Emilio y Carlos, promotores de esta iniciativa.

No han podido estar en esta conversación, aunque sí son muy activos en Salva Lo Público Sonia Díaz y Gabriel Martínez, diseñadores gráficos y profesores en la Escuela de Arte 10, creadores de Un Mundo feliz (1999), un proyecto dirigido a crear y catalogar elementos de diseño reutilizables para formular un vocabulario común para el activismo visual. Representantes de un nuevo activismo, estrechamente emparentado con la acción cultural directa, su aportación a Salva Lo Público se ha realizado través del diseño de plantillas para estarcidos y cartelería. 

Presencia de Salva lo Público en la manifestación convocada por el Comité de Huelga MIR. Madrid, 13 de julio de 2020.

“Desde los primeros días del confinamiento, cuando nació Salva lo Público, nuestro trabajo se centró en manifestar nuestro apoyo y solidaridad con la sanidad pública que afrontaba en unas condiciones extremas y muy difíciles, la defensa de la salud de todos.

La exigencia de una sanidad 100 x 100 pública, universal y de calidad encarnó entonces, de manera urgente, nuestra aspiración a movilizar a los artistas visuales sobre todo, a nuestro personal sanitario: médic@s, enfermer@s, auxiliares, técnic@s de laboratorio, celadores, servicios de limpieza y también a todos, no los podemos olvidar, l@s trabajador@s del transporte, de la alimentación, de la limpieza y desinfección de nuestras calles… personas anónimas que arriesgaban su salud y la de sus familiares por proteger la nuestra. Una lección de compromiso social y humano que no olvidaremos jamás”, nos dice el pintor, escritor y artista polifacético Carlos García-Alix.

          Emilio Gallego

Por su parte, Emilio Gallego -artista, comisario y adjunto a coordinación de AVVAC- incide en que “desde el inicio de la pandemia se ha extendido en toda la sociedad una gran incertidumbre y sensación de vulnerabilidad. De pronto, ha quedado patente para todo el mundo que las políticas de recortes y privatización de los servicios públicos de la etapa anterior nos han debilitado y que desde el punto de vista del bien común, es un gran error que hay que corregir […] #Salvalopúblico está demostrando que las y los artistas podemos aportar nuestras propias herramientas de manera muy positiva, que están sirviendo para apoyar un importante movimiento de defensa de lo público contribuyendo a fortalecerlo. Hay que estar de enhorabuena por este despertar que esperemos que se consolide”.

Mónica Alberola, arquitecta, profesora de enseñanza pública y artista plástica, destaca que “la gravedad de la situación sanitaria que hemos vivido durante el confinamiento, sin duda nos puso delante un espejo que nos empujó a reflexionar sobre cómo podíamos ayudar, la oportunidad vino de Carlos García-Alix y su grupo con la iniciativa de Salva lo Público; fue como abrir una ventana de aire fresco, y sentir que podías expresar un sentimiento común a través del arte, un compromiso político y de responsabilidad social. Proteger los servicios públicos es proteger a las personas y a sus necesidades como un logro social, no como una rentabilidad económica. Su fracaso, es decir su privatización, nos habla de una sociedad infectada que no trabaja por un bien común y que no garantiza la igualdad y la solidaridad social.

       Limpiador, Mónica Alberola

Melancolía, Alberto Pina

En la importancia de los servicios públicos insiste el pintor Alberto Pina: “Desde hace ya muchos años era notorio el mal estado de los servicios sanitarios en Madrid, las malas condiciones laborales, la falta de personal suficiente, las interminables listas de espera, las derivaciones a clínicas privadas, la reducción de camas en los hospitales. Pero las condiciones dramáticas en las que hemos visto como los y las trabajadoras de la Sanidad han tenido que afrontar la pandemia del COVID19, sin medios de protección dignos, sin respiradores, sin camas UCI suficientes, doblando turnos hasta la extenuación y bajo el abandono, cuando no la incapacidad y la vileza, de los cargos políticos responsables, nos obligaba como ciudadanos a alzar la voz, gritar y expresar nuestra indignación.

Los servicios públicos son esenciales. Son una conquista de la sociedad en su conjunto. Son la forma más eficiente de garantizar la igualdad y las condiciones de vida digna para toda una sociedad y evidentemente no pueden estar sometidas a la búsqueda del beneficio económico de unos pocos. Son en definitiva la garantía de que los derechos humanos no son un papel mojado. La sanidad, la educación y la cultura, el cuidado de las personas mayores y de la infancia, el transporte, el acceso al agua y también a los alimentos, deben o deberían estar garantizados y por lo tanto, deben estar planificados y organizados colectiva y democráticamente por el conjunto de una sociedad.

La misma opinión comparte Ignacio Valencia músico, cantante y compositor, que formó parte de La Dama se Esconde y es quien pone la música en los videoclips y material de difusión de SLP: Durante los últimos años hemos asistido a un continuo y creciente saqueo de los recursos públicos, concretamente en el ámbito de la sanidad. Los responsables del despojo –que, por supuesto ha favorecido los intereses privados y especuladores de grupos financieros próximos al poder– han tratado de disimular con eufemismos como “gestión externalizada”, “eficiencia sanitaria”, “racionalización de los recursos hospitalarios”, “sostenibilidad del modelo” lo que no era sino un auténtico expolio del patrimonio de la sociedad, y han llamado “reorganización” o “ajustes” a lo que no eran sino durísimos recortes que nos han llevado, como sociedad, a una situación de vulnerabilidad sin precedentes y que se ha revelado con toda su crudeza sumiéndonos en el espanto durante la pandemia provocada por la COVID-19.

Como hija de médico y descendiente de una larga saga de doctores, hermana de científica y como ciudadana, siento la obligación de aportar algo en esta lucha. Es mi agradecimiento a la Sanidad Pública.

Y Mariana Laín, pintora, ilustradora y grabadora nos dice: Como hija de médico y descendiente de una larga saga de doctores, hermana de científica y como ciudadana, siento la obligación de aportar algo en esta lucha. Es mi agradecimiento a la Sanidad Pública. Para dar visibilidad a la necesidad de proteger lo público de las privatizaciones. Fundamentalmente en la Sanidad y en la Educación. También para dar apoyo a los que están en primera fila. Es mi agradecimiento a la Sanidad Pública”.

Para Gaspar García, su colaboración con Salva lo Públicoes un compromiso ineludible, ya que hay de por medio amistad, compromiso y solidaridad. En una situación dramática, imprevista, saturada de información pública pero que individualmente aísla, necesitas expresarte y comunicarte más que nunca, conocer y entender, colaborar con las personas más próximas, asistir a las más desdichadas… No hay otro modo más humano de comportamiento. Y los servicios públicos “son un patrimonio colectivo que nos protege por igual. Dinero de todos para bien común. En realidad, tienen que ver con la búsqueda incesante del progreso individual y colectivo. Toda persona, por el hecho de serlo, tiene derecho a vivir una vida digna y a participar en una sociedad mejor. Son la materialización de Derechos Humanos”.
 

“La difusión a través de Espacio Público del manifiesto y las obras solidarias de estos artistas llevó al Instituto Cervantes de Bruselas a acoger en su espacio virtual, durante la semana del 27 de abril al 3 de mayo, a siete artistas de SalvaLoPublico – Carlos García-Alix, Mariana Laín, Javier Pagola, Carlos Baonza, Teresa Tomas, Enrique Flores y Laura Alvarez Keller- siendo el inicio de una colaboración que ha cristalizado en una exposición virtual y en un catálogo”, nos dicen Carmen Dalmau y Raúl Domingo, encargados de la difusión y comunicación de Salva lo Publico, tarea en la que también colabora Isabel de las Casas.

Esta exposición, que comienza el 15 de julio y permanecerá hasta el 15 de octubre es Salva Lo Público – Lo Público Salva, nos dicen Carmen y Raúl, “una exposición virtual en la que hemos buscado destacar la rica y ecléctica heterodoxia que se ha ido generando en este movimiento y en la que tienen cabida todos los lenguajes y todas las técnicas expresivas dentro de las artes plásticas y visuales. Constituyendo un coro fecundo, rico en timbres, vibraciones y matices.

https://bruselas.cervantes.es/imagenes/Image/fotosportada/SalvaLoPublico_ICB_735x350px.jpg

La apertura es uno de los carteles de Oscar Mariné, que luego sirven para que marcar las pausas y silencios. A continuación tres notas negras de Greta Chicherri y tres blancas de Leticia Zarza que culminan en un tríptico de Un Mundo Feliz (Sonia Díaz y Gabriel Martínez). Un silencio seguido de unas notas sostenidas de Pierre Gonnord, un tríptico de Fanette Escallier hasta el redoble de César Fernández Arias y el cierre del tercer cartel que nos advierte contra el olvido.

Por último, sin excepción, todos coinciden en la necesidad de seguir trabajando en esta plataforma, que está sirviendo de unión y compromiso a estos artistas visuales que ponen su talento y su trabajo al servicio de la defensa de lo público https://www.salvalopublico.es/.

Begoña Méndez (Palma, 1976) ha escrito un texto que es una mezcla de lección erudita, historia de la cultura y confesión descarnada. Los ensayos ganan profundidad cuando se incorpora, junto a la exposición del tema objeto del libro, la experiencia personal del que lo escribe. Esto ocurre en Heridas abiertas, un texto que explora los diarios íntimos de diez autoras y los espacios existenciales de represión, depresión y libertad artística que transitaron.

Incorporar la experiencia del ensayista en el ensayo quiere decir que el texto se construye desde la propia experiencia de la lectura, una experiencia misteriosa, pero en que el ser íntimo del lector se proyecta y se corresponde con el ser de aquello que está leyendo. Méndez insiste mucho en esta idea: recorrer las páginas de estos diarios y escribir un ensayo sobre ellos no es solo como leer en voz alta ante un auditorio lleno de gente, sino también establecer una comunicación silenciosa en que las experiencias y demonios de la ensayista se relacionan con aquellos otros de los diarios. No se trata de una técnica muy usual. Solo la he encontrado en otro deslumbrante ensayo publicado hace unos años: Gos, una biografía de Rilke escrita por el poeta y profesor de retórica Albert Roig.

Las diez mujeres que centran este ensayo son Santa Teresa, Soledad Acosta, Zenobia Camprubí, Teresa Wilms Montt, Lily Íñiguez, Marga Gil Roësset, Idea Vilariño, Susan Sontag, Alejandra Pizarnik y Mariana Eva Pérez. Si bien corresponde al posible lector el internarse en cada poética, es importante señalar que, desde un punto de vista global, nos encontramos con diez vidas muy distintas que atraviesan más de quinientos años, que el punto de cesura está situado en el siglo XX y que es interesante comprobar como los diarios, que comenzaron (y continuaron) siendo herramientas de control familiares (padre, madre y marido), acabaron por transformarse en espacios de libertad en que las autoras pudieron construir una identidad propia, una identidad como artistas.

He encontrado particularmente sugestivos los capítulos dedicados a Pizarnik, Wilms Montt y Sontag. En ellos se consigue alcanzar la interioridad de estas autoras con una claridad intelectual y una sensibilidad que, al mismo tiempo que emocionan profundamente al lector, desnudan ante sus ojos ideas complejas y extrañas como el suicidio, el sufrimiento y la voluntad de escribir contra viento y marea. Esto último, el compromiso con lo que uno sabe y siente que debe ser es lo que más me ha impresionado. Una lección universal para todos los artistas y que todos los artistas realmente buenos han pronunciado: si tienes que crear, hazlo.

En el caso de las autoras que conforman este ensayo extrajeron de sus tribulaciones y su marginalidad una fuerza para navegar la tragedia y alzarse como artistas de pleno derecho. Individuos plenos, personalidades únicas y extraordinarias, escritoras imaginativas y penetrantes a las que debemos (re)leer. Heridas abiertas es un ensayo por el que cualquier lector culto debería interesarse, un cahier que son unos ojos oscuros y lúcidos sobre los que podemos colocar nuestros propios ojos de lector. Para ver mejor. Para leer mejor.

Heridas abiertas

Begoña Méndez

WunderKammer, 2020

Vamos al teatro, a la ópera, a la zarzuela. Nos gustan los textos y libretos, la música, el espacio escénico, la interpretación, la dirección artística, la dirección, el vestuario… Eso es lo que vemos, pero detrás de todo ello hay mucho más: personas que son las que convierten en realidad lo que empieza siendo una idea plasmada en un papel.

Dentro de esas personas, algunas de las menos conocidas y menos visibles  son las que se encargan de la realización del vestuario en un taller específico para este fin, de su organización y mantenimiento una vez llega al teatro, y de la asistencia a escena durante las funciones: ayudarles a vestirse o desvestirse, moverlo por el escenario…. Y un elemento que las hace más invisibles es que la mayoría son mujeres.  

Como ha ocurrido en muchas redes vecinales, que han nacido por solidaridad con la gente que más lo necesita, estas mujeres han puesto su granito de arena y han dado lo que mejor saben hacer: mascarillas cosidas a mano.

Karmen Abarca (KA) es una de estas mujeres con las que tenemos el placer de conversar hoy en Espacio Crítico (EC).

Tengo el móvil lleno de fotos de gente con nuestras mascarillas, de mensajes de amor, de vida… Ese es el reconocimiento que nos ha alimentado y sostenido estos meses.

Karmen es licenciada en Escenografía por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y completó su formación en el Centro de Tecnología del Espectáculo. Es miembro de la Asociación de Artistas Plásticos Escénicos de España (AAPEE). Su experiencia profesional abarca las áreas de escenografía, iluminación y vestuario, tanto en su vertiente técnica como en el área artística. Como directora técnica de distintas compañías ha realizado giras por España, distintos países europeos y Estados Unidos.

EC: ¿Cómo habéis vivido la situación de confinamiento con la actividad laboral parada?

KA: Hemos constatado que la cultura en este país es frágil. El sector cultural fue de los primeros en cerrar y está siendo de los últimos en activarse. La situación del ecosistema cultural en España, tiene, además mala prensa. No parece que se le reconozca que nos ha ayudado a sostenernos emocionalmente durante la pandemia. Parece como si los libros, las series, la música, el contenido digital estuvieran ahí por generación espontánea.

Detrás hay toda una industria que suspendió actividad y sigue prácticamente suspendida.

El sector de las artes escénicas, por centrarnos, ha quedado devastado. Y la sastrería teatral es un eslabón débil dentro del sector. La actividad quedó paralizada completamente en todas sus modalidades: Los talleres de realización de vestuario, los teatros y las compañías de teatro.

Y me temo que, siendo una labor minusvalorada, la sastrería teatral tardará bastante en recuperar su actividad.

EC: Explícanos cómo es vuestro trabajo. Antes de la pandemia, ¿habéis sufrido la precariedad que padecen otros sectores laborales?

KA: Los oficios teatrales sufren históricamente la discontinuidad, poca estabilidad habitual en el sector. Por ejemplo, en una gira sólo cotizas los días que hay función, sólo cobras el día que cotizas; sin embargo, el trabajo asociado a una función se desarrolla a lo largo de varios días. Por ejemplo, hace años, se cotizaban 3 días por un bolo si la función sucedía fuera de tu cuidad: el viaje de ida, el día de la función, y el viaje de vuelta. Ahora sólo se cotiza el día de la función. El tiempo que inviertes en el traslado, corre de tu cuenta. Además, en el caso concreto de la sastrería, entre bolo y bolo, el vestuario necesita limpieza y reparación, y raras veces se contempla económicamente.

La sastrería escénica gira en torno a la indumentaria del espectáculo. Desde su realización a partir de un diseño, la adaptación de vestuario existente, su transformación, atrezarlo, pasando por su organización y mantenimiento dentro de un teatro o en gira, hasta la asistencia en escena cubriendo las necesidades de la producción y del elenco durante las funciones. Si necesitan ayuda para vestirse y desvestirse, si tienen cambios rápidos de vestuario, mover el vestuario durante la función…

La magia del teatro. Imagina una actriz, su personaje aparece en escena caracterizada y vestida de época. En la siguiente escena, inmediatamente después, aparece en camisón. Imagina lo que ha pasado detrás del escenario.

Si hablamos del trabajo en un taller de realización de vestuario, es un trabajo muy especializado, es sastrería a medida con diseños fantásticos/ fantasiosos, de época, a veces con materiales poco habituales que requieren de conocimientos técnicos específicos. Además, puede que el vestuario incorpore técnicas de estampación, pintura a mano, envejecimiento… Sin embargo, no se nos valora económicamente de acuerdo con la formación que se nos exige.

La asistencia en escena: La magia del teatro. Imagina una actriz, su personaje aparece en escena caracterizada y vestida de época. En la siguiente escena, inmediatamente después, aparece en camisón. Imagina lo que ha pasado detrás del escenario: Varias sastras le han ayudado a quitarse el vestido de época en cuestión de segundos y le han puesto el camisón, mientras peluquería le quita la peluca y le revuelve el pelo. Y mientras la actriz hace su escena en camisón, las sastras recogen el vestuario de época, lo llevan a otra parte del escenario donde, después, la actriz, vuelve a ponérselo. Trepidante y apasionante.

Hablo en femenino porque son trabajos históricamente feminizados, debido a la división sexual del trabajo.

EC: Habéis denunciado dos veces la brecha salarial, la discriminación que sufrís por ser mujeres. ¿Qué respuesta habéis tenido?

KA: La sastrería es una parte del equipo técnico, que es una parte del equipo que hace posible un espectáculo. Todas las piezas hacen posible llegar al resultado final.

Sin embargo, como sucede con la mayoría de las profesiones feminizadas, la sastrería, peluquería y caracterización son secciones minusvaloradas. Con mucho sesgo de género.

Eso pasaba hace años, y sigue pasando y se puede analizar por muchos indicadores. No estamos convocadas a reuniones de equipo, no se nos consultan las necesidades de la sección, se da por hecho que resolveremos cualquier incidencia sin generar problemas, el tiempo que invertimos en realizar nuestro trabajo suele ser más alto que el que se nos suele planificar.

El más visible es la brecha salarial que sufrimos en relación a las secciones masculinizadas del equipo. Cobramos menos que un compañero de iluminación o sonido, siendo la misma categoría profesional.

Y lo más llamativo, es que eso sucede abiertamente en la administración pública, en los teatros de INAEM, del Ministerio de Cultura. Es difícil de calcular, porque es difícil comparar nóminas, pero hemos calculado que, al año, viene a ser una paga extra menos lo que cobramos las secciones de sastrería, peluquería, maquillaje y regiduría. Las secciones históricamente feminizadas.

Pues se ha demandado en dos ocasiones. La primera, allá por 2001, se denunció por la brecha salarial de género y la jueza, según me dicen, sentenció que habiendo técnicos sastres, técnicos maquilladores y técnicas de luces y técnicas de maquinaria no se daba el sesgo de género. A mi entender, sin tener memoria de género y cubriéndolo todo con el velo de la igualdad.

La segunda vez que se demandó, se hizo a través de sindicatos y se puso sobre la mesa la brecha salarial dentro de la misma categoría profesional. Y lo que vino a decir la sentencia, es que la brecha viene de arrastrar convenios diferentes, en los que se producía la brecha salarial de género, por cierto, y que se deberían unificar convenios para equiparar los salarios. Eso fue en 2012. Y ahí seguimos. Por cierto, y como sucede en las guerras, se nos ha utilizado como moneda de cambio, prometiendo desde el ministerio la equiparación laboral un 8M y negándola por movilizarnos en la lucha contra la fusión del Teatro de la Zarzuela y el Teatro Real.

EC: Durante el confinamiento, y a pesar de la situación tan precaria en la que vivís algunas de vosotras os habéis dedicado a hacer mascarillas, solidarizándoos con la gente a través de lo que mejor sabéis hacer. ¿Cómo surgió esta iniciativa?

KA: Surge de la necesidad de material sanitario que se dio en las primeras semanas de marzo. Cuando se paralizó toda la actividad cultural quisimos colaborar dentro de las posibilidades y medios de cada una. La mayoría tenemos en casa la maquinaria necesaria, debido a la precariedad laboral que sufrimos, tenemos máquina de coser, retales… y nos pusimos a ello, creando una red de voluntarias, colaborativa en la que cada una aportó desde su lugar en el mundo, generando un funcionamiento de trabajo horizontal. Pusimos la vida en el centro.

Como dice Amaia Pérez Orozco “Cuidar de nuestras vecinas en tiempos de coronavirus es una de las formas de desobedecer el mandato individualista neoliberal y heteropatriarcal”. El trabajo de cuidados invisibilizado, los trabajos esenciales, la productividad son viejos conocidos para nosotras. Teníamos claro que íbamos a cuidar, sólo tuvimos que decidir cómo.

EC: ¿Cómo y dónde las habéis repartido?

Generamos una red de voluntarias: unas confeccionaban las mascarillas, otras hacían rutas de entrega de material textil en los domicilios, recogida y reparto de mascarillas… los materiales que cada una tenía en su casa se fue agotando. Yo me encargaba de buscar donantes de material textil, y organizar las rutas. Recordemos que no podíamos salir de casa, y había que buscar salvoconductos para las conductoras.

No compramos, no desechamos. Reciclamos, reutilizamos y reusamos.

Hemos repartido unas 15.000 mascarillas. Al principio iban casi todas a manos de sanitarias de hospitales y residencias. Asociaciones que trabajan con colectivos en riesgo de exclusión social o directamente excluidos. A las despensas solidarias, las colas del hambre. Personal de sectores que no pararon como la construcción, el transporte, atención al público en comercio…

EC: ¿Habéis recibido ayuda de otros estamentos del teatro?

KA: Hemos recibido donaciones de material textil, tela y polipropileno, goma y acetato para las mascarillas que permiten la lectura de labios para las personas con sordera, de empresas relacionadas con la sastrería teatral, la venta de tejidos y algunas asociaciones a las que donamos mascarillas.

EC: ¿Habéis tenido algún tipo de reconocimiento por parte del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid?

KA: Nos ofrecimos a la CAM para lo que se nos necesitara, tanto para trabajar desde casa como desde los talleres de sastrería escénica como en fábricas textiles. No recibimos respuesta, así que nos organizamos nosotras.

No hemos recibido noticias de ninguna institución, ningún reconocimiento. Hemos trabajado duro sin remuneración, intentando conciliar la vida personal y familiar con la confección de las mascarillas. Para muchas ha sido muy complicado, debían hacer de maestras de sus peques en casa.

Lo que si hemos recibido son los agradecimientos de las personas que recibían las mascarillas. Tengo el móvil lleno de fotos de gente con nuestras mascarillas, de mensajes de amor, de vida… Ese es el reconocimiento que nos ha alimentado y sostenido estos meses.

EC: Evidentemente formáis parte de la cultura y os afecta también la situación económica y social que ha creado la pandemia. ¿Cómo ves la reconstrucción? ¿Cómo os afectan las medidas de reconstrucción?

La reconstrucción la veo difícil si seguimos apostando por los errores del pasado. Tengo la sensación de que hay unos grupos de poder que lo ejercen pase lo que pase. Aunque caiga en el tópico, no entiendo muy bien que se pueda ir en el metro como sardinas en lata, pero tengamos que mantener un 75% de aforo en los teatros. Parece que la Cultura sigue sin contar para el plano político. Teníamos una oportunidad magnífica para cambiar el paradigma y proponer otros estilos de vida que no estuvieran marcados únicamente por lo económico. Con protocolos claros y una política en clave social y cultural podríamos haber dado un paso de gigante. La cultura aporta al PIB el 3,6% aproximadamente. De ese porcentaje solo recibimos a través de subvenciones y ayudas el 0,06% del propio PIB. Somos el cuarto motor económico del país y nuestra actividad afecta a otras muchas industrias. La Cultura genera riqueza en clave social, humana y económica. Solo hay que atreverse. ¿Qué pasaría si se invirtiera de verdad en cultura? El retorno sería enorme. Si con el 0,06% ponemos en la mesa el 3,6% del PIB, ¿qué haríamos con el 5%? Tenemos que intentar luchar por cambiar esa idea de ser unos subvencionados. Necesitamos que se entienda que la inversión en cultura da más de lo que pierde. Generamos trabajo y generamos crecimiento personal y también, por qué no, hacemos olvidar a las personas sus problemas cotidianos: generamos ocio. En esta pandemia se ha visto más claro que nunca. Todos los contenidos que han visto en streaming, por plataforma o por internet, son contenidos creativos de personas como mis compañeras y como yo, que nos dedicamos a que la vida de los demás sea un poquito mejor. 

Pero parece que hemos vuelto a perder. Se han impuesto las tesis del movimiento financiero antes que el crecimiento social. Por eso también tenemos miedo, porque da la impresión que nos hemos precipitado y ese rebrote está más cerca que lejos. Una segunda ola a la medida de la anterior sí que sería desastrosa para todas, así que esperemos que seamos responsables individualmente y no la tengamos que sufrir en colectivo.

Muchas gracias, Karmen. A partir de ahora cuando vayamos al teatro, la ópera, la zarzuela, de alguna forma también os estaremos viendo.

¡Espero que no nos veáis! ¡Se rompería la magia del teatro… ja jajá!!!

El tema del personaje escindido de sí mismo, que observa el mundo y las cosas que lo componen como objetos muertos con los que es imposible comunicarse es, en cierta forma, recurrente en la literatura más actual. Su plasmación más importante se encuentra en La náusea de Sartre. El libro de Daniela Alcívar Bellolio (Guayaquil, 1982) profundiza en la idea de que el mundo es el perfecto escenario para el sufrimiento y que este nos va convirtiendo en seres aislados para quien la naturaleza y el resto de las personas permanecen mudas, por mucho que nos hablen y gesticulen.

Abundan las descripciones de paisajes yermos y cielos multicolores. La belleza expresiva, una escritura delicada, barroca en muchas ocasiones (“una montaña es un cuerpo, es una arruga en un cuerpo vasto sin cabeza” o “destellaba con precisión cirujana la luz violeta que cortaba la cerrada oscuridad por unos segundos y luego volvía a apagarse, dejando todo otra vez negro”) en que el personaje protagonista va tomando forma en una combinación, extraña, de exuberancia verbal y vacío existencial. Digo extraña porque la forma en que este tipo de personajes se han presentado ha sido la contraria a la que aquí se utiliza. En El extranjero de Albert Camus, por ejemplo, se opta por frases cortas, ausencia de subordinadas y nexos adverbiales, que producen en el lector la sensación de frialdad y distancia que siente el personaje respecto al mundo.

Una madre pierde a su hijo nada más nacer y el vacío es tan grande que el mundo y su propia persona se oscurecen, abriendo paso a la nada, que ocupa todo el espacio, dejando tan solo una existencia desnuda en que el recuerdo y el alcohol son lo único que prolongan la supervivencia de un individuo esclavo de las penas. Nos encontramos también con una reflexión sobre la vida sexual y sentimental de la protagonista. Hay cierta frivolidad en todo ello. La pena del hijo que nace muerte, sin embargo, hace que la realidad se transforme con una violencia y una realidad inusitadas e irreversibles.

La escritora ha tratado de crear una atmósfera poética, en que lo verbal construya los sentimientos y no se ocupa tanto de estructurar la acción y los hechos que constituyen la novela. El único personaje que no queda desdibujado por esta nebulosa de la pena y el lenguaje poético es la propia protagonista, a la que, a pesar de todo, solo podemos conocer fragmentariamente. El mundo en el que ella vive, en realidad, también se ha vuelto fragmentario, además de autónomo: “la fuerza que solo pueden tener las cosas sin alma y sin voluntad, las cosas que existen más allá del propósito, con la belleza de la pura materia sin conciencia, eterna, cadencial, impetuosa”.

Esta descripción (casi fenomenológica) podría estar escrita por Sartre si adelgazáramos la lista de adjetivos. En este fragmento, además, se percibe que el vacío existencial, cuando se quiere expresar, es barroco y se describe a partir de la acumulación de metáforas y palabras. Esto no debería ser una contradicción. Al fin y al cabo, la literatura más exuberante y adornada pertenece al periodo en que más conciencia se tomó del trágico destino del individuo, esto es, el Barroco.

Un hermoso libro, bien escrito, sensible, que representa ese dolor en muchos tramos del texto de manera imaginativa y eficaz. Otra buena lectura que, como nos tiene acostumbrados, nos propone la editorial Candaya.

Daniela Alcívar

El debate ‘El sistema sanitario en tiempos de pandemia’ moderado por Joseba Achotegui, psiquiatra, psicoterapeuta y profesor de la Universidad de Barcelona y en el que participan Carmen Montón, exministra de Sanidad y embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos; Carmen San José (Medicina Familiar y Comunitaria), activista del Movimiento Asambleario de Trabajadores y Trabajadoras de Sanidad; Fernando Lamata, psiquiatra y Doctor en Medicina; y Mónica García, médica y diputada por Más Madrid.

Dado el contexto de la epidemia racista -con brutalidad policial, muertes en las fronteras, el auge de la extrema derecha…- es muy positivo que Espacio Público quiera tratar el problema. Pero lo primero que les dije cuando me pidieron un artículo era que debían recoger las visiones de personas migradas y racializadas.

Me han asegurado que así lo harán y, de hecho, han solicitado un artículo a un compañero negro del movimiento unitario contra el fascismo y el racismo; un compañero que, a pesar de haber nacido en Catalunya y de ser catalán en todos los sentidos, sabe por experiencia personal que la policía lo ve como “diferente”. Pero él ya explicará sus propias vivencias.

Yo aprovecharé esta oportunidad para hablar desde mis experiencias y mi visión. Quiero explicar por qué pienso que una persona corriente blanca debería luchar, de la manera más activa posible, contra el racismo.

Escribo en un momento en que una ola de protestas contra el racismo se extiende por todo el mundo, bajo el grito de Black Lives Matter; las vidas negras importan. Ciudades de todo EEUU han explotado de rabia tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis. En Gran Bretaña, donde yo crecí, hay protestas incluso en pequeños pueblos rurales, mientras que las ciudades han visto movilizaciones de miles, incluso decenas de miles, de personas. En el Estado español también se han visto protestas importantes, muchas de ellas convocadas por una nueva organización, la Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España (CNAAE).

Este sábado, 20 de junio, habrá protestas en diferentes países con motivo del día internacional de la persona refugiada. En el Estado español las acciones exigen la regularización de todas las personas migradas y refugiadas.

Hace muchísimo tiempo que sobraban motivos para este levantamiento antirracista. Sin embargo, si queremos que estas luchas logren victorias reales, debemos aprender de las luchas vividas, tanto recientes como de siglos pasados.

Primero vinieron a por los judíos…

En su famoso poema escrito tras la segunda guerra mundial y el Holocausto, el Pastor Niemöller advirtió contra la idea de que la opresión dirigida a otro grupo no te afecta: “Primero vinieron a por los judíos, y yo no dije nada, porque no era judío. Luego vinieron a por los comunistas, y yo no dije nada, porque no era comunista… Después vinieron a por mí, y ya no quedaba nadie para defenderme”.

Este poema está en la cabecera de la web del movimiento unitario en Catalunya, Unitat Contra el Feixisme i el Racisme (UCFR), desde su creación en 2010. Subraya el argumento de que el antirracismo no es una cuestión de caridad, sino de solidaridad, frente a un problema que nos afecta, de diferentes maneras, a la gran mayoría de la población.

El caso de George Floyd tenía que ver con el racismo hacia un hombre negro, afrodescendiente, y los asesinatos por parte de la policía estadounidense afectan desproporcionadamente a los hombres negros. Según una web sobre la violencia policial, analizando los 1.098 asesinatos policiales en EEUU en 2019: “Los negros fueron el 24% de los asesinados a pesar de ser sólo el 13% de la población”. Es, por tanto, muy positivo el surgimiento del nuevo movimiento negro en el Estado español, la CNAAE, y que éste lidere las protestas aquí contra el asesinato de George Floyd.

Aparte de la negrofobia, dirigida contra las personas africanas o afrodescendientes, existen otras formas de racismo, que también hay que combatir. En el Estado español, existe el racismo contra la gente del Magreb, lo que algunas personas llaman “morofobia”, reutilizando el término despectivo tan extendido. Al llegar el coronavirus, se hizo más visible el racismo ya existente contra personas vistas como chinas. Una de las formas más arraigadas del racismo en el Estado español es el antigitanismo y no hay indicio alguno que éste se modere.

El racismo no tiene que ver únicamente con supuestas “razas” y presuntas diferencias biológicas. Tras la Segunda Guerra Mundial, varios intelectuales racistas y fascistas empezaron a presentar su odio como una cuestión de “diferencias culturales”. Durante las últimas décadas, quizá el racismo más virulento a escala mundial es la islamofobia. En este tiempo, millones de personas han muerto, o han sido encarceladas e incluso torturadas, en las “guerras contra el terror” impulsadas por todas las potencias -grandes y medianas- del mundo. Acabo esta lista -necesariamente incompleta- con el antisemitismo, también llamado judeofobia, que está resurgiendo con el auge de la extrema derecha, alimentado por teorías de conspiración que son respaldadas incluso por algunos sectores de la izquierda. Es terrible pensar que el racismo que provocó seis millones de muertos haya podido reactivarse, como si Auschwitz no hubiera existido… o como si no importase.

El racismo toma múltiples formas, y es muy importante ver que se refuerzan mutuamente; no se puede combatir una forma de racismo mientras se justifica otra.

Tras la terrible experiencia del Holocausto, muchas personas judías apoyan al Estado de Israel y justifican sus políticas racistas contra la población palestina, fomentando así la islamofobia. Algunas fuerzas políticas israelíes colaboran activamente con partidos fascistas europeos. Éstos crecen con la islamofobia pero también acaban fomentando el antisemitismo.

Por otro lado, está Louis Farrakhan, millonario y líder de Nación de Islam -una importante organización negra musulmana en EEUU- que hace declaraciones antisemitas. Tiene razón al denunciar que EEUU es un país racista, construido mediante la esclavitud, pero al promover el antisemitismo y culpar a “los judíos”, sólo fomenta más odio, y distrae del problema real. (Quizá por ser millonario, no le interesa señalar el problema de fondo…) En todo caso, las personas que se dejan influir por estas ideas de Farrakhan se equivocan. No está en el interés de ninguna persona racializada de a pie fomentar el racismo contra nadie.

Una persona corriente blanca no sufrirá racismo en su propia piel -no hay “racismo anti-blanco”- pero los efectos nefastos del racismo sobre la sociedad, y contra los intereses de la gente pobre trabajadora, sí la afectarán. El viejo refrán, “divide y vencerás”, se aplica de pleno. Cuando el 1% más rico que manda en esta sociedad ataca nuestras condiciones de vida, le interesa mucho que el 99% restante nos pongamos a culparnos mutuamente, que pensemos que la culpa de la falta de servicios sociales la tienen las personas migrantes, no las fuerzas políticas y sociales que realmente atacan a estos servicios. Por otro lado, la fuerza policial que agrede, o incluso mata, a una persona negra hoy, tendrá más impunidad para cargar contra un sindicalista, o manifestante contra el cambio climático, mañana.

Así que hay que insistir que si bien es lógico que las personas negras se sienten especialmente interpeladas por el asesinato en Mineápolis, también es lógico y positivo que cualquier persona trabajadora, de cualquier procedencia, sienta la necesidad de levantar la voz contra esta injusticia… de hecho, así entendemos la amplitud y las diversidad de las protestas de Black Lives Matter. Ahora podemos y debemos decir “vinieron a por George Floyd, y ¡no nos callamos!”

“Es una cuestión de educación”

Es frecuente oír comentarios diciendo que el racismo es producto de una educación mala, y que la solución sería una educación mejor.

Lo cierto es que, a pesar del buen trabajo de mucha gente de la comunidad educativa, el sistema escolar actual es racista. Difícilmente puede ser de otra manera, dado que refleja a una sociedad y a un Estado estructuralmente racistas. Así que el sistema educativo no es la fuente del racismo, pero tampoco puede ser el instrumento de cambio: es más bien uno entre muchos otros campos de batalla.

Sí hace falta educación contra el racismo, pero el cambio no empezará en las escuelas.

Los movimientos sociales y la izquierda debemos -como parte de nuestra actividad política- educarnos colectivamente sobre el racismo, y aprender de los movimientos contra el racismo a lo largo de estos últimos siglos. No olvidemos que quién no aprende de la historia está condenado a repetirla.

Debemos educarnos sobre el racismo en sí, y la historia colonial. Si no aprendemos esto, no entenderemos por qué las y los manifestantes en Bristol, Gran Bretaña, tenían razón al derribar la estatua de un esclavista para tirarla al río, iniciando así una serie de acciones parecidas en EEUU; incluso en Cuba unos activistas han propuesto el derribo de una estatua dedicada a un personaje histórico racista. Sin esta autoeducación, no entenderemos por qué aquí deberíamos tirar abajo las estatuas de Colón (si llegan a tiempo para hacerlo de manera oficial, las podrán guardar, para quizá exponerlas en un museo sobre el racismo y el genocidio cometido en las Américas; si tardan mucho, como en Bristol, pues mala suerte).

La ola actual de luchas se origina en EEUU y ese país tiene un historial riquísimo de luchas contra el racismo, y de autoorganización de la gente negra. También en el Estado español deberíamos aprender de aquellas experiencias. Del movimiento por los derechos civiles liderado por Martin Luther King, Malcolm X y los Panteras Negras, sí, pero también de figuras como Frederick Douglass, el activista negro del s.XIX que luchó por la abolición de la esclavitud, del movimiento de Marcus Garvey a principios del s.XX, o del impresionante papel jugado por la izquierda marxista, con una fuerte presencia de gente negra, en una serie de luchas contra el racismo en los años 20 y 30…

En Gran Bretaña, más gente debería aprender acerca de figuras como William Cuffay, un trabajador británico negro que lideró el movimiento obrero masivo e insurreccional de mediados del s.XIX, los Cartistas. Él es sólo una figura más en una larga historia de estas luchas.

(Adelantando mi argumento abajo, una lección que se extrae claramente de estas experiencias es que la autoorganización de gente negra, donde se hace con éxito, conduce hacia luchas unitarias más fuertes, que unen a gente negra y gente blanca. Es ilustrativo que tanto Martin Luther King como Malcolm X, que empezaron por liderar movimientos principalmente negros contra el racismo, llegaron -poco antes de ser asesinados- a ver que hacía falta una lucha mucho más amplia y social contra el sistema en su conjunto. El 3 de abril de 1968, la noche antes de su asesinato, cuando estaba en Memphis, Tennessee para apoyar una huelga, King dio el discurso de “He estado en la cima de la montaña”. Aquí declaró: “Tenemos que permanecer juntos y mantener la unidad… El problema es la injusticia… 1.300 trabajadores municipales de limpieza están en huelga, y Memphis no es justo con ellos.” Malcolm X empezó a cambiar su visión radicalmente tras su visita a La Meca. Aquí van unos ejemplos de sus declaraciones en ese último año de su vida: “Hoy estamos viendo una lucha global de los oprimidos contra el opresor, los explotados contra los explotadores”; “Muéstrame un capitalista y te mostraré un chupasangre” y “No puedes tener capitalismo sin racismo”. No consta que llegase a ser socialista, pero dijo que si encuentras a alguien que “que no tiene racismo en su perspectiva, generalmente será socialista”.)

La educación social acerca de la historia del racismo y de la lucha contra él ha avanzado mucho en EEUU y Gran Bretaña durante las últimas décadas. Desde los movimientos sociales y políticos, ha llegado a las instituciones y el sistema educativo, y ahora cada año se celebra el Mes de la Historia Negra. Mi sensación es que en el Estado español queda muchísimo trabajo por hacer en la recuperación de la historia, tanto del racismo como de las luchas en su contra. (Debo confesar que no tengo ni idea de quiénes serían los equivalentes aquí de Frederick Douglass y William Cuffay, ni mucho menos quiénes serían las equivalentes femeninas, pero estoy seguro de que existieron y lucharon.)

Debemos y podemos exigir que se elimine el racismo en el sistema educativo, y debemos respaldar al profesorado que ya trabaja en este sentido, pero necesitamos esa materia prima, las historias concretas para contar. Estas experiencias reales del pasado serán un instrumento más efectivo para descolonizar la educación que unas teorías académicas abstractas. Y, volviendo al inicio de esta sección, la educación antirracista sólo será una realidad gracias a victorias en la lucha política y social antirracista.

Unidad contra el fascismo

Finalmente, insisto de nuevo en la lucha unitaria. Si la lucha contra el racismo forma parte del interés objetivo de toda persona normal y corriente (es decir, excluyendo a la pequeña parte de la población que sí obtiene beneficios del sistema social actual), la lucha contra la extrema derecha lo es aún más, y de manera más directa.

El fascismo representa un peligro mortal, literalmente, para las personas racializadas, y también para las mujeres, las personas LGTBI, sindicalistas, gente de izquierdas (y para los fascistas es igual que seas reformista light, marxista revolucionaria o anarquista del black block; te odian por igual), y un largo etcétera. Todos estos grupos -es decir, el conjunto de la clase trabajadora- sufrió bajo el fascismo en la década de 1930; de volver al poder ahora, sería incluso peor… porque la crisis actual es incluso peor, no sólo económica, sino también climática, y de salud pública, con el virus.

He participado en muchas manifestaciones en mi vida, pero aún me acuerdo de la primera, en 1978. Fue en Birmingham, la segunda ciudad de Gran Bretaña, contra un acto del partido fascista, el Frente Nacional. Uno de los gritos destacados fue “Black and White, unite and fight: smash the National Front!”; “Negros y blancos, uníos y luchad: ¡destrozad el Frente Nacional!”. (En esa época, el término “negro” se utilizaba en los movimientos para referirse a personas no blancas en general.) La manifestación fue convocada por la Anti Nazi League, movimiento unitario de entonces contra la extrema derecha. Este movimiento tenía claro que no se podía luchar contra el fascismo sin luchar contra el racismo, y que no se podía combatir el racismo sin la participación activa de gente negra. Y no se trató sólo de alguna cara simbólica, un académico o un actor; no, las protestas más importantes contaron con la participación activa y combativa de mucha juventud negra, tanto afrocaribeña como asiática (la autoidentificación de este último grupo como “musulmanes” llegaría más tarde, en respuesta a la islamofobia). Pero también tenía muy clara la necesidad de la unidad; no era una lucha que sólo afectara a un sector, sino a (casi) todo el mundo; por tanto, hacía falta la lucha unitaria, lo que no excluía en absoluto el reconocer las situaciones diferentes y opresiones específicas sufridas por grupos concretos.

El éxito de esa estrategia lo confirma el hecho de que casi nadie ha oído hablar del Frente Nacional británico, que en los años 70 era mucho más fuerte que la copia que creó Le Pen en Francia. En Gran Bretaña ese partido fascista fue derrotado a principios de los años 80, y luchas unitarias posteriores han hundido a los sucesivos intentos de crear partidos racistas de extrema derecha. Esta larga lucha ha ayudado a crear una cultura antirracista en Gran Bretaña que es bastante fuerte y extendida. El racismo no ha desparecido, por supuesto, (para conseguir esto, haría falta un cambio social mucho más profundo) pero la fuerza y extensión de las protestas Black Lives Matter reflejan, entre otras cosas, estas décadas de trabajo unitario, ahora bajo el nombre de Stand Up To Racism.

En el Estado español, ante la amenaza de VOX (y la voxificación del PP), junto con el siempre presente racismo institucional, hace falta una lucha lo más amplia posible, que una a gente negra y blanca en un trabajo conjunto. Ni el “antifascismo radical” clásico -que a menudo ni se plantea combatir el racismo como tal- ni las ONGs caritativas -típicamente muy burocratizadas- han conseguido (y quizá ni han buscado) la participación activa de gente negra. La lucha unitaria, si se hace bien, ha demostrado la capacidad de implicar de manera activa a gente negra, a movimientos de mujeres, a grupos LGBTI, organizaciones vecinales, partidos y sindicatos… en un trabajo común, contra el racismo y los demás odios promovidos por la extrema derecha.

Así que debemos dar la bienvenida al protagonismo actual de gente negra, africana y afrodescendiente en la lucha de Black Lives Matter. Pero ninguna persona antirracista blanca debe pensar “ahora lo puedo dejar, de la lucha contra el racismo se harán cargo ellos”. Primero, porqué aquí no hay “ellos” sino las diferentes partes de nosotros/as. Segundo, porque si queremos derrotar al racismo, y todo lo que lo implica, necesitamos a (casi) todo el mundo.

David Karvala es activista de Unitat Contra el Feixisme i el Racisme, militante de la red anticapitalista Marx21, y autor del libro El antifascismo del 99%.

A medida que el confinamiento va quedando atrás podemos analizar con más detalle qué ha ocurrido, porque todo ha sido muy nuevo. ¿Todo? Bueno todo no, porque, por ejemplo, la falta de reconocimiento a lo que aportan los inmigrantes a nuestras sociedades no se ha modificado.

Los inmigrantes han sido uno de los pilares en los que se ha sustentado nuestra sociedad para resistir el confinamiento (que ha sido confortable para las personas de rentas medias o altas) en buena parte porque los inmigrantes han sido fundamentales para mantener muchas de las estructuras básicas de producción, distribución y venta, trabajando además en los puntos más peligrosos de todas las cadenas.

Muchos inmigrantes se han jugado el tipo para cubrir las necesidades básicas de todos, lo que nos han permitido salir adelante en el confinamiento.

Los temporeros de la fruta,  por ejemplo, han seguido en las mismas extremas condiciones de siempre en un momento de hipocondría colectiva, durmiendo en las calles de Lleida, sin medidas higiénicas, desprotegidos contra el Covid-19 como ha señalado la plataforma Fruita amb Justicia Social. Solo se han habilitados pabellones para los temporeros enfermos de Covid-19

O los mataderos que han sido en numerosos países una auténtica ratonera para muchos inmigrantes: el vivir hacinados en las propias fábricas, trabajando a bajas temperaturas (lo que incrementa la peligrosidad del Covid 19) ha hecho estragos entre los trabajadores. Así, la Cadena Tyson, una de las principales procesadoras de carne en Estados Unidos, pasó en un solo mes de 1.600 empleados afectados a 7.000, según un análisis del Washington Post. Un reciente estudio de Food & Environment Reporting Network, organización sin ánimo de lucro, estimó que había por lo menos 17.000 contagiados.

O toda la cadena afectados en la plantas procesadoras de pollos del polígono industrial de Azambuja al norte del área metropolitana de Lisboa. O sin ir tan lejos en Huesca dos empresas cárnicas han llegado a tener a más del 25% de los trabajadores afectados.

Ya tenemos bastantes datos que nos confirman que el Covid-19 ha tenido un efecto mucho más letal en los grupos sociales con rentas bajas (como los inmigrantes). Es de destacar la afectación de la comunidad filipina en Londres o la de los afroamericanos en Estados Unidos. O la mucho mayor afectación en distritos como o Moratalaz en Madrid o Nou Barris en Barcelona, donde los datos de movilidad nos indican que era mucho más alta que en el resto de Madrid y Barcelona.

Los aplausos para el personal sanitario han sido muy merecidos, pero otra gente también se ha jugado la vida. Una vez más, como Ulises en la Odisea, los inmigrantes son los nadie.

Y no tardaremos en ver que pronto habrá quien encima les echará la culpa de la crisis.

*Artículo publicado en Diario Público: https://blogs.publico.es/joseba-achotegui/2020/06/01/por-la-regularizacion-ya-de-los-inmigrantes-que-se-han-jugado-el-tipo-por-todos-en-el-confinamiento/

Somos mujeres migrantes, racializadas, sus hijas, las que vinimos pequeñas, las que nacimos aquí. Las refugiadas. Las que estamos aquí con y sin papeles. Las trabajadoras de la fresa, las porteadoras de la frontera Ceuta Melilla, las trabajadoras del hogar y los cuidados, las estudiantes, las madres, las camareras y limpiadoras de bares, hoteles y restaurantes. Somos todas, incluidas las asesinadas por la violencia machista que ya no están aquí. Las internas que no pueden salir, las expulsadas en vuelos de deportación y las que dejaron su vida en el mar intentando llegar a esta falsa promesa llamada Europa, que es la Europa fortaleza. Somos las otras.

Este virus nos ha tomado desprevenidas, imaginamos que como al resto del mundo. El trabajo, consecuencia de la crisis sanitaria y socioeconómica, nos ha desbordado y superado, exactamente igual, presuponemos, que a la mayoría de gobiernos. Gobiernos que no supieron responder a tiempo y que no tomaron las medidas necesarias hasta que la situación se volvió insostenible. Una vez más cometimos el error de creernos inmortales e invencibles y ha tenido que venir un virus para recordarnos la fragilidad humana y la fragilidad del sistema que nos rodea. Una nueva crisis nos coloca, de nuevo, en el último escalón en la escala de prioridades de los gobiernos para paliar las consecuencias de la crisis.

La mortalidad del virus es mayor en las personas en situación de pobreza y precariedad. El nivel socioeconómico juega un papel determinante que marca la diferencia entre la vida y la muerte. A esto debemos añadir las condiciones de salud: las personas con menos recursos tienen una salud más frágil y sufren más enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes, colesterol, obesidad. Este patrón es global; lo vemos tanto en España como en Estados Unidos, Reino Unido, América Latina, etc. La mortalidad por coronavirus es más del doble en las áreas pobres donde se concentra la mayoría de población migrante y racializada.

Un ejemplo de ello son los Estados Unidos; a pesar de que la comunidad negra representa tan solo el 13% de la población, esta comunidad ha sufrido el 27% de las muertes totales de las zonas de las que se dispone de datos. En Kansas y Wisconsin, los residentes negros tienen siete veces más probabilidades de morir que los blancos y en Washington D.C, la tasa entre las personas negras es seis veces mayor.

En España a día de hoy no se cuenta con estadísticas segregadas por raza o género, pero en las estadísticas más recientes de Madrid se evidencia un mayor número de contagios en los barrios de clase obrera sobre los barrios de las clases privilegiadas. La zona sur de la Comunidad de Madrid, con Leganés a la cabeza, más afectada que la zona norte, según un análisis de la Universidad Politécnica de Madrid el investigador Pedro Gullón ha observado correlación entre mayor nivel de hacinamiento y menor precio de alquiler con las zonas de más contagios de la capital.

Dichas estadísticas nos están mostrando cómo la pandemia golpea más fuerte a los que menos recursos tienen, son las personas de los barrios más empobrecidos, el personal sanitario y las personas que realizan los trabajos esenciales durante la cuarentena, las que se encuentran más expuestas al contagio. 

Paradójicamente los que se han desvelado como trabajos esenciales, personal sanitario, limpieza, cuidadoras, cajeras, jornaleros, agricultores, esos que están sosteniendo y salvando vidas durante la pandemia, son precisamente los que se realizan en condiciones laborales precarias y con salarios indignos. En España, estos empleos son realizados en gran porcentaje por personas migrantes, mujeres en su mayoría, muchas en situación administrativa irregular, quienes a pesar de estar realizando trabajos esenciales, no son tomadas en cuenta y al gobierno parece que no le interesa legislar para que sus derechos y condiciones sean igual de esenciales.

Según el informe del Banco Mundial sobre la pobreza y el impacto distribucional del Covid-19; los gobiernos deberían mitigar los impactos negativos de esta crisis, sobre todo, entre la población más vulnerable. La urgencia empuja a buscar soluciones y los gobiernos deben dar respuesta. La vida debe ponerse en el centro.

Nosotras, las otras, somos parte de los márgenes y de las comunidades más empobrecidas, y de nuevo la carga está en nosotras. El virus no entiende de género, de raza, procedencia o estatus social, pero el sistema y las condiciones humanas para combatirlo, si.

La opción del confinamiento se descubrió no sólo como un privilegio de clases sino, también, de raza y de género. A pesar de esta realidad, las otras comenzamos a tejer redes de apoyo para dar respuesta a la urgencia humanitaria que no dejaba de agravarse día a día en nuestras comunidades. Esta manera de hacer frente a esta problemática se tradujo en dos vías: la primera vía era de ayuda directa, a través de las cajas de resistencia, las redes ciudadanas de apoyo mutuo y los bancos de alimentos. La segunda vía, era política. Así pues desde el 8M y los feminismos antirracistas nos sumamos a la campaña de Regularización Ya y comenzamos a reflexionar en colectivo sobre nuestra situación.

Constatamos que nada de esto es nuevo para nosotras como mujeres migrantes, racializadas, desde los márgenes, las otras. Que las crisis nos golpean con más fuerza es habitual, es parte de la realidad de este sistema patriarcal, machista, capitalista, extractivista, racista y colonial que opera impunemente en España y en la Unión Europea, cuando se trata de establecer políticas de extranjería y migratorias, negando su propio discurso de Derechos Humanos y dejando a mujeres, niñas y disidentes sexuales en situaciones de completa vulnerabilidad soportando múltiples violencias, las cuales se han agudizado durante el confinamiento.

Seguimos señalando pues la Ley de Extranjería como principal instrumento del racismo institucional que se materializa en la criminalización del derecho a migrar y buscar condiciones de vida digna de toda persona. Denunciamos la existencia de los CIES como cárceles para personas que no tienen documentación en regla, las cuáles han sido vaciados y cerrados actualmente como consecuencia del estado de alarma, siendo esto un pequeño respiro para la comunidad migrante, aunque desafortunadamente no es un cierre definitivo como lo venimos exigiendo durante años. Las posibilidades de migrar por vías legales y seguras, sigue siendo una utopía.

También señalamos el recrudecimiento de la explotación laboral de mujeres migrantes y racializadas, especialmente en los campos de cultivo, en los invernaderos, en el sector del empleo del hogar y los cuidados, en las residencias de mayores, todas ellas, industrias que enriquecen a unos pocos a costa de nuestro esfuerzo.

En el caso de las mujeres que trabajan en el hogar y los cuidados, sin derechos laborales básicos como el derecho al paro, derecho a un contrato con condiciones laborales dignas, con la aprobación de un subsidio por parte del ejecutivo que deja a muchas trabajadoras fuera de la cobertura, un subsidio de un mes, un subsidio insuficiente para poder afrontar la crisis económica que se nos viene encima. Las trabajadoras del hogar en régimen de internas se llevan la peor parte de esta crisis, muchas llevan toda la cuarentena encerradas en casa de sus empleadores, sobrecargadas, trabajando más por el mismo salario, algunas incluso sufriendo malos tratos, vejaciones y abusos sexuales, obligadas a mantener sus empleos por la incertidumbre de lo que pueda pasar, por superviviencia y por el peso de tener que proveer ingresos a su familia, hijos e hijas, ya que muchas son el único sustento de sus hogares actualmente. Expuestas al virus ya que no han dejado de trabajar durante el confinamiento, muchas se han contagiado, varias no han sobrevivido, víctimas del coronavirus y del sistema.

La pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad del sistema de los cuidados, frecuentemente menospreciados, que recaen mayoritariamente sobre las espaldas de las mujeres, y en España en gran medida sobre las espaldas de las mujeres migrantes. Una crisis global de cuidados que ha revelado que tenemos una deuda histórica con las mujeres que han cuidado, un trabajo no reconocido ni valorado y nadie está cuidando de ellas. ¿Quién cuida a la cuidadoras? Desde luego el Estado Español y en general la sociedad, no lo está haciendo, pese a que este sistema capitalista depende de ellas para el sostenimiento de la vida.

En esta reflexión colectiva como mujeres migrantes reafirmamos una vez más que es necesario combatir este sistema en el que mujeres, niñas y disidentes sexuales se exponen a situaciones de alta vulnerabilidad frente al virus y a las múltiples violencias a las que nos enfrentamos debido a las barreras que impone la Ley de Extranjería, pero también las barreras de un sistema social que nos empuja a los trabajos con menos garantías y derechos, obligándonos a entrar en el circuito asistencialista y desempoderante de los servicios sociales que carece de un enfoque de derechos e intercultural con perspectiva antirracista en el Estado español.

Esto lo venimos denunciando hace tiempo, cuando señalamos realidades como la excesiva e injustificada retirada de custodia de sus hijas e hijos a mujeres migrantes por parte de los servicios sociales basándose en criterios de maternidad hegemónicos y parámetros eurocéntricos que niegan la agencia de sus madres y las estigmatizan como “malas madres” obviando el verdadero problema: que las mujeres migrantes tienen muy pocas posibilidades de conciliación laboral, menos aún en medio de un estado de alarma, donde el único espacio (centros escolares e institutos) del que dependían para el cuidado y educación de sus hijas e hijos, se encuentran cerrados y lo estarán durante mucho tiempo, dejando sobre todo a la madres solteras a su suerte, desprotegidas y sin posibilidad de conciliación alguna.

Las consecuencias de esta crisis abrirán una brecha mayor entre las clases privilegiadas y las clases trabajadoras ya empobrecidas tras la debacle de 2008 de la que nos nos habíamos recuperado del todo. Las comunidades migrantes, como siempre, nos encontramos en abajo, afuera, en la invisibilidad y exclusión social.

El coronavirus se irá algún día, pero la desigualdad sigue y se intensificará, esa es la verdadera epidemia.

Foto de Eliza Arrieta

La crisis sanitaria y socioeconómica no deja de agravarse y la situación nos empuja y repensar la manera en la que dentro del movimiento feminista antirracista debemos de actuar. Es necesario, resignificar, reflexionar, articular estrategias y tejidos comunitarios para reconstruir un mundo nuevo, porque este no da para más, este sistema nos ha demostrado en múltiples ocasiones que las vidas humanas son desechables y según nuestra procedencia, raza, sexo, etc, valen menos aun.

Las vidas del norte global sobre las del sur global, las vidas blancas sobre la vida de las personas racializadas, indígenas, negras, musulmanas, sobre la otredad. Tenemos el deber político y ético de romper con esa jerarquía colonial, romper este sistema patriarcal, neoliberal y racista, y poner de una vez por todas la vida en el centro, pero la vida de todas las personas, no solo de las que puedan pagarlo. Seguir el ejemplo y modelos de vida de las comunidades originarias, volver a los saberes comunitarios y abrazar nuestras raíces. La reacción de las comunidades, de autoabastecimiento y protección, el gran ejemplo de supervivencia y cuidados comunes deben ser guía y lucero para nuestras luchas también acá en este norte de privilegios. Tenemos la suerte de pertenecer a ambas orillas y tener esas otras referencias y ejemplos. En España también los tienen si dirigen la mirada a sus barrios populares y sus campos. 

Debemos entonces construir una nueva sociedad antirracista, feminista y sostenible, donde todas las personas tengamos igualdad de derechos y condiciones para afrontar la “nueva normalidad”. Todas podemos contribuir a ello, en nuestros centros de trabajo, en los barrios, en las calles, con las vecinas, en los mercados y las plazas, en nuestras casas.

Es responsabilidad de todas, y no es un mero gesto simbólico para calmar conciencias. Otro modelo es posible y fundamental para la construcción de sociedades más humanas, justas y equitativas, es una responsabilidad política urgente e ineludible.

moderado por:

  • Lourdes Lucía

    Abogada y editora

  • José Vicente Barcia

    Periodista, Jefe de Gabinete de la Alcaldía de Cádiz y coautor del libro 'Voces del cambio'

Conclusión del debate

En medio de la primera ola de la pandemia y con todo el país en el shock de una crisis desconocida e inesperada, saltó a la opinión pública una idea: reconstrucción. Después de unos primeros tanteos, sobre si nuevos Pactos de la Moncloa, sí, que si Pactos de la Moncloa no, todo se encaminó hacia la apertura en sede parlamentaria de cuatro comisiones sobre la reconstrucción del país. Estos mismos conceptos de reconstrucción y unidad, abrieron en Espacio Público la necesidad de abordar un debate sobre el futuro del país, y también sobre la Unión Europea, durante la pandemia y la postpandemia.

Un magnífico artículo de Leo Moscoso La necropolítica sobre el estado de alarma, nos hizo una descripción muy viva de la pandemia y la crisis sanitaria y de vida, que podía servir como telón de fondo de todo el debate.

Nos encargamos Gabriel Flores y yo mismo de redactar un primer texto de referencia, que se planteaba el siguiente objetivo: “Nuestra pretensión al abrir este nuevo debate en Espacio Público es ofrecer un espacio amigable para el libre intercambio de ideas y argumentos, en el que la polémica y el disenso sean tan normales y aceptables como lo son el diálogo y el acuerdo en nuestra vida diaria. Un espacio público abierto al debate y la argumentación que contribuya al seguimiento y análisis reflexivo de las iniciativas y propuestas políticas de mayor entidad que se vayan poniendo sobre las mesas de negociación por parte de los partidos, instituciones, agentes económicos y sociales o tejido organizativo de la sociedad civil y los diferentes movimientos sociales. Queremos primar un análisis concreto de aquellas propuestas e iniciativas que supongan un mayor impacto sobre las vidas, trabajos, derechos, libertades y futuro de la ciudadanía civil.

La cuestión de la amplitud del temario a debate no está prefijada (tampoco, sus límites) y tendrá que ser resuelto sobre la marcha, a medida que se produzca un avance que, previsiblemente, será muy desigual en los diferentes asuntos”, dijimos.

Sabíamos desde el principio que entrábamos en este debate con perspectivas diferentes:

  1. a) La de Gabriel y mía era abordar los temas candentes y posibles en la negociación planteada y hacer propuestas orientadas hacia una salida progresista de la crisis (con todo lo que tenía de cajón de sastre dicha definición).
  2. b) Una visión más global que conducía a un cuestionamiento del marco económico e institucional en el que nos movíamos: UE, Constitución, Capitalismo y avanzaba más en la línea de la lucha por otro mundo diferente y a la vez posible, a un cambio de paradigma como lo definía Jaime Pastor.
  3. c) Había otra orientación que sin situarse totalmente en el cuestionamiento de las soluciones que se podrían dar en el marco de una negociación, apuntaban con intensidad y justeza por poner sobre la mesa los problemas políticos-institucionales que desde la Transición veníamos arrastrando desde el régimen de la transición (Jose Errejón, José Luis Mateos, Ana Barba, Aníbal Garzón).

El alcance del debate

El cuestionamiento más global al carácter excesivamente pragmático y limitativo de la introducción al debate, vino sobre todo de Marià de Delàs, Jaime Pastor y Marga Ferré.

Marià, en su texto que luego iba a ser discutido por Gabriel, nos interrogaba coherentemente:

“¿Es posible empezar a plantear el propósito de recuperar para el patrimonio colectivo aquellos bienes que nunca deberían haber pasado a formar parte del sector privado? ¿Qué ha de pasar para que empecemos a pensar en concreto en una nueva economía, que no esté al servicio del crecimiento sin límites? La reivindicación de “nueva normalidad”, ¿no debe poner en cuestión el beneficio que unos pocos obtienen de los créditos, los seguros, los suministros de energía, la vivienda, la explotación de las telecomunicaciones, los medios de transporte, la construcción de infraestructuras, la fabricación y distribución de medicamentos, la industria militar…?

Se dirá que los que deseen tal cosa no cuentan con la correlación de fuerzas necesaria para llevarla a la práctica. Es probable. Nunca contarán con peso suficiente si nunca lo proponen y lo argumentan para el conjunto de la población”.

Jaime Pastor por su lado señalaba la necesidad de no autolimitarse en el debate.

Si a todo esto sumamos la coincidencia de esa crisis global con la que afecta desde hace tiempo al modelo capitalista español basado en la construcción y el turismo, así como a su régimen, cuya gravedad es reconocida por firmes defensores del establishment (ya sea de forma apocalíptica por la extrema derecha, o en términos menos dramáticos por personajes como el presidente de honor de PRISA, Juan Luis Cebrián) parece evidente que, como ha defendido José Errejón en este debate (“¿Reconstrucción o refundación?”), no tiene justificación autolimitarse en la agenda a promover.

En relación al carácter sistémico de la crisis y reflejando diversas opiniones, José Luis Mateos señalaba: Y sin embargo la crisis existe y más allá de los efectos de la crisis económica sobre la estructura política del país, el descrédito –del régimen- tiene componentes institucionales (Corona, Justicia, FCSE…), jurídico-normativos (sistema electoral no proporcional, involución de las libertades, negación del derecho a decidir, impunidad de las élites, Constitución no garantista de derechos, voto rogado…), económicos y sociales (ruptura del contrato social del 78, enajenación del patrimonio público, identidad institucional con los poderes oligárquicos., corrupción estructural, expansión de la pobreza y la exclusión social…) y hasta un componente de origen histórico (mantenimiento de la impunidad del franquismo). La anterior crisis alumbró la idea de que ya no se trataba de cambiar la Constitución sino de cambiar de Constitución. Idea caída en cierto desuso.

Ha sido también significativa la valoración del consenso en el momento actual desde la necesidad del mismo, a pesar de la dificultad que tanto la tendencia histórica de ella como su momento ultramontano actual, al rechazo explicito de cualquier acuerdo con la derecha por la imposibilidad de ninguna senda común con ella (Marga Ferré, Marià de Delàs, Pastor).

Elementos ambientales

Más allá de los enfoques globales diferentes de la discusión en curso y sin perder el carácter de aportación relevante al mismo, muchas han sido las contribuciones que nos han aportado nuevos elementos y enfoques.

Muy atrayente la descripción del ambiente y el entorno en el que se produce, la virulencia de la crisis, la desarticulación de lo conocido y la incógnita del futuro (José Martí Gómez, Carlos Javier Bugallo). Importante ha sido la aportación de Federico Severino sobre la hegemonía cultural a lograr: “Por eso resultaría razonable dejar de poner nuestros esfuerzos comunicativos en mostrar la bancarrota moral y miseria de la derecha y apostar por una vía positiva, sosegada, que robustezca a una mayoría social en torno a la coalición”.

También el concejal gaditano Paco Cano nos hizo llegar las “ondas largas del 15 M” en la gestación de una salida colectiva a una crisis que nos había tocado a todos y todas desde muchos ángulos: social, sanitario, emocional, económico, laboral, de convivencia…

En el desarrollo del debate, y sobre todo en el correr de las semanas y con el conjunto de hechos de todo tipo con el que hemos convivido desde marzo, las aportaciones han ido creciendo incorporando muchos elementos para el cambio.

Economía y cambio de modelo

Desde el cambio en la economía y en el papel de los trabajadores (Francisco Vázquez García, Ramón Górriz, José Babiano, Roberto Tornamira):

Hablar de reconstrucción sin subsanar los errores del reciente pasado sería una temeridad. Dicho de otro modo: antes de iniciar la reconstrucción hay que sentar las bases de la negociación sobre suelo sólido, derogando, como mínimo, la reforma laboral de 2012 y la de Seguridad Social de 2013, entre otras derogaciones legislativas pendientes desde la moción de censura de 2018 (Tornamira).

Por último, pero no menos importante, este nuevo rumbo destinado a resituar las prioridades poniendo en el centro a la vida humana plantea dos exigencias: una democratización de las relaciones laborales y la reformulación de las libertades democráticas que han quedado dañadas en la medida en que la imposición de las políticas de austeridad necesitaban correlativamente una política autoritaria y represiva frente a la resistencia social, como bien se puso de manifiesto con la Ley Mordaza y su uso para reprimir el derecho de huelga y las protestas obreras.

Nada de esto puede obviar la necesidad de eliminar la violencia contra las mujeres y las discriminaciones de todo tipo que sufren en el puesto de trabajo, en el mercado laboral y en la sociedad (Górriz y Babiano).

Como dice Antonio Palacián, es la OPORTUNIDAD para avanzar en la participación y la democracia económica como un factor importante de cambio en la cultura empresarial y sindical. 

Gabriel Flores en la discusión con Marià de Delàs sobre el alcance de los cambios de modelo económico señalaba:

Impulsar esos cambios, requiere de unos recursos, estrategia y herramientas específicos; entre ellos, cabe señalar por su importancia la tarea de ensanchar nuestra base fiscal mediante una reforma progresista que solo puede tener resultados a medio plazo y construir una amplia concertación política y social que haga viable esa reforma clave. A corto plazo, es imprescindible contar con los recursos financieros y el arrope institucional que nos ofrece la UE.

No hay contradicción entre la agenda de protección social y la de reactivación y modernización económica, aunque la primera se puede llevar a cabo de forma inmediata y la segunda requiera plazos más prolongados; ambas son compatibles y complementarias, pero la protección social no puede mantenerse indefinidamente sobre el aumento del déficit público, requiere de un cambio de modelo de crecimiento que genere empleos decentes y salarios dignos y ensanche las bases de la recaudación fiscal.

Héctor Maravall, nos situaba el difícil marco de actuación del gobierno y la necesidad de una política decidida y realista para abordar el momento: “Las tareas del gobierno para desarrollar lo que ha denominado “el escudo social”, así como los compromisos anunciados de ayuda a las pymes y autónomos, o los previsibles apoyos a sectores como el turismo o la industria del automóvil, sea cual sea su duración e intensidad, son de una entidad, complejidad y dificultad evidentes. El gobierno tendrá que lograr financiación a corto, medio y largo plazo, en un contexto de frágil mayoría parlamentaria, con una derecha radicalizada al máximo, unos medios de comunicación desfavorables (el último en sumarse ha sido el grupo PRISA y el periódico El País) y una patronal que oscila entre las exigencias de ayudas económicas y el rechazo a cualquier modificación de la reforma laboral”.

El papel central de la UE en este proceso y los cambios que en la misma serían deseables ha sido referencia inexcusable en muchos de los artículos más generales. Severino lo reflejó sintéticamente como: “El Gobierno no debe perder de vista que el despliegue de un portentoso paquete de políticas públicas con el viento de cola de la UE es su ‘unique selling proposition’”.

Otras contribuciones estuvieron íntegramente dedicadas al papel y lugar de la UE, por ejemplo Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate que reflejó la tensión entre necesidad de apoyos comunitarios en la crisis y a la vez la necesidad de romper el inmovilismo institucional y presupuestario en el que se mueve en estos momentos, en otro enfoque Javier Doz, hizo una análisis minucioso de los presupuestos y programas comunitarios, tanto en lo estructural como ante la crisis del COVID 19 y como nos va a afectar a la “reconstrucción” hispana: “Las subvenciones y los créditos están condicionados a su aplicación a programas y proyectos que tengan que ver con los objetivos señalados y con otros como las infraestructuras y equipamientos sanitarios, los planes de I+D+i, la mejora de la educación y la lucha contra la pobreza. Es decir, con los fondos de NGUE cabe la financiación de una buena parte de las inversiones de los Presupuestos del Estado Español de los próximos tres años. Desde el proceso de transición hacia un sistema energético limpio y renovable o un programa para que todas las familias tengan acceso a Internet y a equipos informáticos hasta un plan de eficiencia energética de las viviendas, pasando por la financiación de cuantos proyectos biomédicos sean necesarios u otros rubros de investigación, programas ampliados de financiación de la innovación en las pymes o de lucha contra la pobreza infantil”.

De lo general a lo particular: Sanidad, Servicios Sociales, Formación, Municipios

Si hay un ámbito en el que el debate ha hecho una aportación de contenidos y propuestas particularmente significativo ha sido en el terreno sectorial, además de las aportaciones escritas sobre el Sistema Nacional de Salud ( Manifiesto por la reconstrucción del SNS), el papel de lo local (Marta Higueras), el papel de la Formación Profesional y el cambio de modelo económico (José Luis Carretero) y los Servicios Sociales (Luis Nogués), donde la discusión tuvo un alcance a retener fue en los debates que se realizaron en TV Publico; el primero sobre el Sistema Sanitario con la participación de referentes tan significativos e influyentes como Carmen Montón, Carmen San José, Mónica García y Fernando Lamata moderado por Joseba Achotegui y el de Servicios Sociales con Patricia Bezunartea, Luis Nogués, Emiliana Vicente y Kena Yuguero moderado por Enrique del Olmo. En dichos debates además de señalar las necesidades que la sociedad española tenía para superar las debilidades preexistentes, se abordaron de forma bastante precisa las políticas a implementar y las barreras a superar. En estas dos enriquecedoras sesiones se hizo una alerta de gran potencia: no sirve sólo diseñar políticas y enunciados adecuados, sino que es imprescindible que sus resultados llegasen a la población en un corto tiempo. La alerta roja que se estaba estableciendo sobre elementos importantes del denominado “escudo social”; ERTES, Ingreso Mínimo Vital, colas del hambre, fortalecimiento urgente del Sistema Nacional de Salud, gestión pública y coordinada de la sanidad, cambio en el modelo de atención a los mayores y particularmente en las Residencias de tercera edad…Todos ellos se manifiestan como problemas perentorios para el que el atávico “vuelva usted mañana” puede ser un elemento de desafección y de caldo de cultivo a las opciones que niegan los derechos y la protección social.

Como dice el título del presente artículo, hacemos una pausa, un interludio en este debate que nos va a acompañar durante el próximo periodo, seguro que este tiempo servirá para afilar análisis, argumentos y propuestas.

 

 

 

Interludio en un debate que no puede acabar

Enrique del Olmo

En medio de la primera ola de la pandemia y con todo el país en el shock de una crisis desconocida e inesperada, saltó a la opinión pública una idea: reconstrucción. Después de unos primeros tanteos, sobre si nuevos Pactos de la Moncloa, sí, que si Pactos de la Moncloa no, todo se encaminó hacia la apertura en sede parlamentaria de cuatro comisiones sobre la reconstrucción del país. Estos mismos conceptos de reconstrucción y unidad, abrieron en Espacio Público la necesidad de abordar un debate sobre el futuro del país, y también sobre la Unión Europea, durante la pandemia y la postpandemia.

Un magnífico artículo de Leo Moscoso La necropolítica sobre el estado de alarma, nos hizo una descripción muy viva de la pandemia y la crisis sanitaria y de vida, que podía servir como telón de fondo de todo el debate.

Nos encargamos Gabriel Flores y yo mismo de redactar un primer texto de referencia, que se planteaba el siguiente objetivo: “Nuestra pretensión al abrir este nuevo debate en Espacio Público es ofrecer un espacio amigable para el libre intercambio de ideas y argumentos, en el que la polémica y el disenso sean tan normales y aceptables como lo son el diálogo y el acuerdo en nuestra vida diaria. Un espacio público abierto al debate y la argumentación que contribuya al seguimiento y análisis reflexivo de las iniciativas y propuestas políticas de mayor entidad que se vayan poniendo sobre las mesas de negociación por parte de los partidos, instituciones, agentes económicos y sociales o tejido organizativo de la sociedad civil y los diferentes movimientos sociales. Queremos primar un análisis concreto de aquellas propuestas e iniciativas que supongan un mayor impacto sobre las vidas, trabajos, derechos, libertades y futuro de la ciudadanía civil.

La cuestión de la amplitud del temario a debate no está prefijada (tampoco, sus límites) y tendrá que ser resuelto sobre la marcha, a medida que se produzca un avance que, previsiblemente, será muy desigual en los diferentes asuntos”, dijimos.

Sabíamos desde el principio que entrábamos en este debate con perspectivas diferentes:

  1. a) La de Gabriel y mía era abordar los temas candentes y posibles en la negociación planteada y hacer propuestas orientadas hacia una salida progresista de la crisis (con todo lo que tenía de cajón de sastre dicha definición).
  2. b) Una visión más global que conducía a un cuestionamiento del marco económico e institucional en el que nos movíamos: UE, Constitución, Capitalismo y avanzaba más en la línea de la lucha por otro mundo diferente y a la vez posible, a un cambio de paradigma como lo definía Jaime Pastor.
  3. c) Había otra orientación que sin situarse totalmente en el cuestionamiento de las soluciones que se podrían dar en el marco de una negociación, apuntaban con intensidad y justeza por poner sobre la mesa los problemas políticos-institucionales que desde la Transición veníamos arrastrando desde el régimen de la transición (Jose Errejón, José Luis Mateos, Ana Barba, Aníbal Garzón).

El alcance del debate

El cuestionamiento más global al carácter excesivamente pragmático y limitativo de la introducción al debate, vino sobre todo de Marià de Delàs, Jaime Pastor y Marga Ferré.

Marià, en su texto que luego iba a ser discutido por Gabriel, nos interrogaba coherentemente:

“¿Es posible empezar a plantear el propósito de recuperar para el patrimonio colectivo aquellos bienes que nunca deberían haber pasado a formar parte del sector privado? ¿Qué ha de pasar para que empecemos a pensar en concreto en una nueva economía, que no esté al servicio del crecimiento sin límites? La reivindicación de “nueva normalidad”, ¿no debe poner en cuestión el beneficio que unos pocos obtienen de los créditos, los seguros, los suministros de energía, la vivienda, la explotación de las telecomunicaciones, los medios de transporte, la construcción de infraestructuras, la fabricación y distribución de medicamentos, la industria militar…?

Se dirá que los que deseen tal cosa no cuentan con la correlación de fuerzas necesaria para llevarla a la práctica. Es probable. Nunca contarán con peso suficiente si nunca lo proponen y lo argumentan para el conjunto de la población”.

Jaime Pastor por su lado señalaba la necesidad de no autolimitarse en el debate.

Si a todo esto sumamos la coincidencia de esa crisis global con la que afecta desde hace tiempo al modelo capitalista español basado en la construcción y el turismo, así como a su régimen, cuya gravedad es reconocida por firmes defensores del establishment (ya sea de forma apocalíptica por la extrema derecha, o en términos menos dramáticos por personajes como el presidente de honor de PRISA, Juan Luis Cebrián) parece evidente que, como ha defendido José Errejón en este debate (“¿Reconstrucción o refundación?”), no tiene justificación autolimitarse en la agenda a promover.

En relación al carácter sistémico de la crisis y reflejando diversas opiniones, José Luis Mateos señalaba: Y sin embargo la crisis existe y más allá de los efectos de la crisis económica sobre la estructura política del país, el descrédito –del régimen- tiene componentes institucionales (Corona, Justicia, FCSE…), jurídico-normativos (sistema electoral no proporcional, involución de las libertades, negación del derecho a decidir, impunidad de las élites, Constitución no garantista de derechos, voto rogado…), económicos y sociales (ruptura del contrato social del 78, enajenación del patrimonio público, identidad institucional con los poderes oligárquicos., corrupción estructural, expansión de la pobreza y la exclusión social…) y hasta un componente de origen histórico (mantenimiento de la impunidad del franquismo). La anterior crisis alumbró la idea de que ya no se trataba de cambiar la Constitución sino de cambiar de Constitución. Idea caída en cierto desuso.

Ha sido también significativa la valoración del consenso en el momento actual desde la necesidad del mismo, a pesar de la dificultad que tanto la tendencia histórica de ella como su momento ultramontano actual, al rechazo explicito de cualquier acuerdo con la derecha por la imposibilidad de ninguna senda común con ella (Marga Ferré, Marià de Delàs, Pastor).

Elementos ambientales

Más allá de los enfoques globales diferentes de la discusión en curso y sin perder el carácter de aportación relevante al mismo, muchas han sido las contribuciones que nos han aportado nuevos elementos y enfoques.

Muy atrayente la descripción del ambiente y el entorno en el que se produce, la virulencia de la crisis, la desarticulación de lo conocido y la incógnita del futuro (José Martí Gómez, Carlos Javier Bugallo). Importante ha sido la aportación de Federico Severino sobre la hegemonía cultural a lograr: “Por eso resultaría razonable dejar de poner nuestros esfuerzos comunicativos en mostrar la bancarrota moral y miseria de la derecha y apostar por una vía positiva, sosegada, que robustezca a una mayoría social en torno a la coalición”.

También el concejal gaditano Paco Cano nos hizo llegar las “ondas largas del 15 M” en la gestación de una salida colectiva a una crisis que nos había tocado a todos y todas desde muchos ángulos: social, sanitario, emocional, económico, laboral, de convivencia…

En el desarrollo del debate, y sobre todo en el correr de las semanas y con el conjunto de hechos de todo tipo con el que hemos convivido desde marzo, las aportaciones han ido creciendo incorporando muchos elementos para el cambio.

Economía y cambio de modelo

Desde el cambio en la economía y en el papel de los trabajadores (Francisco Vázquez García, Ramón Górriz, José Babiano, Roberto Tornamira):

Hablar de reconstrucción sin subsanar los errores del reciente pasado sería una temeridad. Dicho de otro modo: antes de iniciar la reconstrucción hay que sentar las bases de la negociación sobre suelo sólido, derogando, como mínimo, la reforma laboral de 2012 y la de Seguridad Social de 2013, entre otras derogaciones legislativas pendientes desde la moción de censura de 2018 (Tornamira).

Por último, pero no menos importante, este nuevo rumbo destinado a resituar las prioridades poniendo en el centro a la vida humana plantea dos exigencias: una democratización de las relaciones laborales y la reformulación de las libertades democráticas que han quedado dañadas en la medida en que la imposición de las políticas de austeridad necesitaban correlativamente una política autoritaria y represiva frente a la resistencia social, como bien se puso de manifiesto con la Ley Mordaza y su uso para reprimir el derecho de huelga y las protestas obreras.

Nada de esto puede obviar la necesidad de eliminar la violencia contra las mujeres y las discriminaciones de todo tipo que sufren en el puesto de trabajo, en el mercado laboral y en la sociedad (Górriz y Babiano).

Como dice Antonio Palacián, es la OPORTUNIDAD para avanzar en la participación y la democracia económica como un factor importante de cambio en la cultura empresarial y sindical. 

Gabriel Flores en la discusión con Marià de Delàs sobre el alcance de los cambios de modelo económico señalaba:

Impulsar esos cambios, requiere de unos recursos, estrategia y herramientas específicos; entre ellos, cabe señalar por su importancia la tarea de ensanchar nuestra base fiscal mediante una reforma progresista que solo puede tener resultados a medio plazo y construir una amplia concertación política y social que haga viable esa reforma clave. A corto plazo, es imprescindible contar con los recursos financieros y el arrope institucional que nos ofrece la UE.

No hay contradicción entre la agenda de protección social y la de reactivación y modernización económica, aunque la primera se puede llevar a cabo de forma inmediata y la segunda requiera plazos más prolongados; ambas son compatibles y complementarias, pero la protección social no puede mantenerse indefinidamente sobre el aumento del déficit público, requiere de un cambio de modelo de crecimiento que genere empleos decentes y salarios dignos y ensanche las bases de la recaudación fiscal.

Héctor Maravall, nos situaba el difícil marco de actuación del gobierno y la necesidad de una política decidida y realista para abordar el momento: “Las tareas del gobierno para desarrollar lo que ha denominado “el escudo social”, así como los compromisos anunciados de ayuda a las pymes y autónomos, o los previsibles apoyos a sectores como el turismo o la industria del automóvil, sea cual sea su duración e intensidad, son de una entidad, complejidad y dificultad evidentes. El gobierno tendrá que lograr financiación a corto, medio y largo plazo, en un contexto de frágil mayoría parlamentaria, con una derecha radicalizada al máximo, unos medios de comunicación desfavorables (el último en sumarse ha sido el grupo PRISA y el periódico El País) y una patronal que oscila entre las exigencias de ayudas económicas y el rechazo a cualquier modificación de la reforma laboral”.

El papel central de la UE en este proceso y los cambios que en la misma serían deseables ha sido referencia inexcusable en muchos de los artículos más generales. Severino lo reflejó sintéticamente como: “El Gobierno no debe perder de vista que el despliegue de un portentoso paquete de políticas públicas con el viento de cola de la UE es su ‘unique selling proposition’”.

Otras contribuciones estuvieron íntegramente dedicadas al papel y lugar de la UE, por ejemplo Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate que reflejó la tensión entre necesidad de apoyos comunitarios en la crisis y a la vez la necesidad de romper el inmovilismo institucional y presupuestario en el que se mueve en estos momentos, en otro enfoque Javier Doz, hizo una análisis minucioso de los presupuestos y programas comunitarios, tanto en lo estructural como ante la crisis del COVID 19 y como nos va a afectar a la “reconstrucción” hispana: “Las subvenciones y los créditos están condicionados a su aplicación a programas y proyectos que tengan que ver con los objetivos señalados y con otros como las infraestructuras y equipamientos sanitarios, los planes de I+D+i, la mejora de la educación y la lucha contra la pobreza. Es decir, con los fondos de NGUE cabe la financiación de una buena parte de las inversiones de los Presupuestos del Estado Español de los próximos tres años. Desde el proceso de transición hacia un sistema energético limpio y renovable o un programa para que todas las familias tengan acceso a Internet y a equipos informáticos hasta un plan de eficiencia energética de las viviendas, pasando por la financiación de cuantos proyectos biomédicos sean necesarios u otros rubros de investigación, programas ampliados de financiación de la innovación en las pymes o de lucha contra la pobreza infantil”.

De lo general a lo particular: Sanidad, Servicios Sociales, Formación, Municipios

Si hay un ámbito en el que el debate ha hecho una aportación de contenidos y propuestas particularmente significativo ha sido en el terreno sectorial, además de las aportaciones escritas sobre el Sistema Nacional de Salud ( Manifiesto por la reconstrucción del SNS), el papel de lo local (Marta Higueras), el papel de la Formación Profesional y el cambio de modelo económico (José Luis Carretero) y los Servicios Sociales (Luis Nogués), donde la discusión tuvo un alcance a retener fue en los debates que se realizaron en TV Publico; el primero sobre el Sistema Sanitario con la participación de referentes tan significativos e influyentes como Carmen Montón, Carmen San José, Mónica García y Fernando Lamata moderado por Joseba Achotegui y el de Servicios Sociales con Patricia Bezunartea, Luis Nogués, Emiliana Vicente y Kena Yuguero moderado por Enrique del Olmo. En dichos debates además de señalar las necesidades que la sociedad española tenía para superar las debilidades preexistentes, se abordaron de forma bastante precisa las políticas a implementar y las barreras a superar. En estas dos enriquecedoras sesiones se hizo una alerta de gran potencia: no sirve sólo diseñar políticas y enunciados adecuados, sino que es imprescindible que sus resultados llegasen a la población en un corto tiempo. La alerta roja que se estaba estableciendo sobre elementos importantes del denominado “escudo social”; ERTES, Ingreso Mínimo Vital, colas del hambre, fortalecimiento urgente del Sistema Nacional de Salud, gestión pública y coordinada de la sanidad, cambio en el modelo de atención a los mayores y particularmente en las Residencias de tercera edad…Todos ellos se manifiestan como problemas perentorios para el que el atávico “vuelva usted mañana” puede ser un elemento de desafección y de caldo de cultivo a las opciones que niegan los derechos y la protección social.

Como dice el título del presente artículo, hacemos una pausa, un interludio en este debate que nos va a acompañar durante el próximo periodo, seguro que este tiempo servirá para afilar análisis, argumentos y propuestas.

 

 

 

 

Ponencia inicial

Un debate cargado de presente y de futuro

Un debate cargado de presente y de futuro

Diálogo y negociación para una salida progresista a la crisis

  • Enrique del Olmo

    Sociólogo

  • Gabriel Flores

    Economista

La crisis global y multidimensional de la que el coronavirus ha sido el detonante plantea un nuevo escenario vital que afecta a todos los componentes de las relaciones humanas, sean de índole económica, social, cultural, institucional o geopolítica, incluyendo las que mantiene nuestra especie con la naturaleza de la que somos parte, por mucho que mostremos tanto empeño en deteriorarla, explotarla y recortar la biodiversidad que le sirve de sostén y equilibrio. Nada ni nadie escapa a los impactos de esta gran crisis de inciertos desarrollo y resultados.

Lo que comenzó siendo una crisis sanitaria acabó, a los pocos meses, paralizando la actividad económica, por la obligada decisión de confinamiento de la población, e impactando sobre estructuras sociales, económicas y ecológicas profundamente desequilibradas y vulnerables. Tanto el modelo de capitalismo y globalización neoliberales como la cohesión económica, social y territorial o el medio natural del que depende la vida y la civilización se encontraban ya, antes de la pandemia, deteriorados. Volver atrás, al modelo de crecimiento y a las relaciones y estructuras productivas previas, no resolvería ninguno de los problemas que esta crisis ha desvelado. La tarea a llevar a cabo, por tanto, es doble: defender a la ciudadanía de los impactos destructivos de la pandemia y sus dañinas consecuencias económicas y sociales y superar las causas que han multiplicado el potencial destructivo de esta crisis global.

El análisis del nuevo tiempo que vive nuestro país y el conjunto de la humanidad requiere, sin duda, una mayor perspectiva temporal y un abordaje global de las múltiples causas, tendencias en acción, interrelaciones y potenciales efectos de las crisis desatadas por la pandemia. Sin embargo, la acción política no puede esperar, la sociedad, sus representantes políticos y las instituciones están obligados a actuar en el presente, en defensa de la vida y la salud de la ciudadanía, sus condiciones de trabajo, derechos, libertades y convivencia. Y seguirán tomando decisiones, como en los últimos dos meses, en unas condiciones de incertidumbre radical, mientras sigamos situados en el ojo del huracán de la pandemia y cuando ésta haya pasado y podamos hacer recuento de los destrozos causados y aplicar los planes para reconstruir lo dañado y recuperar la actividad económica. La acción política, el debate y la lucha social o la tarea de gobernar no pueden esperar.

Nuestra pretensión al abrir este nuevo debate en Espacio Público es ofrecer un espacio amigable para el libre intercambio de ideas y argumentos, en el que la polémica y el disenso sean tan normales y aceptables como lo son el diálogo y el acuerdo en nuestra vida diaria. Un espacio público abierto al debate y la argumentación que contribuya al seguimiento y análisis reflexivo de las iniciativas y propuestas políticas de mayor entidad que se vayan poniendo sobre las mesas de negociación por parte de los partidos, instituciones, agentes económicos y sociales o tejido organizativo de la sociedad civil y los diferentes movimientos sociales. Queremos primar un análisis concreto de aquellas propuestas e iniciativas que supongan un mayor impacto sobre las vidas, trabajos, derechos, libertades y futuro de la ciudadanía y tengan su ámbito de resolución al alcance de los votos, críticas y movilizaciones de la mayoría social: las administraciones públicas españolas y las instituciones europeas que dependen de las decisiones y el control de la sociedad civil y de sus representantes políticos.

Para iniciar y contextualizar este debate adelantamos algunos puntos de caracterización del momento político que intentamos desentrañar y en el que se inscribe la principal iniciativa política del Gobierno de coalición PSOE-UP, su propuesta de amplios acuerdos al conjunto de fuerzas políticas, agentes económicos y sociales e instituciones, sin excepciones ni restricciones, para afrontar en común la búsqueda de soluciones a una parte de los grandes retos y problemas que plantea la actual crisis a nuestra sociedad y a nuestro país:

1. Hemos entrado en una nueva fase política en la que perviven lastres e inercias de un largo periodo de crisis e inestabilidad y evidentes problemas de gobernabilidad que se arrastran, al menos, desde 2016. Contamos con la reciente constitución de un gobierno de coalición progresista (una experiencia inédita en la última y larga etapa democrática de nuestra historia colectiva) que se sostiene en un limitado apoyo parlamentario y depende, en las grandes decisiones que exigen mayorías absolutas, de la negociación con un heterogéneo conglomerado de fuerzas políticas y, especialmente, de partidos nacionalistas e independentistas vascos y catalanes. Un gobierno progresista aparentemente débil y una oposición de derechas aún más débil y fragmentada que no tiene ninguna posibilidad de armar una moción de censura viable ni una propuesta alternativa de gobierno.

Casado y Abascal han optado, en una situación tan excepcional como la de la pandemia, por promover la crispación social y la confrontación política para intentar maniatar y romper al gobierno progresista y encubrir esa labor tras la idea de una gran coalición dispuesta a imponer de una vez su versión uniforme, hosca, cerrada e intolerante del nacionalismo español. A pesar de esa oposición de derechas y extremas derechas que no han prestado ningún apoyo a la gobernabilidad o la gestión de la pandemia, acompañando a su desmayado apoyo al Estado de Alarma con brutales e inmorales campañas de acoso, este gobierno de coalición progresista ha construido y sigue reforzando un escudo social que protege a la mayoría social y los empleos, rentas y bienes públicos que sustentan el bienestar de la ciudadanía y el futuro del país.

2. Para abordar en profundidad esta crisis, restañar las tremendas heridas producidas en nuestra sociedad y superar el desastre económico ha aflorado una amplísima demanda social (que todos los estudios de opinión sitúan por encima del 80%) favorable a exigir a las fuerzas políticas que subordinen sus diferencias al bien común en tiempos tan excepcionales y colaboren en la búsqueda y aplicación de las soluciones que cuenten con mayor apoyo porque la sociedad las considera más eficaces y justas. En el mismo sentido somos conscientes que también la capacidad de demanda y de movilización de la sociedad va a ser importante en marcar las agendas de dialogo y las características de las salidas que se den a los diversos problemas.

3. Ese sentimiento de la ciudadanía favorable a la colaboración ha sido acogido y transformado por el presidente del Gobierno en una propuesta de reconstrucción económica y social a todas las fuerzas políticas, agentes económicos y sociales, instituciones y administraciones públicas (central, autonómica y local). Más allá de las fórmulas que adoptará finalmente esa propuesta, que tendrá que ir acomodándose a las posibilidades reales que determinen el diálogo y las negociaciones en marcha, lo importante es que se abre un nuevo periodo en el que, al tiempo que gana eficacia la lucha contra la pandemia y se refuerzan y amplían las medidas de rescate social y protección del tejido empresarial, se inicia una dinámica de diálogo, negociación, disensos y posibles acuerdos que determinarán el alcance y la naturaleza de los futuros pactos y los apoyos que conseguirán en la ciudadanía. El pasado 11 de mayo, los sindicatos CCOO y UG, las patronales CEOE y CEPYME y el gobierno de coalición progresista abrieron el camino de esa dinámica de diálogo y acuerdo con la firma solemne en el Palacio de la Moncloa de la prórroga hasta el 30 de junio de los expedientes temporales de regulación de empleo (ERTE) por fuerza mayor y la seguridad que ofrecen a millones de trabajadores (que mantendrán sus contratos y una parte sustancial de sus ingresos) y patronal (que se beneficiará de distintas exoneraciones de las cuotas a la seguridad social a cargo de las empresas).

Se demuestra así que las posibilidades de acuerdo existen y que los pactos pueden ser beneficiosos para todas las partes implicadas cuando responden a problemas reales y descansan sobre un justo y equilibrado reparto de los costes que conllevan. Nada tan pedagógico como este acuerdo para deshacer de un plumazo los falsos debates sobre la imposibilidad de alcanzar amplios acuerdos o sobre la inconveniencia de alcanzarlos porque supondrían siempre, al margen de una lectura concreta sobre lo acordado, la preponderancia completa de unos intereses sobre otros. El acuerdo demuestra la responsabilidad y la capacidad de dialogar, ceder y acordar que atesoran los agentes sociales y el gobierno de coalición progresista, incluso en unas condiciones críticas tan excepcionales y con una oposición de derechas que alienta la crispación y promueve la ingobernabilidad.

4. La propuesta y puesta en marcha de esa búsqueda de amplios acuerdos, lejos de suponer una restricción, tiene la pretensión de reforzar la continuidad de la experiencia de cooperación política entre PSOE y UP en las tareas de gobierno y aportar viabilidad a las medidas progresistas. Nadie, en un régimen democrático, tampoco las derechas, puede pretender cambiar la composición de un gobierno legítimamente constituido o maniatar su acción política mediante otro método que no sea el de las urnas. Las negociaciones iniciadas no están encaminadas a formar una nueva coalición gubernamental ni pueden pretender que este gobierno desista en la aplicación de su programa progresista; tampoco, que la oposición renuncie a sus ideas y propuestas o reduzca sus críticas o su labor de control a la acción gubernamental. Los objetivos son otros: explorar las posibilidades de llegar a acuerdos que permitan mejorar la eficacia de la lucha contra el coronavirus y la crisis sanitaria, reforzar el rescate y la protección social, recuperar la actividad económica con la mayor rapidez posible e instalar un nuevo clima político y social que facilite la gobernabilidad del país y una gestión de la crisis que no deje atrás a nadie, asegure un reparto equitativo y justo de sus costes y ofrezca la seguridad y las respuestas urgentes y tangibles que necesita la sociedad.

5. Todos los informes y estimaciones de la evolución económica en lo que queda del año 2020 y datos del desempeño de la economía española y mundial en este corto periodo de tiempo en los que el confinamiento ha impedido gran parte de la actividad económica dan cuenta de la intensa recesión en la que nos adentramos y de la enorme capacidad de destruir empleos, actividad económica y factores productivos de esta crisis. Las últimas previsiones para la economía española realizadas por la Comisión Europea, y publicadas el pasado 6 de mayo, muy parecidas a las que contiene el Programa de Estabilidad 2020-2023 remitido el pasado 30 de abril por el Gobierno de España, señalan un retroceso del PIB en 2020 del 9,4% (solo superado en unas décimas por Italia y Grecia), una tasa de desempleo del alrededor del 19% (solo superada por Grecia), un déficit público cercano al 10% (debido al fuerte aumento del gasto público y a la caída de los ingresos tributarios) y un aumento de algo más de 20 puntos porcentuales de la deuda pública, hasta el 115,5% del PIB.

En resumen, un auténtico desastre económico y social sin parangón histórico en tiempos de paz. Las grandes diferencias con los datos reales acumulados durante las dos recesiones sufridas por la economía española entre 2008 y 2014 son una menor afectación del empleo, gracias a las medidas tomadas por el Gobierno de coalición progresista en defensa del mantenimiento de los empleos, a través de los ERTE, un mayor esfuerzo en las prestaciones a las personas en situación de desempleo y la próxima aprobación de una nueva renta mínima que entrará en vigor y se hará efectiva el próximo mes de junio. Las medidas que se están tomando para afrontar y superar esta nueva crisis global nada tienen que ver con la nefasta estrategia de austeridad y devaluación salarial seguida ante la crisis financiera global que estalló en 2008.

La incertidumbre reinante y la falta de conocimiento sobre la evolución y las posibilidades de encontrar una vacuna o remedio terapéutico que permita controlar y superar la pandemia hacen que los ejercicios de previsión económica más allá de este año 2020 tengan mucho de invención, pero permiten hacerse una idea de la capacidad inmediata de destrucción de factores productivos y crecimiento potencial de la crisis y de la importancia de reducir sus impactos e impedir que se consoliden, para lo que sería necesario contar con la financiación necesaria para impulsar lo más rápidamente posible la actividad económica. No se trataría de limitarse a reconstruir o recuperar el tejido productivo y empresarial y el modelo de crecimiento destruidos o dañados, sino que esa reactivación económica también debe aspirar a dirigir las tendencias y los nuevos factores que surgen de esta situación crítica y que terminarán alumbrando las nuevas estructuras y especializaciones productivas, las actividades, relaciones económicas y empleos del futuro.

6. En el marco de esta crisis sanitaria, social y económica sin precedentes se pondrán sobre el tapete de los debates y posibles acuerdos un gran número de cuestiones que, sin ánimo de agotar los temas a tratar, abarcarían un amplio listado de asuntos:

  • La consolidación y mejora de la Sanidad Pública y el Sistema Nacional de Salud.
  • La puesta en pie y la financiación del cuarto pilar del Estado del Bienestar: el sistema de servicios sociales y políticas públicas de cuidados, con atención especial al sistema de protección a mayores, victimas lacerantes del coronavirus y la desprotección de las autoridades.
  • La protección de los trabajadores y hogares especialmente afectados por la crisis económica y los mayores riesgos de exclusión social. La pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de los cuidados, actividad desarrollada mayoritariamente por mujeres. Precisamente, uno de los colectivos más desprotegidos y que está en su inmensa mayoría integrado por mujeres es el de las Empleadas de hogar.
  • El impulso de todas las medidas contempladas por la Ley contra la violencia de género con objeto de aumentar la protección de todas las mujeres víctimas de la violencia machista, con la dotación y los medios que sean necesarios. El confinamiento ha vuelto a poner en evidencia de forma dramática la insuficiencia de las medidas actuales.
  • El establecimiento de una renta básica para todas las personas afectadas por el desempleo, la precariedad y la falta de ingresos suficientes.
  • La mejora de la calidad del empleo con las modificaciones de la estructura y la regulación del mercado de trabajo y el fortalecimiento del diálogo social y la negociación colectiva que permitan superar la inestabilidad, precariedad y temporalidad de los empleos. Los ERTE han sido un ejemplo.
  • La protección de las actividades empresariales, especialmente de Pymes y autónomos que conforman el grueso de nuestro tejido empresarial, impidiendo que los problemas de liquidez o financiación acaben en cierres definitivos y desaparición de empleos.
  • La atención a los sectores económicos y productivos especialmente perjudicados por la crisis para favorecer su modernización o reconversión hacia actividades de mayor valor añadido.
  • La reforma en profundidad de la política de vivienda, que se ha convertido en una fuente inagotable de problemas: concentración de la propiedad, dificultades de acceso, inflación de precios, inexistencia de oferta de vivienda social, generalización de los desahucios en el alquiler, transformación de las viviendas de uso residencial en uso turístico…
  • El incremento sustancial de las actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación que son la base de los nuevos sectores tecnológicos del futuro.
  • El aumento de la inversión destinada a mejorar la calidad de la enseñanza pública y la cualificación y formación continua de los trabajadores.
  • Para terminar este listado de temas, que solo tiene la pretensión de ilustrar algunas de las muchas cuestiones a debate, es necesario mencionar la necesidad de contar con una estructura y políticas fiscales sólidas y de carácter redistributivo que permitan sostener las medidas económicas y sociales a adoptar para recuperar el bienestar y los derechos de la ciudadanía.

En todos estos temas hay que tomar como referencia dos aspectos trasversales, la transición ecológica y las políticas de género, que nuestra sociedad ha ido incorporando mayoritariamente como preocupaciones importantes y que la crisis del COVID-19 ha puesto de nuevo de manifiesto en un sentido contradictorio (ya que se han reducido las emisiones de gases de efecto invernadero y las denuncias de maltrato machista), pero que sirve para que las alertas y preocupaciones relacionadas con esos dos aspectos se pongan sobre la mesa al abordar cualquiera de los temas, cuestiones o reformas que se quieran abordar.

7. En el ámbito europeo, la cuestión central seguirá siendo en los próximos meses una mayor corresponsabilidad de los Estados miembros y las instituciones comunitarias en la lucha contra la pandemia y sus efectos económicos y sociales directos e inmediatos. Y en un futuro próximo, cuando la pandemia esté más controlada, la existencia de un fondo de reconstrucción económica y la aplicación de un plan europeo de inversiones modernizadoras que no se traduzcan en un aumento sustancial de la deuda pública de los Estados miembros, porque muchos ya están altamente endeudados y no pueden fragilizar aún más sus cuentas públicas, ni en una mayor disparidad en los niveles de endeudamiento, porque impedirían la existencia de igualdad de condiciones en la competencia en el mercado único. La austeridad y los recortes no conforman ningún tipo de solución ni pueden volver a ser parte de las recetas impuestas por las instituciones comunitarias para salir de esta nueva crisis. En su lugar, la cooperación entre los Estados miembros y con las instituciones comunitarias en torno a un programa común de lucha contra el cambio climático y un nuevo acuerdo verde de desarrollo económico deben ser los puntos de partida en el impulso de las actividades económicas y los empleos del futuro. Y del reforzamiento de un proyecto de unidad europea en el que sigan vivos los principios de solidaridad y cohesión, económica, social y territorial.

8. Ya veremos qué ritmo y formas toman los primeros pasos y ejemplos del diálogo entre fuerzas políticas, agentes económicos y sociales e instituciones; y qué alcance y en torno a qué temas será posible alcanzar unos acuerdos que permitan superar esta crisis y sus impactos. En todo caso, no se trata tanto de imaginar un mundo nuevo, como de alcanzar acuerdos posibles que permitan mejorar la situación y atemperar o solucionar los graves y urgentes problemas que amenazan las condiciones de vida y trabajo de la población, el futuro del país y nuestra convivencia. El diálogo y los acuerdos que se ponen en marcha no son, ni previsiblemente llegarán a ser, discusiones constituyentes o semiconstituyentes que aborden asuntos relacionados con el régimen político o la estructura territorial del Estado, porque escapan a los afanes de la iniciativa y a las restricciones que impone el mapa político y electoral actual y, cuestión fundamental, a los requerimientos y exigencias que plantea la mayoría social en estos momentos de crisis. Tampoco serán el marco en el que se puedan abordar la crisis territorial o, de forma más explícita, los acuerdos o desacuerdos con el Govern de la Generalitat y las fuerzas independentistas, que ya tienen establecidos sus propios marcos e itinerarios de diálogo y debate, por mucho que hasta ahora hayan resultado poco operativos y tendrán que ser revisados si se pretenden revitalizar. La cuestión de la amplitud del temario a debate no está prefijada (tampoco, sus límites) y tendrá que ser resuelto sobre la marcha, a medida que se produzca un avance que, previsiblemente, será muy desigual en los diferentes asuntos. En todo caso, lo que está por dilucidar es la capacidad de esta iniciativa para aportar soluciones a los problemas que, finalmente, terminen abordándose.

Cada uno de los temas que hemos mencionado u otros que acaben ganando relevancia en el debate público y acaben acordándose obligará a un desarrollo específico de las medidas y de la financiación necesaria para que se lleven a cabo. Es el momento de fortalecer nuestro limitado Estado de Bienestar y revertir el deterioro causado a los bienes públicos, y no sólo por los gobiernos del PP, a partir de los años 90 del siglo pasado. Aumentar el peso y la calidad de los bienes públicos es una demanda ampliamente sentida por la ciudadanía y cuenta a su favor con un amplio consenso social. Hemos conocido una década (la de los 80) de construcción y desarrollo del Estado de Bienestar y cerca de tres décadas en las que prevalecieron las transferencias de rentas y bienes públicos hacia manos privadas e intereses corporativos, descapitalizando de recursos humanos, materiales y financieros los servicios públicos.

Detrás del “tenemos una sanidad de las mejores del mundo”, se ocultaba un sistema frágil que se iba deteriorando: la Salud Pública (que aborda la prevención, vigilancia y promoción) es sólo el 1% del gasto sanitario público y el presupuesto ministerial estaba en 2017 en el mismo nivel que en 2008. Y si hablamos de servicios sociales los parámetros son todavía peores, se han convertido (como se ha visto en la dramática experiencia de las residencias de mayores), casi exclusivamente, en una fuente de negocio privado que ha experimentado un crecimiento anual del 4%, a costa de un deterioro continuo del servicio público. Hoy, las residencias privadas de mayores tienen 271.696 plazas, mientras las públicas apenas alcanzan las 100.000, arrastrando un modelo inaceptable de gestión que ha sido definido como una mezcla “de cuartel, hospital y hotel”. Toda la experiencia de deterioro de los bienes públicos de las últimas décadas nos sitúa ante un problema que no se puede abordar con medidas menores de maquillaje, sino con una inversión decidida en presupuestos y personal que nos acerquen a los porcentajes europeos en gastos e inversiones que fortalezcan los bienes públicos y la protección social.

El debate que ahora iniciamos intenta impulsar el seguimiento y desarrollo de las propuestas y negociaciones sobre el modelo de reconstrucción social y modernización productiva que nuestro país y Europa necesitan. Las intervenciones, obviamente, podrán versar sobre los aspectos más generales o sobre los aspectos sectoriales, transversales o específicos que hemos mencionado o sobre otros que os parezcan de tanta o mayor importancia, pero en todos los casos os pedimos un esfuerzo de síntesis e interacción con las intervenciones que se vayan publicando, para remarcar el carácter de debate y contraste entre diferentes puntos de vista y argumentos.

Probablemente, algunos de los temas que cobren mayor interés social o se conviertan en foco de atención de la opinión pública en los próximos meses no aparezcan en esta intervención inicial. Irán apareciendo a medida que se desarrollen las negociaciones entre fuerzas políticas en la comisión parlamentaria, en las mesas de diálogo social, en los debates entre las administraciones públicas centrales, autonómicas y locales o, incluso, en la preparación y tramitación de los nuevos Presupuestos Generales del Estado de 2021 (porque, al final, esos PGE serán expresión de los avances o estancamiento de las negociaciones). Por ello, también resultaría muy interesante recibir textos de análisis sobre algunos de los nuevos temas o aspectos de las discusiones y negociaciones que marquen la actualidad.

Nada nos gustaría más que este nuevo debate en Espacio Público permitiera aclarar las diferentes posiciones y cuestiones en juego en este proceso negociador y que las intervenciones y debates contribuyan a articular una salida progresista a la crisis.

Reflexionamos sobre la situación de emergencia provocada por el coronavirus, abordando los cambios económicos, sociales, políticos que nos espera en el futuro cercano en este debate de ‘Espacio Público’ moderado por Virginia Pérez Alonso, directora de ‘Público’, y con la participación de Mª Eugenia Rodríguez Palop, eurodiputada de Unidas Podemos y profesora de filosofía del derecho; José Vicente Barcia, jefe de Gabinete de la Alcaldía de Cádiz; y Orencio Osuna, director de la Fundación de Espacio Público.

Durante los primeros días del confinamiento, un pequeño grupo de artistas plásticos y visuales acordamos suscribir un Manifiesto en defensa de lo Público. Lo hicimos para expresar, con los medios que nos son propios, nuestro apoyo y solidaridad con la Sanidad Pública y con todos aquellos que en primera línea luchan contra la pandemia y arriesgaban su salud y su vida en defensa de la nuestra.

Con el paso de los días, más y más artistas de toda España siguen uniéndose a Salva lo Público y al tiempo nos envían obras creadas expresamente por ellos para ser difundidas manifestando su compromiso con la defensa de lo Público.

Desde el inicio, Espacio-Público (diario Público) nos ofreció su casa contribuyendo con ello a un mayor conocimiento y difusión de la iniciativa.

Y así ha sido a lo largo y ancho de la cuarentena. Gracias a su generosidad hemos podido llegar más lejos, hacer más nítido nuestro mensaje e incorporar a nuevos artistas.

Espacio-Publico ha sido para nosotros, mucho más que un apoyo, ha sido un hogar acogedor y solidario, y deseamos desde aquí agradecérselo y reconocer su trabajo y su esfuerzo.

Por nuestra parte vamos a continuar en el empeño de fortalecer y ampliar esta iniciativa.

Hoy, cincuenta días después de lanzar el Manifiesto, alcanzamos ya la cifra de 200 artistas agrupados en Salva lo Público. Y todos los días se suman nuevas firmas y nuevas obras.

Así mismo, todos los días, desde esta plataforma, nos reafirmamos en nuestro compromiso de continuar nuestra lucha en la defensa de lo Público, de aquello que pagamos entre todos y que es de todos y para todos. Es nuestra mejor garantía para una sociedad más justa y más libre.

Y nada mejor para continuar que la extraordinaria fotografía que nos ha enviado el gran fotógrafo Pierre Gonnord, al que le agradecemos su colaboración con esta iniciativa.

Leandro y Antonio

MANIFIESTO SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix –  Samuel Alarcón –  Chechu Álava –  Beatriz Alegre –  Mónica Arberola –  Eduardo Alonso –  Fría Aguilar –  Marie Geneviève Alquier –  Elvira Amor –  Belén Álvarez González –  Irma Álvarez Laviada –  Laura Álvarez Keller –  Tono Areán –  Luis Argeo –  Illán Argüello –  Izaskun Arrieta –  Rocío Asensi –  Estela Ballorini –  Frédérique Bangerter –  Carlos Baonza –  Enric Bardera –  Carlos Bell Ower –  Sebastián Bellón –  Carlos Bloch –  Tony Blom –  Alejandro Bombín –  Antonia Borrás –  Manuel Bouzo –  Rocío Bueno Royo –  Amelia Burke –  Ricardo Cadenas –  Ana Campos Barón –  Sergio Campos –  María Cantero –  Vari Caramés –  Gonzalo de las Casas –  Paloma Castellanos –  Alejandro Castellote –  Mara Catalán –  Greta Chicheri –  Anto Chozas –  Octavio Colís –  Nicolás Combarro –  Víctor Coyote –  María Cuadrado –  Juan Cuéllar –  Esther Cuesta –  Belén Cueto –  Carmen Dalmau –  Elena Delgado Corral –  Miguel Delgado –  Sonia Díaz y Gabriel Martínez (Un mundo feliz) –  Adamo Dimitriadis –  Mónica Dixon –  Javier Esteban –  Ignacio Evangelista –  Leticia Felgueroso –  Kiko Feria –  César Fernández Arias –  Enrique Fernández –  Sara Ferrer –  Tristán Ferrer –  Dora Ferrero Melgar –  José Ferrero –  Damián Flores –  Enrique Flores –  Marcos Flórez –  Belén Franco –  Marcelo Fuentes –  Sara Fuentes –  Miguel Galano –  Miguel Gallardo –  Emilio Gallego –  Joaquín Gallego –  Alberto García-Alix –  Jorge García-Alix –  Gaspar García –  Ignacio García Noblejas –  Alberto García Salazar –  Ana García Taboada –  Oliver García –  Soledad Gil Nagel –  Fernando Gimeno Agost –  Concha Gómez–Acebo –  Pierre Gonnord –  Hugo González Aroca –  Íñigo González Churruca –  Raquel González de Lara –  Amaia GraziaAzqueta –  Elena Goñi –  Gabriela Grech –  Rocío Gutiérrez –  Ángel Haro –  Julieta de Haro –  Artur Heras –  Eduardo Hermida –  José Higuera –  Juan Higueras –  Paco Ibáñez Bernabé –  José Ramón Iglesias –  Lila Insúa Lintridis –  Miguel Ángel Invarato –  Marta James –  Javier de Juan –  Erik Kirksaether –  Mariana Laín –  Álvaro Laíz –  José de León –  Javier Lerín –  Alberto Letamendi –  QuecaLevenfeld –  LGC –  Eduardo López –  los díez –  Susana Loureda –  AnneLouyot –  Juan Luis de No –  Sean Mackaoui –  Chema Madoz –  Oscar Mariné –  Rafa Martín –  Fernando Martín Godoy –  Laura Martínez Lombardía –  José Antonio Martínez Porras –  Cristina Mata Arenas –  Ana Matías –  Pepe Medina –  Héctor Melchor –  Toño Merinero –  Roberto Mollá –  Beatriz Montes –  Demian Morass –  Lucía Morate Benito –  Teresa Moro –  Olga Muñoz Blasco –  Ana Musma –  Nathalie –  Ana Navarro –  Navina Neverla –  Javier Olivares –  Lucía Osuna –  Javier Pagola –  Alberto Pecharromán –  Consuelo Peciña –  Fidel Pena –  Consuelo Peña –  Chus Pereda –  Luis Pérez Ortiz (LPO) –  Alberto Pina –  Natalia Pintado –  Miguel Pla –  Nacho Plaza –  Elena Plaza Mata –  Pollobarba –  Javier Puértolas –  Javier Pulido –  José Quintanilla –  Sara Quintero –  Ángela Raya –  Sandra Rein –  Arturo Revuelta –  Pedro Ricardo Timón –  Julia Rico Ortega –  Rafael Roca –  Belén Rodríguez –  Oliver Roma –  María Jesús Rodríguez –  Ramón Rodríguez –  Patricia Rodríguez Gutiérrez –  Gerardo Rodríguez Velarde –  Silvia Roiss –  Antonio Rojas –  Raúl Romanillos –  José Luis Romero –  José Luis Santalla –  Carlos Tejeda –  Miguel Sánchez Lindo –  Claudio Sánchez Pellegata –  Andrea Santolaya –  Miluca Sanz –  Sergio Sanz –  Raquel Sanz Vázquez –  Antonio Segura León –  Mireia Sentís –  Iker Serrano –  Fernanda Staude –  Carlos Suárez –  Pablo Sycet –  Florentina de Tita –  Teresa Tomás –  Paco de la Torre –  Ignacio Valencia de Assas –  Valentín Vallhonrat –  Teo Vázquez –  Fernando Vicente –  Javier Victorero –  Susana Villanueva –  Antonio Yesa  y Leticia Zarza.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix –  Samuel Alarcón –  Chechu Álava –  Beatriz Alegre –  Mónica Arberola –  Eduardo Alonso –  Fría Aguilar –  Marie Geneviève Alquier –  Elvira Amor –  Belén Álvarez González –  Irma Álvarez Laviada –  Laura Álvarez Keller –  Tono Areán –  Luis Argeo –  Illán Argüello –  Izaskun Arrieta –  Rocío Asensi –  Estela Ballorini –  Frédérique Bangerter –  Carlos Baonza –  Enric Bardera –  Carlos Bell Ower –  Sebastián Bellón –  Carlos Bloch –  Tony Blom –  Alejandro Bombín –  Antonia Borrás –  Manuel Bouzo –  Rocío Bueno Royo –  Amelia Burke –  Ricardo Cadenas –  Ana Campos Barón –  Sergio Campos –  María Cantero –  Vari Caramés –  Gonzalo de las Casas –  Paloma Castellanos –  Alejandro Castellote –  Mara Catalán –  Greta Chicheri –  Anto Chozas –  Octavio Colís –  Nicolás Combarro –  Víctor Coyote –  María Cuadrado –  Juan Cuéllar –  Esther Cuesta –  Belén Cueto –  Carmen Dalmau –  Elena Delgado Corral –  Miguel Delgado –  Sonia Díaz y Gabriel Martínez (Un mundo feliz) –  Adamo Dimitriadis –  Mónica Dixon –  Javier Esteban –  Ignacio Evangelista –  Leticia Felgueroso –  Kiko Feria –  César Fernández Arias –  Enrique Fernández –  Sara Ferrer –  Tristán Ferrer –  Dora Ferrero Melgar –  José Ferrero –  Damián Flores –  Enrique Flores –  Marcos Flórez –  Belén Franco –  Marcelo Fuentes –  Sara Fuentes –  Miguel Galano –  Miguel Gallardo –  Emilio Gallego –  Joaquín Gallego –  Alberto García-Alix –  Jorge García-Alix –  Gaspar García –  Ignacio García Noblejas –  Alberto García Salazar –  Ana García Taboada –  Oliver García –  Soledad Gil Nagel –  Fernando Gimeno Agost –  Concha Gómez–Acebo –  Pierre Gonnord –  Hugo González Aroca –  Íñigo González Churruca –  Raquel González de Lara –  Amaia GraziaAzqueta –  Elena Goñi –  Gabriela Grech –  Rocío Gutiérrez –  Ángel Haro –  Julieta de Haro –  Artur Heras –  Eduardo Hermida –  José Higuera –  Juan Higueras –  Paco Ibáñez Bernabé –  José Ramón Iglesias –  Lila Insúa Lintridis –  Miguel Ángel Invarato –  Marta James –  Javier de Juan –  Erik Kirksaether –  Mariana Laín –  Álvaro Laíz –  José de León –  Javier Lerín –  Alberto Letamendi –  QuecaLevenfeld –  LGC –  Eduardo López –  los díez –  Susana Loureda –  AnneLouyot –  Juan Luis de No –  Sean Mackaoui –  Chema Madoz –  Oscar Mariné –  Rafa Martín –  Fernando Martín Godoy –  Laura Martínez Lombardía –  José Antonio Martínez Porras –  Cristina Mata Arenas –  Ana Matías –  Pepe Medina –  Héctor Melchor –  Toño Merinero –  Roberto Mollá –  Beatriz Montes –  Demian Morass –  Lucía Morate Benito –  Teresa Moro –  Olga Muñoz Blasco –  Ana Musma –  Nathalie –  Ana Navarro –  Navina Neverla –  Javier Olivares –  Lucía Osuna –  Javier Pagola –  Alberto Pecharromán –  Consuelo Peciña –  Fidel Pena –  Consuelo Peña –  Chus Pereda –  Luis Pérez Ortiz (LPO) –  Alberto Pina –  Natalia Pintado –  Miguel Pla –  Nacho Plaza –  Elena Plaza Mata –  Pollobarba –  Javier Puértolas –  Javier Pulido –  José Quintanilla –  Sara Quintero –  Ángela Raya –  Sandra Rein –  Arturo Revuelta –  Pedro Ricardo Timón –  Julia Rico Ortega –  Rafael Roca –  Belén Rodríguez –  Oliver Roma –  María Jesús Rodríguez –  Ramón Rodríguez –  Patricia Rodríguez Gutiérrez –  Gerardo Rodríguez Velarde –  Silvia Roiss –  Antonio Rojas –  Raúl Romanillos –  José Luis Romero –  José Luis Santalla –  Carlos Tejeda –  Miguel Sánchez Lindo –  Claudio Sánchez Pellegata –  Andrea Santolaya –  Miluca Sanz –  Sergio Sanz –  Raquel Sanz Vázquez –  Antonio Segura León –  Mireia Sentís –  Iker Serrano –  Fernanda Staude –  Carlos Suárez –  Pablo Sycet –  Florentina de Tita –  Teresa Tomás –  Paco de la Torre –  Ignacio Valencia de Assas –  Valentín Vallhonrat –  Teo Vázquez –  Fernando Vicente –  Javier Victorero –  Susana Villanueva –  Antonio Yesa  y Leticia Zarza.

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima novena entrega.

Iñaki y Frenchi

Iñaki & Frenchy es el venturoso resultado de nuestro compromiso, que surge de la amistad entre dos vecinos de Tarazona de la Mancha (Albacete). Compaginamos la pedagogía en el aula con nuestra fe en la fuerza activa del dibujo, una alternativa al “es muy fuerte”, al “no tengo palabras” o al “no hay nada que hacer”.

http://xn--iakiyfrenchy-9gb.com/

Rafa Roca

Me llamo Rafael Roca, soy mayor, arquitecto y jubilado, y me ha dado por dibujar y pintar en vez de mirar obras en construcción, ir a casinos o ir de viaje en crucero o avión a sitios repletos, además eso hoy es prácticamente imposible. Mejor tengo un Ipad y varios cuadernos y pinceles y colores y lo utilizo todo compulsivamente. Salvemos lo Público.

Javier Pagola

Estudió Arquitectura en Madrid entre 1974 y 1978, y ha participado en diferentes exposiciones individuales y colectivas desde 1977. Su obra está representada en varios museos españoles y en la Fundación de Menil de Houston, Texas.

Antón Chozas

Arquitecto por la E.T.S. de Madrid. Participa en los Talleres de Arte Actual “Taller Luis Gordillo” en el Círculo de Bellas Artes. Desde 1997 aparece Pedrero, un alter ego, que trabaja con carácter propio.

http://antochozas.com/?page_id=7

https://www.salvalopublico.es/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier Lerín Alberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Irma Álvarez Laviada – Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez – Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat – Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral – Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León – Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel – Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca – Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez – Beatriz Alegre – Andrea Santolaya – Raul Romanillos – Enrique Flores – Rafa Martín – Chema Madoz – Navina Neverla – Ignacio Valencia de Assas – Sara Fuentes – Aguilar Fría – Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez – Rocío Bueno – Miguel Ángel Invarato –Elena Plaza Mata – Elvira Amor – Esteban Villalta – Susana Villanueva – Miguel Sánchez Lindo – Carlos Suárez – Estela Bellorini – José Pantaleón – Octavio Colís – Sonia Díaz – Gabriel Martínez – Antón Chozas – Óscar Mariné

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima octava entrega.

Oscar Mariné

Premio Nacional de Diseño 2010, Oscar Mariné es diseñador, ilustrador, experto tipógrafo y uno de los principales comunicadores de la era posfranquista. Su obra está reconocida internacionalmente y ha trabajado para importantes directores de cine, músicos, medios de comunicación y marcas.

http://oscarmarine.com/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez – Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León – Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel – Javier Olivares – Ana Campos Barón – Rafa Roca – Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez – Beatriz Alegre – Andrea Santolaya – Raul Romanillos – Enrique Flores – Rafa Martín – Chema Madoz – Navina Neverla – Ignacio Valencia de Assas – Sara Fuentes – Aguilar Fría – Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez – Rocío Bueno – Miguel Ángel Invarato – Elena Plaza Mata – Elvira Amor – Esteban Villalta – Susana Villanueva – Miguel Sánchez Lindo – Carlos Suárez – Estela Bellorini – José Pantaleón – Octavio Colís – Sonia Díaz – Gabriel Martínez – Antón Chozas..

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima séptima entrega.

Oscar Mariné

Premio Nacional de Diseño 2010, Oscar Mariné es diseñador, ilustrador, experto tipógrafo y uno de los principales comunicadores de la era posfranquista. Su obra está reconocida internacionalmente y ha trabajado para importantes directores de cine, músicos, medios de comunicación y marcas.

http://oscarmarine.com/

Javier Pulido

Artista plástico madrileño, su especialidad es la búsqueda de la sombra escultórica de la pintura, situando así su trabajo en el espacio fronterizo entre la pintura y la escultura. Ha participado en diversas exposiciones individuales y colectivas en España.

https://www.javierpulido.com/

Ignacio Evangelista

Valenciano Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia, su especialidad artística es la fotografía. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas, tanto dentro como fuera de España.

www.ignacioevangelista.com

Enrique Flores

Estudia Bellas Artes en la UCM y Diseño Gráfico en la Central Saint Martin’s School of Art and Design de Londres. Su trabajo como ilustrador abarca desde el mundo infantil, al cómic, la novela gráfica, dibujos para revistas, y viñetas para periódicos. Su obra retrata las ciudades y las gentes de los muchos países por los que ha viajado.

Enric Bardera

Artista polifacético, ha realizado estudios de Arquitectura Técnica en la Universidad Politécnica de Madrid, Fotografía y Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Comunicación, Imagen y Sonido (CEV), Experto en Arte Contemporáneo en la UNED, ha recibido numerosos premios por su obra gráfica.

http://www.enricbardera.com/

Carlos Baonza

Pintor, grabador y escultor. Estudió pedagogía y psicología… Expuso por primera vez en 1979 en la Universidad de Comillas (Madrid). Desde entonces ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, performances e instalaciones en España, Austria, Alemania e Italia.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel –  Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca –  Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez  –  Beatriz Alegre  –  Andrea Santolaya  –  Raul Romanillos  –  Enrique Flores  –  Rafa Martín  –  Chema Madoz  –  Navina Neverla  –  Ignacio Valencia de Assas  –  Sara Fuentes – Aguilar Fría–  Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez – Rocío Bueno – Miguel Ángel Invarato –Elena Plaza Mata – Elvira Amor – Esteban Villalta – Susana Villanueva – Miguel Sánchez Lindo – Carlos Suárez – Estela Bellorini – José Pantaleón – Octavio Colís – Sonia Díaz – Gabriel Martínez – Antón Chozas

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima sexta entrega.

Sonia Díaz

Profesora de la Escuela Superior de Diseño de Madrid. Especialista en comunicación visual y exposiciones, tiene estudios de psicología y es Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca. Licenciada en Publicidad y RRPP por la Universidad Complutense de Madrid y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Es magister en Museografía y exposiciones por la UCM.

Gabriel Martínez

Profesor de la Escuela Superior de Diseño de Madrid, diseñador gráfico y activista cultural. Tiene estudios de filosofía. Doctor por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca. Ha impartido docencia en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, EAE Business School de Madrid, Istituto Europeo de Design, Escuelas de Arte nº10 y 12 de Madrid.

Raquel Sanz Vázquez

Artista plástico. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas y ha obtenido varios premios, entre otros, el Premio Ciudad de Badajoz de pintura en 2017.

Enric Bardera

Artista polifacético, ha realizado estudios de Arquitectura Técnica en la Universidad Politécnica de Madrid, Fotografía y Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Comunicación, Imagen y Sonido (CEV), Experto en Arte Contemporáneo en la UNED, ha recibido numerosos premios por su obra gráfica.

http://www.enricbardera.com/

Miguel Sánchez Lindo

Ilustrador y diseñador gráfico madrileño. Estudió Diseño Gráfico en el Istituto Europeo di Design y se especializó en diseño editorial. Ha trabajado como portadista para numerosas editoriales y revistas. Es también director de arte de Círculo de Tiza y de Ediciones el Salmón.

https://www.arteinformado.com/guia/f/miguel-sanchez-lindo-183737

Laura Álvarez Keller

Pintora de origen suizo y residente en Salou. Imparte clases de pinturas a personas de todas las edades. Ha participado en diversas exposiciones.

Mariana Laín

Licenciada en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, se dedica a la pintura, la ilustración y el grabado. Ha participado en diferentes ferias de arte y exposiciones individuales y colectivas a nivel nacional e internacional.

http://www.marianalain.com/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel –  Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca –  Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez  –  Beatriz Alegre  –  Andrea Santolaya  –  Raul Romanillos  –  Enrique Flores  –  Rafa Martín  –  Chema Madoz  –  Navina Neverla  –  Ignacio Valencia de Assas  –  Sara Fuentes – Aguilar Fría–  Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez – Rocío Bueno – Miguel Ángel Invarato –Elena Plaza Mata – Elvira Amor – Esteban Villalta – Susana Villanueva – Miguel Sánchez Lindo – Carlos Suárez – Estela Bellorini – José Pantaleón – Octavio Colís

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima quinta entrega.

Enrique Flores

Estudia Bellas Artes en la UCM y Diseño Gráfico en la Central Saint Martin’s School of Art and Design de Londres. Su trabajo como ilustrador abarca desde el mundo infantil, al cómic, la novela gráfica, dibujos para revistas, y viñetas para periódicos. Su obra retrata las ciudades y las gentes de los muchos países por los que ha viajado.

Rafa Roca

Me llamo Rafael Roca, soy mayor, arquitecto y jubilado, y me ha dado por dibujar y pintar en vez de mirar obras en construcción, ir a casinos o ir de viaje en crucero o avión a sitios repletos, además eso hoy es prácticamente imposible. Mejor tengo un Ipad y varios cuadernos y pinceles y colores y lo utilizo todo compulsivamente. Salvemos lo Público.

LPO Luis Pérez Ortiz

Ilustrador, historietista y novelista. Licenciado en Bellas Artes y en Filosofía, ha publicado numerosas ilustraciones para revistas y diarios. Es autor, además, de tres novelas.

http://www.luisperezortiz.com/

Antón Chozas

Arquitecto por la E.T.S. de Madrid. Participa en los Talleres de Arte Actual “Taller Luis Gordillo” en el Círculo de Bellas Artes. Desde 1997 aparece Pedrero, un alter ego, que trabaja con carácter propio.

http://antochozas.com/?page_id=7

Ana Cecilia

Gallega, residente en Madrid. Activista en todas las causas justas. Fotógrafa aficionada.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel –  Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca –  Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez  –  Beatriz Alegre  –  Andrea Santolaya  –  Raul Romanillos  –  Enrique Flores  –  Rafa Martín  –  Chema Madoz  –  Navina Neverla  –  Ignacio Valencia de Assas  –  Sara Fuentes – Aguilar Fría–  Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez – Rocío Bueno – Miguel Ángel Invarato –Elena Plaza Mata – Elvira Amor – Esteban Villalta – Susana Villanueva – Miguel Sánchez Lindo – Carlos Suárez – Estela Bellorini – José Pantaleón – Octavio Colís

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima cuarta entrega.

Carlos Bloch

Antes de ver hacia donde apunta hay que mirar el dedo. La espíritu sopla donde y cuando quiere. O tal vez sea azar. ¿Será este multiverso una carcajada, un canto, del vacío, o de lo vacío?

¡Oh ignorancia!

Corta con los recortes

Laura Martínez Lombardía

Fotógrafa. Licenciada en Ciencias de la Información. Máster EFTI en fotografía documental. Máster Photoespaña en fotografía y proyectos artísticos. Editora y co-directora de proyectos en Control P. Lab. Desde hace 20 años desarrolla su trabajo profesional y artístico en Madrid.

http://lauramartinezlombardia.com/bio/

Lombardía

Antón Chozas

Arquitecto por la E.T.S. de Madrid. Participa en los Talleres de Arte Actual “Taller Luis Gordillo” en el Círculo de Bellas Artes. Desde 1997 aparece Pedrero, un alter ego, que trabaja con carácter propio.

http://antochozas.com/?page_id=7

Carlos Baonza

Pintor, grabador y escultor. Estudió pedagogía y psicología… Expuso por primera vez en 1979 en la Universidad de Comillas (Madrid). Desde entonces ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, performances e instalaciones en España, Austria, Alemania e Italia.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel –  Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca –  Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez  –  Beatriz Alegre  –  Andrea Santolaya  –  Raul Romanillos  –  Enrique Flores  –  Rafa Martín  –  Chema Madoz  –  Navina Neverla  –  Ignacio Valencia de Assas  –  Sara Fuentes – Aguilar Fría–  Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima tercera entrega.

LPO – Luis Pérez Ortiz

Ilustrador, historietista y novelista. Licenciado en Bellas Artes y en Filosofía, ha publicado numerosas ilustraciones para revistas y diarios.  Es autor, además, de tres novelas.

http://www.luisperezortiz.com/

Greta Chicheri

Nacida en La Coruña y residente en Fuertevetura, es licenciada en Bellas Artes por la Universidad Europea de Madrid. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas. Ha recibido diversos premios y menciones.

https://www.gretachicheri.com/

Toni Blom

Economista y fotógrafo amateur. Ha viajado por todo el mundo y las diferentes culturas que ha visto han sido plasmadas en sus fotografías. Ha expuesto en España, Holanda, Alemania y Estados Unidos.

https://tonyblom.portfoliobox.net/

Miguel Gallardo

Dibujante. Estudió en la Escuela Massana de Artes y Oficios de Barcelona. Es uno de los autores de Makoki, personaje icono del underground. Colabora en importantes medios de ámbito nacional e internacional, entre ellos, el Herald Tribune, The New York Times y The New Yorker. Ha ganado varios premios, como el Salón del Cómic de Barcelona (2014). En 2007 publicó la novela María gráfica María y yo, protagonizada por su hija María, autista. Por ella recibió el Premi Nacional Catalunya de Còmic.

http://miguel-gallardo.com/es/

Pablo Sycet

Gibraleón, Huelva, 1953. Artista polifacético, pintor, comisario de exposiciones, editor, diseñador gráfico, compositor musical. Una de las figuras de mayor relevancia de la escena artística y cultural madrileña desde los años 80.

https://www.pablosycet.com/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel –  Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca –  Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez  –  Beatriz Alegre  –  Andrea Santolaya  –  Raul Romanillos  –  Enrique Flores  –  Rafa Martín  –  Chema Madoz  –  Navina Neverla  –  Ignacio Valencia de Assas  –  Sara Fuentes – Aguilar Fría–  Luis Pérez Ortiz – Javier Victorero – Miguel Gallardo – Mónica Dixon – Toni Blom – Raquel Sanz Vázquez

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la duodécima.

Miguel Gallardo

Dibujante. Estudió en la Escuela Massana de Artes y Oficios de Barcelona. Es uno de los autores de Makoki, personaje icono del underground. Colabora en importantes medios de ámbito nacional e internacional, entre ellos, el Herald Tribune, The New York Times y The New Yorker. Ha ganado varios premios, como el Salón del Cómic de Barcelona (2014). En 2007 publicó la novela gráfica María y yo, protagonizada por su hija María, autista. Por ella recibió el Premi Nacional Catalunya de Còmic.

http://miguel-gallardo.com/es/

Roberto Mollá

Licenciado por la Facultad de Bellas Artes de San Carlos. Universidad Politécnica de Valencia en la especialidad de Pintura, expone en Tokio desde hace más de veitincinco años. Posteriormente ha expuesto asiduamente en Estados Unidos. En España ha participado en más de 50 exposiciones individuales y colectivas. Su obra se encuentra en colecciones institucionales y privadas.

https://www.arteinformado.com/guia/f/roberto-moll-2072

Enrique Flores

Estudia Bellas Artes en la UCM y Diseño Gráfico en la Central Saint Martin’s School of Art and Design de Londres. Su trabajo como ilustrador abarca desde el mundo infantil, al cómic, la novela gráfica, dibujos para revistas, y viñetas para periódicos. Su obra retrata las ciudades y las gentes de los muchos países por los que ha viajado.

Aguilar Fría

Ilustradora y animadora sociocultural. Estudió Arte y Decoración en Santander. Su obra abarca la ilustración, el collage y la estampación textil.

https://www.domestika.org/es/fria_aguilar/portfolio

No me olvides cuando todo esto pase

Sara Fuentes

Diseñadora y pintora cántabra. Creó el personaje de Amara para La historia de Amara, un audiovisual sobre el cáncer infantil visto desde los ojos de una niña para concienciar a la población sobre esta enfermedad.

https://www.salvalopublico.es/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel –  Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca –  Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez  –  Beatriz Alegre  –  Andrea Santolaya  –  Raul Romanillos  –  Enrique Flores  –  Rafa Martín  –  Chema Madoz  –  Navina Neverla  –  Ignacio Valencia de Assas

En Espacio Público continuamos publicando las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la undécima.

Javier Pagola

Estudió Arquitectura en Madrid entre 1974 y 1978, y ha participado en diferentes exposiciones individuales y colectivas desde 1977. Su obra está representada en varios museos españoles y en la Fundación de Menil de Houston, Texas.

Mariana Laín

Licenciada en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, se dedica a la pintura, la ilustración y el grabado. Ha participado en diferentes ferias de arte y exposiciones individuales y colectivas a nivel nacional e internacional.

Carlos Baonza

Pintor, grabador y escultor. Estudió pedagogía y psicología… Expuso por primera vez en 1979 en la Universidad de Comillas (Madrid). Desde entonces ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, performances e instalaciones en España, Austria, Alemania e Italia.

Javier Olivares

Ilustrador. Comienza su carrera profesional en la década de 1980. Combina los cómics con colaboraciones en revistas y periódicos. Ha trabajado en la ilustración de libros y ha obtenido varios premios, entre ellos el Premio Nacional del Cómic en 2015.

http://javierolivaresblog.blogspot.com/

Sole Gil-Nagel

Estudiante de diseño gráfico en Madrid, con el que persigue la justicia y la igualdad social. 

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch – Alejandro Bombín – Sergio Campos – Juan Higueras – Alberto Letamendi – Soledad Gil-Nagel –  Javier Olivares –  Ana Campos Barón – Rafa Roca –  Alejandro Castellote – Navina Neverla – Teo Vázquez  –  Beatriz Alegre

Y seguimos en Espacio Público publicando esta entrega de las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la décima.

Alberto Letamendi

Escultor y pintor, nacido en Ordizia (Guipuzcoa). Ha realizado numerosas exposiciones individuales y ha participado en numerosas colectivas, así como en Ferias de Arte. Ha sido galardonado con diversos premios y su obra se encuentra en instituciones y en colecciones privadas de España, Japón, Francia, Italia, Suiza, Luxemburgo, Austria, San Francisco y Nueva York.

https://www.albertoletamendi.com/

Antonio Rojas

Nacido en Tarifa (Cádiz), de formación autodidacta, en este “Pintor del Estrecho”, lo fronterizo forma parte de su vida y de su obra. Ha realizado numerosas exposiciones en galerías dentro y fuera de España, y ha ganado muchos premios importantes.

http://www.antoniorojas.com/

Susana Loureda

Artista coruñesa, ha desarrollado su trabajo en torno a la sombrerería, que considera “una forma expresión y que tiene una parte de escultura, otra de estética, otra de pintura; pero también otra de música, ya que el resultado tiene que ser armónico”. Sus sombreros han sido fotografiados por Alberto García-Alix desde mediados de los ochenta. 

https://www.instagram.com/politahats/?hl=es

Illán Arguello

Pintor de clara inspiración neo-metafísica desde sus primeras exposiciones. Utiliza la arquitectura como temática principal de sus trabajos. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas y su obra se encuentra en diferentes colecciones públicas y privadas.

http://www.illanarguello.es/

Miluca Sanz

Artista plástica e ilustradora, licenciada en Historia por la UCM, cursó el doctorado y el DEA en la Facultad de Bellas Artes de la misma Universidad. Desde 1980 viene realizando exposiciones individuales y participando en muestras colectivas. Ha participado en ferias nacionales e internacionales y ha obtenido varios premios y becas.

http://www.milucasanz.com/

Héctor Melchor

Dibujante, profesor, diseñador gráfico en ISCE (Instituto Superior de Comunicación y Eventos), su trabajo se entra en el diseño gráfico, el montaje audiovisual y la gestión de plataformas virtuales.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León Leticia Felgueroso – Gerardo Rodríguez Velarde– Chechu Álava – Íñigo González Churruca – Carmen Bejarano –  Anamusma – Carlos Bloch

Y seguimos en Espacio Público publicando esta entrega de las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO. Aquí va la novena.

Anamusma

Graduada en Bellas Artes por la UCM, Técnico Superior en Artes Aplicadas de la Escultura. Escuela de Arte “La Palma”, Madrid. Ceramista (enseñanza estructurada). Escuela Madrileña de Cerámica de La Moncloa. Ha participado en numerosas muestras individuales y colectivas, y en Ferias de Arte.

https://www.anamusma.com/

José de León

Estudia en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, autodidacta con influencias de los surrealistas. Viaja y reside en Nueva York, Roma, París, India, Berlín. Se autodefine como artista independiente y libre.

http://www.josedeleon.org/jose-de-leon-galeria

Familia en cuarentena

Sean Mackaoui

Artista de origen anglo-libanés, afincado en España. Su arte es el mundo del collage. Es autor de portadas de libros, ha diseñado camisetas, carteles y collages animados, ha participado en exposiciones individuales y colectivas. Su obra ha quedado plasmada en numerosas publicaciones.

Enric Bardera

Artista polifacético, ha realizado estudios de Arquitectura Técnica en la Universidad Politécnica de Madrid, Fotografía y Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Comunicación, Imagen y Sonido (CEV), Experto en Arte Contemporáneo en la UNED, ha recibido numerosos premios por su obra gráfica.

http://www.enricbardera.com/

Antón Chozas

Arquitecto por la E.T.S. de Madrid. Participa en los Talleres de Arte Actual “Taller Luis Gordillo” en el Círculo de Bellas Artes. Desde 1997 aparece Pedrero, un alter ego, que trabaja con carácter propio.

http://antochozas.com/?page_id=7

Una familia del País Valencià brinda una sorprendente contribución cultural a la comunicación entre personas en estos tiempos de confinamiento.

Se trata de Anna Franco Lluch, Andreu Garcia Garcia y Miquel Garcia Franco, que han compuesto desde su casa “Les panaeres del coronavirus”, que entroncan con una tradición de música popular de trabajo, vinculada a la jota. Una música y un ritmo enraizados en diferentes lugares, particularmente en Castilla y León.

Anna, Andreu i Miquel dedican estas ‘panaeres’ de raíz mediterránea, cargadas de ironía, sentido del humor y espíritu solidario, a quienes han padecido la pérdida de alguna persona, pero también a quienes “teniendo las de perder, no han perdido, sino que han encontrado”.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina – Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No – Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero – Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy – José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre – Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez – Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego – Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González – Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos – Gabriela Grech – Elena Delgado Corral –Marie Genevieve Alquier –Antonio Segura León

Y vamos ya en Espacio Público publicando la octava entrega de las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO.

Elena Goñi

Artista navarra. Licenciada en bellas Artes por la Universidad de Salamanca, ha participado en numerosas exposiciones tanto individuales como colectivas. Su obra se encuentra en museos y en colecciones individuales y públicas.

Adamo Dimitriadis

Pintor y artista cuya vocación vino determinada por una visita a una exposición de René Magritte. Sus dibujos y diseños han evolucionado hacia un realismo científico. Ha realizado varias exposiciones individuales.

http://adamodimitriadis.com/

Javier Lerín

Diseñador gráfico, ha plasmado sus obras en logos, libros, catálogos, folletos…

https://javier-lerin.tumblr.com/

Alberto Pina

Nacido en Atenas, en la actualidad vive en Madrid. Licenciado en Bellas artes por Universidad Complutense, ha pasado por la Academia de Roma y ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas.

http://www.albertopina.com/

Melancolía y soledad. Aguafuerte.

Gonzalo de las Casas

Pintor e ilustrador. Ha cursado estudios en la facultad de Bellas Artes de la UCM. Ha colaborado con diferentes colectivos y talleres plásticos desde los primeros años 80, ha colaborado como ilustrador en diferentes medios de prensa y revistas y ha realizado diferentes exposiciones de sus pinturas en muestras colectivas e individuales.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández Arias – Carlos BaonzaAlberto García-Alix – Mariana Laín – Leticia Zarza – Javier LerínAlberto Pina –Susana Loureda – Enric Bardera – Héctor MelchorGonzalo de las Casas – Frédérique Bangerter – Javier Pagola –  Juan Luis de No –Gonzalo de las Casas – Irma Álvarez Laviada –  Víctor Coyote – Jose Antonio Martínez Porras – Nicolás CombarroDamián Flores – Susana Loureda – Emilio Gallego – Ricardo CadenasSean Mackaoui – Miguel Sarro «Mutis» – Roberto Mollá – Joaquín GallegoMarta James – Pepe Medina – Nathalie F. – Belén Rodríguez –Teresa MoroIgnacio García Noblejas – Arturo Revuelta – Ana MatíasHugo Gonzalez Aroca – Leticia Felgueroso – Lucía Morate BenitoEduardo Hermida – Toño Merinero –Juan Cuéllar – Sandra Rein – Concha Gómez Acebo – Ignacio Evangelista – Eduardo Alonso Lucía Osuna – Miluca Sanz – Miguel Delgado – Miguel Galano Mireia Sentís – Fernando Martín Godoy –José Ferrero – Pablo SycetFernando Vicente – Gaspar García – Queca Levenfeld – Antonio RojasFlorentina de Tita – Paco de la Torre –Manuel Bouzo – Kiko FeriaMara Catalán – Erik Kirksaether – Marcelo Fuentes – Sergio SanzJorge García-Alix – Elena Goñi – Marcos Flórez –Laura Álvarez KellerLuis Argeo – Luis Paniego – Enrique Fernández –Javier Pulido –  Rocío Gutiérrez – Carla Redares – Luis Paniego Enrique Fernández – Javier Pulido – Rocío Gutiérrez – Greta Chicheri – Paloma Castellanos – Julieta de Haro – Javier de Juan – Belén Álvarez González Carlos Bell Ower – Valentín Vallhonrat –  Adamo Dimitriadis – Oliver Roma – Ángel Haro – Rocío Asensi – Tono Areán – llán Argüello – «Los Díez» – Paloma Castellanos.

Seguimos hoy en Espacio Público publicando en esta séptima entrega las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO.

Paco de la Torre

Doctor en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia. Profesor del Departamento de Pintura de la UPV. Miembro del Centro de Investigación Arte y Entorno (CIAE) de la UPV. Desde el año 1994 está representado por la Galería My Name’s Lolita Art. Madrid. Exposiciones individuales y colectivas.

http://www.pacodelatorre.net/index.php/es/

Marcelo Fuentes

Pintor valenciano, comenzó a dedicarse a la pintura en los años 70 del siglo XX. Ha colaborado con e lfotógrafo Bernard Plossu y ha expuesto en diversas galerías y ferias de arte nacionales e internacionales.

http://masdearte.com/artistas/fuentes-marcelo/

Miguel Sarró «Mutis»

Mutis (1968) ha dibujado, escrito y fotografiado. Ha sido documentalista, librero, cartero y amante de los reposapiés.

http://miguelsarro.blogspot.com/

Fernando Vicente

Pintor e ilustrador español de formación autodidacta. Inicialmente, sus primeros trabajos como ilustrador aparecieron en la primera mitad de la década de los ochenta. Ha participado en multitud de exposiciones, tanto colectivas como individuales.

Sergio Sanz

Pintor y dibujante ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas. Ha obtenido el Premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España y el XXXVI Grand Prix International d’Art Contemporain de Monte-Carlo (Grand Prix de S.A.S. LE PRINCE RAINIER III). Fondation Prince Pierre de Mónaco.

https://www.arteinformado.com/guia/f/sergio-sanz-4417

La larga espera

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix  – César Fernández AriasCarlos Baonza

Alberto García-AlixMariana LaínLeticia ZarzaJavier Lerín

Alberto PinaSusana LouredaEnric BarderaHéctor Melchor

Gonzalo de las Casas Frédérique BangerterJavier Pagola

Juan Luis de NoGonzalo de las CasasIrma Álvarez Laviada

Victor Coyote Jose Antonio Martínez PorrasNicolás Combarro

Damián FloresSusana LouredaEmilio GallegoRicardo Cadenas

Sean MackaouiMiguel Sarro «Mutis»Roberto MolláJoaquín Gallego

Marta JamesPepe MedinaNathalie F. – Belén RodríguezTeresa Moro

Ignacio García NoblejasArturo RevueltaAna Matías

Hugo Gonzalez ArocaLeticia FelguerosoLucía Morate Benito

Eduardo HermidaToño MerineroJuan CuéllarSandra Rein

Concha Gómez AceboIgnacio EvangelistaEduardo Alonso

Lucía OsunaMiluca SanzMiguel DelgadoMiguel Galano

Mireia SentísFernando Martín GodoyJosé FerreroPablo Sycet

Fernando VicenteGaspar GarcíaQueca LevenfeldAntonio Rojas

Florentina de TitaPaco de la TorreManuel BouzoKiko Feria

Mara CatalánErik KirksaetherMarcelo FuentesSergio Sanz

Jorge García-AlixElena GoñiMarcos FlórezLaura Álvarez Keller

Luis ArgeoLuis PaniegoEnrique FernándezJavier Pulido

Rocío GutiérrezCarla Redares

Seguimos hoy en Espacio Público publicando en esta sexta entrega las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO.

Antón Chozas

Arquitecto por la E.T.S. de Madrid. Participa en los Talleres de Arte Actual “Taller Luis Gordillo” en el Círculo de Bellas Artes. Desde 1997 aparece Pedrero, un alter ego, que trabaja con carácter propio.

http://antochozas.com/?page_id=7

Teresa Tomás

Licenciada en Bellas Artes en la Facultad de San Carlos, Valencia. Pintora, diseñadora gráfica y multimedia. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas.

http://www.teresatomas.com/

Damián Flores

Pintor e ilustrador, es uno de los representantes de la pintura figurativa española reciente, y son conocidos sus paisajes urbanos. Ha realizado diversas exposiciones individuales y su obra se encuentra en varias colecciones privadas y de museos.

https://www.damianflores.com/

Marta James

Fotógrafa, trabajó durante cinco años junto a Alberto García-Alix. Autora de Oneri, carpeta de 6 fotograbados editada recientemente por Cristal del tiempo.

https://www.albedomedia.com/cultura/marta-james-el-rostro-de-la-mascara/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-AlixCésar Fernández AriasCarlos Baonza

Alberto García-AlixMariana LaínLeticia Zarza – Javier Lerín

Alberto PinaSusana Loureda – Enric Bardera – Héctor Melchor

Gonzalo de las Casas Frédérique BangerterJavier Pagola

Juan Luis de NoGonzalo de las CasasIrma Álvarez Laviada

Victor Coyote Jose Antonio Martínez PorrasNicolás Combarro

Damián FloresSusana Loureda – Emilio GallegoRicardo Cadenas

Sean MackaouiMiguel Sarro «Mutis»Roberto MolláJoaquín Gallego

Marta JamesPepe MedinaNathalie F. – Belén RodríguezTeresa Moro

Ignacio García NoblejasArturo RevueltaAna Matías

Hugo Gonzalez ArocaLeticia FelguerosoLucía Morate Benito

Eduardo HermidaToño MerineroJuan CuéllarSandra Rein

Concha Gómez AceboIgnacio EvangelistaEduardo Alonso

Lucía OsunaMiluca Sanz – Miguel DelgadoMiguel Galano

Mireia SentísFernando Martín Godoy – José FerreroPablo Sycet

Fernando VicenteGaspar García – Queca Levenfeld – Antonio Rojas

Seguimos hoy en Espacio Público publicando en esta quinta entrega las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO.

Hugo González Aroca

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense, pintor y fotógrafo, ha realizado diversas exposiciones personales y recibido varios premios.

Ana Matías

Pintora, grabadora y dibujante, estudió y se licenció en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid especializándose en retrato a través de la fotografía, la pintura y la estampación.

http://www.anamatias.com/portfolio/

Toño Merinero

Cursó estudios en el Centro Español de Nuevas Profesiones de Madrid. Posteriormente trabajó durante algunos años por cuenta propia como diseñador gráfico. Se convirtió en un experto en producción gráfica durante los diez años en los que trabajó para compañías de diseño, publicidad e imagen corporativa estadounidenses y británicas radicadas en Madrid.

http://antoniomerinero.com/

Joaquín Gallego

Editor y diseñador gráfico. Ha desarrollado su trabajo en diferentes editoriales: Espasa, Trota, Abada, Sexto Piso… Editor y fundador de La Oficina de Arte y Ediciones y director de Arte del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Fundador de las revistas: Sileno, Sibiyla y Creación.

Irma Álvarez Laviada

Pintora y escultora, ha realizado numerosas exposiciones personales y colectivas. Ha recibido premios y galardone su obra se encuentra en colecciones públicas y privadas.

https://www.irmaalvarezlaviada.com/

Marsella 12

Arturo Revuelta

Escultor, comparte su profesión de artista plástico con su trabajo en la industria del cine, en el departamento de la decoración.

Javier Lerín

Diseñador gráfico, ha plasmado sus obras en logos, libros, catálogos, folletos…

https://javier-lerin.tumblr.com/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix 

César Fernández Arias

Carlos Baonza

Alberto García-Alix

Mariana Laín

Leticia Zarza

Javier Lerín

Alberto Pina

Susana Loureda

Enric Bardera

Héctor Melchor

Gonzalo de las Casas

Frédérique Bangerter

Javier Pagola

Juan Luis de No

Gonzalo de las Casas

Irma Álvarez Laviada

Victor Coyote 

Jose Antonio Martínez Porras

Nicolás Combarro

Damián Flores

Susana Loureda

Emilio Gallego

Ricardo Cadenas

Sean Mackaoui

Miguel Sarro «Mutis»

Roberto Mollá

Joaquín Gallego

Marta James

Pepe Medina

Nathalie F.

Belén Rodríguez

Teresa Moro

Ignacio García Noblejas

Arturo Revuelta

Ana Matías

Hugo Gonzalez Aroca

Leticia Felgueroso

Lucía Morate Benito

Eduardo Hermida

Toño Merinero

Juan Cuéllar

Sandra Rein

Concha Gómez Acebo

Javier Olivares 

Ignacio Evangelista

Eduardo Alonso

Lucía Osuna

Miluca sanz

Miguel Delgado

Mireia Sentis

Seguimos hoy en Espacio Público la cuarta entrega de la publicación de las obras de artistas plásticos que han suscrito el manifiesto SALVA LO PÚBLICO.

Alberto García-Alix

Uno de los fotógrafos más importantes de España. Premio Nacional de Fotografía 1999, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, además de otros muchos premios y galardones. Su obra está en grandes colecciones de museos tanto nacionales como internacionales.

Autorretrato con corona

Frédérique Bangerter

Fotógrafa suiza, especialización en crítica de la fotografía, fotografía de eventos y técnicas antiguas de revelado. 2011 Creación de la editorial Cabeza de Chorlito junto con Alberto García-Alix.

http://www.frederiquebangerter.com/

Mariana Laín

Licenciada en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, se dedica a la pintura, la ilustración y el grabado. Ha participado en diferentes ferias de arte y exposiciones individuales y colectivas a nivel nacional e internacional.

http://www.marianalain.com/

Alberto Pina

Nacido en Atenas, en la actualidad vive en Madrid. Licenciado en Bellas artes por Universidad Complutense, ha pasado por la Academia de Roma y ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas.

http://www.albertopina.com/

Víctor Coyote

También conocido como Víctor Aparicio y Víctor Abundancia, es músico, diseñador gráfico, pintor, autor de cómic, ilustrador, escritor, realizador de documentales y videoclips y, ocasionalmente, actor. 

https://www.victorcoyoteaparicio.org/      

https://www.instagram.com/p/B-rbZQ5Ku70/

Juan Cuéllar

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia. En 2007 cofunda con Roberto Mollá, Encapsulados, una plataforma para el arte portátil.

www.encapsulados.info

http://www.juancuellarcosta.com/

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix 

Cesar Fernández Arias

Carlos Baonza

Alberto García-Alix

Mariana Laín

Leticia Zarza

Javier Lerín

Alberto Pina

Susana Loureda

Enric Bardera

Hector Melchor

Gonzalo de las Casas

Frederique Bangerter

Javier Pagola

Juan Luis de No

Gonzalo de las Casas

Irma Álvarez Laviada

Leticia Zarza

Victor Coyote 

Jose Antonio Martínez Porras

Nicolás Combarro

Damián Flores

Susana Loureda

Emilio Gallego

Ricardo Cadenas

Sean Mackaoui

Miguel Sarro «Mutis»

Roberto Mollá

Joaquín Gallego

Marta James

Pepe Medina

Nathalie F.

Belén Rodríguez

Teresa Moro

Ignacio García Noblejas

Algo está quedando muy claro durante estos días: la solidaridad, el apoyo y la simpatía que toda la población siente hacia las personas que trabajan en la sanidad, cuyo trabajo “heroico” ha sido reconocido por la propia Organización Mundial de la Salud. Los aplausos vespertinos son la muestra más papable de lo valiosa que es la sanidad pública y la gran importancia que tiene un buen sistema público que proteja la salud de todas las personas.

Y frente a aquel lamentable ¡Viva la muerte! de Millán-Astray, que parecen seguir quienes en las redes sociales vomitan odio hoy día, la inmensa mayoría de la población grita ¡Viva la vida! y a quienes la protegen.

Entre esas muestras de solidaridad que están brotando por todas partes, nos complace especialmente difundir el manifiesto SALVA LO PÚBLICO y recoger los estupendos trabajos de varios artistas plásticos, que han plasmado en sus dibujos, grabados y pinturas su respaldo a la vida y a la sanidad pública.

Seguimos hoy en Espacio Público la publicación de estas obras que continuaremos difundiendo en días sucesivos.

Federico Granel

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en la especialidad de Diseño y Audiovisuales, y formado luego en Milán y Roma, la pintura ha sido su medio de expresión más habitual. También ha trabajado en los campos de la escultura, la fotografía, el dibujo, el grabado o la videoinstalación.

https://masdearte.com/especiales/federico-granell/

Enric Bardera

Artista polifacético, ha realizado estudios de Arquitectura Técnica en la Universidad Politécnica de Madrid, Fotografía y Diseño Gráfico en la Escuela Superior de Comunicación, Imagen y Sonido (CEV), Experto en Arte Contemporáneo en la UNED, ha recibido numerosos premios por su obra gráfica.

http://www.enricbardera.com/

Ricardo Cadenas

Estudia Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, y desde 1987 es profesor de Dibujo en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Pintor, con exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera de España. Su obra se encuentra en varias colecciones corporativas y museos de arte contemporáneo.

http://www.ricardocadenas.es/

Pepe Medina

Artista e ilustrador. Su trabajo puede ser visto en portadas de libros y de prensa así como en diferentes magazines y suplementos de prensa. Es parte del colectivo El cartel y ha editado varios proyectos personales. El último de ellos, titulado «Travelling» fue premio 2018 de las Ayudas a la Producción Artística de Vegap.

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix 

Cesar Fernández Arias

Carlos Baonza

Alberto García-Alix

Mariana Laín

Leticia Zarza

Javier Lerín

Alberto Pina

Susana Loureda

Enric Bardera

Hector Melchor

Gonzalo de las Casas

Frederique Bangerter

Javier Pagola

Juan Luis de No

Gonzalo de las Casas

Irma Álvarez Laviada

Leticia Zarza

Victor Coyote 

Jose Antonio Martínez Porras

Nicolás Combarro

Damián Flores

Susana Loureda

Emilio Gallego

Ricardo Cadenas

Sean Mackaoui

Miguel Sarro «Mutis»

Roberto Mollá

Joaquín Gallego

Marta James

Pepe Medina

Nathalie F.

Belén Rodríguez

Teresa Moro

Ignacio García Noblejas

Algo está quedando muy claro durante estos días: la solidaridad, el apoyo y la simpatía que toda la población siente hacia las personas que trabajan en la sanidad, cuyo trabajo “heroico” ha sido reconocido por la propia Organización Mundial de la Salud. Los aplausos vespertinos son la muestra más papable de lo valiosa que es la sanidad pública y la gran importancia que tiene un buen sistema público que proteja la salud de todas las personas.

Y frente a aquel lamentable ¡Viva la muerte! de Millán-Astray, que parecen seguir quienes en las redes sociales vomitan odio hoy día, la inmensa mayoría de la población grita ¡Viva la vida! y a quienes la protegen.

Entre esas muestras de solidaridad que están brotando por todas partes, nos complace especialmente difundir el manifiesto SALVA LO PÚBLICO y recoger los estupendos trabajos de varios artistas plásticos, que han plasmado en sus dibujos, grabados y pinturas su respaldo a la vida y a la sanidad pública.

Seguimos hoy en Espacio Público la publicación de estas obras que continuaremos difundiendo en días sucesivos.

Javier Pagola

Estudió Arquitectura en Madrid entre 1974 y 1978, y ha participado en diferentes exposiciones individuales y colectivas desde 1977. Su obra está representada en varios museos españoles y en la Fundación de Menil de Houston, Texas.

Carlos Baonza

Pintor, grabador y escultor. Estudió pedagogía y psicología… Expuso por primera vez en 1979 en la Universidad de Comillas (Madrid). Desde entonces ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, performances e instalaciones en España, Austria, Alemania e Italia.

Los días del coronavirus. Grabado en madera.
¡Stop al coronavirus. Sanidad Pública! Grabado en madera.
Los días del coronavirus. Grabado en madera.
Los días del coronavirus. Grabado en madera
El virus corre en Madrid. Grabado en madera.
Viva la sanidad pública

SALVA LO PÚBLICO

Si existe una lección primordial de esta peste que estamos padeciendo y que tanto nos daña hoy y nos dañará en el futuro inmediato, es que salvar lo Público, lo que es de todos y para todos, como la sanidad o la educación, es una empresa en la que nadie con un mínimo de conciencia social y humana puede regatear su esfuerzo. Y más cuando las políticas dominantes, en casi todo el planeta, están orientadas a debilitarlo, destruirlo y sobre sus ruinas hacer negocio y engrosar sus beneficios.

Nosotros, artistas plásticos de todo pelaje y condición: dibujantes pintores, fotógrafos, diseñadores, pintores, escultores, grabadores… tenemos que arrimar el hombro en esta lucha por salvar lo público con nuestras mejores armas: nuestro talento y nuestro trabajo.

Este espacio, libre y abierto para todos, quiere ser una pequeña barricada en esta lucha y quiere ser también un espacio de solidaridad con todos aquellos que hoy forman en la primera línea de la defensa de lo Público. Lo haremos con nuestras humildes armas, lápices, pinceles, colores, tintas, buriles… y estamos seguros de que ganaremos la batalla.

Carlos García-Alix 

Cesar Fernández Arias

Carlos Baonza

Alberto García-Alix

Mariana Laín

Leticia Zarza

Javier Lerín

Alberto Pina

Susana Loureda

Enric Bardera

Hector Melchor

Gonzalo de las Casas

Frederique Bangerter

Javier Pagola

Juan Luis de No

Gonzalo de las Casas

Irma Álvarez Laviada

Leticia Zarza

Victor Coyote 

Jose Antonio Martínez Porras

Nicolás Combarro

Damián Flores

Susana Loureda

Emilio Gallego

Ricardo Cadenas

Sean Mackaoui

Miguel Sarro «Mutis»

Roberto Mollá

Joaquín Gallego

Marta James

Pepe Medina

Nathalie F.

Belén Rodríguez

Teresa Moro

Ignacio García Noblejas

Algo está quedando muy claro durante estos días: la solidaridad, el apoyo y la simpatía que toda la población siente hacia las personas que trabajan en la sanidad, cuyo trabajo “heroico” ha sido reconocido por la propia Organización Mundial de la Salud. Los aplausos vespertinos son la muestra más papable de lo valiosa que es la sanidad pública y la gran importancia que tiene un buen sistema público que proteja la salud de todas las personas.

Y frente a aquel lamentable ¡Viva la muerte! de Millán-Astray, que parecen seguir quienes en las redes sociales vomitan odio hoy día, la inmensa mayoría de la población grita ¡Viva la vida! y a quienes la protegen.

Entre esas muestras de solidaridad que están brotando por todas partes, nos complace especialmente difundir el manifiesto SALVA LO PÚBLICO y recoger los estupendos trabajos de varios artistas plásticos, que han plasmado en sus dibujos, grabados y pinturas su respaldo a la vida y a la sanidad pública.

Iniciamos hoy en Espacio Público la publicación de una parte de estas obras que continuaremos difundiendo en días sucesivos.

Carlos García-Alix

Escritor, pintor y cineasta español, en 2004 creó junto a su hermano Alberto García-Alix y el también fotógrafo Nicolás Combarro la productora “No hay penas”.

https://carlosgarcialix.es/

Leticia Zarza

Diseñadora gráfica, desarrolla su actividad profesional en los campos de la Creación Artística, la Educación y la Gestión Cultural.

Retrato de su madre, enfermera en excedencia se incorporó voluntaria a su Hospital. Una héroe más de la sanidad pública.

César Fernández Arias

Pintor, ilustrador, dibujante y escultor. Además de su polifacética labor como artista, ha dirigido multitud de talleres de arte para niños.

www.cesarfernandezarias.com

Contra el coronavirus ¡Apoyo mutuo! Sanidad Pública
¿Y ahora qué?
Europa no vendrá
¡Ahora no hay desahucios!

moderado por:

  • Gabriel Flores

    Economista

Conclusión del debate

El coronavirus acabó atropellando al mundo y lo dejó maltrecho. La pandemia y el confinamiento han trastocado en los dos últimos meses nuestras vidas y todos nuestros planes. Hemos tenido que acomodarnos a una nueva, incómoda y, en muchos casos, terrible situación.

La catástrofe humanitaria ha supuesto hasta ahora, según los datos a 19 de mayo de 2020 del Coronavirus Resource Center (John Hopskin University), más de 300 mil muertos y cerca de 5 millones de personas contagiadas en todo el mundo. Un macabro recuento provisional de víctimas que nadie sabe cuándo acabará ni qué techo alcanzará. Una auténtica catástrofe que en España ha sido particularmente grave, con 27.709 muertos y 231.606 personas contagiadas hasta el 18 de mayo. Entre las causas que explican la mayor incidencia de la pandemia en nuestro país se pueden apuntar, sin temor a equivocarse, el desbordamiento sufrido por una debilitada y recortada sanidad pública y el mercantilismo rampante en el que quedaron atrapadas las residencias de mayores en muchas Comunidades Autónomas, tras ser entregadas como objeto de negocio a la gestión privada de empresas bien relacionadas con el poder político.

La crisis sanitaria y el confinamiento obligado para impedir el contagio masivo provocaron una parálisis de la actividad económica y modificaron nuestros hábitos y algunos de nuestros miedos, ideas y prioridades. Pueden ser cambios duraderos o un paréntesis temporal, desconocemos la solidez y capacidad de prolongarse en el tiempo de los cambios producidos; nadie puede saber si en las nuevas condiciones de desescalada progresiva en las que desarrollaremos nuestras vidas y trabajos en las próximas semanas, quizás meses, se recuperará la vieja normalidad perdida o primará la emergencia de otra normalidad.

Cuando comenzó el confinamiento, a mediados del pasado mes de marzo, entramos en territorios desconocidos. Espacio Público afrontó esa situación excepcional tomando dos decisiones: aplazar temporalmente la sesión presencial que pretendía dar por concluido el interesante debate que en defensa del derecho a la salud mental se desarrollaba en aquel momento (se intentará reanudar el próximo otoño, antes de celebrar el acto presencial de cierre) y abrir un nuevo debate, “¿Qué nos estamos jugando en esta crisis?”, con el que pretendíamos mantener abierto un canal de comunicación que permitiera alentar la reflexión colectiva y darnos la posibilidad de expresar las preocupaciones, experiencias, temores o sueños de futuro ante la nueva situación.

El artículo inicial de Orencio Osuna, “Ahora y después de la pandemia”, era una invitación a compartir los primeros análisis y percepciones sobre lo que estaba pasando, los retos que planteaba la pandemia y el futuro cargado de incertidumbres en el que nos adentrábamos. En el terreno de las opciones político-estratégicas se señalaban dos posibles derivas a evitar, una “solución asiática”, que combinaría nuevas tecnologías y dominio totalitario, y una “solución neoliberal”, en la que la mano invisible de unos mercados globales sin límites, regulaciones o instituciones multilaterales de arbitraje ofrecerían nuevas y mayores oportunidades a los más aptos o adaptables a los indicadores e incentivos mercantiles, mientras profundizaba el malestar, el desconcierto y nuevas restricciones en los derechos y libertades de la mayoría social. El futuro no está encerrado en esas dos opciones, hay otras alternativas. Hay otros mundos y opciones posibles por explorar y hacer, múltiples formas de encarar la crisis y muy distintas políticas y soluciones que permitirían dar una respuesta progresista y democrática a los desastres ya ocasionados y por venir. Y de eso era de lo que queríamos hablar.

Un mes y medio después de aquel artículo inicial, 37 amigas y amigos de Espacio Público han tenido a bien poner por escrito sus inquietudes, conocimientos o experiencias y hacernos partícipes de sus opiniones y conjeturas sobre la nueva situación, los interrogantes abiertos por las crisis desatadas por el coronavirus y contarnos cómo querían, imaginaban o temían que fuera el futuro que aguarda al final de la pandemia. Ese alto número de intervenciones supone una muestra más del grado de responsabilidad con el que la ciudadanía ha vivido el confinamiento y la importancia que le damos a poder compartir sus reflexiones, debatirlas colectivamente y someter al examen crítico de los lectores nuestras ideas y percepciones sobre la situación.

Gracias a la generosidad de las personas que han intervenido en este debate escrito y nos han hecho partícipes de sus reflexiones, hemos podido conocer y contrastar diferentes opiniones y argumentos sobre lo que nos estamos jugando en esta crisis, tanto en el ámbito de los espacios sociales y los asuntos más cercanos como en aquellos hechos, tendencias o interrogantes más globales y abstractos que trascienden los límites de la ciudad, el país o el proyecto de unidad europea del que formamos parte.

El amplio abanico de temas que nos afectan y preocupan

Todas las intervenciones que nos han llegado han sido publicadas tal cual, sin ningún tipo de cortapisa o restricción, lo que muestra la voluntad de Espacio Público de servir de canal de comunicación libre de toda injerencia y al servicio de la libertad de expresión. Una reflexión colectiva y un debate público que se quieren argumentados, respetuosos y capaces de entender las diferencias y los disensos como componentes naturales y esenciales de los procesos de conocimiento, en lugar de considerarlos un lastre, descortesía o intencionada agresión.

Los temas abordados, como era de esperar, han sido muchos y con miradas muy variadas. En realidad, una panoplia de ideas y propuestas tan heterogéneas como las prioridades o los centros de atención y preocupación de los sectores progresistas y de izquierdas de una sociedad compleja, diversa y abierta a múltiples influencias y condicionantes como la nuestra.

No se me ocurre ningún asunto significativo que haya quedado fuera de esta mirada colectiva que han ido tejiendo y ofreciendo las intervenciones. Imposible resumirlas sin caer en una simplificación excesiva de la riqueza de voces, análisis y matices que expresaban. Quedan ahí, en la web de Espacio Público, a la espera de nuevos lectores que quieran conocer una buena selección de los asuntos que preocupaban a la ciudadanía durante el confinamiento y de las reflexiones a que han dado lugar.

Con la única intención de despertar el interés por su lectura cabe decir que las intervenciones tratan un amplio número de cuestiones que van desde las más globales, como los potenciales cambios geopolíticos que puede favorecer la pandemia, la importancia de las respuestas de la UE en la resolución de los problemas o las similitudes y diferencias en los impactos y evolución de la crisis en Italia y España, hasta experiencias concretas de construcción de redes de solidaridad y autoayuda en Sevilla, en torno a los sectores más vulnerables (jornaleras, inmigrantes, prostitutas), la convivencia en un barrio de Madrid o la llegada del agua y el sostenimiento de un pequeño centro de salud para contener la pandemia en un pueblo de la República de Mali.

También se han tratado diferentes tipos de controversias teóricas, como las nuevas formas que reviste el viejo debate entre seguridad y libertad, las consecuencias del uso depredador que hacemos de los ecosistemas o el contrapeso que debe ejercer una mayor presencia de la sociedad como comunidad a la previsible tendencia al fortalecimiento del Estado.

La iniciativa del Gobierno de coalición progresista de impulsar el diálogo y promover amplios acuerdos entre fuerzas políticas, agentes sociales (como el que ha concluido en el Acuerdo Social en Defensa del Empleo firmado el pasado 8 de mayo por sindicatos, patronales y gobierno de España) o mayores grados de cogobernanza entre administraciones públicas, ha recibido la atención de varios intervinientes que la han valorado con división de opiniones en cuanto a su eficacia, oportunidad o viabilidad.

También han sido objeto de reflexión los impactos de la crisis sobre las desigualdades de renta o de género y la necesidad de reforzar el modelo de protección social, los servicios sociales y los cuidados para conseguir una distribución equitativa del trabajo doméstico y los cuidados entre hombres y mujeres e impedir que la economía de los cuidados sirva como amortiguador de las crisis del sistema a costa del trabajo no remunerado ni valorado y el aislamiento y la subordinación de las mujeres.

Pero, sin duda, el tema que más atención ha concitado es el de las políticas de Salud, el examen del mediocre estado del Sistema Nacional de Salud al que habían conducido las políticas de recorte y privatización, la indefensión en la que se han encontrado los profesionales sanitarios en la lucha contra la pandemia, la necesidad de reforzar la Atención Primaria para tener una mejor sanidad pública, la importancia de los aplausos al personal sanitario como reconocimiento a su entrega y profesionalidad o la necesidad de un fortalecimiento de la sanidad pública y los sistemas nacionales de salud en el que participen instituciones comunitarias y mundiales.

Una nueva fase política y un nuevo debate

Nada está escrito de antemano y mucho de lo por venir dependerá del curso que siga la acción de la ciudadanía. Las clases y grupos sociales o los diferentes centros de poder seguirán manteniendo su pugna en defensa de sus múltiples y contradictorios intereses y objetivos, al tiempo que las fuerzas políticas que los representan intentarán construir una voluntad parlamentaria mayoritaria que permita a las instituciones del Estado traducirla en políticas practicables. En todo caso, se haces necesarias unas condiciones mínimas de estabilidad política y social que den soporte a un proyecto de país que pueda suscitar unos apoyos sociales y parlamentarios más firmes y amplios que los actuales y una gobernabilidad suficiente que permitan llevarlo a cabo.

Comienza una nueva fase de la crisis, en las que las tareas institucionales serán más arduas y de gestión más compleja que las que se han llevado a cabo en los últimos dos meses. Y no solo porque no sabemos si habrá rebrotes y marchas atrás en el control de la pandemia o si se logrará superar la confrontación, el ruido y la crispación reinantes, sino porque las tareas de reactivación de la economía son mucho más complejas que las realizadas hasta ahora para minimizar la pérdida de empleos, rentas y actividades económicas, que dependían fundamentalmente de las posibilidades de contar con la financiación suficiente o endeudarse. En las futuras tareas de reactivación de la economía se necesitarán mucha más financiación y un potente programa de inversiones capaz de dar vida e impulso a los empleos, actividades, industrias y especializaciones de futuro, tanto en la economía española como en la comunitaria.

Hay que definir una hoja de ruta colectiva para la reactivación económica que pasa necesariamente por más gasto público y, por tanto, más déficit y más deuda, porque no solo implicará una gran inversión a largo plazo en la que los retornos irán con retraso respecto a los desembolsos, sino porque implicará también más gastos para asegurar las rentas de más personas desempleadas, acogidas a expedientes de regulación (ERTE) y hogares en situación de pobreza, más préstamos con garantías públicas y más moratorias en el pago de impuestos o cotizaciones a la seguridad social de autónomos en cese de actividad y pequeñas empresas.

Y esos mayores requerimientos de financiación y desequilibrios en las cuentas públicas requieren acuerdo social, cooperación, reducción de la crispación política y social y apoyo y fondos comunitarios. No va a ser una tarea fácil. Y ese es el nuevo tema a debate que os proponemos y que comenzará en los próximos días.

Termino trascribiendo un diálogo a través del tiempo que inició en el siglo V a.C. el dramaturgo griego Eurípides: “Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece”. Lo matizó 25 siglos después el economista inglés Keynes: “Lo inevitable nunca ocurre, siempre sucede lo inesperado”. Y apenas pasó medio siglo para que, en 2012, el novelista italiano Tabucchi añadiera una dosis de escepticismo: “Keynes decía que lo inevitable no sucede nunca y otros piensan que lo inesperado tampoco”.

Sería conveniente mantener la alerta en los próximos meses, no dejarse encerrar por ideas o teorías del pasado y observar con atención los nuevos datos y tendencias que nos proporcione el movimiento real de los acontecimientos. Por si llega otra vez lo inesperado, al menos poder reconocerlo.

Cerramos este debate e iniciamos uno nuevo, más acotado y centrado en la búsqueda, valoración y análisis de las respuestas y medidas políticas que permitan mantener bajo control la pandemia, organizar democráticamente nuestra convivencia e impulsar la reactivación económica a favor de la mayoría social y con la voluntad manifestada reiteradamente por el Gobierno de coalición progresista de que ninguna persona, hogar o sector social se quede atrás. Esperamos contar de nuevo con vuestra participación, apoyo e intervenciones.

Ponencia inicial

¿Qué nos estamos jugando en esta crisis?

¿Qué nos estamos jugando en esta crisis?

Ahora y después de la pandemia

  • Orencio Osuna

    Director de la Fundación Espacio Público

Nos damos una pausa

Y nos disponemos a reflexionar colectivamente sobre qué nos estamos jugando ahora

Covid-19 nos obliga a un replanteamiento de casi todo. Los impulsores de la fundación Espacio Público teníamos previsto dar por concluido el debate sobre el derecho a la salud mental con una sesión presencial, como hemos hecho con todas las cuestiones que hemos sometido a discusión durante los últimos años.

Previmos la convocatoria de un coloquio sobre ese gran tema de nuestra época el pasado día 25 de marzo, con la participación de personas muy cualificadas. Las medidas que se dieron a conocer al conocerse los primeros casos de coronavirus en el Estado español nos obligaron a un cambio de planes. Decidimos aplazar este acto y otro que ya habíamos convocado para el día 12 sobre Catalunya. No nos dimos nuevas fechas, obviamente, a la espera de la evolución de la crisis.

Pensamos en la posibilidad de mantener la discusión por escrito sobre el derecho a la salud mental, teniendo en cuenta el impacto de Covid-19, pero el consejo de gobierno de Espacio Público, reunido en teleconferencia con la asistencia del profesor Joseba Achotegui, autor de la ponencia con la que abrimos la reflexión, decidió “poner en pausa” tal debate. Pensamos que en este momento, en el cual la crisis del coronavirus lo ocupa todo, necesitábamos darnos un tiempo para pensar, para que los propios especialistas e interesados en la materia tengan tiempo para el análisis y la reflexión.

Achotegui y otros miembros del equipo nos hicieron ver que es mejor no favorecer la improvisación y propiciar el tratamiento sobre el impacto del coronavirus en la salud mental con una cierta perspectiva. Volveremos sobre el tema pues, y lo pondremos en conocimiento de todas las personas interesadas en este debate.

Al margen de ello, los impulsores de Espacio Público consideramos que convenía abrir una ventana en nuestra web, un apartado para la reflexión sobre los grandes interrogantes abiertos con la pandemia. Por ese motivo, nos proponemos la publicación de textos breves en torno a las implicaciones del Covid-19 en nuestras sociedades, sobre los efectos de esta devastadora enfermedad en la vida de las personas, en el trabajo, la economía, el medio ambiente, la propia salud, la convivencia, las instituciones, la política…

¿Qué nos estamos jugando en esta crisis?

Ahora y después de la pandemia

«Cuando José Arcadio Buendía se dio cuenta de que la peste había invadido el pueblo, reunió a los jefes de familia para explicarles lo que sabía de la enfermedad del insomnio, y se acordaron medidas para impedir que el flagelo se propagara a otras poblaciones de la ciénaga. Fue así como les quitaron a los chivos las campanitas que los árabes cambiaban por guacamayas, y se pusieron a la entrada del pueblo a disposición de quienes desatendían los consejos y súplicas de los centinelas e insistían en visitar la población. Todos los forasteros que por aquel tiempo recorrían las calles de Macondo tenían que hacer sonar su campanita para que los enfermos supieran que estaban sanos. No se les permitía comer ni beber nada durante su estancia, pues no había duda de que la enfermedad sólo se transmitía por la boca, y todas las cosas de comer y de beber estaban contaminadas por el insomnio. En esa forma se mantuvo la peste circunscrita al perímetro de la población. Tan eficaz fue la cuarentena, que llegó el día en que la situación de emergencia se tuvo por cosa natural, y se organizó la vida de tal modo que el trabajo recobró su ritmo y nadie volvió a preocuparse por la inútil costumbre de dormir«. Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.

Aún no hemos podido metabolizar -como dice el profesor Joseba Achotegui- el shock terrible del coronavirus en todos los ámbitos sociales, políticos y económicos. Aunque tememos y podemos intuir, que la catástrofe va a afectar a muchos de los modelos y valores sobre los que se asienta nuestra vida personal y social. La angustia, el miedo y la incertidumbre sobre el futuro que nos aguarda, individualmente y como país, pesa como una losa insoportable a la hora de identificar qué nos está pasando y que nos pasará cuando esta pesadilla acabe. Quizás esta siniestra distopía que sufrimos hoy, abra paso mañana a un tiempo de cambios y transformaciones que impida que el feroz capitalismo neoliberal -que domina el sistema mundo sin contrapesos, ni piedad- continúe sometiendo al planeta a una veloz carrera hacia su destrucción, reduciendo a los ciudadanos a meros generadores de plusvalía y figurantes inermes de la codicia de las oligarquías transnacionales. O, por el contrario, que esta crisis facilite la consolidación de un modelo aún más destructivo, en el que la preservación del planeta, los derechos humanos y la democracia, la libertad, la fraternidad y la justicia acaben siendo antiguallas arqueológicas para estudio de hermeneutas y nostálgicos.

Pero a pesar de la negra y espesa niebla de la pandemia, emerge ya una auténtica tormenta de ideas, perspectivas y reflexiones, que como los ciegos del “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago, nos pueden ir sirviendo de guías que nos ayuden a desentrañar algunas claves para comprender qué está pasando y qué puede pasar.

Es el caso del coreano Byung Chul Han, en este artículo señala la profundidad del cambio civilizatorio que anuncia la doble utilización de la tecnología, por un lado, como instrumento de dominio totalitario y, por otro, como escudo benefactor ante los males de nuestro tiempo. La utilización del big data, los móviles, las aplicaciones informáticas y las redes sociales en la “solución asiática” de la pandemia -que está resultando probablemente eficiente- nos adentra en un mundo manejado por poderes cada vez más inaccesibles e incontrolables para los ciudadanos. Un arquetipo de sociedad que puede devenir en una horripilante distopía que combine una especie de irrealidad virtual tipo Matrix, con sus añadidos de reino de las fake news totalitarias imaginadas por Orwell en su “1984” y el dominio de los machos alfa y el consumo masivo del “soma” de la felicidad del “Mundo feliz” de Huxley.

Claro que la alternativa de la “solución neoliberal” que propugna el grotesco trío Boris/Trump/Bolsonaro -con su correlato de secuaces- es aún más espantosa: un mundo en el que impere con mano de hierro la milagrosa “mano invisible” del libre mercado sin límites, ni regulaciones, que favorece una suerte de darwinismo social en el que sólo pueden sobrevivir los más aptos. Ante una catástrofe humana como la del covid-19, les trae sin cuidado condenar a muerte a millones de viejos, pobres y enfermos, porque lo más importante no es la vida humana, si no la sagrada “economía”, es decir los intereses del sistema capitalista. Pero a pesar de utilizar los mismos o análogos instrumentos tecnológicos y autoritarios, existe una diferencia entre la “solución neoliberal” de lucha contra el coronavirus y la “solución asiática”: al menos ésta última antepone salvar vidas humanas.

Por supuesto, en toda época la tecnología ha tenido la doble función de fuerza liberadora y de opresión. Se trata de una interacción en la que la sociedad participa y decanta, con revoluciones, reformas o evoluciones. Ahora en España, en la lucha contra la pandemia, lo que debe hacer, a mi juicio, el gobierno de coalición es ganarse a la mayoría de la sociedad con medidas concretas y eficientes, esencialmente que se fortalezca el sistema sanitario y se cree un potente escudo social que proteja realmente a todos los sectores golpeados por la profunda crisis que va a producir inexorablemente.

Para que ello sea posible habrá que liquidar ya el dañino ciclo austericida y tejer las alianzas que empujen a la UE a una política de reconstrucción, caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Si no fuese posible ese cambio en la UE, su futuro será una progresiva y muy tensa descomposición y un paso hacia la irrelevancia geopolítica de Europa en la nueva correlación de fuerzas mundial. Sólo así -defendiendo la salud de la población y apoyando a los trabajadores y los sectores más golpeados por la nueva crisis- el gobierno progresista encontrará el apoyo de una ‘respuesta popular’ democrática. De fracasar en esa estrategia, es muy probable que se vaya construyendo una mayoría social y política contraria, que acabe confiando el gobierno a un bloque de fuerzas compuesta por una extrema derecha populista ultra nacionalista y xenófoba, el conservadurismo nacional católico y el catecismo neoliberal. Para ello las derechas usarán todos los recursos, trampas y demagogia a su alcance, pero su fuerza radicará esencialmente en los errores y debilidades de la coalición de gobierno. La batalla no se dirimirá en internet, ni tampoco en las políticas de comunicación y la fabricación de storytelling por parte de los spin doctors de turno.

Esas batallas se ganarán si realmente se apoyan en la realidad de los hechos y en que los compromisos programáticos se gestionen y ejecuten con pericia y determinación. El compromiso de luchar contra el cambio climático; las medidas concretas por una transición energética; la prioridad de financiación para los programas de igualdad de la mujer; el fortalecimiento de los servicios y de las políticas públicas, especialmente la sanidad, la enseñanza, las pensiones, la dependencia, las residencias y la vivienda; una distribución más igualitaria de las rentas y la progresividad fiscal.

Todo ello no ha de ser palabrería, ni postureo, sino decisiones y compromisos concretos. Sin maximalismos, ni retóricas vacuas, sin gesticulaciones estériles, ni pequeñas políticas de campanario. Pero siempre sabiendo cual es la correlación de fuerzas realmente existente y que ésta siempre es cambiante.

¿Por qué un artículo sobre BadBunny? Porque actualmente es una de las expresiones culturales más populares de nuestra sociedad.

El arte popular actual es una mezcla de moda, imagen y música. No solo la música, por lo tanto. Una canción que cuenta con videoclip tendrá muchas posibilidades más de obtener un número mayor de reproducciones. El tipo de arte que más gente sigue es una conjugación de un vídeo en el que hay muchas imágenes que cambian cada pocos segundos (el ejemplo más claro de esto son los videoclips de El mal querer que realizó la productora Kanada para Rosalía, sobre todo la canción de Malamente) y en el que la moda no solo viste a los que intervienen en el videoclip, sino que configura una escenografía propia que determina el contexto en el que ocurre. La moda, por lo tanto, aparece no solo en la ropa, sino en todos los elementos que lo componen. La riqueza conceptual de este tipo de arte suele aparecer en la moda y las imágenes. La música, aunque suene paradójico, es más un acompañamiento. Los jóvenes que escuchan a BadBunny seguramente se ven más influenciados por su forma de vestir y todo lo que aparece en sus videoclips que por la letra de sus canciones.

¿Por qué un artículo sobre BadBunny? Porque actualmente es una de las expresiones culturales más populares de nuestra sociedad. No solo su música, sino todo él. Podríamos detenernos a hablar sobre cómo hoy en día un artista no es solo su obra, sino también la forma en que se expone al público: declaraciones, stories, imágenes de Instagram. Me he dado cuenta de que, en los últimos días, los comentaristas de su nuevo disco (si es que tiene algún sentido hablar de disco en la actualidad; yo creo que no, que valdría más hablar de trabajo, y por decir algo, ya que no existe una palabra que describa la nueva forma que tienen los músicos de presentar sus canciones: las cuelgan una detrás de otra en su cuenta de youtube: ¿es esto un disco?) han estado de acuerdo en presentar a BadBunny como alguien que ha injertado conciencia de género en el reggaetón (algunas de sus gafas de diseñoson lilas). Esto es cierto, pero, desde mi punto de vista, no es lo más interesante de sus nuevas canciones.

Hay dos elementos que me han llamado la atención y ambos tienen que ver con la forma en que consumimos cultura y que están representados en la música del puertorriqueño. Son la ironía y la disociación. Ambos conceptos representados en la manifestación artística más representativa de nuestros gustos culturales: el videoclip. Elegiré una canción: “La difícil”. En el momento en el que escribo este artículo lleva ya 19 millones de reproducciones. Recomiendo escucharla y verla (las canciones, ahora, se ven).

La imagen y la música parecen ir en direcciones opuestas, pero, igualmente, no podemos evitar que nuestra mente las interprete al mismo tiempo. Esto es perturbador. Como una película en la que estamos contemplando una escena de terror y violencia y la música que la acompaña es ridícula, como de serie de humor en formato de veinte minutos. La chaqueta metálica con la música de Friends. Es aquí donde ocurre la disociación: nuestras orejas y nuestros ojos captan cosas distintas al mismo tiempo. Esto, si se piensa bien, es algo muy extraño. Entonces, lo que vemos y escuchamos es lo siguiente: una canción que habla sobre una chica a la que todo el mundo desea y que quiere acostarse con el cantante de la canción (¿es Bad Bunny? Ahora veremos que no), pero que, en realidad, pues eso, se hace la difícil.

Ahora estamos viendo el videoclip y lo que vemos no tiene nada que ver con lo que se dice en la canción. Asistimos a la vida de una modelo. Tiene una hija, a la que quiere y con la que no se lo podría pasar mejor. Trabaja de modelo en muchos eventos. Su vida es melancólica. Se nos muestra la forma en que está sexualizada: baila en un cásting y uno de los hombres encargados de darle el visto bueno se la mira de arriba abajo. Vemos una fila de modelos y luego (las imágenes relampaguean las unas detrás de las otras) una fila de cabezas de maniquíes con peluca. No es tanto lo que son esas mujeres, como lo que la industria de la música hace con ellas. Vemos que se está grabando un videoclip (todo lo meta es representativo de nuestra cultura) y que Bad Bunny está presente en el rodaje. Se felicita con los contoneos de la artista, se ríe como una hiena. Lo que vemos es a Bad Bunny cantando una canción al mismo tiempo que se interpreta a sí mismo (aquí viene la ironía: toma de distancia respecto a la propia posición, vernos como si fuéramos otros).

Creo que la canción que escuchamos se corresponde con este segundo videoclip (el que representa que están grabando dentro del videoclip) y no con el primero. Es una crítica a su propia forma de hacer música, a la estética imperante que reduce a las mujeres a maniquíes. Quien canta es el otro, el personaje de este videoclip, que a su vez es él mismo, ya que es capaz de reconocerse. Pero más allá de esto, revela que nuestra forma de comportarnos respecto al arte consiste en dividir nuestros sentidos (que ya no captan un mensaje unificado) y en sentir que podemos vernos a nosotros mismos como quien mira a otra persona. Extraña cultura barroca. 

Conversación de Lourdes Lucía con Marisa Manchado Torres

Marisa Manchado Torres no es sólo compositora de música clásica y profesora. Es también un referente indiscutible en la musicología.  Infatigable en su preocupación por difundir la casi nula visibilidad de las mujeres en la música, en 1998 realizó la edición del libro Música y mujeres. Género y poder, una compilación de textos y ensayos con el feminismo como elemento de estudio dentro del campo de la musicología, una obra que se ha convertido en un clásico y en un estudio imprescindible para todas aquellas personas interesadas en la historia de la música, en el papel de las mujeres en la cultura y en el feminismo en general.

Más de 20 años después de la publicación de este ensayo, la editorial Ménades lo ha recuperado y actualizado.

Con la excusa de este libro hoy hablamos con Marisa Manchado Torres de música y mujeres.

Marisa Manchado Torres © IgnacioEvangelista

EC: Han pasado 20 años desde que este libro fue publicado por primera vez. Además del prólogo de Ángel Medina Álvarez, ¿Cuáles son las novedades más importantes de esta nueva edición?

MM: Ya solamente el prólogo del Catedrático Medina es suficientemente novedoso e importante para esta nueva edición, pero además la encuesta a las compositoras (mis colegas) ha sido actualizada, es decir ellas mismas han puesto al día (2019) sus respuestas, algunas han coincidido con lo que dijeron hace 20 años y ahora, y otras han actualizado, explayándose en ocasiones, pero se mantienen ambas para observar si ha habido o no diferencias sustanciales. Es interesante, porque constatamos que no ha habido tantos cambios.

Además, yo misma me he permitido introducir un artículo nuevo, sobre musicología y feminismo, el estado de la cuestión, que he titulado Declaración de intenciones: hacia una musicología feminista” y que aparece justo detrás del prólogo a esta nueva edición (incluimos también el prólogo a la primera edición en 1998). Es decir, hay una perspectiva histórica de los 21 años transcurridos en nuestro país.

Aparte, todas las colaboradoras han tenido la posibilidad de actualizar sus escritos y subsanar erratas de la edición anterior, que por cierto llevaba fuera de catálogo años y esta nueva edición ha llegado como agua caída del cielo, creo que pronto empezarán con la segunda edición de esta nueva.

EC: Hace unos años afirmabas en una entrevista que “La gran mayoría de mujeres dedicadas a la música ha sido silenciada por el sistema patriarcal. Entendí que teníamos una importante cuenta pendiente con la Historia”. ¿Ha cambiado algo en estos 20 años?

MM: Pues lamentablemente No. Las programaciones de los conciertos, siguen silenciándolas. Las historias de la música, también. Los conservatorios, ¡naturalmente!, no han incluido en sus programaciones el repertorio ¡inmenso y soberbio! de las mujeres a lo largo de la Historia, y la universidad, más de lo mismo; finalmente, un organismo público y dedicado a la música académica como es Radio Clásica, de Radio Nacional de España, se centra en el canon y no ve, ni va, ni escucha, ni oye, más allá; como ejemplo, todavía estoy esperando respuesta de su director (al cual escribí hace casi dos años) proponiéndole retomar el programa icónico “Mujeres en la Música”, al cual Amelia Díe dedica un capítulo en el libro. Y abundando en la gravedad del tema y en especial de los organismos públicos, algunos, que dependen directamente del Ministerio de Cultura, es decir del Estado Español, incumplen sistemáticamente la Ley de Igualdad…y nadie hace nada… por más que las asociaciones protesten o profesionales individualmente lo hagamos. En este caso concreto me pregunto ¿Qué hace el observatorio de Igualdad de Género en el ámbito de la Cultura?

En cualquier caso mi reflexión es, que esto sucede en nuestro sector profesional, porque no existe un tejido social lo suficientemente amplio y compacto como para exigir el cumplimiento de la Ley de Igualdad, es un sector con poco movimiento asociativo y muy pobre desde el punto de vista de las reivindicaciones.

EC: Joaquina Labajo habla en su capítulo del libro de la educación musical femenina, ¿Cuando hablamos de mujeres, está reservada esta educación a las familias acomodadas?

MM: En el caso del siglo XIX pues parece que sí, Labajo realiza un estupendo estudio al respecto.

EC: “Como ejemplo, y tal y como veremos más adelante, se pueden referir dos casos del siglo XIX: el mal no estaba en que Fanny Mendelssohn Hensel compusiera música, sino en que ganase dinero con ella; el mal no estaba en que Clara Schumann fuese una muy apreciada concertista, estaba en que pretendiese dedicarse a la actividad abstracta e intelectualizada y, por lo tanto, masculinizada, de la composición”, dice Teresa Cascudo cuando habla de musicología y feminismo. ¿Por qué se nos ha negado a las mujeres  históricamente la capacidad de creación intelectual?

MM: Las mujeres hemos sido el segundo sexo, como Beauvoir muy bien apellidó: hemos dependido de nuestro padre, nuestro hermano, nuestro marido y si no, de nuestro tío o del varón que más cerca estuviera, ¡y todo ello legislado! Este régimen de dependencia y esclavitud emocional (a veces también física) y desde luego intelectual, conllevaba una prohibición expresa de independencia económica, de autonomía financiera, por eso escandaliza que Fanny Mendelssohn quiera “profesionalizarse” y en el caso de Clara, que mantenía económicamente a un marido enfermo (Robert Schumann) y a sus 7 hijas e hijos, el “genio” es él, el marido Robert Schumann, aunque ella dirija sus obras, las interprete al piano por toda Europa y las corrija para las ediciones impresas; pero componer (y ella compuso mucho y bien) “es cosa de hombres”, componer es la actividad superior de un músico, especialmente en el Romanticismo, es estar en contacto con lo divino, con Dios, y ya se sabe que Dios es Hombre. En el caso de Clara y Robert disponemos de sus diarios en común, que son un documento de valor incalculable, pues en ellos constatamos las dificultades personales (emocionales) de Clara cuando componía, lamentándose muchas veces de pretender algo vedado a las mujeres, cito la más famosa:

«Alguna vez creí que tenía talento creativo, pero he renunciado a esta idea; una mujer no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de hacerlo, así que ¿por qué podría esperarlo yo?»

EC: Más adelante, Amelia Die Goyanes nos recuerda algunos casos como el de Alma Schindler, esposa de Mahler, quien le prohibió expresamente componer a su esposa o el de Anna María Scarlatti, hermana de Alessandro, que sufrió graves problemas por ser compositora. Pero la mayoría de las músicas han permanecido en el anonimato. Como mucho a las mujeres se le ha atribuido un tipo de música como las nanas, cantos plañideros y otras composiciones relacionadas con el papel que siempre se les ha atribuido a las mujeres: madres, esposas… ¿Es la música un vehículo de transmisión de ideologías?

MM: Esta pregunta me parece magnífica, me obliga a reflexionar, porque un lenguaje absolutamente abstracto, sin significado concreto de ningún tipo ¿de qué manera transmite ideología? Quizá por las funciones a las que esta expresión se adscribe, por los ritos a los que se asocia: por eso las nanas o las plañideras, nacimiento y muerte, lo irrenunciablemente terrenal, es femenino… y las misas de coronación o grandes oratorios litúrgicos, son mayoritariamente masculinos, como las óperas, el espectáculo total por excelencia.

EC: Carmen Cecilia habla de las compositoras en América Latina y Alicia Valdés específicamente en Cuba. ¿Es muy diferente su situación a la que han tenido y tienen en España?

MM: Bueno, el Patriarcado creo que es un sistema generalizado de construcción social, aquí, en el planeta Tierra… Cuba, por lo que yo he visto y vivido, ha hecho un intento de construcción de la igualdad entre razas, mujeres y hombres, clases sociales… pero eso, intento…

No, no creo que haya grandes diferencias, en todo caso nosotras ahora tenemos una estupenda Ley de Igualdad, que por cierto habrá que mejorar en el sentido de obligar a su cumplimiento en todos los ámbitos sociales, obligar a la Paridad, tal y como está redactada es fácil caer en la ambigüedad.

EC: En otros capítulos del libro Pilar Ramos analiza el protagonismo que alcanzaron las mujeres en el teatro musical del Siglo de Oro, en el que solían interpretar papeles de hombre, y Josemi Lorenzo Arribas trata de las ausencias y presencias de las mujeres en la historia de la música. Ana Vega Toscano traza un breve recorrido histórico de las compositoras españolas, comenzando por las juglaresas árabes.

Lamentablemente todo esto es casi desconocido por la mayoría de la gente. ¿No debería formar parte de la educación general la historia de las mujeres en la música?

MM: ¡Naturalmente! Pero volvemos a lo mismo, sin leyes que obliguen a rescatar a la mitad de la Humanidad del Silencio y del Olvido creo que va a ser muy complicado, largo y difícil.

EC: Ángeles Sancho Velázquez nos recuerda a la Salomé de Strauss y el mito de la mujer fatal, ¿cuál es el papel que generalmente representan las mujeres en las óperas?

MM: El tema de las protagonistas femeninas de las óperas es lo suficientemente rico y amplio que ocuparía varias tesis doctorales, de hecho alguna ya hay, fuera de España. Dicho en breve, las mujeres en el repertorio operístico o son tontas o son mártires, o son locas o son “fatales”, no encuentras una mujer autónoma, responsable e inteligente… salvo en autoras feministas, por supuesto, o excepciones gloriosas en el Barroco y el Clasicismo.

EC: Por último, la asociación Clásicas y Modernas, en colaboración con la Fundación SGAE Mujeres en la Música y Mujeres Creadoras de Música en España, publicó el año pasado el estudio ¿Dónde están las mujeres en la música sinfónica? Los datos que refleja este ensayo son estremecedores: solo el 1% de las obras programadas por las orquestas sinfónicas españolas en la temporada 2016-2017 corresponden a mujeres. Y en el caso de obras de autoría española el porcentaje es del 2%. Y en este periodo sólo el 5% de los directores de orquesta son mujeres. ¿Hay algún estudio similar sobre el papel que juegan las mujeres en la música moderna: industria musical, composición, festivales, etcétera?

MM: Supongo, que por música moderna te refieres a la música popular, pues precisamente AMCE (Asociación Mujeres Creadoras de Música en España) que aglutina a compositoras sinfónicas y modernas, ha participado en el estudio que mencionas y además, el próximo jueves 13 de febrero, presentará una exposición (fotografías y vídeos) con los testimonios de muchas de estas protagonistas en el Centro Cultural Conde Duque, en su Biblioteca Musical.

Será por la tarde y confío en que asistan muchas de estas creadoras con sus testimonios, que a menudo son bastante escandalosos; todo es mucho más descarado que en los medios profesionales de la música académica, donde como ya he dicho las mujeres a lo largo de la Historia, ni siquiera existimos, seguimos sin referentes femeninos, seguimos enseñando composición a nuestras alumnas bajo el canon exclusivamente masculino y así es difícil que ellas quieran seguir adelante con la profesión, eso por un lado, y por el otro las compositoras, en la actualidad, seguimos siendo la excepción… que confirma la regla.

https://www.marisamanchadotorres.com/

El próximo 30 de marzo a las 19.00 horas este libro será presentado en la Sala Gayarre, del Teatro Real, en un acto en el que intervendrán Begoña Lolo, Catedrática de la UAM y Académica de Bellas Artes de San Fernando, Juan Ángel Vela del Campo, crítico musical y colaborador de El País y Amelia Valcárcel, Catedrática de la UNED, Consejera de Estado.

Leyendo a Katchadjian tenemos la certeza de que se puede escribir una novela que no lo parezca, pero que, a pesar de todo, lo siga siendo

Acertijo:
– Alberto es una momia.
– A Lenin lo momificaron.
– Lenin escribió ¿Qué hacer?
– Alberto me va a decir qué hacer
Solución: Alberto es una momia.

Salvo que, más allá de este juego de correspondencias, no hay solución al acertijo de esta novela, que presenta el interrogante de su título un tanto atenuado, como si la pregunta se disipara al leerla.

Qué hacer (sin interrogantes y sin Lenin de por medio) se escribió en 2006 y lo primero que se piensa cuando llevamos un par de capítulos leídos, lo que no equivale a más de cinco páginas, es que nos encontramos ante un juego. Después, a medida que avanzamos, descubrimos que lo lúdico teje una red de referencias sobre las que se sustenta un relato de trapo, un trapo viejo que en ocasiones deja entrever la tramoya de la escenificación. Luego, nos adentramos en la reflexión.

Dejaré una cita:

“Alberto me dice: todo está ahí pero sólo puede verse la mitad. (…) ¿Cómo podría saberse que lo que se ve es la mitad de algo, es decir, que no es simplemente algo completo que tiene apariencia de mitad de algo? (…) La conclusión a la que llegamos es la siguiente: sean mitades de algo o cosas completas, el hecho de que se presenten como mitades hace que la otra mitad cobre existencia”.

Leyendo a Katchadjian tenemos la certeza de que se puede escribir una novela que no lo parezca, pero que, a pesar de todo, lo siga siendo. Lo que une su narración son los referentes que traviesan cualquier texto de ficción y que unen el argumento. Muchas veces, en general en las novelas, no se ven, ocupan la categoría de símbolos o incluso son utilizados de manera efectista por el escritor para suscitar algún afecto (no efecto) que se desvanece tan pronto como pasamos a la siguiente página.

Las frases son rápidas, las acciones se suceden y transportan al lector y a los personajes de un espacio a otro de manera trepidante; la clave, en esta novela de poco más de cien páginas, es la acumulación y la repetición. Su estructura es musical: un mismo motivo, o una misma nota, que se va repitiendo, produciendo un ruido distinto y similar en el oído del lector, que reconoce los elementos y los vuelve a absorber. Su memoria es trastocada. No se sabe a dónde se dirige la narración hasta que se alcanza la idea de que ha tomado una trayectoria circular, pero un círculo que se va ampliando en su movimiento, hasta que la fuerza centrífuga es tan fuerte que lector se ve arrastrado a su interior y, al acabar, se da cuenta de que está en el ojo del huracán.

Alberto y el narrador son profesores de una universidad inglesa. Un alumno les hace una pregunta que no saben contestar. Después, el alumno trata de devorarlos. El alumno es muy alto. Huele a trapo. Hay ochocientos bebedores. Alberto es una momia.

Y así sigue.

Pablo Katchadjian

Los lectores de este libro podrían reproducir fragmentos parecidos a este. Katchadjian nos enseña un lenguaje y luego nosotros, los lectores, podemos hablarlo. Podría escribirse una tesis entera sobre este libro. Se trataría del diccionario que nos ayudaría a movernos por sus páginas. Leerlo, sin embargo, y hasta aprenderlo de memoria, solo nos ayudaría a comunicarnos mediante fragmentos. Un fragmento tras otro y ni rastro de la totalidad. Dar vueltas en torno a la pregunta de qué hacer y llegar a la conclusión de que no lo sabemos, de que, si existe una mitad invisible, habrá que imaginársela, vivir como lo hacen estos personajes. Y Alberto y el narrador son centauros: medio cuerpo fantástico y medio cuerpo mundano. Y esta novela no es nada más que eso: un ejercicio de imaginación dividido también en dos partes: la del escritor y la del lector. Dos centauros.

Qué hacer
Pablo Katchadjian
Barcelona, Hurtado & Ortega Editores, 2019

“La novela recorre la periferia. Quiero demostrar que en los polígonos pasan cosas”

Conversación de la autora con Queralt C. Cerezuela

La periodista y escritora Anna Ballbona (Montmeló, Vallès Oriental, 1980) acaba de ganar el 5º Premio Llibres Anagrama de novela, de literatura en catalán, con No soc aquí. La entrevistamos cuando apenas se había anunciado la concesión del galardón.

No soc aquí es una historia sobre los lenguajes familiares, aquellos automatismos de los cuales bebemos cada día y que nos construyen y nos destruyen a partes iguales como seres humanos. Se trata de una novela construida a partir de la voz de Mila y sus circunstancias personales concretas. Una vida que se muestra a partir de unos lenguajes familiares aprendidos. «Un artefacto literario que funciona de una manera exacta y perfecta», destacó el jurado del premio Anagrama.

El escenario puede ser cualquiera: un pueblo a media hora de Barcelona, encajonado entre la autopista y los polígonos industriales. «Ahora que espera una criatura, Mila intenta entenderlos motivos de la extrañeza que la ha acompañado desde siempre, un estar y no estar, una cierta perplejidad ante los mismos orígenes», se puede leer en el resumen de la novela, que también trata sobre la distancia social y la necesidad de aceptar y entender los lugares de origen. A partir de una mirada irónica, Ballbona construye y deconstruye una Mila en momento de revisión. La escritora y periodista se dio a conocer con Joyce i les gallines (Anagrama) y también ha cultivado la poesía.

¿De dónde surge No soc aqui? Dice que la acción podría tener lugar en su Montmeló natal, pero eso no ocurre. Y tampoco es una autoficción. 

La novela versa sobre la extrañeza en relación a la herencia familiar; la extrañeza de alguien hacia el mundo del que procede y de los propios orígenes. El personaje principal anda con esta extrañeza, que le acompaña en todo momento. La cuestión de la extrañeza y qué hacemos con aquello que nos han legado ha sido una de mis obsesiones desde siempre. La idea de esta novela surgió en 2014, cuando participé en una estancia en una residencia de escritores en Estados Unidos. Allí pude conversar con diferentes autores, dramaturgos y traductores sobre el tema de la familia; me di cuenta que todo el mundo hacía lo que podía, con aquellos legados familiares, aquellas herencias que nos quedan. Cada persona las gestiona como puede. Me di cuenta de que quería y que tenía que escribir sobre esta cuestión y que era importante confrontar el mundo de Mila, un mundo hecho de mundos que rechinan y de unas maneras de hacer muy anteriores en el tiempo, con otras extrañezas.

¿Por qué dice que en la novela ha intentado salir de los estereotipos de los extrarradios?

Es importante recalcar que los barrios, los polígonos y los pueblos de No soc aquí no tienen nombre, no están ubicados en ningún lugar en concreto. Quiero que el lector se fije en aquello que le estoy describiendo y que no llegue a esta periferia con una idea preconcebida. Quiero demostrar que en los polígonos, que existen de muchos tipos, pasan cosas y que forman parte del entramado urbano.

Mila, la protagonista de la novela, es la primera universitaria de su familia. ¿Tiene la voluntad de abordar el elemento de clase en el libro?

Sí, el desclasamiento es un elemento importante de la novela, que se ve sobre todo en la segunda mitad del libro, cuando Mila va a la universidad y hace un Erasmus en París. Es cuando ella se da cuenta del desclasamiento y de la distancia social que existe entre aquellas personas que vienen de familias universitarias y ella misma. Es cuando toma conciencia de la distancia social y como esto la ha condicionado a lo largo de su vida. Sin embargo, Mila también intenta encontrar el valor y la fuerza del mundo del que viene, un mundo modesto y pequeño. La novela es un viaje para darse cuenta de la fuerza que tienen aquellos orígenes y de las cosas buenas que le han dado.

¿Cómo ha hecho para huir del mundo de los clichés, de esta periferia a menudo maltratada a base de estereotipos?

El mundo particular de Mila hace que no te aproximes con clichés, puesto que todo su bagaje familiar ya escapa del cliché. Además, se recorre la periferia a partir de su mirada, con lo cual los espacios quedan naturalizados. Mila explica la memoria personal e íntima que guarda del polígono y de otros espacios. Esto es importante, porque el lector hace suyo el espacio a través de las vivencias de la protagonista.

En el libro utiliza mucho la ironía. ¿Qué imagen transmite del mundo rural?

Pienso que la ironía pertenece a una manera de mirar de la cual no siempre soy consciente. Hay cosas que no he escrito de manera irónica, pero se han interpretado como tales. En el libro realizo una mirada muy poco romántica del mundo rural porque lo he conocido de cerca. Mi protagonista ha conocido un mundo rural indómito y sin manías; un mundo pragmático e incluso retrógrado. No se idealiza, pero quiere huir del lugar común, romper con él y lo he intentado hacer desde el respeto y el viaje de la protagonista.

Hace cuatro años quedó finalista del Premio Anagrama y finalmente esta vez ha ganado el galardón Premio Llibres. ¿Era importante para usted ganarlo?

Este premio es importante, sí. Hace cuatro años, el hecho de ser finalista me permitió publicar mi primera novela. Es un premio con cinco años y un jurado potente detrás. Con una casa -una editorial- que me da mucha confianza. También estoy contenta de que la novela se haya leído como yo pretendía que se leyera, que esto a veces no pasa.

Una parte del libro lo ha escrito en l’Acadèmia de les Bones Lletres, gracias a la Beca Montserrat Roig. ¿De qué manera ha influido esto en el proceso de creación de la novela?

Ha sido fundamental poderme encerrar durante un tiempo a escribir, estar conectada con aquello que quería decir. En esta novela en concreto, hay muchas cuestiones de lengua, por lo tanto necesitaba tener en todo momento toda la novela en la cabeza. Esto te lo permite un encierro como ese.

Nota: esta entrevista ha sido publicada previamente en Públic.

Y ya estamos en la nueva década, nuevo año y nuevo invierno. Tanta novedad se ve reflejada en la oferta cultural, expositiva, que fluye a lo largo y ancho de la península y las islas.

No hemos prestado mucha atención últimamente a la Comunidad de Aragón. Vamos a intentar quitarnos “la espina” recomendando una exposición de la artista Teresa Ramón en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura “Pablo Serrano” de Zaragoza.

TERESA RAMÓN. La jaula se ha vuelto pájaro
Del 6 de noviembre de 2019 al 29 de marzo de 2020
IAACC PABLO SERRANO martes a sábados 10:00 a 14:00 h y de 17:00 a 21:00 h
Domingos y festivos de 10:00 a 14:00 h, Lunes Cerrado
ZARAGOZA

Premio Aragón Goya 2015, Teresa Ramón hace referencia en esta muestra a la lucha continua de las mujeres que, como ella, siguen rompiendo su jaula, y que, como artista y mujer, son obligadas a demostrar su valía día a día.

La exposición de la artista oscense abarca su creación desde los años 2015 a 2019. Los cambios personales durante este período quedan reflejados en su obra, como testimonio emocional de los mismos.

Comienza el recorrido con obras de gran formato donde el laberinto es el hilo conductor. Un laberinto que recorre el personaje de una mujer rodeado de figuras antropomorfas. Esta obra titulada “Petra K”, pintada hace ya 20 años, sigue mostrando una rabiosa actualidad. Una sociedad cuyas contradicciones sociales y políticas se han incrementado en la última década, con especial énfasis en el proceso de liberación femenino. La búsqueda de una salida de ese laberinto es una invitación a la esperanza.

A lo largo del recorrido expositivo se pasa de formatos grandes a otros más pequeños e intimistas. Entre estos está la obra titulada “Proceso de una resurrección”. A raíz de un momento muy crítico familiar, su proceso de realización fue todo un ejercicio de superación del dolor.

Tras “Crónicas de un laberinto”, la exposición finaliza con un inmenso mural cuyas dimensiones impresionan tanto como su título, en francés: “Le Jeu de Vivre” (“El Juego de Vivir”).

Una vez más el arte creado con intensidad y cercanía emocional nos hace más humanos.

Si pasan por Zaragoza hagan lo posible por pasar a ver la obra de Teresa Ramón.

Anudar el espacio. Donación Aurèlia Muñoz
Del 24 de octubre de 2019 a abril de 2020
Museu Nacional D’Art de Catalunya Sala 76 (Art Modern II)

Hablando de arte, hagámoslo del arte textil. Aurèlia Muñoz (Barcelona 1926-2011) fue una especialista en llevar el trabajo con los textiles y tapices a la categoría de lenguaje artístico.

La familia de la artista acaba de donar al MNAC siete obras textiles y una colección de dibujos que están siendo exhibidas en el museo desde el pasado mes de octubre.

Casi al mismo tiempo de inaugurarse “Anudar el espacio” en el MNAC, en el tercer piso del Museo de Arte Moderno de Nueva York, MOMA, se exponen dos piezas de la artista adquiridas hace un año a su familia. «Esfera y Plomos» de 1969 y “Ente Social” de 1976 han dado el salto más internacional de Muñoz al ser reconocidas como obras de arte extraordinarias en un formato que, gracias al tesón y maestría de Aurèlia,  hoy brilla con luz propia en la Meca del Arte Contemporáneo.

Señalar que la pieza realizada en textil y yute denominada “La Fuente de la Vida” de 1966, y que también está en la exposición, está siendo objeto de un proceso de Crowfunding para poder quedarse en el Museo y ser propiedad pública. Esto nos testimonia el reconocimiento y cercanía de la obra de Aurèlia Muñoz, una artista polifacética (macramé, Patchwork, tapices) que ha elevado el lenguaje textil a la categoría de arte de vanguardia.

Antonio Saura: Mentira y sueño de Franco
Fecha: 19.02.2020 > 17.05.2020
Círculo de Bellas Artes de Madrid - Sala Goya
Horario: Martes a domingos 11:00 > 14:00 17:00 > 21:00 Lunes cerrado

Antonio Saura (1930-1998), cofundador del grupo El Paso (1957-1959) junto con otros relevantes artistas de la Vanguardia de Posguerra, durante el periodo 1958-1962 realiza una serie de dibujos que denominó “Mentira y sueño de Franco: una parábola moderna” de clara inspiración en los aguafuertes que Picasso creó para ser vendidos, durante la Exposición Universal de 1937, en el Pabellón de la República. Asimismo, estos 41 dibujos se emparentan con “Los Desastres de la Guerra”, algunos de los cuales están siendo mostrados en la magnífica, y extensa, exposición de los dibujos de Goya, en el Museo del Prado hasta el 16 de febrero.

Era obvio que dada la cronología de la realización de la obra, ya que al dictador le quedaban unos 15 años de vida y mando, ésta estuvo aparcada en un cajón hasta algunas décadas posteriores.

Por primera vez se exponen los 41 dibujos en un único continuo. 

La temática, como es de imaginar dado su exilio en cajones profundos (fue encontrada la carpeta que los albergaba por sus familiares, en su estudio de París), hubiera provocado un terremoto en el mundo de la cultura cuyas consecuencias para el autor eran, dramáticamente, predecibles. De todos ellos, ácidos y mordaces sin límites, la representación de las fosas comunes donde descansan los muertos del bando derrotado, de triste actualidad por su constante bloqueo para poder llevar a cabo su exhumación, impone por su simbolismo sin censura.

Con múltiples referencias de la época, los dibujos nos confirman la huella que en los artistas del interior dejó todo lo que se vivía y sentía durante la posguerra. Ese “Tiempo de Silencio” en medio de un erial social.

Y recuerden que podrán disfrutar de la Exposición de las dos pintoras “Sofonisba Anguisola y Lavinia Fontana” en el Museo del Prado de Madrid hasta el 2 de Febrero.

Que ustedes lo disfruten.

Hay momentos sublimes, noches de fuego, campos inmensos, la confirmación de que para transmitir el miedo y la nada a la que debían enfrentarse los soldados basta con un espacio devastado en que abundan el silencio y el vacío.

1918 marca un punto de ruptura en Europa, es la fecha del comienzo de la decadencia moral y espiritual de una cultura entera que desde entonces tratará de reconstruirse en una operación casi de cirugía estética similar a las que se realizaban a algunos soldados después de esa fecha, a los que se reconstruía el rostro y se colocaban prótesis en el lugar de los miembros amputados. Es también el final de lo que Eric Hobsbawm llamó siglo largo, que culminó en una guerra que partió en pedazos nuestra cultura.

Un año antes de esta fecha, en 1917, que es también el título de la película, dos soldados británicos reciben la misión de alcanzar a un destacamento de 1600 hombres que está a punto de caer en una trampa planeada por los alemanes y que acabará en masacre y carnicería. En abril de ese año, es plena primavera, las flores de los cerezos cubren el suelo como si se tratara de una nieve suave y colorida, y los soldados continúan esperando “La Gran Ofensiva”, ese momento de ruptura que les permita ganar la guerra y volver a tiempo a casa para celebrar la Navidad.

El triunfo de la película en los Globos de Oro ha sido notable, y viendo la película se comprende la razón de este éxito. Las interpretaciones son admirables, así como los escenarios. Más allá del rigor histórico y una historia que mantiene en vilo al espectador hasta el final, hay momentos sublimes, noches de fuego, campos inmensos, la confirmación de que para transmitir el miedo y la nada a la que debían enfrentarse los soldados basta con un espacio devastado en que abundan el silencio y el vacío. Como la imagen que tomó Roger Fenton en la guerra de Crimea (1853-1855) en que, para resumir una batalla, y debido a lo trabajoso de transportar todo el equipo fotográfico de la época, decide fotografiar un cráter que había abierto la artillería.                  

El argumento está bien trenzado, pero los diálogos a veces caen en una épica un tanto fingida que complementa el mensaje patriótico anglosajón al que estamos acostumbrados en este tipo de películas. Sin embargo, hay también momentos en los que los personajes dialogan sobre aspectos que, en un primer momento, parecen no tener importancia, incluso poéticos, pero que acaban siendo los que mejor explican la naturaleza de su aventura y del conflicto. Este efecto es completo en lo que atañe a los escenarios y las imágenes más potentes. No se ve ninguna bandera, pero la recreación del paisaje bélico y humano es perfecta. A esto se suma el uso del punto de vista, que consigue que el espectador descubra el espacio que lo rodea al mismo tiempo que los personajes.

Por último, hay que poner el foco de atención en el doblaje de la película, francamente deficiente. Hay ocasiones en los que los dos protagonistas están de espaldas y no se sabe quien habla, ya que las voces son tan impersonales que cualquiera de ellas valdría para cualquiera de los actores. Se recomienda, por lo tanto, ver la película en versión original. Persiste la sensación, después de verla doblada, en que te has perdido algo y que no has disfrutado de las interpretaciones tanto como lo podrías haber hecho.

En cualquier caso, 1917 consigue recrear excelentemente el horror y el sinsentido de una guerra que cambiaría para siempre la sociedad europea. La película permanecerá en la memoria del espectador como un enorme cráter del que no se puede ver el fondo.

El eco de los aplausos

El documental que cuenta la sorprendente historia de las pelotaris, un grupo pionero de mujeres deportistas

Conversación con Guillermo Luna Orobón

Hasta la Segunda República, en el año 1933, las mujeres en España no tuvieron derecho al voto. Discriminadas en todos los ámbitos de la vida, pública y privada, la presencia de las mujeres era prácticamente invisible en todos los ámbitos de la vida cultural, política, económica social, deportiva, artística… Pero hubo excepciones. Uno de estos casos, que ha permanecido prácticamente desconocido, es el de un grupo de mujeres, las pelotaris, que en la primera mitad del siglo XX se convirtieron en las primeras profesionales del deporte español y mundial.

La sorprendente historia de estas mujeres está narrada en el documental El eco de los aplausos de Guillermo Luna Orobón, producido por Oboe films. En esta película aparece un grupo de juveniles noventañeras, las raquetistas, que rememoran su juventud dedicada al juego de pelota, un deporte protagonizado mayoritariamente por hombres.

En Espacio Crítico (EC) tenemos la oportunidad de conversar con Guillermo Luna, quien confiesa que este trabajo ha representado un antes y un después en su vida.

EC: ¿Cómo fue esa revelación de tu abuela, una de estas pioneras, que te llevó a indagar y contar la increíble historia de estas mujeres?

Guillermo Luna (GL): Mi abuela era una gran amante del deporte. En algunas ocasiones hacía referencia al hecho de haber jugado en un frontón con público y de manera profesional, pero nadie parecía darle importancia. Yo pude vivir con ella unos años, y creí que hacerle una entrevista podría darme pistas sobre un período fascinante de la historia de mi familia. Gracias a ella pude vertebrar un relato que nos acerca a la mujer en el franquismo a través del auge de un deporte y el orgullo de unas mujeres tan aguerridas como especiales.

EC: Parece increíble que en esos años fueran tan modernas, pero lo sorprendente es que lo son aún en la época actual, por su forma de hablar, sus opiniones, su convicción de que tienen derecho a hacer lo que quieran, de que no tienen por qué estar sometidas, su naturalidad. ¿Cómo se inició su relación con la pelota, cómo se hicieron profesionales? 

GL: La mayoría estaban en el lugar correcto en el momento adecuado, eran chicas jóvenes, con buenas aptitudes físicas y que vieron la posibilidad de ayudar económicamente en casa. Las más veteranas, las que compartieron frontón con las “fenómenos”, debutaron nada más acabar la guerra, con un país literalmente devastado. Era la época de las cartillas de racionamiento. Aportar un jornal era oro para la familia, y ellas lo hacían con gusto y valentía. Después de un período de “ensayos” en el mismo frontón (en la pelota no hay partidos, hay funciones, y no se entrena, se ensaya), que se prolongaba entre 6 meses y un año, debutaban, y pasaban a jugar entre 20 y 40 partidos mensuales, lo que suponía un gran esfuerzo.

María Lasagabaster “Amaia”

EC: Las raquetistas aparecieron en los años 20 del siglo pasado en el País Vasco. En 1929, promovido por Ildefonso Anabitarte se inaugura el frontón Madrid en la capital de España. Y en pocos años se despierta una expectación increíble por el juego femenino de pelota. ¿A qué crees que se debió este éxito?

GL: El exotismo de un juego que llevaba a chicas solamente ataviadas de una raqueta a un frontón, que es un marco impresionante, deslumbró a un público ávido de emociones, ya que el país salía de un período triste como es una guerra. La lista de ciudades con programas femeninos es inmensa. A esto podemos sumar otras razones. La primera es el innegable atractivo de la apuesta. En aquella época era, junto al hipódromo, el único lugar donde se permitía. También se destaca en la prensa de la época la belleza de un juego que combina habilidad y plasticidad con el conocimiento de la pareja rival. En Madrid, las raquetistas se convirtieron en el mayor espectáculo de pelota.

Frontón de Barcelona en 1960

EC: En tu película aparecen también mujeres pelotaris que no son españolas. ¿En qué países se ha desarrollado más el juego de pelota por parte de mujeres?

El juego femenino se exportó a muchos países: Cuba y México fueron las principales plazas, pero también llegaron a Filipinas, EE.UU y Argentina. Hoy día, el deporte de paleta, que podemos decir es el sucesor de la raqueta con pelota de cuero, es enormemente popular en estos países.

EC: Dices también que Fernando Larumbe, que fue campeón mundial de pelota en 1970, te sirvió para la documentación de tu película, ¿cómo ha sido esta colaboración?

GL: Sin Fernando no habría podido desvelar la importancia que este deporte supuso tanto para las raquetistas (fue él quien me dio la mayoría de contactos) como para la historia de este deporte, hoy tristemente olvidado. Fernando lleva más de 40 años recopilando información, documentación, testimonios… una bitácora que podría figurar perfectamente en un museo del deporte, y dónde la mujer tiene un papel muy importante. He tenido la suerte de encontrar a un investigador, y hoy un gran amigo, que trabaja conmigo una historia que los organismos oficiales han decidido despreciar. En cuanto al método de trabajo, ha sido muy fácil. La voluntad de un trabajo sencillo, íntimo en la medida de lo posible, ha sido enormemente facilitado por la empatía, la generosidad y el amor que siente por el deporte y las raquetistas, amor que procuré transmitir en imágenes.

EC: Larumbe ha trabajado codo con codo con asociaciones como Madrid Ciudad y Patrimonio por salvar el frontón Beti Jai, cuya restauración comenzó con el anterior equipo de gobierno municipal de Madrid. ¿Crees que se recuperará el juego de pelota vasca y que la apertura del nuevo Beti Jai puede ayudar al juego de las mujeres en estos tiempos feministas?

GL: Ese es el objetivo que defiende la “Plataforma Salvemos el Beti-Jai” como algunas más, defender el espacio y la historia de un deporte que ha dado mucha alegría y satisfacción a mucha gente. En un momento donde las opciones de practicar deporte están dirigidas por grandes patrocinadores y tendencias que se alejan a veces del deporte, está bien recordar cómo éramos hace apenas unos años y cómo ellas también disfrutaban y hacían disfrutar con bonitos partidos de un espectáculo considerado como único. Sólo el tiempo dirá si la pelota volverá a sonar.

Nota: El documental está disponible en el enlace a continuación:

https://vimeo.com/296673864/5c4242a2ed

moderado por:

  • Lourdes Lucía

    Abogada y editora

  • Juan Tortosa

    Periodista

Conclusión del debate

Puedes ver el texto aquí: https://blogs.publico.es/joseba-achotegui/2020/11/29/debate-sobre-la-salud-mental-en-tiempos-de-pandemia/

Ponencia inicial

En defensa del derecho a la salud mental

En defensa del derecho a la salud mental

La diferencia no es una enfermedad

  • Joseba Achotegui

    Psiquiatra y profesor titular de la Universitat de Barcelona

Se exponen en este texto una serie de planteamientos básicos acerca de cómo abordar la atención en el área de la salud mental en el mundo de hoy. El objetivo es abrir un debate en el que puedan intervenir y expresar sus ideas, el máximo número de profesionales, así como de usuarios y personas o grupos interesados en la mejora de la atención a las personas.

El texto se ha estructurado a partir de una serie de ideas fuerza, por supuesto, todas ellas interconectadas, que expongo a continuación:

1.  Se parte de la base de que cualquier planteamiento sobre la salud mental tiene detrás una teoría, unos conceptos, a partir de los cuales se desarrolla su exposición. Pero se ha de tener en cuenta que especialmente en el área de la salud mental no solo hay detrás una perspectiva teórica, muy vinculada a la cultura, sino también toda una serie de elementos ideológicos, ya que se trata de una temática de gran relevancia social.

En relación a esta base teórica, ideológica, es imprescindible buscar en lo posible una perspectiva amplia, basarse en conocimientos científicos aceptados socialmente y en valores compartidos y no en un modelo vinculado a un partido o a un grupo social.

2. Es importante mantener una perspectiva biopsicosocial, valorando las aportaciones de las neurociencias junto a las de la psicología y las ciencias sociales. Lamentablemente no se sigue habitualmente este planteamiento. En la sociedad actual, el peso de una neurociencia con un modelo muy reduccionista de la mente es muy importante y eclipsa al resto de modelos. Así, en los medios de comunicación, e incluso en la formación, se olvida con frecuencia esta perspectiva global biopsicosocial de la salud mental.

En esta área es observable la existencia de una creciente medicalización y pisquiatrización de aspectos de la vida cotidiana. Hay que entender que el estrés y el duelo forman parte de los procesos naturales de adaptación y deben diferenciarse de las patologías mentales.

Desde esta perspectiva biopsicosocial es importante trabajar en equipos interdisciplinares que integren profesionales formados en las disciplinas que abarca esta área  trabajando con modelos que integren los elementos psicosomáticos.

3. Es relevante potenciar la autonomía del sujeto, su capacidad de autoorganización, pero vinculada a la interdependencia, a la vinculación a las  realidades sociales y ecológicas en las que se ubica la persona.  Esta vinculación de la persona a la dinámica de su sociedad es básica para tener un buen apoyo social, un buen capital social, que es fundamental para la salud mental.

Sin embargo, a la vez que se potencia esta interdependencia se ha respetar la libertad de la persona, huyendo de considerar como desviada toda conducta que se aleja de los patrones de funcionamiento standard de la sociedad.

La psicodiversidad es una gran asignatura pendiente. Por un lado está la batalla contra el estigma que existe hacia las personas con trastornos mentales, así como la aceptación de que no es lo mismo ser diferente que estar enfermo. Por otro, la aceptación de la complejidad de la conducta sexual humana, en relación a la homosexualidad, bisexualidad, transexualidad…, salvo cuando se hace daño, obviamente, como en el caso de la pedofilia.

Así mismo hay que destacar la importancia de la mirada de género, evitando las actitudes y conductas discriminatorias en la asistencia, tanto desde la perspectiva del diagnóstico como desde la de la intervención.

4. Evitar las situaciones sociales que incrementan la vulnerabilidad a los trastornos mentales. Plantear que la exclusión social se halla ligada al trastorno mental, por lo que es importante trabajar en un modelo social que dé oportunidades a todos los ciudadanos. La salud mental no es compatible con sociedades estructuradas en la desigualdad radical.

5. La importancia de que toda la población tenga acceso a una educación de calidad, tanto a nivel humanístico como científico, ya que está demostrado que el nivel educativo es uno de los mejores predictores de salud física y mental. El acceso a una educación de calidad proporciona conocimientos que permiten que la persona cuide mejor su salud, comprendiendo qué elementos le pueden poner enfermo, qué informaciones son ciertas en la propaganda sobre la salud, afectada con mucha frecuencia por informaciones manipuladas, fake news, oferta de productos o técnicas  “milagro” para la felicidad,…

6. Evolucionar hacia una intervención en salud mental en la que se escuche realmente la voz de las personas con trastornos mentales, haciéndoles plenamente partícipes del tratamiento, que no debe quedar solo en manos de los expertos.

7.  La defensa del acceso a la salud y la salud mental como derecho social. Cuando no existe este acceso gratuito o este acceso es precario, es bien conocido que amplias capas de la población que no tienen recursos para pagar la atención privada sufren graves problemas de desatención. Se sabe que las personas de ingresos bajos dejan de ir a los centros de salud y seguir los tratamientos.

8. Potenciar especialmente la atención primaria en salud mental, dada su relevancia en la promoción de la salud, la prevención y la atención precoz de los trastornos mentales.

9. Mejorar los sistemas diagnósticos en el área de la salud mental, dadas las limitaciones de las clasificaciones que se utilizan actualmente.

10. Potenciar la investigación especialmente en relación a los trastornos que más afectan a la población.

11. Prestar a atención a los contextos de estrés laboral y social en relación al mobbing, bullying, burn out.

ÁREAS ESPECÍFICAS

– Trastorno mental grave. Requiere una buena integración de la atención hospitalaria cuando es necesario un ingreso, junto a la intervención ambulatoria, familiar y psicosocial. Tanto los excesos en la hospitalización e institucionalización de las personas con TMG, como en el otro extremos dejar toda la carga del trabajo asistencial en la familias, en buena parte para ahorra costes, comportan graves problemas. Desarrollar sistemas de protección de los derechos de las personas que sufren trastorno mental severo.

– La asistencia a las adicciones, evitando la estigmatización y prestando atención a los factores sociales que las potencian, como la exclusión social, el turismo descontrolado de masas, la publicidad de alcohol dirigida a menores…

– Desarrollo de programas para la atención de los grupos excluidos: sin techo, inmigrantes indocumentados, con especial atención a los contextos sociales de estos grupos humanos que dan lugar a estas realidades.

– Atención de calidad a las minorías e inmigrantes, por parte de profesionales formados en el conocimiento de las características del estrés y el duelo migratorio, con especial atención a las situaciones de separación familiar forzada,  racismo y discriminación, indefensión, así como de las características de las culturas de origen de los inmigrantes, con la habilitación de intérpretes y mediadores. La inexistencia de prestación de una atención de calidad a estas personas, sin tener en cuenta sus características, ya es una muestra de discriminación.

– Desarrollo de los neuroderechos, en un contexto en el que existe un creciente control digital y una creciente manipulación digital que afecta a la libertad de las personas.

– Tener en cuenta, en la atención a los menores y a su área familiar, los diferentes tipos de familia que existen. Prestar atención a los derechos de los menores en un contexto social de pérdida de la privacidad por la invasión de la intimidad vinculada a las redes sociales. Facilitar que los padres puedan cuidar a sus hijos, como factor esencial de salud mental, posibilitando los permisos paternales en el parto y la primera infancia, así como la conciliación familiar.

– Desarrollo de programas para la creciente población de edad avanzada que tiene necesidades específicas y entre la cual los problemas de salud físicos y mentales se entremezclan con frecuencia. Hacer efectiva la ayuda a la dependencia, que funciona con muchos problemas en nuestro país. Potenciar las redes sociales para evitar la soledad, factor de riesgo muy relevante para la salud física y mental. Prestar apoyo y atención a los cuidadores de estos pacientes que sufren altos grados de estrés.

– La importancia de la rehabilitación y la evitación de recaídas poniendo en marcha programas especialmente de tipo psicosocial.

– Atención a la discapacidad y los trastornos del desarrollo.

– La formación de los profesionales de la salud mental tiene importantes retos para la mejora de su labor. En el caso de los psiquiatras se encuentra en gran parte subrogada a los laboratorios farmacéuticos con el obvio sesgo que esto supone para la formación.

– En relación al área de la psicoterapia, es relevante la dotación de medios para la formación de los psicoterapeutas, así como la  regulación del sector, ya que el ciudadano está con frecuencia mal informado, y es víctima de manipulación desde la publicidad y los medios de comunicación.

– Prestación de una atención de calidad a las personas que viven situaciones de violencia y situaciones traumáticas. Especialmente en el caso de los abusos sexuales y la violencia con los menores, así como con la violencia de género, circunstancias que incrementan de forma muy relevante la vulnerabilidad a los trastornos mentales.

En 1937, el Servicio Español de Información de la Segunda República, estando en Rocafort (Valencia) a su salida de Madrid, encargó a Antonio Machado un opúsculo sobre la defensa de Madrid. Se publicó ese año con fotografías de Joaquín Cortés y Ramón Llanes.

Ediciones del Azar ha rescatado este facsímil, que contiene un importante valor cultural, histórico y sentimental.

Agradecemos a Ediciones del Azar su amabilidad al permitirnos la reproducción de estos fragmentos.

MADRID, BALUARTE DE NUESTRA GUERRA DE INDEPENDENCIA

7-XI -1936  ——-  7 – XI – 1937

ANTONIO MACHADO

I

¡Madrid, Madrid ¡qué bien tu nombre suena,
rompeolas de todas las Españas!
La tierra se desgarra, el cielo truena,
tú sonríes con plomo en las entrañas.

Madrid, 7 de  Noviembre de 1936

VII

Madrid, el frívolo Madrid, nos reservaba la sorpresa de revelarnos, a tono con las circunstancias más trágicas de la vida española, toda la castiza grandeza de su pueblo. En los rostros madrileños, durante unos días de seriedad, vimos a España entera en su mejor retrato. Madrid, frunciendo el ceño oportunamente, había eliminado al señorito y ya podía sonreír otra vez.

El enemigo  –los traidores de dentro y los invasores de fuera– se iba poco a poco aproximando a Madrid. La aviación enemiga multiplicaba sus asesinatos monstruosos de los inermes y los inofensivos: de enfermos, de ancianos, de mujeres, de niños. El cielo otoñal madrileño, con sus nubes de plata y sus lluvias ligeras, tan alegre antaño, tan hospitalario y acogedor cuando nos anunciaba los días del renacer de la vida ciudadana, la vuelta de los escolares a sus estudios, la reapertura de sus centros de solaz y cultura, era ahora una constante invitación a la blasfemia, a una blasfemia que los combatientes no proferían. Madrid había recobrado su sonrisa a pesar de todo, expresiva ahora de una ironía mucho más honda. Madrid había llegado a una plena conciencia de su grandeza y de su soledad, quiero decir que Madrid se sentía a solas con España, con lo más hondo y perdurable de su raza, con ese ímpitu español que no mienta a la patria, porque es la patria misma, y que, cuando otros la invocan para traicionarla y venderla, acude a defenderla y a comprarla con la propia sangre.

Valencia, 7 de Noviembre de 1937

Existe un tipo de literatura que retuerce el realismo, atraviesa la fantasía y llega hasta la ciencia ficción, en busca de una profundidad en sus textos que es también la profundidad del mundo que intenta describir. Y esto lo hace mediante la acumulación de géneros, historias conectadas más por temas o imágenes que por los elementos de la trama y, sobre todo, echando mano de metáforas y premisas que, en el caso de Yuri Herrera (Actopan, México, 1970) llegan a conformar una vasta red de ficciones en que cada cuento es un intento conseguido de lograr aquella profundidad. Lo más llamativo para el lector, sin embargo, es esa manera de construir la historia que consigue hacer sentir cercano lo fantástico, incluso lo que parece habitar muy lejos en la imaginación o en una región inexplorada del universo.

Yuri Herrera

¿Qué ocurre cuando nuestra imagen del mundo no encaja con la realidad? ¿Cómo nos enfrentamos a una evidencia imposible, pero que, sin embargo, contemplamos ante nuestros ojos? Puede que la mejor manera de averiguarlo sea leyendo este libro de cuentos, Diez planetas, en que nos encontramos con personajes fascinantes que van desde una bacteria que cobra conciencia de su propia existencia, pasando por una especie de lector de narices o un escritor extraterrestre de El Quijote, a una secta que cree que la Tierra es plana o un investigador que pertenece a una sociedad en que todos se ocultan o, por lo menos, no pueden ser vistos.

Cada cuento se lee con la misma tensión con la que se ve un capítulo de Black Mirror, aunque aquí el juego es literario y se acerca inteligentemente a lo filosófico. Y es que cada uno de los textos que componen este libro guardan en su interior la semilla de la reflexión que el lector deberá desenterrar y tragarse cuando lea el libro. Con guiños al escribiente de Melville o a alguno de los cuentos de Borges, Yuri Herrera integra con elegancia una tradición literaria que es también la de muchos lectores: la de lo real más allá de los sentidos, la de la profundidad, la del asombro.

Dan muchas ganas de continuar leyendo a Yuri Herrera y, de hecho, es algo que podemos seguir haciendo. Diez planetas ha sido publicada por Periférica en 2019, editorial que también ha publicado novelas de este autor con títulos tan sugerentes como Señales que precederán el fin del mundo (2010) o La transmigración de los cuerpos (2013).

La  figura de María Lejárraga, nacida un 28 de diciembre, es una de las máximas representantes del feminismo español.

María Lejárraga

María Lejárraga es el personaje principal de la obra de teatro En el nombre de María (https://www.delfoteatro.com/en-el-nombre-de-maria), que fue representada dentro de la celebración del Marzo Feminista en Chamberí en El Espacio de Igualdad María Zambrano.

La obra habla de la maestra, escritora, editora, traductora y activista política María de la O Lejárarraga García, que aunque tuvo una dilatada producción literaria, no llegó a firmar con su nombre ninguna de sus obras, apareciendo su marido Gregorio Martínez Sierra, como autor. Por razones, que, podríamos decir, son propias de los roles de género, –asignados e impuestos cultural y socialmente para la mujer y para el hombre–, donde la inferioridad intelectual de la mujer se da por descontada, ya que a hombres y mujeres se les atribuye socialmente tareas diferentes: la mujer en tareas de cuidados y labores domésticas y el hombre en un papel público e intelectual; Martínez Sierra era quien firmaba sus libros, desde los inicios de María Lejárraga como escritora.

Su paso por algunos países europeos, a raíz de una beca, le puso en contacto con ideas y luchas por el socialismo; así conoció algunos espacios propicios para la charla y el debate, que contrastaban con la realidad establecida para las mujeres en España y sus espacios totalmente limitados a los terrenos privados y domésticos.

Más que narrar aquí el contenido de la obra de teatro, quisiera dejar patente que reúne en poco más de una hora, no sólo la historia de María, sino un contexto, el español al inicio del siglo XX, en el que las mujeres tenían interiorizado (esto aún, no ha desaparecido) su papel de subalternidad al hombre, tanto en la vida pública, como en su actividad intelectual de escritoras. En María este papel fue evolucionando, hasta hacer un discurso y una práctica activista destinada a crear una conciencia en las mujeres, llegando a actuar y a comprometerse públicamente para lograr objetivos feministas, a pesar de que se había mantenido en la penumbra, sin duda por la relación amorosa con su marido.

Su figura como una de las máximas representantes del feminismo español, es indiscutible; así como es destacable su participación en algunos de los grandes ejes de los combates de las feministas del siglo XX: el derecho al voto, por la plena igualdad legal entre hombres y mujeres, por tener un papel público de incidencia social y política.

Es relevante el papel tanto de María, como de otras mujeres, durante el periodo de la II República, cuando llegó a ser diputada socialista y participó creando espacios donde las mujeres defendían valores feministas y republicanos, espacios también utilizados para actividades culturales.

En la obra, la música de piano en vivo no sólo ha servido como ambientación para las diferentes etapas personales e históricas de la vida de María, sino para reivindicar también, a otra de las mujeres olvidadas de nuestra historia de la música: María Rodrigo Bellido (coetánea de María Lejárarraga y con quien colaboró), pianista y compositora, importante del cambio de siglo XIX-XX, a quién se le atribuye la primera ópera española hecha por una mujer. En este contexto es de anotar que María Lejárarraga, escribió el libreto que daba argumento a la partitura de El amor brujo de Manuel de Falla, con quien tuvo una relación de colaboración y amistad. Realizó varios libretos musicales con otros músicos destacados de la época.

María Rodrigo Bellido

Es importante, que dentro del ámbito teatral, se restablezca el papel de muchas mujeres, que por su condición de género, han sido invisibilizadas en la historia; este ha sido el caso de En el nombre de María, que con un buen trabajo de investigación, tanto de la vida personal, como de la actividad política y de la obra literaria de María de la O Lejárarraga, pone de relieve su figura, y nos acerca a su trascendencia intelectual y como activista para lograr derechos básicos de la época.

El teatro como el cine, puede sacarnos de la zona de confort, para romper las barreras que nos rodean y lograr, que salgamos con una visión mucho más amplia, para conquistar nuevos horizontes…

«Y la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía» es la frase que, desde el 25 de noviembre, miles de mujeres en todo el mundo gritan en las calles y publican en las redes sociales, evidenciando los abusos a los que nos exponemos cada día y de los que lamentablemente todas hemos sido víctimas al menos una vez.

Se trata de la intervención “Un violador en tu camino” del colectivo chileno Lastesis, que comenzó como un acto callejero, en medio de la conmemoración de un nuevo Día Internacional Contra la Violencia de Género y del estallido social que vive Chile desde octubre y que en pocas horas se convirtió en un himno feminista, coreado por mujeres de distintas edades, credos, etnias e idiomas.

Hace pocos días el grupo de mapeadoras feministas Geochicas OSM publicó un mapa con todas las ciudades donde se ha replicado la intervención, dando cuenta que el grito “el violador eres tú” ha llegado a casi todo América Latina, además de ciudades de Europa, Asia y África.

 Foto: Tuanis Banana

Este himno feminista refleja lo que las mujeres enfrentamos desde que somos niñas, pero también es una canción de lucha que denuncia los abusos del Estado opresor chileno que desde el 17 de octubre ha dejado a más de 3,500 personas heridas, de las cuales más de 600 son mujeres, niñes y adolescentes, según cifras oficiales. El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) también revela que se han presentado al menos 134 querellas por violencia político-sexual cometidas por agentes del Estado.

Las líneas de “Un Violador en tu camino” han traspasado fronteras y en algunos casos se han modificado según el contexto de cada país o ciudad donde se ha replicado, hecho que da cuenta de la multiplicidad de violencias que ocurren en distintos lugares, y que han visto en esta performance un reflejo, una voz que necesitaba gritar y ser escuchada.

Toda la presentación está llena de simbolismos que dan cuenta de la situación de abusos vivida por los y las manifestantes en estos ya más de 60 días de estallido social chileno. Por ejemplo, las sentadillas que se realizan en la coreografía de “Lastesis” hace referencia a que algunas de las personas detenidas han sido obligadas a hacer sentadillas, muchas incluso desnudas, según testimonios recogidos por organismos que investigan las vulneraciones a los DDHH.

Además, se toma un trozo del himno de Carabineros de Chile (nuestra Policía Nacional), enseñado en todas las escuelas durante la educación primaria, y en el que se alude a la protección y resguardo que esta Institución debe proveer a las mujeres: “Duerme tranquila niña inocente, sin preocuparte del bandolero, que por tus sueños dulce y sonriente vela tu amante carabinero”. Esta frase suena irónica cuando han sido ellos mismos los principales encargados de violentar, abusar, torturar, reprimir y violar a jóvenes y adultas, sin olvidar, que además de estos hechos condenables, altos mandos de su dirección han cometido desfalcos de millonarias cifras dinero, en una impunidad tal que es un grano de arena más en el total de la rabia que produjo el estallido, y que hace que esta institución, décadas atrás una de las mejores evaluadas socialmente, sea en la actualidad una de las más repudiadas.

En ninguno de estos abusos se ha pronunciado la ministra de la Mujer y Equidad de Género de Chile, Isabel Plá, habiéndose manifestado únicamente para defender a las fuerzas policiales chilenas que han resultado heridas durante sus horas de servicio reprimiendo al pueblo que se manifiesta en las calles de todo el país, ignorando que las chilenas sólo por salir a las calles a interpretar la canción de apenas dos minutos de duración, se arriesgan a perder un ojo en el camino y sumarse a la lista de más de 350 personas que han sufrido la mutilación de sus ojos en manos de la fuerza policial.

 Foto: Tuanis Banana

Esos no son los únicos casos en los que el gobierno sudamericano ha perpetuado su violencia machista, ya que tras el anuncio del Pacto por la Paz Social y la Nueva Constitución se empezó a discutir sobre la necesidad de asegurar la participación protagónica de mujeres, pueblos originarios y de independientes a partidos políticos en el órgano constituyente que se elegirá en abril, donde en un principio todo el oficialismo se negó.

¿A qué le teme el gobierno chileno?, ¿Tanto miedo les da que las mujeres nos unamos y nos tomemos los espacios de poder de los que siempre hemos sido relegadas? En Chile más de la mitad de la población es mujer y si el pueblo lleva más de dos meses en las calles exigiendo cambios sustanciales que hagan al último país del mundo un lugar más justo y digno para todos y todas, tienen que entender que ese nuevo Chile tiene que construirse de la manos con las mujeres, los pueblos originarios y la comunidad LGBTIQ+. Esto no es un favor que nos debe el Estado de Chile, es un acto de justicia. Es un derecho que durante mucho tiempo se nos ha negado al callar y opacar nuestras voces, pero ya es tiempo de cambiar.

Porque Chile despertó ¡Porque la nueva constitución será feminista o no será!

ENTREVISTA CON CARLOTA SUBIRÓS

La dramaturga, directora teatral y traductora Carlota Subirós reivindica el feminismo como una revolución poliédrica, en constante evolución.

La actividad de Carlota Subirós (Barcelona, 1974) es imparable: escribe, dirige, da clases y lee, lee mucho. Todo ello la ha convertido en un referente de la dirección escénica teatral. Sus montajes atrapan el público. Seguramente porque trabaja con el tipo de textos que tienen la capacidad de transformar a quien los lee, textos capaces de plantear cuestiones incómodas.

El último montaje de Carlota Subirós ha sido GRRRLS!!! Manifestos feministes del segle XX y XXI, una pieza que reúne fragmentos de textos y manifiestos que forman parte del movimiento feminista (desde Virginia Woolf hasta la poeta Gloria Anzaldúa, entre otras muchas).

Para esta dramaturga, directora teatral y traductora que fundó con Oriol Broggi La Perla 29, el feminismo es una revolución poliédrica y en constante evolución. Una lucha que reivindica una “habitación propia», pero también “patios comunitarios”.

¿Cómo surgió la idea de construir GRRRLS!!! Manifestos feministes del segle XX y XXI?

Este proyecto nació hace tres años en el marco del Instituto de Humanidades, un centro de pensamiento y reflexión del CCCB que tiene una línea de trabajo muy activa en torno al feminismo. En 2016, para celebrar el cuarenta aniversario de las primeras ‘Jornades catalanes de la dona’ me propusieron hacer una lectura dramatizada de textos. Para mí fue un gran espacio de aprendizaje, y a pesar de tener recursos limitados fuimos más allá de lo que sería una lectura. El propio material nos desbordó. Buscábamos textos de los años 70 y encontramos manifiestos y textos anteriores, posteriores… Y ahora a raíz de la exposición Feminismes, me propusieron retomar aquello y yo dije que sí, pero ahora después de tres años y de la expansión del feminismo había que ir más allá. Ha sido muy bonito descubrir el legado de la generación anterior y ahora que el feminismo está muy potenciado pienso que es bueno recoger textos tan contrastados.

http://www.laplaneta.cat/ca/programacio/c/1116-grrrls.html

¿Qué reflexiones le han surgido después de haber llevado a escena todos estos discursos feministas?

Como que los materiales no provienen del territorio escénico o teatral y son textos que tienen que ver con la trayectoria vital y profesional de unas mujeres de épocas y contextos muy diferentes, hay un posicionamiento específico en esta pieza que de alguna manera está un poco fuera del territorio dramático convencional. En cierto modo es un espacio de aprendizaje, es una toma de conciencia y una herramienta para afilar la mirada. Todas las luchas están conectadas, no puedes entender la lucha feminista si la desconectas de las luchas de clase o por temas raciales, económicos y sociales. Todas las formas de opresión están conectadas, por lo tanto todas las formas de respuesta lo tienen que estar. Y no lo había previsto, pero la mayoría de textos hablan de la necesidad de las mujeres de tener una voz propia, de poder tomar posición y tomar la palabra.

Las mujeres con poder de decisión tampoco se ven con frecuencia en el mundo del teatro, ¿verdad?

En esto no avanzamos, creo que es transversal. En el mundo del teatro, a pesar de que es evidente que el porcentaje de mujeres espectadoras es más alto, a pesar de que hay más mujeres que estudian y hacen teatro, la representatividad de las mujeres en las estructuras de poder y de decisión está descompensada hacia la otra parte.

Después de haber leído tantos textos relacionados con el feminismo y de recoger algunas de las dificultades de las mujeres que luchan por la causa, ¿cómo valora la salud de la libertad de expresión?

Vivimos tiempos muy complicados y muy duros. Una parte positiva de este contexto es que muchas cosas han salido a la luz, y mucha gente toma conciencia de cosas que quizás teníamos relativizadas y que de golpe se ven con mucha crudeza. Es evidente que existe un triunfo del cinismo en una esfera pública muy potente, y esto cuesta de creer y de digerir. Incluso cuesta saber cómo reaccionar y cómo luchar porque te sientes anonadada. Todos nos tenemos que afilar. Son tiempos de alta exigencia. Se ven venir panoramas muy oscuros y no solo en cuanto a la libertad expresión, sino también en cuanto a los derechos fundamentales; y no solo hablo de Catalunya, sino también de España y de todo el mundo.

Una habitación propia de Virginia Woolf es uno de sus referentes capitales, ¿qué otros destacaría?

Virginia Woolf es un referente fundamental. Y en este proceso de construir GRRRLS!!! he descubierto a la poeta Gloria Anzaldúa que tiene una reflexión preciosa en respuesta al feminismo blanco y burgués, que dice “escribe en la cocina, enciérrate en el baño. Escribe en el autobús o mientras haces fila en el Departamento de Beneficio Social (···) Mientras lavas los pisos o la ropa escucha las palabras cantando en tu cuerpo”. Esto es una crítica pero también un homenaje y una superación de lo que decía la Woolf y es muy bonito ver como las voces y las diferentes procedencias enriquecen el discurso. Como por ejemplo lo de “Menos cuartos propios y más cuartos comunitarios” de la filósofa y escritora dominicana Yuderkis Espinosa. Vas encontrando un conjunto de ideas muy activas que te invitan a una lucha constante.

Virginia Woolf

¿Por eso considera que el feminismo es una revolución constante que puede transformar las cosas?

Rebecca hace un elogio del activismo. Es evidente que el cinismo y la violencia triunfan, pero no podemos hacer hincapié en esto porque tu experiencia vital sería muy oscura y estéril, pero, si lo adaptas a tu esfera, puedes conseguir cosas, aunque sean pequeñas, y mejor esto que nada. Esto lo dice Rebecca Solnit en Hope in the dark. La vivienda propia y la independencia económica todavía hoy están por garantizar. Lo que resulta esperanzador es la defensa de una manera de vivir.

Quizás hay quién piensa que el feminismo es una moda.

Cuando los discursos son tan genéricos es bueno que existan unas ideas claves y esenciales pero existe el peligro de simplificar, y todavía peor, de banalizar. El feminismo puede llegar a ser una moda o una poso y me parece importante reivindicar la riqueza y la diversidad de este movimiento, que tampoco sé cómo decirlo, porque la palabra se queda corta. Por eso es importante amplificar el discurso y conectarlo con muchos ámbitos del conocimiento.

¿En qué proyecto está trabajando?

Ahora tengo un proyecto enorme que me hace mucha ilusión. La adaptación del Cuaderno dorado de Doris Lessing. Lo estoy haciendo para el Teatre Lliure y se estrenará el 5 de marzo en la sala Fabià Puigserver. En el 2006 leí esta novela y me impactó profundamente y tengo un deseo brutal de transmitir lo que ella quería decirnos.

(Entrevista publicada en catalán en Públic).

En el marco de la Cumbre Social por el Clima (Diciembre 2019 – Madrid), tuvimos la ocasión y el placer de charlar con Leo Heller, Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho Humano al Agua potable y al saneamiento (DHA). En nuestra charla surgió una pregunta de calado:

Existe un derecho humano de primera generación, cuya consagración data del siglo XVIII, que ha sido mantenido en la actual Declaración de Derechos Humanos y es reconocido legalmente en todas las legislaciones del mundo; de él derivan acciones jurídicas expeditivas que pueden ejercerse en casi todas las jurisdicciones, incluyendo la jurisdicción penal, y goza en la práctica de más protección que el Derecho Humano a la Vida y que el Derecho Humano a la Libertad, situándose por encima de cualquiera de los derechos denominados de segunda y tercera generación[1], como son el Derecho Humano a la Salud, el Derecho a una Vivienda Digna y, por supuesto, también por encima el Derecho Humano al Medio Ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible[2]. Se trata del Derecho Humano a la Propiedad. Pues bien, la cuestión es: al hilo de la reflexión sobre un movimiento, también de carácter mundial, que lucha por el reconocimiento del Derecho Humano al Agua y que exige que los servicios de potabilización y saneamiento del agua estén disponibles y sean accesibles, seguros, aceptables y asequibles para todas las personas, sin discriminación alguna ¿podemos exigir que este derecho tan fundamental, tan importante para la vida, obtenga una protección legal e institucional similar a la que goza el Derecho Humano a la Propiedad? ¿Es posible obtener esa protección sin añadir su propia exigibilidad a la ristra de exigencias que le atribuimos ya al DHA?”

Lo que a finales del siglo XIX Veblen llamaba “la cultura pecuniaria” hoy lo denominamos la “cultura del lucro”[3]. El lucro constituye una de las reglas axiomáticas del Capitalismo que, desde el principio entra en clara confrontación con la declaración de los Derechos Humanos -salvo con el Derecho Humano a la Propiedad, que sustenta y ensancha el lucro-. Una vez reconocido socialmente y liberado de cualquier obstáculo moral, el lucro se asocia a la gestión de dinero, bienes y servicios públicos (también, por supuesto, a los que están adscritos a la gestión del ciclo urbano del agua), por lo que, cuando el lucro no puede extraerse legalmente -mediante ingeniería institucional-, su ánimo fomenta e impulsa prácticas corruptas e ilegales como la malversación, el cohecho o el tráfico de influencias, llegando al punto en que las empresas más corruptas vienen a ser, también, las más lucrativas[4]. En consecuencia, la propiedad sin ánimo lucro es, para nuestro sistema, una manifestación de cobardía y pereza, que se expresa de manera semejante a como se expone en la Parábola de los Talentos:

«Si sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí, debías haber entregado mi dinero a los banqueros. De ese modo, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por lo tanto, el talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene»[5].

La información privilegiada, sumada a la presencia y la discrecionalidad así como a la huida del derecho público en los lugares donde se adoptan las decisiones políticas, es también hoy requisito sine qua non para la generación del lucro. Todas ellas, a la vez, están íntimamente ligadas al advenimiento de grandes corporaciones transnacionales que hoy se extienden como una mancha de grasa en la captación y gestión de dinero, bienes y servicios públicos, como el que se ocupa del ciclo urbano del agua. Si a todas ellas se suman la opacidad en la gestión y el desconocimiento por parte de la ciudadanía de la existencia de prácticas y redes clientelares que posibilitan el lucro, tenemos el cártel servido que reduce o elimina definitivamente el control público por parte de las instituciones, y “no es sencillo arrojar plena luz sobre la financiación ilegal llevada a cabo de manera clandestina o bajo la forma de contratos simulados […]”[6].

Leo Heller

Tal es el caso de las inversiones realizadas con ánimo de lucro por sociedades anónimas en los servicios públicos del sector -admitiendo que, cuanto más “anónima” es una sociedad más lejos estará de los controles y garantías del derecho público-, donde se mezclan actuaciones corruptas e ilegales con operaciones legales, lucrativas y dañinas, contribuyendo a afianzar el camino que siguen otras empresas, incluso estatales y autonómicas, en su estrategia jurídica de confusión de titularidades y gestión -publica/privada- para dificultar al máximo las inspecciones y el control, y alejar a la ciudadanía del «lugar» donde el capital público se mezcla y se transforma en privado.

Hoy en día el conflicto se expresa en las dificultades o la imposibilidad de acceso al agua y al alcantarillado, en los costes y en los cortes del suministro, en la opacidad de su gestión, en la falta de interés por garantizar una buena infraestructura, en la reducción del patrimonio público y en la fragmentación y deterioro del territorio. La dinámica de este fenómeno se puede sintetizar así:

Ánimo de lucro + ingeniería institucional + desregulación + discrecionalidad + información privilegiada + redes clientelares + captación y gestión del servicio público + opacidad en la gestión + descontrol público + impactos ambiéntales + impactos en la salud + subida de tarifas + cortes + denegación de acceso al agua =>lucro + corrupción.

Por tanto, las cuestiones a resolver son las siguientes:

1) ¿Con qué acciones jurídicas contamos para denunciar y prevenir este fenómeno y sus efectos?

2) ¿Es posible que el Derecho Humano al Agua potable y al saneamiento sea un derecho efectivamente exigible, del que deriven acciones jurídicas que puedan ser ejercidas por las personas naturales ante los tribunales ordinarios, con plena legitimación y gratuidad? Es decir, ¿puede el Derecho Humano al Agua potable y al saneamiento llegar a ser tanto o más protegido que el Derecho Humano a la Propiedad (y el lucro) de los accionistas de las empresas que la gestionan?

Creemos que sí… En lo primero estamos.

Liliana Pineda es abogada y presidenta de Attac en Madrid

Notas:

[1] http://www.corteidh.or.cr/tablas/r28614.pdf.

[2]https://www.ohchr.org/SP/Issues/Environment/SREnvironment/Pages/SRenvironmentIndex.aspx.

[3] Citado por José Manuel Naredo en “La Taxonomía del lucro”, Siglo XXI, 2019, Madrid, 2011, pp. 39-44.

[4] Oscar Carpintero “Corrupción y beneficios empresariales”, Papeles de Relaciones Ecosociales y Cambio Global, No 135, 2016 pp. 25-37.

[5] Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer (Edición Española), 4ª edición, Bilbao, 2009, pp. 1457-1458.

[6] Javier Pradera, citado por Alberto Vannucci en “Poder, derecho y corrupción”. Ed. Siglo XXI, México, 2011, p. 103.

Noemí López Trujillo es periodista, escritora, feminista; es mujer, vive en España y es joven. Lo que es igual a decir que sufre la inseguridad laboral (ha pasado por las redacciones de varios medios), la discriminación por ser mujer, la incertidumbre que depara el futuro y, como ella dice, una precariedad que “es vital y atraviesa nuestros cuerpos”. En 2017 obtuvo el premio de Periodismo Joven sobre Violencia de Género que otorga el INJUVE y en la actualidad escribe (generalmente) sobre temática social y siempre desde el punto de vista de vista de las mujeres. Hace un par de meses ha publicado en la editorial Capitán Swing  El vientre vacío, con prólogo de María Sánchez.

Lourdes Lucía de Espacio Crítico (EC) conversa con ella.

EC: Buenos días, Noemí. En primer lugar, enhorabuena por este libro. No es un libro cualquiera. Es un texto breve, 120 páginas, pero muy intenso, hay que pararse una y otra vez a reflexionar sobre lo que dices. Porque impacta, no te deja indiferente. Hablas sobre el miedo a tener hijos que tenéis las mujeres de tu generación, pero también del miedo a no tenerlos (Un escenario donde plantearse tener hijos da pánico. Pero no tenerlos, cuando lo deseas tanto, también). Tú dices que ya no existe la posibilidad de predecir cómo serán vuestras vidas en el futuro porque la precariedad ha dinamitado esa posibilidad. ¿Crees que hay salida a esta incertidumbre? ¿Está todo perdido?

No, no lo creo. Darlo todo por perdido sería una cesión al caos propio del individualismo. Yo creo que hay muchas personas organizándose y esforzándose para intentar que el Estado del Bienestar no se vaya del todo al traste, para intentar sostener las estructuras construidas. Si lo diésemos todo por perdido no habría nada por lo que luchar, mi libro siquiera tendría sentido. Me quejo porque creo en un mundo mejor. Y desde ese ejercicio de fe, construimos. Darlo todo por perdido, según qué narrativa, sería casi un lujo o un privilegio.

EC: En una entrevista que hiciste para TVE (La aventura del saber) dices que el título del libro viene por un sueño que tuviste (“Cada vez más imagino mi vientre vacío. Como una tumba a la que algún día llevaré flores”) y liga con un verso de María Sánchez, comentas que  muchas mujeres de tu generación tenéis la sensación del hueco, de ese vacío, de la imposibilidad de algo. Después de escribir un texto tan intenso, tan dolorosamente necesario, ¿cómo te sientes?

Creo que escribir sobre una misma es algo así como practicar el canibalismo. Mi escritura se alimentaba de la miseria propia. Y lo que más me aterraba era no sentir ese miedo que durante años he experimentado y no poder aterrizarlo en palabras. Ahora estoy haciendo la digestión de todo eso, así que no pienso mucho en cómo me afecta emocionalmente.

EC: Hablas en el libro, y lo recoge también Diana Oliver en una entrevista que te hizo para El País, de lo que le escuchaste a Rafaela Pimentel, una activista defensora de los derechos de las trabajadoras domésticas: “El feminismo que se centra en romper el techo de cristal es insuficiente cuando hay limpiadoras que ni siquiera están dadas de alta en la Seguridad Social”, ¿no crees que a veces, también en el feminismo, se ven los problemas desde una situación privilegiada?

Claro, el género y la clase son cuestiones intímamente ligadas. De ahí la potencia del movimiento feminista, de esta cuarta ola a la que asistimos, que es transversal e interseccional: son las mujeres más precarizadas (como las mujeres migrantes o las mujeres trans) quienes están construyendo los discursos más transgresores y están haciendo que el movimiento evolucione. No es que antes no lo hicieran, porque el movimiento siempre ha pertenecido a ellas, pero la hegemonía se visibilizaba y se construía desde el privilegio. Una vez que se han alcanzado ciertos consensos, nos damos cuenta de la enorme deuda que tenemos con compañeras a las que hemos arrebatado espacios.

EC: Últimamente se habla mucho de la Renta Básica Universal, ¿crees que una medida de este tipo mejoraría la situación y podría contribuir a la estabilidad que se necesita para planificar el futuro?

No tengo una opinión formada sobre la Renta Básica Universal. A priori me parece una buena idea, pero no tengo la suficiente información como para relacionar esta medida con lo que expongo en el libro, ni si mejoraría la situación o podría contribuir a la estabilidad. Desde luego necesitamos un gobierno progresista que legisle con perspectiva feminista y que saque adelante propuestas de corte social.

EC: Insisto en que en tu libro no sobra nada, hay que pararse en cada frase. Me parece muy buena esa descripción que haces del paro, viendo cómo, en diferentes etapas de tu vida, iba aumentando la fila de personas que aguardaban su turno ante la oficina de empleo. Es una imagen muy gráfica de las consecuencias de la crisis. Hablas aproximadamente del año 2009. ¿Crees que en estos diez últimos años ha cambiado algo? ¿Qué?

Han cambiado las expectativas: parece que ya no aspiramos a vivir mejor, sino a tratar de mantener lo logrado -en cuestión de derechos-. Y eso es muy peligroso para el progreso: si tenemos que recuperar las luchas pasadas y defender lo que pensábamos que ya se había conseguido, no progresamos, sino que nuestros esfuerzos van dirigidos al mantenimiento. Eso nos sitúa en un estado de latencia permanente donde es muy difícil evolucionar.

EC: Hablamos todo el tiempo de maternidad, pero ¿qué hay de los hombres, de la paternidad?

Bueno, ese es un discurso que deben construir ellos. Esto de que nos pregunten a las mujeres “¿y qué hay de los hombres?”, “¿qué opinan de esto los hombres?”, “¿cómo les afecta?” -como si fuese también nuestro trabajo crearles el mensaje más adecuado- no me convence, no me parece justo. La realidad es que gran parte de los hombres no se preocupa sobre si será demasiado tarde para su cuerpo cuando quieran ser padres, la paternidad apenas les penaliza en el mercado de trabajo, y no hay una narrativa tan bestia del “mal padre” como sí la hay de la “mala madre”. Así que la reflexión de cómo todo esto les interpela es su trabajo. Tenemos que combatir esta imagen de la madre salvadora que sabe dónde se ha dejado el chiquillo esa sudadera que tanto le gusta y que no encuentra entre tanto desorden porque así es ella, omnipresente y atenta a los detalles. Ese rol que se traslada al feminismo, según el cual somos espeleólogas de lo masculino también: siempre con la respuesta perfecta, siempre entregadas a la causa.

Noemí  López, fotografía de JAVIER NADALES

EC: Uno de los temas que planteas en el libro es el proceso de mercantilización de la congelación de óvulos. Sobrecogen las páginas que dedicas a contar las experiencias de mujeres que han tenido que pedir créditos, que se han endeudado para congelar sus óvulos con el deseo de ser madres un día. ¿Crees que se ha creado un negocio con la maternidad?

Sin duda. Las clínicas de reproducción asistida han sido inteligentes y han visto que aunque la maternidad se estaba imposibilitando, muchas mujeres iban a hacer todo lo posible por ser madres. Así que han puesto precio a nuestros deseos y a nuestros miedos. Esto, además, es bueno para el Estado porque aquí se ha descargado parte de la demanda que tenía que asumir la sanidad pública. Pero las listas de espera son incompatibles con la vida y con los proyectos vitales.

EC: Todo lo que dices en el libro es evidente, yo lo veo clarísimo. Sin embargo, leí después de la entrevista que te hizo Carlos Ansina en Onda Cero varios comentarios de personas que te habían escuchado:

Comentarios: Menos seguridades tenían nuestros padres, y todos hemos salido. La problemática de esta sociedad es la falta de compromiso o quizá la falta de confianza en la vida. Un hijo te trae una energía, que te irías al fin del mundo para conquistar la Patagonia si fuera necesario. Fuera cobardías.

Me parece que esta chica refleja perfectamente uno de los grandes paradigmas de la juventud española… Le echa la culpa a otros de las cosas que no están bajo su control.

Mis padres también tuvo [sic] 9 hijos. 4 chicos y 5 chicas. Fuimos muy felices. Entiendo que son diferentes tiempos, pero yo creo que hoy en día esta generación es muy cómoda. Yo tengo 52 años, 3 hijas y 1 hijo. 5 nietos y un bisnieto. Y me siento plenamente feliz con mi maravillosa familia. Todos vivimos en el mismo barrio y somos como una piña.

¿Te sorprenden este tipo de comentarios? ¿Crees que vivimos en una sociedad muy insolidaria, demasiado individualista?

No me sorprenden y en cierta forma los entiendo. Creo que uno de los discursos que más ha calado en las últimas décadas es el del “si quieres, puedes”, esta lógica del “hombre hecho a sí mismo”. Y creo que mucha gente que hace este tipo de comentarios tienen un sesgo del superviviente brutal: si a mí me ha funcionado, significa que a los demás también; y si no les está funcionando, es que algo estarán haciendo mal. Este sesgo del superviviente nos hace interpretar la realidad con unos códigos asentados en el esfuerzo, el talento propio y lo merecido, en vez de en la suerte, el privilegio y la desigualdad. Es casi una historia que nos contamos a nosotros mismos, un relato enunciado en positivo, que nos permite enorgullecernos de lo logrado desquitándonos la responsabilidad de actuar sobre los mecanismos que permiten que haya una sociedad desigual.

EC: Por último, siempre pienso que un libro, un ensayo como es este caso, debe servir para comprender mejor el mundo en el que vivimos, debe ayudarnos para transformarlo, ¿piensas que El vientre vacío está sirviendo para este fin?

Creo que de alguna forma sí, pero porque dialoga con obras y textos que otras mujeres han escrito o están publicando recientemente. Sinceramente, no le busco tanto la utilidad o la productividad a la obra, no la escribí por eso. La escribí porque mi editora y yo pensamos que es un relato importante el de las consecuencias de la crisis, de cómo la violencia económica impacta en nuestros deseos (impacta de muchas maneras, esta es una de ellas). Y pensamos que quizá habría mujeres que se podrían sentir identificadas.

Por último muchas gracias, felicidades de nuevo y quedamos a la espera de tu próxima obra.

La escritora brasileña Marcia Tiburi, exiliada en París, explica que Jair Bolsonaro representa una sociedad sin diálogo, enferma e ignorante. “Tenemos que anteponer la ética y la honestidad, que al final es lo que todo el mundo espera de los representantes públicos”, afirma en entrevista realizada en Barcelona.

BARCELONA, 1 diciembre 2019

En pocos años diversos intelectuales y activistas de izquierda se han visto obligados a abandonar Brasil después de denunciar las maniobras de la ultraderecha para lograr el poder. La antropóloga Debora Diniz, el diputado Jean Wyllys o el escritor Anderson Francia son un ejemplo. También es el caso de la filósofa y escritora Marcia Tiburi, víctima de un continuo linchamiento por parte del Movimiento Brasil Libre (MBL), del actual presidente Jair Bolsonaro. Exiliada en París desde noviembre de 2018, Tiburi es toda una referencia entre el feminismo y la izquierda transformadora.

Su último libro, Cómo conversar con un fascista. Reflexionas sobre el autoritarismo de la vida cotidiana (Akal, 2018), constituye una guía para entender el actual sistema dictatorial y neocolonial que el Ejecutivo de Bolsonaro pretende imponer en connivencia con la oligarquía y con los Estados Unidos. A pesar de la tristeza de ver Brasil desangrarse de forma tan terrible, Tiburi (Vacaria, 1970) confía en aquellos sectores que se esfuerzan para construir una nueva sociedad en la cual predomine la ética de la política y la defensa de los derechos humanos. Aprovechamos su visita a Barcelona para hablar con ella sobre la situación en el Brasil.

Ahora hace un año se fue del Brasil a raíz de las amenazas de muerte que recibió por sus postulados feministas y antifascistas. ¿Cómo vive esta situación?

Tanto psicológicamente como económicamente es duro. Pero los activistas -y en mi caso también- somos conscientes del papel que jugamos y miramos de llevarlo lo mejor posible, además de que en París puedo continuar escribiendo sin problemas.

Precisamente, el 3 de octubre pasado, la capital francesa concedió al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva la distinción de ciudadano de honor. ¿Su excarcelación abre una luz a la esperanza?

Demuestra que se utilizó la mentira para encarcelarlo. El nuevo ministro de Justicia, Sérgio Moro, conocido por varios casos de corrupción, estaba detrás de esta operación, hasta que el Tribunal Superior canceló el proceso esgrimiendo que no hay pruebas que lo incriminaran. Igual que no había pruebas para incriminar Dilma Rousseff, pero a raíz del golpe de estado contra ella el 2017, Brasil ha acontecido un estado fascista en el cual la democracia está suspendida de facto.

¿Bolsonaro ha dejado la democracia en papel mojado?

Bolsonaro, Moro y el resto del Gobierno forman una mafia criminal que, de la mano del ejército y con el apoyo de Estados Unidos, practica el terrorismo de Estado. Repite la estrategia urdida en la década de los 70 por los Chicago Boys -del cual el ministro de Economía, Paulo Guedes, era miembro- con el objetivo de colocar dictaduras capitalistas en toda América Latina. Y este modelo, diseñado para que banqueros y multinacionales saqueen los recursos con absoluta impunidad, se impone mediante una maquinaria de propaganda basada en la mentira y la demonización de la izquierda. Así es como se ha levantado al poder.

¿En qué consiste exactamente este sistema de propaganda?

Exacerba el miedo para que la población vea como una amenaza al extranjero, a las feministas o a los pobres. Unos “otros” a quienes hay que eliminar porque, según este discurso, ponen en riesgo la vida y la seguridad del país.

¿Se trata de un discurso maniqueo y endemoniado?

Se rodea de teorías obscurantistas, propias de personas enloquecidas, destinadas a suprimir cualquier brizna de alternancia y la perspectiva socialista según la cual hay otro mundo en el que todos y todas podemos convivir de forma justa y armónica.

¿Se busca deshumanizar al individuo?

Se le reduce a un simple productor-consumidor, a quien se le clasifica como superior o inferior, deseable o indeseable, digno de vivir o indigno de vivir. Es decir: “o eres de los nuestros o podemos eliminarte”. Así de sencillo, de aquí el hecho que los más perseguidos sean los defensores de los derechos humanos.

¿En qué medida este sistema de pensamiento bebe del nazismo y el fascismo de los años 30?

Absolutamente. Su puesta en escena es igual de agresiva, grotesca y se ayuda de la religión pentecostal, que conecta con la población más carente de formación y cultura. Tal como hacían Hitler en Alemania o Mussolini en Italia, se proporciona un mensaje que atiza el odio contra la izquierda, los inmigrantes, los indígenas y la intelectualidad crítica, a quien el mismo Bolsonaro prometió que perseguiría.

En su último libro, Cómo conversar con un fascista. Reflexiones sobre el autoritarismo de la vida cotidiana, califica esta estrategia de “colonialismo intelectual”. ¿A qué se refiere?

Es la colonización del pensamiento, de la cual también es responsable la élite intelectual de Brasil. Y es que la mayoría del mundo académico está poco politizado y ante el intento del ministro de Educación, Abraham Weintraub, de destruir la enseñanza pública, no ofrece ningún tipo de respuesta. Es verdad que el miedo amedrenta y paraliza a la comunidad educativa, pero ésta tendría que aprender a luchar y no lo hace.

Algunas voces también acusan a los anteriores gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) de haber incurrido en políticas que han allanado el camino para el resurgimiento del fascismo. ¿Está de acuerdo?

Personalmente no creo que el PT de Lula da Silva y Rousseff cometiera muchos errores. Sacó de la pobreza y garantizó la educación a la población más desvalida. De todas maneras, es cierto que no supo combatir adecuadamente algunos casos de corrupción y dejó que la derecha manipulara a las masas a base de vender la idea de que vendría un mesías a salvarnos de todos los desastres.

¿Con el empuje de los medios de masas ha tenido suficiente?

Lo explico en el libro Ridículo Político (Recuerdo, 2017). A través de los medios ha construido el mismo escenario de teatralización que había catapultado al poder a Silvio Berlusconi y después a Donald Trump. Insisto: se trata de utilizar determinados rituales y lenguajes cargados de mentiras para quitar a la ciudadanía su capacidad de pensar, dudar y tener un pensamiento libre. En definitiva: una colonización mental que después da pie a la colonización institucional.

¿Cómo se puede deconstruir este teatro de la mentira?

Considero que existen dos vías. Por un lado, que el neoliberalismo no entre en nuestras vidas, puesto que esto nos atomizaría todavía más como individuos. Y, a la vez, organizando un movimiento de resistencia que hable de política y se ocupe de ella, con la perspectiva de ser hegemónico. Y el diálogo es parte inherente de esta lucha, lo cual significa empoderar a la gente para que actúe de manera responsable.

¿Tenemos que reivindicar la ética en las formas de actuar?

Sin ética no tendremos una política ética; que pasa por empatizar con el otro, entenderle y compartir un camino con él. Ante un Bolsonaro que representa una sociedad sin diálogo, enferma e ignorante, tenemos que anteponer la ética y la honestidad, que al final es lo que todo el mundo espera de los representantes públicos.

¿Hace falta un líder progresista que encarne estos valores?

Lula da Silva los representa, pero si en un futuro queremos ensanchar la democracia, no hará falta la devoción al líder, porque el diálogo vendrá de la gran cantidad de personas que producen maneras de vivir e intervenir diferentes.

¿El feminismo puede contribuir a este cambio democrático?

Sin duda. Frente a la violencia y las ideas racistas, machistas y capitalistas de Bolsonaro, el feminismo reúne todos los valores antagónicos: la solidaridad, el pacifismo, la convivencia, los cuidados y el respeto a los derechos humanos.

Goya. Dibujos. «Solo la voluntad me sobra»

Museo Nacional del Prado. Madrid 20/11/2019 - 16/02/2020  

Y en esto llegó Goya.

Justo a los doscientos años de la apertura del Museo del Prado y como colofón de los actos de conmemoración de la efemérides: GOYA, el maestro que vivió la creación del Museo de las Colecciones Reales, que habría de ser Museo Nacional y la institución posiblemente de mayor prestigio y reconocimiento internacional de nuestro “goyesco” país.

No se sabe si el pintor pudo asistir a la apertura del museo, aunque desde el principio los retratos ecuestres del rey Carlos IV y su esposa la reina María Luisa colgaron de las paredes del edificio de Villanueva.

Hoy ciento treinta y tres pinturas y medio millar de dibujos conforman el patrimonio de obras del pintor que posee el museo. De hecho, podemos afirmar que entre la Plaza de Neptuno y la Glorieta de Carlos V de Madrid se encuentra la más extensa colección de obras del Genio de Fuendetodos.

Desde el 20 de Noviembre de 2019, en la zona de exposiciones temporales, se exhiben 325 dibujos de Goya, de los cuales 80 proceden de préstamos de museos y colecciones particulares.

Dividida en secciones y temas, se necesitarán una gran voluntad, tiempo y fortaleza para ver con detenimiento este “testimonio del testimonio” del gran pintor y escritor que fue, y siempre será, Don Francisco de Goya y Lucientes.

Cronológicamente la exposición se divide en 15 secciones, correspondientes a los comienzos del artista, los distintos cuadernos (A,B, C, F, E, D G y H), dibujos en cartas a Martín Zapater (amigo de la infancia), Sueños, Caprichos, Desastres de la Guerra, Tauromaquia y Disparates.

Si cronológicamente la exposición es interesante, por temas no queda a la zaga. Así podemos hacernos a la idea de la valentía y grandeza del personaje por dar testimonio, sin ambages, de la periferia de una sociedad cuyos desechos humanos, comportamientos pacatos, supersticiosos y con excesiva frecuencia desbocados, no son más que un reflejo de las excrecencias sociales de una nación enferma de desigualdad, con sus desastrosas consecuencias. Retratos, Tópicos Goyescos (Majas, Brujas y Toros), Multitud, Violencia, Violencia contra la mujer, “Acostumbrados a  mirarlas solo como nacidas para nuestro placer” y Vejez: este inventario que nos retrata, por sí mismo, la intensidad de lo que se pone delante de nuestros ojos sin ningún tipo de censura.

En carta a Joaquín María Ferrer en diciembre de 1985, desde el exilio en Burdeos, finaliza Goya con una frase intensa y reveladora: “Agradézcame usted mucho estas malas letras, porque ni vista, ni pulso, ni pluma, ni tintero, todo me falta, y SOLO LA VOLUNTAD ME SOBRA”.

En conversación entre los dos comisarios de la exposición, José Manuel Matilla y Manuela Mena, en un vídeo introductorio a la misma, Matilla comenta: “Estoy seguro de que alguien que entre en el Museo del Prado y vea la exposición, cuando salga por la puerta va a ser una persona distinta”. Por experiencia propia les puedo asegurar lo acertado del comentario.

Una vez más el Prado hace gala de su “savoir faire”como custodio y expositor.

Que todos celebremos los primeros 200 años de la Institución y los que han de venir.

https://youtu.be/BRYYqoevsKM

Exposición ‘Surrealista’, de Lee Miller

La Térmica. 
Avenida de Los Guindos 48, Málaga.
Del 14 de noviembre de 2019 hasta el 26 de febrero de 2020.

Lee Miller Penrose (Nueva York 1907, East Susex, Inglaterra, 1977) por encima de todo fue una extraordinaria fotógrafa surrealista. Con algunas circunstancias profesionales que podríamos considerar similares a las de Dora Maar, esta fotógrafa polifacética -trabajó para Vogue como modelo y posteriormente como corresponsal en la Segunda Guerra Mundial (en el Reina Sofía de Madrid hay en su colección una foto tomada por ella de civiles y soldados estadounidenses en el Campo de Buchenwald, Alemania)- se convirtió en una de las figuras más reconocidas y admiradas de la fotografía del Siglo XX.

Su vida fue todo menos mediocre, al igual que su obra. Mujer de una inusitada belleza sufrió de muy pequeña una violación que, sin duda, la marcó para el resto de su vida. Así y todo su enorme creatividad y talento la llevó a ser asistente de ManRay hasta el punto de que alguna de las fotografías de la época de colaboración entre ellos fueron, en realidad, creaciones de la misma Lee.

Paul Eluard, Miró, Cocteau y Picasso formaban parte del círculo de amigos de su época parisina. De hecho en la película “La sangre de un poeta” de Cocteau ella interpretaba a una estatua que cobraba vida.

Cuando Pablo Picasso conoció a Lee Miller quedó profundamente impresionado por la belleza y personalidad de la fotógrafa hasta el punto de pintar seis retratos de la misma. La amistad continuó ya que la pareja de Miller, y futuro marido, Robert Penrose, estableció una estrecha y fiel amistad con el pintor malagueño. Penrose fue quien se movió para que el mural Guernica, una vez terminada la exposición de Paris de 1937, viajara al Reino Unido en 1938.

Miller y Robert Penrose jugaron un importante papel en el desarrollo del movimiento surrealista británico. La mayor parte de los artistas que integraron las filas del movimiento surrealista colaboraron con ambos.

Durante la etapa de corresponsal durante la Segunda Guerra Mundial las imágenes que enviaba Miller tenían una mirada especial entre certera y provocadora, una mirada propia surrealista. Nada más surrealista que una guerra, que los totalitarismos.

Terminada la guerra regresa a su trabajo, siempre con esa mezcla de surrealismo y humor como en los retratos de Max Ernst, Henry Moore y Dorothea Tanning, artista de la que parte de su obra ha sido exhibida recientemente en el Museo Reina Sofía de Madrid .

Una exposición de una de las artistas más reconocidas y atrevidas del Siglo XX.

“Lee Miller en el apartamento de Hitler”

Una artista atrevida.

https://www.latermicamalaga.com/actividades/exposicion-surrealistas-lee-miller/

Regresamos a ese imán del arte que es Madrid.

JörgImmendorff (1945/2007). La tarea del pintor

30 octubre, 2019 – 13 abril, 2020  
Museo Centro de Arte Reina Sofía
Edificio Sabatini, Planta 1

Conocido y muy reconocido en Alemania el Reina nos regala una retrospectiva de casi cien obras -pinturas, esculturas y dibujos- del artista contemporáneo alemán Jörg Immendorf.

Considerado neoexpresionista, Jörg Immendorf es directo en su expresión. El arte ha de llegar al pueblo por lo que no recurre a las tendencias que son consideradas una rama del mercado -Pop, minimal- cuyo núcleo se encuentra en el mercantilismo anglosajón.

Sus orígenes beben de las consecuencias sociales y políticas fruto de las revueltas del ’68.

Sus primeras pinturas se basan en la tradición medieval por la cual el arte es pedagogía para el pueblo. En las primeras salas pueden verse imágenes con textos explicativos y una forma de pintar muy simple y directa.

En su denuncia por la libertad personal, tanto del artista como de la sociedad se posicionó por una solución que pudiera superar la falta de libertad que se experimentaba en la RDA, visible claramente en algunas de sus obras donde el muro estaba bastante presente. El arte sería una de las herramientas que ayudarían a superar la situación, el trauma, de Alemania.

Immendorf atravesando el muro con su herramienta de crear arte

En 1978 inicia la serie de pinturas denominadas “Café Deutschland”, más vital, con abundancia de colores y menos influida por parámetros ideológicos previos. En esta serie, de la cual hay dos cuadros en la exposición, hay una abundancia de personajes históricos y contemporáneos desplegados de forma que el campo visual se proyecta desde la pared trasera del mismo.

A partir de esta etapa el arte como tal va sustituyendo al artista individual en el objetivo de compromiso y pedagogía social y política.

La última parte de la exposición está intensamente influida, su trabajo, por las limitaciones físicas y psicológicas que el diagnóstico de la enfermedad del ELA impusieron a su obra. Fallece en Abril del 2007 como consecuencia de dicha enfermedad.

Una excelente oportunidad de conocer a un magnífico artista y reflexionar sobre las causas que le movieron a generar una obra tan extensa y, una vez más, intensa. Oportunidad para mirar a Alemania con ojos de espectador curioso y sorprendido.

Benito Pérez Galdós. La verdad humana

Del 1 de noviembre de 2019 al 16 de febrero de 2020 

Desde el Prado a Recoletos dense un paseo aquellos que viven en Madrid, o lo visitan. Entren en la magnífica sede de la Biblioteca Nacional y recréense con una deliciosa y amena exposición en torno a la inmensa figura humana y literaria de Don Benito Pérez Galdós. Solo les diré que saldrán con enormes ganas de leer lo que no hayan podido leer de lo mucho escrito por él. Desearán, asimismo, releer lo que hace años leyeron y disfrutaron como los fieles a sus entregas hace ciento y algo más años. Finalmente, representen, bajo la estatua del Maestro esculpida por Victorio Macho en los jardines del Retiro, escenas como las que se representaron con enorme éxito de público y crítica por tres actrices, heroínas en sus papeles y musas teatrales en su profesión: María Guerrero, Margarita Xirgú y Matilde Moreno.

http://www.bne.es/es/Actividades/Exposiciones/Exposiciones/Exposiciones2019/Benito_Perez_Galdos_La_verdad_humana.html

Por gentileza de la editorial CLAVE INTELECTUAL reproducimos (en exclusiva) un fragmento del último libro de Bernie Sanders, CONTRA EL CAPITALISMO SALVAJE. En estos tiempos en los que, lamentablemente, crecen en la sociedad sentimientos de odio y xenofobia, reconforta oír las palabras de este gran político estadounidense.

“Estoy orgulloso de ser hijo de un inmigrante. A los diecisiete años, mi padre llegó desde Polonia sin un centavo en el bolsillo. Hace ya algunos años, mi hermano Larry y yo visitamos el pueblito donde nació y fue criado. Mientras estábamos allí, me sorprendió la increíble valentía de ese joven que –sin dinero, con poca educación y sin hablar una palabra de inglés– cruzó el océano en 1921 buscando una vida mejor.

Su historia –mi historia, nuestra historia– es la historia de Estados Unidos: personas y familias trabajadoras que vinieron a crear un futuro mejor para ellos y sus hijos. Es una historia enraizada en la familia e impulsada por la esperanza. No por nada la Estatua de la Libertad es una de nuestras imágenes más icónicas.

Desde la fundación de la nación, incalculables cantidades de personas llegaron a nuestras costas para mejorar sus vidas, escapar de la opresión y la violencia, o huir de la pobreza extrema. Más que cualquier otro país en la historia del mundo moderno, Estados Unidos modeló su identidad y carácter gracias al proceso de inmigración y las contribuciones de esos inmigrantes.

En la actualidad, más de 11 millones de inmigrantes indocumentados viven en las sombras. Más del 85% residió en Estados Unidos por al menos cinco años y muchos están aquí desde hace décadas. La gran mayoría respeta las leyes. Vinieron de muchos países por muchas razones.

Los inmigrantes indocumentados forman parte del tejido de nuestra sociedad y economía. Hacen algunos de los trabajos más duros y peor pagados. Es probable que sin trabajadores indocumentados el sistema agrícola de Estados Unidos colapsara y se produjera el rápido aumento del precio de los alimentos y la reducción de la variedad de alimentos que consumimos. Los indocumentados también son una parte integral de nuestras comunidades, ya que se ofrecen como voluntarios en las bibliotecas locales, trabajan en las asociaciones de padres y maestros y entrenan a sus hijos en equipos de béisbol y fútbol. Hoy esas familias se ven forzadas a vivir con miedo de que su situación inmigratoria sea descubierta. La amenaza de la deportación está siempre presente en sus vidas.

El Congreso debe hacer su trabajo y sancionar lo que la mayoría de los estadounidenses exige: una reforma de la política inmigratoria amplia y humana. Permítanme resumir lo que eso significa.

Primero y principal, significa crear una vía para que 11 millones de personas indocumentadas puedan convertirse en residentes permanentes autorizados y, con el tiempo, en ciudadanos.
Es hora de sacar a estas personas de las sombras y brindarles todo el resguardo de la ley.

Debería permitírseles mejorar sus vidas a la vez que contribuyen en forma más completa y justa a la economía estadounidense. Esto incluye pagar su justa parte de impuestos a la renta, contribuciones a la seguridad social, Medicare y tener la posibilidad de beneficiarse con estos programas.

El camino hacia la ciudadanía debe ser justo y no exigir tiempos de residencia muy prolongados ni tener períodos de solicitud muy restrictivos. Las multas y pagos también deben ser justos –no pueden ser tan onerosos que se conviertan en obstáculos para obtener la residencia legal–.

La reforma inmigratoria debe incluir la ley DREAM: la garantía de residencia condicional para personas que prestan servicio en las fuerzas armadas o asisten a la universidad. Es hora de aprovechar el potencial de toda nuestra juventud.

La reforma inmigratoria debe permitir a los individuos postularse para obtener residencia incluso si fueron encontrados culpables de delitos no violentos. Una condena previa por delitos no violentos no debería impedir que alguien obtuviera la residencia legal. Implementada de forma correcta, la reforma inmigratoria permitirá que las autoridades se concentren en los delincuentes violentos y no en personas trabajadoras que quieren regularizar su situación.

Reforma inmigratoria significa terminar con las arbitrarias redadas de familias de inmigrantes para su posterior deportación. También significa libertad condicional humanitaria para que los inmigrantes injustamente deportados puedan acelerar la reunificación de sus familias separadas. El programa administrado por el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos permite a un no ciudadano entrar legalmente al país por un período corto de tiempo, ante una emergencia familiar, para reunir padres e hijos o para asistir a procesos judiciales civiles o penales.

Reforma inmigratoria significa acabar en forma inmediata con las detenciones familiares. También implica promover alternativas a la detención individual, lo que permitiría que cientos de detenidos no violentos se reúnan con sus familias mientras esperan su turno en la Corte.

Reforma inmigratoria significa terminar con los centros de detención privados con fines de lucro.

Reforma inmigratoria significa mejorar las condiciones dentro de las instalaciones públicas de detención, en especial, para las poblaciones vulnerables: mujeres embarazadas, menores sin acompañante, personas LGBT y detenidos con discapacidades.

Reforma inmigratoria significa asegurar que todos los inmigrantes detenidos tengan acceso permanente a la representación legal antes y durante las audiencias, para garantizar así el debido proceso y la protección igualitaria. También significa proveer la financiación adecuada para eliminar las demoras en los tribunales y reinstaurar la discrecionalidad judicial para permitir a los jueces considerar las circunstancias particulares de cada caso.

Creo que con un fuerte liderazgo moral, podemos impulsar a nuestra nación hacia una reforma inmigratoria sensata, humana y amplia. Al hacerlo, podremos revertir la caída de nuestra clase media, equipar al país para que compita mejor en la economía global y construir a partir de la tradición nacional de aceptación de la diversidad y la diferencia en provecho del bien común”.

CONTRA EL CAPITALISMO SALVAJE RECOGE LAS REFLEXIONES DE BERNIE SANDERS SOBRE LA SOCIEDAD ACTUAL Y ALGUNAS DE SUS PROPUESTAS PARA MEJORARLA.

Bernie Sanders nació en Brooklyn (Nueva York) en 1941 y en la actualidad es uno de los políticos más interesantes y populares en Estados Unidos. Licenciado en Ciencia Política en la Universidad de Chicago y activista desde su juventud se declara «Socialista democrático». Fue precandidato a la Presidencia por el Partido Demócrata en 2016 (fue derrotado por Hillary Clinton) y nuevamente en 2020. Con la idea siempre de mejorar la sociedad de Estados Unidos y del mundo, Sanders traza en este preciso y descarnado libro un diagnóstico de las calamidades sociales que afectan a Estados Unidos, como la creciente desigualdad de ingresos (el 1% más rico de los estadounidenses posee tanta riqueza como el 90% más pobre), la brutalidad policial, la inaccesibilidad a la educación superior, el racismo o los laberintos del sistema sanitario. Además, Sanders aporta interesantes recetas destinadas a concienciar a la población, y muy especialmente a los jóvenes, de que hay que transformar el sistema antes de que sea demasiado tarde.

CONTRA EL CAPITALISMO SALVAJE
Bernie Sanders
Traducción de Eduardo Ferrauti
Clave Intelectual, Madrid, 2019

Ya son tres años, tres años de poner en práctica el acto revolucionario que supone el nombrarnos a nosotras mismas como primer paso para construir una sociedad para todas. Tres años de unir diferentes voces, comunidades, estrategias, orígenes, organizaciones, situaciones socio-económicas, administrativas y de vulnerabilidad. Tres años de asumir la complejidad de aunar sensibilidades políticas diversas que, en algunas ocasiones, chocan pero convergen en la necesidad de articular un discurso y una práctica política que ponga en el centro la vida de las negras, de las moras, de las gitanas, de las de Abya Yala, de las asiáticas, de las musulmanas, las vidas de todas aquellas personas y comunidades que no importan.

Gracias a la labor de diferentes organizaciones y personas se va comprendiendo que la lucha contra el racismo no es una cuestión ligada a sólo dialogar con la moralidad de la sociedad a la que pertenecemos. Además, ese diálogo, no se podía seguir produciendo desde los marcos en los que estaban/están mayoritariamente aceptados. Mientras desde la extrema derecha, derecha y centro-izquierda se construyen relatos que criminalizan, exotizan, deshumanizan a las comunidades migrantes y racializadas, desde sectores de la izquierda casi siempre se ha querido responder desde planteamientos que buscan hablar solamente del rendimiento económico que podemos dar a la sociedad. En definitiva, ambas posturas son profundamente colonialistas y racistas porque el sujeto migrante y racializado se construye sin que se salga del sentimiento de superioridad racial y civilizatoria y sin abordar esta cuestión desde un prisma histórico y estructural. Y, por supuesto, sin la presencia corpórea del sujeto migrante y racializado o cuando está presente es un sujeto sin conciencia antirracista, conciencia que siempre es radicalmente colectiva.

Fotos de Byron Maher (El Salto)

Este es sólo uno de los motivos por el que diferentes comunidades y personas migrantes y racializadas marchamos el pasado domingo. Nos hemos dado cuenta que si nosotras no impulsamos imaginarios desde los cuales construir la sociedad a la que pertenecemos, nadie lo va a hacer por nosotras. Que si nosotras no desenmascaramos las maneras en las que está presente el colonialismo interno y externo, nadie lo va a hacer por nosotras porque esta sociedad tiene una profunda amnesia colonial y no ha querido tener un debate serio sobre el carácter histórico y estructural de la hija del racismo: la raza.

La manifestación, una vez más, fue profundamente pedagógica. Desde nuestros cánticos hasta la forma en la que estábamos distribuidos era un reforzamiento de nuestras identidades desde algo tan revolucionario como es el derecho a tener memoria. Nuestros planteamientos políticos están reconfigurando absolutamente todo porque no sólo estamos abriendo nuevas vías de diálogo con la sociedad a la que pertenecemos, esto es algo más, estamos creando conciencia antirracista entre nosotras mismas para poder construir un sujeto político con personalidad autónoma que exija a este Estado: verdad, justicia y reparación para nuestras comunidades. Como dirían en Chile, estamos haciendo de la dignidad costumbre, nos estamos reconociendo fuera de la mirada colonial y racista.

Estamos imaginando una sociedad desde nosotras para confrontar aquella que se construye contra nosotras. Porque hemos entendido que no podemos hablar de democracia si hay más de cuatro millones de personas que no pueden votar, que las personas encerradas en los Centros de Internamiento de Extranjeros son presos políticos, que la Memoria Histórica son aquellas personas de nuestras comunidades que lucharon por la libertad, que no se puede llamar acoso a la violencia racista en colegios, institutos y universidades, que no son MENAS son niños y niñas de origen migrante, hemos entendido que cuando se presenta una mesa de negociación nuestras reivindicaciones migrantes y antirracistas son las primeras en quedarse fuera.

Sólo continuamos un proceso político que se abrió hace siglos. Quizás, nuestra especificidad, además del tiempo histórico y el territorio que habitamos, sea que estamos intentando impulsar un relato inter-comunitario para no dejar a nadie fuera, relato que tenga en cuenta la interrelación que se da entre la raza, el género, la clase, las disidencias sexuales, situaciones administrativas, lenguas, orígenes… Estamos asumiendo la complejidad de crear una identidad colectiva amplia que realice el conflictivo ejercicio de dialogar y desmantelar la ficción política que se creó a costa de la persecución, encarcelamiento, deshumanización, esclavización, intentos de genocidios y racialización desde la inferioridad de otros pueblos; esa ficción política que ha hecho que la extrema-derecha tenga 52 diputados, esa ficción política que en muy pocas ocasiones ha sido cuestionada, desde un marco anti-colonial y antirracista, por aquellos que dicen disputársela a la derecha. Esa ficción política llamada España.

Nombramos bajo la lluvia el origen de muchas de nuestras cicatrices para poder percibir la tierna y poderosa compañía de otras que luchan como nosotras. Otras que son las nuestras, las indígenas y afrodescendientes que llevan luchando siglos contra las elites criollas que se hicieron con los Estado-Nación para excluirlas de todo relato comunitario. La lucha en Chile, Algeria, Sudán, Bolivia, Guinea Conakry, Ecuador, Senegal, Colombia, Haití; todas las batallas que se están produciendo a lo largo y ancho del mundo y que responden a la impugnación del orden colonialista, racista y machista, están rotundamente unidas a la lucha contra el racismo y en defensa de los derechos de las personas migrantes que llevamos a cabo nosotras en el contexto español.

Nos queda un largo camino por recorrer, noto la fatiga en muchas de nosotras, sin embargo, dejemos que nos atraviese el aliento de las que están llegando y el vetusto viento de los pasos que vienen de lejos, viva la lucha antirracista, por nuestras memorias antirracistas.

Fotos de Byron Maher (El Salto)

Hasta un total de catorce partidos han llegado a un pacto espurio, en un intento por dar salida a las protestas ciudadanas. El acuerdo lleva un pomposo enunciado: Por la paz y una nueva constitución. Desbordados por la explosión social que cuestiona el sistema político implantado desde la dictadura, la constitución de 1980, el pacto garantiza la continuidad del orden neoliberal, con un nuevo etiquetado. Salvo el Partido Comunista y Humanista, la coalición gobernante Chile Vamos, nicho del pinochetismo, pasando por socialistas, democristianos, radicales, Partido por la Democracia, hasta Revolución Democrática y Convergencia Social, se coaligan. Son las tres coaliciones que dan vida al Chile actual y están presentes en las instituciones. Su objetivo, romper el espinazo de las movilizaciones sociales que han ido creando sus propias estructuras, débiles pero capaces de cuestionar el orden. De ellas han surgido los cabildos abiertos, mesas de debates, y una organización sin liderazgos, su gran debilidad para negociar con el poder constituido. Estudiantes, jubilados, profesionales, trabajadores, sectores medios, el movimiento feminista, el pueblo Mapuche participan en la elaboración de propuestas para llamar a una Asamblea Constituyente. Es una explosión de rebeldía generalizada. Un hartazgo a tanta injusticia social, corrupción, mentiras y  la total sordera de una elite política que durante décadas se ha desentendido de las consecuencias de un modelo concentrador y excluyente, justificando la desigualdad bajo el argumento de responder a una distribución equitativa acorde a las leyes del mercado.

Las multitudinarias manifestaciones, que no han podido ser aplacadas, aspecto a considerar si se tiene en cuenta la dureza de la represión, demuestra que la violencia no es suficiente para debilitar los movimientos sociales que han decidido resistir como parte de sus reivindicaciones democráticas por una Asamblea Constituyente, los derechos del pueblo Mapuche y el fin del ciclo neoliberal. Como dato, sirva la encuesta realizada por la Universidad de Chile. En ella se observa una doble matriz. Por un lado la amplitud de la población que acude a las manifestaciones, sus demandas por un cambio de régimen y por otro la pérdida de confianza en las instituciones políticas del Estado. Así, un 55,3% de la población dice haber participado de alguna forma de la protesta: cacerolazos, marchas, concentraciones o apoyo en las redes sociales. El 87,8% cree que los cambios de gabinete no solucionan los problemas actuales, otro 80,3% de los encuestados, considera necesario redactar una nueva constitución y más del 90% pide una reforma en el sistema de pensiones, salud, educación y el mercado laboral. En la contraparte, la desafección y descrédito de los partidos. La consulta pedía una valoración de 1 a 10 en el nivel de confianza en los principales puestos de representación política. El resultado no puede ser más desalentador. El presidente de la república obtiene un 2,8; los ministros 2,6; parlamentarios 2,5 y los partidos un 2,4. Curiosamente, los encuestados valoraban positivamente el cuerpo de Bomberos con un 9,3, seguidos de las ONGs con 7,2, las Juntas de Vecinos con un 6,3, los Hospitales un 6,2, las Universidades llegan al 6,1, y el Instituto de Derechos Humanos se queda con 6.0.  

El miedo sacude al poder. El gobierno, con aval de una gran parte de la oposición, opta por la fuerza bruta. La violencia como arma política en manos del Estado se ejerce sin contemplaciones, recordando los peores días de la dictadura, además de su falta de entendederas del porqué de las protestas ciudadanas. Hasta el 6 de noviembre, el Instituto Nacional de Derechos Humanos reporta 6,362 detenidos, 23 muertos, 2,365 heridos, 400 por arma de fuego, 774 por perdigones, 1.104 por gases o golpes, 217 presentan pérdidas oculares. Se acumulan 246 querellas por torturas, 58 por violaciones y abusos sexuales.

Gobierno y oposición, no logran apaciguar a la ciudadanía bajo el exclusivo uso de la fuerza bruta. Se criminalizan las protestas y centran la atención en los llamados puntos negros o zonas oscuras. Presentar un país en manos de delincuentes que asaltan supermercados, violan la propiedad privada, rechazan el dialogo, rompen la convivencia, siembran el caos y la destrucción. Son las bases para traer a colación la amenaza de un levantamiento popular. Es la guerra. El presidente de Renovación Nacional, partido de Sebastián Piñera, Mario Desbordes, declara el 13 de noviembre: “solo quedan uno o dos días” para un acuerdo que ponga término al levantamiento popular. El gobierno amenaza con implantar el Estado de sitio, dando todo el poder a las fuerzas armadas y de paso, agita la bandera de un ruido de sables, lo cual obliga a tomar decisiones urgentes. Manuel Cabieses director de Punto Final señala: “El rumor del peligro golpista -real o supuesto- surgió cuando el presidente de Renovación Nacional, sentenció que sólo quedaban uno o dos días para pacificar el país. Se estima que este ex teniente de carabineros y ex funcionario de la Gendarmería, mantiene una relación privilegiada con las instituciones armadas. La maniobra, en todo caso, permitió a los desprestigiados partidos recuperar protagonismo. Lo hizo mediante la suplantación de identidades. Las masas populares y las organizaciones sociales -que tuvieron fugaz aparición con la mesa de Unidad Social- fueron suplantadas por partidos situados en el peldaño más bajo de la estima ciudadana. Horas después del pacto de gobierno-oposición, el pueblo salió otra vez a las calles reiterando sus demandas democráticas y fue reprimido con extrema dureza”.

Bajo el paraguas de un push militar, gobierno y oposición, el 15 de noviembre, al borde de un ataque de nervios, firman el documento “Por la paz y una nueva constitución”. En el que dicen recoger las principales reivindicaciones de las protestas y llaman a la desmovilización, esgrimiendo la necesidad de una paz para convocar a un plebiscito sobre la reforma constitucional. Incluso tiene fecha: abril de 2020. En la consulta, los ciudadanos deberán responder a dos preguntas: ¿Quiere Usted una nueva constitución?; y ¿Qué tipo de órgano debiera redactar la nueva constitución. Convención constitucional o Convención mixta? La segunda, esconde la trampa para garantizar un cambio a lo gatopardo. Serán las fuerzas políticas, mismas que firmaron el pacto quienes tengan la mayoría de constituyentes. La elección se realizará por el actual sistema parlamentario y listas electorales, con lo cual las tres grandes opciones: Chile Vamos, Nueva Mayoría y el Frente Amplio se repartirán los delegados, desplazando del escenario a quienes desde abajo y en los cabildos abiertos han cuestionado el orden vigente. Es decir la continuidad del orden neoliberal. La traición se ha consumado.

Jorge Sharp, Alcalde de Valparaíso militante de Convergencia Social junto a 72 correligionarios, presentan su renuncia, al partido, poniendo en evidencia lo espurio de la firma: “El Acuerdo de Paz social, y una nueva Constitución, firmado por diferentes partidos políticos nacionales, es contrario, en esencia a las demandas que las diferentes y diversas manifestaciones han enunciado en la calle. Su construcción se realizó por un conjunto de directivas partidarias y parlamentarios que no representan la voluntad mayoritaria de la movilización, excluyendo, en definitiva a ese Chile que despertó. (…) Las decisiones tomadas por las instancias superiores del partido, nos indican que este no constituye el espacio que permite impulsar de forma adecuada la política de transformaciones democráticas que requiere el momento actual. Es por ello que a través de esta carta comunicamos nuestra renuncia a Convergencia social”.

La criminalización de las protestas y el rechazo a las demandas de una Asamblea Constituyente con delegados electos desde abajo y cuya labor sea recoger las propuestas de los cabildos abiertos, será deslegitimado. Primero por la imposibilidad de ser elegidos bajo la actual ley electoral y en segundo lugar, esgrimiendo el ruido de sables que acompañara todo el proceso. Así, la espada de Damocles, de las fuerzas armadas con su autonomía frente al poder político, penderá sobre la cabeza de los chilenos y serán los cancerberos del orden neoliberal nacido del golpe de Estado de 1973. Sin embargo, la historia es imprevisible. Los grandes cambios sociales no se detienen ni con la ignominia ni con la traición. Tal y como el presidente Allende lo señaló en su último discurso: “el proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a postre no podrá detenerse (…) La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. (…) este es un momento duro y difícil: es posible que nos aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor”.

Una familia formada por dos padres y dos niños viaja a Arizona. El matrimonio, inmerso en una profunda crisis, decide emprender lo que podría ser una huida hacia adelante, pero que más bien es el descenso en una realidad histórica y política con el que la autora quiere llegar a la médula de la ideología que desde su punto de vista funda Estados Unidos: racismo, disgregación, muerte, conquista y rechazo sistemático del migrante.

La novela, entonces, se lee al mismo tiempo superponiendo dos niveles que se entrelazan en la narración. Por un lado, el nivel moral. El padre lleva a la familia a iniciar este viaje con la idea de centrarse en la búsqueda de los antiguos apaches, que fueron desterrados de sus tierras y encerrados en reservas. La madre, a su vez, busca a los niños que provienen de centro América y que, después de atravesar junglas, montar en trenes bestiales y saltar muros, llegan a un desierto vasto que en ocasiones se los traga para perderse para siempre. Los objetivos de estos dos personajes, por lo tanto, buscan compartir con el lector un problema de índole política y moral que, de acuerdo con la autora, muestran la verdadera cara de Estados Unidos.

Por otro lado, nos encontramos con el drama familiar, el matrimonio que se deshace, los niños que viajan en el coche como metidos en una nave espacial o que escuchan, sin entender y entendiendo todo al mismo tiempo, las historias de apaches que les cuenta su padre o las noticias de niños desaparecidos o deportados en la radio.

Valeria Luiselli

Pero la novela, aunque gire sobre estos dos ejes, es mucho más. Están los paratextos: las cajas en las que cada miembro de la familia va archivando sus documentos y va formando así, como archivistas-viajeros su propio archivo personal, y en las que nos encontramos los libros, las fotos polaroid que el niño mayor toma o las grabaciones de sonido del padre. Hay también una historia paralela que la madre va leyendo a sus hijos y que después se trenza con la principal, insertando lo ficticio dentro de lo ficticio en lo real dentro de lo ficticio, mostrando quizás cual es el objetivo último de Luiselli: construir una literatura comprometida políticamente y que busca recrear sucesos de su propia vida (también ella, en 2014, viajó de Nueva York a Arizona con su familia, cuando una crisis sin precedentes de migrantes subía por América hasta llegar a la frontera de México con Estados Unidos), aunque no sería exacto describir la novela con la manida etiqueta de autoficción. Sí que hay, por el contrario, mucho trabajo de archivo, compromiso y toma de punto de vista sobre lo que es Estados Unidos y como trata a sus migrantes.

Desierto sonoro es una novela en ocasiones dura, en ocasiones tierna, estructurada de manera ordenada, con personajes que tienen objetivos claros y que empujan la narración en una dirección que todo lector puede seguir para así llegar a un final trepidante en el que los niños perdidos siguen su camino infinito por el desierto y los fantasmas de los apaches son ecos que rebotan en el corazón de América.

Una iniciativa en favor de Proactiva Open Arms

Dentro de poco se publicará Blau, un libro que cuenta la historia de las personas migrantes que huyen de la guerra y la pobreza y se juegan la vida atravesando el mar Mediterráneo. El cuento, orientado al público infantil y juvenil, está editado por la editorial Pol·lenedicions y cuenta con una campaña de micromecenazgo que ya está en marcha y que servirá en parte para editar el libro y para contribuir económicamente a la labor de la organización Proactiva Open Arms.

Podéis contribuir y convertiros en mecenas del proyecto en el siguiente enlace: https://vkm.is/blau

El cuento explica la historia de una niña y un niño que conocen a un ser que construye réplicas del fondo del mar con la basura que se va encontrando. Este ser les cantará una canción sobre los desaparecidos en el Mar Mediterráneo. El libro, ilustrado cariñosamente por Gemma Aguasca y escrito con delicadeza por Mònica Ortega y Laia Roca, esconde, como el mismo Mediterráneo, una realidad dramática.

Así, el libro quiere realizar tres denuncias que se cuentan entre las más importantes y urgentes del presente: la basura que nuestra sociedad acumula en el mar como si fuera un vertedero invisible que (como vemos en el cuento) acaba por aflorar, las muertes de migrantes de las que cada semana recibimos noticias en un goteo cruel y constante y, por último, la reivindicación de las historias de estas personas desaparecidas. Igual que ocurre en otros contextos (los asesinatos de mujeres en México o las víctimas civiles en conflictos armados como los de Siria y Yemen), cuando se acumulan los nombres de aquellas personas que han muerto o desaparecido, aumenta también su anonimato. Ya son solo nombres que van componiendo una lista. ¿Pero cómo hacer para que estos nombres sean algo más? ¿Cómo ver a las personas que las estadísticas y la actualidad acelerada ocultan? Blau consigue dar una respuesta a estas preguntas por medio de la ficción.

Y las lectoras y lectores, que también pensamos que estas preguntas son importantes, tenemos la oportunidad de participar en un proyecto que confronta de lleno tanto la alarma ecológica como la alarma migratoria y proyecta sus resultados a la gente más joven. Todo ello con un trabajo en el texto y las ilustraciones que resulta tan emotivo como necesario.

Cabe destacar también su colaboración con Open Arms, cuyos miembros también podrían componer muchas canciones como la que sale en este libro.

En definitiva, más iniciativas como Blau y más historias como esta.

Con el objetivo de terminar con la precariedad laboral, la desigualdad y avanzar en los derechos de los trabajadores, desde los sindicatos apelan a la redistribución de la riqueza con la derogación de la reforma laboral y una nueva reforma fiscal. Es una de las conclusiones que se extraen del debate ‘Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores’ organizado por la Fundación 1 de Mayo de CC.OO.

Conversación con Marta Pazos, directora de escena

El próximo domingo, 10 de noviembre, se estrena en Santiago de Compostela la ópera A Amnesia de Clío, una producción de Voadora en coproducción con el Consorcio de Santiago–Real Filharmonía de Galicia, el Centro Dramático Galego y Amigos de la Ópera de Santiago, y que ha contado con la colaboración de diversas instituciones gallegas.

Una Beca Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales 2017 ha hecho posible la realización de esta ópera. Compuesta por Fernando Buide, con libreto de Fernando Epelde y bajo la dirección musical de Paul Daniel, la dirección escénica está a cargo de Marta Pazos, con la que conversamos en Espacio Crítico.

Espacio Crítico (EC): No es fácil estrenar una ópera nueva, contemporánea, y menos una obra que tiene un marcado acento feminista. ¿Cómo lo habéis hecho posible? Prácticamente todo el equipo sois de Galicia ¿te has sentido como en casa?

Marta Pazos (MP): Hay mucho talento en Galicia. Sí, me he sentido como en casa. Lo decía el productor en la presentación: siento orgullo de que hayamos podido levantar un castillo como este aquí, una ópera de este tipo, enorme. Una ópera contemporánea es muy difícil de escribir, de estrenar, de poner en pie. Es importante apoyar este tipo de proyectos porque, claro que es fantástico poner en pie Aidas y ToscasCármenes y Otelo, etcétera, eso es muy necesario, pero es muy importante estrenar óperas nuevas que se representarán en el futuro. Y hacer así historia.

EC: La ópera se estrena el 10 de noviembre en Santiago, el mismo día de las elecciones. ¿No puede perjudicaros esta coincidencia?

MP: En absoluto. Ya tenemos el auditorio completo. Las entradas se agotaron en cuanto se pusieron a la venta. El Auditorio tiene un aforo para más de mil espectadores. Nosotros ya teníamos la fecha mucho antes de que se convocaran las elecciones. Pero a mí me parece una de esas coincidencias fabulosas, que una obra que habla de arte y política se estrene el mismo día que se celebran estas elecciones tan importantes.

EC: Clío es la musa de la historia y de la poesía épica. Fernando Buide explica que la trama arranca de una serie de personajes reales a partir de los cuales se construye una especie de distopía. El personaje femenino está inspirado en diferentes mujeres fuertes del siglo XX, que se convierten de alguna manera en Clío.

MP: Así es, pero tengo que matizar que  la idea de la ópera es de Fernando Epelde, él es el autor de la historia.

EC: Me comentaste este verano, la última vez que nos vimos, y también lo he leído en varias entrevistas tanto en prensa escrita como en la radio que habéis pensado en Cicciolina como personaje principal. ¿Es así?

MP: No, no es exactamente así. Esa fue la primera idea, pero por diversas circunstancias que no vienen al caso la hemos cambiado. El libreto es maravilloso, la composición es fantástica. Y está mal que yo lo diga, pero la puesta en escena es muy buena. Y hemos preferido que en este escenario Clío sea un personaje que es el compendio de muchas mujeres. Nos fuimos al germen y hemos reflejado en Clío a muchas mujeres que han sido irreverentes y han ocupado espacios que no les pertenecían. Mujeres a nivel mundial; tal como es ahora Clío, el personaje principal, la musa convertida en genio, la obra queda mucho más completa. La acción comienza en 2019 y anuncia un futuro distópico. Esta ópera ha sido una aventura vital, hemos aprendido mucho en todo el proceso de creación en el que llevamos años trabajando.

EC: También son sorprendentes los personajes antagonistas de Clío: George Bush hijo, Angela Merkel, la sargento estadounidense Leslie Zimmermann, que se convierten también en personajes casi de ficción. Pueden parecer personajes grotescos ¿Tiene algo de bufo esta ópera?

MP: Para mí no es nada bufa, en absoluto. Es un libreto muy cinematográfico, en mi opinión tiene más que ver con ese tipo de cine de intriga, de alta política, un poco shakespeariano, por qué no decirlo, de intrigas de palacio. Cicciolina era la guinda del pastel pero era un peso muy grande en el proyecto. Ahora es como si se hubiera retirado un velo. Ahora todo gira en torno a Clío, este personaje que es el reflejo de muchas mujeres. Creo que así queda más universalizado.

EC: ¿No te asusta el peligro de una empresa tan arriesgada?

MP: No me asusta en absoluto. Generalmente no tengo miedo cuando me meto en un proyecto. Si no no me metería en nada, no haría nada. Siempre tengo curiosidad y veo lo que puedo aprender. También llevo la escenografía. Para mí ha sido un trabajo muy complejo.

EC: ¿Cuánto tiempo lleváis trabajando en este proyecto?

MP: Dos años.

EC: ¿Hay una atmósfera de sexualidad en esta ópera?

MP: La sexualidad está latente: juegos de poder en el arte y la política. Y esto tiene que ver en mi opinión con el sexo. Hay mucho de seducción. Todo el mundo de la política es seducción, captación. En el trabajo con los solistas ha habido una labor en la que yo les he pedido que suban la temperatura del horno. Para mí, por ejemplo, esto ocurre con el trabajo de Sebastià Peris, el barítono; él hace el papel de un personaje deleznable pero hay que sacarle su parte magnética, su parte sensual. Tiene que haber algo de eso para reflejar el sexappeal de la política, y lo mismo pasa en el arte. Aquí es donde se ve reflejada toda la historia de las musas, cómo aparecen, cómo están colocadas, desnudas, en los museos.

EC: ¿Y Clío?

MP: El personaje de Clío es una mujer de 66 años. Me encanta que tenga esa edad. La soprano, Raquel Lojendio, es muchísimo más joven, pero hemos trabajado esa sensualidad desde un lugar en el que ya ha pasado de todo. Hemos construido un personaje muy magnético. Ella está soberbia porque además hemos tenido la suerte de trabajar como se hacía hace muchos años, cuando sabías para qué soprano ibas a componer. La partitura está compuesta para Raquel. El movimiento de escena está hecho para ella, conociendo yo sus características y virtudes. Por ejemplo, ella tiene formación de ballet clásico y le hemos hecho una escena de puntas. No sé qué soprano interpretará este papel en el futuro pero en esta ópera el traje  ha quedado brillante porque está hecho para ella, a su medida. Lo mismo ocurre con Marina Pardo (Leslie Zimerman), que es un personaje real. Es una soldado que aparece en un mural pintado por G. Bush y aparece en internet contando su experiencia en la guerra de Iraq. Cuando ella vuelve, se ve desde una perspectiva femenina todo ese legado que nos recuerda a los soldados volviendo de Vietnam. Una mujer que era madre, que se fue a Iraq y cómo vuelve; toda esa historia posterior de los veteranos. Marina Pardo hace una recreación de la historia de esa veterana, que es un personaje real, y en una puesta en escena que también es pictórica. Yo soy muy técnica como directora, hago un control corporal muy limpio. Tiene que trabajar muchísimo la contención, la emoción. La clave para mí es también el trabajo de la coreógrafa Rut Balbís con la que yo he trabajado muchos años y ha hecho un trabajo muy  bueno con ellos. No hay ni un solo movimiento gratuito, todo está medido, es como un cuadro. No es lo mismo que pongas la mano así o así. No hay puntada sin hilo. Es un trabajo de orfebrería.

EC: ¿Qué parte tiene el azar en el éxito de esta aventura-empresa?

MP: En mi vida artística lo tiene todo. Yo soy una persona que me siento muy conectada desde niña con las señales, con el azar. He aprendido a lo largo de los años a darle valor a las señales, a escucharlas. Trabajo no solo desde la racionalidad de la cabeza, sino todo lo contrario, cada vez voy desterrando más esto y conectándome con lo invisible. Lo utilizo en la escena. Por eso toda la casuística, el azar, las casualidades, las cosas mágicas también, que tienen un peso muy importante en mi obra. No sigo los cauces al uso. Pienso que la revolución también viene por ahí. Hay muchas cosas que se relacionan más con el universo femenino, y que muchas veces están relegadas a un ocultismo. Para mí la intuición es un ingrediente básico. Empecé en el año 99, llevo 20 años dirigiendo. Ahora trabajo desde la tranquilidad de que mi intuición tiene una validez. Ahora sé que las cosas que pasan, pasan por algo, por eso no tengo miedo, no me asusto.

De repente apareció la oportunidad de contratar a dos bailarines gemelos; eso era lo que necesitaba la puesta en escena. Una puesta en escena que habla todo el tiempo de dos mundos, de un paralelismo que es como un díptico de los cuadros que dialogan; esa es la puesta en escena. Y cuando aparece dos bailarines gemelos yo no me sorprendo, yo celebro. Y eso tiene que ver con mi propia situación dentro de este mundo. También observo el contexto: Clío es una musa artística y entra en el mundo de la política. Yo soy una directora que viene de la vanguardia española y se mete a dirigir ópera en un mundo, el de la lírica, en un contexto donde las estadísticas dicen que hay mucho trabajo por hacer, en un ámbito donde las Temporadas de Igualdad sí que tienen una gran labor por delante. Las directoras de ópera en España se pueden contar con los dedos de las manos.

EC: vais a Santiago, A Coruña y Ourense, después de Galicia, ¿tenéis pensado ir a más sitios?

MP: Sí, pero no lo voy a decir todavía.

Pues muchas gracias y te deseo mucha mierda, como decís en el teatro y la ópera.

Caballo sea la noche, Alejandro Morellón, Barcelona, Candaya, 2019

El título del libro hace referencia a unos versos de Roy Sigüenza que ya aparecen en la novela de Mónica Ojeda, Mandíbula (Candaya, 2018) y que parecen querer expresar el desbocamiento de los personajes, su deseo por fundirse con una realidad absoluta, en que lo sensual y lo nocturno sirven de montura. Los personajes de Alejandro Morellón (como también los de Ojeda) acarician la frontera entre lo innombrable y lo que puede ser dicho, una caricia que va desde la experiencia del lenguaje hasta la experiencia más carnal y mundana.

Caballo sea la noche cuenta la historia de una familia que una vez fue feliz, pero que ahora sufre, irreconocible y desfigurada. Allí donde antes brillaba el Sol y los dos hijos disfrutaban junto a sus padres, en la actualidad ya solo queda una bruma y un silencio pesado que únicamente rompen las voces de los personajes. Una voz que podría pertenecer a otro o que podría no existir, ser eliminada y de la que, por lo tanto, dudan. Una voz que es su conciencia, un torrente de frases, imágenes y comas en las que, por acumulación de recuerdos, sensaciones y reflexiones, la madre y Alan, el hijo pequeño, van narrando su pasado y su presente. Hay algo que permanece oculto entre ellos, eso que provocó una fisura terrible en la familia, aquello que la destruyó y ha convertido a sus supervivientes en fantasmas silenciosos, fantasmas que no logran comunicarse y que permanecen inmóviles. Ese hecho que quiebra la vida familiar y cotidiana también consigue enmudecer al lector durante las páginas finales.

Tiene la novela una gran riqueza de imágenes que, junto a oportunas reflexiones sobre la palabra y el lenguaje configuran una novela o un poema o un cuento intenso y fulgurante. La historia, además, tomada desde el punto de vista argumental, consigue mantener al lector pendiente del próximo capítulo, no satisfecho su apetito por saber hasta que llega al final, que resulta de lo más satisfactorio.

Alejandro Morellón

La novela (o poema o cuento) se constituye como un magnífico ejemplo de lo que Robert Walser llamó literatura enferma en El bandido. Morellón, a pesar del desconsuelo, el silencio y el terror que animan el texto, reserva unas gotas de esperanza para el final, un futuro en el que un caballo blanco nos aguarda para que lo montemos, para simbolizarnos y fundirnos en su imagen como jinetes extraviados pero felices. Esa literatura enferma, que no es sana, que los lectores sanos que solo leen libros sanos parecen ignorar, nos aporta consuelo vital, y esto ya es bastante. Como también hace Walser, hay que pedir a los lectores sanos que se acerquen a los libros enfermos. Quizás puedan llegar a disfrutarlos, a descubrir un continente inmenso en el que la literatura adopta otro sentido. El mismo que el nuevo libro de Morellón tiene y a cuya lectura debemos invitar. Caballo sea la noche y que lo lectores se adentren en sus páginas….

moderado por:

  • Gabriel Flores

    Economista

  • Paloma López Bermejo

    Educadora, sindicalista y política

Conclusión del debate

El modelo neoliberal capitalista y el orden mundial desregulado y cargado de incertidumbres que se sustenta en ese modelo acumulan ineficiencias y desórdenes que se manifiestan en un sinfín de tensiones políticas, étnicas y culturales, pulsiones nacionalistas, crispación social, desajustes económicos y climáticos o conflictos militares en los extrarradios del sistema. La crisis del capitalismo neoliberal se entrecruza, desde hace una década al menos, con una crisis de la democracia y los derechos humanos y con una amenaza climática y ecológica que requiere con urgencia tomar medidas globales, nacionales y locales para empezar a afrontarla de forma inmediata y poder superarla en las próximas décadas, cuando aún es posible.

La tarea de proponer y acordar reformas destinadas a corregir esos desórdenes y disolver esas amenazas debe estar situada en un lugar prioritario de la agenda de la opinión pública y del conjunto de las fuerzas progresistas. Parece aconsejable, si no obligado, intentar definir con más precisión las medidas a aplicar y exigir ritmos más rápidos en su aplicación. Al tiempo, hay que remover los obstáculos que levantan poderes económicos elitistas que no parecen tener ninguna prisa en reducir esos desórdenes mientras puedan aprovecharlos como nuevas fuentes de ganancia y mecanismos para conseguir un mayor sometimiento de la economía, la sociedad y la naturaleza a sus particulares y estrechos intereses a corto plazo.

En nuestro país, mientras tanto, el mucho ruido político y mediático sobre algunos problemas pendientes de solución (el bloqueo político, el encaje territorial de Catalunya, el avance de la extrema derecha posfranquista o los restos de corrupción política institucional) deja fuera del centro de la agenda política cuatro graves problemas:

1) lograr un reparto más equitativo y razonable de la renta para reducir la desigualdad, impedir que se consoliden bolsas de pobreza y exclusión social y facilitar la actividad económica sostenible y la creación de empleos decentes;

2) modificar pautas de consumo y estructuras productivas, a la vez que se propician compromisos nacionales e internacionales efectivos para descarbonizar la economía, reducir las emisiones de CO2 y establecer planes de financiación e inversión que aseguren una transición energética lo más rápida y justa posible, sin que este nuevo ámbito de actividad económica se convierta en pasto del marketing empresarial ni en un nuevo e injusto mecanismo de reparto de los costes que conllevará dicha transición, cargándolos sobre la mayoría social;

3) afianzar la democracia y extender el diálogo y el acuerdo a todas las manifestaciones de las relaciones y la toma de decisiones en ámbitos, como el de las empresas y la gestión y dirección empresarial, que hasta ahora se habían resistido a abrir sus puertas a la democracia;

4) hacer compatible el libre comercio y la libertad de movimientos de las personas con la existencia de mecanismos de regulación y control multilateral que impulsen una globalización inclusiva que evite el dumping social.

La simple enumeración de esos objetivos y tareas nos permiten hacernos una idea de su envergadura y dificultad, de las resistencias que va a generar su puesta en marcha y de la necesidad de un renovado consenso social y amplios acuerdos políticos que permitan empezar a dar pasos en un camino de reformas que será largo y difícil. Se trata, ni más ni menos, que de rehacer un nuevo contrato social capaz de disputar la hegemonía a las elites económicas mundiales y a las fuerzas populistas y neosoberanistas reaccionarias; se trata, en suma, de conseguir que las grandes transformaciones que ya han comenzado se hagan de forma ordenada y no disruptiva, no vayan en detrimento de las grandes mayorías sociales ni contribuyan a reconstruir privilegios basados en identidades nacionales o a dar prioridad a los intereses particulares de elites o sectores que multiplican sus ganancias y su poder gracias a los cambios desordenados que se están produciendo.

Una economía y un orden mundial en transformación que requieren de amplios acuerdos y capacidad para gestionar los cambios en curso y sus ritmos.

Una de las consecuencias políticas más recientes y significativas de la situación de reconfiguración en la que está inmerso el modelo capitalista neoliberal que ha imperado en el mundo durante las últimas décadas, tras su consolidación en los años 80 del pasado siglo, ha sido el giro a la izquierda que parte de la socialdemocracia ha llevado a cabo en los últimos tiempos, con diferente alcance y por distintas vías. Procesos de revisión de su actuación que siguen su curso, adoptando formas más o menos incipientes o desarrolladas, y que han alumbrado programas y propuestas claramente identificables con los valores de izquierdas. Un giro a la izquierda que cuestiona la Tercera Vía, esto es, su anterior colaboración con las derechas en la expansión y gestión del modelo capitalista neoliberal y, tras el estallido de la crisis global de 2008, su apoyo a una estrategia conservadora de austeridad para superar la Gran Recesión que ha sido ineficaz en la consecución de los objetivos que pretendía alcanzar y ha acabado multiplicando desigualdades y precariedad, eliminando derechos laborales y sociales, recortando protección social, deteriorando la oferta de bienes públicos y, en definitiva, haciendo más difícil la vida y el futuro de millones de personas.

Repensar la economía incluye recapacitar sobre las políticas económicas y las llamadas reformas estructurales de desregulación de los mercados impuestas en los últimos años y tratar de integrar y aprender de todas las experiencias y propuestas que cuestionan las políticas de austeridad y devaluación salarial y evidencian su pérdida de apoyos sociales y su ineficacia económica.

Es innegable que se está  produciendo una evolución hacia la izquierda de los programas de partidos socialdemócratas, en el Reino Unido y más recientemente de Alemania, asimismo están adquiriendo un peso creciente otros partidos cercanos a los planteamientos más de izquierda de la socialdemocracia, y en EEUU están ganando espacio las corrientes más progresistas del Partido Demócrata. Al igual que la cooperación de los socialistas portugueses con fuerzas situadas a su izquierda durante la pasada legislatura o la apertura de los socialistas españoles a la negociación de un Gobierno de coalición progresista con UP son algunas de las más importantes expresiones que pueden encontrarse de ese giro a la izquierda que forma parte y evidencia las tensiones generadas por el capitalismo neoliberal.

En el giro progresista de la socialdemocracia y el fortalecimiento político de otras opciones situadas más a la izquierda existen causas y razones similares: aumento de las desigualdades y la pobreza, deformación de la distribución de la renta nacional en detrimento de los salarios, pérdida de poder de negociación de los sindicatos, rápido crecimiento de las emisiones de CO2 e incapacidad o desinterés por reducirlas, extensión de los falsos autónomos y de trabajadores autónomos sin ningún tipo de protección social, retroceso del gasto público social, debilidad de la inversión pública modernizadora, inacción de los Estados y las instituciones comunitarias en la gestión de los cambios productivos, tecnológicos y energéticos o en defensa de los bienes públicos y de los equilibrios ecológicos básicos que son necesarios para sostener nuestro planeta y la propia vida… Tendencias que provocan millones de perdedores desplazados a los márgenes de la sociedad, debilitan la convivencia, fragmentan y convierten en ineficaz el mercado único en Europa o aumentan las divergencias productivas y de rentas entre los socios de la UE y entre los territorios y sectores sociales de cada Estado miembro. Y que, por ser tan negativas, terminan por ser inaceptables en democracia y generan rechazos, malestar y energías que intentan y acabarán consiguiendo cambiar las prioridades y las políticas predominantes desde hace décadas porque no se pueden perpetuar cuando son tan evidentes y destacados sus negativos impactos. El avance del euroescepticismo y de las críticas y resistencias de la ciudadanía al capitalismo neoliberal, tanto a la izquierda como a la derecha del escenario político, son claros indicadores de la crisis en la que seguimos inmersos y de la necesidad de grandes transformaciones que permitan para superarla.

También forman parte de esas tensiones, sobre la misma base de indignación o resignación de la ciudadanía pero desde el otro lado del espectro político, el avance de las derechas populistas y neosoberanistas que representan Trump o Johnson y el cuestionamiento que realizan del orden mundial neoliberal o globalista, del que critican un afán uniformador cosmopolita poco o nada respetuoso con las identidades nacionales y al que denuncian como un peligroso enemigo de sus maneras de entender y reivindicar la soberanía nacional y, sobre todo, como un instrumento de los grandes grupos empresariales transnacionales para imponer sus intereses a la mayoría de las naciones.

Todos los temas mencionados antes y algunos más han formado parte, con mayor o menor fortuna y atención, de las ponencias desarrolladas en el III Congreso de la Fundación 1º de Mayo “Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores” y de las intervenciones que se han sucedido en este Espacio Público que ha acogido las valiosas reflexiones que han permitido esclarecer y profundizar un debate necesario. Forman parte de las preocupaciones de CCOO y del resto de sindicatos de clase porque revelan al mismo tiempo la incapacidad del modelo capitalista neoliberal para responder a las preocupaciones de la sociedad y la existencia de un tiempo nuevo, propicio para que las instituciones públicas nacionales y supranacionales impulsen y gestionen cambios de política económica, legislativos, tecnológicos y sociales en un sentido que suponga la mejora de la situación de las clases trabajadoras y la mayoría social, además de un reparto más equitativo que hasta ahora de los costes y beneficios que supondrán dichos cambios.

Que este proceso de gestión de las transformaciones en curso no va a ser sencillo lo indica claramente el desastre electoral sufrido por el Partido Laborista en las recientes elecciones generales del Reino Unido celebradas el 12 de diciembre. No basta con presentar un programa nítido de izquierdas, claramente diferenciado del de las derechas conservadoras o liberales, para recolectar en forma de votos el descontento de la mayoría social. No es posible superar en una campaña electoral años y décadas de retroceso y pérdida de legitimidad del Estado de Bienestar, el diálogo social y la acción de las instituciones públicas en defensa de la igualdad de oportunidades y de los sectores más desprotegidos y marginados o de la necesidad de impulsar una inversión pública capaz de gestionar los cambios productivos y educativos en beneficio de la mayoría social; menos aun cuando esa pérdida de legitimidad fue interiorizada por los laboristas británicos durante los liderazgos de Blair y Brown y la acción política institucional y los desarrollos teóricos asociados a su tercera vía entre la socialdemocracia y el neoliberalismo. No se puede revertir en una campaña electoral o con un programa de izquierdas una derrota, la pérdida de legitimidad del Estado de bienestar y de la cultura, los valores y las fuerzas que lo hicieron posible, que se fraguó durante décadas. Sobre todo si la agenda política está centrada desde hace varios años en una cuestión identitaria que ha simplificado el debate, polarizado a la ciudadanía y dificultado la búsqueda de un acuerdo político que pudiera recabar un apoyo más amplio que el que se puede construir en torno a un referéndum que sólo admite una respuesta binaria: Brexit sí o no.

El giro a la izquierda de la socialdemocracia, pese a su trascendencia política y las justificadas esperanzas que suscita, no es suficiente para acometer y gestionar las grandes transformaciones en curso y hacerlas compatibles con las necesidades de bienestar, seguridad y futuro de la mayoría social. Tampoco, para construir una alternativa a las derechas populistas, conservadoras o de extrema derecha, embarcadas en un inquietante objetivo de deconstrucción parcial del modelo capitalista neoliberal que pretende reafirmar sus rasgos más antisociales, insolidarios, xenófobos y competitivos al tiempo que intenta reafirmar identidades y soberanías nacionales formales, mientras deja todas las puertas abiertas a las imposiciones de las grandes potencias sobre la mayoría de los Estados nación.

Tampoco una amplia cooperación política, como la que en España intentan fraguar el PSOE y UP para sostener un Gobierno progresista, que suscita con razón tan amplios apoyos y simpatías es suficiente para impulsar el cambio. Hace falta completar y complementar esa cooperación política con el fortalecimiento del papel de los sindicatos de clase y una mayor presencia de un denso entramado de organizaciones y movimientos sociales enraizados en una ciudadanía viva, activa y consciente de la importancia de la acción colectiva en defensa de los intereses y necesidades que comparte la mayoría social. En este terreno de la organización y movilización social es obligado resaltar, por su decisivo impacto sobre las rentas y las condiciones de vida y trabajo de la mayoría social trabajadora, la importancia de ensanchar, mediante cambios legislativos adecuados y ejemplos prácticos que se puedan replicar y extender, los marcos del diálogo social entre sindicatos y organizaciones empresariales que es esencial para afianzar la negociación colectiva y revertir las pasadas reformas del mercado laboral que la traban o dificultan. Este es el momento. Ahora es posible construir una nueva voluntad política progresista y rehacer un nuevo contrato social desde la izquierda, contando con las instituciones del Estado para impulsar el cambio posible y hacerlo de una manera ordenada, al servicio de la mayoría social y contando con el concurso de la ciudadanía y las organizaciones que la conforman, defienden y representan.

Una reflexión, un debate y una acción necesarios.

Hay ganas de debatir sobre la sociedad en la que convivimos y trabajamos y sus conexiones con la situación europea y mundial, su mal estado, las no demasiado buenas perspectivas de evolución y las formas en las que repensamos la acción sindical y sociopolítica para abrir nuevas posibilidades a la mejora de las condiciones de vida y trabajo de la mayoría social. Dicho de otra forma, existe una clara conciencia de la necesidad de actuar y un profundo interés por contribuir a rehacer el contrato social que la crisis económica y las políticas reaccionarias aplicadas para superarla han hecho estallar.

Los debates, ponencias e intervenciones en este Espacio Público y en el III Congreso sobre la democracia económica que organizó la Fundación 1º de Mayo han puesto en evidencia la necesidad y la importancia de llevar a cabo esa reflexión y repensar la acción sindical y sociopolítica para construir un nuevo acuerdo social que ponga la economía al servicio de la mayoría social, refuerce y amplíe los ámbitos de diálogo social y la negociación colectiva y coloque a las instituciones públicas ante su responsabilidad de llevar a cabo las reformas necesarias para que el complejo proceso de transformación en marcha del modelo capitalista y el orden mundial neoliberales se desarrolle de manera ordenada, pacífica y democrática.

Queremos terminar agradeciendo a la Fundación 1º de Mayo el haber planteado y organizado este debate y a todas las personas e instituciones que han intervenido o colaborado en su realización o difusión y lo han hecho posible. Tanto durante el Congreso realizado los pasados días 14 y 15 de noviembre de 2019, que contó con una veintena de ponentes, alrededor de dos centenares de asistentes y el respaldo y la difusión brindados por Espacio Público, Le Monde Diplomatique en español, Madrid Sindical, Público y CTXT, como a través de los artículos y el debate que durante dos meses ha discurrido en este Espacio Público y en el que ha habido más de cuarenta intervenciones.

Muchas gracias a todas las personas y entidades que han hecho posible este espacio público de reflexión, análisis y encuentro que valoramos como muy provechoso y que necesitará de continuidad para alentar propuestas y reformas que puedan ser llevadas a cabo por un Gobierno progresista. Y muchos ánimos para el camino que tenemos por delante, en el que será imprescindible aunar de nuevo esfuerzos de reflexión y acción para impulsar y apoyar el cambio posible.

Ponencia inicial

Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores

Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores

Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores, conectar la democracia con la economía

  • Gabriel Flores

    Economista

  • Bruno Estrada

    Economista, adjunto al Secretario General de CCOO

Este debate se enmarca en la actividad desarrollada por la Fundación 1 de mayo de CCOO, el III Congreso ‘Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores’. Más información en: http://www.1mayo.ccoo.es/noticia:393539–Repensar_la_economia_con_los_trabajadores

Vivimos tiempos difíciles para la democracia en todo el mundo. No es algo nuevo, ya se han vivido antes, varias veces a lo largo del siglo XX –que no olvidemos es el siglo de la democracia en la larga Historia de la Humanidad- y siempre, hasta ahora, la democracia ha salido fortalecida frente a sus enemigos, las castas privilegiadas, las élites económicas, los latifundistas de capital. ¿Será también así en el siglo XXI? ¿Es el momento de que la democracia entre en territorios, como el de la economía y la empresa, que le estaban vedados? Creemos que sí. Cuando las fuerzas progresistas se han situado en posiciones meramente resistencialistas, el resultado ha sido el retroceso de los derechos sociales y laborales y, como consecuencia, una creciente desigualdad, como ha ocurrido en las últimas décadas.

¿De qué hablamos cuando señalamos que la democracia económica permitirá ampliar y fortalecer sistemas democráticos capaces de proteger la convivencia y el bienestar de la ciudadanía? Este amplio terreno de juego, el de la lucha por consolidar derechos y ampliar la democracia, es el que acota el nuevo debate que acoge Espacio Público en colaboración con la Fundación 1º de Mayo de CCOO.

La Gran Recesión iniciada en 2008 y las políticas de austeridad fiscal y devaluación salarial impuestas por las instituciones europeas a partir de 2010, siguiendo las recetas neoliberales, han generado como reacción que gran parte de la ciudadanía haya retomado la consciencia de la importancia de contar con libertades, derechos e instituciones que nos permitan defendernos de los depredadores mercados financieros. Aunque, a la vez, también hay que reconocer que algunos sectores sociales han perdido la confianza en las bondades de un sistema democrático que cada vez les ofrece menor protección.

La recurrente explosión de burbujas financieras, fruto de una paulatina pero constante desregulación de los mercados de capitales, ha fragilizado la protección de las relaciones laborales y el derecho del trabajo, acelerando su mercantilización y el ritmo de sustitución de empleos decentes con salarios dignos por trabajos precarios de baja remuneración. La consecuencia de esos procesos, además del paulatino deterioro del Estado de Bienestar, ha sido el aumento de los riesgos de pobreza y exclusión social de una parte importante de la población, sobre todo entre las generaciones más jóvenes, lo que ha incrementado su desafección hacia los partidos políticos y las instituciones representativas.

Para estos sectores de la sociedad, las distopías han ganado espacio a las utopías cercanas, de forma que la democracia se ha estrechado y ha dejado de ser apreciada, al reducirse drásticamente las alternativas políticas que apuestan por la recuperación, en un futuro previsible, de los empleos, salarios, derechos y bienestar que se han perdido en los últimos años. Muy pocos partidos con posibilidades reales de alcanzar posiciones institucionales tienen la voluntad de gobernar de otra manera para mejorar las condiciones de vida de las trabajadoras y trabajadores poniendo coto a los privilegios de las élites económicas.

Es evidente que las generaciones más jóvenes son las que han sufrido en mayor medida la precariedad laboral y las que tienen un futuro con mayores incertidumbres. Jóvenes que no se sienten interpelados por la experiencia histórica que supuso la era de las tiranías europeas, o la dictadura franquista en España, ni disponen, en muchos casos, de una memoria histórica que les ayude a comprender la ineficacia, inmoralidad e injusticia que suponen los regímenes autoritarios.

En la mayoría de los países capitalistas desarrollados cuyas instituciones democráticas no son capaces de ofrecer suficientes empleos y salarios decentes, se está generando una robusta tendencia hacía una menor identificación de la ciudadanía con los valores democráticos. Los datos de la “Encuesta Mundial de Valores” atestiguan dicha tendencia.

La democracia es una construcción frágil y reciente en términos históricos, una conquista reversible que en los últimos años está sufriendo en Europa y en todo el mundo una campaña de descrédito organizada por poderosos enemigos. Ya no buscan su demolición, su objetivo es más inteligente, es erosionarla hasta reducirla a un cascarón de ceremonias formales que les permitan seguir protegiendo sus egoístas y elitistas intereses.

Repensar la economía con las trabajadoras y trabajadores implica proteger lo social frente a unos mercados que reparten de forma tan desigual, como injusta, rentas y riqueza. Supone considerar que el destino de la inversión pública, y de una parte sustancial de la inversión privada, tiene que decidirse teniendo en cuenta los intereses de la mayoría de la población. Esto es, que el poder democrático de la sociedad debe prevalecer sobre el poder económico de las elites en beneficio de la mayoría social, las clases trabajadoras y el planeta que nos acoge. Ello implica movilizar todas las energías existentes y la financiación pública y privada necesarias para apostar por alcanzar el pleno empleo con trabajos y salarios decentes para todas las personas que deseen trabajar, como sucedió en Europa Occidental y EEUU durante los treinta años dorados, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la desigualdad social se redujo de forma importante.

Las elites económicas, el capital financiero y los grandes conglomerados empresariales globales actúan en sentido contrario, concentrando cada vez más poder, riqueza y rentas y utilizándolos para impedir que la sociedad les imponga límites, elimine sus posiciones de monopolio y oligopolio y regule la actividad económica en beneficio de la mayoría social y del planeta, cuya preservación es la condición previa a cualquier tipo de economía y vida. O democratizamos la economía o nos privatizan la política.

¿Cuándo hablamos de democracia económica de qué estamos hablando?

Al referirnos a la democracia económica evocamos dos amplios espacios de intervención que están interrelacionados: el primero se refiere a la participación en la dirección y el control de la gestión de las empresas de las trabajadoras y trabajadores, de los sindicatos que les representan y de las organizaciones sociales vinculadas a su actividad; el segundo, a la participación de los sindicatos representativos y del resto de agentes sociales en la definición y gestión de la política económica, en la identificación de las mejores herramientas disponibles para lograr los objetivos propuestos y en el control y evaluación de sus resultados.

Introducir la dimensión democrática en la gestión de la economía y de la empresa, resituando el papel de las clases trabajadoras en el control de los procesos económicos, más allá del alcance y la práctica de una negociación colectiva que debe ser reforzada, obedece a dos lógicas plenamente interrelacionadas: una colectiva, la de una sociedad interesada en construir sistemas económicos y políticos de pleno empleo, más justos y equitativos; otra individual, la de incrementar la cantidad y calidad de la libertad individual, permitiendo que el desarrollo de la autonomía y libre elección de los individuos sea compatible con los intereses compartidos, la solidaridad y la cohesión social o la preservación del clima y la biodiversidad, que son un patrimonio común de la humanidad.

Impulsar el avance de la democracia económica, también en el ámbito de la igualdad de género, ofrece un horizonte de nuevos derechos, de reformas, a las fuerzas progresistas que permite recuperar la hegemonía cultural, incorporando a la agenda política propuestas de modernización y cambio estructural del sistema económico y de la empresa.

Democratizar las empresas no se reduce a ampliar el ámbito del cooperativismo o la economía social y solidaria, debe extenderse también a las empresas privadas y, en particular, a los grandes grupos empresariales. Esta tarea democratizadora de la economía y la empresa, lejos de desviar la atención sobre la imprescindible democratización de los Estados nación y la propia globalización, la complementan. Difícilmente se puede aspirar a democratizar lo que está más lejano, lo macro, si no somos capaces de abrir caminos para democratizar la actividad empresarial, lo micro, en la que estamos directamente involucrados o forma parte de nuestra vida cotidiana.

La democratización de la economía no se reduce tampoco a incrementar el papel o el peso del capital público y las empresas de participación o propiedad pública, incluida la banca, debe extender su acción a las empresas privadas y, a través de un sistema fiscal más progresivo, a la mayor contribución de las rentas del capital y los grandes patrimonios privados a la modernización económica y el bienestar social.

Disponemos de múltiples experiencias locales, nacionales e internacionales de impulso de la democracia económica. Buenas prácticas de las que aprender y aplicar para que la gestión de las empresas y la economía acaben impregnadas de los mismos valores, normas y prácticas de carácter democrático que rigen en el resto de ámbitos e instituciones de la sociedad. Se trata de identificar esas experiencias, promover su conocimiento y recabar el apoyo social que requiere la experimentación de nuevas formas de democracia en la economía.

Son los consejos de administración de las empresas los que tiene que aprender del funcionamiento de las instituciones democráticas de la sociedad, ya que gracias a ellas hemos construido las sociedades más productivas, igualitarias, incluyentes y libres de la Historia de la Humanidad.

¿Es necesario un Gobierno progresista para abrir el campo de aplicación de la democracia a la economía?

Se ha planteado en Espacio Público este debate sobre la democracia en la empresa y la economía en momentos electorales y políticos especialmente complejos y crispados a los que acompaña una creciente incertidumbre sobre el futuro económico mundial que ya se ha concretado en una desaceleración del crecimiento de la actividad económica y el comercio mundial.

No obstante, el debate sobre la democracia económica rebasa con mucho el cortoplacismo de una campaña electoral en la que los partidos políticos tratan de diferenciarse. No sería apropiado para la reflexión sobre la democracia económica que este debate quedara atrapado en una maraña de argumentos, justificaciones y simplismos de carácter electoral. Pero es ineludible afirmar la conveniencia de un resultado electoral que facilite el próximo 10 de noviembre la formación de un Gobierno progresista abierto a la consideración de las reformas legales, institucionales o estructurales que convienen al avance de la democracia en las empresas y en la economía.

Por eso, es tan importante la voluntad y la experiencia del acuerdo programático y la cooperación de las fuerzas progresistas y de izquierdas portuguesas en la última legislatura (2015-2019) que analiza Francisco Louça en la ponencia que abre este debate en Espacio Público. Una cooperación no exenta de diferencias y disputas que, junto a las innegables mejoras que ha supuesto para el pueblo portugués, nos permite entender algunos de los límites e insuficiencias de la acción gubernamental como único vector de la transformación social. Siendo imprescindible, la acción de un Gobierno progresista no es suficiente para impulsar con éxito el proceso de democratización de la economía y la empresa, ya que este éste tiene que estar acompañado de un largo y complejo desarrollo de la organización y movilización política, sindical, social y cultural.

Entendemos la modernización de una sociedad como su capacidad de actuar de forma conjunta, a través de mecanismos democráticos, en una dirección y, una vez obtenidos los resultados esperados, reorientar su acción hacia otros objetivos.

Por ello, creemos que la democracia económica, en todos los rasgos que la constituyen y que son el objeto de reflexión y análisis de este debate que se ha abierto en Espacio Público, forma parte del núcleo del ilusionante proyecto de modernización del país que las fuerzas progresistas deben ofrecer a la sociedad para renovar estructuras y especializaciones productivas, reforzar la convivencia y ampliar los derechos, libertades y bienestar del conjunto de la ciudadanía.

Después de las elecciones de octubre y del fin de la “geringonça”

  • Francisco Louça

    Político y economista

Hay en Portugal un viejo dicho popular, muy viejo, que dice “de España, ni buen viento, ni buen casamiento”. Las lectoras y lectores de estas notas que viven en España captarán, así lo espero, la existencia de alguna prevención inscrita en la historia y en las percepciones populares de la única nacionalidad ibérica que no ha estado sometida al poder de Madrid a lo largo de la historia del último milenio. Y también lo que este dicho manifiesta. Literalmente, quiere decir que los vientos venidos de España (del este) son raros, pero perjudiciales para la agricultura. Asimismo, recuerda que las bodas entre las casas reales de los dos Estados se tradujeron en problemas dinásticos, diplomáticos y militares. Cuestiones que, de hecho, condujeron al único periodo en el que Portugal estuvo integrado en el reino de Castilla, entre 1580 y 1640. De ahí el “ni buen viento, ni buen casamiento”.

Claro que sobre esto los contemporáneos no tendrán nada más que una divertida curiosidad. Pero el consejo puede ser interpretado de forma moderna, sugiriendo que cada historia tiene su tiempo y su modo, lo cual sirve a ambos lados de la frontera. Y, si me permiten un consejo, tal vez sea mejor que en el debate político español tampoco se imponga alguna simplificación sobre el “ejemplo” o “modelo portugués”, tal y como lo usa de forma interesada en su estrategia el presidente en funciones Pedro Sánchez.

Sería conveniente que en España no se fíen demasiado de los vientos portugueses y tal vez menos aún de las bodas fortuitas que puedan atravesar la frontera. El riesgo de lecturas instrumentales de los acontecimientos específicos de cada país o de estrategias políticas diversas es demasiado grande, sobre todo en tiempos de emociones fuertes y conflictos duros como los que se han vivido o pueden volver a darse en las Cortes en las votaciones sobre el futuro gobierno. Lean por eso estas notas como una simple información o interpretación acerca de lo que han sido estos cuatro años, de las diferencias entre Portugal y España, y también sobre la evolución política tras las recientes elecciones parlamentarias.

Dos países diferentes, dos historias distintas

Comienzo por lo que es obvio para quien lee estas líneas. Hay varias diferencias que imponen modos de realización de la política y de expresión electoral o de las opiniones públicas que son distintas entre Portugal y España. Creo que son, sobre todo, tres.

Primero, Portugal vivió una transición postdictadura marcada por una crisis revolucionaria (de abril de 1974 a noviembre de 1975). La consecuencia más importante, para lo que nos interesa aquí, fue la forma de reconfiguración del sistema político: el principal partido de la derecha en Portugal –el Partido Popular Democrático/Partido Social Demócrata (PSD)– nace de un ala disidente del partido de la dictadura, que estaba en conflicto abierto con el gobierno sobre cuestiones democráticas, y separada de él, a todos los efectos, cuando se llega a 1974. Así, cuando cae la dictadura, la burguesía se reorganizó en torno a este nuevo partido y a otra fuerza reaccionaria, pero con mucho menor peso, el Partido del Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS). El aparato político de la dictadura fue destruido en gran parte. Esto permitió imponer una Constitución que reconocía amplios derechos populares, leyes electorales democráticas y otras reglas. En España, por el contrario, el PP constituye una prolongación tardíamente adaptada del aparato franquista. Como consecuencia de todo esto, el sistema partidario portugués es más abierto. Y, tal vez por eso, el Bloco de Esquerda (BE) fue el primer partido europeo de convergencia de la nueva izquierda, nació en 1999 por razones políticas más que por la fuerza de los movimientos sociales. En España fue necesario, sin embargo, un poderoso movimiento social, años después, para dar origen a Podemos. Así, fue entonces cuestionada en España la alternancia entre la derecha y el centro socialdemócrata. Y fue de repente, mientras que en Portugal este bipartidismo ha sido lentamente desgastado desde la emergencia del Bloco hace veinte años. Hay que señalar, además, que el movimiento social ha sido y es más fuerte en España que en Portugal, con un protagonismo de las luchas sociales (el movimiento feminista o por la vivienda, por ejemplo) que no son comparables con las de mi país.

Segundo, Portugal es un país homogéneo, mientras que España es un mapa de nacionalidades. Eso determina en España múltiples formas de expresión política, bajo la forma de varios partidos y de gobiernos autonómicos o regionales. Éstas, además, formatean al mismo tiempo la amenazadora rigidez del poder central –y hasta el papel de la monarquía y de las Fuerzas Armadas– y una maleabilidad de negociación, que los gobiernos del PSOE y los del PP aprovecharon, con el PNV o con CiU y otras fuerzas. O sea, España tiene un poder central más violento y, en muchas ocasiones, sustentado en negociaciones regionales.

Cómo se acordó la “geringonça”

La tercera particularidad de Portugal es que fuimos más castigados por el programa de austeridad y por la humillación de la presencia gobernante de la troika durante los años del ‘ajuste’, de 2011 a 2014. En España se aplicó la misma orientación –de hecho, está genéticamente inscrita en las reglas del euro–, pero en un contexto de mayor margen de maniobra y preservando el halo de la autoridad política nacional. España es una economía mayor, más desarrollada e integrada, y tiene más poder político en la UE. Para quien lea estas líneas en España, le recordaría que el primer ministro de derechas en Portugal llegó a afirmar después de la firma del Memorándum de la troika en 2011, explícita y valientemente, que su objetivo era “empobrecer Portugal” y que era necesario tomar “medidas más allá del programa de la troika” para demostrar la conformidad nacional con la austeridad y el poder de los acreedores.

Ya se darán cuenta de a dónde quiero llegar con estas tres anotaciones. Si la población portuguesa tenía en 2015 la sensación y la experiencia de un programa de austeridad económicamente destructor, que se asociaba el gobierno de las derechas (PSD-CDS), y se esperaba una solución política, esta solo podía depender de los partidos de izquierda –Bloco y Partido Comunista de Portugal (PCP)– y del de centro –Partido Socialista (PS)–, como resultado de las elecciones parlamentarias de octubre de 2015. Dado que estas condiciones hacían inviable la alternancia tradicional entre la derecha y el centro, que había estado vigente hasta entonces, el “modelo portugués” de acuerdo sobre puntos concretos programáticos para permitir el gobierno de António Costa se impuso entonces por la voluntad aplastantemente mayoritaria de las bases de estos tres partidos.

Ese modelo fue preparado por una osada iniciativa de Catarina Martins, la coordinadora del Bloco, en su debate televisivo, durante la campaña de 2015, con el secretario general del PS, a quien desafió a aceptar condiciones elementales para abrir la puerta a un acuerdo. Eran condiciones básicas: no continuar congelando el valor de las pensiones, renunciar a leyes que facilitaran el despido y no reducir las contribuciones patronales a la seguridad social. O sea, anular tres medidas que entonces constaban en el programa del PS. Por resumir una larga historia, el mismo domingo del recuento electoral ya comenzaron reuniones informales entre los dos partidos para coordinar estas condiciones y otras, como el aumento del salario mínimo, manuales escolares gratuitos o bonos de transporte público a precios bajos, por ejemplo.

En ese proceso, estos partidos no tenían en frente ni una derecha unificada, ni difíciles cuestiones de orden constitucional (como las nacionalidades en España), ni alternativas de acuerdos políticos con otros partidos. En base a los resultados electorales, el PS en 2015 solo tenía dos opciones: o dejaba la derecha (con el 38%) gobernar o, con su 32%, se entendía con los partidos de izquierda (el Bloco, 10%, y el PCP, 8%)[1].  Escogió la “solución portuguesa”.

El modelo portugués

Hubo así un entendimiento, registrado en acuerdos por escrito. No voy a resumirlos, están publicados y fácilmente disponibles. Su peculiaridad más importante era incluir, por un lado, una lista de medidas a cumplir: parar las privatizaciones y revertir las que ya se habían hecho en el sistema de transportes públicos; incrementar en un 20% el salario mínimo; aumentar salarios y pensiones y reducir los impuestos directos sobre trabajo; mejorar la cobertura en la lucha contra la pobreza. Y por otro, dejar a cada partido libertad de posición sobre el resto de temas, como cuestiones europeas y financieras, por ejemplo.

Ni el PS lo propuso ni los partidos de izquierda plantearon su participación en el gobierno. Sé que a partir de aquí tengo que escribir con todo el cuidado del mundo, pues no quiero que ninguna lectora o lector interprete mi testimonio como una sugerencia sobre lo que debería suceder en España. En el nivel de acción política en que me sitúo, y se sitúa quien toma decisiones y participa en el debate público que se quiere determinante, es preciso conocer y vivir los detalles, tener el corazón experimentado y un conocimiento profundo de cada contexto para comprender las dinámicas y las relaciones de fuerzas. Y yo no pretendo ni proponer ni ser leído como alguien que insinúa algún tipo de conclusión para las elecciones políticas españolas. Lo que escribo se refiere únicamente a Portugal: no quisimos entonces formar parte del gobierno y sabíamos, de hecho, que, dada la historia de una convergencia inédita, ese camino era impracticable.

Para ambas partes, la solución encontrada fue la más conveniente. Para el PS, ciertamente, pues podía presentar en la Unión Europea a su gobierno como una continuidad de sus compromisos políticos esenciales. Era solo parcialmente verdad, dado que el PS podía asegurar que cumpliría los objetivos macroeconómicos de reducción del déficit, pero algunas de las medidas más importantes que la UE continuaba intentando concretar quedaron bloqueadas por el acuerdo con la izquierda, como las nuevas leyes para facilitar los despidos o la reducción de los costes de seguridad social a cargo de las empresas. En el momento en que el nuevo gobierno fue amenazado con sanciones europeas –paradójicamente, porque las cuentas del anterior gobierno se habían desviado un 0,3% del PIB en relación con el objetivo de déficit–, esa relación positiva del PS con Bruselas fue utilizada para argumentar en contra de un nuevo enfrentamiento a la griega. Pero era también ventajoso para los partidos de izquierda, que mantuvieron su independencia y pudieron oponerse al gobierno en cuestiones fundamentales, ganando en algunos casos, como cuando el ejecutivo intentó alterar las condiciones de financiación de la seguridad social, y perdiendo en otros, como la financiación de la banca comercial tras una crisis o las modificaciones de la ley laboral para aumentar el periodo de prueba en un empleo.

Pienso que todos hicieron la elección correcta. La izquierda y el PS no tenían un nivel de entendimiento programático y de experiencia de trabajo en común que permitiera una cooperación gubernamental. De hecho, si esta hubiera ocurrido, el gobierno se habría deshecho en pocas semanas: el ejecutivo tomó posesión en noviembre de 2015, e inmediatamente, en diciembre, presionado por la Comisión Europea, vendió un pequeño banco, el BANIF, al Santander, gastando en la operación tres mil millones de euros, lo que la izquierda no aceptó. Si en ese momento hubiera habido ministros de los partidos de izquierda, éstos habrían salido del gobierno y el acuerdo no habría durado un mes. La presencia en el ejecutivo exige una relación de fuerzas determinante, además de capacidad social de movilización inmediata, preparación técnica y una estrategia política coherente. Pero no puede ser un juego de corto plazo, tiene que ser una disputa consistente por la hegemonía social.

Los resultados de la “solución portuguesa”

No me detendré mucho sobre los resultados de la “solución portuguesa”, que son suficientemente conocidos. Ésta se benefició de tres condiciones favorables: petróleo barato, intereses bajos debido a las inyecciones de liquidez del programa de quantitative easing (compra de títulos de deuda pública y privada) del BCE y, además, un cierto aumento de la expansión de la demanda europea en la tímida recuperación que hemos vivido. Esta evolución permitió, por primera vez en los veinte años del euro, una convergencia real con la media europea, una balanza comercial positiva y la reducción de los gastos en la balanza de rentas, gracias a emisiones de deuda de corto y medio plazo con intereses negativos. En consecuencia, la tasa oficial de desempleo se redujo a la mitad (6%); y la subida de los ingresos fiscales y de la seguridad social, la reducción de los gastos del desempleo, más un inadecuado ajuste de la inversión pública permitieron un déficit cercano al 0% en 2019. Todas las valoraciones coinciden en considerar estos resultados como positivos: para las reglas presupuestarias ortodoxas, es un caso notable; para trabajadores y pensionistas, fue un alivio importante; para la presión de los intereses de la deuda soberana, es un éxito, al menos a corto plazo; para la gestión macroeconómica, tiene el beneficio de una expansión, aunque sea limitada.

La audacia de los partidos de izquierda, ante el carácter tan restrictivo de los acuerdos escritos, permitió ir más lejos de estos. En cada presupuesto anual, fueron aprobadas otras medidas que no estaban inicialmente previstas. Ese proceso de presión y negociación fue esencial para extender algunos derechos y para crear nuevas soluciones. Fue así como se definió una tarifa social de la energía a precios bajos para una décima parte de la población nacional; se creó un programa especial para garantizar contratos de trabajo estables a decenas de miles de trabajadores precarios en la Función Pública; hubo aumentos anuales extraordinarios para las pensiones más bajas, se redujo el precio de las matrículas en la universidad pública o se crearon bonos mensuales de transporte público en las grandes ciudades a precios más reducidos (30 euros).

En otras cuestiones, se agravaron los conflictos entre la izquierda y el gobierno. En particular, en la recuperación de la antigüedad laboral congelada de los profesores, en los salarios de los funcionarios públicos o en la gestión público-privada de los hospitales públicos. En algunos casos, estos conflictos y las soluciones alternativas fueron cuidadosamente preparadas para que la izquierda obtuviera resultados. El mejor ejemplo es el de la Ley de Bases de la Salud. Un antiguo coordinador del Bloco de Esquerda, que desempeñó esa función tras mi último mandato, João Semedo[2], elaboró con un fundador del Partido Socialista y su presidente honorario, António Arnaut[3], una ley para reorganizar la estructura y las políticas de salud. Publicaron su propuesta en un libro que obtuvo un notable impacto, orientando el debate en el país. Ese trabajo de confluencia marcó la política portuguesa. El gobierno inicialmente apoyó la propuesta –el primer ministro y varios miembros del gobierno participaron en su presentación–, después decidió presentar una alternativa y le encargó la tarea a una exministra que representaba a la derecha del PS. Después, abandonó esa propuesta y buscó un acuerdo con la izquierda. Luego, presionado por los grupos financieros con intereses en este ámbito, buscó un acuerdo con el principal partido de la derecha. Finalmente, fracasadas todas estas maniobras, acabó por aceptar un acuerdo de última hora con los partidos de izquierda. El resultado es una ley progresista y la existencia de un debate fuerte sobre la experiencia de la gestión privada de los hospitales públicos –hay aun tres hospitales con ese modelo, pero el proyecto era que llegaran a ser diez–. Para el Bloco de Esquerda, este proceso es una demostración política interesante, ya que nunca había sucedido en la política portuguesa. En primer lugar, el que se diese una propuesta común de dirigentes históricos del PS y del Bloco. Y en segundo lugar, el que el Bloco condujese un debate intenso que condicionó al gobierno; mantuviese siempre su coherencia; consiguiese resistir a la presión de las grandes finanzas; y, ante el fracaso del gobierno, impulsase las reglas para un acuerdo que alcanzó la mayoría del parlamento. Toda la política es disputa.

Nunca simplifiquemos lo que es complicado: este era un gobierno minoritario de un partido de centro, el PS; no era un gobierno de izquierdas; tenía una base parlamentaria mayoritaria con acuerdos y compromisos importantes para la población y que fueran cumplidos; respondía a una exigencia inmediata de viraje político y fue, por eso, un camino para responder a la austeridad.

Las tensiones entre el PS y la izquierda

Este proceso ha estado marcado por tensiones y acuerdos y por la aprobación mayoritaria de presupuestos anuales, que consagraban estos difíciles equilibrios. Pero el mapa político de la “solución portuguesa” evolucionó y se complicó, como no podía dejar de suceder.

En esos cuatro años, a pesar de que los dos partidos de izquierdas hayan estado muy alineados en cuestiones presupuestarias, fiscales, económicas y laborales –divergen en cuestiones sociales, el PCP se opone a las propuestas del Bloco a favor de la paridad entre hombres y mujeres o de la legalización de la muerte asistida– y hayan conseguido en conjunto importantes concesiones del gobierno, el PS ha definido respuestas diferentes a los desafíos propuestos por los dos partidos de izquierdas. La estrategia del primer ministro socialista se ha basado en una distinción entre los dos partidos: favorecer al PCP (cuyo electorado se considera muy estanco en relación al del PS) y ser agresivo con el Bloco (que aparecía como un partido con más posibilidades de establecer puentes y diálogo con los electores del PS). Esta decisión política se volvió más agresiva durante la campaña electoral de 2019, en la que el principal enfrentamiento del PS no fue con sus opositores de derechas, sino contra el Bloco, presentado como un obstáculo para alcanzar la mayoría absoluta, lo que podría acarrear una situación de “ingobernabilidad”. El primer ministro usó insistentemente el ejemplo del caso español, argumentando que si el “Podemos portugués” obtuviera un respaldo electoral elevado, se podría dar un impasse en la formación del Gobierno, como en las Cortes españolas.  El Bloco respondió con una campaña firme en contra de la mayoría absoluta y defendió un programa concreto de medidas sociales y económicas para los próximos cuatro años que incluía el aumento del salario mínimo, la recuperación de derechos laborales, medidas para incrementar la oferta de viviendas sociales, propuestas para desarrollar el servicio nacional de salud y de respuesta a la emergencia climática, la nacionalización de empresas de energía y correos y el control público de la banca.

En todo caso, esa política ofensiva del PS durante este periodo ha perjudicado al PCP y favorecido al Bloco: en las elecciones presidenciales de 2016, la candidata del Bloco obtuvo el triple de votos que el candidato del PCP; y en las europeas –en las que en 2014 el PCP consiguió tres escaños y el Bloco solo uno– de 2019 el Bloco volvió a rebasar al PCP, como ya había sucedido en las legislativas de 2015. En las últimas elecciones parlamentarias del pasado 6 de octubre, el PS subió hasta el 37%, pero quedó lejos de su objetivo de mayoría absoluta, el PCP bajó al 6%, perdiendo 5 diputados y obteniendo el peor resultado de su historia, y el Bloque, mantuvo su presencia parlamentaria, con 19 diputados y cerca del 10% de los votos.

¿Por qué no hay una nueva “geringonça”?

La noche que se cerraron las urnas, el 6 de octubre, António Costa, el primer ministro, se felicitó por los resultados y reafirmó que mantendría su compromiso previo, sugiriendo una Geringonça 2.0. En ese sentido presionaba una buena parte de sus electores, además de los del PCP y el Bloco e, incluso, otros sectores de izquierdas (fue elegida también una diputada de un pequeño partido de izquierdas, Livre, y cuatro más de un partido ecologista y animalista, el PAN). Por eso, el PS, que está en minoría en el parlamento, se sintió obligado a negociar con todos esos partidos para la aprobación de un nuevo acuerdo.

Sin embargo, después de estas elecciones se producen dos diferencias esenciales respecto al contexto de 2015. La primera y más importante es que, esta vez, el PS es el partido más votado y no el segundo. Tiene, por tanto, una legitimidad formal diferente y un margen de maniobra mayor, dada la crisis de los dos partidos de la derecha, que cosecharon los peores resultados en varias décadas. La segunda diferencia es que el PCP, en parte presionado por su mal resultado electoral (fue superado por el Bloco incluso en los bastiones históricos de implantación comunista), rehusó alcanzar un acuerdo escrito para la nueva legislatura y anunció su disposición a llevar a cabo negociaciones puntuales sobre leyes y presupuestos, sin ningún tipo de compromiso sobre objetivos a cuatro años. Por el contrario, el Bloco propuso un acuerdo por escrito sobre un plan de inversión pública durante la legislatura, que incluía un programa de vivienda a bajo coste (cien mil casas con alquileres medios de 300 euros), un plan de emergencia para contratar médicos y enfermeras para el Servicio Nacional de Salud, la nacionalización de Correos, la recuperación de derechos laborales recortados por la troika, el aumento de los salarios y medidas para la reducción del tráfico de automóviles o para responder a la emergencia climática.

En respuesta, el PS, que inicialmente aceptó el principio de un acuerdo escrito y negociaciones diferenciadas con los diversos partidos, decidió retractarse cuatro días después de las elecciones, dando por cerradas las conversaciones sobre un acuerdo de legislatura. Significativamente, anunció su rechazo a las propuestas del Bloco a la salida de un encuentro con la principal asociación patronal, que había insistido en la continuidad de las normas laborales de la troika.

La idea de una Geringonça 2.0 duró, de este modo, menos de una semana y fue rechazada por el PS. Habrá, por tanto, un gobierno minoritario que buscará acuerdos puntuales con la izquierda y la derecha, beneficiándose de la crisis de los partidos de la derecha y esperando que las restricciones provocadas por la desaceleración de la economía europea y por los riesgos de la inestabilidad financiera no generen nuevas perturbaciones. Se trata, por consiguiente, de un deslizamiento del gobierno hacia el centro y la derecha en un contexto de mayor tensión con el Bloque de Izquierda y con los movimientos populares y sindicales.

Aún es pronto, en todo caso, para anticipar cuál será la percepción y la respuesta popular a este nuevo contexto. Dependerá en gran medida de movimientos dinámicos como la huelga climática o la huelga feminista, de las nuevas expresiones de la lucha sindical, así como de la relación de fuerzas que resulte de la evolución económica y de las presiones de las instituciones europeas.

Conclusión

Como siempre, nadie tiene la última palabra. Para la izquierda portuguesa, habrá victorias y derrotas y nunca hay victorias fáciles. Es la vida. La política es un ajedrez con muchas variables y muchas de ellas dependen de fuerzas que no controlamos ni anticipamos. Pero cuanto mejor conocemos a nuestra gente y a nuestros adversarios, mejor preparados estamos para responder a las responsabilidades inmensas de los tiempos presentes: garantizar seguridad a quien teme por el empleo y por el salario, disputar la sostenibilidad de la seguridad y de la protección social frente a las finanzas, impedir la uberización y precarización del trabajo, rechazar el individualismo extremo que afirma el programa neoliberal en la vida cotidiana, construir una cultura de movimiento colectivo, intensificar el aprendizaje democrático contra el autoritarismo. Y, si una cosa aprendí con la experiencia de la izquierda en España y sus nacionalidades, fue que es preciso vivir y mostrar una política inclusiva, alegre, movilizadora y sin rencor. Somos gente normal luchando por los nuestros, codo con codo entre todas. Esa es la fuerza de la izquierda.

Notas

*Este texto es una adaptación del artículo publicado en Ctxt en agosto de 2019, actualizado después de las elecciones parlamentarias del 6 de octubre de 2019. 

  1. Al contrario de la convergencia en la izquierda española en una lista unificada entre Podemos e IU, Unidas Podemos, en Portugal los dos partidos, Bloco y PCP, han mantenidos identidades muy distanciadas y poca cooperación entre sí. La propuesta del Bloco de que las reuniones de trabajo de la mayoría parlamentaria incluyeran a los tres partidos fue siempre rechazada por el PCP, que prefirió negociar por separado con el PS y se negaba a cualquier reunión que incluyera el Bloco, dando por lo tanto al PS un espacio más amplio de negociación paralela con los dos partidos de izquierdas.
  2. João Semedo fue miembro del Comité Central del PCP. Tras abandonar el partido en 1991, volvió a su actividad profesional como médico y fue director de un hospital en Oporto. Más tarde se unió al Bloco y fue su coordinador entre 2012 y 2014. Murió en 2018.
  3. António Arnaut fue fundador del PS. Como miembro del gobierno en 1979, fue el ministro responsable de la creación del Servicio Nacional de Salud. Siempre ha sido considerado y venerado como el “padre del Servicio de Salud”. Tanto Semedo como Arnaut fallecieron algunos meses antes de la conclusión del debate legislativo iniciado por la ley que propusieron.

“Cuando las elecciones municipales que habrían de decidir el destino del Alfonso XII, un terrateniente de Castilla le ofreció diez pesetas a un labrador si votaba por la monarquía. El campesino lo rechazó, dijo que odiaba a la monarquía y votaría en su contra […]. En esta pequeña anécdota se muestra el carácter del trabajador español.
El orgullo, la dignidad española, el sentimiento de justicia, libertad y humanidad es imposible de encontrar en la aristocracia, una clase social inculta y mojigata, tampoco en la burguesía advenediza: en cualquier ciudad, en cualquier pueblo, en cualquier aldea, en Castilla como en Andalucía, en Extremadura y en Cataluña, en Galicia y en Aragón se encontrará en los trabajadores”.

Estas reflexiones son de Ernst Toller y corresponden a uno de los viajes que hizo a España durante la II República. Posiblemente muy pocas personas sepan quién fue Toller. Y sin embargo, la biografía de este revolucionario escritor, poeta y dramaturgo alemán es tan fascinante como dramática y apasionada.

Gracias a la editorial Comares, que ha contado con la colaboración del centro de Estudios Andaluces, tenemos ahora una buena oportunidad de acercarnos a la vida de este idealista personaje a través del libro Ernst Toller. Entre la II República y la Guerra Civil Española, con una excelente y cuidada edición de la profesora de la UCM Ana Pérez, que además ha traducido del alemán los textos de Toller, algunos de los cuales se presentan por primera vez en España.

Precedido por una (breve) Introducción de Dieter Distl, presidente de la Ernst Toller Gesellschaft, el libro se compone de dos partes.

La primera es un Estudio preliminar sobre la obra y vida de Toller, realizado por Ana Pérez. Lo primero que sabemos, nada más comenzar la lectura es el suicidio de Toller en 1939 cuando tenía 45 años en su apartamento de Nueva York. A su funeral asistieron, entre otras muchas personas, los escritores Sinclair Lewis, Oskar María Graf y Klaus Mann, que leyó un emotivo mensaje de su padre Thomas. No faltó Juan Negrín, último presidente del Gobierno de la República española.

Amigo de Thomas Mann e Ilya Ehrenburg, Toller fue un reconocido y afamado escritor traducido a veintiséis idiomas, que produjo con su suicidio una gran conmoción internacional, ya que era una de las figuras intelectuales antifascistas más representativas en el periodo de entreguerras, cosa que no es de extrañar si tenemos en cuenta que siempre hubo una total coherencia entre su vida y su obra. Fue uno de los dirigentes de la malograda República de Consejos de Baviera, el preso político más famoso de la República de Weimar y uno de los más célebres escritores (exiliado) durante el III Reich. Activista infatigable en todas las causas de defensa de la democracia, fue un entusiasta defensor de la II República española. Previno con antelación la llegada del nazismo en Alemania y luchó hasta el final contra la victoria del fascismo en Europa. La derrota de la República en España supuso para él un fuerte golpe emocional y político que le llevó a quitarse la vida.

Ana López traza en esta primera parte del libro una trayectoria vital de Ernst Toller, en la que destaca su defensa de la humanidad a lo largo de toda su vida. Su nacimiento dentro de una familia de comerciantes judíos, su primera juventud y su alistamiento voluntario en la I Guerra Mundial, su defensa de las causas del pacifismo y el socialismo, su participación en la fracasada revolución bávara de 1918, lo que le llevó a ser encarcelado. Toller escribe y se convierte en el preso más célebre de la Alemania de la época, tanto que se le ofrece el perdón. Clemencia que él rechazaría por no haberse hecho extensiva a todos los presos. La autora nos habla del activismo de Toller durante la República de Weimar, de su exilio y sus viajes a España durante la II República gracias a los cuales escribiría diversos artículos publicados en Die Weltbühne en los que Toller profundiza de forma muy realista en la sociedad española. Nos cuenta también su paso por España durante la Guerra Civil y el triunfo del alzamiento fascista con el final de la democracia en España, que influyó de forma decisiva en el deterioro de la salud física y emocional de Toller, que ya no se repuso de este duro golpe que le llevó como dijimos más arriba a quitarse la vida. Todo esto, acompañado de una importante documentación gráfica: reproducción de artículos publicados en los periódicos de la época, cartas, fotografías… ofrecen un retrato preciso y muy completo de la biografía de Ernst Toller.

La Segunda Parte reproduce textos de Ernst Toller sobre la II República y la Guerra Civil española. Comienza por los reportajes periodísticos de 1932: su interesantísimo encuentro con Alcalá-Zamora, su viaje a Sevilla y Córdoba. Deliciosas sus descripciones de las calles, de la gente, de la vida en estas ciudades. Madrid, Barcelona… Sorprendido por la situación de desigualdad de las mujeres escribe: “La situación de la mujer española está marcada por viejas tradiciones árabes, hasta la revolución no podía prestar juramento ante un tribunal, el matrimonio es cosa de los padres, no de los hijos. En familias antiguas los novios no pueden estar juntos a solas, nunca salen solos, impensable que se besen […]”.

Especial relevancia tiene su visita a Victoria Kent y su recorrido por varias cárceles españolas y su llamamiento al mundo desde una emisora madrileña en apoyo del Gobierno de la República: “Es digno de admiración el gran cuidado que el gobierno español pone en proteger las libertades civiles de los ciudadanos. El gobierno legítimo tenía el derecho internacionalmente garantizado de defenderse frente a la pandilla de rebeldes que hicieron venir al país a los fascistas italianos, a los nazis alemanes y a los musulmanes marroquíes para llevar a cabo su guerra contra el pueblo español”.

Una vida y una obra las de Ernst Toller que son en definitiva una lección de dignidad en cualquier época y en cualquier país: “No nos engañemos. En todos los países de Europa están actuando los enemigos de la libertad. Nosotros también amamos el silencio del despacho y el trabajo paciente y humilde en nuestra obra. Pero una época que traiciona la idea de la humanidad nos obliga a denunciar  la traición y a combatir allí donde la libertad está amenazada”.

Debate con: Gabriela Brochner;  Doctora en Ciencias Políticas; Pablo Bustinduy, Politólogo; Miguel Martínez Lucio, Profesor de la Universidad de Manchester; Monica Melle, Profesora de Economía Financiera  y miembro de Economistas Frente a la Crisis

Por fin llegó el otoño, a pesar de los calores que aún vivimos. Con esta estación, el panorama expositivo y en general cultural, de nuestro país, diríamos que explota ofreciendo unas oportunidades únicas para los “flâneurs” del arte.

ISABEL OLIVER, CUARENTA AÑOS DE ARTE COMPROMETIDO (1970-2009)

Del 9 julio de 2019 al 3 noviembre de 2019  
Horario: de lunes a sábado, de 10:00 a 20:00 hrs.
Domingos y festivos, de 10:00 a 14:00 hrs.
Entrada libre
Centro Cultural La Nau

Valencia es siempre generosa con el arte, especialmente con el contemporáneo.

Desde el IVAM, referencia imprescindible en todo lo que tiene que ver con las vanguardias, hasta la NAU, Centro Cultural asociado a la Universidad de Valencia. Es en este centro donde se expone una amplia obra de la pintora Isabel Oliver.

Oliver pinta en un estilo Pop Art. De hecho en sus inicios este estilo se convirtió en una excelente forma de reivindicar las libertades y hacer crítica social en momentos donde sociedad civil y régimen ya daban claros signos de divorcio.

El Pop Art tenía un claro origen y desarrollo en el mundo anglosajón, sin embargo se puede considerar un fenómeno global en el mundo del arte. Mayoritariamente masculino en España: Equipo Crónica, Antoni Miró, Equipo Realidad.

Para Isabel Oliver el Pop “era un paraguas para hacer una gran cantidad de obras de crítica, usado por los artistas como un subterfugio. Sin ese estilo hubiera sido imposible realizar tanta obra de denuncia social”.

La exposición está dividida en series: «De profesión sus labores», «Mujer», «El juego», «La Mercantilización», «Paisajes Pop», éste con connotaciones evidentemente ecológicas, «Lugar en el tiempo», «Arqueología del presente» y «Memoria de un lugar», en torno a la historia de Valencia.

Olivar señala la total indiferencia de los espacios expositivos hacia las mujeres artistas en la década de los setenta, más aún si su pintura, como es el caso, se hacía con una clara visión social y feminista. Subraya esa España patriarcal franquista donde, al no tener un reconocimiento profesional, las mujeres que trabajaban en el domicilio familiar, en su DNI se leía la frase “Sus Labores”. Así, aclara: «Nos mandan bordar, no que seamos artistas ni que estudiemos historia».

Hasta el próximo 3 de Noviembre se puede disfrutar de este buen y original arte de denuncia social y feminista.

JEAN DUBUFFET. UN BÁRBARO EN EUROPA

IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno) - Valencia 
Fecha de inauguración: 08 octubre 2019
Fecha de clausura: 16 febrero 2020

Siguiendo por la senda del arte moderno en Valencia, nos trasladamos al Instituto Valenciano de Arte Moderno. Allí el 8 de Octubre acaba de inaugurarse una exposición en torno al pintor y escultor francés Jean Dubuffet (Le Havre 1901 – París 1985): “Jean Dubuffet. Un bárbaro en Europa”.

Se muestran alrededor de doscientas obras entre pinturas, dibujos, esculturas y grabados, así como una numerosa documentación y objetos que nos ofrecen una aproximación a este artista, inventor de lo que él llamó “Arte Brut” y uno de los grandes artistas de la escena occidental del siglo XX.

Apoyándose en sus amplios conocimientos de Antropología y Psiquiatría, realiza una crítica radical del arte y la cultura de su tiempo.

La exposición se articula en torno a 3 ejes fundamentales cuyo foco de interés principal se proyecta sobre la figura del hombre, ser humano, y las consecuencias de su actuación en la sociedad en la que vive.

Primer Eje:  “ La celebración del hombre común”

De ahí surge una figura que él define como “fantasmática”. Sería lo que se conoce como “el hombre común”, que no deja de ser otro sino el sujeto de su pintura. Un hombre que ya en periodo de entreguerras dibujaba como una figura asfixiada psicológicamente por la angustia que crea la ciudad en un tiempo donde ninguna de ellas alcanzaba los diez millones de habitantes, al contrario de lo que sucede hoy en día.

Segundo Eje: “Una Etnografía en acción”

Hacia 1945 él inicia la “empresa del Arte Brut”. Muy influido por el dibujo infantil (muchos críticos han definido así su obra), la admiración por el arte popular, así como todo tipo de artefactos de procedencia más allá de Occidente, extraoccidental. Con toda esta reflexión él crea una amplia red de cooperación e investigación entre etnógrafos (antropólogos), psiquiatras y aficionados.

Tercer Eje: “Una Crítica de la Cultura”

A lo largo de su obra, el punto de vista, la lengua, los sistemas de creencias y valores del arte son cuestionados. Se trata de una forma de relativismo absoluto.

Su relación con el antropólogo Claude Levi Strauss fue estrecha dado que al interés del pintor por la antropología se une el del antropólogo por los procesos de la pintura.

Dubuffet no es un artista fácil pero es esencial para entender la evolución del arte europeo de la segunda mitad del Siglo XX. Sin su experimentación, su viaje hacia el primitivismo del ser humano, ético y estético, hacia las profundidades de su psique, la palabra barbarie no habría mutado en arte y esencia, cimiento de la siempre atractiva, e inquietante, Europa.

CALDER-PICASSO

MUSEO PICASSO DE MÁLAGA 
24 Sep. 2019 - 2 Feb. 2020

Siguiendo con nuestras vanguardias, que tanto viven y beben del mediterráneo, nos dirigimos hacia el sur por la orilla del tan conflictivo Mare Nostrum hasta la bella ciudad de Málaga. Regresamos a un museo que ya hemos visitado en nuestras crónicas no hace muchos meses. El Museo Picasso de Málaga.

Pablo Picasso (1981/1973) y Alexander Calder (1898/1976) compartieron coincidencias que hace que su arte, a ratos, sea simbiótico. Así, ambos nacieron a finales del siglo XX, dejaron sus países para recalar en la capital de las vanguardias y crearon vanguardia, redefinieron la escultura del Siglo XX y, finalmente, ambos murieron en la década del 70 del siglo pasado.

A lo largo de la exposición disfrutamos de 54 obras de Calder y 51 de Picasso. Por primera vez se muestra en España la vinculación artística e intelectual que ambos compartieron tantas veces. Así en el Pabellón de la República, donde la contribución de Picasso con el Guernica se vio acompañada, en un equilibrio impactante, por la fuente diseñada por Calder y cuyo nombre “Almadén” sirvió de excusa para rellenarla con mercurio de las minas de la ciudad manchega. Más adelante Calder seguiría siendo cómplice de Picasso en Chicago y también en el MOMA, en los tiempos del exilio del Guernica. Hoy en día esa confraternización se mantiene en el MNCARS donde la bellísima escultura móvil de Calder  “Carmen” preludia lo que dos pisos más arriba viviremos como la experiencia más religiosa de un mundo en constante, y creciente, injusticia: el grito infinito y eterno del Guernica.

Esta complicidad del arte estaba pidiendo a gritos una exposición de ambos donde se pudieran distinguir las técnicas, como la de las ensambladuras de Picassso a partir de 1912. Fue la escultura “Guitarra” la primera considerada compuesta mediante la ensambladura. Ese primer collage, según Picasso la creó antes de su primer collage pictórico, en la escultura, revalidó su genialidad vanguardista. Picasso era la Vanguardia.

Por otro lado, en 1930, Alexander Calder visita el taller parisino de PietMondrian. Se quedó cautivado por la imagen de una pared blanca de la cual colgaban unos tableros pintados de diferentes colores formando una composición geométrica. A partir de ahí las posibilidades eran casi infinitas. Se necesitaba un artista y este había sido encontrado por el arte.

Soldaduras, ideogramas, coreografías. Toda una pléyade de formas y creaciones ideadas por Picasso donde la famosa “Cabeza de Toro”, unión vertical de un sillín y manillar de bicicleta, se convierten en los pioneros de una nueva técnica: la soldadura. Una nueva creación del genial artista a añadir a la talla y el modelado.

Pronto seguiremos abriendo las puertas de las excelentes exposiciones que nos depara este generoso Otoño del Arte.

Atentos a la inminente inauguración de la muestra de más de 300 dibujos de Goya con la que el Prado se acercará, y sobrepasará, a la fecha del 19 de Noviembre del 2019. Cumplirá su bicentenario de la mano de uno de los mayores genios del arte de nuestro país. Ese fiel de la balanza compuesta por Velázquez y Picasso. Tres genios que nos muestran, a través de su arte, las luces y sombras de la historia social y oficial de esta parte de Europa.

Que ustedes lo disfruten.